La fusión de identidad con el grupo predice la disposición al sacrificio en favor del mismo: un estudio transversal.

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Descripción

La fusión de identidad con el grupo predice la disposición al sacrificio en favor del mismo: un estudio transversal. Jaime Bellido Femenía Estudiante de Grado de Psicología Práctica de Psicología de los Grupos. Tutora: Prof. Catalina Carreras Orozco. Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Palma de Mallorca. E-mail: [email protected]

Introducción. En el curso actual 2014/2015 de la asignatura de Psicología de los Grupos, Grado de Psicología, de la Unidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, se nos ha planteado la realización de una práctica basada en dos conceptos nucleares de la Psicología de los Grupos, el de Identificación Grupal y al de Fusión de la Identidad. Para el desarrollo de esta práctica se nos han propuesto dos instrumentos; por una parte, el envío de un cuestionario elaborado por el Equipo Docente (en adelante ED) a un mínimo de 8 personas conocidas por el alumno a fin de colaborar en la formación de una importante base de datos y, por otra, los datos obtenidos sobre una muestra de 150 sujetos, pertenecientes a dicha base de datos. Los objetivos específicos de este trabajo, según las instrucciones del ED, se dirigen a: •



Determinar si las personas que están identificadas o fusionadas con su grupo, están más dispuestas a realizar comportamientos a favor de su grupo. Comprobar si las personas que están identificadas o fusionadas con su grupo, están más dispuestas a mantener actitudes negativas y/o realizar comportamientos en contra de otros grupos.

Por ello, siguiendo las instrucciones del ED, y después de haber contestado en primer lugar el cuestionario que estaba a nuestra disposición, he remitido un email explicando los objetivos del trabajo a 50 personas de entre mi base de datos, conocidas por mí y de muy distintas características en cuanto a género, edad, actividad profesional, etc. El tratamiento de los datos se ha llevado a cabo con recursos del ED. Estos datos constituyen el soporte estadístico de esta práctica y son analizados en su correspondiente apartado. Sin embargo, vayamos, en primer lugar, a revisar los aspectos conceptuales de esta práctica, que son también objeto de la misma. Identificación grupal. Antes de nada, deberíamos preguntarnos ¿qué entendemos por grupo? Como plantean Levine y Moreland (1998) existe una gran variedad de definiciones; no obstante, es recomendable revisar un estudio de Turner (1984) en el que analiza los aspectos convergentes de las distintas definiciones de grupo. En este estudio, Turner resalta los tres siguientes aspectos: •

Identidad, como dos o más individuos que comparten una identidad social. Si seguimos el Modelo Cíclico de Worchel (1996) nos encontramos con que la identidad es el resultado del proceso de identificación grupal durante el

Resumen: En este trabajo se han tomado los resultados de una encuesta llevada por 150 participantes; encuesta que tiene como objetivo aportar datos suficientes para la demostración que el nivel de sacrificio de los sujetos está directamente relacionada con el nivel de su fusión de identidad con el grupo. Palabras clave: Identificación grupal, fusión de identidad, nivel de sacrificio, umbral de sacrificio. Abstract: In this paper we have taken the results of a survey of 150 participants; survey which aims to provide sufficient data to show that the level of sacrifice subjects directly related to the level of its merger with the group identity. Keywords: Group identification, merger identity, level of sacrifice, sacrifice threshold.

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cual los individuos se esfuerzan por desarrollar un sentido de identidad como grupo. •



Interdependencia, como un conjunto de personas que interactúan de forma regular. No obstante, según Lewin (1948), sería la interdependencia percibida por los miembros la condición necesaria para la formación de un grupo. Estructura social, como un sistema organizado de dos o más individuos que llevan a cabo alguna función. El concepto fue introducido en la ciencia por el filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel, a finales del siglo XIX, para explicar las relaciones sistemáticas que vinculan a miembros de una determinada comunidad, aunque no se encuentren en ningún momento en contacto directo; ha resultado ser uno de los conceptos más problemáticos de la sociología, de la psicología social y del comportamiento humano.

