La iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios. Arquitectura, ornato y devociones [1515-1715]

September 12, 2017 | Autor: C. Rodríguez Morales | Categoría: Arquitectura, Artes plásticas, Religiosidad Popular
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Descripción

I.1

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios



Arquitectura, ornato y devociones [1515-1715] Carlos Rodríguez Morales

La iglesia parroquial sobre la que se creó, en 1819, la catedral de la nueva diócesis de San Cristóbal de La Laguna había sido fundada tres siglos antes: en sesión concejil de 1 de marzo de 1515 se trató sobre el sitio —escogido por el adelantado con la anuencia del obispo Vázquez de Arce— donde se iba a levantar la nueva fábrica: en el comedio de la villa, apartada de las otras iglesias y monasterios1. Esto obligó a alterar el planeamiento de ese espacio central dentro de la naciente población, al que no se había otorgado todavía la importancia que tuvo tras levantarse allí su segundo templo parroquial, que pudo tener ya entonces condición catedralicia —compartida con la de Santa Ana, en Las Palmas— de haberse cumplido los propósitos de Fernández de Lugo2. No fue así, y durante tres siglos las feligresías de la Concepción, en la Villa de Arriba, y de los Remedios, en la de Abajo, mantuvieron una tensa rivalidad alimentada en última instancia por la aspiración de convertir sus respectivas iglesias en sede episcopal. En este artículo abordaremos la historia de la parroquia —su arquitectura, su ornato y sus principales devociones— durante sus dos primeros siglos, hasta 1715. Fue entonces cuando se colocó en la capilla mayor el retablo de la Virgen de los Remedios conservado hasta hoy [I.12], que de alguna forma corona los trabajos que transformaron una modesta ermita en una iglesia alegre y clara de tres naves divididas por 26 columnas dóricas3, con capillas abiertas a sus lados que, en palabras de un entusiasta Juan Núñez de la Peña en 1676, podían competir con cualquiera catedral de España4. Nada queda de aquel edificio en el ámbito arquitectónico y sus bienes muebles han llegado hasta nosotros notablemente mermados, si bien algunas de las piezas incorporadas durante nuestro periodo de estudio se cuentan entre las más relevantes del patrimonio heredado por la catedral. También la documentación de la parroquia presenta amplias lagunas; carecemos, por ejemplo, de libros de fábrica y de inventarios hasta el siglo XVIII, lo que dificulta mucho la labor de reconstrucción que nos hemos propuesto. Tanto la evolución de este edificio como la distribución y la cronología de sus espacios no habían sido estudiados hasta ahora con suficiente detalle, pues la historiografía ha tomado como referencia el estado del templo —la ubicación y titularidad de sus altares y capillas— tras su reorganización a mediados del siglo XVIII, cuando se alargaron las naves de los lados reduciendo a nave las capillas que allí había5. Quedan, no obstante, aspectos por precisar, y destaca entre ellos la prehistoria de la parroquia: los acuerdos del Cabildo recogen la existencia en el momento fundacional de una capilla e iglesia que ahora está6 —es decir, un templo anterior a la primera fábrica parroquial—, pero no se ha localizado documentación que avale que fuese una ermita dedicada a la Expectación de la Virgen edificada años atrás, como ha recogido la historiografía a partir de Moure7; y en ese caso, carecemos de datos sobre su antigüedad y sobre las circunstancias de su construcción. Tampoco está claro qué motivó la fundación de la nueva parroquia, si la intención fue —como sucedió— dividir la ciudad en dos collaciones o si se aspiraba, como apuntó en 1792 Miguel de la Isequilla, a que destruyéndose la otra parroquia [de la Concepción] quedase la nueva en el centro del pueblo8. El 29 de marzo de 1515 se ajustó con el albañil portugués Miguel Alonso la obra de la nueva capilla mayor, con su arco toral y los principios de los arcos con sus basas y capiteles de los que arrancarían los del cuerpo del templo, además de un sagrario embutido en la pared, una portada para la sacristía, un altar, cinco gradas y

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Acuerdos [1965], p. 71. Acuerdos [1965], pp. 105-106. Así lo han entendido Caballero Mújica [1990], p. 214, y Navarro Mederos [2004], pp. 42-45, aunque el documento al que se refieren no es explícito respecto al templo preferido por el adelantado. BULL: FA. Ms 27, t. I, f. 13v. Núñez de la Peña [1676], p. 328. Anchieta y Alarcón [2013], v. III, p. 181. Serra Ràfols/De la Rosa Olivera [1965], p. 74. Rodríguez Moure [1915], p. 64. ARSEAPT: RM. Legajo 139 [20/47].

