La guerra de las Galias

July 5, 2017 | Autor: Joaquin Flores | Categoría: Historia Antiga, Julio Cesar, Galia romana
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Descripción



Bravo, Gonzalo. Historia del mundo antiguo: una introducción crítica. Madrid, Alianza Editorial, 2011. Pág. 418.
César, Cayo Julio. Comentarios sobre la Guerra de las Galias, traducción de Nicolás Gelormini, Buenos Aires. Losada. 2004. pág. 27
Cesar, óp. cit, pág. 127
Hubert, Henri. Los celtas y la expansión céltica. México, Uteha, 1957. Pág. 18
Ídem 4, Pág. 30.
Ídem 4, Pág. 77-85
Cesar, óp. cit., pág. 39
Cesar, óp. cit., pág. 39
Kovaliov, Sergei. Historia de Roma. Madrid. Sarpe, 1993.
César, óp. cit, pág. 200
César, óp. cit, pág. 198
César, óp. cit, pág. 24
César, óp. cit, pág. 196
Grimal, Pierre, La formación del imperio romano, Buenos Aires, Siglo XXI, 1973, pág. 135
César, óp. cit, pág. 197
César, óp. cit, pág. 9
Bravo, Gonzalo. óp. cit., Pág. 413.
Bravo, Gonzalo. óp. cit., Pág. 417-418.
Suetonio, Vida de los doce Césares. París, Ed. Belles Letres, 1947. Pág. 24.
Suetonio, Ibíd. Pág. 24.
Diakov, V. Historia de Roma. México, Ed. Grijalbo, 1984. Pág. 231
Plutarco, Vidas Paralelas. París, Ed. Belles Lettres, 1947.
Suetonio, Vida de los doce Césares. París, Ed. Belles Letres, 1947. Pág. 26.
Suetonio, Ibíd. Pág. 27.

Suetonio, Óp. Cit. Pág. 29.
Santos Yanguas, Narciso. Textos para la Historia Antigua de Roma. Madrid, Ed. Cátedra, 1994. Pág. 110. Tomado de: Apiano, Guerras civiles, Cap. II pág. 8-9.
Ídem 16.
Diakov, V. Historia de Roma. México, Ed. Grijalbo, 1984. Pág. 248-249
Kovaliov, Sergei. Historia de Roma. Madrid. Sarpe, 1993. Pág. 316-317
Suetonio. Óp. cit. Pág. 32.
Para hacerse una imagen de la cantidad de efectivos en la estructura militar romana, cada legión posee aproximadamente 6000 hombres.
Kovaliov, Sergei. óp. cit. Pág. 320
Rostovtzeff, M., Roma. De los orígenes a la última crisis, Buenos Aires, Eudeba, 1973, p. 112-113.
Diakov, V. óp. cit. Pág. 255
"La suerte está echada" Citado de Suetonio, Vida de los doce Césares. París, Ed. Belles Letres, 1947.
Plutarco, Vidas Paralelas. Tomo V, Pág. 321.
Santos Yanguas, Narciso. Textos para la Historia Antigua de Roma. Madrid, Ed. Cátedra, 1994. Pág. 114-115. Tomado de: Suetonio. Vida de César. Pág. 41.
Diakov, V. óp. cit. Pág. 251
Canfora, Luciano. Julio César: un dictador democrático. Barcelona, Ed. Ariel, 2000. Pág. 137.
César, óp. cit, pág. 40.
César, óp. cit, pág. 41-42
César, óp. cit, pág. 44.
César, óp. cit, pág. 49.

César, óp. cit, pág. 51
César, óp. cit, pág. 52- 53.
César, óp. cit, pág. 53
César, óp. cit, pág. 54.
César, óp. cit, pág. 60.
César, óp. cit, pág. 61.
César, óp. cit, pág. 62.
César, óp. cit, pág. 65.
César, óp. cit, pág. 76.
César, óp. cit, pág. 80.
César, óp. cit, pág. 83.
César, óp. cit, pág. 84.
Recordemos que esta crónica está escrita por el vencedor, así que es difícil saber a ciencia cierta qué tan aplastantes fueron las victorias de los romanos sobre los galos.
César, óp. cit, pág. 92.
César, óp. cit, pág. 101.
César, óp. cit, pág. 102.
César, óp. cit, pág. 104.
Véase: César, óp. cit, pág. 106-108.
César, óp. cit, pág. 109.
Ídem 62.
Ídem 62
César, óp. cit, pág. 110.
César, óp. cit, pág. 112.
César, óp. cit, pág. 113.
César, óp. cit, pág. 115-117.
César, óp. cit, pág. 118
César, óp. cit, pág. 120-122.
César, óp. cit, pág. 127.
César, óp. cit, pág. 128.
César, óp. cit, pág. 133.
Plutarco, Vidas Paralelas. Tomo V, pág. 292
Ver Anexos, fig.2
César, óp. cit, pág. 138.
César, óp. cit, pág. 144.
César, óp. cit, pág. 147.
César, óp. cit, pág. 152.
César, óp. cit, pág. 153.
César, óp. cit, pág. 162.
César, óp. cit, pág. 165.
César, óp. cit, pág. 166.
Entre 7000 y 9000 hombres, dependiendo del tamaño de las cohortes
César, óp. cit, pág. 173.
César, óp. cit, pág. 175.
César, óp. cit, pág. 187.
O sea los carnutes, los senones y los tréveros.
César, óp. cit, pág. 192-193.
La actual Reims
César, óp. cit, pág. 216.
César, óp. cit, pág. 217.
César, óp. cit, pág. 221.
César, óp. cit, pág. 222.
César, óp. cit, pág. 223-224.
César, óp. cit, pág. 225.

César, óp. cit, pág. 228.
César, óp. cit, pág. 233.
César, óp. cit, pág. 236.
César, óp. cit, pág. 239.
César, óp. cit, pág. 239.
César, óp. cit, pág. 241
César, óp. cit, pág. 243- 248.
César, óp. cit, pág. 251

César, óp. cit, pág. 255-256.
César, óp. cit, pág. 257.
César, óp. cit, pág. 273.
César, óp. cit, pág. 274.
César, óp. cit, pág. 277.
Kovaliov, Sergei. óp. cit. Pág. 330.
Suetonio, Óp. Cit. Pág. 35.


UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Instituto de Ciencias Históricas.
Departamento de Historia Universal.
HISTORIA ANTIGUA
2012.




La Guerra de las Galias
Según la Fuente
"Comentarios de la Guerra de las Galias"
De Cayo Julio César









Joaquín Flores Profesora Gloria Franco
C.I. 4.888.263-8 Ayudante Carlos Ferreira
[email protected]

Índice
Introducción 3
¿Quién era Julio César? 11
Análisis de la Guerra de las Galias: "Diplomacia", acuerdos y traiciones. 19
Helvecia 19
Ariovisto y la invasión germana 22
La rebelión Belga 23
La guerra contra los vénetos 25
Conquista de Aquitania 28
Las expediciones punitivas contra Germania y Britania 29
Segunda expedición a Britania, y la revuelta de Ambiorix, preludio a la rebelión general 32
Vercigétorix y la rebelión general 36
Final de la Guerra 42
Conclusión 44
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Anexos 46




Introducción
Este informe tiene como principal objetivo estudiar la Galia, una vasta región de Europa que hoy comprende a las actuales Francia, Suiza y Bélgica. Concretamente, ver los cambios que se produjeron en dicha región en sus aspectos políticos y culturales; cambios sufridos durante las campañas romanas llevadas a cabo por Cayo Julio César entre los años 58 a.C. y 51 a.C; a través de la fuente "Comentarios de la Guerra de las Galias", crónica escrita por el propio César.
Julio César sería conocido posteriormente por ser el primer genuino "dictador permanente" de Roma (el otro fue Sila, pero abandonó el cargo en 79 a.C.) y llevar a cabo una serie de reformas para consolidar la estructura que llevaría a Roma a convertirse en Imperio y en consecuencia, provocaría la desaparición de la antigua República Romana.
La razón principal por la cual elegí este tema fue la de seguir el proceso de cambios políticos transcurridos en la región, siendo la Galia tan políticamente heterogénea como lo fue previo a la conquista romana.
A mi entender, el proceso de "asimilación" por parte de los romanos de una cultura que se logra cohesionar políticamente después de que son ocupados y conquistados por los romanos, constituye el eje central de este informe.
Para estudiar dicho proceso, me concentraré en las relaciones que se dan entre los ejércitos romanos y las tribus galas, puntualmente desde la "diplomacia", entendiendo por ésta a los acuerdos entre embajadores de las diversas facciones, engaños y reuniones de los órganos políticos más importantes en el contexto de la Guerra de las Galias.
Esta región, caracterizada en su etapa previa a la ocupación romana por ser muy extensa y poblada por diversas etnias y pueblos; muchos dominados y enemistados entre ellos, incluso a veces con relaciones claras de dependencia pero, manteniendo a pesar de este panorama convulso y dividido, pautas culturales y religiosas comunes. Lo más interesante de esto, sin embargo, no será esta etapa, de carácter más heterogéneo, sino el cambio rápido que se produce al nivel de estructura política, durante y tras su incorporación como provincia romana. A pesar de su diversidad de tribus y naciones, es dominada sin distinciones por los romanos tras los triunfos de Julio Cesar, convirtiéndose en una gran área ideal para la "romanización". Este proceso provoca grandes cambios culturales y estructurales, entre otros la construcción de acueductos, templos y teatros. Curiosamente, y como suele suceder a través de la Historia, es la dominación por parte de una nación extranjera el factor que empezará a erosionar la heterogeneidad tribal característica de los habitantes de la región hasta entonces, pero más por su enemistad hacia los dominadores romanos que por su asimilación a la cultura y sociedad impuesta por éstos. Eventualmente los galos se rebelan contra sus opresores en el año 53 a.C., unidos casi totalmente bajo un solo mando, propiciado por la tribu de los arvernos y su caudillo, el noble Vercigetorix, para desafiar la autoridad romana, gestando una cierta unidad nacional o identidad común que perduraría en la cultura popular de los pueblos de la región hasta la actualidad.
A pesar de que esta revuelta es aplastada por las Legiones y finalmente se logra establecer el dominio romano permanente; el cual no será desafiado seriamente hasta el siglo II d.C.; este movimiento parece ser el primer indicio de una identidad regional que podría ser mas tarde nacional Sobre esta deducción solo podemos especular, pero mi hipótesis de trabajo asume que fue un hecho relevante en la construcción de una identidad regional, ya fuera política, cultural o inclusive mítica.
Para este informe, voy a estudiar estos hechos desde un punto de vista analítico, buscando más que nada la objetividad en la descripción de los mismos. Pero es importante tener en cuenta que esto solo puede cumplirse de forma acotada, por la sencilla razón de que la fuente central de este trabajo fue escrita por César quien fue el protagonista romano de la historia y obviamente busca dejar un registro histórico favorable para sí mismo y el poderío militar bajo su mando, de manera que me veo obligado a tomar los hechos descritos teniendo siempre eso en cuenta. Esto, sin embargo, no impedirá mi búsqueda y personalmente intentaré trabajar de la manera más objetiva que sea posible y dar un retrato realista de los hechos sucedidos, sin dejar de lado las apreciaciones propias del autor.
Los puntos más relevantes en este informe se podrían a mi entender dividir en dos secciones; la primera sección y más importante serían los cambios en las diversas estructuras políticas y sociales presentes en la Galia, vistos desde la "diplomacia" previamente mencionada, las relaciones de Cesar con las tribus galas, tanto aliadas como enemigas (siendo esta última tendencia la que prevalecerá con el paso de los años de guerra) así como las relaciones entre los propios pueblos galos y también la intervención de otros actores cercanos a la región, como las tribus de los germanos y los britanos, viendo sus pactos, tratados, relaciones y engaños.
La segunda sección trataría sobre el desarrollo de la acción militar directa en la Galia, la progresiva conquista romana, la defensa de los galos, las alianzas de varios pueblos antes enemigos contra el invasor. Todo esto visto de forma más bien esquemática para entender el proceso de la conquista, el cual es sin duda relevante y está profundamente atado al enfoque mencionado en el párrafo anterior, en este contexto, la acción militar parece ser siempre el resultado de la diplomacia, ya sea el objetivo último de ésta o la consecuencia de su mala conducción, es por esto que también me detendré, en algunos casos, a estudiar batallas y campañas que sean relevantes para entender los distintos grados de interacción de los diversos participantes en el enfoque primario que me propuse.

