La cuestión nuclear en la política iraní

August 20, 2017 | Autor: José Luis Masegosa | Categoría: Middle East Studies, Iranian Studies, Middle Eastern Studies, Middle East
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INSTITUTO INTERNACIONAL DE CIENCIAS POLÍTICAS INTERNATIONAL INSTITUTE OF POLITICAL SCIENCES

estudios de geopolítica nº 7 Madrid, 29.06.2014

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La cuestión nuclear en la política iraní Por José Luis Masegosa Carrillo Politólogo Índice       

Resumen ejecutivo Introducción Plan de trabajo El juego Las reglas del juego Los jugadores Conclusiones

Resumen ejecutivo Desde enero de 2014, Irán negocia en Viena con EEUUs, China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania (en lo sucesivo, el Grupo de 5+1) un acuerdo definitivo que elimine toda incertidumbre en torno a la naturaleza civil o/y militar del programa nuclear del país persa y asegure su carácter exclusivamente pacífico. Estas negociaciones se celebran al amparo del acuerdo interino del 24 de noviembre de 2013 que contempló la obligación del régimen de los Ayatolás de suspender su programa nuclear a cambio del levantamiento temporal de sanciones a la exportación iraní de metales preciosos y productos petroquímicos. En paralelo a las negociaciones internacionales, el presidente de la República Islámica, Hassan Rohani, con la supervisión y mediación del líder supremo, el Ayatolá Alí Jamenei, mantiene contactos a nivel interno con los interlocutores principales del programa nuclear. Estas conversaciones internas han sido el objeto de este escrito en el que he pretendido identificar y analizar las preferencias e intereses de los actores clave iraníes en el conflicto nuclear de cara a anticipar algunos de los vetos y líneas rojas internas que el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, debe tener presentes cuando se siente en Viena con sus homólogos del Grupo de 5+1. El programa nuclear goza de un consenso político y social amplio. El líder supremo Ali Jamenei, el presidente Rohani, la cúpula dirigente e incluso la opinión pública contemplan el programa nuclear como una pieza clave para alcanzar los objetivos de la política exterior _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 1 de 30

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iraní: la seguridad, la identidad islámica del régimen y el liderazgo en el Gran Oriente Medio. Sin embargo, la cuestión nuclear se está transformando últimamente en un eje de confrontación en la arena política entre dos facciones cada vez más nítidas: los campeones nucleares, defensores a ultranza del programa nuclear, que coinciden en parte con el establishment conservador, y los centristas que cuentan en sus filas con conservadores moderados, aperturistas y reformistas. Discrepan en la definición del interés nacional y en cuanto al grado de desactivación del programa nuclear que están dispuestos a aceptar en las negociaciones. La cuestión nuclear trasciende, por tanto, el ámbito de la defensa y se convierte en un arma arrojadiza entre dos grupos políticos enfrentados por el poder. En este sentido, la consecución o no del acuerdo con el Grupo de 5+1 incidirá en las oportunidades de las dos facciones en las elecciones de 2016 al Parlamento y a la Asamblea de Expertos, institución encargada de elegir al líder supremo, y en las presidenciales de 2017. La facción de los campeones nucleares ha dominado la política iraní hasta la elección del presidente Hassan Rohani. El ex presidente Mahmud Ahmadimejad, con sus dos principales arietes, la Guardia Revolucionaria y los científicos iraníes, siguieron una estrategia de resistencia y confrontación en la que identificaron férreamente la seguridad nacional con la posesión de armas de destrucción masiva de carácter disuasorio. Esa estrategia de resistencia de Ahmadinejad tuvo resultados nefastos para los iraníes y para el Régimen. El aislamiento internacional, las sanciones, y la recesión económica castigaron el bienestar social y desgastaron la legitimidad del régimen islámico. En 2013 el país presentaba un estado lamentable en medio de una crisis política, económica y social que sirvió de caldo de cultivo para la victoria aplastante de Hassan Rohani, con sus promesas de cambio en política nuclear, frente a los candidatos continuistas más próximos a Ali Jamenei y a la facción de los campeones nucleares. La facción centrista reúne a conservadores moderados y reformistas que abundan en el Gobierno del presidente Rohani y defienden una estrategia de integración. Para ellos el interés nacional del país se fundamenta no solo en la seguridad militar sino también en la estabilidad política y el desarrollo económico. En este sentido, existen ámbitos en los que la cooperación internacional puede resultar ventajosa para Irán, por lo que dicha facción ha apostado por una solución negociada del conflicto nuclear. La clave de bóveda del acuerdo nuclear se encuentra en la postura del líder supremo, el Ayatolá Ali Jamenei, referencia ideológica de los más conservadores pero suficientemente pragmático como para abrazar el diálogo con Occidente cuando le beneficia. Es la correa de transmisión de las inquietudes de los campeones nucleares al Gobierno de Rohani y concentra el poder retributivo necesario para arrastrar a los conservadores y campeones nucleares detrás de un acuerdo. Tiene en definitiva la capacidad suficiente para imponer su visión a todas las partes interesadas. En el pasado Ali Jamenei ha recurrido a los campeones nucleares o a los centristas en función de las presiones internas y externas al régimen. Fue él quien decidió romper las negociaciones y reanudar las actividades de enriquecimiento de uranio en 2005. Y también quien ordenó en marzo de 2013, varios meses antes de la elección del presidente Rohani,

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el inicio de negociaciones secretas con los americanos, según ha trascendido tras la firma del acuerdo interino de noviembre de 2013. Para los clérigos Ali Jamenei y Hassan Rohani el fin último del acuerdo con el Grupo de 5+1 es de carácter interno: garantizar la supervivencia del régimen islámico en la primera mitad del s. XXI. Anticipan que el levantamiento de las sanciones traerá el crecimiento económico y el progreso social, y eso redundará en el reencuentro entre el pueblo y sus líderes espirituales. Para renovar la legitimidad del régimen están dispuestos a pagar un precio en términos de limitaciones a su programa nuclear. Ahora bien, el líder supremo no sancionará un acuerdo que corte el cordón umbilical que le une al establishment conservador que le protege y apoya. Sopesará las consecuencias y la opinión de las Fuerzas Armadas, del Consejo de los Guardianes, de la comunidad científica, y en particular, de la Guardia Revolucionaria. Efectivamente, la Guardia Revolucionaria es el actor que más poder político, militar y económico ha acumulado en las últimas décadas gracias a su alianza con Ali Jamenei. Han sido sus fieles escuderos frente a los reformistas y el desviacionista de Ahmadinejad, y el líder los ha recompensado intercediendo a su favor en los procesos de privatización y en la adjudicación de contratos públicos a las empresas que controlan. Tienen poderosos intereses creados en el programa nuclear que deberán ser atendidos y su influencia en el líder supremo es notable. Por su parte, el presidente Rohani se juega el éxito de su mandato (y de su carrera política) a un acuerdo que encauce las presiones internas y evite una acción militar de castigo o la continuidad del aislamiento internacional. Rohani y su ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, deberán resolver la cuadratura del círculo: conseguir el levantamiento del mayor número de sanciones en el menor tiempo posible para satisfacer a la opinión pública y a la clase comerciante, al tiempo que respetan las líneas rojas definidas por el líder supremo para aplacar a los campeones nucleares. En este sentido, el acuerdo debe abstenerse de abordar temas de derechos y libertades fundamentales que cuestionarían el régimen y el poder concentrado en el líder supremo; abstenerse de tratar temas regionales; preservar la capacidad de Irán para enriquecer uranio; y permitirle mantener los avances tecnológicos logrados hasta ahora. El paso del tiempo complica aún más el rompecabezas que deben solucionar Rohani y Zarif. La opinión pública se impacienta con el Gobierno ante la lentitud de la recuperación económica y el aumento del coste de la vida derivado de la política de supresión de subsidios estatales. A su vez los seguidores de Ahmadinejad y de los candidatos conservadores de las presidenciales de 2013, ya recuperados del batacazo electoral, se movilizan de forma tímida pero cada vez más visible y denuncian que las negociaciones de Viena comprometen la seguridad nacional. Estos dos fenómenos se retroalimentan mutuamente y pueden afectar la estabilidad del Gobierno en los próximos meses, así como el recorrido de las negociaciones. No obstante, el Presidente Rohani cuenta con dos importantes bazas negociadoras. Por un lado, representa a los ojos de Occidente la mejor oportunidad en décadas para resolver el conflicto nuclear de forma negociada en un momento en que EEUUs está en retirada del Gran Oriente Medio. Es él o los campeones nucleares. Por otro, la postura de los centristas _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 3 de 30

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reúne de momento el apoyo mayoritario de las élites dirigentes, del ejército, del Parlamento, de los comerciantes, de la opinión pública, y del líder supremo. De todo ello, se puede concluir que hay razones para la esperanza. Como ha declarado Javier Solana recientemente: “Hay motivos para el optimismo en las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear”.

