La emigración riojana a América en el primer tercio del siglo XX

October 17, 2017 | Autor: Joaquin Giró | Categoría: Identity (Culture), Emigration Research, Matrimonio, Endogamy
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Descripción

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LA EMIGRACION RIOJANA A AMERICA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

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Esta comunicación trata de la población riojana emigrante anónima y de las causas que intervinieron en el fenómeno de una emigración en masa, en el periodo que va desde finales del siglo pasado hasta el primer tercio de este siglo. Como prueba poseemos pocos datos estadísticos, aunque nos introducen en el fenómeno migratorio riojano hacia América. Las estadísticas sobre la emigración y la inmigración de España, se encuentran publicadas por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico, de las cuales entresacamos las salidas por mar de aquellas personas cuya última vecindad es la provincia de Logroño desde 1911 hasta 1930. De su desarrollo observamos que el número de riojanos emigrantes a América fue el siguiente: 1911: 2.203 1912: 2.437 1913: 1.910 1914: 656 1915: 476

1916: 1917: 1918: 1919: 1920:

490 289 106 392 504

1921: 1922: 1923: 1924: 1925:

485 497 557 659 547

1926: 1927: 1928: 1929: 1930:

373 394 249 232 174

En estos 20 años salen un total de 13.630 viajeros, cuya última vecindad era La Rioja, aunque desconocemos cuántos de ellos volvían para retornar nuevamente, con lo cual son contabilizados en más de una ocasión inflando la estadística de emigración transoceánica. En cualquier caso, el dato nos sirve de referencia para realizar algunas consideraciones sobre el fenómeno migratorio a los países de América. En primer lugar apreciar que si bien el promedio anual es de 681 pasajeros, se debe principalmente a que los años anteriores a la primera guerra mundial, fueron los catalizadores de la emigración en masa. Si obviamos esos tres años, el promedio anual de salidas de los otros diecisiete años es de 416 pasajeros, cifra más cercana a lo que significó nuestra emigración ultramarina. Otra consideración que se desprende de la serie estadística, es que el periodo protagonizado por la Gran Guerra (1914-18), marca un descenso acusado de las salidas de viajeros, quizás porque las propias compañías navieras se vieran impedidas para un tráfico naval normalizado, pero sobre todo, por el impulso económico que supuso para España el estallido de hostilidades en el continente y en el que nuestro país permaneció neutral, permitiendo que nuestra región aumentara su producción industrial, como se desprende de la estadística provincial de 1915, en la que la industria textil y del calzado, por ejemplo, manifiesta un importante crecimiento. Finalizada la contienda europea se recupera el ritmo de salidas emigratorias hasta alcanzar las cifras de 1914, para comenzar en 1925 el definitivo descenso que se desarrolla de forma continuada hasta 1930. El hecho de que las cifras absolutas de viajeros puedan parecer escasas como para determinar la importancia del fenómeno migratorio, puede llevar a error si no tenemos en cuenta la posición de La Rioja en el conjunto de las 49 provincias españolas con datos estadísticos de salidas de viajeros. Este aspecto de la posición es sumamente significativo si además tenemos en cuenta la relación existente entre salidas de viajeros y el censo de población de esos años, pues La Rioja se presenta siempre entre las veinte provincias con mayor índice de emigración por cada 1.000 habitantes, salvo los años de 1918, 1920, 1928, 1929 y 1930, que obtuvo las posiciones 23º, 22º, 25º, 24º y 22º del orden clasificatorio en el que se inscriben las 49 provincias. En 1911 comienza en el puesto 14º y durante el resto de los años se situará en el puesto 17º principalmente.

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Otra observación que no pasa desapercibida, es la referida al movimiento mensual de viajeros, que en La Rioja se da significativamente en los meses de Septiembre a Enero, siendo el mes de Noviembre el de mayor número de salidas, seguido de Octubre y a cierta distancia Diciembre y Enero. Trasladando este dato a la realidad socioeconómica de La Rioja de aquellos años, que podemos describir a grandes rasgos como de una región eminentemente agrícola y ganadera, con una industria subsidiaria, podríamos entender el porqué de las salidas preferentes durante estos meses. Noviembre es el mes en que los rebaños trashumantes se trasladan a Extremos y el mes que comienza el barbecho de las tierras una vez realizadas las fatigosas tareas de recolección durante el verano. Si suponemos que el perfil del emigrante de entonces, de procedencia eminentemente rural, se ajusta al de un hijo de labradores o ganaderos, resulta previsible que la mejor época para iniciar la marcha hacia América, es la que marcan las estaciones de otoño-invierno, por la disminución de las tareas agrícolas y pastoriles y por tanto de las necesidades de mano de obra familiar. Por último, para cerrar el análisis de esta serie estadística, es preciso informar sobre las provincias marítimas, por las que salieron los viajeros riojanos con destino a América. En este sentido es apreciable cómo de los 13.630 casos registrados en estos 20 años, la mayor parte de los mismos (el 61,4%), optaron por hacer la travesía oceánica desde el puerto de Barcelona. El 23,7% se decidieron por el puerto de Bilbao, y ya a distancia los que optaron por Santander (el 5,8%), pese a que en los dos últimos años de 1929 y 1930, superan a los salidos por el puerto de Bilbao. Los puertos gallegos de Pontevedra (4%) y La Coruña (2,2%), también fueron punto de salida para algunos riojanos. Por último, en la dársena de la bahía de Cádiz llegó a embarcarse un 2,5% de los viajeros riojanos. El resto de puertos apenas son significativos en el movimiento de viajeros riojanos, que circunstancialmente los utilizan en diferentes años. LAS CAUSAS DE LA EMIGRACION RIOJANA Sabemos que a comienzos del siglo XVIII la emigración se orienta a zonas meridionales de España, concretamente a Extremadura y Andalucía, regiones conocidas por los cameranos, debido a su profesión de ganaderos trashumantes. También se inicia una emigración a América centrada en países como Argentina, Cuba, Brasil y Chile, aunque también se conocen referencias de la emigración camerana a México 1. Cameros ha sido la zona de la provincia de Logroño que ha suministrado los mayores contingentes emigratorios, incluso cuando los recursos ganaderos e industriales permitían que en Cameros existieran unos niveles de renta muy superiores a los de las zonas ribereñas del Valle del Ebro. En este sentido se manifiesta el doctor Calvo Palacios 2 cuando explica que los excedentes demográficos en Cameros suponen, de una parte, la existencia de un crecimiento vegetativo positivo y superior al de La Rioja y, por otra, el reconocimiento de un mínimo ecológico y un máximo económico muy próximos entre sí, de tal suerte que la posible elasticidad del nivel de vida quedaba muy contraída en el supuesto de que no se produjera la emigración. Desde un punto de vista más

