La cova del Parco (Alòs de Balaguer, la Noguera, Lleida). La secuencia magdaleniense

September 4, 2017 | Autor: Josep M. Fullola | Categoría: Upper Paleolithic, Magdalenian, Pyrenees
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LOS CAZADORES RECOLECTORES DEL PLEISTOCENO Y DEL HOLOCENO EN IBERIA Y EL ESTRECHO DE GIBRALTAR: ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO

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Javier Mangado*, José Miguel Tejero*, Josep Maria Fullola*, Maria Àngels Petit*, Marta Sánchez *.

La Cova del Parco (Alòs de Balaguer, La Noguera, Lleida). La secuencia del Magdaleniense

La Cova del Parco se encuentra en el Prepirineo leridano, y más concretamente en el término municipal de Alòs de Balaguer, en la comarca de la Noguera (coord. UTM 31 T – X:329322; Y:4642202). El yacimiento se sitúa a 420 m snm, y a 120 m sobre el río Segre, con una orientación Norte-Sur. La cavidad está formada por una galería única de planta triangular de 10,5 m de largo por 4,5 m de ancho máximo en la entrada, y comunica lateralmente con un gran abrigo de 5,5 m por 30 m, cercado por un muro de mampostería de época histórica. (Fig. 1.) El hallazgo del yacimiento se remonta a mediados de la década de 1970, cuando se llevaron a cabo las primeras intervenciones por parte del Prof. Joan Ma-

luquer de Motes en los años 1974, 1975 y 1981, que comportaron el casi completo vaciado de los niveles superiores de la estratigrafía que contenían los niveles cerámicos. Diez años después de su descubrimiento (1984) un sondeo en trinchera de 3m2 le permitió al Dr. Maluquer de Motes establecer una secuencia estratigráfica en seis estratos, en el más profundo de los cuales localizó un conjunto de materiales líticos del final del Paleolítico superior (Maluquer de Motes, 1983-1984, 1985; Fullola et al., 1988). Se retomaron los trabajos de excavación en 1987 por parte del Dr. Fullola, en campañas de excavación que continúan desarrollándose anualmente bajo la dirección de diversos investigadores del Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques de la Universidad de Barcelona.

Figura 1. Situación y planta del yacimiento.

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SERP (Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques) de la Universidad de Barcelona, área de Prehistoria, Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona; calle Montalegre, 6, E-08001, Barcelona.

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inferiores corresponden, por lo tanto, a la sedimentación provocada por una caída de bloques (n. XV y XIV), y son, desde un punto de vista arqueológico, estériles. A partir del nivel XIII y hasta el VI se producen procesos de escorrentía de débil intensidad y con gran actividad antrópica. Climáticamente los niveles comprendidos entre el XI y el VII presentan un ambiente húmedo, a excepción del nivel IX, en el cual se detecta una pulsación más fría. Desde un punto de vista palinológico la presencia en el nivel XII de roble y de esporas de helechos demostraría unas condiciones más templadas y húmedas, como en los niveles VIII y VII, donde se documenta por primera vez la presencia de avellano y salce, y se mantiene la presencia de robles. En cambio, los niveles X y IX son fríos y secos, y destaca la presencia de coníferas: Pinus y Juniperus, siempre en porcentajes bajos (Fullola et al., 1997).

Figura 2. Estratigrafia del Corte oeste de la Cata Maluquer (M.M. Bergadà, 1998).

1. Secuencia sedimentaria y evolución paleoambiental El análisis pormenorizado de la secuencia sedimentaria y el establecimiento de la evolución paleoambiental, a partir de la estratigrafía dejada en el “corte Oeste” por el sondeo del Dr. Maluquer, se realizó a partir de los estudios que dieron como resultado la Tesis doctoral de M.M. Bergadà (Fig. 3); en la cual se estableció una secuencia sedimentaria en quince niveles, que fue una de las primeras aportaciones científicas del yacimiento de la Cova del Parco al Paleolítico superior en Cataluña (Bergadà, 1998:46-51, Bergadà et al., 1999). (Fig. 2). En el análisis de la secuencia de relleno se observó la intervención de dos tipos de procesos: por un lado los sedimentarios (escorrentías y desprendimientos de bloques); por otro, los post-deposicionales (circulaciones hídricas y actividad biológica). Los niveles