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dos ventanas, todo de cantería9. A finales de 1518 se encomendó al carpintero Luis Barba que cubriese la capilla10, con cuyo fin se había encargado al aserrador Baltasar López que cortase la madera necesaria desde septiembre del año anterior11. Esta fábrica se adosó por la cabecera al edificio preexistente, que durante algunos años sirvió de nave provisional; la nueva fue encargada en 1520 al albañil Alonso González, obligado a edificarla con dos puertas en cantería roja —la principal y otra abierta en el muro sur12—, cuyos trabajos continuaron, al menos, hasta 1523. Este cañón de iglesia, como lo denominó Núñez de la Peña, se mantuvo en pie durante algunos años, hasta que se concluyó la ampliación a tres naves mediante dos danzas de arcos. Así se entiende, por ejemplo, que en 1534 Lorenza Velázquez dispusiese la fundación de un altar después que se haga la iglesia13, y que en 1540 el herrador Alonso Martín dispusiese su sepultura dentro de la iglesia vieja14. Esto indica que ambos espacios —el antiguo y el nuevo, uno dentro del otro— coexistieron mientras duraron las obras, que supusieron además un mayor desarrollo longitudinal, pues el edificio creció hacia los pies15. En palabras de Núñez de la Peña, con el tiempo y acrecentamiento de las haciendas y limosnas de los fieles se alargó y hizo de tres naves, tan largas y anchas como se ve16. Dentro de este proyecto de reforma ha de situarse la realización en 1559 de un nuevo arco de medio punto a la entrada de la capilla mayor [...] con su Cristo de los Remedios [detalle]. Catedral, La Laguna moldura romana, derribando antes el que había, probablemente tardogótico17. Es decir, se afrontó una modernización del lenguaje arquitectónico que por esos años afectaría también a la primitiva portada, sustituida por otra de traza renacentista. El arco toral se desbarató en 1692 y se volvió a levantar por el cantero Juan Uque Osorio, con

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La escritura no se conserva en el registro notarial correspondiente; se tiene noticia de su contenido por notas posteriores recogidas, entre otros, por Juan Núñez de la Peña a finales del siglo XVII en el libro de mandatos de la parroquia, por Anchieta y Alarcón [2013], v. III, pp. 14, 216-217, por Tarquis Rodríguez [1964], pp. 427-428, y por Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], pp. 40-42. 10 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 14-15. 11 AHPT: PN. Legajo 8, escribanía de Antón de Vallejo, ff. 997r-1.000r, 18/IX/1517. 12 Falta también este contrato en el protocolo notarial de Antón de Vallejo de 1520. Véanse Tarquis Rodríguez [1964], p. 54, y Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], p. 43. 13 Alfaro Hardisson [2000], p. 156. 14 AHPT: PN. Legajo 410, escribanía de Juan de Anchieta, documento 533, 28/IV/1540. Es probable que a estos trabajos se destinasen 500 cantos extraídos de la cantera de Tegueste, cuya entrega concertó en 1541 el mayordomo de fábrica, Juan Bautista de Forné. AHPT: PN. Legajo 24, escribanía de Luis Méndez, ff. 840r-841r, 26/ II/1541. 15 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 88v. 16 Núñez de la Peña [1676], p. 328. 17 Consultado el documento, hemos corregido la cronología ofrecida por Tarquis Rodríguez [1964], pp. 472-473 y Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 16-17; el contrato fue otorgado en 1559, no en 1549. En 1561 se otorgó finiquito. AHPT: PN. Legajo 644, escribanía de Pedro del Castillo, ff. 338r-338v, 22/II/1561.

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el mismo hueco que antes estaba18. La capilla mayor, algo elevada respecto al resto de la fábrica y separada por una reja de madera, estaba presidida por la escultura de la Virgen de los Remedios en un sencillo tabernáculo [I.14]. El sagrario, como en la iglesia de la Concepción, era de cantería y quedaba embutido en la pared del lado del evangelio. También aquí, encajado en uno de sus muros, se situó hacia 1534 un altar dedicado a Santa María Magdalena19, en el que en la década de los cincuenta Luis Velázquez entronizó la imagen de la Virgen de la Luz [I.5]. En 1548 había en las naves de la dicha iglesia, a los lados de ella, otros dos altares, uno de Diego de los Olivos y otro de Pedro Gómez, que en palabras del visitador Luis de Padilla estaban muy feos y ocupan mucho la dicha iglesia por salir de la pared. Por este motivo, instó a los patronos a que los hicieran de cantería, encajados en las paredes, como el de la Magdalena20. Entonces ya estaba hecho, aunque desconocemos dónde y bajo qué advocación, un altar del que era propietario el corredor de lonja Juan Bautista de Forné, mayordomo de la fábrica parroquial21. Pocos años después, en 1552, sabemos que ya estaba erigido el altar de las Vírgenes22, tal vez dedicado a Santa Úrsula y sus compañeras mártires. En 1568 el visitador Juan Salbago ordenó que se pusiese un retablo de San Sebastián sobre el arco de la capilla, de la parte donde dicen la epístola, para invocar al santo como abogado contra la pestilencia23. Quizá posterior fuera el altar dedicado a la Virgen de los Dolores, a la mano derecha entrando por la puerta principal, fundado por Cristóbal Ruiz, quien traspasó en 1585 su patronato a Diego Pérez de Cabrejas24. La culminación de las obras pasaba por levantar dos capillas colaterales a la mayor, como se había hecho ya desde los años treinta en la Iglesia de la Concepción25. En 1548 el visitador ya había incluido entre sus mandatos que si hubiere alguna persona que quiera hacer capilla al lado de la capilla mayor, que es al lado donde está el sagrario, que se le dé y se quite el altar de los Velázquez para que allí se haga el arco de la capilla, y así se dé al otro lado de la dicha capilla a quien la quisiere hacer e haga la iglesia el arco, y lo pague el que quisiere la capilla26. Pero la primera noticia sobre un proyecto concreto en este sentido se retrasa hasta finales de la década de los años sesenta, cuando el licenciado Juan Suárez Gallinato pretendió edificar la del lado derecho27. No se concretó, y tampoco entonces el propósito del abogado Domingo González Boza de erigir capilla en el mismo lugar, expresado en su testamento de 159328. Un año antes, el regidor Gaspar Yanes Delgado había manifestado, asimismo, su intención de que se le hiciese una capilla en la iglesia29. Finalmente, la primera capilla colateral en edificarse fue la del lado del evangelio, por iniciativa del doctor Cristóbal Viera, beneficiado de la iglesia, quien hizo notar que la intención de su primo Domingo González Boza no tuvo efecto porque ya él tenía prevenida esta causa y pidió el sitio y puesto donde se había de hacer30. Las obras debieron iniciarse en los primeros años del siglo XVII, y con seguridad habían concluido en 1617, cuando Juana Jovel dispuso ser enterrada en su bóveda, donde ya había recibido sepultura su marido31. Por esos años se realizaría también el retablo destinado a acoger la efigie del titular, San Cristóbal [I.6], cuya policromía se encomendó en marzo de 1620 al pintor Gaspar Núñez32. 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32

