La autocensura entre periodistas del nordeste de México

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Descripción

FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES SEDE ACADÉMICA DE MÉXICO

Maestría de Derechos Humanos y Democracia VI Promoción 2012-2014

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Tesis para obtener el grado de Maestro en Derechos Humanos y Democracia

Presenta Alberto Cabezas Talavero

Director de tesis:

Pedro Salazar Ugarte

Línea de investigación: Estado de Derecho, Democracia y Derechos Humanos

México, Distrito Federal, Agosto 2014

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

RESUMEN La presente investigación es un estudio cualitativo sobre la autocensura entre los periodistas de dos estados del nordeste de México, Coahuila y Tamaulipas. En ella examino y discuto la vivencia de la autocensura entre periodistas del nordeste del país en los últimos años. La violencia criminal desatada desde 2006 convirtió a los periodistas y medios de comunicación en blanco de ataques de grupos armados en un contexto de militarización de la seguridad pública. Los periodistas recurrieron a la autocensura como una medida rápida y parcialmente efectiva de autoprotección ante la debilidad de las instituciones encargadas de protegerles y la falta de mecanismos efectivos para hacerlo. Los medios perdieron credibilidad ante la sociedad y las redes sociales cobraron un protagonismo mayor al alertar a la población de situaciones de riesgo e inseguridad que no aparecían en la prensa de los estados de referencia. Los derechos humanos de los periodistas fueron vulnerados, en particular su libertad de expresión, lo que ha impedido un más pleno desarrollo democrático de esta zona de México. Palabras clave: autocensura, censura, silencio, periodismo, libertad de expresión, derechos humanos, medios de comunicación, redes sociales, México

ABSTRACT This is a qualitative research about self-censorship among journalists from two northern Mexico states, Coahuila and Tamaulipas. It examines how journalists experienced selfcensorship since 2006, when a wave of violence swept the region. In response to a militarization of public security, criminal groups have been targeting both journalists and media outlets. With acute institutional weakness, and a lack of effective means to guarantee their protection, journalists started using self-censorship as a prompt and partially effective method of self-protection. In this context, the traditional mass media lost their credibility in reporting facts on the ground while social networks became more relevant in alerting the general population about potential risk linked with the violence. The human rights of the journalists, particularly their freedom of expression, were violated by state and non-state actors, a circumstance which impeded the overall democratic development in that region of Mexico. Keywords: self-censorship, censorship, silence, journalism, freedom of expression, human rights, mass media, social networks, Mexico

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ÍNDICE GENERAL

ÍNDICE DE CUADROS Y ESQUEMAS...................................................................................v INTRODUCCIÓN .................................................................................................................... 9 CAPÍTULO I: La libertad de expresión como un derecho fundamental de la democracia constitucional.......................................................................................................................... 17 1.1

Fundamentos de la democracia constitucional y de la libertad de expresión.............. 18

1.2

La libertad de expresión, una libertad de libertades .................................................. 21

1.3

Condiciones para limitar la libertad de expresión ..................................................... 29

1.4

El conflicto de la censura en la democracia constitucional........................................ 35

1.5

La autocensura: ¿una opción libre para los periodistas acosados? ............................. 43

1.6

El concepto de la autocensura en México................................................................. 48

1.7

Reflexión final......................................................................................................... 50

CAPÍTULO II: Contexto histórico y violencia en el nordeste de México ................................. 52 2.1 Tamaulipas.................................................................................................................... 53 2.2 Coahuila........................................................................................................................ 55 2.3 Contexto de la violencia colectiva en la región nordeste de México ............................... 59 2.4 Reflexión final .............................................................................................................. 66 CAPÍTULO III: Análisis de la autocensura entre los periodistas del nordeste de México ......... 68 3.1

Antecedentes del análisis ......................................................................................... 69

3.2

Análisis de discurso ................................................................................................. 78

3.2.1 Interlocutores.......................................................................................................... 80 3.2.2 Entrevistas.............................................................................................................. 82 3.2.3 Codificación ........................................................................................................... 83 3.3 Circunstancias en torno a la violencia y la autocensura en el nordeste de México ........... 84 3.4 La vivencia de la autocensura entre los periodistas del nordeste de México.................... 89 3.4.1 La autocensura en entre periodistas en el nordeste de México.................................. 91 3.5 Libertad expresión, libertad de prensa, libertad periodística y autocensura ....................112 3. 5. 1. Libertad de expresión..........................................................................................115 3. 5. 2. Libertad de prensa...............................................................................................115 iii

La autocensura entre periodistas del nordeste de México 3. 5. 3. Libertad periodística ...........................................................................................118 3.6 Las redes sociales y la autocensura ..............................................................................120 3.6.1 La violencia contra tuiteros, blogueros y demás usuarios de redes sociales en el nordeste de México ........................................................................................................121 3.6.2 Usos de las redes sociales en el nordeste de México ...............................................123 3.6.3 Periodistas, autocensura y redes sociales ................................................................126 3.7 Reflexión final .............................................................................................................129 CAPÍTULO IV: La autocensura y los derechos humanos .......................................................133 4.1 Los derechos amenazados.............................................................................................134 4. 2 Las obligaciones vulneradas ........................................................................................141 4.3 ¿Qué perdemos con la autocensura?..............................................................................149 4.4 Reflexión final .............................................................................................................152 Conclusiones .........................................................................................................................156 Bibliografía............................................................................................................................165 ANEXOS...............................................................................................................................176

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ÍNDICE DE CUADROS Y ESQUEMAS Pg. Cuadro 1.

Fases históricas de la libertad de expresión…………………… 25-26

Cuadro 2.

Justificaciones ideológicas de la libertad de expresión…………….27

Cuadro 3.

Diferencias entre censura y autocensura…………………………...45

Cuadro 4.

Tres niveles de violencia…………………………………………...61

Cuadro 5.

Categorías analíticas………………………………………………..85

Cuadro 6.

Modos de autocensura dependiendo de quién sea el censor……….97

Cuadro 7.

Del Estado débil o fallido a la autoprotección……………………113

Cuadro 8.

Interrelación de las libertades en el periodismo…………………..115

Cuadro 9.

Diferencias entre la actividad informativa en medios de comunicación tradicionales y en redes sociales…………………...125

Cuadro 10.

Incidencia de la violencia y tipos de autocensura…………………132

Cuadro 11.

El derecho a la autocensura frente a las responsabilidades del Estado democrático constitucional………………………………..155

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A Guadalupe, por permitirme cerrar un anhelo académico de muchos años A mi hija Sonali, por las horas robadas al juego y a los cuentos A mis padres, por regalarme la independencia y apoyar sin condiciones mis proyectos A Juan Antonio Carrillo Salcedo y Reiji Nagakawa, in memoriam

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AGRADECIMIENTOS

La inquietud académica por los derechos humanos comenzó allá por el año 1994 en los salones de la vieja fábrica de tabacos que alberga la Universidad de Sevilla. Desde entonces hasta hoy muchas personas me han guiado y acompañado al abordar distintas problemáticas relacionadas con ellos como un ejercicio de trayectoria periodísticaprofesional más que como un proyecto académico. A ellos quiero darles las gracias por su apoyo. Muy especialmente me gustaría agradecer el acompañamiento para esta tesis a Guadalupe Mendoza, por tolerar mis ausencias, mis desvelos, y sobre todo por el agravio diario del desorden de libros con el cual la he obligado a convivir. También deseo que mi hija Sonali, muy presente en este proceso, y mis padres, que lo observaron en la distancia, cuenten con un reconocimiento por su inmenso apoyo al estudio. A Margarita Trejo Landaverde le agradezco también mucho su generosidad y cuidado con mis libros y los de la biblioteca de FLACSO. A mi director de tesis, Pedro Salazar, le doy las gracias haberse adentrado con curiosidad y rigor académico hacia un tema que amenazó con conducirle a territorios inexplorados. A los lectores de la tesis, Cecilia Bobes y Darío Ramírez, les agradezco las horas que dedicaron a leer borradores prolijos, de textos voluntariosos e incompletos, y por su ánimo de ayudarme a construir juntos este proyecto. A mis tutores académicos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Luis Daniel Vázquez, Karina Ansolabehere, Ariadna Estévez, por ayudarme a llevar a término esta tesis con un bagaje de conocimientos mayor que me ayudara a llegar más lejos de lo que imaginé dos años atrás.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México A mi tutora de metodología, Paula Valle, por su admirable tesón al haber hecho un énfasis en cada pequeño detalle de la parte del proceso que supervisó durante varios meses, y por animarme a seguir con el proyecto en los momentos de duda. A Gustavo Borges, enorme lector, amigo y compañero periodista, por los ánimos que me brindó en el los “kilómetros finales” de esta tesis. A la coordinadora de la Maestría en Derechos Humanos y Democracia, Sandra Serrano, le doy las gracias por haberme ayudado a presentar el proyecto a mis interlocutores y por enderezarlo cuando el paso siguiente era dudoso. A mis compañeros de FLACSO-México estos dos años, por haber aguantado las disquisiciones que planteé en los foros sociales y en las sesiones que compartimos y que, a buen seguro, les robaron tiempo ante otras preocupaciones más apremiantes. A Leonor Gómez, Lilia Saúl y Juan Alberto Cedillo, por apoyarme en la búsqueda de interlocutores y a generar confianza con ellos con muy poco margen y tiempo. Y finalmente, a los periodistas que, bajo un compromiso de confidencialidad, me permitieron conocer de cerca las vivencias personales de varios años en su labor profesional en el nordeste de México. Sin su confianza y apoyo esta investigación jamás habría sido posible.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

INTRODUCCIÓN La presente investigación explora cómo y bajo qué circunstancias se han autocensurado los periodistas de medios de comunicación escritos de los estados mexicanos de Tamaulipas y Coahuila entre los últimos años. Inicialmente tomé como referencia 2012 y 2013 pero la mayor parte de mis interlocutores han explicado vivencias ocurridas con anterioridad a esas fechas. El argumento principal presentado es que la autocensura se ha convertido en una medida de autoprotección necesaria para periodistas que trabajan en el nordeste de México, por la fuerte presencia criminal que hay y por una debilidad institucional, que propicia la impunidad, en torno a los crímenes que les afectan. Se recurre a ella por diversos motivos como el miedo a sufrir ataques y amenazas de las bandas criminales y dedicadas al narcotráfico, las procedentes de políticos y de empresarios, para salvaguardar la propia integridad física, o por presiones tácitas o expresas de los editores o propietarios de los medios en donde trabajan los periodistas. Éstos enfrentan a menudo condiciones laborales adversas y, en caso de ser amenazados, incluso sus propios compañeros pueden darles la espalda. Aunque a priori pudiéramos ver la autocensura como un mecanismo condenable o indeseable en un contexto democrático, quizás terminemos justificándolo como un remedio necesario, para los periodistas que informan en un contexto donde hay una pobre certidumbre jurídica, debilidad institucional y una precariedad laboral que impiden mayores apoyos en el entorno a quien enfrenta agresiones y amenazas por su desempeño profesional. Consideré que podía haber situaciones que justificaran recurrir a la autocensura e incluso hacer una defensa abierta y pública de la misma como un derecho del periodista a salvaguardar su integridad y sus derechos humanos frente a las amenazas que haya recibido o que perciba. El objetivo general de esta investigación ha sido conocer la manera en la que operó la autocensura en los estados mexicanos de Tamaulipas y Coahuila entre los periodistas de medios de comunicación escritos en entornos con presencia del crimen organizado durante los años recientes. A partir de él analicé las condiciones en las que se puede desarrollar un modelo de pleno ejercicio de la libertad de expresión en una democracia constitucional como la que existe en México y valorar si en él cabría la autocensura. Además identifiqué 9

La autocensura entre periodistas del nordeste de México el contexto específico de los estados de Coahuila y Tamaulipas, con particular atención a la situación de la libertad de expresión, la autocensura y la impunidad en torno a los delitos contra periodistas. También trabajé en identificar la interacción que se ha dado entre los periodistas autocensurados y la autoridad o agente que les ha condicionado estos años a partir de la distinción entre autocensura pública y privada. Se centró en periodistas que ejercen la profesión en Coahuila y Tamaulipas. Una atención especial estuvo en analizar el papel de las redes sociales en este proceso. Por último se determinaron las implicaciones que tuvo para los derechos humanos de los periodistas de los dos estados de referencia la situación de autocensura que han enfrentado. La autocensura es un concepto elusivo que ha sido poco estudiado en México. En otros países latinoamericanos como Colombia, con un conflicto interno que ha involucrado al crimen organizado y a grupos de paramilitares durante décadas, ha sido mucho más trabajado (Paredes Gutiérrez, Pamela Andrea y María Fernanda Saavedra Meía 2011, Guerrero 2010, Gutiérrez, Liliana y César Mauricio Velásquez 2001). Allí se considera un fenómeno complejo, poco manejado en la academia aunque muy discutido entre asociaciones profesionales como Medios para la Paz (MPP) 1 y la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) 2 en comparación con México. La falta de estudios sobre autocensura en este país es un primer vacío que trataré de cubrir. El presente trabajo de investigación situó el debate de la autocensura en un contexto histórico, social y legal determinado de violencia y trabajó sobre él tomando en cuenta los derechos humanos. Estos fueron analizados desde una doble dimensión: la individual de los periodistas, cómo se ven vulnerados sus derechos en ocasiones y quedan orillados a autocensurarse; y la social, que tiene que ver con cómo la sociedad en su conjunto pierde su derecho a estar informada. En cuanto a los aportes hasta ahora en los estudios sobre comunicación en México no se han utilizado los conceptos de autocensura pública y privada, por lo que creo que haberlos aplicado a la situación actual de una zona concreta del país permitió conocer mejor cómo y por qué los periodistas se están autocensurando. Existen, sin embargo, 1 2

www.mediosparalapaz.org (MPP) www.flip.org.co

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México algunas experiencias valiosas de organización de los periodistas para hacer frente a problemas comunes y éstas han sido estudiadas, como las desarrolladas por la Red de Periodistas de Juárez (RPJ) (Salazar Gutiérrez, 2012: 63-80), pero creo que no han profundizado lo suficiente en el análisis de la autocensura y en otros aspectos que tienen que ver con la relación del periodismo con la violencia. En este caso, se buscarán expresamente las limitantes al ejercicio pleno de la libertad de expresión por parte de los periodistas. Algunos autores hablan abiertamente de “retrocesos” en la materia, “que no se cuentan, ya no por denuncias de acoso o amenazas, sino por asesinatos”: “Hoy (…) la prensa en México se ejerce bajo tres fuegos: el del crimen organizado y el narcotráfico; el del poder político y el del empresarial. Preocupa que los periodistas estén tan desprotegidos” (Buscaglia, 2013: 206). Otro aporte de la investigación fue el de trabajar sobre autocensura en Coahuila y Tamaulipas, dos estados de México, donde en los últimos años, los medios de comunicación y periodistas han sido un blanco de ataques o amenazas directas en una zona militarizada y dominada por dos grupos criminales: los Zetas y el cártel del Golfo. Una tercera aportación más ha sido construir un estudio en torno a la autocensura tomando en cuenta las narraciones de periodistas entrevistados. En Colombia, por ejemplo, existe un debate sobre si la autocensura es o no un mecanismo de protección legítimo “contra las amenazas o contra las decisiones coartadoras de sus medios” (Guerrero, 2010: 15). Con la investigación traté de conocer cuál era la experiencia directa de algunos periodistas mexicanos que trabajaban en la zona elegida. A priori consideré que muchos de ellos eran parte de un grupo de vulnerabilidad que estaba viviendo una situación profesional muy difícil y de la de la que teníamos pocos detalles. Si bien muchos organismos reconocen la autocensura como un problema dentro de un debate más amplio sobre libertad de expresión y violencia, pocos han podido o sabido cómo profundizar en la exploración de esta situación. Esta investigación no pidió tal o cual medida, ni recomendó actuaciones públicas ante la autocensura de los periodistas, pero quizás haya servido para describir y comprender mejor la lógica de un problema que amenaza el derecho a la información de la ciudadanía y coarta la libertad de expresión de los periodistas. 11

La autocensura entre periodistas del nordeste de México La metodología empleada fue la de un análisis de procesos políticos e identidades, en particular recurrí al análisis del discurso para analizar los de los periodistas. La categoría básica de la investigación fue la autocensura, sobre la que trabajé con algunos periodistas que habían sufrido esa situación. Apoyarme en la teoría y análisis del discurso permitió saber “cómo se conducen y se entienden a sí mismas las personas en las sociedades” y explorar a un tiempo “el problema de la actuación social y la subjetividad” (Howarth, 1997: 132). Mis interlocutores fueron invitados a participar a entrevistas semiestructuradas a partir de las cuales traté de conocer la lógica del fenómeno de la autocensura, sus causas, el fenómeno del sentido del silencio informativo, el contexto en que sucedía su labor, y las interpretaciones que hacían los actores del fenómeno de la autocensura. Intenté también conocer cómo había alterado sus vidas ese comportamiento y cómo experimentan cotidianamente la violencia ellos mismos. Este análisis giró en torno a la relación de los periodistas con las personas de su entorno, al contexto en que se estaba dando la autocensura, y a los temores que envuelven el ejercicio cotidiano del periodismo. La propuesta distinguió entre autocensura pública y privada y trató de desentrañar motivos, significados, emociones y otros aspectos subjetivos de la vida de los periodistas, tanto en un plano individual como siendo parte de un grupo. Recordemos que tanto la autocensura pública como la privada suceden a partir de un acto íntimo, auto-iniciado y determinante para el modo en que se ejerce el periodismo. La unidad de análisis de la investigación fueron periodistas de medios escritos, en papel o electrónicos, que se autocensuran o que así lo hicieron en el pasado. A través de contactos en Ciudad de México y en otros lugares identifiqué al grupo que generosamente accedió a dejarse entrevistar sobre la autocensura. Todas las entrevistas fueron confidenciales y su propósito, académico. El guión de entrevistas que presenté a los periodistas permitió preguntarles cómo funcionan los procesos de decisión que condujeron a la práctica de la autocensura. Para elaborar las preguntas fue necesario distinguir entre censura y autocensura en un primer momento. La primera se nutre de una dinámica propia que tiene que ver con “decretos oficiales”, “amenazas explícitas” y “presiones directas” para no informar de determinados sucesos (Guerrero, 2010: 15). Sin embargo la segunda “actúa de manera automática 12

La autocensura entre periodistas del nordeste de México porque sus resortes han sido asimilados e instalados en el interior del medio, del gremio o del individuo que informa. Una vez incorporada, la autocensura opera por contrabando, sin incomodar siquiera la conciencia de los periodistas” (Guerrero 2010: 15). A partir de ahí hay que visibilizarla, cuestionarla, indagar sus causas, sus mecanismos de acción y sus consecuencias. Algunos de mis interlocutores trabajaban en medios impresos que han admitido públicamente que se autocensuraron o que, sin llegar a ese extremo, han sufrido diversos tipos de hostigamiento. No me detendré en este punto en explicar las categorías de análisis, dimensiones y atributos ya que están detalladas en el capítulo III y presentadas en la sección de anexos. Por último espero que el texto que presento permita una primera aproximación al concepto de la autocensura, que está relacionado con el de la censura pero presenta su propia singularidad. Hay en la investigación un trabajo conceptual tanto de la censura como de la autocensura a partir del cual el análisis se centra en el segundo de ellos. Es importante señalar que los estudios existentes sobre la autocensura difícilmente se pueden separar de los de la censura. Brevemente esta última consiste en “un acto de interferencia externa con las preferencias comunicativas, expresivas, artísticas o informativas internamente generadas de algún agente” (Schauer, 1998: 150). En contraste con ella, la autocensura es un “silencio autoiniciado” (Cheung, 2003: xi), una “forma subterránea” de comportamiento ligada a la censura (Grijelmo, 2012: 58), que depende de las circunstancias que rodeen a una persona. Los estudios en torno a la censura han girado en torno a si la misma era “buena o mala” y sobre hasta qué punto las sanciones que comportaba “eran beneficiosas o dañinas” (Schauer, 1998: 147). En el caso de la autocensura el énfasis ha sido menor. Es un fenómeno menos estudiado en profundidad que tiene que ver con un mecanismo defensivo que se activaba para prevenir un riesgo o amenaza. El fenómeno de la censura, que ha existido desde hace siglos, evolucionó de tal modo que

término

a

mediados

del

siglo

pasado

adquiriendo

una

connotación

“predominantemente peyorativa” (1998: 147). Esta forma de verlo se trasladó a la 13

La autocensura entre periodistas del nordeste de México autocensura, que se suele ver como un mecanismo “perjudicial para la libertad de información” (Guerrero, 2010: 15). En los estudios sobre la autocensura hay dos corrientes dominantes, una que la considera una variante de la censura, y otra que trata de definirla como un fenómeno autónomo con sus propias características y con un “carácter elusivo” (Cheung, 2003; 24). Mi investigación se ubica en este segundo grupo. Por último, entre las principales inquietudes que mueven esta investigación está la de vincular la autocensura con los derechos humanos. La mayoría de las que he encontrado sobre autocensura en México no llegaron a poner el acento en la vivencia particular del proceso por parte del periodista. Por ello busqué determinar qué derechos humanos están siendo vulnerados cuando se recurre a la autocensura, lo que sirve de colofón a la investigación. Para concluir presento a continuación una breve sinopsis de cada capítulo. El primero estableció la trayectoria del derecho a la libertad de expresión en una democracia constitucional. Tomé ésta como referencia por ser este modelo de democracia el que existe actualmente en México. Este primer apartado planteó el marco teórico-jurídico para que exista libertad de expresión y repasó la jurisprudencia en torno a este derecho en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH). Además contiene consideraciones respecto al marco legal universal y vigente en Europa. El capítulo permitió mirar al marco legal e institucional que puede propiciar un ejercicio pleno de la libertad de expresión en una democracia constitucional y señalar que es imposible un ejercicio pleno de la misma. Prácticamente todas las sociedades justifican ciertos límites aunque éstos, no necesariamente se establecen desde esquemas de censura y autocensura. El capítulo 2 presentó en contexto la situación general de los estados mexicanos de Tamaulipas y Coahuila. Ambos fueron elegidos para enmarcar esta tesis debido a que en ellos tenemos periodistas asesinados, medios atacados directamente, protección a algunos periodistas por parte de instancias oficiales y una fuerte y muy condicionante presencia de grupos criminales poderosos como Los Zetas y el cártel del Golfo, entre otros. Mediante una breve presentación de los elementos históricos esenciales el capítulo analizó 14

La autocensura entre periodistas del nordeste de México por qué en los últimos años se ha desatado la violencia en esta zona del nordeste de México, que implicó la presencia de la Marina y el Ejército federales en ellos, y revisó aspectos sociopolíticos relevantes que ayudaron a justificar el porqué de la elección de estos dos estados El capítulo 3 analizó qué estaba pasando en el ejercicio del periodismo en Tamaulipas y Coahuila. Periodistas de ambos estados explicarán si se están autocensurando o no, a partir de cuándo y por qué razones. Explicó si existen diferencias en el modo en que trabajan entre los sexenios de Felipe Calderón (2006-2012) y de Enrique Peña Nieto (2012-2018) y el impacto que ha tenido en los periodistas la parcial militarización de ambos estados todos estos años. La idea fue trazar un panorama de qué temores e incertidumbres enfrentaron los periodistas, cómo les afectaron las amenazas y los homicidios como consecuencia de la violencia de los últimos años, cómo fue su relación con las autoridades y con los grupos criminales durante ese tiempo, y qué mecanismos pusieron en práctica, uno de ellos la autocensura. También revisé qué implicaciones tuvo la impunidad en los crímenes y en el hostigamiento que existe contra los periodistas y si la autocensura ha sido una especie de mecanismo de autodefensa contra la inseguridad. La investigación permitió conocer qué valoración ética hacen de la autocensura los propios periodistas a través de sus testimonios, qué está pasando en las relaciones internas entre los integrantes del propio gremio (reporteros y editores), y qué alternativas tienen los medios de comunicación de esta zona de México para seguir informando y haciendo periodismo, por ejemplo, desde las redes sociales. El capítulo 4 planteó la relación que existe entre los derechos humanos y la autocensura. Trató de fijar una posición clara sobre si era justificable recurrir a la autocensura para salvaguardar otros derechos fundamentales de los que son titulares los periodistas. Revisé si el Estado mexicano estaba cumpliendo con sus obligaciones de proteger y garantizar el ejercicio de la libertad de expresión o si, mediante la autocensura, lo que había era una renuncia consciente a determinados derechos de los periodistas y de las sociedades tamaulipeca y coahuilense.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Finalmente un apartado de conclusiones sintetizó los principales hallazgos de este estudio.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

CAPÍTULO I: La libertad de expresión como un derecho fundamental de la democracia constitucional.