La sedimentación de los niveles VI a Ia presenta escorrentía de fuerte intensidad y desprendimiento de bloques por procesos de disgregación de la pared y del techo de la cavidad. Además, del nivel VI al nivel IV se observa la formación de costras sedimentarias, que evidenciarían condiciones de aridez y pulsaciones frías más intensas que las anteriores. En los niveles III y II, en especial en el primero, se observó un depósito de gravas y bloques de calizas y conglomerados con fisuras, propias de condiciones periglaciares, que procedían de la disgregación de las paredes y del techo de la cavidad. En el nivel II se documentó un aumento de la humedad. En el contacto con el nivel I se observan grandes bloques de calizas y conglomerados desprendidos, que también serían consecuencia de un proceso de origen climático. Finalmente, la sedimentación en el nivel I, de potencia considerable, se debe a procesos de escorrentía de diversa intensidad en el flujo hídrico. En la parte superior del nivel I se localizan evidencias de crioclastia, pequeños desprendimientos de bloques y disgregación de la pared. Las condiciones ambientales serían semiáridas, con pulsaciones de humedad y frío. En resumen, en los niveles XI y VII se localiza un ambiente húmedo y templado con una pulsación fría. A partir del nivel VI se detecta un medio semiárido (régimen de precipitaciones tormentosas) con pulsaciones frías. Posteriormente, en el nivel III, aún imperan las condiciones frías; sin embargo, en el nivel II aumenta la humedad. En el nivel I se produce un aumento de las precipitaciones tormentosas que erosionan las vertientes (tasas de sedimentación elevadas) en condiciones semiáridas, con pulsaciones de humedad y frío (Bergadà, 1998: 79-80).

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En segundo lugar, se desarrolló la excavación y el registro de los niveles epipaleolíticos del yacimiento (entre los años 1993 a 1999), cuya presencia había pasado inadvertida con anterioridad. Era la primera vez que se documentaba en la zona occidental catalana la presencia de la secuencia “clásica” epipaleolítica definida por Fortea, unos niveles microlaminares a los que se superponían los geométricos con triángulos y segmentos, junto a abundantes microburiles. La excavación nos permitió el establecimiento de su correspondiente secuencia cultural y cronológica. Por debajo de un horizonte Epipaleolítico geométrico muy antiguo (nivel Ia2, comprendido entre unas profundidades de -175/-200 cm. aprox.), datado a partir de carbones procedentes de dos estructuras de combustión (en adelante EC): EC11 y EC12 en 10930±100BP (GifA 95562) y 10770±110BP (GifA95563) respectivamente, y con una industria en la cual se documentan microburiles y geométricos de tipo sauveterriense (triángulos y segmentos) (Fullola et al., 1998) apareció una fase de Epipaleolítico microlaminar (niveles Ib y Ic, comprendidos entre unas profundidades de -200/-230 cm. aprox.), datados a partir de los carbones de la EC15a en 11430±60BP (OxA 8656) (Fullola et al., 2004).

Figura 3. Sección Oeste del sondeo del Dr. Maluquer de Motes estudiado por Bergadà (1999).

2. La secuencia arqueológica de la Cova del Parco Los materiales arqueológicos de la Cova del Parco exhumados durante las intervenciones del Dr. Maluquer de Motes y depositados en el Museo del Montsec, en la cercana localidad de Artesa de Segre, demuestran ocupaciones neolíticas diversas desde el Neolítico cardial al reciente, así como del III milenioCampaniforme y del Bronce inicial (Petit, 1996). Las intervenciones llevadas a cabo por nuestro equipo desde 1987 han permitido documentar una secuencia cultural que presenta tres etapas. En primer lugar, en los restos que quedaban de niveles neolíticos, casi inexistentes, se documentó la parte basal de una estructura de almacenamiento (silo) datada a partir de restos de carbón en 6120±90BP (GrN-20058); el contenido cerámico situaba su abandono durante el Neolítico Epicardial, momento en que se reutilizó como escombrera con abundante estiércol y cenizas (Petit, 1996).