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Introducción La victoria de Hassan Rohani en 2013 Hace unos días pasó inadvertido el primer aniversario de la victoria en primera vuelta del Hojatoleslami Hassan Rohani en las elecciones presidenciales de la República Islámica de Irán el 14 de junio de 2013. La candidatura del conservador moderado Hassan Rohani, avalada por los reformistas, consiguió el aval mayoritario de los iraníes para un “Gobierno de Prudencia y Esperanza” que se ocuparía de recuperar la economía y finalizar el aislamiento internacional. Su victoria inyectó un soplo de aire fresco en el ambiente encorsetado de un país sumido en una profunda crisis económica, social y política. En efecto, el país de los antiguos persas sufre desde hace años el aislamiento internacional derivado del conflicto que le enfrenta a la Comunidad Internacional en torno a la naturaleza civil del programa nuclear como aseguran los iraníes o también militar como ha indicado la Agencia Internacional de la Energía Atómica (en lo sucesivo, el conflicto nuclear). Con un entorno exterior tan adverso, la economía empeoró durante el último mandato del presidente Mahmud Ahmadinejad (2009-2013). Las sanciones internacionales castigaron las exportaciones de petróleo, interrumpieron el suministro de piezas y equipos para las cadenas de montaje de la industria del automóvil, y limitaron las operaciones internacionales de los bancos iraníes. Además, el Gobierno agravó la situación con su nefasta gestión de la industria del petróleo, su reforma ineficiente de los subsidios y los programas sociales desencaminados. Los resultados fueron dramáticos. Las exportaciones de petróleo y de gas, que proporcionan los principales ingresos del país, cayeron a su mínimo histórico en 20 años (700.000 barriles de petróleo / día en otoño de 2013), la inflación se disparó del 13 al 45% en junio de 2013, el real iraní perdió el 80% de su valor y el PIB se contrajo en casi seis puntos porcentuales en el año económico 2012/2013ii. A su vez, la crisis política tiene sus raíces en el descontento social con las condiciones económicas y, especialmente, en el atentado contra la legitimidad del régimen perpetrado por el pucherazo de las elecciones presidenciales de 2009. El establishment conservador habría maniobrado para arrebatar la victoria a los reformistas Hossein Mousavi y Mehdi Karroubi y reprimir violentamente las protestas ciudadanas del movimiento verde contra la reelección del presidente Ahmadinejad. Los cambios empiezan a vislumbrarse en el horizonte. Un año después de la victoria electoral de Hassan Rohani, la economía todavía tiene que crecer, la mayor parte de las sanciones siguen en pie y el país espera su reintegración en la economía internacional. Sin embargo, algunas señales de cambio se vislumbran tímidamente en el horizonte. La primera de todas, sin duda, el deshielo en las relaciones exteriores. Irán y los EEUUs, Reino Unido, China, Rusia y Francia más Alemania (en adelante, el Grupo de 5+1), negocian en Viena un acuerdo definitivo al conflicto nuclear antes del 20 de julio. En noviembre de _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 5 de 30

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2013 alcanzaron un acuerdo interino que recogía una serie de medidas de confianza entre las partes para facilitar las negociaciones. Irán se comprometió a no enriquecer uranio a más del 5 % en U 235 en ninguna de sus instalaciones a cambio del levantamiento temporal de sanciones. Se permitiría a Irán exportar un millón de barriles de petróleo / día, productos petroquímicos, automóviles, metales preciosos, y acceder a fondos congelados en el extranjero por valor de 4.200 millones de dólares. Con ese entorno exterior más favorable la economía ha empezado a dar señales de mejoría gracias al repunte de las exportaciones de petróleo. Además, el Gobierno ha conseguido rebajar la inflación en más de diez puntos porcentuales. Además, ha recortado los subsidios a la energíaiii con el fin de liberar recursos públicos para invertirlos en infraestructuras y transportes. Estas medidas impopulares han redundado en aumentos exorbitantes de los precios de la gasolina y del gasoil y, junto con la subida de la factura del agua y de la electricidad, han encarecido el coste de la vida de los iraníes. A pesar de estas mejoras macroeconómicas, los iraníes sufren en sus bolsillos la eliminación de los subsidios y apenas sienten los efectos positivos de la reducción de la inflación, el aumento de las exportaciones de petróleo o el levantamiento de algunas sanciones. La sociedad se impacienta con la lentitud de la recuperación económica. El Ejecutivo de Rohani se encuentra en un momento crítico. Nos encontramos, por tanto, en un momento crítico para el Gobierno de Rohani. En primer lugar, el próximo 20 de julio termina el plazo para llegar a un acuerdo definitivo del conflicto nuclear, abierto a una prórroga de seis meses, por lo que los negociadores iraníes y del Grupo de 5+1 han iniciado un sprint diplomático para redactar el acuerdo, la fase más complicada. En segundo lugar, el halo de salvador con el que Rohani llegó al poder se desvanece entre las expectativas insatisfechas de unos iraníes que ansiaban un alejamiento de la pobreza más rápido. Y en tercer lugar, emergen con ímpetu en los últimos meses los detractores de la negociación nuclear en torno a un grupo conocido como “the worried”iv. Este grupo reúne a los incondicionales de los candidatos conservadores Mohammad Baquer Qalibaf y Saeed Jalili que fueron derrotados en las elecciones de 2013, a los “desviacionistas” o seguidores del presidente Ahmadinejad, y a los discípulos del clérigo ultraconservador Ayatolá Muhammad Taqi Mesbah Yazdi, antiguo consejero espiritual de Ahmadinejad y líder de un grupo político radical, “the Steadfast Front” que cuenta con varias decenas de seguidores en el Parlamento. ¿Qué está en juego? La consecución o no del acuerdo definitivo del conflicto nuclear afectará profundamente la política iraní y las relaciones internacionales de las próximas décadas en el Gran Oriente Medio, una región en la que abundan los conflictos sin resolver (Palestina o Kurdistán), los focos de terrorismo (Afganistán, Pakistán) y la proliferación de armas de destrucción masiva (Irán). Una región que, al mismo tiempo, es de vital importancia para la comunidad _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 6 de 30

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internacional porque alberga las mayores reservas de petróleo para alimentar la economía global. Un acuerdo definitivo normalizaría las relaciones de Irán con Estados Unidos y Occidente y revolucionaría el sistema de alianzas en el Gran Oriente Medio en un momento en que la superpotencia americana se retira de esa región. Baste citar los recelos que ya ha provocado el acuerdo interino de noviembre de 2013 en los dos aliados más fieles de Estados Unidos en la región: en la monarquía saudí y en el Estado de Israel. En ese sentido, Irán representaría un papel principal en la resolución de los conflictos enquistados de Siria, Afganistán, y de Irak, lugares en los que sus intereses coinciden parcialmente con los de EEUUs, aunque eso no significa que los viejos enemigos puedan convertirse en amigos repentinos. Sin duda, este cambio afectaría a la lucha regional que la Monarquía saudí libra con el régimen de los Ayatolás a través guerras indirectas en Siria y en otros terrenos de operaciones para asegurarse la hegemonía en el Gran Oriente Mediov. El fracaso de las negociaciones, por el contrario, acercaría Irán a los brazos de Rusia y China, intensificaría la carrera armamentística y la proliferación nuclear en Oriente Medio, y añadiría mucha inestabilidad si Israel o EEUUs reacciona al no acuerdo mediante una acción militar para evitar que Irán consiga la bomba atómica. En cuanto al régimen islámico, un acuerdo limitado al dossier nuclear reforzaría los cimientos de la República Islámica en la primera mitad del siglo XXI gracias a la vuelta del crecimiento económico y de la prosperidad. En cambio, su ausencia significaría estancamiento económico y social y probablemente inestabilidad política y revueltas sociales que podrían desencadenar una crisis del régimen similar a las acaecidas en los países vecinos como consecuencia de la Primavera Árabe o del intervencionismo americano. En clave interna, la consecución de un acuerdo definitivo revalidaría a los ojos de los iraníes la coalición de centristas y reformistas liderada por el presidente Rohani de cara a las próximas elecciones en 2016 al Parlamento y a la Asamblea de Expertos, institución encargada de la elección del líder supremo. Por el contrario, el fiasco diplomático daría alas a los conservadores que ambicionan regresar al poder con el apoyo de Ali Jamenei. De hecho, los más conservadores temen justamente el rédito electoral que el acuerdo aportaría al presidente Rohani y a su coalición de centristas y reformistas, y están dispuestos a evitar el acuerdo. Por último, la consecución de un acuerdo afectaría a los poderosos intereses creados en torno al programa nuclear, especialmente de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica y de la comunidad científica iraní.

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Plan de trabajo Me interesa estudiar la relación entre la política iraní y las negociaciones internacionales que Irán y el Grupo de 5+1 celebran en Viena. Recurriré a la teoría del politólogo Robert Putnamvi que concibe la interacción entre política interna e internacional como un juego con dos niveles:  un nivel nacional en el que los actores internos defienden sus intereses y presionan al Gobierno para que éste adopte las políticas preferidas por aquéllos al tiempo que el Gobierno intenta reforzar su poder construyendo coaliciones entre esos actores;  un nivel internacional en el que el Gobierno intenta maximizar sus opciones a la hora de satisfacer presiones internas al tiempo que necesita minimizar las consecuencias adversas de los acontecimientos internacionales. La teoría de Putnam, a diferencia de las teorías centradas en el Estado como actor racional, ofrece la ventaja de reconocer la inevitabilidad del conflicto interno a la hora de definir qué es el interés nacional. Complementaré la teoría de Putnam con el recurso al modelo de política burocrática teorizado por Graham Allison en el que los actores son jugadores que atienden no sólo a las cuestiones estratégicas específicas sino a problemas de tipo político, es decir, al tira y afloja característico de la política. En este escrito me centraré en el nivel interno del juego, es decir, en el análisis de la cuestión nuclear en la política iraní. Mi objetivo es identificar los individuos, instituciones y facciones en torno a la cuestión nuclear, analizar la distribución del poder entre ellos, sus intereses, preferencias y las coaliciones posibles, e indagar las condiciones que determinan la posición de cada actor y su influencia en el devenir del conflicto nuclear. Este análisis nos proporcionará algunos de los factores internos, posibles vetos, y líneas rojas que el ministro de Exteriores debe tener presentes cuando negocie en Viena con sus homólogos de la comunidad internacional en el sprint diplomático que se inicia en julio. En una primera parte desplegaremos el juego: describiremos el origen, la evolución y la situación actual del conflicto nuclear. En una segunda parte definiremos las reglas institucionales que contextualizan el juego: los rasgos del régimen y del proceso decisorio en materia nuclear. Y en una tercera parte identificaremos los jugadores, sus intereses, preferencias e influencia. 1. El juego: el conflicto nuclear iraní. La cuestión de fondo en el conflicto nuclear se encuentra en la incertidumbre en torno a la naturaleza del programa nuclear iraní: civil y pacífica, como reitera Teherán o militar como sospecha la comunidad internacional. Los datos disponibles parecen indicar que junto con el deseo lógico de adquirir tecnología nuclear para fines civiles, Irán estaría intentando pertenecer a los países con armamento nuclear, un proyecto que iría en contra del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de 1968 del que Irán es signatario. _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 8 de 30

