La Enseñanza de las Ciencias Jurídicas como Factor de Movilidad Social

Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Acatlán Departamento de Formación Docente y Superación Académica Programa Institucional de Adjuntías 2014-II Licenciatura en Derecho

La Enseñanza de las Ciencias Jurídicas como Factor de Movilidad Social. Víctor Hugo Domínguez Loera1.

"Es cosa amable hacer el bien a uno solo; pero más bella y más divina es hacerlo al pueblo y las ciudades". Aristóteles.

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ensibilizar el proceso de enseñanza-aprendizaje de las ciencias jurídicas como un factor de movilidad social, es un reto de la docencia en la educación superior, el cual puede ser abordado desde distintas líneas de análisis y en consecuencia cada una de éstas tendría matices específicos al momento de su descripción. Por esta razón, el presente trabajo no pretende tener una mirada totalizadora sobre dicha problemática, sino que únicamente se limita a aportar una visión crítica sobre la enseñanza del Derecho en nuestro país y la influencia que ha generado en parte el modelo económico imperante de nuestro tiempo. El modelo económico de producción actual en México, poco a poco ha generado que las políticas educativas limiten la enseñanza en las escuelas únicamente a la obtención de saberes básicos necesarios para insertar en el menor tiempo posible a las personas en el mundo laboral. Al respecto Hugo Casanova Cardiel, Investigador Titular C del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sostuvo en entrevista para el periódico La Jornada en el año 2011, siendo presidente del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), que “la educación en México ha dejado de ser un factor determinante de movilidad social, 1

Adjunto bajo la modalidad de Servicio Social en la asignatura Derecho Constitucional Mexicano del cuarto semestre de la licenciatura en Derecho.

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debido, entre otras razones, a que la economía nacional juega un papel periférico en el escenario mundial y para ello le basta absorber cuadros con los niveles educativos más elementales” (Avilés, 2011). Lo anterior me ha llevado a reflexionar sobre la manera en la que dicha situación ha impactado respecto de los saberes de una categoría del conocimiento tan importante en la regulación y sostenimiento de la vida en sociedad, como es la rama de las ciencias jurídicas. La enseñanza del Derecho en la actualidad, ha limitado socialmente la perspectiva que existe del jurista o licenciado en Derecho, acotando el imaginario colectivo sobre estos profesionistas sólo a la figura del abogado, es decir a la de aquél que dedica su actividad profesional únicamente a postular en los foros jurisdiccionales (actividad comúnmente mal llamada “litigio”), lanzando año con año al campo laboral una gran cantidad de técnicos en Derecho que hacen a un lado, y además menosprecian, toda la diversidad de actividades que un verdadero profesional en la materia podría ejercer. Cada vez es más común observar en los planes de estudios de las universidades donde se imparte la licenciatura en Derecho, la incorporación de asignaturas cuyo contenido consiste en especializar la enseñanza de la práctica forense y el Derecho Procesal, dejando fuera cursos completos que aportan saberes relacionados al conocimiento de la esencia misma de las ciencias jurídicas, así como los contextos teóricos, políticos, sociales, culturales e históricos que derivaron en la creación de determinados preceptos legales que nos rigen actualmente, enfocando a las y los educandos, futuros profesionistas, solamente a la aplicación de dichas normas, sin generar un interés por discernir cuál es el sentido y la razón de su existencia dentro de un sistema jurídico, tanto a nivel nacional como internacional. Lamentablemente no parece ser amplia la discusión entre las y los docentes respecto a este tema, siendo que debe ser una responsabilidad de la academia replantear la idea y la finalidad que tiene la enseñanza del Derecho, para lograr sensibilizar sobre la importancia de éste con una perspectiva social, crítica y de servicio a la comunidad, reestructurando el proceso de enseñanza-aprendizaje de las ciencias jurídicas, dando mayor preponderancia al sentido de vocación y ética para la adquisición y aplicación de estos saberes, en lugar de la ambición por alcanzar un mejor nivel de vida, lo cual también es válido siempre que se acompañe de las características previamente enunciadas.

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Lo expuesto previamente orienta a la conclusión de que para hacer frente a un modelo económico de producción generador de miseria, desigualdad y marginación, es necesario transformar la manera en la que se imparte la educación de forma general y en lo particular la orientada a la enseñanza del Derecho, volviéndolo un factor de movilidad social, emancipador y que busque constantemente garantizar más derechos y libertades para las personas, dejando así de ser percibido como un instrumento de control, perpetuador de la opresión y la alienación de quienes nos regimos bajo determinadas normas jurídicas. El reto para llegar a la meta esperada comienza desde la propia labor docente, por ello es necesario tener profesores con un profundo compromiso hacia la educación y que en el caso específico de las ciencias jurídicas no sólo ejerzan la abogacía como actividad profesional, sino que además sean verdaderos juristas que piensen, hablen y escriban el Derecho con la intención de compartir sus saberes a la otra y el otro, sin esperar más retribución que el ser parte del proceso de formación de licenciados en Derecho, profesionistas e investigadores, generadores de nuevos saberes que aporten al campo de conocimiento que han elegido como opción de vida. Fuente Consultada. 

Avilés, Karina. (2011, 15 de septiembre). La educación ya no es factor de movilidad social, debido al modelo económico: Comie. La Jornada. Recuperado de http://www.jornada.unam.mx/2011/09/15/sociedad/041n1soc

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