UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE FACULTAD DE HUMANIDADES ESCUELA DE PSICOLOGÍA
LA IMAGEN DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: REPRESENTACIONES SOCIALES DEL EJERCICIO Y LA CONDUCTA ETICA PROFESIONAL EN EL CONTEXTO CHILENO. MARÍA ISABEL REYES ESPEJO
Profesora Guía: Dra. María Inés Winkler Müller
Tesis para optar al grado de Magíster en Psicología Clínica
Santiago - Chile 2009
Gracias a Mi padre y a mi madre, por sus contantes esfuerzos para darme la valiosa oportunidad de estudiar. María Inés Winkler Müller (mi querida “Profe Winkler”) que con cariño, repeto, y confianza, me acompañó y alentó a emprender, desarrollar y finalizar este trabajo. Carolina Weldt, Piero Lavezzo, Paola Ramírez, Jorge Castillo, Ximena Wolf, Diana Pasmanik, Katherine Alvear, César Aranda, Antonio Letelier, Caterina Manzo, Antonia Errázuriz, Pablo Livacic, Paula González, Patricio Muñoz, Viviana Álvarez y Viviana Carrasco, por regalarme su tiempo, su mirada, su trabajo, su cariño y gran apoyo. Todos y todas las colegas, compañeras/os, estudiantes, amigas/os y personas que me ayudaron colaborando desinteradamente en las distintas etapas de investigación. La EPUSACH que, con su espíritu de “nueva escuela”, me enseñó a mirar, valorar, actuar, criticar, reflexionar, apreciar, confrontar, respetar y cuestionar a la psicología como teoría/praxis…
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TABLA DE CONTENIDOS ÍNDICE ................................................................................................................. 2 INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 4 PRIMERA PARTE: MARCO TEÓRICO Y CONTEXTUAL .......................................................... 13 1.1. POSMODERNIDAD Y CONSTRUCCIONISMO SOCIAL. ............................................................. 15 1.1.1. MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD. ......................................................................... 15 1.1.2. EL CONSTRUCCIONISMO SOCIAL EN LA ERA POSMODERNA. ................................................. 17 1.1.3. REPRESENTACIONES Y NARRATIVAS COMO ABORDAJES DE CONSTRUCCIÓN. ................................. 19 1.2. TEORÍA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES. ............................................................... 23 1.2.1. HISTORIA Y CAMPOS DE INVESTIGACIÓN EN LA TRS. ....................................................... 23 1.2.2. CORRIENTES INTERPRETATIVAS Y LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN EN LA TRS. ................................... 26 1.2.3. EL PAPEL DE LA IMAGEN EN LA EMERGENCIA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES. ........................ 34 1.3. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS. ................................................................... 38 1.3.1. HISTORIA, TEORÍAS Y APROXIMACIONES. .................................................................. 38 1.3.2. EL ESTUDIO DE LOS MASS MEDIA. ......................................................................... 43 1.3.3. LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS Y SU ABORDAJE EN LA TRS. ............................................... 49 1.4. LA PRESENCIA DE LOS/AS PSICOLOGOS/AS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. ............................... 52 1.4.1. LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN LOS MEDIOS: DIFICULTADES Y CONSTATACIONES. ............................. 52 1.4.2. LA IMAGEN PÚBLICA DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN LOS MEDIOS: UNA DE MUCHAS HISTORIAS. ............ 53 1.4.3. APROXIMACIONES EMPÍRICAS A LA IMAGEN PÚBLICA DEL/A PSICÓLOGO/A. ................................. 61 1.4.4. UN CONTRASTE ENTRE LAS LATITUDES ABORDADAS. ....................................................... 73 1.5. LA IMAGEN DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN CHILE. ............................................................ 77 1.5.1 ESTUDIOS INICIALES (1965- 1982). ....................................................................... 79 1.5.2. CONTEXTO GREMIAL Y ANÁLISIS PROFESIOGRÁFICOS (1983-1989). ....................................... 84 1.5.3. IMAGEN PROFESIONAL EN SECTORES POPULARES (1985-1998). ........................................... 88 1.5.4. ABORDAJES CONTEMPORÁNEOS Y CONTEXTUALES (1998-2005)........................................... 94 1.6. ETICA Y EJERCICIO PROFESIONAL. .......................................................................... 1.6.1. ÉTICA, FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA. ....................................................................... 1.6.2. ÉTICA MODERNA Y POSMODERNA: ¿UNA ETICA EN DESORDEN? ........................................... 1.6.3. PRAXIS Y ETICA PROFESIONAL EN CHILE. ................................................................
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SEGUNDA PARTE: METODOLOGÍA ............................................................................. 117 2.1. PLANTEAMIENTO METODOLÓGICO. .......................................................................... 117 2.2. PRIMER MÓDULO: CONSTRUCCIÓN, APLICACIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN RECOGIDA MEDIANTE EL CUESTIONARIO DE REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA IMAGEN Y EJERCICIO PROFESIONAL DEL(LA) PSICÓLOGO(A) PROYECTADA EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS CHILENOS. ............................................... 121 2.3. SEGUNDO MÓDULO: APROXIMACIÓN A LA IMAGEN DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN DOS MEDIOS COMUNICACIÓN CHILENOS. ........................................................................................................ 123 2.4. TERCER MÓDULO: INTEGRACIÓN DE RESULTADOS. .......................................................... 125
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TERCERA PARTE: RESULTADOS ................................................................................ 127 3.1. PRIMER MÓDULO: CUESTIONARIO. .......................................................................... 3.1.1. PERCEPCIÓN ESPONTÁNEA. ............................................................................. A) LOS DIBUJOS: ........................................................................................... B) NÚCLEO CENTRAL: ...................................................................................... 3.1.2. PERCEPCIÓN ASISTIDA. .................................................................................. 3.1.3. PERCEPCIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS. ..............................................
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3.2. SEGUNDO MÓDULO: MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS................................................. 3.2.1. PRENSA ESCRITA: ....................................................................................... 3.2.2. TELEVISIÓN ABIERTA. ................................................................................... 3.2.3. ANÁLISIS RELACIONAL: PRENSA ESCRITA Y TELEVISIÓN ABIERTA.......................................... 3.2.3.1. LA PRESENCIA DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN LOS MEDIOS NACIONALES. .......................... 3.2.3.2. LA INFORMACIÓN DEL ROL PROFESIONAL. ......................................................... 3.2.3.3. LAS RESPUESTAS O ACCIONES DE LOS/AS PROFESIONALES EN LOS MEDIOS. .........................
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3.3. TERCER MÓDULO: INTEGRACIÓN DE RESULTADOS. .......................................................... 219 CUARTA PARTE: CONCLUSIONES .............................................................................. 222 4.1. LAS HIPÓTESIS. .......................................................................................... 222 4.2. LOS HALLAZGOS. ........................................................................................ 225 REFERENCIAS ..................................................................................................... 228 ANEXOS ............................................................................................................ 1. ANEXO Nº 1: Cuestionario. ........................................................................... 2. ANEXO Nº 2: Gráficos descriptivos de sujetos participantes……….. ........................... 3. ANEXO Nº 3: Ejemplo de análisis llevado a cabo en prensa escrita. .......................... 4. ANEXO Nº 4: Ejemplo de análisis intracaso de exposición en televisión...................... 5. ANEXO Nº 5: Listado de profesionales que aparecen en medios de comunicación de masas…………………. ..........................................................................................
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INTRODUCCIÓN “Nadie vinculado a la Psicología habrá dejado de notar la marcada heterogeneidad de conceptos que se tiene acerca del Psicólogo, tanto de su persona, como de su comportamiento y de su labor profesional. Esta situación que en la vida cotidiana suele revertir el carácter de lo anecdótico, en la práctica del ejercicio profesional puede tener más de una importancia de diversa índole (…) estoy seguro que esta línea de estudios será de gran utilidad especialmente en la presente etapa que se encuentra la psicología en Chile, en la que se hace necesario el trascender lo teórico para consolidar los vastos campos de aplicación que se le ofrecen a esta ciencia”. (Santiago Quevedo Reyes, 1965, p.4)
PROPUESTA Y FUNDAMENTO DE LA INVESTIGACIÓN: Durante el siglo XX, las nacientes ciencias humanas se constituyeron en una alternativa de respuesta a las problemáticas del ser humano; posibilitando explorar y descubrir aspectos de su vivencia y conducta y, de este modo, facilitando la adaptación a los continuos cambios derivados de una sociedad que progresaba a un ritmo impresionante y se doblegaba ante una historicidad impactada por las guerras mundiales, la caída de los grandes proyectos sociales, la consolidación del capitalismo y la creciente masificación de los medios de comunicación de masas (Caro, 1999). En este contexto, la emergencia de la psicología como una disciplina científica, independiente, que aportaba con nuevas teorías y procedimientos tecnológicos eficientes, entregó un servicio crucial para el estilo de vida moderno que justificaba la ética de su práctica -que permitía introducirse en las profundidades del self y las técnicas utilizadas para hacerlo- en el centro del discurso psicológico y psicoterapéutico (Cushman, 1993). La consolidación de la psicoterapia como uno de los productos tradicionales y más conocidos de la reflexión e investigación psicológica moderna posibilitó el reconocimiento de una disciplina que, la mayor parte de las veces, se homologaba a su quehacer, situando en el contexto público la imagen de sus practicantes como eminentemente ligada al ámbito clínico y educativo (Bertrando y Toffanetti, 2004). Así, ante los ojos de la sociedad en general, los psicólogos y psicólogas se convirtieron en expertos del interior psicológico, a quienes se les atribuía la responsabilidad de curar y velar por el mundo interno y, al mismo tiempo, eran los encargados de prescribir su correcto funcionamiento (Cushman, 1993). De este modo, la psicología no sólo contribuiría al bienestar social con sus explicaciones y eficientes procedimientos psicoterapéuticos, sino que también aportaba con criterios para delimitar y sancionar qué comportamientos podían ser entendidos como normales y aceptables en una sociedad que responde a un establishment determinado (Goffman, 1963). Es así como, con el devenir de los años, su labor no sólo cobraba reconocimiento desde la psicopatología, sino que se instituía como una poderosa voz a la hora de abordar la cotidianeidad del sujeto moderno aportando al mejoramiento de la calidad de vida y entregando directrices para el correcto vivir de las sociedades (Bertrando y Toffanetti, 2004). Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, en un contexto que se ve irritado por la colusión de los procedimientos psicológicos con el capitalismo imperante, comienzan a ser
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evidentes las constantes inconsecuencias y arbitrariedades que impactan en el sujeto cotidiano y, con ello, son muchas las voces críticas que aparecen desde dentro y fuera de la disciplina (Cushman, 1993; Bertrando y Toffanetti, 2004). En una sociedad que prioriza el dinero y la búsqueda de su identidad, la exploración de soluciones a los grandes y pequeños problemas sociales pasa a ocupar un segundo plano. Una gran cantidad de sujetos que son excluidos de los criterios del mercado, se vuelcan a sus orígenes culturales, étnicos y comunitarios para responder a esa exclusión y reconstruir sus identidades. De este modo, comienzan a quedar atrás tanto las visiones universalistas de la ciencia y la sociedad, como también aquellos discursos optimistas que apostaban por un crecimiento esperanzador en el futuro (Lipovetsky, 1996). Las versiones unificadas del devenir histórico de la sociedad son subsumidas por planteamientos que dejan el espacio a la coexistencia de diferentes historias, relevando el carácter local y particular de las realidades experimentadas por los seres humanos en distintos contextos y latitudes (Vattimo, 1986). En este sentido, frente al nacimiento de una nueva comprensión del sujeto, ahora histórico y contextual, comienza a aparecer como injustificables aquellas prescripciones que reducen a los seres humanos a nomenclaturas o categorías diagnósticas generales y ajenas a consideraciones particulares que aportaba la psicología moderna (Cushman, 1993; Ibáñez, 2004). Como consecuencia, el nacimiento de un nuevo milenio trae consigo otra serie de cuestionamientos, haciendo evidente que en la época actual -para algunos la era de la globalización y/o para otros la posmoderna, o ambas, inclusive- nos encontramos ante un debilitamiento de aquellos referentes morales y de saber que nos permitían definir y discriminar claramente entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo normal y anormal, lo aceptable y lo inaceptable y que, en definitiva, se constituían en guías para la conducta individual y otorgaban cohesión a la vida en comunidad (Tomassini, 2000; Parker, 2000). Así, por una parte, son criticados aquellos discursos que definen y prescriben los modos de ser, en tanto pueden constituirse en fuentes de segregación, pero al mismo tiempo, y por otra parte, emerge un fuerte llamado de atención a las consecuencias derivadas de este individualismo y liberalismo extremo (Touraine, 1995; Vattimo, 1996; Tomassini, 2000; Parker, 2000; Bauman, 2004). Recogiendo estos planteamientos y en el marco de una línea de investigación mayor que se pregunta por el lugar de la ética en el ámbito profesional de la psicología en nuestro país1, la presente investigación intenta abordar el desajuste que se produce entre estos discursos circulantes; es decir, entre aquellos planteamientos que al indagar en la posición, representación, función, acción e imagen de los/as psicólogos/as en la sociedad, por una parte, valoran su construcción 1 Este proyecto de investigación constituye uno de los módulos o sub etapas de Proyecto FONDECYT 1050009, actualmente en curso, titulado “La ética en la formación y el ejercicio profesional de la psicología en Chile: un diagnóstico multidimensional” de la investigadora principal Dra. María Inés Winkler M. y las co-investigadoras Dra. Diana Pasmanik y Ps. María Isabel Reyes.
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social con base a los referentes morales y éticos tradicionalmente consensuados -que abogan por el sentido de comunidad y respeto por las diferencias individuales- pero que, por otra parte y al mismo tiempo, critican las prescripciones sociales de su rol y ejercicio profesional como potenciales fuentes de discriminación y, especialmente, cuando devienen o validan los intereses de grupos de poder y prescripciones que naturalizan los modos de ser –identidades posibles- en la sociedad, transformándolos en agentes que sancionan tipologías ideales, funcionales y aceptables para el mantenimiento de un modelo particular de sociedad. Esta propuesta se inspira en una hipótesis básica que sitúa a los medios de comunicación masiva como gestores y producto de una sociedad que se interroga por las características y funciones de la profesión, desplazando al mismo tiempo, una serie de conceptos con respecto a ciertas realidades que son importantes para ese cuerpo social. De este modo, la presente investigación se inscribe en el marco del ejercicio profesional de la psicología e indaga en la imagen que de ésta se proyecta en los medios de comunicación de masas nacionales, orientándose a examinar inferencialmente los contenidos éticos implícitos en el rol proyectado, entendiendo que éstos pueden ser una vía de acceso a la representación y valoración social de su práctica. Es así como, bajo el supuesto de que la información que los medios de comunicación de masas ofrece sobre la profesión a nivel social en Chile, influye sobre la formación de éste y la posición que ocupa como respondiente a exigencias que se articulan desde lo social, delimitadas por las representaciones que emergen como efecto de las imágenes proyectadas en estos medios y que responden a intereses económicos e ideológicos, entre otros; se postularon las siguientes hipótesis directrices de trabajo: 1. La dimensión ética del ejercicio profesional se ve afectada por la incidencia de las proyecciones sociales de los medios de comunicación de masas, generando en los usuarios o consultantes una visión que se condice con el reconocimiento de un/a profesional técnico tendiente a proporcionar una oferta (servicio) normalizadora que cataliza un tipo ideal de individuo, adaptable a las exigencias de un modelo particular de sociedad. 2. Las representaciones sociales del quehacer del psicólogo pueden verse ‘moduladas’ por constantes reformulaciones externas que responden, entre otras cosas, a los cambios que sufren las representaciones del entramado social a lo largo del tiempo; frente a lo cual es posible plantear una adaptabilidad profesional que en ocasiones busca satisfacer más las exigencias de una configuración social determinada que a las directrices deontológicas de la profesión en nuestro país. 3. Las representaciones sociales del el/la psicólogo/a proyectadas en los medios de comunicación de masas chilenos se estructuran fundamentalmente en torno al quehacer clínico de la profesión, imagen que representa los contenidos centrales que dan coherencia y significación global a dicha representación. Considerando que los medios de comunicación actúan como agentes que refuerzan y divulgan determinadas creencias y valores tradicionales, como reflejo de las normas socioculturales imperantes (Klapper, 1960; McCombs y Shaw, 1972; Rouquette, 1986; Roda, 1989;
Wolf, 1994;
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Morales, 1994; Van Dijk, 1995; Bettini y Colombo, 1995; Del Río, 1996; Marttelart y Marttelart, 1997; Mcquail, 1999; Huergo, 2000; Nantes, 2004), este trabajo se constituye en una empresa que pretende aportar a la visibilidad de la profesión de psicólogo/a en Chile, relevando aquellas nociones y premisas que sustentan la función social asignada a la disciplina y, aspira a contribuir al reconocimiento de las demandas sociales que enmarcan su ejercicio profesional, a fin de aportar con antecedentes que permitan evaluar el grado de consistencia que existe entre estas últimas y las prescripciones éticas emanadas de su práctica. Contribuyendo a fundamentar estas hipótesis de trabajo, resulta importante contextualizar que desde comienzos del siglo XX la especialización disciplinaria, postula y deviene en una fragmentación del conocimiento y consecuentemente, se produce un desplazamiento y una menor preocupación por "preguntas generales acerca de moralidad y valores humanos" (Nucci y Pascarella, 1987, p. 271-272 citado por McNeel, 1994). Asimismo, las propias ciencias sociales derivan desde una convicción inicial según la cual, las dimensiones de la ética y de las ciencias sociales eran inseparables a un énfasis en la investigación libre-de-valores (Wolff, Winkler, Reyes, Pasmanik y Vargas, 2004). No obstante lo anterior, la psicología, además de ser una disciplina científica, cumple con los requisitos que desde la sociología caracterizan a las profesiones2: su ejercicio posee un alto impacto en las personas y en la comunidad; demanda una alta capacidad y rigor intelectual en su desempeño; y las relaciones entre el profesional y sus clientes son de una delicadeza extrema, por lo que puede fácilmente prestarse a abusos (Gyarmati, 1984). Este reconocimiento sitúa la convergencia entre los ámbitos de la ética y la acción social; haciendo patente que la supuesta neutralidad a nivel valórico de la psicología como ciencia y profesión, precisamente constituye una postura arbitraria que impacta al omitir la interpretación de sus consecuencias. Al prescindir de este autoanálisis, una psicología libre-de-valores, reproduce ilusamente sus prejuicios y arbitrariedad, situando a las comunidades en un contexto complejo y riesgoso, dada la confianza irrestricta en sus competencias e integridad moral. Ante la indefensión de la sociedad frente a los/as profesionales, la necesidad que se tiene de ellos/as y por la confianza que se deposita en sus capacidades intelectuales y morales, la sociedad les otorga a las profesiones autonomía para su autorregulación. Consecuentemente, la formación, la certificación y el control del ejercicio profesional se encuentran bajo la supervisión de los propios profesionales. Sin embargo, analizada desde la perspectiva de la regulación de la profesión, se observa una contradicción entre la autonomía de que disponen las profesiones y el control interno efectivo de las normas éticas en el ejercicio profesional (Gyarmati, 1984).
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Desde la sociología hay coincidencia en definir profesión como “aquel grupo humano que se caracteriza por: tener un cuerpo coherente de conocimientos específicos que use una teoría unificadora aceptada ampliamente por sus miembros; que les permite poseer capacidades y técnicas particulares basadas en esos conocimientos; haciéndolos acreedores de un prestigio social reconocido; generando así, expectativas explícitas de confiabilidad moral; que se expresan en un Código de Ética” (França-Tarragó, 1996, p. 17).
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Particularmente, en el plano profesional, la ética responde a las inquietudes relativas al buen desempeño profesional. Los/as psicólogos/as, serían responsables de pensar en las consecuencias de nuestra actuación profesional antes de llevarla a cabo (Wadeley y Blasco, 1995). Los principios éticos, en esta perspectiva, se constituyen en directrices para la toma de decisiones; pero como tales, dejan un espectro de amplitud relativa, según la índole de la situación, al criterio de cada cual. Más aún, el o la profesional psicólogo/a debe conjugar los criterios éticos de la profesión, el código deontológico, es decir, el conjunto de normas morales de la disciplina o actos concretos que se deben o no hacer, y la ley, que consiste en la norma emanada de los órganos legislativos de un estado (Wadeley y Blasco, 1995). Lo anterior focaliza uno de los problemas que actualmente enfrenta la disciplina a nivel nacional, como resultado de un marco regulador ambiguo de las profesiones en Chile y la sitúa, en algunos casos, subsidiariamente respecto a otras profesiones. Esto es especialmente notorio si consideramos, por ejemplo, la práctica clínica enmarcada en un Código Sanitario que, reconociendo su idoneidad en la aplicación de principios y procedimientos psicológicos, restringe su acción como “colaboradora” a la medicina (Díaz, 2001). De ahí que las demandas emanadas del contexto social puedan resultar mediatizadas por imaginarios sociales colectivos que la subsumen a instancias que no se corresponden con las ofertas y regulación de sus prácticas y que, por lo tanto, son importantes de indagar, especialmente si consideramos que actualmente no contamos en el país con una ley del/a psicólogo/a que describa sus ámbitos y límites del quehacer profesional. Por otra parte, cuando se trata de abordar el tema del control del ejercicio profesional, cabe recordar que actualmente los colegios profesionales en calidad de “Asociaciones Gremiales”, al ser despojadas de sus funciones reguladoras durante la dictadura3, difícilmente pueden ser reconocidos como una entidad de derecho público. Así, a diferencia de la mayor parte de las naciones, en Chile la discusión de los temas normativos que rigen a cada profesión se ha desplazado de sus contextos gremiales y científicos, confiriendo su ordenación a estándares que se condicen con una política económica de libre mercado, que prioriza por los resultados y no responde a una lógica fundada en el bienestar social, tal como lo previó el psicólogo chileno Carlos Descouvieres (1985) hace más de dos décadas atrás. En este sentido, sin la necesaria obligatoriedad de la colegiatura y con la tuición ética encargada, por ahora, a los Tribunales de Justicia del país, el ejercicio de la profesión podría calificarse como formalmente “a la deriva” y únicamente custodiado por la Comisión de Ética del Colegio, orden que, en la práctica, sólo pueden utilizar algunos recursos sancionadores ante psicólogos/as colegiados/as o que aceptan su jurisdicción. 3
En 1981 el gobierno militar dictó el Decreto Ley Nº 3.621 derogando la obligatoriedad de colegiatura en los Colegios Profesionales y eliminando la tuición ética, asignada ahora a los tribunales ordinarios de Justicia. Actualmente ni siquiera existe un listado oficial de profesionales titulados por lo que la única forma de asegurarse que alguien posee el título es que lo exponga voluntariamente, lo que obviamente facilita el ejercicio ilegal de la profesión. Recientemente, tras cinco años de debate y quince años de variados intentos, el 16 de Agosto del 2005 fueron aprobadas 58 reformas a la Constitución de 1980, entre ellas restituyó la tuición ética de los colegios profesionales a sus afiliados y a los no colegiados a futuros “Tribunales Especiales” (Biblioteca del Congreso Nacional en línea, 2005).
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En este escenario, además impactado por el explosivo surgimiento de escuelas de psicología, en el que tampoco existen instancias que protejan a la comunidad y garanticen la idoneidad técnica y acorde a los principios éticos de nuestros egresados, en 1985 Carlos Descouvieres llamó al Colegio de Psicólogos a asumir el rol de ente regulador. De este modo, al ser la psicología una disciplina cuya práctica se confronta directamente en la relación con personas, resulta como condición ineludible asumir que es un quehacer destinado a favorecer el desarrollo humano individual y colectivo, donde “todo acto profesional debe realizarse de forma tal que no lesione la dignidad, la libertad ni la vida de los demás ni la propia, en tanto derechos inalienables e inviolables del ser humano” (Comisión de Ética del Colegio de Psicólogos de Chile, 1999). En este contexto, el desafío actual de la disciplina nacional puede elaborarse como la dificultad que ésta tiene para validarse como una profesión autónoma y consolidada, que entregue a la sociedad garantías formales de estándares éticos, de seguridad y de eficiencia en la calidad de sus prestaciones y desarrollos teórico-prácticos. Para salir victoriosos/as frente a este reto, se debe afrontar previamente una serie de problemas particulares, entre los que se encuentran: la superposición de roles con otras profesiones, la instrumentalización del ejercicio profesional por parte de agentes de poder e influencia, la “transacción” de la profesión, a propósito del tipo de conocimiento que maneja, con la consecuente tensión social que genera la puesta en práctica de este saber, y la ya mencionada “posición auxiliar” de la psicología en variados contextos (salud, educación, economía, publicidad, justicia, etc.). De este modo y al constatar que, precisamente, en los medios de comunicación masivos diversas especialidades son llamadas a abordar los problemas atingentes a nuestra disciplina, es posible plantear que la atribución social del saber psicológico es compartida y rivalizada con otras profesiones. Con esto, tácitamente se despoja a la profesión de una identidad que, por correspondencia científica, legal e histórica le es propia, relegándola a un rol de carácter “oficiante” y suplementario, al servicio de un conocimiento y poder científico que no le es necesariamente adscrito. Aunque la psicología es reconocida mundialmente como una ciencia particular, de lo anterior surge la duda respecto a quiénes están dotados de ese saber y poder en nuestra sociedad chilena. Si desde el gremio se espera que la psicología sea la vocera de los discursos que instauren una visión del campo y ejercicio profesional, ¿Por qué esta es un área particularmente difícil de definir y delimitar? ¿Qué factores contribuyen a omitir o relegar de su posición a los/las profesionales, que por correspondencia disciplinar y formativa debieran asumir esa voz? ¿De qué manera el sistema social chileno (en su historia y contingencia) ha desplazado las preguntas a un imaginario que convierte al/la psicólogo/a en un técnico, más que un científico poseedor del saber psicológico? Sostengo que algunas respuestas a estas preguntas podrán ser encontradas al examinar los resultados y conclusiones de esta investigación; sin embargo, las interrogantes fundamentales que guiaron este proceso constructivo de indagación corresponden a las siguientes: ¿Qué imagen(es)
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proyectan los medios de comunicación de masas acerca los psicólogos/as y su práctica en Chile? y, consecuentemente, ¿Es posible plantear que estas representaciones -proyectada por los medios nacionales- se constituyen una fuente de información que permite inferir una ética implícita asociada a su práctica? De este modo, la delimitación del problema en esta investigación plantea como foco de estudio el ámbito del ejercicio profesional de la psicología, desplegado en el escenario de su imagen pública o representación en los medios de comunicación de masas chilenos. Adicionalmente, otro foco específico corresponde al ámbito deontológico, especificando el reconocimiento del campo de la ética profesional como un contenido y dimensión susceptible de ser indagado a través de las representaciones que reproducen los medios de comunicación nacionales y la imagen que se desplaza de la función y características del/la profesional psicólogo/a en el imaginario social. EL PROCESO DE INDAGACIÓN Y LA CONSTITUCIÓN FINAL DEL ESTUDIO: De manera coherente con lo propuesto previamente, en primer lugar, se estructuró un marco teórico empírico a partir de la revisión exhaustiva de publicaciones en el tema, realizadas en Chile y el extranjero hasta el año 2006. A partir de esto y, concisamente, fue posible observar que existe un escaso número de estudios que abordan la imagen pública de los/as psicólogos/as en los medios de comunicación de masas y, específicamente, en relación a la situación nacional, se constató una ausencia prácticamente total de estudios en torno a la imagen pública de la psicología y de sus profesionales. En este contexto, fue necesario incorporar la revisión de diversos informes históricos, teóricos y empíricos que abordaban la imagen pública y que trascendían como único campo de estudio los medios de comunicación de masas; obteniendo como resultado un importante número de antecedentes que contribuyeron a contextualizar el fenómeno de la imagen pública de la profesión y, paralelamente, sirvieron de base para estructurar un cuerpo de relaciones frente el tema particular de estudio, es decir, la imagen y representación del ejercicio ético de la profesión. Específicamente, en relación al tema de foco de esta investigación, se observó un predominio de trabajos que aborda el quehacer psicológico en el ámbito extra-profesional, es decir, ligado a valoraciones y percepciones de la profesión en diversas poblaciones. Si bien esta línea de trabajo,
corresponde
mayoritariamente
a
investigaciones
anglosajonas,
se
constató
que
actualmente, los estereotipos y valoraciones hacia los profesionales en las poblaciones estudiadas son altamente ambivalentes, demostrando un escaso conocimiento del aporte y función social de la disciplina psicológica en general, y de la psicología clínica, en particular. También se observó un cuerpo importante de trabajos que aborda el quehacer en el ámbito intra-profesional, es decir, implicando a los propios profesionales y estudiantiles de psicología en la valoración de los procesos de inducción, formación y ejercicio profesional. Esta línea, mayoritariamente latinoamericana, evidencia un deterioro creciente de la imagen, su quehacer y actuación político-gremial, la que se ve también expresada en una crítica reflexiva -y con una fuerte impronta ética- que demanda por la
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consideración de las necesidades y problemáticas psicosociales que caracterizan las realidades locales de ejercicio. No obstante la presumible y obvia complementariedad de los resultados de ambas líneas de investigación -intra y extra profesional- fue posible apreciar que estos discursos representan visiones individualistas –y potencialmente totalizadoras- que omiten el proceso intersubjetivo implicado en la conformación de las representaciones que se tienen acerca del quehacer de la psicología. Ambas orientaciones se constituyen en polaridades que contextualizan la imagen profesional como “estado”, contribuyendo a situar el reconocimiento del ejercicio profesional de la psicología a nivel público como resultado de las experiencias y valoraciones que individualmente realizan las personas en torno a su (des)conocimiento de los/as psicólogos/as y la disciplina. Asimismo, en relación a dos perspectivas, se observó un predominio de aproximaciones orientadas desde un paradigma positivista, en el que se priorizan acciones y dispositivos de investigación que apuestan por hacer de la realidad una empresa objetivable y, por tanto, susceptible de ser medida, aprehendida y configurable a través de resultados “verdaderos”. En este contexto, los imaginarios colectivos acerca del rol profesional del/la psicólogo/a se traducen en mediciones que separan a los sujetos que participan en la conformación de la imagen profesional, omitiendo la comprensión de este fenómeno en tanto “proceso” del que participan distintos actores y acciones sociales. De este modo, se corroboró la importancia de abordar la influencia de los medios de comunicación como elementos que configuran o influyen en las percepciones que el público tiene de la profesión, estimando que la dirección del campo de observación debía incluir también la percepción que tenían sus destinatarios en el país. Complementariamente, se ratificó que, en relación al contexto nacional, el uso de la teoría de las representaciones sociales como una herramienta teórico-metodológica, permitiría re-posicionar el estudio de la imagen profesional, situando las reflexiones –intra y extra profesionales- en torno a un fenómeno que puede ser comprendido como resultante y resultado de procesos co-constructivos a nivel social (es decir, como proceso). Considerando lo anteriormente expuesto, los objetivos finalmente definidos para esta investigación fueron: OBJETIVOS GENERALES: 1. 2.
Describir las representaciones sociales del Ejercicio Profesional del/la psicólogo/a proyectadas en los medios de comunicación de masas en Chile. Reconocer y recuperar el rol profesional proyectado en los medios de comunicación de masas en Chile en relación a la dimensión ética involucrada en su práctica, contrastando su consistencia con las prescripciones éticas emanadas del actual Código de Ética Profesional.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
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1. 2. 3. 4. 5.
Reconstruir la (o las) imagen (es) del/la Psicólogo/a proyectadas por los medios de comunicación de masas en Chile. Inferir del rol profesional proyectado en los medios, la dimensión ética implícita asociada a su práctica. Comparar la o (las) imagen (es) del/la Psicólogo que emergen en el imaginario social con las representaciones proyectadas por los medios de comunicación de masas chilenos. Contrastar el grado de consistencia que existe entre la dimensión ética de la práctica proyectada en los medios de comunicación de masas y las prescripciones éticas que enmarcan su ejercicio de acuerdo al actual Código de ética Profesional. Distinguir, desde una perspectiva crítica, el lugar que ocupa el (la) psicólogo/a en la sociedad chilena actual a partir de las proyecciones del imaginario social develado a través de los medios de comunicación de masas. Con la guía de estas directrices y constatando la importancia de abordar el ámbito extra-
profesional, es decir, la percepción de potenciales destinatarios en el país y, desde una perspectiva que incluyera los mass media como fuente fundamental de observación4, durante el segundo semestre del 2006 se generó un instrumento que, en forma de cuestionario, permitió conocer las representaciones sociales de la imagen y ejercicio profesional de el(la) psicólogo(a) proyectada en medios de masas chilenos. De este modo, se añadía una nueva fuente de información, ya que inicialmente sólo habían sido contemplados, el análisis directo de datos de un grupo de medios de comunicación de masas. Coherentemente y en este contexto, se optado por la utilización de una metodología de tipo cualitativa de acuerdo a los planteamientos de la Teoría Fundada Empíricamente propuesta por Glaser y Strauss (1967), incluyendo técnicas de análisis estadístico descriptivo para complementar con datos cuantitativos. Así, los datos recogidos mediante el cuestionario anexo -aplicado a una muestra de 80 habitantes (no psicólogos) de la ciudad de Santiago- fueron analizados cuantitativamente, mediante la utilización de técnicas estadísticas descriptivas. A su vez, la información cualitativa fue examinada a través de un análisis de contenido de las preguntas abiertas, estableciendo categorías emergentes mediante codificación simple y axial. Estos resultados orientaron la selección de dos medios de comunicación de masas: televisión abierta y la prensa escrita, los cuales se constituyeron en las principales fuentes de información que permitieron el acceso a los significados socialmente compartidos acerca de la profesión y la subyacente dimensión ética de su praxis presente en el contexto nacional. El análisis se realizó siguiendo los criterios metodológicos de la teoría fundada y, utilizando el software Tranzana, diseñado para el análisis de datos audiovisuales, en el caso de los programas o producciones nacionales de la televisión abierta.
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El objetivo específico Nº 3 fue añadido con posterioridad a la defensa del proyecto de investigación presentado en Septiembre de 2006, tras considerar y evaluar que en ellos, prácticamente se omitía la importancia de las representaciones levantadas con el objeto de acceder al imaginario social. En este contexto, y de manera coherente con la metodología de la Teoría Fundada Empíricamente propuesta originalmente, se asumió como una tarea importante el comparar la (las) imagen (es) del/la Psicólogo/a que surgen desde los participantes con las representaciones proyectadas por los medios de comunicación de masas chilenos.
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En su conjunto, esta estrategia de trabajo en etapas, permitió una aproximación heurística hacia el fenómeno en estudio, ya que, por un lado, se recurrió a diferentes fuentes de información (recogidas en distintos períodos temporales) y, por otro, se favoreció la confluencia de una serie de técnicas de análisis para aproximarse y caracterizar al fenómeno de estudio (Miles y Huberman, 1994; Denzin y Lincoln, 1994). El producto final de esta investigación se tradujo en la estructuración de un trabajo que consta de 4 apartados fundamentales. En la primera parte se expone el marco contextual y teórico que, dividido en 6 capítulos fundamentales, contiene antecedentes relativos al Constructivismo social y Posmodernidad (capítulo 1), entendidos como fundamentos epistemológicos que guían y configuran la aproximación asumida en esta investigación; la Teoría de las Representaciones Sociales vinculada a su uso como herramienta conceptual (capítulo 2); los Medios de Comunicación de Masas, en base a una revisión de las teorías y aproximaciones al campo de la comunicación y la cultura mediática (capítulo 3); la Imagen de la Psicología y de los/as Profesionales en los Medios de Comunicación (capítulo 4) y, específicamente, en relación al Estado del Arte del tema en el Contexto Chileno (capítulo 5) y finalmente, un sexto capítulo, dedicado al tema de la Ética y el ejercicio profesional de la Psicología. En la segunda parte, se detalla los procedimientos metodológicos implicados en el proceso de investigación para, tras ellos, concretar en la tercera parte, la exposición de los resultados y hallazgos de esta investigación. Finalmente, en el cuarto apartado, se discute la información previamente presentada, relacionando los antecedentes contextuales y teóricos, a modo de conclusión. En definitiva y, con el objeto de motivar al lector/a para continuar recorriendo estas páginas, es posible plantear que en esta tesis usted podrá aproximarse a un trabajo que: 1.
2.
3.
En el marco y conceptos devenidos de la teoría de las representaciones sociales -en su alcance (significado) amplio e integrador- aborda las condiciones socioculturales de la producción del sentido común, tomando como punto de partida las comunicaciones y perspectivas de los sujetos implicados en estas construcciones. Asumiendo que los fenómenos sociales pueden ser reconocidos como producto de construcciones en continua transformación y reconociendo como valor fundamental, desde el punto de vista ético, el potencial efecto en la sociedad, se muestra y releva la (las) representación(es) que circula(n) en el discurso social acerca del ejercicio profesional de los/las psicólogos en el contexto chileno. A partir del análisis de estas imágenes levantadas, proyecta una propuesta críticoanalítica que da cuenta de algunos de los problemas que, potencialmente, pueden afectar a nuestro gremio y al consecuente reconocimiento social de la psicología como una opción disciplinar válida, que puede dar respuestas efectivas y humanas a los problemas que aquejan a nuestra sociedad.
PRIMERA PARTE: MARCO TEÓRICO Y CONTEXTUAL
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Se estructuraron seis ejes fundamentales que, en forma de capítulos, dan cuenta del estado actual del conocimiento del problema planteado en este proyecto. En el primero, se contextualiza la emergencia del discurso social posmoderno como respuesta crítica al movimiento sociocultural de la modernidad, evidenciando sus características y fundamentos. Se enfatiza el desplazamiento del construccionismo social, como una alternativa epistemológica que reorienta el acercamiento a los contextos y prácticas sociales actuales, posibilitando el reconocimiento de las diversas narrativas y discursos circulantes en la cotidianeidad. En el segundo cuerpo, se presenta un marco general de la teoría de las representaciones sociales vinculada a su uso como herramienta conceptual, mostrando sus orígenes y desarrollos como enfoque teórico-metodológico y las variantes o “escuelas” que actualmente constituyen enfoques diferenciales en las distintas latitudes del mundo occidental. Se destacan las diferencias asociadas a los paradigmas dominantes que subyacen a los análisis de las representaciones sociales, develando las consecuencias de su incorporación como estrategias constructivas en el campo de las ciencias sociales, en general, y en la disciplina psicológica, en particular. En el tercer capítulo, se realiza una revisión de las teorías y aproximaciones al campo de la comunicación y la cultura mediática, aportando al reconocimiento de los medios de comunicación social como poderosos instrumentos de creación y modificación, de representaciones sociales en el mundo actual. Se incorpora una revisión de las aproximaciones al estudio de los medios de comunicación de masas a partir de las observaciones de las ciencias de la comunicación y de algunos trabajos del campo de la psicología social. En el cuarto apartado se aborda la imagen de los/as psicólogos/as en los medios de comunicación, mostrando los antecedentes que servirán de base para explorar, describir y analizar la imagen proyectada del quehacer profesional de la psicología en un campo que ha sido escasamente estudiado a nivel mundial. Contextualizando el desarrollo histórico de su observación a nivel de la imagen pública de la psicología, desplegada a partir de los medios de comunicación de masas, posteriormente en la quinta sección, se enfatiza los resultados de los estudios realizados en el país desde la década de los 60 hasta la actualidad. Finalmente, en el sexto capítulo, se retoma la discusión modernidad v/s posmodernidad en el marco de la conceptualización del campo de la ética, evidenciando las diferencias y consecuencias de asumir alguna de estas posiciones. Se profundiza en los referentes deontológicos que contribuyen a situar la acción profesional en el país, describiendo el actual Código de Ética Profesional y analizando su constitución y desarrollo a la luz de las especialidades de la psicología que actual, y mayoritariamente, se ejercen en el país.
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1.1. POSMODERNIDAD Y CONSTRUCCIONISMO SOCIAL. “La objetividad es una cuestión de estilo, un acto social, una elección. La objetividad depende de condicionamientos históricos” (Paul Feyerabend, 1984, p. 189).
1.1.1. MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD. Para los historiadores la edad moderna finaliza en el siglo XVIII, dando paso a la época contemporánea que se inicia insurrectamente con la Revolución Francesa en 1789; no obstante, la modernidad trasciende estas periodizaciones, constituyéndose en un movimiento histórico cultural que emerge en occidente a partir del siglo XVI y que persiste problemáticamente hasta nuestros tiempos (Díaz, 1999). En términos generales la modernidad se preocupó por estudiar al individuo en su vertiente interna y objetivable, dejando de prestar atención a las fuerzas sociales y tecnológicas que en él confluían (Lyotard, 1994). El ideal de sabiduría de las épocas premodernas se transformó en la búsqueda de certezas y, en este proceso, se postergó el conocimiento emanado de la intuición y comprensión de los procesos, reificando conceptos, teorías y metodologías científicas, como única fuente de conocimiento. El consecuente desencantamiento de las realidades premodernas se constituía a partir de discursos homogenizantes que buscaban desafiar y subvertir una sociedad que había conquistado el mundo (Berman, 1999). En este sentido, se postulaba que las grandes narrativas de su tradición podían ser el medio por el que se rejuveneciera la sociedad occidental, mientras que la confianza en las reglas democráticas, en los avances del conocimiento científico y en la tecnología, proporcionaron a los individuos la sensación de suficiencia que paradójicamente resultó en la idea de que la sociedad occidental progresaba hacia su propia desintegración, dado su vacío espiritual (Caro, 1999). A pesar de ello, sus adeptos eran optimistas respecto de las posibilidades de renovación en el advenimiento de un mundo mejor, lo que cristalizó en la internalización de los grandes relatos, que abordaban entre otros pesarosos temas: la alineación, la anomia, la soledad, la fragmentación social y el aislamiento (Díaz, 1999). Paralelamente, la idea de progreso se transformó en un ideal consensuado que, mediatizado por las consecuencias de la revolución industrial cobró, un ritmo teleológico (Caro, 1999). Así, durante la era moderna se subrayaron valores relativos a la competición individual, la capacidad, el progreso y el control social ilimitado. En este contexto, las nacientes ciencias humanas como la psicología, permitieron explorar y descubrir aspectos de la conducta que hacían posible que las personas se adaptaran a nuevas tecnologías y, de esta forma, el conocimiento científico se consideró una parte básica y necesaria para una sociedad mejor.
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A partir de 1970 diversas disciplinas5 contribuyen a situar a la posmodernidad como una importante corriente conciliadora de las emergentes manifestaciones culturales, sociales y teóricas contemporáneas que objetaban el proyecto postulado por la modernidad (Bertrando y Toffanetti, 2004). Este movimiento reaccionó inicialmente contra la noción de progreso, la sobrevaloración del pensamiento racional, mostrando un rechazo ontológico del sujeto tradicional pleno (cogito). Con el tiempo, evolucionará en un pensamiento que devela una crisis de la legitimación, haciendo evidente que no es posible continuar creyendo en un mundo objetivo y universal, ni menos validar metanarrativas que pretenden ser espejo de la verdad (Lyotard, 1994). Así, junto a la crisis del positivismo lógico, se produce un progresivo desmoronamiento de las teorías disciplinarias más importantes -en psicología el conductismo y psicoanálisis- y de los grandes marcos teóricometodológicos generales de la ciencia6 (Prigogine y Stengers, 1983). Sin embargo, para un importante enclave de intelectuales modernos su proyecto continuará como un proceso incompleto, manifestando que la crisis ideológica actual, no sería más que otra vuelta de tuerca de la modernidad misma (Habermas, 1987). Así, es posible visualizar que por ahora ni la modernidad se resigna a renunciar su proyecto ni la posmodernidad posee el poder y la complejidad institucional que se reconoce a los desarrollos modernos (Sarlo, 1991). Actualmente la posmodernidad es considerada una nueva época: llena de nostalgias, de nihilismo y de crisis paradigmática que, necesariamente, supondrá nuevas consideraciones y donde la nueva autoridad epistémica del conocimiento puede ser ubicada en la comunidad (Rorty, 1983; Vattimo, 1996; Abraham, 2004). Para Bauman (2004) corresponde a un discurso que arranca la máscara de la ilusión moderna y permite reconocer como falsas ciertas pretensiones y objetivos que no pueden ser alcanzados y que, desde esta perspectiva, “no es deseable alcanzar” (p. 9). En esta era, el anhelado progreso social de la humanidad sucumbe a la luz de las actuales y diversas muestras de desigualdad, injusticia, horror y desastre representadas en las persuasivas tecnologías de saturación social (Gergen, 1996). Así, los fundamentos de la propia vida posmoderna trasmutan de manera cada vez más evidente, las viejas certezas de bienestar social se convierten en versiones o coexistencias de disímiles respuestas, verdades o posibilidades que contribuyen a situar al yo posmoderno como inestable, descentrado y en constante flujo (Gergen, 1996; Bertrando y Toffanetti, 2004). La flexibilidad e incerteza derivadas de este proceso otorgan al pensamiento y discurso posmoderno la posibilidad de transitar por, con y en una serie de hipótesis que desafían las dimensiones del conocimiento, la sociedad y la cultura, extendiendo las comprensiones a contextos locales y 5 Entre las principales destacan las siguientes disciplinas y algunos/as autores/as representes: la filosofía (Lyotard, Vattimo, Foucault, Adorno, Ricouer, Gadamer y Rorty), la psicología social (Gergen, Davis, Ibáñez y De Shotter), la literatura (Barthes y Derrida), el feminismo (Butler, Witting, Flax, Hare-Mustin y Maracek), y la etnografía (Geertz) (Díaz, 1999; Bertrando y Toffanetti, 2004). 6 De acuerdo a estos planteamientos la ciencia actual asiste a su propia metamorfosis. A partir de teorías contemporáneas sobre termodinámica, cuántica y caos se hace patente que “no es posible descartar el azar y la irreversibilidad temporal entre los componentes de una organización” (Díaz, 1999, p. 24).
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micronarrativas, sin las viejas pretensiones de veracidad o universalidad (Rorty, 1983, Vattimo, 1996; Díaz, 1999). De este modo, se da acogida a lo disperso, lo marginal y lo alternativo como fuentes y criterios de verdad, entendiendo que esta última es también una construcción históricocultural (Lyotard, 1994). En este sentido, no existiría narración o género del discurso capaz de dar un trazado único, un horizonte de sentido unitario de la experiencia de la vida, la cultura, la ciencia o la subjetividad. Sólo contaríamos con historias en plural, en un mundo que se ha vuelto intensamente complejo y donde las respuestas no pueden ser observadas como directas ni estables (Fried-Schnitman, 1994). En este contexto surge el pluralismo y la cultura del collage y de la apariencia que, en sus diversas manifestaciones culturales, suscita una mezcla de estilos, un predominio de lo superficial y lo ligth, centrando el pensamiento en lo aparente y manifiesto (Lipovetsky, 1996; 1998); emanando así el eclecticismo como el grado cero de la cultura posmoderna (Lyotard, 1994). La posmodernidad se obsesiona con los fragmentos y las fracturas, manteniendo un fuerte compromiso ideológico con las minorías en política, género y cultura (Sarlo, 1991). El enfoque posmoderno de la ética consiste, ante todo, en rechazar las formas típicas de abordar los problemas morales que, al actuar con normas coercitivas en la práctica política, así como la búsqueda filosófica de absolutos, universales y supuestos de la teoría, minimiza los grandes problemas éticos actuales: derechos humanos, justicia social, equilibrio entre la cooperación pacífica y la autoafirmación (Bauman, 2004). De esta manera, mantiene en su foco las preocupaciones morales modernas características, pero propone que es necesario abordarlos de manera novedosa, sobretodo, humana. Como forma de conocimiento, la posmodernidad desplaza su análisis hacia la construcción social y la lingüística, en tanto la idea de “copiar la realidad” es considerada falsa, y más que visualizarla como única y general, se la piensa siempre conferida a contextos particulares como hiperrealidad (Fried-Schnitman, 1994). Mientras que para un modernista el lenguaje refleja y representa la realidad, para el posmodernista al no haber realidad que reflejar, ni un lenguaje que actúe de espejo, se postula que la o las realidades son el fruto de una negociación, de un juego social y de un juego de lenguaje. Desde esta perspectiva, el lenguaje corresponde una acción social, no refleja el mundo sino que lo constituye (Gergen, 1996; Caro, 1999). Así, el núcleo explicativo de la acción humana deja de ubicarse en las interioridades de la mente –o referidas a un determinado estado o proceso psicológico- para pasar a situarse en la estructura y el proceso del intercambio social, considerando las relaciones entre las personas (Gergen, 1985). 1.1.2. EL CONSTRUCCIONISMO SOCIAL EN LA ERA POSMODERNA. Kenneth Gergen (1999) considera la posmodernidad como la “pars destruens” [lado destructivo] de una visión del mundo que encuentra su “pars construens” [lado constructivo] en el construccionismo social, una perspectiva epistemológica que adquiere importancia en el mundo intelectual y político a partir de la década de los 90 (Bertrando y Toffanetti, 2004).
Esta
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aproximación postula un cambio en la manera de concebir el mundo, planteando que las ideas, los conceptos y los recuerdos surgen del intercambio social y son mediatizados por el lenguaje. De este modo, responde críticamente a los paradigmas consagrados en las ciencias sociales cuestionando también la supuesta objetividad implicada en las metodologías empiristas y racionalistas, tradicionalmente aplicadas (Bertrando y Toffanetti, 2004). Específicamente, el construccionismo social se sitúa como una postura crítica frente a la psicología social “convencional”, postulando una nueva forma de entender la disciplina y retomando las premisas del interaccionismo simbólico para relevar la dimensión subjetiva de la realidad social, los significados y la actividad humana involucrada en la formulación de sus realidades (Ibáñez, 2004). Propone reexaminar críticamente todo conocimiento generado en la especialidad y analizarlo como prácticas discursivas, entendiendo que las teorías psicosociales son construcciones sociales, producto de convenciones lingüísticas. Desde esta perspectiva entonces, resulta irrelevante pretender validar o falsear una teoría sometiéndola a un constrastación empírica ya que el conocimiento es considerado, “una convención social articulada en torno al lenguaje” (Alvarado y Garrido, 2003, p. 424). Como forma de indagación “busca sobre todo explicar los procesos por los cuales la gente describe, explica o da cuenta del mundo en el que vive (incluyendo su propia participación)... no ve al discurso sobre el mundo como un reflejo o un mapa del mundo, sino como un recurso para el intercambio comunal” (Gergen, 1985, p. 268). Así, el lenguaje de la vida mental cobra significado a partir de su uso social, donde los individuos por sí mismos no pueden significar nada, careciendo de sentido, hasta que sus actos se coordinan con los otros (Gergen, 1992). El construccionismo social enfatiza el discurso como el vehículo a través del cual el yo y mundo se articulan, pero también manifiesta que el funcionamiento de dicho discurso se gesta en las relaciones sociales (Gergen, 1999). Particularmente, y desde los planteamientos de Humberto Maturana (1991), se plantea que la cultura constituye una red de conversaciones que definen, a partir de los procesos de intercambio, la innovación y los vínculos sociales, un modo de vivir, de estar orientado en el existir, actuar, emocionar y crecer. Desde esta perspectiva todo conocimiento evoluciona en el espacio entre las personas, en el ámbito del mundo común y corriente, en el aquí y ahora, así como también en el allá y entonces. Coincidentemente, el construccionismo social apoya la idea de que no hay verdades sociales incuestionables, sino sólo relatos del mundo, que nos contamos a nosotros mismos y que contamos a los otros: “la forma en que organizamos, explicamos, damos sentido y comprendemos las circunstancias y sucesos de nuestra vida, los fragmentos de nuestras experiencias e identidades propias para y con nosotros y otros” (Anderson, 1999, p. 277). De esta manera, en este marco de referencia, se enfatiza que la realidad social –y todo aquello que la compone- se construye literalmente a través de prácticas sociales concretas que desarrollan las personas y los colectivos en la vida cotidiana y, al mismo tiempo, revierte en dichas prácticas y define el marco de posibilidad (Ibáñez, 2004). El conocimiento, en este sentido, es una
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construcción comunal que se constituye en un producto de intercambio social. De acuerdo a lo planteado por Bruner (1991) sería una “construcción que, por así decir, procede del exterior, al interior tanto como del interior al exterior, de la cultura a la mente, tanto como de la mente a la cultura” (p. 180). Así, esta perspectiva, justifica el conocimiento teórico en sí mismo, defiende que no hay ninguna forma privilegiada para acceder a la realidad y, basándose en el neopragmatismo del filósofo Richard Rorty, considera innecesario buscar en la correspondencia entre nuestras ideas y la realidad externa, la validez de los principios que la guían (Alvarado y Garrido, 2003). En palabras de Ibánez “la verdad como correspondencia, el conocimiento como representaión de una realidad que está ahí fuera ha dejado de constituir una postura mínimamente aceptables (1996, p. 84). La alternativa del construccionismo social propone provocar un “potencial polivocal”, término que Gergen utiliza para postular que la utilización de teorías de forma generativa, permitiría cuestionar sus propios supuestos y dar lugar a manifestaciones alternativas (Gergen, 1985, 1997, 1999). En este contexto, el discurso en el cual un individuo se sitúa tiende a engendrar ciertas características y, al mismo tiempo, a dejar otras que no cuadren con el discurso. Así, la afirmación del papel constructivo de las prácticas sociales deviene en el reconocimiento de la historicidad de lo social, ya que éste emerge de prácticas que se modifican necesariamente en el devenir de los acontecimientos sociales (Ibáñez, 2004). Visualizado desde este punto de vista, el construccionismo social corresponde a una metateoría y a una teoría social que aborda las formas en que los individuos -situados históricamente- interpretan la realidad, se relacionan y edifican el mundo en el que viven (Alvarado y Garrido, 2003). En la mirada construccionista los significados y la identidad nacen en un contexto relacional; “el yo crece dentro del marco de conversaciones e interacciones en el que estamos insertos, y la identidad es el resultado de las narraciones que cada uno de nosotros escribe dentro de tales danzas conversacionales” (Bertrando y Toffanetti, 2004, p. 294). La subjetividad y las relaciones sociales se organizan en el trazado de estas metáforas, de estos horizontes que generan presuposiciones y expectativas, configurando creencias, epistemologías cotidianas y visiones de futuro. Así, entonces como señala Dora Fried-Schnitman, “si se utiliza una óptica de la diferencia, de descentramiento, de alternativas, de fluctuaciones, aparecen junto a los aspectos constructivos y procesos autoorganizativos, el cambio y la incertidumbre” (1994, p. 17). De este modo, la cultura, la ciencia y la subjetividad pueden ser vistas desde una perspectiva multidimensional-transformativa, para la cual las respuestas genéricas no resultarán suficientes (Bertrando y Toffanetti, 2004). 1.1.3. REPRESENTACIONES Y NARRATIVAS COMO ABORDAJES DE CONSTRUCCIÓN. De lo seriado previamente se desprende la cercanía entre el construccionismo social y el pensamiento posmoderno, en tanto que ambos afirman que construimos realidades adaptadas a contextos sociales particulares. La vida, nuestros actos, nuestros comportamientos, son los efectos reales de las significaciones que nosotros damos a nuestra experiencia (Gergen, 1992). Existen
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numerosos discursos sociales sobre las personas y sobre el mundo, los que se constituyen en diversas narrativas o formas de enfrentar o contar –explicar- la realidad. De acuerdo a Masías y Ramírez (2005) la aproximación narrativa en psicología ha ganado gran popularidad a partir de la publicación del texto de Sarbin “Narrative Psychology” en 1984 la cual, concebida como una expresión del construccionismo social, se ha constituido en un cuerpo creciente, tanto en teoría como en investigación. La narrativa es un proceso dinámico que incluye tanto la forma en que organizamos los sucesos y experiencias de nuestra vida para explicarlos, como la forma en que participamos para crear aquello que explicamos, incluidos nosotros mismos (Gergen, 1996). El análisis de las narrativas se constituye de acuerdo a Rodríguez (2003a) en una metodología ideal para acceder a las representaciones de un grupo o clase social, en tanto permiten, al mismo tiempo incluir el impacto derivado de otras pertenencias grupales. De este modo, plantea la autora, se minimizaría los sesgos derivados de “la perspectiva del observador”, posibilitando la emergencia de contenidos y conversaciones de una amplia gama de agentes sociales. Desde el punto de vista narrativo nuestras descripciones, vocabularios e historias constituyen nuestra comprensión de la naturaleza y la conducta humana. En este sentido, nuestros puntos de vistas consisten en nuestros vocabularios descriptivos, nuestras conversaciones y nuestras historias (Goolishian y Anderson, 1994); historias que forman, informan y re-forman las fuentes de nuestro conocimiento, nuestra percepción de la realidad. En este sentido, “la historia constituye una serie de acontecimientos al azar, sin un orden intrínseco ni leyes necesarias que produzcan causalidad o siquiera continuidad. Así, creamos narrativas maestras en la que la historia es nuestra, es nuestro sujeto, que se convierte en ser a través del tiempo” (Lyotard, 1984 en Flax, 1990 p.95). El construccionismo defiende la importancia de la conversación en el contexto social para desarrollar un sentido de identidad o una voz interna; así, cada idea, cada concepto, nace del intercambio social, mediado por el lenguaje (Bertrando y Toffanetti, 2004). Mediante las narraciones se revelan significativamente las pertenencias grupales e institucionales que el individuo espontáneamente vincula a un objeto social particular, permitiendo acceder a las representaciones en concordancia con sus prácticas cotidianas y los diferentes escenarios (Rodríguez, 2003a). La concepción de las representaciones sociales enmarcada en este contexto7, alude a una narración representación simbólica colectiva- que emerge en formas estructuradas de conocimiento o pensamiento social, conformando verdaderas teorías de sentido común que permiten describir, 7 Si bien la teoría de las Representaciones Sociales se inició en un momento en que aún no se vislumbraban los posteriores cambios en los modelos explicativos derivados de la posmodernidad (Potter y Edwards, 1999), esta tradición ha sido reinterpretada a la luz de estas transformaciones, poniendo en duda los supuestos epistemológicos modernos que la soportaban. En este sentido, si bien el debate permanece, algunos autores y autoras defienden su pertenencia a orientaciones construccionistas planteando que comparten supuestos epistemológicos y ontológicos tales como: “el rechazo a la racionalidad positivista, el giro hermenéutico, la dimensión construida de los hechos sociales, la naturaleza social del conocimiento científico, el reconocimiento de la naturaleza simbólica e histórica de la realidad social, la importancia del concepto y fenómeno de la reflexibidad, la naturaleza relacional de los fenómenos sociales, entre otros” (Rodríguezb, 2003, p. 59).
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clasificar y explicar los fenómenos de la realidad cotidiana con suficiente precisión para poder desenvolverse en ella sin mayores dificultades (Ibáñez, 1988). Permiten un tránsito expedito por el mundo, ayudando a interactuar adecuadamente con los miembros de la cultura, y conformando un sentimiento de identidad grupal, al compartir con los demás miembros las herramientas que permiten interpretar las distintas dimensiones y contenidos de la vida cotidiana (Gutiérrez, 1994). Para Laszló (1997, en Rodríguez, 2003a) las representaciones sociales se organizarían “narrativamente” a partir de un pensamiento narrativo que trata sobre la intencionalidad humana y la acción, así como de las consecuencias y acontecimientos que marcan su curso. Precisamente, las representaciones sociales emergerían de una construcción activa y dinámica del “objeto” representado, donde el “sujeto” de la representación se constituye tanto en el autor como en el actor de su propia construcción. En este contexto, estas construcciones narrativas cumplen una doble función: “hacer que lo extraño resulte familiar y lo invisible perceptible” (Farr, 1986, p. 503) y, por lo tanto, permitir lo desconocido deje de ser una amenaza para pasar a clasificarlo en una categoría que lo haga emerger como conocido. De este modo, si se tiene presente que, para conocer el mundo o intentar explicar intelectualmente los fenómenos que nos rodean, construimos representaciones que son compartidas por un entorno social y que responden a una cultura particular, al intentar conocer y comprender éstas, también podremos ayudarnos a entender nuestro discurrir cotidiano. En este caso específico, en tanto refieren a un grupo profesional (psicólogos y psicólogas) que contingentemente es interrogado y representado por una sociedad que demanda soluciones a los problemas e incomodidades que se suscitan en el contexto social. Probablemente, uno de los aspectos más llamativos de las propuestas posmodernas y del construccionismo social es la invitación a pensar las prácticas en las que los/as profesionales especialistas estamos implicados, sobre la naturaleza histórica de nuestro conocimiento, sobre nuestras concepciones sobre la verdad y la objetividad implicadas en nuestros métodos y técnicas de investigación. En definitiva, nos instan a repensar nuestra actividad abriendo un debate relativo a las consecuencias de adoptar determinadas posiciones y teóricas, sin reflexionar a partir de ello. Así, en un campo que ha sido escasamente estudiado en nuestro país, el rol profesional y la imagen de la psicología en general, constituyen un espacio que puede ser abordado desde esta perspectiva y recurriendo a las representaciones sociales y sus mecanismos de creación y transmisión. Con ello, desde una perspectiva social constructiva que deviene como una respuesta posmoderna, podemos acercarnos a los malestares internos –desde el gremio- y externos –fuera del gremio- ligados a nuestra profesión, vertidos en narraciones que son posibles de rastrear en imágenes circulantes. Los modernos medios de comunicación social son poderosos instrumentos de creación y modificación, de representaciones sociales en el mundo actual (Moscovici, 1993; Nantes, 2004). La comunicación de masas es responsable de reflejar, crear y transformar estas representaciones, pauteando el contenido de las conversaciones entre las personas. De hecho, es posible plantear que muchas representaciones son sociales sólo porque son emitidas (o transmitidas) por los medios; de
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ahí que los análisis del contenido e imágenes que transmiten los medios sean esenciales para conocer las representaciones que se despliegan en los medios de comunicación masivo a nivel nacional acerca del ejercicio de la psicología. A continuación se presenta un marco general de la teoría de las representaciones sociales vinculada a su uso como herramienta conceptual, mostrando sus orígenes y desarrollos como enfoque teórico-metodológico y las variantes o escuelas que actualmente constituyen enfoques diferenciales alrededor del mundo. En este sentido, se destaca las diferencias asociadas a los paradigmas dominantes que subyacen a los análisis que las representaciones sociales posibilitan, develando las consecuencias que devienen de su incorporación como estrategias modernas y constructivas –posmodernas- en el campo de las ciencias sociales, en general y en la disciplina psicológica, en particular. Todo esto con el fin de contextualizar las implicancias de su uso a nivel metodológico y su vinculación con los objetivos de este proyecto de investigación.
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1.2. TEORÍA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES. “La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia” (Albert Einstein, frases célebres).
1.2.1. HISTORIA Y CAMPOS DE INVESTIGACIÓN EN LA TRS. La Teoría de las Representaciones Sociales (TRS) constituye en la actualidad un enfoque de referencia fundamental en el campo de la psicología social contemporánea, convirtiéndose en una importante influencia en la evolución del pensamiento y la investigación psicológica europea y en uno de los pocos sistemas teórico-metodológicos que ha logrado un extenso y amplio desarrollo multidisciplinar alrededor del mundo (Farr, 1993; Potter y Edwards, 1999; Duveen, 2001; Araya, 2002; Rodríguez, 2003a; Rodríguez, 2003b; Álvaro y Garrido, 2003; Ibáñez, 2004; Nantes, 2004). Esta teoría fue presentada inicialmente como una alternativa a la psicología social cognitiva tradicional y como una respuesta a las críticas derivadas de su quehacer individualista (Moscovici, 1961; 1981). Así, y en términos generales, es posible plantear que la TRS, en sus diversas manifestaciones, pretende estudiar el pensamiento colectivo enfatizando su naturaleza social y la importancia que éste adquiere en la vida cotidiana y, recuperando por tanto, la dimensión social y simbólica del conocimiento como objeto de estudio de la psicología social (Araya, 2002, Álvaro y Garrido, 2003). Con el correr de los años, este planteamiento ha sido fuente de múltiples reflexiones, críticas y posturas alternativas, generando en su entorno una serie de controversias – teóricas y metodológicas- entre su comunidad de adherentes y quienes trabajan con modelos alternativos (Potter y Edwards, 1999). Si embargo, antes de adentrarnos en estas precisiones, comencemos por revisar algo de su historia. El origen de las representaciones sociales puede ser rastreado en diversas fuentes8. De acuerdo a Mora (2002), una primera referencia se encontraría en la etnopsicología o psicología social (Völkerpsychologie) de Wilhelm Wundt que, complementariamente a una psicología experimental individual apoyada en la psicofisiología, se propone para abordar el fenómeno de lo humano en un contexto colectivo y atribuible a un desarrollo evolutivo de la “mente de los pueblos” (Wundt, 1867).
8 Para abordar los antecedentes de la TRS he optado por las consideraciones que realiza el psicólogo social mexicano Martín Mora (2002) en su artículo “La teoría de de las representaciones sociales de Serge Moscovici” precisamente porque constituye a mi juicio una excelente y bien fundamentada revisión que incorpora tanto los planteamientos de su progenitor como de otros/as investigadores/as que han desarrollado esta perspectiva. Sin embargo, cabe destacar que el propio Serge Moscovici refiere en 1988 que sus influencias fundamentales son 4 fuentes: Émile Durkheim y su concepto de representaciones colectivas; Lucien Lévy-Bruhl y sus desarrollos relativos al pensamiento primitivo; Jean Piaget y su teoría sobre la construcción del mundo infantil y Sigmund Freud con su análisis de la sexualidad infantil (Rodríguez, 2003b). Otra revisión realizada por Sandra Araya (2002) añade como fuentes de la TRS los estudios del “sentido común” de Fritz Heider con su “psicología ingenua” y los desarrollos de Berger y Luckmann relativos a la construcción social de la realidad. Finalmente, otras autoras incorporan la teorías de los constructos personales de G. Kelly como un antecedente que contribuye a situar el surgimiento de la TRS (Avendaño, Krause y Winkler, 1993; Winkler, 1996)
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Subsecuentemente, este planteamiento contribuirá a fundar las bases de la obra del sociólogo francés Émile Durkheim que, acuñando el concepto de representaciones colectivas, postula la existencia de un pensamiento y conciencia social desde donde se construyen las diversas representaciones individuales (Ibáñez, 1988). Para Durkheim, esta “conciencia colectiva”, trasciende a los individuos particulares, formando parte del bagaje cultural de una sociedad y se expresa en una forma de pensamiento complejo que se impone y establece como un conjunto de creencias y sentimientos comunes (promedio) a los miembros de una sociedad (Moscovici, 1984)9. Posteriormente, alimentado de la perspectiva durkheimiana, George H. Mead propone una versión del interaccionismo simbólico para dar cuenta de la intrincada relación que existe entre cultura, sociedad y personalidad. Su preocupación fundamental es la acción comunicativa en que, más allá de su función de entendimiento, el lenguaje juega el rol de coordinación de las actividades orientadas hacia fines de distintos sujetos, además de su rol de intermediario en la socialización de los mismos sujetos (Mead, 1934). Para este autor, la recíproca interacción entre individuo y sociedad se constituye también en una absoluta dependencia en su conformación (existencia); las cosas que existen en la naturaleza, no son objetos hasta que sean descubiertas y nombradas, y cosas que no existen en la naturaleza pueden ser objetos si existen en la mente de los sujetos (Alméras, 2001) La cadena conformada por estos y otros antecedentes alimentará la emergencia de una psicología sociológica que, en el marco de la construcción social de la realidad (Berger y Luckman, 1985), contextualizará a la TRS como un modelo que permite profundizar en las subjetividades e intersubjetividades que
conforman
el sentido
común
y
el mundo
de
la
cotidianeidad,
transformándose en una propuesta teórico-metodológica novedosa que tenderá un puente entre lo psicológico y lo social (Moscovici, 1984; Araya, 2002; Jodelet, 2003). En 1961 Serge Moscovici publica “La Psychanalyse, son image et son public”10 obra que aparece corrientemente citada en la literatura como el hito fundacional en el estudio de las representaciones sociales (Guerin, 1992; Farr, 1993; Avendaño, Krause y Winkler, 1993; Banchs, 1996; Krause, 1999; Potter y Edwards, 1999; Winkler, 1999; Banchs, 2000; Mora, 2002; Joffe, 2002; Krause, 2002; Araya, 2002; Rodríguez, 2003a; Rodríguez, 2003b; Jodelet, 2003a; Bangerter, 2004). En este trabajo Moscovici ilustra de manera ejemplar la forma en que el conocimiento científico se convierte en conocimiento de sentido común, pasando por una serie de transformaciones propias de la constitución de las representaciones sociales11. Su intención era exponer cómo una nueva teoría
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Superando la interpretación durkheimiana, Moscovici añade que las representaciones sociales, si bien están enraizadas en la memoria colectiva, no pueden considerarse homogéneas y compartidas en su totalidad por la sociedad ya que responden a (y son) procesos dinámicos que les confieren el carácter de plurales y diversas (Moscovici, 1988). 10 El Psiconálisis, su imagen y su público, 1979. 11 De acuerdo a Farr (1986) este estudio fue realizado en dos partes; en la primera de ellas, Moscovici utilizó cuestionarios para evaluar los conocimientos compartidos por diversos sectores de la población francesa sobre el psicoanálisis, su fundador, sus formas y utilizaciones contemporáneas. En la segunda parte, se basó en el análisis de contenido de 241 artículos –relacionados directa e indirectamente con el psicoanálisis- que aparecieron la prensa francesa entre los años 1952 y 1956.
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científica o política era difundida por una cultura determinada y a la vez mostrar, cómo ésta era transformada durante este proceso afectando, también, la visión que las personas tienen de sí mismas y del entorno en que viven (Farr, 1986). Como resultado Moscovici plantea que una nueva teoría científica se convierte, al ser expuesta, en un componente de la realidad y, por esa misma razón, constituye un objeto de interés legítimo para la psicología social. Una vez difundida, la teoría se transforma en una representación social autónoma que puede variar –o no- con los fundamentos de la teoría original (Moscovici, 1979), la cual define como “una modalidad particular de conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. La representación es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres (sic) hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o una relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación” (Moscovici, 1979, p. 17-18). Si bien esta definición original contribuye a visualizar la emergencia de las representaciones sociales en relación a los procesos intersubjetivos involucrados, Moscovici no tardará en resaltar que su carácter de “social” devendrá precisamente del contexto. Esta teoría emerge como un producto de la era moderna, al ser favorecido por el desarrollo de la ciencia y por los procesos de difusión que ha sido objeto. Así, las representaciones sociales en las sociedades contemporáneas, serían un producto de la ideación grupal, pero también un proceso, o una forma de entender y comunicar lo que sabemos y experienciamos que se encuentran en la línea divisoria entre el conocimiento científico –universo reificado- y el conocimiento popular o de sentido común –universo consensuado(Moscovici, 1984; Moscovici, 1998). De esto se deriva la estructuración de un nuevo sentido común que se nutre directamente del saber científico, y cuya naturaleza no puede entenderse como simple vulgarización y/o distorsión de los contenidos científicos, sino como procesos de reelaboración creativos de los mismos (Moscovici, 1984). En este sentido, el papel de los medios de comunicación cobra relevancia, ya que a juicio del autor; "numerosas representaciones son sociales porque son transmitidas por los medios de comunicación. Esta relación ilustra todo el interés que tiene el análisis del contenido de los medios de comunicación para el estudio de las representaciones sociales" (Moscovici, 1976, p.55). Esta precisión contribuye a situar la complejidad de las representaciones sociales en tanto proceso de construcción de la realidad, aspecto que delimitará conceptualmente su significado, ampliando –más tarde- el eje de su comprensión. Como enfoque de aproximación a los fenómenos sociales, la TRS se ha desplegado con una inusitada fuerza, trascendiendo como un campo disciplinar en expansión que agrupa diferentes grupos de pensamiento y representando diferentes perspectivas que dan, en su conjunto, una visión bastante heterogénea (Jodelet, 2003b). De acuerdo a Wagner y Elejabarrieta (1994, en Rodríguez, 2003b) las diversas investigaciones sobre representaciones sociales pueden organizarse en relación con tres campos fundamentales:
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•
•
•
La ciencia popularizada: perspectiva de investigación original de las representaciones como conocimiento de sentido común que extiende y se apropia de la divulgación científica, y que se expresa en los temas de indagación como las teorías científicas, el psicoanálisis, la psicología, la medicina, el marxismo, entre otros. La imaginación cultural: campo que aborda la construcción cultural de los objetos que se desarrollan en el mundo social, centrándose en temáticas que poseen una larga historia como: género, sexualidad, mujer, matrimonio, enfermedad, locura, raza, salud, etc. Condiciones y acontecimientos sociales: enfoques que tratan sobre las condiciones y acontecimientos sociopolíticos, donde las representaciones que prevalecen tienen un corto plazo de significación para la vida social, tomando como temas característicos el conflicto social, observado en aspectos como la desigualdad social, la xenofobia, los conflictos nacionales y bélicos, los movimientos de protesta, el desempleo, el aborto, la ecología, el feminismo, entre muchos otros. Si bien la delimitación de estos campos de estudio es bastante amplia y, con el tiempo se ha
identificado distintas líneas de investigación de acuerdo a las zonas geográficas de pertenencia12, esta propuesta omite descripciones relativas a los procedimientos metodológicos y teóricos involucrados. En este sentido, en términos de orientaciones o tipos de pensamiento involucrados, diversas aproximaciones a la teoría han sido agrupadas en torno a las metodologías de investigación implicadas, los supuestos epistemológicos y ontológicos que sustentan estas observaciones, confiriéndoles el lugar de escuelas o diferentes líneas de investigación que pueden ser reconocidas de manera transversal en el tiempo o, linealmente representadas, por distintos grupos que operan actualmente en distintas latitudes. A continuación desarrollaré con mayor profundidad estos planteamientos. 1.2.2. CORRIENTES INTERPRETATIVAS Y LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN EN LA TRS. Cuando Thomas Kuhn intenta responder a la oleada de críticas que apareció tras su famosa publicación “La Estructura de las Revoluciones Científicas” (1962) y su posterior “Posdata” de 1969, sustituyendo el concepto de paradigma por el de matriz disciplinar -en el marco de una teoría holista centrada en el lenguaje- (Kuhn, 1982; 1989), no imaginaba las enormes consecuencias de sus planteamientos en los desarrollos y observaciones de las ciencias. Éstas derivan del reconocimiento de una nueva forma de observar el devenir de las construcciones científicas, situándolas como “procesos comunicacionales” que responden a un holismo enraizado en la naturaleza del lenguaje; el que a juicio del autor corresponde a “una moneda con dos caras: una mira hacia fuera, al mundo; la otra hacia adentro, al reflejo del mundo en la estructura referencial del lenguaje” (Kuhn, 1989 pp. 89). Estos descentramientos de la obra kuhniana permiten sustentar las apreciaciones que identifican la coexistencia de disímiles corrientes al interior de una teoría o matriz disciplinar; en 12
En Europa se concentra el noventa por ciento de las publicaciones en el tema, las cuales, en su gran mayoría, son desde el enfoque estructural. Otro polo importante de desarrollo se encuentra actualmente en América Latina, donde las mayores producciones sobre representaciones sociales se han desarrollado en México, Brasil y Venezuela, mostrando un mayor énfasis en aproximaciones procesuales y desde una perspectiva cualitativa (Araya, 2002).
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este caso de la TRS13 que, en sus más de 40 años de formulación, ha suscitado una serie de debates teóricos, junto a la emergencia de diversas y novedosas metodologías aplicadas a la investigación. Así, aportando a las observaciones de Sá (1998), Banchs (2000), Araya (2003) y Nantes (2004) es posible señalar que la incorporación de planteamientos de orden interdisciplinario a la TRS ha confluido en el tiempo, en una suerte de evolución conceptual que es observable en las diversas comunicaciones entre escuelas o corrientes teóricas complementarias que actualmente se descomponen de la TRS original14. Las discusiones epistemológicas constituyen un foco importante de las comunicaciones entre los adherentes y críticos de la TRS, las que se focalizan, en primera instancia, en relación al concepto de representación (Rodríguez, 2003b). Esta problematización deviene fundamentalmente de la influencia del pensamiento posmoderno y su consecuente cuestionamiento a la “objetividad” implicada en proceso de representar, en tanto, el concepto es utilizado por algunos/os investigadores/as como sinónimo de reproducción, confiriéndole un carácter estático al homologarlo metafóricamente con la idea de espejo, de corriente más positivista (Ibáñez, 1988; Potter y Edwards,
1999).
En
este
sentido,
los/as
defensores/as
responden
enfatizando
el
perfil
socioconstruccionista de la TRS y potenciando aproximaciones discursivas y hermenéuticas que le otorgan el carácter de construcción activa al acto de representar (Banchs, 2000; Marková, 2000). Así, esta respuesta configura un segundo polo de discusión que se focaliza en la aplicación de nuevas modalidades de acercamiento al campo de investigación, confluyendo en novedosas aproximaciones que cuestionan la centralidad de la idea de consenso en la construcción de una representación social, apostando por la consideración de temas disímiles y, a veces, opuestos en el análisis de las fuentes de información (Rodríguez, 2003a). La delimitación de estos planteamientos ha confluido en el establecimiento de focos de investigación
que
representan
escuelas
diferenciales
que,
si
bien
pueden
resultar
en
estratificaciones ficticias, dado que ninguno/a de sus representantes se apropia declarativamente de estas categorizaciones, en la literatura actual se dividen en tres agrupaciones fundamentales: la 13 Sin querer ahondar mayormente en precisiones relativas a si podría o no considerarse a la TRS una matriz disciplinar, resulta relevante precisar que este cuerpo conceptual puede ser entendido como aquello que es compartido por una comunidad científica, siendo a la luz de los planteamientos de Diez y Moulines (1997) disciplinar por la posición común de los profesionales de un área, y matriz porque se compone de elementos ordenados de diversas maneras especificables: generalizaciones simbólicas, modelos, valores y ejemplares. 14 Del mismo modo, el propio Moscovici plantea un concepto que puede parecer ejemplificador de las observaciones que Kuhn realiza a la ciencia como discurso social. Veamos qué nos dice: “podemos decir que en una comunidad o en una ciencia siempre hay un contenido potencial que no podemos expresar pero que podemos manejar para representarnos un objeto presente o ausente, o para hacer creer a la gente que ese objeto existe (…) Más aún, están combinados en unidades que el filósofo de la ciencia Holton identificó como thematas, las cuales compelen al científico individual a buscar clases especiales de hechos y explicaciones. Los themata son unidades cognoscitivas bastante resistentes y estables que moldean representaciones científicas particulares y las transforman (…). Los thematas entonces son temas que persisten, que tienen un poder generador, por la diversidad de contenidos concretos que ellos pueden penetrar, en función del contexto. Son como ganchos de ropa de los cuales se cuelgan objetos sobre un tema que es radicalmente indecible, porque su único contenido es potencial, ‘digo potencial, no tácito ni implícito’- (sic). Se convierten en contenido cuando se ancla en una red de significados y recibe un valor semántico” (Moscovici, 1993b, p. 165).