El presente capítulo desarrolla el marco teórico-jurídico en torno a la libertad de expresión como un derecho fundamental en las democracias constitucionales. Repasa la trayectoria que este derecho ha tenido como una libertad con un valor en sí mismo pero, al mismo tiempo, con un componente instrumental que permite que, a través de ella, se hagan valer otros derechos fundamentales. A lo largo de este primer capítulo se presentan las condiciones que deben existir en un Estado democrático constitucional de derecho para que exista un escenario ideal en relación con la libertad de expresión. A priori, que surjan determinadas condiciones de debilidad institucional es una circunstancia que puede impedir un pleno disfrute de las libertades a las personas, entre ellas la libertad de expresión y, así, dificultar el desarrollo de una democracia. Además, analiza las restricciones que existen al ejercicio de la libertad de expresión, desde casos surgidos en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) hasta los que han ocurrido en México. Un propósito más en este capítulo es acercar al lector al papel de la censura en las democracias constitucionales, la dinámica que ésta crea y la tensión que genera entre quienes son censurados. Por último, se presenta el concepto de la autocensura, central a lo largo de toda la tesis, a partir de la distinción entre autocensura privada y pública. Aunque en México, que es la referencia de este estudio, la autocensura es un fenómeno aún poco estudiado desde la academia, existen otras democracias constitucionales, como la de Colombia, donde la autocensura ha sido objeto de atención y de reflexión específica desde hace años, especialmente desde las propias organizaciones de periodistas. Las muertes y amenazas de periodistas están al orden del día y la autocensura se ha convertido en una medida de autoprotección necesaria para muchos de ellos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) maneja una metodología para contabilizar los asesinatos de periodistas “poco clara” desde hace tiempo (Article 19, 2012a: 21). El organismo ha registrado 87 asesinatos de periodistas desde el año 2000 17

La autocensura entre periodistas del nordeste de México hasta abril de 2014, según un reciente informe de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión en México (Feadle). En su propio recuento este último organismo eleva las muertes a 102 entre enero de 2000 y abril de 2014, de los cuales trece habrían ocurrido en Tamaulipas y dos más en Coahuila. El fenómeno refleja un contexto de violencia en torno al cual girará la presente tesis, que se centrará únicamente en las presiones y situaciones que han vivido los periodistas que trabajan en el nordeste de México, una zona marcada en los últimos años por una fuerte presencia criminal. Además en esos estados se ha dado una aparente debilidad institucional3 y la presencia de grupos criminales poderosos que han condicionado en buena medida el ejercicio del periodismo. En este sentido, una de las preguntas que trataré de responder es si es compatible la autocensura con el modelo teórico de democracia constitucional que planteo. 1.1 Fundamentos de la democracia constitucional y de la libertad de expresión

El concepto de democracia ha sido objeto de profundas reflexiones a lo largo de los siglos. Si bien en sus orígenes, con la llamada “democracia de los antiguos” el fundamento era la participación directa, la “democracia de los modernos” pasó a ser representativa y girar en torno a la primacía de la ley (Bobbio, 2003: 404-405). “Hoy en día ‘democracia’ es un término con una connotación marcadamente positiva. No hay régimen, incluso el más autoritario, que no quiera hacerse llamar democrático”, señaló el mismo autor (2003: 405). Los estudios sobre este método de formación de las decisiones públicas están divididos en dos grandes corrientes que distinguen entre democracia procedimental o formal, y la democracia sustancial. Para efectos de esta investigación el análisis que propongo se centra en la segunda corriente de estudios. Abordar la cuestión de la democracia sustancial comporta dos implicaciones muy relevantes. La primera es que, en este tipo de democracias, los ciudadanos son titulares de un conjunto de derechos 3

Como analizaremos en el capítulo 2, Tamaulipas y Coahuila son dos estados mexicanos sin alternancia política, donde siempre ha gobernado el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ambos adolecen de una lenta construcción de instituciones funcionales para el ciudadano. Peschard y Seele lo explican del siguiente modo: “El estado mexicano tuvo éxito en construir una serie de arreglos informales que ayudaron a canalizar el conflicto sin necesariamente construir el tipo de instituciones formales y relaciones institucionales que pudieran proporcionar buena gobernanza (2010: 15).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México fundamentales que, “precisamente porque son derechos de todos y de cada uno, no son suprimibles ni reducibles por mayoría” (Ferrajoli, 2001: 22). La segunda implicación es que, si bien por democracia se entiende poder del pueblo, tal término expresa: ya no simplemente en el sentido de que al pueblo y, por tanto, a los ciudadanos les corresponden solo derechos políticos y, por ello, el autogobierno a través de la mediación representativa, sino también en el sentido ulterior de que al pueblo y a todas las personas que lo componen les corresponde el conjunto de aquellos ‘contrapoderes’ que son los derechos fundamentales –civiles, de libertad y sociales- a los cuales todos los poderes, incluidos aquellos de la mayoría, están sometidos” (Ferrajoli, 2001: 23-24). El soberano en esta circunstancia “no es el pueblo sino todos los ciudadanos” (Bobbio, 2003: 411), y la voluntad popular se constituye como la suma de las voluntades individuales de cada uno de sus miembros. De modo que una suma de derechos y garantías específicas propia de la democracia constitucional la configura como “un paradigma complejo que incluye (…) junto a la dimensión política o formal, también una dimensión (…) sustancial, dado que se refiere a la sustancia de las decisiones: es decir, los límites (lo que está prohibido) y a los vínculos (lo que es obligatorio) impuestos a los poderes representativos como otros tantos principios axiológicos de la democracia” (Ferrajoli, 2007: 15). Además para hablar de la dimensión sustancial de la democracia constitucional es necesario repasar la noción de Estado de derecho. Este concepto tiene como pilares cuatro elementos: “primacía de la ley, responsabilidad de los funcionarios, control judicial de constitucionalidad, y respeto y promoción de los derechos fundamentales” (Vázquez, 2002: 111). A partir de los cuatro el Estado queda definido en función de tres dimensiones: (1) un conjunto de entes burocráticos, (2) un sistema legal, y (3) un foco de identidad colectiva para todos o casi todos los habitantes del territorio. La esencia democrática constitucional es el control, o en palabras de Ferrajioli: [E]l conjunto de límites impuestos por las constituciones a todo poder, que postula en consecuencia una concepción de la democracia como un sistema frágil y complejo de separación y equilibrio entre poderes, de límites de forma y de sustancia a su ejercicio, de garantías de los derechos fundamentales, de técnicas de control y de reparación contra sus violaciones (Ferrajoli, 2008: 27) Aunque la reflexión sobre la democracia data de varios siglos atrás en esta investigación el que nos interesa tener presente es el de la democracia constitucional, que 19

La autocensura entre periodistas del nordeste de México se fraguó como modelo entre 1945-1949 (Ferrajoli, 2008: 28). De entonces data el constitucionalismo actual, presente en México y dominante en América Latina, una región en la que los Estados que la forman “exhiben valores severamente deficientes” (O'Donnell, 2004: 13). Un régimen democrático a plenitud, o que aspire a serlo, dependerá para su pleno desarrollo político de lo que Robert Dahl denominó el principio de “igualdad intrínseca”. Dicho principio consiste en un juicio moral a partir del cual cualquier persona debería ser tratada “como si poseyese una igual pretensión a la vida, libertad, felicidad y otros bienes e intereses fundamentales” que las demás (Dahl, 1998: 76). El mismo autor afirmaba al referirse a las instituciones necesarias para el correcto funcionamiento de la democracia. Para esta última utiliza el término poliarquía4, que se articula en torno a tres eran las libertades políticas fundamentales:: las de “expresión, asociación y acceso a la información de carácter pluralista” (O'Donnell, 2004: 23). Respecto a la libertad de expresión, la que nos interesa aquí, Dahl decía que con ella “los ciudadanos tienen derecho a expresarse, sin peligro a un castigo severo, sobre asuntos políticos, definidos en sentido amplio, incluyendo la crítica a los cargos públicos, el gobierno, el régimen político, el orden socio-económico, y la ideología prevaleciente”. Si consideramos que la democracia “es la única forma de organización política de las sociedades con capacidad de aprender y transformarse a sí misma sin perder sus atributos fundamentales” (O'Donnell, 2004: 7) concluiremos que la libertad de expresión aparece como una condición necesaria mas no suficiente para el pleno desarrollo democrático. Así ha quedado dicho que cuando utilizamos el término democracia no nos referimos ’’únicamente a “elecciones limpias e institucionalizadas” y a una “apuesta incluyente” en el conjunto de la sociedad, sino también a “un sistema legal que sanciona y respalda, al menos, los derechos y libertades adosados a ese régimen” y, a la vez, “que prescribe que

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Dahl acuña el término “poliarquía” en 1953 y lo utiliza con el sentido de “democracia representativa moderna con sufragio universal” (Dahl 1998: 105). El término procede a su vez de otros dos, “muchos” y “gobierno” y se contrapone con el gobierno de uno, o monarquía, o del de unos pocos, sea esta una aristocracia o una oligarquía. Seis son las instituciones que la integran la poliarquía: cargos públicos electos; elecciones libres, imparciales y frecuentes; libertad de expresión; fuentes alternativas de información; autonomía de las asociaciones; y ciudadanía inclusiva.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México ninguna persona o institución es de legibus solutus” (O'Donnell, 2004: 38), esto es, que está libre de ataduras legales. En suma, la democracia constitucional, entendida como un modelo teórico-normativo complejo, más o menos efectivo en la práctica jurídica y sometido a poderes supremos, exigirá para su pleno desarrollo que existe un respeto a la libertad de expresión, no como un fin en sí misma sino como en un medio para proteger otras libertades de los titulares de los derechos en una sociedad democrática. Ello será el objeto del próximo apartado. 1.2 La libertad de expresión, una libertad de libertades

La libertad de expresión o libertad de manifestación del pensamiento aparece como uno de los pilares del Estado democrático constitucional de derecho contemporáneo. Es un derecho que, por un lado, “tiene un valor en sí mismo en virtud de los bienes que encarna y, por el otro, (…) tiene un valor instrumental en la medida en que su garantía efectiva es una condición del Estado democrático constitucional” (Gutierrez Rivas y Salazar Ugarte, 2008: 3). La Relatoría para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA) definió en 2000 la libertad de expresión como “un derecho fundamental e inalienable a todas las personas” que es, al mismo tiempo, un “requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática”. No es un secreto para nadie que no existen democracias perfectas pero la eficacia del sistema legal “depende del entrelazamiento de sus reglas con una red de instituciones estatales que, en democracia, se supone que actúan, y están legalmente autorizadas para ello, con propósitos y resultados que son regularmente consistentes con un Estado democrático de derecho” (O'Donnell, 2004: 39). Uno de los elementos fundamentales para este funcionamiento óptimo, en una democracia que aspire a mejorarse al máximo de sus posibilidades dependerá pues de rendición de cuentas con que la propia sociedad cuente sobre los funcionarios públicos y las instituciones que existen (accountability horizontal). Tal como estableció uno de los quince casos que en materia de libertad de expresión ha fallado la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH): El control democrático, por parte de la sociedad a través de la opinión pública, fomenta la transparencia de las actividades estatales y promueve la responsabilidad 21

La autocensura entre periodistas del nordeste de México de los funcionarios sobre su gestión pública, razón por la cual debe existir un mayor margen de tolerancia frente a afirmaciones y apreciaciones vertidas en el curso de los debates políticos o sobre cuestiones de interés público (Caso Ricardo Canese vs. Paraguay: párr. 97). No es la única sentencia. Hay otras como la del Caso Claude Reyes y otros vs. Chile (2006) en que se precisa que son “los principios de publicidad y transparencia” los que deberían regir la gestión pública y permitir el acceso a la información pública. Así a los mecanismos de control que tienen que ver con el juego electoral democrático (accountability vertical) y a los de control horizontal (accountability horizontal5), que se vinculan con órganos especializados de supervisión, habría que sumar la exigencia de “disponibilidad de información libre, pluralista y no monopolizada o censurada por el Estado” para el buen funcionamiento de un régimen democrático (O'Donnell, 2004: 43). Este mismo autor considera que precisamente esa “disponibilidad de información, que es un componente de un contexto social diverso, es un bien público sustentado por un sistema legal democrático y un desempeño de las instituciones estatales consistente con dicha disponibilidad” (O'Donnell, 2004: 46). En sentido parecido lo ha expresado Amartya Sen al sostener que “una de las cuestiones centrales que determinan el avance del razonamiento público en el mundo es la apuesta por una prensa libre e independiente” (Sen, 2009: 365). El Comité de Derechos Humanos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) lo ha expresado a su vez en el párrafo segundo de la Observación General 34, de 2011:6 La libertad de opinión y la libertad de expresión son condiciones indispensables para el pleno desarrollo de la persona. Son fundamentales para toda sociedad. Y constituyen la piedra angular de todas las sociedades libres y democráticas. Ambas libertades están estrechamente relacionadas entre sí, dado que la libertad de expresión constituye el medio para intercambiar y formular opiniones. En Europa la libertad de expresión formulada en la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH) “goza de un estatus especial”, y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) la considera “uno de los fundamentos esenciales de una sociedad 5

Institutos de Transparencia; oficinas públicas de defensa de los derechos del ciudadano, o del consumidor; consejos ciudadanos de supervisión, etc. 6 El texto completo de la misma se encuentra en el Anexo 2.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México democrática” (Starmer, 1999: 606). Sin embargo, en la sociedad europea la libertad de expresión no es un valor absoluto sino que debe ponderarse con los demás derechos. Pocas dudas hay acerca de la importancia de este derecho. Fue uno de los primeros en ser reconocidos en las revoluciones del siglo XVIII y, a partir de entonces, ha sido una pieza fundamental del pensamiento ilustrado y de las libertades políticas que a partir de aquel momento histórico se concretaron. John Locke, el padre del liberalismo, sostenía que la finalidad de la ley no era suprimir o restringir la libertad sino todo lo contrario: protegerla y ampliarla para que cada cual tuviera la libertad para disponer, como bien le pareciera, de su persona (1690). De ese modo, la persona aceptaba la incorporación a una comunidad y del mismo modo, acogerse a lo que decidieran las mayorías. En ese contexto lo más importante era articular un modo en que una comunidad alcanzara sus consensos y acuerdos colectivos, y para ello era fundamental la expresión de las distintas ideas y puntos de vista diversos. Por su parte Immanuel Kant, quien fue víctima de la censura prusiana por sus escritos contra la religión de Estado, definió la libertad como la facultad de “hacer uso público de la propia razón en todos los terrenos” (1784: 85), y lo diferenció del uso privado. El pensador alemán alertaba del peligro que siempre existe a la libertad de expresar: Impera por doquier una restricción de la libertad. Pero, ¿cuál es el límite que la obstaculiza y cuál es el que, bien al contrario, la promueve? He aquí mi respuesta: el uso público de su razón tiene que ser siempre libre y es el único que puede procurar ilustración entre los hombres; en cambio muy a menudo cabe restringir su uso privado, sin que por ello quede particularmente obstaculizado el progreso de la ilustración. Por uso público de la propia razón entiendo aquel que cualquiera puede hacer, como alguien docto, ante todo ese público que configura el universo de los lectores. Denomino uso privado al que cabe hacer de la propia razón en una determinada función o puesto civil, que se le haya confiado (Kant, 1784: 85-86) El filósofo alemán consideraba “injustas todas las acciones que se refieren al derecho de otros hombres cuyos principios no soportan ser publicados” (Kant, 1795: 100), y sostenía que era mediante una maximización de la información como se podría llegar a una sociedad deliberante. Con tales afirmaciones dejó muy en clara la centralidad de su defensa de la libertad de expresión: 23

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Un principio que no pueda manifestarse en alta voz sin que se arruine al mismo tiempo mi propio propósito, un principio que, por lo tanto, debería permanecer secreto para poder prosperar y al que no puedo confesar públicamente sin provocar indefectiblemente la oposición de todos, un principio semejante solo puede obtener esta universal y necesaria reacción de todos contra mí, cognoscible a priori por la injusticia con que amenaza a todos (Kant, 1795: 100). Quizás la manifestación más acabada de este pensamiento liberal-radical respecto a la libertad de expresión esté contenida en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América en 1791. Esa fecha inauguró lo que ha venido a llamarse “la Tradición de la Libertad de Expresión” (Fiss, 2004: 17), que se puede entender como “una coraza, como un medio para proteger al orador individual de la posibilidad de ser silenciado por el Estado” (Fiss, 2004: 17). Esta tradición permitió que se concretara “una regla contra la reglamentación de los contenidos que ahora se presenta como la piedra angular” de la tradición liberal (2004: 17), en palabras de Fiss. Otros autores se han referido a la libertad de expresión la “piedra de toque de la libertad negativa” (Rosenfeld, 2004: 234) pero llaman la atención sobre que la misma ha recibido “mucha menos protección de la que parecería justificado esperar” (Rosenfeld 2004: 234) de ideología estadounidense, basada en las ideas de Locke sobre los derechos naturales, que considera que una sociedad está basada en derechos naturales preexistentes y depende más de la protección frente al Estado que de su promoción por parte de éste. Pese a la influencia que ha ejercido la concepción estadounidense sobre la libertad de expresión es importante hacer notar que la misma también ha evolucionado. Michel Rosenfeld encontró cuatro las fases históricas diferenciadas: Cuadro 1.- Fases históricas de la libertad de expresión

Fase histórica

Desde la Guerra de Independencia (1776)

Propósito

§

Protección del ciudadano frente al Gobierno y la censura en el momento en que se construyen las leyes 24

Concepto de libertad expresión

Libertad negativa

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fase histórica

Propósito

hasta las Enmiendas (Bill of Rights, 1791)

fundamentales de la democracia estadounidense

§

De fines del siglo XVIII a la primera mitad del XX

§ §

Desde mediados de los años 50 del siglo XX hasta fines de los 80

Concepto de libertad expresión

§ §

§

Protección del ciudadano frente a la tiranía de la mayoría y aceptación y defensa de las visiones impopulares en las primeras décadas de vida republicana independiente. Tensiones profundas por la Guerra de Secesión y el abolicionismo-esclavismo que detonan la Guerra de Secesión (18611865). En el siglo XX afianzamiento económico como potencia económico-militar a partir de la Primera Guerra Mundial y de la Sociedad de Naciones

Estados Unidos emerge como potencia nuclear Se desata la Guerra Fría con la Unión Soviética. Se produce la Guerra de Vietnam (1959-1975) que suscita una profunda crisis interna Aparece el Movimiento del 68 inspirado en el pacifismo Eliminación de las barreras a los que hablan para asegurar que los que escuchan permanezcan imparciales en un momento en que se afianzan los mass media.