La Galia antes de Cesar
Durante los años en los que César lleva a cabo su conquista (58 a.C. – 51 a.C.), la Galia era un vasto territorio carente de unidad política, poblado por diversas tribus que disputaban tierras y recursos con sus vecinos, las más fuertes sometiendo a sus vecinos más débiles. Tampoco había una unidad étnica propiamente dicha, a pesar de que la región había sido invadida por los celtas desde el siglo VI antes de Cristo. En ese tiempo se habían mezclado con los habitantes nativos, dejando ciertas regiones con mayor influencia celta que otras, sin mencionar el factor cultural germano en las regiones del este, que más de una vez se aventuraron fuera del Rin para invadir o instalarse en las Galias, tierras más fértiles que las suyas, ejemplo claro que se verá en la región de Bélgica.
El nombre "Galli" con el que se denomina a los pueblos de esta región aparece por primera vez alrededor del siglo III a. C., término que se cree acuñado por los ítalos aunque hay evidencia del mismo en textos irlandeses, utilizado en un principio como una designación general para todos los celtas y no como el nombre particular de un determinado grupo de pueblos celtas, como tendría más adelante. Curiosamente, el idioma galo surge como una mezcla de los restos de numerosos dialectos e idiomas propios de todos los pueblos celtas, tanto continentales como bretones.
A pesar de lo que se podría pensar, el armamento y tácticas de los galos no diferían tanto del utilizado por sus contrapartes romanos. Ambos ejércitos estaban compuestos principalmente por infantería armada con espadas, escudos y cascos e iniciaban el combate arrojándose jabalinas previamente al asalto frontal: La caballería era minoritaria compuesta por los miembros de las respectivas elites sociales de las dos facciones. En el caso concreto de los bretones, la caballería es ampliamente reemplazada por carros de guerra, pero la táctica era la misma. La principal diferencia se haría notar por la firme disciplina de las legiones romanas, una clara estructura de mando y el mejor manejo de estos para la ingeniería y la construcción de maquinaria de guerra, puentes y demás elementos.
En lo que respecta al criterio romano, Cesar divide la Galia en tres partes: la primera es Bélgica, que se extiende desde el rio Rin, en la frontera con los Germanos hasta el noroeste del actual territorio Belga, pueblo reconocido por Cesar como "los más fuertes y los más belicosos" de toda la Galia. Esta afirmación tiene sus razones: los belgas se encontraban al extremo noreste de la Galia, por lo tanto eran los más alejados de Roma, por lo que pocos eran los mercaderes y comerciantes que llevaran sus bienes a lugares tan lejanos, los cuales "tienden a afeminar el ánimo". Étnicamente además, recibieron las últimas oleadas de inmigración celta, manteniendo muchos aspectos de la cultura guerrera propia de los mismos, cultura además potenciada por su cercanía fronteriza con los germanos, tribus extremadamente belicosas que obligan a los belgas a defenderse de sus agresiones y a recibir de manera colateral, herencias culturales de sus aguerridos vecinos.
La segunda región es la Galia Celtica, que ocupaba el centro y el noroeste de la actual Francia, compartiendo un lenguaje similar (solamente provisto de pequeñas diferencias dialectales) con los Belgas. Es un territorio muy extenso con diversas tribus con relaciones dispares entre sí, entre las cuales destacan los arvernos, una de las tribus más grandes y poderosas, que cumplirá un rol fundamental durante las revueltas generales al final de la campaña en 53 a.C., y los eduos, activos participes de la conquista de la Galia como aliados de Roma hasta este mismo punto de la historia. Un territorio de enorme importancia política se hallaba en el Centro-Norte de la Galia celta, perteneciente a la tribu de los carnutes, de los cuales hablaremos más adelante.
Por último, se encuentra la región de Aquitania, al sudoeste de la Galia Celta, limitado por los Montes Pirineos, el Río Garona y el Océano Atlántico, cercanos a Hispania y practicantes de un idioma distinto al de los demás galos, con ciertas influencias ibéricas.
Sin embargo, Hay una cuarta zona gala, llamada la Galia Narbonense, que es omitida por Cesar, la cual se extiende a lo largo de la costa del Mediterráneo, entre el Norte del Imperio y Aquitania, más que nada por estar ya bajo pleno dominio romano, aunque no inmune a insurrecciones y levantamientos, pero de menor grado que en el resto de la Galia "salvaje".
En la sociedad Gala antes de Cesar, la noche indica el comienzo de la jornada y precede al día, al contrario de la concepción romana con el día como principio, Los padres de familia tienen poder de vida y muerte sobre sus esposas, hijos y sirvientes. Los magistrados toman el rol de jueces si no hay intervención de los druidas y los habitantes de la tribu están obligados por ley a comentar lo que sepan respecto a un hecho que se esté investigando en la asamblea, ya sea un testimonio o un rumor que hayan escuchado., solo se lo pueden decir a los magistrados y estos solo lo pueden comentar en las reuniones de la asamblea.
Los principales dioses del culto galo son varios: Taranis, gobernante de los dioses, preside las tormentas y el trueno; Tutatis, inventor de todos los oficios, guía de los caminos y protector de las tribus; Esus es el dios de la guerra y los bosques, temido y sanguinario y Belenos que representa al sol, las cosechas y la salud.
Según Kovaliov, las bases de la economía en la Galia eran la agricultura, la cría de ganado, el aprovechamiento de los bosques y la producción de artesanías, apoyada por una estructura de subdivisión del trabajo con cierto grado de desarrollo.
Como había mencionado previamente, el territorio de la tribu de los Carnutes tenía especial relevancia política, pues era el sitio escogido para la "Asamblea de todos los Galos". No existía un único estado galo en aquel entonces, pero esta asamblea funcionaba como un órgano político, solamente convocado bajo circunstancias extraordinarias que contenía representantes de varias tribus, aunque no de todas, no era su objetivo; como tampoco lo era representar la unidad de un Estado Galo. Como ya hemos dicho las diversas naciones se confrontaban unas contra otras, esta asamblea funcionaba como árbitro en la resolución de conflictos bélicos y tribales, normalmente mediante el establecimiento de relaciones de tributo o clientela.
Sin embargo, dicha asamblea funcionaba como articulador de la presencia de cierta identidad común y a su vez se notaban rasgos de pertenencia, principalmente a través de características culturales y espirituales, siendo el soporte de semejante patrimonio la organización de los druidas reguladores de las prácticas religiosas de los diversos pueblos de la región, muchas veces cumpliendo el rol de árbitros en los litigios entre particulares o entre toda la tribu. Poseían enorme influencia en sus comunidades y su palabra es ley y "Si algún individuo o pueblo no cumple lo dispuesto por ellos, prohíben los sacrificios, este es el castigo más duro entre los galos". La prohibición de los sacrificios era impedirles que adoraran a sus dioses, un castigo similar a la excomunión, ya que el sacrificio humano era la vía más efectiva de aplacar a los dioses, siendo este en muchos casos el destino de los criminales de la comunidad. Aquellos que quedaban excluidos eran rechazados e incluso perseguidos por el resto, haciendo a los druidas un grupo social muy poderosos e influyente.
Según el texto, parece haber un druida supremo que preside las asambleas y cumple el rol de líder religioso máximo, el cargo es vitalicio y tras su muerte se vota a un sucesor, aunque muchas veces los candidatos potenciales lo resuelven en combate singular. Además, los druidas están exentos de servicio militar y poseen inmunidad legal.
Pero el verdadero rol central de esta clase es la de funcionar como "depositarios de una doctrina relativa a los dioses pero también a la naturaleza misma del mundo" común a toda la Galia, que además recibían su formación de una fuente común. Todos los aspirantes a druidas tenían que ser enviados a la isla de Britania para recibir su formación, para luego regresar a sus pueblos como eruditos de ese saber común. No conservaban dichas enseñanzas por escrito para evitar el acceso de las mismas al pueblo y forzar a sus aprendices a no confiarse en el estudio repetitivo y memorizado de las mismas .
Por último, el otro gran aspecto central del rol de los druidas es que las Asambleas de todos los Galos estaban inspiradas en las únicas reuniones periódicas a nivel nacional de las que se tienen registro, las cuales eran reuniones de druidas hechas, también, en el territorio de los Carnutes.
La otra elite social dentro de las tribus galas es la que César denomina "caballeros", utilizando el término originalmente destinado a la "nueva" aristocracia romana para los nobles galos. Estos definían su estatus social según la fama de su linaje, riqueza y número de sirvientes y "clientes", estos últimos eran por lo general, nobles de menor grado que podían pertenecer a otras tribus y ya fuera por lealtad personal o paga, servían al caballero. El principal rol de esta clase era la de llevar el liderazgo político y en caso de guerra, situación extremadamente frecuente en la Galia, de dirigir sus ejércitos.


