La construcción de la juventud militante kirchnerista en Cristina Fernández de Kirchner (2010-2012) - Proyecto

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Descripción


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Tema: Análisis crítico del discurso político.

Título: Unidos y organizados: La construcción de la juventud militante kirchnerista en los discursos de Cristina Fernández de Kirchner (2010 – 2012)

Área de conocimiento y aplicación:
El presente proyecto de investigación se enmarca dentro del análisis crítico del discurso político, bajo los preceptos acuñados por Norman Fairclough y su modelo tridimensional. Eventualmente podría aplicarse como aporte a las diferentes investigaciones que puedan desarrollarse sobre el análisis de las construcciones discursivas en torno a la juventud y su vinculación con la política, como también para analizar los fenómenos político- sociales que puedan desarrollarse y estén relacionados con la temática.

Problemática:
Relevancia del proyecto y utilidad de los conocimientos:
La década del 70 constituye un momento de renovación en el ámbito político argentino, especialmente las elecciones presidenciales del año 1973. En ese contexto, se pudo vislumbrar la explosión de las culturas juveniles. Momento histórico donde los jóvenes ocupaban la primera línea en la radicalización política y la contracultura de una sociedad que se movilizaba. La juventud se radicalizaba en el mundo entero y también en la Argentina, situación favorecida por horizontes optimistas de ascenso social y mejora en los estándares de vida (Urresti, 2000). Este escenario se verá fuertemente modificado en las décadas posteriores, sobre todo en la década del 90, años conocidos en Argentina como "la década perdida" (Balardini, 2000).
El golpe de Estado de 1976 significó un corte abrupto para esa ebullición política y juvenil que se estaba gestando y recién en 1980 comienzan a implementarse ciertos cambios en todos los niveles sociales que afectan la participación política de la comunidad toda. Por un lado, el mercado laboral comienza a generar solamente lo que pide la demanda lo que repercute en los trabajadores creando un nuevo tipo de sujeto, más discontinuo, dinámico y polivalente. De esta manera, las formas tradicionales de presión sindical se ven comprometidas debilitando el accionar de los sindicatos, que con menos recursos tienen menos incidencia en el proceso productivo. Por otro lado, el desempleo se convierte en amenaza generando un trabajador temeroso, proclive a aceptar las condiciones que se le imponen (Urresti, 2000).
En este contexto, políticas neoliberales contrarias a los derechos de los trabajadores se hicieron eficaces consiguiendo inclusive apoyos electorales masivos. Es así, que comienza a hablarse de una crisis de representación de los sistemas políticos como también su desarrollo hacia nuevas formas de participación. Algunos síntomas de la época fueron la desafiliación de los partidos tradicionales, la indiferencia política creciente y la no concurrencia a las urnas (Urresti, 2000) Por su parte, los jóvenes no asumen un papel activo en la protesta social o en la transformación política. Al igual que el resto de la sociedad, se encuentran desencantados, escépticos y menos comprometidos con grandes proyectos (Margulis, 2001).
Sin embargo, debe rescatarse la constante actividad (como resistencia durante la dictadura y especialmente desde el retorno de la democracia en 1983) de los organismos de derechos humanos y sobre todo de la agrupación Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (HIJOS), surgida hacia 1996 en el marco del vigésimo aniversario del golpe de Estado. Compuesta por hijos de desaparecidos y ex detenidos durante la última dictadura militar, que rondaban los veinte años, renovó al movimiento de derechos humanos con nuevas discusiones y sobre todo un nuevo repertorio de acción colectiva conocido como "escrache". A su vez, HIJOS acercó a la lucha a los jóvenes a través de la utilización de diversas expresiones culturales como recitales, murgas y teatro (Retamozo, 2011).