Protección del discurso de los oprimidos frente a los poderosos en 25

Libertades positiva y negativa

Libertades positiva y negativa

Libertad positiva

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fase histórica

Propósito

Desde fines de los años 80 a la actualidad §

§

Concepto de libertad expresión

medio del triunfo incontestable del capitalismo Crítica a los discursos dominantes desde la disidencia que posibilitaron la teoría feminista y la teoría crítica en un mundo global Defensa del discurso plural y fragmentado en medio del auge de las tecnologías de la información

Cuadro: elaboración propia a partir de material de Rosenfeld (2004: 236-238). En cada una de las cuatro etapas antes mencionadas el significado de libertad de expresión varió de manera que el propio autor encuentra cuatro justificaciones ideológicas principales de la libertad de expresión en Estados Unidos. Las refiero a continuación:

Cuadro 2.- Justificaciones ideológicas de la libertad de expresión Base de la justificación filosófica

Características §

Democracia

§ §

Contrato social

§

La libertad de expresión es fundamental para el autogobierno democrático La protección abarca el discurso político, nada más. Las instituciones políticas fundamentales son legítimas en la medida en que se justifican sobre la base de acuerdos, reales o hipotéticos, en la comunidad. Es necesario proteger los discursos que permitan la discusión y el intercambio libre de ideas en distintos ámbitos de la vida, sobre todo en la política, donde se fragua el contrato social.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Base de la justificación filosófica

Características § §

Verdad

§ § § §

Autonomía individual

§

La búsqueda de la verdad es un proceso de ensayo y error que exige una discusión desinhibida Existe un “mercado de las ideas” en el cual la verdad prevalece gracias a la libre circulación de estas. Se debe proteger cualquier discurso, no nada más el político, que contribuya a descubrir la verdad Un discurso falso o extremista puede suprimirse amparados en la verdad Tiene carácter individual frente a las anteriores, de tipo colectivo Se debe proteger el discurso individual porque genera un bien individual, no siempre uno social Está demasiado centrada en los emisores de mensajes y tiende a desdeñar la visión del receptor

Cuadro: elaboración propia a partir de material de Rosenfeld (2004: 238-242) Las fases históricas y consideraciones filosóficas presentadas ponen de manifiesto que hablar del derecho a la libertad de expresión nos coloca ante multitud de paradojas. Respecto a la democracia estadounidense está muy extendida la creencia de que la libertad de expresión tiene una calidad singular y constituye un elemento central del sistema de jurídico-político de ese país: “La libertad de expresión es la condición estructural misma del sistema político de la democracia americana. No es una entre otras libertades, sino el fundamento de todo el orden político. No es una Civil Freedom, sino la Political Freedom; no es una más de las libertades civiles, sino la libertad política por excelencia” (Laporta, 2004: 94). No obstante, la misma ha sido siempre “un territorio en disputa” (Fiss, 1996) en una serie de debates donde “el Estado era el enemigo natural de la libertad” (Fiss, 1996). Esta visión centrada en la defensa de la libertad a ultranza ha quedado paulatinamente relativizada y “el liberalismo de hoy abraza el valor de la igualdad a la vez que el de la libertad” de manera que cualquier discusión sobre la libertad de expresión se determina en función de intereses diversos, no desde posturas de defensa absoluta de la misma, agrega Fiss (1996). 27

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Por último me gustaría añadir que más allá de la enorme influencia que las ideas liberales sobre libertad de expresión ejercen actualmente en muchos países, este derecho está presente en los principales tratados internacionales de derechos humanos universales y regionales (Ver Anexo 1). Tanto el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH, 1948), como el artículo 10 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (1950), y el 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH, 1969) apuntalan la libertad de expresión como un derecho fundamental para un pleno desarrollo democrático. Sin embargo la claridad en que los artículos están formulados contrasta con los distintos modos en que se vela por la libertad de expresión en términos legales y regulatorios. Mientras en Estados Unidos el derecho ha quedado muy reforzado a través de fallos históricos como el del caso The New York Times vs. Sullivan (1964), que estableció que errores en informaciones y expresiones eran inevitables y que lo que había que proteger era la libertad de expresión por ser esta “una garantía para que las libertades puedan respirar” (Tribunal Supremo de Estados Unidos 2005: 304), en el ámbito europeo siempre se busca un equilibrio entre los distintos derechos individuales, y la libertad de expresión. Por otra parte, el interamericano se precia por ser “el sistema internacional que da mayor alcance y rodea de mejores garantías a la libertad de pensamiento y de expresión” a partir de un conjunto de “garantías reforzadas” contenidas en el artículo 13 de la Convención Americana, al IV de la Declaración, y al artículo 4 de la Carta Democrática Interamericana (2010: 1). En esta investigación no nos centraremos en la problemática asociada con estas diferencias de aplicación/interpretación del Derecho sino más bien en las dos dimensiones fundamentales asociadas con esta libertad fundamental en las democracias constitucionales actuales. Me refiero al desdoblamiento en dos dimensiones de la libertad de expresión, una individual y otra social. La dimensión individual de la libertad de expresión “asegura la posibilidad de utilizar cualquier medio idóneo para difundir el pensamiento propio y llevarlo al conocimiento de los demás” (García Ramírez, 2006: 18). La segunda, la denominada dimensión social del mismo derecho, consiste en “un medio para el intercambio de ideas e informaciones para 28

La autocensura entre periodistas del nordeste de México la comunicación masiva entre los seres humanos” que implica a su vez “el derecho de todos a conocer opiniones y noticias” (García Ramírez, 2006: 19). En este contexto, y lo veremos a continuación al abordar el dilema de la autocensura, existe un consenso generalizado acerca de que cabe la posibilidad de que ciertas expresiones pueden ser restringidas. 1.3 Condiciones para limitar la libertad de expresión

Llegados a este punto podemos afirmar que dos grandes tradiciones respecto de la libertad de expresión o libertad de manifestación del pensamiento: 7 una liberal-radical por oposición a la autoridad y al Estado, y otra moderada que pone en juego consideraciones de interés público. La primera “reivindica la libertad del individuo frente a la sociedad” de un modo pleno, mientras la segunda reconcilia al sujeto con la sociedad tomando a esta última como “el resultado de un acuerdo libre entre individuos inteligentes” (Bobbio, 2003: 412). Ambas corrientes entrarían en conflicto cuando hay que terminar dónde están los límites a la libertad de manifestación del pensamiento. Uno de los exponentes de esta primera tradición es John Stuart Mill, quien ya en 1859 afirmaba que ningún Gobierno ni ningún pueblo, por mucho que se identificaran entre sí, tenía derecho a ejercer ningún tipo de coacción frente a las opiniones ajenas, lo que conformaría un derecho fuerte: Si toda la humanidad, menos una persona, fuera de una misma opinión, y esta persona fuera de la opinión contraria, la humanidad sería tan injusta impidiendo que hablase como ella misma lo sería si teniendo poder bastante impidiera que hablara la humanidad. Si fuera la opinión una posesión personal que solo tuviera valor para su dueño; si el impedir su disfrute fuera simplemente un perjuicio particular, habría alguna diferencia entre el perjuicio que se infligiera a pocas o a muchas personas. Pero la peculiaridad del mal que consiste en impedir la expresión de una opinión es que se comete un robo a la raza humana; a la posterioridad tanto como a la generación actual; a aquellos que disienten de esa opinión más todavía que a aquellos que participan en ella. Si la opinión es verdadera se les priva de la oportunidad de cambiar el error por la verdad; y si es errónea, pierden lo que es un beneficio no menos 7

Este término es el que utiliza Luigi Ferragioli al referirse a la libertad de expresión. Incluye el derecho a informar y la libertad de información. Guarda relación con la formación de opiniones políticas y de la opinión pública a través del debate público y de la información independiente. Se opone a la desinformación, la apatía, la indiferencia política, que conducen al deterioro y al debilitamiento de la democracia (Ferrajoli 2007: 329-330)

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México importante: la más clara percepción y la impresión más viva de la verdad, producida por su colisión con el error (Stuart Mill, 1859: 77) Sostenía el mismo autor también que “para el bienestar intelectual de la humanidad (…) es necesaria la libertad de opinión, y la de expresar toda opinión” (1859: 122) y le confería a la misma un carácter absoluto que ha llegado a nuestro tiempo. A partir del artículo 19.1 del PIDCP, que señala que “nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones” (1966), la Observación General 34 del Comité de Derechos Humanos del PIDCP “no autoriza excepción ni restricción alguna” a la libertad de opinión (2011: párrafo 9). Para justificar la importancia de este derecho de opinar en libertad el padre del utilitarismo ofrecía cuatro razones: (1) “una opinión, aunque reducida al silencio, puede ser verdadera. Negar esto es aceptar nuestra propia infalibilidad”; (2) “aunque la opinión reducida al silencio sea un error, puede contener, y con frecuencia contiene, una porción de verdad; y como la opinión general o prevaleciente sobre cualquier asunto rara vez o nunca es toda la verdad, solo por la colisión de opiniones adversas tiene alguna probabilidad de ser reconocida la verdad entera”; (3) “aunque la opinión admitida fuera no solo verdadera, sino toda la verdad, a menos que pueda ser y sea vigorosa y lealmente discutida, será sostenida por los más de los que la admitan como un prejuicio, con poca comprensión o sentido de sus fundamentos sociales”; y (4) “el sentido de la misma doctrina correrá el riesgo de perderse o debilitarse, perdiendo su vital efecto sobre el carácter y la conducta; el dogma se convertirá en una posición meramente formal, ineficaz para el bien, pero llenando de obstáculos el terreno e impidiendo el desarrollo de toda convicción real y sentida de corazón, fundada sobre la razón o la experiencia personal” (Stuart Mill, 1859: 122-123). El mismo autor se refiere a continuación a los límites a la libertad de opinión y sostiene que es imposible determinar dónde deben colocarse: Indudablemente la manera de afirmar una opinión, aunque sea verdadera, puede ser muy objetable y merecer justamente una severa censura. Pero las principales ofensas de esta especie son tales que, salvo confesiones accidentales, no pueden ser demostradas. La más grave entre ellas es argüir sofísticamente, suprimir hechos o argumentos, exponer inexactamente los elementos del caso o desnaturalizar la opinión contraria (Stuart Mill, 1859: 124)

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México También señalaba que “la peor ofensa de esta especie que puede ser cometida consiste en estigmatizar a los que sostienen la opinión contraria como hombres malos e inmorales” (1859: 124). Stuart Mill era partidario de escuchar esas opiniones contrarias y, “en interés de la verdad y de la justicia”, consideraba más importante restringir “el lenguaje de vituperio” que aquel que simplemente sostiene opiniones distintas a la de uno (1859: 125). Para el pensador, con todo y estas limitaciones, ni la ley ni la autoridad tenían nada que hacer en la restricción de ninguno de ellos puesto que era la propia opinión expresada la que “debe, en todo caso, determinar su veredicto por las circunstancias de cada caso individual” (Stuart Mill, 1859: 125). En algún momento llegó a justificar “la supresión de opiniones que incitasen a la violencia” (Rosenfeld 2004: 240) pero es claramente uno de los autores de la tradición liberal-libertaria. Dentro de esta corriente Sartori considera que “si la democracia es (…) un sistema político en el que los ciudadanos tienen una voz importante en los asuntos públicos, entonces la ciudadanía no puede permanecer desinformada respecto de esos asuntos públicos” (2003: 44). Agrega que esa misma democracia “no requiere de savants (sabios) ni de un público cultivado, un demos ilustrado, sino de un demos suficientemente informado, que tenga alguna idea de lo que está sucediendo” (Sartori 2003: 44). Así “una democracia sin medios, con un público totalmente a oscuras, en un vacío de noticias sería casi inconcebible” (Sartori, 2003: 38). Este autor menciona específicamente tres problemas que en las últimas décadas están generando tensiones desde los medios, especialmente en la televisión: la omisión, entendida como “hechos que no están registrados” y que “nunca aparecen en pantalla” (Sartori, 2003: 48); la subinformación, entendida como “la poca información que es considerada como ‘digna’ de ser cubierta por el noticiero, todo lo demás permanece en el anonimato” (Sartori, 2003: 50); y la desinformación, definida como aquella información “equivocada que contiene y presenta distorsiones y malas interpretaciones. La desinformación no necesariamente deber ser deliberada y no obstante, ocurre todo el tiempo” (Sartori, 2003: 51). Aquí no ahondaré en estos tres conceptos pero los tres volverán a aparecer en el tercer capítulo, cuando analice qué está sucediendo en relación con la autocensura en el nordeste de México. 31

La autocensura entre periodistas del nordeste de México La segunda tradición matizaría a la anterior y en ella la libertad sería sustituida por consideraciones de igualdad y, por ello, exigiría una ponderación de derechos. Entroncaría con una concepción de ciudadano basada en los derechos de participación y comunicación, entendidos ambos como libertades positivas que no garantizan la protección frente a la coacción sino la participación del ciudadano, que se convierte así en un sujeto políticamente responsable dentro de su comunidad. Así Ferrajioli equipara la libertad de expresión con la de conciencia y pone en claro que es un derecho negativo: Del mismo modo que los demás derechos activos de libertad, no es sólo una facultad sino también una expectativa de no lesiones. Es claro que la primera garantía de tales derechos es, por eso, la prohibición de impedimentos, represiones o limitaciones: de las censuras a los llamados delitos de opinión, hasta las diversas formas de nihil obstat, autorización o aprobación (…) A su vez además, en virtud de la jerarquía de las libertades (…) el límite constitucional representado por la garantía de las inmunidades fundamentales de los demás, y su ejercicio no puede consistir, por ejemplo, en injurias o difamaciones en perjuicio de la dignidad o reputación ajena ni en violaciones de la intimidad de otros (Ferrajoli, 2007: 330) En esta segunda corriente “la razón de ser del Estado no radica primordialmente en la protección de iguales derechos subjetivos, sino en la salvaguarda de un proceso inclusivo de formación de la opinión y de la voluntad común, en el que los ciudadanos libres e iguales se entienden acerca de las metas y normas que serían de interés común para todos” (Habermas, 1996: 234). Sin embargo el autor alemán considera que “en sociedades complejas como las actuales el ejercicio del derecho de acceso a la información tiende a disminuir. La información, lejos de ser veraz, objetiva e imparcial se impone bajo el velo de una política secreta de los interesados, se halla ideologizada” (Vázquez, 2002: 119-120). De este modo en las sociedades actuales ni el principio de publicidad ni el de acceso a la información tienen un carácter absoluto por lo que “ante un conflicto de valores o principios, la preferencia por alguno de ellos se determinará de acuerdo con las circunstancias concretas de cada sociedad” (Vázquez, 2002: 120). Además los riesgos que entraña la manipulación o ideologización “se minimizan en proporción inversa a la calidad educativa de la ciudadanía” (Vázquez, 2002: 120) por lo que la apuesta en las posibles discusiones sobre los límites a la libertad de expresión debería ser por una educación liberal igualitaria.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Por último y para detallar las restricciones que existen en torno a la libertad de expresión repasaré la jurisprudencia que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) ha manejado en esta materia. El alto tribunal, en el párrafo 35 de la Opinión Consultiva 5/85, relativa a la Colegiatura Obligatoria de los Periodistas, señaló que no toda restricción a los medios de comunicación era contraria a la libertad de expresión. Cabía hacer consideraciones de “bien común” y de “orden público”, así como de “congruencia” y “proporcionalidad”, y entre los límites impuestos por los artículos 13.28 y del 32.29 de la Convención Americana de Derechos Humanos (García Ramírez, Sergio, y Alejandra Gonza, 2007: 30). Los tres requisitos necesarios para determinar si es válida una restricción del tipo que sea son: 1) Las limitaciones deben constar en normas de rango legal, redactadas de manera clara y precisa 2) Las limitaciones deben estar orientadas a alcanzar objetivos imperiosos autorizados por la Convención 3) Las limitaciones deben ser idóneas y necesarias en una sociedad democrática para el logro de los fines imperiosos que se persiguen y estrictamente proporcionados a la finalidad buscada A este test tripartito hay que sumarle otras restricciones expresas que se encuentran en la Convención Americana: ninguna restricción puede “constituir censura previa, ni ser discriminatoria o tener efectos discriminatorios, ni venir impuesta por medios indirectos”, y deben tener carácter excepcional”, tal como especificó la Relatoría para la Libertad de expresión (Pou Giménez, 2011: 363). Son más de quince las sentencias que se han dictado en materia de libertad de expresión. Las más relevantes tienen que ver con “la perspectiva de las dimensiones y límites de este derecho, la prohibición de censura previa, la protección contra la incriminación de ideas y, en general, la garantía de la difusión desinhibida de conocimiento y pensamiento” (Pou Giménez, 2011: 356). En 2009 la Relatoría para la Libertad de Expresión de la CIDH indicó en su informe anual que los órganos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) en varias ocasiones “han subrayado la

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Prohibición de la censura previa “Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática”. 9

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México centralidad y alto valor que tiene la libertad de expresión en el continente”. Además reflexionaron sobre el test tripartito (Pou Giménez, 2011: 357) y su idoneidad. A continuación una síntesis de los párrafos 6-10 del informe: (a) En primer lugar, es un medio básico de autodefinición, imprescindible para poder construir con los demás, el modelo de vida que uno quiere seguir y el modelo de sociedad en la que uno quiere vivir; (b) en segundo lugar, la libertad de expresión guarda una relación estructural con el funcionamiento del sistema democrático, en tanto una ciudadanía libre e informada es imprescindible para deliberar y votar sobre asuntos que conciernen a todos, y su garantía reforzada es necesaria para que exista un control efectivo de la gestión pública y la conducta de los funcionarios; y finalmente (c) la libertad de expresión es un ingrediente necesario en el adecuado ejercicio de otros derechos fundamentales (participación, libertad religiosa, educación, igualdad en el goce de derechos básicos, etcétera) (Pou Giménez, 2011: 357). (b) Además la jurisprudencia interamericana ha definido algunas áreas de “protección especial o reforzada” en materia de libertad de expresión entre las que destacan “el discurso político sobre cuestiones de interés público y (…) el discurso referido a funcionarios en el ejercicio de sus funciones, candidatos a puestos públicos y, en general, al Estado o sus instituciones” (Pou Giménez, 2011: 359). Un tercer discurso que goza de protección extraordinaria sería “la expresión de aspectos que las personas asocian con su identidad y con la dignidad personal” (Pou Giménez, 2011: 359), lo que implica el uso de la propia lengua, el relacionado con la libertad de conciencia y religión, la identidad de género y la orientación sexual. En el extremo contrario, fuera de cualquier marco protector, están “la propaganda de guerra y la apología del odio que constituya una incitación a la violencia, la incitación directa y pública al genocidio, y la pornografía infantil” (Pou Giménez, 2011: 360). Un límite más que impone el sistema interamericano es el de las llamadas restricciones indirectas a la libertad de expresión, que consisten en “la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad o créditos oficiales, la regulación de las prebendas arancelarias y el otorgamiento de frecuencias de radio y televisión” (Pou Giménez, 2011: 364). A efectos de esta investigación, de las tres restricciones indirectas la referida a la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad es particularmente relevante a efectos de esta investigación ya que muchos de los diarios de los estados del nordeste de México son muy dependientes de la publicidad oficial. Por último cabe mencionar que las limitaciones que impone la jurisprudencia interamericana son algo distintas de la europea. Esta última considera que la libertad de expresión es “uno de los fundamentos esenciales de una sociedad democrática” (Starmer 34

La autocensura entre periodistas del nordeste de México 1999: 606), por considerarlo un prerrequisito para el disfrute de muchas otras libertades. “Como consecuencia de su estatus especial, las restricciones a la libertad de expresión están sujetas a un escrutinio muy cercano bajo la Convención [Europea de Derechos Humanos]. De acuerdo con el Tribunal ‘a manera de principio general’ la ‘necesidad’ de cualquier restricción a la libertad de expresión debe ser ‘establecida convincentemente’. Esto es más aún cuando las restricciones son colocadas sobre la prensa debido a su rol de guardián público” (Starmer, 1999: 606). 1.4 El conflicto de la censura en la democracia constitucional

En los debates contemporáneos sobre democracia y libertad de expresión “el problema más grave y más difícil que se plantea (…) es el representado por las garantías de su ejercicio” (Ferrajoli, 2007: 330). No siempre existen, a pesar de que el derecho a la libre manifestación del pensamiento, la libertad de prensa y de conciencia están plasmadas en las constituciones de la mayor parte de los países democráticos. A diferencia de lo que ocurría hace siglos, cuando limitar los libres flujos de información exigía ya grandes despliegues por parte del Estado, que pretendía tener el control de las ideas, hoy el mismo propósito plantea otros retos y exige un ejercicio encubierto, a menudo sutil, que tiene que ver mucho con las capacidades tecnológicas o de generar desinformación por parte del Estado, o de negarla incluso a través de la presencia de poderes fácticos que se han desarrollado a partir de una debilidad institucional. En este trabajo se analizará una situación muy particular que se ha dado durante los últimos años en el nordeste de México y que tiene que ver con la libertad de expresión de los periodistas y los condicionamientos para un ejercicio pleno de la misma. Aunque este trabajo ha nacido centrado en la autocensura, tratará de llegar a ese concepto diferenciándolo del de la censura, que puede tener efectos parecidos, que históricamente ha tenido más peso desde la academia. Hay varias definiciones de censura y la mayor parte de ellas son bastante consistentes. En general el concepto se asocia con “la prohibición de expresar determinadas ideas o el castigo por haberlo hecho” (Grijelmo, 2012: 55). La censura es tan antigua como la historia de la cultura o de la difusión del pensamiento pero distintos autores encuentran 35

La autocensura entre periodistas del nordeste de México momentos y matices distintos en ella, dependiendo de cómo es ejercida. Los medios cambian, no así sus fines, que tienen que ver con silenciar las ideas ajenas. Históricamente “el silencio impuesto que sufren una sociedad o sus individuos suele tener su origen en una opresión política o religiosa” (Grijelmo, 2012: 55) pero ha ido evolucionando. Antaño el “antecedente remoto” de ese silencio era la censura, pero actualmente, [C]ontamos con un precedente más cercano: la autocensura, De aquel deriva éste; y de las técnicas que ingeniaron una forma de decir sin decir (para evitar la censura) proceden muchas de las manipulaciones del silencio periodístico actual (para evitar la condena judicial) (Grijelmo, 2012: 55). El filósofo francés André Glucksmann, considera que la censura es “un mecanismo de defensa de una cultura, por la cual ésta excluye, rechaza o simplemente filtra aquello que ella juzga como ‘bárbaro’” (Gubern, 1981: 14). El estadounidense Frederick Schauer se refiere a ella como “un acto de interferencia externa con las preferencias comunicativas, expresivas, artísticas o informacionales internamente generadas por algún agente” (1998: 150). Si analizamos la censura como acto, por cómo se ejerce, en los regímenes sometidos a ella existirán cuatro dimensiones relevantes: (1) un propósito, (2) un contenido, (3) un modo de expresiones permitidas y proscritas, y (4) una justificación o defensa de su censura (Cook y Heilmann, 2012: 180-181). Por tanto al reflexionar sobre cada una de ellas cualquier debate sobre la censura girará sobre el fundamento ético de la misma. La cuestión es si la censura obedece a “[1] unos intereses sociales generales, cuyo fundamento último residiría en el derecho natural”, o en “[2] su función de defensa de los intereses e ideología de ciertos grupos sociales concretos, impuestos hegemónicamente a los restantes grupos sociales” (Gubern, 1981: 15). Estas dos posiciones están expresadas en teorías sobre censura social y censura de clase respectivamente. Sobre estos conceptos no ahondaré más puesto que lo que me interesa en este punto es comprobar que la censura como prohibición prácticamente no tiene ya cabida en los regímenes democráticos constitucionales de principios del siglo XXI en manifestación más tradicional o clásica, aunque ha evolucionado y continúa presente de maneras menos evidentes, generalmente ejercida desde el aparato del Estado.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En contraste con la ancestral presencia de la censura en la historia, lo que conocemos como el debate jurídico sobre la censura apenas había existido en la Historia hasta que surgieron los derechos a la libertad de expresión e información en 1789, y quedaron plasmados en el undécimo artículo de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano: La libre comunicación de pensamientos y opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; todo ciudadano puede por lo tanto hablar, escribir e imprimir libremente, si bien es responsable del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley (Gubern, 1981: 7) Desde entonces aparece una tensión recurrente entre la libertad del ser humano y los dictados de la ley. Dependiendo de quién ejerza la censura, ésta adquiere diversas formas y se subdivide en tipos diversos. Una de las distinciones clásicas se traza entre censura estatal y privada. La primera era “aquella ejercida por algún organismo o institución emanados del poder legislativo” (Gubern, 1981: 9) en defensa de sus propios intereses o de los de algún grupo determinado. Consiste en una “restricción administrativa a la libertad de información o de expresión que se fundamentaba en el poder del ejecutivo y de él recibe su legitimidad” (Gubern, 1981). Pero puede haber otros tipos y conceptos de censura, como la previa, que es ejercida desde el poder Ejecutivo y que contrasta con la que se aplica a posteriori, que está en manos del Poder Judicial, en el cual una comunidad deposita la facultad de dirimir las diferencias que puedan surgir a la hora de aplicar la ley. En oposición a la censura estatal, la que llamamos privada recibe el nombre de “censura empresarial” o “censura económica” por aplicarse comúnmente en función de intereses comerciales. Sin embargo también puede haber censura privada que responsa a intereses ideológicos de grupos de poder específicos, como sucede con los grupos fácticos de poder 10 o al interior de determinados grupos mediáticos. Si bien los medios de comunicación gozan aún en muchos lugares de cierto prestigio social gracias al “mito” propalado por ellos mismos de que son “un guardián agresivo, sin sesgos y honesto” (Jensen y Project Censored 1997: 11) de la sociedad, tal noción está en crisis y es muy cuestionable. Con la tendencia a altos niveles de concentración de los medios en muy