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AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 88v. Alfaro Hardisson [2000], p. 156. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 11v. AHPT: PN. Legajo 631, escribanía de Juan del Castillo, f. 301v, 23/VI/1547. AHPT: PN. Legajo 772, escribanía de Francisco de Rojas, f. 30r, 17/II/1552. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 53v. AHPT: PN. Legajo 57, escribanía de Juan de Mesa, ff. 47r-48r, 4/II/1585. Rodríguez Moure [1915], p. 41. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 4r. AHPT: PN. Legajo 234, escribanía de Juan Núñez Jaymes, ff. 189-198v, 16/IV/1569. AHPT: PN. Legajo 918, escribanía de Bartolomé de Cabrejas, ff. 216-221v, 2/XII/1593. AHPT: PN. Legajo 1.182, escribanía de Baltasar Hernández, ff. 244v-247v, 17/II/1614. AHPT: PN. Legajo 1.031, escribanía de Feliciano de Gallegos, s/f, 23/XII/1622. AHPT: PN. Legajo 1.232, escribanía de Manuel Lobo Mazuelos, s/f, 2/III/1617. Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 53-54.

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El proceso constructivo de la otra capilla colateral, bajo el título de la Asunción, resultó más complejo, en parte porque fueron los herederos de su fundador, Gaspar Yanes Delgado, quienes quedaron obligados a cumplir su voluntad. Las obras pudieron iniciarse sobre 1614 pero pronto se interrumpieron y dieron lugar a un pleito zanjado en octubre de 1617, cuando Bartolomé Yanes Delgado se obligó a reanudar los trabajos sin alzar mano a partir de abril del año siguiente33. Tanto esta capilla como su correspondiente en el lado del evangelio tenían sendos arcos, uno abierto hacia la capilla mayor y otro hacia la nave34. Las obras avanzaron muy lentamente, pues fue en 1623 cuando Juan Afonso y Tomé González, oficiales de albañilería y cantería, tomaron a su cargo concluirla y realizar algunas modificaciones, pues se especificó que debía quedar del mismo tamaño en cuadra que tiene la del doctor Viera, y con el mismo altor de paredes y la misma anchura, para lo que fue necesario desbaratar Anunciación-Visitación [Retablo de Pedro A. Mazuelos] una de las paredes de la sacristía colindante. Se obliCatedral, La Laguna garon también a hacer el altar, peana y gradas y poyos del modo que están en la dicha capilla del doctor Viera, modelo también para la obra de carpintería35. Coincidiendo con estos trabajos en la cabecera del templo, en 1615 se colocó en la capilla mayor el retablo de pincel adquirido en Flandes en cumplimiento de una manda testamentaria del mercader Pedro Afonso Mazuelos, presidido por la Virgen de los Remedios [I.2]. Impactado tal vez por su magnificencia, Bartolomé Yanes Delgado dispuso en 1622 que para su capilla se trajese un retablo de Sevilla o de Flandes, de la vida de la Virgen santísima y purísima, del altor y anchor del lienzo de la dicha capilla36. Pero esta voluntad no se cumplió ni en tiempo ni en forma: el recinto —donde se rendía culto a la imagen antigua de la Virgen del Carmen— careció de retablo hasta que en 1699 su patrono concertó la hechura de uno de tres cuerpos con el carpintero y ensamblador Melchor de Sosa37. En abril de 1720 se concertó su dorado con los pintores Juan Leal y José Barroso38. Concluidas las colaterales, los esfuerzos se dirigieron a la construcción de nuevas capillas a ambos lados de las naves. La primera, dedicada a la Magdalena, se levantó en el lado del evangelio, a partir de la esquina exterior de la de San Cristóbal y se debió también a uno de los beneficiados de la parroquia, Juan Fagundo. Desconocemos su fecha de fundación, pero estaba ya edificada en octubre de 1623, cuando el capitán Agustín de Mesa Espínola contrató con el cantero portugués Jorge de Silva la fábrica de un arco de cantería blanca en su capilla, junto a la que tiene hecha el doctor Fagundo, del mismo anchor y hechura que está hecho el que tiene la dicha capilla39. Este nuevo recinto —que lindaba con las casas del fundador— fue puesto bajo la titularidad de la Limpia Concepción de 33 AHPT: PN. Legajo 1.451, escribanía de Pablo Guillén del Castillo, s/f, 24/X/1617. 34 Los de la capilla de la epístola fueron realizados por el cantero Manuel Penedo en 1619. AHPT: PN. Legajo 1.537, escribanía de Salvador Fernández de Villarreal, ff. 483r-484r, 13/V/1619. 35 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 20-22. 36 Tarquis/Vizcaya [1977], p. 20 37 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 39-41. 38 Rodríguez González [1986], pp. 141, 255. 39 AHPT: PN. Legajo 1.031, escribanía de Feliciano de Gallegos, s.f, 16/X/1623.

