LA GUERRA DE LAS DIVISAS Y EL GRUPO DE LOS 20

August 21, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Economia, SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
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LA GUERRA DE LAS DIVISAS Y EL GRUPO DE LOS 20 Fernando Álvarez Simán*

A JORGE ENRIQUE TOLEDO COUTIÑO


¿DICES QUE NO SE SIENTE LA DESPEDIDA? ¡DI AL QUE TE LO DIJO QUE SE DESPIDA!
En 1986 estando como estudiante en la Universidad de Londres recibí una llamada de doña Helel Simán, mi madre, para decirme que en unos días llegarían de paseo Mario Maturana y Marisa su esposa, que los buscara y atendiera. Al llegar al Hotel a saludarlos en compañía de mis hermanas, nos encontramos que también venia con ellos Jorge Enrique Toledo Coutiño, a quien muy poco conocía de Tuxtla. Sin embargo salimos juntos en días de un precioso verano Londinense, para mí se inicio entonces una relación muy fraterna y tan especial, como especial solía ser Jorge. Luego vinieron tiempos difíciles y estuvimos con él, hecho que siempre agradeció. Finalmente nos mostro la faceta de un periodista maduro, emprendedor y un hombre de AMIGO DE VERDAD para mí. ¡Donde estés amigo te saludo con cariño y nostalgia!

En la ciencia económica, cuando se habla de un país emergente siempre se refiere a una nación que aunque no ha logrado alcanzar el desarrollo pleno, avanza más rápidamente que los demás países con características similares en la consecución de los objetivos de desarrollo.

Para lograrlo, la historia nos dice que el comercio internacional y la exportación de bienes son esenciales además de un posterior o simultáneo proceso de industrialización nacional; obviamente estos procesos trastocan para siempre la vida y las costumbres de las comunidades, puesto que comienza la migración campo-ciudad, la apertura económica a productos del resto del mundo, la aparición de empresas nacionales pero con asiento en diversas partes del mundo y también la bonanza económica atrae trabajadores y capitales extranjeros porque los costos de producir son menores que en otras regiones del mundo.

Los problemas comienzan cuando en el afán de crecer económicamente se trastocan los intereses comerciales y políticos de otras naciones; para manejarlos se necesita un fuerte liderazgo político que sea capaz de lograr consensos y acuerdos con los demás países o en último lugar siempre quedaba el recurso de la guerra.

La historia de la humanidad tiene distintas lecciones en la expansión del comercio internacional, sobre todo desde la aparición del capitalismo que no siempre tienen finales felices por ejemplo; a pesar de que el Tratado de Tordesillas (1494) resolvió las pugnas entre la corona de Castilla y Aragón (España) y Portugal por el control de las tierras descubiertas por Cristóbal Colón, era evidente que excluía a las entonces potencias emergentes Inglaterra, Francia y Holanda, lo que aunado al control de las rutas comerciales hacia oriente por parte de los musulmanes provoca el surgimiento de la piratería.
Más adelante, en el siglo XIX la primera y la segunda guerras mundiales tuvieron como algunos de sus ingredientes principales la competencia y la rivalidad comercial que por el desarrollo industrial alcanzaron algunos países, aunado claro está a las ya conocidas cuestiones ideológicas y sentimientos fuertemente nacionalistas.

Entonces a partir de la II Guerra mundial las potencias que emergieron triunfadoras; URSS; Gran Bretaña y EU de la mano de sus líderes Stalin, Winston Churchill y Franklin D Roosevelt respectivamente logran pactar los acuerdos de Yalta, redefinen las fronteras europeas y el mundo se divide en la bipolaridad capitalista-comunista. A partir de ese momento y hasta la caída del muro de Berlín en 1989 las dos potencias eligen diferentes conflictos regionales para ampliar sus influencias comerciales, económicas e ideológicas para evitar la confrontación directa.

Sin embargo el ataque terrorista al World Trade Center cancela el mundo unipolar surgido del colapso soviético, fenómeno mundial que hoy en día enfrenta la dificultad de una de las mayores crisis financieras y económicas de los últimos tiempos; resultado de ello es que diversos analistas económicos y políticos comentan que en el futuro, el mundo está llamado a ser de muchas potencias regionales. En América, se encuentran los Estados Unidos y Brasil; en Europa hay dos bloques identificados, la Gran Bretaña y la "eurozona" liderada por Alemania; en Asia Central Rusia aún ejerce gran influencia sobre los países que conformaban la antigua URSS, pero Asia también es asiento de las dos más grandes potencias emergentes, India y China y de hasta hoy la segunda economía del mundo; Japón.

Pero hoy, este mundo multipolar enfrenta una situación inédita entre la última potencia y los países emergentes que están llamados a ser protagonistas mundiales en el corto y mediano plazo. En si el dilema se parece mucho a lo sucedido con los ejemplos anteriormente comentados con solo una diferencia: o la actual potencia mundial incluye a los países emergentes en el escenario del comercio internacional, o estos buscarán desplazarla a toda costa de alguna manera, la diferencia es que esta guerra no parece que pueda darse en los terrenos bélicos y armamentísticos.
En ese sentido, en los últimos días hemos comenzado a escuchar de la llamada "Guerra de Divisas", un fenómeno económico que ha enfrentado a las naciones desarrolladas contra las emergentes y que hace en los hechos que los deseos de cooperación económica para superar la crisis de los organismos financieros internacionales y que la realidad sea más cruda que la ficción.