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Paramilitares, grupos terroristas, crimen organizado o grupos empresariales creados a partir de posturas ideológicas.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México pocas manos, es cada vez más evidente que el sacrificado suele ser el interés general del público. Desde el pensamiento liberal, por ejemplo, surgen juicios como este: La frontera que tradicionalmente separaba al periodismo serio del escandaloso y amarillo ha ido perdiendo nitidez, llenándose de agujeros hasta en muchos casos evaporándose, al extremo de que es difícil en nuestros días establecer aquella diferencia entre los distintos medios de información. Porque una de las consecuencias de convertir el entretenimiento y la diversión en el valor supremo de una época es que, en el campo de la información, insensiblemente ello va produciendo también un trastorno recóndito de las prioridades: las noticias pasan a ser importantes o secundarias sobre todo, y a veces exclusivamente, no tanto por su significación económica, política, cultural y social como por su carácter novedoso, sorprendente, insólito, escandaloso y espectacular. Sin que se lo haya propuesto, el periodismo de nuestros días, siguiendo el mandato cultural imperante, busca entretener y divertir informando, con el resultado inevitable de fomentar, gracias a esta sutil deformación de sus objetivos tradicionales, una prensa también light, ligera, amena, superficial y entretenida que, en los casos extremos, si no tiene a la mano informaciones de esta índole sobre las que dar cuenta, ella misma las fabrica (Vargas Llosa, 2012: 54-55) En un proyecto desarrollado en Estados Unidos en torno a la censura desde 1976 hasta 1995 se acreditó que de doscientas historias, las que con más frecuencia sufrieron censura fueron las que trataron de política (32%), información corporativa (18,5%), internacionales (15%) y militares (14%) (1997: 16). Concuerdo con el recelo creciente que ha surgido hacia el viejo cuarto poder, que parece haber fallado a la hora de apuntalar democracias más firmes: El avance de la tecnología audiovisual y los medios de comunicación, que sirve para contrarrestar los sistemas de censura y control en las sociedades autoritarias, debería haber perfeccionado la democracia e incentivado la participación en la vida pública. Pero ha tenido más bien el efecto contrario porque la función crítica del periodismo se ha visto en muchos casos distorsionada por la frivolidad y el hambre de diversión de la cultura imperante (Vargas Llosa, 2012: 134) También ha reflexionado sobre el papel de los medios de comunicación en las sociedades democráticas actuales Amartya Sen ofreciendo una mirada desde la justicia. El académico indio ha descrito varias de las funciones que presentan, y señala que una de ellas es “dar voz a los olvidados y los desaventajados, y contribuir así a la seguridad humana” (Sen, 2009: 366). Sostiene que también cumplen los medios de comunicación un papel en “la formación de valores, informada y libre” (Sen, 2009: 366), lo que idealmente los convierte en agentes “importantes no solo para la democracia sino también 38

La autocensura entre periodistas del nordeste de México para la búsqueda de justicia en general” (Sen, 2009: 367). El autor considera que en ocasiones se apela a parámetros culturales “centenarios e inamovibles” (Sen, 2009: 367) para justificar una deficiente discusión pública, lo que se traduce en un: [M]oderno autoritarismo que apela a la censura, la reglamentación de la prensa, la supresión de la disidencia, la proscripción de los partidos de oposición y el encarcelamiento (o algo peor) de los disidentes. La eliminación de estos obstáculos no es la mejor de las contribuciones que puede hacer la idea de democracia. Es una contribución importante por sí misma pero además (…) resulta crucial para la búsqueda de la justicia (Sen, 2009: 368) En contraste con la falta de autocrítica desde los medios de comunicación hacia su papel en las sociedades que les piden más como agentes activos de construcción de la democracia, que les ha llevado a comportándose como los censores clásicos de antaño, en medios académicos se ha estudiado y problematizado el concepto de censura para tratar de explicar su evolución y su complejidad. Algunos consideran que la censura se ha transmutado y pasó “de ser una fuerza externa, represiva, a ser un ‘ejercicio positivo del poder’ que constituye prácticas y define sus límites” (Post, 1998: 3). Encontramos censuras “duras”, cuya expresión sería el encarcelamiento, como paradigma del castigo y de la represión, y otras “suaves”, manifiestas en discursos aceptables como los de la crítica artística (Burt, 1998: 18). La noción contemporánea de censura se convierte en un fenómeno “omnipresente” (Schauer, 1998: 161) cuya dinámica no depende tanto de una autoridad concreta sino de las capacidades de comunicación de los protagonistas del acto comunicativo. Haciendo una crítica de la distinción entre censuras “duras” y “suaves”, Burt explica lo siguiente: En mi opinión este debate persiste por caminos que no son muy productivos. No asegura el objetivo de aquellos que se oponen a la censura, porque la censura ahora no tiene un lugar fijo; ya no puede ser localizada en un censor. En lugar de eso, la censura, o lo que debería mejor ser llamado “censura” puede estar localizado virtualmente en cualquier parte: no solo en el mercado y en las agencias del gobierno como el National Endowment for Arts (NEA) sino en la institución de la crítica en sí misma (la crítica para una persona es censura para otra) (Burt, 1998: 32) Para el autor hay que superar la discusión sobre el concepto tradicional de censura, asociado con la “remoción y reemplazo” de ciertos elementos de un proceso de comunicación por la injerencia de una autoridad externa, y mirar a la censura en términos de “dispersión y desplazamiento” (1998: 17), que son más afines a las sociedades actuales. 39

La autocensura entre periodistas del nordeste de México De modo que referirnos a la censura “dura” y “suave” ejercida por determinados funcionarios sería menos adecuado que centrarnos en el análisis de “un amplio espectro de lugares y agencias” (Burt 1998: 31) que interactúan en las democracias actuales. En América Latina la censura, en su concepción tradicional, también ha estado muy presente y el recurso a ella se generalizó durante los períodos de dictaduras militares del siglo pasado. Posteriormente esa censura canónica fue desterrada gracias a las nuevas prácticas de las incipientes democracias. La Relatoría para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA) también jugó un papel activo, incómodo para los Estados proclives a establecer controles a la libertad de expresión, a partir de la enumeración de los principios básicos que deberían regirla. A continuación refiero el principio quinto: La censura previa, interferencia o presión directa o indirecta sobre cualquier expresión, opinión o información difundida a través de cualquier medio de comunicación oral, escrito, artístico, visual o electrónico, debe estar prohibida por la ley. Las restricciones en la circulación libre de ideas y opiniones, como así la imposición arbitraria de información y la creación de obstáculos al libre flujo informativo, violan el derecho a la libertad de expresión (2000) Con todo, el destierro definitivo del autoritarismo frente a las libertades de expresión y pensamiento no es definitivo. Existe un marco bien desarrollado desde la doctrina jurídica interamericana en materia de libertad de expresión que establece que tal derecho no es absoluto y, por ello, que autoriza una posible restricción al mismo bajo ciertas condiciones. Cualquier limitación a ella debe estar “previamente fijada en una ley como medio para asegurar que no quede al arbitrio del poder público” (García Ramírez y Gonza, 2007: 31). Además el artículo 13.2 del Pacto de San José establece que cualquier medida restrictiva debe asegurar “el respeto a los derechos o a la reputación de los demás”, o “la protección de la seguridad nacional, el orden público, o la salud o la moral públicas” (García Ramírez y Gonza, 2007: 31). En el espacio interamericano también ha quedado ilegalizada cualquier censura previa gracias a la Opinión Consultiva sobre la Colegiación Obligatoria de Periodistas (1985): “El abuso de la libertad de expresión no puede ser objeto de medidas de control preventivo sino fundamento de responsabilidad para quien lo haya cometido” (García Ramírez, Sergio, y Alejandra Gonza 2007: 33). Finalmente la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) estableció 40

La autocensura entre periodistas del nordeste de México en 2004 una serie de criterios para la indispensable protección que deben recibir periodistas y trabajadores de los medios de comunicación por “ataques de agentes del Estado” o “terceros particulares” (García Ramírez y Gonza, 2007: 64-65): Es fundamental que los periodistas que laboran en los medios de comunicación gocen de la protección e independencia necesarias para realizar sus funciones a cabalidad, ya que son ellos quienes mantienen informada a la sociedad, requisito indispensable para que ésta goce de plena libertad y se fortalezca el debate público (Asunto de la emisora de televisión Globovisión, 4 de septiembre de 2004; Asunto Luisiana Ríos y otros (Radio Caracas Televisión-RCTV), 27 de julio de 2004; y Asuntos diarios El Nacional y Así es la Noticia, 6 de julio de 2004) En los dos últimos casos la Corte llegó a requerir al Estado, en ese caso Venezuela, que adoptara “sin dilación” las medidas que fueran necesarias para brindar protección perimetral a las sedes de los medios de comunicación social en los que laboran los beneficiarios de las medidas urgentes y provisionales que habían sido concedidas (García Ramírez y Gonza, 2007: 67). La violencia contra periodistas, un fenómeno que no es privativo de México sino que afecta a toda Latinoamérica, ha estado muy presente en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, como ha señalado la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) de la CIDH: El periodismo, en el contexto de una sociedad democrática, representa una de las manifestaciones más importantes de la libertad de expresión e información. Las labores periodísticas y las actividades de la prensa son elementos fundamentales para el funcionamiento de las democracias, ya que son los periodistas y los medios de comunicación quienes mantienen informada a la sociedad sobre lo que ocurre y sus diversas interpretaciones, condición necesaria para que el debate público sea fuerte, informado y vigoroso. También es claro que una prensa independiente y crítica es un elemento fundamental para la vigencia de las demás libertades que integran el sistema democrático (2010: párrafo 165) Por último me gustaría dedicar un comentario final en este análisis de la censura a sus efectos ya que, como veremos en el apartado siguiente, tienen como resultado algo muy parecido al resultado último de la autocensura: el silencio. Durante mucho tiempo “el silencio se ha venido utilizando en tanto que arma política y religiosa para ocultar lo relevante, convertirlo en irrelevante y manipular a las masas” (Grijelmo, 2012: 57). Hay ejemplos muy claros de este proceder. En la Alemania nazi se 41

La autocensura entre periodistas del nordeste de México consiguió “el establecimiento de un control totalitario sobre el individuo” (Schneider, 2010: 43) a partir de principios muy firmes como un control y un estricto fundamento ideológico, de reglas legales para gobernar el periodismo, y de un diario seguimiento y control de la prensa: “La opinión pública ya no se formaba por una prensa libre y una discusión pública, sino a partir de una vasta maquinaria de propaganda” (Schneider, 2010: 44). Existía la censura previa ejercida desde la Cámara de Prensa del Reich11 que mantenía una estrecha vigilancia sobre los periodistas y era innecesario el profesionalismo para ejercer el periodismo (Schneider, 2010: 46). En aquel contexto: [E]l periodismo del día a día estaba gobernado por el miedo ya que los periodistas estaban siempre en peligro de arriesgar sus vidas por una línea impresa. Por otra parte el riesgo era incalculable. Algunos periodistas recurrieron a repetir ‘himnos de elogio’ mientras que otros fueron literalmente golpeados hasta el silencio (Schneider, 2010: 49) Hay autores que se refieren a la censura como un silencio impuesto, y a la autocensura como uno autoimpuesto (Grijelmo, Cheung), lo que vincula a ambos fenómenos de manera muy estrecha con este concepto. En el caso del periodismo, el silencio informativo está asociado con al menos dos tipos de silencio significativo: la omisión de datos conocidos, o manipulación, y la omisión de datos desconocidos, o conjetura (Grijelmo, 2012: 452). Los periodistas siempre intentan escribir de los acontecimientos relevantes y sacar de sus textos lo superfluo, pero también es posible que informen sin veracidad de lo que sucede, y en tal caso les puede resultar “más útil usar la herramienta del silencio, antes que la mentira” (Grijelmo 2012: 407). En cierto sentido esa lógica puede estar más extendida de lo que pensamos, recuerda Grijelmo citando a Burgueño: La ocultación es quizá la forma de mentar de la prensa contra la que es más difícil combatir (porque al silenciar algo se hurta la posibilidad siquiera de debatirlo), y por tanto la más peligrosa (…) Como técnica de engaño, es la más fácil y probablemente la más habitual porque, frente a lo que ocurre cuando se hacen afirmaciones falsas, al silenciar se minimiza el riesgo de réplica (Burgueño, 2009: 67) En suma podríamos concluir el apartado señalando que la censura convencional, tradicional o clásica, que antaño ejercía abiertamente el Estado no es admisible en democracias constitucionales contemporáneas ni para los pensadores liberal-libertarios ni

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Reich Press Chamber, en inglés.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México para los que hemos llamado moderados, que atienden a consideraciones del bien común ye el interés general. Como veremos a continuación, el poder, ejercido por agentes del Estado o por terceras personas, buscará nuevos modos y maneras de seguir controlando las formas de pensar y de expresarse en nuestras sociedades inspirándose en la censura clásica aunque sin recurrir a ella en su modalidad más clásica. 1.5 La autocensura: ¿una opción libre para los periodistas acosados?

La autocensura es el silencio que el periodista se impone a sí mismo en defensa de su vida o de sus intereses Javier Darío Restrepo Tras repasar las características de la censura y cómo ésta, en su versión más clásica, se ha transmutado a otras modalidades de control en las distintas sociedades democráticas, ha llegado el momento de referirnos y definir qué entendemos por autocensura. Existen dos grandes corrientes de análisis de la autocensura, una que la considera una forma particular y con características singulares de la censura, y otra que la observa como un fenómeno distinto a ella. Mi tesis se ubica en la segunda corriente, aquella que diferencia a una de otra a partir de algunos elementos que explicaré a continuación. Comenzaré por presentar la postura del grupo que nada más ve en la autocensura una variante de la censura. Uno de sus representantes habla de la autocensura en estos términos: No usamos el término (autocensura) cuando describimos las opciones de un agente que no tiene miedo a sanciones legales o sociales, a pesar de que nosotros estamos constantemente censurándonos a nosotros mismos por numerosas razones no relacionadas con un temor o con una repercusión social. Pero cuando nos censuramos a nosotros mismos, precisamente por esos miedos, es difícil ver qué hace a la autocensura distinta de la censura, como es conocida comúnmente. El uso estándar de la palabra censura se aplica al no-discurso de un agente cuyo no-discurso está en función del miedo a un encarcelamiento, multa, demanda civil por daños, o al ostracismo social. Si esto es así, entonces anexar el prefijo auto- no añade nada a lo que está típicamente sugerido en la palabra censura que aparece sola (Schauer, 1998: 165) Encuentro méritos en la postura de Schauer en relación con que los efectos de un proceso de censura y otro de autocensura son bastante similares: un acto de comunicación 43

La autocensura entre periodistas del nordeste de México que a priori tenía condiciones para realizarse es finalmente abandonado por razones inciertas para cualquier persona que no sea el sujeto que se autocensura. Sin embargo los procesos son distintos y es ahí, en el análisis de los mismos, en donde podríamos encontrar explicaciones a los comportamientos de las personas que se autocensuran. Esta investigación está fundamentada precisamente en eso, en una metodología que ha buscado interrogar a los propios periodistas del nordeste de México sometidos a situaciones de autocensura para desentrañar con ellos las vivencias y procesos que se están dando. Es el modo más directo y más cierto de conocer qué ha estado pasando en los medios de comunicación de esta zona de México. Las respuestas a esta cuestión se presentan en el capítulo III pero sirva esta explicación para señalar lo que buscamos: la propia lectura que los periodistas están haciendo de sus circunstancias. Antes de analizar su situación quiero profundizar en el concepto de autocensura que utilizaré. A diferencia de Schauer y quienes consideran la autocensura nada más una variante de la censura, al acercarnos a la autocensura lo hacemos a “una respuesta al poder” (Cheung, 2003: 34). Es una respuesta “más sutil e insidiosa” (Cheung, 2003: xii) a determinada presión que presenta una dinámica propia. Si partimos de la base de que tener una prensa completamente libre, justa, y honesta es un ideal inalcanzable, tanto la censura como la autocensura serían ambas maneras efectivas de silenciar a la prensa. Lawrence M. Friedman, de la Universidad de Stanford, considera a la censura como “un instrumento crudo, contundente” que con frecuencia “es también ineficiente” (Cheung, 2003: xii) a la hora de limitar la libertad de prensa. Frente a ella el mismo autor sostiene que la autocensura opera como un mecanismo “más barato y más efectivo” que las “restricciones abiertas a las publicaciones” que se quiere silenciar” (Cheung, 2003: xii). Repasemos a grandes rasgos las diferencias que me parecen más relevantes entre censura y autocensura se resumen a continuación: Cuadro 3.- Diferencias entre censura y autocensura

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Cens ura

Autocen sura

• Concepto universal (no está prohibida) • Acción anticipada para evitar un castigo • Implica un silencio autoiniciado • Tipos: (1) institucional, (2)

§ Concepto peyorativo § Prohibición de expresar determinadas ideas

Dos académicos europeos han lanzado una propuesta que me parece apropiada para fundamentar este análisis. Philip Cook y Conrad Heilmann propusieron diferenciar entre la autocensura pública y la privada12 para hacer más manejable ese concepto. En relación con la autocensura pública lo que está en juego son las reacciones individuales frente a un régimen de censura preestablecido, esté el mismo motivado por parte de un organismo privado o público. Una política de empresa para los empleados sería claramente un modelo de autocensura pública si todos la comparten, si está en el propio contrato o si se asocia con una política de confidencialidad generalmente aceptada. En nuestro caso, lo veremos más adelante, puede ser una política selectiva que deja fuera del interés de un diario determinados temas por ciertas razones, como por ejemplo, para prevenir posibles ataques contra un medio de comunicación. Por su parte la autocensura privada consiste en la supresión de determinados comportamientos por parte de alguien en un contexto donde el censor que antes dominaba, en este contexto está ausente o no es relevante (Cook y Heilmann, 2012: 178). Con la 12

La autocensura pública es aquella en que censor y censurado son actores distintos, mientras que en la autocensura privada el mismo actor es a la vez censor y censurado (2012: 179-180). La primera tiene que ver con reacciones individuales frente a un régimen de censura preestablecido. Por oposición a ella la autocensura privada se refiere a la supresión de determinados comportamientos por parte de un periodista en un contexto, en el cual el censor público está ausente o no es relevante (Cook, Philip y Conrad Heilmann 2012: 178).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México autocensura privada se abre “un proceso de regulación entre lo que un individuo considera permisible de expresar públicamente, y lo que desea expresar públicamente” (Cook, y Heilmann, 2012: 179). El énfasis en este caso depende de la persona y la deliberación es una cuestión individual. En el caso de esta investigación entran en juego consideraciones de ética periodística de acuerdo a las circunstancias que rodean al comunicador, quien debe adaptarse a las circunstancias. Así cobran especial relevancia los contextos en los que se trabaja, las presiones que pueden existir sobre el eslabón último de la cadena, sea el reportero de calle o el editor de cierre, quienes cada uno en sus responsabilidades deciden qué va y qué no en la edición del día siguiente o en las electrónicas de cada diario. Su labor tiene mucho que ver con un proceso de selección y priorización de la información, de ponderación y análisis de una noticia frente a otras y responde a la pregunta que constantemente se hace el periodista: ¿Cuál es la noticia? ¿Puedo contarla? Cabe recordar que la diferenciación entre las esferas pública y privada en la discusión sobre los derechos de las personas es relativamente reciente. Hasta el siglo XIX la norma en la discusión política era que el derecho a la participación en los asuntos públicos correspondía nada más que al pueblo, un grupo minoritario de ciudadanos que decidía de manera directa, lo que varios autores llamaron libertad de los antiguos, o “libertad positiva”, frente a la libertad de los modernos, basada en la primacía de la ley y en la existencia de la llamada “libertad negativa” (Constant, 1943; Berlin, 1958). Bajo este esquema, el individuo se sometía completamente a la autoridad del conjunto, del cuerpo social. No existían derechos individuales, el todo es más importante que las partes. En el siglo XVII en Inglaterra, en medio de las discusiones sobre libertad religiosa, había tomado forma el derecho a la libertad religiosa y de pensamiento. A fines del siglo XVIII, con las revoluciones en EEUU y Francia, el liberalismo político consagró lo que conocemos hoy como libertad de expresión. En un primer momento no apareció expresamente en la Constitución de EEUU (1787) pero sí en la Carta de Derechos (Bill of Rights) que dio lugar a las primeras diez enmiendas constitucionales en 1791. Este derecho de nuevo cuño era esencialmente una “libertad frente al Estado, frente a la intrusión colectiva y frente a la subordinación del individuo” (Rosenfeld, 2004: 234), una libertad negativa paradigmática. Así cuando abrimos un debate sobre censura y autocensura, a 46

La autocensura entre periodistas del nordeste de México primera vista lo hacemos ante la erosión por medio de una coacción de este espacio de derechos irreductible y propio de la persona, frente al Estado y a cualquier otro sujeto social que se atreva a intervenir en las decisiones de la persona. Sin embargo, si en el caso de la censura es claro que ésta representa un atentado a la libertad de expresión, una libertad negativa o libertad de los modernos”, en la cual el individuo, la persona, adquiere una centralidad esencial incluso inserta dentro de determinada sociedad, eso no ocurre siempre con la autocensura. Esta tiene una doble dimensión que acabamos de reconocer (autocensura pública vs. autocensura privada) que podemos asociar con una libertad negativa, en el primer caso, como sucedía con la libertad de expresión, o con una libertad positiva, en el caso de la autocensura privada. A partir de estos dos conceptos de libertad positiva y negativa, podríamos decir que la autocensura pública, en la que un censurado reconoce la acción del censor externo, sería un mecanismo de autorregulación que se activa en relación con consideraciones asociadas con la libertad negativa, mientras que en procesos de autocensura privada lo que tenemos es un sentido positivo de libertad, esto es, “el deseo por parte del individuo de ser su propio dueño” (Berlin, 1958: 9). En la autocensura pública lo que encontramos es una discusión en torno a “cuál es el ámbito en que al sujeto se le deja o se le debe dejar de hacer o ser lo que es capaz de hacer o ser, sin que en ello interfieran otras personas” (Berlin, 1958: 3). Mientras en el caso de la autocensura pública estamos ante una comunidad homogénea, basada en intereses colectivos, en la autocensura privada nos encontramos ante un análisis subjetivo, dentro de una sociedad heterogénea, donde el sujeto actúa tratando de negar o degradar su naturaleza. En el caso que nos ocupará en los capítulos subsiguientes en México, medios de comunicación y periodistas reconocen abiertamente en su mayoría la existencia de un mecanismo de coacción externo que ha activado la autocensura y que limita la propia libertad. Sin embargo, no nada más hay una decisión racional y consciente, propios de la autocensura pública, sino además de ello una erosión del ámbito en que como persona me gustaría estar presente, a través del ejercicio de mi libertad de expresión, por la activación de mecanismos de autocensura privada. Estos últimos no nada más afectarían a los periodistas, profesionales de la información, sino además al conjunto de una ciudadanía