¿Quién era Julio César?
Para tener un mejor entendimiento de las acciones militares y políticas llevadas a cabo por Julio Cesar, es absolutamente necesario saber quién era Julio César, cuál fue su historia, su familia, su carrera política y ascenso al poder.
Cayo Julio César nace en Roma al año 100 a.C., hijo de Cayo César y Aurelia y su familia pertenecía a la gens Julia. La gens es un término usado para definir a un grupo de familias patricias que compartían el mismo nombre y tenían, o creían tener al menos un antepasado en común. Al momento de su nacimiento, este grupo de familias no tenía mucho peso político. Durante su infancia recibió la formación típica de un joven aristócrata romano con estudios en la literatura griega y romana, poesía y oratoria.
Tras la muerte de su padre cuando tenía dieciséis años, se convierte en ciudadano romano en plena posesión de derechos y se casa con Cornelia, quien era hija de Cinna, uno de los más importantes dirigentes políticos de aquella época.
Por aquel entonces, la política de la República romana era dominada por dos partidos rivales, por un lado estaba el Partido de los Optimates ("mejores" en latín), partido de carácter oligárquico, representante de la clase senatorial, afirmada en la defensa de sus privilegios. A este partido también se agrega la clase de los caballeros, llamados así por poseer monturas equinas que eran símbolos de poder económico en aquel entonces. Eran los nuevos aristócratas que poseían muchos intereses comunes con las elites del Senado.
Por el otro lado estaba el Partido de los Populares, cuyos muchos miembros eran de familias aristocráticas pero con una agenda en favor de mayores derechos electorales para los ciudadanos y medidas contra la pobreza.
Cinna pertenecía a este último partido, reforzando el vínculo de Julio y su familia con los Populares, pues la hermana de su padre estaba casada con Mario quién había sido una gran figura de los Populares y pionero en reformas militares: aumentó el tiempo de servicio militar a veinte años y permitió a los veteranos de guerra reincorporarse a la Legión, gestando un movimiento de clientelismo militar en el que los soldados eran recompensados con tierras y/o botín por parte de sus generales, movimiento que llevaría al Régimen Republicano a ser controlado últimamente por los jefes militares más exitosos.
La afinidad con los Populares forzaría a César al exilio durante la dictadura de Sila, líder político y militar de Roma, partidario de los Optimates y promotor de grandes reformas en el Estado romano: duplicó el tamaño del senado a seiscientos miembros y aumento el número de pretores, cuestores y pontífices; libero a aproximadamente diez mil esclavos y distribuyó tierras a casi ciento veinte mil veteranos del ejército.
Fue este mismo Sila quien obligo a César a repudiar a su mujer por su clara estirpe popular. Cesar no cedió y se le fue declarado proscrito, despojado de todos sus bienes y de su recién ganado cargo de sacerdote de Júpiter. Sin embargo su familia y amigos intervinieron para que fuera rehabilitado, demanda cumplida por Sila con una advertencia: "[…] sepan que llegará un día en que ese (César), que tan caro les es, destruirá el partido de los nobles, que todos juntos hemos salvaguardado; porque en César hay muchos Marios". En el año 81 a.C. abandonó Roma y fue enviado a la corte de Nicomedes IV, rey de Bitinia, donde pasó tres años, bajo rumores de haberse prostituido a dicho rey, hasta la muerte del dictador.
Con su regreso a Roma, comienza una interesante y meteórica carrera política "intentando audazmente acusar a uno de los más capaces […] de los silanos: Cornelio Dolabela, amigo personal del dictador". Esto le empezó a granjear gran favor entre los partidarios de los Populares, citando a Plutarco: "[…] grande era su popularidad […] y grande era la simpatía que por su amabilidad en los apretones de manos y en las conversaciones se había ganado de parte de los conciudadanos, a quienes sabia halagar con una habilidad impropia de su edad". En este comentario del autor se da a entender las grandes dotes que César poseía como orador, cualidad que pondrá en uso a lo largo de su campaña en las Galias.
Ahora nos concentraremos en los aspectos más sobresalientes de su carrera política hasta ser designado cónsul en el año 60 a.C. Es designado tribuno militar en el año 73 a.C. obteniendo cinco años más tarde el cargo de cuestor, el cual le sirvió como plataforma para su promoción a mayor escala. Ese mismo año su tía Julia, viuda de Cayo Mario y su propia mujer Cornelia murieron, rindiéndoles exuberantes funerales y aprovechando la solemne ocasión para dar sus elogios a los líderes populares asociados con su familia, Mario y Cinna. Fue asignado en calidad de cuestor al propretor de Hispania Ulterior, donde pasó algunos meses hasta su dimisión, según Suetonio "lamentando su inacción y censurando no haber realizado todavía nada digno" al comparase a si mismo con Alejandro Magno quien a la misma edad ya había logrado grandes conquistas.
Ocupar dicho cargo ya le permitía entrada en el senado y en el año 65 a.C. fue nombrado edil curul, cargo de mucha importancia para granjearse apoyo popular ya que los ediles eran encargados de los espectáculos públicos, organizó espectáculos masivos desde combates de gladiadores hasta obras teatrales y banquetes abundantes y suntuosos, dándole al pueblo romano una disposición muy positiva para con la persona de César. Se dice que poco antes de tomar el cargo, él junto con Craso, conspiraron para asesinar a la fracción del Senado que se les oponía, con el objetivo de que Craso fuera nombrado dictador y este a su vez utilizara esa autoridad para nombrar a César Jefe de Caballería.
Su próximo paso de envergadura fue la elección de pontifex maximus, la máxima autoridad religiosa de Roma. Habiendo ocupado anteriormente el cargo dejado por su fallecido tío Aurelio Cota dentro del Colegio Pontificio, César se encontraba en una buena posición para tomar dicho cargo y tomó un gran riesgo, el cual inmortalizó una frase acreditada a César la cual le dijo a su madre antes de la elección "Madre, hoy verás a tu hijo o sumo pontífice o desterrado". La razón era que César había gastado toda su fortuna ganada a lo largo de los años en una poderosa campaña proselitista, dejándolo muy frágil económicamente. A pesar de todo, la apuesta fue un éxito y César ganó la elección, siendo ya a esa altura uno de los más grandes líderes del Partido Popular.
Al año siguiente Julio fue electo pretor, el último cargo previo al consulado y fue en este tiempo donde se descubrió la conjuración de Catilina, político popular que planeó, tras varios intentos fallidos de lograr el consulado, una revuelta para tomar Roma. César hablo en su defensa para cambiar la pena de muerte tras su captura por el encarcelamiento y la enajenación de sus bienes y habría triunfado de no ser por Catón, hábil orador y enemigo de César y su partido, quien convenció al Senado de mantener la pena original
Luego, en calidad de ex-pretor, se ganó el derecho a ser gobernador de una provincia; Hispania, siendo la que le fue asignada. Es allí donde César comandaría sus primeros ejércitos en batalla, siendo exitosos contra las naciones bárbaras nativas de los Pirineos. Estas victorias le procuraron un botín suficiente como para saldar todas sus deudas económicas y además recompensar generosamente a sus hombres. Sin embargo, César quería estar presente para poder participar como candidato en las elecciones al consulado, cuyo requisito indispensable era la presencia del candidato en Roma para ser electo, es en este punto que César se alía con las otras dos figuras más importantes de la República hasta entonces, Cneo Pompeyo, famoso líder militar durante la Guerra Civil entre Sila y Mario, donde consiguió importantes victorias contra los partidarios de este último en Italia, Sicilia, África e Hispania, además de distinguirse posteriormente en su guerra contra Mitríades, anexando áreas de Siria como provincias romanas y Marco Licinio Craso, rival de Pompeyo y ciudadano romano que se había enriquecido gracias a las proscripciones instauradas por Sila, además de liderar el esfuerzo militar para suprimir la revuelta de esclavos llevada a cabo por el casi mítico Espartaco.
En el tiempo previo a las elecciones consulares, Pompeyo se encontraba presionando al Senado: "exigía (al senado) la ratificación de todas las decisiones en favor de los reyes, dinastías y ciudades" tomadas tras sus victorias en Asia, así como demandando un reparto de tierras para sus veteranos de guerra. Siendo que el Senado desconfiaba tanto de él como de César, ambos ven conveniente unir su influencia política, incrementándola con el poderío económico de Craso, quien ya de por si había financiado la carrera política de César pero fue partidario dentro del Senado de oponerse a las peticiones de Pompeyo. "Como Pompeyo se indignara frente a esta actitud hizo un acuerdo con César y le prometió bajo juramento ayudarle a conseguir el consulado. Poco después César reconcilio a Craso y Pompeyo" Juntos forjaron el acuerdo secreto conocido como el "Primer Triunvirato", clara evidencia del decaimiento de las instituciones democráticas en Roma, donde la situación se había deteriorado hasta el punto de que tres individuos poderosos podían hacer un pacto secreto con el alcance de un verdadero golpe de Estado.
César fue cónsul electo para el año 59 a.C. y cumpliendo su promesa, promulgó las leyes reclamadas por Pompeyo, reconociendo la autoridad de este en Asia. Impulsó un proyecto de ley agraria en favor de los ciudadanos sin tierras y los veteranos de guerra al mando de Pompeyo, benefició a los caballeros perdonando un tercio de las deudas con el Estado, además de deshacerse de sus opositores más importantes dentro del Senado como Bíbulo, el otro cónsul el cual fue anulado de tal forma que se hablaba en la época del consulado de "Julio y César". Tras finalizar su mandato como cónsul, César recibe el gobierno de la Galia Cisalpina de parte de la asamblea del pueblo en su calidad de procónsul, con cuatro legiones a su mando.
No entraremos en detalles sobre sus campañas en la Galia, ya que haremos esto más adelante. Lo que sí es importante saber es que su conquista "correspondía plenamente a los planes secretos de César, ya que la región era indicada para […] una plaza de armas para la inminente lucha por la conquista del poder"
Los logros militares de César eran motivo de preocupación e inquietud para sus viejos enemigos y el Senado así como para los mismos Pompeyo y Craso, que estuvieron al borde de acabar con el Triunvirato gracias a las acciones del primero para suprimir los motines callejeros en la ciudad bajo el pretexto de haber recibido el pleno poder en el año 57 a.C. para suministrar cereal a Roma con el cargo de Cónsul único.
César, sabiendo que la disolución de la alianza secreta lo pondría en grave peligro, logra celebrar una conferencia en Lucca al año siguiente, donde logra la reconciliación (aunque fuera temporal) de los triunviros. En 55 a.C. Craso y Pompeyo son electos cónsules y César logra extender su mandato en la Galia, pero a pesar de todo, el Triunvirato llega a su fin cuando Craso muere en Siria luchando contra los partos: esto deja a Pompeyo para ser nombrado cónsul único en el 52 a.C. y acabar con la creciente violencia callejera de Roma que había degenerado hasta el punto de no dejar "ni un solo magistrado vivo" mientras César culminaba su subyugación de la revuelta gala.
Tras esta victoria final en la Galia, César pide al Senado presentarse al Consulado sin su presencia en Roma, para evitar perder su cargo y dejarlo vulnerable a una rendición de cuentas por parte de sus adversarios. Después de tres años de negociaciones, el permiso se le es negado por el Senado, que cada vez se alinea más con Pompeyo y deja de lado a César, negándole a éste último la retención de su cargo como procónsul y llamándolo a Roma. Los tribunos se oponen al veto del Senado y este declara estado de emergencia, haciendo que huyan junto a César.
César decide no aceptar el llamado del Senado y marchar con su ejército a Roma decisión en la que pronunció la famosa frase "Marchemos a donde nos llaman los signos de los dioses y la iniquidad de los enemigos. Alea Jacta Est". El tres de marzo de 49 a.C. hizo su entrada en Roma, con Pompeyo manteniéndose fuerte en Asia e Hispania. Durante los años siguientes César acabaría los focos de resistencia a su autoridad, restauraría el gobierno de Egipto a Cleopatra y derrotaría finalmente a Pompeyo en la batalla de Munda, el 17 de marzo de 45 a.C a lo que dijo "que el fruto más grato, más señalado que había cogido de su victoria era el salvar a algunos de aquellos ciudadanos que siempre le hablan sido contrarios".
En los pocos años que estuvo al frente del Estado romano, César acumulo poder de manera nunca vista en la historia de Roma, dictador vitalicio, cónsul todos los años a partir de 48 a.C., ejercía poder tribunicio sin ser tribuno; con el Senado funcionando como consejo personal, lleno de partidarios suyos y la asamblea popular usada para votar leyes que ya habían sido aprobadas con antelación: "[…] nombró nuevos patricios, aumentó el número de pretores, ediles y cuestores […] rehabilitó a los que habían sido privados de su rango por acuerdo de los censores. […] Admitió a los cargos públicos incluso a los hijos de los proscritos". También aumento los derechos de ciudadanía, distribuyó tierras del Estado a sus veteranos de guerra e incluyó a ciudadanos de origen provincial en el Senado. Esto le hizo ganarse la enemistad de la clase senatorial y su respuesta fue bastante rápida; el 15 de marzo de 44 a.C. un grupo de aristócratas lo asesina en el cuarto anexo del Foro Romano, pero su legado seria eterno, creando las bases sobre las que más adelante Octavio, su heredero, acabaría con la moribunda Republica y daría inicio a la era del Imperio Romano.
Algunos autores han criticado a César de ser un amoral absoluto, cuyo único objetivo eran sus propias ambiciones, visión que se sostiene todavía en la actualidad. Diakov habla de "[…] un cínico, carente de todo principio moral que despreciaba igualmente a la aristocracia (a la cual pertenecía por nacimiento), a la democracia (de la que se había hecho jefe) y a la religión (a pesar de ser sumo pontífice) e […] inspirado por una ambición sin límites".
Otros, criticando puntualmente la Guerra de las Galias, ven el obvio interés político de César en la misma, pero critican los efectos a largo plazo provocados por la guerra, pues la conquista de la Galia significó la esclavización de una masa inmensa de galos, así como el genocidio de muchas tribus - una campaña que fue iniciada sin provocación por parte de los galos, todo utilizado en afán de ganar la lucha política interna de Roma y lograr obtener un contrapeso a la gloria militar de Pompeyo, lo que se hizo más importante tras la muerte de Craso.

