LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD DESDE LA RESISTENCIA ¿MISMAS PRÁCTICAS EN NUEVOS ESPACIOS?

October 2, 2017 | Autor: J. Margueliche | Categoría: Africa, Identity (Culture)
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LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD DESDE LA RESISTENCIA ¿MISMAS PRÁCTICAS EN NUEVOS ESPACIOS? Autor: Juan Cruz Margueliche (UNLP-Dto Geografía- Cátedra Asia, África y Oceanía).

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Mesa 14: Migraciones asiáticas y africanas en la Argentina. Representaciones étnico-raciales.

Para algunas étnias la inmigración forma parte de sus estrategias de vida. Para existir, para ser hombre hay que irse como inmigrante. Es un factor de emancipación. Uno se hace hombre porque se convierte en inmigrante (…). Desde que ya no funciona el campo, están obligados a buscarse la vida en la ciudad (…) Papa Demba Fall, 2007.

Introducción La región de África Subsahariana se encuentra ubicada en el Continente Africano. La región limita al norte con el mar Rojo; al sur, la confluencia de las aguas del Océano Indico y el Atlántico; al este con el Océano índico y al oeste con el Océano atlántico. Ocupa la mayor extensión del continente. De los 30.000.000 km2 que posee África, 24.521.000 Km 2 pertenecen a la región. África Subsahariana se refiere a los países que se encuentran ubicados al sur del Desierto de Sahara, que son los siguientes: Angola, Benín, Bostwana, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Costa de Marfil, Chad, Eritrea, Etiopía, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau, Islas Comoras, Islas Seychelles, Kenia, Lesoto, Liberia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauricio, Mozambique, Namibia, Níger, Nigeria, República Centroafricana, República del Congo, República democrática del Congo, Ruanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Suazilandia, Sudáfrica, Sudán, Tanzania, Togo, Uganda, Yibouti, Zambia y Zimbawe. Presenta un relieve bastante uniforme, con grandes mesetas surcadas por depresiones y escasas formaciones montañosas. Se destacan los Montes Drakensberg en Sudáfrica, la gran depresión del Rift, con cumbres como el Kilimanjaro, volcán extinguido de 5.895 metros. En cuanto a las mesetas se encuentran la gran meseta africana, la meseta de Darfur, entre el río Nilo y el lago Chad. Estas mesetas están formadas por rocas antiguas (precámbricas). Lo más importante de este zócalo son las mineralizaciones. Esto ha permitido la valoración y puesta en producción de gran cantidad de recursos mineros (hierro, diamantes, cobre, oro, bauxita, estaño, uranio y coltán). Las llanuras se encuentran a

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lo largo de las costas. Estas son alteradas por depresiones como el lago Chad, o las cuencas de los ríos Níger y Congo. En el este, el valle de Rift se extiende de norte a sur a lo largo de más de 4.800 km2, en los que hay profundos lagos, valles, mesetas y cumbres volcánicas. En cuanto a su hidrografía, se destacan los ríos Níger y Congo. De ellos se obtienen agua para regadío, son sistemas de transporte esenciales y fueron las principales vías de penetración durante el descubrimiento y colonialismo. Los ríos con vertiente hacia el índico son cortos, como el Limpopo y el Zambeze, donde se encuentran las cataratas Victoria. Se destacan lagos tectónicos de gran profundidad como el Tanganica o el lago Turkana. El lago Chad o el Victoria se sitúan en depresiones entre las mesetas. La mayor parte de la región se encuentra entre los trópicos, lo que determina su temperatura cálida con escasa variación térmica excepto en los desiertos. Presenta un marcado grado de aridez. El desierto de Sahara tiene una extensión equivalente a Europa y hacia el sur se encuentra el desierto de Kalahari. En contraposición se ubican zonas ecuatoriales y subecuatoriales que se caracterizan por exceso de agua. En síntesis, dominan los ambientes áridos, semiáridos y húmedos. En las áreas más secas, el nomadismo pastoril, es una forma de aprovechamiento del espacio, pero ha llevado a un sobrepastoreo, lo que unido a sequías, a hecho disminuir considerablemente la actividad ganadera. Otra respuesta ha sido la agricultura de tipo tradicional con regadío, aunque este ha facilitado la propagación de insectos y salinización de suelos. En el área húmeda, la actividad agrícola, ligada a la deforestación, facilita la obtención de tubérculos y cereales para subsistencia, o de cultivos industriales para exportación (café, cacao, aceite de palma). La fertilidad de los suelos es temporal, con utilización del sistema de rozas. La alternativa más rentable se ha encontrado en la agricultura de plantación, especialmente en la costa del Golfo de Guinea.

Regionalización de África Subsahariana África Subsahariana también es denominada África Negra. Existen cincuenta y dos países ubicados en esta región, aunque especialmente Mauritania y Sudán son considerados países frontera entre África Negra y África del norte o mediterránea y seis de los 52 países tienen la condición de ser Estados isleños. De acuerdo con esta clasificación, la región se divide en: •

África Central: Rep. Democrática del Congo, Rep. Del congo, Rep. Centroafricana, Ruanda, Burundi, Chad, Camerún, Gabón, Guinea Ecuatorial



África Oriental: Kenia, Tanzania, Uganda, Yibouti, Eritrea, Etiopía, Somalia, Sudán del sur, Islas Comoras y Seychelles



África Austral: Angola, Botswana, Lesoto, Malawi, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Suazilandia, Zambia, Zimbawe; islas Madagascar y Mauricio.

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África Occidental: Benín, Burkina Faso, Camerún, Chad, Costa de Marfil, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Mali, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona, Sudán, Togo, las islas de Cabo Verde y Santo tomé y Príncipe.

África

Subsahariana

se

encuentra

fragmentada,

producto

de

las

variables

externas

(dependencia/independencia económica y política; su vinculación con el mercado mundial y el impacto en la región del imperio colonial) y variables internas (proceso histórico socio- económico, ocupación del espacio durante el proceso de colonización y descolonización y el medio natural). En las etapas históricas de África Subsahariana se distinguen a groso modo: •

PRE- capitalista (precolonial);



Capitalista (colonización y descolonización);

En este trabajo se abordará los conceptos de identidad y de resistencia. Pero ambos conceptos, si bien por cuestiones analíticas se discutirán por separado, ambos poseen una relación complementaria. El concepto de identidad no es estático, sino que se trata de una relación que se establece en tensión, en puja con el otro que es diferente. En un contexto de dominación cultural, la construcción de la propia identidad de los dominantes comportó la negación de la identidad del otro grupo. A pesar de la explotación y sometimiento del pueblo africano subsahariano frente al imperialismo europeo, ellos han resistido; lograron mantener la identidad social de su pueblo. El eje de dicha resistencia pasa por una revalorización de su propia cultura y por la capacidad que la sociedad posea para adaptarla a una coyuntura cambiante. Pero el concepto de resistencia, tiene varias aristas para abordar: resistencia desde el discurso y desde las prácticas territoriales. Se desarrollará un recorrido pos el pensamiento subsahariano, para ir reconociendo la resistencia desde el discurso, y como fue avanzando en este espacio. También, si bien en trabajo es de corte teórico, se ejemplificará con algunas situaciones del migrante en sus prácticas territoriales identitaria y de resistencia. Como continúan en territorios foráneos, nuevas o mismas estrategias y como van construyendo (nuevas) identidades a partir la resistencia.