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Escuela Clásica (Araya, 2002) o Escuela Procesual (Banchs, 2000), la Segunda Escuela o Polo Estructural y la Tercera Escuela o Escuela Sociológica (Araya, 2002; Banchs, 2000). Pasemos a continuación a revisar algunos elementos distintivos de cada enfoque: ESCUELA PROCESUAL: Desarrollada por Denise Jodelet en estrecha relación con la propuesta original de Moscovici, esta escuela se caracteriza por abordar de manera procesal y compleja una amplia variedad de elementos o fuentes de información, privilegiando el análisis de lo social, de la cultura y de las interacciones sociales en general (Sa, 1998). Desde una perspectiva fundamentalmente cualitativa y aportando a su definición al enfatizar los contenidos de la representación, más que el número o sus elementos constitutivos, metodológicamente sus estudiosos recurren principalmente a las entrevistas en profundidad y análisis de contenido (Araya, 2002; Nantes, 2004). Así, esta perspectiva –de corriente más antropológica- indaga fundamentalmente en el campo de las “representaciones e ideas” (salud, enfermedad, locura, trabajo, vida profesional, infancia, cuerpo humano, etc.) refiriéndolas, la mayor parte de las veces, a contextos específicos y, por lo tanto, otorgándole un lugar prioritario a la investigación realizada en terreno (Farr, 1986; Jodelet, 2003) Desde este punto de vista y en palabras de Jodelet (1986) las representaciones sociales constituyen fenómenos que “se presentan bajo formas variadas, más o menos complejas. Imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencia que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e incluso, dar un sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver; teorías que permiten establecer hechos sobre ellos. Y a menudo, cuando se les comprende dentro de una realidad concreta de nuestra vida social, las representaciones sociales son todo ello junto” (p. 472). De este modo, cobra relevancia entender que las representaciones sociales corresponden también a una forma de pensamiento social, en tanto su campo de representación designa al saber del sentido común cuyos contenidos hacen manifiesta la operación de ciertos procesos generativos y funcionales con carácter social (Jodelet, 1986; Mora, 2002). Analíticamente, entonces, las representaciones sociales constituyen productos socioculturales que intervienen en la vida social como estructuras preformadas, que sirven como marco de interpretación, a la vez que intervienen en la elaboración del sujeto mismo que representa y, de esta forma, contribuyen a configurar la realidad social de la que forman parte, determinando en diversa medida sus efectos en la vida cotidiana (Ibáñez, 1988). A partir de lo anterior se devela el carácter socioconstruccionista que adquiere esta primera aproximación, y que, enmascarando un criticismo foucaultiano, va más allá del interaccionismo simbólico, definiendo su proceder en términos de una reinterpretación continua, que emerge del proceso de elaboración de las representaciones en el espacio de interacción que lo constituye y sitúa
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su objeto de estudio en una perspectiva psicosocial (Spink, 1994 en Banchs, 2000). En este sentido Tomas Ibáñez ofrece la siguiente definición: “La representación social es, a la vez, pensamiento constituido y pensamiento constituyente. En tanto que pensamiento constituido, las representaciones sociales se transforman efectivamente en productos que intervienen en la vida social como estructuras preformadas a partir de las cuales se interpreta, por ejemplo, la realidad. Estos productos reflejan en su contenido sus propias condiciones de producción, y es así como nos informan sobre los rasgos de la sociedad en las que se ha formado. En tanto que pensamiento constituyente, las representaciones no solo reflejan la realidad, sino que intervienen en su elaboración. La representación social constituye en parte el objeto que representa. No es el reflejo interior, es decir, situado en la cabeza de los sujetos, de una realidad exterior, sino que es un factor constitutivo de la propia realidad… la representación social es un proceso de construcción de la realidad y debemos entender esta afirmación en un doble sentido: primero, en el sentido de que las representaciones sociales forman parte de la realidad social, contribuyen pues a configurarla y, como parte sustancial de la realidad, producen en ella una serie de efectos específicos. Segundo, en el sentido de que las representaciones sociales contribuyen a construir el objeto del cual son una representación. Es porque la representación social construye en parte su objeto por lo cual este objeto es, en parte, realmente tal y como aparece a través de su representación social15 (Ibáñez, 1988, p. 37). Desde esta perspectiva, entonces, las representaciones sociales son filosofías surgidas en el pensamiento social que tienen vida propia. Este enfoque resalta el poder simbólico que los individuos otorgan al entorno social, confiriéndole analogías que se corresponden con las maneras en que ellas interpretan su realidad y utilizando el lenguaje como una forma de representar el mundo en el que viven. Por lo tanto, se asume que “ese entorno social simbólico existe para las personas como su realidad ontológica, o como algo que tan solo se cuestiona bajo circunstancias concretas” (Araya, 2002, p. 31). Al mismo tiempo, como agentes sociales poseen maneras específicas de comprender, comunicar y actuar sobre sus realidades y, precisamente porque comprometen su pensamiento ya no reproducen su entorno social simbólico de manera habitual y automática sino que lo incorporan en su esquema cognitivo. En otras palabras, “no solo reproducen realidades ontológicas sino que se comprometen con procesos epistemológicos y, como resultado de ello, cambian sus realidades ontológicas al actuar sobre ellas” (Araya, 2002, p. 31). ESCUELA ESTRUCTURAL: La segunda escuela o polo estructural agrupa a una serie de investigadores16 liderados por Jean Claude Abric en Francia (Universidad de Aix –en- Provence y la escuela francesa de Midi), por la Escuela Psicosocial del País Vasco (Páez y colaboradores, 1987), y por algunos cientistas sociales independientes de Latinoamérica, Italia y Suiza (Banchs, 2002). Estos autores retoman la emergencia de los elementos “cognitivos” de las representaciones sociales, generando un modelo de análisis que va más allá de sus contenidos, añadiendo la idea de que una representación posee una estructura que es posible identificar (Jodelet, 2003b). Esta observación constituye la característica distintiva 15 16
El texto destacado corresponde a la versión original. Claude Flament, Christian Guimelli, Pascal Moliner, Michel-Louis Rouquette, entre otros/as (Jodelet, 2003a).
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del enfoque, en tanto los autores de este modelo suponen que “toda representación tiene una estructura específica que le es propia, cuya característica central es que está organizada alrededor de un núcleo central y que éste es el que determina su organización y significación (Araya, 2002, p. 51) Desarrollado desde 1976 por Abric, el modelo francés sitúa su foco en la forma de las representaciones sociales haciendo uso de la metodología experimental e incorporando análisis estadísticos que permiten levantar las características de dichas estructuras desde una aproximación cuantitativa17 (Araya, 2002; Nantes, 2004). Si bien se puede correr el riesgo de “reificar” una representación buscando los elementos sociales comunes, desde esta perspectiva sólo se pretende alcanzar algunas “verificaciones”, en el contexto del sistema completo del modelo, es decir, en relación a las prácticas: busca los elementos que intervienen para cambiar una determinada representación (Jodelet, 2003). De esta forma, las definiciones sitúan como eje a “una” representación social que corresponde al “conjunto organizado de cogniciones relativas a un objeto, compartidas por los miembros de la población homogénea respecto de ese objeto” (Flament, 1994, p. 37 en Blanchs, 2000). Específicamente, se enfatiza la identificación de los niveles en la estructura de la representación, planteando teóricamente la emergencia de una Teoría o Modelo de Núcleo Central que apela a desarrollar explicaciones acerca de las funciones de esa estructura (Nantes, 2004). Así, conceptualmente la representación social deviene como “un conjunto de cognemas18 organizada por múltiples relaciones que pueden ser orientadas (implicación, causalidad, jerarquía) o sistemáticas (relación de similitud, de equivalencia o de antagonismo)” (Flament, en Di Giacomo, 1987, citado por Banchs, 2000). La escuela estructural prioriza el acceso a los procesos y mecanismos que organizan los contenidos de las representaciones sociales, independientemente de su significación, distinguiendo contenidos centrales y periféricos que aluden explícitamente a su posible jerarquización y describiendo sus funciones y dimensiones, así como las funciones de los elementos periféricos de la representación (Abric, 1994). Adicionalmente, se describe las propiedades de las cogniciones que componen una representación social, así como su relación entre cogniciones condicionales (propias de las representaciones) y las conductas asociadas (Banchs, 2000).
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Los estudios experimentales surgidos en esta perspectiva se apoyan en la idea de la existencia de una realidad social y cultural compartida por los sujetos y el/la experimentador/a, cuya manifestación más evidente deviene en el lenguaje común. El interés particular de estos/as experimentadores/as proviene de la posibilidad de crear contextos ficticios que faciliten la comprensión de procesos específicos dentro de la dinámica de la representación, introduciendo cambios en la situación experimental y observando si se producen cambios en la representación que de ella se hacen los sujetos. Un ejemplo clásico es la investigación de Codol (1974) que modifica los contextos de grupos investigados, solicitándoles implementar procedimientos competitivos o colaborativos en relación a diversas tareas, indagando en las representaciones que se tiene de ambos contextos (Farr, 1986). 18 Unidades mínimas de las representaciones sociales, que corresponden a comprensiones globales de las situaciones que son observadas, estructurando el campo de la representación (Codol, 1969).
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En este contexto, el núcleo central corresponde al elemento -o conjunto de elementos- que da a la representación social su coherencia y significación global, resultando en el componente que resiste con mayor propiedad al cambio, pues su modificación producirá una transformación completa de la representación (Abric, 1994). En este sentido, se comprende su función generadora y organizadora, en tanto que, por una parte, crea o transforma la función de los demás elementos de la representación, otorgándole sentido a la significación de esos elementos y, por otra, ordena – organiza- los elementos de dicha representación (Araya, 2002). Cuenta además con dos dimensiones, una normativa que expresa las dimensiones socioafectivas, sociales e ideológicas -entre las cuales se puede incluir normas, estereotipos o actitudes- y otra, funcional, en la que se encuentran las situaciones que representan una función operativa o aquellas que refieren al funcionamiento del objeto (Uribe, Acosta, Juárez y Silva, 1997 en Araya, 2002). Asimismo, de acuerdo al modelo, este núcleo central se encuentra protegido por sistemas periféricos que permiten la adaptación de la representación a las evoluciones del contexto y con el cual posee una relación directa (Abric, 1994). La presencia, ponderación, valor y función de estos elementos periféricos está determinada por los elementos constitutivos del núcleo central y, por lo tanto, pueden ser jerarquizados en relación a su cercanía, posibilitando ilustraciones, aclaraciones y justificaciones de los significados de la representación social. En este sentido, de acuerdo a esta perspectiva, los sistemas periféricos cumplen tres funciones; a saber, de concreción, de regulación y de defensa. De acuerdo a Araya (2002), los elementos periféricos -directamente dependientes del contexto- resultan del anclaje de la representación social en la realidad, permitiendo su investidura en términos concretos comprensibles y transmisibles “ipso facto” e integrando los elementos de la situación en que la representación se produce, refieren el presente y lo vivido por las personas (función de concreción). Por su mayor flexibilidad en relación con los elementos centrales, desempeñan un papel esencial en la adaptación al contexto, constituyendo el aspecto móvil y evolutivo de la representación (función de regulación). De esta forma, cualquier información nueva o transformación del entorno se integra a la periferia y así, los elementos susceptibles de poner en duda
sus
fundamentos
pueden
ser
integrados
ya
sea
otorgándoles
un
estatus
menor,
reinterpretándolos o concediéndoles un carácter de condicionalidad (Abric, 1994). Finalmente, cumplen la función de defensa al proteger al núcleo central de su eventual transformación; si el núcleo central cambia es porque el sistema periférico es poco resistente o porque las nuevas informaciones contienen mucha fuerza. Es por ello que las primeras transformaciones ponderaciones, interpretaciones nuevas, deformaciones funcionales defensivas o en la integración condicional de elementos contradictorios- aparecen y se sostienen, en primer término en este sistema periférico (Araya, 2002).
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ESCUELA SOCIOLÓGICA: Finalmente la tercera escuela, de orientación más sociológica, pone su acento en la observación de las condiciones de producción y circulación de las representaciones sociales (Banchs, 2000), distanciándose de los enfoques previos al focalizarse en las variables constructivas sociohistóricas implicadas y su posible modificación en el tiempo. También conocida como Escuela de Ginebra, tiene como máximo exponente a Willen Doise y sus colaboradores19 quienes hacen de las representaciones sociales más que una teoría, un principio de “toma de posición”. Con la idea inicial de modificar las condiciones que se ligan a la representación del derecho, los primeros trabajos del grupo se desarrollan en torno al tema de influencias o pertenencias sociales, evidenciando como éstas dan lugar a actitudes de aceptación, rechazo, tolerancia, etc., en distintas sociedades y culturas. De este modo, con sus planteamientos esta perspectiva ha favorecido en el tiempo la emergencia de una serie de estudios interculturales en el campo de los derechos humanos, la política y la situación de grupos sociales segregados (Banchs, 1999; Jodelet, 2003b). Siguiendo la “hipótesis de polifasia cognitiva” planteada por Moscovici (1979) -que alude a la coexistencia de modos distintos del conocimiento que corresponden a relaciones definidas del ser humano y de su medio- esta escuela enfatiza que los individuos y grupos que conforman una sociedad, son capaces de emplear lógicas variables de acuerdo a los distintos dominios de su actividad. Al referirse a este fenómeno Moscovici enfatizó el carácter estable y dinámico, estructural y procesal de las representaciones sociales, evidenciando el carácter histórico cultural que enmarca su constitución y que se ve implicado en su anclaje con la cultura, con sus saberes populares, mitos, tradiciones, creencias e ideologías (Jodelet, 1986; Banchs, 1999). Esta hipótesis destaca que de manera cotidiana tendemos a emplear diversos modos de pensar, incluso opuestos, por lo que las representaciones pueden tener distinto carácter, entre los que se encuentran: metafórico o lógico, abstracto o concreto, impersonal o personal, entre muchas otras posibilidades. En este contexto, las representaciones sociales responden a las lógicas que se ven implicadas en su construcción y, por lo tanto, dependen también del grado de dominio y profundidad del medio ambiente objetivo, de la naturaleza de las comunicaciones, las acciones y resultados buscados, y de la interacción entre colectividad y medio social físico, dando cuenta así de la posibilidad de encontrar diversas formas de “conocimiento” entre las personas y las observaciones que realizan los y las investigadoras (Mora, 2002). Para Moscovici, en la psicología genética existe un estrecho paralelismo entre socialización y sucesión cronológica, lo que permite identificar escalas de socialización y de estructuras intelectuales de distintos niveles -unas más superiores que otras- principalmente porque se tiene acceso a definiciones que permiten interpretar y definir lo que se entiende por socialización (Mora,
19
Alain Clemence, Fabrice Lorenzi, Dario Spini, entre otros/as (Jodelet, 2003a).
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2002). No obstante, al analizar situaciones sociales globales, los criterios previos muestran su insuficiencia ya que la psicología social no tiene posibilidad de recurrir a un paralelismo análogo al de la psicología genética, aspecto que Moscovici resalta en las siguientes líneas: “Una vez que ha dominado el universo físico e ideológico, el niño (sic), el adolescente, están muy lejos de llegar a un empleo general de su instrumento intelectual. Por otra parte, la sociedad no se lo pide. La capacidad de hacerlo no está asegurada (...) la coexistencia de diversos sistemas cognitivos se convierte más en la regla que en la excepción (Moscovici, 1979 p. 201). Lo anterior, constituye un serio problema para la psicología social, en tanto que desde la perspectiva representacional de Moscovici los modelos y aproximaciones individualistas y cognitivistas no permiten dar respuesta a la diversidad de modelos explicativos que coexisten en los sistemas sociales. Frente a estos planteamientos la escuela sociológica asume una postura declarativa que sitúa el campo de las representaciones sociales en una interfase entre la sociología y la psicología social, planteando que, al igual que los individuos, los modelos y teorías no pueden abstraerse de una posición social específica. En este contexto, las representaciones constituyen principios organizadores de las posiciones adoptadas en las relaciones simbólicas entre las personas, posiciones que van ligadas a las inserciones específicas en un conjunto definido de relaciones sociales (Doise, 1991). Así, constituyen productos socioculturales que emanan de la sociedad y que, al mismo tiempo, nos informan de los modelos de interacción y comprensión de los valores, creencias e ideologías que forman parte de un gran y complejo entramado social (Doise, 1985). La escuela sociológica de las representaciones sociales constituye uno de los últimos descentramientos de la teoría original; sin embargo, a propósito de sus debatidos planteamientos también es posible identificar un grupo alternativo de desarrollos que devienen en nacientes escuelas de la TRS. Si bien hasta ahora no contamos con antecedentes que permitan reagrupar estos aportes en perspectivas independientes, me parece necesario introducir algunas descripciones que puedan aportar al conocimiento del estado del arte en el tema. De acuerdo a Denise Jodelet (2003a; 2003b) en la investigación actual, aparecen una serie de modelos y enfoques que responden a perspectivas dialógicas, comunicacionales e interpretativas. Todas ellas asumirían los planteamientos de la tercera escuela, en tanto suponen una posición declarativa respecto de la selección de temáticas y desarrollos en la investigación. En Escocia Ivana Marková lidera a un grupo de investigadores que asume que la epistemología que orienta la TRS es dialógica, relevando el carácter reconstructivo de los discursos sociales y, fundamentalmente, el importante papel de los movimientos sociales en su transformación. Ejemplo de ello son las investigaciones desarrolladas en torno a los temas de democracia, VHI y SIDA. En Italia, en cambio, hay una tendencia a trabajar más sobre procesos de comunicación y, particularmente, en los contextos mediáticos, relevando su influencia sobre las transmisiones y formas de conceptualizar el mundo, destacándose los trabajos de Annamaria de Rosa
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(Jodelet, 2003a) en relación a la influencia de Internet y de la memoria social en la construcción de significados sociales en distintos grupos etáreos. Finalmente, desde una perspectiva más interpretativa -representada por autores como Gerard Duveen y Sandra Jovchelovich en Inglaterra o Uwe Flick y Wolfang Wagner en Alemania y Austria, respectivamente- el estudio de las representaciones sociales se orienta a trabajar sobre el discurso, entendiendo que éstas constituyen un sistema de significación compartida en diferentes grupos (Jodelet, 2003a). 1.2.3. EL PAPEL DE LA IMAGEN EN LA EMERGENCIA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES. La imagen es el concepto que más se utiliza como sinónimo de representaciones sociales, ambas refieren a ciertos contenidos mentales fenomelógicos que se asocian con determinados objetos de las realidades; sin embargo, con frecuencia la imagen es concebida como una reproducción mental pasiva de un objeto exterior y se relaciona básicamente con mecanismos perceptivos (Araya, 2003). Este modo de conceptualización enfatiza las diferencias que existen entre ambos constructos, planteándose que la representación social, lejos de constituir una reproducción especular de cierto objeto exterior, refiere a un proceso de construcción mental de un objeto cuya existencia depende del propio proceso de representación (Ibáñez, 1988). En mi opinión, el planteamiento anterior resulta de una observación dicotomizante de la realidad –sujeto y objeto como campos heterogéneos- que colinda con las críticas que de igual modo se le realiza a las representaciones sociales, desplegando apreciaciones que enfatizan el carácter constructivo de estas últimas y reducen la significación de la imagen al acto de representar, es decir, identificándolas como un puro reflejo del mundo exterior. De este modo, las diferenciaciones entre ambos conceptos se traducen en disputas que desconocen la evidente integración de ambas formas de representar y que derivan precisamente del carácter social involucrado en la construcción de las imágenes y representaciones sociales. En este sentido, resulta importante evidenciar que, desde una comprensión socioconstructiva, la imagen social puede ser entendida como una representación activa que adquiere movilidad, en tanto producto de las conversaciones de una persona y/o colectividad y como prolongación de su devenir, en función de los medios y métodos que permiten conocerla. Con esto pretendo relevar el carácter constructivo e interpretativo que es posible otorgar al concepto de imagen social, integrándola como una fuente que alimenta el proceso de configuración y emergencia de una representación social. Retomando los planteamientos del propio Moscovici (1979), la imagen en su sentido figurativo, sería una de las dos caras inseparables de la representación social, constituyendo el perfil figurativo que adquiere significación a través su cara simbólica. En este contexto, adquiere el carácter de imagen nuclear concentrada, que se conforma de manera gráfica y coherente, capturando la esencia del concepto, teoría o idea que se intenta reconstruir (Moscovici, 1976). La imagen social entonces, condensaría implícitamente una serie de atributos, esquemas, actitudes y
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estereotipos relacionados, constituyéndose en una ilustración, consensuada socialmente, sobre las representaciones sociales creadas ante una determinada realidad (Mora, 2002). Hasta aquí, solamente se ha fundamentado la necesidad de comprender que la imagen social constituye
un
elemento
fundamental
de
las
representaciones
sociales,
enfatizando
la
correspondencia ante ambas conceptualizaciones y relevando el aporte de la perspectiva construccionista para su comprensión; sin embargo lo anterior se torna aun más relevante si consideramos el papel de la imagen en el proceso de emergencia de una representación social, aspecto que en la TRS ha sido abordado fundamentalmente por las aproximaciones procesuales como respuesta a los planteamientos del enfoque estructural. En este trabajo, el tema de la imagen social adquiere relevancia en tanto supone hacer explícito que el proceso de reconstrucción de la o las imágenes del/la psicólogo/a en los medios de comunicación de masas chilenos será abordado de acuerdo a los criterios que son enfatizados por la primera escuela, estableciendo, al mismo tiempo, un puente ideológico-conceptual con los planteamientos de la escuela sociológica, al evidenciar mi propia toma de posición en el marco de una epistemología socioconstruccionista de interpretación a la hora de analizar las dimensiones de la ética involucradas en estas representaciones. Con ello se pretende relevar el poder de la imagen social como un producto que sintetiza visualmente el discurso social implícitamente desplegado respecto de este grupo profesional, entendiendo que a través de sus atributos se podrá acceder a los contenidos ideológicos y morales que refuerzan el papel ejercido por los/as psicólogos/as en nuestro medio nacional. De este modo resulta coherente abordar cómo se instituye desde la perspectiva de la Escuela Procesual el proceso de generación de una representación social, aspecto que es desarrollado por Moscovici y Jodelet poniendo un énfasis especial en torno a la idea de imagen social. Veamos a continuación lo que estos autores nos plantean al respecto: Moscovici sostiene que en cuanto a la formación y emergencia de las representaciones sociales existen dos procesos que las hacen posibles: la OBJETIVACIÓN y el ANCLAJE, los cuales explican cómo lo social transforma un conocimiento en una representación colectiva y cómo esta a su vez modifica el contexto social (Mora, 2002). Estos mecanismos provienen de la dinámica de las representaciones y muestran la interdependencia de lo psicológico y las condicionantes sociales. La objetivación es definida por Jodelet (1986) como una operación estructurante y formadora de imagen, en que la suma de elementos descontextualizados se convierte en un icono más o menos consistente, donde el recurso de la metáfora colabora a que éste sea visto claramente, es decir, sea más accesible al pensamiento concreto. La importancia de este mecanismo radica en que pone a disposición de las personas una imagen o esquema concreto, a partir de elementos abstractos, poco tangibles (Mora, 2002). En este proceso, las ideas son tomadas literalmente y se les atribuye una realidad física (Walmley, 2004). La objetivación consta de tres fases, a saber: la construcción selectiva, el esquema figurativo y la naturalización; la construcción selectiva refiere a la selección de elementos a través
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de la descontextualización del discurso, lo cual está mediado por criterios culturales y normativos; el esquema figurativo da cuenta de un discurso sintético, simple, concreto, que da paso a imágenes estructuradas, las cuales Moscovici llama núcleo figurativo, el cual condensa la esencia del concepto o idea a objetivar y permite a las personas comprender las cosas y a los demás en el intercambio social; por último, en la naturalización la imagen creada se convierte en realidad con existencia propia, siendo estos iconos los que constituyen la realidad de la vida cotidiana (Araya, 2002). Por otra parte, al igual que la objetivación, aunque en sentido inverso el anclaje permite hacer comprensible lo extraño; a través de este mecanismo el objeto de representación es incorporado al marco de referencia de la colectividad, en que los cambios u objetos poco familiares pueden ser asimilados en la dinámica social (Mora, 2002). Fundamentales para el anclaje son dos procesos, la clasificación y la nominación, los cuales nos permiten imaginar y representar lo inimaginable, lo innombrable y hacer nuestra propia teoría de la sociedad y la naturaleza humana (Moscovici, 1984). La imagen objetivada al ser incorporada en una red de significantes adquiere una función reguladora de la interacción social, convirtiéndose en un instrumento útil de comunicación y comprensión. Sin embargo, los intereses y valores de un grupo social pueden hacer más o menos permeable el acceso de las innovaciones a los esquemas de referencia establecidos, lo cual da cuenta del enraizamiento social de las representaciones sociales (Araya, 2002). En resumen, Moscovici (1979) en un intento de clarificación de estos procesos señala que la objetivación traslada la ciencia al dominio del ser, mostrando cómo los elementos de aquella se articulan en una realidad social, mientras que el anclaje delimita a la ciencia en el sentido del hacer, haciendo visible la manera en que ésta contribuye a modelar las relaciones sociales y el modo en cómo se expresa. En este contexto, la imagen social sería algo así como una creación icónica, simplificada y estereotipada que, a través de una serie de atributos representa una parte o el discurso social completo, que un determinado entorno sociocultural realiza con respecto a una realidad social (Gutiérrez, 1994). Como ya observamos, estas imágenes se constituyen tanto como producto de la realidad cotidiana -desde experiencias o vivencias personales- como de creaciones culturales imágenes registradas, de ilustraciones que apoyan el discurso social- que también contribuyen a formar un proceso de doble implicación. Así, entre estas creaciones podemos encontrar fotografías o caracterizaciones (dibujos o caricaturas que aparecen en cualquier medio escrito, actuaciones registradas de medios como la televisión) que circulan en los medios de comunicación de masas, constituyéndose en poderosos instrumentos de creación de imágenes sociales que refuerzan o configuran un discurso social predominante (Moscovici, 1979). Al respecto, es posible plantear que los medios de comunicación actualmente cumplen un doble papel en nuestra sociedad: construyen representaciones sociales a la vez que distribuyen imágenes socialmente construidas. En el mundo contemporáneo, los medios masivos hacen posible transmitir conocimientos e intercambiar información sobre los sucesos acontecidos en la realidad,
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permitiendo interpretar esas informaciones al dotarlas de un contenido ideológico o moral, que, a final de cuenta, se traduce en posicionamientos personales y actitudes ante la realidad, o lo que es percibido como tal. Sirvámonos de estos antecedentes para introducir el siguiente apartado en el que se abordará el desarrollo de la teoría e investigación de los medios de comunicación de masas como fuente de indagación y construcción de representaciones sociales, en términos generales, y de manera específica, en relación a nuestro objeto/sujeto de estudio: el ejercicio profesional de la psicología y sus despliegues en torno a la ética involucrada.
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1.3. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS. “No sabemos si lo que decimos es en particular significativo, pero si que es al menos verdadero” (Robert K. Merton, 1957, describiendo la investigación de la comunicación de masas)
1.3.1. HISTORIA, TEORÍAS Y APROXIMACIONES. Los medios de comunicación masiva surgen en el siglo pasado como un elemento cada vez más poderoso del universo simbólico compartido de los individuos que constituyen una comunidad y, por ende, una cultura particular. Desde sus orígenes, el estudio de lo masivo se concibió como un campo recortable dentro de la estructura social, con una lógica intrínseca, como la tuvieron la literatura y el arte hasta mediados del siglo pasado, entendiendo que formaba parte y a la vez constituía “una subcultura determinada por la posición de sus agentes y extensión de sus públicos” (García, 1989, p. 237). Históricamente la noción de cultura masiva surgió cuando las sociedades ya estaban masificadas, producto del aumento súbito de lectores de diarios y revistas. Bauman (1972) la describe como un resultado inevitable de varios procesos de la sociedad moderna: la ampliación del mercado, la supremacía de la organización a gran escala y la eficacia de las nuevas tecnologías para la producción cultural. Así, por décadas han sido descritos como cultura de masas los contenidos producidos y diseminados por los medios de comunicación masiva (Rosemberg y White, 1957; Bauman, 1972; Wolf, 1994; Nantes, 2004). Del planteamiento anterior deriva el concepto de cultura mediática, categoría que es trabajada desde la comunicación, la semiótica, la sociología, la psicología social y otras disciplinas, aludiendo al diferencial de poder que pone énfasis en la capacidad modeladora del conjunto de las prácticas, los saberes y las representaciones sociales que tienen en la actualidad los medios masivos y las nuevas tecnologías o medios desmasificados (Bettetini y Colombo, 1995). Esta cultura indica el proceso de transformación en la producción de significados por la existencia de esas tecnologías y medios. Así, la cultura mediática -en cuanto transformadora de prácticas- opera también desde dentro de la cotidianeidad, más allá de las situaciones específicas de recepción, o del carácter de público de los sujetos -consumidores o usuarios-, extendiéndose a todas las formas de la vida social (Huergo, 2000). Al respecto, Teun Van Dijk (1996) expresa que los medios de comunicación y sus discursos han pasado a tener un papel decisivo en la transmisión de significados: "ya sea a través del periódico o de la televisión, el discurso de las noticias influye en el contenido y los principios fundamentales de nuestros conocimientos y (otras) representaciones sociales" (p. 174). Las características tecnológicas de los medios de comunicación masiva o mass media20, en cuanto a su alcance en términos de cobertura a grandes cantidades de personas en forma
20 El término mass media es utilizado como sinónimo del conjunto de medios de información y/o comunicación que de forma masiva envían mensajes verbo-icónicos a grandes grupos de población. Por una parte, este
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simultánea, les otorgan una característica tan novedosa y sorprendente en cuanto a su efecto sobre la conducta de grandes poblaciones, que ha dado paso a una extensa línea de investigación (Mcquail, 1999), gestándose a principios del siglo XX el Mass Comunication Research (MCR) -estudios comunicacionales de masas-, movimiento que vio en la comunicación una herramienta estratégica para producir cambios sociales y se planteó estudiar este fenómeno, en tanto producto de efectos conductuales (Giacaman y Muñoz, 2004). Se ha propuesto diferentes hipótesis explicativas respecto de los efectos de los medios sobre la población, los cuales han ido evolucionando desde una postura más reduccionista y simplista, con el clásico modelo de la información inyectada en una población a través de los medios se producirá un efecto predecible y cuantificable en los individuos (Klapper, 1960), hasta una postura absolutamente escéptica en cuanto al efecto de cualquier mensaje, en el sentido de su absoluta impredicibilidad (Morales, 1994). Vemos a continuación un resumen de estas teorías explicativas en relación a los desarrollos de investigación en el ámbito de la comunicación. Entre 1900 y 1940 emerge y se desarrolla la Teoría de la Aguja Hipodérmica -propuesta originalmente por Harold Lasswell- en la que se clasifica por primera vez a la audiencia como una masa social constituida por una congregación homogénea de individuos sustancialmente iguales -no diferenciables- aunque procedan de contextos distintos o heterogéneos socialmente. Así, se postula que cualquier mensaje sería captado e interpretado de igual manera por toda la masa, de modo tal que este factor explicaría en gran parte, el interés de los grupos de poder en la teoría como factor manipulador en los medios de comunicación en su labor propagandística (Giacaman y Muñoz, 2004). Posteriormente, con la influencia de la teoría cibernética y críticas a las posturas ambientalistas radicales, se constata que los factores psicológicos, a nivel individual y grupal, serían determinantes al momento de la comunicación tanto por parte de los emisores como de los receptores. Desde esta perspectiva, las fuentes emisoras ordenan el mensaje que quiere entregar, y la audiencia recibe de la misma forma el mensaje, codificándolo según su estructura cognitiva y por tanto, pudiendo tener distintas reacciones frente a un mismo mensaje (Shannon, 1948, Wiener 1948). Cuando la coyuntura social se toma el protagonismo, se postula que los medios de comunicación forman una parte fundamental de la sociedad como motores de acción creativa y evolutiva del lenguaje humano. Surge así, la Teoría de los Líderes de Opinión como representantes de discursos definidos para los grupos sociales que representan (Giacaman y Muñoz, 2004). Más adelante, la estrategia se torna protagonista en los medios de comunicación y se descubre que las formas sociales pueden manejarse a través de los medios de comunicación, preservando así el Statu concepto se refiere a los instrumentos de los que el emisor se sirve para hacernos llegar sus mensajes, como los libros, los periódicos y las revistas, para los mensajes impresos; las películas y las fotografías, si se trata de mensajes filmados; la televisión, la radio y los ordenadores, cuando los mensajes son electrónicos y, por otra parte, refiere a la “masa” –o público destinatario masivo- y a las características que esta presenta: 1. Gran número de espectadores. 2. Gran dispersión geográfica de estos. 3. Anonimato entre los individuos del grupo de público y respecto a la identidad del comunicador (Lorenzo, 2004).
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Quo. De este modo, se postula que los contextos de poder utilizan los medios de comunicación como canales efectivos para transmitir discursos específicos tendientes a preservar las formas de pensar e intereses de los emisores (Giacaman y Muñoz, 2004). En este escenario surgen la Teoría de los Efectos Indirectos y la Teoría de Agenda-Setting, perspectivas que consideran a los medios de comunicación como instancias de poder que nos dicen sobre qué temas tenemos que pensar y discutir. Denominadas también como Teorías de los Efectos Limitados -pues la prescripción de una agenda por parte de los medios de comunicación no impide la función mediadora de las redes de relaciones interpersonales- se plantea entonces que la influencia de los medios es limitada (por ejemplo, por la selectividad de los receptores), indirecta y no inmediata (la influencia necesita tiempo) y que el sentido y los efectos de los medios emergen de la interacción entre textos y funciones asumidas por las audiencias. Así, se plantea que la decodificación de los medios depende de la implicación de la audiencia, que resulta de la forma en que diferentes entornos culturales construyen la función del receptor (Blumer y Katz, 1975). Más contemporáneamente, la MCR se centra en la individualidad, descubriendo que el efecto de la comunicación no puede reducirse a una observación a corto plazo, sino que su impacto en los individuos perdura en el tiempo y su efectividad depende, más bien, de sus influencias a largo plazo (Giacaman y Muñoz, 2004). En este contexto, se postula que existe una audiencia pensante que decide lo que quiere recibir y comunicar; son los seres humanos quienes, en una ilusión consensuada, eligen lo que ofrecen los medios de comunicación. El poder se le entrega al individuo, dejando el concepto de colectividad o masa a un lado y, pasando a conformar el centro los estudios, aquellos que apuntan a las tendencias discursivas que aglutinan a los diferentes grupos sociales, en tanto posibles fuentes de identificación de los individuos (Giacaman y Muñoz, 2004). Hoy la realidad nos demuestra que las ideologías están presentes como una industria cultural; los medios de comunicación se encargan de crear opciones para que los individuos formen su propia identidad (Lull, 1997). Sin embargo, las opciones son limitadas y las individualidades se enmarcan en grandes discursos que actúan en subterfugios sociales cognitivos, propios de diversos desarrollos humanos que se agrupan según los consensos a los que llegan. Lo anterior estaría marcado verticalmente por los acontecimientos históricos y sociales, aspectos que representan las actuales perspectivas de estudio en el campo de la comunicación (Giacaman y Muñoz, 2004). A pesar de las diferencias en las anteriores perspectivas teóricas, parece haber consenso en que la dimensión de la comunicación modula en forma significativa los procesos de distribución y consumo de productos y servicios (González-Molina, 1990) y, en este contexto, también se ha abordado el impacto diferencial de los distintos medios de comunicación de masas, evidenciando que, pese a existir algunas diferencias estos compartirían, de acuerdo a Dennis Mcquail (1999), los siguientes factores:
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• Tienen que ver con la producción y distribución de 'conocimiento' en forma de información, ideas y cultura. Son tanto una respuesta a necesidades sociales colectivas como a demandas individuales. • Proveen canales para relacionar a ciertas personas con otras: emisores a receptores, miembros de la audiencia, todos con su sociedad y sus instituciones. • Operan casi exclusivamente en la esfera pública. Son una institución abierta en la que todos pueden participar como receptores y, bajo ciertas condiciones, también como miembros. Su carácter público se debe al tratamiento que realizan sobre los asuntos vinculados con la opinión pública, la cual también puede formarse a propósito de su influencia. • La participación de los medios como miembros de la audiencia es en esencia voluntaria, sin compulsión ni obligación social, rasgo que es mayor que en otras instituciones concernientes con la distribución del conocimiento como la educación, religión o política. • Se articulan con la industria y el mercado por medio de su dependencia con el trabajo pagado, la tecnología y la necesidad financiera. De este modo, además está invariablemente vinculados a los poderes de estado de diferentes maneras, a través de mecanismos legales y legitimando ideas que varían de un contexto a otro (realidades particulares y locales). Estos antecedentes permiten concluir que la comunicación masiva se ha situado a manera de un trasfondo referencial simbólico y valórico común para la mayor parte de los componentes de la sociedad y, en esta medida, se constituye en un reproductor cultural que, junto a otras instancias tales como la escuela, gobierno, política, religión y negocios (instancias que se refuerzan mutuamente), reafirma los modos complementarios del poder cultural y económico (Lull, 1992). Los medios tienen un carácter modulador de la cultura a corto y largo plazo, y a la vez son un reflejo o una expresión cultural muy inmediata. Así, los medios se constituyen en instrumentos de poder, ya sea político-ideológico, económico, cultural y ético-religioso (Grimson, s/f). Sin embargo, esta postura también ha sido rebatida, planteando que se ha tendido a dar una impresión exagerada y, en cierta forma engañosa, de las actividades y experiencias asociadas con las tecnologías de comunicación masiva (Mcquail, 1999). En este sentido, se postula la existencia de un continuo en el que pueden ser ubicados gradualmente los usos y respuestas a los medios de comunicación de masas, que se extiende desde el caso universal y unidireccional, dominado por poderosas y centralizadas fuentes de mensajes, al de pequeños y locales intercambios de información sobre cosas familiares, otorgándoles a estas últimas un carácter más confiable (Mcquail, 1999). Desde esta perspectiva, entonces, se les confiere la capacidad de contribuir a la calidad de vida, en tanto que también desarrollan y extienden las actividades e intereses de las personas. Así, cuando la experiencia parece concordar con el tipo ideal descrito, se da lugar a que, a través de los medios, la sociedad exhiba su unidad y solidaridad, y sus miembros se unan en una conducta, intereses v sentimientos comunes (Mcquail, 1999). Asimismo, cuando se aborda el impacto de los nuevos medios o tecnología, como Internet, se postula la emergencia de nuevas características que se condicen con una visión positiva y democrática de su influencia21. Entre ellas se pueden citar: 21
Al contrastar esta característica con los contextos de accesibilidad a los medios de comunicación masivos en países en subdesarrollo como el nuestro, surge la duda de si verdaderamente es posible suponer que toda la población tiene acceso a medios como Internet, ya que evidentemente se ven restringidos por las estructuras
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abundancia de artículos de cultura e información disponibles a bajo costo; más diversidad y posibilidad de elección; devolución del control al receptor/usuario: descentralización; interactividad en vez de unidireccionalidad (Wolf, 1994). Los nuevos medios de comunicación de masas también parecen ofrecer la posibilidad de un cambio en el balance del poder del emisor al receptor haciendo toda clase de contenidos más accesibles a los usuarios y selectores sin la dependencia de la mediación y control atribuidos a las tradicionales comunicaciones masivas como la prensa y la televisión (Mcquail, 1999). Independiente del valor que se le otorgue a los medios de comunicación de masas, actualmente la mayor parte de las teorías de la comunicación tienden a plantear que el proceso masivo no puede ser visto como carente de intencionalidad -o fines-, en tanto la realidad que se presenta a través de dichos medios es una realidad creada, construida socialmente, que explícita o implícitamente, posee o contiene pretensiones (Wolf, 1994; Huergo, 2000). Esta observación tiende a ser reforzada en la medida que algunas características de la vida urbana actual -como el aislamiento, el individualismo, las dificultades de interacción social- contribuyen a posicionar a los medios de comunicación masivos como informantes claves y veraces que, a través de sus producciones mediáticas, transforman, crean y divulgan representaciones, discursos e imágenes sociales de parte importante de la sociedad (Gerbner, Gross, Morgan y Signorelli, 1981). En este sentido, actualmente los mass media pueden ser considerados tanto sectores industriales -en tanto medios de información-, mediadores o agregados culturales, como también elementos conformadores de una experiencia individual o de un gran evento social, situando una amplia variedad de aproximaciones al tema (Wolf, 1994). Estas circunstancias provocan un nuevo nacimiento en la teoría de comunicación, donde diversos campos de investigación elaboran teorías propias sobre el tema y al mismo tiempo, son contrastadas por diversas disciplinas. Así, el estudio de los
medios
de
comunicación
constituye
un
campo
que
actualmente
es
emprendido
pluridisciplinariamente, pero donde cada perspectiva, en general, enfatiza su propia terminología o sus conocimientos específicos para abordarlos y calificarlos (Nantes, 2004). No obstante lo anterior, los estudios surgidos desde la sociología de la comunicación de masas (McQuail, 1999), la psicología de los medios de comunicación (Del Río, 1996) o desde la teoría de la comunicación y semiología (Gubern, 1992), entre otras disciplinas, han evidenciado en su conjunto, que los medios y tecnologías de la información y comunicación representan un espacio o contexto sociocultural de primer orden en el proceso de socialización de los individuos, constituyéndose en mucho más que meros soportes o canales físicos transmisores de información. En este sentido, poseen importantes y poderosas influencias en la construcción social de la cultura, en
macroeconómicas, reduciendo las oportunidades de parte importante de la población. Asimismo, la emergencia de sitios que apelan a la subjetivad de sus constructores, como los weblogs y fotologs, suponen ampliar este análisis, en tanto la esfera publica podría deslucirse en espacios que, si bien se encuentran accesibles a todos quienes navegan por el universo de la red, no constituyen portales de entrada masivos, ya que aluden más bien a la esfera privada de quienes los producen.
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los hábitos y relaciones interpersonales y en la configuración de la percepción de la realidad, tanto en los sujetos individuales como sobre el conjunto de la población. La acelerada evolución y desarrollo tecnológico de las últimas décadas no tiene precedentes con ninguna etapa histórica anterior. Las nuevas tecnologías de la comunicación se han incorporado de forma acelerada a la vida colectiva y cotidiana de los ciudadanos y, en consecuencia, han empezado a trastocar y crear un entorno cultural totalmente revolucionario en el paisaje de las relaciones interpersonales de quienes las utilizan (Bettini y Colombo, 1995; Negroponte, 1995). El actual avance tecnológico de las comunicaciones todavía no tiene término, ya que progresa aceleradamente de un año a otro. Por ello, es difícil predecir sus consecuencias a nivel sociocultural y, más aún, su incidencia sobre la sociedad en su conjunto. Lo que sí sabemos es que en poco más de cincuenta años, la población de los países más industrializados del planeta han pasado de una cultura elaborada en base a la experiencia empírica sobre la realidad -mediante experiencias contingentes con otros seres humanos o situaciones- a una cultura construida sobre experiencias artificiales, es decir, a través de experiencias provocadas por las distintas tecnologías de la información que ofrecen representaciones vicarias o simbólicas de la realidad (Dittus, 2005). En este sentido, es posible observar que los medios de comunicación “se han convertido en una fuente dominante de definiciones e imágenes de la realidad social para los individuos, pero también colectivamente para grupos y sociedades: expresan valores y juicios normativos inextricablemente mezclados con las noticias y los entretenimientos” (McQuail, 1999, p.22). Adicionalmente se ha planteado que los medios de comunicación de masas constituyen un espacio contradictorio, donde se negocia el sentido y se (re)crea la hegemonía cultural en un juego de mediaciones, que implican a otros actores sociales tales como instituciones o grupos e individuos (Matterlart y Matterlart, 1997). Es precisamente en estos últimos donde se determinará finalmente un sentido que -al hacerse intersubjetivo y consensual- llegará a constituirse en un referente cultural. Así actualmente, los mass media se sitúan en un lugar de privilegio para la construcción del sentido común, constituyente y expresión esencial de la cultura contemporánea (Morales, 1994). 1.3.2. EL ESTUDIO DE LOS MASS MEDIA. Los programas de investigación ligados al campo de los medios de comunicación de masas se han constituido en un tema de estudio emergente en todas las áreas de las ciencias sociales y específicamente para la psicología. Sin embargo, dos aproximaciones resultarán fundamentales, tanto por su coexistencia como por su retroalimentación en términos de discursos, aunándose en propuestas que, aunque disímiles, irán compartiendo una metodología de aproximación y teorías explicativas en torno a la influencia de los medios de comunicación de masas en las sociedades. Estas son, por una parte, los diversos enfoques de la comunicación, agrupados en torno a la Teoría de la Comunicación, y por otra, la Psicología Social a través de los estudios de la comunicación persuasiva y otras teorías psicosociales.
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Para las ciencias de la comunicación, los mass media constituyen el tercer e importante elemento entre el individuo y la sociedad. Esta valoración significó para los investigadores de los medios, la necesidad de incorporar como referentes a distintos/as teóricos/as de la psicología social y con ello, recibir a lo largo del tiempo, la constante influencia de la disciplina (Nantes, 2004). Por su parte, la psicología social históricamente ha situado a los medios de comunicación de masas como un campo de investigación por excelencia, el que ha sido abordado de acuerdo a diferentes criterios y en coherencia con los paradigmas de investigación imperantes a lo largo de su propio devenir, relevando, entre otros aspectos, sus finalidades o puntos de vista y niveles de explicación implicados en su observación (Rouquette, 1986). El estudio de los medios en la historia, entramado por ambos planteamientos, puede ser abordado a partir de los primeros estudios de radiofonía y medios de prensa escritos que, apoyados en las iniciales teorías psicosociales y de la comunicación abordan contingentemente su influencia en distintos grupos sociales (audiencias) y en la sociedad en general. Charles Hoorton Cooney, uno de los primeros psicólogos sociales estadounidenses, aborda el rol de la comunicación en la sociedad en los trabajos “Humman Nature and the Social Order” (Naturaleza Humana y Orden Social, 1902) y “Social Organization” (Organización Social, 1909), evidenciando cómo los, -en ese tiempo- nuevos medios ejercen influencia en los individuos tornándolos seres individualistas por el ofrecimiento de ideas que son congruentes con sus propios puntos de vistas y, al mismo tiempo, paradójicamente, quiebran los límites en torno a las ideas y gustos particulares, produciendo actitudes conformistas en la población (McDonald, 2004). Posteriormente a partir de la incorporación del cine y su masificación, algunos investigadores focalizan su atención en este nuevo medio, indagando en sus características e implicancias en los modos de vida de la época. Hugo Munsterberg, interesado por los efectos que se producen en las representaciones del mundo a partir de observación de películas mudas, publica en 1916 “The Photoplay: A Psychological Study”. Este estudio que, experimentalmente consigna las respuestas de una serie de sujetos frente a estímulos visuales sin sonido, le permite concluir que las personas tienden a completar sus percepciones a partir del reconocimiento de aspectos simbólicos presentados, aspecto que resultará central en su posterior aceptación (o no) como instancias del mundo real. De este modo, señala que las representaciones que hacemos del mundo y nuestros aprendizajes dependen de las funciones simbólicas implicadas en su procesamiento y que la comunicación, y la influencia de los medios, se verán necesariamente afectada por dicho proceso de simbolización (McDonald, 2004). Otros investigadores de la época se interesarán también por los efectos de las primeras películas en la audiencia, aunque concentrados principalmente en la influencia de estos medios en los infantes, mientras que un número importante de trabajadores sociales y sociólogos abordarán diversos aspectos de vida en las ciudades modernas ligados a temas como la educación, recreación y ocio (Edwards, 1915; Phelan, 1919). En 1928 este abordaje se institucionalizará emergiendo el
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“Motion Picture Research Council” (Consejo de Investigación en Cine) por y el “Committee on Educational Research of the Payne Fund” (Comité de la Investigación en Educación de la Fundación Payne), organizaciones que agrupan a una serie de cientistas sociales que se abocarán a estudiar los potenciales efectos de los medios de comunicación en los niños (Benjamin, 1986; McDonald, 2004). Estas instancias centrarán especialmente su análisis en los productos de la emergente industria cinematográfica y radial, concluyendo que no sólo los/as niños/as se verán afectados por la influencia de estos medios, incorporando el efecto producido en los adultos como un importante objeto de estudio (Charters, 1933). Así, con el correr del tiempo, a partir de estos trabajos se documenta una serie de efectos, concluyendo que altos niveles de exposición a los medios podrían relacionarse con faltas morales, conductas violentas, delincuencia, disminución de la inteligencia, entre otros factores (McDonald, 2004). No obstante lo anterior, también se incorpora elementos de análisis que beneficiarán indirectamente las observaciones y juicios a los medios, ya que junto a estos negativos efectos, se añadiría una curiosa interpretación: precisamente quienes se sienten más atraídos por los mensajes negativos que transmiten los medios serían aquellas personas (y niños) que presentan dichos problemas y características (McDonald, 2004). A partir de este planteamiento, se evidencia que la influencia de los medios también se vería afectada por los estilos de vida, experiencias y características de las audiencias, cobrando fuerza la hipótesis de relación recíproca que, sintéticamente, establece que si bien los mensajes e imágenes que se transmiten en los medios de comunicación masivos influyen en las percepciones y aprendizajes de las audiencias, también las características de éstas últimas modularían el impacto de su influencia (Nantes, 2004). En la década de los 30, las investigaciones se focalizan principalmente en la radiofonía, centrando sus observaciones en los millones de radioescuchas que alrededor del mundo pasaban inadvertidos en los estudios que abordaban la influencia del cine y sus productos mediáticos. Particularmente, las primeras encuestas de audiencias, mostraron que parte importante de la población centraba su atención en algunos programas, sensibilizando sus opiniones y marcando pautas en torno a las problemáticas que afectaban los estilos de la recientemente instituida vida moderna (McDonald, 2004). Una serie de estudios encargados por el “President’s Research Committee” [Comité de Investigación del Presidente] en Estados Unidos, compilados en dos volúmenes y publicados en 1933 bajo el título de “American Civilization Today: A Summary of Recent Social Trends” [Civilización Americana Hoy: Un resumen de tendencias sociales recientes], dieron cuenta de los más de cien efectos de la radio, revelando la importancia de este medio como instigador de las masas en la sociedad estadounidense de la época (McDonald, 2004). Sin embargo, no sería hasta el 30 de octubre de 1938 que estos planteamientos cobrarían una fuerza inusitada, cuando Orson Welles provocara un increíble pánico en la población al sacar al aire un programa que – adaptando la obra de Herbert George Wells “La Guerra de los Mundos”- anuncia la invasión a la Tierra de un ejército marciano. Una hora de transmisión fue suficiente para que millones de
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radioyentes creyeran que el país estaba sufriendo una invasión extraterrestre y, paradójicamente, estudios posteriores develan que, si bien algunos ciudadanos intentaron huir del supuesto ataque con gas, lo cierto es que la propia radio consiguió hacer creer que el miedo se extendía, con una intensidad mucho mayor de la que realmente alcanzó (Cantril, Gaudet y Herzog, 1940). Estos estudios posibilitaron la emergencia de la llamada teoría de la omnipotencia de los medios, congregando posteriormente a una serie de observadores que, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, enfatizaron el papel de la propaganda a través de los medios de comunicación de masas, planteando que bajo ciertas condiciones éstos se constituyen en fuentes de poderosa influencia social (McDonald, 2004). Hasta aquí es posible observar que la investigación realizada en el campo, antes de la Segunda Guerra Mundial, se había concentrado en la medición de las actitudes y en el descubrimiento de de las técnicas utilizadas para manipular la opinión pública a fin de conseguir que ésta fuera menos susceptible a la propaganda. A partir de entonces, el interés se centró en el estudio experimental de la persuasión y el objetivo último que se perseguía con las investigaciones era maximizar los efectos de la comunicación persuasiva (Collier, Minton y Reynolds, 1991). Así, los descubrimientos pasaron a formar parte de los gobiernos de turno que los utilizaron para promover la emergencia de inusitadas muestras de patriotismo en la población y que, subsecuentemente, han sido utilizados para construir nuevos enemigos públicos y justificar, entre otras cosas, los enormes gastos en armamento y desempeño militar en una serie de contextos, épocas y países. Es así como a partir de la de la década de los 40, emergen una nueva serie de estudios que se verán representados en la obra “The American Soldier” [“El Soldado Americano”, 1949] que, en sus tres volúmenes22 dedicados al estudio de la influencia de los medios de comunicación de masas, constituye un trabajo de referencia obligada para quienes abordan su influencia en el campo de la comunicación y las ciencias sociales (Nantes, 2004). Sin embargo, las explicaciones de Carl Hovland y sus colaboradores (autores del tercer volumen) se distancian de las observaciones reportadas por Cantril en el contexto de la invasión marciana –a partir del estudio de los mecanismos que, asociados con los múltiples efectos y diferentes interpretaciones de un programa de radio, explicaban la influencia social de los mediosfocalizando su atención en los mensajes y cómo la estructuración de los argumentos constituyen la fuente final de persuasión (McDonald, 2004). En este contexto comienza una carrera en la que una serie de investigadores se vuelcan a los laboratorios, intentando aislar aquellos factores que, contrastando una serie de variables dependientes como por ejemplo, el tipo de medio y mensaje que se transmite, explicasen su influencia en términos de generación de actitudes en la población 22
Stouffer, S., Suchman, E., DeVinney, L., Star, S., y Williams, R. (1949). The American Soldier: Vol. 1.Adjustment During Army Life. Princeton, NJ: Princeton University Press. Stouffer, S., Lumsdaine, A., Lumsdaine, M., Williams, R., Smith, M., Janis, I., Star, S., y Cottrell, L. (1949). The American Soldier: Vol. 2. Combat and Its Aftermath. Princeton, NJ: Princeton University Press. Hovland, C., Lumsdaine, A. y Sheffield, F. (1949). Experiments in Mass Communication. Vol III: Studies in Social Psychology in World War II. Princeto, N J: Princeton University Press.
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(McDonald, 2004). En este sentido, si bien los resultados permitieron identificar cómo se gestaban diferentes actitudes a partir de la influencia de diferentes medios de comunicación, el interés prontamente se centró en identificar cómo era posible generar cambios en las percepciones de las audiencias y, con ello, se dio paso a un nuevo programa de investigación, liderado por Paul Lazarsfeld, el cual centró el análisis en los sujetos supuestamente respondientes o, en términos mediáticos, en la llamada opinión pública tan consultada en la actualidad. Al finalizar la década de los ‘50 y adentrados los ‘60, la influencia de un nuevo medio, la televisión, pasó a formar parte de los estudios y en este contexto, los investigadores intentaron develar las fuentes de su poder, volcándose nuevamente en las imágenes que, en la era de la radio habían pasado a un segundo plano de indagación (McDonald, 2004). Es así como nuevamente comienzan a circular las teorías que ligan los comportamientos con la influencia de los medios y con ello, la observación de la conducta violenta y las actitudes frente a la política pasan a ocupar un lugar preponderante. Las hipótesis de influencia recíproca nuevamente cobran fuerza, pero ahora bajo el efecto de las nociones de reforzamiento proporcionadas por la psicología conductual, subrayando cómo los medios transmitían una serie de repertorios conductuales que, bajo ciertas condiciones de exposición, favorecerían el cambio de actitudes en sus observadores. Prontamente estas teorías fueron reemplazadas por nuevas investigaciones que, lideradas por Ted Newcomb, demostraban que no era precisamente la influencia de las conductas transmitidas por los medios las que posibilitaban cambios a nivel actitudinal, sino que, por el contrario, la influencia de (en) las actitudes eran las que precisamente posibilitan cambios a nivel comportamental (Newcomb, 1953; 1961). La teoría de la co-orientación, develó el papel preponderante de los medios pero ahora mediatizados a partir de su influencia persona a persona, evidenciando que las orientaciones de los grupos sociales dependían también de la presencia de figuras que reforzaran las actitudes y, por tanto, en las que las percepciones de los otros ocupaban un rol preponderante para explicar la comunicación y los efectos de los medios de comunicación de masas (McDonald, 2004). Si bien emergen teorías que “supuestamente” superaban a los anteriores planteamientos, en la práctica aparece la coexistencia de una serie de modelos explicativos y sus consecuentes propuestas metodológicas, lo cual caracterizó la investigación de los medios de comunicación masivos en la década de los ‘60 (McDonald, 2004). Cada uno de los planteamientos era soportado por una serie de estudios que fortalecían la validez de sus postulados y, contingentemente, comienzan a circular los primeros compiladores de este campo de investigación que, desde diferentes perspectivas y disciplinas, hacían evidente la fragmentación y confusión provocada por su contundente cuerpo de conocimientos (Nantes, 2004). En este contexto, se postula la necesidad de indagar en preguntas que trasciendan los estudios descriptivos y, de este modo, se genera una serie de propuestas teóricas de mayor alcance que compitieron por otorgar mayores y mejores respuestas para explicar la influencia de los medios en el comportamiento de la sociedad en general. Así, el
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clásico modelo de la información “inyectada” relevado por Joseph Klapper en su libro “The Effects of Mass Communication” [“Los efectos de la comunicación de masas”, 1960], pasaría a formar parte de los primeros meta-modelos, el que, gracias a su capacidad predictiva, fue adoptado por una serie de estudios de la comunicación y las ciencias sociales (McDonald, 2004). Sin embargo, a partir de los cuestionamientos a la teoría de la información inyectada, se generan nuevas alternativas teóricas que, mediatizando el papel de la influencia de los medios en sus audiencias proponen una explicación de tipo transaccional, aglutinando a un grupo importante y diverso de planteamientos (McDonald, 2004). Con distintos acentos, relevan la mutua dependencia entre las audiencias y los medios de la comunicación para explicar los efectos que éstos tienen a nivel social; algunos ejemplos se pueden observar en los planteamientos de Raymond Bauer en torno al papel de los interlocutores sociales y su audiencia obstinada, para referirse al papel activo de la opinión pública y responder críticamente a la pasividad que le era otorgada a la luz del modelo de la información inyectada (Bauer, 1964). La europea Teoría de las Representaciones Sociales pasaría a formar parte de esta tradición y, compitiendo con los modelos conductual cognitivos propuestos, entre otros autores, por Albert Bandura y Robert Walters (1963) en torno al aprendizaje social, introduce algunos antecedentes que darían fuerza a la idea de una construcción social de la realidad; en ella los medios tendrían el papel de reproducir y producir ciertos contenidos que, fundamentalmente devendrían de procesos y relaciones negociadas al interior de las distintas sociedades (Nantes, 2004). Asimismo, la teoría del cultivo, propuesta por Gerbner y otros investigadores (Gerbner y Gross, 1976; Gerbner, Gross, Signorelli y Morgan, 1979) otorgaría otro fundamento, mostrando que la influencia de los medios es tal, que generaría confusiones relativas a la visión del mundo real que poseen algunos individuos. En un contacto relativamente permanente con los medios, algunos sujetos asimilarían como verdaderos los patrones o estereotipos proporcionados a las audiencias y, a partir de ello, se tornarían en receptores pasivos que aportarían a las construcciones de la realidad, reafirmando su poder y otorgándole mayor credibilidad a los contenidos y representaciones del mundo que, precisamente, son relevados a través de los medios (Gerbner, Gross, Morgan y Signorelli, 1981). En contraste con estos planteamientos, los estudios de los medios de comunicación de masas se verán influidos por los postulados de las corrientes posmodernas, centrando su análisis en diversas posiciones o teorías explicativas del campo de la comunicación. Junto a la teoría de la dependencia en campo psicosocial emergen las Teoría de la Agenda Setting (McCombs y Shaw, 1972) y del Espiral del Silencio, agrupando un amplio número de investigaciones que analizan una serie de factores en torno a las dimensiones de poder (McDonald, 2004). Así, desde mediados los ‘80 hasta la actualidad distintos programas de investigación se verán afectados por la emergencia de posturas que cuestionan la universalidad y predictibilidad del comportamiento de la opinión pública y apuestan por el valor intersubjetivo de sus interpretaciones y recuperan el concepto de identidad e identidades como fuente fundamental de las interpretaciones. Paralelamente, la televisión pasa a
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ser concebida como la gran propuesta comunicacional societal, planteando que es precisamente en esta comunicación donde se produce una sobredeterminación ideológica: “el dominado llega al punto en que se siente bien y no quiere cambios radicales, solo cambios sobre algunas prácticas que dificultan el desarrollo paradojal de su vida en statu quo” (Giacaman y Muñoz, 2004, p. 49). En directa relación con el tema, el concepto de ideología pasaría a formar parte del cuerpo conceptual de las investigaciones y, de este modo, se podrá énfasis en los valores, orientaciones y predisposiciones que las conforman, planteando que su aceptación y rechazo a nivel social se vería afectada fundamentalmente por los contextos históricos sociales que representan (Lull, 1997). Se plantea que detrás de cada ideología existe un pensamiento y una intención compartida por actores sociales que se organizan a través de normas establecidas y, en este contexto, se revela el papel de medios de comunicación como fuentes de creación o contextos que proporcionan opciones para que los individuos formen su propia identidad (Lull, 1997). No obstante lo anterior, estas opciones serían limitadas y las individualidades se enmarcarían en particulares discursos que actúan como subterfugios sociales, propios de diversos desarrollos humanos que se agrupan según los consensos a los que llegan, enmarcados por los acontecimientos históricos y sociales en los que se instauran (Giacaman y Muñoz, 2004). De este modo, la influencia de los medios de comunicación de masas será contextualizada en torno a los procesos de legitimación implicados en vida cotidiana, en tanto fuente y contexto de institucionalización de diferentes prácticas, roles e identidades a nivel social. Así, se cuestionará por ejemplo la imparcialidad de las grandes industrias de la información que, encarnadas en los profesionales de periodismo, serán criticados tanto en sus competencias como en relación a la ética implicada en sus prácticas (Giacaman y Muñoz, 2004). Este fenómeno respondería a la confrontación repetida de los sistemas de imagen ideológicos que promueven ciertos valores y estilos de vida y conviven con ellos, instaurando en la práctica únicamente algunas opciones, las que probablemente responden a los grupos mayoritarios o a minorías que detentan posiciones de poder en la sociedad (Lull, 1997). 1.3.3. LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS Y SU ABORDAJE EN LA TRS. Teorías específicas contribuyeron a sentar las bases para las ciencias de la comunicación y los planteamientos de la psicología social. Añadiendo algunos elementos a las consideraciones previas, en el contexto de la revolución cognitiva de las ciencias sociales y de la comunicación es posible identificar la emergencia de la TRS como una propuesta alternativa que otorgará una nueva comprensión y metodología de estudio para abordar la influencia de los mass media en las poblaciones. A partir de la década de los ‘60, los planteamientos de Moscovici serán retomados por distintos teóricos de la comunicación y, en este sentido, su propuesta relativa a la investigación de la construcción del sentido común para comprender la relación de interferencia social, incluyendo el papel de los medios de comunicación sobre los individuos y los grupos sociales, emergerá como una
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alternativa que orientará las explicaciones de la teoría de la comunicación social de los años ‘60 y ‘70. La marcada hegemonía de modelos teóricos que apostaban por modelos de influencia recíproca o de la información inyectada, será desplazada por propuestas que concentran sus observaciones en el proceso de construcción social de la realidad, retornando a la discusión aquellos iniciales planteamientos que apostaban por la influencia radical de los medios, en tanto instancias de poder social y político que, a la luz de los modelos conductuales y cognitivos de la comunicación, veían desdibujada su preponderante influencia en la sociedad (Nantes, 2004). Precisamente en esta época destacan las críticas de la investigadora alemana Elizabeth Noelle-Neumann elaboradas a partir de las teorías del espiral del silencio, de los efectos limitados e indirectos y el concepto de exposición selectiva, propuestas descritas en los apartados previos. Estos y otros planteamientos, relevarán el concepto de responsabilidad social, haciendo evidente la emergencia de nuevos planteamientos que centrarán su análisis en torno a los procesos de significación implicados en los sistemas sociales, añadiendo la idea de imaginarios sociales que, a través de los medios transmitirían contenidos, ideas, convenciones, modas, hábitos y costumbres a la población, que los individuos reificarían como si se trataran de leyes cósmicas y universales, los cuales sería necesario seguir y respetar (Dittus, 2005). La Teoría de Agenda Setting abordaría a los mass media describiendo y precisando la realidad exterior, enfatizando teóricamente que los medios presentan al público una “lista” de temas que es necesario abordar y sobre los cuales hay que discutir y tener una opinión (Nantes, 2004). El supuesto fundamental es que la comprensión que las personas tienen de gran parte de la realidad social les es concedida, por préstamo, de los mass media (Shaw, en Wolf, 1999) y, por lo tanto, se tornarían en formas de control social que dan cohesión e integración a los grupos humanos (Wolf, 1999). No obstante, a partir de la década de los ‘80 estos planteamientos se verán confrontados por posiciones construccionistas que revelarían la importancia de los medios de comunicación más allá de las previas connotaciones esencialistas –fuentes de cohesión y participación social- añadiéndoles las funciones de construcción cultural, en tanto no es posible establecer unicidades que le otorguen un sentido universalmente válido. Al respecto Gergen (1996) enfatiza: “no tiene sentido crear descripciones definitivas de las personas ni de la sociedad, porque lo único perdurable de la vida social es su capacidad de cambio continuo” (p. 55). Como es posible suponer a partir lo expuesto en los capítulos anteriores, estos planteamientos corresponden a perspectivas epistemológicas distintas que, en sus exposiciones representan a enfoques modernos y posmodernos, respectivamente. En este sentido, los estudios de los medios en el contexto de las representaciones sociales también corresponderán a diversas aproximaciones; en este escenario, Roda (1989) plantea que al sistematizar los estudios de la sociología y la psicología social, que abordan la influencia de los medios en la creación de
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representaciones sociales -como actos comunicativos-, se observa que han pasado como mínimo por tres etapas consecutivas: a) Búsqueda de correspondencias. A nivel sociológico, ello ha significado el estudio de datos de encuestas para evaluar la influencia de campañas de cualquier tipo. En psicología experimental, en base al paradigma de condicionamiento clásico (E-R) se ha estudiado sobre todo las conductas en base a los tipos y tiempos de exposición (por ejemplo, de los niños a la televisión o a determinados programas). b) Estudio de los procesos y contenidos. Con esta etapa se ha empezado a considerar a los receptores como sujetos activos, capaces de seleccionar datos y de modificar sus propias conductas en función de variables personales y del contexto, y no sólo en función de las características del mensaje. Mientras que a nivel sociológico un concepto paradigmático ha sido el de clima de opinión y muchos estudios se han orientado a indagar la creación de distintos “climas”; a nivel psicosocial esta etapa supone el interés por el ambiente en que se da la comunicación y su incidencia en el proceso de cambio de actitudes. c) El análisis de la cultura de masas. Etapa en la que se da creciente importancia al estudio de los contextos de valor sobre los que se elevan las descripciones de la realidad social, partiendo del supuesto que las actitudes de los emisores afectan globalmente los patrones con los cuales se codifica la realidad secundaria, que constituye el discurso de los medios. Por otra parte, considerando la convergencia en las aproximaciones de las ciencias de la comunicación y la psicología social, se ha postulado una cierta complementariedad entre los planteamientos de la Teoría de la Agenda Setting y la proporcionada por la TRS, evidenciando que ambas propuestas focalizan sus interés en la relación del individuo y la sociedad -con su grupo y con su identidad- y el papel de organizador social de los mass media (Nantes, 2004). Sin embargo, al incorporar una visión crítica frente a estos planteamientos, en términos de la interpretación y análisis de los efectos de los medios de comunicación de masas en la población, emerge una diferencia fundamental, dado que la primera centraría sus propuestas y observaciones únicamente en dichos medios, mientras que la TRS ampliaría su foco de observación a las diferencias socioculturales, otorgando a los mass media –como se planteó previamente- un doble papel: construyen representaciones sociales a la vez que distribuyen imágenes socialmente construidas (Nantes, 2004). Finalmente, al relacionar lo anterior con las observaciones planteadas por Roda (1989) es posible identificar el desplazamiento de nociones modernas que propenden al establecimiento de las representaciones sociales a partir de las “reacciones” individuales de los sistemas sociales a construcciones que apuestan por una comprensión que mediatiza el papel de los medios como instancias de cultivo que, si bien pueden influir en alguna medida en las audiencias, de ninguna manera se constituyen en referentes que determinan sus representaciones. En este sentido, se enfatiza el papel constructivo de los individuos en su entorno social, posibilitando una comprensión que añade importancia a las significaciones asociadas a la comunicación de masas como elementos que fortalecen y distribuyen las nociones compartidas y contextualizadas histórica y socialmente.
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1.4. LA PRESENCIA DE LOS/AS PSICOLOGOS/AS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. “Encierro de psicólogos para que se les considere personal sanitario. Unas 600 personas, entre estudiantes, profesores, profesionales de la psicología y pacientes, iniciaron ayer un encierro en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (Campus de Somosaguas) para reivindicar que la ley les reconozca como profesionales sanitarios…” (Titular del Diario EL PAÍS, Madrid, 07 de marzo de 2004).
1.4.1. LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN LOS MEDIOS: DIFICULTADES Y CONSTATACIONES. La indagación en referentes históricos y de investigación para la sistematización de las características y sentido otorgado al estudio de la imagen pública de los/as psicólogos/as en los medios de comunicación de masas, se ve afectada en primera instancia por el escaso número de publicaciones y tratamientos frente al tema. Frente a una prácticamente ausencia total de antecedentes empíricos relativos a la imagen profesional en general23, se ha optado por incluir una serie de referencias recogidas en desde diversas fuentes y que contribuyen a contextualizar el fenómeno de la imagen pública de la profesión y, paralelamente, de los y las profesionales. De este modo, en este apartado ha sido necesario incorporar informes históricos, teóricos y empíricos que trascienden como campo de estudio los medios de comunicación de masas y sirven de base para estructurar un cuerpo de relaciones frente al tema de estudio. En este sentido, parece importante destacar que, en base a la búsqueda de revistas, tesis, documentos y libros de publicación nacional y extranjera -en bibliotecas nacionales y bases de datos a través de Internetfue posible reconstruir una pequeña, pero no por ello, menos importante cronología que servirá de antecedente para esta investigación. Sin embargo, parece necesario destacar que la dificultad previamente descrita se ve amplificada por la falta de delimitación en torno a los enfoques metodológicos y características que adquirirá a lo largo de los años el estudio de la imagen pública, tanto en las aproximaciones anglosajonas como en lo relativo a nuestro propio continente. Así, y específicamente en relación a la situación nacional, se percibe una ausencia prácticamente total de líneas de investigación que aborden directamente el estudio de la imagen pública de la psicología y de sus profesionales, encontrándose más bien una constante relativa al estudio y análisis de la psicología como profesión y, particularmente relacionada con aspectos relativos a la formación y ejercicio profesional. En este contexto, para abordar la situación chilena se ha optado por una articulación que profundiza en el desarrollo del campo disciplinar, considerando los resultados de algunos trabajos que conforman líneas diferenciales de estudio y, secundariamente, abordan la imagen profesional. En este sentido, pueden ser vistos como antecedentes relevantes que, pese a omitir su abordaje en 23
Esta constatación aparece también en una serie de estudios dirigidos por Gualberto Buela-Casal y recientemente publicados en la revista española Papeles del Psicólogo (Nº 91, agosto del 2005). Este número mográfico está completamente dedicado al tratamiento de la imagen de la psicología como profesión sanitaria en distintas poblaciones y sus resultados resultan fundamentales para esta investigación dada su pertinencia y cuestionamiento frente al tema.
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torno a los medios de comunicación de masas, se ligan al campo de lo público y contribuyen a alimentar el estudio de las representaciones sociales acerca de los profesionales y la psicología a nivel nacional. No obstante lo anterior, a partir de la revisión realizada es posible plantear que la imagen pública de la psicología y, particularmente de los profesionales, efectivamente constituye un tema de interés en su largo pasado, pero que sólo ha sido vertida en su reciente historiografía. Asimismo, las investigaciones empíricas en el tema dan cuenta de una mayoritaria tendencia a indagar en las imágenes de los profesionales en el campo clínico, omitiéndose prácticamente estudios dirigidos a otras especialidades o, referidas a la profesión, en términos más generalistas. Ello contribuye a situar como contexto de comparación a otras profesiones y disciplinas que operan el campo de la salud mental y, específicamente, en un número mayoritario a la labor psicoterapéutica, sin realizar distinciones referidas al área profesional de formación. Algunos ejemplos paradigmáticos de esta historia –la de su imagen pública-, serán presentados a continuación, evidenciando cómo esta temática es abordada en consonancia con aquellos móviles históricos que contextualizan el devenir de la psicología, en tanto disciplina emergente en las postrimerías del siglo XIX para el mundo anglosajón y, más recientemente, en siglo XX para Latinoamérica. 1.4.2. LA IMAGEN PÚBLICA DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN LOS MEDIOS: UNA DE MUCHAS HISTORIAS. A partir de algunas fuentes que analizan y reportan la actuación de los/as primeros/as profesionales que participan del discurso público en diversos contextos, es posible recuperar los primeros antecedentes que constituyen la observación de la imagen de la psicología, dando cuenta además, de las representaciones de la naciente práctica profesional y cómo estos profesionales eran caracterizados en distintos medios de comunicación. En este sentido, los trabajos de los estadounidenses Ludy Benjamin (“Why Don’t They Understand Us? A History of Psychology’s Public Image”24, 1986) y de Paul Dennis (“Psychology's Public Image in "Topics of the Times”: Commentary from The Editorial Page of The New York Times Between 1904 and 194725”, 2004), contribuyen a situar el telón de fondo de la siguiente reconstrucción histórica que, ligada al campo de las comunicaciones de masas, devela la presencia y representaciones de la psicología en los albores de su emergencia y constitución como ciencia y profesión. A finales del siglo XIX en las nacientes asociaciones de psicólogos/as en Estados Unidos comienzan a circular algunas preguntas ligadas a “cuáles eran los sentimientos públicos acerca de la psicología (y los psicólogos) y qué conocimiento se tenía de la psicología (y de lo que los profesionales hacían)” (Benjamin, 1986, p. 945). Así, un primer antecedente se constituye a partir 24
¿Por qué ellos no nos entienden?: una Historia de la Imagen Pública de la Psicología. La Imagen pública de la psicología en “tópicos de los tiempos”: Comentarios de la página editorial del New York Times entre 1904 y 1947 25
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de la reunión inaugural de los miembros de la American Psychological Association (APA) en 1892, cuando Joseph Jastrow propone incorporar una presentación en la “Columbian World Exhibition” [Exhibición mundial de Columbia] con el objeto de ilustrar los métodos científicos de la psicología y atraer la atención del público hacia esta nueva ciencia. El propio Stanley Hall, presidente de la APA de la época, contribuyó con algunos aparatos psicométricos y fotografías para ser expuestos en la muestra y, el profesor de origen alemán, Hugo Münsterberg, se sumó al llamado preparando un folleto informativo acerca de la psicología para ser distribuido entre los asistentes (Benjamin, 1986). No obstante esta adhesión, algunos pioneros estadounidenses mostraron su desacuerdo con dicha publicidad y particularmente, el padre del pragmatismo, William James contrariado por las estrategias utilizadas en la muestra, calificó el evento como el Circo de Münsterberg, dando paso a una serie de disputas y controversias entre sus miembros (Popplestone, 1977 en Benjamin, 1986). Pese a lo anterior, el inicio de la carrera de difusión de la psicología no cesaría y nuevamente en 1904, Münsterberg prepara una nueva presentación para la “Louisiana Purchase Exposition” en Saint Louis, Estados Unidos, en la que el protagonismo de los profesionales se haría patente a través de una serie de lecturas públicas realizadas por los connotados/as Stanley Hall, Mary Whiton Calkins, John Watson, C. Lloyd Morgan, Pierre Janet, Morton Prince y Adolf Meyer (Benjamin, 1986), añadiéndole así un carácter más internacional dada la presencia de destacados profesionales europeos. También se priorizó por la exposición de una serie de equipos y fotografías de los primeros laboratorios de psicología y, reflejando el creciente interés en las evaluaciones psicométricas de inteligencia, se instaló una cabina a cargo de Robert S. Woodworth para el testeo público de los asistentes a la exhibición (Perloff y Perloff, 1977). Si bien estas presentaciones contribuyeron a reconocer la necesidad de educar al público acerca de esta nueva ciencia, ambas muestras sólo tuvieron un impacto reducido en la diseminación de la psicología, ya que dado su escaso impacto en la prensa, únicamente permitieron informar a un limitado número de asistentes. Esta situación comenzaría a cambiar cuando la disciplina empieza a introducirse en distintos campos aplicados, especialmente en la educación, tierra fértil para implantar y validar los nuevos métodos experimentales (Benjamin, 1986). Es así como, los iniciales programas de estudio focalizados en la infancia, contribuyeron a otorgar el estatus de ciencia a la psicología, permitiendo que las técnicas pedagógicas fueran planificadas y usadas para maximizar la efectividad de los/as estudiantes, en distintos contextos formativos (Dennis, 2004). La mayor parte de esta investigación aplicada devino en un extensivo programa que daría origen al denominado Movimiento de Estudio de la Infancia, en el que se destacarían las primeras psicólogas de la época, entre ellas Milicent Shinn y Ethel Puffer, como ardientes defensoras del ingreso de la mujer al campo profesional y dando cuenta de las dificultades experimentadas en torno a la incorporación femenina al mundo universitario (Winkler, 2004). Es así como de la mano de la educación, los y las profesionales recibirían cierto reconocimiento y comenzarían a mostrar los aportes que esta nueva ciencia podía brindar a la sociedad en general, aunque esto no dejaría de
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reflejar las constantes e injustas omisiones de los aportes femeninos realizados al campo de la psicología (Winkler, 2004). Sin embargo, para algunos pioneros la psicología aplicada constituiría una fuente de desvalorización, en tanto que de acuerdo a su criterio el trabajo experimental pasaría a segundo plano al contrastarse con otras disciplinas (Munsterberg, 1898; Baldwin, 1903). Entre ellos, Hugo Munsterberg, William James y James Mark Balwin, harían un llamado público a diferenciar la psicología de otras prácticas, sosteniendo la independencia de este campo disciplinar naciente y, sobre todo, marcando su diferencia a nivel de competencias profesionales y tal vez, manifestando las primeras voces en torno a la defensa gremial y delimitación del campo profesional (Benjamin, 1986). Durante las décadas de 1890 y principios del 1900 no se reporta estudios relativos al conocimiento público de la psicología, aunque al observar los diálogos entre los profesionales de la época, se hace patente la aparición de una progresiva preocupación por el escaso conocimiento y comprensión pública de la psicología (Benjamin 1986, Dennis, 2004). Asimismo, las primeras apariciones en la prensa, no siempre proyectaban una imagen de los psicólogos/as que a los/as profesionales de la época les hubiese gustado representar; por ejemplo de la editorial “An Experiment” [Un experimento] del New York Times que retrataba una reunión de la APA de 1906, se extracta lo siguiente: “un experimento orientado a establecer la existencia en las ratas de un sexto sentido, desconocido para el hombre fue descrito para la APA por el profesor John Watson de la Universidad de Chicago. La exposición de lo que hizo con la rata en cualquier otro lugar probablemente hubiese causado un gran revuelo; puso una rata en una caja de la cual sólo podía escapar a través de un laberinto y la mantuvo ahí hasta que los intrincados caminos hacia la salida se le hicieron familiares. Luego le sacó sus ojos y ella igualmente pudo salir del laberinto; el olfato quizá pudo haber sido su guía, entonces le quitó nervio olfativo y la rata nuevamente pudo salir. Hipotetizando que su escape fue debido al sentido del tacto, el profesor procedió a congelar sus patas. Aun así ella salió de su prisión. Finalmente él cubrió su cabeza completamente con colodión e incluso con ésto, la rata pudo abrirse paso en el laberinto. A partir de estos continuos experimentos el doctor Watson concluyó que la rata debía tener un sexto sentido, el cual también podía ser compartido por otros animales. Otros psicólogos estuvieron en desacuerdo respecto de esta posibilidad, aunque hubo algunos que asintieron en que el hombre (sic) no estaba desprovisto completamente de este sexto sentido” (p. 5 en Benjamin, 1986, p. 943). La aparición de la psicología en la prensa se incrementó notablemente en los años previos a la primera guerra mundial y así, en sus columnas, algunos editores de periódicos, ayudarían a reforzar la idea de los potenciales beneficios y aportes de la psicología a la sociedad (Dennis, 2004). Por ejemplo, Albert Wiggan, uno de los primeros columnistas del campo, resalta: “hombres y mujeres nunca necesitaron tanto a la psicología como la necesitan hoy en día; los jóvenes y jovencitas necesitan de los nuevos test para conocer sus capacidades y poder elegir sus carreras temprana y claramente… los hombres de negocios los necesitan para seleccionar a los empleados; padres y educadores la necesitan para cuidar y educar a los niños; todos la necesitamos para ser más efectivos y felices…”. (1928, p. 13 en Benjamin, 1986).