El Siglo XXI encuentra a la Argentina en una de sus crisis más profundas caracterizadas por ajustes, "corralito" bancario, la ruptura en la cadena de pago y la multiplicación de las monedas locales remplazando una moneda extranjera cada vez más escasa. La situación tuvo como respuesta social olas de saqueos y cacerolazos como el del 19 de diciembre de 2001. Movilizaciones que fueron fuertemente reprimidas conun saldo de más de 30 muertos y centenares de heridos empujando al entonces presidente Fernando de la Rúa a la renuncia y a la sucesión de cuatro presidentes provisionales en tan solo una semana. Se vivía un momento de gran convulsión social, que respondía al grito de "que se vayan todos" (Svampa, 2011) instalando un escenario de fuerte crítica el statu quo, aglutinando diferentes sujetos de la protesta, con disímiles experiencias e historias. Eran "nuevas voces" dentro del espacio político pero fuera de los tradicionales canales institucionales de participación como los partidos y/o los sindicatos (Retamozo, 2011).
En este marco es importante destacar que el repudio a la represión del Puente Pueyrredón del 26 de junio de 2002, que terminó con las vidas de los jóvenes piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, generó el ingreso político de nuevas camadas de jóvenes militantes de clases medias, que se acercaron a las organizaciones piqueteras. De esta manera, comenzaron a tejerselazos entre clases sociales dando lugar a una nueva generación militante, la de 2001, articulada sobre la territorialidad, las asambleas barriales, la demanda de autonomía y la horizontalidad de los vínculos políticos. "Maxi y Darío" apareceráncomo "modelos ejemplares" para esa nueva juventud militante (Svampa, 2011).
En este escenario, surge la figura de Néstor Kirchner, que gana las elecciones del 2003 con el 21,97% de los votos. Desde ese momento se produce un fenómeno de reincorporación de los jóvenes al escenario político, ya que son ellos quienes tienen el desafío de recuperar la política. El nuevo presidente revaloriza el debate y el papel de la juventud en él, tendencia que se mantiene durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, a partir del 2007, y se acentúa luego de la muerte de su esposo en 2010 (Luna- Gun, 2010).
Con la sorpresiva muerte de Néstor Kirchner, el fenómeno de la militancia juvenil cobra notoriedad mediática. Afirmación que puede justificarse luego de realizar un relevamiento a los principales medios gráficos nacionales durante los años 2010 - 2012. Dicho análisis arrojó que hasta la muerte del ex presidente ningún artículo hacía mención al fenómeno de la juventud kirchnerista o militancia juvenil, algo que cambia rotundamente luego del 27 de octubre del 2010. Esta última afirmación también puede apoyarse en datos estadísticos aportados por Ibarómetro (2010).
Un año después, específicamente el 10 de diciembre del 2011, Cristina Fernández de Kirchner asumiría su segundo mandato luego de ganar en las urnas con el 54% de los votos.
Su antecesor y difunto esposo ejerció la política de una manera caracterizada por la transgresión, la capacidad de pensar diferente y la rebeldía contra lo instituido. Actitudes si se quiere asociadas con la condición de "jóvenes" de los militantes de su generación. La confrontación, la beligerancia y el desafío conforman un "ethos" marcadamente juvenil, desfachatado y prepotente (Montero, 2006).
Por su parte y durante sus sucedáneos gobiernos, la Presidenta Cristina Fernández le ha asignado un rol protagónico a la juventud interpelándola directamente, exhortándola al compromiso político (Luna- Gun, 2010). Éstas características no sólo deben destacarse desde lo meramente discursivo sino, también, desde el accionar gubernamental con acciones concretas apuntadas exclusivamente a la juventud, como el acto del 27 de abril de 2012 en el Estadio Vélez Sarsfield, donde la primera mandataria dijo, entre otras cosas:
Quiero decirles a los jóvenes, a esos que agitan las banderas del Che, de TupacAmarú, de Evita, de Cámpora, de Kolina, a todos los jóvenes de todas las fuerzas políticas que ustedesson la generación del bicentenario (…) Por eso son ustedes, las nuevas generaciones las que tienen que tomar la posta y la bandera para seguir con los ideales de 200 años de historia (…) Son ustedes los que tienen que seguir escribiendo la historia, su propia historia y para hacerlo deben hacerlo bajo el lema en que fue convocado este acto: unidos y organizados para profundizar la transformación.
