La esperanza como vacío de la memoria En Llama de amor viva de San Juan de la Cruz

July 3, 2017 | Autor: M. Vilches Real | Categoría: Teologia
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Descripción





Pontificia Universidad Católica de Chile - Facultad de Teología













"La esperanza como vacío de la memoria
En Llama de amor viva de San Juan de la Cruz"















Alumno: Marcio Vilches Real - 28 de noviembre de 2014
Introducción

El presente trabajo pretende responder una pregunta metódica y comprobar una hipótesis. La pregunta es ¿De qué manera la virtud teologal de la esperanza hace vacío en la potencia de la memoria, desde dentro? Y la hipótesis que se plantea es la siguiente: La virtud teologal de la esperanza hace vacío en la potencia de la memoria disponiendo en ella un deseo de unión (posesión de Dios) que olvida lo creado y mediante el "recuerdo" se realiza dicha unión en lo más interior del alma.
Para este trabajo he realizado una lectura general de la obra, luego he buscado distintas fichas de conceptos relevantes para quedarme finalmente con las fichas de memoria y recuerdo, esta última referida a la canción cuarta de la obra.
Siguiendo la argumentación del Santo Carmelita Descalzo he ordenado las fichas para vislumbrar la comprobación de la hipótesis. También he complementado la reflexión citando el artículo de Elizabeth Wilhelmsen "La memoria como potencia del alma en San Juan de la Cruz", Pedro Laín Entralgo, su artículo "La memoria y la esperanza en san Juan de la Cruz" y André Bord su libro "memoria y esperanza".


1.- Potencias del alma

Para San Juan de la Cruz, la memoria es la potencia o facultad que posibilita el funcionamiento del hombre como ser histórico o temporal. Esta noción puede expresarse de otra forma: la memoria proporciona al hombre su posición única entre los seres meramente corpóreos y los puramente espirituales, en el sentido específico de que para los primeros no hay más que flujo y discontinuidad, mientras que para los segundos, todas las cosas se intuyen en simultaneidad atemporal.

2.- Qué es la memoria

La memoria para San Juan de la cruz, siguiendo lo que ha dicho en Subida del monte Carmelo, es la "potencia del alma por cuya virtud ésta conserva" (2S 16, 2; 3S 7,1) y "puede reproducir" (3S 13, 6 y 7; 3S 14, 1). La memoria está compuesta por las noticias y las formas que recibió en el pasado. La memoria se presenta en tres ámbitos bien concretos, el primero en el natural donde las aprehensiones "naturales", dentro de la clasificación del santo, son las que proceden de los cinco sentidos corporales. El segundo es el imaginario o imaginativo, donde las aprehensiones "imaginarias", así llamadas por causa de su asiento, la imaginación —actividad mental cualitativamente distinta de la mera reproducción memorativa de una percepción sensorial anterior—, pueden ser, a su vez, naturales y sobrenaturales. Las aprehensiones imaginarias naturales proceden del ejercicio activo de nuestra capacidad de fantasear, las sobrenaturales, en cambio, son pasivamente infundidas por Dios en el alma, bajo forma o noticia de visión, revelación, locución o sentimiento (3S 7, 1). En tercer lugar las aprehensiones "espirituales", carentes de "imagen y forma corporal", pero no menos susceptibles de reminiscencia, en cuanto sujetas a "forma o noticia, o imagen espiritual" (3S 14, 1). San Juan refiere taxativamente estas aprehensibles espirituales a "las inteligencias de verdades desnudas", esto es, a las noticias que Dios puede poner en el entendimiento del hombre, bien acerca de su divino ser, y entonces el alma siente "altísimamente algún atributo de Dios", bien acerca "de las cosas que son, fueron y serán" (2S 26, 1). Lo cual equivale a decir que tales noticias de verdades desnudas "son en dos maneras: unas increadas y otras de criaturas" (3S 14, 1 y 2S 26, 1). En suma, cinco tipos de aprehensiones: naturales, imaginarias naturales, imaginarias, sobrenaturales, espirituales increadas y espirituales de criaturas. Pero, cualquiera que sea su índole y su origen, todas pueden ser parte del contenido de la memoria y todas por consiguiente, son susceptibles de conservación y de reminiscencia.