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También legitimando el rol de los psicólogos se publica algunos artículos de consejería al estilo de las crónicas psicológicas que actualmente podemos observar en distintos medios escritos. Precisamente, una columna de Joseph Jastrow, titulada “Keeping Mentally Fit” [Manteniendo un Entrenamiento Mental], apareció durante la década de los ‘20 en más de 150 periódicos, sirviendo de referente para el público estadounidense. Aunque las advertencias señaladas por su autor no siempre estuvieron fundadas en el trabajo científico de esos días, el público parecía incorporar paulatinamente a la psicología en sus vidas (Benjamin, 1986) En este contexto, la demanda pública por servicios psicológicos estuvo lejos del número de psicólogos/as disponibles, por lo cual no fue una sorpresa que personas con poco o ningún entrenamiento en psicología comenzaran a ofrecer servicios como psicólogos/as (Benjamin, 1986) Esta situación condujo a la APA a establecer una certificación más exigente en la década del ’20 que incluía sólo aquellos profesionales que habían alcanzado el grado de doctor y que a través de publicaciones, mostraban su desarrollo profesional en el campo (Dennis, 2004). Aunque esta exigencia cesó posteriormente, ampliando las posibilidades de inclusión en la asociación, cabe destacar que este proceso certificó solo a 25 profesionales como psicólogos/as (Napoli, 1981 en Benjamin, 1986). Después de la Primera Guerra Mundial la popularidad de la psicología creció rápidamente. Las causas fueron atribuidas principalmente a la publicidad que recibieron los psicólogos/as por su trabajo en la selección militar, aunque algunos autores señalan que ésta puede no haber sido la única razón, ya que tras el triunfo, el bienestar económico en Estados Unidos potenció el “boom” del campo de la psicoterapia, mientras que el colapso del viejo continente minó su crecimiento y se produjo la migración de muchos profesionales europeos a Estados Unidos (Sokal, 1984, en Benjamin, 1986; Samelson, 1977 en Benjamin, 1986; Cushman, 1993; Dennis, 2004; Bertrando y Toffanetti, 2004). Sin embargo, hacia la mitad de la década de los ‘20 comienzan a aparecer en la prensa algunos artículos que critican el valor de la psicología en la sociedad, especialmente cuando el interés del mundo de los negocios y la empresa en la psicología comenzó a declinar. Probablemente esta comunidad estuvo menos satisfecha con la psicología a causa de las prácticas fraudulentas de los pseudo psicólogos/as y porque la ciencia que legitimaba a la psicología no fue capaz de solucionar rápidamente los problemas que aquejaban a la industria (Sokal, 1984 en Benjamin, 1986). En esta época, una de las principales protagonistas fue la discípula de Titchener -en la Universidad de Cornell- Grace Adams, quien dirigió sus ataques especialmente en torno al papel de la psicología aplicada. La revista “American Mercury” publicó su artículo “El Declive de la Psicología en América” (1928), en el cual exponía una serie de críticas a la situación de la disciplina, argumentando especialmente que el abandono de sus raíces científicas podía observarse en la serie de practicantes que apostaban por conseguir popularidad y prosperidad, en lugar de procurar la consolidación de la entonces naciente ciencia (Dallenbach, 1929). Posteriormente, en su libro
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“Psychology: Science or Superstition?” [Psicología: ¿Ciencia o Superstición?, 1931] Adams manifiesta que los/as psicólogos malversaron sus interpretaciones teóricas al traspasarlas a la educación, replicando que la epistemología social y la sociología ya habían mostrado los peligros asociados a la popularización de la ciencia, al visibilizar cómo sus logros se alteraban al diseminarlos de esta particular forma (Petrina, 2004). Posteriormente, en otra revista Adams (1934) reprochó a los/las psicólogos/as el haberse camuflado en el rol de científicos, cuando su disciplina era solo una tentativa de filosofía de la esperanza: “todas las teorías han realizado falsos milagros. Han denominado a nuestras emociones ‘complejos’ y a nuestros hábitos ‘reflejo condicionado’, pero ninguna ha podido cambiar nuestros hábitos, ni tampoco nos han liberado de nuestras emociones” (Petrina, 2004, p. 92). También increpó a la psicología por no proveer de ninguna ayuda para los problemas económicos y morales que aquejaron a Estados Unidos durante la “Gran Depresión”; en esta crítica social señaló que los/as psicólogos/as no escatiman en planteamientos relativos a temas sociales, sin embargo, en tiempos de problemas se mantenían notablemente silenciosos/as (Adams, 1934). Para Adams, el silencio de los psicólogos fue evidencia de la pérdida de su esencia y particularmente la revisión de la prensa popular de la época confirmaba sus apreciaciones (Benjamin, 1986; Dennis, 2004). Sin embargo, la observación del aumento creciente de revistas especializadas de psicología, añadiría con el tiempo una nueva explicación; si bien se destacaba que la psicología había sido la única profesión que no había aportado con ninguna solución para los problemas contextuales y fundamentalmente se criticaba que los psicólogos “habían prometido mucho y aportado poco” (Benjamin, 1986, p. 944), lo cierto era que los académicos parecían estar satisfechos con resumir y publicar sus investigaciones en revistas de la disciplina “y mirar cómo los economistas y otros científicos sociales trataban de resolver los problemas de América” (Napoli, 1981, p. 64 en Benjamin, 1986). Pese a la presencia de estas críticas públicas, la recién ganada legitimación de la psicología, también se vio afectada en su imagen por la progresiva incorporación de “personas poco calificadas” que, a pesar de las exigencias manifestadas por la APA, se posicionaron como expertos/as psicólogos/as en la prensa y se volcaron a publicar numerosos libros de autoayuda. Es así como durante la década de los ‘30 el destacado escritor y caricaturista James Thurber regularmente atacó estas publicaciones en su afamada columna del New Yorker, “Let Your Mind Alone! and Other More or Less Inspirational Pieces” (1936-1937) donde se burlaba, día a día, de los supuestos consejos psicológicos que harían a los estadounidenses tener una vida mejor (Benjamin, 1986). El declive de la imagen de la psicología en contraste con su estimada emergencia tras la Primera Guerra Mundial, marcó uno de los primeros problemas que pocos psicólogos/as habían sido capaces de anticipar. La primera gran guerra había dado a estos profesionales una prueba de lo que podían hacer con su ciencia, especialmente dado el abundante soporte económico que tuvieron; estaban en el umbral del movimiento desde una “pequeña ciencia” hacia una “gran ciencia” que
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recibía gran atención y prestigio, sin embargo, este movimiento no se produjo, sino hasta los procederos años de la próxima guerra mundial (Samelson, 1985). La Segunda Guerra ayudó a los psicólogos/as usamericanos en varias formas; significó nuevos puestos de trabajo, los cuales comenzaban a escasear por la migración de psicólogos austriacos y germanos durante régimen de Hitler a América, y también ofreció la oportunidad para demostrar el valor de su ciencia en torno a la causa nacionalista, demostrando que la experiencia ganada previamente los había dejado más preparados (Benjamin, 1986). En 1938 se iniciaron los esfuerzos organizacionales entre los psicólogos para el trabajo de la guerra; éste cambió la cara de la psicología para siempre, esencialmente porque instituyó a la disciplina como una profesión que podía prosperar fuera de los salones de la academia, aportando a contextos concretos y recibiendo los elogios del gobierno, la industria y los militares (Benjamin, 1986). La constante presencia de profesionales en diversos medios de comunicación trajo un tremendo impulso para la imagen pública de la psicología y, para 1945, la APA ya había aceptado a 4183 profesionales entre sus miembros (Dennis, 2004). La valoración positiva de su labor en la población parecía emerger nuevamente y tras los primeros aportes de las aproximaciones sistémicas, la terapia familiar sedujo a la creciente sociedad estadounidense y, precisamente, el examen de las emisiones de los medios a partir de la década de los ‘50, permite contextualizar la creciente fuente de poder de esta emergente práctica (Bertrando y Toffanetti, 2004). Los populares telefilmes y películas de la época retrataban el arquetipo de la normal y feliz familia media usamericana y la creciente preocupación por mantener a esta institución protegida, otorgaba sentido a la terapia familiar como una instancia que “curaba” y permitía perpetuar el modo de convivencia, supuestamente ideal, de la sociedad de la época (Coontz, 1992). Esta práctica permitía reconducir a las familias infelices a la pretendida estabilidad y, de este modo, comienzan a aparecer los primeros profesionales en la prensa que garantizaban, tras su intervención, mejorar a las personas, para con ello corregir a la sociedad en general. Asimismo, la imagen victoriosa de un ejército que había sido capaz de derrotar a Hitler y hospedaba a los grandes pensadores de la Europa que había sido sometida por el nazismo, reflejaba una enorme prosperidad y fortuna que, contagiando el espíritu de la población, hacía patente la necesidad de celebrar congresos, seminarios y encuentros informales entre los profesionales (Bertrando y Toffanetti, 2004). La consolidación de acciones para unificar a los psicólogos (por ejemplo, la reorganización de la APA en 1946) constituía una motivación para maximizar la oportunidad de ponerse a la cabeza y debatir acerca de los métodos y técnicas que podrían resultar más eficaces para abordar los diferentes problemas de la población (Benjamin, 1986). Al mismo tiempo, permitía mantener una cierta tranquilidad respecto de los problemas de la imagen y desempleo que caracterizaron la década de los ‘30 durante la época de la depresión. La psicología aplicada y los progresos tecnológicos permitían nuevos avances a nivel de la formación profesional; con ello, aumenta paulatinamente el número de estudiantes y se acrecienta
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la idea de lo nuevo: nuevas metodologías, nuevas prácticas, nuevas teorías y nuevas psicologías (Bertrando y Toffanetti, 2004). Pese a este auge, la percepción de la popularidad de la psicología a nivel mundial continuó oscilando; tras algunas muestras de crecimiento, otros indicadores mostraban que en la práctica, la imagen de la profesión parecía ir disminuyendo. Las evaluaciones del público mostraban un bajo conocimiento de la disciplina y, en este contexto, si bien algunos estudios realizados durante los ‘40, sugieren un gradual avance (desarrollo positivo) en la imagen desde la Segunda
Guerra
Mundial,
muchos/as
psicólogos/as
europeos
permanecían
preocupados,
manifestando que la valoración pública estaba lejos de ser aceptable y que la ciencia y profesión de la psicología continuaría deteriorándose, precisamente, a causa de esta imagen (Guest, 1948; Benjamin, 1986). Paralelamente, en Estados Unidos la publicidad se apropiaba de los anhelos del ciudadano medio, en tanto que el auspicioso avance de la ciencia permitía que la disciplina se posicionara, poco a poco, como un insumo de las grandes carreras armamentistas, producto de la guerra fría (Bertrando y Toffanetti, 2004). En el público comienza a circular una imagen de los psicólogos que los identificará como los futuros nuevos gobernantes del mundo; la ciencia ficción a la cabeza de autores como Isaac Asimov, y su trilogía de las Fundaciones (1942-1949), transmiten un retrato de los profesionales como super hombres (sic) que, como pacíficos psicohistoriadores, eran capaces de desarrollar poderosas capacidades psíquicas que ponían siempre al servicio del bienestar de la humanidad (Asimov, 1951). En estos antecedentes es posible bosquejar también una comprensión de los supuestos poderes que se les atribuyen contingentemente a los profesionales; no obstante, claro está que las imágenes configuradas en este imaginario público devienen también de las ligazones al mesmerismo y primeras aproximaciones del psicoanálisis y la hipnosis (Cushman, 1993). Precisamente por estos años Serge Moscovici introduce una nueva valoración al conocimiento emanado de la vida cotidiana y en su -ya descrito- artículo inaugural “El Psicoanálisis, su imagen y su público” (1961), da cuenta de la popularización de esta disciplina en el público francés. A partir de la observación de 241 artículos aparecidos en la prensa entre los años 1952 y 1956 (Farr, 1986) y la aplicación de cuestionarios a la población, reconstruye la representaciones sociales de esta teoría y práctica, mostrando cómo existía un cierto conocimiento compartido por diversos sectores acerca del psicoanálisis, su fundador, sus formas y utilizaciones contemporáneas. Con ello, introduce una nueva posibilidad de observar las valoraciones y significados de la profesión en el contexto público, brindando una metodología y explicación que situaba a los discursos y contextos sociales como fuente fundamental de conocimiento. Durante las décadas de los ‘60 y ‘70, la recuperación de Europa tras las guerras consolida en el viejo continente la posibilidad de recuperar a las poblaciones tras el trauma vivido. Sin embargo, la reciente incorporación de los neurolépticos26 dificulta que el auge de las terapias vivenciado en 26 En 1954 aparece por primera vez la Clorpromazina y un año más tarde se aplica masivamente por primera vez. Los sorprendentes resultados son reporteados por distintos medios de comunicación y, de este modo, se da
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Estados Unidos se desarrolle de la misma forma en dicho continente (Bertrando y Toffanetti, 2004). El apogeo de la psiquiatría europea y su contraparte comunitaria comienzan a hacer eco en América del norte, evidenciando una nueva amenaza en el horizonte de los/as psicólogos/as usamericanos27. En la década de los ‘80, la preocupación por la imagen pública está demostrada por incremento de las referencias respecto a ello en las campañas de declaración de las candidaturas presidenciales de la APA en los años posteriores (Kimble, 1985; Zigler, 1985; Webb y Speer, 1986; Webb, 1989). Bevan (1976) señala que la percepción pública de la psicología puede reflejar una desconfianza general en las ciencias; Shaffer (1984) plantea que este desengaño puede ser debido a las diferencias percibidas en las cosmovisiones: la cosmovisión pública animista, confrontada con la visión pública de la psicología como mecanicista. El trabajo de Kimble (1985) de la psicología en dos culturas apoya una similar división dentro de la disciplina entre los científicos/as y humanistas, creando un problema de identidad que a los ojos de Benjamin (1986) puede tornarse indisoluble. En este contexto, y retomando los planteamientos previos, no debería resultar sorpresivo que un cambio desde el discurso filosófico hacia la ciencia de laboratorio en un poco más de cien años haya significado un problema de imagen para la psicología. Las oscilaciones constatadas en cuanto a la imagen pública de la psicología, mostraban también la influencia de los discursos científicos que intentaban desligarse de la filosofía, pero también de las consideradas pseudo ciencias como la frenología y de su asociación con lo oculto y las prácticas del espiritualismo y de los influjos de la teoría psicoanalítica. Los psicólogos/as de 1890 buscaron una aprobación y comprensión pública a través de ferias de exhibición mundiales, la promoción de la psicología aplicada y la cobertura mediática, principalmente en los artículos de prensa escrita (Dennis, 2004). Un siglo más tarde, los profesionales de los ‘80 se mostraban más abiertos a extender su trabajo a las masas, incluyendo al potente medio de la televisión (y más tarde en Internet). Organizados, desde la APA, deciden utilizar estos recursos para mejorar el entendimiento público de la psicología (Pallak y Kilburg, 1986). Así, las conclusiones de Benjamin (1986) parecen dar luces de lo que posteriormente acontecería con la psicología de los noventa y, más aún en la contemporaneidad: “Quizás la inherente naturaleza de la psicología la destine a una vida de incertidumbre pública. Considerando algunas diferencias de opinión entre los psicólogos respecto a algunos temas tales como la definición de insanidad, entrenamiento profesional, y la naturaleza de la práctica en diferentes especialidades. Con estos desacuerdos internos, quizá sea poco razonable esperar que el público se haga un sentido de la psicología. La longevidad del problema de la imagen de la psicología puede sugerir que éste sea insoluble. Y en un sentido absoluto sí lo es, porque la imagen pública nunca coincidirá con los deseos de la profesión. Aún, tomárselo con calma puede hacer mejorar la percepción pública y el entendimiento de la psicología y así permitir a la psicología jugar un rol más
inicio a una nueva carrera, las de los psicofármacos que contingentemente son abrazados por parte importante de la comunidad europea (Bertrando y Toffanetti, 2004). 27 Previamente, el desafío planteado por Eynseck (1952) en relación a la efectividad los tratamientos psicoterapéuticos, inundaría el campo de investigación en psicoterapia, introduciendo una nueva preocupación por demostrar la eficacia de los más de 250 sistemas en competencia (Feixas y Miró, 1993; Beyerbach y Herrero, 2001; Krause, 2005), lo que también se trasladó al discurso público e hizo patente la necesidad de abordar el problema contingentemente.
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significativo en la conducción de sus objetivos –promover el bienestar humano” (Benjamin, 1986, p. 945). Finalmente, -y probablemente anteponiéndome a las posibles preguntas y juicios del/a lector/a- me parece importante destacar que los antecedes reportados en este apartado deberán ser contextualizados como producto de las revisiones que refieren a una historia de la psicología; la que sitúa como contextos fundamentales a Estados Unidos y Europa y que, en este contexto, omite tradicionalmente los desarrollos y características de nuestro y otros continentes. En este sentido, si bien es posible que en el futuro se puedan incorporar algunas referencias al tema que respondan o den cuenta de otras historias relativas a la imagen pública de los/as psicólogos/as, especialmente en lo relativo a nuestras culturas y latitudes, cabe destacar que una empresa de este tipo podrá corresponder a la ejecución una nueva investigación. No obstante lo anterior, en el siguiente apartado se pretende profundizar y caracterizar esta problemática, añadiendo algunos antecedentes que contribuirán a suplir, de algún modo, las falencias identificadas en este contexto y con ello, mostrar cómo nuevamente en el campo de las investigaciones resulta sumamente complejo incorporar información que de cuenta de las realidades latinoamericanas y particularmente del contexto chileno. De este modo, parece importante destacar que, precisamente por esta razón, se ha optado por estructurar un apartado particular la imagen del psicólogo en el contexto nacional, con el fin de relevar sus características aún cuando éste es entendido como parte un desarrollo que otorga antecedentes importantes a la historicidad de la disciplina en Latinoamérica. 1.4.3. APROXIMACIONES EMPÍRICAS A LA IMAGEN PÚBLICA DEL/A PSICÓLOGO/A. Si bien es posible distinguir algunas diferencias en cuanto las líneas de investigación desarrolladas en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, las fuentes fundamentales de observación limitan la posibilidad de circunscribir contextos disímiles y particulares para cada una de estas latitudes, motivo por el cual se ha optado por desplegar de manera conjunta, en este apartado, los antecedentes relativos al caso europeo, estadounidense y el contexto latinoamericano. Esta subdivisión responde fundamentalmente a las diferencias percibidas en cuanto a las aproximaciones hacia el objeto de estudio y dadas, presumiblemente, por los distintos contextos de la formación, rol y campo profesional atribuidos a la psicología –como disciplina y profesión- en sus diferentes latitudes de ejercicio. No en vano, para abordar la realidad de nuestro continente, algunos autores se han referido a similitud en la formación curricular entregada por las distintas escuelas de psicología latinoamericanas, distinguiéndolas como un particular acercamiento que las diferencia de las demás aproximaciones a nivel mundial (Ardila, 1988; Toro y Villegas, 2001; Villegas, Marassi y Toro, 2002). Este antecedente contextualiza, además un primer aspecto observado y siendo por ahora importante señalar que las diferencias entre las aproximaciones, anglo y latinoamericanas, estarán
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fundamentalmente dadas por los métodos implicados y por las características de las comparaciones que se realizan con otras profesiones y realidades contextuales. En este sentido, para profundizar en éste y otros aspectos, al finalizar este apartado se incorpora algunas comparaciones y consideraciones con el fin de relevar aquellos elementos que, dada su contingencia con el tema de estudio, develan algunas particularidades en el estudio y aproximaciones empíricas de la imagen pública de la profesión en los distintos continentes. Pasemos entonces a revisar algunos de estos antecedentes, iniciando nuestra descripción con los estudios reportados por los/as investigadores/as estadounidenses. 1.4.3.1. ESTADOS UNIDOS: En Estados Unidos el primer estudio que aborda la imagen pública de la psicología aparece en 1948 bajo la autoría de L. Guest, pero realizado en colaboración con los entonces estudiantes del Pennsylvania State Collage (Benjamin, 1986; Wood, Jones y Benjamin, 1986; Webb, 1989; Murstein y Fonteine, 1993; Raviv y Wiener 1995; Von Sydow y Reimer, 1998; Voigt, 2002; Dennis, 2004). Publicado en la tercera edición de la revista estadounidense “American Psychologist” bajo el título de “The Public’s Attitudes Toward Psychologist” [Actitudes públicas hacia los psicólogos] reporta los resultados de cuestionarios aplicados por los estudiantes a sus familias durante sus vacaciones de navidad. Evidenciando un escaso reconocimiento de las características de la profesión que, frecuentemente era confundida con la labor de la psiquiatría y, develando comparativamente con otras disciplinas –ingeniería, química, economía y arquitectura- una positiva impresión del campo, sitúa como conclusión que los/as psicólogos nos encontraríamos en un tercer lugar de preferencia respecto del aporte a la sociedad, superados por ingenieros y químicos, pero superando a economistas y arquitectos, respectivamente (Wood, Jones y Benjamin, 1986). Entre 1952 y 1962 se publica nueve estudios en el tema (Sanford, 1952 en Benjamin, 1986; Newman, 1953 en Benjamin, 1986; Fein, 1954 en Benjamin, 1986; Paterson, 1954 en Benjamin, 1986; Grossack, 1954 en Benjamin, 1986; Nunnally y Kittross, 1958; Carpenter, Lennon y Shoben, 1957 en Benjamin, 1986, Tallent y Reis, 1959; McNeil, 1959; Murray, 1962) que, a la luz de la creciente preocupación de la APA por las relaciones públicas, devienen en instancias que justifican aproximaciones de mayor alcance en términos de la representatividad de las poblaciones estudiadas. Dos de ellas (Grossack, 1954; Nunnally y Kittross, 1958) utilizan cuestionarios de actitudes públicas para recabar, en términos generales, las opiniones que 51 personas de color y de un grupo representativo de residentes de la ciudad de Illinois, respectivamente. Ambas investigaciones reportan que existe una positiva percepción de los/as profesionales; Grossack refiere que más de la mitad de la muestra cree que los psicólogos pueden ayudar a reducir las tensiones entre las razas, pero que, sin embargo, el grupo posee un escaso conocimiento de su trabajo, ligándolo únicamente a su intervención con la “mente, el alma y la conducta de las personas” (Grossack, 1954, p. 947). Por su parte, Nunnally y Kittross añaden que, en comparación con otras profesiones del área de la
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salud –médicos, psiquiatras y enfermeras-, los psicólogos ocuparían el tercer lugar, superando escasamente a los psiquiatras, pero recibiendo en una escala de notas de 1 a 7, un promedio ponderado de 6,0 (Nunnally y Kittross, 1958). Los trabajos de Murray (1962) y de Tallent y Reis (1959) abordan el conocimiento de la disciplina en comparación con la psiquiatría, concluyendo que, tanto en el caso de estudiantes de psicología y sus amigos, como para estudiantes de otras carreras existe un notorio desconocimiento de los requerimientos y características de la profesión. En este sentido, en el segundo grupo se observa que el 15% de los encuestados cree que es necesario tener un MD28 para ejercer la psicología, mientras que este requisito es consignado por el 70% de los estudiantes para el caso de la psiquiatría. Asimismo, la mayoría cree que los psiquiatras son entrenados como “practitioners29” (87%) y que ellos tratan desórdenes mentales (89%), mientras que la minoría piensa que los psicólogos se entrenan como profesionales (37%) y abordan problemas de salud mental (34%) (Tallent y Reis, 1959). Los resultados de Murray son bastante similares e, indagando en las percepciones de la psicología como ciencia, refiere que el 50% de los estudiantes de psicología evalúa las aproximaciones de los profesionales como científicas (Murray, 1962). Posteriormente Thumin y Zebelman (1967) comparando a la psicología con otras ocupaciones -cirujanos, dentistas, abogados, ingenieros y psiquiatras- indagan en las percepciones de una muestra representativa del área de St. Louis preguntando, al igual que Guest, por la valoración social de la profesión. Los psicólogos ocuparon el último lugar de la lista, siendo superados inmediatamente antes por los psiquiatras, mientras que al abordar las diferencias entre estos profesionales, encontraron que el 31% de los encuestados liga a los psicólogos con el estudio de la conducta y que sólo el 3% manifiesta la misma distinción para el caso de los psiquiatras. Asimismo, el 35% cree que los psicólogos pueden ayudar a las personas a solucionar sus problemas, mientras que un 45% cree lo mismo para los psiquiatras. En cuanto a los servicios prestados, para los psiquiatras se reconoce el tratamiento de “los nervios”, de la depresión y la prescripción de tranquilizantes, mientras que los psicólogos ayudarían con los problemas maritales y realizarían evaluaciones de inteligencia de los niños. Otro estudio publicado en 1978 indaga en la imagen que tienen estudiantes de primaria de escuelas básicas de Columbia, St. Louis y Missouri, reportando que la mayoría de ellos cree que los psicólogos trabajan haciendo terapia y que sólo el 14% de ellos desconoce la profesión o da una respuesta incorrecta. Sin embargo, sólo el 20% de la muestra pudo diferenciar correctamente la psicología de la psiquiatría y, comparando el valor asignado a la disciplina con otras 24 potenciales ocupaciones, ubican a la psicología en un rango medio de deseabilidad -los varones entre científicos y vendedores, mientras que las mujeres los ubican entre granjeros y banqueros- (Dollinger y Thelen, 1978). Ese mismo año, Clark y Martire (1978), dirigen una investigación encargada por la APA, en la 28 29
Doctorado en medicina Profesionales
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que entrevistan a una muestra representativa del país, indagando en las opiniones del público acerca de la psiquiatría y la psicología. Los resultados muestran que existe una mayor valoración del trabajo realizado por los psiquiatras en el tratamiento de enfermedades mentales y que éstos son percibidos como especialmente efectivos, dado su entrenamiento médico, en el abordaje de problemas orgánicos y conducta antisocial. Por su parte los psicólogos son evaluados al mismo nivel que los primeros en el tratamiento de trastornos emocionales, problemas familiares y derivados de la vida cotidiana. Al año siguiente McGuire y Borowy reportan los resultados de una investigación que replica el estudio de Nunnally y Kittross (1958) con estudiantes de postgrado de psicología encontrando similares respuestas, en tanto que las ocupaciones médicas fueron evaluadas más favorablemente que la psicología que, solamente muestra una escasa superioridad en relación a la psiquiatría la que es excluida como parte de demás ocupaciones médicas (Wood, Jones y Benjamin, 1986). Durante la década de los ‘80 otros temas son incorporados a partir de las críticas de la opinión pública; por ejemplo, en relación a las negativas evaluaciones de veteranos retornados de la guerra y el cuestionamiento de las investigaciones con animales. En este contexto, los estudios se ampliaron en número, apareciendo las primeras sistematizaciones del tema y trabajos metanalíticos que intentaban realizar comparaciones estadísticas de la información recabada en las tres décadas previas. Webb y Speer (1985) concluyen que, en general, existe una visión positiva de la psicología, situándose mejor que otras ocupaciones científicas (físicos, específicamente) y que las pedagogías, aunque en comparación, el desempeño de los psiquiatras es tradicionalmente mejor evaluado por el público. Por su parte, Kabatznick (1984) investigando las actitudes hacia los psicólogos, físicos, biólogos y personas del mundo de los negocios, encuentra que existe una opinión altamente favorable hacia la psicología y que, pese a permanecer más abajo que los científicos -en cuanto al aporte a la sociedad-, más de la mitad de los encuestados refiere que los psicoterapeutas efectivamente ayudan a las personas que tratan. No obstante lo anterior, la crítica fundamental a los estudios se dirige a la falta de validez y confiabilidad de los resultados y, especialmente, debido a que las muestras implicadas en los estudios no eran representativas de la población usamericana de la época (Wood, Jones y Benjamin, 1986; Webb, 1989). Los subsecuentes estudios en el tema se focalizan prioritariamente en el campo de la psicología clínica y se incorpora como metodología de aproximación las encuestas telefónicas, intentando subsanar las críticas referidas a la representatividad de los resultados (Webb, 1990). Asimismo, las diferentes orientaciones teóricas de la disciplina emergen como variables de indagación en las poblaciones objetivo de los terapeutas, aspecto que puede ser interpretado a la luz de la carrera por demostrar cuáles enfoques eran más valorados por los clientes. En este sentido, Pallak y Kilburg (1986) realizan una reconstrucción histórica del papel de APA en el tratamiento de políticas y asuntos públicos, incorporando la edición de su revistas “APA Monitor” y “Psychology Today” (1983) y la aparición de spots publicitarios en la cadena ABC (1982-1983) como hitos
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relevantes que impactan en el conocimiento público de la profesión. Este estudio es frecuentemente citado en trabajos posteriores, especialmente destacando el ingreso de temáticas que hasta el momento no habían sido abordadas públicamente: el papel que juegan las organizaciones gremiales en la socialización del trabajo realizados por los profesionales y aportes de la psicología (Webb, 1989; Bernard y Fonteine, 1993; Raviv y Wiener 1995; Von Sydow y Reimer, 1998; Voigt, 2002). Pese a los esfuerzos implicados durante estos años por generar estudios más representativos de la población general estadounidense, durante la década de los noventa y principios del nuevo siglo se mantienen las mismas características respecto de las muestras implicadas en las observaciones y decrece el número de publicaciones en el tema. Así, desde los noventa en adelante, fue posible rastrear únicamente once estudios, de los cuales seis corresponden a trabajos que consideran el análisis de la imagen y percepción que diferentes grupos de estudiantes -de psicología y medicina, principalmente- tienen acerca de diversos aspectos de la disciplina (Bram 1997; Turner y Quinn, 1999; Rosenthal, McKnigth, y Price, 2001; Voigt, 2002; Oliver, Bernstein, Anderson, Blashfield y Roberts, 2004; Rosenthal, Soper, Rachal, McKnight y Price, 2004) mientras que otros cuatro utilizan muestras de la población general (Murstein y Fontaine, 1993; Faberman, 1997; Janda, England, Lobejoy y Drury, 1998;). Particularmente, Sanders, Bazile y Akbar (2004) indagaron en población afroamericana y Nevas y Farber (2001) tomaron como muestra a un grupo de padres estadounidenses que asistían a psicoterapia junto a sus hijos. La mayor parte de estos trabajos abordan la imagen de los psicoterapeutas y la psicoterapia en comparación con otros profesionales que trabajan en el ámbito de la salud mental (Murstein y Fontaine, 1993; Bram 1997; Faberman, 1997; Turner y Quinn, 1999; Nevas y Farber, 2001; Rosenthal, McKnigtht, y Price, 2001; Sanders, Bazile y Akbar, 2004; Oliver, Bernstein, Anderson, Blashfield y Roberts, 2004; Rosenthal, Soper, Rachal, McKnight y Price, 2004) y, solamente un estudio indaga en las actitudes hacia la psicología y los psicólogos, en general (Janda, England, Lobejoy y Drury, 1998). Lamentablemente, los favorables resultados rastreados en las décadas anteriores no se seguirán manteniendo y, pese al esperable mayor conocimiento público de la profesión -tras las campañas publicitarias de los 80- se mantendrá la confusión con otras profesiones y el desconocimiento del quehacer de la psicología (Murstein y Fontaine, 1993; Rosenthal, McKnigtht, y Price, 2001; Rosenthal, Soper, Rachal, McKnight y Price, 2004). Particularmente, en términos de importancia profesional y experticia, la psicología pasaría a ocupar el último lugar en comparación con otras seis disciplinas (biología, química, economía, medicina, física y sociología), alcanzando puntajes inferiores a 5, en una escala de 1-7 (Janda, England, Lobejoy y Drury, 1998). Si bien estos resultados podrían tomarse como indicadores de un descenso en el prestigio de la profesión, cabe destacar que estos estudios se diferencian de las previas aproximaciones al compartir una preocupación que hasta ahora no había sido abordada. Pese a incluir en sus indagaciones elementos evaluativos de corte cuantitativo, la mayor parte de los investigadores añaden preguntas abiertas -para acceder a contenidos relativos al ejercicio profesional- y, en este
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contexto, proporcionan información cualitativa respecto de cómo son percibidos los profesionales estadounidenses en tanto prestadores de servicio. Emergen así, propuestas que abordan la imagen del psicólogo con un cuestionario o “escala de la profesión de psicólogo” iniciando una pequeña línea de investigación que será desarrollada fundamentalmente en torno a la imagen del “psicólogo clínico” y particularmente ligado al ámbito de formación universitaria (Rosenthal, McKnigtht, y Price, 2001; Rosenthal, Soper, Rachal, McKnight y Price, 2004). Es precisamente en torno a este punto que, aparecen nuevos antecedentes que contribuyen a explicar los malos resultados y a contextualizar las percepciones y actitudes de los estadounidenses frente a la psicología. Por una parte, se menciona la brecha cultural entre los profesionales y otras poblaciones (Sanders, Bazile y Akbar, 2004), la falta de información respecto de la profesión general al contrastarla con resultados percibidos con poblaciones objetivo de campañas publicitarias nacionales (Farberman, 1997; Turner y Quinn, 1999) y, la disconformidad que muestran los padres con el servicio entregado a sus hijos, cuando éstos no son considerados por el/la terapeuta (Oliver, Bernstein, Anderson, Blashfield y Roberts, 2004). Asimismo, se plantea que si bien los medios de comunicación de masas contribuyen a edificar estereotipos ligados al quehacer de la psicoterapia, se requieren iniciativas que trasciendan un abordaje en esta línea, ya que al indagar en las percepciones de estudiantes con y sin experiencia –directa e indirecta con la psicoterapia- se constató que no existían diferencias significativas respecto al conocimiento de las características del proceso terapéutico y en relación a diversos aspectos relativos a los estándares éticos de la profesión (Bram, 1997; Turner y Quin, 1999; Rosenthal, McKnigtht, y Price, 2001; Voigt, 2002; Oliver, Bernstein, Anderson, Blashfield y Roberts, 2004; Rosenthal, Soper, Rachal, McKnight y Price, 2004). Particularmente, Bram (1997) investigó las apreciaciones hacia la psicología en un grupo de estudiantes de pre-grado y determinó que su exposición a “talk shows”, libros y películas era un predictor significativo de estereotipos de la profesión, mientras que la directa exposición a la terapia, y contrariamente a lo esperado, tendía a fortalecer dichas percepciones. En este sentido, observó que existe una arraigada creencia entre los estudiantes en relación a: validar una relación de pareja y sexual entre terapeuta y paciente si ambos se sienten atraídos y dispuestos a iniciarla; visualizar la relación entre terapeuta y paciente como una relación de amistad; a depender del terapeuta cuando se ingresa a tratamiento; a ver la psicoterapia como un trabajo de un detective y a pensar que estos profesionales están constantemente psicoanalizando a otras personas, incluyendo a aquellas que no son sus pacientes (Bram, 1997). En este sentido, propone como necesario educar a los clientes acerca de la existencia de relaciones duales en la terapia, la presencia de mitos asociados al ejercicio de la profesión y la importancia de la supervisión, lo que, junto a la educación a nivel público, podría contrarrestar los populares estereotipos acerca del rol de los psicólogos y de los estándares éticos que ellos comparten.
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En forma similar, Voigt (2002) plantea que el conocimiento público de los desarrollos en el campo de la psicología y la definición de estándares éticos consecuentes con las demandas y características actuales de la disciplina se ven afectados por los medios de comunicación, en tanto contribuyen a transmitir estereotipos asociados a diferentes prácticas psicológicas que no se condicen con los reales comportamientos prescritos y relacionados con la profesión. En este contexto, examina la imagen de los psicólogos y la percepción que un grupo de estudiantes tiene acerca de sus estándares éticos encontrando que la experiencia y conocimiento sobre la psicoterapia se relaciona con una percepción más favorable acerca de los psicólogos, la cual no muestra relaciones significativas con la exposición de información entregada por los medios de comunicación de masas. Así, concluye que es importante continuar indagando en las percepciones que se tiene en torno a los psicoterapeutas, más allá de la imagen general de los psicólogos, argumentando que esta información puede resultar clave a la hora de evaluar la familiaridad que los usuarios de servicios psicológicos tienen con respecto a los estándares éticos de la profesión (Voigt, 2002). 1.4.3.2. EUROPA: El contexto europeo puede ser observado a partir de algunos estudios realizados en países particulares con aproximaciones diversas, pero fundamentalmente ligadas al campo de la psicoterapia. En las últimas décadas se han realizado en diferentes países numerosos trabajos para conocer la imagen de la Psicología, muchos de los cuales utilizan muestras de la población general. Por ejemplo, en Austria (Friedlmayer y Rössler, 1995), Finlandia (Montin, 1995), Noruega (Christiansen, 1986), Italia (Carli y Salvatore, 2001; Pisano, 2005) y España (Seisdedos, 1983; Hidalgo, De Nicolás e Yllá, 1991; Berenguer y Quintanilla, 1994; Yllá e Hidalgo, 2003; Buela-Casal, Teva, Sierra, Bretón-López, Agudelo, Bermúdez y Gil, 2005; Buela-Casal, Gil, Sierra, Bermúdez, Agudelo, Bretón-López y Teva, 2005; Sierra, Bermúdez, Teva, Agudelo, Bretón-López, Gutiérrez, González, León, Gil y Buela-Casal, 2005; Buela-Casal, Bretón-López, Bermúdez, Sierra, Teva y Gil, 2005 ), entre otros. Al igual que en los estudios estadounidenses, los resultados muestran una tendencia a subsumir el ejercicio profesional de la psicología únicamente ligado al campo clínico o en relación a la salud mental. Tampoco se aprecian estudios que indaguen directamente en la influencia de los medios de comunicación como instancias que favorecen la construcción y mantenimiento de estereotipos de la profesión y sus profesionales. Sin embargo, cabe destacar que la mayor parte de ellos menciona a los medios como responsables de las visiones que se tienen de la psicología en distintas poblaciones, develando sus preocupaciones en torno a las imágenes que son transmitas principalmente por la televisión. En este sentido, destaca la reciente línea de investigación que el psicólogo Gualberto Buela-Casal ha liderado en España y que deriva de la reciente crisis que ha debido enfrentar el gremio español al verse confrontado con su posible omisión en la actual Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS). Pese a que la psicología clínica fue reconocida
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como tal, el resto de las especialidades quedaron fuera de la LOPS y, entre otras cosas esto originó la realización de cuatro estudios de opinión acerca de si la psicología podía ser considerada públicamente como una profesión sanitaria con distintas especialidades. Para ello se encuestó telefónicamente a una muestra nacional de: 593 profesores de psicología y medicina, 1206 psicólogos profesionales colegiados en los distintos colegios de psicólogos que existen en España y a 1562 personas de distintas provincias del país. Los resultados fueron coincidentes y para todos los casos se concluyó que existía una posición muy favorable al carácter sanitario de la profesión de psicólogo. En la década de los noventa Von Sydow y Reimer (1998) realizan el único estudio meta analítico conocido en el tema en el continente. Así, a través de un análisis de contenido, y recuperando 60 estudios publicados entre 1948 y 1995 en distintos países -que abordaban el tema de las actitudes hacia profesionales de la salud mental y, particularmente, analizando los resultados en torno a la imagen pública de los psicoterapeutas- plantean que los temas y variables tradicionalmente testeadas corresponden a la experticia, estatus, atributos de personalidad, apariencia física, sexo/género de los terapeutas, enfoque psicoterapéutico involucrado y la interacción entre psicoterapeutas y clientes. Dividiendo estos trabajos en relación a las poblaciones objetivo, configuran dos categorías generales de análisis: investigaciones que evalúan las actitudes hacia los terapeutas en muestras humanas y estudios que analizan los medios de comunicación de masas para conocer las actitudes que éstos transmiten acerca de los terapeutas (Von Sydow y Reimer, 1998). A partir de sus observaciones concluyen que el problema de la imagen pública muestra grandes déficit en las investigaciones y, especialmente, en lo relativo a sus procedimientos metodológicos, ya que los investigadores ponen a prueba variables disímiles y sus focos de observación se sitúan en una amplia gama de temas. Asimismo, destacan que la mayor parte de los estudios trabajan con muestras de estudiantes universitarios y, específicamente ligados al campo de la psicología y la psiquiatría (Von Sydow y Reimer, 1998). Del mismo modo, la recopilación realizada les permitió conjeturar que la imagen pública de los psicoterapeutas parece ser mixta, evidenciando que la profesión provoca actitudes de desprecio así como también, de admiración -o una mixtura de ambas- en las distintas poblaciones interrogadas. Al respecto, plantean que estas condiciones afectan la disposición de la gente para consultar a un/a psicoterapeuta y la motivación de los médicos para derivar a sus pacientes a dichos especialistas y, finalmente, reportan que en términos de los constructos teóricos, la literatura revisada evidencia una escasa diferenciación conceptual, utilizando indistintamente los términos de actitudes, estereotipos, y prejuicios. Algunos resultados que estos autores relevan en términos de temáticas convergentes y divergentes son los siguientes (Von Sydow y Reimer, 1998):
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Existen dos tipos de estudios: cuestionarios estandarizados de actitudes y análisis de contenido de las descripciones de los terapeutas en películas, caricaturas y literatura. Cada tendencia ignora los resultados de la otra. Para el público, los médicos tienen mayor estatus. El prestigio de los psiquiatras o los psicólogos/as es un poco menor. Cuando las diferencias entre las psico profesiones son comparadas en términos de su imagen pública, no hay diferencias o bien existe inconsistencia con los resultados encontrados. La psicología es asociada con la investigación, el diagnóstico, la consejería y la psicoterapia. Los psiquiatras son principalmente posicionados en el trabajo con psicoterapia, psicoanálisis, hipnosis, medicación y terapia electro convulsiva. Los psicólogos/as son pensados como responsables de los temas de pareja/familia, problemas psicológicos menos graves y/o como evaluadores de la inteligencia. Los psiquiatras son vistos como especialistas de problemas mentales graves y la prescripción de psicofármacos. Mientras que la depresión, la tendencia al suicidio y las adicciones a las drogas/alcohol eran pensadas como un dominio de los psiquiatras en los años ‘60s, hoy en día a menudo es asumido que los psicólogos/as son igualmente responsables de su tratamiento (competencia y responsabilidad). Hasta ahora sólo unos pocos estudios han explorado los estereotipos relacionados al género y la apariencia física de los trabajadores en salud mental. Hofstätter (1962, en Von Sydow y Reimer, 1998) ofreció quince dibujos de bustos desde los cuales se solicita elegir el que se pareciera más a un psicólogo/a, pero en realidad no había mucho de qué elegir: solo fueron presentados hombres blancos de mediana edad. En las portadas de revistas alemanas, sólo uno de los quince psicoterapeutas descritos correspondía a un profesión de sexo femenino; en las caricaturas solo el 2% de los “psicos” era una mujer; en los libros de ciencia ficción solo el 15% correspondían a mujeres y en las películas su número alcanzaba a cerca de un 25%. La mayoría de los terapeutas hombres son descritos con chaquetas, lentes, barba y a menudo medianamente calvos. Los autores tienden a describir exclusivamente terapeutas hombres, mientras que las escritoras describen figuras terapéuticas femeninas y masculinas con igual frecuencia. Los “loqueros” –o profesionales de la salud mental- son pensados como competentes, exitosos, eruditos, poderosos y con sentido del humor, pero algunas veces también como indefensos (inseguros) o locos. Ellos son vistos como más sensitivos, femeninos y complicados si son comparados con los médicos. En relación a los atributos de personalidad no existen distinciones entre los psicólogos y los psiquiatras en las investigaciones hechas antes de los ‘70s. Los/las psicólogos/as tienen fama de ser cálidos, más serviciales y buenos escuchadores; los psiquiatras son pensados como más fríos, más autoritarios, menos interesados, pero también más formados, más experimentados y, al parecer, más profesionales. En las artes y los medios, la interacción entre terapeuta y cliente es descrita principalmente como verbal y también visual y menos táctil. Los problemas de interacción (malos entendidos, abuso sexual) son descritos frecuentemente, y muchos de los terapeutas son descritos en los medios como fallando o cometiendo errores a nivel profesional. Solo el 20% de todos los pacientes que se describe en la literatura de ficción, refiere a la experiencia de éxito psicoterapéutico y, la constelación “terapeuta hombre y cliente mujer” es vista como la más problemática o conflictiva. El setting en que los psicoterapeutas trabajan es retratado como o referido a piezas (oficinas) privadas, decoradas con plantas y amobladas con sillas y mesas y, en su mayoría, se contradice con el contexto de trabajo de los médicos Tomar nota es visto como algo típico de los terapeutas y, en adición, el tema del dinero es a menudo mencionado. La posición del terapeuta es mayoritariamente descrita como sentado o caminando. Considerando estos antecedentes los autores realizan una investigación que aborda la
apariencia física, los atributos de la personalidad adscritos y las situaciones típicas en que son contextualizados los/as psicoterapeutas. Para ello utilizaron un cuestionario de preguntas abiertas y cerradas que fue aplicado a 216 estudiantes de medicina y psicología alemanes. Los resultados
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reportan que existían cuatro tipos de apariencia: el tipo Freud, el Neurótico (Woody Allen), el tipo Ecológico (humanista) y el Intelectual (Von Sydow, Henning y Reimer, 1998). En cuanto a los atributos de personalidad, las principales categorías son: empatía, tranquilidad (paciencia), cálido, maduro emocionalmente, inteligente, competente, creativo, políticamente consciente, con sentido del humor, mientras que las situaciones típicas que los contextualizan son: un cuarto de los participantes describe el setting de la terapia individual (26,9 %) y/o menciona explícitamente el (psicoanalítico) sofá (24,1%). Por otra parte, el paciente es descrito explícitamente como “tendido” (8,8%); un 8,3% lo describe sentado y un 6% como sentado o acostado. Distintos setting como la terapia
grupal,
terapia
de
familia
o
pareja,
otras
situaciones
psicoterapéuticas,
la
ciencia/enseñanza y las relaciones públicas, y situaciones privadas son mencionadas sólo ocasionalmente (Von Sydow, Henning y Reimer, 1998). A partir de estos resultados los autores concluyen que los estereotipos y sentimientos hacia la profesión en la población estudiada son altamente ambivalentes. Por un lado son percibidos como calmos, empáticos, maduros e inteligentes y por otro, son descritos como neuróticos y entrometidos. Pese al paso de los años, aún se mantiene el estereotipo del terapeuta ligado a la figura de Sigmund Freud de cabellos gris, barba, lentes y el diván es el icono indiscutido de la psicoterapia. No obstante lo anterior, se sugiere indagar en las imágenes que otros profesionales tienen hacia la psicoterapia, particularmente entendiendo que la mayor parte de las derivaciones a estos especialistas se originan en el contexto médico. Asimismo, y relevando el papel de los clientes en torno a la efectividad de la terapia se sugiere considerar el tema de las expectativas y motivación, integrando la figura e imagen del terapeuta como un aspecto más que nos habla del prestigio de las distintas profesiones “psi”. 1.4.3.3. LATINOAMERICA: En el nuestro continente fue posible rastrear algunos estudios empíricos acerca de la imagen de los profesionales y que, particularmente, centran su análisis en torno al ejercicio profesional. En 1970 el argentino Norberto Litvinoff realiza un pionero estudio en el tema, indagando en la percepción de 85 psicólogos recién graduados e inscritos a la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires y en base a un cuestionario auto administrado que recoge información relativa al quehacer real e ideal en la disciplina. Entre los resultados, revela que las áreas de inserción profesional efectiva – psicología clínica 66%, docencia 20%, educacional 15%, laboral 12%, orientación vocacional 7% y otros campos 20%- contrasta notoriamente con el trabajo ideal deseado por los profesionales que arrojó los siguientes porcentajes: planificación, psicohigiene, psicología comunitaria, institucional 40%, psicología clínica 20%, educacional, orientación vocacional 20%, actividades docentes 10% y laboral 10%. Otro dato significativo reportado en este estudio se relaciona con el número de trabajos que los psicólogos desempeñaban ya que casi un 30% de la muestra refiere tener más de tres trabajos. Posteriormente, Sans de Uhlandt, Rovella y Barbenza (1997) exploran la imagen del psicólogo en
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estudiantes de psicología y en el público en general, concluyendo que la representación del psicólogo y de la psicología en Argentina es positiva y observable en el respeto y confianza declarada hacia este grupo de profesionales. Por otra parte, García (2003) plantea que en Paraguay no se han llevado a cabo estudios sistemáticos sobre la imagen pública del psicólogo y de la Psicología. No obstante, la excepción puede ser encontrada en un trabajo exploratorio desarrollado hace ya más de una década y que estuvo focalizado específicamente sobre el rol del psicólogo clínico (Castellano y Núñez, 1990 en García, 2003). Los resultados reportados muestran que la visión predominante del psicólogo paraguayo corresponde a la del profesional de la salud mental o la del profesional de consultorio que se encarga de atender los cuadros que afligen a las personas en su vida cotidiana. En contraste, refiere García (2003), la percepción del psicólogo como alguien abocado a conducir investigaciones o producir ciencia es mucho menos frecuente, por lo cual no puede sorprender que las expectativas sociales sobre el rol que debe cumplirse en la profesión del comportamiento hagan muy poco favor o incluso ignoren por completo este último aspecto. Finalmente, otros estudios realizados en Argentina, México y Brasil aportan con antecedentes que coincidirán con las conclusiones observadas en los demás continentes, pero se distinguen al incorporar la teoría de las representaciones sociales como óptica teórico-metodológica fundamental. Particularmente, una línea de investigación desarrollada en la Universidad de Buenos Aires reporta que los estudiantes de psicología identifican el campo e imagen profesional como ligada mayoritaria y exclusivamente al accionar clínico y, por lo tanto, conformando el centro de las representaciones sociales acerca del ejercicio profesional (Scaglia, 2001; Scaglia, Déboli, Arias, Mascó y Basilio, 2002; Scaglia, Lodieu, Arías y Noailles, 2002). Asimismo, en otro estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Guadalajara, que indaga las percepciones de estudiantes mexicanos de psicología y egresados de la carrera, se identifican como categorías centrales de las representaciones sociales del quehacer profesional: las características personales del psicólogo, la formación académica, la ética, el espacio laboral y las imágenes de la población general sobre el psicólogo (Torres, Maheda y Aranda, 2004). Además, refieren que las representaciones de los egresados de la carrera en comparación a la de los estudiantes recién ingresados, se constituyen estructuralmente de manera mucho más compleja. Estas diferencias son interpretadas a la luz de los procesos formativos involucrados, en tanto el grupo de egresados evidencia una visión más realista de la profesión, mientras que los segundos construyen una imagen mucho más idealizada del ejercicio profesional de la psicología (Torres, Maheda y Aranda, 2004). Por otro lado, en Brasil se observa un mayor desarrollo en el campo de las representaciones sociales que se inicia en la década de los 80 y permanece hasta la actualidad. Es así como en la literatura fue posible identificar diversos estudios que indagan en el conocimiento y características de la psicología como profesión en distintos grupos de la población brasileña (Almeida, 1982; Almeida y Kavano, 1982; Lazaro, Oliveira y Marques, 1986; Dobriansky, 1988; Leme, Bussab y Otta,
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1989; Santos, 1989; Souza y Trindade, 1990; Bock, 1993; Weber, Rickli y Liviski, 1994; Ribeiro, Barriera, Hernandez, Anele et al., 1997; Rech, de Andrade y Natividade, 2004; De Souza y Petrarca, 2004). En 1982 Almeida realiza una revisión de estudios previos sobre los estereotipos profesionales de la disciplina y concluye que la característica fundamental que sobresale en la descripción del psicólogo como representación es la de un profesional “observador”. Posteriormente, Leme, Bussab y Otta (1989) reconstruyen las representaciones sociales acerca de la psicología y el psicólogo en un grupo de estudiantes, encontrando que la principal actividad ligada al campo era la psicología clínica y que, asimismo, las atribuciones hacia estos profesionales no tenían contornos claros ni delimitados al compararlas con otras profesiones “psi”. Constataron también que la percepción era mayoritariamente negativa; el quehacer profesional era representado en la psicoterapia a nivel individual y, en este contexto, su trabajo era, fundamentalmente, “atender a unas pocas personas problemáticas” (Leme, Bussab y Otta, 1989 en Rech, de Andrade y Natividade, 2004, p. 38). El mismo año, otro estudio obtuvo resultados semejantes en un grupo de estudiantes universitarios de primer año; la psicología era concebida como una especialidad ligada al modelo médico y los psicólogos eran considerados profesionales clínicos que trabajaban fundamentalmente en consultorios y se encargaban de “ajustar” a los individuos desviados de la norma social (Santos, 1989). En base a éstos y otros antecedentes, Santos concluye que, para los estudiantes, la profesión no posee una importancia social significativa, visualizándose como al servicio de una elite privilegiada y que busca atención psicológica por cuenta propia. En 1990, Souza y Trindade realizan una investigación para conocer las representaciones sociales acerca de las actividades de los psicólogos, indagando en la percepción de las clases medias y populares de los habitantes de Vitória. Los resultados muestran que los individuos del segmento medio ven al psicólogo como un profesional liberal que resuelve los problemas a través de conversaciones y mediante el uso de tests psicométricos, mientras que un número escaso de sujetos de menor nivel socioeconómico fue capaz de afirmar algo acerca de las actividades de estos profesionales. Posteriormente, Ana Mercês Bock publica el trabajo titulado “Eu caçador de mim: pensando a profissão de psicólogo” (1993) [El cazador de mi: pensando la profesión de psicólogo] donde realiza un análisis teórico y empírico acerca de la imagen de la profesión en Brasil, planteando que la producción social del psicólogo resulta de la articulación de dos movimientos; el primero derivado de la aplicación de un determinado sistema teórico-técnico a nivel de salud pública y, el segundo, en el nivel de las representaciones sociales del psicólogo y de la psicología. La resultante, en este contexto, revela a los profesionales como incapaces de comprender las especificidades de la sociedad brasilera y, en la que éstos son representados en una imagen que mezcla la omnipotencia clínica y la incompetencia social. En base al preocupante escenario derivado de resultados previos, Weber, Rickli y Liviski (1994), indagan en las representaciones sociales sobre la psicología de un grupo de graduados de una
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universidad de Curitiba. Bajo el supuesto de que es precisamente durante la formación profesional que los psicólogos adquieren conocimiento acerca de las actividades que posteriormente tienen que desempeñar, descubrieron que al ingresar a los cursos, los alumnos poseían percepciones semejantes a las del público general, pasando posteriormente a concebir a la psicología de manera más amplia y cuestionadora. Sorpresivamente constataron también que, al acercarse a la graduación, los estudiantes nuevamente verbalizaban representaciones semejantes a la población general, aspecto que fue evaluado como un retroceso que indicaba una dirección preocupante acerca de la influencia de la formación universitaria en las visiones de la psicología que tenían los futuros profesionales. Asimismo, en 1997 Ribeiro y una serie de colaboradores/as estudian la percepción de estudiantes de primer año de psicología, encontrando que los psicólogos eran percibidos como profesionales que ayudan a otros, los aconsejan y trabajan en la resolución de problemas en clínicas y hospitales psiquiátricos. Secundariamente, éstos eran vistos como profesionales que estudian la mente y el comportamiento humano, pero ligados a la percepción de la psicología como ciencia. Finalmente, en un estudio recientemente publicado, Rech, De Andrade y Natividade (2004) indagan en la percepción de estudiantes graduados de psicología sobre la conducta ética de los psicólogos, a través de un cuestionario que operacionaliza los principios del Código de Ética Profesional del Psicólogo brasilero. Los resultados reportan que existen grados de concordancia diferenciados en relación a la percepción sobre los psicólogos; así, los alumnos de fin de curso presentan una visión más pesimista que los recientemente iniciados, evidenciando que los alumnos de último año de psicología juzgan la conducta ética del psicólogo de forma diferente. Los antecedentes previos permiten entrever algunos elementos que caracterizan el estudio de la imagen profesional en Latinoamérica. Si bien se realizan unas pocas investigaciones a nivel masivo, es posible observar como denominador común que las aproximaciones se dirigen fundamentalmente a los contextos formativos y de ejercicio profesional. En este sentido, es posible suponer que en nuestro país se manifiesten similares desarrollos en el tema, aspecto que el lector podrá evaluar al finalizar este capítulo en una detallada exposición del los estudios que, directa o indirectamente abordan el estudio de la imagen del psicólogo en Chile. Sin embargo, cabe destacar que en el capítulo siguiente se entregará algunos antecedentes generales de la situación chilena y con el fin de contextualizar sus características y presencia a la luz de las investigaciones realizadas en el resto de Latinoamérica. Es así como, a modo de conclusión y cierre de esta sección, a continuación se expone una comparación entre las líneas de investigación desarrolladas en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica; la que ha sido estructurada en base a la observación de sus metodologías, destacando con ello algunas de sus similitudes y diferencias. 1.4.4. UN CONTRASTE ENTRE LAS LATITUDES ABORDADAS. El escaso número de estudios que abordan el tema de la imagen profesional en el campo de la psicología constituye una observación inicial que contrasta con la creciente preocupación por el
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tema y, en este sentido, las aseveraciones del estadounidense Ludy Benjamin (1986) en torno al problema de la imagen de la psicología cobran relevancia dada la presumible dificultad que han debido enfrentar los/as investigadores/as a la hora de diseñar estrategias que permitan abordar las representaciones que subyacen en los imaginarios colectivos acerca del rol profesional. De este modo, el campo de estudio es interpelado descriptiva e inferencialmente y, en este contexto, se observa un predominio de aproximaciones orientadas desde un paradigma positivista, priorizando por acciones y dispositivos de investigación que permitan hacer de la realidad una empresa objetivable y, por lo tanto, susceptible de ser medida, aprehendida y configurable a través de “resultados verdaderos”. En este contexto, la imagen pública de los/as psicólogos/as es reducida a las valoraciones que poblaciones, más o menos representativas, hacen de la profesión, intentando estimar comparativamente con otras profesiones, el nivel alcanzado por la psicología. Tanto en Estados Unidos como en Europa se realizan investigaciones que contemplan como principales informantes a estudiantes universitarios, sus familias y, en menor medida, a poblaciones consideradas “representativas” o que permanecen desligadas del mundo académico y profesional de la psicología. No obstante lo anterior, es posible apreciar que los objetivos de las indagaciones se dirigen a evaluar cómo son vistos los psicólogos y psicólogas, en comparación con otras profesiones y/o oficios en el ámbito público. De este modo, es posible plantear que existe una preocupación por determinar las valoraciones y percepciones que se desplazan acerca del quehacer psicológico en el ámbito externo (extra-profesional) o desligado de la visión intra-profesional. Las medidas se focalizan, entonces, en torno a constructos hipotéticos atribuibles a una supuesta “deseabilidad social” que es operacionalizada, la mayor parte de las veces, en relación a las actitudes y estereotipos que el público tiene hacia la profesión. Así, la imagen profesional es subsumida en apreciaciones individualistas que omiten el proceso intersubjetivo implicado en dichas representaciones, suponiendo que la historicidad y desarrollo de la disciplina no constituyen variables que puedan mediar en las construcciones realizadas por las personas involucradas en los estudios. De esta forma, si bien los medios de comunicación se constituyen en fuentes de observación poco frecuente y su influencia es interpretada como un efecto de la valorización que se tiene de la psicología en la sociedad, pocas veces son comprendidos como elementos que configuran o influyen en las percepciones que el público tiene de la profesión. Por otra parte, el contexto latinoamericano se muestra menos productivo que el mundo anglosajón, sin embargo, fue posible rastrear un cuerpo importante de publicaciones que, desarrollada desde una posición (re)constructiva de la historia y características de la profesión en los distintos países, permite entrever algunos elementos relativos al tema de la imagen profesional. En este sentido, esta información se constituye en una fuente fundamental a la hora de formular programas o intervenciones dirigidas a consolidar el prestigio del campo y ejercicio profesional y, de
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este modo, se aprecia también una mayor preocupación por abordar los aspectos formativos de los futuros profesiones. Particularmente, como veremos más adelante, el contexto chileno se muestra prácticamente carente de estudios que aborden directamente el tema de la imagen profesional y, ante esto, el examen de su historia y desarrollo profesional permite entrever algunas de sus características y preocupaciones fundamentales. Así, al igual que los otros contextos latinoamericanos, nuestro país se muestra más abierto a investigar el tema de la imagen profesional en el marco de su formación y actuación gremial, la que constantemente es confrontada con las demandas percibidas desde el contexto nacional. De esta observación deviene, uno de los elementos que otorgaría una pequeña, pero a la larga gran distinción, con las investigaciones y formulaciones realizadas en los demás continentes. A diferencia del contexto norteamericano y europeo, los/as profesionales latinos/as optan por una aproximación que se expresa en una crítica reflexiva hacia los profesionales en ejercicio y, particularmente, hacia los contextos formativos. Se prioriza por una mirada hacia los procesos de inducción, formación y ejercicio profesional, representando con ello un interés creciente hacia el estudio de las representaciones sociales de la profesión que principalmente integra la visión intraprofesional para su reconocimiento. Si los futuros profesionales y los actuales psicólogos en ejercicio tienen una imagen crítica hacia la profesión, ¿es posible que esta visión no sea incorporada por los imaginarios colectivos? Bajo este supuesto y conjugando la idea según la cual las representaciones de los propios profesionales influye
en
las
valoraciones
de
su
quehacer
en
la
población,
los/as
investigadores/as
latinoamericanos evidencian una constante preocupación por evaluar su inserción en los espacios de trabajo. Así, los resultados son interpelados a la luz de las necesidades y problemáticas psicosociales que caracterizan las realidades locales de cada nación y apelando a los compromisos, motivaciones y principios éticos involucrados en el accionar profesional de los/as psicólogos/as. De este modo, a la hora de formular hipótesis acerca de su identidad profesional, los estudiosos no se conforman con aproximaciones estadísticas descriptivas y, ante este escenario, añaden instancias metodológicas cualitativas que les permiten acceder a las valoraciones y representaciones que realizan los propios estudiantes, profesionales y el público en general. No obstante lo anterior, la mayor parte de las investigaciones a nivel mundial dan cuenta de una constante que puede ser resumida de la siguiente manera: el reconocimiento del ejercicio profesional de la psicología a nivel público deviene de las experiencias y valoraciones que individualmente realizan las personas en torno a su (des)conocimiento de los/as psicólogos/as y la disciplina. Esto puede parecer una obviedad, pero si observamos detenidamente este planteamiento, veremos que los grados de libertad en torno a las posibles intervenciones frente al tema se tornan prácticamente en cero y, las salidas frente a una mala o escasa valoración de profesión –o una
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imagen profesional desvalorada- nos liga nuevamente a las variables que son omitidas en las investigaciones: el contexto. De este modo parece comprensible que Benjamin (1986) naturalice la imposibilidad de vincular los “deseos de la profesión” con la imagen pública, ya que a la luz de los supuestos implicados en la mayor parte de las investigaciones del campo, sólo sería posible intervenir en las percepciones “sujeto” a “sujeto”. Esta labor, indudablemente podría ser facilitada desde el contexto de los medios, pero lamentablemente esta perspectiva tampoco deviene como posible dado que las representaciones de los profesionales responderían al conjunto de valoraciones sociales que se tiene de la disciplina. ¿Qué es primero? ¿El huevo o la gallina? Estas
apreciaciones
contextualizan
un
problema
que,
desde
los
antecedentes
mayoritariamente reportados, se torna irresoluble, pero que, al añadirle una nueva comprensión al objeto/sujeto de estudio si permite recontextualizar la situación. Precisamente la teoría de las representaciones sociales, contribuye a realizar un re-posicionamiento del estudio de la imagen profesional, permitiendo la emergencia de “responsabilidades compartidas” y, por lo tanto, situando las reflexiones en torno a un fenómeno que, desde esta perspectiva, puede ser comprendido como resultante y resultado de procesos co-constructivos a nivel social. Así, asumiendo que la “imagen pública de los/as psicólogos/as y de la psicología” resulta de un entramado simbólico que se estructura dinámicamente como proceso y no tan sólo como estado y en que los individuos son observados como inter-actores autónomos y creativos, más que como receptores pasivos determinados y sin posibilidad de control (Deutsher, 1979 en Banchs, 2000), deviene como posible estructurar intervenciones que respondan a las necesidades sentidas por la población y también por el gremio, proceso que al mismo tiempo, permite realizar progresivas negociaciones y vincular al público con los deseos y principios de la profesión. Sorprendentemente los únicos referentes de este tipo de aproximaciones pudieron ser rastreados en la literatura latinoamericana, aspecto que se presenta aún como una tarea a abordar a posteriori, dado que es bastante factible que aproximaciones de este tipo puedan ser identificadas en otras latitudes y especialmente en el continente Europeo. No obstante lo anterior, el análisis de los antecedentes reportados previamente permite realizar algunas consideraciones que justificarán el abordaje metodológico presentado en este proyecto.
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1.5. LA IMAGEN DE LOS/LAS PSICÓLOGOS/AS EN CHILE. “Una primer propuesta de desarrollo que se puede plantear es, la facilitación de la comunicación horizontal entre los psicólogos; es más probable que un psicólogo chileno esté enterado más de la producción norteamericana que la de un compañero nacional” (Asún y Páez, 1994, p. 102).
En el capítulo anterior, referido a la presencia de los/as psicólogos/as en los medios de comunicación, pudimos constatar una escasa realización de estudios en el tema a nivel mundial, llevándonos a ampliar nuestro campo de observación a sistematizaciones de la historia de la disciplina y a algunas investigaciones que reportaban resultados acerca de la imagen pública de la profesión en diversos escenarios, pero fundamentalmente ligados al campo de ejercicio de la psicología clínica. Al analizar este cuerpo de antecedentes concluimos que, por una parte, existe un predominio de trabajos que abordan el quehacer psicológico en el ámbito extra-profesional, es decir, ligado a valoraciones y percepciones de la profesión en diversas poblaciones, al indagarla en comparación con otras disciplinas. En este contexto, la imagen pública es reducida al prestigio de la profesión, situando a la psicología por debajo de profesiones como psiquiatría y medicina y mostrando además que, a pesar de las campañas informativas y el trabajo de las asociaciones gremiales de psicólogos/as alrededor del mundo, en la década de los 90 todavía se mantendrá la confusión del rol del/la psicólogo/a en contraste con otras profesiones y el desconocimiento referido al quehacer de la psicología. Si bien estos estudios corresponden mayoritariamente al mundo anglosajón, esta línea de investigación dejará en evidencia que, actualmente, los estereotipos y valoraciones
hacia
los
profesionales
en
las
poblaciones
estudiadas
resultarán
altamente
ambivalentes, demostrando un escaso conocimiento del aporte y función social de la disciplina psicológica en general, y de la psicología clínica, en particular. Por otra parte, existe un cuerpo importante de trabajos que aborda el quehacer en el ámbito intra-profesional, es decir, implicando a los propios profesionales y estudiantiles en la valoración de los procesos de inducción, formación y ejercicio profesional. Esta línea de investigación, desarrollada mayoritariamente en países latinoamericanos, mostrará que existe un deterioro creciente de la imagen, su quehacer y actuación político-gremial, la que se verá también expresada en una crítica reflexiva que demanda por la consideración de las necesidades y problemáticas psicosociales que caracterizan las realidades locales de ejercicio. De este modo, la preocupación por la inserción en los espacios de trabajo, así como las indagaciones referidas a la identidad y campo profesional, relevará la importancia de los contextos históricos, políticos, económicos y culturales como instancias que apelan a los compromisos, motivaciones y principios éticos involucrados en el accionar profesional de la psicología. Así, estos resultados se complementan con evaluaciones críticas que enjuician las acciones de los profesionales, situándolas como un producto del interjuego de las influencias colonizadoras de corte neoliberalista y, por lo
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tanto, puestas al servicio de los sistemas de poder imperantes y traducidas en visiones que sitúan el rol de psicólogos y psicólogas como “normalizadores sociales”. No obstante la presumible y obvia complementariedad de los resultados de ambas líneas de investigación -intra y extra profesional- podemos apreciar que estos discursos representan visiones individualistas – y potencialmente totalizadoras - que omiten el proceso intersubjetivo implicado en la conformación de las representaciones que se tienen acerca del quehacer de la psicología. Ambas orientaciones se constituyen en polaridades que contextualizan la imagen profesional como “estado”, contribuyendo a situar el reconocimiento del ejercicio profesional de la psicología a nivel público como resultado de las experiencias y valoraciones que individualmente realizan las personas en torno a su (des)conocimiento de los/as psicólogos/as y la disciplina. Asimismo, al observar las dos perspectivas, se aprecia un predominio de aproximaciones orientadas desde un paradigma positivista, en el que se priorizan acciones y dispositivos de investigación que apuestan por hacer de la realidad una empresa objetivable y, por tanto, susceptible de ser medida, aprehendida y configurable a través de resultados “verdaderos”. En este contexto, los imaginarios colectivos acerca del rol profesional del/la psicólogo/a se traducen en mediciones que separan a los sujetos que participan en la conformación de la imagen profesional, omitiendo la comprensión de este fenómeno en tanto “proceso” del que participan distintos actores y acciones sociales. La influencia de los medios de comunicación como elementos que configuran o influyen en las percepciones que el público tiene de la profesión contribuye a situar a la teoría de las representaciones sociales como una herramienta teórico-metodológica que permite re-posicionar el estudio de la imagen profesional, situando las reflexiones –intra y extra profesionales- en torno a un fenómeno que puede ser comprendido como resultante y resultado de procesos co-constructivos a nivel social. Tomando estos antecedentes como punto de partida para abordar la situación chilena, en este apartado realizaremos una revisión de los trabajos que, directa o indirectamente, abordan el estudio de la imagen de los/as psicólogos en el país. Así, para mostrar el desarrollo de las investigaciones chilenas, hemos optado por dividir su presentación de acuerdo a períodos históricos diferenciales, contemplando, por una parte, algunos hitos que señalan cambios o giros en las motivaciones que dirigen las indagaciones y, por otra parte, examinando las temáticas centrales que caracterizan dicho período de estudio. En este sentido, se establecieron cuatro etapas o momentos dentro de la historicidad de la disciplina que nutren de información relevante en relación a la imagen profesional en general: estudios iniciales (1965-1982), contexto gremial y análisis profesiográficos (1983-1989), imagen profesional en sectores populares (1985-1998) y Abordajes contemporáneos y contextuales (1998-2005). Con el propósito de complementar las posiciones que se confrontan en el análisis previamente presentado, en este capítulo se incluyen citas narrativas textuales que, esperamos,
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contribuirán a situar las voces de los y las protagonistas de esta historia, relevando con ello el papel co-constructivo de quienes participan en la comprensión de las representaciones sociales del ejercicio y la conducta ética profesional en el contexto chileno. En este sentido, intentaremos aunar las posiciones que refieren a los ámbitos intra y extra profesional, pretendiendo de este modo, situar el contexto para una investigación que se muestra prácticamente estéril de antecedentes referidos al estudio de los medios de comunicación de masas y a su influencia en la conformación de la imagen que se tiene de la profesión en el Chile actual. 1.5.1 ESTUDIOS INICIALES (1965- 1982). La investigación de Santiago Quevedo Reyes titulada “La Imagen del Psicólogo en el Medio Industrial” (1965) constituye el primer acercamiento y único estudio realizado directamente en el tema en nuestro país y que, de manera bastante pionera, se interroga por la existencia de una imagen profesional del psicólogo indagando en la representación que tiene un grupo de 117 ejecutivos medios (sólo tres de ellas mujeres) pertenecientes a la industria manufacturera de Santiago. Este trabajo constituye la tesis del autor para optar al título de psicólogo en la Universidad de Chile y se desconoce si habría, asociadas a ella, otras publicaciones o trabajos no divulgados. A través de un diseño metodológico mixto, que combina técnicas cualitativas y cuantitativas, se exploró la imagen, entendiéndola como una representación social de acuerdo a lo planteado por Moscovici en 196130, incorporando una completísima gama de dimensiones, tales como: conceptos de psicología y psicólogo, áreas de estudio relacionadas, campos de acción profesional, demandas de servicios psicológicos, características y condiciones asociadas al ejercicio profesional, relaciones con la religión y la política, formación profesional, desarrollo de la psicología en Chile, influencia de los rumores en la representación del profesional, la disposición de los sujetos hacia los psicólogos y las diferencias con los psiquiatras, entre otras. Los resultados de este trabajo evidencian que la imagen profesional en la población estudiada responde a escasas experiencias directas con profesionales del área y más bien, se aprecia un predominio del conocimiento de la profesión a partir de rumores de distinta naturaleza acerca de la psicología. Las respuestas de los sujetos tienen un contenido ideacional que fue susceptible de ser categorizado; es así como, de acuerdo al autor, se puede hablar de la imagen en un sentido global, pero también se tienen imágenes particulares según las diferencias significativas comprobadas. Especialmente notorio es el conocimiento de las aplicaciones de la psicología en el campo clínico y educacional, mientras que el ámbito laboral solamente es conocido por referencia al mundo académico, en los casos que se ha tenido acceso a formación de postgrado (Quevedo, 1965).
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Llama la atención que el autor en 1965 adscriba ya a una línea de pensamiento escasamente desarrollada en el viejo continente, citando con propiedad a Moscovici y distinguiendo su trabajo del realizado por otros autores en relación al estudio de la imagen social.