Finalmente, bajo este Epipaleolítico microlaminar, y tras un episodio de abandono, documentamos una fase estratigráficamente muy precisa (profundidad entre -230/-240 cm. aprox.) datada en 12605±60 BP (OxA 10796) que se corresponde con la última ocupación del Magdaleniense Superior final (nivel II), separada del resto de la secuencia de ocupaciones magdalenienses por una gran caída de bloques (-240/-260 cm. aprox.), tras la cual, se desarrolla la secuencia de ocupaciones magdaleniense que se está excavando hasta la fecha.

3. Dataciones radiocarbónicas de los niveles magdalenienses de la Cova del Parco La secuencia sedimentaria analizada por M. M. Bergadà (1998) fue datada radiocarbónicamente en un principio a partir de muestras antracológicas extraídas de la misma sección por ella descrita. A lo largo de estos años nuevas dataciones llevadas a cabo a partir de carbones recuperados durante la excavación de diversas ECs nos ha permitido establecer la secuencia cronológica que a continuación presentamos. Así, hemos diferenciado un Magdaleniense Superior final, datado en: 12460±60BP (OxA10797) (z-269 cm) y 12560±130BP (OxA10835) (z-271 cm) ( La fecha 13175±60BP correspondiente a (OxA10798) (procedente de un carbón recuperado del interior de

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la EC19 (zù-273 cm), no la consideramos válida) de un Magdaleniense Superior, que sitúa su inicio a cotas de entre -280/-285 cm. en base a la documentación de triángulos escalenos alargados y que cuenta con diversas dataciones: 12995±50BP (OxA13597) (zù285 cm), 13025±50BP (OxA13596) (z-280 cm) y 13095±55BP (OxA17730) (z-293,5 cm). La progresiva desaparición de estos elementos líticos, así como la aparición de diversos cambios tecnológicos (p.ej. en los módulos de los soportes laminares), tipológicos (nuevos tipos de azagayas) y funcionales (en la dinámica de las ocupaciones del espacio habitable); así como las últimas dataciones radiométricas obtenidas: 13255±50BP (OxA29336) (z-322 cm) y 13475±50BP (z-318 cm) nos plantean la hipótesis de situarnos ya en ocupaciones pertenecientes al Magdaleniense medio.

4. Principales características de las ocupaciones magdalenienses de la Cova del Parco Presentaremos a continuación un resumen, necesariamente sintético, de lo que han supuesto las intervenciones arqueológicas en la Cova del Parco por lo que respecta al Magdaleniense; nuestra presentación será necesariamente incompleta, ya que los trabajos de campo continúan en la actualidad. 4.1. Dinámica de ocupación del espacio Queremos señalar que la excavación sobre una extensión de 40 m2 de las ocupaciones magdalenienses de la Cova del Parco no es casual. Una de nuestras principales prioridades en el momento de abordar el estudio del Magdaleniense en este yacimiento ha sido desarrollarlo desde una perspectiva socio-económica y de los comportamientos humanos; por este motivo hemos llevado a cabo una excavación en extensión, que nos ha permitido observar las relaciones espaciales entre los múltiples vestigios (artefactos y ecofactos) y las estructuras evidenciadas. Especial mención merecen para nosotros las estructuras de combustión (EC), ya que consideramos que en torno a ellas se han articulado la mayor parte de las actividades productivas, sociales y culturales de dichas comunidades, motivo por el cual han recibido a lo largo de estos años una especial atención. No debemos sin embargo obviar que nuestro trabajo se enfrenta con un problema importante: la trinchera-sondeo realizada en 1984 por el Dr. Maluquer de Motes seccionó longitudinalmente el yacimiento por su parte central, y afectó a toda la secuencia arqueológica, motivo por el cual no podemos, por un lado, establecer con absoluta certeza la continuidad estratigrá-