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México en la que se ha instalado la creencia de que ella misma hace mejor en resguardarse de posibles actos de coerción o presión callando o aceptando que lo prudente es el silencio. Cook y Heilmann señalan en su análisis, y concuerdo con ellos, que la discusión en torno a la autocensura es “moralmente problemática” (2012: 192), al igual que sucede con la censura. Sin embargo en el caso de la primera la complejidad es mayor. Mientras que en los procesos de autocensura pública el censor será reconocible e identificable plenamente, cuando lo que se activa es la autocensura privada eso no ocurre por lo que la problemática moral es incluso más compleja. En términos generales los autores detectan que “los censurados pueden tener dos tipos diferentes de actitudes: aquellas que son tenidas en privado, y esas que son expresadas públicamente” (Cook y Heilmann, 2012: 181). De este modo los comportamientos de las personas sometidas a situaciones en que su libertad de expresión está coartada pueden aceptar, oponerse o ser indiferentes ante una presión/coerción. Cook y Heilmann señalan también que “los agentes y procesos involucrados en la autocensura pública y privada son sustancialmente diferentes” y que, para ellos, “los principios de libertad de expresión no aplican directamente al caso de la autocensura privada porque, aun siendo una instancia de censura, la ausencia de un censor externo hace la censura no-coercitiva” (2012: 180). 1.6 El concepto de la autocensura en México

Antes de cerrar este primer capítulo, me gustaría abundar algo más en el fenómeno de la autocensura respecto a México. Este concepto ha cobrado relevancia en los debates sobre libertad de expresión aproximadamente desde comienzos del presente siglo, cuando la atención de organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales, de defensa de la libertad de expresión hizo que estas empezaran a sacar informes donde se mencionaban los peligros que enfrentaban los periodistas y los efectos que sobre ellos generaban las presiones y la violencia. Con todo, estos análisis jamás fueron tan profusos ni detallados en México en comparación con los que se hicieron en Colombia. En el país sudamericano han estado asociados al fenómeno de la violencia relacionada con la guerrilla y el narcotráfico, la intervención del Ejército y el paramilitarimo. Ello permite a

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México los periodistas de ese país contar con mejor bagaje teórico para discutir y debatir sobre la autocensura. En el caso mexicano un evento relevante en este contexto particular ocurrió del 9 al 24 de agosto de 2010, cuando los relatores para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la ONU realizaron una inédita visita conjunta al país para conocer de cerca los retos existentes en relación con la libertad de expresión. La colombiana Catalina Botero, de la CIDH, y el guatemalteco Frank La Rue, de la ONU, determinaron que desde 2007 había un “aumento en la condición de riesgo y vulnerabilidad en la actividad periodística” en el país (Relatorías de Libertad de Expresión de la ONU y de la CIDH, 2011; Salazar Gutiérrez, 2012: 69). Antes que ellos, en 2008, una misión formada por trece ONG informaba ya de que había un “estado generalizado de autocensura” (Misión Internacional de Documentación sobre Ataques contra Periodistas y Medios de Comunicación, 2008: 4) en el país que dificultaba el ejercicio del periodismo. Aparte del sector civil en la academia son contados los trabajos teóricos pero existe cierta conciencia de que “cada vez son más los medios de medios de comunicación, principalmente locales, que deciden no dar cobertura a ciertos temas como medida de protección” (Ramírez, 2008: 52). La autocensura ha tenido como consecuencia que exista un “clima de autocensura que frena la generación e inhibe la difusión de información de interés para la sociedad” (51). Tomar conciencia de lo que está en juego en una sociedad donde los periodistas están sometidos a situaciones de autocensura es un proceso gradual. Como en Colombia en un primer momento se puede considerar a la autocensura un mecanismo “perjudicial para la libertad de información” (Guerrero, 2010: 15) que permeó determinadas zonas del país, en particular a la prensa regional, y avivó los debates sobre la cobertura de la violencia (Holguín Lora, Nicolás et al. 2001; Guerrero, 2010). Sin embargo, con el tiempo, el concepto ha ido adquiriendo otras connotaciones y pasó a estar asociado con un “aprender a sobrevivir” (Guerrero, 2010) para culminar siendo reconocido un fenómeno de consecuencias profundas, que impacta a determinada sociedad en varios niveles.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Lo que es un hecho es que este punto de vista de lo sucedido en Colombia y en el movimiento Medios para la Paz es “la experiencia más cercana a lo que ocurre en México” (Hernández y Rodelo, 2010: 211). En este país apenas ha habido trabajos salvo un cuantitativo realizado en catorce periódicos regionales de otros tantos estados (Fundación MEPI 2011). Por último es importante señalar que Cook y Heilmann no buscan “una definición conceptual de la censura” sino proporcionar un marco “que pueda ser usado para estructurar tal análisis conceptual y evaluación de la censura y de la autocensura” (2012: 183). De este modo, en un análisis basado en estas premisas, la atención estará en ciertos elementos singulares del acto comunicativo, especialmente al conflicto, que consideran “una característica esencial de la autocensura” (Cook y Heilmann, 2012: 183). 1.7 Reflexión final

La llamada “democracia de los modernos” instauró un conjunto de derechos como los básicos para el desarrollo de una comunidad centrada en leyes. La libertad de expresión fue uno de esos pilares democráticos modernos y de la participación política. Ha devenido en “una condición necesaria para el logro de los principios de transparencia y rendición de cuentas que, a su vez, son esenciales para la promoción y protección de los derechos humanos” en nuestras sociedades, como ha señalado en su párrafo 3 el Comité de Derechos Humanos del PIDCP (2011). Sin embargo no estamos ante una libertad absoluta. Por ejemplo, el PIDCP estableció en sus artículos 19.3 y 20 una serie de restricciones a su ejercicio que debían estar perfectamente delimitadas por la ley. Tales límites afectan al ciudadano pero al mismo tiempo, a los medios de comunicación en el ejercicio cotidiano del periodismo. La labor de los medios es fundamental para edificar una verdadera sociedad democrática y por lo tanto, debería protegerse el derecho de estos a recibir información a partir de la cual generar una libre comunicación de ideas. Como establece el párrafo 13 de la Observación General 34 (2011): [L]a existencia de medios de prensa y otros medios de comunicación libres y exentos de censura y de trabas es esencial en cualquier sociedad para asegurar la libertad de 50

La autocensura entre periodistas del nordeste de México opinión y de expresión, y el goce de todos los derechos reconocidos por el Pacto (Internacional de Derechos Civiles y Políticos-PIDCP). Es una de las piedras angulares de toda sociedad democrática. Algunos autores sostienen que la libertad de expresión “no asegura” necesariamente “el libre flujo de información más amplio posible” (Rosenfeld, 2004: 235). Entre las trabas que puede haber para erigir una sociedad de libertades está precisamente la negación de la posibilidad de comunicarnos. La información es el sumatorio de “el significado de los significantes más el significado del silencio” (Grijelmo, 2012: 453). Por tanto, dejar de informar sobre determinados acontecimientos, por los motivos que sean, deja necesariamente a una comunidad sin posibilidad de alcanzar un desarrollo pleno. Si bien históricamente las posibilidades de negar una información se debieron a la censura, que ha quedado acotada en las sociedades más avanzadas, también dentro del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, hoy un mecanismo similar en sus efectos pero distinto en su implementación, la autocensura, representa un riesgo para el desarrollo pleno de nuestras democracias. El concepto tiene dos dimensiones, la autocensura pública y la privada, cuyo funcionamiento analizaremos más a detalle en el tercer capítulo de esta investigación.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

CAPÍTULO II: Contexto histórico y violencia en el nordeste de México

El presente capítulo traza un recorrido por ciertos acontecimientos ocurridos en los últimos años Tamaulipas y Coahuila que me parecieron suficientemente relevantes para ubicar en estos dos estados la investigación en curso. El propósito de este segundo capítulo es además explicar los principales motivos que me movieron a elegir estas dos entidades localizadas en el nordeste de México para centrar ahí la investigación sobre autocensura que les he planteado. En la decisión de seleccionar a Coahuila y Tamaulipas confluyeron circunstancias singulares y de enorme impacto en el quehacer periodístico que me hicieron reflexionar y optar por estos dos estados y no por otros para centrar en ellos mi análisis. Tanto en Tamaulipas como en Coahuila se pueden encontrar en los últimos años medios de comunicación y periodistas expuestos a situaciones de violencia directa, ataques impropios de lo que sucede en un país democrático. Un estudio publicado por la organización no gubernamental Article 19 refiere que entre 2006 y 2011 el estado de Coahuila registró 9 atentados con armas de alto poder o explosivos contra instalaciones de medios de comunicación, el primer lugar en el país, seguido por Nuevo León, con seis casos, y Tamaulipas, con atentados en cuatro ocasiones (Article 19, 2012a: 23). La organización civil hizo además un esfuerzo por sistematizar las agresiones contra periodistas, medios y trabajadores de la prensa y saber de dónde procedían. En el 53% de los casos las mismas provinieron de funcionarios públicos, en un 17% de los casos el origen de la misma fue desconocido o indeterminado, y en un 13%, las acciones fueron atribuibles a la delincuencia organizada. Del total de 565 agresiones registradas para el período 2009-2011 la ONG constató que en total fueron 55 de las cuales 27 consistieron en asesinatos (49,09%), 4 fueron desapariciones (7,24%) y los 24 restantes, ataques violentos contra medios (43,64%). De estos últimos el “75% se concentra en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas” (Article 19, 2012a: 26).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Un atentado contra la libertad de expresión lo es al mismo tiempo contra el conjunto de la sociedad, y la agresión a un periodista está con frecuencia ligada a su quehacer profesional. No he entrado esta investigación a desentrañar los pormenores de qué hay detrás de los asesinatos, agresiones o amenazas contra los periodistas sino a tratar de desentrañar qué efecto ha tenido la violencia sobre quienes incluso hoy, siguen informando en condiciones difíciles. Con el propósito de aproximar al lector a esos contextos, presento el material de este capítulo. 2.1 Tamaulipas

Con 3,2 millones de habitantes y poco más de 80.000 kilómetros cuadrados (4,1% del territorio nacional, sexto mayor de México) el estado de Tamaulipas es uno de los seis del norte del país que tienen frontera con Estados Unidos, en su caso de 643 kilómetros. En ella hay diecisiete cruces fronterizos. Su gran extensión y la atomización de sus principales núcleos urbanos (Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo, Ciudad Victoria, Tampico, Ciudad Madero, Miramar, Río Bravo, Ciudad Mante y Altamira) así como su proximidad con EEUU han condicionado en gran medida su desarrollo. Si en 1848 perdió un tercio de su territorio original como consecuencia de la tensión y la violencia en la relación con los habitantes de Texas y, a la postre, por las guerras contra las tropas estadounidenses, mismas que condujeron a la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo (Herrera Pérez, 2011: 117), el estado fue capaz de sobreponerse a aquella situación. Antes de que terminara el siglo XIX el campo “experimentaría un inédito dinamismo económico como resultado de una clara orientación productiva capitalista” (Herrera Pérez, 2011: 169) y al incipiente desarrollo de una industria petrolera y del sector minero (2011: 171-173). En todo su desarrollo fue decisivo el papel de la inversión extranjera directa estadounidense, que permitió elevados niveles de empleo y que el estado no padeciera unos niveles de pobreza tan agudos como otras zonas de México. En el siglo XX su desarrollo se consolidaría, a pesar del paréntesis que significó la Revolución (1910-1917), gracias al desarrollo de los cultivos de algodón y la ganadería pero, sobre todo, al comercio, las maquiladoras y la industria petroquímica. Sobresaliente 53

La autocensura entre periodistas del nordeste de México fue el desempeño de ciudades como Reynosa y Matamoros, las que más inversión extranjera captaban ya entonces y así continuaron hasta nuestros días. En relación con la prensa, la Independencia conquistada frente a los españoles en 1820 condujo muy pronto a que aparecieran los periódicos, lo que se convirtió en “un acontecimiento de primer orden en la vida pública, social y política” del estado (Herrera Pérez, 2011: 101). Los primeros diarios 13 fueron suficientemente abiertos como para mostrarse tolerantes “a la publicación de escritos y manifiestos opositores al gobierno y al orden establecido”, pero esa “costumbre” se perdería en la segunda mitad del siglo con el afianzamiento de una prensa oficial más homogénea (2011: 101). Distintas cabeceras aparecerían en Ciudad Victoria, la capital estatal, y sucesivamente en Matamoros y Tampico como expresiones del espíritu romántico y el nacionalismo de la época. El siglo XX comenzó con un estado con apenas 10.000 habitantes y una Revolución que no causó en Tamaulipas los estragos que registrarían otras zonas de México. La vocación comercial de muchos habitantes del estado así como el cultivo de algodón posibilitaron mejores condiciones de vida para los tamaulipecos que para otros mexicanos. Quizás está condición económico-social favorable fue la que permitió que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) haya gobernado ininterrumpidamente Tamaulipas hasta los tiempos actuales14, lo que ha hecho del estado “un sinónimo del clientelismo priista” (Corchado, 2013: 235). Hoy Tamaulipas cuenta con una veintena de periódicos, más de ochenta emisoras de radio y once empresas de televisión, y tiene una penetración de internet del 23,4% en los cerca de 870.000 hogares del estado.15 Sin embargo no faltan retos importantes como los que conllevan la ilegalidad y, en su más moderna expresión, la exacerbada inseguridad pública. Hay quien considera que

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Termómetro político, 1824. Luego aparecerían La Guía del Pueblo y Boletín de Tamaulipas (1830), El Despertador de Tamaulipas (1831), El Restaurador de Tamaulipas (1832), Atalaya (1834), El Defensor de Tamaulipas (1847), El Constitucional (1850), y El Mundo (1886), crítico con el entramado de corrupción del dictador Porfirio Díaz, entre muchos otros. 14 Enrique Cárdenas González (1975-1981), Emilio Martínez Manatou (1981-1987), Américo Villareal Guerra (1987-1993), Manuel Cavazos Lerma (1993-1999), Tomás Yarrington (1999-2005), Eugenio Hernández Flores (2005-2011) y Egidio Torre Cantú (2011-2017). 15 Datos obtenidos del Directorio Publicitario MPM de Medios Impresos, 2011.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México [P]or su ubicación geográfica Tamaulipas deber ser el estado más codiciado por los narcotraficantes mexicanos: tiene una larga frontera con la Unión Americana, cuenta con una extensa costa oceánica y, frente a otros estados fronterizos y costeros como Baja California y Sonora, sus ciudades de frontera son los destinos más cercanos para los narcotraficantes de cocaína y marihuana que operan en los puertos de Quintana Roo, y Yucatán; y también para los que reciben cargamentos en puertos del Golfo de México como Campeche, Ciudad del Carmen, Coatzacoalcos, Alvarado, Veracruz, Tuxpan, Tampico, Ciudad Madero y Altamira. Para los traficantes que transportan drogas desde los puertos más importantes del Pacífico entre Puerto Madero (Chiapas) y San Blas (Nayarit), la frontera tamaulipeca también es la más cercana y, por ende, el destino menos riesgoso (Guerrero, 2013) Cuna del cártel del Golfo y de la organización criminal de Los Zetas, Tamaulipas ha sido además escenario del asesinato del virtual gobernador del estado, Rodolfo Torre Cantú, el 28 de junio de 2010. Hoy ocupa el primer lugar entre los estados de México en la cifra de tomas ilegales para el robo de combustible en la red de distribución de Petróleos Mexicanos (Pemex) y también en secuestros. Hay quien considera que la situación obedece a factores exógenos más que a la situación o circunstancias propias del estado: [E]s consecuencia de fenómenos de carácter externo que han aprovechado la posición estratégica de la frontera tamaulipeca para convertir al estado en un corredor del tráfico de estupefacientes en función de la demanda en EEUU. Esto ha dado la pauta para la formación local de bandas criminales y para la de presencia de otras bandas organizadas que les disputan las vías de paso hacia el territorio estadounidense, ocasionando en consecuencia numerosos hechos violentos en los que se ha visto afectada la sociedad en general (Herrera Pérez, 2011: 231) La situación ha desencadenado el reclutamiento de individuos al servicio de las redes ilícitas y otra serie de dificultades que van más allá de comportamientos individuales aislados o específicos: El problema es que el narcotráfico crea inevitablemente redes y solidaridades sociales, como también complicidades que se filtran en el financiamiento de actividades económicas que actúan como fachada en el blanqueo de sus ganancias. En suma, se trata de un problema complejo al que hoy en día se ha enfrentado el gobierno federal, lo que ha provocado graves perturbaciones sociales en la entidad (Herrera Pérez, 2011: 232). 2.2 Coahuila

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Con 2,7 millones de habitantes y casi de 152.000 kilómetros cuadrados de superficie (7,74% del territorio nacional, el tercero de México) el estado mexicano de Coahuila de Zaragoza cuenta con 733 kilómetros de frontera con Estados Unidos. Seis elementos marcaron la evolución de este estado: su territorio extenso y desértico, su población escasa y aislada, su condición de estado de guerra permanente caracterizado por la disputa de los escasos puntos de agua y tierras feraces, una organización con rasgos de autonomía, la condición de frontera, y una dinámica predominante industrial y urbana (Cepeda et al., 2000: 12-13). Su ubicación en el nordeste de México le expuso a un desarrollo parecido al de estados como Tamaulipas y Nuevo León. Con este último formó una misma unidad administrativa unos pocos años, desde 1848 a 1864, cuando el presidente Benito Juárez optó por separarlos. En tiempos de la colonia el carácter belicista que marcó la vida en las provincias de Nueva Vizcaya y Coahuila, que corresponden a lo que hoy es el territorio estatal, quedó expresado en los enfrentamientos entre los españoles y la cultura nómada de los indígenas que habitaban el territorio, cuyas formas de vida fueron puestas en crisis (Cepeda et al., 2000: 80). La baja densidad de población y la condición extremosa del estas tierras hizo que a mediados del siglo XIX una población de poco más de 66.000 habitantes se concentrara en Saltillo, con unos 18.500 habitantes, y en las villas de Parras y Viesca, lo que actualmente corresponde a la región de La Laguna. Las otras comunidades que se desarrollaron estaban en Cuatrociénagas, Nadadores, San Buenaventura, Monclova, Santa Rosa, San Fernando de Rosas, Rosales, Gigedo, Allende y Río Grande (Cepeda et al., 2000: 203). Esta condición demográfica así como la dispersión y las guerras contra indios procedentes de Estados Unidos atribuyeron determinados significados a los habitantes de esta región: A la fragilidad y falta de protección, se sumaba la idea de aislamiento, soledad e incomunicación. Una comunicación entendida en sentido propio del lenguaje de la guerra contra el nómada, no de una necesidad de transmisión de eventos de cualquier orden. Los pueblos, villas y ranchos del Coahuila de esos años estaban acostumbrados a vivir en aislamiento, a mirar hacia adentro, a vivir encerrados en sí mismos, a 56

La autocensura entre periodistas del nordeste de México reconocer un espacio que los colocaba en el límite de lo que eran, hombres indefensos, y de lo que no podían ser, hombres con seguridad. Vivir en la frontera, ser fronterizo, significaba, en ese ámbito, hallarse solos, desprotegidos y sin esperanzas, frente a un enemigo que representaba la posibilidad de que la guerra reapareciera en ese espacio ocupado por ellos, de que la lucha pudiera estallar en cualquier momento (Cepeda et al., 2000: 204) Buena parte del desarrollo y el comercio del estado de Coahuila de Zaragoza estuvieron condicionados por esa condición geopolítica, la coexistencia con “un sinnúmero de riesgos” y por “un estado frágil en su economía e inseguro, no solo en su producción sino en sus vías de comunicación” (Cepeda et al., 2000: 218). Los cultivos de algodón, el oro blanco, y el carbón, el oro negro, permitieron aliviar la compleja condición natural de la zona en el último tercio del siglo XIX y desarrollar además la industria y la banca así como afianzar la producción agrícola. Ya en el XX, con un importante desarrollo del ferrocarril y un incipiente poblamiento, Coahuila de Zaragoza jugó un papel destacado en un acontecimiento que marcaría el desarrollo nacional: la Revolución mexicana. Nacido en la hacienda El Rosario, de Parras, Francisco I. Madero (1873-1913) encabezó el llamado movimiento antirreeleccionista al abrigo de una tradición férrea que permitía en la zona la defensa a ultranza de los propios intereses “por medio de la pluma o de las armas” (Cepeda et al., 2000: 273). Bajo la inspiración de Madero y no sin dificultades, se armaría en varios estados de México el primer núcleo revolucionario a partir del Plan de San Luis que terminó con Porfirio Díaz y que abocaría al país a una difícil guerra civil. Muerto Madero, otros ilustres habitantes de esa zona nordeste de México que desempeñaron un importante papel en la Revolución fueron Venustiano Carranza (18591920), también de Coahuila, y Pancho Villa (1878-1923), nacido en el vecino estado de Durando. El primero sobresalió como político, primero siendo gobernador y más tarde, tras derrocar a Victoriano Huerta (1850-1916), presidente, mientras que Villa jugó un papel fundamental como jefe guerrillero y estratega revolucionario.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En 1911 se crearía en Coahuila el primer sindicato minero mexicano16 y se articularon mejor las redes de estos trabajadores en torno al anarco-sindicalismo. A lo largo del pasado siglo los coahuilenses se movilizaron “para luchar por mejores niveles de vida y participar en las decisiones del poder” (Cepeda et al., 2000: 329) a partir de una mística liberal y solidaria: En Coahuila hay tradición de lucha, y así se expresa en laos diferentes sectores. Las ideas de los anarquistas fructificaron entre los mineros y ferrocarrileros. La solidaridad se tradujo en varias decenas de asociaciones de mutualismo que en su momento florecieron por todo el estado (Cepeda et al.,2000: 329). A lo largo del siglo el estado mantuvo un desarrollo paralelo al del resto del país. Sin embargo destacaron los movimientos que promovieron la reforma agraria en La Laguna en los años treinta y mejoras sociales que condujeron a huelgas (1936) y caravanas (1951). A partir de la segunda mitad del siglo XX la expansión se centró en las ciudades, que crecieron con vigor17 a la par que la marginación en ellas. La industrialización significó más desigualdad e inequidad, y la pretendida modernización no alcanzó a todos: Una clara característica de las ciudades con crecimiento acelerado, desordenado, y pobreza, ha sido sin duda la violencia y la inseguridad. En los ochenta y noventa, la demanda más generalizada y sentida de la población coahuilense ha sido la procuración de justicia ante los numerosos delitos cotidianos (Cepeda et al. 2000: 349) Como en Tamaulipas y a pesar de la fortaleza de movimientos sociales como el de los mineros del carbón18 y los ferrocarrileros, de corte anarquista, y los de los obreros, el dominio del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue abrumador. Sin embargo a partir de los años setenta aumentaría la participación e implicación ciudadana en los procesos electorales. En 1978 el PRI perdió su primera alcaldía en Monclova, frente al Partido Acción Nacional (PAN). En 1984 se celebraron unas elecciones municipales que debilitaron aún más al PRI y consolidaron al conservador PAN, lo que abriría una etapa de cierta inestabilidad social:

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La Unión Minera Mexicana. En 1990 el 86% de la población de Coahuila vivía en ciudades. 18 “Tres aspectos caracterizan el sistema tradicional de trabajo en las minas de carbón: el bajo nivel de mecanización, la diferenciación entre las labores y salarios ‘a destajo’, y ‘por raya’ y el poder de negociación de los núcleos obreros organizados en cuadrillas” (Cepeda, Gutiérrez et al. 2000: 340). 17

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Muchas de las características de estos comicios, en cuanto a modos y formas de lucha electoral, se convirtieron en prácticas políticas comunes en los años siguientes: desplegados en la prensa, cierre de carreteras y del puente internacional, huelgas de pagos de servicios, toma de edificios públicos –en particular las presidencias municipales-, plantones, marchas –incluso a la capital-, huelgas de hambre, participación de la prensa extranjera (Cepeda et al. 2000: 352) En 1988, comenzaría a caer el apoyo en las urnas al PRI de Coahuila, y al mismo tiempo se afianzarían los partidos de la izquierda pero sin llegar a arrebatar el control de la gubernatura del estado al PRI.19 La corrupción y la inseguridad siguen muy presentes, afirma el periodista mexicano Ricardo Ravelo, quien lleva varios años investigando lo que sucede en “un estado clave para el trasiego de drogas, ya que ahí se ubica la línea fronteriza por donde cruzan cuantiosos cargamentos de drogas con la protección de las policías estatales e incluso del propio Ejército” (2013: 129). A continuación veremos cómo la expansión de varios grupos criminales ha sido fundamental para entender de qué modo la violencia que antaño existía, sobre todo entre grupos criminales rivales, pasó a golpear abiertamente a periodistas y medios de comunicación en Coahuila, lo que desencadenó la autocensura en la que está centrada esta investigación. 2.3 Contexto de la violencia colectiva en la región nordeste de México

La violencia es un fenómeno multidimensional (Barrón Cruz, 2012: 136) diverso, con múltiples raíces, diferentes dinámicas y detonantes, que cuenta con “gran diversidad de actores, víctimas, escenarios, implicaciones e interrelaciones” (Franco, 2003: 34). El término es utilizado para describir situaciones muy diversas y, por ello, se presta a generar muchas confusiones y controversias: “Existen múltiples maneras de clasificar la violencia. Cada clasificación sirve, por lo general, a un propósito determinado y la bondad de la clasificación está estrechamente relacionada con la utilidad de la misma” (Londoño, y Guerrero, 1999: 9).