El rol de África en la conformación del sistema capitalista Desde África hacia Europa Occidental se desarrolló una transferencia de riqueza. Esta transferencia fue posible desde el siglo XV, es decir cuando el comercio adquiere un carácter verdaderamente internacional. El poder europeo se manifiesta no sólo en el dominio del comercio internacional, sino también en la superioridad de su propio sistema productivo. La fragmentación social existente en África fue otro aspecto importante. La organización social siempre, de tipo comunal, basada en diferentes étnias, una la particularidad que se convierte en una debilidad con la llegada de los europeos. Las divisiones de las sociedades favorecieron la conquista durante la etapa colonial

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especialmente en lo que respecta a la trata de esclavos. Era fácil para los europeos enfrentar un grupo con oto y de esa guerra interna obtener el botín (los cautivos) para su venta (transformando en mercadería el cautivo pasa a ser esclavo). Se inició de ese modo una particular articulación del comercio internacional con la organización existente en la sociedad africana.

La evolución histórica de África Negra Período pre-mercantilista: desde los orígenes hasta el siglo XVII. Para esta época África no es inferior ni más débil que el resto del mundo antiguo. Se caracterizaba por la existencia de formaciones sociales concretas organizadas. Eran sociedades autónomas pero relacionadas con las formaciones del Mediterráneo, Asia y Europa (debido al comercio). Es importante el comercio transahariano, este comercio permitió que todo el mundo antiguo (mediterráneo árabe y europeo), pudiera proveerse de oro de África hasta el descubrimiento de oro en América. Durante siglos, las formaciones sociales del Mediterráneo y de África tropical estuvieron interactuando en forma solidaria. El desplazamiento del centro capitalista mercantilista europeo naciente, desde el Mediterráneo hacia el Atlántico (Europa Occidental) iniciará una etapa de crisis en África. Según F. Braudel, este desplazamiento inicia la decadencia, en el siglo XVI, de las ciudades italianas. El período mercantilista. Se extiende desde el siglo XVII hasta 1800. La característica destacada del espacio africano está representada por el comercio de esclavos. La trata de esclavos no sólo afecta las zonas costeras, sino que se extiende hacia el interior, lo que provoca una regresión de las fuerzas productivas de África negra. Mientras América se constituye en la periferia del centro europeo Atlántico mercantilista y cumplirá una importante función en la acumulación de riqueza en manos de la burguesía comercial Atlántica. África Negra, pasa a denominarse la periferia de la periferia, por su rol como proveedora de mano de obra del continente americano. En esta organización del sistema, África pierde autonomía y comienza a su modelado por fuerzas externas (fuerzas del mercantilismo). La trata negrera desaparece cuando se acaba el mercantilismo, es decir, en general con la Revolución Industrial. Entonces el Capitalismo alcanza en el centro su forma acabada, la función del mercantilismo (la acumulación primitiva de la riqueza) pierde su rol central cediendo su lugar a la industria. La antigua periferia (América) y la periferia de la periferia (África) pasan a cumplir la función de proveedoras de productos agrícolas con lo cual se establece la primera división del trabajo a escala mundial y se desarrolla la teoría del intercambio desigual. La colonización. El concepto del continente hacia fines del siglo XIX, marca el inicio de la etapa de colonización, que permitió a los colonizadores obtener los productos de exportación requeridas, a partir de la organización de la producción directamente en el lugar y, de ese modo, explotar simultáneamente los recursos naturales y la mano de obra barata. Bajo estas condiciones, la sociedad tradicional africana pierde totalmente su autonomía: tiene la única función de producir para el mercado internacional, en condiciones que le quitan toda perspectiva de evolución hacia la maduración. Por

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ello, Samir Amin no habla de transición hacia la modernidad sino utiliza el concepto de bloqueada. No hay sociedades tradicionales en África contemporánea: sólo hay sociedades periféricas dependientes. Según Bernard Founou-Tchuigoua (1995), África subsahariana: No tienen unidad económica, y jamás formó una unidad política antes, durante o después de la colonización (…) el despedazamiento de África en la Conferencia de Berlín en 1884, se guió por la tesis hegeliana de la no-historicidad de las sociedades africanas (…)

¿Independencia de los países africanos? Cuando logran su independencia la mayoría de los países africanos estaban convencidos de que no podían construir nada a partir de su pasado y adoptan modelos occidentales para organizar su futuro desarrollo. A finales del siglo XIX, los poderes europeos habían dividido el África en más de ciento cincuenta (150) colonias diferentes, bajo el mando británico, francés, belga, italiano, español, portugués o alemán. Las fronteras se trazan desde un punto de vista muy arbitrario. Cuando llegó el momento de la independencia, mucho de ellos se establecieron como nacionalistas. Pero no fue fácil, ya que los Estados que habían heredado, incluían individuos procedentes de diferentes grupos étnicos y al mismo tiempo, muchos de los grupos étnicos africanos más importantes estaban repartidos en diferentes Estados (Barrat-Brown, 1994:432).

África en el mundo actual La economía de trata origina desequilibrios regionales profundos y configura los elementos constitutivos de la actual estructura espacial de África negra. La riqueza de la costa (donde se instalaron las compañías colonizadoras) se contrapone a la pobreza del interior. Las inversiones de infraestructuras implantadas por los imperios en las costas y extendidas la fuente de recursos en el interior en respuesta a la concepción político-económico-ideológica del colonialismo, acrecentó los desequilibrios regionales, desequilibrios que no se han reducido hasta el presente, sino que más bien se han acrecentado. En el plano económico, no hay dudas de que la colonización modeló la configuración actual de África Negra. Con muy pocas excepciones (Etiopía, Madagascar, Lesotho y Swazilandia), los Estados actuales son herencia de una formación social colonial 1. Se refleja en su conformación la organización de una economía especializada en la exportación agro minera, particularmente vulnerable, desarticulados interiormente, con fuertes desequilibrios regionales. Hay una polarización social y de las riquezas y fundados en alianzas de clases sociales que bloquearon el progresivo crecimiento económico un lugar de impulsarlo. La etapa independiente (el neocolonialismo) perpetuó las características que se forjaron en la sociedad africana, entre 1880 y 1960. La dependencia 1

Estados fallidos. Carecen de soberanía nacional por su incapacidad de controlar la población que vive en su territorio. Su soberanía es más teórica que real y las grandes decisiones provienen del exterior. El Estado africano, sigue siendo la extensión y continuación del Estado colonial: el Serkali.

