La empresa multinacional

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Descripción



Gamboa Jiménez Luis Adolfo
La empresa multinacional como actor globalizante: inhibidor y desinhibido

Introducción
La empresa multinacional funciona como un constructor expansivo del "palacio de cristal" del último lapso de la globalización. Por una parte, representa la culminación de un proyecto expansivo que trajo consigo el trafico global irrestricto y la cobertura terrestre por una esfera de medios de comunicación que significa la supresión de las distancias. En esa realidad esférica el proyecto histórico de conquista occidental queda terminado al compactarse los horizontes de la Tierra. Por tanto se da paso a la era de la multilateralidad, donde los Estados-naciones no pueden actuar en solitario. Sin embargo, la ambición y la desinhibición cambian de manos hacia actores no-estatales. En este escrito se limitará al análisis de las multinacionales.
¿Qué es el "palacio de cristal"?, y ¿cómo actúa la empresa multinacional cabe él y fuera de él? La primera pregunta se traduce en una analogía de Sloterdijk en la cual se rescata aquella primera feria mundial en Londres, donde productos y personas de todo el mundo compartían las mismas paredes. La configuración espacial de este mercado mundial humano al alcance de cualquiera y protegido del exterior provoca una sensación de totalidad que no deja de ser excluyente. Dicho territorio se convierte en un invernadero humano donde todo lo exterior se vuelve interno y climatizado por una cultura del deleite y el consumo. En este contexto aparece la empresa multinacional, la cual por una parte, crea andamios para el palacio al dar forma al mercado mundial. Pero, por otra parte, mantiene actitudes unilaterales de riesgo y conquista hacia aquellos espacios que prometan ganancias.
La historia de la unilateralidad reside en la expansión europea por el mundo en la cual se llevaron a cabo relaciones asimétricas dominadas puramente por los actores del viejo continente, puesto que estos eran los únicos que se dirigían al resto de la humanidad sin tener una respuesta similar. En aquellos tiempos el Estado-nación moderno se conformó y de la misma manera tuvo su apogeo como actor en sí mismo, tanto en lo político como en lo económico. Sin embargo, esto termina en 1945 tras la Gran Guerra aunque Sloterdijk sugiere también 1974, año de independencia de las últimas colonias portuguesas en África.
Para nosotros resulta más conveniente la segunda fecha por su cercanía con la era neoliberal y la configuración de la multinacional como modelo empresarial dominante frente a la trasnacional. Como quiera que sea, el Estado-nación entra en un estado de relajación e inhibición de la acción a causa de la cercanía de las comunidades humanas y el obligado diálogo; en la comunicación se incluye necesariamente al otro y esto sustituye el acto aislado por la cooperación. Es así, que muchas de sus funciones son arrancadas hacia el exterior gris y no delimitado de lo cosmopolita por mano de autores neoliberales, tal cual las multinacionales. Siendo la desinhibición y la unilateralidad los elementos más interesantes que han extraído para sí, puesto que son estos los que los impulsan a complacer el apetito por la praxis y la satisfacción por la asimetría y el lucro.
Sin embargo, pese a la relajación de las formaciones clásicas del Estado-nación, eso no implica que este haya perdido toda autoridad frente a los nuevos actores globales, por el contrario, -pensando en Bob Jessop-, se puede decir que ambos conviven y han de crear alianzas en distintas escalas, en especial considerando que el mundo no se puede asumir como simétrico. Pese a que la figura de la empresa exterior ha devenido multinacional y con ello ha flexibilizado sus mecanismos y por ello no es afectada de la misma manera por las condiciones locales como lo era la transnacional, no puede dejar de ignorar lo local, es el redescubrimiento de lo incomprimible.