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Por otro lado, al igual que en las descripciones previas en otras latitudes, este estudio reporta una escasa diferenciación del rol ejercicio por psicólogos y psiquiatras, mientras que las características de la psicología aún no eran susceptibles de calificar, presumiblemente, dada la reciente emergencia del campo de estudio en el país. En este sentido, las definiciones de la psicología como ciencia eran sólo asumidas medianamente por la población estudiada quienes ligaban su accionar fundamentalmente al campo de lo mental, espiritual o la filosofía (Quevedo, 1965). Desde la publicación de Quevedo hasta la década de los 70 no encontramos otros trabajos que abordaran el tema de la imagen profesional de manera directa. Sin embargo, en las postrimerías de los 60, distintos autores reportan que, durante esos años comienza a surgir una preocupación por el tema de la formación profesional, en tanto las Escuelas de Psicología de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica iniciaban un período de consolidación y reforma universitaria, respectivamente (Morales, Díaz, Scharager y Sziklai, 1987; Miranda y Navarro, 1995). Coincidentemente, durante ésta época se inicia una línea de estudios desarrollada por alumnos/as y docentes de la Pontificia Universidad Católica de Chile31 que, hasta finales de la década de los 80, abordaría distintos aspectos relativos al rol del psicólogo, incluyendo algunas dimensiones relativas a la imagen profesional. Así, al iniciar el proceso de investigación y para fundamentar el campo de estudio, los primeros trabajos reportan, contextualmente la situación de los psicólogos observada en la época, planteando: “Actualmente no existe ningún dato estadístico sobre profesionales, egresados, actividades que se realizan en el campo de la psicología, etc. Mucho menos se puede esperar una sistematización de experiencias o una revisión crítica de los años de existencia de la profesión. Debemos reconocer que en la Universidades se ha realizado en más de una oportunidad una revisión de la “carrera”, del currículo, del papel que la profesión y los profesionales deben jugar en la sociedad actual; pero también es cierta la crítica que muchos hacen a estas convenciones o jornadas de estudio en el sentido de que parten de un conocimiento hipotético o “impresionista” del ejercicio profesional, que puede distar mucho de lo que realmente acontece” (Campusano, Carvajal, González et. al., 1972, p. 4). Así, intentando aportar con datos de la realidad nacional, esta línea de trabajo produce el primer profesiograma del psicólogo en Chile32 que, inicialmente realizado en el marco de un curso optativo de “Psicología del Trabajo” en el año 1969, es completado y publicado en la tesis de grado titulada “El Psicólogo en Chile” en el año 1972 (Campusano, Carvajal, González, Robles y Tapia, 1972). La motivación principal de los autores revela lo importante de la tarea en tanto, si bien hasta aquella época no se había realizado aún una delimitación de las características y campo ocupacional 31 Al identificar este cuerpo de investigaciones como una línea de investigación, cabe destacar que los equipos de trabajo no estarían compuestos por los/as mismos/as investigadores/as y que se utiliza esta denominación considerando que el financiamiento y autoría de las publicaciones se asocia directamente con dicha casa de estudios. 32 Cabe destacar que la carrera de psicología se inició en el país en el año 1947 en la Universidad de Chile a partir del “Curso Especial de Psicología del Instituto Pedagógico”, por lo que ya habían transcurrido 23 años cuando se publicó esta investigación (Miranda y Navarro, 1995).
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de la profesión, los/as psicólogos/as ya se dedicaban a trabajar en este campo emergente de la Psicología33.
Este interés se reflejó en la elaboración de un proyecto de investigación sobre la
profesión del Psicólogo en Chile que fue aprobado por la dirección de la Escuela de Psicología el 21 de Agosto de 1969 y, más tarde presentado por el profesor Gerardo González Cortés al Fondo de Investigaciones de la Universidad Católica para su financiamiento (Campusano et. al., 1972). De este modo, el estudio se estructuró en dos etapas sucesivas, contemplando, en primer lugar, un análisis descriptivo de la realidad del psicólogo en Chile y, secundariamente, un examen del rol del psicólogo y su interacción con otros profesionales y sus empleadores34. En la tesis previamente reseñada se detectaron los siguientes aspectos relacionados con el campo y rol del psicólogo: hasta 1968 existían aproximadamente 450 psicólogos egresados, de los cuales 279 (100 hombres y 179 mujeres, 80% residente en Santiago y el resto en diferentes regiones del país) contestaron una encuesta sobre la realidad del/la psicólogo/a en Chile. Así, fue posible identificar algunos resultados que aportan al tema de la imagen profesional, entre los que principalmente destacan: “El 60% de los psicólogos encuestados hizo sus estudios básicos de psicología en la Universidad de Chile y el 40% en la Universidad Católica. (…) De acuerdo al estudio de las características socioeconómicas no se perciben diferencias entre las familias de origen de los egresados. (…) pero si existe asociación entre el tipo de colegio secundario y la universidad de estudios básicos, así los egresados de colegio fiscal propenden a ingresar a la Universidad de Chile y los de colegios particulares a la Universidad Católica. (…) Durante la formación universitaria se observa que el grupo más numeroso se interesó, se especializó y realizó su memoria en el área clínica (infantil o adulta). (…) Al formular una opinión global sobre la adecuación de la formación recibida para el ejercicio efectivo de la profesión, sienten que ella les aportó elementos y técnicas básicas, pero en ningún caso suficientes para desenvolverse en el campo profesional. (…) Al momento de realizarse la encuesta, la mayor parte de los psicólogos se encontraban desempeñándose en el área clínica y consecuentemente con esto la formación de desempeño profesional predominante era el “ejercicio”, en desmedro de la docencia e investigación. (…) En general se observó entre quienes ejercen la psicología social y la clínica de adultos e infantil, interés por continuar desempeñándose en la misma especialidad. En el caso de la psicología del trabajo este interés escasamente sobrepasa al 50% de quienes la ejercen y en la psicopedagogía no alcanza a este porcentaje. (…) El cargo que se ocupa en la mayoría de los casos, no implica un gran nivel de responsabilidad, pero si, ofrece perspectivas de perfeccionamiento y progreso profesional y resulta satisfactorio en cuanto a contenido se refiere. (…) Los ingresos en la profesión en general son bajos, lo que origina un alto porcentaje de insatisfacción económica. Las perspectivas de mejoramiento a futuro no resultan muy claras, si se considera que un 28% eludió pronunciarse al respecto” (Campusano et. al., 1972, p. 86-89). Otra de las dimensiones indagadas en la tesis era el “área de organización profesional” que, fundamentalmente, abordaba las percepciones y relación que tenía los profesionales con y hacia el 33 En sus propias palabras: “Esto presentaba una cierta contradicción pues los Psicólogos se estaban encargando de la elaboración de análisis profesiográficos de otras profesiones y oficios, pero no existía claridad ni estudio sistemático sobre el trabajo del Psicólogo en Chile. Se sabía que la idea de trabajar en el tema estaba latente en algunas instituciones y personas, pero oficialmente no se conocía ninguna concreción al respecto” (Campusano et. al., 1972, p. 1). 34 Respecto de esta segunda etapa de investigación no se encontró ningún documento que diera cuenta de los resultados encontrados.
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Colegio de Psicólogos. En este sentido, los/as autores/as reportan que, un grupo considerable de profesionales desconocía los aranceles fijados por la agrupación; de ellos, sólo un tercio se mostraba de acuerdo con el monto propuesto, destacando, eso sí, que resultaba excesivamente alto y la ayuda psicológica quedaba sólo a disposición de una minoría acomodada. En este sentido, y sumadas una minoría que los evaluaba como muy altos, se sugería como solución atender por SERMENA35 u otro organismo similar (Campusano et. al., 1972). Por otro lado, con respecto a las funciones del Colegio, las respuestas se agruparon en cinco categorías emergentes a partir del procesamiento de la información: perfeccionamiento, control del ejercicio profesional, divulgación, comunicación y funciones gremiales; destacando dentro de éstas que la mayor parte de los profesionales se mostraba de acuerdo con el rol fundamental ejercido por la orden, instituyendo como de “vital importancia” el control ético del ejercicio profesional. Por último, se indagó en las razones por las cuales no todos los psicólogos se habrían colegiado, obteniendo como principales argumentos que, por una parte, se debería al “individualismo” del psicólogo, falta de integración y falta de motivación frente a problemas que deberían ser comunes y, por otra, la existencia de muy poca información respecto del colegio y sus funciones, sumada a una percepción que situaba al colegio como una institución poco operante y activa (Campusano et. al., 1972, p. 84). Considerando estos resultados, los/as autores/as plantean a modo de conclusión algunas propuestas respecto de las demandas para el ejercicio profesional, enmarcado en el campo de las sub especialidades educacional, clínica, laboral y social, que ya era posible distinguir en el país. Sin embargo, se establece como prioridad que el gremio se actualice en relación a los cambios contextuales y, refiriendo una particular preocupación por el futuro de la disciplina nacional, se plantea la relevancia del tema de la imagen profesional, haciendo evidente el papel de los medios de comunicación y la necesidad de socializar las características de la profesión en el contexto social en que se enmarca su ejercicio: “… interesa reflexionar un poco sobre el futuro de la profesión, a partir de la imagen y los datos obtenidos en esta primera parte de la investigación, y de la realidad o momento histórico que vive Chile. (…) Un primer elemento es aquel que dice referencia con el unánimemente llamado “proceso de cambio” que vive el país. Sin especificar el “cómo”, es un hecho que la mayoría de los chilenos se ha pronunciado, en una u otra forma por la necesidad de un cambio. (…) Este primer punto, bastante general y someramente esbozado, por su magnitud, plantea la necesidad a las Escuelas de Psicología, al Colegio de Psicólogos y a los profesionales, de enfrentar el problema en su real dimensión. No basta transformarse en analizadores de sucesos acaecidos o dar explicaciones lógicas y “científicas” sobre los hechos consumados. (…) Los cambios de actitud que deben respaldar los cambios de estructuras, no son instantáneos ni se producen por generación espontánea. El aprendizaje social y los medios de comunicación adquieren de esta manera, una relevancia hasta 35
Servicio Médico Nacional de Empleados (SERMENA), creado en 1942 con el propósito de cubrir las necesidades de salud de los empleados públicos y privados del país que operaría hasta 1979, cuando el gobierno militar instituye por decreto (Ley 2.763) su fusión con Servicio Nacional de Salud, derivando sus funciones al Fondo Nacional de Salud (FONASA) como un servicio público descentralizado y responsable de recaudar, administrar y distribuir los recursos financieros del área (Aedo, 2000).
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ahora desconocida y para cuyo manejo no basta la técnica, sino que se hace indispensable un alto grado de conciencia. Esa conciencia se deberá ir adquiriendo en estrecho contacto con la realidad; lo cual implica la necesidad de abrirse a las nuevas posibilidades y perspectivas que se están dando. Esto debe traducirse en una descentralización del ejercicio profesional no sólo en términos físicos o geográficos, sino que incluso abarcando la consideración de áreas que el psicólogo consideraba ajenas a su desempeño profesional. En el aspecto clínico, esto también debe significar una socialización del ejercicio, es decir, que se amplíen las posibilidades para que grupos numerosos para los cuales la labor del psicólogo era tarea desconocida e impensable tengan también acceso a su ayuda profesional. Sin estas perspectivas, mal podría decirse que el desarrollo de la psicología como profesión, está siguiendo adecuadamente el curso que las circunstancias le indican.-” (Campusano et. al., 1972, p. 90-91). Cinco años más tarde, en 1977 se realiza el “Primer Encuentro Nacional de Psicólogos en Chile”, y a la luz de las reflexiones previas, es posible observar que todavía no se producía o –tal vez producto del golpe militar y posterior dictadura en el país- se había detenido el proceso de cambio, auspiciado por los/as autores/as. En dicho encuentro particularmente se analiza la formación profesional, concluyendo de manera similar que -hasta ese entonces- las escuelas de psicología chilenas habían “tratado fundamentalmente de formar un psicólogo en que ha primado el interés por los problemas individuales que presenta el sujeto. Sin embargo, dado el peso que los antecedentes del comportamiento tienen, el psicólogo debe no sólo considerarlos en una mayor medida, sino constituirse el mismo en un agente de cambio que modifique las estructuras y dinamismos patógenos de la sociedad” (Boletín informativo del Colegio de Psicólogos, 1977; en Morales et al., 1987, p. 42). Esta preocupación contextualiza la emergencia de una serie de actividades que el Colegio de Psicólogos organiza en los años venideros y con el objeto de mejorar los procesos de selección, inducción, socialización, formación y desarrollo profesional de la psicología chilena. No obstante, estos esfuerzos no habrían producido cambios, principalmente, por la escasa convergencia entre estas iniciativas y las desarrolladas por las escuelas de psicología del país (Morales, et. al. 1987). En este sentido, se plantea que la falta de información respecto de las exigencias del ejercicio profesional configuraría una de las causas importantes que dificultaban la planificación óptima de la formación universitaria de pre y post grado impartida; aspecto que también obstaculizaría el logro de una congruencia adecuada entre el entrenamiento profesional y su posterior desempeño (Arroyave, Cysling y Ortiz, 1985; Morales, et. al. 1987). Hasta el año 1982, existían únicamente dos Escuelas de Psicología (en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica). Ese año cambia el marco legislativo que regulaba la enseñanza superior, lo que posibilita la creación de nuevas universidades privadas, además de la separación de las sedes regionales de universidades estatales para formar un total de 17 nuevas universidades autónomas. Así, las instituciones existentes con anterioridad a 1981 conforman el Consejo de Rectores y, tienen, en un período llamado de acreditación, el rol de examinar a los estudiantes de las nuevas universidades que se fueron conformando. Esta situación se prolongaría hasta que cada universidad alcanza la autonomía otorgada por el Consejo Superior de Educación. De este modo, este
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período de estudios iniciales culmina con la emergencia de las nuevas escuelas de psicología en el país, hecho que contextualiza la subsecuente preocupación en el gremio por la formación profesional y enmarca el surgimiento de algunas iniciativas orientadas a delimitar el campo de ejercicio, sus características y demandas percibidas en el contexto nacional. 1.5.2. CONTEXTO GREMIAL Y ANÁLISIS PROFESIOGRÁFICOS (1983-1989). Considerando el anterior escenario y tomando las sugerencias propuestas por los profesionales en el primer encuentro de psicólogos -de realizar un profesiograma del psicólogo y de un perfil ideal para la profesión, con propósitos de guiar los procedimientos de selección para ingresar a la carrera36 (Arroyave, Cysling y Ortiz, 1985)- un grupo de investigadores de la Universidad Católica dirigido por los académicos Mario Morales, Rogelio Díaz, Judith Scharager y Gyozo Sziklai, continúa con el proceso de investigación en el campo profesional, iniciado en la década de los 70’. Así, en 1984 se inicia el proyecto “Campo y Rol Ocupacional del psicólogo en Chile” apoyado en un proyecto DIUC (Nº 167/84) y, posteriormente, financiado por el FONDECYT (Nº 1861118) el año 1986. El informe final del proyecto - publicado en 1989 - resume algunos de los hallazgos y productos de esta investigación, en el que de evidencia de manera directa y con mayor propiedad, el tema de la imagen profesional y la ética devenida de su práctica37. Sin embargo, antes de abordar sus resultados, haremos referencia a una de las acciones emprendidas por el Colegio de Psicólogos en el contexto del desarrollo profesional y gremial, aspecto que dará mayor profundidad a las observaciones previamente presentadas y que servirá de antecedente para conocer otras percepciones y perspectivas respecto al tema de la imagen profesional en el acontecer nacional de la época. El año 1985 se realiza el “Primer Congreso Nacional de Psicólogos en Chile: Psicología y calidad de vida en Chile. Una profesión para las necesidades del país” que en sus anales contiene en extenso, los más de 50 trabajos presentados. Esta cronología proporciona algunos antecedentes relativos al desarrollo teórico y profesional de los/as psicólogos/as chilenos/as y en sus narraciones también desplaza las representaciones del quehacer que se tenía en aquella época. A continuación se destaca algunos de estos trabajos. En la ponencia “El Colegio de Psicólogos – Ente Regulador de la Profesión” (1985) del psicólogo Carlos Descouvieres, el autor explicita la necesidad de estudiar el tema de la imagen
36 Cabe destacar que en este período estaban comenzando a proliferar las escuelas de psicología en el país, aumentando de dos a siete en 1985 (Arroyave, Cysling y Ortiz, 1985). 37 Los objetivos generales del proyecto contemplaban: 1) Describir y analizar el campo ocupacional y potencial del psicólogo en Chile desde la perspectiva del propio psicólogo, empleadores y profesionales con los cuales se relaciona; 2) Describir y analizar el rol prescrito, el rol percibido, la conducta del rol y los conflictos del rol del psicólogo en Chile; 3) Obtener el perfil profesiográfico del psicólogo chileno en general y como especialista considerando el ámbito en que se desempeña; 4) Describir y analizar la opinión de los estudiantes de psicología de las universidades Católica y de Chile sobre aspectos de su socialización y formación profesional; 5) Identificar, describir y analizar los aspectos favorables y deficitarios del desarrollo profesional del psicólogo.
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profesional, retratando la situación de los psicólogos en relación a los mass media de la época, de la siguiente manera: “La demanda por servicios psicológicos se torna amplia. La comunidad gana en claridad acerca de su rol profesional, producto de una interesante y espontánea campaña de los medios de comunicación que requieren su opinión y juicio en una amplia gama de situaciones. Es ilustrativo apreciar que con frecuencia casi diaria el psicólogo es consultado en la prensa, televisión o radio en un proceso que no se ha manifestado antes siquiera en las profesiones más tradicionales. (…). Junto al creciente prestigio de los psicólogos vemos la aparición de “expertos” que tienden a confundir a la opinión pública, identificándose con denominaciones ambiguas, en los listados de prensa, telefónicos y guías profesionales sin que el Colegio haya podido corregir esta anomalía. Igualmente, circunstancias del mercado y otras consideraciones han creado una separación insuficiente de los niveles de competencia de la especialidad y vamos encontrando de manera creciente a “superprofesionales”, que ofrecen públicamente servicios psicológicos que cubren un espectro incompatible con la prestación de servicios profesionales serios. Tampoco hemos podido evitar el que los psicólogos participen en instituciones u Organismos (sic) ligados a la represión y perjuicio de los derechos humanos” (p. 144-145). En “Contribución de la psicología frente al cambio social y tecnológico” (1985) el mismo autor pronostica la constitución de una serie de campos de acción que deberán asumir los futuros profesionales, perfilando temáticas en relación a los procesos educativos y gestión y desarrollo de las organizaciones a nivel nacional. Esta descripción es precedida por un resumen del desarrollo histórico de la profesión en el país en el que, indudablemente, podemos observar algunas observaciones relativas a la imagen profesional: “Las profesiones en el mundo contemporáneo resultan de cortes más o menos arbitrarios de la realidad para atender asuntos comúnmente interdependientes y con límites bastante difusos con disciplinas vecinas o conexas. (…). La profesión de psicólogo no escapa a esta situación. En efecto, si nos remitimos a su historia reciente en Chile, descubrimos un énfasis inicial muy notorio a favor de actividades reparadoras en el plano de la así llamada salud mental, como asimismo en torno a algunos procesos ligados a la difusión escolar. Se parte de una postura correctiva cuyo paradigma es la recuperación de la normalidad o ajustes perdidos. Amén de valorativa, tal consideración restringe el hacer Psicológico casi exclusivamente a lo individual y desviado. (…). Algo después en esta historia, surgen otras vertientes que implican preocupación por otra forma de desviación, la social, en términos de penetrar fenómenos tales como delincuencia, vagancia, drogadicción y prostitución. (…). Bastante más tarde, recién en los años 60, aparecen preocupaciones por procesos colectivos y por los fundamentos teóricos de la Psicología Social. En sus inicios una visión academicista permite inquietar a los primeros aficionados que luego evolucionan, ampliando significativamente su cobertura. Es así como de la preocupación por la Psicología Social se abre un abanico temático que va absorbiendo áreas ligadas a la actividad laboral, escolar, criminal, económica y en los últimos tiempos clínica, en sus aproximaciones a las llamadas terapias familiares basadas en modelos sistémicos. (…). Nos parece necesario este esbozo histórico para introducirnos en el asunto que nos preocupa, por cuanto la psicología junto al resto de las ciencias y profesiones va cambiando de eje de preocupación incluso teórico, de acuerdo a la dinámica del cambio social. (…). Es respecto de esta relación hombre-sociedad en que los psicólogos estamos siendo demandados y lo seremos más, con exigencias cualitativas inéditas que obligan a repensar nuestra función profesional. (…). En los últimos tiempos hemos apreciado que los factores de mercado, muy influenciados por modelos economistas de relación han impulsado a colegas a transitar peligrosamente en este terreno, vulnerando, a nuestro juicio principios éticos importantes. (…). Finalmente, una concepción como la que proponemos obliga al Colegio a un liderazgo que permeabilice a los colegas, instituciones y a la opinión pública en este nuevo rol profesional. Esto
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traerá requerimientos de Organización y estilos de promoción que hagan factible que de modo creciente la psicología amplíe su cobertura hacia los importantes y nuevos requerimientos de un futuro que ya es presente.” (p. 259-263). Finalmente, y retomando el trabajo realizado por Morales, Díaz, Scharager, Sziklai, en la ponencia titulada “Aproximaciones teóricas al estudio de la profesión del psicólogo” (Morales et al., 1987) se propone una serie de hipótesis que guiará el estudio realizado posteriormente, planteando que: “En síntesis, al contrastar el análisis de los enfoques teóricos sobre las profesiones con los antecedentes sobre la profesión del psicólogo en Chile, se puede plantear el supuesto básico que la psicología como profesión es débil en Chile y en la actualidad tiene pocas posibilidades de negociar con los grupos de poder dominantes. Presenta una dependencia ideológica que le hace difícil examinar su propia realidad sin distorsionarla, lo que incide en el grado de autonomía e identidad del psicólogo como profesional. Es de urgente necesidad elevar el nivel de conocimientos científicos de los profesionales quienes no sólo deberían aplicarlo en el situs respectivo de su especialidad sino que debería generar técnicas y conocimientos acordes con las necesidades psicosociales de los diferentes campos dónde se desempeñan” (Morales et al., 1987; en Morales, Sziklai, Díaz y Scharager., 1989, p. 45). Como es posible observar, en esta etapa de desarrollo, la psicología chilena ya perfilaba el campo de las sub-especialidades en los ámbitos del ejercicio profesional, motivo por el cual este último grupo de investigadores reporta resultados que van más allá de la imagen “general” de la psicología, pudiendo centrar sus observaciones en las diferencias al interior de la disciplina. Retomando la labor del establecimiento de un profesiograma, el equipo dirige varias tesis para optar al título de psicólogo que servirán para estimar algunos elementos centrales del perfil de la profesión y delimitar las posteriores fases de estudio. Estas son, progresivamente: “El psicólogo en Chile: un análisis profesiográfico” (Arroyave, Gysling y Ortiz, 1985); “Tres cuestionarios para determinar el rol del psicólogo” (Contreras y Pérsico, 1987); “Socialización profesional en la carrera de psicología: análisis de la opinión de los estudiantes de la escuela de psicología de la Universidad Católica y del departamento de psicología de la Universidad de Chile” (Alderete y Storey, 1987) y “Análisis profesiográfico del psicólogo chileno especializado” (Escorza, 1987). En base al análisis de los resultados, el equipo concluye que las principales actividades realizadas por los profesionales del época serían las siguientes (Morales et. al., 1989): a) Estudiar, comprender y explicar el comportamiento humano en su normalidad y patología, a través de la investigación científica y el intercambio con otras profesiones y colegas; b) Entregar conocimientos psicológicos teóricos y/o prácticos a través de la docencia, formación, capacitación y prevención, lo cual se resume en la función de educar y enseñar; c) Corregir u optimizar el funcionamiento y efectividad del comportamiento de las personas (a nivel individual, grupal u organizacional), lo que se lograría a través de la psicoterapia, los grupos de crecimiento personal, el desarrollo de organizaciones, entre otras actividades; d) Asesorar y orientar en situaciones en que se requiera
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conocimiento psicológico especializado (asesoría para padres y profesores, gestión y planificación de recurso humano, orientación vocacional y profesional, etc.). De este modo, se define un perfil básico de la profesión relacionado con la consecución del patrón del método científico, así como el requerimiento de habilidades básicas, tales como: habilidades intelectuales: coeficiente intelectual promedio, comprensión verbal, capacidad de análisis, síntesis y abstracción; habilidades interpersonales: empatía, respeto, confianza, aceptación, retroalimentación, así como habilidades de comunicación, como la atención, escucha y motivación y; características de personalidad: discreto, responsable, confiable, respetuosa, madura, congruente, perseverante, honesto, autocrítica, con capacidad de insight, ética (Morales, et. al., 1987; en Morales et. al., 1989). Por otra parte y, específicamente, respecto al “rol deseado para la profesión” destaca la posición de psicoterapeuta y de investigador(a), lo que contrastó con el rol de la época ligado principalmente al psicodiagnóstico. Entre los campos potenciales para la profesión se mencionó la psicología educacional, comunitaria, preventiva y laboral, los cuales habrían sido campos incipientes, pero con poco desarrollo. Particularmente, al interior de cada especialidad, en la práctica se observó cierta ambigüedad, especialmente en los psicólogos escolares/educacionales quienes se habían desempeñado en roles académicos docentes y como psicoterapeutas, aunque aspirando a desempeñarse como agentes de cambio. Por su parte, los psicólogos clínicos se identificaron con la psicoterapia y el psicodiagnóstico, mientras que los laborales/organizacionales con la asesoría y la consultoría (Morales et al., 1987; Morales et. al., 1989). Los/as autores/as concluyen, además, que un grupo importante de profesionales se posicionaría en el rol de académico/docente, aunque siempre asociado a ser un profesional de ayuda; manifestando, al respecto, que las principales actividades realizadas por los psicólogos se daba en los ámbitos de la psicoterapia (75%), el psicodiagnóstico (50%), asesoría e investigación (30%) y la selección de personal (25%). En este contexto, también se observó un escaso desempeño institucional, ya que el principal lugar en que se realizan estas actividades es la consulta privada. Es así como, independiente del campo laboral en que se sitúan los profesionales de la psicología, estos generalmente se desempeñarían en posiciones secundarias a otras profesiones, participando tangencialmente en la toma de decisiones y sólo a un nivel consultivo (Morales et. al, 1989). En este sentido, a modo de conclusión, plantean que la profesión de psicólogo tiene una identidad, que efectúa un número determinado de actividades propias y que, aunque se distinguieron cuatro ocupaciones principales (salud, educación, organizaciones y academia), el rol está fuertemente marcado por el ejercicio clínico, lo cual coincide con la imagen que la población tiene y le asigna a la idea de ser psicólogo (Morales et. al., 1987; Morales et al., 1989). En relación al prestigio profesional, los psicólogos/as se ubican por sobre los ingenieros/as, trabajadores/as sociales y profesores/as, aunque por debajo de los médicos y psiquiatras. Además
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perciben una imagen positiva de sí mismos, especialmente las mujeres, quienes se caracterizan como cálidas, abiertas, confiables y auto valoradas. En este contexto, los autores mencionan que los profesionales se relacionarían principalmente con otros profesionales del gremio, profesores, trabajadores/as sociales y educadores/as de párvulo, en tanto que los psiquiatras son visualizados como los profesionales con los cuales existiría mayor probabilidad de conflicto, seguido de orientadores/as vocacionales, profesores, administradores/as e ingenieros/as. Por su parte, los problemas entre profesionales son atribuidos principalmente a la diferencia de enfoque frente a un mismo problema, la invasión del campo profesional y, en el caso de los educacionales, a la poca claridad del los límites del campo.
Entre los obstáculos más frecuentes, se menciona el
desconocimiento de la labor del psicólogo por parte de otros profesionales, así como las bajas remuneraciones de la época y las trabas administrativas (Morales, et al., 1987; en Morales et al., 1989). Finalmente, respecto del Colegio de Psicólogos, destaca que aproximadamente un tercio de los psicólogos encuestados no se encontraba colegiado, aduciendo como razón principal para no colegiarse, una escasa conciencia gremial junto con la falta de interés e individualismo de parte de los psicólogos. Asimismo, de los profesionales colegiados, tampoco se observó una actividad gremial importante. Las funciones principales que se le atribuyen al colegio eran el cumplimiento del Código de Ética y el desarrollo de actividades de perfeccionamiento, en segundo plano. Esto alude a priorizar la formación ética y el control social de la profesión por sobre el mejoramiento del nivel de desarrollo de la profesión. “En general se observa poca influencia del Colegio de Psicólogos, configurándose una especie de relación circular negativa entre un colegio profesional poco aglutinador y psicólogos poco motivados por la actividad gremial que disminuye las posibilidades de desarrollo de la psicología profesional” (Morales et al., 1989, p. 494). 1.5.3. IMAGEN PROFESIONAL EN SECTORES POPULARES (1985-1998). En el trabajo titulado “Estudio exploratorio de pre-terapia en un grupo de pacientes de nivel socioeconómico bajo de Santiago” y presentado en el Primer Congreso Nacional de Psicólogos (1985) las psicólogas Loreto Ditzel, Cecilia Gschwender y Mariana Arancibia reportan los resultados de una pionera intervención formulada con el objeto de disminuir la brecha que se produce por el desconocimiento de la ayuda psicológica en sectores populares y, con ello, aumentar la efectividad de la psicoterapia con pacientes de nivel socioeconómico bajo. Al respecto señalan: “Un alto porcentaje de la población chilena y, en particular, la que consulta los servicios asistenciales, pertenece al nivel socioeconómico bajo. Estos pacientes llegan generalmente a los Servicios de Salud Mental derivados de otras especialidades médicas. Frecuentemente presentan quejas de tipo somático y poseen un gran desconocimiento de lo que significa la ayuda psicológica, por lo que se muestran reticentes, ansiosos y poco motivados. (…). Estas son algunas características de pacientes de nivel socioeconómico bajo que interfieren, dificultan y le restan efectividad a la psicoterapia. (…). Lo que más frecuentemente se hace como terapeuta frente a estos pacientes es ir
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intuitivamente aclarando dudas, adaptando el lenguaje y comunicación, disipando temores, etc., de modo que puedan desarrollar una actitud positiva hacia el cambio” (p. 135). Así, este estudio da cuenta de la elaboración un programa de “pre-terapia”38 aplicado a una muestra aleatoria de 7 consultantes de un servicio asistencial y comparado con los porcentajes de deserción de pacientes que no fueron sometidos al programa en el mismo centro. Entre los resultados se destacan algunos contenidos evaluados (pre y post) por las investigadoras, evidenciando que, tras el programa, los consultantes aumentan su conocimiento en relación a las siguientes informaciones: la terapia y la mejoría psicológica son procesos graduales (de un 83 a un 100%), el diálogo facilita la comprensión de dificultades psicológicas (de un 83 a un 100%), la ingestión de medicamentos no es un requisito para la solución de problemas psicológicos (de un 66,6 a un 100%), las dificultades psicológicas no llevan a la locura (de un 50 a un 100%), durante la terapia se vivencian situaciones afectivas difíciles (de un 50 a un 100%) y existe relación entre algunas dolencias físicas y dificultades psicológicas (de un 33,3 % a un 65%). Además, pudieron constatar que, junto al aumento de información y expectativas más adecuadas de la terapia, los sujetos en psicoterapia mostraron una actitud más activa, participativa y positiva frene al cambio, un mayor compromiso con el proceso psicoterapéutico y una menor deserción que el grupo control (33,3% y 66,6%, respectivamente). Estos resultados les permiten concluir algunos aspectos, entre los que se destacan la necesidad de incluir en la formación del psicólogo las características de los grupos más desaventajados de la sociedad y realizar investigaciones que amplíen el conocimiento de los consultantes: “Los pacientes de nivel socioeconómico bajo tienen bajo nivel de información, expectativas distorsionadas, mitos y prejuicios respecto de la terapia psicológica. La pre-terapia permite un aumento del nivel de información, modifica prejuicios y expectativas, fomentando una actitud positiva frente a la terapia. A su vez disminuye los índices de deserción y permite un mejor aprovechamiento de los recursos humanos (grupo). Se considera de gran importancia incluir la variable nivel socioeconómico en la formación del psicólogo. Se requieren más investigaciones respecto de pacientes de nuestro país, para adecuar tanto la formación como el trabajo del psicólogo” (p. 138). Como es posible observar, pese a reconocer la brecha cultural que existe entre los profesionales y las comunidades de sectores populares que consultan, las autoras focalizan su atención en la necesidad de “educar” a los pacientes en la lógica de la psicoterapia, dejando de lado el papel y responsabilidad que le cabe a los psicoterapeutas en el conocimiento de este sector de la sociedad. En 1986, se realizaron en la escuela de Psicología de la Universidad Católica las primeras Jornadas de Reflexión en torno a la formación del psicólogo. Las conclusiones a las que se llegaron hacen hincapié, directa o indirectamente, en la necesidad de establecer mayores contactos desde la 38 Entendida como la entrega de antecedentes básicos para una atención terapéutica (salud: alteraciones físicas y psicológicas, origen y aclaración de prejuicios en relación a los problemas psicológicos y, proceso psicoterapéutico: relación y características de de la psicoterapia, uso de medicamentos, proceso de cambio psicológico y beneficios de la psicoterapia).
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formación del futuro psicólogo con la realidad nacional. Derivado de los resultados de dicha jornada se realizó la investigación “Actividad psicológica en Sectores Populares” (Winkler, 1993). Esta línea de trabajo, iniciada con el financiamiento de un proyecto DIUC (18F/86) y desarrollada posteriormente en el proyecto DIUC 78/88: “Percepción del Rol del psicólogo en Sectores Populares” por un equipo multidisciplinario (psicólogos y antropólogos) de investigadores/as conformado por María Inés Winkler, Cecilia Casanueva, María Teresa Prado, Mario Muñoz y Claudia Cáceres, abordó directa e indirectamente la imagen de los psicólogos en base al conocimiento de un grupo de personas perteneciente a sectores populares de la ciudad de Santiago (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988). Enmarcado en una línea de investigación sin precedentes en el país, estos proyectos pretendían dar respuesta a las necesidades de aquellos sectores que, hasta ese momento, permanecían postergados de los servicios psicológicos y, fundamentalmente, omitidos de abordaje conceptual y empírico de la disciplina. En este sentido, pretendían abordar la reciente incorporación de los/las psicólogos/as al mundo de los consultorios y ONGs, intentando legitimar también, en el discurso psicológico nacional, las demandas y percepciones de los grupos más desposeídos de la población. Así, percibiendo que el desempeño de los profesionales dentro de la realidad cultural demandaba el reconocimiento de los rasgos de esa realidad en sus variadas manifestaciones, se focalizan en la subjetividad popular, centrando su análisis en el rol profesional y asumiendo la existencia de una brecha cultural que separaba a tales comunidades de los profesionales (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988). En este contexto y constatando que el rol del profesional psicólogo, así como su función específica, no era suficientemente conocido en los sectores populares, el equipo manifiesta que: “es dable suponer que parte importante de la imagen que se tenga de éste y las creencias asociadas a él, provenga de los medios de comunicación de masas, especialmente de la radio y la televisión” (p. 178). En este sentido, y en base a la información cualitativa recabada en ambos estudios, los investigadores analizan la influencia de los medios planteando lo siguiente: “Estas fuentes de información sólo permiten acceder al psicólogo “por algunos minutos”, por lo que no se dispone del tiempo suficiente para transmitir a cabalidad sus principales funciones y métodos de trabajo. (…) la televisión ejerce un efecto distorsionador, en la medida que a través de telenovelas y programas sin fines formativos, se ha transmitido una imagen negativa del psicólogo” (p. 179). Junto a este escenario, se percibe una falta de diferenciación en la definición conceptual entre la psicología y la medicina, como profesiones, relevando que en el contexto popular no se distingue claramente entre los tipos de problemas y estrategias de intervención que competen tanto al psicólogo como al médico. Así, y pese al reconocimiento de la escucha, la conversación y el consejo como alternativas apropiadas para el tratamiento de problemas concebidos como psicológicos, se observa un escaso conocimiento del rol profesional ejercido por los psicólogos y casi
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únicamente referido a la especialidad clínica (Prado y Winkler, 1987; Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988). “Solo ocasionalmente se insinúa la percepción de una especialidad psicológica educacional, y las existentes aluden también a una perspectiva curativa y asistencial. (…) en algunas oportunidades se alude al conocimiento o necesidad de una función preventiva, en la medida que se sugiere que los psicólogos pueden ayudar en la orientación a padres y adolescentes, pero esto también enfatizando el dar consejos, orientar y enseñar desde el rol de experto. (…) Un mínimo de entrevistados alude a actividades realizadas por psicólogos de la especialidad laboral, la que ven vinculada, al igual que otras especialidades, a la realización de intervenciones paliativas y asistenciales” (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988, p. 180-181). Precisamente en torno a estos antecedentes es que se sitúa la importancia de estos estudios ya que, y contrariamente a lo desarrollado hasta ese momento, los problemas no sólo derivaban del desconocimiento del rol profesional en los sectores populares, sino que se veían fuertemente influidos por el propio desempeño de los/as psicólogos/as de la época. La formación entregada en las universidades chilenas propendía a una valoración individualista para el enfrentamiento de los problemas y, en este contexto, la descalificación de atributos esenciales para las comunidades, como la familia, se tornaba en un punto nodal a la hora de analizar la distancia cultural entre el profesional y la población. Proviniendo de una subcultura distinta, muchos profesionales debían adaptar sus conocimientos a los contextos de trabajo, para así realizar un enfrentamiento más efectivo y coherente con las demandas percibidas en el medio. Al mismo tiempo, las creencias culturales del propio grupo profesional se volvían en su contra; al estimular las visiones de normalidad y anormalidad, de salud y enfermedad, como elementos constitutivos de un problema psicológico, promovían también las imágenes de “curador” o “sanador” adscritas al rol profesional (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988). Esto entraba en directa contradicción con los mensajes entregados por los profesionales y, muchas veces, la idea de que el cambio es producto de variables que dependen fuertemente de los propios informantes, no podía ser sostenida en la práctica. En este sentido, los/as autores/as describen la situación de la siguiente manera: “Se encuentra simultáneamente arraigada una concepción determinista y externalizadora, en que los problemas son causados por fuerzas ajenas a la propia persona, pero que en la modificación de ellas, esta misma persona juega un rol fundamental” (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988, p. 182). Por otra parte, el importante rol de las mujeres como madres que se muestran más dispuestas a consultar por “sus hijos” es visualizado como una potencial vía de acceso de los/as psicólogos/as a los sectores populares, evidenciando que las inversiones realizadas durante la dictadura para abordar los problemas de drogadicción, alcoholismo y tabaquismo (D.A.T.) resultaban inoperantes al verse como impuestas y ajenas a los modos de significación de los pobladores (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988). Estas observaciones evidenciaban la necesaria incorporación de la Psicología Comunitaria a la formación de los profesionales, proceso que era
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visualizado como deficitario, en tanto no propendía a descentralizar el clásico modelo de atención que se promueve a través de una perspectiva clínica asistencialista. Se esperaba – en una oficina que los consultantes se mostraran motivados, que tomaran conciencia de sus problemas y solicitaran activamente la ayuda, para que, en ese momento, el profesional pudiera desplegar el bagaje de técnicas y conocimientos aprendidos para abordar el proceso de ayuda. Así, los/as investigadores/as concluyen que los problemas y realidades rescatadas en el proyecto, no podían ser abordados bajo este sistema y, especialmente, considerando que ni siquiera los/as psicólogos/as como profesionales eran conocidos en los sectores populares. De este modo, impulsan como alternativa las propuestas y programas desarrollados por la ONGs de la época, visualizándolas como instancias que fomentaban la inclusión de los propios beneficiarios en la gestación y aplicación de sus proyectos, alejándose así del rol clínico tradicional (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988). Considerando, además que las expectativas ligadas al modelo médico de asistencia de salud - eficiencia, alivio inmediato, número reducido de sesiones, actitud altamente directiva del profesional, etc. - teñían las demandas de los consultantes de sectores populares, resultaba comprensible que su incumplimiento generara una visión del trabajo psicológico como de “baja efectividad, lento y extenso, muchas veces infructuoso” (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988, p. 187) ya que no se percibían los resultados esperado en el corto plazo. Esto confirmaría los prejuicios y expectativas negativas iniciales de quienes consultan al psicólogo, produciéndose un círculo vicioso de difícil ruptura. Pero, además, como las expectativas de los profesionales tampoco se veían cumplidas, el sistema inoperante se retroalimentaba, impidiendo desde el inicio, el establecimiento de un vínculo basado en una percepción realista de cada uno de ellos. Así, las esperanzas del equipo respecto al cambio y encuentro entre profesionales y comunidades populares, fueron puestas en la labor psicoeducativa, pero, fundamentalmente, en la necesidad de que los/as psicólogos/as asumieran una perspectiva intercultural que hiciera realidad “la idea de respeto, valoración y consideración de las diferencias interculturales, haciendo uso de ellas, para beneficiar a uno de los sectores más amplios de nuestro país. Debe producirse una transformación desde la percepción de las diferencias interculturales como obstáculos para el desarrollo de la efectividad psicológica, hacia la percepción de ellas como creencias conformadoras de sentido vital” (Winkler, Prado, Muñoz, Casanueva y Cáceres, 1988, pp. 188-189). Precisamente, como respuesta a este llamado de atención es que el equipo de investigación conformado por las psicólogas Cecilia Avendaño, Mariane Krause y María Inés Winkler, desarrolla el estudio “Representaciones Sociales de Ayuda Psicológica en Sectores Pobres” que, a partir de 1992, recibe el financiamiento del FONDECYT (Nº 1930700) (Avendaño, Krause y Winkler, 1993). Los resultados de esta investigación se resumen en los siguientes contenidos de las RS, reconstruidas: 1. Imagen de ayuda psicológica: la ayuda que brinda el psicólogo se asocia fundamentalmente con actividades tales como “aconsejar, orientar” y “conversar, escuchar, preguntar”. Los problemas para los cuales se espera ayuda psicológica, trascienden los trastornos prescritos por la
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disciplina, incluyéndose también problemas sociales, económicos y laborales propios de la vida cotidiana. Prima la imagen de la atención individual en la consulta o centro que alberga a los especialistas y con quienes se trabaja en una frecuencia de una o más veces por semana. Rol del psicólogo: se diferencia de otros profesionales de ayuda, teniendo mayores similitudes con el “neuro-psiquiatra”. Se le asigna un valor positivo, percibiéndolo como “menos” parcial que los demás roles profesionales. Conceptualización de los problemas psicológicos: se pudo distinguir la existencia de dos tipos básicos de modelos atribucionales de causalidad acerca de los problemas psicológicos: mecanicista (unicausal y multicausal) y sistémico. Representaciones sobre la accesibilidad de ayuda psicológica: influyen los siguientes elementos: a) información entregada por los medios de comunicación de masas, la que resulta facilitadora del acceso en tanto familiariza a las personas con el tipo de problemas que justifican su atención. b) Información entregada por instituciones médicas o educacionales. c) familiarización a través de personas cercanas y de la propia experiencia atencional. d) características de las instituciones asistenciales. e) elementos socioculturales tales como prejuicios, miedo a lo socioculturalmente diferente y machismo. Evaluación de la efectividad de la ayuda psicológica: los resultados muestran que la evaluación es una actividad que realizan desde el comienzo de la intervención y en todo momento y radica principalmente en la entrega de orientación y enseñanza. Fuentes de influencia de las RS de ayuda psicológica: se observan principalmente dos fuentes, la propia experiencia atencional o de la de personas cercanas y los medios de comunicación de masas. Los medios, y en particular la TV, entregan información sobre el quehacer psicológico además de ofrecer la posibilidad de aprendizaje vicario. Existen diversos programas de televisión que cumplen esta función, destacándose entre ellos el llamado “Buenas Tardes Eli”. Considerando estos hallazgos el equipo de investigadoras plantea que la influencia de los
medios también debe ser observada en la construcción de cosmovisiones que, desplegada principalmente en un diario popular, enfatiza la temática de la violencia asociada al sexo. Esta visión, transmite a los lectores una visión del mundo que aparece como amenazante, peligroso, dañino y fuera de su control, elemento que alimenta las RS de las personas y, por tanto, también influye en cómo se concibe y enfrenta los problemas. Esto afecta de manera directa las RS de ayuda psicológica, en tanto genera un marco en el cual la credibilidad de la ayuda puede verse mermada por tan abrumante escenario (Krause, Uribe, Winkler y Avendaño, 1992). Este trabajo es continuado por la Dra. María Inés Winkler junto a un equipo de académicos y estudiantes que, en el marco de exploración para la creación del Centro de Atención Psicológica de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago de Chile, indaga en las representaciones sociales de profesionales prestadores de servicios psicológicos y habitantes de la Comuna de Estación Central (“Diagnóstico de Recursos y necesidades de asistencia psicológica de la comuna de Estación Central”. DICYT Nº 08-93/94WM). Este estudio permite concluir que existe una discrepancia entre las percepciones de los grupos profesionales y la comunidad que se revela tanto en la identificación de problemas como también en las soluciones percibidas (Winkler, Contreras, Aretio y Martínez, 1995). Asimismo, se aprecia fuertemente la influencia del contexto histórico cultural como una variable que delimita la emergencia de dos modelos de respuesta frente a los problemas percibidos por la comunidad; uno de ellos responde al abordaje comunitario de antaño, mientras que el otro corresponde a una perspectiva más individualista y teñida por el miedo derivado de la dictadura
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militar y la influencia del modelo económico neoliberal propiciado desde entonces en el país (Contreras, Winkler, Martínez y Aretio, 1997). Esta investigación da inicio a una serie de estudios que abordarán el contexto histórico y su reconstrucción como dimensiones que inciden en el quehacer profesional de la psicología en Chile, iniciando una nueva línea de investigación que complementará las visiones previamente revisadas y en las que, progresivamente, se incorporará una comprensión de los fenómenos de estudio en directa relación con metodologías que integran modelos de indagación de corte constructivista y construccionista. Es así como en el período siguiente podremos observar como la teoría de las representaciones sociales, entre otras alternativas, se utilizará para acercarse a las visiones que se tienen de la profesión, indagando en contextos y realidades diversas. 1.5.4. ABORDAJES CONTEMPORÁNEOS Y CONTEXTUALES (1998-2005). A partir de 1998, el Departamento de Psicología de la Universidad Católica Raúl Silva Henríquez (ex Universidad Blas Cañas) desarrolla una línea de investigación que, retomando la investigación de Morales et al. (1987), se pregunta por la situación de la psicología en el país. En el año 2000 publican el libro “Psicología Contemporánea: Disciplina, Profesión, Formación” (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000) y en el 2002, “Retro(pro)spectivas Psicológicas”, en el que, retomando otros estudios realizados en el país, revelarán el campo de los medios de comunicación como potenciales espacios de referencia para indagar en el campo profesional (Urra, 2002). Estas investigaciones enfatizan el abordaje histórico y contextual tanto de la formación (orientaciones y fines de las carreras) como del rol e identidad profesionales, asociados y ligados a distintos procesos de transformación socio-económica, socio-cultural y política. En uno de los capítulos del libro denominado “Psicología Contemporánea: Disciplina, Profesión, Formación” (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000), se ofrece una revisión acabada referente a los antecedentes del rol del psicólogo y su formación. En éste, se contempla un repaso histórico tanto del origen de la disciplina –situándola como eminentemente aplicada al trabajo experimental en laboratorios y desligada de la acción y reflexión de carácter social y político, en comparación con la experiencia de otros países en Latinoamérica- como de su desarrollo y evolución de la formación y del profesional. La decantación de los antecedentes acerca de la formación y el contexto laboral presente para la disciplina, nos otorga información en para la formación de la representación actual tanto del desempeño como de los desafíos para la psicología en el momento histórico presente. Según el “Anuario de la Educación Superior 1998” (citado en Miranda, Calderón y Bugueño, 2000), para ese año, se caracteriza a la carrera de Psicología como una de las diez con mayor demanda por matrícula universitaria. Ello explicaría, en parte, la alta demanda, y su influencia en la formación y la percepción del desempeño en el importante número de egresados. El auge de creación de Escuelas de Psicología en el país, contrasta con la poca preocupación –a nivel general–
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en la adecuada estructuración de las carreras y su formación (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). Se menciona que esta explosión en oferta de matrículas respondería más a la búsqueda por rentabilidad de los organismos educacionales, que a prioridades orientadas por principios de desarrollo y progreso nacional o atención psicológica efectiva. Se explicita, además, que los puntajes exigidos para acceder a la carrera han disminuido, no obstante, su presencia no han aumentado en estudiantes de niveles socioeconómicos medio bajos. Es así como se aprecia un alza en la demanda y la diversificación el campo de aplicación de la “tecnología psicológica”, para avocarse a áreas como jurídica, deportiva, política y ambiental, aumentando la presencia pública de la disciplina (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). No obstante ello, y en virtud de una adecuada conservación de la imagen profesional y del buen servicio social, Julio Villegas (1998, citado en Miranda, Calderón y Bugueño, 2000) destaca que es necesario concordar en algunos puntos: § § § §
§
Requerimientos mínimos para el ingreso a las carreras, contemplando puntajes de pruebas de selección universitaria (antigua Prueba de Aptitud Académica) y exámenes especiales a los/as postulantes, Disposiciones éticas de quienes conforman los planteles académicos, de funcionarios y estudiantes y la preparación para enfrentar conflictos valóricos propios de cada especialidad. Exigencias y diferenciaciones propias de los grados académicos y áreas de especialización. Consideración de tensiones académicas propias de exigencias de carácter ideológico de ciertas Universidades, entre las que se encuentran: el grado de especialización en la formación de pre-grado, infraestructura adecuada para la formación, fundamentos específicos para la formación de post-título y post-grado, y definición de los requerimientos para la obtención del título profesional. Habilidades psicológicas mínimas que debieran poseerse, a fin de mejorar el desempeño profesional, entre las que se encuentran: disposición cognitiva analítica (estudiante) a la vez que sintética (profesional) y la cuestión de la duda y la incertidumbre v/s la certeza y la confianza. Para ello, además, señala necesario explicitar los principios y fundamentos ideológicos que sustentan la enseñanza de diferentes escuelas. En relación al contexto laboral, y a pesar del prestigio y la difusión de la disciplina inducidos
por el potente aumento de la demanda por la carrera, asociada a la creciente oferta de programas y vacantes en psicología, las inferencias no se presentan con igual tono valorativo al considerar el impacto de esta tendencia en el mercado profesional y la producción de conocimiento. Ello, aunado a la carencia de propuestas novedosas para la formación de psicólogos/as, presenta como desafío para la psicología en Chile la promoción y resguardo de la calidad de los profesionales39 (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). La internacionalización o la globalización de los mercados y las culturas impactan en los grados de competitividad que han de expresarse en sistemas económicos cada vez menos regulados. La presencia de un cambio cultural que acontece en una sociedad de consumo crecientemente
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Este desafío podría considerarse parcialmente satisfecho tras la tentativa del Ministerio de Educación, mediante la creación de la CNAP, de establecer criterios mínimos, estructurales y para el desarrollo continuo, de los programas de formación para las distintas carreras universitarias, entre ellas la de Psicología.
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pluralista, en que se redefinen tanto las relaciones de poder, como las de género, raza y otras planteadas por esquemas sociales programados por la modernidad, hacen que las formas de trabajo se transforme y se flexibilice. El desempleo aumenta y se mantiene como un componente estructural, asumiéndose como un costo permanente en las economías modernas (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). Estas nuevas exigencias originadas desde el sector productivo y empresarial, favorecen la generación de un perfil ocupacional básico para asumir diversos y variantes desafíos, que exigen como habilidades elementales la creatividad y la innovación. Asimismo, se transforma en ventaja la posesión de un pensamiento crítico, flexible y cada vez más adecuado a integrar e implementar nuevas estructuras. En este contexto, se esperaría que los/as profesionales “adecuados” a la época hubiesen adquirido estas habilidades durante su paso por el sistema de educación formal. Ello se aúna a la presencia de un cambio cultural que acontece en una sociedad de consumo crecientmente pluralista, en la que se redefinen tanto las relaciones de poder, como las de género, raza y otras, planteadas por esquemas sociales programados por la modernidad (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). No obstante, la información reportada por los autores en torno a la formación recibida por los psicólogos de los últimos años, da cuenta de un currículo en el que se mantiene un esquema de formación tradicional (básico y generalista), acrítico y pobremente ligado al contexto amplio en el cual se educan los futuros profesionales y que sostiene, además, la verticalidad en la reproducción de conocimiento (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). Cabe destacar que en menor grado se informa de algunos programas de formación que presentan sellos peculiares que disgregan de la norma. En este escenario, se prevé que la diversificación de campos de ejercicio y el aumento de profesionales, se asociaría a una mayor demanda por el ejercicio de la psicología (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). En este sentido, las orientaciones para la formación de profesionales se dirigirían a potenciar el desarrollo de habilidades y actitudes acorde a las exigencias impuestas por la nueva ideología imperante, a fin de posicionar la disciplina acorde a sus criterios. Todo ello, asociado a los criterios económicos de competencia y la liberalización que, junto a la creciente oferta de profesionales (contemplando una potencial movilidad de psicólogos de países limítrofes, tras acuerdos económicos recientes) podría generar una baja en los aranceles de servicios ofrecidos. Al respecto se plantea que si bien ello podría no ser bien recibido por los/as integrantes del gremio, esta apertura contribuiría a la democratización del acceso a la salud mental, planteando nuevos desafíos para la formación referente a la atención de sectores tradicionalmente marginados de la intervención y la reflexión psicológica, todavía habitualmente centrada en la atención de sectores económicos más acomodados (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). Esta tendencia podría asociarse a la necesidad de tomar iniciativas en áreas inexploradas o, incluso, impensadas (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000). La “costumbre” al desempeño en campos relativamente ambiguos, facilitaría la integración de los/as psicólogos en el mercado emergente. La
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multidisciplinariedad y la conquista de nuevos espacios de trabajo se expresan como desafíos, sin desmerecer la posibilidad del subsecuente aumento en la superposición de especialidades y difusión de los límites, centrando la atención nuevamente en la necesidad de desarrollo de las habilidades planteadas por el contexto socio-económico actual. No obstante, la excesiva oferta no se asocia necesariamente en un aumento de la calidad de enseñanza y el ejercicio. La generación de categorías ordinales de profesionales (de primera, segunda, tercera y hasta cuarta categoría) se presenta como pronóstico poco esperanzador. La transformación de la imagen social de el/la psicólogo/a se plantea como necesaria, no para alterar la representación del prestigio, sino más bien, para ampliar el ámbito de exigencia de servicios desde la profesión, más allá de la clínica, hacia “temáticas en las que está involucrado el ser humano, apoyando la comprensión y la transformación de situaciones consideradas, desde alguna perspectiva, como no deseables” (Miranda, Calderón y Bugueño, 2000, p. 104). Respecto a esta exigencia, el la capacidad del Colegio de Psicólogos para ofrecer orientación, soporte y revisión del comportamiento profesional se ha presentado como una alternativa altamente validada. Los/as colegiados/as han de manifestar, de manera probable, cierto interés en el desarrollo de la disciplina más allá de la satisfacción de intereses netamente personales. En consonancia, los resultados de otra investigación realizada por Marassi y Reyes (2001) al consultar a un grupo de psicólogos inscritos en el Colegio de Psicólogos, muestran que la percepción de su actual ejercicio es la siguiente: “Como consecuencia de la insuficiencia de trabajos estables, el psicólogo desarrolla múltiples actividades. En promedio cada profesional señala haber realizado 8,5 tipos de intervenciones profesionales distintas en los últimos tres años de ejercicio… El psicólogo puede estar ejerciendo en diversos ámbitos independiente de su especialización o mención. Un alto porcentaje de los participantes en la investigación señalan no ejercer su profesión en el ámbito que lo desea” (p. 23) Los resultados de este trabajo también coinciden con la referencia previa respecto de la percepción de formación recibida, evaluándola como insuficiente para el ejercicio profesional y destacando que las principales dificultades se encuentran tanto en los requerimientos que el contexto hace a los/as profesionales como también en el desarrollo de habilidades personales para la ejecución del rol. Así, las áreas percibidas como mayormente deficitarias están vinculadas con el ejercicio de a psicoterapia y los temas de administración y la gestión, como competencias profesionales en general. Este aspecto se ve directamente relacionado con los intereses de perfeccionamiento y/o profundización que son referidos prioritariamente en a las áreas de psicoterapia y la gestión. Al respecto, los autores señalan que la demanda de especialización se ve directamente relacionada con los ingresos, evidenciándose que áreas más rentables son la práctica clínica de manera independiente y el ejercicio ligado a la psicología laboral y de las organizaciones. Finalmente, otro aspecto implicado en la percepción de los profesionales colegiados se relaciona con la visión de estos en el tema de la
proyección laboral; así, los/as psicólogos/as señalan como
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primera prioridad el ejercicio clínico de la profesión y la docencia, manifestando que la modalidad de trabajo independiente es altamente deseable de hora de proyectar la organización de su tiempo laboral (Marassi y Reyes, 2001). Inspirándose en la investigación previa y la realizada por Morales et al. en la década de los 80, otro estudio recientemente publicado por el Departamento de Psicología de la Universidad Católica Silva Henríquez bajo el título de “Rol, Identidad y Evolución de las Practicas profesionales de los Psicólogos en Chile” (2005) corrobora mucho de los puntos previamente reseñados, añadiendo algunos contenidos que dan mayor profundidad a la caracterización de la experiencia de formación y el ejercicio profesional de psicólogos titulados en universidades de la región metropolitana. Combinando técnicas de recolección y análisis de datos cuantitativas y cualitativas, en este trabajo se sistematizan las percepciones de tres generaciones de profesionales, evidenciando en términos generales que, los resultados parecieran “confirmar que tanto los cambios producidos en el mundo del trabajo en las últimas décadas como el aumento de la matrícula en programas de formación de psicólogos han afectado tanto el perfil de empleabilidad, como las características del trabajo y las condiciones laborales a las que se ven enfrentados los psicólogos en nuestro país (p. 121)”. Asimismo, planteando que el ejercicio de la psicología como profesión se confronta a la luz de las transformaciones políticas, los resultados relevan como antecedente importante la influencia del período dictatorial y, la posterior recuperación de la democracia como instancias contextuales que influirán en los procesos de transformación de las prácticas de intervención de los psicólogos, relacionándose también con las mutaciones socioeconómicas, políticas y culturales del mundo y de nuestro país (Departamento de Psicología, 2005). En este sentido, si bien los psicólogos de la primera generación (formados antes de 1973) fueron los que manifestaron un mayor impacto de estos procesos en su ejercicio profesional, fue posible observar que profesionales pertenecientes a cada una de las generaciones convocadas (segunda y tercera generación) expresaron diversas consideraciones sobre los efectos que dichas transformaciones políticas provocaron en el quehacer de los psicólogos al interior de la sociedad chilena (Departamento de Psicología, 2005). El golpe militar se vivió como una experiencia de ruptura respecto al compromiso con un proyecto de país que se vio truncado por la emergencia de un nuevo escenario social y laboral, iniciado por el gobierno militar y, en este contexto, los profesionales debieron adaptarse a la nueva situación social del país, reformulando sus prácticas y saberes de acuerdo a los requerimientos y ritmos del mercado laboral chileno (Departamento de Psicología, 2005). Es así como durante la dictadura debieron desempeñarse en espacios alternativos de trabajo, como las ONGs y, posteriormente, pasaron a trabajar para el estado luego del retorno a la democracia. En este sentido, la última generación de psicólogos reconoce la apertura de nuevos espacios de inserción laboral (Departamento de Psicología, 2005). En resumen se plantea que: Para este grupo de entrevistados es significativo el impacto que las políticas educacionales del gobierno militar tuvieron en la formación de los psicólogos, resultando en una formación
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aseptica-positivista, apolítica y orientada fundamentalmente a la práctica de la intervención individual. En este sentido, se produce un reconocimiento del impacto de las prácticas de tipo asistencialistas (verticales) propias de la dictadura, manifestando que éstas aún persisten en determinados grupos sociales. No obstante lo anterior, también se plantea que, producto del retorno a la democracia, las prácticas de intervención adquieren un carácter más horizontal, donde los grupos sociales que han accedido a la profesionalización se relacionan de manera más proactiva que dependiente con los psicólogos de los cuales requieren sus servicios. Sin embargo, se reconoce el impacto de las políticas de socialización inherentes a la dictadura en la conformación del cuerpo social, argumentando que dado este proceso se habría perdido el sentido de una “identidad grupal”, capaz de trabajar colaborativamente, disgregándose en individuos aislados y sin grupos de referencia (págs. 38-40). Los profesionales entrevistados reconocen el impacto de la instalación del sistema económico neoliberal y los procesos de modernización asociados a dicho modelo, en lo que respecta a las transformaciones del campo laboral (flexible, competitivo, que opera con altos índices de desempleo, desregulariza los modos de contratación) y las transformaciones del rol del estado y la gestión de los riesgos sociales. Así, se plantea que los/as psicólogos/as actualmente en ejercicio “deben vender su profesión, generar estrategias de inserción y asegurarse nichos novedosos que amplien sus posibilidades laborales” (p.40), apreciándose una preocupación importante debido a la creciente inestabilidad en el empleo y relevando un precarización creciente que puede ser observada en lo siguiente: los profesionales realizan “distintas prácticas en diversos lugares de trabajo, aunque no se tenga la especialización en las áreas que se ejerce la disciplina (inconexión entre un trabajo y otro, docencia, psicoterapia, ejercicio en el sector público); jornadas laborales incompletas: medias jornadas o incluso algunas horas semanales en uno o más lugares de trabajo; contratos a plazo que los exponen a una constante incertidumbre respecto a su futuro laboral; remuneraciones insuficientes para la calificación de los profesionales, etc.” (P.41-42). En definitiva y contrariamente a lo esperable, dado los años de permanencia de la disciplina en el país, en su conjunto, los estudios recientes reportan que la identidad de los psicólogos es cada vez más difusa, marcada más por el ámbito de acción donde se desempeñan que por la pertenencia al gremio de la psicología. Así, la evidencia de la falta de unificación de la psicología es un tema recurrente, mostrando que ésta siempre transita a través de un rasgo de dispersión y de tensiones que tienen que ver con la heterogeneidad de tradiciones teóricas, de objetos, métodos y ámbitos de aplicación que han acompañando a la psicología desde sus orígenes. El planteamiento parece reducirse en nomenclaturas que hacen evidente que los profesionales de la psicología han caído en un descrédito, producto de la poca rigurosidad con que se ejerce la disciplina y que está es asociada, por un lado, al uso del sentido común a la hora de intervenir y, por otro, a la incorporación de psicólogos a prácticas en las cuales no se han especializado debidamente (Departamento de Psicología, 2005). A la luz de los planteamientos del último grupo de investigadores citados, podemos observar que actualmente se manifiesta la siguiente tensión:
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“Por un lado la psicología ha aumentado su presencia pública, a través de la incorporación de la disciplina a otras prácticas profesionales, la presencia en los medios de comunicación, pero por otra parte, los psicólogos estarían siendo cuestionados respecto a la calidad e su ejercicio profesional. Además la disciplina no ha sido capaz de sostener un desarrollo teórico que permita generar aportes significativos para interpelar las nuevas configuraciones de las sociedades contemporáneas. La psicología habría tenido un desarrollo en el ámbito profesional pero en el ámbito académico disciplinar no ha podido incorporarse al debate actual al interior de la ciencias sociales” (p. 123). Finalmente, los autores rescatan un planteamiento que deviene constructivamente en el concepto de “claustrofobia profesional”, término que utilizan para describir que nuestra psicología se caracterizaría como una práctica “sin voz frente a lo social y lo político” (p.53). En este sentido, plantean que se ha observado una fuerte autocrítica respecto a la inserción de los psicólogos en el ámbito social y político, resumiendo que los profesionales de la psicología en Chile se ha mantenido fuera del debate de los problemas sociales, ocupando una posición encapsulada. En definitiva, confirman que la psicología chilena se ha puesto al servicio de un rol normalizador (adaptador, reparador) que sólo en escasas ocasiones permite que los profesionales se distancien de una posición hegemónica que permita construir nuevas posibilidades para el ejercicio de una psicología crítica. Al respecto, la siguiente cita puede mostrar la divergencia entre ambas posiciones, reflejando además la preocupación del grupo de investigadores que abordó el tema del rol e identidad de la profesión en nuestros días: “Uno de los desafíos pendientes es, en consecuencia, reflexionar en torno a la tensión entre una psicología de adaptación y una psicología para la transformación social, es decir, la contradicción entre el rol normalizador y el rol crítico de la psicología. Si se analizan las competencias percibidas por los psicólogos encuestados, es posible apreciar una necesidad de transformarse en “solucionólogos”, lo cual no puede sino inquietar a quienes estamos preocupados por el desarrollo de la disciplina y formación de nuevos colegas” (Departamento de Psicología, 2005, p. 123). Finalmente, cabe destacar que exceptuando el reciente trabajo publicado por Mariane Krause (2005) en torno a la psicoterapia y el rol del/la Psicólogo/a Clínico/a en la disciplina, actualmente no contamos con otras fuentes que nos informen acerca de la imagen de los/as psicólogos/as a nivel nacional. Es por ello que la realización de esta investigación se estima como relevante, en tanto además constamos la casi prácticamente total ausencia de estudios que reporten la observación de la dimensión ética en el ejercicio profesional de la Psicología Chile. En el siguiente capítulo se sintetizan algunos elementos conceptuales que guiarán el análisis de la dimensión ética en la teoría y praxis de la psicología y que servirán de contexto para la contrastación de los resultados obtenidos a partir de la observación del fenómeno de estudio. Consientes de la dificultad que conlleva una sistematización rigurosa de la amplia gama de antecedentes que podrían incorporarse en esta descripción se ha optado por resumir algunos elementos teóricos centrales y que se intersectan en ámbitos tan variados como la ética, la filosofía y la psicología.
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1.6. ETICA Y EJERCICIO PROFESIONAL. “Por ser la psicología una disciplina cuya práctica nos pone directamente en relación con las personas, es condición ineludible que todo acto profesional deba realizarse de forma tal que no lesione la dignidad, la libertad ni la vida de los demás ni la propia, en tanto derechos inalienables e inviolables del ser humano”. (Comisión de Ética, Colegio de Psicólogos de Chile, 1999).
1.6.1. ÉTICA, FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA. La cuestión de la ética consiste esencialmente en saber qué es bueno y qué es malo, asunto fundamental abordado a lo largo de toda la historia de la humanidad (Rosenbaum, 1982) y meritorio de completos tratados especializados en diversas disciplinas. Su origen etimológico -del griego ethika, de ethos, “comportamiento”, “costumbre”- refiere a los principios o pautas de la conducta humana, que frecuentemente y de forma impropia son homologados a la moral (del latín mores, “costumbre”). La rama de la filosofía que estudia esos principios se conoce como Filosofía Moral. Definida como el estudio de los supuestos que permiten a los individuos, instituciones, organizaciones y profesiones distinguir entre lo correcto y lo incorrecto y emitir juicios morales (Bersoff, 1995) es, según Dorsch (1981), la parte de la filosofía que estudia el bien y el mal en la conducta humana y los principios que informan el obrar del ser humano. Como disciplina filosófica, entonces, reflexiona sistemáticamente sobre el sentido, validez y licitud de los actos humanos individuales y sociales (França-Tarragó, 1996). En sus orígenes, la palabra ética fue usada por Aristóteles en el sentido de carácter y disposición, refiriendo también a las costumbres o usos. Posteriormente, el término “moralis40” fue introducido por Cicerón haciéndolo equivalente al planteamiento de Aristóteles, para los romanos. Estos antecedentes permiten visualizar cómo se fue gestando en el tiempo, el uso de ética y moral como conceptos semejantes, ya que en la actualidad –y usados como adjetivos-, por lo común se utilizan para hacer referencia al modo subjetivo que tiene una persona o grupo humano para encarnar los valores morales (França-Tarragó, 1996). Sin embargo, lejos de constituirse en sinónimos, su utilización requiere previamente conocer qué las diferencia. La moral refiere a los hechos y juicios a los que, contextualmente, se plantea la ciencia, mientras que la ética constituye el fundamento o principio que sostiene estas consideraciones. En este sentido, la ética ha sido a veces definida como el arte de la conducta, así como la lógica ha sido considerada el arte de pensar. Además, contrariamente a lo expresado por el sentido común, la ética no enseña a hacer el bien, sino que instruye acerca del conocimiento de la naturaleza y las condiciones del bien, la bondad, lo bueno. Este conocimiento puede ser aplicado a la práctica, pero 40
En obra “De Amicitia” fue rastreada un frase donde aparece el termino Moralis que Cicerón utilizó para traducir el vocablo griego Ethica. Con esta distinción intenta hacer una filosofía de las costumbres, donde “moralis o moral significaba la manera o modo habitual de ser, una propiedad íntima del ser humano y no solo algo externo. La palabra moralidad es también una derivación latina del término moralitas que apunta hacia la actuación humana controlada desde la intimidad (Villalpando, 1997, p.5).
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no implica necesariamente la condición de voluntad requerida para la buena conducta; es decir, el sólo conocimiento no es suficiente (Winkler, Wolff, Pasmanik y Estévez, 2003). La conceptualización de la ética constituyó uno de los problemas fundamentales para el mundo moderno que, como testigo de cambios fundamentales en sus formas de organización, promulgó su necesaria diferenciación de la filosofía hasta entenderla a principios del siglo XX, como la ciencia del ideal en el carácter y conducta humana (Baldwin, 1901). Como ciencia, entonces, la Ética debía permanecer ajena a los discursos metafísicos y, por lo tanto, se instituía a partir de criterios normativos que definían su objeto de estudio ligado a las normas de la conducta humana, distinguiéndose también de las ciencias formales y de las ciencias empíricas. Desde este punto de vista, la Ética no tendría como objeto evaluar la subjetividad de las personas, sino más bien valorar “la objetividad de las acciones humanas en convivencia, a la luz de los valores morales” (FrançaTarragó, 1996, p. 18). Por la amplitud de su objeto de estudio, la ética ha sido clasificada en distintos tipos, con límites a veces difusos. Encontramos por ejemplo, el área de la metaética que investiga el origen de nuestros principios éticos y su significado, la ética aplicada que examina temas controversiales (por ejemplo, aborto, eutanasia, etc.) utilizando herramientas conceptuales de la metaética, la ética normativa cuyo objetivo es alcanzar estándares morales que regulen la conducta correcta e incorrecta y, finalmente, contamos con el campo de la ética descriptiva que se preocupa de descubrir y delinear los principios morales de grupos particulares, obteniendo datos acerca de creencias éticas en forma objetiva y rigurosa, en forma similar a la tarea de los/as científicos/as empíricos/as (Bersoff, 1995).
Una de las áreas de la metaética involucra las bases psicológicas de
las acciones morales, particularmente la comprensión de qué motiva a los humanos a ser morales, constituyéndose entonces el ámbito de la psicología moral. 1.6.2. ÉTICA MODERNA Y POSMODERNA: ¿UNA ETICA EN DESORDEN? En la agenda pública y privada de los últimos años es posible apreciar el aumento de iniciativas que incorporan el tema de la ética y la moral (por ejemplo, a partir del desarrollo de Internet y otros sistemas de comunicación), códigos de conducta y códigos deontológicos. De esta manera, el paradigma de la post-modernidad, con sus componentes pragmáticos y hedonistas, llama la atención por oposición a la dimensión ética de la cultura, la educación y el desarrollo humano, revelando de manera frecuente una búsqueda de sustentos de significación ética orientadores en el quehacer cotidiano de los actores sociales (Winkler, 2001). Así, en ausencia de tradiciones y valores que permitan hacer de la vida social, una vida en comunidad, el relativismo extremo evidencia como consecuencia un anarquismo a ultranza en el que “se tiene que vivir con la ametralladora bajo el brazo. Y con la cartera lista, para sobornar al funcionario público en turno” (Fernández, s/f, en línea)
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Conceptualmente, la modernidad contenida en el desarrollo de una axiología pura nos remitía en el pasado al tema de los valores que, mostrándose altamente complejo, proponía un tratamiento “objetivo” de estas entidades, entendidas como cualidades irreales que carecen de corporalidad. Los valores, en este contexto, se diferenciarían de los objetos ideales (también irreales) porque no pertenecerían propiamente a la esfera ontológica (del ser), sino más bien serían reductibles esencialmente a la valoración realizada por los seres humanos (Ferrater Mora, 1993). Dentro de este marco es que la teoría moderna actual de los valores ha desarrollado sus debates e investigaciones, especialmente aquellos referidos al carácter absoluto o relativo de ellos. En este sentido, podríamos agrupar dos visiones originarias al respecto; una, representada por el nominalismo ético que consideran que “el valor depende de los sentimientos de agrado o desagrado, del hecho de ser o no deseados, de la subjetividad humana individual o colectiva” y otra, que estima como única posibilidad del ser humano frente al tema de los valores, su reconocimiento como tal y ligado a la consideración de “las cosas valiosas como cosas que participan, en el sentido platónico, del valor” (Ferrater Mora, 1993, pp. 365). Así, existirían, por una parte, planteamientos formales que desde la axiología otorgarían marcos de referencia para la investigación y que darían cuenta de un concepto complejo caracterizable41 desde la teoría de los valores y, por otra, desde una axiología material, enmarcada en el estudio de los problemas concretos del valor y de su relación con la vida humana. No obstante, desde ambas perspectivas, las distintas soluciones contemplarían una visión de los valores como productos de la valoración o como realidades absolutas (Stern, 1960). Pero en una tercera versión, más contemporánea, se propone terminar con el paradigma de la conciencia sentado en la racionalidad dependiente del sujeto y apostar por la intersubjetividad como una alternativa que des-centraría el pensamiento del ego, situándolo más bien al nivel los discursos. Esta ética del discurso42 (propuesta por Jürgen Habermas y desarrollada por Karl-Otto Apel, entre otros) pretende esclarecer las condiciones de la comprensión intersubjetiva e identificar los términos de una fundamentación de tal tipo, a la vez que racional, de las normas y los valores (Sadivan, en Habermas, 2004). Así, en un contexto de pluralismo epistémico, cultural e interpretativo Habermas (2004) justifica la búsqueda de una ley general que permita “trascender interpretaciones monológicas de la ética, optando por la intersubjetividad como referente de un diálogo inclusivo y orientado hacia el consenso” (p. 23). No obstante lo anterior, la posición moderna del autor a nivel epistémico, contrasta con sus adscripciones cuando se trata de la ética: “Si, soy un realista respecto a la cuestión epistemológica y un cosntructivista en cuestiones morales. Soy un realista, aunque sólo en cierto sentido, un realista
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Desde la axiología formal las características primordiales de los valores serían: el valer, objetividad, no independencia, polaridad, cualidad y jerarquía (Ferrater Mora, 1993). 42 El término alemán diskurs, incluye un sentido dialógico que se pierde en su traspaso al castellano; por ello algunos autores proponen una traducción más libre que considere los términos de discusión o debate como alternativas más precisas para la teoría habermasiana.