La memoria en el libro de Llama de amor viva, que es el texto que nos ocupa la atención más detenida, sigue lo ya explicado en Subida del monte Carmelo, como lo señala el propio santo, pero enriquece su discurso con algunas nociones específicas que señalo a continuación.
Comparando lo que describe acerca de las otras potencias del alma, entendimiento y voluntad, con la memoria expresa un carácter más complejo y profundo, se refiere al vaciamiento como "deleitándome" en la "sustancia del alma" "con torrente de tu deleite", "en tu divino contacto" "y junta sustancial según la mayor pureza de mi sustancia y capacidad y anchura de mi memoria". Con lo anterior describe un espacio de intimidad e identidad donde la memoria, como potencia del alma, tiene su acción. La sustancia Divina toca acá al alma y le absorbe en el Espíritu Santo como sabiduría.
La memoria configura la identidad de la persona, pues es la que guarda en su depósito la historia personal, los recuerdos, experiencias, proceso de conocimiento del mundo, pensamientos, sueños y algo muy importante, la proyección de la propia identidad e historia al futuro expresado como esperanza.
Tan radical es el nexo de la memoria con el alma que su purgación supone una "grave noticia de sus miserias" y "el ojo espiritual está muy claro en el conocimiento propio". Es importante señalar que aun cuando la purgación del entendimiento por la fe supone la noche del no saber, la purgación de la memoria es un tipo de saber y conocer pero de una realidad sustancial del ser humano: su radical dependencia a su creador y su infinita y desproporcionada distancia con el hacedor, sin el cual nada puede hacer.

3.- Vacío en la memoria

De cómo la memoria es purgada o vaciada lo explica en varios textos. En LB 1, 27 dice: "porque vive en esperanza todavía, en que no se puede dejar de sentir vacío, tiene tanto de gemido, aunque suave y regalado, cuanto le falta para la acabada posesión de la adopción de hijos de Dios, donde, consumándose su gloria, se quietara su apetito".
En las otras potencias este vacío o purgación le proporciona al alma "grandes tinieblas" respecto al entendimiento, "grandes sequedades" respecto a la voluntad y respecto a la memoria "grave noticia de sus miserias". Si a las otras potencias el vacío es faltando algo o quitándole algo (luz a las tinieblas, afecto a la sequedad) en la memoria aparece añadiendo una noticia o comunicación de Dios al alma que se refiere a su más íntima realidad de creatura limitada. Es decir, en la memoria el vacío es por una especie de intercambio íntimo entre lo que Dios sabe de sí y lo comunica revelando lo que en realidad el hombre no reconoce de sí, su miseria. Esto, además, se expresa en desamparo y suma pobreza, seca, fría y a veces caliente. No hay alivio, parece que Dios se ha hecho cruel contra el alma y desabrido.
La purgación es externa "embistiendo" con luz y calor de la divina llama que es esquiva porque está fuera. Junto a esto esta purgación supone un paso de muerte del hombre viejo a vida nueva que es el tránsito del uso de las potencias en "cosas del siglo y los apetitos y gustos de criaturas" a operaciones divinas donde la memoria que percibía figuras y fantasmas de las criaturas es trocada, por medio de esta unión a tener no ya la relación temporal con el mundo y sus necesidades infinitas sino a "tener en la mente los años eternos" de Dios donde el apetito natural es trocado de gustar el sabor de las criaturas al sabor divino, que es movido y satisfecho en el "deleite de Dios", porque está unido con Él y "ya solo es apetito de Dios".
Surge ahora la pregunta del para qué de este vacío. San Juan de la Cruz explica que las potencias no purgadas hacen que no sientan "el vacío grande de su profunda capacidad" porque cualquier noticia les embaraza de modo que se llenan de lo que no es Dios. Las potencias, por tanto deben estar vacías y limpias de toda aprehensión externa, así en estado de purgadas, la sed y hambre del sentido espiritual penan, pues, el manjar que echan de menos (Dios) es profundo. En este punto cuando el alma está completamente purificada y vacía de aprehensiones, antes que llegue la esperada unión, experimenta el alma una dolorosa y dramática transición, penar sed más que morir, penar con amor impaciente y no puede estar mucho sin recibir o morir.
En esta tercera caverna que es la memoria el vacío es deshacimiento y derretimiento del alma por la posesión de Dios y gime el alma: "Revolviendo estas cosas en mi corazón, viviré en esperanza de Dios".