En la misma línea, puede mencionarse la inauguración, el 15 de mayo del 2012, del Salón de la Juventud Néstor Kirchner en la Cámara de Diputados de la Nación donde la Presidenta fue contundente:
Yo quise que este lugar – cuando me preguntaron - fuera de los jóvenes, pero no de los jóvenes que se identifican o que están en una determinada agrupación. No, de todos los jóvenes, porque él soñaba con que los jóvenes volvieran a militar y volvieran a incorporarse a la política. Por cada pibe que se incorporaba a la política, que tenía ideas y convicciones teníamos una probabilidad menos de que un pibe estuviera haciendo cualquier otra cosa que fuera perjudicial no solamente para la sociedad, sino también para él.
Para luego agregar:
No se equivoquen, construyan su propia historia, sus propias experiencias que están, además, viviendo un momento histórico en el país y en el mundo, increíble por lo que está pasando. Hay un cambio de época muy fuerte, ustedes van a ver porque son muy jóvenes las transformaciones que va a tener este mundo.
El discurso kirchnerista e inclusive su relación con la juventud es ampliamente abordada desde múltiples investigaciones por considerarlo un fenómeno de características inusuales que puede explicar la dinámica social actual. Desde el punto de vista teórico, categorizar a la juventud es un desafío que se ha abordado desde diversas disciplinas. Es así como considerándola un actor político se han desarrollado tres grandes líneas: la pedagógica, con un interés central de Jean Jacques Rousseau, cuya preocupación medular fue cómo educar a los niños y jóvenes. La segunda línea es la psicológica, representada por Stanley Hall y las teorías del desarrollo. Y la tercera es propiamente la social, que surge a raíz de la antropología, interés que luego pasa a la sociología que busca identificar comportamientos distintos en ciertos grupos sociales (Núñez, 2003).
Dentro de ésta última línea, se destacan los conceptos desarrollados por Reguillo Cruz y Margulis, quienes comparten una visión "generacional" de la juventud. Tomar esta posición teórica implica no conformarse con las delimitaciones biológicas, como la edad, ya que las segmentaciones sociales son históricamente determinadas variando acorde los tiempos en que se realizan. Es por esto necesario partir del reconocimiento de su carácter dinámico y discontinuo (Cruz, 2000). Es decir, la juventud no es una categoría homogénea. Es por ello que se historiza a los sujetos y prácticas juveniles a la luz de los cambios culturales, rastreando orígenes, mutaciones y contextos político-sociales (Ídem, 2000).
En esa misma línea, Margulis desarrolla dos conceptos importantes para destacar ciertos aspectos propios de esta "condición juvenil": moralidad social y moralidad vital. La primera hace referencia a un período en el cual los jóvenes tienen un menor nivel de exigencia social para completar su instrucción, en vistas a alcanzar su madurez social y económica. A lo fines de generar una categorización más abarcativa, Margulis suma el concepto de "moralidad vital", que es nada menos que el período de vida donde se está en posesión de "un plus", de una vitalidad que se va gastando, de una noción de la muerte como algo lejano que no puede acercarse. Este período culminaría con la independencia económica del sujeto, como también con la llegada del matrimonio y los hijos (Margulis- Urresti, 1996).
Es importante no comprender a la juventud a partir de la mera coexistencia en un tiempo histórico común, sino que para ser tal debe poner en juego criterios de identificación común entre sujetos que comparten un problema. De esta manera, el vínculo generacional se constituye como efecto de un proceso de subjetivación, ligado con una vivencia común en torno a una experiencia de ruptura, a partir de la cual se crean principios de identificación y reconocimiento de un "nosotros" (Alvarado -Vommaro, 2010).