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posterior al giro pragmático. Estoy convencido que en la práctica no podemos sino oponer un mundo de entidades independientes de nuestra descripción, un mundo que es más o menos el mismo para todos” (Habermas, 2004, p. 67). La ética del discurso explica el contenido cognitivo de las oraciones de “deber” moderno, sin necesidad de recurrir a un orden evidente de hechos morales abierto a algún tipo de descripción específica. De este modo, renuncia a los sentidos del deber ético fundados en creencias o en prescripciones específicas, planteando la necesidad de relativizar los valores y sólo vistos como realidades esenciales y traducibles a todos los contextos de lo humano, cuando estos ganan un reconocimiento universal en base a razones. En palabras de su autor un constructivismo moral implicaría: “Un consenso normativo, alcanzado bajo condiciones libres e inclusivas de debate práctico, establece una norma válida (o confirma su validez). Las normas válidas no sino que el modo de ser aceptadas intersubjetivamente como válidas. La de una norma moral significa que reconocimiento universal a causa de su capacidad para vincular la voluntad de sus destinatarios únicamente por medio de razones. El mundo moral que nosotros, como personas morales, debemos hacer realidad conjuntamente, tiene un significado constructivo. Esto explica por qué la proyección de un mundo social inclusivo caracterizado por unas relaciones interpersonales bien ordenadas entre miembros libres e iguales de una asociación que se autodetermina sirve como sustituto para la referencia ontológica del mundo objetivo” (Habermas, 2004, p. 87-88). Si bien estos planteamientos concretizan un des-centramiento de las propuestas universalistas e individualistas de la axiología tradicional moderna, que se condicen con consideraciones relativas a las “convenciones y conveniencias” implicadas en los procesos de relación entre las sociedades y culturas particulares que pueblan el universo de lo humano, no dejan de “permitir un espacio” para la emergencia de una ética categórica que, a la luz, de los planteamientos posmodernos, puede resultar y estar al servicio del ejercicio de los grupos de poder económicos (Díaz, 1999). Así, desde la perspectiva posmoderna, un discurso de este tipo –uno moderno- tendría la extraña capacidad de minimizar su autoanálisis, envolviendo en un velo de ilusión aquellos mecanismos de autorreproducción sin el cual dichos dispositivos -siendo lo que son- no podrían funcionar adecuada ni libremente (Bauman, 2004). En este sentido, obviando o negando la influencia de dichos procesos censores, un planteamiento moderno de la ética permite la evasión de una parte importante de nuestra experiencia e historia; aquella que, vertida en las corrientes axiológicas de filosofía, ha sentado las bases del estudio programático en diversas disciplinas, disgregando toda posibilidad de asumir una ética enajenada al deber. Al respecto se plantea que cualquier moral sentada en principios modernos “olería a crueldad” (Díaz, 1999, p. 74), exigiendo su aplicación a ultranza, sin anestesia y sin garantizar un toque de felicidad. Por oposición, la moral posmoderna, repudia la retórica del deber austero y se reconoce defensora del derecho a la felicidad individual. Lipovesky celebra el advenimiento de una ética posmoralista o de pos deber (1996, 1998). Una postura que no reduce el origen de las
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representaciones catastróficas del futuro a la caída de la modernidad -de las grandes metanarrativas- , sino que contrariamente, ve en este acontecimiento la posibilidad de romper con las ataduras que nos imponía el deber ser moderno. Esta respuesta posmoderna, en la voz de Giles Lipovetsky, sugiere que finalmente se ha ingresado a una época de l’ aprés devoir, un contexto posdeóntico, en la cual la conducta humana se ha liberado de los últimos vestigios de los opresivos deberes infinitos, mandamientos y obligaciones absolutas (Lipovetsky, 1998). Esta postura optimista resalta también el nacimiento de una moral mínima, sin obligatoriedades ni castigos, donde los individuos se muestran ajenos a las tradiciones y renuncian a las nomenclaturas identitarias, doblegados por los banalización de la relatividad cultural y el avance tecnológico (Díaz, 2000). Desde este punto de vista, se plantea que la modernidad debió ponerse metas no alcanzables con el propósito de alcanzar lo que fuera posible. La perspectiva posmoderna arranca la máscara de esta ilusión y, en este contexto, permite reconocer como falsas algunas pretensiones y objetivos inalcanzables y que, para ésta, no es deseable alcanzar en el futuro (Bauman, 2004). En el discurso posmoderno, la esperanza está puesta en que en dichas condiciones puedan hacer visibles las fuentes de fuerza moral que se encontraban ocultas en la filosofía ética moderna y en su consecuente, práctica política, para comprender las razones de su pasada invisibilidad. Como resultado, se espera que las posibilidades de “moralización” de la vida social puedan mejorarse, pero sin una guía ideal o modelada de lo que será el futuro, ni tampoco ligada a instancias de valor intersubjetivas como proponen la contemporánea modernidad. Postulando un tratamiento de la ética y de los valores en una perspectiva centrada en su historicidad y en los contextos de relación, invalida aquellas apuestas que validan la emergencia de principios, deberes y mandamientos absolutos y naturales que, subsecuentemente, condicionan la experiencia de lo humano43 (Lyotard, 1994) y lo convierten en “factor”. Se pone de manifiesto que el entrecruzamiento de propósitos parciales y unilaterales de la modernidad -cuya profundidad no puede preverse ni pasarse por alto-, instituye la emergencia de discursos moralistas que validan y prescriben algunos modos de discernir y actuar en sociedad, excluyendo y discriminando a quienes no pueden llegar a participar de ellos y/o no los comparten (Díaz, 1999). Sus consecuencias, devienen en voces que renuncian a sus acciones, manifestando que una ética fundada en los principios de la modernidad omite que su estructuración precisamente deviene de los principios, valores y características en que éstas fueron estructuradas (Bauman, 2004) y, por
43 Desde el punto de vista moderno la reflexión ética no se preocupa de buscar cuáles son las diferencias morales subjetivas que se dan en las sociedades sino que intenta encontrar criterios universales y que eliminen la arbitrariedad de las relaciones humanas, “llevando al ser humano a hacerse más plenamente hombre (sic)” (França-Tarragó, 1996, p. 18).
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lo tanto se torna en una ética ciega a las influencias de los sistemas de poder y especialmente, a la influencia del sistema económico neoliberal44. Como se planteó previamente, desde el punto de vista de la modernidad, el individualismo, la desmotivación, la desigualdad, la crisis moral, la decadencia cultural, el terrorismo y un sinnúmero de problemas modernos (adicciones, segregaciones y desviaciones sociales y afectivas varias) son producto de la emergencia de la era posmoderna y, en este contexto, lo que ha llegado a asociarse con este enfoque “es la celebración de la debacle de lo ético, la sustitución de la estética por la ética y la consiguiente emancipación última” (Bauman, 2004, p. 8). Sin embargo, esta autonomía sentada en un relativismo moral, también permitiría que las autoridades (familiares, religiosas, políticas, institucionales, etc.) sean confrontadas con los efectos de sus totalitarismos y con ello, se pondría de manifiesto que no sólo la ausencia de tradiciones y valores universales congregaría la emergencia de los actuales problemas sociales e individuales sino que, precisamente porque ya no debemos responder a verdades impuestas a ultranza es que ahora podemos confrontar a los dictadores individuales y regímenes que discriminan a una parte importante de la sociedad. La explicación de este fenómeno está precisamente en el advenimiento de la posmodernidad como crítica a la racionalidad que caracterizó a la era moderna. Asociado a la Ilustración, el proyecto de la modernidad contempló, junto al desarrollo de la ciencia objetiva, de leyes universales y del arte independiente, una moralidad que, de la mano del progreso científico, tecnológico, económico y social, y al desarrollo de las artes, se creía que facilitaría el bienestar de la humanidad, lo que no se ha cumplido (Habermas, 1987; Habermas, 2004). Según autores como Alain Touraine (1995), la posmodernidad se desarrolla en el liberalismo extremo -la línea más avanzada de la modernidad-, dando pie a una sociedad que prioriza por el dinero y la búsqueda de la identidad, quedando los problemas sociales relegados a un segundo plano. De ahí que una gran cantidad de sujetos queden excluidos del mercado y frente a esa exclusión se vuelcan -para reconstruir su identidad- a sus orígenes culturales, étnicos y comunitarios. De este modo, en la posmodernidad quedan atrás tanto las visiones universalistas de la ciencia y la sociedad, como la visión optimista y esperanzadora del futuro. La historia, como proceso unitario, deja el espacio a la coexistencia de diferentes historias que relevan el carácter local y particular de la realidad (Vattimo, 1996; Touraine, 1995).
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Esta crítica es especialmente cierta cuando se trata de aquellos planteamientos que validan el neoliberalismo como una respuesta a los deseos y necesidades individuales y colectivas sentadas en la búsqueda de un supuesto reconocimiento a nivel social. Este discurso puede ser apreciado en los planteamientos del estadounidense Francis Fukuyama que, sirviéndose de las ideas de Platón, Hegel, Nietzsche y otros pensadores de occidente, plantea que el verdadero motor de la historia es el deseo de ser valorado por otros, de acuerdo a la propia noción de dignidad que se tenga. Así, la necesidad de ser reconocido explicaría por qué se arriesgan más vidas por motivos “ideales” que por motivos “económicos”. Sin embargo, este planteamiento parece olvidar que quien hace valer los ideales también ejerce un poder ligado al asentamiento de sus propios intereses económicos y por tanto, no siempre necesita arriesgar la vida cuando se tiene la posibilidad de ejercer un poder simbólico o, simplemente, ya posee los beneficios económicos que permiten su reconocimiento a nivel social (Díaz, 1999).
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Así, en la agenda moral de nuestros días abundan temas que los estudiosos de la ética del pasado apenas tocaron, y con razón, ya que entonces “no se articulaban como parte de la experiencia humana” (Bauman, 2004, p.7). La gran cantidad de tradiciones que se disputan la lealtad de los individuos y reclaman autoridad para guiar la conducta individual, tropiezan con las dificultades de conciliar un mínimo común de normas y valores. Si bien se plantea que una propuesta de este tipo ayudaría y potenciaría el ejercicio de la democracia y de la responsabilidad en las elecciones, al mismo tiempo, sitúa una consecuencia paradojal, en tanto “salvaría a sus destinatarios de la molesta tarea de hacer sus propias elecciones” (p. 8). Esta versión posmoderna plantea que en nuestros tiempos se ha deslegitimado la idea del autosacrificio; la gente ya no se siente perseguida ni está dispuesta a hacer un esfuerzo por alcanzar ideales morales ni defender valores morales; los políticos han acabado con las utopías y los idealistas de ayer se han convertido en pragmáticos (Touraine, 1995). El más universal de los eslóganes posmodernos es “sin exceso”. En una era del individualismo más puro y de la búsqueda de la vida nueva, limitada solamente por la exigencia de tolerancia (Díaz, 1999), se admite a penas un vestigio de moralidad, una moralidad minimalista que nos insta a aplaudir su llegada y regocijarnos por la libertad que ha traído (Lipovetsky 1996). No obstante, también se visualiza acá un error a la hora de comprender otras posturas de la ética en el discurso posmoderno o como plantea el sociólogo polaco Zygmunt Bauman: “el doble error de representar el tema de investigación como un recurso de investigación; lo que debería explicarse como aquello que explica” (2004, p. 9). Así, describir lo que ocurre en estos tiempos no implica necesariamente hacer un juicio moral: los dos procedimientos son tan diferentes en los tiempos posmodernos como lo eran en la modernidad. “Si el ES puro ya no se guía por un DEBERÍA SER, si la interrelación social está desvinculada de las obligaciones y deberes” (p. 10), entonces la tarea consiste es buscar cómo se ha depuesto la norma moral de nuestras cotidianeidades. Al intentar contribuir con algunos antecedentes que puedan aportar a esta búsqueda, podemos retomar el aumento de iniciativas que aluden al tema de la ética y la moral en la agenda pública y privada de los últimos años, pero en el contexto posmoderno, las explicaciones serán instadas en torno a la influencia de intereses económicos, fundados en la emergencia del modelo neoliberalista y, especialmente, orientada por los medios masivos de comunicación45. Desde este punto de vista, la ética de la justicia, del deber o del discurso, daría paso en nuestros tiempos, a una ética del sentimiento, que se moraliza a través de la emoción al interpelarnos y conmovernos en el dolor interno que se produce al ser testigos de una serie de acciones y situaciones que compelen nuestro diario vivir.
45 Para profundizar en este planteamiento se sugiere consultar el libro La posmodernidad de Esther Díaz que, en su capítulo cuatro “La Posética”, desarrolla extensamente cómo la influencia del mercado, la empresa y los mass media contextualizarían la emergencia a nivel mundial de acciones ligadas a la ética a partir de los años 90.
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Es así como frente a hechos altamente mediatizados (teletones, guerras, atentados terroristas, desastres naturales, etc.) aparecen como alternativas los “actos solidarios” que de manera instantánea y eficaz, contribuyen a dar respuestas contingentes y de corto plazo a los problemas que afectan la cotidianeidad (Díaz, 1999). La solidaridad es estimulada por los medios y, al mismo tiempo, son ellos los encargados de informarnos y ofrecernos alternativas para efectivizarla. De este modo, cumplen la misma función que cumplían las tradicionales instancias de la moral caritativa de la iglesia, del estado benefactor de antaño o de la axiología pura. Los medios no regulan el comportamiento de los individuos de manera explícita, pero gestionan la opinión de los públicos receptores, proponiendo un set de valores flexibles y asimilables en la comodidad y resguardo de nuestros hogares. La ética posmoderna o la posética (Díaz, 1999) en un sentido menos difundido, no correspondería al popular discurso del “todo vale”, ni tampoco se ligaría a posiciones que validan una posición “pasiva” frente a los problemas sociales e individuales. Al contrario, se constituye como una apuesta que, basada en la oportunidad de realizar nuevas aproximaciones, también propone que los fundamentos de la ética pueden estar sentados en las creencias o bajo principios fundados en el respeto y compromiso de la intersubjetividad devenida en responsabilidad individual. “La responsabilidad moral es la más personal e inalienable de las posesiones de la humanidad, y el más preciado de los derechos humanos. No puede ser arrancada, compartida, cedida, empeñada ni depositada en custodia. La responsabilidad moral es incondicional e infinita, y se manifiesta en la constante angustia de no manifestarse lo suficiente. La responsabilidad moral no busca reafirmación para su derecho de ser, ni excusas para no ser. Existe antes que cualquier reafirmación o prueba, y después de cualquier excusa o absolución. Esto es lo que encontramos al volver la mirada a la prolongada lucha moderna por probar y hacer realidad lo opuesto” (Bauman, 2004, p. 284-285). En este contexto, la perspectiva posmoderna sobre los fenómenos morales no revela el relativismo de la moralidad y tampoco se escuda en una ética universal que permite que las cosas sucedan porque en ninguna parte se indica cómo debemos reaccionar. Más bien sería lo contrario. Al exponer la incongruencia fundamental entre cualquier normativa apoyada en el poder, la perspectiva posmoderna demuestra la relatividad de prescripciones que pretenden ser universales, pero defendiendo una condición de la ética que la aleja de la “moralidad” (Bauman, 2004). Así, en las palabras de la filósofa Ana Arendt en su libro “Modernidad y Holocausto” (1964) se revelarían en parte, un aprendizaje asimilable a la propuesta planteada por esta ética posmoderna: “… que los seres humanos sean capaces de distinguir el bien del mal aún cuando todo lo que pueda guiarlos sea su propio juicio que, no obstante, es completamente opuesto a lo que deben ver como la opinión unánime de todos los que los rodean… Los pocos que aún podían distinguir el bien del mal se guiaron por su propio juicio, y lo hicieron libremente; no había reglas a las que apegarse… porque no había reglas para lo que no tenía precedente” (p. 177-178).
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Entendiendo este escenario en el que conviven visiones modernas y posmodernas de la ética, resulta difícil establecer demarcaciones que permitan ordenar sus diferentes versiones y es, justamente, por ello que he optado por describir este contexto como el de una ética en desorden, añadiendo a este planteamiento el valor de cuestionamiento, dado que hasta ahora no se ha encontrado otros fundamentos que contribuyan a afirmar dichas observaciones. No obstante lo anterior, parece oportuno realizar algunas argumentaciones que permitan contextualizar el desajuste que se produce entre estos discursos circulantes y que, como se advirtió previamente, constituye la problemática central que se pretende abordar al indagar en la posición, representación, función, acción e imagen de los/as psicólogos/as en la sociedad chilena actual.46 En primera instancia se puede observar una versión de la ética que apela a la recuperación de lo que se ha perdido, añadiendo como fenómenos contingentes el valor de rescatar las virtudes cívicas, de la dimensión comunitaria de la sociedad y de la intersubjetividad, centradas en un de nuevo aliento en la política, la ecología y en la bioética. La segunda perspectiva, corresponde a la postura más difundida de los enfoques posmodernos que, manifestando la emergencia de una etapa de autocrítica, autodenigrante y, en muchos sentidos, autodesmanteladora, de la versión moderna, plantea que las teorías y tratados éticos de la modernidad “acabaron por volverse cada vez más una especie de callejón sin salida” (Bauman, 2004, p. 8). Como es posible entrever, la primera versión corresponde a los principios que han sido considerados “modernos” por las aproximaciones posmodernas, mientras que la segunda, le es atribuida a estás últimas, congregando a mi juicio, de manera equívoca, la pregnancia47 de sus planteamientos. Los recursos de una ética posmoderna que reclama por una responsabilidad ética sentada en principios de cohorte cultural e histórico pocas veces son difundidos, aspecto que contrasta –a mi juicio- con los aquellas versiones que, enmarcadas en un juicio moderno de la ética, se auto proclaman aquellos discursos que defienden la perspectiva relacional –comunitaria- y dialógica como una opción natural de la ética, omitiendo su cercanía con los planteamientos de la posmodernidad. De este modo, parece ser que este contexto de desorden coarta la posibilidad de asimilar a ambas comprensiones como instancias que se congregan y permiten desarrollar nuevas perspectivas en torno al tema de la ética en estos -nuestros- tiempos.
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Para facilitar la comprensión del/la lector/a añado nuevamente los fundamentos que fueron precisados previamente en la fundamentación del problema: “el presente proyecto de investigación intenta abordar, como problemática central, el desajuste que se produce entre estos discursos circulantes; es decir, entre aquellos planteamientos que al indagar en la posición, representación, función, acción e imagen de los/as psicólogos/as en la sociedad, por una parte, valoran su construcción social con base a los referentes morales y éticos tradicionalmente consensuados -que abogan por el sentido de comunidad y respeto por las diferencias individuales- pero que, por otra parte y al mismo tiempo, critican las prescripciones sociales de su rol y ejercicio profesional como potenciales fuentes de segregación; especialmente, cuando devienen o validan los intereses de grupos de poder y prescripciones que naturalizan los modos de ser –identidades posibles- en la sociedad, transformándolos en agentes que sancionan tipologías ideales, funcionales y aceptables para el mantenimiento de un modelo particular de sociedad”. 47 El Diccionario de la Real Academia Española define pregnancia como calidad de las formas visuales –imágenes que captan la atención del observador por la simplicidad, equilibrio o estabilidad en su estructura.
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Precisamente en este tipo de propuestas puede observarse la convergencia de los postulados de la posmodernidad, no podríamos actuar bajo discursos y planteamientos puros irreductibles, pero tampoco podemos dimitir de nuestras historias, contextos y responsabilidades. En definitiva, tanto los planteamientos modernos como posmodernos de la ética contextualizan un sentimiento o experiencia que a diario problematiza nuestro actuar: nos resulta tan fácil diferenciar lo correcto de lo incorrecto, lo moral de lo inmoral (o amoral), lo ético de su trasgresión, especialmente cuando nos vemos enfrentados a contextos en que se contraponen distintos principios o valores, originándose una serie de “posibles formas de optar”. Probablemente, estas sensaciones, pensamientos y conductas asociadas, devienen de nociones y principios que, confrontados con la imposibilidad de comprender un mundo que apela a la diversidad y despoja de fundamentos el principio cartesiano de “cogito ergo sum”, sitúa el tema de la ética al nivel de las relaciones y contextos que las delimitan. Pero al mismo tiempo, en los albores de un nuevo milenio también extrañamos aquellos referentes morales de antaño que ayudaban discernir entre el bien y el mal y otorgaban cierta cohesión a la comunidad. Así, podemos plantear que oscilamos entre el vértigo del nihilismo y la nostalgia de las antiguas “certezas” de la religión, la patria y un líder carismático. De esta forma, es posible plantear que las lógicas del contexto (postmodernidad) y de la acción social parecen navegar en direcciones opuestas y no se volverán a encontrar. Sin embargo, podemos hacer algunas propuestas que nos permitan abordar este contexto aparentemente irreversible y plantear que, al igual que la física posmoderna, no siempre los procesos irreversibles conducen a un camino sin salida. Que un proceso no se pueda revertir no necesariamente implica que éste se agota, puesto que sin duda pueden surgir nuevas posibilidades u oportunidades, ya que ciertamente, del caos también puede surgir el orden (Prigogine, 1996). Lo importante, en este contexto, parece depender del mantenimiento de una postura crítica y reflexiva a nivel individual y social que nos permita adentrarnos en las características y procesos que enmarcan nuestro accionar y, de este modo, permita ligar estos antecedentes a la práctica de la psicología a nivel nacional. Este reconocimiento podrá mantenernos despiertos/as y sensibles a las contingencias que, como profesionales y personas, debemos considerar como contraparte de las prescripciones deontológicas y locales que, de ninguna manera, resuelven o tienen todas las respuestas para los potenciales problemas que los y las psicólogas debemos enfrentar. Es así como a continuación se desarrollan algunos antecedentes ligados a la práctica profesional de la psicología en el país, intentando dar cuenta de la emergencia de los referentes deontológicos que constituyen la acción profesional en el país, describiendo el actual Código de Ética Profesional y analizando su constitución y desarrollo a la luz de las especialidades de la psicología que actual y mayoritariamente se ejercen en el país.
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1.6.3. PRAXIS Y ETICA PROFESIONAL EN CHILE. El estudio de la dimensión ética en el contexto profesional requiere de una indagación en el ejercicio profesional, ya sea en el desempeño mismo, o bien en las representaciones simbólicas que estos profesionales poseen de su labor. En el caso particular de la psicología, el análisis de la ética en la praxis profesional resulta especialmente importante, puesto que su desarrollo científico aún es escaso y la identidad profesional y los límites de la psicología con otras profesiones aún no están bien establecidos (Dembo, 1993, Manzi y González, 1994). Frente a lo cual es posible suponer una mayor demanda de criterio, valores y buen juicio del profesional en su desempeño laboral, que la que existiría en condiciones de mayor claridad con respecto al rol profesional. En nuestro país algunos eventos puntuales y relativamente recientes, apuntan al aumento en la toma de conciencia de la relevancia de la ética en la formación y en la práctica profesional. En el ámbito de la formación profesional, se observa una incorporación relativamente nueva de asignaturas (o talleres) que abordan temas de ética en las mallas curriculares de la mayoría de las escuelas de psicología, acompañada de la explicitación en perfiles profesionales de su importancia o mención como objetivo transversal. Sin embargo, una primera lectura de los nombres de las asignaturas, así como de su ubicación en las mallas curriculares muestra una gran diversidad tanto en los contenidos como en los enfoques o perspectivas que cada escuela de psicología prioriza (Winkler, Pasmanik, Alvear y Reyes, 2007). Por otro lado, los resultados preliminares de un estudio exploratorio-descriptivo, actualmente en curso (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006), que aborda el tratamiento de la dimensión ética en tesis de pre-grado, libros y principales revistas de psicología chilenas se aprecia, en primera instancia, que el tema de la ética es abordado escasamente en la literatura psicológica especializada (N= 22), evidenciando un mayoritario número de publicaciones de tipo teórico y un desarrollo prácticamente carente de investigaciones que aborden como tema de estudio esta dimensión. En este sentido, al examinar una muestra de 12 publicaciones con mayor profundidad sólo fue posible constatar que en una de ellas se realiza una aproximación de tipo empírico y que, en su desarrollo, prioriza por delimitar y posicionarse desde una perspectiva que teoriza en torno a los dilemas que se presenta en la práctica clínica frente al tema del maltrato infantil (Haz, Aracena, Ayres, Lagos y Vukosich, 1998). Por otra parte, a partir del análisis cualitativo de los documentos revisados se observa la emergencia de cuatro temáticas o categorías que, transversalmente, caracterizan el abordaje del tema de la ética en la psicología chilena: Influencia del contexto histórico-cultural, la representación de la confidencialidad, planteamientos en torno a la formación y, finalmente, la hegemonía de la psicología clínica como identidad profesional. La categoría Influencia del contexto histórico-cultural contiene las descripciones y características que explícitamente aparecen relacionadas y acompañan al discurso, relevando temporal y espacialmente, algunas propiedades del acontecer nacional. En primera instancia, se observa la influencia del contexto que, reflejando
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algunos eventos contingentes de realidad chilena y extranjera, constituye el punto de partida y escenario en el que se sitúa la mayor parte de los autores para fundamentar la importancia y abordar el tema de la ética en el campo de la psicología. Específicamente, es posible reconocer y analizar sus contenidos en torno a tres etapas diferenciales que corresponden subsecuentemente a las décadas de los 80, 90 y los primeros años del presente siglo (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). En el periodo inicial, de las publicaciones en la década de los 80, se aprecia una descripción general de la normativa vigente que, junto a otras precisiones, permite concretizar la conducta profesional apropiada o ejercicio ético profesional en torno a tres temáticas contingentes: la actuación pública de los profesionales, la responsabilidad ética y social del ejercicio profesional (clínico) y una serie de planteamientos en relación al Colegio de Psicólogos como agrupación gremial. De estas descripciones es entrever que el contexto político y legal de la época -que imponía restricciones al ejercicio libre y democrático de las agrupaciones de profesionales- representaba una preocupación que era abordada clara y contingentemente, con las escasas herramientas y posibilidades que tenían sus miembros. Así, en un periodo de nuestra historia nacional que se veía fuertemente afectado por la opresión y trasgresión de los derechos de las personas, este grupo de profesionales se mostró coherente con sus principios y, demostró una clara posición de defensa a los derechos humanos. Estos planteamientos evidencian una posición política que –independiente del sistema partidista de la época- apostaba por legitimar una normativa y posición ética, delimitando el ejercicio profesional en el país y que se mostraba coincidente con el devenir y los planteamientos de otras agrupaciones del extranjero (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). Posteriormente, durante la década de los noventa, el contexto aparece ligado a problemáticas psicosociales emergentes y que se relacionan con la parición de nuevas leyes en los albores de la recientemente democracia ganada. Es así como los/as autores/as se refieren particularmente a los temas de: instituciones a cargo del cuidado de menores infractores de ley, maltrato infantil, violencia intrafamiliar, VIH y SIDA, Comisión Nacional de Acreditación de Psicólogos Clínicos y al nuevo Código de Ética Profesional (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). Finalmente, en el período correspondiente al 2000-2006, se aprecia la emergencia de una serie de investigaciones y proyectos que abordan el tema de la ética en la formación y ejercicio profesional, refiriendo como elementos contextuales la preocupación por el ámbito de lo valórico y su expresión en las dimensiones público y privada del acontecer nacional e internacional, junto a una marcada preocupación por las variables de género e historia como posibles dimensiones intervinientes ¿mediadoras?¿qué intervienen? en su desarrollo y consideración (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). Otro estudio revela que, en el contexto, la confidencialidad se constituye en el principal contenido de la representación social de la conducta ética en ejercicio profesional de la psicología (Winkler y Reyes, 2006). En este sentido, retomando el análisis de la literatura chilena, se aprecia que el tratamiento del secreto profesional y cuidado o protección entregada en los distintos
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contextos de trabajo de los/as psicólogos/as chilenos/as se constituye en un tema prioritario, conformando la temática central que se plantea al focalizar el estudio y desarrollo de la ética en la disciplina. En este sentido, llama la atención que la mayor parte de las publicaciones revisadas elabora algún punto de vista o posición respecto del cuidado y protección de la confidencialidad; manifestando, al mismo tiempo, que ésta es una característica, principio o regla que los/as profesionales chilenos/as asumen y respetan con mayor propiedad (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). Particularmente, algunas de estas publicaciones relevan las problemáticas derivadas del tratamiento de dilemas éticos, refiriendo como problemática fundamental el abordaje de aspectos relativos al secreto profesional y cuidado de la confidencialidad en la actuación profesional de la disciplina. Algunos eventos contingentes de realidad chilena y extranjera, constituyen el punto de partida y escenario en el que se sitúa la mayor parte de los/as autores/as para fundamentar la importancia y abordar el tema de la ética en el campo de la psicología. Asimismo, cuando se trata de profundizar en algunas problemáticas psicosociales emergentes, la mayor parte de los/as autores/as se sitúa o realiza planteamientos orientados para y desde la especialidad clínica, evidenciando su marcada preponderancia por sobre otras especialidades que sólo aparecen tangencial y escasamente planteadas en las publicaciones de últimos años (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). Asimismo, la mayor parte de los planteamientos derivan en “sugerencias, críticas o llamados de atención” que prácticamente en la totalidad de las fuentes consultadas se orientan al tema de la formación profesional, constituyéndose en un desafío prioritario y frente al que el mundo académico y profesional no puede mantenerse al margen (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). En definitiva, es posible plantear que la ética puede ser vista como un espacio que permite a los psicólogos transitar y hacer planteamientos que sean coherentes con los principios que guían su accionar; al mismo tiempo que les posibilita manifestarse y aparecer en el discurso público, evidenciando una preocupación que da relevancia e identidad al gremio, en tanto permite “ponerse” al día con diversos temas contingentes. Así, la consideración de la ética siempre aparece ligada al contexto histórico y, en este sentido, muchos autores publican o editan un trabajo frente a temas o eventos de los cuales los psicólogos nos se podrían restar. Estos trabajos responden también a la necesidad de responder y aparecer en el discurso público y, en este sentido, la ética puede ser vista como un espacio que permite a los psicólogos transitar y hacer planteamientos que sean coherentes con tales principios (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2006). Por otra parte, se reconoce una serie de acciones emprendidas por el Colegio de Psicólogos de Chile, representando más claramente en el aumento de la toma de conciencia respecto de temas éticos en el ejercicio profesional. En 1996 se contextualiza la creación de una nueva Comisión de Ética en el Colegio de Psicólogos de Chile junto a la elaboración de un nuevo Código de Ética, tres años más tarde (1999). Subsecuentemente, es posible identificar un conjunto de acciones para la difusión y educación en la normativa ética vigente, así como la promoción del aumento de
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conciencia en temas de relevancia ética (incorporación del Código de Ética en la página Web del Colegio, inclusión de artículos o documentos pertinentes o sobre temas específicos, edición de dos Boletines Especiales con los fallos de la Comisión de Ética en los años 2002 y 2003) (Winkler, Reyes y Alvear, 2006). Sin embargo, por ahora no hay información disponible acerca del verdadero impacto o alcance de tales acciones, por ello resulta pertinente describir en términos generales, el Código de Ética vigente (para colegiados y no colegiados), el que además será punto de contraste para la observación de la ética implicada en las representaciones desplazadas por los medios de comunicación de masas en torno a el ejercicio profesional de los/as psicólogos/as chilenos. De acuerdo a lo señalado por el Colegio de Psicólogos de Chile el actual Código de Ética Profesional (1999) constituye un instrumento que facilita el cumplimiento y el ejercicio de los Estatutos del Colegio de la Orden. Estos estatutos consideran la dimensión ética como el valor fundamental de la profesión y, su ejercicio, permite regular el quehacer profesional otorgando una propuesta de criterios de acción y conducta. De este modo, el Código de Ética es un conjunto de normas de conducta profesional respaldadas por seis principios éticos generales y tiene como objetivos específicos: 1. 2. 3. 4. 5.
Dilucidar y resolver dudas y conflictos de tipo ético profesional. Facilitar la resolución de dilemas éticos en las diferentes especialidades de la profesión. Analizar y clarificar opciones de acción. Configurar, evaluar y juzgar las eventuales infracciones a las propias normas. Proteger y/o defender a los psicólogo/as frente a acusaciones o acciones que afecten injustamente su prestigio y ejercicio profesional (Colegio de Psicólogos de Chile, 2005, p. 5). Respecto a su estructura, el Código de Ética Profesional chileno se compone de tres
capítulos. El primero contiene los Principios Éticos Generales, que constituyen el marco teóricoético del código y tienen un carácter no exhaustivo ni normativo, por lo que no abarcan todas los comportamientos y sus matices, quedando un margen razonable de interpretación y representados en los primeros 5 artículos del instrumento: Artículo 1º: Respeto por los Derechos y la Dignidad de las Personas El psicólogo/a se compromete a respetar y adherir a los principios establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. En particular, respetar la dignidad y el valor de todas las personas y el derecho a la privacidad, confidencialidad, autodeterminación, diversidad y autonomía. Así mismo, respetar las diferencias individuales, culturales, de género, etnia, religión, ideología, orientación sexual, condición socioeconómica, u otras. Artículo 2º: Competencia Es responsabilidad del psicólogo/a tener un nivel de competencia idóneo, proveyendo sólo aquellos servicios y técnicas para las que está capacitado por su formación profesional, al igual que reconocer las fronteras de su disciplina. Es también su responsabilidad la actualización permanente de sus conocimientos e información científica y profesional relevante a los servicios que brinda. Asimismo, tener presente que las competencias que se requieren en la asistencia, enseñanza y/o estudio de personas o grupos humanos, varían según las características diversas de éstos.
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Artículo 3º: Compromiso Profesional y Científico El psicólogo/a adherirá a los principios y normas de conducta contenidos en este Código, asumiendo la responsabilidad por su cumplimiento. Así como también el compromiso de promover la psicología en cuanto saber científico. En aquellas situaciones para las cuales aún no existen normas y/o criterios profesionales reconocidos, corresponderá al psicólogo/a ejercer un juicio cuidadoso, establecer redes de interconsulta, si es necesario interdisciplinarias, e informar y prevenir a las personas con quienes trabaja del carácter experimental de los instrumentos o intervenciones. Artículo 4º: Integridad El psicólogo/a se guiará por principios de probidad, honestidad, justicia y respeto por los otros en su ejercicio profesional. En este contexto, el psicólogo/a tendrá en cuenta sus propios sistemas de creencias, valores, necesidades y límites y del efecto que éstos tienen en su trabajo. Del mismo modo, el psicólogo/a evitará comportamientos en su vida privada que puedan generar dudas públicas sobre su honestidad o conformación ética que afecten la imagen de la profesión. Artículo 5º: Independencia El psicólogo/a, en el ejercicio de su profesión, evitará influencias o presiones personales y/o institucionales que atenten contra su conformación ética, el respeto por las personas objeto de su ejercicio profesional y el cumplimiento del código ético de la profesión. Este principio obliga a explicitar, a quien corresponda, las situaciones en que exigencias externas entren en conflicto con este Código de Ética. El capítulo segundo de este documento dice relación con las Normas Éticas Generales, que tienen un carácter normativo general y dan cuenta de: los Límites de Acción de Código, el Respeto por los Otros/as, la Prestación de Servicios y la Competencia. En lo siguiente se proponen Normas Éticas Específicas que se desglosan en siete categorías, las que pretenden implicar de un modo preciso y específico aspectos que dicen relación con: el Cliente, la Relación con los/as Colegas y Otros Profesionales, la Relación de los/as Psicólogos/as con el Colegio de la Orden, los Instrumentos y Procedimientos Técnicos de Diagnóstico y Tratamiento, la Investigación en Psicología, la Comunidad y la Sociedad, y los Derechos Humanos (Colegio de Psicólogos de Chile, 2005). Haciendo una revisión de los distintos apartados del Código y sus respectivos artículos aparece con mayor protagonismo las referencias y normativas que dicen relación con una de las áreas de ejercicio profesional más reconocida, la psicología clínica, en tanto que un número importante de las normas éticas específicas están orientadas a resguardar y regular la relación que se establece con el cliente/paciente, contrastando con lo que se explicita respecto a las relaciones del psicólogo/a con la Comunidad y la Sociedad, donde se plantea que “El psicólogo/a en cuanto desempeña una profesión de clara responsabilidad social, en su actuar profesional debe ser coherente con dicho status y por consiguiente cooperar, desde su especificidad, al desarrollo de la sociedad y a elevar el nivel científico del área en la cual se desempeña” (Colegio de Psicólogos, 2005, p. 16). En este sentido Winkler (2000) llama la atención respecto al vacío de lineamientos que ayuden al ejercicio ético en otras áreas de nuestra disciplina, específicamente respecto de la Psicología Comunitaria, planteando como pivote inicial ante esta vacuidad el principio de la Responsabilidad Social, el cual señala que “El psicólogo/a tendrá presente su responsabilidad
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profesional y científica hacia la comunidad y la sociedad en que trabaja y vive. Asimismo su compromiso social implicará aportar al conocimiento, estudio y transformación de su sociedad, y la promoción y desarrollo de leyes y políticas sociales que apunten, desde su especificidad profesional, a crear condiciones que contribuyan al bienestar y desarrollo de la comunidad” (Colegio de Psicólogos, 2005, p. 8). Así, la autora plantea que la coherencia entre este principio y los valores que postula la psicología comunitaria deviene en “una especie de escudo o capa protectora que obliga a una constante auto vigilancia del quehacer profesional” (Winkler, 2000, p. 5). Se concluye entonces que las normas de nuestro código de ética no son pertinentes al quehacer comunitario considerando desde esta área se aspira a la desprofesionalización (Winkler, 2000.). Esta ausencia de normas específicas se podría extrapolar a otras áreas de la psicología, tales como la organizacional, laboral, educacional, jurídica, etc. -las cuales además aparecen como campos emergentes en el ejercicio de la profesión en nuestro país y en disputa con otras profesiones- , lo que añadiría mayor complejidad al momento de pensar un ejercicio ético de la Psicología, ya que al existir poca claridad respecto al rol profesional sería necesario el desarrollo de criterio, valores y buen juicio del profesional para su desempeño laboral. En este sentido, el replanteamiento del Código de Ética Profesional constituye un desafío para los profesionales de la orden y el Colegio en cuestión, así como la restitución de la obligatoriedad de la colegiatura para el ejercicio profesional de la Psicología. Estamos, por tanto, frente a un problema complejo que demanda poseer los conocimientos y habilidades para contemplar la dimensión ética de nuestro desempeño profesional; conocimientos que debieran incluir el código de ética de la orden y la normativa legal del campo específico en que se desenvuelve profesionalmente, y habilidades que implican recursos, tanto del dominio de la afectividad como de la reflexión, y que tendrían que permitir reconocer los elementos de una situación que requiere de discernimiento ético, evaluarla y tomar las decisiones que resulten congruentes con los principios rectores de la ética. En última instancia, las decisiones que se toman en el ejercicio profesional son personales y debieran ser asumidas en forma responsable e informada.
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SEGUNDA PARTE: METODOLOGÍA 2.1. PLANTEAMIENTO METODOLÓGICO. Desde una visión constructiva-interpretativa y atendiendo al estudio de las representaciones sociales como herramienta y, a su campo, en torno al estudio de una ciencia popularizada, se accedió a los significados socialmente compartidos acerca de la profesión de psicólogo/a y la dimensión ética presente en su ejercicio a través de la construcción de un cuestionario ad-hoc aplicado a muestra de 80 habitantes de diferentes comunas de Santiago y a la observación sistematizada de dos medios de comunicación de masas en Chile, durante los meses de marzo y abril del presente año. Este contexto define el carácter exploratorio-descriptivo de esta investigación en tanto se caracterizó un fenómeno en su situación actual, destacando sus aspectos relevantes y en un escenario que, prácticamente, carece de informaciones previas que lo describan (Salkind, 1998). En este sentido, se privilegió la observación de dichos profesionales en los medios nacionales con el propósito de acceder al conocimiento socialmente compartido como también a aquellos procesos subjetivos involucrados, es decir, a partir de la propia perspectiva y marco de referencia de actores y actrices sociales implicadas. Puesto
que
no
existe
una
metodología
que
por
definición
pueda
llamarse
socioconstruccionista, sino una serie de aproximaciones que giran en torno a su cuerpo teórico (Potter, 1996), y asumiendo una perspectiva de la realidad que la comprende como diversa, compleja y dispersa, se optó por la utilización de una metodología de tipo cualitativa en tanto permite comprender las interrelaciones que se dan en la realidad social, interpretando y dando sentido a los fenómenos de acuerdo con los significados que poseen las personas involucradas (Denzin y Lincoln, 1994). Esta metodología es descrita en la literatura como la más indicada cuando se sabe poco acerca del objeto de estudio, cuando se desea acceder a procesos subjetivos y, especialmente, cuando interesa conocer la propia perspectiva de los actores y actrices sociales (Krause, 1995). Técnicamente, la investigación cualitativa puede comprenderse como “como una categoría de diseños de investigación que extraen descripciones a partir de las observaciones que adoptan la forma de entrevistas, narraciones, notas de campo, grabaciones, transcripciones de audio video y cassettes, registros escritos de todo tipo, fotografías, películas y artefactos” (LeCompte, 1995 en Osnaya, 2003, p. 220). Desde esta perspectiva, la mayor parte de los estudios cualitativos se ocuparían por abordar el entorno de los acontecimientos, centrando su indagación en los contextos naturales de su emergencia, o tomados tal y como se encuentran, es decir, en los escenarios en que las personas se involucran e interesan, evalúan, experimentan y aprecian directamente (Rodríguez, Gil y García, 1996).
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Como referentes comunes a la diversidad de tendencias y enfoques en la investigación cualitativa y, de acuerdo a Guba y Lincoln (1994) y a Angulo (1995, en Rodríguez, Gil y García, 1996), es posible reconocer que existen características compartidas en los siguientes niveles de análisis: ontológico, epistemológico, metodológico, técnico-instrumental y de contenido. A nivel ontológico –en el que se especifica cuál es la forma y naturaleza de la realidad social y natural- la investigación cualitativa se define por considerar la realidad como dinámica, global y construida en un proceso de interacción con la misma En el plano epistemológico que se refiere al establecimiento de los criterios a través de los cuales se establece la validez y bondad del conocimiento, la investigación cualitativa opta por la vía inductiva, partiendo por la realidad concreta que examina para llegar a una posterior teorización (Rodríguez, Gil y García, 1996). A nivel metodológico, aborda la manera en que se diseña la investigación la cual va constituyéndose de manera emergente y a medida que avanza el proceso de investigación, tratando de encontrar las mejores vías para explicar la realidad. Desde el plano técnico la investigación cualitativa se preocupa por las técnicas, instrumentos y estrategias para obtener la información que de cuenta de la particularidad de las situaciones que se estudia; logrando una descripción exhaustiva y densa de la realidad concreta que es objeto de investigación. Finalmente, desde el nivel de contenido, se considera una metodología que actualmente está presente y cruza variadas ciencias y disciplinas, de tal manera que se desarrolla y aplica en educación, sociología, economía, política, medicina, antropología y, por supuesto, en la psicología (Rodríguez, Gil y García, 1996; Osnaya, 2003). Considerando que el método refiere a la “forma característica de investigar determinada por la intención sustantiva y el enfoque la orienta” (Rodríguez, Gil y García, 1996, p. 16) en este trabajo se optó por la Teoría Fundada Empíricamente propuesta por Glaser y Strauss (1967; Strauss y Corbin, 1987) por considerarla la más apropiada al campo de estudio y coherente con los objetivos propuestos para esta investigación. Desde este punto de vista y tal como refiere su denominación, esta aproximación pretende describir teorías, conceptos, hipótesis y preposiciones partiendo directamente de los datos y no en base a información reportada por otras investigaciones o marcos teóricos existentes. Constituyéndose en una metodología general para desarrollar teoría que está fundamentada en una recogida y análisis sistemático de los datos (Rodríguez, Gil y García, 1996), corresponde a un método inductivo para generar modelos teóricos, cuyos procedimientos han sido diseñados para explicar y describir, en tanto procuran desarrollar un conjunto de conceptos bien integrados que provean una explicación teórica detallada y precisa de los fenómenos sociales estudiados (Winkler, Pasmanik y Reyes, 2005). Tradicionalmente, en la teoría fundamentada las fuentes de datos corresponden a entrevistas, observaciones de campo, así como a documentos de diverso tipo, entre los que se encuentran: diarios, cartas, autobiografías, periódicos y otros materiales audiovisuales. En este
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contexto, permite la utilización de datos cualitativos y cuantitativos o la combinación de ambos, aspecto que se consideró en su elección, dado que en este estudio -y como referirá con más detalle en los siguientes apartados de la metodología- también se optó por incluir técnicas de análisis estadístico descriptivo para el examen de la información colectada. El análisis de la información se constituye en un aspecto fundamental de esta metodología, ya que, precisamente, la teoría se va desarrollando durante la investigación a través de una continua interpelación entre el análisis y recogida de datos. Para ello se sigue un procedimiento que incluye pasos y reglas claramente estipulados, en tanto la selección de la muestra, recolección de los datos y su análisis son fases integradas que se implementan en forma paralela. A través de este proceso, denominado como método de comparación constante del muestreo teórico, el o la investigadora descubre o manipula categorías abstractas y relaciones entre ellas, utilizando este procedimiento para desarrollar o confirmar las explicaciones del cómo y por qué de los fenómenos estudiados (Rodríguez, Gil y García, 1996). En términos generales este trabajo contempla el desarrollo un ejercicio “contemplativo y reconstructivo” de la información seleccionada que establece puentes o relaciones entre los distintos momentos del proceso de investigación. Es así como sus autores plantean la necesidad de “familiarizarse” con el cuerpo particular –cada dato- y general –todos los datos- de la información recogida, de manera tal que, se pueda distinguir aquellos planteamientos e ideas bases que fundamentan las teorías emergentes que guiarán el procesamiento y selección de los posteriores “informantes”48 (Glaser y Strauss, 1967). Para ello, se contempla la codificación y categorización de la información, en la forma de una selección de un pequeño número de variables que caracterizarán el fenómeno de estudio, siguiendo las siguientes etapas o momentos: una categorización simple, o asignación de un significado conceptual a los contenidos de los datos; una categorización axial, en la que se definieron las relaciones entre los conceptos agrupados previamente en la primera categorización y, finalmente, una codificación selectiva, en la que se extraen un número reducido de categorías, denominadas centrales y en base a las cuales se construye un modelo teórico que da cuenta de la comprensión del fenómeno estudiado (Glaser y Strauss, 1967). Al respecto, Rodríguez, Gil y García (1996) plantean que el método de la comparación constante que reflejarían el proceso en que se constituye finalmente la teoría propuesta en relación al fenómeno estudiando, señalando la integración que se produce entre las categorías reconstruidas y etapas recursivas de selección y análisis de la información. De este modo, es posible observar que la emergencia de una determinada propuesta teórica dependerá de los procesos y características particulares de cada investigación, posibilitando la concreción de diseños específicos y modulados de 48
Para ello, se destaca la necesidad de utilizar “memos” teóricos y metodológicos que puedan capturar las hipótesis, ideas, preguntas o comentarios que surgen de los procesos de análisis de la información. En la forma de notas o registros “al margen”, estos antecedentes se constituyen en un rico material que también debe –y fue- ser considerado para la construcción de los resultados y conclusiones de la investigación.
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acuerdo a las necesidades, experiencia y opciones que tomen los investigadores implicados en el proceso. Esta investigación fue estructurada en base a un sistema de ‘etapas o módulos temáticos de trabajo’, abordados a partir de procedimientos metodológicos específicos. Los resultados de los diferentes módulos o sub-etapas se consideraron complementarios, es decir, se triangularon para efectos de los resultados finales, entendiendo que la combinación de múltiples métodos, materiales empíricos, perspectivas y observadores en un estudio particular, corresponde a una estrategia que agrega rigor y profundidad a cualquier investigación (Flick, 1990; Clemente, 1992; Janesick, 1994; Martínez, 1999). Esta estrategia -se presume- permite una aproximación heurística hacia el fenómeno en estudio, ya que por un lado, se recurrió al uso de diferentes fuentes de información (informantes y diversos medios de comunicación) y, por otro, se favorece la confluencia de una serie de técnicas de análisis para aproximarse y caracterizar al fenómeno de estudio (Miles y Huberman, 1994; Denzin y Lincoln, 1994). A continuación se presenta un diagrama que resume el proceso y el diseño metodológico de esta investigación:
Primer Módulo
Segundo Módulo
Tercer Módulo
• Construcción C uestionario • Aplicación Instrumento • Análisis de la información
• Selección de Medios • Recolección de datos • Análisis de la Información
• Integración de Resultados • Generación Modelo Hipotético-‐Deductivo
Resultados
Diagrama 1: Proceso y diseño metodológico de la investigación. En los siguientes apartados de la metodología, se describirá con mayor detalle cada uno de los módulos de investigación, contextualizando su importancia en función del logro de los objetivos generales de la investigación y, en particular, evidenciando la relación que existe entre cada fase del estudio. Asimismo, se especificará los procedimientos técnicos implicados, dando cuenta de los procesos de análisis seguidos en cada caso y, exponiendo las características de las fuentes de información colectada.
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2.2. PRIMER MÓDULO: CONSTRUCCIÓN, APLICACIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN RECOGIDA MEDIANTE EL CUESTIONARIO DE REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA IMAGEN Y EJERCICIO PROFESIONAL DEL(LA) PSICÓLOGO(A) PROYECTADA EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS CHILENOS. En una primera fase del estudio se procedió a la construcción de un cuestionario semiestructurado (desde Marzo de 2006 a Noviembre de 2006), que permitió conocer, en primer lugar, cuáles son los principales medios de comunicación de masas que las personas identificaron como fuente de información respecto a los/as psicólogos y, en segundo lugar, se determinó cuáles de ellos actuaban de manera preponderante en la formación de la/as representaciones sociales respecto a la profesión y a su ejercicio. Finalmente, de manera exploratoria, se accedió a la imagen gráfica que se configura en las representaciones sociales de los profesionales y sus significados asociados, solicitando la realización de un dibujo del profesional psicólogo(a) en ejercicio y su caracterización49. De esta manera, el instrumento contempló la solicitud de realización de dibujos, preguntas abiertas, cerradas y nominales. Los ítems se elaboraron considerando las siguientes dimensiones
o
temáticas
preliminares:
conocimiento,
recuerdo
y
preferencia
de
medios
comunicacionales, imagen actual espontánea del/la psicólogo/a, imagen conocida/trasmitida a través de medios, medios de comunicación asociados a la imagen conocida/trasmitida (ver Anexo Nº 1). Para la estimación de la validez del contenido del instrumento, se recurrió a la evaluación de estos reactivos mediante criterio experto, a través de la consulta a 6 jueces con experiencia en el uso métodos de investigación cualitativa (3) y cuantitativa (3). Una vez realizada las correcciones se procedió a estructurar la versión final del instrumento, aplicándolo a una muestra piloto de 5 sujetos. Conforme a esta experiencia, se realizó un proceso de formación a un grupo de 4 estudiantes de psicología (2 de cuarto año y 2 de quinto año), quienes durante los meses de diciembre de 2006 y enero de 2007 fueron los responsables –junto a la autorade aplicarlo a la muestra total de participantes, de manera individual y previa autorización mediante la firma del consentimiento informado. La recolección de información a través del cuestionario se realizó mediante un muestreo de carácter intencional opinático, siguiendo un criterio estratégico dirigido a la selección de los informantes más asequibles o los que, por su conocimiento de la situación o del problema a investigar, son los más idóneos o representativos (Ruiz, 1996). Los criterios iniciales fueron los siguientes: mayoría de edad, vale decir, personas con más de 18 años y tener nacionalidad chilena. Después de realizar las primeras aplicaciones del cuestionario, y en base a algunos criterios de
49 De acuerdo a Araya (2002) los dibujos y soportes gráficos permiten poner en evidencia elementos constitutivos de la representación y penetrar con cierta facilidad en los elementos organizadores de la producción, es decir, en la significación central de la representación producida. Desde este punto de vista, los dibujos son vistos como un conjunto estructurado y organizado alrededor de elementos o significaciones centrales que permiten identificar el contenido y formular hipótesis sobre los elementos centrales de la representación.
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variabilidad (estrato socioeconómico, sexo, edad, nivel educativo, actividad, experiencia directa o indirecta con psicólogos/as, etc.), se seleccionaron a los demás informantes hasta completar un número total de 80 personas. De acuerdo a las dimensiones reseñadas previamente, el grupo de informantes puede ser caracterizado descriptivamente como sigue (para una revisión de los gráficos que representan estos datos, ver Anexo Nº 2): Mujeres Fr % Participantes 53 66,2 18 a 25 años 13 16,25 26 a 45 años 25 31,25 46 a 65 años 12 15 66 o más años 3 3,75 Sin información 0 0 Media incompleta 2 2,5 Media completa 9 11,25 Técnico incompleto 4 5 Técnico completo 6 7,5 Universitario incompleto 11 13,75 Universitario completo 17 21.25 Postgrado 3 3,75 Sin información 1 1,25 Trabajador dependiente 31 38,75 Trabajador independiente 0 0 Sin trabajo 2 2,5 Estudiante 11 13,75 Pensionado o jubilado 4 5 Dueña de casa 5 6,25 Sin información 0 0 $0 a $149.999 4 5 $150.000 a $249.999 2 2,5 $250.000 a $449.999 9 11,25 $450.000 a $699.999 14 17,5 $700.000 a $1.499.999 17 21.25 $1.500.000 a $2.999.999 5 6,25 Más de $3.000.000 1 1,25 Sin información 1 1,25 La Florida 3 3,75 Santiago Centro 8 10 Ñuñoa 5 6,25 Puente Alto 2 2,5 La Reina 1 1,25 Las Condes 1 1,25 Maipú 4 5 Providencia 4 5 Estación Central 1 1,25 San Bernardo 2 2,5 Otras Comunas 7 8,75 Sin información 15 18,75 No conoce 11 13,75 Profesionalmente 21 26,25 Es familiar 8 10 Es amigo 6 7,5 Otro 7 8,75
Profesional
Comuna de Residencia
Ingresos Familiares
Ocupación
Nivel de Estudios
Edad
Hombres Fr % 27 33,8 13 16,25 10 12,5 2 2,5 1 1,25 1 1,25 0 0 7 8,75 0 0 2 2,5 9 11,25 4 5 3 3,75 2 2,5 11 13,75 4 5 1 1,25 10 12,5 1 1,25 0 0 0 0 0 0 3 3,75 3 3,75 3 3,75 9 11,25 4 5 1 1,25 4 5 4 5 4 5 1 1,25 1 1,25 1 1,25 2 2,5 1 1,25 1 1,25 1 1,25 0 0 2 2,5 9 11,25 4 5 6 7,5 7 8,75 8 10 2 2,5
Total Fr % 80 100 26 32,5 35 43,75 14 17,5 4 5 1 1,25 2 2,5 16 20 4 5 8 10 20 25 21 26,25 6 7,5 3 3,75 42 52,5 4 5 3 3,75 21 26,25 5 6,25 5 6,25 0 0 4 5 5 6,25 12 15 17 21.25 26 32,5 9 11,25 2 2,5 5 6,25 7 8,75 12 15 6 7,5 3 3,75 2 2,5 3 3,75 5 6,25 5 6,25 2 2,5 2 2,5 9 11,25 24 30 15 18,75 27 33,75 15 18,75 14 17,5 9 11,25
Tabla 1: Descripción general de los y las participantes.
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La información recogida a través del cuestionario se analizó cuantitativamente, mediante la utilización de técnicas estadísticas descriptivas. A su vez, la información cualitativa se examinó mediante un análisis de contenido de las preguntas abiertas, estableciendo categorías emergentes mediante la codificación simple y axial, de acuerdo a los planteamientos de la Teoría Fundada Empíricamente propuesta por Glaser y Strauss (1967). Finalmente, los dibujos fueron considerados discursos iconográficos y, en cuanto tales, susceptibles de ser examinados en relación a su estructura y significado. Así, como el lenguaje verbal, el discurso de la imagen fue analizado contemplando su lectura y análisis de contenido, técnica que ha sido descrita en la literatura como una de las más confiables, versátil y adecuada para obtener significados de materiales desplegados en un soporte específico –en este caso el cuestionario-, ofreciendo un modo de procesar y categorizar la información en datos analizables (Krippendorf, 1990; Carlós y Telmo, s/f; Torres, Maheda y Aranda, 2004; De Garay y Herrera, 2004). Particularmente las imágenes colectadas fueron analizadas en relación a dimensiones emergentes y contextuales; correspondiendo estas últimas a las siguientes variables predefinidas: cantidad y calidad de las imágenes (personajes y contexto), atributos asociados al personaje (tamaño, género, apariencia física, objetos asociados, rol y estatus atribuido) y, relación entre personajes y contexto (encuadre, características, presencia y ausencia de aspectos relacionales), entre otras. El análisis de los datos provenientes de este instrumento permitió establecer los atributos que de manera central o nuclear aportaban a la construcción de la percepción de los sujetos, mediante indicadores cuantitativos de frecuencia y saliencia, además del análisis cualitativo de los significados asociados a estos indicadores, tomando como punto de referencia la teoría de núcleo central de las representaciones sociales, derivadas de la escuela estructural (Gutiérrez, 1998; Nantes, 2004).
2.3. SEGUNDO MÓDULO: APROXIMACIÓN A LA IMAGEN DE LOS/LAS PSICÓLOGOS/AS EN DOS MEDIOS COMUNICACIÓN CHILENOS. Complementariamente y a partir de los resultados obtenidos en la etapa anteriormente descrita, se examinaron los principales medios de comunicación de masas detectados como fuentes que incidirían en la conformación de las representaciones sociales de la profesión de psicólogo/a. Para ello, se realizó un análisis cuantitativo y cualitativo de las respuestas de los y las informantes a las partes III y IV del cuestionario, las que correspondían a: “percepción/preferencia medios de comunicación” e “influencia de medios de comunicación masiva en imagen percibida de los/as psicólogos/as”, respectivamente (ver apartado Percepción de los Medios de Comunicación de Masas, Pág. 174). A partir de estos resultados, se optó por indagar en dos medios que, cualitativa y cuantitativamente, resultaban los más importantes, conocidos y referidos por los informantes como los más influyentes en relación a la imagen percibida de los y las psicólogas chilenas: Prensa Escrita
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y Televisión Abierta. Así, entre 19 de marzo y el 15 Abril del presente año, se realizó una segunda fase de recolección de datos, ideando para ello un proceso de registro y análisis de la información que contempló el establecimiento de cuatro períodos temporales de observación. En los períodos 1 y 3, se trabajo con los medios de prensa escrita, mientras que en los períodos 2 y 4 con televisión abierta. Para el análisis y registro de la información obtenida mediante la prensa escrita, en el primer período se realizó una lectura diaria de dos medios: El Mercurio y La Tercera, destacando y marcando cada una de las páginas en que se hacía referencia a algún/a profesional que trabajara o no en el ámbito nacional. De este modo, se obtuvo una primera base de datos que registraba la mención de las palabras “Psicólogo o Psicóloga” y que contenía las categorías emergentes del análisis simple de la información. En el segundo período se realizó la misma operación, pero ahora integrando la lectura de tres otros medios de prensa escrita nacionales: Las últimas Noticias, La Cuarta y, el quincenal, The Clinic. Así, en su conjunto, esto proceso implicó la revisión de más de 1800 páginas desplegadas en los 28 diarios revisados durante los períodos que correspondieron al análisis de prensa escrita. Para la categorización de estos datos se confeccionó una tabla que contenía las unidades de análisis correspondientes a los textos en los que aparecía mencionado o participaba algún/a psicólogo/a. En este contexto, se procedió a realizar el proceso de categorización simple, tal y como fue descrito en el apartado anterior. Para la televisión abierta, se registró en video digital al menos un programa de los indicados por los/las informantes como referencia fundamental en relación al conocimiento de los/as psicólogos/as en dicho medio: un matinal, el programa Pasiones de TVN y un noticiero, conformando un total de 39 horas y 40 minutos de grabación. De este modo, al igual que con los datos recogidos en la prensa escrita, se obtuvo una base de datos que registraba la presencia de los profesionales en cada programa de televisión analizado, en los períodos 3 y 4. Nuevamente, en base a este registro, se realizó el proceso de categorización simple de la información correspondiente. La sucesión de estos ciclos permitió el análisis cruzado de la información obtenida por ambos medios, en tanto mientras eran registrados los programas de televisión abierta seleccionados, se trabajaba analizando la presencia e imagen de los/las psicólogos/as en dos diarios, específicamente. A su vez, mientras se registraba la información obtenida a través de la prensa escrita, se analizaba la presencia de los y las profesionales en la televisión, utilizando el programa Transana versión 2.12, creado por el Centro de Wisconsin para la Investigación en Educación, de la Universidad de Wisconsin, diseñado para trabajar en el análisis de datos audiovisuales. Coherentemente con la herramienta teórica elegida para esta investigación (Teoría de las Representaciones Sociales) se procedió a establecer relaciones entre los resultados obtenidos en las fases anteriores del análisis de la información y, en este contexto, a partir de las categorías reconstruidas mediante el análisis simple o abierto de la información se procedió a relacionar estas
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categorías y sub categorías, resaltando las vinculaciones entre sus propiedades y dimensiones. Es así como, la codificación axial de los datos permitió estructurar las relaciones que permitieron estructurar el proceso en el cual se observaron la emergencia de las representaciones sociales del ejercicio y la conducta ética profesional de psicólogos/as en el contexto chileno. A continuación se presenta una tabla que resume el procedimiento seguido para obtener la información recolectada en este módulo de investigación. Período
Día Fecha Medios Fuentes 1 Lunes 19 La Tercera / El Mercurio 2 Martes 20 La Tercera / El Mercurio 3 Miércoles 21 La Tercera / El Mercurio Prensa 1 4 Jueves 22 La Tercera / El Mercurio Escrita 5 Viernes 23 La Tercera / El Mercurio 6 Sábado 24 La Tercera / El Mercurio 7 Domingo 25 La Tercera / El Mercurio 1 Lunes 26 Matinal / Noticias 2 Martes 27 Noticias / Pasiones 3 Miércoles 28 Matinal / Pasiones / Noticias Televisión 2 4 Jueves 29 Matinal / Pasiones / Noticias Abierta 5 Viernes 30 Matinal / Noticias 6 Sábado 31 Noticias 7 Domingo 1 Noticias 1 Lunes 2 Las Últimas Noticias / El Mercurio 2 Martes 3 La Tercera / El Mercurio 3 Miércoles 4 La Cuarta / El Mercurio Prensa 3 4 Jueves 5 The Clinic / El Mercurio Escrita 5 Viernes 6 La Tercera/ El Mercurio 6 Sábado 7 La Tercera / El Mercurio 7 Domingo 8 La Tercera / El Mercurio 1 Lunes 9 Matinal / Noticias 2 Martes 10 Matinal 3 Miércoles 11 Pasiones Televisión 4 4 Jueves 12 Matinal Abierta 5 Viernes 13 Noticias 6 Sábado 14 Noticias 7 Domingo 15 Noticias Tabla 2: Proceso de Recolección de Información en Medios de Comunicación Nacionales.
Abril
Marzo
Mes
2.4. TERCER MÓDULO: INTEGRACIÓN DE RESULTADOS. La tercera etapa y final, contempló la integración de los resultados recogidos en las etapas previas y la generación de un modelo hipotético – deductivo que da cuenta de la reconstrucción de las representaciones sociales del ejercicio profesional del/la psicólogo/a proyectadas en los medios de comunicación de masas en Chile. En este sentido, corresponde a la selección de la categoría que centralmente explicaría el fenómeno estudiado en la investigación y, por lo tanto, da cuenta del
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análisis selectivo de acuerdo a los postulados de la Teoría Fundada empíricamente, tal como fue descrito en el primer apartado de esta sección. Asimismo, a partir de estos antecedentes se realizó un análisis comparativo del rol profesional proyectado en los medios y su relación con la dimensión ética involucrada en la práctica, tendiendo como referente fundamental el actual Código de Ética Profesional del Colegio de Psicólogos de Chile. Finalmente, cabe destacar que a lo largo de las etapas, el proceso de análisis de la información fue concebido dialécticamente, entendiendo que no es posible, ni se pretendía asumir una posición neutral en las observaciones y decisiones que darán forma, tanto al proceso como al producto de investigación (Charmaz, 1990). Asimismo, con el propósito de maximizar la utilización de la información recogida en las distintas fases del estudio, se integraron las distintas perspectivas teórico-técnicas de la teoría de las representaciones sociales intentando aproximarse a una posición que considerara los elementos antropológicos, estructurales, políticos y sociológicos relativos a la imagen y representación de los profesionales y su conducta ética en el contexto mediático chileno.
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TERCERA PARTE: RESULTADOS 3.1. PRIMER MÓDULO: CUESTIONARIO. Como se planteó previamente, la aplicación del cuestionario tenía como primer objetivo, conocer desde la propia percepción de los participantes cuáles son los principales medios de comunicación de masas que identificaban como fuente de información respecto a los/as psicólogos/as y, determinar cuáles de ellos actuaban de manera preponderante en la formación de la/as representaciones sociales, relativas a la profesión y su ejercicio en el contexto nacional. Asimismo, pretendía acceder de manera exploratoria a la o las imágenes que, devenidas de sus propias representaciones y tras su análisis, podrían alimentar el conocimiento que se tiene acerca de los y las psicólogas, en términos generales y, en particular en referencia a su actuación en Chile. Por su relevancia y conforme a la necesidad de entregar una panorámica general que contextualice las representaciones del/la psicólogo/a que circulan en el imaginario social, en este apartado se ha optado por mostrar, en primer lugar, los resultados que se corresponden con la dimensión “imagen actual espontánea del/la psicólogo/a”. Así, en primera instancia, se abordaran los resultados de las preguntas que apuntaban a conocer la percepción que los/as entrevistados/as tenían, al momento de su aplicación, acerca de los y las psicólogas, desplegados en torno a dos ejes fundamentales de análisis: la imagen o percepción espontánea de los/as profesionales y aquellos que, por su indagación directa en el cuestionario, refieren a la percepción asistida -o preguntada- de los mismos. Posteriormente, en un tercer sub apartado se expondrán los resultados que emergen de las otras dimensiones o temáticas evaluadas a través de este cuestionario, es decir, las correspondientes a el: “conocimiento, recuerdo y preferencia de medios comunicacionales, imagen conocida/trasmitida a través de medios, medios de comunicación asociados a la imagen conocida/trasmitida” de los y las profesionales en el contexto nacional. En su conjunto, estos hallazgos conforman los primeros indicadores que permiten entrever cuál es el conocimiento que las personas entrevistadas tienen acerca de los/as psicólogos/as, proveyendo también la información necesaria par contrastar con los datos que se reportan en el segundo módulo metodológico de trabajo, es decir, referido a la presencia de los/as psicólogos/as en los medios de comunicación nacionales y su incidencia en la construcción de las imágenes y representaciones que los/as entrevistados/as sustentan en sus respuestas. 3.1.1. PERCEPCIÓN ESPONTÁNEA. En la primera parte del cuestionario se buscaba que los/as participantes proporcionaran imágenes, representaciones e ideas espontáneas, es decir, no guiadas por las preguntas del cuestionario (ni dirigidas por los/as entrevistadores/as) con respecto a los/as psicólogos/as en términos generales y, particularmente, en relación a los/as profesionales chilenos/as. En este sentido, los cuatro primeros ítems proveen información referida a las imágenes que éstos proyectan
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a partir de la solicitud de dibujar “un/a psicólogo/a tal y como usted se lo imagina” (Dibujo 1) y a un/a profesional en ejercicio, es decir, “trabajando o actuando profesionalmente” (Dibujo 2) y, considerando también, los relatos que cada uno/a de los/as informantes realizó para describir sus propias producciones iconográficas. En segundo lugar, se les solicitó que señalaran “las tres primeras ideas, imágenes o sensaciones que se le ocurren” cuando especulaban en relación a “los/as Psicólogos/as” (ítem 5), “el ejercicio profesional de un/a Psicólogo/a” (ítem 6) y “los/as Psicólogos/as en Chile” (ítem 7), requiriéndoles, además, que describieran el significado que atribuían a cada idea, imagen o sensación reseñada. Como podrá ser observado más adelante, estas preguntas se formularon con el objetivo de conocer y establecer cuáles eran los atributos que, de manera central o nuclear, aportaban a la construcción de la percepción de los y las participantes en relación a los/as profesionales, su ejercicio y, particularmente, las representaciones que éstos/as tenían con respecto al contexto chileno. Así, mediante indicadores cuantitativos de frecuencia y saliencia, devenidos del análisis cualitativo de los significados asociados a estos indicadores, se constituyeron en antecedentes que aportan al conocimiento y descripción de las representaciones sociales del ejercicio profesional del psicólogo en el país. A continuación, se abordará los resultados emergentes de los procesos de análisis cualitativo y cuantitativo de la información, relevando de manera sintética los rasgos expresados en los dibujos y los significados asociados al proceso de representación, los cuales permiten acceder a la representación circulante de el/la psicólogo/a y su ejercicio profesional en el ámbito nacional.
A) LOS DIBUJOS: Un primer acercamiento hacia los dibujos, permitió observar que la mayor parte de los y las informantes se aproximaron a la tarea graficando un personaje con un sexo claramente diferenciado (73,15%), es decir, con rasgos que facilitaban definir o establecer que se trata de un hombre o una mujer. Un 23,75% realizó trazados en los que difícilmente se podía distinguir el sexo del personaje representado (personaje indiferenciado o indeterminado) y, únicamente en 5 casos (3,1%), las producciones correspondieron a representaciones abstractas del o la profesional. En el siguiente cuadro (Nº 1) es posible observar que, en términos generales, existe una percepción de los/as profesionales psicólogos/as como mayoritariamente de sexo masculino (41,9%), seguidos por los dibujos que las representaban como mujeres (31,25%): Cuadro Nº 1: Sexo de los dibujos en relación al total de la muestra Dibujo 1 Dibujo 2 Total Personaje Femenino 29 (36,25%) 21 (26,25%) 50 (31,25%) Personaje Masculino 33 (41,25%) 34 (42,5%) 67 (41,9%) Personaje Indiferenciado 15 (18,75%) 23 (28,75%) 38 (23,75%) Dibujo Abstracto 3 (3,75%) 2 (2,5%) 5 (3,1%) Total 80 (100%) 80 (100%) 160 (100%)
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Si bien estos datos permiten entrever que existen posiciones relativamente claras con respecto al sexo de los/as profesionales, a la hora de examinar los relatos de los/as informantes, es decir, las respuestas a la pregunta “qué quiso representar a través de este dibujo”, es posible apreciar un aumento de los casos en que -los y las informantes- otorgan respuestas de tipo “indiferenciado”, es decir, planteando que, por ejemplo, en sus ilustraciones quisieron representar a una “persona o a un profesional” (35,62%). En este sentido, resulta importante evidenciar que se aprecia una leve discrepancia entre la asignación del sexo realizada a partir de la observación de los dibujos y las referencias textuales que sus autores/as entregaron con el objeto de explicar sus producciones. Es así como, al comparar ambos datos, se aprecia que existe un aumento de las preferencias, al acrecentarse en 1,85 puntos porcentuales el caso de los relatos en el que se indica que dibujaron “psicólogos” y, disminuir en un 10,62% con respecto a las “psicólogas”. A continuación se presentan las frecuencias y porcentajes observados a partir del análisis categorial de los relatos entregados por la muestra total de los informantes (ver cuadro Nº 2). Cuadro Nº 2: Sexo señalado en el relato por el total de la muestra Relato Dibujo 1 Dibujo 2 Total Psicóloga – mujer 18 15 33 (20,63%) Psicólogo – hombre 29 41 70 (43,75%) Indiferenciado 33 24 57 (35,62) Total 80 80 160 (100%) Al respecto, es posible plantear que si bien esta discrepancia puede ser explicada por la influencia de variables “intervinientes” que corresponden al juicio subjetivo implicado en las categorizaciones asignadas por el equipo examinador; también es importante señalar que, durante el proceso de análisis, fue posible identificar “casos ejemplares” en que los que dichas diferencias se tornan especialmente evidentes. Esta situación se ve reflejada en los siguientes ejemplos: Caso 1: Dibujo de sexo masculino y relato indiferenciado. 1 A Relato textual: “Una persona seria, pensante, formal, de difícil acercamiento, ya sea física y emocionalmente” (hombre, 1A)
40 A Relato textual: “Una personalidad la cual busca en la Psicología en entendimiento, no tan sólo propio, sino también de los demás” (hombre, 40 A).
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Caso 2: Dibujo de sexo femenino y relato indiferenciado. Relato textual: “Una persona seria, que tiene los ojos gastados tanto leer (no quise dibujar enojo en sus labios, no dibujo bien); formal, para mostrar respeto a la persona que está al frente; muestra las manos para recibir; simpleza mezclada con 12 B intelectualidad; está completa, física y emocionalmente” (mujer, 35 A). Relato textual: “Atendiendo un paciente, también puede ser conversando de algún problema con 35 A algún empleado” (hombre, 12 B). Caso 3: Dibujo indiferenciado y relato de sexo masculino. 36 A Relato Textual: “Un Psicólogo pensando, analizando” (hombre, 36. A). Caso 4: Dibujo indiferenciado y relato de sexo femenino. 63 B Relato textual: “La Psicóloga debe prepararse mucho (ser estudiosa). Tener conocimientos generales, del ambiente y del lugar donde vive, un postgrado… que haga investigación” (mujer, 63 B)
3 B Relato textual: “Un hombre trabajando, sus elementos son mas intelectuales, son sus palabras las que más dicen “una buena conversación sana el alma” (mujer, 3 B) 70 B Relato Textual: “Creo que ella está poniendo atención a lo que le dice a su paciente” (mujer, 70 B).
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Caso 5: Dibujo y relato no se corresponden Relato textual: “Es la típica imagen que me imagino de los psicólogos atendiendo en su consulta a un paciente, nunca he ido a ver a uno de ellos, así es que es sólo una imagen de películas” (mujer, 79 A).
79 A Si bien los anteriores ejemplos permiten contextualizar las discrepancias observadas con respecto al del sexo que los/as informantes atribuyen espontáneamente en sus bosquejos y relatos, a la hora de profundizar en la información que ellos/as nos entregan con respecto a los dos dibujos solicitados, aparece como una variable importante el considerar el sexo del informante que las originó. Es así como, al comparar el comportamiento general de hombres en relación a ambos dibujos (N: 54) fue posible observar que más del 50% grafica a un psicólogo y sólo en 5 casos (9,3%) éste corresponde a una psicóloga. Un 29,6% realizó dibujos en los que difícilmente se podía distinguir el sexo del personaje representado y, únicamente 5 producciones (9,3%), correspondieron a representaciones abstractas del o la profesional (ver a continuación, cuadro Nº 3). Cuadro Nº 3: Sexo graficado en ambos dibujos por los participantes hombres Dibujo 1 Dibujo 2 Total Personaje Femenino 2 (7,4%) 3 (11,11%) 5 (9,3%) Personaje Masculino 15 (55,5%) 13 (48,15%) 28 (51,8%) Personaje indiferenciado 7 (26%) 9 (33,33%) 16 (29,6%) Dibujo abstracto 3 (11,1%) 2 (7,41%) 5 (9,3%) Total 27 (100%) 27 (100%) 54 (100%) Al abordar las respuestas de las mujeres informantes se observa que un 42,45% de ellas grafica un personaje femenino en ambos dibujos (N: 106), mientras que un 36,8% lo hace representando a un profesional de sexo masculino. Cabe destacar que no se observan diseños de tipo abstracto y, en el caso de los personajes indiferenciados, se observa un porcentaje menor que el de los hombres, al alcanzar un 20,75%. En este sentido, es posible plantear que al representar a un/a psicólogo/a en ejercicio, las mujeres tienden a equiparar el sexo de la figura representada, en tanto disminuye la presencia femenina (de un 50,9% en el dibujo 1 a un 34% en el dibujo 2) y aumenta levemente la masculina (34% y 39,6% respectivamente), al mismo tiempo que se acrecientan de 8 a 14 el número de dibujos de tipo indiferenciado. En el siguiente cuadro (Nº 4) es posible observar esta información:
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Cuadro Nº 4: Sexo graficado en ambos dibujos por las participantes mujeres Dibujo 1 Dibujo 2 Total Personaje Femenino 27 (50,9%) 18 (34%) 45 (42,45%) Personaje Masculino 18 (34%) 21 (39,6%) 39 (36,8%) Personaje indiferenciado 8 (15,1%) 14 (26,4%) 22 (20,75%) Dibujo abstracto 0 (0%) 0 (0%) 0 (0%) Total 53 (100%) 53 (100%) 106 (100%)
Por otra parte, al considerar los relatos de los informantes por sexo en relación a sus respuestas frente a ambos dibujos, fue posible observar que un 44,44% de la muestra de varones (ver grafico 1) manifiesta haber dibujado a un profesional del sexo masculino y un 9,26% a uno de sexo femenino, mientras que las respuestas de tipo indiferenciado corresponden al mayor porcentaje encontrado (46,3%).
Gráfico 1: Sexo de el/la profesional representado por informantes hombres.
Al abordar la información reportada en el gráfico 2, referida a la identificación del sexo que las mujeres realizan en ambos dibujos, fue posible observar que un mayor porcentaje de ellas hace referencia a un profesional de sexo masculino (43,39%), mientras que 28 manifiestan haber dibujado a una psicóloga o a una profesional de sexo femenino (26,41%). En este caso, los relatos de tipo indiferenciado de las informantes se encuentran en un 16,1% por debajo del alcanzado de los varones, correspondiendo a un 30,2%.
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Gráfico 2: Sexo de el/la profesional representado por informantes mujeres.
Los datos anteriores, entregan una visión general de la percepción espontánea de los/as informantes con respecto a las características de los/as profesionales que ejercen la psicología. Si bien se observa en la muestra una tendencia mayor a personificarlos y significarlos como “personajes” de sexo masculino o femenino (en ambos dibujos y en sus relatos), también es importante apreciar que un porcentaje superior al 20% de ellos/as no se pronuncia claramente al respecto. Pese a este porcentaje de respuestas indiferenciadas, se observa un mayor porcentaje de profesionales hombres (con un 41,9% en los dibujos y un 43,75% en los relatos), aspecto que se ve expresado con más claridad en el comportamiento de los informantes de sexo masculino (51,8% en los dibujos y 44,44% en los relatos). Aunque, resulta importante destacar que, conforme a lo esperable50, en los bosquejos de las mujeres, los porcentajes de respuestas se diferencian moderadamente de las de los varones ya que un 42,45% de ellas dibuja psicólogas, éstas en general, no se constituyen en diferencias estadísticamente significativas. Además, esta tendencia no se vería claramente reflejada en los descriptores de sus relatos, en tanto sólo un 26,41% de ellas, menciona que el personaje representado corresponde a un profesional de sexo femenino, mientras que un porcentaje mucho mayor refiere que se trataría explícitamente de un hombre (43,39%). Hasta ahora es posible plantear que el análisis de los dibujos y relatos de la muestra general nos proporciona los primeros indicadores con respecto a cómo son representados los y las profesionales en el contexto nacional. Así, de manera espontánea tienden identificar a un psicólogo o una psicóloga como “personajes” que claramente nos informa de su imagen pública y, en pocas ocasiones, se observan formas “abstractas” o relatos que describan otros aspectos o imágenes para identificarlos. Por otra parte, si bien no se aprecia una tendencia claramente definida con respecto a
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De acuerdo al marco conceptual psicodinámico y las estadísticas reportadas en torno a una serie de técnicas gráficas proyectivas.
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identificar la imagen profesional como únicamente personificada por varones, resulta especialmente significativo evidenciar que la mayoritaria presencia de mujeres en la muestra, no resulta en un factor que pueda influir en las proyecciones que éstas realizan a partir de la identificación con su propio sexo. De este modo, son precisamente ellas las que evidencian un mayor grado de discrepancia entre lo que son sus producciones gráficas y, su consecuente explicación a través del relato solicitado, mostrándonos que la tendencia –en este caso- se expresa mayoritariamente ligada a una imagen reconocible como la de un “psicólogo”. En este sentido, parece importante abordar cuáles podrían ser estas diferencias, al profundizar en las formas en que cada uno de los grupos – hombres y mujeres- representa a los y las profesionales. Para aproximarnos a estas y otras características que nos permitan identificar y conocer qué variables o significados aparecen asociados a la representación espontánea que reportan los y las participantes de esta investigación, a continuación se reportará los resultados y hallazgos que, particularmente, permiten distinguir lo que ellos y ellas se imaginan al responder directamente a la solicitud de los dibujos 1 y 2. En este contexto, los apartados siguientes también han sido estructurados atendiendo al grupo de referencia que los produjo –hombres y mujeres-, con el objeto fundamental de reflejar e identificar las condicionantes socioculturales que pueden estar a la base de las producciones textuales y gráficas analizadas. Desde esta perspectiva, se abordará específicamente la información tendiente a facilitar el reconocimiento de las hipótesis que guiaron el proceso de investigación, es decir, confrontando aquellos aspectos que nos informan del ámbito relacional involucrado en sus proyecciones gráficas y las temáticas que contextualizan la actuación profesional del/la psicólogo/a chileno/a. En este sentido, también se analizarán los roles y especialidades que aparecen simbolizadas en los dibujos o mencionadas en sus relatos.