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Officer, J.E.,1987, “Hispanic Arizona, 1536-1856”. The University of Arizona Press Calvo Palacios, 1977:81

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descriptivo lo confirma Fernández 3 de Navarrete en 1813 cuando dice a propósito de los riojanos de la sierra: “sus moradores salen de sus montes a adquirir su sustento y aun riquezas a otros países, no con servicios y empleos bajos e indecorosos, como los de otras provincias, sino en los útiles y decentes del comercio y contratación. Así se ven tantas, tan acreditadas y honrosas Casas de Comercio de sus naturales establecidas en Madrid, Cádiz, América y otras Plazas mercantiles. (...). Su patrimonio y paisanaje crece a proporción de la distancia de su patria, y sus compatriotas hallan en ellos amor, apoyo y protección, que se dan la mano unos a otros. (...). Los grandes caudales de las muchas Casas de Comercio de los serranos riojanos establecidos fuera de su país contribuyen no poco a aumentar las riquezas de la sierra porque no dejan de refluir entre sus familias y parientes avecindados en ella”.

Es decir, el comercio, principalmente el sostenido por una tradición de manufacturas pañeras, que tuvo en la arriería su principal eje vehicular, pero que se extendió hacia otras mercancías y productos, principalmente los coloniales. Así pues, las constantes laborales en la actividad de los cameranos, su desarrollo y declive, han sido el telón de fondo sobre el que se han enmarcado las causas de la emigración; por ello, la investigación en torno a una agricultura de subsistencia, a la ganadería, bien sea estante o trashumante, y la industria artesanal pañera, durante los siglos XVI al XIX son la base de numerosos trabajos de estudiosos de la Historia moderna y contemporánea de La Rioja, aunque también de novelistas, como el narrador Elías Verde y González, con su manuscrito 4 inédito que se conserva en el Instituto de Estudios Riojanos, titulado “El camerano emigrante. Novela histórica y social”. En esta novela, incompleta o inacabada, encontramos que la acción se sitúa en 1826, en la villa de Ortigosa de Cameros, con la llegada del arriero que se dedica a la conducción de jóvenes emigrantes y la descripción minuciosa de lo que pudo ser la aventura del joven emigrante. Ya en el prólogo de la novela advierte al lector sobre la emigración, al que explica “que es preferentemente masculina”, porque en los pueblos de Cameros se pueden observar “célibes matronas de treinta y más años”. Que las causas hay que buscarlas en “la importación de Sajonias (ovejas) en detrimento de las merinas, lo que mató industria y ganadería” y que los jóvenes emigrantes “emprendieron la aventura del comercio como la más en armonía con sus facultades intelectuales y físicas”. A juicio de este narrador, observa que los jóvenes cameranos “emigran a las Américas huyendo de las quintas o por la ambición de más pronta y mayor fortuna”. En definitiva, una recomendable lectura de la que ha venido en llamarse novela social o histórica. Resumiendo lo antedicho en esta narración de valor etnográfico, los emigrantes son principalmente hombres muy jóvenes (hasta de 10 y 12 años), que por causas socioeconómicas como es el declive de las explotaciones ganaderas o el cierre de las industriales, la proximidad o requerimiento de parientes o convecinos que se han instalado en otras localidades mediante dedicación comercial, constituyen un proyecto de futuro laboral, y además, los que no pudiendo pagar su exención del servicio de quintas, y no deseando albergar la posibilidad de acabar en cualquier punto de conflicto colonial, salían con destinos imprecisos, aunque albergando la secreta esperanza de triunfar como la imagen y el modelo que algunos indianos enriquecidos habían ofrecido a su regreso. Otras hipótesis sobre causas de emigración se basan en los condicionamientos geográficos que inciden sobre la demografía, y que imprimen, en 3

Fernández de Navarrete, A.N., 1813, “Discurso sobre la necesidad, utilidad y ventajas que resultarían a La Rioja, en su erección a Provincia Política de la Monarquía e independiente de las demás”, en Abad, F., 1980:178 4 I.E.R., M/297

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concreto al área de montaña de La Rioja, una tendencia a provocar excedentes de población que se verían obligados a emigrar a otras zonas de la región, la península y América. A este respecto señala el profesor Leach Albert 5, que “resulta evidente que la Sierra ha sido fecunda en hombres. Esta es una verdad que se convierte en vivencia con sólo pisar el suelo de La Rioja, con sólo ver el origen serrano de muchos de sus habitantes y las enormes aportaciones que la Sierra ha hecho a la hispanización de América...”. Asimismo, destaca que “el excedente de población de la Sierra no hay que buscarlo en la existencia de una mayor natalidad en ella, ya que la tasa de natalidad en los siglos pasados fue muy alta en todas las latitudes, del orden del 40 por 100, cifra próxima al techo biológico de la raza humana. El excedente demográfico de la Sierra hay que buscarlo, por tanto, en la menor mortalidad en la misma que resulta de la confluencia de tres circunstancias que frenan el desarrollo de las enfermedades infecciosas: Clima más fresco. Agua más pura. Población más diseminada”. También podemos certificar el fenómeno migratorio en Cameros, con la estadística sobre Crecimiento Real de la Población:

CAMEROS NUEVO: MUNICIPIOS NESTARES TORRECILLA ALMARZA PINILLOS NIEVA EL RASILLO ORTIGOSA GALLINERO PRADILLO VILLANUEVA VILLOSLADA LUMBRERAS TOTAL

1900 158 1545 269 147 711 407 994 144 326 483 722 740 6646

1910 1920 1930 149 184 165 1182 1230 1339 249 344 214 132 120 110 641 522 481 365 350 307 1069 926 943 127 87 91 281 220 186 480 393 379 731 698 723 746 646 651 6152 5720 5589

Fuente: Estudio Socio-Sanitario de 1983. Gobierno de La Rioja.