Con el propósito de analizar este fenómeno de la política y la juventud, más puntualmente la construcción de los jóvenes militantes kirchneristas por parte de Cristina Fernández de Kirchner, consideramos pertinente abordar la problemática desde los términos del análisis crítico del discurso, más puntualmente el modelo tridimensional de Norman Fairclough (Fairclough, 1993).
El análisis crítico del discurso es una perspectiva teórica que se encuentra dentro de los márgenes de los llamados Estudios del discurso, término acuñado por Van Dijk quien consideraba que la definición era adecuada ya que no sólo se incluye el análisis del lenguaje sino también teorías, aplicaciones, la crítica y otras dimensiones de investigación. Esto convierte al campo académico en uno heterogéneo e interdisciplinar (Stecher, 2010) que comienza a gestarse junto a distintas disciplinas en la década del 60 y consigue su progresiva institucionalización a partir de los 80. Su principal interés es el estudio empírico de los usos del lenguaje en sus contextos sociales específicos (macro y micro). Fue justamente en 1980 donde se desarrolla lo que se conoce como "giro lingüístico", donde el discurso se convierte en un factor destinado a construir la realidad (Salvia, 2005).
De esta manera, el análisis del discurso se nutre de las teorías de Richard Rorty, John Austin, Harold Garfinkel, Paul Grice y Michel Foucault. De éste último, tomaremos el vínculo del discurso con contextos sociales más amplios, considerado como práctica discursiva que obedece a reglas anónimas, determinadas temporal y espacialmente, válidas para clases, grupos o comunidades específicas (Ídem).
Dicho discurso lleva la marca de su contexto de producción (Foucault, 1970), perspectiva que se relaciona con lo planteado por Michel Pecheux (1994) para quien cada momento histórico tiene un conjunto finito de léxicos, que conforman un campo semántico producto de esa situación contextual. De esta manera, las palabras permiten leer las condiciones de producción en las cuales fueron gestadas.
Dentro de las condiciones de producción de los discursos, los sujetos mantienen posiciones de clase. Cada una de ellas incorpora una formación discursiva, término apropiado a Michel Foucault, que determina lo que puede y debe decirse. En ese escenario, las palabras cambian su significado de acuerdo a la posición de aquellos que la usan (Fairclough, 1993).
Dentro del análisis crítico del discurso se destaca el modelo tridimensional de Norman Fairclough, quien tiene como propósito lograr una teoría social crítica del discurso en base a la articulación de los estudios del lenguaje y los desarrollos de las ciencias sociales que orienten la investigación empírica sobre los cambios contemporáneos en el discurso, entendido como parte de procesos más amplios de transformación sociocultural (Stecher, 2010).Es decir, tiene como metodología conectar la descripción textual y el análisis con redes más amplias de práctica sociocultural a través de una categoría intermedia denominada practica discursiva, que desarrollaré más adelante (Merino, 1999).
El poder explicativo de los planteos de Fairclough reside en su forma de establecer la red de relaciones causales que permiten enlazar el plano de la práctica sociocultural y el de la práctica discursiva con el trabajo interpretativo (Ídem). Fairclough propone un modelo tridimensional de análisis del discurso con el objetivo de explorar sistemáticamente las relaciones a menudo opacas de causalidad y determinación entre las prácticas discursivas, eventos y textos por un lado; con las estructuras, procesos, relaciones sociales y culturales más amplias, por el otro (Fairclough, 2008).
Atentos a este marco, es que nos proponemos identificar los procesos de construcción discursiva y las marcas o huellas argumentativas que se generan en el escenario político argentino respecto de "la juventud". El punto de partida para el análisis de los discursos será la muerte del ex presidente Néstor Kirchner en octubre del 2010, hasta la inauguración del Salón de la Juventud, el 15 de mayo del 2012.
Problema:
Establecidas las líneas conceptuales, la pregunta de investigación es: ¿Qué construcción discursiva de la juventud militante kirchnerista realiza Cristina Fernández de Kirchner?