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la Virgen y San Mateo40. En 1672 fue entronizada en esta capilla la nueva imagen de la Virgen del Carmen [I.7], por acuerdo entre los patronos y su hermandad, a la que se dio licencia para poner retablo, y alzarla, y quitar arcos y ponerlos, abrir puertas, ventanas y lo más que quisieren hacer41. Poco después se inició el mismo proceso de ampliación por el lado sur. Junto a la colateral de la epístola, el regidor asturiano Cosme Carreño de Prendis fundó capilla dedicada a San Cosme y San Damián, para la que obtuvo data del obispo a comienzos de 1625. En noviembre concertó con el cantero Jorge de Silva la fábrica de un arco de cantería labrado para cuyas dimensiones cuyas dimensiones y material se puso como modelo el que el mismo maestro había realizado para la capilla de Agustín de Mesa42. En 1627 el obispo fray Juan de Guzmán dispuso que estas nuevas capillas que iban fundándose fueran correspondientes con las que están hechas, de manera que los arcos que salen al cuerpo de la iglesia no sean mayores ni excedan los unos a los otros por la fealdad que causará la dicha obra43. Dos años después el escribano Salvador Fernández de Villarreal y su esposa, Antonia de Castro, obtuvieron licencia y data para levantar la segunda capilla del lado de la epístola, a continuación de la de San Cosme y San Damián; la pusieron bajo la titularidad de San Salvador o de la Transfiguración, pasaje representado en un cuadro que la presidía colocado en un sencillo retablo44. A continuación y por esas mismas fechas, el mercader Diego de Monsalve y Juana Soler de Padilla fundaron la dedicada al Nacimiento del Señor —presidida por una imagen del Niño Jesús— que Misa de San Gregorio. Catedral, La Laguna ya tenían edificada en el verano de 163145; en 1712 Bárbara Ángela Carrasco y Ayala dispuso que se costease un retablo que había prometido por la salud de sus esposo, donde debían entronizarse las imágenes de San Francisco Javier y San Vicente Ferrer46. Al medio de las naves, a continuación de las capillas de Mesa y de Villarreal, se abrían sendas puertas laterales. Más difícil nos resulta, a la vista de los documentos de los que disponemos, reconstruir la disposición del resto de las capillas que hubo hacia los pies del templo: la de Ánimas [I.7], la de San José [I.8] y la del Cristo de los 40 41 42 43 44 45 46

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AHPT: PN. Legajo 80, escribanía de Agustín de Mesa, ff. 262r-264r, 11/XII/1626. AHPT: PN. Legajo 940, escribanía de Francisco de Argüello Valderrama, ff. 164r-167r, 28/III/1672. AHPT: PN. Legajo 1.031, escribanía de Feliciano de Gallegos, s.f, 15/XI/1625. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 257r. AHDLL: FHD. Documentación organizada por pueblos. Legajo 9, documento 4. AHPT: PN. Legajo 1.071, escribanía de Cristóbal Guillén del Castillo, ff. 228r-230v, 31/VIII/1631. AHPT: PN. Legajo 944, escribanía de Juan Machado Fiesco, ff. 63v-64r, 3/IV/1712.

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Remedios [1.3]. Respecto a esta última, sabemos que se aprovechó un espacio al extremo de la nave izquierda al lado de la puerta mayor, donde estuvo hasta 1654 el baptisterio, trasladado entonces a la base de la torre, en el lado opuesto47. Apenas unos años después nos consta ya la voluntad de reformar este espacio48. Pero este plan no vino a concretarse hasta comienzos del siglo XVIII, cuando la capilla fue reconstruida tomando parte de la plaza; esto supuso una alteración del frente del templo, hasta entonces llano49. En un primer momento, el Cristo presidió un retablo realizado el carpintero Domingo Hernández50, que años después sería sustituido por otro. En el remate del primero había una representación de San Pedro51, oportuna en un recinto patrocinado por los clérigos de la parroquia. La puerta de un sagrario en la que el pintor Cristóbal Hernández de Quintana —miembro de la cofradía del Crucificado— recreó la Misa de San Gregorio puede, tal vez, proceder de este segundo retablo52, en el que en 1715 fueron entronizadas las nuevas imágenes de la Virgen de los Dolores y San Judas Tadeo [I.10]. En los primeros años del siglo XVII se afrontó la reforma del coro existente desde el siglo anterior en medio de la nave central, pues había quedado corto y no capaz para los días solemnes. A un mandato en este sentido dictado en 1609 por el vicario general se sumó otro del obispo Corrionero en 1618. Se optó por alargarlo dos o tres varas por detrás hacia la puerta principal y por situar en alto el nuevo órgano traído de Flandes un año antes53, pues hasta entonces el instrumento estaba en una tarima en el lado del evangelio54. Esto vino a cumplirse a partir de 1623, cuando se encargó a Jorge de Silva y Manuel Penedo el nuevo cerramiento del coro, realizado en cantería blanca. A sus espaldas, frente a la puerta principal, se abrió un nicho para acoger el retablo de la imagen de Nuestra Señora de la Expectación55. En 1678 el beneficiado Ramón Cerdán pretendió que se le permitiera colocar en él una imagen del santo de su nombre y, en caso negativo, en un retablo nuevo que habría de situarse en el presbiterio, en el lado de la epístola56. Hubo en el templo otros altares cuya ubicación no hemos podido precisar en todos los casos. La Virgen de la Luz, que hasta la segunda década del siglo XVII estuvo en un altar de la capilla mayor, pasaría luego a otro frente al púlpito57. Junto al coro, probablemente en la nave de la epístola, el mercader Juan de Sosa y su mujer María Machado fundaron hacia 1663 uno muy adornado con retablo presidido por la Virgen de la Merced58. Poco después, en 1665, el capitán Miguel de Ribas y Ana Martín de Castillejo costearon, enfrente de una de las puertas traviesas del coro, un pequeño retablo de madera presidido por una efigie de la Virgen de la Concepción y por remate la escultura del señor San Miguel59. También San Andrés contó con altar propio a la entrada de la puerta del norte60; en ese mismo espacio —entre la puerta y la capilla de Agustín de Mesa— su primo el clérigo Juan de Mesa quiso que se pusiese un altar curioso y en él un retablo de las Ánimas del Purgatorio y un Niño Jesús que tenía en su casa61, pero no sabemos si esta manda llegó a cumplirse. A finales del siglo XVII, una referencia documental señala como altares colaterales al mayor los de la Luz y San Andrés62; es posible que otras imágenes devocionales, como las de San Bernabé y San Pedro, también recibieran culto en altares independientes. 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62