Análisis de la Guerra de las Galias: "Diplomacia", acuerdos y traiciones.
Helvecia
Tomé como primer punto de análisis las primeras negociaciones de Julio César con los emisarios de la tribu de los Helvecios. Estos, inspirados por el caudillo Orgétorix "llevado por el deseo reinar" y buscando la dominación de toda la Galia, hicieron un gran éxodo de su pueblo a través del territorio de los secuanos y los eduos, después de descubierta una conspiración creada por el propio Orgétorix para aliarse con dichas tribus y dividirse el gobierno de la región, causando la muerte del caudillo pero prosiguiendo con el plan de invasión previamente pensado.
Estas tribus galas aliadas de Roma fueron invadidas después de que las legiones impidieron el paso de los helvecios a través del Ródano en su propio territorio. César, quien desconfía plenamente de las intenciones pacíficas de esta tribu le dice a los emisarios helvecios "se tomará unos días para reflexionar […] volvieran para el 13 de abril". En este tiempo se reunió a las legiones y se levantó un muro para evitarles el paso. Sin más opción que cruzar a través de los territorios de los eduos y secuanos, los helvecios causaron destrozos en las poblaciones vecinas sin antes intentar cruzar por el lado romano e increparon a César de que no se confiara por haber sido exitoso en su primer intento por rechazarlos.
Ahora la parte verdaderamente interesante es la respuesta de Julio César, quien, además de recordarles a los helvecios de su ataque a traición contra sus legiones; buscando pasaje a la fuerza y sin su consentimiento; blande el argumento de que no puede ignorar el maltrato que los eduos y sus aliados han sufrido a manos de los agresores y que es su deber corregir la agresión, proponiendo que si se les proveía una compensación a las tribus atacadas y entregaban rehenes para cumplir dichos reparos, la paz sería el resultado.
Para ilustrar; el intercambio o entrega de rehenes es una garantía diplomática muy frecuente en aquel entonces; estos son entregados a la otra parte como prueba de cumplimiento de un acuerdo, si el acuerdo no era respetado, los rehenes corrían peligro de ser ejecutados. Sin embargo la parte central de este momento es el planteo de César de anteponer las necesidades de las tribus galas aliadas como su pretexto para intervenir, podríamos alegar que César, buscando una forma de hacer su entrada militar en la Galia no romana, podría hacerlo con el pretexto de ayudar a un aliado, este tipo de argumento ha sido utilizado por grandes potencias imperiales a lo largo de la Historia, y mi hip tesis es que César utiliza esto para justificar la intervención de las legiones romanas en la Galia, aprovechando la agresión fronteriza de los helvecios.
Esta propuesta, sin embargo, no logro frenar las hostilidades y César recurre al apoyo de sus aliados nativos para proveerles trigo a sus legiones y aquí se genera otro episodio interesante que muestra la complejidad de los diversos intereses inclusive dentro de una misma tribu: Los eduos se están retrasando con la llegada del trigo y Julio reúne a los líderes tribales en su campamento para increparles la falta de suministros, acusándolos de haberle engañado a pesar de haber intervenido militarmente contra los helvecios en gran parte a petición de ellos. Es entonces cuando Lisco, uno de los caudillos eduos bajo el mando de César, "movido por las palabras de César" habló de "aquellos cuya autoridad tiene la mayor influencia en la plebe […] hacían desistir a la población, con palabras sediciosas y perversas, de entregar el trigo que debían […] y que no dudaban que los romanos […] arrebatarían la libertad a los eduos y a todo el resto de la Galia" además de supuestamente informar a los helvecios de los planes militares romanos.
En privado, Lisco le revela a César que el responsable de estas acciones es Dúnmorix, hermano de Diviciaco, otro aristócrata galo bajo el mando de César.
Dúnmorix era un joven noble, querido por la plebe y muy rico, poseyendo gran poder e influencia en la región, inclusive con otras tribus. Sin embargo, su poder se vio disminuido con la llegada de los romanos ya que estos claramente favorecieron a su hermano y su esposa de origen helvecio, devolviéndoles la posición de reyes de la tribu, de manera que sospechar de él era bastante lógico. Las acusaciones hechas son confirmadas cuando César descubre que un ataque de caballería contra el enemigo, que había sido frustrado unos días antes debido a una retirada prematura de los jinetes, fue saboteado por el propio Dúnmorix y sus jinetes, quienes se retiraron primero.
En el libro, César encuentra motivos suficientes para que Dúnmorix sea castigado por la autoridad romana sin importar su rango en la aristocracia gala, pero siendo el hombre de hábil tacto que era; se abstiene de tomar acción para evitar el posible enojo de Diviciaco, quien sí era un hombre de confianza con "destacada fidelidad, justicia y moderación" así como "amor hacia el pueblo romano". Este suplica a César que no lo ejecute, reconociendo la verdad de las acusaciones, así como la enemistad de su hermano con los romanos, pero alegando perdón por amor fraternal. César acepta la propuesta de su lugarteniente y llama a Dúnmorix, le informa todo lo que sabe sobre su campaña de sabotaje y le advierte que evite repetirlo, dejándolo con una guardia permanente para "saber qué hace y con quienes habla"
A pesar de estos contratiempos, los helvecios son derrotados a manos de las legiones de César y este los obliga a regresar a estos y a sus aliados a sus tierras originales, principalmente para evitar dejar un vacío que las tribus germanas del otro lado del Rin puedan explotar para comenzar una invasión. Es un gesto del carácter calculador de César, quien se caracterizó como ya se ha visto en perdonar a ciertos enemigos para evitar amenazas potencialmente peores.
Tras esta primera victoria, la crónica relata como jefes de toda la Galia fueron a felicitar a César, viendo a los helvecios como a un enemigo que emprendió su éxodo para convertirse en conquistador de la Galia y recibiendo a los romanos como salvadores. Este gesto es demostrativo de que la visión de Roma por parte de las tribus galas no era tan negativa como uno podría pensar, dados los hechos que se desarrollarían años después. Lo importante es ver que César comienza su campaña como aliado de las tribus de la Galia, posición que se acentuara en los eventos que analizaremos a continuación.
Ariovisto y la invasión germana
Poco después de lo sucedido con los helvecios, los líderes tribales "pidieron convocar una asamblea de toda la Galia […] con el consentimiento de César para plantearle ciertas cuestiones a partir de un consenso general". Tras dicha asamblea, los líderes galos se reunieron en secreto con César para pedirle ayuda con el verdadero problema que tenían, explicándole que ya hace tiempo su tierra estaba dividida en dos facciones, una dirigida por los eduos y otra por los arvernos. Ambas llevaban años luchando entre sí, disputándose la supremacía en la Galia, hasta el punto en que ambos bandos contrataron los servicios de mercenarios germanos, pero estos, fascinados por la riqueza y fertilidad de sus tierras, hicieron cruzar a sus compatriotas y bajo el mando de su rey, el caudillo Ariovisto, poco más de ciento veinte mil germanos habían cruzado el Rin y habían diezmado a los eduos en combate y ocupado las tierras de la tribu de los secuanos. Temiendo que este destino se repitiera para toda la Galia, le imploraron ayuda a César, el cual aceptó, sabiendo lo peligroso que sería si los germanos, pueblo belicoso y violento, aumentara su poder y consiguiera acercarse más a Roma.
Curiosamente, Ariovisto había sido declarado "amigo de Roma" y "hermano" por el Senado, título honorífico que se les otorga a aliados extranjeros. César, confiado en la amistad del germano con el pueblo de Roma, le envía embajadores en pos de encontrar una solución pacífica, pero Ariovisto se resiste a reunirse con César, desconfiando de él y reclamando su derecho a hacer con los conquistados lo que se le plazca según era "derecho de guerra".
A medida que la ocupación germana aumenta en número, César busca cada oportunidad posible para reunirse y llegar a una solución diplomática, pero por lo que se relata, Ariovisto rechaza cumplir con las exigencias de César, inclusive hasta el punto de capturar a Valerio Procilo, uno de los jóvenes emisarios de César con la excusa de que era un espía. Con este insulto final, se inician las hostilidades y, logrado después de algunos encarnizados choques, las legiones empujan a los germanos de vuelta a su orilla del Rin. Ariovisto tuvo como resultado la muerte de sus dos esposas, una hija y la captura de otra a manos de su enemigo, con esto concluye el primer año de las campañas de la Galia, el 58 a.C.