Marco Teórico:
El análisis crítico del discurso en el cual se enmarca esta potencial investigación posee una cierta cantidad de postulados teóricos. En primera instancia, debe desarrollar una teorización que revele la relación dialéctica entre el discurso y las estructuras sociales para demostrar que el discurso es una práctica social históricamente situada, modelada por las estructuras en las que está inserto al mismo tiempo que contribuye a construir, sostener y transformar el orden social.
Debe considerarse también que el discurso es una dimensión de la vida social que no puede reducirse al lenguaje o a la semiosis sino que es un momento que incide en otras situaciones o elementos no discursivos, a su vez que es modelado por ellos.
Además, el análisis crítico del discurso estudia específicamente las relaciones entre lenguaje y poder, buscando dar con el modo en que el discurso juega en los mecanismos de dominación y control social, características de las sociedades capitalistas contemporáneas.
Posee como otra característica primordial una fuerte identidad disciplinar, es decir, con un poderoso anclaje en la tradición lingüística por un lado, y por el otro, una muy fuerte vocación transdisciplinar. Van Dijk fue el primero en considerar que el análisis crítico del discurso debería ser esencialmente multidisciplinar al realizarse en, o combinarse con cualquier enfoque y subdisciplina de las humanidades y las ciencias sociales (Salvia, 2005).
De esta manera, el uso lingüístico es considerado una práctica social, un modo de acción situado histórica y socialmente en una constante relación dialéctica con otros aspectos de lo social. Es configurado pero también constitutivo de las identidades y relaciones sociales, como también del sistema de conocimientos y creencias (Fairclough, 2008).
Aquí puede encontrarse la influencia de la teoría marxista de Althusser sobre la ideología, para quien ésta se desarrolla en formas materiales trabajando a través de la interpelación de las personas como sujetos sociales, fijándolas en posiciones dentro del espectro social (Fairclough, 1993).
Es importante destacar la diferencia conceptual entre el locutor (emisor material del objeto de análisis) y el enunciador (autor textual). Éste último es el representante inmaterial de la posición que da origen al enunciado (Salvia, 2005) y a quien considero dentro de esta potencial investigación.
El análisis crítico del discurso puntualmente, observa a los eventos de lo cotidiano como manifestaciones semióticas, materializadas en la actividad del lenguaje y dotadas de significados, determinando cómo, cuándo y por qué algunos fenómenos de la vida asumen regularidades o discontinuidades (Pinho, Kantorski, Hernández, 2009). De esta manera, no sólo los discursos sino también los sujetos y hasta el propio analista están socialmente situados, con responsabilidad en la reproducción o cuestionamiento de las estructuras de la organización social. Es considerado el enfoque dentro del análisis del discurso que más desarrollo posee en América Latina (Salvia, 2005).
Para el análisis de los discursos seleccionados utilizaremos el modelo teórico tridimensional de Norman Fairclough cuya tesis central es que no podemos comprender adecuadamente los procesos sociales de las últimas décadas sin tener en cuenta las modificaciones discursivas en que dichos procesos se expresan, al tiempo que se sostienen. Tampoco se pueden comprender los discursos que se producen en los distintos ámbitos de la vida social sin analizarlos desde una perspectiva más amplia dentro del cambio socio cultural (Stecher, 2010).
El modelo teórico de tres dimensiones de Fairclough destaca lo siguiente:
- Primera dimensión. Texto: Hace referencia a la pieza del lenguaje escrito u hablado. Es el material empírico del investigador que supone una particular y situada utilización del lenguaje que contribuye a la constitución de acciones, relaciones sociales, sistemas de creencias, conocimientos e identidades sociales. Dentro de él se consideran tres aspectos presentes en todo texto:
1. Contribuye a modelar las relaciones sociales de las personas. Las formas de interacción se definen en función de las formas de comunicarse de los participantes.
2. El texto también produce y pone en circulación representaciones y creencias acerca de la realidad,
3. Contribuye a la construcción de identidades sociales al ubicar a los sujetos que interactúan en ciertas posiciones que suponen formas de ser y estar en el mundo. De esta manera, contribuye a la constitución de acciones, relaciones sociales, sistemas de creencias, conocimientos e identidades sociales. (Stecher, 2010)
El análisis en esta dimensión girará en torno al contenido del texto en sus reglas de producción textual, cómo se organiza la información, el grado de coherencia dentro del mismo, la cohesión, transparencia u opacidad (Salvia, 2005).