AHDLL: FPSDLL. Libro 157. Libro de antigüedades, f. 70. AHPT: PN. Legajo 1.081, escribanía de Cristóbal Guillén del Castillo, ff. 48v-49v, 31/I/1662. Anchieta y Alarcón [2013], v. III, pp. 90-91, 181. Tarquis/Vizcaya [1977], p. 87. AHPT: PN. Legajo 528, escribanía de Juan Machado Fiesco, ff. 105v-113r, 20/VI/1692. Rodríguez Morales [2003], p. 129. Álvarez Martínez [2013], en prensa. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 244v, 249r-259v. Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 23-24. Rodríguez Morales [2002], pp. 74-75. Rodríguez Morales [2000d], pp. 539-540. Rodríguez Morales [2002], pp. 76-78. AHPT: PN. Legajo 112, escribanía de Mateo de Heredia, ff. 151r-159r, 15/IV/1683; AHDLL: FPSDLL. Libro 139. Libro de fiestas [1659-1731], f. 44v. Anchieta y Alarcón [2013], v. III, p. 116. Tarquis/Vizcaya [1977], p. 27. AHPT: PN. Legajo 840, escribanía de Matías Oramas Villarreal, ff. 304v-305r, 14/VIII/1696.

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Detrás de la capilla colateral del evangelio y abierta hacia la mayor se edificó hacia 1670 una nueva capilla fundada bajo la titularidad del santo de su nombre por el beneficiado Jerónimo García Cabral, quien contrató en 1677 un retablo con el escultor y carpintero Melchor de Sosa63. La imagen del titular —que aún se conserva y que hemos atribuido a Lázaro González de Ocampo64— fue colocada en octubre de 168665. Además de como espacio de culto y funerario —tenía bóveda de enterramiento— García Cabral quiso que este recinto sirviese de camarín para la imagen de la Virgen de los Remedios66, pues hasta mediados del siglo siguiente no tuvo uno amplio y bien acondicionado. La capilla ocupó el solar de una casa de emparedamiento fundada a mediados del siglo XVI por Isabel de la Cruz en la que durante un siglo vivieron en clausura diversas mujeres, que participaban de los oficios religiosos a través de una ventana con reja abierta hacia la capilla mayor de la iglesia67. Contó la iglesia con un vía crucis, para el que a que a finales del siglo XVII el clérigo José Lorenzo Borges hizo alguna pintura de los pasos de la vía sacra que faltaban para el cumplimiento de las catorce estaciones68. En cuanto al aspecto exterior del templo, fue cambiante a lo largo de estos dos siglos de continuas transformaciones. Ya en 1515 hubo que incorporar solares de propiedad privada para poder edificar la capilla mayor y en cabildo se platicó sobre la plaza que había de hacerse para ennoblecimiento de la población. Este espacio público rodeaba, como ahora, la iglesia por tres de sus lados, quedando la cabecera rodeada por viviendas y, tras ellas, por un callejón irregular —conocido como de las emparedadas o del emparedamiento— incorporado a la fábrica parroquial a mediados del siglo XVIII, que Anchieta recordaba entonces como el más puerco de la ciudad69. Con él lindaba la sacristía, proyectada desde 1515 en el lado sur, a la altura de la capilla mayor, y reedificada en 157570. En el otro lado se situó el cementerio, ampliado hacia 1558 tras adquirir los feligreses unas casas y solar [...] delante de la puerta del norte71. La anexión de viviendas, de solares y de parte de la plaza permitió que la iglesia creciera poco a poco, pero de forma continua, durante todo el periodo aquí estudiado. También después, lo que supone una evidencia de la falta de previsión inicial —antes incluso de la creación de la parroquia— respecto al uso que acabó teniendo buena parte de esta manzana situada en el centro de la trama urbana. En el lado de la epístola, junto a la cabecera —en el lugar luego donde se levantó la segunda capilla colateral— estuvieron inicialmente el campanario y un reloj72. En 1609 el visitador ordenó la construcción de una torre de la piedra que está hecha la iglesia y de la misma labor, para lo que habría de escoger el lugar que menos ocupe y más se oiga el sonido de las campanas. En 1618 el obispo Corrionero insistió en este mandato, atendiendo a que la falta de torre era un grande inconveniente por ser iglesia tan principal73, de forma que al año siguiente se contrató la obra con Manuel Penedo, a los pies del templo en la esquina más próxima a la calle de la Carrera. De planta cuadrada y la misma altura que el templo, quedaba rematado con una espadaña con tres ojos74, y sobre ella una veleta75. Una década después y por iniciativa del obispo Cámara y Murga se afrontó la elevación de la torre a partir del último cuerpo hasta entonces fabricado, para lo que se contrató en 1630 a Jorge de Silva. Tres lustros después aún estaba por concluir y con este fin se recurrió en 1648 a Diego Penedo, quien entre otras cosas se