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Sucesivamente gobernaron Eliseo Mendoza Berrueto (1987-1993), Rogelio Montemayor Seguy (19931999), Enrique Martínez y Martínez (1999-2005), Humberto Moreira Valdés (2005-2011), Jorge Torres López (4 de enero de 2011 a 30 de noviembre de 2011) y Rubén Moreira Valdés (2011-2017).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Una de las definiciones más adecuadas al propósito de esta investigación, que centra su análisis en los periodistas, es la que ofrece la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud. El organismo define la violencia como “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona, o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones” (Barrón Cruz, 2012: 130). El mismo informe establece una clasificación bastante práctica de niveles de violencia que resumo a continuación: Cuadro 4.- Tres niveles de violencia PRIMER NIVEL

a) Autoinfligida

b) Interpersonal

SEGUNDO NIVEL

Incluye el suicidio y las autolesiones

b1. Violencia familiar o de pareja: la que se produce entre miembros de una familia o en su relación de pareja. La agresión puede o no presentarse dentro del hogar. Algunas de sus formas son el maltrato de menores, personas mayores o contra la pareja sentimental. b2 Violencia comunitaria: Se produce entre personas sin relación alguna de parentesco. Los actos suceden generalmente fuera del hogar. Ej. Violencia juvenil, violación, ataque sexual, agresiones en el trabajo, en las prisiones o en la calle. c.1 Social

b) Colectiva20

c. 2 Política c. 3 Económica

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La violencia colectiva, por tanto, depende pues “de las motivaciones que se tengan, ya sea por parte del Estado o de individuos organizados que tienen la intención de promover sus intereses dentro de la sociedad. Incluso en esta categoría se incluye la guerra como una forma de ejercicio de la violencia de un estado contra otro (Barrón Cruz 2012: 130).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En esta investigación al referirme a la violencia lo haré a la que afecta a los periodistas que trabajan o trabajaron en los estados de Coahuila y Tamaulipas, en el nordeste de México. En un primer análisis estas personas enfrentaron durante años una violencia de tipo colectivo. Es la que practican “grupos grandes como el Estado, contingentes políticos organizados, grupos irregulares, y organizaciones terroristas” (Sanmartín Esplugues, 2010: 12). Es muy evidente pero al mismo tiempo también pueden enfrentar otras diversas procedentes de su entorno laboral, la ejercida por sus propios compañeros reporteros y editores, la de los propietarios de los medios de comunicación, o incluso la del propio entorno familiar respecto a ellos cuando han sido agredidos o amenazados y pueden ser revictimizados. En este apartado me interesa analizar el contexto de la violencia colectiva que en los últimos años se suscitó en el nordeste de México y ofrecer una visión general acerca de los motivos políticos, económicos y sociales que posibilitaron que la violencia contra los periodistas se exacerbara en los últimos años. Considero que es necesario diagnosticar mínimamente el tipo de violencia que se desencadenó en Tamaulipas y Coahuila, donde están los periodistas entrevistados, y diferenciarla, si es el caso de otras. Lo explica del siguiente modo esta académica:

La violencia no importa, es el tipo de violencia el que hace la diferencia: los periodistas pueden cubrir con total seguridad zonas que tienen altos niveles de homicidios siempre y cuando estos homicidios no hayan sido causados por rivalidad delincuencial. Los periodistas están seguros incluso en áreas donde los criminales son altamente sanguinarios siempre y cuando dicha violencia no se explique por el enfrentamiento de bandas criminales rivales (Ríos 2013: 52) La región nordeste de México ha estado dominada desde hace décadas por una poderosa organización criminal denominada el Cártel del Golfo. Originariamente la crearon en 1929 Arturo y Roberto Guerra Cárdenas para traficar con licores hacia Estados Unidos pero más se afianzaría como un grupo criminal dedicado al contrabando de la mano de su hermano, Juan Nepomuceno (Rodríguez Castañeda 2011: 260). La red dio un salto cualitativo a mediados del pasado siglo de la mano de Juan García Ábrego, quien empezó a traficar con cocaína traída de Colombia asociado con el cártel de Medellín, lo

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México que convirtió al personaje en el “amo y señor del noreste del país y del sur de Texas” (Rodríguez Castañeda, 2011: 268). El aquellos años el cártel contó con la protección de diversas figuras, se alió con dueños de diarios como Y punto y El Popular, de Matamoros, y El Águila, de Nuevo Laredo, que le sirvieron de “enlaces para las relaciones políticas” al grupo criminal (Rodríguez Castañeda, 2011: 269). El cártel del Golfo basó su expansión “en la sólida red de protección policíaca y política de la que gozó” (Valdés Castellanos, 2013: 30) y, a diferencia de otros grupos criminales, contó con “liderazgos sin relaciones familiares, múltiples, efímeros, conflictivos y violentos entre ellos” (Valdés Castellanos, 2013: 31). La organización reclutó a personal operativo de todo tipo, “chóferes, mecánicos, operadores de sistemas de comunicación, recolectores de cuotas, contadores, burreros que pasaban la droga al otro lado de la frontera con EEUU (Valdés Castellanos, 2013: 31). Además tenía una estructura de seguridad integrada por informantes, sicarios, capacitadores de sicarios y compradores de armas, entre otros grupos. Entre 1998 y 1999, tras la captura de García Ábrego (1996) y varios años de pugnas con otros líderes, asumió el control del cártel Osiel Cárdenas Guillén, quien “incorporó periodistas, contadores y abogados, y comenzó a incursionar en el trasiego de droga por avión, por lo que contrató algunos pilotos” (Valdés Castellanos, 2013: 32). Apoyado en la prensa a su servicio Cárdenas Guillén fabricó incluso su historia como la de un “simple ladrón de coches de poca monta sin el perfil de narcotraficante” que operaba desde un sencillo taller para automóviles en Matamoros (Tamaulipas) (Ravelo, 2009). Bajo este liderazgo y en la obsesión por su seguridad el nuevo jefe del Cártel del Golfo formó Los Zetas, “un grupo más letal y depredador” de los que hasta entonces había en México formado por desertores del Ejército mexicano que habían formado parte del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) de Tamaulipas (Valdés Castellanos, 2013: 28) que vino a sacudir el mapa de la criminalidad en el nordeste de México y en otros estados del país: Los sicarios tradicionales y los pandilleros, por más violentos que fueran, no tenían nada que hacer contra Los Zetas, un grupo paramilitar profesional con el mejor 62

La autocensura entre periodistas del nordeste de México entrenamiento. Las demás organizaciones tendrían que invertir más en ampliar y profesionalizar sus ejércitos si querían ser competitivos. Recuérdese que los mercados ilegales tienden a ser monopólicos y la condición fundamental para ser la empresa dominante en estos es la violencia, no es el precio ni la calidad de los servicios. Quien tiene mayor capacidad para ejercerla o para amenazar con usarla, tarde o temprano se impone al resto de las demás. La creación y expansión de Los Zetas a fines de los noventa fue un verdadero punto de inflexión que daría paso a un nuevo momento en la historia de la delincuencia organizada en México: el de las organizaciones criminales apoyadas en verdaderas maquinarias para matar. Fueron a partir de entonces otras organizaciones, tenían otra densidad criminal; una capacidad logística y militar muy superior a la de cualquier policía estatal o municipal. Solo faltaba que se recrudecieran las guerras entre ellas para que el polvorín estallara (Valdés Castellanos, 2013: 32-33). La existencia de Los Zetas permitió al Cártel del Golfo fortalecerse y expandirse. Los Zetas fueron su puntal para realizar dos tareas o funciones, “el ejercicio de la violencia” y “la operación criminal” (Valdés Castellanos, 2013: 34). Su papel fue fundamental en la apertura de otras líneas de negocio basadas en la venta de protección al crimen local y la extracción de rentas sociales directamente a través de la extorsión a los ciudadanos: Sin dejar de operar el tráfico de drogas se dedicaron a quitarles una parte de los ingresos y del patrimonio a los ciudadanos, potenciando las capacidades de la delincuencia ya existente, al mismo tiempo que anulaban a las policías y en muchas ocasiones las sumaban a las actividades criminales. Crimen fuerte, Estado anulado y débil en sus instituciones responsables de la seguridad y la justicia, y la sociedad totalmente indefensa (Valdés Castellanos, 2013: 34-35) Resultado de lo anterior fue la llegada de un auténtico “imperio del crimen” al nordeste del país que fue “creado mediante el terror y la violencia para someter a cuanto delincuente pudiera ser extorsionado” (Valdés Castellanos, 2013: 35). En 2009 Los Zetas, [H]abían ampliado su abanico criminal y sentado sus dominios en veinte estados del país, mediante una alianza estratégica con la organización Beltrán Leyva y el cártel de Tijuana. Sus ingresos no solo provenían del tráfico de drogas sino que se les veía muy activos en el robo de combustible a Petróleos Mexicanos (Pemex) (Ravelo, 2013: 52) Novedoso en este contexto fue que el jefe máximo del Cártel del Golfo “no tenía con qué o no quería financiar un aparato militar tan grande y les permitió [a Los Zetas] buscar sus propias fuentes de financiamiento” (Valdés Castellanos, 2013: 35). Esta circunstancia posibilitó que el grupo criminal siguiera “una estrategia de negocios sin precedente en el mundo criminal” (Dudley y Ríos, 2013: 42). Ello impulsó una expansión territorial a partir 63

La autocensura entre periodistas del nordeste de México de “una lógica diferente” a la de otros criminales, como los cárteles de Tijuana y de Ciudad Juárez, “que se enfoca menos en qué mercados de drogas son rentables y más en cuáles son estratégicos para lo ilegal” (Dudley, y Ríos 2013: 43). Lo anterior representó un cambio cualitativo fundamental con vistas a entrar en una dinámica de autosuficiencia como organización delictiva y a impulsar un modelo depredador de ingresos directamente sobre quienquiera que atravesara o radicara en sus zonas de influencia. El fin último de Los Zetas no fue tanto operar temporalmente en determinados municipios sino instalarse y quedarse en ellos. Ello implicó entrar en política y ampliar las bases de reclutamiento de colaboradores sumando a sus cuadros a inmigrantes, pandillas y personas sin formación: En resumen, la expansión de esta organización se explica menos por sus técnicas terroristas y destreza militar, y más por su singular enfoque de negocios: estratégico, diversificado, pragmático, riesgoso y tendente a la búsqueda del “talento criminal”. Es con estas técnicas que la Marca Zeta se ha expandido en el mundo criminal con una vertiginosidad sin precedentes: 34 nuevos municipios anuales desde 2001 (Dudley y Ríos, 2013: 43) En el prólogo de uno de los libros de Ravelo el experto en seguridad y presidente del mexicano Instituto de Acción Ciudadana21, Edgardo Buscaglia, sostiene que la “enorme expansión criminal patrimonial de Los Zetas de México al resto del planeta22 simboliza la hasta ahora fallida transición política mexicana hacia una democracia, así como las erróneas políticas públicas de las últimas tres administraciones federales –incluida la de Enrique Peña Nieto-, empapadas de corrupción de Estado y privada que hoy está fuera de control” en el país (Ravelo, 2013: 9). Coincido con ese juicio y el mismo abre una veta crítica hacia el Estado mexicano, y su incapacidad para proteger a los ciudadanos de determinadas zonas del país y también a los periodistas que habitan en ellas. Además Buscaglia agrega que lo que debería ser un México más consolidado como país en términos de derechos y de seguridad humana23 es un motivo particular de preocupación por la desprotección que sufren los periodistas.

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www.institutodeaccionciudadana.org Según este académico de la Universidad de Columbia, opera en 34 países. 23 Frente al concepto de seguridad pública, que hace referencia, de manera directa a la supervivencia del Estado, y el de seguridad pública, que implica la obligación del Estado de garantizar una vida en seguridad a todas las personas bajo su jurisdicción (Anaya Muñoz, A. y AA.VV. 2005: 118-119), el de seguridad 22

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México A partir de la llegada al poder del presidente Felipe Calderón, que gobernó México de diciembre de 2006 a noviembre de 2012, en varios estados se libraron duras pugnas por el control de las rutas de la droga. En la región del a Comarca Lagunera, entre Coahuila y Durango, se enfrentaron los Beltrán Leyva y Los Zetas. Incluso durante el sexenio del gobernador Humberto Moreira en Coahuila ese estado “se convirtió en refugio de los altos jefes de Los Zetas” y la franja fronteriza de ese estado quedó envuelta “por la violencia del narcotráfico” (Ravelo, 2013: 128-129), que afectó de manera directa también a la prensa y dejaron sentir la expansión de la autocensura: “Los municipios de Allende, Morelos, Zaragoza y Nava, por ejemplo, se vieron sacudidos por las balaceras que apenas y fueron difundidas en las redes sociales ante el silencio de la prensa coahuilense, la cual vive amenazada por el narcotráfico” (Ravelo, 2013: 129). Por otra parte en Tamaulipas “todo estaba bajo el control del Cártel del Golfo y de Los Zetas, que se convirtieron en amos y señores de esa región” (Ravelo, 2013: 22). Esta situación también afectó a los medios de comunicación. Estos llevan varios años acosados de forma directa por parte de los grupos criminales, como veremos en profundidad en el capítulo III, lo que ha canalizado parte de la información hacia plataformas ciudadanas como las redes sociales y los blogs. En uno de ellos, dedicado a seguridad pública, aparece el siguiente comentario: Desafortunadamente ha habido un embargo informativo sobre el narco en Tamaulipas desde 2010, típicamente fuentes sobre el terreno y las redes sociales han sido utilizadas para recoger información de situaciones, eventos que ocurrieron en situaciones de riesgo (SDR). Desafortunadamente las redes sociales se están alimentando también de rumores sin fundamento que se extienden y transforman en “hechos” (2014). En 2008 el cambio de liderazgo en el Cártel del Golfo, que pasó a estar dirigido por Eduardo Costilla, alias “El Coss”, desencadenó a la ruptura de Los Zetas con ese grupo criminal al que habían servido desde fines de los años noventa por lo que se abocaron a actuar como una organización criminal independiente. Esta situación motivó lo que

humana revalora la importancia de los derechos humanos en el desarrollo de los individuos (Buscaglia 2013: 15). Fue acuñado desde el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en los años noventa. Para su aplicación a este caso, ver el Cap. IV.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México algunos han denominado una “tormenta perfecta”24 (Hope, 2013: 36-41) a partir de una política de Estado desarrollada a partir de 2007 que se tradujo en un combate frontal contra los grupos criminales.25 Ante la situación las responsabilidades están compartidas: Por supuesto, no todo es responsabilidad del Gobierno federal. Los gobiernos estatales contribuyeron a la crisis con una cauda radical de negligencia. En más de un caso simplemente abandonaron la plaza, impulsados en parte por la presencia de fuerzas federales. Frente al huracán y con algunas notables excepciones, agacharon la cabeza a la espera de que el policía de última instancia (el Gobierno federal) los sacara del embrollo (Hope 2013: 39).

2.4 Reflexión final

Los estados de Tamaulipas y Coahuila, nordeste de México, han sufrido en los últimos años una violencia extraordinaria. Varios grupos criminales que se disputaban la zona, Los Zetas, el cártel del Golfo y el de Sinaloa, impusieron modelo de criminalidad asociada a control territorial que se volvió contra miles de personas, en su mayoría víctimas inocentes que nada tenían que ver con las disputas. Entre las víctimas se cuentan también los medios de comunicación y los periodistas que desarrollaron su labor en esos dos estados y que hasta hoy siguen sometidos a presiones que hacen muy complicado el ejercicio de un periodismo libre, independiente y plural. Los periodistas tamaulipecos o coahuilenses no se autocensuran de modo uniforme sino que lo han hecho dependiendo de la volátil evolución de la violencia en sus contextos. Ésta se desencadenó en un escenario complejo, singular y multidimensional. Los datos de incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) 26 indican que Coahuila y Tamaulipas registraron unos elevados niveles de violencia en los últimos años. 24

Los elementos de la misma fueron las disputas crecientes en el submundo criminal, un incremento de los precios de la cocaína y una mayor disponibilidad de armas y hombres en el norte de México (Hope 2013: 39). 25 Según Hope, las cinco medidas específicas instrumentadas por el Gobierno del presidente Felipe Calderón que posibilitaron esta situación fueron (1) un despliegue masivo de fuerzas federales, (2) un incremento en el número de agencias involucradas en el combate al narcotráfico, (3) la decapitación de las organizaciones delictivas, (4) una interdicción marítima y aérea más intensa, y (5) un incremento en las extradiciones hacia Estados Unidos (2013: 38-39). 26

http://www.secretariadoejecutivosnsp.gob.mx/es/SecretariadoEjecutivo/Incidencia_Delictiva_Nacional_fu ero_comun

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En 2012 en México hubo 21.732 homicidios dolosos, de los cuales 771 (3,54% del total) sucedieron en Coahuila y 1.016 en Tamaulipas (4,67%). En 2013 los homicidios dolosos totalizaron 18.447, de los cuales 645 ocurrieron en Coahuila (3,49%) y 555, en Tamaulipas (3%). Por sí mismos estos datos no explican el problema de la inseguridad pero constituyen el registro oficial más importante con relación a la violencia. Barrón Cruz lo explica de este modo: “Existen graves deficiencias que no permiten confiar en las estadísticas, ya sea por falta de representatividad de las muestras estudiadas o por las diferencias en las definiciones utilizadas, o por la inconsistente calidad de los datos” (2012: 42). Es importante señalar que, con todo y las carencias en las estadísticas oficiales, el fenómeno de la violencia en el nordeste de México ha sido apabullante y su evolución, extraordinariamente dinámica. No es atribuible y a un único actor o factor, ni tampoco se explica exclusivamente a partir de particularidades propias de estos dos estados sino dentro de un contexto nacional de combate frontal contra el crimen organizado. Hay momentos en que en determinada zona se instala una situación de tranquilidad, misma que no es equiparable a una paz social sino al predomino de la criminalidad en determinada región, como explica Alfredo Corchado a propósito de Tamaulipas (2013: 236). Lo que se ha generalizado entre los periodistas es una dinámica de adaptación a la situación que comporta que en determinadas ocasiones se publique cierta información, y que en otras se omita, dependiendo de factores externos. En general, en los medios hay un escenario de tensión entre el derecho a la atraerse información y a informar de los periodistas, y el derecho a ser informados de lo relevante que está sucediendo, de propias audiencias.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

CAPÍTULO III: Análisis de la autocensura entre los periodistas del nordeste de México

El presente capítulo pretende identificar la interacción que se ha dado entre varios periodistas del nordeste de México en su contexto particular en relación con la autocensura. Parte de la hipótesis de que la autocensura se ha convertido en una medida de autoprotección necesaria para periodistas que trabajan en el nordeste de México por la fuerte presencia criminal y por una debilidad institucional que existen. A continuación los propios periodistas exponen por qué recurren a ella, qué efecto ha tenido en ellos la violencia y la presencia de las Fuerzas Federales (Ejército, Marina y Policía Federal) en contextos donde las policías estatales y locales fueron incapaces de preservar la seguridad. Aunque a priori podamos ver la autocensura como un mecanismo condenable o indeseable en un contexto democrático, los propios periodistas compartieron abiertamente sus consideraciones sobre este fenómeno, en qué contexto han trabajado, y expresaron si la autocensura se justifica o no. En varios de los casos hicieron valoraciones sobre si recurrir a ella menoscababa su ética profesional o representaba una alternativa profesional válida para mantener su integridad y la de las personas de su entorno inmediato, familiares, seres queridos o compañeros de trabajo. Para conocer de primera mano estos testimonios entre febrero y marzo de 2014 se realizaron varias entrevistas en Monterrey, Ciudad de México y Saltillo (Coahuila). En ellas busqué la voz de un grupo de periodistas, alguno de ellos conocido, la mayoría totalmente desconocidos, que quisieron compartir su vivencia en el nordeste de México. En total seis interlocutores fueron entrevistados por espacio de entre una hora y hora y media con un guión de entrevista semi-estructurada que aparece en el Anexo 4 de la tesis. Todos hablaron de su trabajo y de qué entendían por autocensura. En todos los casos fueron conscientes de este concepto y se refirieron al mismo de manera genérica, sin distinguir expresamente entre autocensura pública y privada, los conceptos centrales en esta investigación. Ello es quizás un indicio de que la autocensura como fenómeno 68