Su dominio es la representación y significación del mundo como también de la experiencia; la constitución (establecimiento, reproducción y negociación) de las identidades y las relaciones interpersonales; y la distribución entre información dada contra la nueva, lo que se destaca contra el trasfondo. De esta manera, ayuda a distinguir dos subfunciones de la función interpersonal: la identidad y lo relacional (Fairclough, 2008)
- Segunda dimensión. Práctica discursiva: Todo evento discursivo debe ser pensado en términos de los procesos de producción que le han dado lugar, así como los procesos de recepción/ interpretación a los que se verá sometido en la trama social. El foco debe estar puesto en el modo en que los sujetos producen e interpretan los textos a partir de un conjunto de recursos discursivos socialmente disponibles y relativamente estables que constituyen los órdenes del discurso, entendidos éstos últimos como sets ordenamos de prácticas discursivas con un particular dominio social o institución (Stecher, 2010).
Las prácticas discursivas son definidas por Fairclough como formas particulares de usar el lenguaje para interactuar, representar o identificarse con un dominio social específico y las clasifica en tres tipos:
Géneros: formas socialmente ratificadas de utilizar el lenguaje en conexión con un particular tipo de actividad social.
Discursos: formas estabilizadas de representar ciertos aspectos del mundo social que dan cuenta del uso del lenguaje para configurar conocimientos y creencias acerca de la realidad.
Estilos: formas relativamente estabilizadas de ser y actuar discursivamente. Reflejan que los sujetos al interactuar discursivamente, son posicionados dentro de las relaciones sociales adquiriendo identidades que dependen del modo particular de hablar, escuchar y comunicarse (Ídem).
En esta dimensión se analiza el contexto de producción, es decir, del tiempo y espacio determinado que permite la realización de otras prácticas discursivas (Salvia, 2005). Dicho en palabras de Fairclough (2008) se ocupa de los aspectos sociocognitivos de la producción e interpretación de los textos a través de un análisis paso a paso que permita dar cuenta de cómo los sujetos utilizan los recursos de un orden del discurso para configurar sus textos y al mismo tiempo que reproducen dichos patrones de prácticas discursivas son capaces de articular y recrear creativamente a los mismos (Stecher, 2010).
- Tercera dimensión. Práctica social: Parte de la idea que todo evento discursivo es parte de una práctica social y está inserto en un conjunto de situaciones, instituciones y macrocontextos que condicionan fuertemente los usos del lenguaje (Salvia, 2005).
El enfoque se centra en un análisis sociológico de los eventos analizados considerando sus repercusiones en la materialidad sociohistórica. Es la constatación de los embates y desplazamientos que determinados discursos provocan en las relaciones sociales (Pinho, Kantorski, Hernández, 2009).
Este aspecto hace referencia a un análisis social explicativo que muestre los condicionantes socio contextuales de los eventos discursivos bajo estudio, así como el modo en que éstos participan de los procesos de producción, sostenimiento y transformación de las formas de dominación imperantes en un dominio social (Stecher, 2010). Es decir, se analizan las repercusiones del discurso en la materialidad sociohistórica de los sujetos, qué características producen continuidades o discontinuidades y cómo determinados eventos discursivos se inmiscuyen en la vida humana, emergiendo en la vida social y sus interacciones (Pinho, Kantorski, Hernández, 2009). Se indagan las consecuencias de los discursos en las relaciones sociales ya estructuradas como también las que puedan darse en el futuro (Salvia, 2005).
Fairclough (2008) menciona que la práctica social puede referirse a distintos niveles de organización social como son el contexto de situación (nivel concreto en el que el evento discursivo ocurre), el institucional (del cual la situación social es parte) y el social o de cultura. Propone además, pensar las relaciones entre discurso y poder en términos de "hegemonía", a saber, que las posibilidades creativas están limitadas y restringidas por el estado de las relaciones hegemónicas y las luchas por la misma. En este planteo se vislumbra la influencia de Michel Foucault para quien el discurso en las sociedades modernas posee un rol distintivo e importante en la constitución y reproducción de las relaciones de poder como también en las identidades sociales que entraña. Es decir, las identidades sociales y sus relaciones son negociadas a través del diálogo (Ídem.).
En este escenario, los sujetos están constituidos en relación con una formación discursiva particular y sus significados. Es importante definir a una formación discursiva como faceta lingüística de dominios de pensamiento constituidos socio históricamente en la forma de puntos de estabilización, es decir, que producen al sujeto y con él aquello que le es dado ver, comprender, hacer, pensar y esperar (Fairclough, 1993).