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Tarquis/Vizcaya [1977], p. 39. Amador Marrero/Rodríguez Morales [2011], p. 338. AHDLL: FPSDLL. Libro 157. Libro de antigüedades, f. 71. AHPT: PN. Legajo 1.397, escribanía de Diego Remírez Machado, ff. 94-106v, 10/VIII/1697. Pérez Morera [1996b], pp. 23-28. AHDLL: FPSDLL. Legajo 139. Libro ii de fiestas, ff. 124r-124v. Anchieta y Alarcón [2011], v. II, p. 38. Tarquis/Vizcaya [1977], p. 18. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 42r. AMLL: Actas capitulares., Oficio I, Libro XX, ff. 51v-52r. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 244v, 249v. Tarquis/Vicaya [1977], p. 19; AHPT: PN. Legajo 1.537, escribanía de Salvador Fernández de Villarreal, ff. 973v-975v. AHPT: PN. Legajo 802, escribanía de Esteban de Mederos, f. 552v, 19/XII/1619.

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comprometió a realizar un remate ochavado76; medio siglo más tarde, por el gran peso que de arriba le venía, hubo que demoler en lienzo del lado sur, sin tocar en las esquinas, y volver a levantarlo77. Además de su función como campanario, la torre fue también espacio de culto; en 1712 el coronel Francisco de Ponte Llarena señaló en su testamento que desde muchos años atrás tenía devoción de mandar se eche el elogio y avemarías acostumbradas después del toque de las ánimas todas las noches del año, y dotó su celebración a partir de entonces con un tributo a favor de la fábrica de la iglesia, en cuya torre se a servido y ha de servir, para que su mayordomo los dé a quien echare dicho elogio78. Lamentablemente, no contamos con ningún testimonio gráfico de esta torre fuerte y alta, la más de las Islas79, que debió ser un emblema urbano como lo sigue siendo la de la Concepción. Y tampoco se ha identificado alguna pintura o dibujo que reproduzca otro elemento capital, la portada renacentista que estaba ya en pie en 1564 y que —como la torre— desapareció al construirse la nueva fachada a comienzos del siglo XIX. Era similar a la de la Iglesia de San Marcos de Icod80, aunque se completaba con dos hechuras de San Pedro y San Pablo, cada uno a su lado, de piedra81 [II.13]. Este templo que fue creciendo y cambiando a lo largo de los dos siglos de nuestro estudio —y durante las dos centurias siguientes, hasta ser demolido— fue, esencialmente, un espacio de culto. Pero no sólo fue un lugar reservado para la liturgia, pues en torno a las celebraciones religiosas tuvieron expresión Virgen de la Expectación [Retablo de Pedro A. Mazuelos] Catedral, La Laguna las múltiples formas de la vida de los siglos pasados. Tanto su desarrollo arquitectónico como la vida devocional desarrollada en su interior y en su ámbito urbano podrían ser valorados como un paradigma de la historia social isleña. Allí rezaron, fueron bautizados, se casaron y recibieron sepultura los capitanes generales, los regidores y el pueblo llano; los naturales y los inmigrantes; los labradores, los oficiales, los mercaderes y los esclavos... Allí se ofició la liturgia cotidiana, pero también se celebraron las fiestas, las del calendario y las extraordinarias: rogativas motivadas por adversidades —sequías, pla-

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Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 28-31; Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], pp. 59-63. AHDLL: Libro 156. Libro de mandatos, s/f. AHPT: PN. Legajo 1.403, escribanía de Gaspar Pérez Machado, ff. 59r-92v, 6/IV/1712. Núñez de la Peña [1676], p. 330. Gómez Luis-Ravelo [1985]. Núñez de la Peña [1676], pp. 330-331.