La rebelión Belga
Durante el invierno T. Labieno, uno de los tenientes de César, le informa al mismo a través de una carta que las tribus belgas se habían rebelado contra el dominio romano. Temían que , una vez pacificada toda la Galia, los Romanos marcharían contra ellos y, siendo instigados por nobles poderosos que temían perder su poder bajo la autoridad romana, habían generado alianzas entre todas las tribus, intercambiando rehenes entre ellos y preparándose para la guerra, se habían aliado con tribus germanas vecinas.
Es interesante ver cómo, a pesar de la ayuda provista por los romanos contra los helvecios y los germanos, además de haber sido aclamado y suplicado por los miembros de la asamblea de toda la Galia, los belgas toman una postura distinta, viendo a los romanos como un conquistador extranjero, al que había que expulsar, prefiriendo aliarse con tribus germanas antes de dejar que Roma se afianzara en su territorio.
También es importante destacar que no todos los belgas se levantaron en armas, una excepción es la tribu de los remos, quienes disponen a sus hombres y bienes al servicio de las legiones: "no estaban de acuerdo con los demás belgas y […] no habían conspirado para nado contra el pueblo romano" Como sucederá en varias ocasiones, la pericia militar romana parece ser insuperable para los bárbaros y las tribus vencidas buscan clemencia por parte de sus conquistadores. La tribu belga de los belovacos, por ejemplo, la cual había traicionado a los eduos siendo vecina y aliada de estos, explican que el grueso del pueblo fue obligado a la guerra por parte de los demás belgas y que no fue su intención agredir a quienes habían sido sus amigos, en este caso particular, la intervención de Diviciaco hace que César busque compensación a través de la entrega de rehenes como garantía contra futuras insurrecciones en lugar de un castigo más severo. También los nervios, una de las tribus más grandes de Bélgica, será perdonada tras su derrota y protegida celosamente, más que nada por el hecho de que su población había sido diezmada en el asedio de su cuidad principal a manos de las legiones. Este destino será compartido por muchas tribus, dando a entender que el principal objetivo de César es claramente la ocupación más que la conquista en su sentido más duro, aunque aun así habrá excepciones no tan misericordiosas.
Un caso de este tipo estaría en la tribu de los atuatucos, vecinos de los nervios, quienes aparentemente se rinden ante los romanos al verse sorprendidos frente a la habilidad de estos con el uso de su maquinaria de guerra. Al ver que sus enemigos habían construido una enorme torre de asedio que "se movía y se acercaba a las murallas […] enviaron embajadores a César para tratar la paz" , aceptando la condición de la entrega de las armas impuesta por César a cambio de que este garantizara su seguridad. Sin embargo, aproximadamente un tercio de las armas habían sido ocultadas en lugar de ser entregadas a los romanos y al caer la noche, los atuatucos iniciaron un ataque sorpresa contra el campamento fortificado de los romanos, estos lo defendieron efectivamente y la tribu perdió su capacidad de combate. En represalia por la traición, la tribu entera, mujeres y niños incluida fue vendida como esclava a los mercaderes que viajaban con César, con un total de cincuenta y tres mil cabezas. A esta altura, el poderío militar belga había sido reducido y todas las tribus de la región se habían puesto bajo dominio y autoridad del pueblo de Roma.
Tras establecer los cuarteles de invierno, las acciones culminan con él envió de Servio Galba, uno de los lugartenientes de César a procurar una ruta segura para César y sus embajadores a través de los Alpes, luchando contra las tribus nativas de los sedunos y veragros con tan solo una legión a su cargo, logrando una victoria de proporciones heroicas.

La guerra contra los vénetos
Con la llegada del año 56 a.C. César planeaba, ahora que toda la Galia había sido pacificada, viajar hacia Iliria, pero esto no sería posible debido a nuevos conflictos militares que requerirán de su atención. Velanio y Silio, enviados militares de Publio Licinio Craso, quien servía como comandante de caballería bajo César y era hijo del mismo Craso que pactó el triunvirato, habían sido capturados en su misión de buscar trigo y provisiones a las tribus galas del norte de la Galia Céltica por los vénetos. Estos poseían gran poder e influencia en la región debido a su enorme flota y "superan a los otros (galos) en conocimiento y experiencia de las cosas nauticas", manteniendo vínculos comerciales del resto de la Galia con la isla de Britania.
Según sus "Comentarios", se presume que esta acción fue llevada a cabo con la intención de recuperar a los rehenes que la tribu envió al joven Craso como tributo a los romanos. Las demás tribus de la región se envalentonan con el ejemplo véneto y capturan a Trebio y Terrasidio, hombres de Craso con la misma misión que los anteriormente mencionados; rápidamente se juramentaron actuar unidos y de común acuerdo contra César en defensa de su libertad, "[…] así son de súbitos y repentinos los planes de los galos".
Es interesante ver como los esfuerzos de los galos para resistir al dominio romano van paulatinamente empezando a cobrar mayor solidez desde el aspecto interno, aunque lejos de ser esfuerzos coordinados a una escala regional completa, los belgas lucharon solos y por sus propios motivos, al igual que ahora lo hacen los vénetos y sus aliados, pero aparece si, muy lentamente, un prematuro sentido de unidad, nacido del evidentemente creciente temor y resentimiento a la ocupación romana, que a esta altura ya se ha hecho más que evidente.
Volviendo al relato, el planteo de la devolución de rehenes es hecho por una embajada común de esta coalición de tribus al propio Craso "Si quiere recuperar a los suyos, que les devuelva los rehenes". Craso informa de dicho planteo a César, quien inmediatamente ordena construir una flota de guerra en el Loira. A su llegada encontramos un pasaje muy interesante: "los vénetos, e igualmente las otras tribus […] sabían a qué grado de criminalidad habían llegado al haber retenido y esclavizado a embajadores, cuya persona siempre había sido inviolable entre todas las tribus […]"
En esta frase, se da a entender un aspecto muy importante de la diplomacia, así como un elemento que parecería corresponder al área del Derecho Internacional. La figura del embajador tiene un peso mayor en el ámbito diplomático y parece darse por sentado que debido a su rol y posición, son inmunes a la agresión, inclusive por parte una nación enemiga, ya que su cometido es el de alcanzar una solución diplomática. El texto da a entender una noción de este tipo que se respeta no solo en Roma, sino también entre las tribus galas, haciendo del acto llevado a cabo por la coalición de los vénetos, una ofensa muy seria a la norma diplomática, la cual refleja el estado de agresividad o posiblemente de desesperación por parte de esta alianza de luchar contra los romanos, aparentemente de manera absoluta e intransigente.
Esta acción audaz pone a César en un serio predicamento, los vénetos y sus aliados rápidamente despliegan su poder naval, fortifican sus ciudades y llaman refuerzos de los bretones vecinos al otro lado del Canal de la Mancha, convirtiéndolos en un objetivo difícil de abatir, además del riesgo de lo que podría ocurrirle a sus emisarios, todos pertenecientes a la aristocracia, así como el temor de la expansión de dicha revuelta a toda la región si no era sometida pronto. Este último riesgo fue, a su juicio, el peor así que decidió afrontar a su nuevo enemigo de manera definitiva, distribuyendo a su ejército por toda la Galia, por un lado para evitar refuerzos de Bélgica y Germania y por otro el dirige al resto de las legiones contra los vénetos por mar, mientras Marco Junio Bruto los enfrenta por mar con la flota recién preparada, el único frente donde la guerra podía ser verdaderamente ganada, debido a la falta de acceso terrestre a la mayoría de las ciudades fortificadas del enemigo.
A pesar de la experiencia naval de los vénetos, los navíos romanos eran de un diseño más rápido y ágil que las pesadas naves galas: "[…] nuestras naves eran superiores solo por la velocidad y el empuje de los remos" Esta ventaja resultó ser decisiva y trajo la victoria a la flota de César. El destino de los vénetos fue brutal, en represalia por violar el derecho de los embajadores, todo el consejo de la tribu fue asesinado y el resto de la población vendida como esclavos.
Pero la defección no termino allí, pues la tribu de los unelos, dirigida por Viridórix, tomó el mando supremo de la rebelión y se encargó de aniquilar los senados de las demás tribus por oponerse a la participación en la guerra; una seria amenaza que fue vencida más por el ingenio que por la fuerza de las armas. Sabino, uno de los seguidores de César y cuyo campamento estaba enfrentado al ejército de Viridórix se negaba a presentar combate, creando un rumor entre los enemigos y sus propios soldados de su cobardía. Luego Sabino elige a uno de los jinetes galos de su fuerza auxiliar y le pide que, simulando desertar, confirme los rumores de temor a los unelos y confiados en una victoria rápida asaltaron el campamento, solo para ser tomados por sorpresa y derrotados de manera rápida y fulminante, acabando con la rebelión de las tribus armóricas.