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económica continuará, las ideas neoliberales, son los que hoy ejercen su acción en el contexto de la globalización. Desde la última década del siglo XX, se intensificó la transformación del poder político y económico a escala mundial. Esta transformación incide directamente en las relaciones que se articulan entre los espacios geográficos, los mercados y la población.

Nuevas fronteras, viejos problemas. Durante los dos últimos siglos, las fronteras de África (naturales, históricas o simbólicas) no dejaron de modificarse. Se han desarrollado formas inéditas de territorialidad cuyos bordes no coinciden necesariamente con los límites oficiales. Hay diferentes posturas que explican este fenómeno: por una parte, prevalece la idea de que las fronteras de los Estados africanos son creaciones coloniales artificiales. Otros, pretenden explicar que no se estaría produciendo una suerte de integración regional desde abajo al margen de las instituciones estatales a través de solidaridades socio-culturales que atraviesan las fronteras. La realidad africana muestra que en la era de la globalización la deconstrucción de los marcos territoriales existentes, la modificación de las fronteras, la creación de espacios inestables, con todas las consecuencias socio-culturales que esto implica, se desarrollan paralelamente a la transnacionalización de la economía. Este recorrido histórico de libertad, dominio colonial, conflictos y consecuencias poscoloniales, es una mirada importante para entender la actualidad de esta región. Nos aporta otro enfoque, y nos permite no pensar a África desde Europa, sino mirar África desde África, pero sin dejar de reconocer el rol que ocuparon las potencias coloniales, en los conflictos actuales.

El problema Ningún territorio, puede mantenerse al margen de las transformaciones del proceso de globalización, y por supuesto, tampoco los diferentes actores sociales que forman parte del mismo. Por ello, es importante tratar de reconocer y explicar las diferentes estrategias que encabezan tanto los territorios como los diferentes actores sociales involucrados, en relación a las transformaciones producidas por el proceso antes mencionado. La migración es un fenómeno antiguo en la historia de la humanidad. Pero la política de migración empezó a cambiar en la era del Imperialismo moderno, en la que varios Estados – Nación europeos pretendieron poner en práctica la Democracia en el interior y el Imperialismo en el exterior. En la era de la Globalización, esta contradicción adquiere más fuerza ya que los movimientos de población interaccionan con las nuevas ideologías de fronteras abiertas y libre comercio. Por una parte la integración creciente de los mercados mundiales y el aumento de las presiones sobre todo las economías nacionales y para que sean competitivas a nivel mundial ha supuesto nuevos incentivos para importar población (huéspedes). Estos flujos laborales han dado lugar a todo un mundo nuevo de emigrantes y de ciudadanos parciales. Esto trae aparejado varios conflictos, como el problema de las minorías culturales, las cuales están cada vez más capacitadas

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para articular sus derechos culturales como derechos humanos; como también así los problemas que trae aparejado el pluralismo cultural. Una de las teorías para este contexto, es aquella que nace como producto de lo insatisfactorio de las teorías predominantes en los estudios de migración hasta la década del ’80, pues ponían énfasis excesivo en los aspectos económicos y en el hecho de que luego de un par de generaciones se marchaba inexorablemente hacia la asimilación a la sociedad receptora. Los orígenes de esta perspectiva suelen situarse en el trabajo de Nina Glick Schiller (1992) en un estudio de migrantes centroamericanos en Nueva York. En dicho trabajo, observaron que los migrantes lejos de asimilarse a la sociedad huésped, mantenían relaciones económicas políticas y sociales con sus lugares de origen. En el centro, de estas nuevas relaciones descansa la propuesta de que éstas llegan a constituirse Comunidades Transnacionales (CT). Además, las transformaciones tecnológicas, han dado una resignificación al concepto de migración ¿Qué es la migración? ¿Cuándo se produce la migración? ¿Qué elementos nos permiten definirla? ¿Cómo impactan las nuevas tecnologías en las migraciones? ¿Cuál es la diferencia entre migración y movilidad territorial? Todos estos interrogantes, ya no son explicados desde el simple marco analítico de factores de expulsión y factores de atracción. Por ello, debemos contextualizar, a estas nuevas migraciones y partir desde preguntas como las antes mencionadas, para poder posicionarnos nuevamente en la problemática a analizar. El territorio tiene a la vez una importancia material y una simbólica como productor de significados culturales y de territorialidades explícitos, como fuente de implicación para dimensiones rituales. La CT, entendida como una comunidad que se extiende y se consolida más allá (o a pesar) de la frontera. Los trabajos de Rouse (1988), Kearney y Nagengast (1988) y Glick Schiller et al (1992), fueron los primeros que trascendieron los estudios de migración y plantearon que las CT tenían un carácter diferente. Estos estudios buscaron alternativas a las estrategias localizados de investigación de comunidades desterritorializadas y a sus problemáticas singulares. Glick Schiller et al (1992), por ejemplo, sostuvieron que una de las características fundamentales de estas comunidades es que la migración de tipo transnacional fomenta y sostiene relaciones multívocas que enlazan a las sociedades de origen con los asentamientos en su lugar de destino en vez de que, como propone la teoría de la modernización, los transmigrantes se deslinden finalmente de las comunidades y lugares de origen. Desde esta teoría y el concepto d CT, podemos observar varias cuestiones a destacar, en el marco de este trabajo. Por un lado, estrategias y prácticas de resistencia ya no unidireccional, sino bidireccional. Además, dejar de lado, la idea asimilacionista (tanto aquella dada desde la llegada del colonizador), como la generada en suelos extranjeros. El concepto de barrios étnicos, el rol de los medios masivos de comunicación, que llevan a repensar las producciones material e imaginario del colectivo migrante. Como lo expresa, Arjun Appadurai, bajo su concepto de espectador desterritorializado. Bajo este concepto, contextualiza a cualquier migrante que se conecte desde el país receptor con cualquier elemento tecnológico, con el país emisor; y como en este puente, se

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empiezan a desarrollar, no solo muchas líneas de trabajo a repensar, sino identidades y resistencias, que juegan un papel importante en la permanencia del migrante.