PRIMER DIBUJO: Al solicitar que dibujaran “un/a psicólogo/a, tal como se lo/a imagina” se observa que, en el caso de los hombres (N: 27), existe una escasa presencia de personajes femeninos (7,4%) al compararlos con el 55,5% de los dibujos en que son graficados como un individuo de sexo masculino. Por su parte, las mujeres (N: 53) evidencian un comportamiento similar, aunque no tan marcado como el de los hombres, al graficar en un 34% personajes masculinos y en un 50,9%, figuras femeninas (ver cuadro Nº 5). Cuadro Nº 5: Sexo graficado por el total de la muestra en el Dibujo 1 Dibujo 1 Hombres Mujeres Total Personaje Femenino 2 (7,4%) 27 (50,9%) 29 (36,25%) Personaje Masculino 15 (55,5%) 18 (34%) 33 (41,25%) Personaje indiferenciado 7 (26%) 8 (15,1%) 15 (18,75%) Dibujo abstracto 3 (11,1%) 0 (0%) 3 (3,75%) Total 27 (100%) 53 (100%) 80 (100%)
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Con el propósito de profundizar en las características que aparecen asociadas al sexo de los personajes, se aprecia que, en el caso de los informantes varones, “las psicólogas” fueron graficadas más pobremente que “los psicólogos”. En este dibujo (N: 2), no se distinguen elementos que acompañen al personaje y tampoco cuentan con una línea base que las sostenga. De pelo largo, sonrientes, con anteojos y con vestimenta conservadora o recatada, las psicólogas se destacan por presentarse con una falda y con un pantalón que les tapa hasta los tobillos. A continuación se presentan los dibujos previamente descritos:
12 A
20 A
Tal como se planteo previamente, los “psicólogos”, en el caso de los hombres (N: 15), se caracterizan por mostrar una amplia gama de elementos asociados y una mayor especificidad con respecto a los accesorios que los caracterizan. Así, fue posible apreciar que 7 de ellos son graficados con barba y con lentes, 3 con corbata, 2 con lápices en el bolsillo del delantal y sólo en una oportunidad, aparecen como elementos asociados los siguientes: bigote, estetoscopio (en el cuello), sombrero (en la cabeza) y cigarro (entre sus manos). Con respecto a su vestimenta, se observan 9 personajes que responden al tipo formal o estructurado: 4 de ellos aparecen explícitamente con traje o terno, 3 con tenida casual, 1 con delantal de médico (y estetoscopio) y, finalmente, otro con un bata que, sumados a los dos con lápices en su bolsillo, permiten suponer que se trataría de un científico o investigador. Si bien se aprecia una mayor elaboración de todos estos dibujos, en tanto 5 de ellos tienen un tamaño mediano y cuatro grandes, cabe mencionar que en ninguno se proyecta una línea base que los sostenga. Además, 2 de ellos son graficados de medio cuerpo (cintura hacia arriba); 4 de pie (dos grandes y dos medianos) y 3 sentados (2 en un sofá de tipo psicoanalítico y uno dibujado tras su escritorio, que aparece representado de medio cuerpo y con clara referencia al rol de médico). A continuación es posible observar algunos ejemplos:
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72A A 7 A
Por otra parte, 3 personajes han sido caracterizados como usando una vestimenta informal, en tanto, en un caso de dibuja a un “payaso”, en otro a una “caricatura” y en el tercero, se grafica en forma de “un busto”. Estos dibujos, de gran tamaño, fueron trazados en dos casos con una línea base que los sostiene al estar ubicados de pié, mientras que el tercero –el busto- es ilustrado “en el aire”. En el dibujo 40 A, previamente presentado, es posible ejemplificar la anterior descripción. Los tres dibujos restantes, pueden ser caracterizados como pobremente dibujados y corresponden a “palotes” que en su forma y representación de figuras humanas, añaden elementos en su vestimenta que pueden ser relacionados con su género: pelo corto y/o calvo, pantalones y sombrero (ver ejemplo, a continuación). Dos de ellos son ilustrados en forma horizontal -de pie-, uno caminando y el otro, mirando y sonriendo a otra figura acostada que es graficada en posición vertical (acostada, con los ojos en cruz y su lado aparecen unos remedios, la señal de haber vomitando y dice: paroxetina, amparax, ravotril). Finalmente, el tercer psicólogo aparece dibujado de medio cuerpo, sentado y con los brazos extendidos hacia delante.
30 A En los dibujos denominados como de tipo abstracto(N: 3), realizados únicamente por los informantes varones, se observan en dos casos la presencia de figuras geométricas que intentaban representar –y de acuerdo a los relatos-, en un primer dibujo, un triángulo unido por su base con un rectángulo, la relación de los profesionales con los medios de comunicación: “…Perfectos como un triangulo y un cuadrado. En los medios de comunicación nunca se equivocan y en persona tampoco…” (59A) y, en el segundo correspondiente a un círculo, la visión que se tiene de los
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profesionales: “Tienen un circulo muy cerrado dentro de su trabajo. Conocí a una señora que era Psicóloga y le costaba controlar a sus hijos y ella era Psicóloga de niños. Son de una sola línea” (61A). El tercer dibujo abstracto corresponde a un conjunto de figuras que buscan representar “…los miedos, la alegría, el rencor, la seguridad, los flaite, es decir, estabilidad” (66A). A continuación se anexan algunos ejemplos de los dibujos descritos:
59 A 61 A Finalmente, los dibujos clasificados como de tipo “indeterminado” en el caso de los informante varones (N: 7) correspondieron a aquellos en los que no fue posible identificar en estructura gráfica ningún elemento que pudiera dar cuenta del género del profesional. Estos, en general, se refieren a figuras “humanas” que son delineadas pobremente y que, en algunos casos, se acompañan de una serie de otros elementos como: escritorio, libros, lámpara, remedios, block o cuaderno de notas, etc. (ver ejemplos a continuación).
37 A
60 A Al considerar los dibujos realizados por las informantes mujeres, las “psicólogas” (N: 27) nuevamente fueron representadas con una vestimenta de tipo conservadora o recatada, aunque ahora, mostrando una mejor y mayor elaboración en sus trazados, en general. De ellas, 9 se corresponden con un estilo de tipo formal en su vestimenta (con camisas con escote, faldas o vestidos largos, con trajes, con maletines, etc.), mientras que un total de 13 pueden ser clasificadas como informales, dada su referencia a una presentación más descuidada o, graficadas al estilo de una caricatura. Las 5 restantes son dibujos que han sido considerados pobres, en tanto corresponden a “palotes” que en su forma y representación de figuras humanas, añaden elementos en su vestimenta que pueden ser relacionados con su género: pelo largo, aretes, o triángulos en forma de falda. A continuación se anexan una serie de dibujos que ejemplifican las categorías previamente reseñadas:
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Vestimenta Formal.
68 A
5 A Vestimenta Informal.
19 A
18 A “Psicólogas” con representación pobre.
50 A
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Los “psicólogos” (N: 18) en el caso de las informantes mujeres son representados más pobremente que las figuras de sus colegas de sexo femenino. En general, se recurre a elementos que configuran su representación genérica como: pantalones (10), barba (4), bigotes (1), corbata (6), sin cabello o con pelo corto y con anteojos (10). Respecto de su vestimenta, 12 de ellos corresponden a un estilo de tipo formal, 4 están informalmente vestidos y con el pelo largo; los otros 2 son esbozados pobremente o de manera incompleta y con alguna referencia clara a su masculinidad. Once psicólogos son graficados de cuerpo entero, tres de la cintura hacia arriba y 4 sentados tras un escritorio. Nuevamente añadimos algunos dibujos para ejemplificar esta descripción: “Psicólogos” con vestimenta formal.
24 A 71A “Psicólogos” con vestimenta informal.
41A A
52 A
No observándose ningún dibujo de tipo abstracto, en el caso de las mujeres sólo se aprecian 8 dibujos que fueron clasificados como de tipo indeterminado. Estos, caracterizados por su pobre elaboración y ausencia de elementos que permitan determinar su pertenencia genérica, van acompañados de otras figuras humanas o por muebles que refieren al lugar de trabajo en que se encuentran insertos, como: escritorio, sillas, etc. (ver ejemplos a continuación).
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9 A
3 A
Al analizar los roles y especialidades que aparecen simbolizadas en este primer diseño, se observó en primera instancia la presencia o ausencia de una o más figuras humanas que acompañaran la imagen del o la profesional. Del total, 67 de ellas (83,75%) fueron representadas solas, mientras que un 12,5 % (N: 10) fue graficada en interacción con una o más personas (cabe destacar que los 3 dibujos considerados como de tipo abstracto no fueron considerados en esta categorización y corresponden al restante 3,75%). Del total de dibujos analizados (N: 77), 31 no realizan ningún tipo de actividad y se encuentran de pie o son dibujados únicamente de la cintura hacia arriba (40,25 %), mientras que 33 de ellas son representadas tras un escritorio escribiendo, leyendo o tomando notas (42,85%) y solamente en tres casos se representan sentadas en un sillón o junto a un diván (3,9%). De los 10 profesionales representados junto a otras personas (13 %), 6 son perfilados en una clara referencia a la actuación profesional y acompañados por, al menos, una figura que representaría a un/a paciente. De ellos, 5 representan la tradicional imagen de un/a psicoanalista sentado en una sillón con un/a paciente acostado/a en un diván (tres de ellas son psicólogas y 2 hombres; mientras que los/as pacientes corresponden a 2 mujeres y tres personajes de tipo indeterminado) y la última corresponde a una psicóloga que atiende a un paciente en tras su “escritorio”. Como es posible observar en los siguientes ejemplos, existe una mayoritaria referencia a actividades que se muestran coherentes con la actuación de un o una psicóloga clínica, mientras que no se aprecia ninguna referencia clara en relación a otra especialidad.
54 A 10 A
Solos y con referencia clínica.
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27 A Interactuando.
76 A
Un grupo de 4 dibujos fueron seleccionados de manera ejemplar por su notoria diferencia en comparación con las demás producciones proporcionados por los y las entrevistadas. Asimismo, todos ellos entregan una imagen del o la profesional que pude ser caracteriza como negativa, en tanto, por una parte, se desplazan algunas simbolizaciones que sitúan su labor en clara oposición con los principios éticos que subyacen a el ejercicio profesional en el país (16 y 29 A) y, por otra, se proporciona una imagen que insulta o agrede a su potencial observador/a o que, derechamente, se burla de la imagen del profesional (32 y 44 A). En el primer caso, se aprecia cómo el profesional observa sonriente como una persona se encuentra acostada y, posiblemente muerta, producto de la acción de los fármacos que consumió. Al respecto el autor señala en su relato: “Hay Psicólogos malvados que entregan medicamentos, aun cuando su nivel académico no alcanza la medicina” (16 A).
16 A
29 A
En el segundo caso, una figura con los ojos desorbitados, el perlo erizado y con brazos y piernas abiertas, y que aparece rodeada de varios elementos como remedios y un block de notas junto a un lápiz, el entrevistado, señala: “Un profesional que analiza personas con problemas mentales, desde un punto de vista, quizás, de un enfermo mental”. Si bien en esta descripción no se aprecia claramente si la imagen refiere específicamente al posible estado mental del profesional,
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emerge la duda de si, efectivamente, se trató de representar una analogía que refiriera al contexto general de los enfermos mentales o de la labor del profesional, en relación a su competencia.
32 A
44 A
En el tercer caso, en que se grafica un profesional con el dedo anular levantado, la entrevistada señala en su relato que quiso representar a “un psicólogo en una mañana poco ajetreada, con un rostro un tanto presuntuoso (al igual que su caminar). Creo que se concibe como un curador de psiquis enfermas y se siente poderoso por ello. Puede que no sea así y le guste el buen vivir (las apariencias engañan)” (32 A). Finalmente, en el cuarto caso, que corresponde a la imagen de un profesional vestido como payaso, el entrevistado señala, simplemente, que quiso representar, “La personalidad del Psicólogo” (44 A). En relación a este primer dibujo y, como era esperable al considerar que la instrucción era ilustrar a “un/a psicólogo/a, tal como se lo/a imagina”, la mayor parte de los/as participantes en este estudio optó por representar a un profesional sólo y, en escazas oportunidades, interactuando con otro personaje o en el ejercicio de algún otro tipo de actividad de tipo profesional. En este sentido, sus producciones gráficas, señalan más preponderantemente la imagen de un profesional que se desempeña en el ámbito clínico y, en un encuadre que lo asimila al ejercicio privado –en consulta- de la profesión.
SEGUNDO DIBUJO: Al observar los resultados correspondientes al Dibujo 2, es decir, de los y las psicólogos/as actuando profesional
mente, fue posible apreciar que en el caso de las mujeres los porcentajes se
acercan, mostrando que un 34% grafica al personaje con características de sexo femenino y un 39,6% los dibuja como hombres. Nuevamente, los informantes, reflejan un predominio de dibujos de profesionales de sexo masculino (48,15%), aunque aumenta en uno, el número de personajes femeninos graficados. En el siguiente cuadro se resume esta información:
141
Cuadro Nº 6: Sexo graficado por el total de la muestra en el Dibujo 2 Dibujo 2 Hombres Mujeres Total Personaje Femenino 3 (11,11%) 18 (34%) 21 (26,25%) Personaje Masculino 13 (48,15%) 21 (39,6%) 34 (42,5%) Personaje indiferenciado 9 (33,33%) 14 (26,4%) 23 (28,75%) Dibujo abstracto 2 (7,41%) 0 (0%) 2 (2,5%) Total 27 (100%) 53 (100%) 80 (100%)
Al profundizar en las características reportadas por los informante varones en este dibujo (N: 3), dos varones dibujan figuras femeninas que aparecen interactuando con otro personaje de sexo masculino, mirándose de frente en un caso y, en el otro, sentados en posición perpendicular (la profesional en una silla, de vestido largo y con un papel o libro de notas en sus manos y, el varón, a corta distancia, en un sillón largo, en actitud de molestia y con las manos juntas sobre sus piernas). La tercera, sentada en un sillón y con las piernas cruzadas, aparece despeinada, vestida con pantalón y camisa, y con un libro o cuaderno entre sus manos. Todas ellas, en actitud de seriedad, aparecen graficadas al centro de la página, dos de cuerpo entero (uno mediano y el otro pequeño) y, el dibujo restante, de medio cuerpo y gran tamaño. En ninguno de los dibujos se observan elementos que permitan distinguir otras características secundarias a su sexo, omitiéndose cualquier tipo de accesorios y precisiones en el dibujo que permitan diferenciar y ubicar en sus cuerpos la presencia, por ejemplo, de caderas, pechos o cintura (ver ejemplo a continuación).
20 B
Tal como se planteo previamente, los “psicólogos” (N: 13), en el caso de los informantes hombres, se caracterizan por mostrar una amplia gama de elementos asociados, con una mayor especificidad con respecto a los accesorios que los caracterizan y un total de 10, se grafican junto a otros personajes. Del total de psicólogos, 7 aparecen sentados y tomando notas junto a un paciente que se encuentra tendido en un diván, tres psicólogos aparecen con corbata y con barba y cuatro con lentes. Los pacientes son dibujados más pobremente, sólo en dos de ellos fue posible identificar su género (una mujer y un hombre), mientras que en los demás estos fueron clasificados como indeterminados, pero en su mayoría esbozados con caras tristes o llorando. Dos psicólogos son
142
representados interactuando cara a cara, en un caso anotando junto a una paciente de sexo femenino y, en otro, tras un escritorio, frente a un paciente de sexo indeterminado. Sólo tres psicólogos son graficados individualmente actuando, dos sentado en su escritorio escribiendo y otro en una silla con un brazo levantado. Finalmente, un entrevistado realiza un dibujo en que el profesional se encuentra de rodillas rezando a los pies de otro personaje que aparece colgado de una cuerda y, que por sus en forma de cruz, podría ser catalogado como muerto. A través de los siguientes dibujos, se ejemplifica los antecedentes previamente descritos: Interactuando.
73 B
8 B
Solos.
72 B
En los dibujos denominados como de tipo abstracto(N: 2, ver ejemplos a continuación) se observa nuevamente la presencia de figuras geométricas, a través de las cuales se buscaba representar, en un primer caso a través de el esbozo de una línea horizontal, que los profesionales son: “Muy buenas personas, abiertas en el sentido de tratar con la gente” (61 B) y, en el segundo, mediante una serie de figuras, entre ellas rayos, nubes y una mano con una dinamita, en informante relata que se trata de la: “Inseguridad humana a través del tiempo” (66 B).
143
66 B
Los dibujos clasificados como de tipo “indiferenciado” en el caso de los informantes varones (N: 9), 7 de ellos son representados en interacción con otros personajes. Dos de ellos sentados con un papel en sus manos, junto a sus pacientes, (también de sexo indeterminado) que se encuentran recostados en un diván. Tres aparecen representados frente a un escritorio interactuando con otra persona y en, solamente, en dos dibujos se aprecia un grupo de personas (4 o más) junto al profesional. Finalmente, dos entrevistados bosquejan a los profesionales actuando individualmente, es decir, sin la presencia de otro personaje que lo acompañe; uno de ellos aparece sentado en una silla y, el otro, aparece de pie anotando en un papel y se acompaña de un escrito que dice “remedios”. En los siguientes dibujos es posible observar esta descripción: En interacción.
16 B
59 B
Solos.
36 B
29 B
144
Al observar las producciones realizadas por las informantes mujeres (N: 18), se aprecia solo 6 psicólogas que son representadas individualmente actuando, tres de ellas sentadas en un escritorio junto a lápices y papeles, dos de las cuales se encuentran escribiendo; dos junto a un diván que se encuentra vacío y la última de pié, con un niño, en una especie de cuna y entre sus brazos. Todas ellas en actitud de seriedad son dibujadas mayoritariamente con pelo largo. Las 12 psicólogas restantes son dibujadas en interacción con otro personaje, el que mayoritariamente corresponde a un paciente (9), mientras que en tres de ellos no se aprecia claramente este tipo de relación (se dibuja una psicóloga de pie interactuando de frente con otro personaje). La referencia al ejercicio clínico de la profesión aparece en 4 dibujos, en la modalidad de una profesional que se anota lo que un paciente dice acostado en un diván; tres de ellas están sentadas en una silla a su costado, mientras que sólo una permanece de pie junto al paciente qué, en ninguno de los casos puede claramente reconocido su género. Otras cinco psicólogas, se encuentran junto o detrás un escritorio, la mayor parte sentada enfrente de su paciente y sólo una de ellas se encuentra de pie junto al único personaje que puede ser reconocido claramente como un niño de sexo masculino. Los siguientes ejemplos permiten observar los planteamientos previamente presentados: Solas.
5 B 51 B Interactuando.
33 B
58 B
De los 21 psicólogos esbozados por las informantes mujeres, solamente 4 se dibujan actuando profesionalmente solos; tres de ellos son dibujados con corbata y lentes frente a un escritorio anotando, uno con bigote y otro con barba. Los restantes 17 dibujos representan a un
145
psicólogo interactuando con una o más personas. De ellos, 9 se encuentran interactuando con una persona tras un escritorio (3 de ellos parecen niños o niñas) y cuatro, sentados junto a un paciente que está tendido en un diván (tres mujeres y un hombre). Finalmente, en cuatro casos, los psicólogos son representados de pie junto a una o más personas en actitud de observadores (3). Ver ejemplos a continuación: Solos.
1 B
80 B
En interacción.
14 B
49 B
Los dibujos en los que no fue posible identificar el sexo del profesional (N: 14) corresponden en 6 casos a profesionales que se encuentran trabajando individualmente, sin la presencia de otro personaje que los acompañe (cuatro de ellos anotan y sólo dos son representados de pie y sin realizar ninguna acción). En cuatro dibujos se aprecia claramente el encuadre psicoanalítico, en otros tres, el/la terapeuta se encuentra sentado/a al lado del diván y en otro éste/a se encuentra de pie, observando al paciente. Dos profesionales se encuentran sentados tras un escritorio, interactuando con otra persona, mientras que en un dibujo se grafica a un profesional sentado junto a su paciente en un sillón y, en el último a dos personas paradas y mirándose frente a frente. A continuación se anexan los siguientes dibujos para ejemplificar esta descripción:
146
Solos.
35 B
En interacción.
9 B
70 B
67 B
Al analizar los roles y especialidades que aparecen simbolizadas en este segundo dibujo, se aprecia nuevamente que los y las informantes tienden a representar a un profesional actuando en el ámbito clínico. Tras obviar del análisis los dibujos que corresponden a representaciones abstractas (N: 78) se aprecia que 56 de ellos esbozan a un profesional en interacción con otro personaje (70%), mientras que 22 son dibujados actuando profesionalmente solos (30%). Del total de profesionales representados interactuando con otra persona, 21 (26,25%) de ellos pueden ser clasificados como bajo un encuadre psicoanalítico tradicional, 21 (26,25%) se encuentran interactuando junto o tras un escritorio y 12 (15%) se encuentran interactuando cara acara junto a una o más personas. Los restantes dos casos en que se dibuja a un profesional en interacción (2,5%) corresponden a dibujos que se diferencian notoriamente de las demás producciones, en tanto, en el primero de ellos (44 B) se grafica a un psicólogo rezando junto a una figura que aparece colgada por el cuello con una soga, lo que se constituye para su autor en “la función que ejerce un Psicólogo”. En el segundo (57 B), se representa a una psicóloga que tienen en sus brazos a un recién nacido y, para este caso, su autora quiso representar a una profesional con el objetivo de “…destacar lo importante que es la preocupación de los niños desde pequeños, hacerles ver a las madres lo valioso que es
147
saberles expresar el amor a sus hijos en variadas manifestaciones” (ver estos dos casos, a continuación).
57 B 44 B Los resultados referidos a partir de la categorización de este segundo dibujo muestran que frente a la instrucción de dibujar un/a profesional actuando profesionalmente, los participantes tienden a representarlo mayoritariamente interactuando en un contexto o setting profesional que se corresponde el ejercicio en el campo clínico. Nuevamente la representación se corresponde con la tradicional idea de un psicólogo anotando o escuchando a su paciente, en una consulta privada con escritorio, sillas o sillones y un diván.
B) NÚCLEO CENTRAL: Las preguntas 5, 6 y 7 del cuestionario solicitaban señalar “las tres primeras ideas, imágenes o sensaciones que se le ocurren cuando Usted piensa en los/as Psicólogos/as, en el ejercicio profesional de un/a Psicólogo/a y, en características de los/as Psicólogos/as en Chile”, respectivamente. Además, se requería describir brevemente el significado asociado a esa idea, imagen o sensación, con el objetivo de comprender el sentido que cada participante otorgaba a su descriptor. En su conjunto, estas preguntas aportan al conocimiento de la percepción espontánea de los y las participantes, proporcionando en términos descriptivos, los contenidos que más fuertemente se asocian a la imagen profesional y su ejercicio en el contexto nacional. Para el análisis de la información recogida en cada pregunta, se procedió a categorizar y a registrar consecutivamente en un libro de códigos las categorías emergentes y significados atribuidos a la “idea, imagen o sensación” señalada por cada uno de los y las participantes. De este modo, si por ejemplo frente la pregunta 7, que requería pensar en las características de los/as psicólogos/as en Chile, un/a entrevistado/a respondía como primera asociación que “seleccionan gente” y su descripción era: “hacen entrevistas para postular a un trabajo”, se le asignaba a esta respuesta el rótulo de “Psicología laboral” y, se registraba en el libro esta categoría bajo el código “1”. Si, en
148
segundo lugar mencionaba “miran” y su sentido era “son observadores”, se registraba con el código “2” bajo el nombre de “observador”. Finalmente, si en tercer lugar mencionaba “objetivos” y su sentido era “no hacen críticas ni juicios de valor”, se categorizaba como “objetivo” y se le asignaba el código “3”. Conforme a este primer análisis cualitativo de la información, se confeccionó una base de datos Excel por pregunta en la que se registró en cada columna, y en orden consecutivo (primera, segunda y tercera mención), la respuesta codificada de cada participante. En el ejemplo anterior: el registro del participante sería: bajo la columna de primera mención “1”, la segunda “2” y la tercera, “3”. Este proceso permitió realizar un registro sistemático del total de “ideas, imágenes o sensaciones” referidas por los participantes en cada pregunta y, en este contexto, ordenar sus respuestas en forma de categorías que agrupaban, por similitud, sus respectivos significados. A continuación se presentan los resultados obtenidos en cada una de las preguntas: Cuadro 7: Categorías reconstruidas en relación al N° de respuestas Pregunta N° de respuestas N° Total de Categorías 5 232 38 6 223 51 7 209 55 Tras este ordenamiento de la información, y para cada una de las preguntas por separado, se procedió a realizar un análisis cuantitativo de los datos mediante el cálculo de estadísticos descriptivos de frecuencia y saliencia (promedio ponderado en relación a su orden de aparición), para cada una de las categorías emergentes. Posteriormente, y considerando como punto de corte el promedio de las frecuencias del total de categorías reconstruidas en cada pregunta por separado, se seleccionó a aquellas que se ubicaban por sobre o eran iguales a este promedio general y con ellas se trabajó por separado en otra tabla, para estimar su ubicación en relación al “núcleo central de la representación”, de acuerdo al trabajo desarrollado por la Escuela Estructural de las representaciones sociales. En el siguiente cuadro se describe los resultados generales obtenidos por cada pregunta, evidenciando comparativamente el número total de categorías obtenidas y aquellas con las que se trabajó en segunda instancia: Cuadro 8: N° de categorías seleccionadas sobre el promedio de frecuencias en relación al total de categorías Pregunta Promedio de frecuencias N° Total de Categorías N° de Categorías seleccionadas 5 4, 8 38 21 6 5, 0 51 19 7 5, 0 55 18 Finalmente, con la estructuración final de esta nueva base de datos por pregunta, se realizó un nuevo procesamiento de la información considerando los puntajes obtenidos de frecuencia y
149
saliencia de cada categoría seleccionada en cada pregunta. De este modo, el total de categorías seleccionadas por cada pregunta fue nuevamente ordenado con el objeto de estimar su “importancia” o valor explicativo de acuerdo a la teoría de núcleo central de las representaciones sociales. Así, fueron nuevamente agrupadas considerando los siguientes indicadores: •
Núcleo central: corresponden a aquellas categorías que mostraban un puntaje superior al promedio general del total de frecuencias y saliencias calculadas y, por tanto, se consideraron como las más importantes en términos del valor que adquieren a la hora de explicar las representaciones asociadas al fenómeno de estudio indagado en cada pregunta.
•
Atributos Primarios: corresponden a aquellas categorías que mostraban un puntaje superior al promedio general de las frecuencias o de saliencias calculadas y otro inferior a su promedio y, por tanto, señalan aquellos elementos que jerárquicamente contribuyen a caracterizar más preponderantemente el fenómeno de estudio indagado en cada pregunta.
•
Atributos Secundarios: corresponden a aquellas categorías que mostraban un puntaje inferior al promedio general de las frecuencias y saliencias calculadas, señalando las características que más concreta y contextualmente caracterizan al fenómeno de estudio indagado en cada pregunta. A continuación se presenta un cuadro que resume en términos descriptivos el número de
categorías obtenido en relación a su ordenamiento de acuerdo a la “teoría de núcleo central” en cada pregunta, mostrando el comportamiento general de los/as entrevistados/as en comparación con total de respuestas obtenidas y categorías reconstruidas a partir del análisis cualitativo de cada pregunta: Cuadro 9: Número de categorías ordenadas de acuerdo a Teoría de Núcleo Central N° de Categorías seleccionadas Pregunta Número de Respuestas N° Total de Categorías Núcleo A. Primario A. Secundario Total 5 232 38 6 5 10 21 6 223 51 5 4 10 19 7 209 55 3 9 6 18 Como es posible observar a partir del cuadro anterior, el procesamiento de análisis de la información realizado permitió estimar que, en el caso de la pregunta 5, sólo 21 categorías se constituyen en las que más fuertemente permiten caracterizar la percepción espontánea de los y participantes en relación a los Psicólogos/as en general. De ellas, 6 se ubican en el núcleo de la representación, 5 se constituyen en atributos primarios y 10, en secundarios. Un comportamiento similar se observa en la pregunta de abordaba el en el ejercicio profesional de un/a Psicólogo/a (pregunta 6), observándose que 19 categorías, 5 en el núcleo, 4 en atributos primarios y 10 en los secundarios, surgen espontáneamente. Finalmente, a la hora de abordar las características de los/as Psicólogos/as en el contexto nacional, 18 categorías aparecen como las que más espontáneamente 3 en el núcleo, 9 primarias y 6 secundarias- caracterizan la percepción de los y las participantes. A continuación se procederá a describir los resultados obtenidos en relación a cada una de las preguntas por separado, profundizando en la descripción de las categorías reconstruidas y sus
150
correspondientes propiedades. PREGUNTA 5: IDEAS, IMÁGENES O SENSACIONES ASOCIADAS A LOS/AS PSICÓLOGOS/AS. Con esta pregunta se pretendía conocer cuáles eran los principales rasgos que espontáneamente podían caracterizar el conocimiento que se tiene acerca de los/as psicólogos/as y, con ello, estimar los atributos que, con mayor fuerza, contribuyen a caracterizar la percepción social o imagen que de ellos se tiene. Como se planteó previamente, las 232 respuestas a esta pregunta, referidas por el total de participantes, se agruparon en un total de 38 categorías que concentraban las ideas, imágenes o sensaciones expresadas en relación a los y las profesionales, en general. Del total de categorías, se seleccionaron un grupo de 21 que, en su conjunto, permiten describir el comportamiento de los y las participantes en relación al fenómeno indagado específicamente en esta pregunta. Así, como características o atributos centrales de la representación de los/as psicólogos/as se identificaron las siguientes 6 categorías que, por su significado y puntajes de frecuencia y saliencia, pudieron ser ordenadas consecutivamente como puede ser observado en la siguiente tabla: Código 25
26
Categoría 1. Atiende Problemas de Salud mental 1. Da ayuda
21
2. Sabe Escuchar
2
3. Analítico/a
11
4. Estudioso/a
13
5. Acogedor/a
Propiedades Atiende problemas mentales, desánimo, depresión, locura y personas solas. Brinda servicio psicológico o mental. Hace terapia. Profesional que trabaja con personas enfermas, con la mente de las personas. Se mete en la mente de los enfermos y cura sus problemas psicológicos. Ayuda en los problemas. Acompaña, aconseja y da respuestas que ayudan. Apoya, da vías para solucionar problemas. Es un espejo que refleja lo que uno necesita. Uno le agradece: gratitud, agradecimiento por la ayuda que brinda. Escucha atento/a. Permite expresarse por que está atento/a a lo que los demás dicen. Oreja, porque escucha los problemas de la gente. Es paciente, permite desahogo de la pena. Permite conversar de todo lo que está pensando. Su trabajo es analizar. Es silencioso/a, analiza sin que uno se de cuenta. Reflexiona y a analiza. Se mete en la mente de las personas Es observador/a, analiza todo lo que uno hace y dice. Con conocimiento y experticia. Sabe mucho de su tema. Es letrado/a, culto/a, estudia permanentemente. Usa lentes, lee mucho. Son personas estudiosas, hacen postgrados. Simpático/a, cálido/a, cordial, amable, acogedor/a Recibe bien, te acoge. Siempre está a gusto para conversar. Tabla 3: Atributos Centrales Pregunta N° 5
151
Como es posible observar en la tabla anterior, dos categorías “atiende problemas de salud mental” y “da ayuda” se constituyen en los elementos que se encuentran más cercanos al núcleo de la representación que se tiene de los/as psicólogos/as. En este sentido, son visualizados como profesionales que trabajan, brindan apoyo o atienden los problemas de salud mental de la población y que acompañan, aconsejan, dan respuesta o
ayudan a solucionar los problemas de la gente; por
lo cual se desplaza, secundariamente, la idea de agradecimiento por la labor brindada en tanto “ayudan”. Subsecuentemente, las categorías “Sabe escuchar”, “Analítico/a”, “Estudioso/a” y “Acogedor” contribuyen a caracterizar los demás elementos que se encontrarían en el núcleo de la representación, ayudando a organizar la imagen que se proyecta en sus respuestas. Estas pueden ser reconocidas como las dimensiones socio afectivas (acogedor/a y estudioso/a) y operativas (sabe escuchar y analítico/a) que permiten explicar por qué éstos/as son concebidos/as más primariamente como profesionales que ayudan y atienden problemas de salud mental. En este sentido, se aprecia la ligación entre estas categorías y las previamente descritas, en tanto las sociosafectivas, refieren a las dimensiones normativas (estereotípicas) o que dan cuenta la forma en que son vistos/as los/as profesionales, mientras que las dimensiones operativas, se constituyen en los aspectos funcionales que se ligan a esta imagen. Como lo plantea la teoría, las características que dan significado y coherencia a la representación social que se tiene de los/as psicólogos/as, se encuentran protegidas por un grupo de sistemas periféricos que resguardan la adaptación de la representación a las evoluciones del contexto y con las cuales se relacionan directamente. Así, en primera instancia, nos encontramos con un grupo de 5 atributos primarios que más cercanamente se relacionarían con el núcleo de la representación. Estas categorías, nuevamente ordenadas consecutivamente, se presentan a continuación: Código Categoría 7 1. Es confiable
39
2.
14
3.
28
4.
4
5.
Propiedades Da confianza. Son respetables, serios. Se puede confiar en ellos. Sabe de su trabajo, tiene buen comportamiento. Son seguros y dan seguridad. Valoración Negativa Egocéntricos/as, hablan de ellos todo el tiempo Mesiánicos. Lateros, buenos para hablar. Charlatán Innecesarios/as Desconfianza. Tiene una careta, da desconfianza. Da Tranquilidad Calmado/a Da paz, armonía, tranquilidad Tranquilo/a, pacífico/a, no agresivo/a Conversación Plática, conversación. Comunicarse. Son sociales, escuchan y te hablan. Trabajan mediante la conversación de los problemas Del ámbito Médico Delantal blanco. Atienden en consultas médicas. Médico, doctor/a. Da fármacos, remedios. Tabla 4: Atributos Primarios Pregunta N° 5
152
Las categorías “es confiable” y “valoración negativa” que, en primera instancia podrían resultar contradictorias, se constituyen en las temáticas que, por oposición, permiten entender cómo actúa percepción que se tiene de los/as entrevistados/as. Así, probablemente, se relacionan más directamente con las visiones positivas y negativas que circulan en el imaginario social acerca de los/as psicólogos/as. De este modo, es posible entrever que, por una parte, se expresa una importante confianza en ellos/as, que relaciona directamente con su capacidad de escucha y la seguridad que brindan al comportarse bien, profesionalmente hablando (tiene conocimiento, sabe de su trabajo) y, por otro lado, se aprecia una consecuente desconfianza, ligada con valoraciones negativas tales como: egocéntricos/as, mesiánicos/as, lateros/as, charlatanes, innecesarios/as. Asimismo, es probable que esta polaridad también sintetice las experiencias y visiones que se tienen de la actuación profesional, ya que, se pueden relacionar también con características más estereotipadas de alguien que “sabe o analiza” desde su propia perspectiva. Las categorías “da tranquilidad”, “conversación” y “del ámbito médico”, se constituyen en atributos que confieren estabilidad a la representación, en tanto, se relacionan directamente con el ámbito o los problemas con los que los psicólogos y psicólogas trabajan. Así, al visualizarlos como personas calmadas o tranquilas, que se ocupan de los problemas mentales de la población en el ámbito médico, pueden ser vistas como más fuertemente ligadas a los temas de salud mental y que proporcionan “ayuda” o curan “mediante la palabra o la conversación”. En segundo lugar, encontramos otras 10 categorías que como atributos secundarios se encuentran más periféricamente relacionadas con los contenidos centrales de la representación. En este contexto, pueden ser reconocidos como elementos que posibilitan “ilustraciones, aclaraciones y justificaciones” de los significados de la representación social, constituyéndose en categorías aclaratorias o que añaden un significado más concreto de las imágenes que subyacen a la representación de los/as psicólogos/as en el escenario inmediato de su conocimiento. De este modo, los psicólogos y psicólogas pueden ser vistos/as, por una parte, como profesionales “entregados/as”, “objetivos/as”, “reservados/as”, “comprensivos/as” e “inteligentes”, pero también como sujetos “solucionadores/as de problemas” o como “desequilibrados/as o locos/as”. Como puede ser observado en el siguiente cuadro, la mayor parte de estas categorías incluyen en sus propiedades o descriptores, referencias a experiencias personales con los/as profesionales y, por tanto, contribuyen a contextualizar las visiones que se tienen a partir de relaciones profesionales con un/a psicólogo/a. Nuevamente aparece una clara asociación al ejercicio clínico de la profesión que, desplegada más específicamente en la imagen de “psicoanalista” o de un profesional que “realiza evaluaciones”, operativiza aún más el trabajo que estos profesionales realizan.
153
Código 22
Categoría 1. Comprensivo/a
Propiedades Entiende lo que te pasa. Comprensión, comprensivo. Empatía, empático/a. Sabe lo que pienso, me comprende. Loco/a Se vuelven locos/as tanto o por atender pacientes. Están todos/as locos/as, igual que sus pacientes. Se enloquecen por trabajar con la locura. Trabajan mucho y por eso se vuelven locos/as Solucionador de Da soluciones a los problemas que le cuenta la gente. problemas Tienen (buenos) resultados. Curan a las personas que están mentalmente enfermas. Uno les cuenta los problemas y te ayudan a solucionarlos. Solucionan los problemas de la gente normal. Psicoanalista Freud. Sillón, sofá, diván. Paciente en un diván. Paciente acostado y psicólogo escucha. Reservado/a Reservado/a. Guarda secretos. Es confiable, ético, por que no anda contando lo que uno le dice. No divulga lo que uno le cuenta Realiza evaluaciones Diagnóstico. Miden lo que uno le cuenta y te dan un diagnóstico. Aplica pruebas. Evalúa. Aplica test. Indagador/a Hace preguntas. Cuando voy me hace preguntas y casi nunca me dice nada más. Es inquisitivo/a, provoca reacciones por las preguntas que hace. Es observador/a, hace muchas preguntas Entregado/a Siempre tienen ganas de solucionar todos tus problemas. Da todo el tiempo necesario, son entregados/as. Se entregan y trabajan para sus pacientes. Está preocupado/a por el bienestar del paciente más que por el propio. Tiene vocación de servicio. Les preocupa la gente. Objetivo/a Son objetivos/as, no involucra sus pensamientos. Sabe separar las cosas, distingue lo que le pasa a la gente Pueden no involucrase con los problemas de los pacientes. Te dicen lo que te pasa, aunque te duela, con objetividad. Miran las cosas con alturas de miras. Inteligente Sabe abordar inteligentemente los problemas de la gente Es capo/a, domina los casos que son difíciles de tratar. Son inteligentes, creativos. Tabla 5: Atributos Secundarios Pregunta N° 5
36
1.
29
2.
31
3.
16
4.
5
4.
24
4.
9
5.
15
6.
23
6.
Con el propósito de reflejar de manera más esquemática la construcción de la imagen de los psicólogos y psicólogas que se desplaza a partir del análisis de la información reportadas por los y las participantes en este estudio, a continuación se incorpora un diagrama que ilustra relacionalmente las categorías reconstruidas en esta pregunta:
154
Diagrama 2: Núcleo Central Pregunta 5 “Psicólogos/as”.
PREGUNTA 6: IDEAS, IMÁGENES O SENSACIONES ASOCIADAS A EL EJERCICIO PROFESIONAL DE UN/A PSICÓLOGO/A Con esta pregunta se pretendía acceder a la imagen espontánea de los/as participantes en relación al “ejercicio profesional de un/a psicólogo/a”, procurando también observar si habían elementos que, distintivamente, pudieran operar como valoraciones implícitas del conocimiento que se tiene del trabajo que estos/as profesionales realizan. Las 223 respuestas obtenidas se organizaron en un total de 51 categorías que contienen todas las ideas, imágenes, o sensaciones referidas por los participantes. De ellas, se seleccionaron un grupo de 19 categorías que, de acuerdo a las operaciones estadísticas realizadas, eran las que más fuertemente contribuían a caracterizar el conocimiento que los y las participantes tienen acerca del ejercicio profesional de un/a psicólogo/a. Un total de 6 categorías se encontrarían más cercanas al núcleo de la representación, constituyéndose en los elementos que, en su conjunto, darían coherencia y significación global al ejercicio profesional de un/a psicólogo/a y que, por lo tanto, conforman los atributos que se verían menos afectados por los cambios contextuales asociados al fenómeno (ver a continuación cuadro descriptivo):
155
Código 7
Categoría 1. Es confiable
26
1. Da ayuda
21
2. Sabe escuchar
1
3. Psicología clínica
53
4. Trabajo difícil
Propiedades Serio, se puede confiar en su trabajo. Son confiables. Honesto/a. Dan confianza y seguridad. Es confiable, competente y profesional. Estoico, ecuánime, se pude confiar en lo que dicen. Responsable y confiable en su trabajo. Ayudan a las personas que no logra su equilibrio. Son un soporte psicológico, te ayudan. Dan la sensación de ayuda. Ayudan a las personas Es un amigo que sabe escuchar, que te ayuda. Tienen que escuchar, es su trabajo saber escuchar. Tienen que tener paciencia para escuchar y acompañar Es paciente, sabe escuchar Sabe atender los problemas, escucha atentamente. Son pacientes, se toman todo el tiempo para escuchar Hay que asistir a su consulta varias veces, es mensual. Conversa con un paciente en la consulta Terapia Psicología Clínica Tienen una consulta donde escuchan a sus pacientes. Reposera, diván, escritorio. Sentados frente a frente Estrés, agotador. Es estresante atender gente con problemas No se puede involucrar con el paciente, es difícil por eso. Agobiado ante un caso difícil Arriesgado para hacerse cargo de locos/as que son complicados/as Cansancio mental, es un trabajo que debe ser muy dificil. Sacrificados/as porque trabajan mucho. Tabla 6: Atributos Centrales Pregunta N° 6
Como es posible observar, las categorías “Es confiable” y “Da ayuda” se establecieron como los elementos que más centralmente se asocian al conocimiento del trabajo que los/as psicólogos/as realizan y, por lo tanto, al igual que en la pregunta anterior, entregan una imagen bastante positiva de estos/as profesionales. En segundo lugar, aparece la categoría “Sabe escuchar”, en la cual se hace referencia a la cualidad que vista como más fundamental a la hora de caracterizar el trabajo que los/as psicólogos/as realizan: escuchar. De lo anterior se comprende la aparición de las categorías que ocupan en tercer y cuarto lugar, “Psicología Clínica” y “Trabajo difícil”, las cuales refieren al ejercicio profesional como más fuertemente ligado al campo de la psicoterapia (atendiendo pacientes) y en un contexto que es percibido como estresante y de alta dificultad. Así, las dimensiones normativas de la representación se ven expresadas en la confianza y efectividad que se tiene en el trabajo realizado por los/as profesionales, mientras que las funcionales, se reflejan claramente en la especialidad clínica de la profesión que, a su vez, está relacionada con la función de “saber escuchar” y es valorada como un “trabajo difícil”. En los atributos primarios que acompañan a los elementos del núcleo de la representación se
156
observan en 4 categorías que, en orden de importancia, caracterizan el trabajo concreto de los/as psicólogos/as como: 1) “valorados negativamente”; 2) “Analítico/a”; 3) “Atiende problemas de Salud mental” y 4) “Preparados”. Estas categorías refieren a las percepciones más asimilables desde el contexto social y, por tanto, se expresan en descriptores que refieren a las prácticas que se observan en Chile, lo cual puede ser ejemplificado en aquellas menciones que refieren a los espacios de acción de los/as profesionales (consultorios) y a las personas con las que trabajan (mujeres y niños). En el siguiente cuadro, se detallan estas categorías y sus descriptores: Código 39
2
25
11
Categoría 1. Valoración negativa
Propiedades Mala atención en consultorio. Inseguridad, pueden ser mal preparados, es peligroso. Aburridos, lateros. Ególatras. Invasivo, se mete en la vida de los demás. No quedar conforme, no hacen superar. Centrados en problemas micro. Innecesarios, Imprecisos. 2. Analítico Analizan los detalles de lo que la gente puede decir. Analíticos, Analizan a las personas. Analizadores. 3. Atiende problemas de Médicos del alma, medicina salud mental Atienden a personas tristes Harta gente los necesita porque tiene problemas psicológicos Niños, mujeres van por sus problemas 3. Preparados De mucho estudio, para estar al día Lentes, porque leen mucho Cultos/as, sabios/as Estudioso/a Tabla 7: Atributos Primarios Pregunta N° 6
Por otra parte, 10 categorías fueron clasificadas como atributos secundarios de la representación. En este sentido, en este sistema periférico que cumple más fundamentalmente las funciones de concretar, regular y defender los elementos nucleares previamente descritos, se encuentran desplegados los roles de “orientador/a”, “realizan evaluaciones” y “solucionador de problemas”.
Como
características
del
ejercicio
también
aparecen
las
cualidades
de:
“humanitarios/as”, “indagador/a”, “equilibrado/a”, “observador/a” y “entregado/a” y algunas tareas concretas que estos profesionales ejecutan: “toman registro y dan tranquilidad”. Además, estas categorías pueden ser reconocidas como elementos que posibilitan “ilustraciones, aclaraciones y justificaciones” de los significados de la representación social, constituyéndose en contenidos
aclaratorios o que añaden un significado más concreto de su
conocimiento. Así, en su conjunto, estas categorías permiten comprender cómo es percibido el ejercicio concreto de los/as profesionales, evidenciando de manera más directa la experiencia que se tiene en relación al ejercicio de los/as psicólogos/as en el país. Subyace, en este sentido, un
157
reconocimiento de su labor como “humanitaria” enmarcada en acepciones que refieren a su preocupación por el otro, la entrega y ayuda social que estos/as brindan, a la vez que se figuran como personas que evalúan, preguntan, observan, toman registros, orientan solucionan problemas y dan tranquilidad a la población. Estas cualidades o atributos se constituyen en los elementos que se ven más fuertemente afectados por el influjo de las variaciones del contexto social y, en este sentido, si se considera su relación con los atributos primarios, previamente descritos, fortalecen el reconocimiento de la imagen de los/as psicólogos/as como profesionales que ejercen una labor a nivel individual en tanto se omiten respuestas que aludan a otras prácticas o a su aporte en contextos sociales o comunitarios. En el siguiente cuadro es posible apreciar en mayor profundidad las características y significados asociados por los participantes en esta dimensión: Código 19
Nombre de la Categoría 1. Orientador/a
Propiedades Guía a sus pacientes en aquello que es incorrecto Aconsejan, consejero, orientador. Asesoría personal, te dicen cómo y qué hacer Orientan a las personas Humanitarios/as Ayuda social, enfocado/a en el necesidades del otro Solidarios/as, se preocupan del bienestar social. Al servicio de los demás. Sensibles a los problemas Les preocupa la gente Realiza evaluaciones Realizando test, evaluando el problema Por los test, hace test. Láminas, manchas Diagnóstico de la patología Dibujos, examinan en los niños/as Indagador/a Directo/a, manifiesta inquietudes Investigador/a Preguntan como si supieran lo que tienen que preguntar. Inquisidor, Intruso, preguntón Equilibrado/a Carácter equilibrado para ayudar Fuerza interior. Fuertes para sobrellevar problemas Seguridad, no se altera Es sano/a, tiene poder de abstracción Da tranquilidad Tranquilizan Ambiente tranquilo Dan tranquilidad Registros Usan Fichas, Libreta Escritorio, con papeles. Escribiendo Grabar. Lápiz, por que anotan lo que uno les dice Solucionador/a de Atiende problemas de la gente problemas Solucionan problemas Observador/a Miran lo que pasa a su alrededor Perceptivo. Observan Entregado/a Alerta y atento cuando se lo necesita Amor por su carrera, hacen lo que les gusta Muestra interés Se entregan en el ejercicio de la profesión Tabla 8: Atributos Secundarios Pregunta N° 6
6
2.
5
3.
24
4.
8
5.
14
5.
43
5.
29
6.
17
7.
9
8.
158
Finalmente, con el propósito de reflejar de manera más esquemática la construcción de los significados asociados al conocimiento que se tiene del ejercicio profesional de los psicólogos y psicólogas que se desplaza a partir del análisis de la información reportadas por los y las participantes en este estudio, a continuación se incorpora el diagrama 3 que ilustra relacionalmente las categorías reconstruidas en esta pregunta:
Diagrama 3: Núcleo Central Pregunta 6 “Ejercicio Profesional de los/as Psicólogos/as”.
PREGUNTA 7: IDEAS, IMÁGENES O SENSACIONES ASOCIADAS A LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN CHILE. Con esta pregunta se pretendía acceder más específicamente a la percepción espontánea de los/as entrevistados/as con respecto a los/as psicólogas/as chilenos/as. En este sentido, se buscaba profundizar en los rasgos que caracterizarían a los profesionales en el contexto nacional y, con ello, conocer las valoraciones sociales que se desplazan en el imaginario social. Las 209 respuestas obtenidas en esta pregunta fueron clasificadas inicialmente en 55 categorías que, en este sentido, reflejan una amplia variabilidad de “ideas, imágenes o sensaciones” asociadas a los/as profesionales chilenos/as. De ellas, solamente 18 categorías alcanzaron los puntajes promedio de la frecuencia total de respuestas, constituyéndose, de este modo, en las que más fuertemente permiten describir el comportamiento de los y las participantes en relación al fenómeno indagado en esta pregunta. Como características o atributos centrales de la representación de los/as psicólogos/as se identificaron 3 categorías que, por su significado y puntajes de frecuencia y saliencia, situaron la representación que se tiene de los/as profesionales en un contexto bastante preocupante y problemático. En primera instancia, la categoría “valoración negativa” refleja un predominio de visiones críticas asociadas a la imagen profesional, en las que se desplazan calificativos desaprobatorios de
159
sus
características
personales
(inestables,
idiotas,
despreocupados/as
de
sus
familias,
prejuiciosos/as) y relativos a su competencia y desempeño profesional (pseudo-intelectuales, estresados, escuchan con desgano, insatisfechos con su trabajo). En segundo lugar, la categoría “Caros/as” refleja críticamente el difícil acceso que se tiene a estos/as profesionales, señalando como dificultades “su alto costo”, y por ello, su relación con las clases más aventajadas de la sociedad (de clase alta, poco accesibles, elitistas, no todos tienen acceso a un psicólogo particular). En tercer lugar, la categoría “Ético/a”, complementa más positivamente la imagen que se tiene de los/as psicólogos/as nacionales al concebirlos/as como personas correctas, intachables, honorables, honestas y en quienes se puede confiar. Asimismo, se aprecian referencias a su ejercicio como “ético”, en tanto, derivan a otros profesionales cuando reconoce que problema no es fácil y responden a criterios de confidencialidad en su trabajo. En el siguiente cuadro se detallan los descriptores de cada una de estas categorías: Código 39
Categoría 1. Valoración negativa
54
2. Caros/as
10
3. Ético
Propiedades Inestables, estudian porque tienen problemas personales y quieren ayudarse. Se preocupan demasiado de sus pacientes y se despreocupan de su familia. Idiotas, tienen mal genio. Pre juiciosos/as. Estresados/as, escuchan problemas con desgano. Pseudo-‐intelectuales. Insatisfechos/as con su trabajo. Elitista, no todos tienen acceso a psicólogo particular. Caros. De clase alta, poco accesibles. Inalcanzables, por su precio. Persona honrada y proba, honorables, se puede confiar. Honestos, consecuentes, ejercen con ética. Deriva a otros profesionales cuando reconoce que problema no es fácil. Correctos, intachables. Responden en la privacidad. Tabla 9: Atributos Centrales Pregunta N° 7
Si consideramos que estas 3 categorías corresponden al conjunto de elementos que dan coherencia a la representación social que se tiene de los/as profesionales chilenos/as y que, en este sentido, le confieren una comprensión o le dan un significado global a su imagen, resulta altamente problemático constatar que su valoración es más fundamentalmente negativa que positiva. Podríamos estar en frente de dos polaridades que contribuyen a organizar y generar las percepciones que surgen del contexto interaccional inmediato de los participantes en este estudio. Así, por un lado, se observarían como profesionales lejanos, poco accesibles y evaluados negativamente, pero también como personas honradas e intachables y que ejercen profesionalmente de manera ética. De este modo, las dimensiones normativas y funcionales, dependerían también del contexto y, en este sentido, podríamos encontrarnos con estereotipos o actitudes hacia el/la profesional chileno/a que
160
se enmarcan en la posibilidad de acceso que se tiene a ellos/as. No obstante lo anterior, la teoría dice que precisamente estos elementos centrales serían los que se mostrarían menos permeables a las variables del influjo social inmediato y, por tanto, resulta especialmente relevante observar cuáles son los atributos que de manera más cercana se relacionan con estas categorías nucleares. Como sistema, los atributos primarios, nos hablarían de las potenciales adaptaciones que refieren a la representación de los psicólogos chilenos en las evoluciones del contexto. A continuación se muestra un cuadro en el que se describe las 9 categorías clasificadas en esta dimensión: Código 38
Categoría 1. Buenos profesionales
Propiedades Eficiente, obtienen buenos resultados con sus trabajos. Buen/a profesional, capaz, preparado y capacitado. Reconocidos/as, capacitados/as, buenos/as psicólogos/as. Buen/a profesional, hacen bien las cosas. Buena alternativa, trabajadores/as, dedicados/as. Responsables, cumplen bien con su labor. Preparados/as Letrados/as, tienen conocimiento sobre la materia. Deseo de superación, estudiar Magíster. Estudioso/a, siempre perfeccionándose. Acogedor/a Acogedor/a, cordiales. Empáticos, tienen llegada con la gente. Amables, tratan bien. Receptivo/a, buena onda. Sabe escuchar Entienden y escuchan. Saben escuchar. Paciencia, saben escuchar Sensibles, perciben bien y entienden al otro Campo laboral Campo laboral escaso, sin acceso a hospitales, lugares públicos. inestable. Sobreproducción de psicólogos. Muchos/as Psicólogos/as, están en todos lados, colegios, etc. No pueden ejercer, campo laboral está colapsado, cesantes. Trabajan en varios temas. Multifacéticos, saben hacer de todo. Inestables, realizan trabajos esporádicos par time. Poco Todavía sociedad chilena no entiende el rol profesional. Conocidos/as Poco conocidos/as. La carrera es poco reconocida, poco confiable. De poca relevancia social, bajo perfil. La gente cree que son para locos/as. Da ayuda Ayudan, en Chile asociado a “labor social”. Paciente confía en su ayuda. Serviciales, ayudan a estabilizar a las personas. Psicología Laboral En todos los trabajos debiera estar en forma permanente. Seleccionador de personal. Siempre hay prueba psicológica en entrevistas de trabajo. Realiza Llenan cuestionarios. evaluaciones Hacen diagnósticos, a veces disímiles entre psicólogos. Tabla 10: Atributos Primarios Pregunta N° 7
11
2.
13
2.
21
3.
52
3.
56
3.
26
4.
12
5.
5
5.
En primer lugar, se observa la categoría “Buenos profesionales” que refiere a reconocimiento y valoración positiva del ejercicio de los /as psicólogos/as chilenos/as. En segundo lugar, aparecen los atributos de “Preparados/as” y “Acogedor/a” como características positivas de su formación y desempeño profesional. En tercer lugar, “Sabe Escuchar”, “Campo laboral inestable” y “Poco conocidos”, refieren al conocimiento que se tiene de su participación como profesionales en el contexto social, reflejando que, además de constituirse en personas sensibles que entienden y
161
escuchan los problemas de la población, son poco conocidos/as y se enfrentan a un contexto laboral inestable. En cuarto lugar emerge la categoría “Da Ayuda” que describe su labor como eminentemente ligada a una actitud de servicio y, finalmente, en quinto lugar aparecen las categorías “Psicología laboral” y “Realiza evaluaciones” que nos informan de las actividades que, más reconocidamente, se desarrollan en el país. En este sentido, cabe preguntarse si los elementos nucleares se refieren también a estas especificidades recientemente desarrolladas y, por tanto, pueden ligarse también a la acción de los profesionales en los contextos clínicos y, más recientemente, laborales. Los atributos secundarios corresponden 6 categorías que, agrupadas, pueden ser ordenadas en 3 lugares consecutivos. Por su mayor flexibilidad en relación con los elementos centrales, estas categorías desempeñarían un papel fundamental en la adaptación al contexto, constituyendo el aspecto más móvil y evolutivo de la representación. En primer lugar encontramos las categorías “Humanitarios”, “Es confiable” y “Profesional” que refieren, respectivamente, a la valoración de su ejercicio como una labor social, a la confianza que se tiene de su trabajo y, al conocimiento que se tiene de la formación profesional de los/as psicólogos/as chilenos/as. En segundo lugar, aparecen las categorías “Loco/a” y “Trabajo difícil” que, nuevamente, hacen referencia a la imagen que se tiene del trabajo que
estos realizan y su efecto a nivel personal. Finalmente, en tercer lugar,
encontramos la atributo “Entregados/as” que evidencia la actitud y vocación de los profesionales en relación a las poblaciones con las cuales trabaja. A continuación se describe con mayor detalle cada una de estas categorías y sus descriptores: Código Categoría 6 1. Humanitarios/as
7
1. Es confiable
55
1. Profesional
36
2. Loco/a
53
2. Trabajo difícil
9
3. Entregado/a
Propiedades Con conciencia social, cercanos a los problemas de la gente. En Chile asociado a “labor social”. Solidarios, proyectos sociales sin fines de lucro. Humanos, sienten mucho lo que le pasa a los demás. Tratan con emociones y con diversas personas. Personas buenas; no piensan en la maldad. Confidencialidad, guarda en secreto. Guarda las confidencias. Da confianza, se le cuenta cosas que a nadie más se le contará. Debe cursar estudios superiores. Han tenido un buen estudio Deben ser profesionales para ayudar a las personas Medio rayado, viven en su mundo, poseen otro modo de pensar. Medio loco, por todo lo que le cuentan. Viven en la luna, se abstraen de mundo real. Quizás, con el tiempo, están más locos que los que atienden. No sé si son felices, pueden estar enfermos o locos Esforzados/as, su campo no es bien remunerado. Atención a muchas personas, alta demanda. Deben estar bien capacitados y tener mucha paciencia. Desempeño laboral con escasos recursos. Sacrificados/as trabajan en más de un lugar a la vez. Toman al paciente sin importar su vida individual. Tienen que tener realmente vocación para elegir esta profesión. Se involucran con los problemas de la gente. Son entregados. Tabla 11: Atributos Secundarios Pregunta N° 7
162
Considerado estos elementos o atributos secundarios, constatamos la preocupante imagen que aparecen en relación a los/as Psicólogos/as en el contexto nacional. Se trataría de categorías que reflejan el influjo más inmediato que afecta la percepción de los/as entrevistados/as y, tras su lectura, podemos entrever que no se aprecian precisiones que pongan en duda la valoración negativa que se tiene, en tanto, no aparecen elementos que se contradigan o permitan concretar aún más las expresiones más nucleares de la representación. Sin duda, aparecen como atributos positivos de la imagen de los profesionales chilenos, pero si se consideran en su contexto (y por tanto asociadas a los atributos nucleares y primarios de la representación) es posible hipotetizar que estas categorías podrían estar alejándose del núcleo central y, por lo tanto, distanciándose de las imágenes que con mayor pregnancia actúan actualmente en el contexto nacional. Esto es especialmente evidente si consideramos la categoría “Caros” que permanece casi totalmente ausente de relaciones con las demás categorías observadas en el análisis de la información. A continuación se incorpora el diagrama 4 que ilustra relacionalmente las categorías reconstruidas en esta pregunta y que, en su conjunto, refleja de manera más esquemática la construcción de los significados asociados al conocimiento que se tiene del ejercicio profesional de los psicólogos y psicólogas en Chile:
Diagrama 4: Núcleo Central Pregunta 7 “Psicólogos/as Chilenos/as”.
3.1.2. PERCEPCIÓN ASISTIDA. En la segunda parte del cuestionario, percepción asistida, se le solicitaba a los/as entrevistados/as que retomaran “las imágenes de los/as psicólogos/as que graficaron” en los dibujos y respondieran 11 peguntas (ítem 8) que indagaban en una serie de características socio
163
demográficas y personales de los/as profesionales (ver cuadro): Cuadro N° 10:Características indagadas en el ítem 8 del Cuestionario: 1. ¿De qué sexo se imagina que es? 2. Describa características de su personalidad 3. ¿Qué edad tiene / tendría? 4. ¿Cuál es / sería su estado civil? 5. ¿De qué nivel socioeconómico es / sería? 6. ¿Profesa alguna religión? 7. ¿Cuál cree usted que sería su tendencia política? 8. ¿Cuál sería su tendencia sexual? 9. ¿Dónde se graduó? 10. ¿A qué se dedica? 11. ¿Cómo calificaría su desempeño profesional de 1 a 7?
A continuación se describe los resultados de cada una de las preguntas, considerando los porcentajes calculados en relación al total respuestas obtenidas por los informantes. 1. Sexo: De total de respuestas (N: 80), 29 personas manifiestan que se trataría de un profesional de sexo femenino, 43 de sexo masculino y, solamente 8 entrevistados/as no entregan datos al respecto. En el siguiente gráfico se entrega esta información, traducida en términos de porcentajes:
Gráfico 3: Sexo del/la Profesional 2. Características de su personalidad: Al analizar las respuestas de los/as entrevistados/as se identificaron un total de 97 calificativos que describirían sus características de personalidad. Frente a esta amplia dispersión de respuestas, éstas fueron agrupadas de acuerdo a su similitud semántica. Dada su frecuencia, se observa un predominio de atributos positivos o neutros, que apuntan en primer lugar a visualizarle como amable y cordial; en segundo lugar, como tranquilo/a y relajado/a, en tercer lugar serio/a, en cuarto inteligente y, en quinto lugar, como una persona abierta y comunicativa.
164
En menor medida, se mencionan características que podrían ser evaluadas como negativas, en tanto proyectan la imagen de alguien poco accesible y con problemáticas personales (insatisfecho, frustrado, cansado, etc.). En la siguiente tabla se resume descriptivamente esta
A. negativos
A. positivos -‐neutros
información:
Categoría Amable, cordial
1.
Tranquilo/a, relajado
2.
Serio Inteligente
3.
Abierto, Comunicativo
4.
Poco accesible y con problemas 5. personales
Otras
6.
Descriptores Afable, Amable, Simpático, Cariñoso, Cordial, Sociable, Agradable, Amigable, Amistoso, Dulce, Acogedor Calmado, Paciente, Pacífico, Tranquilo, Pasivo, Quieto, Reposado, Relajado, Suave, No loco Serio, Parco, Conservador Inteligente, Perspicaz, Intuitivo, Analítico, Metódico, Reflexivo, Observador Abierto, Sincero, Diáfano, Transparente, Comunicativo, Locuaz, Extrovertido. Distante, Frío, Solo, Insatisfecho, Frustrado, Trancado, Preocupado, Vulnerable, Cansado, Loco, Histérico
Porcentaje 19,3%
11,4%
10,2% 9,0%
6,0%
9,6%
34,4%
Tabla 12: Categorías reconstruidas en relación a los “Atributos de Personalidad”. 3. Edad: Con respecto a la edad que tendría el profesional, el total de respuestas (N: 80) fue categorizado en relación a tres rangos etarios, mostrando que mayoritariamente este se ubicaría en una edad que va desde de 26 a 45 años de edad (N: 63), en segundo lugar, entre 46 y 65 años (N: 12) y, finalmente, que se trataría de un profesional de entre 18 y 25 años (N: 3). Solamente 2 entrevistados/as no entregan información al respecto. En el siguiente gráfico se pueden observar estos datos traducidos en términos de porcentajes:
Gráfico 4: Edad del/la Psicólogo/a
165
4. Estado Civil: Entre las alternativas referidas por el total de entrevistados/as (N: 80), encontramos que 43 personas lo identifican como casado/a, 27 como un/a profesional soltero/a, 3 como separado/a, 6 no entregan información al respecto, y solamente una persona refiere que estaría viudo/a. En el siguiente gráfico es posible observar esta información:
Gráfico 5: Estado Civil del/la Psicólogo/a 5. Nivel Socioeconómico: En relación a esta pregunta, la mayor parte de los/as informantes plantea que el/la profesional pertenecería a los estratos altos y medios de la población, ubicándolo/la en un 24% como de nivel socioeconómico alto (N: 37), 25% en medio alto (N: 20) y 46% en un estrato medio (N: 37). Ningún/a entrevistado/a refiere su pertenencia a un nivel socioeconómico bajo y solamente 4 personas no entregan información. En el siguiente gráfico se describe estos datos:
Gráfico 6: Nivel Socioeconómico del/la Profesional
166
6. Religión: Del total de respuestas (N: 80), se observa que un 61% de los/as informantes refiere que este/a profesional no profesaría ningún culto (N: 49), mientras que un 29% (N: 23) manifiesta que seguiría o practicaría alguna religión, entre las que consecutivamente se mencionan: católica, cristiana, evangélica u otra. Asimismo, y como es posible observar en el siguiente gráfico, solamente 8 personas no entregan información al respecto:
Gráfico 7: El/la profesional profesa o no alguna religión 7. Tendencia Política: Al identificar la postura o tendencia política del/a profesional, se observa que en 37% de los casos los entrevistados no se manifiestan al respecto(N: 30), mientras que en un 44% plantean que esta sería de izquierda (N: 35), 13% de centro (N.10) y, finalmente, en 6% de derecha (N: 5). En el siguiente gráfico se resume esta información:
Gráfico 8: Tendencia política del/la Profesional
167
8. Tendencia Sexual: Al referirse a la tendencia sexual del/a psicólogo/a, un 72% manifiesta que sería heterosexual (N: 58) y 24% no entrega información al respecto (N: 19). Solamente en dos casos son identificados como homosexuales (3%) y, en uno, como de orientación bisexual (1%). En el siguiente gráfico se detalla esta información:
Gráfico 9: Tendencia Sexual de/la psicólogo/a
9. Estudios: Al responder la pregunta ¿dónde se graduó? el o la profesional graficado/a, los/as entrevistados/as manifiestan mayoritariamente (N: 51) que este/a se habría titulado de algún plantel considerado “tradicional” (64%), entre las que se citan consecutivamente a la Universidad de Chile, Universidad Católica, Universidad de Santiago, entre otras,
y solamente en 5 casos lo/la
identifican con una universidad privada (Universidad Diego Portales y Universidad Central). Cabe destacar que 24 personas (30%) no entregan información al respecto (ver siguiente gráfico descriptivo).
Gráfico 10: Lugar de estudios del/la Profesional
168
10.Desempeño o áreas de ejercicio profesional: Al preguntar ¿A qué se dedica? el o la profesional graficada, el total de respuestas fue analizado considerando los relatos textuales de los/as informantes, logrando conformar el siguiente grupo de categorías que se presenta en el siguiente cuadro (y en el que se describe también las frecuencias y porcentajes alcanzados): Cuadro N° 11: Porcentajes de Áreas de desempeño del/la Psicóloga ¿A qué se dedica?
Frecuencia
Porcentaje
Psicología Clínica Psicología Ejercicio profesional Psicología infanto-‐juvenil Docencia
32 24 10 5 3
40,0% 30,0% 12,5% 6,3% 3,8%
Psicoanálisis Psicologia Laboral Estudio de la mente Psicología Educacional Total
2 2 1 1 80
2,5% 2,5% 1,3% 1,3% 100%
Como es posible observar en el siguiente gráfico, la mayor parte de los entrevistados plantea que el/la profesional graficado/a se dedicaría al ejercicio clínico de la profesión (40%), mientras que en segundo lugar describe simplemente que se dedica a la “psicología” de manera indeterminada (30%) y, en tercer lugar, a “ejercer profesionalmente” (12%). En porcentajes mucho menores se reconocen las siguientes áreas de ejercicio: psicología infanto-juvenil (6,3%), docencia (3,8), psicoanálisis y psicología laboral (2,5%) y finalmente, se refiere la psicología educacional y al “estudio de la mente” (1,3%).
Gráfico 11: Áreas de Ejercicio Profesional del/la Psicólogo/a
169
11.Calificación: Al solicitar que evaluaran con una nota de 1 a 7 el desempeño profesional de los/las psicólogos/as graficados/as, solamente 3 personas no entregaron información por lo que el promedio se calculó en relación a las respuestas obtenidas (N: 77), alcanzando éste una calificación de 5,78. En relación al comportamiento general de los entrevistados/as se observó lo siguiente:
• • • • •
Con Con Con Con Con
nota nota nota nota nota
3: 4: 5: 6: 7:
3 casos (3,8%) 1 caso (1,3%) 22 casos (27,5%) 35 casos (43, 8%) 16 casos (20%)
En el siguiente gráfico se describe el porcentaje total de las respuestas obtenidas en esta pregunta:
Gráfico 12: Calificación del Desempeño Profesional del/la Psicóloga Finalmente, para complementar la información solicitada con respecto al conocimiento que tenían cada uno/a de los/as informantes acerca de los/as psicólogos/as se les solicitó que respondieran si conocía a algún profesional personalmente (ítem 19) y en qué circunstancias o situación lo habían conocido (ítem 20), obteniendo los siguientes resultados: Cuadro 12: Conocimiento de un/a profesional personalmente Conoce psicólogo
Frecuencia
Porcentaje
Si
65
81,3 %
No Total
15 80
18,8% 100%
En el siguiente gráfico se presenta las repuestas de los informantes respecto de la circunstancia en que conoce a algún/a psicólogo/a:
170
Gráfico 13: Circunstancia en que conoce a un/a psicólogo/a
En síntesis, a partir de la percepción asistida se observa que los/as entrevistados/as han conocido a psicólogos ejerciendo su rol profesional y, en este contexto, su perfil correspondería al de un hombre heterosexual, de entre 26 y 45 años, casado, de nivel socioeconómico medio, que no profesa ninguna religión, tendría un pensamiento político de izquierda, estudió en una universidad tradicional, se desempeña en el ámbito clínico y en general es bien evaluado (nota 6,0). 3.1.3. PERCEPCIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS. Como se planteó previamente, en este apartado se expondrá los resultados que emergen de las dimensiones evaluadas en la tercera y cuarta parte del cuestionario, correspondientes a: -
Conocimiento, recuerdo y preferencia de medios comunicacionales. Medios de comunicación asociados a la imagen conocida/trasmitida. Imagen conocida/trasmitida a través de medios de los y las profesionales en el contexto nacional. El conocimiento, recuerdo y preferencia de medios comunicacionales fue evaluado a través
de tres preguntas cerradas que indagaban en hábitos de consumo, horarios y preferencias de distintos medios de comunicación (televisión abierta, televisión pagada, radio, prensa escrita, revistas, internet u otro). A continuación se detalla los resultados obtenidos en relación a las siguientes
preguntas:
¿Cuál(es)
de
los
siguientes
medios
de
comunicación
utiliza
usted
preferentemente?; ¿En qué horarios los utiliza más?; ¿Cuál es el medio más importante para usted?51.
51
Para tales preguntas se les pidió a las personas que consignaran de 1 a 7 el uso y la importancia, siendo 1 el más usado-importante y 7, el menos importante o usado).
171
MEDIOS
USO
HORARIOS Mañana
Mediodía
Tarde
ORDEN DE
Noche
IMPORTANCIA
Promedio 2,55 2,78 23 3 13 33 Televisión Moda 2 2 (28,8%) (3,8%) (16, 3%) (41,3%) abierta Mediana 1 1 Total de R. 69 N: 72 N: 64 Promedio 3,9 4,26 10 4 14 27 Moda 4 5 Televisión (12,5%) (5%) (17,5%) (33,8%) pagada Mediana 2 1 Fr. de R. 63 N: 55 N: 58 Promedio 3,11 3,27 32 14 12 10 Moda 3 3 Radio (40%) (17,5%) (15%) (12,5) Mediana 3 2 Total de R. 70 N: 68 N: 64 Promedio 3,54 2,97 38 15 12 5 Moda 4 3 Prensa escrita (47,5%) (18,8%) (15%) (6,3%) Mediana 4 3 Total de R. 71 N: 70 N:65 Promedio 4,62 4.77 12 7 22 16 Moda 5 5 Revistas (15%) (8,8%) (27,5%) (20%) Mediana 5 6 Total de R. 66 N: 58 N: 62 Promedio 4 3,51 21 9 15 16 Moda 4 3 Internet (26,3%) (11,3%) (18,8%) (20%) Mediana 1 4 Total de R. 66 N: 62 N: 59 Promedio 5,11 5,67 5 4 4 Otro Moda 6,5 7 0 (6,3%) (5%) (5%) (especificar) Mediana 7 7 Total de R. 28 N: 13 N: 33 Tabla 13: Cuadro de resultados obtenidos en relación a valoración y uso de medios de comunicación. En esta tabla, al considerar las medidas de tendencia central, se observa que la televisión abierta es el medio usado con mayor frecuencia y al que se le asigna mayor importancia. Los horarios en que los/as encuestados/as más consumen este medio es en las noches y en las mañanas (41,3% y 28,8%, respectivamente). En segundo lugar, se ubica la prensa escrita, la cual consultada preferentemente durante las mañanas (47,5%); y en tercer lugar, se ubica la radio, la que también se escucha preferentemente durante las mañanas (40%). Finalmente, la televisión pagada, las revistas e internet son los medios que se consultan con menor frecuencia e importancia atribuida. Complementariamente, al indagar específicamente en influencia de medios de comunicación masiva en imagen percibida de los/as psicólogos/as, fue posible observar los siguientes resultados:
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MEDIOS Televisión abierta Televisión pagada Radio Prensa escrita Revistas Internet Otro (especificar)
PROMEDIO MEDIANA MODA T DE R FUENTES EN QUE HA VISTO, LEÍDO O ESCUCHADO ACERCA DE LOS(AS) PSICÓLOGOS(AS). 2,58 2 1 74 Matinales (14), Noticiarios (17), Pasiones (15), Hola Andrea (9), Contacto (6), Aló Eli (5), Vida 2000 (4), Programas de Salud (4) 4,25 4 4 68 Películas (11), Discovery (4), La belleza de pensar (3), History Chanel (2), Infinito (2), Reportajes (2) 3,97 4 4 72 Radio Cooperativa (9), Radio agricultura (2), Radio Play (2), Rumpy (2), Cápsulas de psicólogos (2) 3,19 3 2 74 El Mercurio (32), La Tercera (20), Las Últimas Noticias (5) 3,76 4 5 71 Mujer (11), Ya (6), Paula (6), Muy interesante (4), Cosmopolitan (4) 4,63 5 6 68 Google (7), Terra (3), Foros (2), Páginas de psicólogos (2), Noticias (2) 3,65 2 1 40 Familiares (6), Libros (5), Películas (3), Amigos (2), Profesores (2), Publicidad universidades (2), Personas (2) Tabla 14: Influencia de Medios en Imagen Percibida de los/as Psicólogos/as
Nuevamente, los medios que son referidos como aquellos que más han contribuido a formar la imagen que poseen los/as entrevistados/as acerca de los/as psicólogos/as fueron la televisión abierta y la prensa escrita. Identificándose en el primero de ellos los matinales, los noticieros y programas de ayuda sentimental (Pasiones, etc.); y para los segundos, La Tercera y el Mercurio, como las principales fuentes de información. Por otra parte, se realizaron 6 preguntas (de la N° 14 a la 19) que pretendían profundizar en los contenidos e informaciones que transmiten los medios de comunicación acerca de los/as psicólogos/as. Todas ellas se iniciaban con la siguiente leyenda “A partir de lo que ha visto, escuchado o leído…” e indagaban en las siguientes dimensiones: ¿Qué imagen transmiten los medios acerca de los(as) Psicólogos(as)? ¿Para qué sirven los(as) Psicólogos(as)? ¿A qué se dedican los /as psicólogos/as? ¿Sabe si hay especialidades de la psicología? ¿Cuáles? ¿Qué aporte a la sociedad chilena realizan los/as Psicólogos/as? ¿A qué otro oficio o profesión se parecen los/as psicólogos? A continuación, presentamos los resultados enfatizando, para su observación, la textualidad de sus respuestas, en tanto, interesaba conocer la percepción general y subjetiva de los/as informantes en relación a cada una de estas preguntas, por separado: 14. ¿Qué imagen transmiten los medios acerca de los(as) Psicólogos(as)? Respecto de la Imagen que transmiten los medios acerca de los/as psicólogos/as fue posible observar 4 tipos de respuestas. En primer lugar, aquellas que evidenciaban claramente que los medios entregan una imagen positiva; en tanto, se describen como personas abiertas, competentes,
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que ayudan, solucionan los problemas y cubren las necesidades de la comunidad; traducidas en planteamientos tales como: La gente lo necesita, se atiende y tiene buen resultado (54) Personas que saben su trabajo, de buena llegada (5) De ayuda profesional, prestan ayuda en momentos de conflicto (34) Hoy mejor catalogados, persona cercana, capaz de ayudar a otra (33) Tranquilos, calmados, asertivos (74) Profesional culto e intelectual (56) Persona que ayuda y da consejos (64, 17) Profesional, fundamentales para sociedad actual (59) Profesionales que ayudan a personas con problemas (2) Profesionales asertivos (3) Personas que ayudan a la comunidad (4) De apoyo, eficientes (15) Sirven mucho en un país tan estresado y depresivo (41) Ayudan a resolver conflictos emocionales del ser humano (52) Solucionan problemas de la gente (45) Ofrecen bienestar a la sociedad (53) Personas necesarias e importantes para la vida actual (69, 31, 23) Ayudan y orientan (71) Personas carismáticas (61) Saben de su materia, ayudan a la gente, dan soluciones a problemas cotidianos (78) Servicio social (48) Personas que solucionan problemas de las personas estresadas (76) Personas muy tranquilas y abiertas de mente (51) Personas que ayudan psicológicamente a mejorarse (24)
En segundo lugar, se plantea que los medios transmiten una imagen negativa de los/as psicólogos/as al distorsionar su imagen, y tras presentarlos/as o retratarlos/as como profesionales poco efectivos/as, ambiguos/as, generalistas o relativos/as y poco serios/as; tal como puede ser observado en las siguientes citas textuales: Que creen saberlo todo (47) Distorsionan la profesión (72) Hablan mucho, pero no dicen nada concreto (46) No son efectivos (37) La mayoría está loco o no tiene idea de lo que habla (16) Poco éticos y persiguen ganar plata sin escrúpulos (8) De ayuda sin contenido, muy general y muy poco seria (9) Gente que maneja un conocimiento demasiado relativo (40) Otros (animadores) ocupan el lugar que les corresponde (44) Saben todo y no es así, no sienten como uno y eso no es así (28) Personas que ayudan y te escuchan, pero son un negocio finalmente (29) Es un negocio (26).