Conquista de Aquitania
Casi al mismo tiempo que esto sucedía en la Galia Celta (agosto de 56 a.C.), P. Craso se dirige a conquistar la región de Aquitania, famosa por la fiereza de sus guerreros y el fracaso de expediciones romanas pasadas en dicho territorio. Después de preparar eficientemente a sus soldados con víveres y abundante caballería, asedió efectivamente la ciudad de la tribu de los sociates, considerada la más poderosa de la región y a pesar de una encarnizada resistencia, fueron derrotados y su ciudad tomada. Esto genera una rápida respuesta por parte de los tarusates y vocates que rápidamente se alían entre sí para enfrentarse al joven Craso, reclutando refuerzos de las tribus de la vecina Hispania. Pero la superioridad de la caballería romana terminaría jugando un rol esencial en su derrota. Tras estas dos victorias rápidas, el resto de las tribus de la región envían rehenes por iniciativa propia al ejército romano, gesto inconfundible de sumisión a su autoridad.
Antes del fin del año, César consolidó su gobierno de la Galia quemando los campos y devastando los pueblos de los menapios y los morinos, tribus belgas que mantenían su lucha en forma de guerrillas escondidos en los bosques, haciendo que César recurriera también a talar los árboles de la región para obligarlos a dispersarse, logrando cierto éxito en su cometido.

Las expediciones punitivas contra Germania y Britania
Durante el año 55 a.C., año en el que tanto Craso como Pompeyo cumplirían el rol de cónsules, César se encargaría de dirigir esfuerzos militares fuera de la Galia. El primero será una expedición de agresión contra la tribu de los suevos, la más poderosa de toda Germania y cuya campaña de conquista había desplazado a otras tribus de la región como los usípetes y los ténteros fuera de su tierra y hacia Bélgica, donde ocuparon territorios pertenecientes a los menapios mencionados anteriormente para robarles alimentos y volverse al otro lado del Rin.
César, una vez se entera de esto, decide actuar rápidamente e invadir Germania por varias razones. La primera es su conocimiento de la inconstancia de los galos para mantenerse fieles a César si esta situación no era atendida, dando la posibilidad de una nueva revuelta, esta vez con apoyo de los germanos. La segunda era que el cruce de estas tribus de Germania sentaba un peligroso precedente que podría desembocar en futuras incursiones por parte de las tribus de más allá del Rin, como ya había sucedido con Ariovisto. Lo cierto es que su predicción resultó cierta, algunas tribus galas habían entrado en conversaciones con los germanos para que trajeran mayores fuerzas y les ayudaran a desafiar la hegemonía romana.
Como era de esperarse, César no demoró en actuar y convocó una Asamblea de todos los Galos para reforzar su influencia y asegurar la continuada obediencia de las tribus "después de calmar y fortalecer sus ánimos, les ordenó preparar la caballería y determinó hacer la guerra a los germanos".
Aquí, las conversaciones diplomáticas no fueron de gran efecto sino como ardid, cuando César decide acordar un armisticio de tres días con las tribus que habían ocupado ya zonas en Bélgica, estas lo utilizaron para montar un ataque a traición, el cual falló debido a la falta de jinetes para agilizar dicho ataque y se vieron obligados a cruzar el Rin de nuevo. Después de eso, César consideró que no era necesario escuchar a los embajadores germanos y se dedicaría a enfrentarlos en el campo de batalla, llegando hasta el punto de atacar su campamento y masacrar tanto a mujeres como a niños, vendiendo a los sobrevivientes como esclavos. Este acto fue denunciado por Catón en el Senado, quien propuso entregar a César a los germanos, petición que no tuvo éxito.
César decidió cruzar el Rin para demostrar el poderío romano y ejecutar un castigo sobre la tribu de los sugambros, quienes acogieron a los sobrevivientes de los ténteros y úsipetes que habían invadido la Galia, así como en ayuda de los ubios, tribu germana que envió embajadores a César declarando amistad y ayuda en contra de los suevos. Para lograrlo, construye en diez días un puente de madera para cruzar el Rin, los sugambros y sus aliados rápidamente huyen de sus ciudades, sorprendidos por el rápido avance del enemigo. En consecuencia, César se dedica a quemar todos los pueblos y fincas de dichas tribus, así como sesgar todo el trigo y llevárselo como provisión. Al haber cumplido su objetivo de intimidar a los germanos y expulsarlos una vez más de la Galia, decide regresar a la misma y destruye el puente, pasando pocos días al otro lado del Rin.
Posteriormente, César dirigir una expedición de estilo similar hacia Britania, en represalia por el apoyo prestado a las tribus de armórica y a los vénetos durante su rebelión y "consideraba que le sería de gran provecho si podía llegar hasta la isla, ver por sí mismo los habitantes […], lugares, puertos y accesos". Tras hacer una misión de reconocimiento, César se embarca con la flota hacia Britania, pero el clima tormentoso del Canal casi frustra sus ambiciones de llegar a Britania con vida, dificultando el desembarco que también es obstaculizado por la poca profundidad de las aguas de la costa y las tribus locales, sabiendo de antemano la llegada de la flota, se preparan para atacar a las legiones en cuanto desembarcan. La falta de terreno favorable y la incapacidad de los romanos para organizarse en semejantes condiciones, sumado a las tácticas britanas de utilizar carros de guerra, a los cuales los soldados de la región recurrían y los romanos no estaban acostumbrados, casi sellan el destino de la expedición. Pero el ejército logra resistir el embate y establecen un campamento, aunque pierden muchas naves en el proceso y carecen de provisiones adecuadas para pasar el invierno, ya que habían planearlo pasarlo en la Galia.
Como consecuencia de tan precaria situación, los britanos deciden contraatacar pronto para expulsar a los romanos de la isla pero previendo esto, Cesar rápidamente utiliza la madera del campamento y de naves inservibles para crear más transportes y ordena a sus legiones que tomen trigo de los campos cercanos. Eventualmente se encuentran con el ejército britano mientras cumplían dichas tareas y una nueva batalla se libra, pero esta vez los romanos rechazan a los britanos poniéndoles en fuga, dejando a César demandando un gran número de rehenes por parte de las tribus locales cuando estas enviaron embajadores a tratar la paz. Al regresar de este accidentado viaje, estableció sus cuarteles de invierno en Bélgica y solo dos de las tribus britanas enviaron rehenes a César.
El motivo y éxito relativo de estas expediciones, es profundamente discutido por muchos historiadores. Algunos argumentan que no fueron más que demostraciones inútiles de fuerza que César utilizó para glorificar su imagen y mantenerse en el ojo público de Roma. Otros dicen que fueron exitosas en su cometido, fundamentando que la futura no intervención de los germanos en la Galia fue producto del efecto que el cruce del Rin tuvo en la nación germana.
Después de analizar dichos hechos, personalmente he llegado a una conclusión mixta. Por un lado, creo que la campaña en Germania tuvo un profundo efecto en la moral de la región, nunca antes había un romano puesto pie en Germania antes de César y la diligencia con la que realizo dicha operación fue apabullante, hasta el punto de que las tribus de la región enemigas a él huyeron al enterarse de su llegada. Además creo que eso se hará sentir más adelante, cuando los germanos se rehúsen a asistir a los rebeldes galos durante la rebelión del año 53 a.C.
Por otra parte, creo que la expedición hacia Britania no tuvo otro valor más que anecdótico. Es claro que las tribus de Britania no se vieron obligadas o amenazadas por César tras la retirada de este de su isla y lo cierto es que no sufrieron grandes pérdidas. Creo que tuvo más valor personal para César como demostración de su poder que como objetivo estratégico en su plan para consolidar su dominio de la Galia.

Segunda expedición a Britania, y la revuelta de Ambiorix, preludio a la rebelión general
Durante el año 54 a.C. César, con toda la Galia sometida, comienza a consolidar su poder en la región y convoca asambleas de todos los galos anualmente bajo su propia autoridad. Esta situación no duraría mucho tiempo.
Todo comienza con la tribu de los tréveros, belgas de gran reputación por su caballería, los cuales no participaban de las asambleas y se rumoreaba que sublevaban a los germanos en contra de Roma. La verdad detrás de estos rumores era que la tribu estaba dividida por dos nobles enfrentados: Induciomaro y Cingétorix, Con la llegada de César el ultimo rápidamente se plegó a la lealtad de Roma, obligando al primero a excusarse con César, diciendo que meramente cumplía con su deber para evitar que la plebe tomara las armas y Julio comprende el verdadero motivo de sus excusas y le exige doscientos rehenes. Por otra parte tiene una asamblea con los líderes tréveros y los convence para que se unan a Cingétorix, disminuyendo aún más el poder de Induciomaro, quién ahora tenía una afrenta personal con Cesar "Induciomaro no pudo soportar ver disminuida su influencia […] y quien ya nos consideraba enemigos se encendió mucho más seriamente con este sufrimiento".
Cesar actuó con rapidez en este conflicto por la sencilla razón de que ya estaba preparando una segunda expedición a Britania, la cual fue menos accidentada y mejor ejecutada que la anterior, pero la cual relataremos muy brevemente para ocuparnos en los hechos posteriores.
Un hecho importante de esta expedición fue la intervención de Dúnmorix, el caudillo eduo que ya había hecho un papel en contra de Roma en su campaña contra los helvecios y quién ahora era comandante de caballería al cual César planeaba llevar por su conocido coraje así como en calidad de rehén junto a otros importantes líderes galos para evitar una rebelión en su ausencia. Sin embargo Dúnmorix no le permitió cumplir con semejante idea, "primero se esforzó con todo tipo de ruegos en pedir que lo dejaran en la Galia […] cuando vio que esto le era negado una y otra vez […] comenzó a sublevar a los jefes de la Galia para que se quedaran, decía que no era casual que toda la Galia fuera despojada de su nobleza, que ese era el plan de César para asesinar, luego de llevarlos a Britania, a cada uno de los que no se había atrevido a matar a la vista de toda la Galia" tras estas denuncias, huye de vuelta hacia su hogar, eventualmente César busca detenerlo y al oponer resistencia, es asesinado por sus captores.
Con Dúnmorix muerto, César regreso a Britania, llegando a penetrar inclusive hasta la orilla sur del Támesis y enfrentarse a los ejércitos de Casivelauno, un caudillo de gran poder al cual César se enfrentó a petición de los trinovantes, una tribu de la región que estaba siendo azotada por el caudillo y cuyo líder Mandubracio había sido exiliado por ello. Tras su victoria, César demandó rehenes y un tributo anual que los britanos debían pagarle. Al igual que la campaña anterior, se cree que este tributo nunca fue pago y recibió rehenes de pocas tribus, teniendo poca efectividad en su plan a gran escala de conquista regional.