Objetivos
General:
- Comprender la construcción de la juventud militante en los discursos de Cristina Fernández de Kirchner desde el mes de octubre de 2010 hasta mayo del 2012

Específicos:
Identificar los procesos y prácticas de textualización de la juventud (formas de comunicación, representaciones, creencias e identidades sociales construidas),

Analizar las prácticas discursivas y los contextos de las mismas,

Reconocer las prácticas sociales (contexto de situación, instituciones y social),

Comprender los procesos de hegemonización discursiva (relación entre prácticas textuales, discursivas y sociales)

Metodología:
Como destacamos anteriormente, la pregunta/problema de investigación sobre la cual gira esta potencial investigación es: ¿Qué construcción discursiva de la juventud militante kirchnerista realiza Cristina Fernández de Kirchner? Desde la misma planteamos los objetivos detallados en el apartado anterior, tanto el general como los específicos, que guiarán los pasos a seguir.
La naturaleza del objeto de estudio exige la implementación de un diseño de investigación de cualitativo desde el cual optaremos como técnica por el análisis crítico del discurso, la cual nos obliga a implementar una mirada intertextual donde el corpus se expande más allá de lo que se dice hacia aquello que realmente se quiere decir o comunicar (Merino, 1999).

Como establece Fairclough (2008), de quien tomaremos su modelo tridimensional de análisis, se trata de investigar de qué modo las prácticas discursivas, las relaciones y los procesos sociales surgen y son configuradas por relaciones de poder como también por luchas por el mismo.

Fairclough plantea un modelo de tres dimensiones para el análisis donde el discurso debe abordarse en primera instancia como texto, en segundo momento como una práctica discursiva, para finalmente analizarlo como una práctica social (Salvia, 2005).

A continuación, presentaremos un cuadro que sintetiza la idea del modelo de análisis seleccionado:

Práctica Social
Práctica Social
Práctica Discursiva
Práctica Discursiva
Texto
Texto