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Un informe de noviembre de 2011 de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) indicó que Irán ha llevado a cabo actividades propias de un programa militar para el desarrollo de un dispositivo nuclear explosivo incluyendo esfuerzos, algunos con éxito, por obtener equipo y materiales de doble uso del ámbito nuclear por parte de personas y entidades del ámbito militar; la adquisición de información a través de una red clandestina sobre la fabricación de armas nucleares; y actividades sobre la elaboración de un diseño autóctono de un arma nuclear, incluyendo el desarrollo de detonadores seguros de acción rápidavii. El analista Julio Ortega García abunda en esa supuesta dimensión militar cuando se refiere al programa de misiles balísticos que Irán ha desarrollado en los últimos años. Un país solamente pone en marcha este tipo de sistema de armas con el fin último de emplear armamento no convencional, ya que su coste y capacidades son difíciles de justificar para el empleo de cabezas de explosivo convencionalviii. Por su parte, Ray Takeyh ha matizado las intenciones iraníes al señalar que el régimen de los Ayatolás está decidido a preservar todas sus opciones para construir una bomba atómica y ello implica acortar los plazos, en la medida de lo posible, para construirla una vez que se adopte la decisión, mediante el desarrollo de los componentes dispersos como la tecnología de doble uso militar y civilix. El analista Fareed Zakaria ha señalado que Irán se comporta como un actor racional, preocupado por su seguridad, prosperidad y poder y resuelto a ponderar sus acciones en función de sus costes y beneficios para asegurar sus intereses. En este sentido, cuenta Zakaria que en 2007 un alto funcionario iraní razonaba de esta forma tan significativa: Nosotros no pretendemos construir una bomba atómica, pero si lo hiciéramos, ¿acaso sería tan irracional?. Échale un vistazo a nuestro vecindario. Rusia tiene armas nucleares. India también. Pakistán tiene armas nucleares. China tiene armas nucleares. E Israel también. En nuestra frontera oeste los Estados Unidos tienen desplegados más de 100.000 soldados en Irak. Y en nuestra frontera este otros 100.000 en Afganistán. El Presidente de los EEUUs, George W. Bush, dice que está resuelto al cambio de régimen en Irán. Por tanto, si tú estuvieras en mi pellejo, ¿no te pondrías nervioso e intentarías comprar un seguro? x El Gobierno iraní siempre ha asegurado la naturaleza pacífica de su programa nuclear. Por su parte, el Gobierno de Irán ha reiterado el carácter pacífico de su programa nuclear. En un artículo de 8 de junio de 2014, el presidente Hassan Rohani indicaba: “De hecho, estamos comprometidos a no desarrollar y producir una bomba nuclear. Como se enunció en la fatwa emitida por el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, creemos fuertemente que el desarrollo, la producción, el acopio y el uso de armas nucleares son contrarios a las normas islámicas. Nunca ni siquiera contemplamos la opción de adquirir armas nucleares, porque contemplamos que esas armas podrían minar nuestros intereses de seguridad nacional; en consecuencia, no tienen lugar en la doctrina de seguridad de Irán.”xi.

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Las etapas del conflicto nuclear. En función de la intensidad del esfuerzo negociador, se pueden distinguir varias etapas en la evolución del conflicto nuclear: 2002-2005 El conflicto nuclear iraní estalló en el año 2002 cuando un grupo opositor iraní reveló la existencia de instalaciones de enriquecimiento de uranioxii en Natanz y de una planta de producción de agua pesada en Arak, de las que se desconocía su existencia hasta ese momento. Estados Unidos, Israel y el resto de la comunidad internacional se declararon alarmados ante la perspectiva de que Irán estuviese construyendo la bomba atómica. El Gobierno iraní puso sus cartas boca arriba cuando el presidente Mohamed Jatami (1997 – 2005) reconoció en 2003 la existencia de Natanz, Arak y la disposición iraní a disponer de capacidad propia en todo el ciclo nuclear, es decir, al desarrollo de manera autóctona de la minería, la separación de uranio natural, el enriquecimiento, su uso en reactores nucleares e incluso el reprocesamiento. Pero al mismo tiempo la élite iraní temía el aumento de la presión internacional, el establecimiento de nuevas sanciones e incluso una acción militar contra Irán. Por esas razones el presidente Jatami protagonizó una etapa de detente con los Estados Unidos mediante la interrupción unilateral de las actividades de enriquecimiento de uranio, y el inicio de negociaciones con los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido, y la firma de un Protocolo Adicional con la AIEA que permitía a ésta realizar más inspecciones de su programa nuclear. 2005-2013 La decisión del líder supremo de reanudar las actividades de enriquecimiento de uranio en 2005 inauguró ocho años de tensión entre las partes del conflicto. La percepción de las amenazas había cambiado: la presión exterior había aflojado y la pacificación de Irak (2003) y de Afganistán (2002) requerían toda la atención y recursos del gigante norteamericano. El líder supremo desoyó las advertencias de aquellos que temían que esa decisión significase el reenvío del conflicto al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el establecimiento de nuevas sanciones, como terminó ocurriendo. Desde entonces las sanciones se han sucedido en varias rondas aprobadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, EEUUs y la UE. La elección del populista Mahmud Ahmadinejad a la Presidencia de Irán en 2005 y su política exterior anti-occidental enconaron aún más el conflicto. 2013 Con la llegada al poder del presidente Rohani, el esfuerzo negociador ganó en intensidad. Irán y la AIEA firmaron el 11 de noviembre de 2013 una “Declaración conjunta sobre un marco de cooperación” que está permitiendo a la AIEA ejecutar las tareas de verificación necesarias para resolver las cuestiones pendientes. _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 10 de 30

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El 24 de noviembre, Irán y el Grupo de 5+1 alcanzaron un acuerdo interino que recoge el objetivo de negociar antes del 20 de julio de 2014, con una posible prórroga de seis meses, una solución global que asegure el carácter exclusivamente pacífico del programa nuclear de Irán. Desde enero de 2014, Irán negocia en Viena con el Grupo de 5+1 un acuerdo definitivo. Después de la última ronda de negociaciones en la semana del 16 al 20 de junio, los negociadores volvieron a sus capitales con un primer borrador de acuerdo debajo del brazo en el que se recogían las cuestiones pendientes de decidir como el número de centrifugadoras que se permitirá retener a Irán o el calendario del levantamiento de sanciones internacionales. 2. Las reglas del juego. Para entender el sentido, las formas y los contenidos de las conversaciones en el nivel interno debo referirme a las reglas institucionales que contextualizan el juego, en particular, a los rasgos del régimen político iraní, a la organización del poder, a las instituciones que cuentan en el dossier nuclear y al proceso decisorio. El régimen político iraní Se trata de un régimen político complejo y contradictorio que integra elementos teocráticos con instituciones democráticas por lo que no se puede hablar de dictadura a secas pero tampoco se puede catalogar como una democracia. Podría encajar en las “fórmulas intermedias” entre democracia y dictadura, a las que se refiere Giovanni Sartori. De una lado, la Revolución Islámica (1978-1979) implantó en Irán un régimen político dominado por clérigos expertos en la ley islámica en el que el líder supremo de la revolución disfruta de la primacía política y religiosa y deriva su autoridad de la doctrina “velayat-e faghih” o dominio del jurisconsulto supremo, según la cual actúa como el líder de los creyentes y representante del último Imán en la tierra. En teoría, el líder supremo es elegido por una Asamblea de Expertos, integrada por clérigos y elegida por el pueblo, aunque en la práctica la opinión del líder supremo cuenta mucho a la hora de decidir su sucesor. De otro, la Constitución de 1979 establece dos magistraturas de elección popular: el presidente de la República, la segunda magistratura más importante después del líder supremo, y la Asamblea Consultiva Islámica. Los candidatos deben superar el filtro del Consejo de Guardianes que deberá ratificar su competencia para los cargos. No obstante, las magistraturas elegidas por el pueblo tienen bastante menos poder e influencia que el líder supremo y el resto de institucionales que éste nombra, como el Consejo de los Guardianes que está por encima del poder legislativo, ejecutivo y judicial o el Consejo de Discernimiento de la Conveniencia del Sistema que arbitra los conflictos entre el Consejo de los Guardianes y el Parlamento. En realidad, el desequilibrio es tal que el presidente Jatami se refería a la Presidencia como “un Jefe de Gabinete del líder supremo”. De ahí que los detractores del inmenso poder que _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 11 de 30