Los paradigmas de los estudios sobre África Son varios y encontrados, las perspectivas desde lo que se han tratado de comprender los procesos sociales africanos (Londsdale, 2005). Cada una de ellos lo ha hecho en un momento histórico concreto. a-El modelo de la tribu2. Los africanos no organizaban en estados ni conformaban naciones, sino que se reunían en tribus concebidas como meros conglomerados de unidades familiares que comparten, usos, costumbres, un idioma y un territorio. b-Teoría de la modernización. Fue una teoría desarrollada fundamentalmente por las ciencias políticas norteamericana, y la economía del desarrollo de los años ´50 y ’60. Surgiendo por dos objetivos: la propuesta de un modelo universalista que permitiera comprar las políticas de los diferentes lugares del mundo y la construcción en plena Guerra Fría, una teoría alternativa, al marxismo, sobre el desarrollo de la historia, pero contraria a la lucha de clases. La modernización se basa en la idea de que todas las sociedades, tarde o temprano sufren un proceso de transformación que pasa necesariamente por las mismas etapas, y va de formas más simples a formas más complejas de desarrollo (Rostow, Las etapas de crecimiento económico). La teoría de la modernización puede criticarse por ahistórica y excesivamente modelizante, que no toma en cuenta la historia colonial o precolonial, ni tampoco el contexto mundial, más amplio en el que los estados africanos surgieron. c-Teoría de la dependencia. El concepto analítico de Dependencia surge en los años ’60 como respuesta a la continuidad de las situaciones de pobreza y subdesarrollo en América Latina. Sus proponentes eran economistas latinoamericanos de la CEPAL, como Raúl Présbich o Fernando H. Cardoso. En África se convirtió en una teoría muy popular de la mano de autores como Walter Rodney y Samir Amin. Para esta perspectiva, el estancamiento económico y la crisis política de África no era consecuencia de una tradición todavía no superada, sino de unas concretas relaciones de África con el mundo exterior. África se encuentra en la periferia de un sistema mundial cuyo centro lo constituyen los países industrializados que lo exportan. Las posibilidades de desarrollo capitalista en la periferia son muy limitados en la medida en que dedican toda su capacidad productiva a proporcionar a los

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Al interior de los reinos e imperios, el arreglo del espacio se sometía a los efectos de una doble relación:

1-Descansaba en la articulación entre el Centro y la Periferia. Dependía de la capacidad del Rey (Centro) sobre comunidades (Periferia). 2- Fijaba la relación entre el hombre y la tierra en el interior de cada aldea. El territorio no como un factor de control o dominación, sino de promoción, la cual permitía establecer los derechos y obligaciones. La geometría fronteriza en África: santuario de los Hors la-loi (los que no están regidos por ninguna ley).

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países desarrollados las materia primas y la mano de obra barata que estos necesitan, al tiempo que la competencia de estos impide que pueda darse un desarrollo industrial endógeno.

Identidad La identidad es el mecanismo utilizado para la auto-localización en relación con el mundo social. La identidad une al yo con el contexto social y está relacionada con la cuestión de los límites. Wilmer (2000) indica, en este sentido, es el espacio cerrado que ocupa el yo por lo que los límites también son parte de la respuesta a la pregunta: ¿Quiénes somos? Esta se relaciona con la existencia de una necesidad humana de posibilidad de localizarse en el esquema más grande de las cosas, de trascender el yo a partir de un proyecto más grande (1997:4). Camacho, retomando a Bromberger, señala que la identidad es un dato primario de existencia individual, una especie de arquetipo de la existencia del grupo que no puede reconocerse y reindicarse como tal más que por medio de un principio de unificación identitaria que se elabora a lo largo del tiempo. Por ello, la identidad aparece como un elemento indisociable de la formación social. Sin embargo, la identidad no es un objeto social acabado que se puede describir a manera de inventario aunque así aparece en su uso social (Camacho, 1996:2). La identidad representa un acto creativo y no una realidad objetiva que se ha de aprehender. A diferencia de tiempos pasados, el individuo de la sociedad posmoderna no posee. Bauman (2005:68) afirma Se ha dado plena libertad a las identidades y ahora son los hechos y mujeres concretos quienes tienen que cazarlos al vuelo, usando sus propios medios e inteligencia. Tener una identidad y sentir que es reconocida por los otros no da orden interno y neutraliza el miedo que despierta la sensación de caos y las comunidades pueden necesitar de individuos ordenados, expulsando disidentes portadores de otras formas de identidad.

La resistencia El principio de dominio territorial impone a los habitantes de un lugar la necesidad de defenderla por todos los medios, pacíficos o violentos. Cuando se habla de dominación cultural, se refiere a los variados mecanismos que el grupo dominante impuso para socavar las bases culturales de la sociedad dominada. La dominación cultural se constituyó en un elemento central del imperialismo. África subsahariana ha luchado en contra de la imposición de las estructuras socioeconómicas europeas, a través de métodos pacíficos o violentos y también en defensa y pervivencia de lo propio. Aquí cobra importancia el concepto de identidad. Europa representaba la civilización y África la barbarie. El otro para Europa era bárbaro, porque la civilizada era ella. El concepto de identidad no es estático sino que se trata de una relación que se establece en tensión, en puja con el otro que es diferente. En un contexto de dominación, la construcción de la propia identidad de los dominantes comportó la negación de la identidad del otro grupo. El imperialismo europeo negó la realidad social de la cultura africana. A pesar de la explotación y sometimiento de los pueblos, África ha resistido. Álvarez Acosta María Elena, en su libro África Subsahariana: sistema capitalista y relaciones internacionales, habla