La identificación grupal no debe entenderse como un resultado sino como un proceso dinámico, que consiste en la autoidentificación continua de los miembros del grupo con las características psicosociales que lo definen en términos de creencias, valores, objetivos, estructura y normas que regulan el comportamiento de sus miembros. Pero este proceso dinámico ¿en qué consiste? Consiste, como ya he mencionado, en la autoidentificación de los miembros del grupo con las propiedades que lo definen desde el punto el visto psicológico y social. Los grupos institucionales tienen una identidad grupal, definida en términos de creencias, valores, sistema de comunicación y normas de comportamiento. Estos grupos tienen una historia anterior a la interacción interpersonal y los miembros del grupo, al integrarse en él, se ven obligados a asumir como propias las características que definen la identidad grupal. El reforzamiento de la identidad social supone la dependencia de los individuos con respecto al grupo. Sin embargo, cuando se introduce una fuerte competición interna en el grupo, sus miembros tienen la oportunidad de aprender a resolver de una manera constructiva los conflictos internos del grupo y acceder a una cooperación que desembocará en la conciencia de interdependencia. Pero, ¿por qué los individuos necesitan formar parte de un grupo? Hogg (2007) desarrolló la teoría de la incertidumbre-identidad a través de la cual estableció que la necesidad de pertenencia a distintos grupos viene a resolver la incertidumbre de los sujetos acerca de quiénes son, y cómo ese sentimiento “resuelto” se proyecta sobre las actitudes y conductas de cada sujeto. Bien es cierto, que las características, en todos los sentidos, de cada grupo, contribuirán o no a reducir, gestionar o proteger dicho sentimiento de incertidumbre. Otro de los conceptos a considerar es el de entitatividad, definido por Campbell (1958) como el grado en que una entidad, aplicado a los grupos, tiene existencia real por cuanto sus miembros comparten

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un destino común, una semejanza y una proximidad. Por ello, se pone de relieve cómo el grado de entitatividad percibida por el propio grupo influye en la identificación con el mismo. La percepción de dicha entitatividad tiene efectos dispares dependiendo de si se trata del propio grupo o de un exogrupo para la persona que lo percibe. Si se trata del endogrupo aumenta la identificación pero, si por el contrario, se trata del exogrupo lo que aumenta es la percepción de que es amenazante. En otro orden de cosas, y con respecto a las funciones que cumplen los grupos, de acuerdo con Kelly (1952), destacaríamos las dos siguientes: •

Función normativa, se manifiesta cuando una persona aspira a pertenecer a un grupo del que sus normas le sirven de referencia. Es lo que Merton y Kite (1950) denominan socialización anticipatoria, que se produce cuando el grupo de referencia no coincide con el de pertenencia y los individuos anticipan su socialización.



Función de comparación, por ello los individuos la utilizan como punto de referencia para hacer evaluaciones sobre sí mismos y sobre los demás.

Shibutani (1955) incorpora una tercera función de los grupos que es la de ordenar y estructurar su percepción del mundo en torno a unas normas y convertirse en un marco de referencia; por ello, un grupo, a través de dichas normas, puede influir incluso sin necesidad de pertenecer a él. Desde este punto de visto, el grupo de referencia aparece vinculado a la identidad social de los individuos y, como ya se ha mencionado, incluso sin necesidad de pertenecer a él. Como hemos visto, se produce una dialéctica entre la interacción de los miembros de un grupo y la identificación de estos con el mismo. Cualquier grupo humano tiene que mantener su identidad, pero, al mismo tiempo, debe responder a las demandas del entorno y facilitar el crecimiento personal de sus miembros. Cuando se acentúa el polo de la identificación, el grupo favorece la aparición de conductas de no confrontación entre sus miembros. La cohesión grupal adopta entonces la forma de la identificación con los objetivos del grupo. Este tipo de cohesión no soporta bien las diferencias entre los individuos y tiende a uniformar sus pensamientos y sus comportamientos, lo que supone un funcionamiento colectivista con pérdida de creatividad, de iniciativa y de capacidad de respuesta a las demandas del entorno por parte del grupo. Aumenta la probabilidad de que las decisiones tomadas en grupo sean erróneas. Cuando el grupo favorece la interacción entre sus miembros y permite el cuestionamiento de los objetivos, de los valores y de las normas de funcionamiento del grupo, facilita la aparición del conflicto tanto interpersonal como grupal y refuerza la identidad personal de sus miembros.