Diseño
Los discursos seleccionados para realizar el análisis son los abarcados desde la muerte del ex presidente Néstor Kirchner en octubre del 2010, hasta la inauguración del Salón de la Juventud, el 15 de mayo del 2012, por considerarlos parámetros pertinentes que podrían aportar información valiosa a los fines del problema de investigación planteado anteriormente.
La técnica de recolección será la recopilación de documentos escritos, como lo son los discursos oficiales publicados en el sitio web de Presidencia de la Nación, mientras que la técnica de análisis será el ya mencionado análisis crítico del discurso, que se enmarca en una disciplina más amplia como es el análisis del discurso.
Este encuadre teórico define al discurso como producto oral o escrito de una producción discursiva que se inserta en una sociedad social determinada y como ejemplo de práctica social que estructura áreas de conocimiento que expresa o refleja entidades, prácticas, relaciones, como también las constituye y conforma (Merino, 1999).
Dentro de los planteos del análisis crítico tomaremos el modelo tridimensional de Norman Fairclough, para quien el lenguaje es la forma material de la ideología y el discurso muestra los efectos de la lucha ideológica dentro de su funcionamiento (Fairclough, 1993).
Stecher (2010) describe las tres dimensiones planteadas por Fairclough: texto, práctica discursiva y práctica social. La primera hace referencia a una pieza de lenguaje escrito o hablado que conforma el material empírico del investigador, resultado de un proceso más amplio de producción de textos que contribuye a la constitución de acciones, relaciones sociales, los sistemas de creencias, conocimientos e identidades sociales.
Debe realizarse un análisis lingüístico detallado de los textos dando cuenta del modo cómo sus distintos rasgos (gramaticales, cohesión, fonológicos, etc.) producen efectos de sentido en la interacción, representación e identificación social (Stecher, 2010). Se pueden estudiar los mecanismos internos de producción del discurso como el vocabulario y gramática (palabras individuales o expresiones articuladas, algunas propiedades del lenguaje que traspasen el discurso como neologismos, lexicalizaciones, metáforas y nominalizaciones), semántica (elementos de inferencia, implicaciones, significados extraídos del interno y externo al discurso) y cohesión con estructura textual (elementos de unión entre las frases como las sentencias individuales y cohesión secuencial) (Pinho, Kantorski, Hernández, 2009).
La segunda dimensión toma al discurso como práctica discursiva, haciendo referencia a los mecanismos que promueven la articulación de los diferentes discursos. Aquí es pertinente un análisis del discurso como texto y como práctica social desde la intertextualidad e interdiscursividad que conectan un texto a otro y posibilitan pensar en el potencial diálogo como materialidad socio histórica (Ídem.)
El investigador debe realizar un detallado análisis interdiscursivo buscando dar cuenta de cómo el texto es el producto de la mezcla y combinación de distintos recursos discursivos (género, discursos, estilos) estabilizados en órdenes del discurso (Stecher, 2010).
Finalmente, la tercera dimensión del análisis crítico según Fairclough aborda al discurso como una práctica social donde es pertinente un análisis sociológico de los eventos discursivos focalizando en movimientos ideológicos y hegemónicos nacidos de los procesos sociales que repercuten tanto en las prácticas sociales como en las materialidades discursivas (Pinho, Kantorski, Hernández, 2009). Aquí el análisis es social y explicativo buscando dar cuenta de los condicionantes sociocontextuales de los eventos discursivos bajo estudio, así como del modo de éstos de participar de los procesos de producción, sostenimiento y transformación de las formas de dominación imperantes en un dominio social (Stecher, 2010).
A través de la interpretación de las construcciones discursivas llevadas a cabo por Cristina Fernández de Kirchner en relación a la juventud militante kirchnerista se buscará vislumbrar categorías que puedan explicitar el fenómeno de los jóvenes, el kirchnerismo y la política en nuestros días. En esa misma línea, la técnica seleccionada posibilita no sólo tener en cuenta "lo dicho" por la mandataria sino también el contexto social, histórico y político en que se desenvuelve.

Cronograma

CRONOGRAMA
Pasos Meses
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Relevamiento de antecedentes
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Redacción del Marco Teórico
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Diseño de instrumentos de recolección
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Recolección de datos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Carga de datos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Análisis de datos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Redacción de informe final
 
 
 
 
 
 
 




 

Bibliografía
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El relevamiento fue realizado a los periódicos La Nación y Página 12, desde el año 2010 hasta el 2011, considerando cualquier nota periodística, análisis o editorial donde se haya mencionado a la "juventud kirchnerista" o la "militancia juvenil".
La encuesta telefónica fue realizada durante el mes de noviembre del año 2010, a jóvenes de entre 18 y 40 años. Algunos de los datos arrojados fueron que el 66% de los encuestados considera que a partir del gobierno del ex presidente Néstor Kirchner los jóvenes intensificaron su participación en la política. El 58,9% se siente identificado con el ideario político de Néstor Kirchner, mientras el 46% se siente más cercano al kirchnerismo como fuerza política que a cualquier otra. El 65% aprueba la gestión gubernamental de ese momento (es decir, el primer gobierno de Cristina Fernández). y como pronóstico de las pasadas elecciones presidenciales, la encuesta arrojaba que quien poseía más intención de voto por parte de los jóvenes era Cristina Fernández de Kirchner con un 52,7%.
Siguiendo con Montero (2006), el ethos es una categoría de la retórica clásica y alude a la imagen que el locutor construye de sí mismo, no alude a las características que podrían denominarse "verdaderas" sino al modo en que éste se representa.
Por ejemplo, Agnese –Barreiro (2009); Biglieri (2005-2006, 2007); Cecchini (2007); Gindin (2010); Gun-Luna (2011); Martínez (2010, 2011); Montero (2006, 2007) y Vitale- Maizels (2011), entre otros.
Calsamiglia& Tusó, 1999; Iñiguez, 2003; Taylor, 2001; Thompson, 1984; Wetherell, 2001; entre otros.
www.presidencia.gov.ar


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