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sobre el concepto de cultura de la resistencia. El eje de dicha resistencia pasa por una revalorización de la propia cultura (abarca el universo espiritual, valores, ética y costumbres) que la sociedad posea para adaptarla a esas estructuras impuestas por el imperialismo europeo. En tanto proceso histórico, los movimientos de resistencia llevados a cabo por el pueblo de África subsahariana, presentan múltiples características. La génesis de la resistencia se relaciona con la aparición del nacionalismo africano. El primer período del nacionalismo africano se caracterizó por el desarrollo de dos corrientes de protesta: la popular, referida a una serie de revueltas, a veces violenta, de orden cultural o económica, relacionadas con imposiciones tributarias, el trabajo o la tierra. Este tipo de reacción surge de la dominación económica y administrativa. Aparecen las sectas, siendo la más conocida el kimbanguismo donde se aseguraba la salvación del pueblo, a través de Kimbangu que era el mesías de los negros, en oposición a Jesucristo. La otra corriente de protesta fue la intelectual. Aparece el panafricanismo, ideal a favor de la independencia y unidad de todos los pueblos africanos. Fue formulado en una conferencia celebrada en 1900 en Londres. Hasta el final de la segunda Guerra Mundial, este movimiento estuvo dirigido por líderes negros norteamericanos, como Garvey y Du Bois, que hicieron hincapié en el origen africano de los negros de América, reivindicando su propia identidad y herencia cultural. Durante la sexta conferencia panafricana, en 1945, el movimiento dio un cambio rotundo. Aparecieron Nkrumah y Kenyatta, nueva generación de líderes nacionalistas africanos. La preocupación pasó a ser África y su unidad. Dicho movimiento no consiguió el objetivo de la unidad africana, ya que las fronteras diseñadas por las potencias coloniales resultaron ser más resistentes. Las rivalidades entre los pueblos también fueron determinantes. Igualmente los escritos de Nkrumah y Kenyatta se convirtieron en referencias fundamentales para el proceso de descolonización e independencia de los años sesenta y setenta. Este movimiento contribuyó a la creación de OUA (organización para la unidad africana). Dentro de las protestas intelectuales también se caracterizó la negritud. Esta simboliza la lucha contra la asimilación cultural. Ambas protestas convergieron en la formación de nacionalismos territoriales. La acción de estas protestas se organizó a través de la formación de grupos políticos y sindicales. Dentro de ellos se destacaron: RDA (Rassemblent Democratique Africain) y la UGTAN (Unión Genérale Des Travailleurs d’ Afrique Noire). El objetivo de ambos grupos era unificar a los trabajadores, coordinar la acción del conjunto de las organizaciones en su lucha contra el colonialismo. De 1957 a 1960 es un período de transición, los dirigentes y partidos deciden en función de la responsabilidad gubernamental y construcción nacional. El neocolonialismo y el imperialismo son desde 1960 las causas de la resistencia africana.

La resistencia desde el discurso. El pensamiento africano subsahariano. Desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad Eduardo D. Valdés (2011), realiza un trabajo interesante en donde desarrolla un recorrido sobre el pensamiento africano de la región. El pensamiento africano subsahariano se ha desarrollado de maneras importantes en las últimas décadas y ello debe ser entendido en varios sentidos: crecimiento

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de la producción, diversificación, aumento explosivo de la institucionalidad intelectual y consolidación de agentes étnicos, genéricos, disciplinarios que generan pensamiento. Entendemos el pensamiento subsahariana como parte del pensamiento periférico. Se entiende por el pensamiento periférico el que se produce en parte de intelectualidades que piensan con relación al centro, y que grosso modo se mueven en la disyuntiva SER-COMO-EL-CENTRO Vs SER-NOSOTROS-MISMOS. Una de las tareas más importantes emprendidas por los intelectuales periféricos ha sido su reivindicación respecto de las descalificaciones sufridas como consecuencia del discurso del centro. El primer libro, publicado por un africano con el explícito propósito de reivindicar a la raza negra fue el de Jaimes A. Horton, Países y pueblos del África Occidental. Una reivindicación de la raza africana en 1968. Horton apuntaba a mostrar que una serie de características atribuidas a la raza negra, de tipo biológico o cultural, no son reales. Arma su discurso para refutar a los antropológicos que no son capaces de ver África con calma, quietud y mente desprejuiciada (Horton, 196 9:21). Empieza su libro señalando que pretende probar la capacidad del africano para tener un gobierno político real e independencia nacional, afirmación que lo ubica como uno de los primeros en poner también la cuestión del Estado-Nación. El surgimiento y el desarrollo del concepto negritud son inseparables del medio ambiente afroparisino, aunque ello no baste para explicarlo. Fue sin duda el senegalés quien más desarrolló el concepto, que quedó asociado permanentemente a su persona (pasando desde breves y elípticas dimensiones en su poseía hacia formulaciones conceptuales). Recién en la década de 1950 la negritud alcanza precisión suficiente para ser considerada una ideología. En 1956, Senghor planteó que el negro por tradición no está desprovisto de razón. Para ello, el autor debió renunciar a su autoimagen de francés asumirse como nuevo negro. Hacia fin de siglo, una de las últimas mutaciones que se han producido es la aparición de un discurso donde convergen las ideas feministas con las posetructuralistas y los posmodernos. Este discurso se ha desarrollado particularmente en una intelectualidad joven, de alta formación académica, que se ha instalado o pasado largos períodos en los medios académicos del primer mundo. Allí se han constituidos reductos donde coexisten personas, provenientes de África, India y América Latina y el Caribe. Estos espacios se encuentran prioritariamente en las grandes ciudades de USA, Inglaterra, Francia y Canadá. La intelectualidad de origen periférico inserta en estos espacios, conectadas además con ONG, partidos y agrupaciones, se encuentran más internacionalizada que aquella ha permanecido en los países de origen, posee condiciones laborales y de vida notoriamente superiores. Hacia 1970 Steve Biko (1998ª, 1998b) postuló la noción negro (Black) como forma de englobar a todos los segregados por el apartheid: africanos, gente de color y asiáticos. Ser negro es haber iniciado el camino hacia la emancipación, pues la gente negra es la que se levanta contra la dominación del hombre blanco. El racismo blanco y la explotación de los negros en Sudáfrica y en todo el continente tiene una sola antítesis: la sólida unidad negra. Sólo de esta dialéctica puede emerger una síntesis viable. En la medida en que los negros continúen concibiéndose como apéndices de la sociedad blanca no podrá haber una verdadera integración en la sociedad (Biko,

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1998b:362). Para superar esta condición de apéndices los negros, deben ser capaces de interponerse a sí mismas y no continuar aceptando una educación y una religión que los conduce a una falsa comprensión de lo que son. La diversidad o diversificación del continente africano, nos lleva al siguiente interrogante: ¿Existe algo que se pueda llamarse pensamiento africano subsahariano en tal diversidad? Sin duda que sí. En primer lugar una preocupación por la propia región. En el caso de Asia no se piensa con esa preocupación continental y, en el espacio islámico, se piensa teniendo en cuenta una identidad religiosa-cultural y no neohistórica por citar dos casos diferentes al afrosudsahariano. El pensamiento subsahariano termina el siglo completamente enmarcado en la disyuntiva periférica. El problema de ser como el centro o bien ser si mismos.

Concepto de hibridez Homi K. Bhabha (1994): el colonizador asumía un sentimiento de conflicto hacia el colonizado, entre el deseo y la repulsa, ocurriendo lo mismo con el colonizado. El aspecto interesante del pensamiento de este autor, es la forma en que analiza estas relaciones conflictivas yendo más allá del análisis dicotómico entre colonizador y colonizado, dando lugar a un tercer espacio al que llama space in between. Algunos autores postcoloniales como E. Said (1990) Frantz Fanon (1961) y Robert Young (1990), entre otros, reclaman es tercer espacio como forma de resistencia al poder y hegemonía colonial (Omar, 2007). Por otra parte el autor analiza el concepto de imitación y ambivalencia del colonizador por parte colonizado, dando espacio para cuestionar el poder y el discurso colonial dominante. Según el autor el sentimiento de conflicto surge del mismo discurso colonial un discurso dual que presenta un carácter opresivo y al mismo tiempo paternalista. Había una voluntad de que el colonizado imitase al colonizador en su forma de ser, de hablar y de actuar.