En este fenómeno algunos datos son ya conocidos: la moneda de cambio internacional es el dólar americano, la mayoría de las transacciones comerciales y financieras internacionales se realizan con el dólar porque las finanzas actuales se realizan con moneda fiduciaria, las cuales no basan su valor en algún respaldo en metales preciosos sino en la confianza que le causan a la gente por la fortaleza y desarrollo de la economía del país que respalda la moneda. Este es un sistema que a la primera potencia mundial le otorga cierta ventaja; puesto que el dólar determina el precio de los bienes que se producen y comercializan entre naciones.

El otro dato es que el dólar americano, ha ido perdiendo poco a poco su valor, porque Alemania y la Unión Europea, China, India etc., le compiten a los americanos en la venta de bienes y servicios en todo el mundo, provocando que quienes quieran comerciar con ellos elijan hacerlo en dólares, pero quizá prefieran comerciar en euros, yenes, yuanes según sea el caso; debilitando con ello al dólar. Por eso mientras más sólida se vuelva la economía de un país, puede competir mejor y se fortalece más su moneda, si a esto le agregamos que son varias las regiones y los países emergentes, y que la primera potencia aún se encuentra bajo los efectos de su peor crisis económica, entonces este fenómeno mundial se vuelve interesante porque la hegemonía del dólar está en peligro.

Las alarmas se encendieron cuando China comenzó este año a devaluar su moneda para que en los mercados internacionales siguiera siendo competitiva y sobre todo para evitar que le sucediera lo que a la moneda americana y perdiera presencia frente al euro y el yen japonés sobre todo. Estados Unidos recibió esta noticia con desagrado e inmediatamente acusó de la manera más diplomática posible a China de competencia desleal y amagando con aplicar severas sanciones comerciales a los productos chinos coro, al que se adhirió la Unión Europea. Incluso la Reserva Federal de Estados Unidos(FED) emitió 600 mil millones de dólares en un intento de inundar los mercados internaciones de dólares para proteger el valor de su moneda, reactivar su deprimido mercado interno y generar empleo, esto provocó las obvias reacciones Chinas, a las que se le sumó el gobierno Ruso. A este proceso pronto se le bautizó como la "Guerra de las divisas"

Este es en suma el panorama que en la ciudad de Seúl Corea del Sur, 20 líderes del mundo discuten en la quinta reunión del G-20 (grupo integrado por los veinte países más ricos del mundo entre ellos México y que representan el 85% del producto mundial). Esta guerra a pesar de que involucra a varias monedas, todo parece enfocarse entre EU y China que hoy mantienen un nivel bajo de relaciones diplomáticas.

Ahora bien, las naciones desarrolladas y las emergentes no quieren que exista una moneda fuerte, están consientes de que si solo emerge una moneda, acabará con el valor de las otras, por lo que necesitan depreciar sus monedas. El problema es que si lo hacen todos al mismo tiempo no cambiaría absolutamente en nada el actual status quo.

El mundo sale de una crisis financiera y económica internacional sin precedentes y una de las bases de la recuperación que demuestra es el comercio, sobre todo el internacional, los países desarrollados que mantenían un abundante consumo hoy necesitan exportar para fortalecer el deprimido mercado interno y volver a elevar los niveles de consumo, mientras que los países emergentes que exportaban materiales primas, hoy precisan seguir haciéndolo, pero también es básico que fortalezcan el mercado interno. Entender bien este proceso global será básico para evitar el recrudecimiento de esta guerra de divisas, solo de esta manera se lograría un sano equilibrio entre países emergentes y desarrollados.

Respecto a México, existen dos escenarios, el primero es que si se recrudece la guerra de divisas cuyos ponentes más visibles son China y EU, casi puede asegurarse que los Estados Unidos, al ser el país consumidor más grande del mundo, aplicará sanciones comerciales a China. Obviamente requería comenzar a cancelar las grandes compras que realiza a los orientales, la ventaja competitiva para nuestro país es que la producción americana interna se encuentra en crisis y como nada se levanta de la noche a la mañana, necesariamente tiene que voltear a ver a su socio comercial más cercano para comprarle los bienes y servicios necesarios.

El otro escenario es que si le logra un acuerdo en la reunión del G-20 en el que los chinos cedan a algunas presiones norteamericanas, México tendrá que replantearse su posición en el escenario mundial, buscando fortalecer lazos comerciales no solo en el marco del TLC, sino también con la APEC y los países sudamericanos, por ejemplo.

En resumen, debido a que cada país busca conseguir objetivos de acuerdo a sus propios intereses, es probable que la Cumbre del G-20 no termine en acuerdos concretos contra la guerra de divisas. El problema es que por sí sola, ninguna divisa tiene hoy la capacidad de ocupar el lugar del dólar como la nueva moneda fuerte, por lo menos en el corto plazo, pero tampoco el dólar puede despegar de nuevo, si hoy el mundo es de potencias multipolares, también las monedas tienen sus áreas de influencias.

De cualquier forma, estamos viviendo un nuevo fenómeno propio de un mundo que se globaliza cada vez más y en donde ya no son ni uno, ni dos, los países y líderes que toman las decisiones trascendentales en el nombre de todos. Son todavía pocos, pero es necesario que el debate y las propuestas sumen a los desarrollados, los emergentes y también los países pobres.



*Profesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas

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