Cambio de manto
Durante siglos, el objetivo de todo viaje de aventura y exploración era regresar a los emplazamientos de origen y con ello crear rutas que permitieran el tránsito, lo cual implica poder ir, pero también volver; no sólo en el aspecto humano, sino también en cuanto al capital. En un principio se trató de travesías peligrosas y sin garantía alguna de retorno: "o puerto o muerte". Sin embargo, las aparentes riquezas eran un motivo de ánimo y especulación que impulsaron las inversiones reales hacia la aprehensión del mundo como imagen. Es allí que se da una mimesis entre los barcos y el dinero: ambos son lanzados al mar con la esperanza de un bienaventurado regreso a casa con mayor esplendor. La idea se antoja como una locura en el siglo XVII, sin embargo, aparecieron formas de aseguramiento, como la previsión y la diversificación –primer antecedente de lo multinacional-. "Como todo burgués sabe calcular, apuesta por la diversificación".
El objetivo de la historia europea fueron la expansión y la colonización, mas con ellos siempre fue implícito un sistema mundial. Se puede hablar del fin de la historia a partir de que esto fue cumplido; Europa ha perdido iniciativa frente al mundo y sin embargo se hereda la figura del mercado mundial. Vivimos en el ocaso del Estado-nación como autor y con ello damos paso a una era global de una domesticación cultural en la cual el flujo inverso ya no sólo es de capital, sino de personas. Inevitablemente el estar cabe-sí en las comunidades humanas resulta ya imposible, no se puede ignorar a los demás en el mundo del riesgo. Es así que los atributos unilaterales y de desinhibición del Estado-nación le son despojados. Estando toda la humanidad en un mismo punto en el Universo, las estructuras políticas locales no pueden sino dialogar y entrar en un "juego de roles".
Empero, toma forma la empresa multinacional en estricto sentido en los años 70 del siglo pasado. Por una parte, ocupa los lugares externos, sobre todo económicos de los antiguos Estados-nación, porque, ¿quién puede dialogar con la multinacional? Se prefigura como heredera de los aventureros europeos, de allí que acertadamente se conciba a las inversiones de este tipo como "venture capital". Las multinacionales adaptan una ambición de praxis por el lucro con una tendencia a actuar por sí solas, tratando siempre de conseguir el mejor rendimiento y protegerse de la competencia. El manto de unilateralidad estatal ha sido transferido con éxito a la exterioridad de los autores neoliberales.
Por otra parte, toma forma como el modelo de corporación de producción capitalista, ayudando a estrechar aún más las fronteras, pero sobre todo, los mercados. Es así que ayuda a fomentar la ilusión de interioridad de la humanidad. El invernadero donde un proceso de auto-hipnosis y deleite fomenta la ignorancia sobre lo tremendo. En esta medida las trasnacionales fomentan la desinhibición y con ello la posibilidad de nuevos actores. Condicionados por el poder adquisitivo propio presenciamos ciegamente la cristalización de un sistema mundo triunfal. De tal forma que Sloterdijk menciona que: "El capitalismo implica el proyecto de trasladar la vida entera de trabajo, deseo y expresión de los seres humanos, captados por él, a la inmanencia del poder adquisitivo".
Esbozos de la multinacional
Antes y durante los años 70 las corporaciones estaban bastante limitadas en cuanto a su posibilidad de movilidad alrededor del globo. Tal cual se puede percibir en las investigaciones de esa época de la mano de John Dunning se lee el relato de la reticencia de los países menos desarrollados a aceptar la inversión directa, a causa de un discurso nacionalista y xenófobo, a pesar de los posibles beneficios. El tráfico de mercancías existía, así como empresas con plantas en distintos países, sin embargo la estructura organizativa de la corporación era mucho más definida y rígida.
Ese tipo de empresa corresponde a un modelo conocido como "transnacional", que además caracterizaremos por no tener el potencial de apalancamiento o influencia de sus contemporáneas, así como estar limitada a invertir de una forma más segura. Este momento de las empresas se definió primordialmente por la exportación de maquinarías y apertura de plantas en donde existiera una ventaja de producción relativa. Es así que esta táctica expansiva se dedicó más a la producción que a la búsqueda de nuevos mercados, además de resentir bastante el clima político de los países cedes. De allí que se buscara países estables, aunque estos no congeniaran con la idea de la inversión extranjera.