Es decir, esa

identificación se conseguiría hasta cierto punto, hasta garantizarse que el colonizado aprehendiese la cultura colonial. Era esa la manera de colonizador de colonizar la cultura del otro, pero manteniendo una cierta distancia para que la copia no se confundiera con el original. Con todo, esa vertiente conflictiva del discurso colonial condujo a un discurso ambivalente. El concepto de ambivalencia fue desarrollado en la teoría psicoanalítica para describir la repulsa y al mismo tiempo la atracción por una persona, acción u objeto (Young, 1995). Proliferan en los últimos años teorías de la negrofobia y de afrocatastrofismo o teorías de los designios o infortunios de los africanos. Estos planteamientos ignoran consciente o inconscientemente las responsabilidades de la colonización y en la actualidad de la globalización en las crisis africanas atribuyéndolas a los principios africanos o a su incapacidad congénita. En este mismo sentido, la literatura norteamericana académica habla de failed state (Estado Fallido), collapsed state (Estado colapsado) y rouge state (estado canalla) para insistir en la crisis del Estado y del desarrollo en África. Frebte a estos enfoques exclusivamente internista han nacido nuevas teorías que recomiendan el abandono del afropesimismo y de la definición negativa de África a partir de las frías estadísticas de los organismos internacionales, que no toman en cuenta ni la amplitud de la

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economía popular en la producción y el comercio, ni las redes de solidaridad propias a la historia y a la cultura de los africanos. Estas nuevas corrientes explicativas de la situación africana son la teoría de África pasajeros clandestino de la globalización (Sylvie Brunel) y la teoría de África al socorro de Europa (Anne – Cécile Robert). La primera considera que África no es un continente condenado al subdesarrollo, sino un continente en reserva del desarrollo que, además, ayuda al norte, ayer con sus materias primas y en la actualidad con la exportación de sus brazos, cerebros y deportistas. África tiene interés en eludir las reglas actuales de la globalización que les son desfavorables, haciendo jugar las ventajas comparativas a su manera (economía popular, porosidad de las fronteras, actividades paralelas que explican el éxito del África no oficial). Es decir, su estrategia de secesión del resto del mundo o del viajero clandestino en el tren de la mundialización. La segunda teoría relativiza el fracaso de África, que se ha de interpretar como la resistencia de los africanos, con gran capacidad de adaptación y de supervivencia, al modelo económico y social dominante o al modelo económico y social dominante o al modelo de desarrollo occidental. El fracaso económico y social de África es ante todo el de Occidente: la versión capitalista y colonial occidental y de sus modelos de desarrollo con la complicidad y colaboración de las élites africanas occidentalizadas, la imposición de la política liberal. Se aboga por una redefinición del desarrollo que no debe ser unilineal, sino basado en las innovaciones sociales, y por un África sujeta y no objeto, apoyándose en su fecundo pluralismo y diversidad cultural, que es su fuerza. Bayart (2011), acuña el concepto de Estrategias de extroversión para designar al conjunto de prácticas por medio de las cuales las sociedades africanas compensan muchos déficit movilizando recursos derivados de su (posiblemente desigual) relación con el ambiente externo. Se le puede reprochar al autor que no ofrezca una definición mínimamente elaborada de ese concepto. Pero queda claro, que con esta hipótesis, nos ofrece un universo de prácticas, que a través de ellos, se (re) producen tanto las características del campo político en cada sociedad como su articulación con el mundo a su alrededor. Entre las estrategias de extroversión (son cinco que plantea el autor) propuestas por Bayart ameritan una discusión a fondo. Entre los planteados, estos incluyen desde el uso oportunista de los recursos de los países centrales (y de los organismos financieros internacionales) hasta la adopción de los modelos culturales de occidente. Como así, también, el uso engañosos que frecuentemente se hace de los créditos de los organismos financieros internacionales.

Un marco teórico-metodológico para abordar el análisis de África Superar el eurocentrismo En Europa, el proceso que culminó con la consolidación de las relaciones de producción capitalista y el liberalismo tuvo dos dimensiones: - Una dimensión colonial/imperial de conquista y/o sometimiento de otros continentes y territorio por parte de las potencias europeas.

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- Una dimensión interna que significó una lucha civilizatoria que terminó por imponer la hegemonía del proyecto liberal. Hay dos supuestos destacados, desde el origen de las ciencias sociales. Uno es la idea de que todas las culturas y todos los pueblos evolucionan linealmente desde lo primitivo a lo moderno. Así, la sociedad industrial liberal es la expresión más avanzada de ese proceso, se define como la sociedad moderna. Por lo tanto, la sociedad liberal es el único futuro posible de todos los pueblos. El otro supuesto se basa en el carácter universal de la experiencia histórica europea, donde las formas de conocimientos alcanzados se constituyen en las únicas formas válidas objetivas y universales de conocimientos. Se transforman en proposiciones normativos que definen el debe ser para todos los pueblos del planeta. En las últimas décadas, se han originado profundas críticas y propuestas alternativas al conocimiento de las ciencias sociales cuestionándose particularmente, el carácter colonial/eurocéntrico de los saberes sociales. Es necesario poner nuevos enfoques para superar la mirada eurocentrismo.

Dos alternativas teórico-metodológicas Teoría Poscolonial (TPC) y la Teoría del Sistema Mundo (TSM). Son dos marcos teóricos – metodológicos que, desde perspectivas diferentes, pueden integrarse en una comprensión totalizadora de la realidad actual del sistema mundial. Amabas teorías adoptan un compromiso ético e ideológico con los marginados del sistema global en el contexto de la totalidad del sistema capitalista. La TPC Entre los autores que han aportado elementos explicativos a la TPC se encuentran Edward Said (Palestino) y Homi Bhabha (Paquistaní) y G. Chakravorty Spivak (Indú) quienes tienen su origen en sociedades excolonizados, aunque su formación académica corresponde a países centrales. Estos autores, según R. Young, han posibilitado una reconceptualización radical de las relaciones entre cultura, etnicidad, nacionalidad, identidad colectiva y producción estético-literaria que tiene una decisiva importancia teórico-crítica y filosófica no solo para el análisis del mundo periférico (Young citado en Gruner 2002:171-172). La TSM Analiza la relación centro-periferia desde la perspectiva económica, la sociedad y la política en el orden mundial. Sus raíces teóricas se encuadran en las denominadas ciencias sociales y humanas, como la historia económica, la sociología histórica y la teoría política. Su campo de acción con frecuencia se extiende a problemáticas del sistema – mundo capitalista, de las que también se ocupa la teoría poscolonial: racismo, nacionalismo, minorías étnicas culturales, entre otros. Los autores más destacados: I. Wallerstein y S. Amin, quienes a través de una amplia producción bibliográfica, han elaborado las herramientas para el análisis de las etapas, períodos y movimientos de la historia del sistema – mundo, en función de las coordenadas económicas, sociales y políticas, constitutivas del poder universal de dominación del sistema.