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La fusión de la identidad. ¿Qué entendemos por fusión de identidad? El concepto de Fusión de Identidad fue elaborado por Gómez y Morales et al. (2005) y además, resulta interesante traer aquí una ponencia llevada a cabo por el profesor Ángel Gómez Jiménez (UNED) titulada “Las raíces de la violencia en la adolescencia. Cuando el individuo está fusionado con el grupo”. El profesor Gómez sintetiza la “fusión de la identidad” de manera muy concisa: “Cuando los miembros de un grupo perciben que dicho grupo es una externalización de sí mismo, se considera que el individuo esta fusionado con el grupo, esto es, el individuo y el grupo se vuelven una sola cosa.” Uno de los trabajos recientes es del Huici et al. (2009) en el que propone una nueva forma de unión entre la identidad personal y la identidad social que implica una equivalencia funcional entre ellas. Ello implica, por una parte, el mantenimiento del Yo personal, singular y, por otra, un elevado compromiso del individuo con el grupo. Este elevado compromiso con el grupo, no sólo implica simpatía e identificación con el mismo, sino un fuerte sentimiento del nosotros, como ya describió Cooley (1909) Sin embargo, Cooley apuntaba a que lo que caracterizaba a estos grupos era la “fusión de individualidades en un todo colectivo”, lo que está en contradicción con el planteamiento de Huici et al., citado en el párrafo anterior y, en el que el individuo mantiene estructuralmente la identidad personal y la social, si bien, unidas funcionalmente; como cita Iñiguez, L. (2001) requiere indudablemente de un “tránsito”, entendido como un conector y, a la vez, como un proceso, la “acción de pasar”. Bien es cierto que existe una clara distinción entre la persona y el grupo, lo que no afecta que en determinados contextos, la persona puede estar tan vinculada con el grupo que la frontera entre uno y otro se vuelve difusa, y el grupo pase a ser considerado como una proyección exterior de uno mismo. En estas circunstancias, las personas llegan a estar dispuestas a realizar comportamientos extremos en favor o en apoyo del grupo. Pensemos en el yihadismo, caracterizado por la frecuente y brutal utilización del terrorismo en nombre de una supuesta yihad (esfuerzo) y con el objetivo de ser un mejor musulmán (grupo). Swann (2010) en un estudio muy relacionado con esta práctica contribuye a dar explicación sobre el por qué los terroristas suicidas están tan dispuestos a quitarse la vida. Este constructo, la fusión de identidad, está basado en la teoría de la autoverificación de Swann (1983) Esta teoría postula que los individuos buscan mostrar a los demás una imagen que arroje sobre nosotros un reflejo que nos represente tal y como nosotros nos vemos (el espejo de los demás) En palabras de Swann:

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En ese sentido no queremos engañar o, básicamente, no podemos hacerlo. Sería traicionar lo que somos. Y nadie es tan contrario a sí mismo. Lo que buscamos con la autoverificación en nuestro “yo”, tal y como lo entendemos, en los otros, porque sabemos instintivamente –sin saberlo, podría decirse- que como nos ven los demás es la medida de nosotros mismos, que son, los demás, la vara con la que nos medimos constantemente. Es decir, la teoría de la autoverificación asume que las personas basan su auto-concepto personal en el trato que reciben de los demás. Y una vez formada la auto-imagen, las personas la utilizan para hacer predicciones sobre el mundo, para guiar su comportamiento y para mantener la percepción de que el mundo es coherente. Datos de la investigación. El estudio al que pertenecen los datos es un estudio correlacional en el que han participado 150 participantes y cuyo objetivo es investigar la relación entre fusión y conductas extremas a favor del grupo. Para ello, se tomaron, en primer lugar, la medida de relación con el país (fusión) y, finalmente, la respuesta a un dilema que daba a elegir entre no hacer nada o sacrificar la vida por el bien del propio grupo. Inicialmente el cuestionario evaluaba si los participantes estaban o no fusionados con su país a través de la escala de fusión verbal (es decir, hasta qué punto sienten una “unión visceral” con un grupo, en concreto, con su país) de Gómez y cols. (2011). Esta medida sería la variable predictora del estudio. Constaba de 7 ítems tipo Likert que se evalúan con una escala que va desde 0 (totalmente en desacuerdo) hasta 6 (totalmente de acuerdo). Alguno de los ítems de esta escala son: “Mi país soy yo” o “Me siento inmerso/a en mi país”. Las personas que obtienen puntuaciones altas en esta escala están altamente fusionadas con el país, mientras las que puntúan bajo lo estarían poco. Al final de todos los cuestionarios se presentaba un dilema moral que los participantes debían leer antes de elegir una opción: bien sacrificarse para castigar a quien ha hecho daño a su grupo (por ejemplo, matando a 5 terroristas que acaban de atacar a miembros de su país, España en este caso), o bien no hacer nada y salvar la propia vida. Ésta sería la Variable Dependiente (VD) del estudio. Los 150 participantes cuyos datos presentamos a continuación, leyeron el siguiente dilema: “Imagina que conduces un tren sin pasajeros. En un punto de tu ruta, la vía se bifurca en dos. En una de esas vías hay un grupo de terroristas islamistas que acaban de cometer un atentado con numerosas víctimas mortales y que tratan de escapar. Te acaban de informar por radio del atentado y de que los terroristas se

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encuentran en la vía a la que te aproximas. Tienes la opción de dirigir el tren a la vía por la que tratan de escapar esos terroristas o seguir por la otra vía que está libre. Si eliges la vía de los cinco terroristas, no podrán escapar y los matarás, pero tú también morirás por el impacto. Si eliges la vía libre, no te pasará nada, pero los cinco terroristas escaparán. Ante el dilema que te hemos presentado, ¿qué opción elegirías? a) La vía libre. Los terroristas escaparán, pero a ti no me pasará nada. b) La vía en la que hay 5 terroristas, de modo que morirán ellos y tú también.”

Sacrificio

No sacrificio

Poco fusionados (n = 75)

34

41

Fuertemente fusionados (n = 75)

59

16

Ajustándonos ahora en los participantes poco fusionados, ¿Cuántos participantes poco fusionados se sacrificaron? ¿Cuántos no se sacrificaron? Entre los participantes en el estudio, clasificados como “poco fusionados”, 34 de ellos se sacrificaron; mientras que 41 no se sacrificaron.

Es decir, las opciones son: dejar que las cosas sigan su curso y nadie morirá o sacrificar la propia vida para matar a cinco terroristas que han atacado a tu grupo. De acuerdo con la literatura, se podría predecir que las personas altamente fusionadas tenderán a sacrificarse por su grupo en mayor medida que las poco fusionadas. Sin embargo, puede haber otras variables que estén relacionadas con la decisión. De lo que se trata es de que para el informe, consideres los datos que aquí se te facilitan y digas si se cumplen las predicciones o no, y por qué. Datos iniciales para su análisis. A continuación se presenta un resumen de los datos. Aunque la medida de fusión es una medida continua, para facilitar la interpretación de los datos se ha dividido a los participantes en dos grupos en función de su puntuación en la medida de fusión. Poco fusionados (n = 75) Fuertemente fusionados (n = 75)