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gas, epidemias—, funciones en acción de gracias por victorias militares y por la subida al trono de nuevos reyes, y también exequias cuando estos o sus familiares morían. Pronto se constata la actividad de cofradías, si bien está pendiente un estudio detallado para estos primeros años. En 1523, por ejemplo, Hernando de Saavedra dispuso en su testamento la entrega de media dobla de cera labrada para la cofradía de las hermanas, la cual se hace en la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios82, sin que sepamos a que corporación se refiere. Diversos colectivos laborales y uno étnico tuvieron su sede en la iglesia de los Remedios. Los carpinteros integraban la cofradía de San José [I.8]; los sastres y maestros de tiendas, la de San Andrés, cuya imagen titular fue tallada en 1613 en la ciudad por el pintor y escultor Cristóbal Ramírez83; los pescadores costeaban la fiesta de San Pedro84; y los escribanos celebraban cada mes de enero la Epifanía del Señor. Durante décadas, la cofradía del Cristo de los Remedios fue una confraternidad a la que pertenecía únicamente el clero parroquial, lo que motivó incluso que la imagen fuera nombrada como el Cristo de los capellanes. Durante buena parte del siglo XVII está documentada la activiVirgen de los Remedios dad de la cofradía de San Bernabé, constituida por los Catedral, La Laguna negros de la ciudad85. En otros casos, la pertenencia a hermandades y cofradías no estaba restringida a grupos determinados, pero sí tenían una misión concreta que condicionaba su actividad. La cofradía del Santísimo —documentada desde la primera mitad del siglo XVI— tenía como principal objeto el culto sacramental86. En junio de 1567 se procedió formalmente a la fundación de la cofradía de la Consolación de Nuestra Señora y de su limpia y entera Virginidad, instituida por la emparedada Isabel de la Cruz, también conocida como la cofradía de las Huérfanas, de las Doncellas o de las Vírgenes. Además de la celebración de diversos cultos marianos, sus constituciones estipulaban que con las limosnas de sus miembros debía costearse cada año la dote de una o más huérfanas pobres coincidiendo con la fiesta de la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre; ese día, las jóvenes acompañaban delante de las andas a la Virgen, en su procesión87. Esta cofradía de las Doncellas incorporó una confraternidad preexistente en la parroquia, la cofradía del Santo Nombre de Jesús, que llaman de la prohibición de los juramentos, que recaudaba como limosna las penas impuestas a los que juraren y que celebraba su fiesta principal el 15 de enero88. La cofradía de las Ánimas debió fundarse hacia 1620 —nos consta su existencia ya en 162489— para orar por las que purgaban sus penas. 82 83 84 85 86 87 88 89

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AHPT: PN. Legajo 10, escribanía de Antón de Vallejo, ff. 529r-531r, 20/I/1523. Rodríguez Morales [2000c], pp. AHDLL: FPSDLL. Libro 139, Libro II de fiestas, f. 23. AHDLL: FPSDLL. Libro 138, Libro i de fiestas, portada. AHPT: PN. Legajo 632, escribanía de Juan Vizcaíno, f. 547r, 30/X/1548. Núñez de la Peña [1676], pp. 328-329. AHPT: PN. Legajo 995, escribanía de Simón de Azoca, ff. [444r-445v], 15/VI/1567. AHPT: PN. Legajo 1.645, escribanía de Diego Martín de Barrios, ff. 215r, 7/II/1624.

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El culto mariano era uno de los pilares devocionales y litúrgicos. Aunque la parroquia estaba puesta bajo la titularidad de la Virgen de los Remedios, su vocación era la Expectación. Por eso, inicialmente la fiesta principal se celebraba el día 18 de diciembre, decretado fiesta de guardar en la ciudad por el obispo Martínez en 1602. Ya en la segunda mitad del siglo XVII comenzó a celebrarse una segunda fiesta el día de la Natividad, el 8 de septiembre, qua acabó imponiéndose sobre aquella [I.15]. Además de la titular, la otra gran devoción mariana de la parroquia fue la Virgen del Carmen [I.9], cuya fiesta comenzó a celebrar en los primeros años del siglo XVII Ángela Yanes Delgado. En 1634 se instituyó su cofradía, que tuvo su sede en la capilla colateral de la epístola hasta que en los años setenta al hacerse nueva imagen pasó a la de Agustín de Mesa. En la colateral se mantuvo la primera imagen, por lo que siguió conociéndose como la capilla del Carmen antiguo. El retorno de la corporación a este espacio se produjo con posterioridad al límite cronológico de este trabajo y dio paso al periodo de mayor esplendor devocional y artístico, ligado a su mayordomo Andrés José Jayme. La Virgen de la Luz, ya citada, llegó a tener cofradía en el siglo XVII90. Un aspecto poco conocido de la devoción mariana es el rezo comunitario del tercio del rosario; en la iglesia de los Remedios se rezaba cada día a las 11 de la mañana91, y también se hacía de forma pública por las calles de la feligresía, los sábados92. Otro de los baluartes de la devoción contrarreformista fue la Pasión de Cristo, conmemorada especialmente los viernes y durante la Cuaresma y la Semana Santa. En 1659 Luis Parrado de León dejó instituidos los misereres cantados, con la participación de músicos, que se dicen todos los viernes de Cuaresma por la tarde en la capilla del Cristo de los Remedios93. Y en 1695 los herederos de María de Mesa dotaron la celebración de ocho misas cantadas en el altar del Crucificado los seis viernes de cada Cuaresma, el 3 de mayo y el 14 de septiembre, señalando la cera que había de arder estando descubierto el Santísimo Cristo y la participación de organista y entonador94. De acuerdo a los datos con los que contamos, el primer paso que salió en procesión en Semana Santa desde la parroquia fue el de la Santa Cena, instituida en 1655 por la Hermandad del Santísimo y cuyo grupo escultórico fue encargado a Antonio de Orbarán en 166495. Pocos años después, en 1672, los cofrades del Carmen comenzaron a salir a la calle con el paso de la Conversión de la Magdalena96, ambas fechas tardías si consideramos que ya desde el siglo XVI se organizaban procesiones desde los conventos y que la otra parroquia de la ciudad se había incorporado en la década de los cuarenta. En cualquier caso, no puede descartarse que al menos en la segunda mitad del Quinientos partiese del templo una procesión de disciplinantes, como podría inferirse de un mandato del visitador episcopal en 157597. Sí hay datos más numerosos y precisos sobre otras celebraciones durante este tiempo litúrgico. A mediados del siglo XVI se ordenó a los beneficiados que estableciesen turnos de vela en el monumento eucarístico, desde el Jueves Santo al mediodía hasta el día siguiente, cuando se desencerraba el Santísimo98. En palabras de Núñez de la Peña, la del Domingo de Pascua era la procesión de más autoridad que en estas islas y en España se hace, porque la acompañan más de mil quinientas luces. Alternativamente, un año partía de la Iglesia de la Concepción y otro de la de los Remedios, por lo que, de nuevo según el cronista, habiendo distancia de una a otra parroquia, aún el Santísimo no ha salido de la una parroquia, ya la otra está mediada de gente que le acompañan todos con velas en las manos99. A su término comulgaba el pueblo en dos círculos de bancos 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99