Con el regreso del libre mercado y una nueva forma de organización de las corporaciones focalizado en la ya mencionada diversificación se configura el modelo de multinacional. Este se caracteriza por una amplia flexibilidad y una gran autonomía tanto en lo financiero como en lo político. "Esta transición de un sistema corporativo jerárquico a uno interconectado implica una complejidad que afecta directamente el control, la autonomía y soberanía estatal" Es así que el Estado-nación parece replegarse a cumplir funciones fundamentales y deja no sólo vacíos de acción a los autores multinacionales, sino que entrega también atributos y potenciales de acción.
La corporación multinacional no existe como tal jurídicamente, sino que se trata de conglomerados basados en el modelo de "subsidiarias". Se basa en una descentralización impensable que permite la mayor cantidad de rédito y a su vez en una reducción del riesgo en la medida en que la inestabilidad política o social, ya no representa una amenaza efectiva a la producción. Puesto que ya no se trata de una planta que construye todo en un país extranjero, sino de una estructura cuasi-horizontal de diversas plantas a lo largo del planeta especializadas en artículos que en lo individual pueden llegar a ser prescindibles.
Así mismo, esto fomenta el comercio interno entre el propio conglomerado, que le permite acrecentar incluso más sus ganancias y a su vez su influencia sobre los Estados que pretenden mostrar una balanza de pagos saludable. La clave para aquellas corporaciones que pretendan expandirse en gran medida es la flexibilidad y autonomía dada por los convenios comerciales y exacerbados por los tratados de libre comercio. Esto permite una inversión en distintos ámbitos y niveles; con ello una estructura en forma de rizoma y de fortaleza en la acefalía: "En el mundo del éxito de la empresa consiste en su flexibilidad para integrarse y manejarse en cada uno de sus ámbitos"
Otro de los grandes giros característicos de la multinacional es que ya no sólo se dedican a instalarse en el extranjero por las ventajas productivas como las trasnacionales. Sino que, ahora ven los países "objetivo" como mercados potenciales, la producción pasa a un segundo plano frente a la distribución y el desarrollo empresarial. Por tanto, el palacio de cristal se amplia y con él el mercado global y la percepción soporífera de que todo se encuentra al alcance de la mano, la única condición es el potencial adquisitivo de cada individuo. Estas cualidades otorgan el protagonismo de la corporación multinacional en la era contemporánea, al provocar en los empresarios no sólo las herramientas para mantener el sistema mundo, sino para ampliarlo aún más.
Es en la modalidad de mercados potenciales donde las multinacionales más resienten las particularidades locales, puesto que si bien todo podría estar a disposición de las poblaciones locales, no así a su alcance. Es así que vemos que muchas empresas dedicadas a los bienes y servicios de lujos se mantienen aún en los países con poblaciones con mayor ingreso y que incluso se niegan a participar en el mercado electrónico. Por otra parte, también por este tipo de cuestiones es que se puede ver comida vegetariana en los McDonals de la India, vino en las sedes francesas o refrescos extravagantes en los restaurantes japoneses de dicha empresa. Es allí donde se puede percibir en un pequeño pliegue la falsedad de declaraciones como "the global is the local without borders".
Exterioridad y asimetría: conclusiones
Como se ha mostrado hasta ahora se puede decir que tanto Estado-nación como empresa multinacional han cooperado de tal forma que el primero ha dejado diversas estructuras administrativas y económicas al exterior empresarial. En un primer punto como algo conveniente para ambos, en la medida en que la inversión extranjera directa tiene beneficios claros; así mismo, en tanto la multinacional se vuelve fundamental para la cristalización del sistema mundo y con ello el control social con base en la ilusión material del mercado mundial al alcance de la mano. En ese aspecto es un agente inhibidor del surgimiento de nuevos autores en tanto crea una facticidad en el centro de vida de cualquier humano: el poder adquisitivo como condición de vida.