fica entre las actividades desarrolladas en cada uno de los ámbitos en los que quedó divido el yacimiento tras esta actuación, a saber: a la derecha el espacio definido propiamente como cueva, y a la izquierda, el ámbito considerado más externo o abrigo. Además, por otro lado, la trinchera supuso la pérdida irremediable de la información contextual asociada a los vestigios recuperados durante su excavación, y acabó constituyendo únicamente una colección de materiales. Las ocupaciones magdalenienses de la Cova del Parco se caracterizan por una gran complejidad, evidenciada por distintos elementos. En primer lugar, por el número y diversidad de las estructuras descubiertas y excavadas; por un lado tenemos las ECs: planas sin delimitación, o delimitadas por una corona de piedras, o un enlosado y en cubeta, ya sea ésta simple o doble; y por otro contamos con los “Depósitos de Restos de Talla” (DRT), que definimos como acumulaciones en una superficie muy reducida de restos de talla procedentes de un proceso técnico concreto (Mangado et al., 2009, 2010). En segundo lugar, la complejidad ha quedado evidenciada a partir de la variedad de actividades documentadas gracias a la diversidad tipológica y funcional de los utillajes líticos (Calvo, 2004) y sobre materias duras animales (Tejero, 2005); así lo certifican tanto la fabricación y reparación de instrumental lítico (Langlais, 2004, 2010) y óseo (Tejero y Fullola, 2008), como el trabajo de la piel en las diversas fases de su cadena operativa (Calvo 2004). Por lo que respecta al Magdaleniense superior final, los estudios de distribución espacial de los vestigios, así como los análisis de las principales características de las estructuras de combustión (tipología, microestratigrafía y contenido), nos demuestran una ocupación importante y multifuncional del área central del ámbito de la cueva, donde, junto a la funcionalidad culinaria de los hogares –asociados a abundantes restos de fauna quemada–, se manifiestan otros tipos de actividades, básicamente de tipo laboral: trabajo lítico, óseo, de la piel... Dentro de este ámbito, aquellas zonas más próximas a las paredes demuestran su marginalidad funcional, y se reservan principalmente como áreas de acumulación de desechos, ya que en ellas se recuperan básicamente restos faunísticos de escaso o nulo valor alimenticio y vestigios líticos desestimados para la producción (Mangado et al., 2006-2007). También el sector más externo, o ámbito del abrigo, se caracteriza por este comportamiento marginal, en el cual se desarrollaron apenas algunas actividades de tipo laboral, como el posible ahumado de la piel o de alimentos (Bergadà, 1998: 77-79). Este comportamiento, tan marcadamente diferenciado en el uso de los espacios por lo que respecta a las actividades en ellos documentadas, se verá mo-

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dificado a medida que nos adentremos en el Magdaleniense superior. Así, las ECs relacionadas con este momento aumentan su presencia y reutilización en el sector externo, del ámbito del abrigo, y manifiestan a la vez tanto una mayor variabilidad tipológica como en sus funciones; de este modo, junto a las actividades meramente de señalización e iluminación, aparecen las actividades laborales de talla lítica asociadas a dichas estructuras, lo que nos ha permitido incluso los remontajes tecnológicos entre varios conjuntos de vestigios líticos. Las otras estructuras que nos manifiestan la complejidad de las ocupaciones llevadas a cabo por los cazadores recolectores magdalenienses son lo que hemos denominado Depósitos de Restos de Talla (DRT), que hemos definido como: “la acumulación en un espacio delimitado y restringido de una gran cantidad de restos de procesos técnicos líticos concretos” que nos permiten incluso reconstruir la movilidad intrasite (Mangado et al., 20062007). 4.2. La gestión de los recursos a lo largo del Magdaleniense de la Cova del Parco Los estudios llevados a cabo a lo largo de estos años no sólo nos han permitido una cierta mirada intrasite hacia la organización del espacio de trabajo y vida de los ocupantes magdalenienses de la Cova del Parco, sino que también nos han resultado básicos para llevar a cabo una cierta visión hacia el exterior extrasite, más allá del propio yacimiento, para conocer cuál era la gestión del territorio y de sus recursos por parte de estas comunidades. En este sentido hemos observado también algunas diferencias entre el Magdaleniense superior final y el Magdaleniense superior. 4.2.1. Recursos abióticos Así pues, a lo largo del periodo analizado hemos documentado la presencia de determinados tipos de sílex, que han sido objeto de caracterizaciones petroarqueológicas detalladas que ponen de manifiesto como, de manera progresiva, se va produciendo una reducción en la variabilidad de los tipos de sílex utilizados, ya que estas variedades más lejanas no aparecen representadas ya durante el Magdaleniense superior final, en lo que podemos considerar un cierto proceso de regionalización de la explotación de los recursos. De este modo, para las fases más antiguas de la secuencia estudiada hasta la fecha (Magdaleniense superior), hemos podido evidenciar la presencia, aunque en número escaso, de materiales procedentes de largas y/o muy largas distancias, que superan