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acapara el líder supremo aspiren a una especie de soberanía dual que implicaría el tránsito hacia un equilibrio de poder entre el líder supremo y el presidente de la República. Por lo demás la Asamblea Consultiva Islámica de elección popular legisla bajo la mirada atenta del todopoderoso Consejo de los Guardianes que puede vetar la legislación que no sea suficientemente islámica. Y por último, el régimen ha impuesto a los medios de comunicación una censura en materia de política exterior y seguridad nacional. En particular, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, del que trataré a continuación, ha instado a las agencias de noticias a no publicar informaciones que pudieran debilitar a esa institución o sugerir divisiones internas en torno al dossier nuclearxiii. En definitiva, el régimen político iraní está desprovisto del equilibrio de poderes de las democracias occidentales; al contrario, el líder supremo goza de unos poderes amplísimos. Y es un régimen político alambicado que siembra la semilla de la discordia y de los roces entre el líder supremo y el presidente. La cohabitación entre estas dos magistraturas, vitalicia en la práctica la primera, limitada en el tiempo la segunda, con legitimidad religiosa la primera, popular la segunda, no resulta sencilla. El proceso decisorio en materia de seguridad y defensa Se puede hablar de un triángulo institucional decisorio en materia nuclear. El primer vértice es el Consejo Supremo de Seguridad Nacional (CSSN), un órgano colegiado presidido por el Presidente de la República, que es competente para la definición y coordinación de las políticas de seguridad y defensa, y en particular, del dossier nuclearxiv. El Consejo está compuesto por los líderes del poder judicial, ejecutivo y legislativo, los ministros de Exteriores, Interior, Inteligencia, Defensa, los Jefes del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (en adelante, Guardia Revolucionaria o Pasdarán) y los representantes del líder supremo. El segundo es el equipo que se encarga de las negociaciones con la comunidad internacional. Desde 2002 siempre se había encargado la dirección de las negociaciones con las potencias occidentales del conflicto nuclear al Secretario del CSSN (Hassan Rohani hasta 2005, Ali Larijani hasta 2007, y Saeed Jalili hasta 2013). No obstante, el presidente Hassan Rohani ha atribuido la competencia sobre la negociación al Ministerio de Asuntos Exteriores, traspaso que implica el afianzamiento de la autoridad de este Ministerio para negociar de forma pro-activa y para supervisar el programa nuclear. En cualquier caso, todas las decisiones adoptadas por el CSSN o negociadas por el ministro de Exteriores se presentan al líder supremo para recabar su conformidad antes de su aplicación. Más allá de estos canales formales, el líder supremo recibe inputs en materia de política exterior y de seguridad de los líderes de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica. En resumen, el proceso decisorio en materia nuclear, al igual que otras cuestiones de seguridad, gira en torno al vértice superior que representa el líder supremo que recibe inputs de un restringido grupo de individuos del CCSN, de la Asamblea de Expertos, del Ministerio de Asuntos Exteriores, de la Organización Iraní de la Energía Atómica, la _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 12 de 30

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Asamblea Consultiva Islámica, de la Guardia Revolucionaria y de otras instituciones conservadores como el Consejo de los Guardianes y el Consejo de Discernimiento.

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3. Los jugadores a. Ali Jamenei La concentración del poder en el líder supremo. El Ayatolá Seyyed Ali Jamenei (1939) es desde la muerte del Gran Ayatolá Ruholah Jomeini en 1989 el líder supremo de la Revolución, es decir, la fuente suprema de autoridad y guía. Sus poderes constitucionales son amplísimos: En primer lugar, es el Jefe del Estado, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, establece las directrices generales de la política de la República Islámica de Irán y declara la guerra y la paz. En segundo lugar, atesora un poder sin igual a través de su prerrogativa de nombramiento y destitución de los dirigentes de las instituciones de control de la ciudadanía: nombra y destituye al presidente de la Radiotelevisión iraní, a la más alta instancia del poder judicial y a los jefes y comandantes de las Fuerzas Armadas, de los cuerpos de la seguridad del Estado y de la Guardia Revolucionaria. Y en tercer lugar, ejerce el control de dos instituciones constitucionales que están por encima del poder legislativo, ejecutivo y judicial:  Nombra a la mitad de los alfaquíes del Consejo de los Guardianes, una especie de cámara alta o tribunal constitucional que goza de un auténtico derecho de veto para anular todo aquello que no sea suficientemente islámico o vaya en contra de la Constitución, ya se trate de leyes aprobadas por la Asamblea Consultiva Islámica o de candidatos a ésta o a la Presidencia de la República. Es el Consejo de Guardianes el que vetó la candidatura del ex Presidente y líder reformista Ali Akbar Hashemi Rafsanjani a las elecciones presidenciales de 2013.  Y elige a los miembros del Consejo de Discernimiento de Conveniencia del Sistema encargado de arbitrar las disputas entre el Consejo de los Guardianes y la Asamblea Consultiva Islámica, las cuales surgen con el veto de aquél a las leyes de ésta. Una trayectoria política única en la historia de la República Islámica. La trayectoria política de Ali Jamenei no tiene parangón en la historia de la República Islámica. Estuvo desde muy temprano en el círculo íntimo del Gran Ayatolá Ruholáh Jomeini y ha ocupado las dos magistraturas más altas de la República: la Presidencia desde 1980 a 1988 y el liderazgo supremo de la revolución a la muerte de aquél. Ali Jamenei ha alternado su apoyo a las facciones más conservadoras y a las reformistas en función de las presiones internacionales y las circunstancias domésticas. Ha cohabitado con un Presidente aperturista (Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, de 1988 a 1995), un reformista (Mohamed Jatami, de 1997 a 2005), un ultraconservador (Mahmud Ahmadinejad, de 2005 a 2013) y un centrista (Hassan Rohani). Con todos ellos ha mantenido relaciones difíciles. Sin embargo, la cohabitación más tensa se produjo con Ahmadinejad, uno de sus protegidos hasta que decidió ir por libre y se revolvió contra el líder supremo en 2011-2012. Sus discrepancias ocasionaron la división de los conservadores entre los llamados “principalistas” o “sultanistas” que representan la _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 14 de 30

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versión rigorista y fiel a los principios de la Revolución de 1979 y los “desviacionistas”, nombre que les dieron los medios de comunicación adeptos a Ali Jamenei por desviarse de la doctrina oficial. Este grupo formado en torno a Ahmadinejad integra a las élites que han surgido fuera del ámbito de la aristocracia clerical chiita y anteponen el nacionalismo persa a la cuestión religiosa. ¿Qué quiere el Ayatolá Ali Jamenei? Ali Jamenei quiere asegurar la continuidad del régimen teocrático y la supremacía del estamento clerical en é. Para este fin, cuenta con la ayuda de un poderoso establishment conservador integrado por el poder judicial, el Consejo de Guardianes, el Consejo de Discernimiento, las Fuerzas Armadas y especialmente la Guardia Revolucionaria o Pasdarán. La Guardia Revolucionaria, en la que me detendré más adelante, ha sido el socio estratégico e indispensable de Ali Jamenei. Ellos han protegido al líder supremo de amenazas internas incluyendo clérigos insatisfechos, reformistas, o del Presidente Ahmadinejad. Y Ali Jamenei ha favorecido el ascenso de sus cuadros y su transformación en el actor económico más importante del paísxv. Ahora bien, las experiencias malogradas de los regímenes autoritarios de Túnez, Libia, Yemen y Egipto deben de haberle convencido de que el control de los principales resortes del poder coercitivo, persuasivo y retributivo no es suficiente para asegurar el futuro de un régimen como el iraní. A la vista de la situación del vecindario, Ali Jamenei es consciente de que la salvación de la República Islámica, que tuvo un apoyo popular masivo en su origen, necesariamente pasa por la superación de la desafección ciudadana. Y para eso necesita que el régimen genere de nuevo crecimiento económico y bienestar social para lo que requiere a su vez el acuerdo con Occidente y el levantamiento de las sanciones. Su apuesta por la negociación con Occidente Por esos motivos, Ali Jamenei decidió a principios de 2013 dar un golpe de timón de 180º a la estrategia de resistencia seguida hasta entonces y sentarse de nuevo en la mesa de negociaciones. En su discurso del año nuevo iraní de marzo de 2013 Ali Jamenei se mostró dispuesto por primera vez a un diálogo directo con EEUUs; en particular, afirmó que EEUUs había enviado mensajes para dialogar directamente sobre el programa nuclear al margen de las negociaciones con el grupo 5+1 y añadió “Yo no soy optimista sobre este diálogo, pero no me opongoxvi”. Associated Press reveló en noviembre de 2013 que los EEUUs e Irán habían comenzado a negociar en secreto en marzo de 2013, varios meses antes de la elección de Rohanixvii. No obstante, la llegada de Rohani a la Presidencia impulsó el proceso y la firma del acuerdo interino en tan breve espacio de tiempo.

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Riesgos y líneas rojas Ali Jamenei sabe bien que su apuesta por las negociaciones no está exenta de riesgos y tampoco le sirve cualquier acuerdo. En su ensayoxviii sobre el pensamiento de Ali Jamenei, el escritor disidente Akbar Ganga abunda sobre la desconfianza del líder supremo hacia las intenciones de los Estados Unidos que pretenden acabar con el régimen islámico al igual que hicieron con la Unión Soviética en 1989-1991. En ese sentido, Ali Jamenei recuerda las experiencias malogradas de todos aquellos que confiaron en los EEUUs. El presidente Jatami acordó suspender el enriquecimiento de uranio durante dos años e Irán no consiguió el levantamiento de las sanciones ni logró que se descongelase su acceso a los fondos iraníes en EEUUs. El Presidente Gadafi renunció a las armas de destrucción masiva y el régimen libio fue bombardeado por la OTAN en 2011. Saddam Hussein permitió a la AIEA inspeccionar sus instalaciones, carecía de armas de destrucción masiva y, a pesar de todo eso, Irak fue invadido y Saddam Hussein acabó en la horca. No obstante, Akbar Ganji y Mehdi Khalaji, otro experto sobre Irán, coinciden en que Ali Jamenei no es anti-occidental por convicción. El último ha indicado que en realidad Ali Jamenei es anti-americano para diferenciarse y consolidar su poder interno frente a los reformistas. Además, es un ávido lector de novelas occidentales, de Victor Hugo, Balsac, Tolstoy o Steinbeck, y considera la ciencia y el progreso como los baluartes de Occidentexix. Concluye Akbar Ganji que el Ayatolá Ali Jamenei ha superado las categorías ideológicas absolutas de “Occidente”, “la arrogancia de EEUU”, y ha adoptado una visión más matizada de Occidente como una realidad social compleja en la que conviven la explotación capitalista y el imperialismo junto con el dinamismo derivado de su producción artística, literaria, científica y tecnológica, la predisposición al riesgo, las innovaciones tecnológicas y la diversidad religiosa. En resumen, el Ayatolá Ali Jamenei es un ideólogo de la Revolución pero es suficientemente pragmático como para abrazar la negociación con el fin de salvar al régimen. Su postura hacia la cuestión nuclear es calculadamente ambivalente. Seguirá apostando a las negociaciones con el Grupo de 5+1 siempre que el proceso y sus resultados garanticen la supervivencia del régimen. El límite de su apoyo se encuentra en un acuerdo que le distancie irremediablemente del establishment conservador que le ha apoyado y defendido en los últimos 25 años. Por eso, Ali Jamenei seguirá haciendo guiños a los conservadores: declarándose pesimista en relación con las negociaciones o estableciendo una supervisión de la eficiencia de los negociadores. El líder supremo velará por que el acuerdo no traspase las líneas rojas siguientes: no tratará de derechos y libertades fundamentales, los cuales pondrían en entredicho la esencia política del régimen y tampoco abordará cuestiones regionales; y permitirá a Irán continuar con el enriquecimiento de uranio y preservar la tecnología nuclear desarrollada hasta el momento.