Sacrificio

No sacrificio

45,3%

54,7%

78,7%

21,3%

Datos complementarios: Varones: 100 Mujeres: 50 Media de edad: 33,32 años. Desviación típica: 8,32 χ²  (1)  =  17.68,  p  =  .000   Análisis de los resultados. Centrándonos únicamente en los participantes fuertemente fusionados, ¿cuántos participantes fuertemente fusionados finalmente se sacrificaron? ¿Cuántos no se sacrificaron? Como se observa en la tabla siguiente, 59 participantes fuertemente fusionados con su grupo se sacrificaron, mientras que 16 individuos fuertemente fusionados no se sacrificaron.

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A la vista del gráfico ¿podríamos concluir que la diferencia entre los distintos porcentajes es significativa? Observando el gráfico anterior, se advierte que los individuos clasificados como “fuertemente fusionados” presentan una tasa de sacrificio mayor (78,7%) que los clasificados como “poco fusionados” (45,3%). A pesar de ello, de la simple observación de la tabla de contingencia no se puede concluir que existan diferencias significativas en las tasas de sacrificio. Por lo tanto debemos recurrir al contraste de hipótesis. Los resultados del test Chi Cuadrado que se facilitan [χ² (1) = 17.68, p = .000] indican que existe diferencia significativa en la propensión a sacrificarse o no sacrificarse según se pertenezca a un grupo u otro. Esto se ve comparando el resultado del test con el valor crítico de la tabla Chi cuadrado χ²0,01 ,1 = 10,8274 < 17,68 y observando que el p-valor es menor que α (incluso considerando el nivel de significación del 1% que es el más restrictivo) Por lo cual, se rechaza la hipótesis nula de que no existe relación entre el nivel de fusión con el grupo y la tasa de sacrificio. Discusión. Se ha comprobado que el nivel de fusión con el grupo afecta a la tasa de sacrificio, a partir de aquí sería interesante ver el efecto marginal sobre la tasa de sacrificio de estar “poco fusionado” o “fuertemente fusionado”. Para ello se podría aplicar un modelo de variable dependiente binaria, por ejemplo un Probit, para predecir la probabilidad de sacrificarse en función del grado de fusión con el grupo, la edad, el

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sexo, situación socioeconómica, etc. y calcular el efecto marginal de cada variable explicativa sobre la probabilidad de sacrificio. Conclusión. A la vista de los datos y del resultado del análisis, podemos concluir que sí existe diferencia significativa en la propensión a sacrificarse o no sacrificarse según se encuentre, el sujeto, fuertemente o poco fusionado con el grupo. Por ello podríamos concluir que los niveles medidos en cuanto a la fusión de identidad predicen de forma significativa la disposición o no al sacrificio en beneficio del grupo. Por otra parte, en la primera página de esta PEC, exponíamos que el ED había establecido dos objetivos específicos, el primero de ellos era determinar si las personas que están identificadas o

fusionadas con su grupo están más dispuestas a realizar comportamientos a favor de su grupo; entiendo que a través del análisis de los datos esta hipótesis ha quedado suficientemente argumentada; sin embargo, también se establecía un segundo objetivo que trataba de comprobar si las personas que están identificadas o fusionadas con su grupo, están más dispuestas a mantener actitudes negativas y/o realizar comportamientos en contra de otros grupos (exogrupos). Pues bien, creo que para este segundo objetivo no tenemos información suficiente que nos permita concluir la falsación de la hipótesis nula, por lo que, a mi juicio, debe quedar sin resolver. Sin perjuicio de lo anterior, y como se ha comentado anteriormente, debería profundizarse también cuál o cuáles serías las respuestas en función de las características socioeconómicas de los sujetos. n

Bibliografía y fuentes de información. • • • •



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