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Leach Albert, 1974:187

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CAMEROS VIEJO: MUNICIPIOS

1900 1910 1920 1930

AJAMIL LARRIBA CABEZON HORNILLOS JALON LAGUNA MURO RABANERA SAN ROMAN MONTALBO SANTA MARIA SOTO LUEZAS TREVIJANO TERROBA TORRE

222 219 169 138 437 413 351 270 188 188 153 132 203 180 143 126 128 121 105 107 563 518 515 430 232 284 255 238 212 195 179 170 752 666 648 627 104 89 83 83 102 112 110 97 971 871 719 605 108 98 92 126 339 302 265 200 183 181 158 156 221 234 182 169 4965 4671 4127 3674 TOTAL Fuente: Estudio Socio-Sanitario de 1983. Gobierno de La Rioja.

Como podemos apreciar en los cuadros anteriores, las diferencias en la evolución demográfica de un valle y otro son apreciables, pese a que ambos manifiestan un descenso generalizado, el Cameros Viejo principalmente en 1920 (12%) y en 1930 (11%), y el Cameros Nuevo en 1910 (8%) y en 1920 (7%); además, mientras en el Cameros Viejo este descenso es de más de una cuarta parte de la población de principios de siglo, en el Cameros Nuevo este descenso supone el 16%. Ahora bien, si en el Cameros Viejo sólo dos poblaciones superan los 500 habitantes y ambas ven disminuir sus efectivos, en el Cameros Nuevo, cinco son las poblaciones de más de 500 habitantes, pero con la diferencia de que tres de ellas ven aumentar sus efectivos, posiblemente a costa de las poblaciones aledañas. Es decir, el devenir demográfico de uno u otro valle es distinto en función de algunas circunstancias como la concentración industrial, pero también el tipo de explotaciones agropecuarias o forestales, las comunicaciones, etc. Los estudios contemporáneos, especialmente los de historia demográfica, consignan que el indicador demográfico más utilizado no ha sido tanto el ritmo o la tasa de crecimiento de la población como la densidad de ésta. En España ha sido la explicación más aceptada desde que Nadal señaló que la coincidencia de una fuerte corriente migratoria desde las provincias con alta densidad de población demostraba que el exceso demográfico era la principal causa del fenómeno. Sirva a nivel comparativo las densidades medias de España y comparémoslo con los mapas de densidades que nos ofrece el doctor Calvo Palacios en su trabajo sobre los Cameros. Densidades medias en España: 1900... 36,8 (Hb/Km). 1910... 39,4 (Hb/Km). 1920... 42,2 (Hb/Km). 1930... 46,6 (Hb/Km).

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En La Rioja, en el mapa de densidades del año 1900, además del área de influencia de los regadíos del Ebro y de los cursos bajos del Tirón, Oja, Najerilla, Iregua y Cidacos, Calvo Palacios 6 señala que hay dos núcleos de densidad superior a los 50 Hb/Km, en los que se observa un matiz diferenciador. Estos dos municipios eran Torrecilla en Cameros y Munilla. El primero disponía de muy pocas hectáreas de regadío. El segundo carece de huerta. Sin embargo, tanto uno como otro arrastraban tras sí una gran tradición industrial concretada, en el caso de Torrecilla, en la fabricación textil, papel y chocolates, y dirigida en Munilla esencialmente a la elaboración de textiles y chocolates. Estas características industriales son, pues, las que explican su sobredensidad respecto del resto de los núcleos cameranos. Podemos colegir del mapa de 1900, la gran densidad de población (por encima de la media nacional), y el exceso demográfico, que si bien es mantenido por la incipiente industria, el ritmo lento de crecimiento de la misma, cuando no su declive o desaparición, junto al modelo económico de influencia agrícola-ganadero, será en definitiva lo que termine incidiendo en la crisis migratoria que despobló los municipios de Cameros, sobretodo desde los albores del nuevo siglo. El doctor Calvo Palacios 7, a propósito de la evolución demográfica de algunos pueblos cameranos, ejemplifica en relación al caso de la emigración a América con los municipios de economía silvo-pastoril como Nieva de Cameros y con los pueblos esencialmente ganaderos como Lumbreras. Del primero aproxima que “Argentina y Chile ven llegar los primeros emigrantes de Nieva en torno a 1870, y con ellos se establece la cabeza de puente para la creación de un auténtico río emigratorio que se intensifica entre 1910 y 1920. De esta época provienen ya las primeras donaciones de los emigrados. Se trata de crear un vínculo entre América y Nieva. Muchos de estos emigrantes vuelven a morir a su pueblo natal. La mayoría continúa afincado en el lugar donde ha encontrado su nuevo puesto de trabajo, aunque alimentando este deseo de retorno a España a través de las asociaciones de emigrantes”. Del segundo pueblo expone tres etapas demográficas: “La primera de estas etapas responde a la caída del sistema trashumante, a la progresiva solicitación de emigrantes para América y a la desfavorable competencia que hace la industria textil europea a la de Cameros. La segunda etapa de estabilidad, que se aprecia igualmente en toda la zona, se debe a la pérdida del Imperio Colonial Español. Todo esto produjo una cierta sensación de inestabilidad que de alguna manera indujo a estas gentes a olvidar un poco el riesgo aventurero y a permanecer en los pueblos de origen. La tercera etapa se marca por el auge emigratorio. Entre 1910 y 1920, Lumbreras pierde un 13% de su población. Aquí ya se combina la emigración a América con una mayor solicitación de las ciudades como focos receptores”. Siguiendo con el doctor Calvo Palacios 8, dice en el mapa de la evolución demográfica 1900-1950: “Puede decirse que cada familia tiene unas explotaciones tipo, que varían dentro de unos límites muy estrechos. Cuando por cualquier circunstancia esa familia incrementa el número de sus miembros en una proporción superior a la que permiten mantener sus bienes patrimoniales -suponiendo que no exista industria- se 6

Calvo Palacios, 1977:81 y 82 Calvo Palacios, 1977:127 y 134 8 Calvo Palacios, 1977:89 7