La autocensura entre periodistas del nordeste de México sociológico y vinculado a la comunicación, está todavía poco problematizada en México a diferencia de lo que ocurre en otros contextos como en Colombia. Los testimonios que presento a continuación incluyen el de un periodista y editor de información policíaca, el de otro con experiencia como corresponsal de medios nacionales e internacionales, y los de cuatro más que han trabajado como reporteros pero también ocuparon responsabilidades editoriales dentro de sus medios, sea como editores o jefes de información o sección. También se incluye el testimonio de una mujer que no será particularizado ni diferenciado de los de sus compañeros varones a propósito, para mantener plenamente con ella el compromiso de confidencialidad contraído. En este sentido la investigación tiene un vacío pues habría sido interesante recabar quizás más testimonios de mujeres periodistas para contrastar sus consideraciones con las de sus compañeros periodistas. Respecto a la temporalidad, mi investigación está centrada en los años 2012 y 2013 pero durante las entrevistas hay numerosas referencias al pasado por lo que ese período de dos años, si bien es importante para enmarcar algunas de las respuestas, no fue determinante en todos los casos. Es decir, mucha de la información recabada se refiere a procesos más largos en el tiempo, a situaciones que comenzaron antes y que atravesaron esos dos años de referencia. De este modo que el marco temporal acotado (2012-2013) no funcionó para circunscribir a él todo el material obtenido sino más bien para ceñir al mismo algunas de las problemáticas a que dará respuesta el análisis, como las diferencias entre el modo en que la militarización influyó o afectó a los periodistas. 3.1

Antecedentes del análisis

En México la investigación específica sobre autocensura no ha sido prioritaria en el medio académico. El concepto ha estado ausente también de las preocupaciones sobre las libertades de expresión. Así la Red de Protección a Periodistas y Medios de Comunicación elaboró una lista de las amenazas que existían en las que no aparecía la autocensura, sí la censura (Trinidad Martínez et al., 2005: 32). Entonces la atención giraba ya en torno a los ataques, desapariciones y asesinatos de periodistas que venían sucediendo en varios puntos de la geografía mexicana. A partir de 2007, con la estrategia de combate frontal al 69

La autocensura entre periodistas del nordeste de México crimen organizado 27 lanzada por el Gobierno federal encabezado por Felipe Calderón (2006-2012), los medios de comunicación se convirtieron con regularidad en blanco de ataques de organizaciones criminales. Hacia fines de la década creció la conciencia de que los periodistas mexicanos se enfrentaban ya a “hechos inéditos” en determinadas zonas del país, según el Centro de Periodismo y Ética Pública, que lo explicaba del siguiente modo en su informe “De la autocensura a la interlocución con los victimarios” (2010): Las bandas del crimen organizado cruzaron la frontera; de la amenaza constante y las exigencias informativas con las que muchos medios e informadores habían aprendido a convivir cotidianamente, pasamos a un nuevo escenario en el que los grupos del crimen organizado se convirtieron en secuestradores de periodistas en el desempeño de su trabajo, para usarlos como moneda de cambio y exigir a los medios la difusión de sus mensajes. Fenómeno de avance silencioso, numerosos medios locales en distintos estados del país han adoptado desde hace más de un lustro medidas de autoprotección que gradualmente transitaron a la decisión de no publicar información delicada, relacionada con la seguridad y crimen organizado para evitar que sus reporteros y editores fueran intimidados, secuestrados o asesinados. Esto ha generado absurdos de tal magnitud que hechos de extrema violencia son callados en las localidades donde ocurren, mientras ocupan las primeras planas en diarios del resto del país e incluso de la prensa extranjera (CEPET, 2011: 4) En agosto de 2008 una misión internacional formada por doce ONG y la Unesco publicó el informe Libertad de prensa en México: la sombra de la impunidad y la violencia donde constató que la violencia que se padecía en México había impactado al ejercicio del periodismo tanto por los asesinatos y desapariciones de periodistas, como “ante la impunidad y la desconfianza que provocan las autoridades de todos los niveles” de gobierno por lo que era “indispensable que organizaciones civiles y los periodistas se organicen y busquen mecanismos que reviertan esa tendencia” (Misión Internacional de Documentación sobre Ataques contra Periodistas y Medios de Comunicación, 2008: 23). La misión aceptaba entonces que la inseguridad pública era un factor que propició la autocensura pero llamó la atención sobre otros de tipo estructural como “la falta de criterios claros y transparentes para la contratación de la publicidad oficial y los recurrentes conflictos de intereses comerciales” que existían en México (Misión 27

Tomo crimen organizado como una expresión genérica que tiene que ver con los asesinatos de periodistas. El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) sin embargo establece seis tipos de posibles perpetradores de ataques contra periodistas: gobiernos, militares, paramilitares, grupos políticos, muchedumbres y residentes locales (Ríos 2013: 50)

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Internacional de Documentación sobre Ataques contra Periodistas y Medios de Comunicación, 2008: 24). La misión apuntó además al “crimen organizado”, “la corrupción”, “la impunidad” y “las agresiones directas por parte de corporaciones policiales y castrenses” como las principales amenazas para los periodistas, y denunció que había una “falta de voluntad política federal y estatal para resolver los ataques contra periodistas y para garantizar su seguridad” (Misión Internacional de Documentación sobre Ataques contra Periodistas y Medios de Comunicación, 2008: 4). El mismo informe refería que, incluso, un alto funcionario federal llegó a sostener que autocensurarse era una “buena estrategia” de protección para los periodistas que cubrían información relacionada con asuntos de seguridad.28 En pocos años en México se fueron publicando manuales formativos para un mejor ejercicio periodístico con un énfasis en la prevención de riesgos y la seguridad (Solís Álvarez, 2010; Article 19, 2010; Sierra 2013). El material que se difundía casi siempre apuntaba a la necesidad de mejorar la autoprotección y dejaba la responsabilidad de la formación en los periodistas y los colectivos que les apoyaron: Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Artículo 19, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), la relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (RELE-CIDH), entre otras. Algunas organizaciones profesionales tomaron las riendas del reto de formar a periodistas en un contexto de “crisis institucional marcada por la impunidad, la corrupción y la falta de acceso a la justicia” (Solís Ventura y Prieto Beguiristáin, 2010: 46) que condicionaba la capacidad de respuesta del Estado frente a las agresiones a periodistas. La presión internacional fue en aumento gradualmente. Del 9 al 24 de agosto de 2010 los relatores especiales para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la colombiana Catalina Botero, y de Naciones Unidas, el guatemalteco Frank La Rue, visitaron el Distrito Federal y cuatro estados de México y emitieron una serie de recomendaciones sobre la situación de la libertad de expresión y de 28

Discurso de Eduardo Medina Mora, titular de la Procuraduría General de la República, pronunciado el 31 de julio de 2007.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México la autocensura en el país. En sus respectivos informes, publicados conjuntamente, recomendaron la creación de un Mecanismo Nacional de Protección a Periodistas y Comunicadores que tuviera en cuenta lo siguiente: § § § § §

La necesidad de asegurar recursos financieros y personales necesarios para la implementación adecuada del mecanismo La necesidad de asegurar una efectiva coordinación entre las entidades responsables de la implementación de las medidas de prevención y protección La necesidad de definir adecuadamente las medidas de protección contempladas por el mecanismo y el procedimiento para su adopción La necesidad de garantizar la plena participación de los periodistas, la sociedad civil, y los beneficiarios en la implementación y funcionamiento del mecanismo La conveniencia de buscar el apoyo de la comunidad internacional para el funcionamiento del mecanismo (Relatorías de Libertad de Expresión de la ONU y de la CIDH 2011: 159)

Además, en esa visita inédita por realizarla conjuntamente la ONU y la CIDH ante la gravedad de la situación, recomendaron fortalecer la Fiscalía Especial de Atención a los Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle), de la Procuraduría General de la República (PGR). La Rue confirmó que la violencia contra los periodistas en México tendía “a intensificarse” (2011: 15) y que esto sucedía en un clima de “impunidad generalizada” (2011: 17). En su informe los expertos lanzaron una primera llamada de atención hacia el fenómeno de la autocensura, que se desencadenaba porque los periodistas estaban sometidos a una atmósfera de intimidación en algunas zonas del país. El diagnóstico refería lo siguiente: Resulta extremadamente difícil que en dichas zonas se hagan investigaciones y publicaciones sobre temas relativos al crimen organizado, la corrupción, la inseguridad pública y asuntos similares, por la vulnerabilidad y el alto riesgo en que se colocarían las y los periodistas. La consecuencia es que la sociedad mexicana en su conjunto está perdiendo conocimiento de lo que está sucediendo en dichos lugares y las autoridades y las organizaciones sociales se ven privadas de información de alta relevancia pública y que además resulta esencial para contrarrestar algunos de los fenómenos delictivos que enfrenta la sociedad mexicana (Relatorías de Libertad de Expresión de la ONU y de la CIDH, 2011: 18-19). El análisis aludía además directamente a Coahuila y Tamaulipas como dos de los estados mexicanos donde “el miedo a buscar y a difundir información se está propagando por la falta de protección y de garantías efectivas” (2011: 19). La colombiana Catalina Botero advertía ya que la falta de investigaciones en torno a los casos generaba impunidad, 72

La autocensura entre periodistas del nordeste de México propiciaba la autocensura y fomentaba el deterioro de la calidad de vida democrática en México (2011: 112) y ratificada que México era “el país más peligroso para el ejercicio del periodismo en las Américas”, hasta entonces con 64 periodistas asesinados y 11 desaparecidos desde 2000 (2011: 150). Lo anterior con el crimen organizado representando “la mayor amenaza a la vida e integridad física de los y las periodistas”, especialmente de aquellos que cubrían “noticias locales sobre corrupción administrativa, narcotráfico, delincuencia organizada, seguridad pública y asuntos relacionados” (2011: 150-151). En junio de 2011 el PEN Club, que aglutina a periodistas y escritores, se sumó a las voces que presionaban desde fuera de México y lanzó un informe titulado “Corruption, impunity, silence: the war con Mexico´s journalists” donde señaló que la violencia del contexto mexicano se había convertido en un elemento que propiciaba que los medios de algunas zonas del país, entre ellas Tamaulipas, estuvieran silenciados. El informe prefería llamar “censura” y no “autocensura” a la reacción de los periodistas fenómeno debido a que había circunstancias relacionadas con la violencia que no dependían de ellos y les obligaban a guardar silencio (Gibbons y Spratt, 2011: 16-17). Los esfuerzos académicos en torno a la autocensura tardaron también en llegar. Uno de los primeros sistemáticos para analizar la autocensura con un enfoque cuantitativo lo hizo la Fundación MEPI en 2011 en catorce estados. El mismo incluyó a los de Tamaulipas y Coahuila, centrales en esta investigación. Entre sus resultados MEPI, dependiente del Tecnológico de Monterrey, destacó que publicar noticias sobre crimen organizado o no hacerlo representaba un conflicto para la prensa regional. En su análisis de contenidos en catorce medios de comunicación regionales los investigadores constataron que el miedo a las represalias del crimen organizado generaba un conflicto en la prensa regional. MEPI constató que había un aumento de la cobertura sobre crimen organizado en México (7 de cada 10 incidentes relacionados con ese tipo de criminalidad aparecían en la prensa regional) pero que ésta no era de buena calidad. Así el 80 % de la información monitoreada que tenía que ver con criminalidad no incluía contexto para evitar represalias de los grupos delincuenciales. Entre los medios analizados estuvieron El Siglo de Torreón (Coahuila) y El Mañana de Nuevo Laredo (Tamaulipas), un periódico 73

La autocensura entre periodistas del nordeste de México que optó abiertamente por autocensurarse tras ser víctima de un ataque directo en su sede en 2004. Otra investigación cuantitativa sobre autocensura que fue relevante es la desarrollada desde la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) por un equipo de alumnos de la maestría en comunicación entre junio y julio de 2010. Los investigadores analizaron dos semanas de noticias en medios de Tamaulipas y de otros lugares del nordeste de México y concluyeron que en su estado existía una práctica de censura extendida. En sus conclusiones señalaron que en los medios de Tamaulipas la cantidad de notas difundidas con relación a actos de delincuencia organizada era “considerablemente menor” en la prensa del estado que en otros medios de comunicación que, desde otros estados, cubrían con regularidad los acontecimientos de Tamaulipas: Resulta inverosímil que en esta última entidad (Tamaulipas), sede de los dos cárteles en conflicto y punto estratégico en el trasiego de drogas hacia Estados Unidos, sucedan solo los muy escasos hechos que reportaron los medios estatales y que se dé lugar a suponer que no está siendo afectado por los delitos cometidos por miembros del crimen organizado (Barajas Saucedo et al. 2011: 74) Los investigadores concluyeron en su estudio que en Tamaulipas había una “censura autoimpuesta” en relación con las noticias sobre delincuencia organizada pero

no

analizaron los motivos. Sí sostuvieron que “en situaciones de incertidumbre informativa y tensión social, la percepción que se tenga sobre la realidad y sobre los medios está también determinada por la ausencia selectiva y deliberada de noticias” (Barajas Saucedo, et al. 2011: 74). También me gustaría señalar que en los estados mexicanos de Coahuila y Tamaulipas no existen investigaciones cualitativas sobre cómo está operando el fenómeno de la autocensura entre los periodistas. Sin embargo son relevantes algunos diagnósticos generales sobre este fenómeno y la violencia que lo rodea: La amenaza contra los periodistas del noreste del país se convirtió en una constante a partir de enero de 2010, luego del supuesto rompimiento entre el cártel del Golfo y el grupo de sicarios conocido como Los Zetas; en los hechos, se ha vuelto prácticamente imposible informar sin riesgos en esa zona y los medios optan por callar ante la ausencia de garantías para realizar su trabajo aun cuando hayan sido víctimas de atentados (CEPET, 2011: 11). 74

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

En una visita a México en octubre de 2012 tuve la posibilidad de entrevistar al periodista estadounidense Jon Lee Anderson y de hacerle algunas preguntas sobre la autocensura. Buen conocedor de México, Anderson sostuvo que la autocensura es enemiga del buen periodismo. Aceptar una situación de autocensura te hace “pasiva y tácitamente cómplice del mal” de la sociedad en donde trabajas y a la larga empeora el problema sobre el que se deja de informar abiertamente (ver entrevista completa en el Anexo 5). Por último me gustaría señalar que en México he encontrado algunas líneas de investigación especialmente valiosas sobre violencia y medios de comunicación. Una de ellas apareció en Culiacán, en el estado de Sinaloa, y propuso la definición de periodismo precavido, sinónimo de aquel que se ejerce basado en la autocensura (Rodelo, 2009: 109). La investigadora señala que en algunas zonas de México, como en Culiacán, se ejerce un periodismo con “severas limitaciones, hostigamientos y casos frecuentes de violencia física o verbal” contra los periodistas que les está limitando en su desempeño profesional (Rodelo, 2009: 102). En estos contextos los periodistas enfrentan dos problemáticas, “la subsistencia económica de la empresa periodística” donde trabajan, y la “falta de seguridad” debido al ambiente de violencia, que hace necesario extremar las precauciones (Rodelo, 2009: 109). Las características de este periodismo precavido son que quien lo ejerce es receptor de amenazas, se escuda en el anonimato, es pragmático y consigna exclusivamente “hechos policíacos” sin adentrarse en el periodismo de investigación, suele dar a la información un discurso amarillista, basado en información oficial, ético e intuitivo, tratando de no tomar partido, e inexperto, lo que comporta una alta percepción del peligro y mucho estrés (Rodelo, 2009: 111-114). En general, manejar temas delicados y trabajar para la prensa local fueron dos factores que incrementaron la vulnerabilidad de los periodistas, agrega la autora. También distingue entre el periodismo que se ejerce en el “centro” de México, fundamentalmente en la capital, y en el “interior”, en los estados, donde el crimen organizado actúa en ocasiones como un gran condicionante. En suma, en algunas zonas de México de este segundo grupo, “periódicos y periodistas realizan un periodismo sobre temas delicados mediado por la razón de mercado y cuyo valor principal es la sobrevivencia” (Rodelo, 2009: 115). 75

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Otra línea de investigación que entronca con la anterior sostiene que en el norte del país “se viene presentando una subjetividad del riesgo29 en la práctica periodística” que favorece un proceso denominado socialidad del resguardo (Salazar Gutiérrez, 2012: 65). Este fenómeno se caracteriza por la aparición de “estrategias de resistencia, negociación o integración” ante la violencia sistémica existente (Salazar Gutiérrez y Curiel García, 2012). 30 Esta línea de investigación coloca, como esta tesis, al periodista como “un referente central en el análisis de la producción discursiva mediática” (2012: 4) y trabaja sobre él con un enfoque inspirado en la sociología de las profesiones. Mediante un análisis amplio, que combina el de las condiciones de seguridad pública y la estrategia de “guerra” contra el crimen organizado lanzada por el Gobierno mexicano en 2006 con un análisis de discurso basado en entrevistas a periodistas de Ciudad Juárez (México) y El Paso (Texas, EE.UU.), los investigadores constataron que la autocensura es una “táctica de defensa ante la amenaza latente” que enfrentan estos profesionales en México. Definen la autocensura de los periodistas como el “silenciar aquella información que suponga una amenaza” para su propia integridad (2012: 17-18). Tengo la impresión tras trabajar sobre los discursos de los periodistas de que mis interlocutores dejaron muy claro que se consideraban a sí mismos parte de un grupo vulnerable. Ellos mismos expresaron Introducir este concepto implica hablar de “una condición social de desempoderamiento (powerlessness) adscrita a determinados individuos con ciertas características que son percibidas como desviaciones de aquellas adscritas a las definiciones prevalentes” que están referidas a otras personas (Bustamante, 2002: 340).

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Me parece muy acertado el concepto de subjetividad del riesgo de estos autores, mismo que definen como un “proceso por el cual los actores se colocan frente al escenario dominante de la violencia sistémica teniendo como eje común un sentido de estar expuesto, que no se traduce a la amenaza latente de la práctica en relación a eventos vinculados con el crimen organizado o el narcotráfico sino que permea hasta llegar al nivel de lo institucional evidenciando un escenario de abandono ante el cual, el actor periodista, se coloca en una situación de vulnerabilidad” (Salazar Gutiérrez, Salvador y Martha Mónica Curiel García 2012: 12). 30 La primera de estas líneas se fundamenta en una tesis de maestría. La segunda, se ha desarrollado en varios años y en ella colaboran otros investigadores, además de Salvador Salazar, que aparece como el investigador de referencia de esta corriente.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México El autor emplea la definición para referirse a los migrantes por oposición a los nacionales. Explica que una premisa básica es que hay una naturaleza estructural y cultural de la vulnerabilidad que afecta a migrantes y que proviene de los nacionales de determinado país: “La naturaleza estructural deriva de la existencia de una estructura de poder que empíricamente muestra que en cualquier sociedad nacional algunos tienen más poder que otros” (Bustamante, 2002: 339). El poder es el que conforma las relaciones de naturaleza estructural y convierte en vulnerables a quienes aparecen como sujetos desviados, es decir, incapaces, por ejemplo, de elaborar las propias reglas que les afectan o de incidir en ellas. Bustamante, quien ha tomado prestado este razonamiento del sociólogo estadounidense Howard S. Becker, describe la segunda naturaleza de la vulnerabilidad, de tipo cultural, que tiene que ver con “estereotipos, prejuicios, racismo, xenofobia, ignorancia y discriminación institucional” (Bustamante, 2002: 339). Ambos elementos definen la vulnerabilidad de los migrantes. Extrapolado a los periodistas, su vulnerabilidad tendría quizás más que ver con un elemento estructural que los consideraría ciudadanos distintos a los demás, desviados de una condición de derechos diferente de la de otros sujetos, sino con la existencia de determinados estereotipos y prejuicios hacia ellos. Al mismo tiempo creo existiría un desconocimiento de las presiones y coacciones que los mismos padecen en su labor cotidiana, y quizás una discriminación institucional hacia ellos a la hora de hacerles justicia y de defenderles con todo el peso de la ley. En los últimos años hemos visto cómo desde instancias oficiales, cuando son agredidos o asesinados, es común que se sospeche de ellos, se ponga en duda su integridad profesional desde un primer momento, y se les asocie con tal o cual grupo o líder criminal sin indagar a fondo quiénes eran realmente. En este sentido se propician una condición de impunidad, entendida como “la ausencia de costes económicos, políticos y sociales para el violador de los derechos humanos” (Bustamante, 2002: 339) y un “virtual desempoderamiento” de la persona (Bustamante, 2002: 352), que termina siendo afectada en sus derechos humanos. Si comparamos los dos tipos de vulnerabilidad sugeridos, en el caso de los migrantes apreciamos que, al adscribirles una condición de vulnerables, enfrentan una gama mayor de factores de discriminación que los periodistas. De este modo los primeros enfrentarían 77

La autocensura entre periodistas del nordeste de México una discriminación de carácter estructural que no existe en el caso de los segundos. Los periodistas pueden no ser discriminados socialmente, ni desde las instituciones, sin embargo en el momento en que son víctimas de la violencia es cuando se acentúa su condición de vulnerabilidad al ponerse en cuestión, por tal coyuntura, posibles vínculos con organizaciones o grupos criminales, o incluso con funcionarios de dudosa ética. En este sentido México no es el único país donde se puede acusar a un periodista de defender determinados intereses espurios, ajenos a independencia y la búsqueda de la verdad propias de un periodismo de calidad, pero sí uno en donde desde las estructuras de poder se siembran más dudas en relación con la integridad y la ética de los periodistas. Finalmente, para cerrar este apartado de antecedentes, me gustaría señalar que el interés por la autocensura puede ir más allá de lo que exprese esta investigación centrada en los periodistas que trabajan en Coahuila y Tamaulipas, una zona de México donde al reto de la presencia del crimen organizado hay que sumar la de que en la seguridad pública en la zona está parcialmente militarizada. Puntualmente hubo una atención a la autocensura en Europa a partir de la publicación el 30 de septiembre de 2005 de doce caricaturas satíricas sobre Mahoma que dieron lugar a encendidos debates sobre ética periodística y libertad de prensa en Europa (Dosenrode, 2010; Cook y Heilmann, 2012). También la ha habido en relación a procesos de transición democrática cambios de poder, como sucedió en un análisis de la situación de la libertad de expresión en Hong Kong a partir de la puesta bajo soberanía de China de ese territorio (Cheung, 2003). 3.2

Análisis de discurso

La metodología que utilicé en la investigación fue la del análisis del discurso partiendo de una perspectiva constructivista, lo que me permitió situar en el centro del análisis a los individuos, en este caso periodistas, que expresaron su preocupación por hablar de la autocensura. Como tal el derecho a la autocensura no existe. Curiosamente sí está plenamente reconocido el derecho a guardar silencio en un juicio, un contexto claro y específico fuertemente regulado. Sin embargo el derecho de un periodista a autocensurarse encierra prácticamente una profunda contradicción.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México El periodismo es una actividad humana que “siempre se basó en la búsqueda de la verdad” y “el valor de la noticia o del texto era dar cuenta de la verdad” (Kapuscinski, 2003: 24). La autocensura aparece como una especie de sacrificio de la verdad, un aspecto que me permití explorar a través de preguntas como: ¿qué entiendes por autocensura?; ¿te has autocensurado alguna vez?; ¿qué consideración te merecen los periodistas o medios de comunicación que, en público o en privado, admiten la censura autoimpuesta o se autocensuran? No existe un consenso pleno sobre qué es la autocensura. En términos generales, se puede decir que consiste en un “silencio autoiniciado” (Cheung, 2003: xi) al que recurre un alguien por sus propias razones y que no necesariamente revela. El colombiano Javier Darío Restrepo la define en relación con el periodismo como “el silencio que el periodista se impone a sí mismo en defensa de su vida o de sus intereses” (Guerrero, 2010: 16). Por silencio entiendo la opción de un periodista de no investigar o no publicar determinada información con la que cuenta debido a una serie de condicionantes internos o externos. El motivo para autocensurarse puede no ser tan evidente. Una acto de esta naturaleza puede ser consecuencia del miedo cierto a la propia integridad, o del temor a un posible despido o agresión contra su familia. También puede estar motivada una actuación así por la necesidad de prevenir un acto futuro, o por el interés mismo de dejar de recibir amenazas. A menudo esos motivos quedan ocultos ya que revelarlos podría poner al periodista en evidencia frente a dos principios fundamentales del periodismo: la lealtad con los ciudadanos y la obligación que tiene en su desempeño diario con la verdad (Kovach, Bill y Tom Rosenstiel 2001: 5), una aspiración inalcanzable. Hay quien considera la autocensura un mecanismo “más grave que la censura pues ésta se impone desde lo externo mientras que aquella está instalada en circunvoluciones cerebrales del comunicador” y “no necesita decretos oficiales ni amenazas explícitas ni presiones directas para cumplir su papel perjudicial para la libertad de información” (Guerrero, 2010: 15). Otros autores como el escritor serbio Danilo Kis oponen a la “censura externa”, entendida como una acción desde el Estado, otra que denominan “censura interiorizada”