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Cuando los europeos llegaron a África subsahariana, los habitantes de esa región no tenían ni maquinaria ni estructura. Cuando los europeos se fueron, la mayoría en el decenio de 1960, dejaron tras de sí, centrales eléctricas, teléfonos, telégrafos, ferrocarriles, minas, plantaciones, escuelas, etc (Buchanan, 1998). Estas afirmaciones de Buchanan, forman parte de la visión eurocéntrica de África: un continente salvaje que fue bendecido con el don de la civilización europea. Sin embargo, los primeros viajeros europeos que llegaron a África encontraron sociedades que, en muchos sentidos, no eran muy diferentes de los que había en su tierra natal. En el siglo XIII antes del surgimiento de la energía producida por la rueda hidráulica, la fundición de hierro y acero en el África occidental era similar en calidad al de Toledo (Hugh Thomas citado en French: 1998). La mayoría de los expertos coinciden en que las fuerzas desatadas por la demanda europea de esclavos, oro y otros bienes africanos desestabilizaron en forma radical las sociedades, cuando ya se estaban embarcando en su propio camino de desarrollo.

Identidad y resistencia en espacios locales Dos ejemplos interesantes para poder plasmar algunos conceptos e ideas vistas a lo largo de este trabajo, son los movimientos migratorios: caboverdeanos de Ensenada del siglo XX y los vendedores ambulantes senegaleses en el período actual. Al analizar ambas migraciones en un marco temporal y espacial diferentes, desde un corte sincrónico, podemos visualizar distintos elementos y estrategias de ambos colectivos migrantes en el territorio. El origen de la migración caboverdiana hacia la Argentina comienza hacia fines del siglo XX, con fecha muy imprecisa. Se dan en tres momentos de afluencia década de 1920, luego entre 1927 a 1933 y el tercer momento después de 1946, decreciendo en lo años ’60. Las causas de emigración: miseria, hambre, falta de trabajo, etc. A esta migración se le suma el contexto internacional, él cual fue cerrando los lugares de recepción. Europa y EE UU, van obstaculizando su ingreso e imponen políticas restrictivas. Esto va generando un giro hacia espacios no convencionales y abren nuevas rutas de acceso al mapa migratorio. Los asentamientos de las primeras organizaciones se dan aprovechando estructura productiva-industrial: fábricas, industrias y astilleros de las zonas circundantes a los puertos. La estructura laboral, en su país se dedicaba a la pesca de ballenas y trabajos portuarios. En Argentina, se asentaron en zonas de estructura laboral similar a su país de origen (puerto, astilleros, fábricas, etc). Esto, se consolidó debido a que las prácticas laborales eran parecidas a las desarrolladas en su país de origen. También en la medida que iban reforzando su integración al país receptor se asentaron en lo que

Mónica Mc Goldrick

denominase barrios étnicos, Este contexto propicio, los llevé a lo que se denomina proceso de invisibilización. No se organizaron como grupos cerrados (estrategia adaptativa), este proceso de adaptación, llevó a las primeras generaciones a un proceso de argentinización, proceso que en la actualidad de la mano de generaciones posteriores intentan dar un giro, recuperando su africanidad e identidad.

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En el caso del otro movimiento migratorio, el de los senegaleses, podemos compararlo bajo las mismas estructuras que la de los caboverdianos, y así identificar mismas estrategias en diferentes espacios. El origen de la migración senegalesa, surge inicialmente por causas internas, como la de la crisis en el sistema-tradicional del cultivo del maní de la década del ´60 (migración rural-urbana). A esta se les sumó la migración a otros países del continente africano. En la década de los ’90 se produce una orientación de los flujos migratorios hacia Europa primero y luego a EE UU. Producto de las condiciones restricciones en el marco internacional, los senegaleses empiezan a migrar hacia destinos no convencionales (migración Sur-Sur). Además por la posibilidad de obtener fácilmente el visado para Brasil y desde allí ingresar hacia la Argentina. Su migración se debe a falta de trabajo, búsqueda de mejores condiciones de vida, etc. El asentamiento de las primeras organizaciones espaciales: en el caso de Argentina se asentaron colectivamente de la mano de la estructura religiosa y fueron instalándose en ciudad de Buenos Aires, La Plata, Avellaneda, etc. Se organizaron en pensiones y más adelante colectivamente en espacios sociales como clubes para reorganizarse desde lo social y religioso. En Argentina la mayoría de lo senegaleses son de la étnia wolof de la región norte de Diourbel y pertenecen a la cofradía islámica mouride. Ya existe lo que se conoce como redes y cadenas migratorias, que actúan como estrategias de solidaridad comunitaria (Lacomba, 1996). Es importante la dahira, que es el lugar de reunión, un cuadro de solidaridad y cohesión social (le dan sentido al lugar al que redefinen simbólicamente, reafirmando su pertenencia). La estructura laboral a diferencia de sus actividades y prácticas laborales desempeñadas en Senegal (agrícolas), al llegar a Argentina, se incorporan a un mercado informal callejero. Lo cuales les dificulta su estabilidad en el país receptor, por la precariedad del trabajo, como así también su estructura de pensamiento laboral. Su presencia, se sostiene por la solicitud de trámites iniciados por el Comité de Elegibilidad para los Refugiados, dependencia del ámbito de la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina.