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produce una situación de subempleo que más tarde o más pronto busca la salida migratoria hacia América o a las ciudades”. Así pues, la conclusión siempre nos da que las variaciones de carácter poblacional, pero sobre todo las variaciones en la actividad económica, son los determinantes de la emigración, con el fin de proporcionar al emigrante los medios de subsistencia, que en su medio ecológico no obtiene, o no le permite su obtención. Sin embargo, las causas de la emigración riojana, difícilmente podríamos explicarlas individualmente, salvo que sus protagonistas hubieran dejado memoria escrita de las mismas. La misma dificultad se presenta cuando tratamos al conjunto de emigrantes como un colectivo determinado por el mismo tipo de causas; por tanto, sólo nos atreveremos a sugerir algunas de las causas, que ya en otras regiones también se han detectado como motivaciones suficientes para emigrar. Causas estructurales que igualmente se pueden determinar en el origen de las migraciones de la montaña al valle. Los emigrantes procedían generalmente, aunque no exclusivamente, del medio rural. Puede que fueran jornaleros, pequeños propietarios, aparceros, artesanos o comerciantes; y la causa de su marcha obedecería a numerosas causas como, deterioro o desvalorización del trabajo agropecuario, perspectivas de empleo en su valle o en la región reducidas, falta o escasez de servicios en la zona, móviles desestructurantes de la familia, etc., aunque resulta más imperativa la búsqueda de trabajo como el móvil principal de la emigración, y el éxito económico como meta. Respecto a las motivaciones económicas se encuentra una información proveniente de Gómez Urdáñez 9, en relación a la población de Cenicero y los movimientos emigratorios, donde concretan que la emigración se da en los primeros veinte años de este siglo, suponiendo un contingente de unas 600 personas. “¿Quiénes son?. En primer lugar los inmigrantes de las décadas anteriores, y en segundo los propios vecinos asentados desde siempre en su villa natal que fueron duramente maltratados por la filoxera. Todas las fuentes nos informan de estos fuertes movimientos emigratorios. Sin embargo, no podremos cuantificarlos con precisión por la insuficiencia de documentaciones seriadas. Conocemos algunos datos aislados sobre emigraciones masivas a Hispanoamérica. Así el día 27 de Marzo de 1909 salen de Cenicero, por el puerto de Bilbao, a Valparaíso (Chile), un grupo de 42 personas. Son ocho familias enteras de labradores y una de un carpintero que buscan solventar las secuelas de estos durísimos años. No hemos encontrado más documentos con nombres y apellidos de personas que salgan masivamente de Cenicero. No obstante, otras fuentes nos hablan de gran número de emigrantes a la Argentina y a las provincias españolas más cercanas a la nuestra”. Esta es una cita ejemplificadora sobre emigración por motivaciones económicas, razón por demás, de la mayor parte de los movimientos migratorios, siendo el objetivo principal la mejora de las condiciones de vida. También resulta evidente la incidencia del factor económico, si comparamos los niveles de renta real per cápita de España y Argentina, los cuales muestran diferencias notables a favor de Argentina, a partir de la década de los noventa y en mucha mayor medida a partir de 1910, que es cuando la emigración a Argentina fué verdaderamente masiva.

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Gómez Urdáñez, 1987:514 y ss.

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Otra causa del fenómeno migratorio lo constituye el requerimiento de familiares y paisanos, denominado también “sistema de llamada” y en el que nos vamos a detener ampliamente. Los inmigrantes riojanos que ya estaban asentados en un país, requerían y propiciaban a través de hechos concretos la llegada de otros compatriotas, los que muchas veces solían ser parientes colaterales y en otras, amigos o vecinos de su localidad de origen. García Sánchez 10 ilustra con un caso este mecanismo: “Don Guillermo Larios Zabala llegó a Chile en la penúltima década del siglo XIX; en 1901 llega a trabajar con él su sobrino don Domingo Hernández Zabala, quien en 1907 trae a su hermano Dionisio; éstos, en 1923, traen a sus sobrinos Juan, Dionisio y Victoriano González Hernández, los que unos años después facilitan la llegada de sus sobrinos Victor, Juan José y Jesús Saenz-Laguna González. Todos ellos provenían de la misma localidad, Villoslada de Cameros, y todos se dedicaron a la actividad maderera. En este caso, el traslado por requerimiento funcionó a lo largo de cuatro generaciones y a ello debemos agregar que en cada etapa de funcionamiento de este mecanismo, los mencionados no sólo trajeron a sus sobrinos, sino que también a un gran número de vecinos de la misma localidad, empleándose todos ellos en las empresas de sus requirientes”. Es verdad que tanto las motivaciones económicas, como en el caso de Cenicero, como el requerimiento de parientes, denominado “sistema de llamada”, son las principales causas de emigración masiva al continente americano. Para avalar estas hipótesis y dentro de los escasos medios informativos de que disponemos en La Rioja, me he servido en esta ocasión, de un listado de riojanos residentes en Chile, y socios de la Sociedad Benéfica Provincia de Logroño, publicada en el boletín “La Rioja” de 1935. En dicho listado de socios, se aprecian un total de 469 individuos, de los cuales, veinticuatro son socios en los que no se identifica su procedencia, y veintidós cuya procedencia no es riojana. Pues bien, de los 423 socios resultantes con procedencia riojana conocida, se ha analizado el origen geográfico por comarcas, dando estos resultados: -Zona del río Iregua: 116 socios -Zona del río Cidacos: 53 socios -Zona del río Najerilla: 51 socios -Zona del río Leza: 48 socios -Zona centro de Logroño: 45 socios -Zona de Cenicero: 31 socios -Zona del río Jubera: 22 socios -Zona del río Alhama: 18 socios El resto de las zonas contabilizan pequeñas cantidades de emigrantes por lo que no los tendremos en cuenta de cara a realizar algunas reflexiones. La primera y más clara, es que los socios emigrantes en Chile, con un origen regional de zona de montaña contabiliza el 73% del total, lo que significa que la Sierra de Cameros y el resto de los pueblos de zona de montaña, constituyeron la principal fuente emigratoria de este siglo, siendo incisivas las localidades que presentamos a continuación:

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García Sánchez, 1983:34

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-Villoslada, 37 emigrantes-socios -Ventrosa, 27 -Ortigosa, 24 -Torrecilla, 14 (mas otros 8 de Rivabellosa) -Grávalos, 15 -Lumbreras, 13 -Ajamil, 13 -Munilla, 11 (mas otros 3 de San Vicente) -Almarza, 10 Atendiendo este último listado de poblaciones con mayor índice de emigrantes-socios, se observa cómo la mayoría se encuentran enclavadas en zonas de altitud superior a los 800 metros, determinante de la moderna emigración. Otra consideración es la de que un buen contingente migratorio procede de aldeas, concretamente las que también se encuentran en zonas de gran altitud. A las ya citadas de San Vicente de Munilla y Rivabellosa, habría que sumar las aldeas del Jubera (sobretodo Santa Cecilia con ocho emigrantes y San Martín con siete); las de Enciso, donde sobresalen Garranzo con cinco emigrantes, Las Ruedas con seis y el Villar de Poyales con otros cinco. En el Leza sobresalen las aldeas de San Román, como Santa María con cinco, la Avellaneda con cuatro y Vadillos con tres. Una nueva reflexión a añadir a las anteriores es la procedencia de un buen contingente de zonas vitivinícolas, tal y como se apreciaba para Cenicero, pero donde también destacan pueblos como Fuenmayor y Haro, señal inequívoca, de que la filoxera o la crisis del sector animaron la emigración. Por último destacar que la ciudad de Logroño, con su barrio de El Cortijo, es el foco mayoritario de emigración, dada su condición de capital y por tanto de concentración poblacional. La otra hipótesis que manejábamos era la de una emigración atraída por el requerimiento o sistema de llamada. Siguiendo con nuestro listado de socios riojanos en Chile de la Sociedad Benéfica, hemos tomado aquellos individuos cuya procedencia, destino y apellidos coinciden, para determinar su parentesco fraterno. De este modo se nos escapan aquellos socios que son familiares en línea directa como los hijos y otros parientes colaterales. A veces, la proximidad de los lugares de procedencia, hace pensar que existe parentesco, sobre todo si se cumplen las otras dos condiciones como igualdad de apellidos e igualdad de destino; aun así, los hemos desestimado de nuestro análisis, al igual que cuando no coinciden los destinos, a pesar de que tengan el mismo pueblo de procedencia e igual apellido, a sabiendas de que un mismo destino no es forzosamente obligatorio en un círculo familiar. Sin embargo, nuestro interés es demostrar que la existencia de grupos de hermanos en un mismo destino es el exponente de que el requerimiento familiar es una de las principales causas de emigración, junto a la claramente económica de mejora de vida o de estatus. El resultado del análisis ha sido que un 37,5% de los socios riojanos emigrantes en Chile son grupos de hermanos, grupos fraternos. Curiosamente, estos grupos de hermanos tienen una procedencia regional que ya hemos significado anteriormente por el contingente emigratorio que aportó. Así, se han encontrado hasta seis grupos de hermanos procedentes de Ortigosa y otros seis de Villoslada; cuatro grupos fraternos procedentes de Ventrosa; y hasta tres grupos de hermanos procedentes por igual de Torrecilla, Logroño, Ajamil y Grávalos. En cuanto al número de los componentes de estos grupos fraternos, hemos detectado

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hasta treinta y seis de dos hermanos, veinte de tres y siete con cuatro componentes, procedentes de Cabezón, Cenicero, Ajamil, Ventrosa, El Villar de Poyales y Villoslada, de donde proceden hasta dos grupos de cuatro hermanos. Por último, de la aldea de San Martín de Jubera, procede un grupo de cinco hermanos, lo que para dicha aldea supondría una auténtica sangría demográfica. Cuanto hemos expuesto hasta ahora resulta a todas luces escaso. Para reconocer aun mejor la corriente migratoria que se inicia a finales del siglo XIX, y se continua de forma periódica a lo largo de este siglo, hemos seguido un método, no por conocido igualmente eficaz en nuestra aproximación a la realidad del fenómeno migratorio, como es la utilización de los libros parroquiales de bautizados, ya que allí se expresan los matrimonios celebrados en otras parroquias cuando se ha solicitado la partida de bautismo. Por supuesto que no aparecen cuantos permanecieron solteros o mantuvieron relaciones al margen del rito matrimonial católico, sin embargo nuestro propósito es delinear hasta que punto el requerimiento del matrimonio fuera del grupo o exogámico, en una sociedad altamente endogámica, es ilustrativo del cambio en las relaciones sociales y por añadidura nos ofrece algún dato complementario sobre la estructura por sexos de esa emigración. Sabemos que existe una estrecha relación entre el sistema matrimonial, de propiedad y herencia, con la emigración femenina, que en conjunto nos indica algunas de las causas de la emigración masculina. Si en una población existía un exceso de personas sobre el número ideal para la reproducción del sistema matrimonial, este grupo de personas en exceso se veía obligado a emigrar para permitir la estabilidad del sistema; y si un cierto número de mujeres emigraba de su población natal, bien por matrimonio, bien por causas laborales o económicas, el conjunto de la población masculina soltera se vería obligada a tomar mujer fuera del grupo o bien a permanecer solteros. En ambos casos, el sistema ideal que procura el matrimonio endogámico o el consanguíneo se rompería, y por tanto, no reproduciría las claves ideales de la propiedad o la herencia. Los pueblos que hemos tomado como ejemplo para ilustrar la emigración americana están situados en la cuenca alta del río Najerilla: Canales, Villavelayo, Mansilla, Brieva, Ventrosa, Viniegra de Abajo y Viniegra de Arriba. Antes de seguir, es preciso que aclaremos que los vacíos estadísticos se deben a la falta de datos o la imposibilidad de acceder a algunos de ellos, con el fin de completar las series y en el mejor de los casos, aumentar la muestra de pueblos.