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En tercer lugar, se observa que los medios transmiten una imagen que informa sobre a la praxis profesional, describiéndola en relación a algunos elementos o características que refieren a la función que cumplen en el contexto social y, específicamente, se describen algunas de sus características: Profesionales atentos a alguien enfermo, consejeros del rey (73) Mediador, sacerdote del siglo XX, necesario en muchos ámbitos (38) Sólo de investigación (36) Profesional médico que asiste a personas con trastornos (55) De constante evaluación de la realidad social o individual (50) Opinan acerca de algunas conductas (49) Personas que opinan acerca de la influencia social de los cambios que hay en la sociedad actual (75) Personas que analizan, escuchan, aconsejan y opinan de las personas por sus comportamientos o personalidad (79) Doctores u orientadores (25) Cercanos a temáticas sociales, con conocimientos para abordarlas tanto grupal como individualmente (30) Analizar, dar diagnósticos (14) Opinan sobre problemas de adolescentes o niños (13) Aclaran causas de temas (suicidio) (10) Dictadores de pautas para problemas de parejas y adolescentes (7) Profesionales que logran interpretar las expresiones de sus pacientes y develar el misterio de las causas del dolor (80) Las personas acuden a verlos cuando tienen problemas o estrés (65) Finalmente, en cuarto lugar, se plantea que los medios entregan una imagen pobre y difusa o, simplemente, que no se entrega información respecto de los/as profesionales, tal como puede ser observado en las siguientes citas:
Ninguna imagen (18, 60) Prácticamente ninguna imagen, con suerte comentarios de experiencias con sicólogos (62) Sólo de personas tranquilas (35) No me transmite imagen alguna, es sólo un profesional más (1) Como una persona cualquiera, pueden ser analizadoras (12) Todo tipo de imagen (63) En general, no se aprecia lo suficiente el trabajo de los Psicólogos (57) No he escuchado información (32) Muy poca información y las que dan son cortas (27) Ambigua, sólo me transmiten llegar a ellos para pedir ayuda (70) 15. ¿Para qué sirven los(as) Psicólogos(as)? Respecto de la utilidad o para qué sirven los profesionales, se observó una amplia gama de respuestas, las que pudieron agruparse, en primer lugar, en torno a campos específicos de acción y, en este contexto en algunos casos, en referencia a las poblaciones con las que trabajan.
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Así, primeramente se aprecian unas pocas alusiones que refieren a los campos organizacional, social y educativo, entre las que se encuentran, respectivamente, las siguientes: Limpiar la imagen de las empresas (30) Seleccionar personal (37) Gestionar proyectos sociales (30) En educación y social (63)
En mayor medida, se observan planteamientos que informa del ejercicio clínico de la profesión, reveladas en respuestas que subsumen su utilidad en relación al tratamiento de patologías y superación o enfrentamiento de problemas personales y/o de personalidad. Por ejemplo:
A quienes sufren desequilibrios emocionales o mentales (73) Ayudar a las personas con sus problemas emocionales (62, 71, 4, 5) Resolver problemas en la personalidad (77) Evaluar problemas mentales y solucionarlos (49) Ayudar a encontrar problemas en el desarrollo de la personalidad (32) Para contar tu problema, te analizar y te dan remedios y cobran caro (29) Apoyar a los pacientes que tienen problemas de adaptación (13,58) Ayudar gente con trastorno (16, 72, 8, 9, 31, 12, 27, 52, 45, 78, 39, 56, 17) Solucionar patologías en los pacientes (21) Ayudar a los débiles de mente (23) Ayudar a encontrar las respuestas en su propio paciente (80) Para que las personas vivan mejor y más tranquilas (57) Para sobrellevar la carga y descansar mejor (33) Para sobrellevar problemas personales (7) Para ayudar en los momentos difíciles (15) Tratar problemas y hacer análisis de personalidad (46)
En segundo lugar, otro grupo de respuestas se asociaron a una serie de acciones o prácticas que desarrollan los/as profesionales, pudiendo identificarse como las más frecuentes las relativas a la utilidad de de orientar, analizar, escuchar, comprender y normalizar. A continuación podemos observar algunos ejemplos:
Escuchar (28, 25, 51, 67,74); Diagnosticar (2) Orientar (18, 14, 38, 36, 75, 25, 44, 19, 43, 70, 78, 58, 3, 4,3 4, 39, 74) Analizar comportamientos (55,37, 14, 19, 43, 74) Realizar test para medir y analizar (43) Aconsejar (37, 10); Desahogarse (71) Comprender (48); Aclarar pensamientos y dudas (24,64) Confirmar si uno está en lo correcto (59) Ver las cosas de otro punto de vista (76, 64, 6) Comprender las falencias del individuo (50) Normalizar estándares de la sociedad chilena (18) Encausar intereses, habilidades y aptitudes (68) Mediadores (30); Identificar nuestras conductas (11)
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Finalmente, categorizamos aquellas respuestas que refieren a la efectividad de los profesionales en relación a su habilidad para solucionar problemas en términos genéricos o, que sin distinción, aluden a su capacidad de dar soluciones; entre ellas podemos observar las siguientes citas textuales: Dar resultados (14) Resolver problemas (30, 35, 19, 69, 61, 67, 56) Dar soluciones (7, 20, 1, 22, 54, 42, 41) Ayudar a otros con sus problemas y sacarles dinero (65) Para abrir soluciones sin imponer sus criterios (26, 51)
16. ¿A qué se dedican los /as psicólogos/as? Frente a esta pregunta se observó una gran dispersión de respuestas y, solamente, en tres casos no se entrega información al respecto. Entre ellas, los/as informantes destacan una amplia gama de actividades a las que se dedicarían los/as Psicólogos/as; la primera de ellas, consiste en Ayudar o Apoyar, tal como puede ser observado en las siguientes citas: Ayudar (17, 33, 71, 53, 27, 57, 28, 37, 62) Ayudar a una mejor convivencia (6) Ayudar a la gente (41, 27) Ayudar a las personas que pasan por crisis (79) Apoyar a las personas (17, 15, 22, 26) Apoyar o servir a los demás (54) Apoyo profesional (15)
La segunda corresponde a la tarea de Tratar con Problemas, en tanto se especifica que los profesionales se dedicarían la mayor parte de las veces identificar, enfrentar o resolver problemas de diverso tipo. Por ejemplo: Soluciona problemas (22, 42, 40, 68, 2, 70, 44, 20, 23, 35, 19, 7, 14, 26 , 16) Solucionar problemas sentimentales y sexuales (67) Solucionar problemas ajenos (48) Solucionar problemas sin medicamentos (10) Solucionar problemas de conducta (77) Escuchar problemas (66) Responder a problemas generales de la población (9) Entender los problemas de la gente (66) Dar soluciones para la depresión (29, 73)
Una tercera actividad que es mencionada frecuentemente es la de Orientar o Aconsejar. En general se especifica en términos genéricos y, en algunos casos, se caracteriza como una orientación o consejo de tipo psicológico. Esto puede ser observado en las siguientes citas:
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Orientar (39, 3, 59, 71, 70) Orientación (25, 8, 13, 26) Orientación psicológica (4) Orientar a las personas con conflicto emocional (75) Aconsejar (51, 79) Dan consejos y opinan sobre psicología (49) Otras actividades importantes que desempeñarían los/as psicólogos/as serían las de Analizar y Diagnosticar. En este sentido, se especifica que estas consistirían en realizar análisis de la conducta de las personas y realizar diagnósticos de trastornos o en general. A continuación se presenta el detalle de sus respuestas: Diagnosticar trastornos de diverso tipo (39, 31, 32, 14). Analizar a las personas (34, 50, 79, 80, 16) Analizar situaciones que angustian (3) Analizar todo (52) Análisis individual (36) Análisis Social (12) Analizan o estudian la mente, personalidad e identidad del paciente (45) También se denotan habilidades que detentarían estos/as profesionales, las que, traducidas en acciones, implican las tareas de escuchar, hablar, entender, preguntar e interpretar, por ejemplo esto puede ser observado en las siguientes citas: Escuchar (17, 66, 15, 3, 49, 75, 13, 65) Entender (66, 56) Preguntar (47) Interpretar (16) Hablar (65) Por otra parte se observan una serie de menciones relativas al ejercicio clínico de la profesión, las que se traducen en planteamientos que enfatizan la atención profesional de enfermos o pacientes y, describen otras actividades o espacios en los que se desenvolvería este/a profesional: Sanar la mente y el alma de sus pacientes (5) Realizar terapia (76, 46, 74, 78, 18) Derivar a un psiquiatra (47, 43) Atender pacientes (58, 21, 43) Atender pacientes con problemas mentales (24) Atender en forma clínica (58) Trabajan en consultas particulares, sin acceso para los pobres (53) Psicología clínica (80,30); En la clínica normalizan a la gente (30) Tratan enfermedades mentales o nerviosas (57, 63) Prevención de enfermedades mentales (60) Abordan los temas sentimentales con sus pacientes (69) Levantan la autoestima de sus pacientes (68)
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Finalmente se mencionan otra serie de labores o acciones que realizarían los psicólogos/as, entre las que se destacan, por su diferencia, algunas de connotación negativa como “cobrar y ganar plata”. Por ejemplo: Cobrar y ganar plata (54, 53, 72) A realizar docencia y estudios (46) Selección de personal (80, 30, 13) Haciendo entrevistas en el ámbito laboral (78, 21, 69) Profesores de psicología en colegios (78) Psicólogos educacionales (78, 21) Se dedican a diferentes especialidades (37) Social o sociales comunitarios (30, 63, 69) Facilitar interacciones sociales y personales (38, 1) Abordan problemas sentimentales (69). 17. ¿Sabe si hay especialidades de la psicología? ¿Cuáles? La mayor parte de los/as informantes manifiesta que si conoce una o más especialidades de la psicología (N: 67; 83,75%). Solamente en 11 casos esta respuesta fue negativa (13,75%) y, únicamente, dos personas no responden esta pregunta (2,5%). A continuación se presenta una lista que describe las frecuencias de las especialidades de la psicología que tradicionalmente son consideradas en el país y que fueron reconocidas explícitamente por los informantes: Especialidad Frecuencia Psicología Clínica 39 Psicología Laboral 42 Psicología Educacional 10 Psicología Social 10 Psicología del deporte 4 Psicología Comunitaria 3 Psicología Jurídica 3
Otras especialidades, se relacionan con el grupo objetivo o tipo de consultantes que atienden. Podría suponerse que estas menciones se refieren al ejercicio clínico de la profesión, pero como no fueron reseñadas de esa forma, se optó por presentarlas diferencialmente: Especialidad Frecuencia Psicología Infantil 22 Psicología de Adultos 9 Psicología de Adolescentes 6 Psicología para la tercera edad 2 Psicología de parejas 1 Psicología por rango de edades 1 Psicólogo de animales 1
También son nombradas una serie de especialidades que ejercerían los/as psicólogos/as, las que en algunos casos refieren a las orientaciones teóricas que éstos siguen y, en otros, a los problemas que tratarían, por ejemplo:
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Especialidad Frecuencia Psicoanálisis 6 Problemas sexuales 2 Conductuales 1 Cognitivos 1 Humanistas 1 Drogadicción 1
Finalmente, se consigna una lista de “especialidades” que fueron referidas por los/as informantes y que, por representar o corresponder a otras profesiones u oficios, fueron agrupadas diferencialmente en la siguiente lista: Especialidad Frecuencia Psiquiatras 3 Orientadores 1 Terapia Ocupacional 1 Neurología 1 Sociología 1 Tarotista 1
18. ¿Qué aporte a la sociedad chilena realizan los/as Psicólogos/as? Un total de 8 personas no responden a esta pregunta y, nuevamente, se observa una gran variedad de respuestas, las que ordenadas por su similitud en algunas temáticas permiten describir que los aportes que los psicólogos realizan a la sociedad chilena son fundamentalmente a nivel individual o grupal y, en menor medida a niveles comunitarios o sociales. Entre los aportes que refieren a un nivel de acción individual o referida a grupos específicos, se observan: Sanan a la gente con problemas conductuales (13, 74) Guían a personas inseguras con autoestima baja (74) Ayudan a las personas a vivir en paz, a tener armonía en el entorno (5, 34) Estabilizan anormalidades que no se adecúan al modelo (66, 2, 57, 30) Aporte individual en la terapia, mejora patologías (54, 59, 15, 55, 36, 38) Mejorar y ayudar a las personas y sus vidas (24, 70, 14, 3) Seleccionar personal, clima, estrés (4, 72, 29, 43, 12, 9, 23, 25, 38) La gente va más al psicólogo a tratar enfermedades que se ocultaban (39) A aceptar la realidad propia física, social y sentimental (68) Entregan herramientas para solucionar problemas (18) Cubrir demanda chilena de pacientes depresivos (73) Depende de la persona que ayuden (28) Apoyan en el desenvolvimiento de las personas en este sistema (13) Ayudando en la labor de los profesores, orientar a los padres (13) En colegios evaluar, aportar (43, 45, 38) Ayudan a mejorar y cambiar los pensamientos y costumbres de las personas (27); Dosificar sentimientos buenos y malos (69) Aportan pero no están al alcance de todos, menos de los pobres (49, 53) Por otra parte, los informantes señalan como aportes del psicólogo/a a nivel social o comunitario, los siguientes:
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Hacer estudios relacionados con la realidad social (40, 16, 52, 19, 30) Mejorar relaciones entre personas y en el país (42, 6, 78, 48) Ayuda social (61) Analizar movimientos grupales (78, 52) Estudio de minorías para políticas gubernamentales (78) Ayuda en el proceso de "blanqueamiento" (sobre la dictadura) social que ha estado durante más de 30 años (67) Alivio al síntoma esquizofrénico que produce la sociedad actual (50) Ayudan a que la sociedad no sea tan frustrada y supere sus trancas, a crear una sociedad más sana (26, 77) Apoyar a instituciones (35) Aporte de avanzada sobre la forma de vivir y enfrentar problemas, derribando tabúes (63) Apoyo a especialistas penales y su inserción en la vida comunitaria (38) Finalmente se mencionan algunos aportes que refieren a temáticas generales o aportes en problemáticas en el ámbito de la salud mental. Ayudan a solucionar problemas, a la estabilidad psicológica y tratamiento de enfermedades (56, 22, 4, 29, 7) Ayudar en problemas de depresión, estrés, ánimo, emocionales (41, 71, 76, 33, 62, 51, 31, 8, 1, 23, 44) Ayudan en la mayoría de los casos (47) Resolver problemas (17) Aportan en distintas áreas (37) 19. ¿A qué otro oficio o profesión se parecen los/as psicólogos? Al enfrentar esta pregunta, los/as informantes mencionan una serie de actores sociales que cumplirían un rol similar al de los/as psicólogos. En términos de frecuencias, se identifican mayoritariamente a los siguientes oficios o profesionales: Psiquiatra (49 casos) Asistente Social o Trabajador/a Social (16 casos) Sacerdote, cura o pastor (13 casos) Sociólogo/a (12 casos) Médico, Doctor/a (10 casos) Profesor/a, Pedagogo/a (9 casos)
En segundo lugar y con frecuencias iguales o inferiores a 3 se mencionan los siguientes oficios o profesionales:
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Orientador/a, Orientador/a educacional (3 casos) Terapeuta Ocupacional (3 casos) Terapeuta (3 casos) Psicopedagogo/a (2 casos) Antropólogo/a (2 casos) Abogado/a (2 casos) Orientador/a o consultor/a Familiar (2 casos) Consultores Familiares (1 caso) Kinesiólogo “de la mente” (1 caso) Político/a (1 caso) Peluquero (1 caso) Pescador (1 caso) Relacionador/a Público/a (1 caso) Pediatra (1 caso) Opinólogo/a (1 caso) Finalmente, se observa menciones que trascienden los conceptos solicitados (oficio o profesión), en tanto se especifican también en tres ocasiones que los/as psicólogos/as se parecen a un amigo/a y, en un caso, a la mamá. Además, dos personas refieren que no se parecerían a ninguna otra profesión u oficio y, en seis casos, no se responde esta pregunta.
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3.2. SEGUNDO MÓDULO: MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS. A partir los resultados obtenidos en el módulo anterior, se optó por indagar en dos medios que, cualitativa y cuantitativamente, resultaban según los/as informantes los más influyentes en relación a la imagen percibida de los y las psicólogas chilenas: Prensa Escrita y Televisión Abierta. De este modo, tal como fue descrito en la metodología, entre 19 de marzo y el 15 Abril del presente año, se realizó una segunda fase de recolección de datos, ideando para ello un proceso de registro y análisis de la información que contempló el establecimiento de cuatro períodos temporales de observación. En los períodos 1 y 3, se trabajo con los medios de Prensa Escrita, mientras que en los períodos 2 y 4 con Televisión Abierta (ver Tabla N° 2 en Metodología). En los siguientes apartados, se reportarán los resultados en relación a cada uno de los medios consultados. En primer lugar, se entrega una panorámica general de la presencia/ausencia de los/as psicólogos/as en el medio analizado, traducida en términos de frecuencias y/o porcentajes respecto los días de la semana, contexto y forma en que aparecen. En segundo lugar, se entrega un resumen del análisis descriptivo, que da cuenta de las principales categorías reconstruidas como contenidos de las representaciones sociales del ejercicio y la conducta ética profesional indagada en ambos medios, por separado. Este proceso describe los conceptos o ideas centrales que caracterizan el fenómeno de estudio y, por tanto, permite especificar de manera sistemática las clasificaciones realizadas como producto de la observación de ambos medios de comunicación. Para cada caso, es decir, para la Prensa Escrita y Televisión Abierta, se presenta inicialmente un diagrama que resume las categorías y sub categorías reconstruidas y, posteriormente, se realiza una descripción de cada una de ellas, ejemplificando sus características a partir de extractos, o citas textuales, obtenidos directamente de los medios analizados. En tercer lugar, como producto de la codificación axial de la información previamente descrita, se incluye un apartado en el que se describe las principales relaciones entre las categorías emergentes (análisis relacional) de ambos medios de comunicación de masas. Este proceso relacional confluye en la identificación de aquellos fenómenos o factores que permiten describir y caracterizar la presencia de los/as psicólogos en los medios de masas analizados y, por tanto, se constituyen en los temas que aparecen determinando o influyendo en la imagen de los/as profesionales que estos proyectan. El producto, es el resultado de entrecruzamiento de las categorías a partir del reconocimiento de sus dimensiones y propiedades y, por lo tanto, en el se da cuenta de las principales condiciones, acciones y consecuencias asociadas a la participación de los/as psicólogos/as en los medio de comunicación de masas analizados y que muestra, específicamente, los factores asociados a la observación de su conducta desde el punto de vista ético. Al igual que en el apartado anterior, se incluye diagramas que ilustran las relaciones de los factores emergentes del análisis y, por ende, permite caracterizar ejemplarmente la presencia de los/as psicólogos en los medios de comunicación de masas.
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3.2.1. PRENSA ESCRITA: Al indagar en la presencia/ausencia de los/as psicólogos/as en el total de periódicos revisados (N: 28), un primer análisis muestra que en un 82,14% (N: 23), ellos/as aparecen mencionados/as al menos en una oportunidad, ya sea en términos generales como “psicólogos, psicólogas, psicólogo o psicóloga” o, específicamente, identificando al profesional por su nombre o por el cargo desempeñado. Solamente en 5 diarios (15,86%) no se pesquisa
ninguna mención o
alusión a estos/as profesionales. Esta información puede ser observada en el siguiente cuadro descriptivo: Período
1
3
Día
Fecha
Fuentes N Presencia La Tercera 1 Si 1 Lunes 19 El Mercurio 2 Si La Tercera 3 Si 2 Martes 20 El Mercurio 4 Si La Tercera 5 Si 3 Miércoles 21 El Mercurio 6 Si La Tercera 7 Si 4 Jueves 22 El Mercurio 8 Si La Tercera 9 Si 5 Viernes 23 El Mercurio 10 Si La Tercera 11 Si 6 Sábado 24 El Mercurio 12 Si La Tercera 13 Si 7 Domingo 25 El Mercurio 14 Si Las Últimas Noticias 15 No 8 Lunes 2 El Mercurio 16 Si La Tercera 17 No 9 Martes 3 El Mercurio 18 Si La Cuarta 19 No 10 Miércoles 4 El Mercurio 20 Si The Clinic 21 No 11 Jueves 5 El Mercurio 22 Si La Tercera 23 Si 12 Viernes 6 El Mercurio 24 No La Tercera 25 Si 13 Sábado 7 El Mercurio 26 Si La Tercera 27 Si 14 Domingo 8 El Mercurio 28 Si Tabla 15: Presencia Ausencia de Psicólogos/as en Prensa Escrita
Profundizando en los 23 diarios en los que se constató la presencia de psicólogos/as, se registró un total de 54 extractos (35 y 19 fragmentos para el primer y tercer período respectivamente) que se constituyeron en las unidades de análisis para este medio de comunicación. En este contexto, se consideró importante establecer como dimensiones de observación: cuándo, dónde y cómo aparecía. Así, en primer lugar, al desglosar su presencia según el día de la semana, se
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observó una mayor proporción de apariciones los días martes (N: 14) y domingo (N: 13), mientras que en los demás días, ésta disminuyó a la mitad, en tanto sólo se mencionó entre 5 y 6 oportunidades (ver grafico N° 12).
Gráfico 14: Aparición de psicólogos/as en prensa escrita según días de la semana.
Tras clasificar los contextos en que estos profesionales estaban presentes, se aprecia que mayoritariamente aparecen en avisos publicitarios o económicos (37%), noticias del ámbito nacional (20%), y en columnas o artículos escritos por los/las mismos/as psicólogos/as (9%). El resto, se distribuye diferencialmente en porcentajes inferiores al 7% (Revistas, avisos en revistas, salud, portadas, cartas a la editorial, etc.). En el siguiente gráfico se presenta en detalle esta información:
Gráfico 15: Contexto en el que aparecen los/as psicólogos/as en prensa escrita Respecto de cómo aparece el profesional en el medio de prensa, se establecieron las siguientes categorías que describen el nivel de participación implicado en los extractos analizados. Así, tenemos en primer lugar la categoría “es nombrado” cuando sólo se hace referencia genérica a
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uno o más psicólogos, sin que haya mayor desarrollo en el contenido del texto respecto de los profesionales. Esta categoría agrupa el 15% de los casos. En segundo lugar, la categoría “es nombrado y referido”, contiene todos los extractos en los que se hace una referencia genérica o específica, identificando al profesional por su nombre o cargo y además es reseñado en un breve comentario u opinión, emitido tanto por el propio profesional (ya sea textual o en segunda persona) o por otro/a aludiendo a los/as psicólogos/as. Lo anterior equivale al 57% de los casos. En tercer lugar, la categoría “interviene” corresponde a las unidades de análisis en las que un o una profesional específico, identificando desde su nombre a algunos breves antecedentes de sus competencias, escribe o expone de manera más extensa acerca de un tema o emite una opinión. Esta categoría comprende el 28% de los extractos. Lo anterior se expresa en el siguiente gráfico:
Gráfico 16: Modo de participación de los/as psicólogos/as en medios de prensa escrita
Por otra parte, para abordar los contenidos que surgen de la participación de cada uno/a de los/as profesionales se procedió a analizar cualitativamente las 54 unidades de análisis seleccionadas, de acuerdo los planteamientos de la Teoría Fundada Empíricamente. Así, a partir del análisis descriptivo –producto de la codificación abierta de los datos- se estructuró el siguiente diagrama, que describe las 3 principales categorías reconstruidas a partir de los contenidos comunes a la imagen o representación de los/as psicólogos/as indagada en la prensa escrita:
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Imagen de los/as Psicólogos/as en la Prensa Escrita
1. Contexto •Ámbito •Forma
2. Rol Profesional • Campo Ocupacional • Tipos de problemas • Formación
3. Actuación: • Identificación • Respuestas • Sistema de valores
Diagrama 5: Categorías emergentes de proceso de Análisis Descriptivo de la Prensa Escrita A continuación se procede a describir cada una de las categorías reconstruidas por separado: 1. La categoría Contexto corresponde al escenario en que se inscribe el discurso del o la profesional o, en su defecto, en el cuál estos/as fueron mencionados/as. En este sentido, se compone de tres sub categorías que permiten caracterizar y describir el modo en que los/as psicólogos/as aparecen en este medio. 1. 1. Ámbito: constituye las áreas en las que se desarrolla el inserto en el diario y que guarda una cierta relación con el ordenamiento editorial. Se visualiza principalmente en los ámbitos político, judicial, salud mental, educación y publicidad. Indistintamente, estos ámbitos pueden contener informaciones relativas al contexto nacional o internacional. A estos ámbitos se asocian a temas específicos y por ende, se vinculan a otros agentes de ayuda o actores sociales. 1.1.1. El ámbito político, se refiere a la participación de un/a psicólogo/a en un cargo público relevante. En el período estudiado figura, por ejemplo, el caso de una psicóloga que es nombrada como Directora de Chiledeportes, como puede ser observado en el extracto de la siguiente noticia:
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La Tercera, Martes 20 de Marzo de 2007 Como se puede observar, un personero del Gobierno señala que la profesional le ocultó información relevante para determinar su compatibilidad con el desempeño en el cargo. Así, la profesional se asocia a representantes de un partido político, a personeros del gobierno y a otro caso de connotación nacional, en que también se vieron implicados otros políticos. 1.1.2. La esfera judicial alude a la participación de psicólogos/as en la realización de peritajes e informes psicológicos utilizados en el contexto de juicios efectuados en tribunales de garantía, específicamente respecto de abuso sexual de menores y de evaluación de discernimiento referido a la responsabilidad penal juvenil. En este sentido, su accionar está estrechamente relacionado a abogados/as, jueces, colegas, otros peritos/as y personas con roles específicos en el contexto judicial (testigos/as, imputados/as, etc.). Un ejemplo de este ámbito es un proceso emblemático, presente en varias noticias, que refiere a la participación de una serie de profesionales en el denominado “caso Tocornal”, en el que diversos actores, principalmente abogados de la defensa y fiscalía cuestionan los distintos informes y las competencias de las peritos implicadas en la evaluación de los niños afectados por abuso sexual. 1.1.3. En salud mental se informa de problemáticas que afectan el bienestar psicosocial de la población, expresado en distintos niveles de acción (individual, grupal o social) y problemáticas. Entre ellas se observan: depresión postparto, estrés producto de sismos en Aysén, clínica de atención para niños con necesidades especiales, entre otros. Se asocia a diversos agentes de ayuda, entre los que se encuentran médicos, psiquiatras, neurólogos, kinesiólogos y otros profesionales que ocupan cargos públicos de relevancia en distintas entidades a nivel nacional (Ministerio de Salud, Oficina Nacional de Emergencias, Colegio de Psicólogos, etc.). En todos estos casos, el/la profesional es referido/a desde su rol de experto que sugiere y/o directamente va a intervenir, tal como lo muestra el fragmento correspondiente al 21 de Marzo. 188
El Mercurio, Miércoles 21 de Marzo de 2007 1.1.4. El extracto de la Revista Ya, del Martes 3 de abril, es un ejemplo de la amplia gama de temas que aparece en el ámbito educacional. Este abarca desde capacitación y desarrollo de competencias laborales, adaptación escolar, habilidades de comprensión verbal escrita de estudiantes universitarios, a indicaciones a padres y madres para el mejor trato y facilitación del desarrollo de sus hijos/as. Se relaciona una amplia variedad de expertos/as, tales como nutricionistas, kinesiólogos, educadores, profesores/as, médicos, etc.
El Mercurio, Revista Ya, Martes 3 de Abril de 2007
1.1.5 El ámbito publicitario corresponde a la oferta de servicios profesionales y búsqueda de empleo que se despliega en: avisos económicos y clasificados, guía profesional y de servicios e insertos específicos donde se promociona la charla de una profesional. En general se exponen permanentemente en lugares específicos del diario, asociados a colegas y a otros profesionales del área de salud y, en algunos casos, a agentes informales de ayuda (parapsicólogos, tarotistas, etc.). Una excepción a lo descrito, es la promoción de una charla a realizar por una profesional en el tema de relaciones de pareja, que se inserta en diversos espacios (El Mercurio, en Cuerpo A, internacional, Cuerpo C espectáculos y Revista Ya). 1.2 Forma: esta sub categoría refiere al modo o la forma en que, textualmente, aparecen los profesionales en este medio de comunicación. Así encontramos una mayoritaria presencia en pequeños extractos que, por lo general, corresponden a avisos de no más de cuatro líneas en que distintos profesionales ofrecen sus servicios.
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El Mercurio, Domingo 25 de Marzo de 2007
La Tercera, Sábado 24 de Marzo de 2007
En segundo lugar, se inscribe su participación como sujetos de noticia o en la modalidad de comentarios en reportajes. Estos casos tienden a ser más extensos, donde los comentarios o referencias a psicólogos/as se intercalan en otras informaciones o con opiniones de otros profesionales. Finalmente, están las columnas, que corresponden a textos escritos directamente por psicólogos/as y que en su mayoría presentan una extensión de media a una página. 2. La categoría Rol Profesional nos informa de los contenidos que refieren directamente conocimiento del ejercicio profesional de la psicología en el país y que se ligan a la participación de los/as psicólogos en la prensa analizada. En este sentido, a partir de sus contenidos, se establecieron 3 sub categorías especificas que dan cuentan de espacios de actuación en los que se inscribe su ejercicio. 2.1. Campo ocupacional: esta sub categoría contiene todas las áreas de ejercicio de los profesionales que aparecen mencionadas en los textos analizados. En este sentido, corresponden específicamente a los espacios de acción u ocupaciones que se derivan tácitamente de las ofertas y prestaciones observadas en sus intervenciones como también en base al reconocimiento que se realiza inductivamente del mercado de trabajo y la proyección del mismo. Deriva de este análisis el reconocimiento de 5 campos ocupacionales fundamentales: 2.1.1. Campo Clínico: se observa mayoritariamente en las ofertas y avisos en los que los profesionales publicitan sus servicios, ofreciendo atención psicológica en una amplia gama de temáticas de salud mental, utilizando técnicas que van desde el diagnóstico y la tradicional psicoterapia a alternativas poco reconocidas formalmente en el campo profesional, tales como reflexología, hipnoterapia, programación alfa. Corresponde a una oferta que se desarrolla fundamentalmente en el ámbito privado y pocas veces aparece delimitado a una temática específica que denote exclusividad para el gremio. Sin embargo, una noticia reportada en varios diarios visibiliza dentro de este campo el accionar profesional en situaciones de crisis que trasciende el espacio privado, insertándose directamente en comunidades afectadas. Esto se observa a partir de la descripción que realiza una
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psicóloga de la ONEMI, a propósito de la participación de un equipo de psicólogos/as pertenecientes al Colegio de Psicólogos (A.G.) y dos universidades estatales en Aysén, tal como lo muestra el siguiente extracto.
El Mercurio, Miércoles 21 de Marzo de 2007 2.1.2. Campo Infanto-Juvenil: deriva de reportajes y columnas donde los/as psicólogos/as aparecen como expertos/as que indican a padres, madres, profesores/as y adultos en general, cómo abordar algunas problemáticas, principalmente relacionadas con la educación de niños/as y adolescentes.
La Tercera, Domingo 25 de Marzo de 2007
2.1.3. Campo Jurídico-Legal: se desprende de noticias, reportajes y cartas que informan de casos de gran revuelo a nivel público nacional. Se destaca la participación de distintos profesionales como peritos que prestan asesoría, evaluación y tratamiento en materias de veracidad de testimonio, discernimiento, imputabilidad y rehabilitación de imputados/as, testigos y víctimas en procesos
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judiciales. En la siguiente carta, el Presidente del Colegio de Psicólogos (A.G.) informa del papel de los profesionales de la psicología en el ámbito jurídico.
El Mercurio, Lunes 19 Marzo de 2007 2.1.4. Campo Organizacional y del trabajo: corresponde a la participación de los/as profesionales en el área de recursos humanos y desarrollo organizacional de empresas y organizaciones nacionales. Es la oferta de servicios referida a la sección de personal, talleres de capacitación, manejo de dinámicas grupales, consultorías. Esta sub categoría ocupa un espacio menor en relación a los demás campos previamente descritos. 2.1.5. Campo Académico y de investigación: es la única donde se reporta la participación de connotados/as psicólogos/as, académicos/as extranjeros y nacionales relevando el papel de resultados de investigaciones en temáticas diversas y novedosas. Un ejemplo de ello puede ser observado en el siguiente extracto:
La Tercera, Domingo 08 de Abril de 2007 192
2.2. Tipos de problema: esta sub categoría contiene todos los temas o problemáticas que aparecen asociadas al trabajo profesional de un/a psicólogo/a en la prensa analizada. Corresponde, por una parte, al conjunto de elementos que suponen situaciones difíciles o desconocidas para contexto social y que requieren la participación del profesional para su solución y, en algunos casos, para su prevención. Por otra, refiere a problemáticas que atañen a los/as mismos psicólogos/as. Esta sub categoría se desglosa de la siguiente manera: 2.2.1. Tipos de problemas que abordan: existe una amplia gama de problemas, y se clasifican en tres, según el alcance de la intervención profesional: 2.2.1.1. Problemas individuales: los textos analizados describen distintas problemáticas que afectan a las personas y que, directa o indirectamente competen al o la profesional, que ofrece una atención individual. En este caso, por lo tanto,
se individualiza a ciertos sujetos de la acción
profesional, como niños, adolescentes, mujeres en relación a problemas de salud (depresión, estrés, crisis de pánico, timidez, alcoholismo, etc); y conductuales (rendimiento escolar, conductas socialmente desaptadas, tartamudez). 2.2.1.2. Problemas relacionales: alude a aquellas problemáticas que implican a más de dos personas en la intervención que ofrece y/o realiza el/la profesional. Principalmente se trata de problemas de pareja y familiares. Aparece el concepto de mediación familiar, terapia familiar y de pareja.
El Mercurio, Revista Ya, Martes 03 de Abril de 2007 2.2.1.3. Problemas sociales: implican la participación de los/as profesionales en contextos comunitarios y/o donde es de relevancia la salud pública. Es importante destacar que estos problemas son aquellos donde psicólogos/as aparecen con menor participación en los medios revisados, aunque no por ello deja de ser relevante reconocer su aporte para la prevención y solución de de este tipo de problemáticas. Un ejemplo de ello es el siguiente extracto.
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El Mercurio, Domingo 25 de Marzo de 2007 2.2.2. Problemas que afectan a los/as profesionales: principalmente se refieren a cuestionamientos que pueden afectar el prestigio del gremio y que apuntan a la integridad personal (esto en caso de Chiledeportes ya mencionado) y a la calidad y competencias profesionales de psicólogas individualizadas en la prensa. Otras veces se informa de sanciones de la Comisión de Ética del Colegio de Psicólogos (A.G.) a propósito de la trasgresión a la ética profesional. Por ejemplo:
El Mercurio, Viernes 23 de Marzo de 2007
Finalmente, parece importante destacar que, frente a estos problemas, en algunos casos ha intervenido el Colegio de la orden en defensa del campo disciplinar y del resguardo del prestigio profesional (ver extracto del 19 de Marzo, 2007). 2.3. Formación profesional: esta sub categoría agrupa todas las informaciones que refieren al ámbito de adiestramiento o la educación recibida por los y las profesionales que aparecen mencionados en la prensa escrita. En este sentido, deriva de los antecedentes curriculares y del reconocimiento de los planteles universitarios del país o el extranjero que certifican la formación profesional alcanzada y los títulos profesionales y grados académicos obtenidos. En los textos analizados es posible distinguir el nivel de formación obtenido, especialmente explícito en avisos que ofrecen sus servicios. En su mayoría aparecen como “psicólogos/as”, “psicólogos/as clínicos/as”, “licenciado/as”; en otros casos indican la universidad de procedencia (PUC, UCH, UDP, UNAB, entre otras). Además, se constata que algunos/as no explicitan la formación recibida ni la obtención del título profesional. Finalmente, cuando presentan columnas y reportajes
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suelen indicar grado académico obtenido y/u otra especialización, por ejemplo, Magíster, Doctorado, Ph. D., MBA. Por ejemplo, en el curso “Liderazgo Organizacional”, la autora de una clase es presentada como sigue:
El Mercurio, Martes 20 de Marzo de 2007 3. La categoría Participación refiere a la aparición directa de los y las profesionales en los medios de prensa analizados. En este sentido, se constituye en una fuente de información fundamental de la ética implicada en su práctica, en tanto, permite visibilizar la forma y contenidos que se desprenden de su inclusión en los textos analizados. De este modo, corresponde a los espacios en los que se concretiza la imagen que se transmite en este medio acerca de los/as psicólogos/as en Chile y, por lo tanto, influye en la percepción de sus lectores. 3.1. Identificación: la mayoría de los/as profesionales son mujeres, adultas de entre 30 y 50 años aproximadamente, que se desempeñan como docentes y autoridades de escuelas de psicología, profesionales municipales, de servicios públicos y, en menor medida, de entidades privadas y parte del directorio del Colegio de Psicólogos (A.G.). 3.2. Forma en que participan: esta sub categoría se desprende del análisis de las actuaciones que derivan de la presencia de un o una profesional en la prensa escrita y, en este sentido, corresponde a los modos en que son considerados p participan en la prensa escrita. Así, y de acuerdo a la clasificación previamente reseñada, se observa que puede ser nombrado/a, nombrado/a y referido/a por otros, e interviene directamente. 3.3. Respuestas: esta sub categoría alude a las prácticas, actividades o modalidades de intervención que se observan en las actuaciones de los/as profesionales en la prensa escrita. Estas se pueden dividir en las siguientes: 3.3.1. Consejería: corresponde a aquellos casos en los que los/as psicólogos/as sugieren formas de enfrentamiento, pautas e indicaciones para actuar o prevenir frente a problemáticas específicas, contingentes, vinculadas al plano afectivo, casi siempre en la modalidad de columnas de opinión.
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La Tercera, Martes 20 de Marzo de 2007 3.3.2. Entrega de información: corresponde a aquellos casos en los que los profesionales indican procedimientos, técnicas o, derechamente explican desde un punto de vista profesional aspectos de una determinada temática o problema. En este sentido, desde una posición de experticia, refieren antecedentes que permiten dar a conocer al lector el desarrollo de un tema a nivel nacional y posibles formas de enfrentamiento. Por ejemplo:
La Tercera, Revista Mujer, Domingo 25 de Marzo de 2007 3.3.3. Evaluaciones psicológicas y diagnóstico: se observan alusiones a procesos de psicodiagnósticos o evaluaciones psicológicas realizadas por distintos profesionales y traducidas en extractos de informes psicológicos emitidos por causas judiciales.
El Mercurio, Lunes 2 de Abril de 2007
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3.3.4. Oferta de servicios: corresponde a los insertos en los que los/as profesionales promueven sus actividades laborales mediante avisos publicitarios. 3.4. Sistema de valores: esta categoría contiene las informaciones que permiten identificar de manera evidente o tácitamente los valores que son sostenidos por los/as profesionales y aquellos que –como contraparte- son objetados como contravalores. 3.4.1. Esquema de valores que se defienden: corresponde al conjunto de valores que son promovidos explícita o implícitamente en las intervenciones que realizan los/as profesionales en este medio de comunicación. Entre ellas, las más frecuentes son: respeto por las diferencias individuales, lealtad, verdad, justicia y responsabilidad social.
El Mercurio, Revista Ya, Martes 20 de Marzo de 2007 3.4.2. Contravalores que se rechazan: se trata del conjunto de valores negativos objetadas explícita o implícitamente por los/as profesionales en sus planteamientos. Es posible mencionar: la violencia, la discriminación, el engaño, limitar al crecimiento personal y coartar la libertad de las personas.
El Mercurio, Revista Ya, Martes 3 de Abril de 2007
197
3.2.2. TELEVISIÓN ABIERTA. De los dos períodos estudiados, se registraron y revisaron 25 programas de televisión, examinando si existía presencia/ausencia de los/as psicólogos/as. Así se constató que estos profesionales aparecían o eran nombrados sólo en 11 casos (7 en el primer período y 4 en el segundo), es decir, el 44% del total de programas, se constituyó en las unidades de análisis para este apartado. Esta información puede ser observada en el siguiente cuadro: Cuadro 16: Período Día
Fecha
1
Lunes 26
2
Martes 27
3
Miércoles 28
4
Jueves 29
5
Viernes 30
6 7
Sábado 31 Domingo 1
8
Lunes 9
9 10 11 12 13 14
Martes 10 Miércoles 11 Jueves 12 Viernes 13 Sábado 14 Domingo 15
2
4
Fuentes Matinal TVN Pasiones TVN Noticias TVN Pasiones TVN Noticias C13 Matinal C13 Pasiones TVN Noticias C13 Matinal TVN Pasiones TVN Noticias C13 Matinal C13 Pasiones TVN Noticias TVN Noticias Mega visión Noticias Chile visión Matinal TVN Pasiones TVN Noticias TVN Matinal C13 Pasiones TVN Matinal C13 Noticias C13 Noticias TVN Noticias TVN
N 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
Presencia No No No Si No No Si No Si Si No Si Si Si No No Si No No Si Si Si No No No
Del mismo modo que para la prensa escrita, fue relevante considerar en la presencia de los y las profesionales las dimensiones de cuándo, dónde y cómo aparecían. De este modo y tal como se evidencia el en gráfico 16, estos sólo aparecen de lunes a viernes y en un número que no supera las tres veces en el día, destacando que durante el fin de semana no se registra ninguna aparición.
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Gráfico 17: Aparición de psicólogos/as en televisión abierta según días de la semana. Respecto a dónde fueron observados, se aprecia que en un 46% de los casos se trata de un matinal, específicamente aquellos transmitidos por Televisión Nacional y por Canal 13: “Buenos Días a Todos” y “Juntos”, un 45% en el programa “Pasiones” y un 9% en noticiarios (TVN, Canal 13, Mega y Chile visión). De estos resultados llama la atención que sólo un programa emitido por un canal de televisión concentra casi la mitad de las apariciones.
Gráfico 12: Programas en los que aparecen los/as psicólogos/as en televisión abierta
En concordancia con la categorización previamente presentada y en relación al modo en que aparece el profesional en los programas analizados, se formularon las siguientes categorías de acuerdo al nivel de participación. En primer lugar la categoría “es nombrado” hace referencia a la mención genérica de uno/a o más psicólogos/as, sin que haya mayor desarrollo en el contenido del discurso hacia los profesionales. Es importante consignar que no actúa ningún profesional, sino que sólo aparece nominado por otros actores en aproximadamente un tercio de los programas analizados (36%).
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En segundo lugar, la categoría “es nombrado y referido”, reseña la participación de un o una profesional, ya sea a través de su propio comentario u opinión o bien, desde la referencia hecha por una tercera persona, donde se identifica escuetamente su nombre, cargo y/o especialidad. Esto ocurre en un 9% de los casos. En tercer lugar, la categoría “interviene” corresponde a la participación directa de un o una profesional específico -identificando su nombre y breves antecedentes curriculares- quien expone o emite una opinión profesional de manera más extensa, observándose en un 55% de los casos.
Gráfico 13: Modo de participación de los/as psicólogos/as en la televisión abierta
Por otra parte, para abordar los contenidos que surgen de la participación de cada uno/a de los/as profesionales se procedió a analizar cualitativamente las 11 unidades de análisis seleccionadas en este medio. Así como producto de la codificación abierta de los datos se estructuró el siguiente diagrama, que da cuenta del análisis descriptivo realizado. Así, en él se describe las 3 categorías reconstruidas a partir de los contenidos comunes a la imagen o representación de los/as psicólogos/as indagada en la televisión abierta:
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Imagen de los/as Psicólogos/as en Televisión Abierta 1. Contexto • Espacios • Actores Asociados • Encuadre
2. Rol Profesional • Áreas de Ejercicio • Tipos de problema
3. Actuación: • Identificación • Respuestas • Sistema de valores Diagrama 6: Categorías emergentes de proceso de Análisis Descriptivo de la Televisión Abierta A continuación se procede a describir cada una de las categorías reconstruidas por separado: 1. La categoría Contexto corresponde al escenario en que se inscribe la actuación del o la profesional o, en su defecto, en el cuál estos/as fueron mencionados/as. Por las características de los programas emitidos en la televisión abierta, fue posible acceder también a los elementos que, por asociación o contigüidad espacial y temporal, acompañan o encuadran la aparición o mención de los/as profesionales
y, en este sentido, fue posible establecer tres sub categorías que
contextualizan el modo en que los/as psicólogos/as son considerados/as o presentados/as en este medio. 1.1. Espacios: esta sub categoría refiere principalmente a los segmentos de los programas en los que aparecen mencionados o actúan los/as psicólogos/as. 1.1.1 Matinales: los/as profesionales aparecen principalmente nombrados/as en espacios que promocionan otros programas (de salud) del mismo canal y cuando se realiza la lectura de prensa escrita en la que participan y se discuten informaciones del contexto nacional o internacional. Si
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bien, la mayor parte de las veces la participación de los profesionales aparece en un contexto de seriedad o formalidad, también se observa la mención de estos profesionales en un ambiente de “burla o ridiculización” de entrega de informaciones o lectura de presa escrita, tal como puede ser observado en la siguiente cita textual: Tonka Tomicic: Tengo más informaciones en el Publimetro que tienen que ver con la depresión y como combatirla. Esto sí que es revolucionario, Pato Frez. [Lee] "Llega a Chile el primer perfume antidepresivo". Felipe Camiroaga: Mentira... Tonka Tomicic: Verdad... Se va a comercializar pronto, ya tiene precio y todo... "La idea puede sonar descabellada, pero es real. El 2 de abril aterrizará en Chile el primer perfume que combate la depresión ¡y que levanta el ánimo!". Que buena... "Se trata de Smilies, sustancia que se comercializa hace dos años en Europa y E.E.U.U. y que ha tenido un gran éxito en ventas"(...) Bueno, nosotros tenemos alto porcentaje de depresión. Patricio Frés: Lo usa la Paris Hilton. Felipe Camiroaga: Ah, si lo usa la Paris Hilton, entonces. Tonka Tomicic: Entre otras... Mauricio Bustamante: Claro, pero ella anda como deprimida... Tonka Tomicic: No, ella anda arriba de la pelota. Felipe Camiroaga: Clever, ella es muy clever. Tonka Tomicic: Ella anda tan arriba de la pelota que se le olvidaron los churrines el otro día. Felipe Camiroaga: ¿Ah, ella fue? Tonka Tomicic: Ella fue. Felipe Camiroaga: Te quita la depresión, pero te deja como la Paris Hilton [risas]. Usted elija, usted vea. Tonka Tomicic [continúa leyendo]: "A pesar de las expectativas que pueda generar, Eduardo Misón, gerente comercial de Aromas, cadena de perfumerías que él exporta, es cauto cuando habla de sus propiedades: 'No se trata de un producto que venga a dar solución a los males que afectan a la sociedad, ni que con su uso dejarán de necesitarse los psicólogos. Aclaró y expresó además que el olor del psico estimulante funciona a nivel cerebral. Este es un producto de años de investigación que culminaron con la identificación de estas dos sustancias (...)” (…). Matinal “Buenos días a todos”, TVN, Jueves 29 de Marzo de 2007. 1.1.2. Pasiones: en este programa los/as profesionales aparecen en un espacio de “consejería” o “panel de profesionales” que surge luego del comentario del o la protagonista del caso ilustrativo central de del programa que, por lo general, solicita orientación frente a una situación amorosa conflictiva que lo/la afecta. En muy pocas ocasiones el profesional aparece actuando en otros espacios del programa y, si lo hace, es por el impulso-motivación del o la profesional, tal como puede ser observado en el siguiente registro de un programa: [Psicólogo participa en "Declaración de Compromiso Masculino para Mejorar Convivencia -‐ Reivindicación del Hombre Chileno", un discurso leído por animador en el cual se agrupan hombres para confirmar cada premisa enunciada. Al mencionar animador que "crianza de hijos será compartida", se escucha voz de psicólogo que confirma. Animador, en tono cuasi irónico, dice: "¿Estás seguro, Roberto?". Se escuchan risas. Psicólogo se encuentra parado en extremo izquierdo -‐ desde perspectiva de televidente -‐ del grupo, más lejano]. Programa “Pasiones”, TVN, Viernes 30 de Marzo de 2007. 1.1.3. Noticias: se observa en espacios en los que se aborda informes nacionales y que, dada su
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relevancia a nivel nacional requieren de la participación o comentario en su rol de experto/a. Por ejemplo, esto puede ser observado en la siguiente cita textual: Periodista [Acerca de ataque a automóvil de Jueza Chevesich]: Pero ¿Qué es lo que lleva a los jóvenes a atentar de forma violenta ante una mujer que se desplaza sola en su auto? Para el Director de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, en estas acciones donde reina el anonimato, cualquier rostro conocido que se asocie a la autoridad es un blanco fácil de ataque. Un ejemplo es lo que le ocurrió al ex-‐Ministro Nicolás Eyzaguirre. Director Escuela de Psicología PUC: El hecho de que sea una persona pública, de conocimiento público, que tenga presencia en los medios, tiene un efecto, porque de alguna manera es un referente de la autoridad. Un juez por definición es un referente de la autoridad [Periodista continúa relato describiendo "tranquilidad" con que jueza asumió situación]. Noticiero “24 Horas Central”, TVN, Viernes 30 de Marzo de 2007. 1.2. Actores Asociados: nuevamente en esta sub categoría fue posible identificar una serie de personajes o actores que se asocian a la participación de los/as profesionales en los programas analizados. Así, en los matinales por lo general se vinculan por contigüidad espacial y temporal principalmente, con sus conductores y, en menor medida, con otros profesionales (periodistas) que actúan como panelistas. En el caso de Pasiones, se encuentran junto a actores de teleseries, conductores de otros programas de televisión o radio, tarotistas, estilitas, entre otros, que participan del panel de “expertos” que entrega sugerencias respecto del caso que se discute de manera central en el programa. Finalmente, en el caso de los noticieros y, como se pudo apreciar en la cita anterior, se liga a la actuación de un periodista. 1.3. Encuadre: corresponde a el escenario en que los/as profesionales aparecen o son mencionados en los distintos programas de televisión analizados. En este sentido, se plantea como el antecedente inmediato o que da pie a la actuación de los/as psicólogos/as en los distintos programas de televisión analizados. En el caso de los matinales y noticiarios, el profesional es presentado como un “experto/a” que es invitado y se le consulta por una problemática específica, mientras que en pasiones se observa en la presentación una suerte de “identificación” del o la psicóloga con el programa, como por ejemplo se observa en la siguiente transcripción: Tarotista: …de aquí a estos dos meses tú vas a tener claro lo que no te sirve y lo que si te sirve y vas a tomar un nuevo camino en tu vida que te va a conducir, más tarde o más temprano, a un verdadero amor, a una verdadera relación y a una hermosa familia, pero con ninguno de estos dos pelafustanes... siga no más usted y aprenda de sus experiencias. Conductor: vamos a ver que dice Javiera, nuestra psicóloga: Psicóloga: Hola Agustina, mira sabes yo creo que el punto es que tú has funcionado… Programa “Pasiones”, TVN, Martes 27 de Marzo de 2007. 2. La categoría Rol Profesional nos informa de los contenidos que refieren directamente conocimiento del ejercicio profesional de la psicología en el país y que se ligan a la participación de los/as psicólogos/as en los programas de televisión analizados. En este sentido, a partir de sus
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contenidos, se establecieron 3 sub categorías especificas que dan cuentan de espacios de actuación en los que se inscribe su ejercicio. 2.1. Áreas de ejercicio: corresponden específicamente a los espacios de acción u ocupaciones que se derivan tácitamente de sus intervenciones como también en base al reconocimiento que se realiza inductivamente del mercado de trabajo de los/as psicólogos/as en el contexto nacional. 2.1.1 Jurídico-Legal: se reporta la participación de psicólogos/as, y eventualmente de funcionarios estatales ligados a las Policías o Gendarmería, que opinan o entregan información en relación a casos de interés público a nivel nacional. Un ejemplo de ello puede ser observado en el siguiente extracto en el que se aborda el tema de la pedofilia como acto criminal: Iván Valenzuela: Estamos viendo las imágenes del juicio de Tocornal, porque ayer se terminaron todas las posibles apelaciones (…) [Relata instancias que componen proceso formal de apelación ante definición judicial, en nuevo sistema]. Eliana de Casso De todas formas el tema de la pedofilia es un tema tremendo, de frentón, que nos afecta como sociedad y ahora sí tenemos al subcomisario y psicólogo Rodrigo Torres. ¿Cómo estás Rodrigo? Buenos días [Se establece contacto visual con psicólogo]. Psicólogo: Hola, buenos días Eli, ¿qué tal? Eliana de Casso: ¿Cómo estás Rodrigo? Psicólogo: Bien, gracias. Eliana de Casso: Te quiero hacer la primera pregunta y la que todos nos hacemos: ¿Existe la posibilidad de que un pedófilo se pueda rehabilitar? Psicólogo: Mira, eh… [4 segundos de silencio] Como psicólogo me gustaría creer que sí. No sólo un pedófilo, sino cualquier persona que padece un trastorno mental. El problema de estos casos es que la criminalización de estas conductas tiene como consecuencia la cárcel. El problema de nuestras cárceles, particularmente, no están destinadas al tema de la rehabilitación. Eliana de Casso: Claro. Psicólogo: Eh… Considerando eso es muy difícil que una persona que sea pedófilo que ingrese al sistema de justicia, privado de libertad pueda ser sometido a un proceso de rehabilitación. En esa medida es muy difícil decir que los pedófilos o este tipo de agresores sexuales pudiesen tener alguna posibilidad de rehabilitarse… Matinal "Juntos, el show de la mañana", C13, Jueves 12 de Abril de 2007. 2.1.2. Clínica: se observa mayoritariamente en casos en los que profesionales son nombrados/as genéricamente en el contexto de la atención psicológica que estos/as brindan y ligados principalmente a temáticas de salud física y mental. Algunos ejemplos pueden ser observados a continuación: Eli de Casso: Oye, y cuéntame un poco. Estas doce personas se presentan, ¿Tienen orientación, tienen apoyo, tú haces un seguimiento? Cuéntame un poco de qué se trata. Jennifer Warner: Bueno, primero que nada, decir que estamos muy chochos como equipo, que le agradezco a la Carola Narbona, a Juan Pablo González, a la (…) y a toda la gente de (…), porque en tan sólo diez días de convocatoria programa llevaba tres mil personas, hoy que llevamos catorce días llevamos cinco mil personas que han postulado a este proyecto. Eli de Casso: ¡Oh! Te das cuenta de atrás que es un problema…
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Jennifer Warner: La obesidad es un problema global, es un tema súper trascendente. Y vamos a estar apañados, Eli, con un equipo, pero, de lujo. Todos los expertos son de la Universidad Católica, de la Clínica de Obesidad. Eli de Casso: Nutriólogos, nutricionistas, psicólgos… Jennifer Warner: ¡Usted sabe de eso, pues! [risas] Eli de Casso: ¡Sí po, por algo yo estoy conversando contigo pue’! Jennifer Warner: Así que le vamos a hacer todas las preguntas del caso en su momento, porque vamos a tener psicólogos, entrenadores personales, personas a cargo de todo el tema global de la obesidad. Eli de Casso: Es una desafío… Matinal "Juntos, el show de la mañana", C13, Martes 10 de Abril de 2007. Animador: Fabio, ¿Sabes qué, amigo? Nosotros, obviamente, tenemos un servicio que ofrecemos posterior al programa y tenemos un compromiso con todas las historias que salen al aire, y las que no salen también. Te vamos a ofrecer la ayuda con psicólogos, para que te den fuerza [Persona al teléfono se escucha sollozar], con psiquiatras, para que puedas sostenerte fuerte. Y mucha fuerza, amigo, porque has sido muy noble, has sido muy valiente, tú hija te necesita, y lo vas a lograr, Fabio, lo vas a lograr. Te mandamos un abrazo y vamos a seguir en contacto inmediatamente posterior al programa, para comunicarte, para que empieces a trabajar desde ya con nuestros psicólogos y psiquiatras. Programa “Pasiones”, TVN, Miércoles 11 de Abril de 2007. 2.2. Tipos de Problemas: esta sub categoría contiene todos los temas o problemáticas que aparecen asociadas al trabajo profesional de un/a psicólogo/a en este medio. Comprende el conjunto de elementos que suponen situaciones difíciles o desconocidas para contexto social y que requieren la participación del profesional para su solución y, en algunos casos, para su prevención. 2.2.1. Problemas sentimentales: son aquellos de índole amorosa o de pareja, por los que consulta una persona afectada para recibir orientación para su enfrentamiento. Esto se observa exclusivamente en el programa Pasiones. Animadora: Muchas gracias, Evelyn. Pero, además de que lo esté pasando mal, ella te manipula con esa información, pero se va, te deja a ti, se gasta la plata del arriendo de durante tantos meses, pero, además, te deja a ti en la posibilidad de que te saquen de tu casita, junto a tu hija. O sea, no ha pensado nada esta mujer. ¿Qué le podrías decir, Roberto? Psicólogo: Eh, hola Fabio. Vamos a tratar de entender primero qué sucedió en esta historia, para entender por qué el comportamiento de los protagonistas y después entender qué puedes hacer tú con ello. En primero lugar, yo creo que tú dijiste que hace ocho años que vivías con esa mujer y que la conocías. Yo creo que ella tenía aspectos bastantes desconocidos que tú no percibiste. Creo, en segundo lugar, que tu pareja tenía un conflicto importante y profundo y que cada vez era mayor. Yo creo que ella entraba y salía del amor que sentía por ti. Es decir, ese amor, yo creo que existe, pero es un amor que se ve cuestionado por un distanciamiento Programa “Pasiones”, TVN, Miércoles 11 de Abril de 2007. 2.2.2. Problemas de salud: donde psicólogos/as aparecen formando parte de un equipo interdisciplinario que aborda la obesidad mórbida. Eli de Casso: Oye y cuéntame ¿Cómo ven ellos esta oportunidad, este apoyo, porque es un apoyo
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inmenso como canal, desde el punto de vista médico, psicológico… Cómo se sienten? Jennifer Warner: Bueno, como un sueño, por lo menos con la gente que yo he podido conversar, me han dicho que es una oportunidad de la vida, porque, además, van a estar con un seguimiento de médicos expertos como hablábamos recién... Matinal "Juntos, el show de la mañana", C13, Martes 10 de Abril de 2007. Específicamente, en lo que concierne a la salud mental, en el área de psicopatología, se aborda como temática importante la pedofilia. Eliana de Casso: En la rehabilitación, ¿Qué pasa con los pedófilos? Iván Valenzuela: Cuando salen de la cárcel... Eliana de Casso: Cuando salen… Psicólogo: Mira, no sólo en otros países, sino que también en nuestra experiencia como Policía de Investigaciones, la mayoría de los procesos terapéuticos de rehabilitación de agresores sexuales requiere primero un reconocimiento de parte del agresor de este tipo de abuso… Eliana de Casso: Que está enfermo… Psicólogo: Si tú te sitúas… Claro… Si tú te sitúas en ese contexto y, además consideras que las personas que están en rehabilitación están en un sistema judicial, van obligadas. Las personas que van obligadas a un proceso psicoterapéutico de cualquiera naturaleza, eh…, la verdad es que podemos esperar que los resultados no sean muy favorables, puesto que no hay una voluntad puesta en la persona para poder recuperarse. En la experiencia internacional, una de las fallas que hay en los sistemas de rehabilitación de los agresores sexuales es, precisamente, no hay sistemas de evaluación o seguimiento a partir de estos procesos terapéuticos que son impuestos por los sistemas judiciales. Matinal "Juntos, el show de la mañana", C13, Jueves 12 de Abril de 2007. 2.2.3. Problemas de niños/as y adolescentes: apunta a problemas conductuales de este grupo etario, donde los/as psicólogos/as son visualizados como expertos en el diagnóstico y explicación del comportamiento. Esto puede ser observado en los siguientes ejemplos. Luis Jara [Acerca de ataque a automóvil de jueza Chevesich]: Pero, además, yo vi las imágenes que transmitió el canal, que es ese instante, hasta ahí, parece... Después yo vi otra imagen, que es cuando sale del auto por primera vez y le ofrecen asistencia, y ahí ella estaba llorando muy contenida, estaba llorando contenida, y yo me imagino que esa contención tiene que ver con el nivel de impacto. Porque hay muchas veces que cuando uno está con shock tiene dos opciones o dos caminos... A un psicólogo podríamos preguntarle algún día... Te has para adentro o pierdes el control. Yo tengo la sensación de que ella entró en un estado de mucha tensión y de mucho impacto, en shock Matinal "Juntos, el show de la mañana", C13, Viernes 30 de Marzo de 2007.
Tonka Tomicic: Así es. “México sigue convulsionado por el caso de seiscientas alumnas del Colegio Villa de las Niñas en Chalco, que dejaron de caminar. Aunque hoy un grupo de psicólogos del Ministerio de Salud visitará la escuela dirigida por Congregación de Monjas Hermanas de María, para saber qué llevó a las niñas a quedar medio paralizadas, ya rondan un par de teorías. Luego de que el caso estallara, una semana atrás, se comenzó a hablar de maltrato psicológico y físico cometido por las estrictas monjas, que, entre otras cosas, prohibían que las niñas respondieran a las cartas de sus papás”, ¡Oh!, “los que sólo podían visitarlas ¡una vez al año! Poco días después, las autoridades sanitarias aventuraron que la extraña enfermedad podría ser un brote de histeria colectiva”. Matinal “Buenos días a todos”, TVN, Lunes 9 de Abril de 2007 206
Psicólogo: Mmm… Mira, nosotros en el Instituto de Criminología de la Policía de Investigaciones tenemos un programa de intervención en menores infractores que presentan conductas abusivas de carácter sexual. Eliana de Casso: Aha… Psicólogo: La verdad de las cosas es que nuestro público objetivo son adolescentes que tienen algún comportamiento desviado que es detectado no sólo por la familia, eh… Inmediata. Matinal "Juntos, el show de la mañana", C13, Jueves 12 de Abril de 2007. 3. La categoría Actuación refiere a la aparición directa de los y las profesionales en los medios analizados en el período. En este sentido, se constituye en una fuente de información fundamental de la ética implicada en su práctica, en tanto, contribuye a establecer los elementos que denotan tanto la forma como los contenidos que se desprenden de sus actuaciones en los diversos programas de televisión abierta chilena. 3.1. Lenguaje utilizado: refiere a la forma en que actúa, se comunica e interviene el o la profesional en los programas de televisión. Pocas veces se observa el uso de conceptos técnicos; generalmente se dirigen en primera persona al sujeto con el que interactúan, utilizando un lenguaje coloquial, amable, que procura ser cercano a la gente e invita a la persona consultante a evaluar diferentes alternativas de solución de problemas. Psicólogo: Por cosas que tú dijiste Montserrat está claro que tú dependes de él económicamente, que él de alguna manera ha generado este lazo, que no es solamente un lazo amoroso que a ti te cuesta romper, sino que es un lazo de dependencia emocional y económica; lo cual lo hace doblemente difícil. Ahora yo creo que en todas las situaciones de la vida, tal vez hay que mirar que oportunidades tenemos para hacer cosas congruentes con lo queremos y cuando no creemos que podemos luchar para que sea diferente. En este caso tu tienes varias opciones y todas ellas tienen un costo y, tal vez algunas su beneficio. Programa “Pasiones”, TVN, Miércoles 28 de Marzo de 2007. 3.2. Respuestas: esta sub categoría alude a las prácticas, actividades o modalidades de intervención que se observan en las actuaciones de los/as profesionales en la televisión abierta. Estas se pueden dividir en las siguientes: 3.2.1. Consejería: corresponde a aquellos casos en los que los/as psicólogos/as sugieren formas de enfrentamiento, pautas e indicaciones para actuar o prevenir frente a problemáticas específicas vinculadas al plano afectivo. Hay algunos casos donde los profesionales distinguen su opinión personal de la estrictamente profesional. Se trata de opiniones directas, con poca sistematicidad técnica y/o conceptual. Por ejemplo: Psicóloga: A ver, Emilia. En primer lugar, es que lo siento, lo siento mucho. La verdad es que yo soy psicóloga y también soy mamá. Yo creo que el amor más incondicional en la vida es el que tenemos hacia los hijos y eso es así. También, como quiero hacer un gesto empático contigo, creo que tú estás muy conflictuada, muy confundida. Creo que, realmente, tú necesitas una terapia. ¿Por qué? Porque tú tienes que ver realmente lo que modular de lo que no lo es. La pregunta, a mi
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juicio, no es qué hago o no hago para volver. La pregunta es, realmente, volver al centro. ¿Cómo hago en mi vida para reparar la conducta que dañé con mi hija. Lo otro te lo ves tú en una terapia. Con cariño te lo digo. Tú eres grande, no sé si madura, creo que no, pero creo que eso lo tienes que resolver tú. El unto central, que no puedes dejar pasar en tu vida es que tienes que reparar esto con tu hija. Yo no creo que haya verdades de este calibre que le sirvan a ella. Yo no creo que el sincerarte con ella le sirva, al menos en esta etapa de la vida creo que no le sirve. Creo que tú puedes hacer una reparación espiritual hacia tu hija; dedicarte a ella, a tú nieto. No estoy diciendo que te conviertas en una monjita, pero creo que sí se repara el daño que has hecho que es un daño muy grande. Eres un ser humano, todos nos equivocamos, pero la puerta que en algún momento abriste equivocadamente, ciérrala con doble, triple llave, nunca más, y la llave la votas. Por favor, hazme caso. Que te vaya muy bien Programa “Pasiones”, TVN, Jueves 29 de Marzo de 2007.
3.2.2. Entrega de información: corresponde a aquellos casos en los que los profesionales indican procedimientos, técnicas o, derechamente explican desde un punto de vista profesional aspectos de una determinada temática o problema. En este sentido, desde una posición de experticia, refieren antecedentes que permiten responder las preguntas que realizan conductores y/o periodistas. Por ejemplo: Eliana de Casso: Que aunque tú los castraras, por ejemplo, ellos estando en libertad podrían utilizar otros instrumentos, otras herramientas para hacer violaciones igual. Psicólogo: Sí, la verdad es que lo que tú dices es cierto en la medida que no sólo la pedofilia, sino que en la mayoría de las parafilias tienen la génesis en el nivel de las fantasías sexuales. Eliana de Casso: Parafilia es vio… ¿Qué es lo que es? Psicólogo: Las parafilia son los trastornos de la sexualidad ¿Mm? Existen distintos trastornos de la sexualidad, de la identidad sexual, y dentro de ellas están las parafilias: el fetichismo, el froteurismo, la pedofilia, particularmente. Todas estas nacen desde un componente ideacional, imaginario, donde la fantasía ocupa la mayor cantidad de… eh… [Eli de Casso: De acción (en segundo plano)] Claro, que guía los comportamientos de esta gente. Matinal "Juntos, el show de la mañana", C13, Jueves 12 de Abril de 2007. 3.2.3 Diagnóstico: refiere a la emisión de algún comentario que implica una conceptualización desde alguna característica diagnóstica al comportamiento tanto del consultante así como de alguna otra persona referida por quien solicita ayuda. Psicóloga: mira sabes yo creo que el punto es que tú has funcionado de alguna manea en borrador, entonces has hecho primero y después has pensado; yo creo que has pensado, pero la idea es que has actuado impulsivamente, así lo veo yo; entonces qué pasó: al comienzo con tu primera relación no tenías todas las condiciones para haberle hecho ese préstamo y haberle dado, realmente, todo lo que era más valioso para ti; no sólo materialmente, si no también en confianza, en ideales y yo creo que él te falló, pero te falló porque él no era para tí, pero tú también fuiste responsable; yo creo que fuiste demasiado impulsiva, actuaste demasiado, poniendo primero el corazón y no sé si en algún minuto la razón; te pegaste un golpe, te pegaste una caída y qué pasó; a poco andar y casi mágicamente, vuelves a tener una relación de pareja, con una persona también media mágica. Programa “Pasiones”, TVN, Martes 27 de Marzo de 2007
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Psicólogo: Yo creo que ella cierra los ojos, no ve lo que la rodea, y, al no ver lo que la rodea, empieza a actuar, a actuar, a actuar. Desde afuera se puede juzgar moralmente su comportamiento, pero lo entendemos, o lo trato de entender a partir de las limitaciones que tiene una persona dependiente e infantil. Programa “Pasiones”, TVN, Miércoles 11 de Abril de 2007. 3.3. Sistema de valores: esta categoría contiene las informaciones que permiten identificar de manera evidente o tácitamente los valores que son sostenidos por los/as profesionales y aquellos que –como contraparte- son objetados como contravalores. 3.3.1. Esquema de valores que se defienden: corresponde al conjunto de valores que son promovidos explícita o implícitamente en las intervenciones que realizan los/as profesionales en este medio de comunicación. Entre ellas, las más frecuentes son: lealtad, fidelidad, responsabilidad, integridad y libertad. Un ejemplo de ello es el siguiente extracto: Psicóloga: Cuando te enfrentas a esto que paso con tu amiga que, menos mal que pasó porque si no, no te habrías dado cuenta de aquello. creo que aquí es donde yo te invito a que realmente decantes, pongas la cabeza, el corazón y un análisis pausado, o sea, pasa del borrador al limpio, por favor... los valores fundamentales de la vida, la lealtad, la amistad, el realmente no traicionar a otra persona, mientras no sabías que estabas traicionando a tu amiga no había problema; en este minuto ya lo sabes; no te conviene ninguna relación que... a pesar de que te haga feliz entre comillas, haga desgraciada a una persona que tú quieres y le vas a ser leal; o sea eso no tiene ninguna segunda lectura desde mi punto de vista. Por favor céntrate en ponerle cabeza, pausa, ritmo lento y reflexión a tu vida; yo creo que así puedes ver las señales de las que te hablaba Rodrigo (Gendelman)... que te vaya muy bien. Programa “Pasiones”, TVN, Martes 27 de Marzo de 2007. 3.3.1. Contravalores que se rechazan: se trata del conjunto de valores negativos cuestionados explícita o implícitamente por los/as profesionales en sus planteamientos. Es posible mencionar: deslealtad y deshonestidad, entre otras, que se visualizan en temáticas como infidelidad, violencia, engaño, envidia, celos. Por ejemplo: Psicólogo: En primero lugar, yo creo que lo que lo que a ti y él los motivó son circunstancias distintas y son apetencias distintas. En ti, tal vez, lo que tengas que examinar es el elemento de celos y de envidia. Nadie pertenece a nadie, es verdad, pero cuando tu amiga se vincula con un hombre y tú lo empiezas a mirar, a considerar como un objeto posible de tu necesidad, de tu deseo, de tu amor, estás deseando, de alguna manera, lo que es de ella, lo que está prometido a ella. Ese es un elemento de celos y también de envidia, porque tú te quieres colocar en el lugar de ella. Lo que él hace, es el típico varón que nunca ha pensado en ser fiel. Es el típico varón que la fidelidad es algo para otros, para otros que tienen ese antiguo vicio de intentar ser fieles y de intentar amar a una persona. Él nunca lo creyó, el nunca lo deseó y tu amiga va a tener un hombre a su lado que, probablemente, haga lo mismo. Sólo aprenden cuando sufren, sólo aprenden cuando, de alguna manera, reciben un dolor equivalente al que producen. Pero están tan centrados en sí mismos, que no perciben el dolor que ocasionan a otros. Esa sumatoria de tu envidia, tus celos y los pocos escrúpulos valóricos que él tenía genera una situación en la que no hay ganancia para nadie. Tú nunca creíste que la relación con él era posible en términos de continuidad. Los dos satisficieron un instante que no tenía continuidad, que no tenía futuro. Programa “Pasiones”, TVN, Viernes 30 de Marzo de 2007.
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3.2.3. ANÁLISIS RELACIONAL: PRENSA ESCRITA Y TELEVISIÓN ABIERTA. A partir del análisis descriptivo de los medios de comunicación analizados fue posible establecer relaciones entre las diferentes categorías, las cuales nuevamente fueron contrastadas con la información obtenida, durante este proceso de análisis. Asimismo, y considerando las preguntas emergentes a partir de su observación52, fue posible establecer un conjunto de relaciones que dan cuenta de 4 temáticas o relaciones centrales: 1) La presencia de los/as psicólogos/as en el contexto mediático; 2) La información del rol profesional; 3) Las respuestas que entregan, traducidas en acciones o modalidades de actuación y, finalmente, 4) Los principios éticos o valores que subyacen a su actuación profesional. A continuación se describe cada temática o relación por separado. 3.2.3.1. LA PRESENCIA DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS EN LOS MEDIOS NACIONALES. La presencia de los y las profesionales en los medios nacionales depende directamente de las variables de contexto y, en este sentido, también delimita la forma en que aparece. Así, su presencia se ve directamente influida por el ámbito, los actores con los que aparece y el encuadre en éste se inscribe. En la figura 1 es posible observar la interacción entre estos factores:
Figura 1: Factores que influyen en forma en que aparece el/ la Psicólogo/a en los Medios Nacionales.
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Strauss y Corbin (2002) plantean que durante el proceso de codificación axial, los/as analistas deben estructurar algunas preguntas que permitan contextualizar los fenómenos o elementos que emergen del proceso de codificación simple, con el objeto de “localizarlo dentro de una estructura condicional e identificar el “cómo” o la manera en que una categoría se manifiesta” (p. 139). Este trabajo lo asocian al concepto de “Paradigma”, entendiéndolo como una “herramienta analítica diseñada para ayudar a los analistas a integrar la estructura con el proceso” (p. 134).
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Respecto del ámbito que influye en forma en que aparecen los/as psicólogos/as en los medios, fue posible identificar dos temáticas comunes: salud y noticias (informaciones) del acontecer nacional o internacional. A su vez, este escenario influye en el encuadre de la presentación o participación de los/as profesionales, en tanto, dependiendo de la temática que se aborde también será la forma en que ellos/as son presentados/as. De este modo, se evidencia una relación directa entre el espacio físico-temporal que ocupará su presentación en los medios y las referencias que se entregan con respecto a su experticia profesional53. El encuadre de la presentación también delimita los actores que aparecen vinculados a este/a profesional y, en este contexto, se aprecia como denominador común en ambos medios, su relación con: representantes del propio medio de comunicación y otros actores o actrices sociales específicos que variarán dependiendo del contexto. Esta variación puede ser observada en la siguiente figura (Figura 2) en la que se describe, específicamente, la forma en que éstos/as aparecen en los medios de comunicación analizados y que corresponde a dos imágenes fundamentales: la del/la profesional experto/a y del/la psicólogo/a como “opinante”.
Figura 2: Forma en que se proyecta la presencia de los/as Psicólogos/as en los Medios Nacionales. En el caso del/la psicólogo/a como experto/a se aprecia que la presentación (traducida en los cuadros que aparecen a los costados de la figura) es seria, en un escenario en el que se especifica su nombre, procedencia, sus competencias y experticia en el tema que se abordará. Por
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Cabe destacar que, en el caso de la Televisión Abierta, se observó otra dimensión que influiría en el encuadre la presentación que se hace del profesional y que refiere a su pertenencia al equipo profesional estable que participa en uno de los programas analizados (Pasiones).