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b. Hassan Rohani Los poderes constitucionales limitados del Presidente. Hassan Rohani (1948) es desde junio de 2013 el presidente de la República Islámica de Irán, la mayor autoridad del país después del líder supremo según la Constitución xx. Es el jefe del Ejecutivo, nombra a los ministros, que requieren el visto bueno de la Asamblea Consultiva Islámica, es responsable de la marcha diaria de la administración, y diseña y ejecuta la política económica. Aunque la última palabra en política exterior recae en el líder supremo, el Presidente nombra los ministros de Defensa, Inteligencia y Exteriores e influye en el tono y las formas de la política exterior. También preside el Consejo Supremo de Seguridad Nacional (CSSN). Las fuentes del poder de Rohani El poder del presidente Hassan Rohani deriva principalmente de su brillante carrera política, de su legitimidad democrática y de su demostrada habilidad negociadora. En primer lugar, el Presidente Rohani es un teólogo, jurista, académico y hombre de Estado que ha cooperado estrechamente con la cúpula dirigente de signo conservador y reformista de los últimos 35 años. Con Ali Jamenei, Rohani ha tenido siempre una buena sintonía. Ali Jamenei integró a Rohani en el CSSN, y después lo designó su representante personal en el CSSN. Con el presidente Rafsanjani, Rohani también mantiene buenas relaciones. Fue su adjunto cuando Rafsanjani fue designado Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas en la guerra contra Irak. Después Rohani ha cooperado con él en otras instituciones como la Asamblea de Expertos. El presidente Jatami recurrió igualmente al asesoramiento de Rohani en materia de seguridad internacional. No cabe duda que infunde confianza. Otra prueba de ello es que el presidente Jatami y el líder supremo Ali Jamenei le encargaron en 2003 una misión diplomática del más alto nivel: negociar y convencer a Occidente de la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní. Sin embargo, todo cambió con la llegada al poder del Presidente Ahmadinejad en 2005. Rohani dimitió de su cargo de Secretario del CSSN y de negociador jefe, y se retiró de la primera fila de la política para dirigir el Centro Iraní de Estudios Estratégicos. Su respaldo al movimiento verde de protesta contra el pucherazo de la reelección de Ahmadinejad en 2009 acortó las distancias ideológicas entre Rohani y los reformistas. Su legitimidad popular En segundo lugar, su dilatada experiencia política, sus buenas relaciones y sus habilidad negociadora le sirvieron para congregar en torno a su candidatura presidencial a los conservadores moderados de Ali Jamenei, a los aperturistas de Rafsanjani y a los reformistas de Jatami y de Mir Hussein Moussavi, el aspirante reformista de 2009, sin cuyos avales difícilmente hubiese ganado las elecciones. La autoridad de Hassan Rohani procede de los 16 millones y medio de iraníes que votaron por él en 2013, una mayoría absoluta que le dio la Presidencia en primera vuelta. No se _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 17 de 30

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debe pasar por alto que la candidatura de Rohani obtuvo 10 millones de votos más que el conservador Mohammad Baquer Qalibaf, el alcalde de Teherán, y 12 millones más que el candidato más cercano a Ali Jamenei, Saeed Jalili. En particular, el diálogo con Occidente sobre el conflicto nuclear se encuentra legitimado en el apoyo mayoritario que recibió Rohani en las urnas. De hecho, los iraníes castigaron a los candidatos conservadores que defendían el estatus quo, por considerar a estos los responsables de las sanciones y del retroceso económico, y dieron su confianza al candidato del cambio que prometió resolver el conflicto nuclear de forma negociada. El mandato negociador de la opinión pública al Presidente es difícilmente cuestionable. ¿Qué quiere el Presidente Rohani? Al igual que Ali Jamenei, el Hojatoleslam Hassan Rohani prioriza la salvaguardia de la revolución y del régimen islámico. A diferencia de Ali Jamenei, Rohani se siente cómodo con un abanico más amplio de opciones para alcanzar ese fin, incluyendo las reformas internas, el desarrollo económico y el diálogo con Occidente. Esa actitud distinta se explica por su formación multidisciplinar, su estancia en el extranjero (Reino Unido) y su trayectoria académica que han moldeado una personalidad compleja y más abierta al cambio. En este sentido, el analista Steve Ditto ha indicado que Hassan Rohani es un ideólogo revolucionario reconvertido en político y académico que intenta reconciliar su identidad musulmana, su pertenencia al estamento clerical chiita, con los desafíos derivados del desarrollo económico, la modernidad y la globalizaciónxxi. Ahora bien, no se trata de un ideólogo cualquiera. Esa excelente formación y experiencia le han proporcionado una visión realista de los problemas que acechan al país y le han convencido de que no puede recurrir al derecho islámico para solucionarlos. Además, es intencionadamente suave en las formas, adopta un tono conciliador y trata de evitar el lenguaje agresivo de su predecesor. En esa dirección, Rohani se ha rodeado de personas que no contemplan el mundo de una forma maniquea y cerrada. Al contrario, piensan que aquél puede ser hostil pero también ofrece oportunidades interesantes para la cooperación y acción colectiva en áreas en las que existen intereses comunes. Su colaborador más próximo es el Ministro de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif, un diplomático formado en los EEUUs que fue embajador de Irán ante Naciones Unidas y formó parte del equipo negociador que lideró Rohani entre 2003 y 2005. En otro orden de ideas, Hassan Rohani es un político que quiere ser reelegido Presidente en 2017 y replicar el éxito de la coalición de moderados y reformistas en las elecciones legislativas de 2016. Cree firmemente que el éxito de este mandato presidencial depende de la consecución del acuerdo nuclear, según el politólogo Stephen Waltxxii. De ahí que haya adoptado decisiones muy arriesgadas en términos de coste político como el acuerdo interino de noviembre o sus gestos de buena voluntad hacia Israel que resultan impopulares a los ojos de la mayoría de los iraníes.

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El factor tiempo El paso del tiempo sin acuerdo definitivo corre en su contra. Por un lado, crece la impaciencia de la ciudadanía ante la lentitud de la recuperación económica. Por otro, las voces críticas se multiplican y proceden de sectores distintos. Los sectores más conservadores, los clérigos y los estudiantes de seminarios islámicos se han agrupado en torno a la plataforma de “we are worried” y acusan al Gobierno de estar allanando el camino a la contracultura occidentalxxiii y de comprometer el interés nacionalxxiv. Este repunte de las tensiones internas explica las llamadas reiteradas del Gobierno a concluir un acuerdo antes del 20 de julio, sin necesidad de acudir a la prórroga de seis mesesxxv. c. La Asamblea Consultiva Islámica La Asamblea Consultiva Islámica o Majlis, compuesta por 290 diputados elegidos directamente por el pueblo, es una especie de cámara baja que legisla, aprueba el presupuesto y ejerce el control político del Presidente. Del Majlis se ha dicho que se trata de un “foro de debate político” en lugar del poder legislativo independiente de las democracias liberales; de hecho, según el artículo 94 de la Constitución, todas sus decisiones deben ser remitidas al Consejo de Guardianes que, en un plazo máximo de diez días, tiene la obligación de cotejarlas con los principios islámicos y la Constitución. En caso de flagrante contradicción las devolverá a la Asamblea para su revisión. No es extraño que haya ejercido una escasa influencia en el dossier nuclear. Durante 18 años el Gobierno construyó su programa nuclear secreto de espaldas al Parlamento que se enteró por la prensa de su existencia en 2002 y eso a pesar de su competencia para aprobar los presupuestos del Estado. La cuestión no termina ahí. A pesar de que la Constitución establece que la firma de tratados, convenios, acuerdos y pactos internacionales requiere la aprobación previa del Parlamentoxxvi, el Gobierno ha sorteado esa dificultad en materia nuclear calificando los acuerdos como si fuesen memorandos de entendimiento. De esta forma se le marginalizó del proceso decisorio del acuerdo interino de 24 de noviembre de 2013. Solo recientemente el Majlis, de tendencia conservadora en esta legislatura, ha levantado su voz para oponerse al diálogo emprendido por el presidente Rohani y asegurarse un papel en él. Con ese fin llueven últimamente las solicitudes de comparecencias de los ministros de Rohani ante el Parlamento. Además, el Majlis ha aprobado legislación para incrementar el enriquecimiento de uranio al 60% si el país es sometido a una nueva ronda de sanciones. d. La Agencia de la Energía Atómica iraní. La comunidad científica y los gobernantes iraníes han forjado una alianza en la que estos proporcionan a los científicos recursos suficientes para sus programas a cambio del conocimiento necesario para colocar a Irán en una posición de liderazgo tecnológico y económico en el Gran Oriente Medioxxvii. _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 19 de 30