4.- Esperanza

"La tercera caverna es la memoria, y el vacío de ésta es deshacimiento y derretimiento del alma por la posesión de Dios, como lo nota Jeremías (Lm. 3, 20) diciendo: (…) Con memoria me acordaré, (…), mucho me acordaré, y derretirse a mi alma en mí; revolviendo estas cosas en mi corazón, viviré en esperanza de Dios".
La purificación de la memoria es hacer que el deseo ontológico de santidad emerja. Es decir, el deseo por las aprehensiones del mundo se ve cambiado en un deseo por posesión de Dios y nada más que Dios. Esta es la comunión con Dios en el Espíritu, la vida de los bienaventurados.

"En estado de unión perfecta dejan de producirse las suspensiones de la actividad memorativa: "Y estas suspensiones es de notar que en los perfectos no las hay". El alma vive el tiempo. Recuerda lo que conviene a su menester; (…) movida desde dentro de ella por la luz y el consejo del Espíritu Santo. Cabe decir que, bajo las más varias especies y acciones, el alma recuerda en Dios y a Dios. Espera, en fin, que la unión por ella gozada, siempre parcial y admisible durante la existencia terrena (…) se trueque en junta total y definitiva. A través de sus distintas vicisitudes sucesivas, espera a Dios y en Dios. De ahí que, en ese estado, la memoria se halle fundada en la esperanza; recordar consiste en esperar".

5.- Acción del Verbo en la sustancia del alma

Existe un término que se refiere al despertar de Dios en el alma, es ya el proceso de la unión espiritual. "Recordar", según el uso del Santo Carmelita es despertar. Comentando la canción 4 de Llama explica que la unión de Dios con el alma produce dos efectos, primero el recuerdo de Dios en el alma en modo de mansedumbre y amor, y el efecto de aspiración de Dios en el alma, en su modo de bien y gloria, para enamorarla delicada y tiernamente. Este recuerdo (despertar) se realiza en el centro y fondo del alma, en la pura e íntima sustancia del alma, de manera secreta y callada, en unión y semejanza del que recuerda de su sueño (despierta), respira. Pero existen muchas maneras de recuerdos, la diferencia con este en particular es quién lo realiza en el alma: "Este recuerdo es un movimiento que hace el Verbo en la sustancia del alma" y es con grandeza, señorío, gloria e íntima suavidad. Ocurre aquí un aspecto muy importante en el proceso de unión, el alma modifica o trueca su manera de conocer, allí todos descubren las bellezas de su ser, de virtudes, de hermosura y gracias. Conoce mejor en su ser que en las mismas cosas. Y experimenta grande deleite de este recuerdo, ya que puede conocer por Dios las criaturas (esencial) y no por las criaturas a Dios (trasero), es decir, conoce los efectos por su causa y no la causa por los efectos.
Se puede pensar que esta acción completa es un movimiento de Dios en alma y esta queda quieta. En realidad el Santo explica que sucede lo contrario. "Dios no se mueve realmente", al alma le parece que en realidad se mueve, pero en realidad el alma es movida e innovada por Dios, donde de esto se desprende que le descubre al alma tanta novedad de aquella divina vida, ser y armonía, donde toma la causa del nombre del efecto (Sb 7, 24). Es el principio de todo movimiento y permaneciendo en sí estable todas las cosas innova.
Este último concepto es muy interesante, innovar tiene relación con algo que existe pero que no se ha visto antes, nadie lo ha visto y abre las posibilidades completas de la memoria de deleitarse en la sorpresa de lo nuevo. La virtud de la esperanza posee este mecanismo, la vida futura aparece como una permanente sorpresa. La esperanza es la irrupción de la novedad de las promesas de Dios en la vida del hombre uniéndoles íntimamente: "Nuestro recuerdo es recuerdo de Dios". Dios en esta unión en la memoria le quita al alma muchos velos y cortinas para poder verle como Él es, entonces, translúcese y viséase algo entreoscuramente algo de aquel rostro lleno de gracias.