Una vez que regresó a la Galia, estableció múltiples cuarteles de invierno a lo largo y ancho de la Galia. Los cuales no eran bien vistos por los nativos, ya que estos fuertes tomaban trigo y suministros de las aldeas y campos circundantes, siendo una carga para los pobladores autóctonos. Para empeorar las cosas, hubo una sequía que hizo que las cosechas fueran escasas, aumentando el descontento de los galos.
Esta situación explotó con dos hechos que desencadenarían grandes conflictos. Por un lado Tasgecio, rey de la tribu de los carnutes y en cuyas tierras se realizaban las asambleas, fue asesinado tras tres años de gobierno por su amistad con Roma "a plena luz del día". Por otra parte la tribu de los eburones, dirigida por Ambiorix, al enterarse del destino de Induciomaro y el sometimiento de los tréveros, atacan a traición uno de los campamentos romanos, anunciando que a pesar de los beneficios que el reconoce recibió de manos de César, la voluntad de su pueblo es la guerra y "que además su tribu hizo la guerra por la siguiente razón: porque no podía excluirse de la repentina conjura de los galos" y dio a entender que su agresión formaba parte de un plan mayor para liberar a toda la Galia del yugo romano.
En el asedio del campamento, Quinto Titurio Sabino, comandante de la guarnición, busco un tratado para la rendición de las tropas tras una salida fallida del campamento que hizo que los galos rodearan a las cohortes romanas en una posición muy desfavorable, pero Ambiorix finge aceptar la reunión solo para matar a Sabino a traición. Con su muerte la guarnición se desmoraliza y es prácticamente aniquilada, perdiendo un total de 15 cohortes. Envalentonado por esta victoria, Ambiorix subleva a los atuatucos, nervios y otras tribus de la Galia belga en contra de Roma y marcha contra otro campamento, este bajo el mando de Cicerón.

Cicerón logra enviar mensajes a César a través de espías galos y resiste el asedio hasta que llegan los refuerzos, haciendo que Ambiorix y su ejército se retire del campamento. Ambos bandos se enfrentan en los bosques cercanos y los romanos vengan la muerte de Sabino con una victoria. Habiendo perdido el factor sorpresa, Induciomaro quien ahora comandaba a los tréveros que le eran leales, huye en lugar de realizar el asalto que tenía planeado contra otro campamento romano, comandado por T. Labieno. Durante el invierno se dedicó a sublevar a las tribus de la región, germanos incluidos y destituyó a Cingétorix, quien se había entregado a los romanos. Con recuperadas fuerzas realizó el pospuesto ataque al campamento de Labieno argumentando que "no tienen nada en contra del pueblo romano, solo que rechazan los cuarteles de invierno y no quieren que se convierta en una costumbre", pero fue rechazado y eventualmente capturado y ejecutado por la caballería de este, dando un freno a la agresión de los belgas de la región, pero como veremos a continuación, lo peor estaba por venir.
A esta altura de la campaña, César temía que la rebelión de la Galia ya era inevitable, Ambiorix seguía en actividad, manteniendo a Bélgica sublevada y los carnutes auspiciaban asambleas secretas en pos de apoyar la rebelión. Previendo lo que venía, Cesar le pidió a Pompeyo, en calidad de cónsul único que le enviara refuerzos, "Pompeyo cumplió […] por razones de política y amistad […] y antes del final del invierno se reunieron y mandaron tres legiones". La asamblea de los galos fue trasladada a Lutecia, en el territorio de los parisios, los cuales fueron coaccionados con envió de rehenes para asegurar su lealtad, y aquellos que no se presentaron fueron declarados enemigos de Roma.
César se concentró activamente en aplastar la rebelión en Bélgica, primero sometió a los menapios tras quemar sus campos y robar su ganado para segundamente enfrentarse cara a cara contra los tréveros, que ya habían convocado refuerzos desde Germania, estos quedaron atrapados entre las legiones romanas y la costa del Rin, aunque intentaron retirarse muchos fueron capturados y matados por los jinetes romanos, aunque el líder de la rebelión, Ambiorix, logró huir a Germania, donde desapareció sin dejar rastro. Cesar lo persigue cruzando por segunda vez el Rin y descubre que fueron los suevos los que habían prometido apoya a Ambiorix pero aquellos al enterarse de la llegada de César, retrocedieron hacia los bosques más profundos de su territorio, donde los romanos no los perseguirían. Como medida preventiva en caso de que intentaran regresar a invadir la Galia en apoyo de alguna tribu, destruye los puentes construidos para cruzar el Rin y deja un destacamento en el territorio de sus aliados germanos, los ubios, para vigilar los movimientos suevos.
Como nunca pudo capturar a Ambiorix, César destruyó las tierras y población de la tribu de los eburones, aquella a la cual el caudillo pertenecía, exterminándola efectivamente, siguiendo una política que podría ser perfectamente tachada de genocida, demandando de las tribus vecinas que entregaran a cualquier eburón que buscara refugio en sus tierras. Inclusive recluto a mercenarios germanos con la promesa de botín si arrasaban las tierras de los eburones, pero estos se salieron de control y tuvieron que ser aplacados por las mismas legiones de César.
Una vez resuelto el problema de Ambiorix, César conduce su ejército a Durocortorum, donde una vez convocada una asamblea de los galos, trata la rebelión de los carnutes y senones, ejecutando a Acón, el autor intelectual de la misma y lo somete a ejecución por decapitación.

Vercigétorix y la rebelión general
Con todas las victorias que César había obtenido, podía ser difícil prever lo que sucedería a continuación en el año 52 a.C.
César se ve envuelto en un llamado de Roma para hacer una leva de toda la provincia en respuesta a la creciente violencia callejera. Esta probaría ser la oportunidad perfecta para iniciar una sublevación a gran escala, sin la presencia de César. Los carnutes pronto comienzan la revuelta, expulsando y asesinando a los ciudadanos romanos instalados en sus ciudades, obteniendo el apoyo de los senones, los parisios y eventualmente de todas las tribus de la Galia Céltica.
Mientras esto sucedía, un joven noble arverno, llamado Vercigétorix, estaba reclamando su ciudad natal de Gergovia tras ser expulsado de la misma por apoyar la revuelta, reclutando un enorme ejército "los exhorta a que tomen las armas en pos de la libertad general […] Es nombrado rey por los suyos. Envía embajadores a todas partes; los conjura a permanecer fieles. […] con el consenso de todos se le entrega el mando en la guerra"
Ahora César se encontraba con la dificultad de lograr regresar a la Galia sin ser capturado o bloqueado. Por otra parte temía que los eduos, quienes eran sus únicos aliados en la región, también defeccionaran en favor de los rebeldes; para evitarlo se puso en marcha para asistir a los boyos, clientes de los eduos que se encontraban bajo el asedio de los galos rebeldes.
Para quitarle presión a los boyos, César rápidamente sitia Vellaunodunum, importante ciudad de los senones y la conquista en tres días, después se pone en camino hacia Cenabum, ciudad de los carnutes, la cual también toma en un asalto nocturno cuando la guarnición trató de escapar cruzando el Loira, la saquea, reparte el botín entre los soldados y penetra en el territorio de los bitúriges, también rebeldes.
A esta altura, Vercigétorix abandona el asedio contra los boyos y busca evitar que César conquiste Noviodunum, la capital de los bitúriges, quienes estaban en proceso de entregar sus rehenes a César, rápidamente se fortifican de nuevo en su ciudad cuando ven llegar a los refuerzos de Vercigétorix, pero al ser estos rechazados, entregaron a César a los supuestos responsables de arengar a la multitud y declararon su rendición con tal de salvar sus vidas.
Tras sufrir esta serie de derrotas importantes en un plazo de poco más de una semana, el caudillo rebelde convoca un consejo de guerra "[…] explica que la guerra debe ser hecha con una estrategia totalmente distinta […] hay que esforzarse por todos los medios para cortarles a los romanos el aprovisionamiento de forraje y de trigo […] Les dice además que para salvar la vida había que desdeñar el patrimonio personal y era necesario incendiar pueblos y granjas […] donde los romanos podrían llegar en busca de forraje. […] además era necesario incendiar las ciudades que no estaban fortificadas […] o con una ubicación favorable" con el objetivo de prevenir su uso por parte de romanos o desertores galos. Esta nueva estrategia de Vercigetorix difiere a la de los demás caudillo a los que César se había enfrentado, en lugar de buscar la confrontación directa, rápidamente se adaptó a tácticas de quema de cultivos y ciudades para asegurarse que no quedara nada que los romanos pudieran usar, tratando de atacar sólo cuando fuera necesario o ventajoso, la conocida táctica de "Tierra Quemada".
Esta estrategia es aceptada por unanimidad en el consejo y se procede a quemar más de veinte ciudades en el territorio de los bitúriges, otras tribus hacen lo mismo en sus territorios. Sin embargo, se perdona por petición de algunos caudillos y de la propia tribu la ciudad bitúrige de Avarico, para que sea defendida de un ataque romano. Vercigétorix quien "al principio se oponía, pero luego cedió gracias a las súplicas" demostró tener razón en su intuición cuando los romanos, tras un encarnizado asedio, tomaron la ciudad y con ella, gran cantidad de trigo y suministros que se les habrían sido negados si la ciudad hubiera sido destruida; el ejército romano ahora estaba de nuevo en plena forma.
Rápidamente los caudillos galos acusan a Vercigétorix de traición y de haber planeado la batalla en favor de Roma, indignado contesta vehementemente: "Que él no deseaba por traición y de manos de César la autoridad que podía obtener con una victoria ya casi segura para él y todos los galos […] a mí, a quien acusáis de traición; gracias a mi accionar veis, sin pérdida de sangre por parte vuestra, consumido por el hambre a tan enorme ejercito vencedor"
A pesar de las alentadoras palabras, la derrota fue inevitable y provocada por el ingenio de los romanos para el asedio, Vercigétorix "consoló y animó para que no se perdiera el ánimo. Les dice que los romanos no había vencido por valentía […] sino con conocimiento de asedio […] Que a él nunca le gustó la idea de defender Avarico, ellos mismos eran testigos de ello, sino que fue por irreflexión de los bitúriges y la excesiva obsecuencia de los demás que se sufrió la derrota"
La realidad es que César se encontraba ahora en una situación ideal para enfrentarse cara a cara con los rebeldes, pero se vio imposibilitado por los eduos, quienes se encontraban divididos: habían sido electos dos magistrados en lugar de uno solo y ambos se disputaban el poder, a punto de provocar un estallido de violencia civil, estos se llamaban Convictolitave y Coto. En honor a sus antiguos aliados los cuales además le aseguraban el pasaje de suministros, César viajó a Decetia, ciudad de los eduos donde zanjó la elección nombrando a Convictolitave como líder, en gran parte gracias al favor de los druidas.
A continuación, el ejército de Vercigetorix decidió fortificarse en la ciudad ya mencionada de Gergovia, debido a su valor tanto simbólico como estratégico, pues se encontraba en una meseta a más de setecientos metro sobre el nivel del mar y era solamente accesible por la ladera oeste. Mientras César se prepara para el asedio, Convictolitave se alía secretamente con los arvernos y forma una conjura con otros jóvenes nobles eduos para pasarse al bando rebelde y expulsar a los romanos. Para lograr convencer al ejercito de sublevarse, un noble llamado Litavico inventa un engaño y proclama: "Toda nuestra caballería, toda nuestra nobleza pereció; los jefes de nuestra tribu, […] acusados de traición, fueron asesinados por los romanos sin poder defenderse." Con esto inflama sentimientos de venganza dentro del ejército tal como habían planeado.
Sin embargo, la noticia de este ardid llega a oídos de Eporedórix, uno de los líderes de la avanzada de jinetes eduos, quien le revela el plan de traición a César. Este queda profundamente consternado por la noticia de semejante engaño y lo desbarata al llegar los eduos, mostrándoles que Eporedórix y los demás nobles estaban sanos y salvos, expuesto el engaño de Litavico, quién se pone a la fuga y los soldados se disponen a la autoridad de César.
Con este fracaso y mientras la situación del asedio empieza a complicarse para los romanos, los disidentes eduos, enterados de su fracaso, deciden incitar una revuelta popular, atacando y matando a los ciudadanos romanos. Para detenerlos César se ve obligado a desviarse con cuatro legiones para aplacar a los traidores y restablecer la cadena de suministros. Lo consigue pero por un precio, el campamento en Gergovia ocupado por dos legiones se ve rodeado por la fuerza vastamente superior de Vercigétorix y la situación en el país de los eduos sigue siendo muy caótica. Toda esta serie de distracciones terminara costándole a César el asedio de la ciudad, intentando como último recurso atraer a los galos fuera de las fortificaciones con un ataque falso hacia tres campamentos galos pobremente defendidos para luego ordenar la retirada y hacer que los rebeldes salieran en su persecución, pero la orden de retirada no fue escuchada y se procedió con un asalto a los muros de la ciudad, el cual estaba condenado desde el principio. Gergovia le costaría a César más de una legión entera.
César se retira hacia territorio eduo, donde las fuerzas de Litavico y Convictolitave se habían fortificado en Bibrax e instigaban la rebelión contra los romanos y había enviado embajadores a Vercigétorix para estrechar alianzas.Estas noticias llegaron a Bélgica, donde los belovacos se levantaron una vez más en armas contra los romanos. Bibrax se convierte en la nueva sede de la asamblea de los galos donde los eduos se proponen poseer el mando supremo de las fuerzas rebeldes. Sin embargo Vercigétorix es elegido nuevamente como líder por unanimidad y todos los nobles eduos se someten a su voluntad, inclusive Eporedórix.
Todas las tribus participan de esta asamblea excepto tres, los lingones y los remos por ser los únicos que todavía apoyaban a Roma y los tréveros, porque estaban ocupados defendiéndose de una nueva incursión germana. Para garantizar la lealtad de aquellos caudillos más afines a Roma, "Vercigétorix exige rehenes a las demás tribus, fija el día de la entrega y ordena que se presenten allí con rapidez todos los jinetes."
Es interesante destacar que es finalmente ahora donde se puede ver con toda certeza a una Galia unida en contra de la ocupación romana. En ocasiones anteriores habían sido tribus aisladas o pequeñas coaliciones regionales las que habían luchado contra César, cada una a su tiempo y manera; pero bajo el liderazgo de Vercigétorix, todas las tribus de la Galia, incluso los eduos que habían servido fielmente a Roma hasta este punto, estaban unidas bajo el liderazgo de un único hombre en busca de la libertad común para todas las tribus.
Sin embargo, esta unidad no duraría mucho, tras ser rechazadas en combates de caballeria, Vercigétorix buscaría reagrupar sus fuerzas en la ciudad de Alesia, perteneciente a la tribu de los mandubios. En este asedio César construye un anillo doble de fortificaciones entre sus campamentos y la ciudad para protegerse de ataques desde el exterior y fuerza a los defensores a una rendición, causada por el hambre, el cansancio y la eventual falta de suministros. Dentro de la ciudad había -- se cree -- alrededor de ochenta mil defensores, sin contar a la población civil, y rodeados empezaron rápidamente a quedarse sin alimentos, pero un grupo de jinetes logro escapar en busca de refuerzos.