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La lealtad de los científicos al régimen también deriva de su hostilidad a la comunidad científica internacional que ha excluido regularmente a los iraníes de los programas internacionales, una política que ha azuzado el sentimiento nacionalista de los científicos persas. Particular mención merece la Agencia de Energía Atómica iraní, creada en 1974 y encargada de supervisar tanto el programa nuclear civil como las actividades nucleares clandestinas. En el conflicto nuclear, la Agencia se ha opuesto a la cesación del programa nuclear debido a sus intereses organizacionales, es decir, al temor a perder científicos, prestigio y presupuesto. Su influencia en la cuestión nuclear deriva de su atesoramiento del conocimiento técnico del programa nuclear que puede utilizar de varias formas. Por un lado, el veto decisorio o la propuesta de las alternativas técnicas que más le convengan en la negociación al tiempo que excluyen otras opciones más dañinas para sus intereses. Por otro, de alcanzarse un acuerdo, podrían ejercer el veto paralizante y ralentizar la puesta en marcha de las medidas que se pacten. e. Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Iraní La Guardia Revolucionaria o Pasdarán se establecieron en 1979 con el fin de defender la Revolución y el régimen de sus enemigos externos e internos. Desde entonces ha ampliado considerablemente su campo de actuaciones hasta convertirse en la espina dorsal del régimen y en uno de sus principales actores económicos. La columna vertebral de su poder es militar. La Guardia Revolucionaria está integrada por más de 100.000 soldados que sirven en los tres ejércitos (aire, tierra y marina) en paralelo a las Fuerzas Armadas de Irán. Controla las operaciones militares irregulares en el exterior a través de la Brigada “Quds” en Siria o Líbano y supervisar los “Basijl”, unas unidades paramilitares. En el ámbito económico, las privatizaciones han favorecido a la Guardia Revolucionaria que ha adquirido el control de bastantes empresas públicas del sector del petróleo, la ingeniería y la construcción que se benefician a su vez de la adjudicación de contratos públicos. También se les relaciona con fabricantes de armas y empresas de tecnología nuclear. Y en el ámbito político, el Ayatolá Ali Jamenei ha recurrido a ellos para frenar a los reformistas desde las revueltas estudiantiles de 1999 y se da por sentado que tuvieron un papel principal en el pucherazo que aseguró la reelección de Ahmadinejad en 2009. En ese sentido puede hablarse de una simbiosis duradera entre el líder supremo que ha utilizado a la Guardia Revolucionaria para apuntalar su autoridad en la política iraní y los Pasdarán que han crecido al abrigo y gracias a la generosidad del Ayatolá Ali Jamenei. El do ut des ha presidido la relación y Ali Jamenei los ha recompensado de dos formas: 

Ha recurrido a antiguos comandantes de la Guardia Revolucionaria para cubrir altos cargos en las instituciones: Presidente de la República (Ahmadinejad), Secretario del _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 20 de 30

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Consejo Supremo de Seguridad Nacional (Saeed Jalili), y el Consejo de Discernimiento (Mohsen Rezaei). Ha favorecido la privatización de empresas públicas, algunas veces a precios por debajo del valor de mercado, que han quedado en manos de la Guardia Revolucionaria, y también la contratación pública con esas empresas.

En la actualidad, la Guardia Revolucionaria teme perder todo el poder que ha acumulado a lo largo de dos décadas. Por un lado, posee poderosos intereses creados alrededor de los programa de armas de destrucción masiva y, en particular, del programa nuclear. La Guardia revolucionaria es responsable de los programas de armas biológicas y químicas, de la seguridad de las instalaciones nucleares, de los programas de construcción de misiles balísticos y sería la encargada del control operativo de la dimensión militar del programa nuclear. También controla empresas que suministran tecnologías y equipos a los gestores del programa nuclear. Estas son a su vez sus fuentes de influencia en la cuestión nuclear. Por otro, contempla con preocupación el programa económico del presidente Rohani que prometió en su campaña electoral reformas para limitar el papel del Estado en la economía. En este sentido, el presidente Rohani habría conseguido, con la mediación del líder supremo, limitar el papel de la Guardia Revolucionaria en la industria del petróleo a cambio de ofrecerle grandes contratos de construcción de infraestructuras para su rama de ingenieríaxxviii. En definitiva, sus poderosos intereses creados en torno al programa nuclear incitan a pensar que la Guardia Revolucionaria pretende su continuidad por todos los mediosxxix. Ahora bien, como acabamos de ver, sus intereses se encuentran también en varios sectores de la economía que ha sufrido las sanciones internacionalesxxx. En esa línea, puede estar gestándose entre bastidores un nuevo reparto del poder entre la Guardia Revolucionaria y el Gobierno, con la mediación del Ayatolá Ali Jamenei, por el que aquélla cedería cuota de poder en el programa nuclear a cambio de compensaciones en otros ámbitos como el económico. f. Las facciones políticas en el conflicto nuclear. Se puede hablar de la existencia de un consenso político amplio en torno a los objetivos estratégicos de la política exterior iraní: un papel protagonista de Irán en el Gran Oriente Medio, su seguridad y el mantenimiento de la identidad islámica del régimen a pesar de la hostilidad de Occidente. Ese consenso alcanza igualmente la defensa del programa nuclear como pieza necesaria para alcanzar esos objetivos. En este sentido es preciso recordar que el desarrollo del programa nuclear ha avanzado independientemente del color político del Presidente de turno. De hecho, algunos de los avances más espectaculares del programa se llevaron a cabo durante la Presidencia del reformista Mohamed Jatami que declaró que su país pretendía disponer de capacidad propia en todo el ciclo nuclear. Ahora bien, la cuestión nuclear no es del todo pacífica en la política iraní. En los últimos años se ha convertido en un eje principal de confrontación política, un rasgo que la campaña presidencial de 2013 se encargó de poner de relieve. Las negociaciones actuales _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 21 de 30

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de Viena también han engendrado división entre el Gobierno de Rohani y todos lo que se oponen a esas negociaciones y confían en hacerlas encallar. En definitiva, esa fragmentación de las élites va más allá de su posicionamiento en relación con el programa nuclear y descansa más bien en el proceso de lucha por el poder político en el régimen. En esta línea, teniendo en cuenta los intereses y preferencias de los actores clave en la cuestión nuclear se pueden distinguir dos facciones principales en la cúpula dirigente siguiendo a Nima Geramixxxi: 

los campeones nucleares, defensores a ultranza del programa nuclear, que coinciden con una buena parte del establishment conservador, y  los centristas que cuentan entre sus filas con conservadores moderados, aperturistas y reformistas, Añade Gerami la aparición reciente de un sector crítico con el programa nuclear del que cuestiona su utilidad en un país rico en hidrocarburos. Han sido marginalizados de los puestos de poder y ejercen poca influencia en el expediente nuclear. Las diferencias entre las dos facciones son evidentes. Mientras que los campeones nucleares pretenden disponer de un factor de disuasión potente porque fían la seguridad de Irán y su hegemonía regional al poder militar, los centristas añaden que la estabilidad política y el desarrollo económico también definen el interés nacional. Ello lleva a unos y a otros a promover estrategias distintas para la política exterior: resistencia o integración. El Ayatolá Ali Jamenei se ha decantado por unos u otros en función de las circunstancias de política nacional y de geopolítica internacional. Desde 2005 a 2013 apoyó las estrategias de confrontación y resistencia de los campeones nucleares. En 2013 maniobró y apostó por la negociación que preconizan los centristas para reducir las presiones externas. Los campeones nucleares. Está facción concurre con muchas de las ideas de los realistas ofensivos iraníes, una de las corrientes de la política exterior iraníxxxii que contempla la relación con los EEUUs como un juego de suma cero, y respalda estrategias de resistencia y maximización del poder iraní. En suma, la mejor defensa es un buen ataque. Con esta facción se identifican la Agencia de Energía Atómica iraní y la Guardia Revolucionaria, el Jefe de aquélla, Ali Akbar Salehi y el Comandante en Jefe de la Guardia Revolucionaria, Ali Jafari. También se reconocen en esta facción Ali Shamkhani, secretario del CNSS, Saeed Jalili, el anterior jefe del equipo negociador, y el Ayatolá Mohamad Taqi Mesbah Yazdi, antiguo consejero espiritual de Ahmadinejad, miembro de la Asamblea de Expertos y líder de un grupo político radical, “the Steadfast Front” que cuenta con varias decenas de seguidores en el Parlamento. Piensan que Occidente impone su voluntad a Irán a través del derecho internacional y de las organizaciones internacionales y que el país persa solamente puede garantizar su seguridad y estatus político en la región mediante armas nucleares creíbles y disuasorias. La postura de este grupo es de máximos: 

Irán tiene derecho a las armas nucleares para asegurar su seguridad e integridad territorial en una región en la que abundan las potencias con armas nucleares (Rusia, China, Pakistán, Israel, India) y en la que el pueblo iraní, persa y chiita, es minoría frente a la mayoría árabe sunita. _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 22 de 30

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   

Occidente utiliza la cuestión nuclear para contener a Irán, evitar su progreso tecnológico y científico y avanzar en su estrategia de cambio de régimen en Teherán. La apuesta nuclear de Irán muestra su capacidad de resistencia frente a interferencias extranjeras en sus asuntos internos. El programa nuclear constituye una cuestión de seguridad nacional, un instrumento para proyectar el poder nacional más allá de sus fronteras en un momento de declive de la superpotencia americana y de cambios estratégicos en la región. Son escépticos, críticos de la diplomacia y de las negociaciones como instrumento de defensa de los intereses nacionales

Los centristas. Normalización y disuasión. Las ideas de los centristas, por el contrario, coinciden con muchos de los planteamientos de los realistas defensivos, otra de las escuelas de la política exterior iraní. Defienden un concepto comprehensivo de la seguridad en el que ocupan un lugar de peso el desarrollo económico y la estabilidad política y defienden que Irán puede sacar ventaja de una cooperación selectiva con los Estados Unidos en áreas de interés común como Irak o Afganistán. Los centristas, liderados por el presidente Rohani, abundan en su Ejecutivo e incluyen al ministro de Exteriores Mohammad Javad Zarif, y a los ex Presidentes reformistas Rafsanjani y Jatami. Esta facción ha sido capaz de atraer a su campo a dirigentes próximos a Ali Jamenei como el Presidente del Majlis, Ali Larijani, y el asesor de política exterior del Líder supremo Ali Akbar Velayati. Esta facción defiende que el conflicto nuclear debe resolverse de forma negociada, sin por ello renunciar al programa nuclear y a la disuasión que éste ofrece. Irán tiene derecho a enriquecer uranio pero debería ser flexible en sus relaciones con Occidente y mostrar disposición a aceptar limitaciones a cambio de obtener ventajas para otros dos vectores de su interés nacional: el desarrollo económico y la estabilidad política del régimen. Y anticipan que los acuerdos y tratados podrían transformar amenazas en oportunidades ventajosas para el país. Solamente cederán y realizarán concesiones en materia de seguridad nacional cuando confronten una presión extrema que amenace la supervivencia del régimen. Buscan convencer a Occidente del carácter exclusivamente pacífico del programa nuclear iraní a través medidas de confianza y llamadas a la racionalidad. Y no descartan como baza negociadora meter una cuña para romper el consenso del Grupo de 5+1 y explotar las diferencias entre ellos.