Conclusión

La purgación de la memoria que es vacío en ella, va configurando la relación del hombre en el espacio tiempo. El tiempo de lo cotidiano es traspasado por el eterno, las realidades futuras se acercan radicalmente a presente porque la raíz y fuente de todas las promesas ha recordado en el seno del alma, es decir, Dios ha despertado en lo más profundo del ser del hombre purgado de todas las aprehensiones temporales y actividades naturales de la memoria. La vida sobrenatural se ha empoderado de la vida de hombre, este ya no encuentra sosiego sino en la voluntad de Dios. Desde dentro Dios viene embistiendo al alma suave y delicadamente, el Espíritu Santo realiza la transformación en Cristo. La vida trinitaria se desenvuelve en el alma.
La pregunta metódica planteada en la introducción sirve de guía para comprobar la hipótesis.
¿De qué manera la virtud teologal de la esperanza hace vacío en la potencia de la memoria, desde dentro? La virtud teologal de la esperanza, en cuanto virtud teologal no es solo una esperanza hacia un futuro proyectado como fenómeno antropológico sino que en su propia configuración va en unión del Dios de Abraham, Isaac y Jacob; un solo Señor para tres dimensiones temporales del ser humano. La esperanza, como unión con Dios, se expresa en deseo de más unión. Dios activamente y el alma pasivamente se relacionan en unión y participación para llegar a afirmar: "la sustancia de esta alma aunque no es sustancia de Dios, porque no puede sustancialmente convertirse en él, pero, estando unida, como está aquí con él y absorta en él, es por participación Dios, lo cual acaece en este estado perfecto de vida espiritual, aunque no tan perfectamente como en la otra y de esta manera. Está muerta el alma a todo lo que era en sí, que era muerte para ella, y viva a lo que es Dios en sí. Y por eso, hablando ella en sí, dice bien en el verso: Matando, muerte en vida la has trocado". "Hace vacío en la potencia de la memoria disponiendo en ella un deseo de unión (posesión de Dios) que olvida lo creado y mediante el "recuerdo" se realiza dicha unión en lo más interior del alma".