ampliamente el rango regional de desplazamientos; estos materiales son introducidos en el yacimiento tanto en forma de soportes laminares tallados, como de núcleos configurados. Este hallazgo que forma parte de la tesis doctoral de uno de nosotros (MS) que próximamente verá la luz, pone de manifiesto un comportamiento de aprovisionamiento de materiales silíceos sobre el eje de las largas distancias, que engloba tanto ambas vertientes de los Pirineos como algunos territorios vecinos, ya no estrictamente pirenaicos, circunstancia que nos muestra una amplia movilidad de estos grupos del Magdaleniense superior; esta movilidad se verá reducida progresivamente a lo largo del Magdaleniense superior final, durante el cual los materiales documentados son de adscripción regional, para acabar adoptando un régimen local de recursos durante las ocupaciones de los últimos cazadores-recolectores, ya holocenos. Las cadenas operativas líticas para la producción del utillaje, asociadas a estos recursos silíceos, manifiestan también a lo largo de la secuencia estudiada un progresivo comportamiento adaptativo tanto a las características métricas como a la tallabilidad de las materias primas empleadas para la confección del utillaje. De este modo, durante el Magdaleniense superior el módulo laminar presenta tanto hojas como hojitas, talladas en el propio yacimiento a partir de la secuencia de reducción de núcleos de materias primas de calidad elevada y de morfologías principalmente, piramidales y prismáticas, y se recuperan a la vez parte de los elementos de mantenimiento de los núcleos (lascas y lascas corticales) para la confección de utillaje doméstico variado (raspadores, raederas, buriles, perforadores, etc…). Progresivamente, asistimos a la explotación de módulos menores de materia prima, por lo que en el yacimiento se genera un mayor número de hojitas que de hojas; éstas últimas parece que llegan en parte ya talladas como soportes, e incluso como utillaje finalizado (algunos raspadores y buriles así lo manifiestan), al mismo tiempo que las actividades de configuración y mantenimiento de los núcleos de hojitas se simplifican, pues se recurre principalmente a la explotación de volúmenes de materia prima de menor tamaño y a partir de aristas de origen natural (Langlais, 2010). En consecuencia, el utillaje se resiente de esta circunstancia, y se echa mano progresivamente con mayor frecuencia del sílex local de menor aptitud de talla para la elaboración de los diversos tipos de instrumental lítico (Mangado, 2005). El instrumental lítico de los niveles magdalenienses de la Cova del Parco se encuentra ampliamente dominado por los elementos cinegéticos y de proyectil a lo largo de toda la secuencia exhumada. El predominio de hojitas y puntas de retoque abrupto manifiesta una amplia variabilidad tipoló-

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Figura 4. Industria lítica y ósea de las ocupaciones del Magdaleniense superior de la Cova del Parco (dibujos, R. Álvarez). 1,10,16: raspadores. 2: perforador. 3: hojita de dorso abatido. 4-9: triángulos escalenos. 11-13: buriles. 14-15: núcleos de hojitas. 17: fragmento de hoja retocada. 18: Dentalium sp. 19: Nasarius sp. 20: Homalopoma sanguineum. 21: Theodoxus fluviatilis. 22: colgante de canino atrofiado de ciervo . 23: aguja. 24: fragmento distal de azagaya. 25: azagaya.