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Conclusiones De los condicionantes internos del acuerdo nuclear. Concluiré con una enumeración de los factores internos que condicionan la negociación que dirige el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif. Solamente un acuerdo que tenga presentes esos factores y responda a las presiones internas de los actores clave será susceptible de ser ratificado internamente. Si no es así, Javad Zarif habrá firmado un pacto que será papel mojado en el camino de vuelta a Teherán. Los jugadores: motivos, preferencias, e intereses. Los actores principales en materia nuclear son el líder supremo Ayatolá Ali Jamenei, el presidente Hassan Rohani y su ministro de Exteriores, Javad Zarif, la Guardia Revolucionaria la Agencia de la Energía Atómica iraní y la comunidad científica, la Asamblea Consultiva Islámica y la opinión pública. No obstante, los actores clave se reducen a tres: la Guardia Revolucionaria, la espina dorsal del régimen y el escudero fiel de Ali Jamenei; el Presidente Rohani que negocia en Viena a través de Javad Zarif y es el portavoz de los centristas y reformistas, y el Ayatolá Ali Jamenei que tiene la última palabra. El Ayatolá Ali Jamenei y el Hojatoleslam Hassan Rohani han apostado por el diálogo con la comunidad internacional porque quieren superar la desafección ciudadana hacia el régimen y recuperar la legitimidad perdida con el fin de garantizar el futuro de la República Islámica en la primera mitad del s. XXI. Solamente el levantamiento de las sanciones económicas que impiden el despegue de la economía logrará la vuelta del crecimiento y del progreso social. Para conseguir esos resultados están dispuestos a pagar un precio en términos de limitaciones a su programa nuclear. El Ayatolá Ali Jamenei es la clave de bóveda del acuerdo interno porque tiene la fuerza suficiente para imponer su visión a todas las partes interesadas. Es la correa de transmisión de las inquietudes de los campeones nucleares al Ejecutivo de Rohani y ejerce el poder retributivo necesario para imponerles las previsibles limitaciones que el Grupo de 5+1 impondrá al programa nuclear. Por su parte, el presidente Rohani encarna la expresión de la opinión pública iraní que votó mayoritariamente sus promesas de cambio y la solución negociada del conflicto nuclear. El éxito de la Presidencia de Rohani y su reelección en 2017 dependen del acuerdo. Solamente así podrá cumplir sus promesas electorales. Este no es el caso de Ali Jamenei que fía al acuerdo la recuperación de la legitimidad del régimen pero no al precio de distanciarse demasiado de su base de poder, el establishment conservador. De hecho, el líder supremo se ha cuidado bien de no poner todos los huevos en la misma cesta, y al tiempo que pedía dejar trabajar a los negociadores mostraba su escepticismo hacia las negociaciones, dando alas a los detractores del diálogo. Si las negociaciones salen mal siempre le puede echar la culpa al presidente Rohani y dar un golpe de timón en política exterior como ya hizo cuando rompió las negociaciones en 2005 _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 24 de 30

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La Guardia Revolucionaria es el actor que más tiene que perder, por ser el que más poder político, militar y económico ha acumulado en las últimas décadas gracias a la generosidad de Ali Jamenei. Tienen poderosos intereses creados en el programa nuclear que deberán ser atendidos y su influencia en el líder supremo es notable. Además, el acuerdo requerirá la ratificación formal de la Asamblea Consultiva Islámica, el más débil de los tres poderes en la República Islámica pero el Gobierno probablemente esquivará este trámite, al igual que ya hizo con el acuerdo interino de noviembre, a través de un subterfugio simple: calificar los acuerdos internacionales como memorandos de entendimiento en lugar de tratados internacionales. Las facciones en torno a la cuestión nuclear: consensos y discrepancias. Aunque el conflicto nuclear data del año 2002, sólo recientemente el programa nuclear se ha convertido en un eje de confrontación política entre conservadores moderados y reformistas de un lado, y los más conservadores de otro. Es una cuestión que divide a las élites políticas iraníes. Y eso a pesar del consenso político que todavía existe en los cuadros dirigentes en torno a los objetivos estratégicos de la política exterior iraní: un papel protagonista de Irán en el Gran Oriente Medio, su seguridad y el mantenimiento de la identidad islámica del régimen a pesar de la hostilidad de Occidente. Ese consenso alcanza igualmente la defensa del programa nuclear como pieza necesaria para alcanzar esos objetivos. De hecho, el programa nuclear ha avanzado en los últimos treinta años independientemente del color político del Presidente de turno. La cuestión nuclear divide actualmente a las élites iraníes en dos facciones, los campeones nucleares, defensores a ultranza del programa nuclear, que coinciden en parte con el establishment conservador, y los centristas que cuentan en sus filas con conservadores moderados, aperturistas y reformistas. Estas facciones utilizan la cuestión nuclear para avanzar en su lucha por el poder político. La consecución de un acuerdo definitivo revalidaría a los ojos de los iraníes la coalición de centristas y reformistas liderada por el presidente Rohani de cara a las elecciones en 2016 al Parlamento y a la Asamblea de Expertos, institución encargada de la elección del líder supremo. Por el contrario, el fiasco diplomático daría alas a los conservadores que ambicionan regresar al poder con el apoyo de Ali Jamenei. De hecho, los más conservadores temen justamente el rédito electoral que el acuerdo aportaría a la coalición de centristas y reformistas, y están dispuestos a poner todos los palos en la rueda para hacer fracasar las negociaciones. Se pueden mencionar tres desacuerdos entre los campeones nucleares y los centristas. En primer lugar, mientras que los campeones nucleares pretenden disponer de un factor de disuasión potente porque fían la seguridad de Irán y su hegemonía regional al poder militar, los centristas añaden que la estabilidad política y el desarrollo económico también definen el interés nacional.

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Ello lleva a unos y a otros a promover estrategias distintas de política exterior en torno a la resistencia que ha dominado los mandatos del presidente Ahmadinejad o a la integración que caracteriza la política exterior del presidente Rohani. En segundo lugar, los campeones nucleares y los centristas discrepan en cuanto al grado de desactivación del programa nuclear que están dispuestos a aceptar en las negociaciones. Dicho de otra forma, chocan en torno a qué tecnología debe mantenerse intacta para construir la bomba atómica en el menor tiempo posible, si se adopta la decisión de fabricarla en el futuro. Y en tercer lugar, disienten en la valoración del coste de un escenario de no acuerdo, una estimación que tiene su importancia porque la postura de cada actor hacia las negociación actual derivará, inter alia, del mayor o menor coste que ese escenario implique para él. La mayor parte de la cúpula dirigente ha descartado la posibilidad de un ataque militar estadounidense contra las instalaciones nucleares. El Plan B de Ali Jamenei es que si las negociaciones van mal siempre puede explorar la alternativa china y rusa para superar el estancamiento económico. Por el contrario, Hassan Rohani es más consciente de la necesidad de superar el bloqueo económico occidental. Ambos son sensibles a las revueltas sociales que podrían desencadenarse si no mejora la situación económica. Otros actores del establishment conservador, en particular, la Guardia Revolucionaria y la comunidad científica se sentirían cómodos en un escenario de ruptura de las negociaciones. Los líderes del establishment conservador recuperarían el protagonismo en el gobierno de Irán mientras que la Guardia Revolucionaria y los científicos recobrarían su papel en una nueva estrategia de resistencia frente a Estados Unidos. El acuerdo ideal Para responder a las presiones internas, Javad Zarif necesita alcanzar un acuerdo con el Grupo de 5+1 que consiga el levantamiento del mayor número de sanciones en el menor tiempo posible, y preserve la mayor parte del programa nuclear. Ese acuerdo requiere ineludiblemente el visto bueno del líder supremo Ali Jamenei que goza de un auténtico derecho de veto. Por esa razón Zarif debe tener presentes en el último estadio de la negociación las líneas rojas definidas por el líder supremo: no debe incluir temas de derechos y libertades fundamentales que cuestionarían el régimen y su poder cuasi absoluto; tampoco temas regionales; reconocerá explícita o implícitamente el derecho de Irán a enriquecer uranio; y le permitirá mantener los avances tecnológicos logrados hasta el momento. Las cesiones que la parte iraní está dispuesta a hacer afectan a la transparencia del programa, al alcance de la verificación por parte de la AIEA, al levantamiento de sanciones por etapas, y en menor grado, a la reducción de actividades nucleares (número de centrifugadoras en funcionamiento). Las amenazas y oportunidades de la negociación La autonomía del Gobierno y de Mohammad Javad Zarif en la negociación está bastante limitada en función de la concentración del poder en el Líder supremo. Sin embargo, esa _________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 26 de 30

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dificultad a priori se vuelve una baza negociadora para la delegación iraní que traslada a sus homólogos occidentales que sus propuestas son demasiado ambiciosas y nunca serán aceptadas por el líder supremo. Dicho de otra forma, siempre será mejor para la comunidad internacional alcanzar un acuerdo con Rohani - Zarif que con los campeones nucleares. El paso del tiempo juega en contra de la apuesta negociadora de Rohani. Los iraníes resienten el aumento del coste de la vida derivado del recorte de los subsidios y se impacientan con la lentitud de la recuperación. La oposición más conservadora se recobra del batacazo electoral de 2013 y gana espacio público. Denuncian que la negociación nuclear compromete el interés nacional y que la política cultural del presidente Rohani allana el camino a la contracultura occidental. En definitiva, cuanto más tiempo pase sin acuerdo, más desgaste sufrirá el Gobierno de Rohani, más riesgo habrá de ruptura de la coalición de centristas y reformistas y más razón tendrán los ultraconservadores para denunciar que la negociaciones no están dando sus frutos y pedir un golpe de mano a Ali Jamenei. Por el momento, el Presidente cuenta con el apoyo de la opinión pública, de los militares, de los comerciantes, de los líderes del Parlamento y del líder supremo.