"La memoria considerada en sí, es decir, aislada de las otras potencias racionales, aparece en su obra como recipiente de imágenes y de información. Describe la memoria el santo reformador como "archivo y receptáculo del entendimiento, en que se reciben todas las formas e imágenes inteligibles, y así, como si fuese un espejo, las tiene en sí empleando a veces términos metafóricos como "archivo", "receptáculo", "caverna", "espejo", y a veces sin ellos, reiteradamente figura la memoria en sus textos como sujeto del verbo "poseer", y como instrumento real de posesión: posesión de todo lo que hemos experimentado y aprehendido; lo cual significa posesión de nosotros mismos, pues nos conocemos exclusivamente en nuestras circunstancias históricas y por medio de ellas". En Elizabeth Wilhelmsen , La memoria como potencia del alma en San Juan de la Cruz, pág. 92.
Cf. Elizabeth Wilhelmsen, La memoria como potencia del alma en San Juan de la Cruz, pág. 93.
Cf. Pedro Laín Entralgo, "La memoria y la esperanza, san Agustín, san Juan de la Cruz, Antonio Machado, Miguel de Unamuno", Madrid, 1950. Pág. 54- 55.
"Los sentidos corporales proporcionan el sentido común de las formas de fantasía de los objetos; (la memoria) es el receptáculo y archivarlos "(LB 3,69).
"La intensión de esta purgación y cómo es en más y cómo en menos, y cuándo según el entendimiento y cuándo según la voluntad, y cómo según la memoria, y cuándo y cómo también según la sustancia del alma, y también cuándo según todo, y la purgación de la parte sensitiva y cómo se conocerá cuándo lo es la una y la otra, y a qué tiempo y punto y sazón de camino espiritual comienza, porque lo tratamos en la noche oscura de la Subida del Monte Carmelo, y no hace ahora a nuestro propósito, no lo digo" LB 1 , 25.
Para más detalles ver en San Juan de la Cruz, Subida del monte Carmelo, (Ed. De Espiritualidad, Madrid).
Cf. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva, (Ed. De Espiritualidad, Madrid) 1, 7.
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…1, 20.
Cf. André Bord, mémoire et espérance : Juan de la Cruz considera deliberadamente que la memoria es una facultad de la mente independiente de la inteligencia y la voluntad. Se unió a Dios por medio de la virtud teologal de la esperanza: "Por lo tanto para hacer frente a los medios de la introducción de las tres potencias del alma, el intelecto, la memoria y la voluntad, en esta noche espiritual - que es la manera de alcanzar la unión con Dios - es necesario explicar (...) cómo las tres virtudes teologales - fe, esperanza y caridad, que se refieren a estos tres poderes como sus propios objetos sobrenaturales y por la que el alma se une a Dios de acuerdo con sus poderes - son los mismos vacía y la misma oscuridad, cada uno en su poder: la fe en el entendimiento, la esperanza en la memoria y el amor en la voluntad "(S 2,6,1).
Cf. San Juan de la Cruz, Llama… 3, 20.
Cf. San Juan de la Cruz, Llama… 3, 25.
Cf. San Juan de la Cruz, Llama… 3, 33.
Cf. San Juan de la Cruz, Llama… 3, 34.
LB 3,18. "Cuanto a lo primero, es de notar que estas cavernas de las potencias, cuando no están vacías y purgadas y limpias de toda afición de criatura, no sienten el vacío grande de su profunda capacidad; porque en esta vida cualquiera cosilla que a ellas se pegue basta para tenerlas tan embarazadas y embelesadas que no sientan su daño y echen menos sus inmensos bienes ni conozcan su capacidad. Y es cosa admirable que, con ser capaces de infinitos bienes, baste el menor de ellos a embarazarlas de manera que no los puedan recibir hasta de todo punto vaciarse, como luego diremos". Cf. San Juan de la Cruz, Llama… 3, 18.
Cf. San Juan de la Cruz, Llama… 3, 18.
LB 1, 27 "La esperanza es la virtud teologal que hace vacío en la memoria y le une a Dios. Porque vive en esperanza todavía, en que no se puede dejar de sentir vacío, tiene tanto de gemido, aunque suave y regalado, cuanto le falta para la acabada posesión de la adopción de hijos de Dios, donde, consumándose su gloria, se quietara su apetito".
LB3 21, 21
3S 2, 5
3S 2, 13
3S 2, 8 y 9
Cf. Pedro Laín Entralgo, "La memoria y la esperanza, san Agustín, san Juan de la Cruz, Antonio Machado, Miguel de Unamuno", Madrid, 1950, Pág. 78.
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…LB 4, 1-3
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…LB 4, 4
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…LB 4, 5
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…LB 4, 6
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…LB 4, 6
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…LB 4, 9
Cf. San Juan de la Cruz, Llama…LB 4, 7

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