VENTROSA: AÑOS CASADOS FUERA CASADOS AMERICA % AMERICA VARONES MUJERES 1862-1869 3 2 66 2 1870-1879 4 3 75 3 1880-1889 14 4 28 4 1890-1899 17 10 59 5 5 1900-1909 11 4 36 4 1910-1919 19 5 26 4 1 1920-1929 21 10 47 9 1 1930-1939 27 6 22 6 1940-1949 48 6 12 3 3

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VINIEGRA DE ABAJO: AÑOS CASADOS FUERA CASADOS AMERICA %AMERICA VARONES 1870-1879 8 5 62 5 1880-1889 11 2 18 2 1890-1899 16 5 31 4 1900-1909 7 1 14 1910-1919 15 5 33 4 1920-1929 32 5 15 4 1930-1939 24 2 8 1 1940-1949 42 1 2

MUJERES

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VINIEGRA DE ARRIBA: AÑOS CASADOS FUERA CASADOS AMERICA % AMERICA VARONES MUJERES 1870-1879 6 2 33 2 1880-1889 9 4 40 3 1 1890-1899 5 1 20 1 1900-1909 6 3 50 3 1910-1919 15 5 33 3 2 1920-1929 23 3 13 2 1 1930-1939 16 3 19 1 2 1940-1949 21 1 5 1

CANALES: AÑOS CASADOS FUERA CASADOS AMERICA % AMERICA VARONES MUJERES 1880-1889 29 1 3 1 1890-1899 27 6 22 3 3 1900-1909 45 4 9 4 1910-1919 28 1920-1929 46 2 4 1 1 1930-1939 56 2 4 1 1 1940-1949 60 2 3 1 1

VILLAVELAYO: AÑOS CASADOS FUERA CASADOS AMERICA 1880-1889 17 4 1890-1899 16 6 1900-1909 8 3 1910-1919 5 3 1920-1929 14 2 1930-1939 26 1 1940-1949 41

% AMERICA VARONES MUJERES 23 1 3 37 3 3 37 3 60 2 1 14 2 4 1

MANSILLA: AÑOS CASADOS FUERA CASADOS AMERICA % AMERICA VARONES MUJERES 1880-1889 18 4 22 3 1 1890-1899 21 9 43 8 1 1900-1909 33 7 21 2 5 1910-1919 39 5 13 4 1 1920-1929 35 1 3 1 1930-1939 59 4 7 4 1940-1949 64

BRIEVA: AÑOS CASADOS FUERA CASADOS AMERICA % AMERICA 1900-1909 14 2 14 1910-1919 20 4 20 1920-1929 6 1 16 1930-1939 19 1940-1949 40

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El análisis de los cuadros de matrimonios realizados fuera del pueblo, no nos sitúa necesariamente en el análisis del fenómeno migratorio, sino que nos introduce. Hay que partir de la norma matrimonial que regía en estas comunidades, que es una norma sancionada por la endogamia: “Cásate en tu lugar, mejor en tu calle, mejor en tu puerta, aunque sea fea y tuerta”. Los matrimonios fuera del grupo no eran bien vistos, y por tanto su expresión en los libros de matrimonios apenas es consistente, siendo los matrimonios consanguíneos, pero sobre todo los celebrados en el lugar, los más numerosos cuantitativamente. Prácticamente el número de matrimonios fuera del pueblo se mantiene entre 1880 y 1910; a partir de 1900-10 y 1920, en algunos pueblos, éste número aumenta considerablemente, corroborando la fuerte emigración que despobló Cameros en el primer cuarto de siglo. El porcentaje de matrimonios en América resulta importante en el periodo de 1890 a 1899, seguido de las décadas 1870-79 y 1910-19, aunque prácticamente todos los pueblos tienen algún natural casándose en América hasta 1930, siendo inapreciable a partir de entonces, salvo en Ventrosa y Viniegra de Arriba que pese a su decaimiento continúa con un porcentaje significativo hasta 1940. Puesto que los datos que se ofrecen en los libros parroquiales de bautizados no se agotan con la descripción del número de matrimonios fuera del pueblo, sino que además ofrecen información sobre los lugares en que se celebran y el sexo y edad del contrayente, bueno será que observemos estos datos por si explican algún tipo de relación. En principio y como consecuencia del tipo de emigración, la relación entre hombres y mujeres casados en América, está desequilibrada en favor de los varones (aproximadamente un 70%), pero esto no es sino consecuencia de la calidad de la migración camerana, que fue preferentemente joven y varonil. Atendiendo a la edad de los contrayentes se observa que un 51% de los varones tiene entre 30 y 39 años, siguiendo en orden descendente el grupo entre 20-29 años con un 31%; mientras que entre las mujeres, se observa que el grupo más numeroso es el comprendido entre los 20 y 29 años que suponen el 71% del total, siguiendo a distancia el grupo entre 30 y 39 años con un 20%. La reflexión que nos hacemos sobre estos porcentajes, indica que la juventud en el matrimonio de las mujeres se debe en parte al requerimiento de varones asentados en América con anterioridad. Da la impresión, que la mujer, arriba a los países americanos con fines matrimoniales ya fijados de antemano, y no con fines laborales, independientes de su estado civil, que cambia rápidamente. Las primeras mujeres que aparecen contrayendo matrimonio en América son entre 1890-99 y 1900-10, aunque son determinantes los matrimonios celebrados a partir de 1910, sobretodo entre 1912 y 1914, señal de que la emigración femenina soltera fué más tardía, y posiblemente por requerimiento de parientes y familiares. A partir de 1920, el matrimonio de mujeres de origen camerano en Argentina y Chile es de uso tan frecuente como el matrimonio de hombres. En una publicación de 1935, de la Sociedad Benéfica Provincia de Logroño, sita en Santiago de Chile, encontramos un artículo de Severino Larios, que recordando el terruño dice así: -La América desconocida me atraía como el imán al hierro y me pesaba abandonar mis correrías por las sierras a cambio de una vida que no presentía dura en una tierra lejana y fabulosa. (...). Saldrán de Villanueva de Cameros una madrugada con rumbo a esta tierra de América que espera desde el principio del mundo, con los brazos abiertos, a los hombres que tienen carne de conquistadores-. Encuentro significativas estas líneas porque nos muestran la imagen que de América se