Conclusiones Bayart, Jean Francois, en su libro África en el espejo 2011, quiere superar la visión africana a la cual se la ve como víctima y una cultura inferior. El autor crítica a la teoría de la dependencia. Según argumenta dicha teoría, la pobreza de los países del sur se debe a condiciones históricas que han estructurado el mercado global de tal manera que favorece a los países del norte y mantiene a los países del sur en un estado de constante pobreza. Desde sus inicios, los países del sur han servido como proveedores de materias primas a los países del norte, y a cambio, han sido receptores de aquellos productos que ya han saturado los mercados del norte. Se crea un vínculo de dependencia en que las economías del sur dependen de la voluntad de compra de los países del norte. Las bases de esta teoría surgieron en la década del 50`como resultado de las investigaciones de la CEPAL (Comisión económica para América Latina y el Caribe). En resumen la teoría de la dependencia sostiene que: - el subdesarrollo está directamente ligado a la expansión de los países industrializados; - desarrollo y subdesarrollo son dos aspectos distintos del mismo proceso;

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- la dependencia no se limita a relaciones entre países, sino que también crea estructuras en las sociedades; Bayart, rompe con esta mirada estructuralista de dicha teoría. La dependencia de África subsahariana es un proceso histórico, una matriz de acción, más que de estructura. Desde lo sociológico, quiere explicar que no hay la esencia africana. Los países son el resultado de procesos sociales inteligibles: son estructuras sociales coproducidas por actores sociales ubicados en diferentes posiciones. El autor propone las llamadas estrategias de extroversión, referidas a un conjunto de prácticas por medio de las cuales las sociedades africanas compensan mucho de sus déficits movilizando recursos de su relación con el ambiente externo. Estas estrategias incluyen desde el uso oportunista de recursos de los países centrales (y organismos internacionales) hasta la adopción de los modelos culturales occidentales. Dentro del contexto del sistema económico mundial, las relaciones sociales de producción, están vinculadas con circunstancias locales. La operación de un régimen colonial fue acompañado por la movilización de las sociedades a las que mantenía sometidas, ya fuese porque la política de gobierno coincidía con las estrategias de diferentes actores y fuera adoptada por estos o porque iba en contra de los intereses de dichos factores locales, dando origen a la resistencia. Estas respuestas frente a la colonización difirieron de un lugar a otro y de un grupo social a otro según los intereses y como se desarrollaban los acontecimientos. La política de Europa es tanto una respuesta a las iniciativas africanas como una resistencia o adaptación africana lo es a la intervención colonial. La experiencia social de la colonización fue compartida por sus actores, por ejemplo mediante la creación de nuevas tendencias en artes y ciencias, desarrollo de nuevas técnicas pastorales de conversión o reconversión cristiana, la introducción de la raza como factor entre ciudadanía e inmigración y desarrollo de la planificación de ciudades. La oleada prodemocrática de 1989-1991 fue menos causada por los acontecimientos externos o presión de los organismos internacionales y más por el resurgimiento de antiguos movimientos sociales. Igualmente estos fueron contrarrestados por las estrategias adoptadas por quienes detectaban el poder (fuerzas de seguridad y recursos financieros). Estas estrategias de extroversión no han podido incorporar a los jóvenes y comunidades rurales (a pesar de que constituyen la mayoría de la población). Es incorrecta, según el autor, lo que expresa la teoría de la dependencia en cuanto a que la falta de legitimidad del estado en África se basa en una falta de base social y cultural, al origen importado de sus instituciones y al supuesto fracaso a su adaptación. Las guerras políticas contemporáneas en África son consecuencia no de una ruptura con la colonización sino por prácticas de extroversión, o sea, a la acción de los grupos sociales en la formación de los estados. Pedreño Cánovas (2005), plantea que la condición migrante contemporánea debe ser entendida en el marco de la fragmentación de las sociedades del capitalismo avanzado. Fragmentación social que se caracteriza por una cada vez menor cantidad de personas integradas y un aumento de los sectores vulnerables y excluidos. Dicha fragmentación está crecientemente estructurada por la etnicidad como marcador de las poblaciones que quedan ubicados en posiciones inferiores con respecto a la distribución de

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recursos sociales y cuya posibilidad de elección y acceso a dichos recursos se encuentra limitados por su asignación diferencial a posiciones sociales, en base criterios étnico-raciales. Las identidades y las resistencias, para el colectivo migrante o para los que se quedan (causas de inmovilidad, que deben ser también una variable a ser estudiada), son prácticas desplegadas, como hemos venido analizando, desde lo discursivo, territorial y cultural. Un caso interesante, es el del rol de las darías mouride en Buenos Aires. La dahira, es el lugar de reunión, un cuadro de solidaridad, y cohesión del grupo en palabras de Moreno Maestro (2005) que permite reencontrarse regularmente para discutir, rezar, hablar, etc. Los migrantes le dan sentido al lugar al que llegan, con sus actividades redefinen el espacio, en términos simbólicos, a través principalmente, de los rituales, los que les permite reafirmar la pertenencia a una misma comunidad de origen, la senegalesa y la partencia a una misma comunidad creyentes, el Islam (Moreno Maestro, 2006). Este es un interesante ejemplo de identidad y a su vez, de resistencia. Donde, las prácticas colectivas y religiosas, hacen del migrante un espacio y escenario de anclaje local. El recorrido, desde los diferentes discursos sobre la resistencia, es interesante para poder analizarlos desde las prácticas. El discurso, se construye desde lo académico, pero no se separa de las realidades sociales. El actual contexto de la globalización, y el creciente desarrollo económico, ha generado procesos de desterritorialización, a diferentes escalas; como así también, puesto en riesgo las identidades que viajan de la mano de flujos migratorios alrededor del planeta. La identidad, podríamos plantearla desde una resistencia (barrios étnicos, dahíras, etc), que se despliega en diferentes esferas. En el caso de la región presentada en este trabajo, la identidad y la resistencia han sido una necesidad obligada para poder reivindicarse en los diferentes espacios intelectuales, como así también socio-culturales. Por eso, conocer la propia historia de la región, sus discursos (construidos y deconstruídos, según el sector de creación), como la observación de las propias prácticas espaciales, son bases para poder analizar estos conceptos que van de la mano. No hay que caer en errores como considerar a las sociedades africanos, no como exóticas e invariables en sus rasgos culturales, sino como las demás, con dinámicas que responden a principios explicables desde las ciencias sociales. Como así no tomar en cuenta la especificidad de la historia de esas sociedades distinta, como toda historia a la de otros lugares del planeta, que nos obliga a un esfuerzo de comprensión. Preguntas habituales como ¿Por qué no funciona el estado en África como en otros lugares? Debemos recordar las constantes interrelaciones y conexiones de las sociedades africana entre sí y con el resto del mundo, que impiden concebir un espacio esencialmente africano. Es importante, comprenden las relaciones entre la población africano y europeos es fundamental para entender la realidad actual del continente. Como así también, reconocer la acción de los africanos en su propia historia. Como en cualquier parte del mundo los africanos son sociedades en transformación, si bien también como en otras partes las dinámicas de permanencia y repetición, y las visiones cíclicas del tiempo, son poderosas. La tesis hegeliana del continente sin historia fue contestada enérgicamente por los intelectuales anticoloniales de los años 1940 a 1950 como Ki-Zerbo o Cheik Anta Diop. Junto

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a ello, es razonable asumir que la colonización europea, asumiendo un impacto a menudo dramático, no supuso una total ruptura de los procesos sociales anteriore (Ajayi, 1969).

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