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Notas

i

En la jerarquía del clero chiita se distinguen los siguientes rangos de mayor a menor: Gran Ayatolá (“Gran

Signo Milagroso de Alá”); Ayatolá (“Signo Milagroso de Alá”); Hojatoleslam(“Autoridad en Islam”); Mubellegh Al-Risalat (“Portador del Mensaje”); and Talib Ilm (“Estudiantes religiosos”). ii

International Monetary Fund Country Report No. 14/93, Abril de 2014.

iii

El gasto de Irán en subsidios se estima entre 80.000 y 100.000 millones de dólares.

iv

“Hardliners are getting worried”. The Economist. 15 de mayo de 2014

v

En este sentido debemos tener presente que Irán y Arabia Saudita lideran dos corrientes distintas del Islam,

la minoritaria chiita y la mayoritaria sunita respectivamente y representan dos formas diferentes de gobernar y ejercer el poder: Irán se gobierna a través de una República Islámica en la que el poder supremo reside en el Ayatolá Ali Jamenei, si bien existe cierto grado de pluralismo a través de elecciones presidenciales abiertas; en Arabia Saudita existe una de las pocas monarquías absolutas que quedan en el mundo en la que gobierna un legibus solutus, un Monarca que detenta todo el poder. vi

“Diplomacy and domestic politics: the logic of two level games”. Robert Putnam. International Organization

42, 3, Verano de 1988. vii

AIEA GOV/2011/65 “Aplicación del acuerdo de salvaguardias en relación con el TNP y de las disposiciones

pertinentes de las resoluciones del Consejo de Seguridad en la República Islámica del Irán”. Agencia Internacional

de

la

Energía

Atómica.

10

de

noviembre

de

2011

http://www.iaea.org/Publications/Documents/Board/2011/Spanish/gov2011-65_sp.pdf viii

“Programa nuclear iraní: una visión técnica”. Julio Ortega García. Documento Opinión. Instituto Español de

Estudios

estratégicos,

73/2012.

26

septiembre

de

2012.

http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2012/DIEEEO73-2012_ProgramaNuclearIrani_Ortega.pdf ix

“Iran: The Nuclear Challenge” “Introduction: What Do We Know?”. Ray Takeyh. Council on Foreign

Relations. Junio de 2012. x

“Iran is a rational actor". Fareed Zakaria. Global Public Square. CNN. 8 de marzo de 2012.

http://globalpublicsquare.blogs.cnn.com/2012/03/08/zakaria-iran-is-a-rational-actor/ xi

“Qué es lo que quiere Irán”. Hassan Rohani. Project Syndicate. 8 de junio de 2014. https://www.project-

syndicate.org/commentary/hassan-rouhani-on-iran-s-new-moderation/spanish xii

El enriquecimiento se basa en la separación de los distintos isótopos que conforman el uranio natural para

seleccionar el más adecuado tanto para la fisión en un reactor nuclear como para la fabricación de armamento nuclear. El isótopo de uranio 235 es el adecuado ya que es fisible, y no el mayoritario U-238 que constituye el 99%. A través de diferentes métodos se consigue aumentar la proporción del mismo, desde el 0,7% en el uranio natural al 3-5% en el combustible utilizado en la mayoría de los reactores nucleares de producción eléctrica, el 20% que también se utiliza en reactores de investigación o hasta el 90%, considerado “weapongrade” uranium, apto para armas.

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INSTITUTO INTERNACIONAL DE CIENCIAS POLÍTICAS INTERNATIONAL INSTITUTE OF POLITICAL SICENCES __________________________________________________________________________________ “Programa nuclear iraní: una visión técnica”. Julio Ortega García. Documento Opinión. Instituto Español de Estudios estratégicos, 73/2012. 26 septiembre de 2012. xiii

“Leadership divided. The domestic politics of Iran´s nuclear debate”. Nima Gerami. The Washington

Institute for Near East Policy. Policy focus 134. Febrero de 2014. http://www.washingtoninstitute.org/policyanalysis/view/leadership-divided-the-domestic-politics-of-irans-nuclear-debate xiv

El artículo 176 de la Constitución encomienda a este órgano colegiado la salvaguardia de la Revolución

Islámica, la integridad territorial y la soberanía nacional de la República Islámica. xv

“Iran´s 2013 Presidential Election: its meaning and implications”. Alireza Nader. RAND CORPORATION.

xvi

“Who is Ali Khamenei? The worldview of Iran´s supreme leader”. Akbar Ganji. Foreign Affairs. Septiembre

de 2013. xvii

“Secret US-Iran talks set stage for nuke deal”. Associated Press. 24 de noviembre de 2013.

http://bigstory.ap.org/article/secret-us-iran-talks-set-stage-nuke-deal.

A

juzgar por el rango

de

los

negociadores americanos, el Secretario de Estado adjunto William Burns y el primer asesor de política exterior del vicepresidente Wendy Sherman, el gobierno norteamericano prestó bastante importancia a este canal de comunicación. xviii

“Who is Ali Khamenei? The worldview of Iran´s supreme leader”. Akbar Ganji. Foreign Affairs. Septiembre

de 2013. xix

Es por todo ello que, según Mehdi Khalaji, Ali Jamenei piensa que las claves para “gestionar” más que

“superar” el conflicto nuclear descansan en la resistencia frente al coloso norteamericano y el fortalecimiento económico, político y militar de Irán. xx

Principio 113º. El Presidente de la República es la máxima autoridad oficial del país, después del Líder, y

tiene a su cargo la responsabilidad de cumplir la Constitución y presidir el Poder Ejecutivo, excepto en aquellos ámbitos que corresponden directamente al líder. xxi

“The

promise

and

perils

of

Iran´s

new

President”.

Steven

Ditto.

Policy

focus.

Octubre

129

http://www.washingtoninstitute.org/uploads/Documents/pubs/PolicyFocus129_Ditto_5.pdf xxii

xxiii

“Is the Iranian President sincere in wanting a deal”. Stephen Walt. Foreign Policy. September 2013. “Los radicales iraníes echan un pulso a Rohani en el ámbito cultural y moral”. La Vanguardia. 12 de mayo

de 2014. xxiv

“Hassan Rouhani faces growing criticism in Iran over nuclear talks”. The Guardian. 4 de mayo de 2014.

“Hardliners are getting worried”. The Economist. 15 de mayo de 2014 xxv

“Iran is committed to a peaceful nuclear program”. Mohammad Javad Zarif. Washington post. 13 de junio.

http://www.washingtonpost.com/opinions/mohammad-javad-zarif-iran-is-committed-to-a-peaceful-nuclearprogram/2014/06/13/491fc982-f197-11e3-bf76-447a5df6411f_story.html

_________________________________________________________________________ Estudios de geopolítica nº 7. 29.06.2014. Página 29 de 30

INSTITUTO INTERNACIONAL DE CIENCIAS POLÍTICAS INTERNATIONAL INSTITUTE OF POLITICAL SICENCES __________________________________________________________________________________ xxvi

Principio 125º La firma de los tratados convenios, acuerdos y pactos entre Irán y los demás Estados, así

como los convenios que atañen a los organismos internacionales, previa aprobación de la Asamblea Consultiva Islámica, es competencia del Presidente de la República o de su representante legal. xxvii

“Iran: the nuclear challenge”. “Introduction: what do we know”. Ray Takeyh. Council on Foreign Relations.

Junio de 2012. xxviii

“Report: Rouhani's Plan to Revive Oil Industry”. United States Institute of Peace. 6 de junio de 2014.

http://iranprimer.usip.org/blog/2014/jun/06/report-rouhanis-plan-revive-oil-industry xxix

“Leadership divided. The domestic politics of Iran´s nuclear debate”. Nima Gerami. The Washington

Institute for Near East Policy. Policy focus 134. Febrero de 2014. http://www.washingtoninstitute.org/policyanalysis/view/leadership-divided-the-domestic-politics-of-irans-nuclear-debate xxx

“Sanctions Squeeze Revolutionary Guard”. Alireza Nader. RAND Corporation. 8 de enero de 2013

http://www.rand.org/blog/2013/01/sanctions-squeeze-revolutionary-guard.html xxxi

“Leadership divided. The domestic politics of Iran´s nuclear debate”. Nima Gerami. The Washington

Institute for Near East Policy. Policy focus 134. Febrero de 2014. http://www.washingtoninstitute.org/policyanalysis/view/leadership-divided-the-domestic-politics-of-irans-nuclear-debate xxxii

“Iranian Foreign Policy After the Election. Realists and Islamic Idealists Face Off”. Farideh Farhi and Saideh

Lotfian. http://www.foreignaffairs.com/articles/139495/farideh-farhi-and-saideh-lotfian/iranian-foreign-policyafter-the-election

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