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representaba en su mente y que por extensión será la de todos sus paisanos. En América no se presiente una vida dura, siempre que el emigrante tenga un espíritu conquistador. El espíritu conquistador es patrimonio de hombres, y el requerimiento del emigrante triunfador se ejerce sobre jóvenes laboriosos y voluntariosos. La vida que se presiente en América para unos es dura y para otros está suavizada por la presencia de paisanos; en cualquier caso esto no resultará un problema cuando la decisión se ha tomado. Severino Larios concluye en el mismo artículo, sobre los emigrantes venideros: -Tal vez venzan, tal vez pierdan. Pero es seguro que morirán aquí, la mente nublada recordando el terruño, no sin antes haber sembrado la vieja y ruda semilla castellana.- Lo cual constituye toda una invitación a procrear en tierras chilenas, sin especificar que deba ser necesariamente con una riojana, sino más bien con una chilena a la que hacer donación de la semilla castellana. De una muestra estadística tomada de un grupo heterogéneo de inmigrantes riojanos, llegados a Chile entre los años 1885 y 1932, García Sánchez 11 dice que las edades fluctuaban entre los 13 y los 28 años, concentrándose fuertemente entre los 17 y los 21 años. Respecto a la emigración de mujeres riojanas, explica que también llegaban en plena juventud, aunque no tan extremada como el varón. La emigración de la mujer correspondía a lo que denomina emigración de segundo grado; es decir, si examinamos las causas por las que llegaba a Chile, éstas se relacionan fundamentalmente con el seguimiento del emigrante varón, bien sea porque estuviera unida a éste por vínculos de parentesco o bien de matrimonio. En este sentido se pronuncia Sánchez Albornoz 12 cuando dice que no se parte entonces para abrir caminos, sino para redondear familias o núcleos de afinidad. Un movimiento en cadena lleva por otra parte a los de un mismo pueblo a instalarse en una misma localidad o barrio en Ultramar, a veces a lo largo de generaciones. Por costumbre, ciertos migrantes se asentaron al cobijo de los paisanos que los precedieron. Algo sabemos sobre los países de destino por los datos estadísticos manejados hasta ahora, pero también gracias a los libros de bautizados conocemos la impronta de algunos lugares en los que se asentó algún camerano con afán de quedarse tras comenzar una relación matrimonial. La existencia de determinadas ciudades y países que constituyen focos de atracción para los diferentes grupos étnicos, es indicativo de la importancia concedida a dos elementos intervinientes en la elección del lugar a que se emigra: estos dos elementos o factores son las relaciones sociales en cada pueblo (amistad, parentesco, noviazgo, vecindad, etc), y las instituciones que han organizado las salidas de emigrantes; aunque dado que estas últimas no siempre han resultado decisivas, serán las conversaciones con otros vecinos que han emigrado con anterioridad, los relatos de sus experiencias y el prestigio del nuevo estatus adquirido con la emigración, el factor principal en la elección del lugar de destino. Otro factor lo constituyen las remesas pecuniarias de los emigrantes, que aparecían como un claro indicador de la mejora de sus ingresos, lo que suponía para sus paisanos una fuente de atracción, sobre todo cuando existían perspectivas de movilidad social. Además, tal como apunta Cortés Conde 13, si la presencia de antiguos migrantes tuvo un efecto pecuniario no lo tuvo menor en el orden afectivo. El emigrante que se trasladaba a 11

García Sánchez, J.A., 1983, “La inmigración riojana en el Chile independiente”. Inédito. Santiago de Chile. 12 Sánchez Albornoz, 1988:23 13 Cortés Conde, 1988:237

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cuenta de remesas de familiares, se incorporaba en destino a un grupo humano constituido que le permitía recordar su hogar (efecto familia y amigos). Entre los riojanos, pero principalmente entre los cameranos, Chile y Argentina han sido los países que más emigrantes han recibido, por lo que en muchos pueblos cameranos denominan a los “americanos”, “chilenos” y “argentinos”. De los 171 matrimonios recogidos en los libros de bautizados en el Valle del Najerilla, hay una clara diferencia entre los celebrados en estos dos países y el resto como Uruguay, Paraguay, Venezuela, Bolivia y Perú en que apenas se aproximan al 6% de los mismos. También existe un porcentaje superior de matrimonios en Argentina (61% de160 matrimonios), respecto de en Chile (39%). Esta diferencia en el número de matrimonios, aunque está referida a los pueblos de la cuenca alta del Najerilla, persiste en el conjunto de la migración riojana, salvo el caso del municipio de Ventrosa, que invierte estos porcentajes en beneficio de Chile. El 65% de las mujeres de estos pueblos, que se casaron en América, lo hicieron en Argentina. De la misma suerte, contrajo matrimonio el 53% de los hombres. Hoy día, si tenemos en cuenta el censo electoral de riojanos residentes en el extranjero, los residentes en Argentina y Chile suponen el 43% del conjunto de emigrantes riojanos repartidos por todo el mundo; encontrándose un porcentaje superior (75%), residiendo en Argentina respecto de en Chile. Según Gustavo y Hélène Beyhaut 14, ésta localización preferencial de los inmigrantes en la parte sur del continente obedeció a una serie de factores, entre los cuales hay que señalar: la semejanza del clima de estas zonas con el de los países de emigración y el desarrollo rápido de los sistemas de transporte que permitió la explotación de vastas regiones hasta entonces despobladas, hecho que, a su vez, provocó una mayor demanda de mano de obra. La red de relaciones entre emigrantes con un mismo origen regional, o nacional en casos excepcionales, su solidaridad ofreciendo ayuda en la colocación y encaje laboral del emigrante recién llegado, concurriendo con sus paisanos en el mismo tipo de actividad económica y llegando, según procedencias regionales, a provocar un cierto monopolio (comercial principalmente), permite organizar nuestra investigación a partir de una premisa fundamental, como es la de la situación laboral y económica de los emigrantes. Un buen método de aproximación al conocimiento de las actividades económicas comerciales de los emigrantes riojanos, pasa por la observación del tipo, número y procedencia regional de los establecimientos comerciales, que además de permitirnos conocer la especialización profesional del grupo, nos hablará del grado de inserción del emigrante. Por ésto, la identificación de los comercios en primer lugar, y de las industrias (de carácter artesanal a finales del XIX), su vocación económica y la pertenencia regional de sus propietarios y trabajadores, serán un buen punto de partida para el conocimiento de las actividades económicas de los emigrantes riojanos. Es manifiestamente conocido el rol ejercido por los primeros emigrantes asentados en las repúblicas americanas, que actuaron de colocadores de familiares y paisanos; a su vez, éstos últimos, continuaron con igual procedimiento al establecerse o independizarse, tras la relación laboral que les unió con los primeros, propiciando con 14