Rodríguez Morales [2000d], pp. 539-540. AHPT: PN. Legajo 1.398, escribanía de Diego Remírez Machado, f. 245r, 27/VI/1697. AHPT: PN. Legajo 1.109, escribanía de Juan Antonio Sánchez de la Torre, f. 61v, 20/XI/1720. AHPT: PN. Legajo 308, escribanía de José Isidro Uque Osorio, ff. 190r-194v, 21/VIII/1726. AHPT: PN. Legajo 1.102, escribanía de Antonio Calderón y Oquendo, ff. 134r-139r, 27/VIII/1695. Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 38-39. Rodríguez Morales [2010], pp. 15-21. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 62v. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 48r-48v. Núñez de la Peña [1676], p. 330.

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con sus manteles, en uno las mujeres y en el otro los hombres100. La solución salomónica de alternar ciertas celebraciones entre las dos parroquias de la ciudad remite a una concordia establecida en 1523 para las festividades del Corpus Christi y de San Cristóbal; además de éstas y de la citada de la Resurrección, se acogieron a este criterio las rogativas y acciones de gracias extraordinarias, así como las proclamaciones y exequias reales. La fiesta sacramental era la más solemne y participativa. Acompañaban al Santísimo el clero secular y regular, el poder civil y el pueblo a través de gremios y cofradías, con sus estandartes y santos patronos, todo ordenado por las antigüedades de su institución, de manera que la menos antigua vaya delante; también, la imagen mariana titular de la parroquia a quien tocare la festividad101. Con este motivo, el templo se engalanaba con juncos y juncia, ramos y otras yerbas, con doseles y tafetanes o tapices, como ordenó en 1602 el obispo Martínez. Las calles debían estar bien barridas, y regadas, y aderezadas con mucha rama y arboleda y algunos olores de incienso, pastillas y otros semejantes; durante el recorrido se instalaban altares donde se detenía el cortejo y se entonaban oraciones al Santísimo102. Además de estas fiestas específicas y de las tradicionales funciones de los terceros domingos de mes, fue muy frecuente introducir en otras celebraciones la participación del Santísimo en procesiones que discurrían por el interior del templo o por su entorno. Muchas dotaciones incluían, por expresa voluntad de sus fundadores, la exposición, esto es, la muestra de la Sagrada Forma descubierta, manifiesta o patente. Por ejemplo, la memoria del octavario de Corpus dotada por el capitán Juan Manuel Delgado incluía vísperas, maitines, misa, y en todas estas funciones debía ponerse patente a nuestro Señor sacramentado y tocarse el órgano de dicha iglesia. Concluidos los matines, cada noche se celebraba procesión alrededor del templo103. Desde los primeros años del siglo XVII se celebraba una fiesta sacramental cada primer domingo de mes conforme a la dotación de María de Nava —con vísperas, misa y procesión— con la excepción de trasladarse a los domingos infraoctavos de Corpus y de la Natividad, en los meses correspondientes. Entonces, la procesión no se limitaba a discurrir por el interior del templo y salía a la plaza, acompañando al Santísimo la imagen de la Virgen de los Remedios104. Otra faceta del culto eucarístico era la administración del viático a los enfermos. En 1633 el capitán Jorge Fernández Perera y su esposa donaron un tributo a la cofradía del Santísimo para que se pagase una limosna a todos los clérigos que acompañasen todas las veces que el Santísimo Sacramento saliese de la dicha iglesia a visitar algunos enfermos, traslado que se hacía bajo palio105. Resulta imposible reflejar en tan poco espacio la intensidad de la vida religiosa que tenía lugar en la iglesia y en su entorno. Aquí hemos expuesto solo indicios de esta riqueza litúrgica y festiva para la que —no debemos olvidarlo— se edificaron los templos y fueron creadas las obras de arte.

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AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 93r. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 133r-141r, 234r-235r. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 133r-141r. AHPT: PN. Legajo 840, escribanía de Matías Oramas Villarreal, ff. 303v-306v, 14/VIII/1696. AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 258r-258v. AHPT: PN. Legajo 96, escribanía de Mateo de Heredia, ff. 290r-293v, 17/XI/1656.

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