Sin embargo, la idea de la cooperación y mutua desinhibición entre Estados-naciones y multinacionales desaparece en tanto las últimas aprovechan toda asimetría en los mercados, desigualdad en la competencia con los locales, así como los vacíos legales y de poder para hacerse presentes con una embestida de unilateralismo. Lo que los hace devenir uno de los pocos autores en la actualidad y con ello invasores del mundo. "La competencia imperfecta, la diferencia del producto y las barreras del comercio, explican la existencia de las EPM (multinacionales)".
Por otra parte, la adicción de los Estados-nación a la inversión extranjera directa como fuente de tecnología, empleos, desarrollo, productos, maquinaría, etc., provoca que no sólo exista un poder económico en el exterior fuera del control estatal, sino que exacerba las asimetrías y el poder de las corporaciones. De allí que aparezca una cantidad inusitada de lobbies en cada país en representación de los intereses políticos del sector empresarial, ahora con la capacidad no sólo de un poder fáctico cualquiera, sino a veces de tutear e incluso, a veces, subordinar la unidad política local a la amplitud económica exterior.
El exceso de influencia provoca seguridad para los empresarios, un fundamento para justificar su ambición de actuar y por un tanto es el síntoma principal de la desinhibición que se presencia en las multinacionales. Este es su leitmotiv para evitar la domesticación y la cooperación que de alguna forma parece comenzar a desbordarse en los ámbitos cultural y político. Es así que este tipo de corporaciones trata de escribir una historia en la que aparezcan como los únicos que se dignan de pasar a la praxis, sin mencionar que luchan por limitar y acomplejar a todo aquel con potencial de convertirse en sujeto. El motor de la desinhibición de la empresa multinacional es la inhibición de todo opositor.
La gran cuestión reside en la cada vez más fuerte capacidad para actuar rápidamente de las multinacionales. En tanto flexibles, descentralizadas y organizadas en subsidiarias su responsabilidad resulta minimizada y esto fomenta la desinhibición empresarial. Sin considerar aquí otra variable sumamente importante: la relación de las multinacionales con el mercado financiero. Aunado a la ya estructura facilitadora de toma de decisiones, se suma la velocidad con la que una empresa pasa de una mano a otra y con la que venden bienes y servicios aún no producidos. Este es el gran reto a pensar para la democracia, ¿cómo puede competir un espacio de diálogo y debate local frente a la presta unilateralidad de los consejos empresariales?
Es por ello que ya no basta guiar las políticas entorno a simples esquemas a corto plazo de inversión extranjera directa, puesto que la cuestión ya no sólo reside en el propio país y en ser receptores de capital. Sino por el contrario, se está dejando de lado un gran espacio a grupos económicos que no se interesan factualmente en el desarrollo de las poblaciones locales, sino en conseguir ganancias. Frente a ello, propuestas como el impuesto Tobin planteado por Jessop con intensión de comprimir la capacidad de toma de decisión rápida de los actores económicos externos imponiendo una tarifa por transacción. Sin embargo, eso no basta, en especial porque el dinero abunda en estos sectores. Hace falta pensar nuevas formas con las que política económica inhibida a las multinacionales induciendo prácticas éticas.
Bibliography
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Cfr., Sloterdijk, Peter, En el Mundo Interior del Capital. Para una teoría filosófica de la globalización, España, 2010, Siruela, p. 198.
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Cfr., Penrose, Edith, 'El Estado y las empresas multinacionales en los países menos desarrollados', en La empresa multinacional, México, 1977, FCE, p. 282.
Mosqueda, M., et al. , p. 58.
Cfr., Penrose Edith, Op. Cit., p.279.
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Cfr., Jessop, Bob, Reflections on Globalization and Its (Il)logic(s), p.3.
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