Para el dos de octubre de 52 a.C. una fuerza de refuerzo comandada por sesenta mil hombres llegó a aliviar a los defensores después de varios intentos fallido de estos de quebrar el asedio y atacaron las defensas romanas desde su punto más débil. En el sudoeste, en simultáneo con los defensores, que presionaron desde adentro de la ciudad, César le encomendó a Labieno a encargarse de los refuerzos enemigos mientras él dirigía el resto de la defensa. Después de rechazar el contraataque de los defensores, el flanco de Labieno está a punto de caer, y en una acción desesperada, César tomó trece cohortes de caballería y atacó al ejercito de refuerzo por su retaguardia, esto infundió pánico y sorpresa en los enemigos y el ejército de refuerzo se batió en retirada, donde fueron perseguidos por la caballería romana y "si los soldados no hubieran estado fatigados por las numerosas acciones de defensa […] podrían haber sido aniquiladas todas las fuerzas enemigas"
Rodeado, con sus tropas restantes en baja moral y falta de alimentos, Vercigétorix se rinde y en un consejo de las tribus "declara que se ha embarcado en esa guerra en pos, no de sus intereses, sino de la libertad común […] se ofrece a ellos para dos cosas: satisfacer con su muerte a los romanos o ser entregado vivo". Sucede lo último y es entregado como prisionero de guerra junto a un enorme número de rehenes. César concluye distribuyendo a sus legiones a lo largo de la Galia para restablecer el orden en la región.

Final de la Guerra
En el último libro de los "Comentarios" escrito por Aulo Hircio, amigo personal de César que lo acompañó en su campaña, se detallan las operaciones de limpieza que se llevaron a cabo en la Galia tras el fracaso de la rebelión, con la cual se marca un largo periodo de dominio romano en la Galia que no sería desafiado hasta bien entrado el siglo II d.C.

Esta etapa se concentra en un César que ágilmente viaja a lo largo de las diferentes tribus, buscando a través de la diplomacia o de la intimidación de incorporar a las restantes tribus de vuelta al dominio romano, como hizo por ejemplo con los bitúriges. A otras tribus las extermina casi completamente, como lo hizo con los carnutes, quienes huyeron al oír de su llegada y en consecuencia fueron perseguidos y saqueados ellos y todos sus pueblos y pertenencias como pago a los soldados de las legiones. Otros como los belovacos, continuaron la lucha solos bajo el liderazgo de sus caudillos hasta que fueron eventualmente derrotados y sometidos por César. Tras someter a todas las tribus de la Galia, César culmina devastando de manera permanente el territorio de los eburones como venganza contra Ambiorix, a quien nunca logró capturar o matar para asegurarse de que nunca regrese.
Durante los casi diez años que César pasó en Galia, se dice que conquistó más de quinientas ciudades y sometió a más de trescientas tribus, con un botín de tamaño colosal, la cantidad de oro reunida fue tal que hizo disminuir los precios en el mercado y le permitió enriquecer no solo a sí mismo sino a todos sus tenientes y ayudantes. El Senado llego a decretar él envió de comisarios a las Galias para monitorear el estado de la región, convulso e inestable. Gracias a César, se calcula que el territorio conquistado fue obligado a pagar un tributo anual de cuarenta millones de sestercios, cifra descomunal en la época.



Conclusión
Ahora que he concluido este análisis de la Guerra de las Galias, después de un estudio exhaustivo de las fuentes disponibles, mi hipótesis sobre la naciente identidad nacional de los galos no era enteramente correcta.
Lo cierto es que la Guerra de las Galias se caracterizó por ser una serie de enfrentamientos entre las fuerzas profesionales de la República Romana contra coaliciones y grupos de tribus aisladas, muchas de duración esporádica y que parecen dar más una imagen de fraccionamiento que de unidad.
Sin embargo, es importante aclarar que, durante ese breve lapso de tiempo entre la adhesión de los eduos a la causa de Vercigétorix hasta la derrota de sus fuerzas en Alesia; las tribus de la Galia, en su vastísima mayoría, se unen para luchar contra los romanos y, a pesar de las tribus de Aquitania y algunas tribus célticas que deciden mantenerse neutrales al respecto; este gesto de insurrección y libertad común tiene una gran resonancia, aunque sea de carácter más cultural e histórico que político en sí mismo, teniendo una fuerte impronta en la imaginación popular de la gente de la región hasta bien entrado el siglo XX.
Teniendo por un lado la estatua a Vercigétorix levantada por Napoleón III en 1865, o buscando un ejemplo más popular y actual, las historietas de Ásterix, escritas por René Goscinny sobre las aventuras de un guerrero galo en la época posterior a la conquista de la Galia, demuestra que sin duda, los hechos relatados en los "Comentarios" tiene un gran valor histórico y cultural muy grande, a mi parecer, sin ir más allá de dicho significado.
En cuanto a lo que respecta a la interacción "diplomática", la fuente nos muestra un retrato de relaciones, fluctuantes e inestables, donde el incumplimiento de lo acordado, la traición violenta e inclusive la violación de los derechos inherentes a los embajadores, se dan cita de manera extremadamente frecuente. César inclusive utiliza engaños y falsas promesas para aplastar a sus enemigos y todo el panorama que se da a lo largo de la Guerra de las Galias es de acuerdos de palabra entre figuras destacadas como lo fueron caudillos y generales, más que tratados y acuerdos propiamente dichos, siendo relaciones muy distantes al concepto actual que se tiene de diplomacia.

Fuente
César, Cayo Julio. Comentarios sobre la Guerra de las Galias, traducción de Nicolás Gelormini, Buenos Aires. Losada. 2004.

Bibliografía Consultada
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Canfora, Luciano. Julio César: un dictador democrático. Barcelona, Ed. Ariel, 2000.

Bravo, Gonzalo. Historia del mundo antiguo: una introducción crítica. Madrid, Alianza Editorial, 2011.


Anexos
Mapa de las regiones de la Galia
Fuente: http://celtasygalias.webcindario.com/galiasproblema.htm

Diagrama del puente utilizado por César para cruzar el Rin en 55 a.C.
Fuente: César, Cayo Julio. Comentarios sobre la Guerra de las Galias, traducción de Nicolás Gelormini, Buenos Aires. Losada. 2004. pág. 135. Cortesía de Editorial Georg Holmes.



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