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gica, en la que destaca la presencia de las hojitas de dorso abatido truncadas (LDT), elemento que hemos utilizado como marcador cultural para señalar la transición entre la fase final y la superior del Magdaleniense. El conjunto cinegético se acompaña de utillaje doméstico que manifiesta la amplia diversidad de actividades laborales desarrolladas en el yacimiento, tanto en lo referente al trabajo de raspado y curtido de las pieles (Calvo, 2004) como en el de elaboración y mantenimiento de utillaje óseo (Tejero y Fullola, 2008) (Fig. 4). 4.2.2. Los recursos bióticos La industria en materias duras de origen animal de la Cova del Parco comprende dos grandes apartados. El primero se refiere al equipamiento doméstico y cinegético fabricado en hueso y asta de cérvido. En segundo lugar, contamos con un conjunto de objetos de adorno personal que, con la excepción de dos colgantes en canino atrofiado de ciervo, se confeccionaron a partir de la concha de diversas especies malacológicas. Ambas entidades del registro arqueológico material de la Cova del Parco constituyen un conjunto notable tanto desde un punto de vista numérico como, sobre todo, desde una óptica cualitativa, puesto que incluyen no sólo objetos acabados sino otros elementos “técnicos” (restos de fabricación, piezas en curso de trabajo, soportes…). Estos últimos resultan imprescindibles para reconstituir los esquemas técnicos operativos de explotación de las materias orgánicas de origen animal. Este aspecto constituye precisamente la mayor aportación de la industria ósea de la Cova del Parco al conocimiento de las ocupaciones magdalenienses del yacimiento y, por extensión, del Magdaleniense peninsular. Si bien el desarrollo de la tecnología ósea es relativamente reciente en relación a la tecnología lítica, ha quedado ampliamente demostrado su enorme potencial para el mejor conocimiento de los aspectos paleoetnográficos de los cazadores-recolectores del Paleolítico superior (Averbouh, 2000). Los resultados de nuestros análisis muestran que el esquema operativo de la explotación del hueso y del asta está orientado a la obtención de soportes de tipo varilla o baguette mediante el procedimiento del doble ranurado longitudinal (Tejero 2005, Tejero y Fullola 2006, 2008, Tejero et al. 2010). En el caso del hueso, los bloques a explotar se seleccionan plausiblemente entre los restos óseos desechados de la cadena alimenticia, sin que se observen patrones específicos de fracturación de carácter técnico. La fauna recuperada en los niveles magdalenienses de la Cova del Parco son fundamentalmente restos de cabra (Nadal, 1998). Las astas trabajadas, siempre de ciervo (Cervus elaphus), proceden probablemente

de colectas de astas de muda, si nos atenemos a sus módulos de espesor del tejido cortical y la escasa presencia de ciervos entre la fauna cazada de Parco. Los soportes en hueso y asta son transformados, mediante un raspado integral, respectivamente en agujas y azagayas. Esta correspondencia entre materia prima y tipo de objeto, que no es exclusiva del Magdaleniense, está relacionada con las propiedades estructurales de cada materia, que las hacen más eficaces en tareas de transformación (hueso) o como elementos de proyectil (asta) (Christensen y Tejero e.p). En relación a los objetos de adorno personal, la Cova del Parco ha proporcionado un conjunto de más de un centenar de piezas, con una destacada presencia de gasterópodos marinos (Homalopoma sanguineum y Cyclope neritea) y fluviales (Theodoxus fluviatilis) (Tejero 2005, Estrada 2009, Estrada et al. 2010). Las conchas de los diferentes taxones citados –algunas de las cuales conservan restos de ocre– fueron perforadas probablemente mediante una percusión indirecta. La aplicación de esta técnica para perforar la concha de unas especies de tamaño muy reducido y relativamente poco espesas requiere de un control muy preciso de la operación. Este hecho muestra un elevado grado de maestría técnica por parte de los magdalenienses de la Cova del Parco. Al mismo tiempo, la selección de unas pocas especies –difíciles de trabajar–, entre el amplio abanico de moluscos que podemos suponer a disposición de los magdalenienses, indica una elección guiada por criterios culturales y no de disponibilidad y/o eficiencia técnica. Sin embargo, la mayoría de elementos faunísticos documentados durante el Magdaleniense en la Cova del Parco corresponde a restos abandonados de la fauna cazada y consumida. Su estado de conservación suele ser precario ya que aparece muy fragmentada. A pesar de ello, ha sido posible en numerosas ocasiones identificar cut-marks, que demuestran una explotación intensiva de las presas, fundamentalmente Capra pyrenaica.

5. Conclusiones La excavación durante más de un decenio de los niveles magdalenienses de la Cova del Parco por parte del equipo del SERP de la UB ha resultado clave para la comprensión de las ocupaciones del Pleistoceno final en el noreste de la península Ibérica. Tanto por la larga secuencia sedimentológica y paleoambiental, como por la cantidad y calidad de los vestigios culturales y estructuras antrópicas exhumados, este yacimiento es un punto de referencia obligado para el estudio global de las ocupaciones magdalenienses en ambas vertientes de los Pirineos.

ROBERT SALA RAMOS (EDITOR) EUDALD CARBONELL | JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ CASTRO | JUAN LUIS ARSUAGA (COORDINADORES)

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