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lo general, se antecede de una contextualización del tema en concreto y, en este sentido, se justifica su intervención con algún tipo de pregunta o demanda implícita que realiza el o los representantes del medio de comunicación (desligada de su propia opinión personal) con el cual el/la profesional interacciona. En el caso del/la profesional como “opinante”, se aprecia en la presentación un contexto de seriedad o informalidad. Por lo general sólo se especifica su nombre y no se entrega mayores informaciones con respecto a sus credenciales y experticia profesional. La intervención corresponde directamente a un planteamiento que el profesional (como por ejemplo las columnas de los diarios) o se antecede por opiniones y juicios que realizan los demás actores que participan del medio. El ámbito que se aborda, la mayor parte de las veces, es desarrollado de manera muy general, y frente al cual se omiten otros antecedentes teórico-técnicos o contextuales que contribuyan a enriquecer el abordaje del tema. Finalmente, parece importante destacar que, dada las características de proceso implicadas en la participación de los profesionales en los medios de comunicación (ya que ésta no es estática), las formas en que éstos/as aparecen no son excluyentes y, en este sentido, tal y como se intentó reflejar en la figura, esta puede transformarse, avanzar o interactuar en referencia a ambos roles. Así, en un mismo programa o medio escrito consultado, este/a profesional puede hacer las veces de experto/a y opinante. 3.2.3.2. LA INFORMACIÓN DEL ROL PROFESIONAL. Las información que proporcionan los medios de comunicación nacionales acerca del rol profesional del/la psicólogo responden directamente de tres categorías: campo ocupacional o áreas de ejercicio, actuación o respuestas del/la profesional en el medio y de los temas o problemáticas que aborda. Se pudo identificar dos campos que, principalmente, contribuyen a alimentar el “saber” que transmiten los medios acerca del rol profesional: Jurídico-Legal y Clínico. El conocimiento del campo Jurídico y Legal se desprende del abordaje de problemáticas específicas que devienen de la contingencia noticiosa nacional, en tanto, la mayor parte de las veces, se refiere a casos emblemáticos que despiertan el interés de los medios. En este sentido, la actuación de los/as profesionales responde a un escenario en que, por una parte, se ve implicado algún profesional con personeros del gobierno o, por otra, se aborda su participación como expertos en un tema o como peritos en casos judiciales. El conocimiento del campo Clínico deriva del ejercicio o atención psicológica que éstos brindan, el que la mayor parte de las veces aparece ligado a temáticas de salud física o mental a nivel individual y, en menor medida, en relación a dinámicas sociales. Como problemáticas específicas aparecen aquellas que afectan a niños/as y adolecentes y, en este sentido, se aborda indirectamente el papel de los agentes socializadores (familia y escuelas) implicados, en tanto,
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participan del enfrentamiento que se hace de estas problemáticas. De este modo, las informaciones que se desprenden de la actuación de los/as psicólogos/as en los medios analizados contribuyen a situar el rol profesional como eminentemente clínico y ligado a funciones de evaluación y de orientación. En la figura 3 es posible observar la interacción entre estos factores:
Figura 3: Información que entregan los Medios Nacionales acerca del Rol Profesional del/la Psicólogo/a.
A diferencia de lo descrito en el anterior apartado, al abordar el fenómeno del rol profesional en el contexto de los medios de comunicación, se aprecia que la imagen del o la profesional aparece mucho más arraigada y, prácticamente no se ve afectada por las variables de contexto. En este sentido, es difícil distinguir sus características en términos procesuales, en tanto, la mayor parte de las veces es imposible desvincular las funciones de evaluación y orientación en el campo clínico de ejercicio. Esto deriva de la forma en que los profesionales actúan o participan ya que, en su mayoría, las intervenciones comprenden algún tipo de diagnóstico del que se se desprenden sugerencias para un mejor enfrentamiento u orientación. 3.2.3.3. LAS RESPUESTAS O ACCIONES DE LOS/AS PROFESIONALES EN LOS MEDIOS. La categoría “Respuestas” referida a las prácticas, actividades o modalidades de intervención que se observan en las actuaciones de los/as profesionales en los medios de comunicación, contribuye a contextualizar las imágenes que se transmiten de los/as psicólogos/as a sus potenciales usuarios/as o consultantes. En la siguiente figura (Figura 4) se aprecia la interacción
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entre los factores que influyen en la forma en que estos responden en los medios de comunicación de masas:
Figura 4: Modalidades de Respuesta de los/as Psicólogos/as en los Medios Nacionales.
En primer lugar, los consejos o valoraciones, se constituyen en las respuestas que se caracterizan por: 1) ser personalizadas, es decir, se individualiza a los potenciales actores implicados en las problemáticas que se aborda; 2) por lo general son de tipo normativas, en tanto se sugiere una o más alternativas para encausar el comportamiento o las ideas de los actores implicados; 3) prácticamente no se realizan conceptualizaciones que permitan identificar los fundamentos teórico-técnicos que las sustentan; 4) son respuestas dirigidas a los actores que participan del contexto que se aborda; 5) son genéricas al campo profesional, en tanto, la mayor parte de las veces se acompañan de alusiones del tipo “yo creo” o “yo pienso” y 6) van a acompañadas de juicios o apreciaciones valorativas que se sustentan, la mayor parte de las veces, en una ética de tipo personal. En segundo lugar, las respuestas que refieren a diagnósticos o evaluaciones de tipo psicológicas se caracterizan por: 1) ser personalizadas o generales, en tanto, en el segundo caso no se identifica o individualiza a actores implicados en los temas que se abordan; 2) son normativas al desplegarse en forma de etiquetamientos o sanciones que clasifican el fenómeno que se discute; 3) se sustentan pobremente a nivel teórico técnico; 4) son respuestas dirigidas a quienes participan del contexto; 5) pueden ser genéricas o específicas, es decir, pueden responder a consideraciones desde el ámbito personal o, en el segundo caso, del profesional; 5) van acompañadas de apreciaciones
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valorativas que se traducen en juicios que se realizan tanto del fenómeno abordado como de los actores implicados; 6) Se plantean juicios de valor. En tercer lugar, las respuestas de orientación, se caracterizan por: 1) ser generales o específicas; 2) normativas; 3) con baja fundamentación teórico-técnica; 4) dirigidas; 5) Genéricas y 6) enjuician. Finalmente, en cuarto lugar, las respuestas que refieren a la entrega de información pueden caracterizarse como: 1) generales; 2) Normativas; 3) Con alta fundamentación teórico técnica; 4) dirigidas; 5) Específicas; 6) la mayor parte no enjuician ya que se constituyen en acciones en las que se entrega información relativa a una problemática en específico, sin emitir juicios valorativos. Estos 4 tipos de actuaciones, o formas de respuesta, se ven afectadas por la interacción de las variables de contexto que mediatizan la participación de los psicólogos en los medios de comunicación. De este modo, dependiendo de los escenarios/as en los que ellos/as interactúan, así como también de los actores con los que aparecen vinculados, es posible distinguir 4 tipos de imágenes de los/as psicólogos/as que los medios de comunicación de masas nacionales transmiten (ver figura a continuación):
Figura 5: Tipos de imágenes de los/as psicólogos/as que los Medios Nacionales transmiten La representación del/la profesional como consejero/a responde a un escenario (contexto 1), la mayor parte de las veces informal, en el que se le solicita que realice algún planteamiento o sugerencia a un interlocutor/a o, en su defecto, que se refiera a algún tema sin relevar sus competencias específicas en el ámbito que se aborda. Prácticamente en todos los casos, deviene de una pregunta concreta que algún representante del medio le realiza y, en este contexto, casi siempre este último emite algún tipo de juicio o planteamiento que desea justificar o contrastar a
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partir de la opinión del profesional. En este sentido, un/a profesional consejero casi siempre asume un rol del “opinante” en el medio del que participa. El ejemplo más característico de este tipo corresponde a los/as profesionales que participan establemente en el programa Pasiones. Por su parte, el/la psicólogo/a como evaluador/a, aparece ligado/a a un contexto (contexto 2) en el que, la mayor parte de las veces, se “refiere” formalmente extractos de los informes diagnósticos que el o la profesional ha emitido a propósito de situaciones contingentes al acontecer nacional. Representado por su mayoritaria participación en medios de Prensa Escritos en los que se aborda casos judiciales, corresponde también a la imagen de un “perito” que diagnostica el comportamiento de individuos implicados en procesos legales que son comentados por distintos actores, entre ellos, abogados y representantes de gobierno. El/la psicóloga como orientador/a se desenvuelve en un escenario (contexto 3) que responde a las editoriales o contenidos que los medios relevan a partir del su importancia a nivel social o de mercado. En este sentido, su intervención se corresponde, la mayor parte de las veces, con “problemáticas de moda” en el contexto nacional o que se focalizan en poblaciones específicas a quienes están dirigidas estas informaciones (publicidad). Traducidas en columnas de periódicos, se dirigen a padres y, específicamente, a mujeres que, supuestamente, requieren de orientaciones que les permitan un mejor desenvolvimiento (promoción) o que les posibiliten anteponerse a problemáticas clásicas que los/as afectan (prevención). Finalmente, los/as profesionales como expertos/as se observan en espacios (contexto 4) de alta formalidad o seriedad, tratándose principalmente de participaciones en directo, o cuñas grabadas, que se presentan en los noticiarios de la televisión o espacios, de prensa escrita, en los que se profundiza sobre algún tema en específico. Aparece o es mencionado/a como un/a experto/a y, por ello, se da cuenta de sus certificaciones y competencias profesionales, además de caracterizar su experiencia en el tema que se aborda (por ejemplo, un/a académico/a de alguna universidad tradicional). Casi siempre en el encuadre se aborda una serie de variables asociadas (entre ellas, la psicológica) y, por lo tanto, se acompaña de otras opiniones profesionales y de otros profesionales (principalmente médicos, educadores o abogados). Si bien la tipología previamente descrita permite caracterizar en términos generales las actuaciones de los profesionales en términos de estereotipos, cabe destacar que la mayor parte de las veces los/as profesionales que aparecen en los medios se corresponden con más de una de estas opciones. Así por ejemplo, un/a experto/a también puede mostrarse como un/a profesional que orienta o evalúa y, un/a consejero/a, además puede asumir un rol de experticia u orientación. 3.2.2.4. LOS PRINCIPIOS ÉTICOS O VALORES QUE SUBYACEN A LA ACTUACIÓN PROFESIONAL: La categoría “Sistema de Valores” proporciona los contenidos que permiten caracterizar los principios éticos que sustentan la actuación de los/as psicólogos/as en los medios de masas nacionales. Asimismo, permite identificar específicamente sus posiciones con respecto valoraciones
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positivas o negativas en el contexto y, por tanto, facilita el reconocimiento de normativas implícitas que regulan su funcionamiento y actuación en el medio. Del mismo modo, es posible reconocer los sistemas que prefiguran lo que, a luz de su imagen pública, puede ser considerado como “bueno y/o malo” en el contexto nacional. Esto, traducido en los juicios que los y las profesionales realizan a partir de las problemáticas que abordan y actores con los que interactúan. No se trata aquí de clasificar sus comportamientos en términos de “éticos o anti éticos”, si no más bien de describir las variables que contribuyen a “relevar” las formas o imágenes que se transmiten en los medios acerca de la conducta ética profesional de los/as psicólogos/as en Chile.
Figura 6: Factores que influyen en el Sistema de Valores de los/as Psicólogos observable Medios Nacionales.
Como puede ser observado en la figura anterior (Figura 6), el reconocimiento del sistema de valores de los/as psicólogos/as que transmiten los medios consultados se ve afectado por tres elementos que lo conforman. En primer lugar, los valores que defienden, traducidos en contenidos tales como: lealtad, fidelidad, integridad, libertad, verdad, justicia, responsabilidad y respeto por las diferencias individuales. En segundo lugar, los contravalores que objetan se traducen en planteamientos que cuestionan la discriminación, deslealtad y deshonestidad y que se visualizan en temáticas como: infidelidad, violencia, engaño, envidia, celos, violencia, y, principalmente, en acciones que limiten el crecimiento personal y la libertad de las personas. Un tercer elemento, de tipo estructural, refiere a la ética personal y profesional que los/as profesionales detentan y, en este sentido, se corresponde con planteamientos que refieren a
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problemáticas que afectan directamente a los/as psicólogos/as en el contexto nacional. De ellos, podemos observar la sub-categoría “problemas que los/as afectan” y que sólo fue posible reconocer en los medios de Prensa Escrita. Como se planteó previamente, se refieren a cuestionamientos que afectan el prestigio del gremio y que apuntan a la integridad personal y a la calidad y competencias profesionales de psicólogos/as individualizados/as y, más específicamente, cuando se informa de sanciones de la Comisión de Ética del Colegio de Psicólogos (A.G.) por transgredir la ética profesional.
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3.3. TERCER MÓDULO: INTEGRACIÓN DE RESULTADOS. A partir del proceso de “codificación selectiva” se presenta un modelo que organiza la información recogida en el módulo 1, integrando además los principales hallazgos devenidos del procesamiento de la información del módulo 2. El modelo resultante tiene un carácter hipotéticointerpretativo, en tanto se intenta reflejar el producto en un esquema teórico que permita describir las representaciones sociales del ejercicio profesional del/la Psicólogo/a proyectadas en los medios de comunicación de masas en Chile. La categoría central se denomina Repuestas, ya que es en torno al tipo a las intervenciones que los/as Psicólogos/as realizan en los medios analizados que se organizan las imágenes que circulan en el discurso social acerca de su ejercicio profesional en el contexto chileno. La siguiente figura representa el modelo:
Figura 7: Modelo Interpretativo que describe las representaciones sociales del ejercicio profesional del/la Psicólogo/a proyectadas en los medios de comunicación de masas en Chile La figura muestra las relaciones planteadas en torno a las respuestas o acciones que los/as profesionales ejecutan en los medios de comunicación de masas y que se ven afectadas por variables contextuales que devienen del escenario social como también del contexto mediático en que son directamente presentados/as.
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En los medios de comunicación, es posible observar cómo la influencia de los ámbitos en que se desarrolla su participación (salud y noticias –informaciones- nacionales e internacionales) así como también en relación a sus áreas de ejercicio (Jurídico-Legal y Clínica) determina el conocimiento que se transmite acerca del ejercicio profesional. En primera instancia, la imágenes proyectadas permiten identificarlos/as como psicólogos/as Consejeros/as u Opinantes y/o Expertos/as, mientras que, en segundo lugar, el rol profesional, informa de los Psicólogos/as como Evaluadores/as y/u Orientadores/as. Estas imágenes se traducen en las 4 posibles respuestas que los/as profesionales emiten durante su participación en los medios: Consejos/Opiniones, Diagnósticos, Orientación y Entrega de Información. Éstas fueron ordenadas consecutivamente, con el objeto de evidenciar la confluencia que se produce entre estos tipos de respuesta, ya que cada una integraría a la previa en su forma de expresión. No obstante esta clasificación, cabe destacar que serán otras variables y sus correspondiente dimensiones, las que influirán en el conocimiento acerca de la ética profesional de los/as psicólogos/as chilenos/as. La forma o modalidad en que los/as profesionales participan en los medios (“si es nombrado/a”, “nombrado/a y referido/a” o “interviene”) corresponde al contexto que delimitará el conocimiento de la ética profesional de los/as psicólogos/as chilenos/as al que accede la opinión pública. En este sentido, es importante evidenciar que cuando un/a profesional efectivamente interviene es cuando se puede apreciar una mayor cantidad de antecedentes respecto de los principios y valores que subyacen a su accionar. Su comportamiento, en este contexto, puede ser descrito en torno al esquema de valores que se sustenta a partir de su ética personal y, más específicamente, referido a la ética profesional del/a psicólogo/a. Desde este punto de vista, las distinciones (ética personal y profesional) corresponden a observaciones desde el contexto intra profesional y, por ello, han sido graficados en cuadros que los desvinculan de los demás elementos descritos. Por otra parte, si consideramos potenciales evaluaciones que puedan surgir desde el ámbito extra profesional sólo podemos identificar aquellas cualidades que se describen con respecto a la los/as psicólogos/as que aparecen en los medios y, por ende, corresponde a los contenidos que los informantes nos entregan con respecto a las imágenes que los medios de comunicación proyectan y que, implícitamente, nos informan de su ética profesional. De lo anterior, deviene el reconocimiento de 4 alternativas: 1. Profesionales abiertos/as, competentes, que ayudan, solucionan los problemas y cubren las necesidades de la comunidad. 2. Profesionales poco efectivos/as, ambiguos/as, generalistas y poco serios/as. 3. Profesionales que analizan, escuchan, aconsejan y opinan de las personas por su comportamiento o personalidad. 4. Imagen profesional pobre y difusa.
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A partir de estas descripciones, podríamos suponer que las respuestas de los profesionales en los medios determinan los tipos de imágenes que los y las informante refieren; sin embargo, como reseñamos previamente, es probable que éstas dependan más fuertemente de los juicios subjetivos que los lectores y televidentes hacen acerca de la forma en que los profesionales participan. Es por ello que, en el la figura no se grafica una relación directa y sólo se describe la influencia de los medios de manera general. Cabe destacar, finalmente, que estas imágenes se ven alimentadas también por los antecedentes que emergen del contexto social y que, a partir de las informaciones que proporcionan los y las informantes de este estudio, permiten identificar como problemas prototípicos que abordan los profesionales los relacionados con el ámbito de la salud mental y como especialidades, la psicología clínica y laboral-organizacional. En síntesis, se aprecia que conocimiento que se tiene del ejercicio profesional de la psicología en el país, se relaciona con informaciones que devienen de la participación de una serie de profesionales en los medios que expresan modos de acción o respuestas específicas, y que la dimensión ética implicada en su práctica afecta o influye en las evaluaciones que el entramado social realiza. Así, como denominador común se evidencia el quehacer del/la psicólogo/a clínico/a como contenido central que influye poderosamente en las representaciones sociales del ejercicio profesional de los/as psicólogos en el contexto chileno.
221
CUARTA PARTE: CONCLUSIONES El producto final de esta investigación, luego de tres años de trabajo, permitió generar una serie de cuestionamientos a las viejas hipótesis, a la vez, que asomaron una serie de nuevas preguntas. Así, para iniciar el abordaje de las conclusiones posibles de extraer de este estudio, se retomará cada una de ellas por separado:
4.1. LAS HIPÓTESIS: •
Hipótesis 1:
4. La dimensión ética del ejercicio profesional se ve afectada por la incidencia de las proyecciones sociales de los medios de comunicación de masas, generando en los usuarios o consultantes una visión que se condice con el reconocimiento de un/a profesional técnico tendiente a proporcionar una oferta (servicio) normalizadora que cataliza un tipo ideal de individuo, adaptable a las exigencias de un modelo particular de sociedad. A partir de los resultados obtenidos esta hipótesis puede ser confirmada. La información recogida a través del cuestionario muestra que en el imaginario social circulan una serie de contenidos que aportan al reconocimiento de la dimensión ética del ejercicio profesional de la psicología en Chile, evidenciándose que este “saber o conocimiento popular” se ve afectado por las imágenes que proyectan los medios de comunicación de masas consultados. De este modo, los resultados de esta investigación se constituyen en otra evidencia para afirmar que, actualmente, los medios de comunicación de masas se erigen en poderosas fuentes de influencia social que aportan a la construcción y transmisión de las representaciones sociales (Morales, 1994; Moscovici, 1993; Nantes, 2004). Particularmente es importante recordar que los y las participantes en este estudio refieren como principales fuentes de información los medios de prensa escrita y la televisión abierta, proporcionando también las guías para identificar las editoriales (El Mercurio y La Tercera) y emisiones televisivas que les instruyen acerca de este quehacer profesional (programas de televisión analizados). Asimismo, contribuyen a re-contextualizar el pasado, informando de una labor profesional reconocida a partir de la participación de psicólogos/as en programas de servicio como “Aló Eli” y “Hola Andrea” que en la actualidad no se encuentran al aire en la televisión nacional. De manera espontánea se observa que la representación de los/as profesionales en Chile se ve fuertemente influida por contenidos que refieren a la dimensión ética del ejercicio profesional (ver Tabla N° 9), evidenciándose a partir de otra serie de indicadores (por ejemplo en los dibujos) que, al igual que en otros países latinoamericanos, éste se liga fundamentalmente con el quehacer clínico de la profesión (Scaglia, et al, 2001; 2002; García, 2003; Leme, Bussab y Otta, 1989 en Rech, de Andrade y Natividade, 2004; Scaglia, Lodieu, Déboli, Noailles y Antman, 2004). De igual manera,
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subyace evaluaciones que menoscaban la imagen y prestigio de la profesión, en tanto ésta tiende a connotarse negativamente (caros/as, inaccesibles, prejuiciosos/as, entre otras) y valorarse positivamente sólo en referencia al cuidado por la confidencialidad de la información que protegen los/as profesionales. Coincidentemente con otros hallazgos de investigaciones en el extranjero, la imagen profesional (percepción asistida) se constituye de elementos que informa de sus prácticas en el contexto actual y, desde este punto de vista, resalta la mayoritaria referencia a sus funciones como evaluadores en los ámbitos clínico y laboral-organizacional (ver por ejemplo Tabla N° 10, Cuadro N°11 y resultados de la Pregunta 17 del cuestionario, p. 186). En este sentido, si se considera que en la praxis profesional estas funciones expresan claramente la necesidad de identificar, calificar y estratificar el comportamiento de los sujetos para desenvolverse adecuadamente en el contexto social, es posible suponer entonces que, para el grupo de informantes, los y las psicólogas asumirían un rol de normalizadores/as, técnicamente y socialmente sancionados como aptos para el desempeño en estas tareas. No obstante lo anterior, en los medios de masas analizados se expresa un reconocimiento a las labores preventivas y promocionales en los campos educativos y de salud que, subyacen a la consideración de profesionales que “de manera más permanente” se identifican con ciertos medios y programas manteniendo su participación de manera más estable en el tiempo (por ejemplo las profesionales que tienen columnas en las revistas femeninas de los diarios y, los/as que participan en el programa Pasiones de TVN). Estos resultados se condicen claramente con la información obtenida a través del análisis de los medios de comunicación de masas, en tanto precisamente los/as psicólogos/as son consultados/as, referidos/as o demandados/as en contextos (de salud y jurídico-legales) en que la experiencia y formación y rol profesional los ubica como orientadores o diagnosticadores. Asimismo, las acciones de consejería y de entrega de información, pueden ser visualizadas como demandas para el “correcto desempeño” en el contexto social ya que a partir de estos planteamientos, subyace la necesidad de contar con referentes de conducta que permitan enfrentar y prevenir las problemáticas que afectan y preocupan a la comunidad nacional (ver análisis relacional, p. 219-220). •
Hipótesis 2:
5. Las representaciones sociales del quehacer del psicólogo pueden verse ‘moduladas’ por constantes reformulaciones externas que responden, entre otras cosas, a los cambios que sufren las representaciones del entramado social a lo largo del tiempo; frente a lo cual es posible plantear una adaptabilidad profesional que en ocasiones busca satisfacer más las exigencias de una configuración social determinada que a las directrices deontológicas de la profesión en nuestro país. A partir de los resultados obtenidos, esta hipótesis puede ser parcialmente confirmada. La relatividad de este planteamiento resulta principalmente de la constatación de escasos referentes
223
conceptuales y empíricos que pudieran relacionar los hallazgos de este estudio con otros realizados previamente el país. Como sub producto de esta investigación, se estructuró una propuesta analítica que deviene de la revisión de la literatura disponible en Chile y en extranjero acerca del tema de la imagen pública de los Psicólogos/as y, en este sentido, como fue referido en el marco teórico y contextual de este trabajo, no fue posible identificar un cuerpo importante de antecedentes que sirvieran de referente
para
evaluar
procesualmente
los
cambios
o
modificaciones
que
afectan
las
representaciones en el entramado social. No obstante lo anterior, si se considera que en los albores del nuevo siglo en el país se elabora y establece un nuevo Código de Ética Profesional (1999) que lleva operativo casi ocho años a la fecha, es posible suponer que las informaciones recogidas en esta investigación no dan cuenta de su socialización en el contexto nacional. Esto es especialmente evidente en los hallazgos relativos a la participación de los/as psicólogos en los medios de comunicación de masas, donde escasamente aparecen referencias que se condigan con las directrices deontológicas de la profesión. Estos antecedentes aparecen sólo en referencia a problemáticas que afectan a los/as profesionales que intervienen o son nombrados en la prensa escrita (sanciones desde el gremio) y, en este contexto, llama la atención que se omita contenidos que informen a la opinión pública acerca las características, acceso, y normativas que rigen el quehacer profesional en el país. Por otra parte, si se considera las informaciones que proporcionan los y las participantes en este estudio acerca de las características del quehacer profesional que transmiten los medios de comunicación masivos, podemos observar que en la actualidad éste es identificado como mayoritariamente de sexo masculino, aspecto que a la luz de las investigaciones que reportan una mayoritaria presencia de mujeres en el campo profesional, podría estar hablando de la “estabilidad” de representaciones del profesional que permanecen en el tiempo. En este mismo sentido, y tal como planteaban Krause, Winkler y Avendaño (1992), actualmente también aparece su vinculación con profesionales que trabajan desde el modelo médico y, más particularmente, en los resultados que refieren a la escaza posibilidad que tienen las personas de sectores más desventajados de la población para acceder a la ayuda o trabajo con un profesional del área. En este contexto, es posible suponer que el quehacer profesional se mantiene fuertemente arraigado en torno a representaciones que devienen del conocimiento de sus actuación pública en el pasado y, por lo tanto, se confirma en parte la idea de que los/as profesionales chilenos/as buscan satisfacer más las exigencias de una configuración social determinada que a las directrices deontológicas de la profesión en nuestro país.
224
•
Hipótesis 3:
6. Las representaciones sociales del el/la psicólogo/a proyectadas en los medios de comunicación de masas chilenos se estructuran fundamentalmente en torno al quehacer clínico de la profesión, imagen que representa los contenidos centrales que dan coherencia y significación global a dicha representación. A partir de los resultados obtenidos, esta hipótesis puede ser confirmada. Tal y como fue reseñado previamente, las imágenes que subyacen al imaginario social se condicen plenamente con el reconocimiento del quehacer clínico como el más fuertemente arraigado en las opiniones e informaciones que proporcionan los/as informantes a través de distintas dimensiones evaluadas en el cuestionario (Dibujos, percepción asistida y percepción espontánea). Del mismo modo, los medios de comunicación vinculan el quehacer y actuación de los profesionales con problemáticas y áreas de ejercicio en el campo clínico, haciéndose especialmente evidente en el caso de las ofertas de los servicio que realizan los/as propios/as profesionales en los medios de prensa escrito y, en relación a las temáticas que se abordan en la televisión abierta. También en relación a la información que proporcionan los/as entrevistados/as acerca de los medios de comunicación de masas, fue posible identificar una clara correspondencia con actuaciones en el campo clínico, aspecto que puede ser observado a partir del mayoritario reconocimiento de aportes en las esferas de trabajo individual en detrimento de su trabajo en los ámbitos sociales y comunitarios. Desde este punto de vista, si se considera también las descripciones que adjetivan el quehacer de los profesionales en Chile (ver Núcleo Central y Percepción Asistida), se aprecia una imagen profesional clínica-individual que no da cabida al reconocimiento de su trabajo desde una perspectiva social.
4.2. LOS HALLAZGOS: Los resultados de esta investigación permiten identificar una gran diversidad en las formas en los/as profesionales aparecen en los medios de comunicación de masas. Desde esta manera, tampoco se aprecia homogeneidad en los modos en que ellos/as interactúan o se relacionan con los demás actores sociales que participan de estos medios. No se encontró una única imagen que refleje el accionar profesional –ni tampoco desde el punto de vista ético- y, en este sentido, es importante reconocer que el modelo presentado (ver Figura 7) refleja una amplia gama de posibilidades que cubren las diferencias de los casos y las variables observables dentro de la categoría reconocida como central: las Respuestas. Así, los/as psicólogos/as en los medios de comunicación de masas chilenos reflejan una imagen que deviene precisamente de las interrogantes que se contextualizan en el entramado social, configurándose como “respondientes” de las demandas que los propios medios canalizan como representantes los “intereses” de su audiencia.
225
Desde este punto de vista es posible reconocer la influencia de variables que responden a los ideales del contexto de la Modernidad (progreso, bienestar y desarrollo social) que conviven naturalmente con temáticas o problemas posmodernos (individualidad y contextos locales). Este reconocimiento, permite comprender la participación de los /as psicólogos/as en los medios como fuertemente teñida por demandas de gratificación inmediata, frente a las cuales los/as profesionales actúan influidos por criterios de mercado que limitan sus posibilidades de expresar o difundir formas alternativas de ejercer la profesión. Así, prima la imagen del/la psicólogo/a clínico/a desplegada en respuestas o intervenciones (opiniones, consejos, diagnósticos e informaciones) que se nutren de puntos de vista normativos (psicopatología) y que prescriben “modos ideales de funcionamiento en la sociedad”. La responsabilidad que asume el o la profesional de sus dichos o intervenciones en los medios, dependerá por tanto del nivel de exposición y encuadre en que éstos/as sean presentados/as. Cuando estas dimensiones se abordan, es posible considerar también los objetivos que subyacen a la participación de los/as profesionales en estos escenarios. En general los actuales medios de comunicación responden a objetivos que se traducen en las funciones de “informar” y “entretener”, y por tanto, es posible suponer que dependiendo del caso, los/as psicólogos/as también deben responder a estos requerimientos. En este sentido, a la hora de evaluar su desempeño en los medios, es importante reconocer que sus responsabilidades ante el público se relacionan con dos niveles de compromiso: individuales y profesionales. Como es sabido, en Chile actualmente no se cuenta con alternativas que permitan reconocer efectivamente si las personas que son referidas o participan en los medios son profesionales reconocidos/as en el contexto nacional (a excepción de los/as psicólogos/as colegiados/as). En la práctica sólo es posible evaluar su participación desde criterios gremiales cuando se informa sobre sus credenciales y se identifica al profesional como tal desde el contexto intra profesional. Sin embargo, cuando se trata de personas ajenas al gremio, se constata que esta información es escasamente conocida por las audiencias (ningún informante o medio refiere algún dato al respecto) y, en este sentido, es probable que las actuaciones de los profesionales sean vistas como “representativas” del gremio en general. ¿Psicólogos/as que informan? ¿Psicólogos/as que entretienen? ¿Profesionales que informan y entretienen? Por ahora no se cuenta con
respuestas
directas para estas preguntas. Complementariamente, sí es posible contestar que la participación de los/as psicólogos/as en los medios es importante; no se habla sólo de un o una profesional que se vincula mediáticamente con las audiencias. Los resultados de esta investigación demuestran que más de una treintena de ellos/as aparecen mencionados/as o actúan directamente en los programas de televisión y medios de prensa analizados (ver Anexo N° 5). También es posible plantear que, a partir de la participación de los/as psicólogos en los medios chilenos, pocas veces se observa algún tipo de interacción entre los/as profesionales/as y sus
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potenciales usuarios/a y/o consultantes. Casi siempre su participación se vincula con representantes de los medios (animadores, actores, periodistas) y, en algunos casos, se relaciona con otros profesionales como abogados, médicos, profesores, etc. A su vez, escasamente se informa de las características de una intervención psicológica y nunca se aborda temas que refieran a la ética profesional, a excepción de extractos en los diarios en los que la ética aparece desde la sanción (por ejemplo, en casos contextuales como Chile Deportes y Tocornal). Previamente se señaló que los/as psicólogos/as en los medios de comunicación actúan como “respondientes” de las demandas sociales que los medios canalizan. Si la participación previamente reseñada deja importantes vacíos en relación al conocimiento que el público tiene acerca de la profesión, es posible suponer también que sus demandas sean igualmente desinformadas y que respondan a las características que, por contigüidad espacial y temporal, les otorgan a las psicólogos/as los medios (inmediatez, eficacia y efectividad en el uso de los recursos y el tiempo). Podríamos pensar entonces que las expectativas de las audiencias para con los/as psicólogos/as sean desde este punto de vista sean: respuestas rápidas, “a distancia”, sintéticas y eficientes. ¿Podrían llegar a ser vistos/as como profesionales que entregan recetas para desenvolverse “normalmente” en el contexto social? Asimismo, si se retoma las variables de contexto referidas a las funciones de “informar” y “entretener” de los medios, ¿qué opciones quedan para los profesionales que son consultado/as en los medios? En este contexto, planteo que la demanda parece estar situada en los contextos de formación y ejercicio profesional: Pensar y preparar las intervenciones en los medios o mantenernos en el anacronismo de mantener la imagen de los psicólogos como únicamente referida al campo clínico. Claramente este escenario es probable que sitúe su respuesta en un contexto que nos vincule con diferentes opiniones y, por tanto, también pueda ser considerado, para muchos/as, un contexto de dilema ético.
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240
241
ANEXOS 1. ANEXO Nº 1:
C UESTIONARIO
CUESTIONARIO. DE
R EPRESENTACIONES S OCIALES DE LA I MAGEN Y E JERCICIO P ROFESIONAL P SICÓLOGO ( A ) P ROYECTADA EN M EDIOS DE M ASAS C HILENOS .
DE EL ( LA )
CONSENTIMIENTO INFORMADO Consiento participar en el estudio denominado La imagen de los/as psicólogos/as en los medios de comunicación: representaciones sociales del ejercicio y la conducta ética profesional en el contexto chileno, realizada como parte de la investigación titulada “La ética en la formación y el ejercicio profesional de la psicología en Chile: un diagnóstico multidimensional”, financiada por CONICYT (Proyecto FONDECYT nº 1050009). He sido informado(a) que mi participación se limita a responder el cuestionario adjunto para acceder a las representaciones sociales de la imagen y ejercicio profesional de el(la) psicólogo(a) proyectada en medios de masas chilenos, como parte de la investigación desarrollada para optar al grado de Magíster en Psicología Clínica de la Ps. María Isabel Reyes Espejo. Entiendo asimismo que mis respuestas serán totalmente confidenciales, que la información proporcionada será codificada resguardando mi anonimato y que los informes de la investigación sólo reflejarán los resultados grupales.
Nombre : ___________________________________________ Firma
: ___________________________________________
Fecha
: ___________________________________________
Si tiene alguna pregunta, durante cualquier etapa del estudio, puede comunicarse con María Isabel Reyes Espejo, Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago de Chile. Fono: 7799203. Correo electrónico
[email protected].
241
C UESTIONARIO DE R EPRESENTACIONES S OCIALES DE LA I MAGEN Y E JERCICIO P ROFESIONAL DE P SICÓLOGO ( A ) P ROYECTADA EN M EDIOS DE C OMUNICACIÓN DE M ASAS C HILENOS .
EL ( LA )
Introducción. Este cuestionario forma parte del proyecto Fondecyt 1050009 “La ética en la formación y el ejercicio profesional de la psicología en Chile: un diagnóstico multidimensional”. Su propósito es conocer las representaciones sociales de la imagen y ejercicio profesional de el(la) psicólogo(a) proyectada en medios de masas chilenos. Solicitamos a Ud. su colaboración con esta investigación, respondiendo las preguntas que se presentan a continuación. Las respuestas son confidenciales y su anonimato será resguardado, en tanto que para el análisis de la información, serán tratadas grupalmente. De antemano, muchas gracias.
D ATOS DE I DENTIFICACIÓN . Sexo: Rango de Edad:
18 a 25 años
Femenino
Masculino
26 a 45 años
45 a 65 años
66 y más años
Comuna de Residencia: Ú LTIMO N IVEL DE E SCOLARIDAD A LCANZADO : Básico incompleto Básico completo Media incompleta Media completa Técnico incompleto Técnico completo Universitario incompleto Universitario completo Postgrado
Anexo Nº 1
O CUPACIÓN : Trabajador dependiente Trabajador independiente Sin trabajo Estudiante Pensionado / Jubilado Dueña de casa
I NGRESO F AMILIAR ( EN P ESOS ): Hasta 149.999 Entre 150.000 y 249.999 Entre 250.000 y 449.999 Entre 450.000 y 699.999 Entre 700.000 y 1.499.999 Entre 1.500.000 y 2.999.999 Más de 3.000.000
Actividad:
242
I.
PERCEPCIÓN ESPONTÁNEA DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS.
1. En el siguiente cuadro dibuje a un/a Psicólogo/a tal como Usted se lo imagina. Entregar Hoja Nº 1 2. A continuación describa qué quiso representar a través de este dibujo.
3. En el siguiente cuadro dibuje a un/a Psicólogo/a trabajando o actuando profesionalmente (en el ejercicio profesional). Entregar Hoja Nº 2 4. A continuación describa qué quiso representar a través de este dibujo.
Anexo Nº 1
243
5. Señale las tres primeras ideas, imágenes o sensaciones que se le ocurren cuando Usted piensa en los/as Psicólogos/as. Por favor, describa en la columna siguiente el significado que tiene para Usted esa idea, imagen o sensación. I DEA / I MAGEN / S ENSACIÓN S IGNIFICADO P SICÓLOGOS / AS 1. R: R:
2.
R:
R:
3.
R:
R:
6. Señale las tres primeras ideas, imágenes o sensaciones que se le ocurren cuando piensa en el ejercicio profesional de un/a Psicólogo/a. Por favor, describa en la columna siguiente el significado que tiene para Usted esa idea, imagen o sensación. I DEA / I MAGEN / S ENSACIÓN S IGNIFICADO E JERCICIO P ROFESIONAL 1. R: R:
2.
R:
R:
3.
R:
R:
7. A su juicio, ¿Cuáles cree Usted que son las 3 principales características de los/as Psicólogos/as en Chile? Por favor describa en la columna contigua qué entiende Usted por la característica señalada. C ARACTERÍSTICAS S IGNIFICADO 1. R: R:
2.
R:
R:
3.
R:
R:
Anexo Nº 1
244
II. PERCEPCIÓN ASISTIDA DE LOS(AS) PSICÓLOGOS(AS). 8. Quisiera volver a la imagen de los(as) Psicólogos(as) que Usted graficó. Podría Usted especificar… ¿D E QUÉ SEXO SE IMAGINA QUE ES ? D ESCRIBA CARACTERÍSTICAS DE SU PERSONALIDAD
¿Q UÉ EDAD TIENE / TENDRÍA ? ¿C UÁL ES / SERÍA SU ESTADO CIVIL ? ¿D E QUÉ NIVEL SOCIOECONÓMICO ES / SERÍA ? ¿P ROFESA ALGUNA RELIGIÓN ? ¿C UÁL CREE USTED QUE SERÍA SU TENDENCIA POLÍTICA ? ¿C UÁL SERÍA SU TENDENCIA SEXUAL ? ¿D ÓNDE SE GRADUÓ ? ¿A QUÉ SE DEDICA ? ¿C ÓMO CALIFICARÍA SU DESEMPEÑO PROFESIONAL DE 1 A 7? III. PERCEPCIÓN / PREFERENCIA MEDIOS DE COMUNICACIÓN. En los casilleros del siguiente cuadro, por favor especifique: 9. ¿Cuál(es) de los siguientes medios de comunicación utiliza Usted preferentemente? (Enumere consecutivamente de 1 a 7 según uso, siendo 1 el que más usa y 7, el que menos usa). 10. ¿En qué horarios los utiliza más? 11. ¿Cuál es el medio más importante para Usted? (Enumere consecutivamente de 1 a 7 según preferencia, siendo uno el más importante y 7, el menos importante). M EDIOS
U SO
H ORARIOS Mañana
Mediodía
Tarde
Noche
ORDEN DE IMPORTANCIA
Televisión abierta Televisión pagada (cable / satelital) Radio Prensa escrita Revistas Internet Otro (especificar)
Anexo Nº 1
245
IV. INFLUENCIA DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA EN IMAGEN PERCIBIDA DE LOS/AS PSICÓLOGOS/AS. 12. A continuación numere los medios de comunicación que más han contribuido a formar su imagen de los(as) Psicólogos(as), desde el que tiene más importancia asignada hasta el que posee menos influencia (1 = más peso, 7 = menos peso). M EDIOS Televisión abierta Televisión pagada (cable / satelital) Radio Prensa escrita Revistas Internet Otro (especificar) 13. Específicamente, señale en qué medios (programas, nombre diario, revista o sitio, etc.) y en qué horarios ha visto, leído o escuchado acerca de los(as) Psicólogos(as). M EDIOS P ROGRAMA , NOMBRE DIARIO - REVISTA O SITIO / H ORARIO Televisión abierta Televisión pagada (cable / satelital) Radio Prensa escrita Revistas Internet Otro (especificar)
14. A partir de lo que ha visto, escuchado o leído… ¿Qué imagen transmiten los medios acerca de los(as) Psicólogos(as)?
15. A partir de lo que ha visto, escuchado o leído los medios ¿Para qué sirven los(as) Psicólogos(as)?
16. A partir de lo que ha visto, escuchado o leído en los medios ¿A qué se dedican los /as psicólogos/as? Anexo Nº 1
246
17. A partir de lo que ha visto, escuchado o leído en los medios ¿sabe si hay especialidades de la psicología?¿Cuáles?
18. A partir de lo que ha visto, escuchado o leído en los medios ¿Qué aporte a la sociedad chilena realizan los/as Psicólogos/as?
19. A partir de lo que ha visto, escuchado o leído en los medios ¿A qué otro oficio o profesión se parecen los/as psicólogos?:
20. ¿Conoce Usted a algún(a) Psicólogo(a) personalmente? Sí
No
21. ¿En qué circunstancias / situación lo(a) ha conocido? P ROFESIONALMENTE
E S F AMILIAR
E S A MIGO ( A )
O TRO
Hoja 1: Fecha: Anexo Nº 1
247
Entrevistador
Anexo Nº 1
248
Hoja 2: Fecha: Entrevistador:
Anexo Nº 1
249
2. ANEXO Nº 2: GRÁFICOS QUE DESCRIBEN ATRIBUTOS DE SUJETOS QUE PARTICIPARON RESPONDIENDO EL CUESTIONARIO.
Anexo Nº 2
250
Anexo Nº 2
251
Fuentes
Pres
Dónde
La Tercera
3
Si
Política
Martes 20
Fichas
Anexo Nº 3
Qué dice “Los medios de comunicación señalaron cosas que eran verdad”, dijo ayer el vicepresidente. Velasco asume responsabilidad y dice que datos sobre Ditzel son ciertos. Mientras la timonel Soledad Alvear insistió ayer que la salida de Loreto Ditzel de Chiledeportes fue “injusta” y evitó señalar si ella había puesto su nominación al gobierno, el vicepresidente relató la forma en que la sicóloga DC le ocultó la información de sus vínculos con el caso Spiniak. Cinco horas después que la presidenta de la DC, Soledad Alvear, sostuviera que la salida de Loreto Ditzel de la subsecretaría de Chiledeportes había sido “injusta”, el vicepresidente Belisario Velasco salió ayer a señalar que el gobierno aceptó la renuncia de la psicóloga por haber omitido sus vínculos con el caso Spiniak y asumió su responsabilidad por su nominación. “Conversé con ella latamente y me dio una versión de su vida. Al final le pregunté si había haber algún hecho que pudiera hacer no razonable que ella se desempeñara en un cargo como la dirección de chile deportes (…) Ella me dijo que no había ninguna razón, absolutamente ninguna”, dijo. (…) Posteriormente, sostuvo el vicepresidente, se entero a través de la prensa de los nexos de la psicóloga con el caso Spiniak. (Pág. 4).
3. ANEXO Nº 3: EJEMPLO DE ANÁLISIS LLEVADO A CABO EN PRENSA ESCRITA. Corresponde a la información publicada el día Martes 20 de Marzo de 2007 en La Tercera y El Mercurio.
Día 2 Fecha
Categorías • Contexto en que aparece: Motivo: noticia que informa sobre el caso chiledeportes y actuación delos medios en relación a información del nombramiento y Salida de Loreto Ditzel por vinculación a caso Spiniak. Ámbito: Política Nacional Problema que se aborda: Nombramiento y destitución de psicóloga Loreto Ditzel en Chiledeportes. Velasco asume responsabilidad del nombramiento • Rol profesional: Actuación profesional: Profesional nombrada en cargo público. Profesional vinculada con partido político (sicóloga DC). Se acepta renuncia de psicóloga por haber omitido vínculos con el caso Spiniak. Profesional renuncia al cargo • valoración social: Negativa: Psicóloga es presentada como alguien que “omite su vinculación a caso spiniak” Dice que no había ninguna razón para que ella no fuera nombrada. Positiva: Presidenta del partido plantea que su salida fue injusta Memo: 1. Indirectamente aparece asociado problema de tipo ético: psicóloga miente. 2. Dice latamente (textual del diario)¿será un lapsus del vicepresidente?
252
Avisos Clasificados
Nacional
Tendencias
Anexo Nº 3
1. Psicóloga con desarrollo profesional en el área de recursos humanos y psicodiganósticos. Se ofrece disponibilidad inmediata. Omil, Lo Barnechea, tel fijo2 (C4). 2. Psicóloga U. Diego Portales. Experiencia en Consultas, Talleres y Académicas. Se ofrece disponibilidad inmediata. Omil, Lo Barnechea, tel fijo2 (C4). 3. Psicóloga Licenciada U. de Tarapacá. Experiencia en evaluaciones y selección de personal. Docencia, Talleres, Capacitación. Se ofrece disponibilidad inmediata. Omil, Lo Barnechea, tel fijo2 (C4). 4. Psicóloga U. Andrés Bello. Experiencia en trabajos clínicos, educacional y clínicos social y comunitarios. Atención adultos, niños y familias. Se ofrece disponibilidad inmediata. Omil, Lo Barnechea, tel fijo2 (C4). 5. A. Zeltzer. Psicologia clínica. Hipnoterapia. Timidez. Pánico. Tartamudez. Rendimiento escolar. Rehabilitación. Depresiones. Sexualidad. Alcoholismo. Tel Fijo1, Tel Fijo2. Providencia. (AP, Medicina, Hipnoterapia. C5) 6. Hábitos de Estudio – Mejorar concertación y memoria – Subir Autoestima. Sistema Moderno sin fármacos, Programación Neurolinguistica. 20 años experiencia. Sicoterapeuta Carlos Ceroni. Fono: Fijo y Cel. ([AP, Salud, Psicologos.C5]). 7. Psicóloga UC. Clínica se ofrece Omil I. Municipalidad de Providencia, contáctenos al fono. (C7)
Policía de la Brigada de Delitos Sexuales enumeró una serie de diligencias que no se llevaron a cabo en la causa. Tocornal: detective complicada en interrogatorio. (…). Ayer, además, declaró la sicóloga del SML quien avaló las denuncias de abuso al hijo mayor de Tocornal (Pág. 18).
Psicología Adolescente. “¿Cómo enfrentar las malas influencias de mis hijos? ¿Su hijo se comporta diferente? ¿No obedece a lo que usted le pide? Los amigos pueden influenciar negativamente a los niños. La mayoría soporta esta influencia y sucumben a ella tarde o temprano. Aunque los padres no pueden proteger a sus hijos, hay ciertos pasos a seguir para minorar su efecto. Herramientas de los padres: Ø Forjar una relación cercana, honesta y franca con los niños que
• Contexto en que aparece: Motivo: buscan trabajo, publicitan sus servicios. Ofrecen: disponibilidad inmediata; Contacto: vía personal (teléfonos fijos, celulares); vía externa (OMIL, Ñuñoa, Lo Barnechea, Providencia) • Identificación: Genérica: psicóloga, especialista Particular ( nombre): A. Zeltzer, Carlos Ceroni • Formación: Universidad de origen: UDP, U de Tarapacá, UAB, UC. Grado alcanzado/Título: Psicóloga/a, licenciada, psicoterapeuta. • Género: mujeres (5); hombres (1, se repite 2 veces); indefinidos (1) • Rol profesional: Tipos de problemas que abordan: timidez, pánico, tartamudez, rendimiento escolar, rehabilitación, depresión, alcoholismo, “sexualidad”, concentración. Experiencia profesional: Años: 20 años Especialidades o áreas de ejercicio: recursos humanos, clínica, educacional, social, comunitaria, psicoterapia, Actividades que realizan: Reconocidas: psicodiagnósticos, evaluaciones, selección de personal, capacitación, programación neurolingüística, consultas, talleres, académicas, docencia. Indeterminadas: hipnoterapia, reflexología, programación alfa. Población con la que trabajan: adultos, niños, familias Tipo de Oferta: mejorar concentración y memoria, subir autoestima; Publicidad: sistema moderno, sin fármacos • Contexto en que aparece: Motivo: noticia que informa del caso Tocornal Ámbito: Nacional judicial Problema que se aborda: una detective es calificada como complicada en el contexto de interrogatorio • Rol profesional: • Ámbito de ejercicio: psicóloga del Servicio médico legal. • Actuación profesional: declara en juicio, avalando denuncia de abuso al hijo mayor de Tocornal • Contexto en que aparece: Motivo: columna tendencias que da consejos a los padres para enfrentar las malas influencias de las amistades en sus hijos Problema que se aborda: problemas de conducta en niños, niños no obedecen a padres, son influidos negativamente por hijos. Ámbito: Psicología adolescente
253
El Mercurio
Anexo Nº 3
4
Si
Cuerpo B Economía y Negocios
tiene un vínculo cercano, permite recurrir a los hijos más a sus padres cuando se encuentran en problemas o tienen dificultades. Ø Ayudar a los hijos a comprender la influencia de los amigos, el proceso y las emociones relacionadas con las presiones de la amistad, les permitirá estar más capacitados a resistir malas influencias. Ø realice actividades familiares con regularidad y frecuencia. Desde pequeños sus hijos deberían participar en actividades familiares como paseos, caminatas en el parque o practicar deportes. Los niños que pasan más tiempo con sus familias pueden resistir mejor las malas influencias. Conocer sus amistades Ø promueva la amistad con niños con cualidades positivas, invitando a estos hijos a jugar o a pasar el tiempo con la familia. También apoye a sus hijos para que participen en actividades de grupo (como boyscouts), los cuales requieren interacción con modelos ejemplares. Ø Conozca los amigos de sus hijos. debe esforzarse en pasar algún tiempo con los amigos de sus hijos para conocerlos mejor. También debería conocer a los padres de los amigos de sus hijos: así puede ver si los amigos de sus hijos son buena influencia, y si la familias de los amigos comparten sus mismos valores y actitudes. Ø Sepa siempre donde están sus hijos y lo que están haciendo. Cuando los niños están en casa debe supervisar sus actividades. Cuando están fuera de casa, deben asegurarse de saber dónde están sus hijos, con quién están y qué están haciendo. Sin críticas Ø No critique a los amigos de sus hijos. Cuando los hijos tienen amigos que son mala influencia, no es bueno que los padres los critiquen. Ø En muchos casos los niños se ponen a la defensiva y continúan con esas amistades ya sea por lealtad o para rebelarse contra sus padres. En lugar de criticar, deben discutir ciertos aspectos de conducta o acciones. Respuesta elaborada por la psicóloga Lucia Godoy de, de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello (p21). Curso Liderazgo Organizacional. Clase 2. Las distintas miradas de la realidad. El líder debe conocer y comprender a las personas con las quienes trabaja. Debe saber de sus similitudes, pero sobre todo, debe entender sus diferencias. 1. las diferencias de la conducta individual. El líder es responsable del clima de las relaciones interpersonales. Nureya Abarca, psicóloga UCH, Phd. Universidad de California. Profesora Escuela de Administración de UC. Consultora de Empresas (B12).
Pretende: concejos para padres: dar pasos a seguir para aminorar el efecto de la influencia negativa de los amigos de sus hijos. Identificación: autoría psicóloga Lucía Godoy, Escuela de fonoaudiología, UAB. • Rol profesional: Ámbito de ejercicio: profesional es identificada como parte de Escuela de Fonoaudiología de una universidad privada. • Actuación profesional: Tipo de intervención: prevención: entrega consejos para padres en relación a la crianza de sus hijos (“herramientas” para los padres). Generaliza (niños, modelos familiares y sociales). Padres pueden aminorar el efecto de la influencia negativa si: -‐ forjan relación cercana, honesta y franca con hijos. -‐ los ayudan a comprender el proceso y las emociones asociadas con las presiones de la amistad. -‐ realizan actividades familiares regularmente -‐ conocen amigos de sus hijos y promueven amistades positivas -‐ saben dónde están y qué hacen sus hijos en la casa y fuera de ella. -‐ No critican a sus amistades Problemas que aborda en su intervención: relación de padres con los hijos Valores y principios que sostiene en su actuación profesional: Explícitos: los niños que pasan más tiempo con sus familias pueden resistir malas influencias, promover amistades con cualidades positivas de los niños, requieren interacción con modelos ejemplares (boyscouts). Niños operan por lealtad con sus amigos. No criticar, si discutir aspectos de conductas y acciones. Implícitos: subyace al discurso un modelo de crianza basado en interacción directa entre padres e hijos, estos deben dedicar tiempo a pasear con ellos y a conocer a las familias de sus amigos para ver si se comparten valores y actitudes. • Contexto en que aparece: Motivo: clase dos de curso de liderazgo organizacional Ámbito: Nacional-‐ Empresas (psicología organizacional) Problema que se aborda: se entrega información relativa a la función de un líder al interior de las organizaciones. Pone acento en el reconocimiento de las diferencias individuales y enfatiza que la responsabilidad del líder en el clima de las relaciones interpersonales. Pretende: capacitar Identificación: Nureya Abarca • Rol profesional: experto.
254
Cuerpo C Nacional
Cuerpo A Vida y Salud
Guía Profesional y de Servicios
Anexo Nº 3
Caso Chiledeportes. “B. Velasco hace mea culpa por caso Ditzel”. El mea culpa del jefe de gabinete surge producto de las recriminaciones cruzadas entre palacios y la DC, por la designación de la psicóloga, esto pese a que en la moneda apostaron el fin de semana por zanjar de forma definitiva la polémica al reconocer que los pasados 7 días fueron “complicados”. (C4).
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Neurociencia: Lesiones cerebrales afectan el juicio moral. Experimento mostró la frialdad de las personas con su lóbulo frental dañado. Parece una pregunta del juego escrúpulos, pero considere lo siguiente: alguien que usted conoce tiene SIDA y planea infectar a otros, algunos de quienes morirían. Sus opciones son dejar que suceda o matar a la persona. ¿Apretaría el gatillo? (…) este trabajo busca explicar que la emoción juega un rol importante en las tramas que plantea un dilema moral. Si está bloqueadas ciertas emociones tomamos decisiones que parecen artificialmente frías. “Debido a su daño cerebral, gente con VMPC tienen emociones anormales en la vida real. Carecen de empatía y compasión, dice Ralph Adolphs, profesor de psicología y neurociencia de Caltech. “Nuestro trabajo proporciona el primer informe causal del rol de las emociones en los juicios morales”, precisó el coautor Marc Hauser, profesor de psicología en Harvard y del Harvard College. Es la sensación de aversión la que evita normalmente que los humanos se dañen entre sí (…) (A11). Psicólogos: 1. Ps. MBA Elvira Aguilar Leyton. Experta en Evaluaciones psicológicas para postulaciones. Peritaje, tratamiento y mediación familiar. Consejerías. Fonasa. Tel fijo. Tel cel. (Guía Profesional y de Servicios. B16) 2. Psicoterapia individual, parejas. Providencia. Tel fijo. (Guía Profesional y de Servicios. B16).
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Formación: Título UCH y PHD. U. de california Especialidad: psicología organizacional Contexto en que aparece: Motivo: noticia que informa sobre el caso chiledeportes y actuación del gobierno. Ámbito: Política Nacional Problema que se aborda: mea culpa del jefe del gabinete por designación de psicóloga Loreto Ditzel Rol profesional: Actuación: Profesional vinculada con partido político (DC). Se liga a cuestionamiento del gobierno por su nombramiento en Chiledeportes. Contexto en que aparece: Motivo: noticia que informa sobre resultados de investigación estadounidense acerca del efecto de lesiones cerebrales en el juicio moral Ámbito: Salud y Vida Problema que se aborda: se reporta primer informe causal del rol de las emociones en los juicios morales. Identificación: con nombre, profesores de psicología de Caltech y Harvard. Rol profesional: Aporte de la psicología en el campo de investigación Memo: Es la sensación de aversión la que evita normalmente que los humanos se dañen entre sí… ¿podría relacionarse con ética?
• Contexto en que aparecen: Motivo: publicitan sus servicios en Guía de profesionales. Contacto: vía personal (teléfonos fijos, celulares • Identificación: Genérica: psicoterapia individual Particular: Elvira Aguilar Leyton • Formación: Grado alcanzado/Título: MBA • Género: mujeres (1); hombres (0); indefinidos (1) • Rol profesional: Especialidades o áreas de ejercicio: clínica, jurídica, laboral Actividades que realizan: evaluaciones psicológicas para postulaciones, peritaje, tratamiento y mediación familiar, psicoterapia individual y de parejas. Tipo de Oferta: Experta, atienden Fonasa. En Providencia.
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Revista Ya
Anexo Nº 3
Escuela para padres, por Neva Milicic, sicóloga. Permitirles vivir una vida intencional. “son tantas las restricciones a las que están sometidos, que muchos niños van perdiendo la capacidad de soñar con lo que les gustaría ser” (Pág. 20). Este concepto lo he tomado del libro “Ping”, de Estuart Avery Goldd, en el cual se narra la historia de una rana que se arriesga a cambiarse de la pequeña laguna en que vive, para vivir y ser quien realmente quiere ser, asumiendo los riesgos y sin negar los miedos que ello implica. Es una fábula taoísta zen orientada a entender que los seres humanos necesitan y merecen tener la libertad de ser lo que son. Este libro que, por cierto, es un gran regalo para adolescentes y adultos, y que puede ser contado en forma adaptada para niños, es una metáfora de la necesidad de ser fiel a la propia identidad en ese viaje tan particular que es la vida de cada cual. Es un camino que tendrá sin duda riesgos y que no está exento de dificultades, porque, como lo plantea el libro: “si el camino que recorres no tiene obstáculos, no conduce a ninguna parte”. La rana tiene en el transcurso de la historia conversaciones con su maestro en este viaje –un búho-‐, que le señala con claridad que al hacer elecciones, es posible equivocarse, pero que los errores que se cometen al actuar pueden ser superados, pero que la inacción aprisiona el alma. En este sentido, el mayor de los riesgos que puede asumir una persona es el inmovilismo, lo que lo lleva a vivir en lugares estrechos y de manera inconformista. La lectura de esta fábula hace pensar en lo poco que se prepara a los niños para vivir su vida intencionadamente, son tantas las restricciones a los que están sometidos, tantos los “no” que delimitan sus espacios, tanto lo que se los delimita y determina lo deben hacer y decir, que muchos niños van perdiendo progresivamente la capacidad de conectarse y de soñar con lo que les gustaría ser. La falta de espacios de libertad para reflexionar puede ser un peligroso y dudoso método educativo, porque impide a los niños desarrollar una adecuada conciencia de sí mismos, como una persona autónoma. Favorece el vivir una vida intencionada en los hijos la percepción de que las personas que le son significativas, sus padres, alientan y respetan sus opiniones y decisiones acerca de si mismos y los ayudan a definir su identidad. También es un poderoso factor para intencionar la propia vida, la generación de un ambiente familiar que les permita asumir reflexivamente los caminos que deben tomar y los que alientan a dar los altos que supone crecer y superar las barreras que les impiden cumplir sus sueños. También ayuda que ellos perciban que se les dan las oportunidades necesarias para desarrollar los talentos y habilidades, algo que más adelante les permitirá realizarse.
• Contexto en que aparecen: Motivo: columna semanal dedicada a la “educación de padres”. Ámbito: nacional, revista para mujeres Problema que se aborda: la libertad de los niños para ser quienes quieren ser y explorar opciones. • Identificación: Particular: Neva Milicic, psicóloga • Actuación profesional: Tipo de intervención: corresponde a una columna semanal en la que la psicóloga aborda un tema específico relativo a la crianza de los hijos. En este caso en específico, aborda la labor de los padres en el proceso de desarrollo de los niños, aconsejando que ellos les proporcionen condiciones vitales que les permitan crecer y contactarse con sus aspiraciones vitales. Para ello utiliza como ejemplo un libro en que, metafóricamente, se aborda la necesidad de ser fieles a nuestra propia identidad y los riesgos, potencialidades y dificultades que ello conlleva. (sugiere el libro de un autor extranjero) Problemas que aborda en su intervención: relación de padres con los hijos; libertad de los niños en el proceso de desarrollo vital, riesgos de inmovilizarse, a vivir de manera conformista y no jugársela por los sueños. Restricciones y determinaciones de los niños en el contexto social actual. Desarrollo de autoconciencia y falta de autonomía en los niños. Valores y principios que sostiene en su actuación profesional: libertad, desarrollo positivo de niños en contextos de apertura, ser quien uno es, autonomía, niños sujetos de derecho.
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Revista Ya
De esta forma, el niño o la niña sentirán que progresivamente van teniendo el control sobre su vida y que no sólo están siendo determinados en su identidad por las circunstancias externas. Favorecer los espacios para conversar sobre quien les gustaría ser a nuestros hijos, legitimando sus percepciones, es un ingrediente indispensable para hacerlos sentirse capaces de vivir una vida intencionada. Sentir la confianza y el aliento para pensar y desarrollar un proyecto de vida, en el que ellos o ellas se sientan dueños de sus decisiones, para construir una vida en que sus sueños y los anhelos más profundos tengan lugar, en una mediad importante evitará el estancamiento en situaciones o actividades desvitalizadoras. Les ayudará, además, a desarrollar en ellos el coraje de hacer los esfuerzos y los cambios que necesitan hacer para lograr una vida más acorde con lo que realmente son. La mujer y su mundo, por Paula Serrano, sicóloga. Formas de amar. “elijamos lo que damos, mas que aceptar normas generales de amar”. (Pág. 42) La subjetividad está presente en todas las dimensiones de la vida humana. Una amiga mía tenía dos abuelos. Uno rico y otro pobretón. El rico tenía una casa abierta y siempre llena de nietos, sobrinos y amigos, lleva a sus nietos a comer a restoranes, hacía unas pascuas fascinantes, siempre tenía regalos. El más pobre tenía una casa en que jamás había nadie, nunca los invitaba a almorzar ni a comer, no los llevaba de vacaciones, no les hacía otro regalo que un pequeño libro en el año a cada uno. Sus nietos le tenían miedo y algo de pena. Cuando mi amiga creció heredó a su abuelo pobre y se enteró de que era rico. El abuelo rico murió sin dejar nada más que buenos recuerdos. Aún n hoy nos reímos de las percepciones infantiles. La historia no es una historia trivial, porque no es la historia de la avaricia y la generosidad, son de las personalidades. El abuelo rico que resultó ser pobre era por constitución un gran gozador. El presente le era muy importante, tal vez porque no conoció grandes dolores y deprivaciones en su vida. Era extravertido, necesitaba de los vínculos para sobrevivir, necesitaba ser querido abiertamente, necesitaba querer a la gente y le gustaba ser líder de los grupos a los que pertenecía. Quiso tener muchos hijos y no pudo y por tanto la familia ampliada le daba la ilusión de clan y le daba seguridad. No conocía la depresión, valoraba la belleza y no creía en el futuro. Decía que las herencias eran una sobreprotección innecesaria, que cada cual se forjaba su propia vida. Así había sido en su caso. No era obsesivo, si bastante impulsivo. El abuelo pobre que resultó ser rico nunca se sintió rico. Era hijo de inmigrantes, intelectuales que perdieron su estatus al llegar a Chile y lo recuperaron con gran esfuerzo. Este hombre vivió la obsesión de jamás volver a la pobreza de sus padres, vivía en la
• Contexto en que aparecen: Motivo: columna semanal dedicada a la “mujer y su mundo” Ámbito: nacional, revista para mujeres Problema que se aborda: entender el amor que se entrega y recibe desde distintos puntos de vista, en relación a la experiencia y vivencias referidas a los distintos modos de ser en el mundo (personalidad). • Identificación: Particular: Paula Serrano, psicóloga • Actuación profesional: Tipo de intervención: corresponde a una columna semanal en la que la psicóloga aborda un tema específico relativo a la participación de la mujer en el mundo actual. Específicamente en este caso, muestra mediante un ejemplo cómo existen distintas formas de entregar amor, utilizando para ello la experiencia de una amiga y sus abuelos. Problemas que aborda en su intervención: cómo se entrega y recibe el amor Valores y principios que sostiene en su actuación profesional: subjetividad presente en todas las dimensiones de la vida, generosidad, entrega, amor,
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planificación de la vida, cuidadoso de nunca ser humillado ni mal tratado. Para él lo importante era armar una dinastía que perdurara, echar raíces, nunca perder el control, acumular conocimiento y prestigio. La comida no era más que una necesidad frívola y pasajera, pero el amor por los libros y la música eran perdurables y dignos. El placer también era muy importante, pero en la soledad y en el recogimiento de saber. Ambos hombres eran generosos, ambos querían entregar a sus nietos una herencia, ambos valoraban a su familia por sobre todo. Dos hombres buenos, amorosos, cada cual a su manera. Cuento esta historia a propósito de la belleza de elegir lo que damos más que aceptar normas al momento de escoger maneras de amar.
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4. ANEXO Nº 4: EJEMPLO DE ANÁLISIS INTRACASO DE EXPOSICIÓN EN TELEVISIÓN.
ANÁLISIS INTRACASO 1: TELEVISIÓN Identificación: Ficha: 2 Día: 2 Fecha: Martes 27 de marzo de 2007 Programas: 1) Pasiones (TVN) 2) Noticiero: Teletrece (Canal 13). Horario: 1) 16:45 hrs -‐ 18:00 hrs (con comerciales) 2) 21:00 -‐22: hrs. Presencia: 1) Actuación directa de una profesional 2) No aparece. Duración: 1) 5 mín. aproximados (falta cronometrar). 2) 0 minutos Transcripción: María Isabel Reyes Análisis: María Isabel Reyes Jueces: Dra. María Inés Winkler Transcripción Textual de la participación profesional: 1-‐ Tarotista: De aquí a estos dos meses tú vas a tener claro lo que no te sirve y lo que si te sirve y vas a tomar un nuevo camino en tu vida que te va a conducir, más tarde o más temprano, a un verdadero amor, a una verdadera relación y a una hermosa familia, pero con ninguno de estos dos pelafustanes... siga no más usted y aprenda de sus experiencias. 2.-‐ Conductor: vamos a ver que dice Javiera, nuestra psicóloga. 3.-‐ Psicóloga: Hola Agustina, mira sabes yo creoque el punto es que tú has funcionado de alguna manera en borrador, entonces has hecho primero y después has pensado; yo creo que has pensado, pero la idea es que has actuado impulsivamente, así lo veo yo; entonces qué pasó: al comienzo con tu primera relación no tenías todas las condiciones para haberle hecho ese préstamo y haberle dado, realmente, todo lo que era más valioso para tí; no sólo materialmente, si no también en confianza, en ideales y yo creo que él te falló, pero te falló porque él no era para ti, pero tú también fuiste responsable; yo creo que fuiste demasiado impulsiva, actuaste demasiado, poniendo primero el corazón y no sé si en algún minuto la razón; te pegaste un golpe, te pegaste una caída y qué pasó; a poco andar y casi mágicamente, vuelves a tener una relación de pareja, con una persona también media mágica. Chat, después lo conoces, después inmediatamente empiezas a pololear y esta persona te traiciona. De nuevo empiezas yo creo a actuar, primero corazón y después, a lo mejor, razón. Cuando te enfrentas a esto que paso con tu amiga que, menos mal que pasó porque si no, no te habrías dado cuenta de aquello. creo que aquí es donde yo te invito a que realmente decantes, pongas la cabeza, el corazón y un análisis pausado, o sea, pasa del borrador al limpio, por favor... los valores fundamentales de la vida, la lealtad, la amistad, el realmente no traicionar a otra persona, mientras no sabías que estabas traicionando a tu amiga no había problema; en este minuto ya lo sabes; no te conviene ninguna relación que... a pesar de que te haga feliz entre comillas, haga desgraciada a una persona que tú quieres y le vas a ser leal; o sea eso no tiene ninguna segunda lectura desde mi punto de vista. Por favor céntrate en ponerle cabeza, pausa, ritmo lento y reflexión a
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tu vida; yo creo que así puedes ver las señales de las que te hablaba Rodrigo (Gendelman)... que te vaya muy bien. 4.-‐ Conductora: muchas gracias Javiera... Agustina sabes qué... quien te quiere no te aporrea, no te roba, no te miente. El que te quiere te trata bien... Categorías 1. Encuadre de la presentación: -‐ Se presenta un caso ilustrativo de una situación amorosa en que la protagonista (Agustina) se ve afectada por un problema de pareja (infidelidad de la pareja y propia y VIF) y solicita que la ayuden a decidir qué hace con su vida y, específicamente, qué decisión toma respecto de mantener o no una relación con dos parejas: su marido y su amante (pareja de amiga). -‐ En el set de televisión están sentados un grupo de panelistas tras un escritorio, un actor joven de teleseries del canal, un animador de radio y televisión de 30 años aproximadamente y una conductora de televisión de mismo rango de edad, la psicóloga de alrededor de 40 años y una tarotista alrededor de 50 años. Los conductores, un hombre (Martín Cárcamo) y una mujer (Barbara Rebolledo), aparecen sentados en un sillón y más tarde se trasladan a unas sillas junto a una mesa. -‐ Cada panelista da su opinión y sugerencias respecto de lo que la consultante debe hacer. Refieren sus propias experiencias de vida y de otras personas significativas para ellos(as). -‐ Entre cada opinante los conductores también plantean sus propias opiniones respecto del caso. -‐ Después de la psicóloga la conductora a gradece a la psicóloga: “muchas gracias Javiera” y también le da su opinión y sus deseos para con ella. -‐ Las únicas personas con algún grado de conocimiento “técnico” serían la tarorista (que predice el futuro) y la psicóloga (que ‘diagnostica’ y da orientaciones y sugerencias). 2. Contexto inmediato de la presentación de la profesional: 2.1. Antecedente. -‐ La conductora presenta a la tarotista y le pide su opinión. -‐ Actuación Tarotista: la imagen se concentra en las cartas y ella opina enfatizando que en dos meses habrá un desenlace en que ella se aclarará respecto de qué hacer, prescribiendo que tomará un nuevo camino, que la llevará a un verdadero amor y a constituir una hermosa familia. Le dice que no será con ninguno de los dos hombres que aparecen en la historia, refiriéndose a ellos como “pelafustanes”. Le sugiere que siga adelante y que “aprenda de sus experiencias”. “de aquí a estos dos meses tú vas a tener claro lo que no te sirve y lo que si te sirve y vas a tomar un nuevo camino en tu vida que te va a conducir, más tarde o más temprano, a un verdadero amor, a una verdadera relación y a una hermosa familia, pero con ninguno de estos dos pelafustanes... siga no más usted y aprenda de sus experiencias”. NOTA/SUGERENCIA: Centrada en el futuro, predice el futuro sin que se requiera nada especialmente de parte de la’consultante’, excepto que ‘aprenda de sus experiencias’. Predice una nueva relación ‘idílica’. Descalifica a los dos hombres, ‘groseramente’. Muy mágica, en dos meses SE RESOLVERÁ problema que no sé cuánto tiempo lleva en desarrollo. 2.2. Presentación de la psicóloga: -‐ Al presentar a la psicóloga el conductor plantea: “Vamos a ver qué dice nuestra Javiera, nuestra psicóloga. NOTA/SUGERENCIA: Se identifica a la profesional con el programa ¿Qué se querrá lograr con ello?
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3. Actuación profesional: Esta categoría refiere a la mención y participación directa de la profesional en el programa. 3.1. Personajes asociados según contigüidad temporal y espacial a la profesional: -‐ Tarotista -‐ Conductor -‐ Conductora -‐ Panelista: Rodrigo Gendelman -‐ Protagonista (Consultante) 3.2. Problemas que aborda la psicóloga en su intervención: -‐ Sentimental: relación de pareja, infidelidad, engaño-‐traición. -‐ Conducta y situación actual y pasada de la consultante: actuación impulsiva, predominio de emocionalidad en contraste con reflexividad y procesamiento cognitivo de las experiencias. Necesidad De aprender de las experiencias. -‐ Deslealtad con amiga. -‐ Engaño de parejas 3.3. Intervenciones: 3.3.1. Tipo de intervenciones: diagnóstico, sugerencias y “valoraciones” (la pareja le falló, ella inicia relación ‘mágicamente’, etc.). 3.3.2. Trato (o tipo de relación a la que invita): saludo, “por favor….”, desearle suerte. 3.3.3. Forma de las intervenciones: lenguaje ‘coloquial’, no uso de términos científicos o especializados, utiliza metáforas, refiere muy al pasar el efecto de la conducta de la consultante en otros (amiga) o al otro (una pareja), no aparece un enfoque más interaccional de la relación de pareja, aparece todo centrado en la consultante. -‐ Saluda a la consultante por su nombre de pila: “ Hola Agustina” -‐ Se dirige a ella en primera persona “mira sabes” -‐ Inicia su actuación con “yo creo”. -‐ Define el problema de la consultante: actuación impulsiva, inexperiencia, pérdida de confianza, engaño, sitúa la responsabilidad en la consultante, predominio del emocionar y baja consideración de aspectos racionales en su accionar (define forma de funcionamiento). Realiza una síntesis del caso, interpretando su funcionamiento: “yo creo que tú has funcionado de alguna manera en borrador”. Podría ser diagnóstico. -‐ Realiza sugerencias/indicaciones: invita a decantar, análisis pausado, poner el borrador a limpio, integrar cabeza y corazón, retomar valores, terminar relaciones pasadas, valorar amistad, lealtad, ponerle cabeza a la vida, para atender a señales que le entrega. -‐ Desea que le vaya bien a la consultante. 3.4. Valores y principios que sostiene en la actuación profesional. -‐ Implícitos: Entrega incondicional, Confianza, Responsabilidad, Fidelidad, amistad, búsqueda de felicidad -‐ Explícitos: Valores fundamentales de la vida, lealtad, amistad, no traicionar a otra persona (amiga). 4. Imagen profesional 4.1. Representación: -‐ Directa: es una profesional recurrente en el medio. -‐ Mujer de edad media, vestida formalmente (blusa, sin escote, corte recto). -‐ Su opinión es precedida por una tarotista y seguida por la conductora que le agradece su participación y agrega comentarios/opinión personal respecto del caso:
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“Agustina sabes qué... quien te quiere no te aporrea, no te roba, no te miente. El que te quiere te trata bien...”. 4.2. Lenguaje: -‐ Se dirige a la consultante en primera persona y por su nombre de pila -‐ Utiliza un lenguaje coloquial en general: pasar del borrador al limpio -‐ Conceptos técnicos: actuar impulsivamente, decantar, encuadre. -‐ Escuchar señales que da la vida (¿en contraste con la magia?). -‐ Se dirige a la cámara. -‐ Habla pausadamente. -‐ Existe concordancia entre su lenguaje verbal y no verbal. El segundo confirma al primero. 4.3. Postura corporal: -‐ Profesional sentada al lado de tarotista -‐ De frente, medio cuerpo y tras un mesón y directamente hablando a la cámara. 4.4. Valoración de la actuación profesional: -‐ Participación secundaria en relación a protagonistas y participantes del programa pasiones. -‐ Participación asumida como habitual: “nuestra psicóloga”, -‐ La participación de la profesional se precede por magia y posteriormente se afirma tangencialmente, a partir de intervención de conductora del programa pasiones. Comprensión del caso: Hipótesis relativas a la imagen profesional Problemas asociados a la imagen profesional.. En Pasiones se aborda un problema sentimental de una mujer-‐consultante (relación de pareja, infidelidad, maltrato, engaño-‐ traición). Se considera pertinente la intervención psicológica (opiniones, más bien) respecto de problemas de pareja. Imagen profesional: En Pasiones se aprecia participación directa, profesional de sexo femenino, es presentada como psicóloga del programa, asociada espacial y temporalmente a tarotista, a panelistas y conductores del programa. Se hace mención de su actuación profesional (es la psicóloga de “Pasiones”). No obstante la participación de la profesional aparece como secundaria en el contexto de las intervenciones que se realizan, en general, en el programa, es ‘una más’ de las opinantes. No hay referencias directas o indirectas al aporte de la profesional. La imagen profesional aparece escasamente en el programa (pocos minutos) y en función de “opinante” de uno de los casos relatados en el programa (el central). No se informa claramente de las características y labor profesional. Podría asimilarse a una labor de “consejería-‐opinante”. Aspectos éticos implicados en la participación profesional: la psicóloga no diferencia su participación de los demás participantes del programa, se concentra en definir (‘diagnosticar’) y hacer sugerencias a la consultante en particular, no explicita necesidad de intervención profesional, pero si prescribe “decantar y procesar experiencias”; sugiere, invita a utilizar reflexión e integrar afectos (omite dar alguna explicación ‘terapéutica’ para la conducta de la consultante; termina sólo evaluando la conducta de la mujer consultante; no hay rescate de recursos de la mujer o posibles explicaciones para la conducta de sus parejas o alguna intervención que señale los aspectos relacionales implicados), resaltando la lealtad como valor fundamental. La felicidad va más allá del momento concreto e invita a considerar el contexto presente y pasado de la consultante. No realiza generalizaciones del caso, respecto a características similares de su situación con alguna otra.
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5. ANEXO Nº 5: LISTADO DE PROFESIONALES QUE APARECEN EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
Anexo Nº 5
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48.
Prensa escrita A. Zeltzer Carlos Ceroni Alfonzo Luco Rodríguez Loreto Ditzel Elvira Aguilar Leyton Loreto Ditzel A. Zeltzer Carlos Ceroni Lucia Godoy Nureya Abarca Elvira Aguilar Leyton Neva Milicic Paula Serrano Ximena Navarro Lisette García Ángela Farrán Patricia Condemarín Consuelo Cornejo Patricio Chávez Ana María Aron. A.Zeltzer Carlos Ceroni. Elvira Aguilar Leyton Patricia Condemarín A.Zeltzer Carlos Ceroni Elvira Aguilar Leyton Patricia Condemarín Gretel Macurán A.Zeltzer Carlos Ceroni Elvira Aguilar Leyton Soledad Erazo A.Zeltzer Carlos Ceroni Carla Padilla Patricio Chavéz María Olga Herreros Elvira Aguilar Leyton Mónica Lizama Elena Brinkmann Patricia Condemarín Greter Macuran Virginia Toledo Mónica Lizama Elena Brinkmann Patricia Condemarín Greter Macuran
Televisión
1.
Javiera de la Plaza Cortínez
2. Roberto Gabriel Rosenzvaig
3. Javiera de la Plaza Cortínez
4. Roberto Gabriel Rosenzvaig 5. Roberto González Gutiérrez
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10 11 12 13 14
49. 50. 51. 52. 53. 54.
Paula Serrano Neva Milicic Pilar Sordo Pilar Sordo Elvira Aguilar Leyton Pilar Sordo
55. Elvira Aguilar Leyton 56. Elvira Aguilar Leyton 57. Jorge Manzi
6. Roberto Gabriel Rosenzvaig 7. Rodrigo Torres
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