Beyhaut, G. y H., 1986:92

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estas actuaciones que se creara una red de relaciones de ámbito regional, cuyo factor constitutivo quedó determinado por el trabajo. La obtención del trabajo nos informa sobre el grado de inserción en el país receptor. Esta inserción laboral, cuando se da en el comercio y siguiendo una ascensión imaginaria, comienza con ocupaciones de buhonero y termina en los imperios de los grandes mayoristas. Para empezar se cuenta con el apoyo de paisanos, pocos riesgos empresariales y escasez de capitales; con el tiempo, la acumulación de experiencia y capital y el mantenimiento de la solidaridad entre el grupo regional, permitirá la formación de una clase media comercial y, en algunos casos, la de grandes fortunas. En el estudio de García Sánchez sobre la inmigración riojana a Chile, concluye, que dentro de la migración riojana hubo una fuerte tendencia a trabajar por cuenta propia. Era la aspiración principal del inmigrante riojano el poder trabajar de forma autónoma e independiente, bien fuera administrando un comercio o una industria propia. “Sin duda, la principal actividad a que se dedicaron los riojanos en Chile fué el comercio. Las razones de ésto, creemos que hay que buscarlas en diversas circunstancias. La primera, radica en el hecho de que el comercio presentaba en Chile perspectivas halagüeñas de desarrollo personal, a la vez que aseguraba un nivel de subsistencia mínimo. A ello se sumaban ciertas características del inmigrante, como su espíritu ahorrativo, su gran metodicidad y su incansable tenacidad que lo predisponían favorablemente para el ejercicio de esta actividad. Dentro de la actividad comercial los principales rubros a que se dedicaron los riojanos fueron la venta de telas y ropa hecha, la venta de madera en barracas, la venta de calzados y la venta de alimentos. Mucho menor es la concentración de riojanos en otras áreas económicas como la industria y la agricultura. En la primera los rubros que más destacan son los aserraderos de maderas, las fábricas de calzado, de ropa hecha, de camisas y de textiles. En cuanto a la agricultura, hay un número significativo de riojanos dedicados a la viticultura”. En Argentina se puede decir otro tanto que en Chile, dependiendo de las posibilidades del medio y la capacidad, impulso e iniciativa de ascenso social de los emigrantes. Sin contar la importancia de la industria frigorífica, el auge se produce en ciertos establecimientos industriales destinados tradicionalmente a la construcción, la alimentación y la vestimenta; sin embargo la gran inserción del emigrante riojano hay que buscarla en las actividades de tipo comercial y otras de ese sector terciario, que fueron el saco sin fondo de la mayoría de los emigrantes europeos. Otra causa de emigración estuvo constituída por las actividades de las Agencias de Colonización e Inmigración, de los países necesitados de mano de obra (en Chile funcionó en el periodo de 1883 a 1910). La legislación de inmigración era muy tentadora, al dar facilidades para el pago del pasaje, permitir la introducción de los instrumentos de trabajo libre de impuestos, determinado número de hectáreas en propiedad después de haber sido trabajadas durante un cierto periodo de tiempo, etc. Al respecto de las actividades de este tipo de agencias, el Consejo Superior de Emigración de España, señalaba en 1916 (Pág.431): -De Norte a Sur y de Este a Oeste no hubo en toda La Rioja ciudad, villa o aldea que no contribuyese a una emigración que con preferencia se dirigía a la República Argentina. Fue una epidemia que afligió a La Rioja, estado morboso cuya etiología determinante resultaban aquí más que en

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ningún otro sitio de España las maquinaciones de "ganchos y propagandistas" puestos al servicio de algunos consignatarios de Bilbao y principalmente de las que trabajando fuera de la Ley, se titulan "agencias marítimas" de Barcelona. Tal era la profusión de ellos que en un reducido radio en el corazón de La Rioja pudieron ser denunciados a la justicia en una sola vez veintiún ganchos-. Esta expresiva cita permite adelantar como un determinante crucial en el desarrollo de la corriente migratoria desde el siglo XIX, la disposición de las naciones americanas para acoger población europea, a través de estas agencias reclutadoras, bien dotadas de propagandistas o ganchos, si tomamos por cierto el dato de la detención de veintiún de ellos como ilegales, sólo en una zona de La Rioja. La corriente gubernamental de apoyo al fenómeno migratorio, es quizás uno de los determinantes más incisivos de cuantos aquí se han esbozado, al menos para el periodo que se inicia aproximadamente a mitad del siglo XIX y finaliza con la primera guerra mundial en 1914. Como conclusión final y a modo de resumen, la emigración riojana contemporánea hacia América es fruto de la alta densidad de población de los núcleos cameranos; de la agricultura de subsistencia; de las desamortizaciones a partir de 1840; del declive de la industria textil riojana y el desplome de la ganadería trashumante que la provee; de la filoxera y la consecuente crisis vitivinícola; de la demanda de mano de obra en los países americanos, así como de la propaganda de las Agencias de colonización y las redes de ganchos; de la figura del indiano y de la imagen de rico que los residentes en la sierra le otorgan, y por supuesto, del requerimiento de familiares asentados en las repúblicas americanas, así como del deseo de mejorar económicamente, deseo natural que incita a emigrar, cuando las condiciones del entorno ecológico no lo permiten. BIBLIOGRAFIA: ABAD, F., 1980, “La Rioja, provincia y región de España”, Ochoa, Logroño. BEYHAUT, G. y H., 1986, “América Latina III. De la independencia a la segunda guerra mundial”, en Historia Universal, Vol.23, Siglo XXI, Madrid. CALVO PALACIOS, J.L., 1977, “Los Cameros”, IER, Logroño. CORTES CONDE, R., 1988, “Migración, cambio agrícola y políticas de protección. El caso argentino” en “Españoles hacia América. La emigración en masa, 1880-1930”, Alianza, Madrid. ELIAS PASTOR, L.V., 1980, “Sistemas de matrimonio y consanguinidad” en “Apuntes de Etnografía”. Unión Editorial, Logroño. GARCIA SANCHEZ, J.A., 1983, “La inmigración riojana en el Chile independiente”. Inédito, trabajo mecanografiado, 91 pags. Santiago de Chile. GIRÓ MIRANDA, J., 1992, “La vida cotidiana. Planteamiento y datos para su investigación”, en “Historia General de la Emigración española a Iberoamérica” Vol.1, Historia 16. Madrid. GIRÓ MIRANDA, J., 1992, “Los estudios de emigración en La Rioja. Estado de la cuestión”, en “Historia General de la Emigración española a Iberoamérica” Vol.2, Historia 16. Madrid. GIRÓ MIRANDA, J., 1994, “Los centros y sociedades riojanas en América”, Rábida nº13, Huelva.

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