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México (Coetzee, 2007: 56), de distinta naturaleza y terribles consecuencias, y que describe del siguiente modo: La batalla contra la autocensura es anónima, solitaria y sin testigos, y hace que el sujeto se sienta humillado y avergonzado por colaborar. Significa leer tu propio texto con los ojos de otra persona, una situación en la cual te conviertes en tu propio juez, más estricto y suspicaz que cualquier otro… El censor autodesignado es el álter ego del escritor, un álter ego que se inclina sobre su hombro y mete las narices en el texto…Es imposible vencer a ese censor, porque es como Dios: lo sabe y lo ve todo, ha surgido de tu propia mente, de tus propios miedos y de tus propias pesadillas… Ese álter ego (…) consigue debilitar y contaminar incluso a los individuos más morales a quienes la censura externa no ha logrado quebrar. Al no admitir que existe, la autocensura se alinea con las mentiras y la corrupción espiritual (Coetzee, 2007: 56) Brevemente recordaré que para esta investigación la teoría del discurso a la que he recurrido sitúa en el centro a los individuos desde la preocupación por la manera en que estos construyen sus reclamos sobre sus derechos. Esta teoría se preocupa por analizar “cómo se conducen y se entienden a sí mismas las personas en las sociedades”, y en ella “ella es crucial el problema de la actuación social o subjetividad” (Howarth, 1997: 132). Que la autocensura sea una reacción autoiniciada permite centrar el análisis en los propios periodistas, “sus actividades diarias”, los “motivos y significados” que rodean su actividad, así como sus “acciones y reacciones” ante la situación de acoso e incertidumbre en que viven (Schwartz y Jacobs, 1979: 21). En su discurso busqué los cuerpos regulares de ideas o conceptos que me permitieron “juntar diferentes elementos y combinarlos para constituir una nueva identidad” (Howarth, 1997: 129), la del periodista que convive con la autocensura en el nordeste de México de manera cotidiana. Para ello partí de la premisa de que los discursos “nunca son sistemas de diferencia cerrados” (Howarth, 1997: 130) en busca de aproximar al lector a la lógica de la autocensura entre los periodistas de Tamaulipas y Coahuila, esto es, analizando las reglas que gobiernan la identidad de los periodistas de esta zona de México en el momento actual. 3.2.1 Interlocutores

Los testimonios directos de los seis periodistas fueron obtenidos bajo un compromiso de confidencialidad. Desde el comienzo de la investigación pensé que llegar a personas con 80

La autocensura entre periodistas del nordeste de México experiencia de trabajo periodístico directo en Tamaulipas y Coahuila no fue fácil. Pensé que habría una enorme reticencia a hablar y así fue. Algunos de mis correos electrónicos exponiendo el tema y solicitando una entrevista no fueron contestados. Temía que los periodistas no quisieran hablar de sus experiencias sobre el manejo de información en situaciones de violencia e inseguridad en esa zona del país, pero no fue así. Sin embargo, para mi sorpresa, encontré a un grupo de seis profesionales con responsabilidades informativas y editoriales en varios de los casos que fueron generosos con su tiempo y con sus testimonios. Trabajan o trabajaron en los diarios Zócalo de Saltillo y Monclova (Coahuila), Vanguardia y El Guardián, de Saltillo (Coahuila), en los semanarios Hora Cero (Tamaulipas) y Proceso (nacional), en El Mañana y El Mediodía de Nuevo Laredo (Tamaulipas), en El Diario de Ciudad Victoria (Tamaulipas), El Mañana de Matamoros (Tamaulipas), en El Universal y La Jornada (nacionales), y en las agencias de noticias Efe, Afp y Reuters. Sus opiniones y explicaciones fueron obtenidas a título personal y ninguno de ellos las compartió como si correspondieran al medio de comunicación donde trabajan o trabajaron antaño. Varios de ellos me desaconsejaron viajar a ciudades como Nuevo Laredo (Tamaulipas) por lo que acordamos encontrarnos en Monterrey (Nuevo León), donde se realizaron cuatro de las seis entrevistas. Otra fue en Saltillo y una más en Ciudad de México, aprovechando el viaje de un interlocutor de Torreón que actualmente trabaja en Saltillo. Todos los entrevistados fueron muy generosos al dar a conocer situaciones personales muy delicadas en entrevistas que se realizaron en la mayoría de los casos en privado, en tres de ellos, en presencia de familiares o amigos de los periodistas. Uno de ellos explicó el ataque que sufrió la redacción del periódico donde trabajaba en Nuevo Laredo en 2004, que dejó a un compañero paralítico por el resto de sus días. Otro periodista dejó el ejercicio periodístico en la capital de Tamaulipas tras recibir amenazas contra él y su familia. Dos más fueron secuestrados por miembros de organizaciones criminales para obtener información de compañeros y confrontarles por lo que escribieron o editaron los medios donde trabajaban. Uno más explicó cómo el diario en que trabaja en Saltillo optó por hacer a un lado la información sobre delincuencia organizada para preservar la integridad de sus 81

La autocensura entre periodistas del nordeste de México periodistas tras el asesinato de uno de ellos, joven y profesional. Uno más explicó cómo fue atacada su casa por pandilleros y las precauciones que ha tenido que tomar cada vez que trabaja en Coahuila y Tamaulipas para escribir en el medio donde trabaja. Mis interlocutores explicaron que tienen experiencia periodística en medios de comunicación escritos del nordeste de México y están familiarizados con el uso de redes sociales. Tres de ellos han realizado coberturas para medios internacionales, en particular para agencias de noticias. A pesar de mi interés, no se pudo entrevistar a freelancers31 lo cual circunscribe el análisis a periodistas con una relación más estrecha con determinado medio de comunicación. Todos ellos conocieron de la investigación directamente y firmaron carta-compromiso en la que acordamos que sus respuestas eran “totalmente anónimas y confidenciales”. Para preservar su identidad cada uno de ellos tendrá a partir de ahora una clave a la que estoy etiquetando algunos elementos y que puede orientar la lectura de esta tesis (ver Anexo 6). Al mismo tiempo se les explicó que la información proporcionada sería utilizada “primordialmente con el propósito de conocer su vivencia en torno al fenómeno de la autocensura, con fines académicos y de divulgación científica”. Todas las entrevistas fueron grabadas y transcritas. Ninguno de los seis rehusó a contestarme alguna pregunta de las preguntas que le formulé, ni dio por terminada la entrevista antes de lo previsto, algo a lo que tenían derecho como quedó expuesto en la carta de confidencialidad.

3.2.2 Entrevistas

Las entrevistas a los periodistas siguieron un patrón regular. Fueron planteadas a partir de un guión semi-estructurado (ver Anexo 4) mediante el cual exploré las causas de la autocensura, el sentido de los silencios informativos, el contexto en que ha venido sucediendo su labor profesional, y las interpretaciones que hicieron los actores del fenómeno de la autocensura, bien como experiencia de ellos mismos o bien como un acontecimiento de su contexto. Además intenté conocer cómo había alterado sus vidas ese 31

Periodistas que trabajan para varios medios de comunicación al mismo tiempo, sin ofrecer sus artículos a uno en particular.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México comportamiento y cómo experimentaron cotidianamente la violencia ellos mismos en una exploración de la llamada subjetividad del riesgo. La receptividad de mis interlocutores fue alta. En varios de los casos creo que verse ante alguien que conocía la profesión y entendía la mecánica les dio confianza y generó empatía. Mi mayor preocupación fue generar confianza en poco tiempo con ellos, algo que traté de conseguir a buscando alguien que me enlazara con ellos antes de presentarme y darles a conocer el marco de la investigación. En general creo que este acercamiento posibilitó generar confianza suficiente con ellos para tratar de conocer sus vivencias sobre la autocensura. 3.2.3 Codificación

Para cerrar con la presentación del análisis comentaré que los códigos que surgieron en las entrevistas fueron agrupados en siete categorías (autocensura, censura, violencia, actores, periodistas, Estado y medios de comunicación). Además fueron subdivididos en atributos y dimensiones. Entre estas últimas llega a haber un segundo nivel de particularización. La tabla completa de los códigos se encuentra en el Anexo 8. Los referentes obtenidos en las entrevistas quedarán insertos en las categorías analíticas que he elegido (autocensura pública, autocensura privada, libertad de expresión y subjetividad del riesgo), que giran en torno a los siguientes elementos:

Cuadro 5.- Categorías analíticas

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Autocensura (formas, modos) § Pública: reacciones individuales a la presencia de un censor externo que ejerce presión sobre alguien para que se silencie § Privada: reacciones individuales de un agente contra sí mismo en función del respeto a consideraciones morales, a otras personas o normas y valores sociales imperantes

Libertad de expresión (institución, estructura) § Cambios de contexto institucional § Estado de Derecho

Subjetividad del riesgo (circunstancias, vivencias) § Cómo es tu vida cotidiana § Cómo haces periodismo con violencia § Cómo afecta a tu vida personal la violencia

3.3 Circunstancias en torno a la violencia y la autocensura en el nordeste de México

Como hemos señalado la violencia que afectó a numerosos estados de México es un fenómeno complejo, multicausal y cuyo abordaje teórico no es fácil. Lejos está la presente investigación con querer abarcarlo todo, pero sí me interesa acercarme a cómo la vivieron los periodistas en sus contextos. Una de las primeras preguntas que les propuse fue cómo había afectado la violencia a su vida, y a partir de ahí obtuve dos tipos de respuestas: las muy personales, las que les habían sacudido su vida en el ámbito de lo íntimo, y las que me llevaron a conocer y entender las circunstancias en que ellos vivían. En este aparado contextual trabajaré sobre esos referentes.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México La primera contestación casi unánime que obtuve es que los periodistas del nordeste de México se consideraban parte de una situación que les había sido dada, que ellos no habían elegido y que condicionaba sus vidas. Uno que ejerce en Tamaulipas lo explica así a su llegada al diario donde trabajaba: Yo lo que veo antes de que decidiéramos en la frontera y en casi todo el país la autocensura estábamos publicando todo lo que pasaba, los crímenes de ellos también, y los enfrentamientos de ellos con las autoridades también (…) Había grupos criminales rivales disputándose el control de la zona con las armas en la mano, y había víctimas inocentes que estaban cayendo por las balas como daños colaterales en sus enfrentamientos. Entonces, en aquel entonces y conocedor de que la zonas de conflicto son muy difíciles de manejar, yo pedí que se instalara un protocolo en el periódico de manejo de información. Era muy simple pero ellos no lo habían visto así (T1). Entre los periodistas del nordeste de México existe conciencia de que trabajan en un entorno de “guerra” e incluso sostienen que “desde la Revolución mexicana, no ha habido un período tan violento” como el que estaban viviendo (C/T). La carga de las expresiones que utilizan es muy fuerte. En algún caso se habla de una “Afganización” (T1) del nordeste del país, y de inmediato se explica el término: En Afganistán existen zonas controladas por el Gobierno y zonas controladas por los talibanes. Y en las zonas donde están los talibanes el Gobierno no puede entrar, y en la zona donde está el Gobierno los talibanes no pueden entrar. Aquí tenemos los cárteles controlando regiones completas del país, y en esos lugares las autoridades son inoperantes. La situación, afirman, es algo más complejo que un simple fenómeno vinculado con la corrupción puntual. Estamos ante un “caos total” y una situación de “desgobierno” entendida como una debilidad aguda de las instituciones (T1). En otro testimonio el paralelismo se establece con la guerra en Irak, cuando medios nacionales les exigen justificar sus gastos sobre el terreno. En un caso este trámite puso en fuga a uno de los periodistas que trabajaban en Tamaulipas: Yo les decía (a los editores): “¿A poco creen ustedes que si mandan a gente en Irak, le van a pedir factura? Y lo que tienen que entender, y es lo que nunca entendieron en México, es que estamos en dimensión de una narcoguerra que era peor que una guerra regular porque en la guerra regular había frente, retaguardia, hay flancos, y aquí tú ni 85

La autocensura entre periodistas del nordeste de México siquiera sabes quién es el enemigo y dónde está el enemigo. Entonces era peor, y peor para los periodistas (C-T). La sensación de desprotección es muy alta, hasta el punto de que hay quien invita a preguntarse por quiénes engrosan estos grupos: ¿Quiénes son? No sabemos. ¿Y cómo se llaman? Tampoco. Son fantasmas, nada más, voces que nos hablan desde teléfonos que no existen, indicaciones que recibimos de gente que nunca vemos y que no conocemos, y que tampoco tenemos ni los instrumentos ni la capacidad ni la tecnología como para investigar (T1). Aparte de esta presencia informe, cuasi etérea, de los grupos criminales, los periodistas perciben que hay un enemigo mayor, algo que va más allá de la delincuencia específicamente. Lo expresa un periodista que dejó el medio donde trabajaba con una sensación de frustración por una sucesión de amenazas: ¿Por qué me sentía yo tan vulnerable allí? ¿Y por qué no pude hacer nada? Porque te empiezas a dar cuenta, cada vez más, de que ellos (los grupos criminales) están protegiendo a personajes políticos y a funcionarios. Entonces, lo grave de ejercer el periodismo allá es que no sabemos,…bueno, sí sabemos todos, pero van aumentando su red de protección… (T2) Un segundo elemento fundamental. Algunos de los periodistas del nordeste de México consultados se enfrentan a una falta de comprensión de lo que viven por parte de sus editores o jefes de información. Si bien el Estado mexicano no admite que la situación sea un conflicto armado de ningún tipo, los periodistas sienten que están expuestos a una situación de presión extraordinaria que se asemeja a lo que podría pasar en una guerra. Además, la situación de inseguridad y violencia les ha sorprendido, no nada más a ellos sino a los directores y responsables de los medios donde trabajaban, que no siempre han dado con medidas efectivas para mejorar la protección de los periodistas. Uno de los entrevistados, que participó en un taller para periodistas en zonas de guerra que le ofreció la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en 2008, lo expresa del siguiente modo: “La guerra llegó aquí, no tuvo uno que ir a buscarla sino que llegó a la casa, y pues allí aplicabas algunas cosas, eso y el sentido común, nada más” (T3). Los periodistas del nordeste de México la zona donde trabajan forma parte de “la región más violenta del mundo por el nivel de muertos que estaba habiendo” (C/T). Uno 86

La autocensura entre periodistas del nordeste de México de los entrevistados fue más explícito que los demás al referirse a la situación y considerarla verdadero “narcoterrorismo” desde el norte de Tamaulipas: Tenemos diez años diciendo que es narcoterrorismo y sus operaciones tienen todas las características del acto terrorista: pegas, corres, haz el mayor daño posible y, a veces es un solo elemento. Eso es terrorismo puro, no tenemos otra definición más que son narcoterroristas (T1). El interlocutor considera que el ataque sufrido en 2004 en la redacción de El Mañana de Nuevo Laredo fue un “parteaguas” en toda la frontera norte de México. Señala que en aquella acción, donde el reportero Jaime Orozco Tey recibe cinco disparos y queda paralítico, aconteció “un acto terrorista de los más cobardes, de los más sucios que hay”, pues cambió la vida de personas inocentes. Esta postura contrasta con la de otro periodista que considera que la violencia en el norte de México siempre ha existido, y que es consecuencia de un persistente tráfico de drogas que existe desde hace décadas “con algunas variantes en cuanto a sus modos de operar” (C2). El periodista de fuente policíaca invita a mirar a la Revolución mexicana, pero admite que lo que ha sucedido es que “cambiaron algunos métodos de (ejercer) la violencia” y “ciertas formas de presión” (C2) recientemente. El interlocutor responsabiliza en parte a los periodistas de la situación de violencia que enfrentan por no haber sido suficientemente cuidadosos con sus “formas”, “modos”, “lenguaje” y con la “forma de presentarnos” ante los distintos actores (C2). En su análisis 2007 fue un año importante en Coahuila porque Los Zetas avanzan en el estado, y 2011 marca un segundo momento clave por suscitarse una ruptura entre ellos. Los años 2012-2013 fueron “algo más tranquilos” en cuanto a presión contra los medios, comenta. Sin duda los grandes protagonistas en la zona de México son Los Zetas, un cártel de nuevo cuño que pone en crisis los métodos tradicionales de delinquir, que expresaba el cártel del Golfo, el que durante más de la mitad del siglo XX controlaba la zona. Los Zetas basan su crecimiento en una falsa expectativa entre los reclutados de que se podría lograr vivir en la opulencia en muy poco tiempo: En toda esta zona era una categoría de estatus entre los malandros, que les vendieron el asunto de que se iban a hacer ricos, que iban a tener lana y todo eso. Y la dinámica 87

La autocensura entre periodistas del nordeste de México de la narcoguerra, de 100.000 muertos, lo único que demostró a los chavos que se metían ahí, es que no les garantizaban más que la muerte (C-T) El tono autocrítico aparece también al incluir a los mismos periodistas entre quienes fueron a menudo incapaces de dimensionar las consecuencias que para su seguridad podría tener lo que sucedía a su alrededor: Muchos periodistas no entendieron que cuando entra el crimen organizado a tomar las plazas, ya no estaban trabajando con la policía corrupta, estaban trabajando para un cártel. Y que eso implicaba que si el otro cártel se daba cuenta de que estaban recibiendo dinero de un grupo, pues ellos formaban parte de ese grupo (C-T) Otro testimonio apunta en la misma dirección al señalar cómo algunos periodistas “se meten en la boca del lobo sin saber las consecuencias” (C1) por la naturaleza de la profesión, que te expone cotidianamente a riesgos y a menudo no te permita ser muy consciente de los mismos cuando las presiones o llamadas intimidatorias ocurren te circundan. La misma fuente consideró que “no hay otra actividad lícita en México” que haya sido blanco de tantos ataques como el periodismo lo fue en los años recientes. En su análisis de la situación advierte que la violencia que se vivió en algunas zonas del país “ha tenido como caja de resonancia los medios de comunicación” (C1), sometidos a una “embestida brutal” y “lamentable”. En el caso de Zócalo, la aparición de “narcomantas” en la ciudad de Saltillo contra el director en marzo de 2011 fue el hecho que propició la adopción de una línea de autocensura pública, una decisión editorial de dejar de publicar información sobre el crimen organizado. Por último me gustaría tratar de captar cuál puede ser el futuro de la violencia en el norte de México. Los periodistas tienen lecturas diversas. Algunos creen que lo peor “quedó atrás” (C1) pero otros sienten que los grupos criminales “sindicalizaron el crimen y lo hicieron violento” (T2). La sensación es que el periodista quedó entre dos fuegos, y que ante la duda, lo más prudente es no publicar ningún hecho relacionado con la delincuencia. Otro testimonio indica que la violencia que se ejerce por parte de la delincuencia organizada en México ha llegado definitivamente para quedarse por el rédito que la situación ha brindado a quienes la ejercieron, desde grupos de delincuencia o de poder: 88

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Una de las cosas que generó el crimen organizado, en particular Los Zetas, es que creó un know how de operar de la delincuencia. Ellos reclutaron en un momento dado a la delincuencia común. Esa es una fuente de sus grupos, reclutaron a ladronzuelos, narcomenudistas, los entrenaron y los enseñaron a operar como delincuencia organizada. Eso ya se quedó como marca, y eso se va a constituir como una mafia a la larga en México puesto que cualquier sociedad se va a tener que acostumbrar a convivir con mafias, como la Cosa Nostra, como la Triada, como los japoneses (la Yakuza). Es lo que México no tenía. México tenía cárteles del narcotráfico pero no tenía mafias institucionalizadas. Y esto va a generar que se creen unas mafias institucionalizadas que ya no van a estar secuestrando a todos, que ya no van a andar matando en las calles pero que van a querer ser como instituciones, manejando giros negros, (…), como son muchas mafias en muchas partes del mundo, que es lo que no tenía México (C-T) En un caso uno de los interlocutores (C1) llegó a relacionar la existencia de un comité de seguridad en el medio donde trabaja directamente con la presencia de Los Zetas y con la necesidad de analizar, caso por caso, la situación de violencia que se presente.

3.4 La vivencia de la autocensura entre los periodistas del nordeste de México

Como hemos visto, en sus discursos los periodistas interpretan la aparición de la autocensura con un cambio abrupto de dinámica que algunos de ellos entendieron y produjo una adaptación en sus modos de trabajar y dar cobertura informativa a ciertos acontecimientos, y en otros produjo el mismo efecto pero en el plano individual. Es un fenómeno variable, que se puso de manifiesto con particularidades de medio a medio, de persona a persona, en cuyo desarrollo influye un amplio abanico de circunstancias. En términos generales se atribuye el fenómeno no simplemente a la delincuencia organizada sino a un entramado de intereses que tienen que ver con el poder económico y político que sostiene y soporta a estos grupos delincuenciales pero también, que condiciona a los medios de comunicación. Ninguno de los entrevistados habló en primera persona de la corrupción, esto es, como algo de lo que se hubiera beneficiado personalmente. Nadie admite haber aceptado

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México dádivas a cambio de silencio pero varios de ellos explican que esa es una práctica común en la profesión. Otro detonante de la autocensura parece estar vinculado a la necesidad de mantener convenios de publicidad entre los medios y las autoridades locales, sean estatales o municipales. La postura es cómoda para los directivos, que son percibidos por lo general como figuras más preocupadas por el negocio que por la responsabilidad social que entraña el periodismo. Sirvan de ejemplo de la importancia del ingreso por publicidad institucional estos dos ejemplos: Mientras a ellos les paguen el convenio, lo demás no les importa. Entonces se va cerrando todo el espectro: ¿de qué vas a escribir? No sabes en qué momento vas a encontrar un funcionario menor y que esté protegido por ellos. Y ahí fue cuando dije yo “¿Qué hago, ya no se puede hacer nada? “Y lo más grave es que eso se da ahorita (T2) Si tocan la prensa de Tamaulipas la crítica al gobernador es muy rara, pero muy, muy, muy rara. Y eso sí es para todos porque es el medio de subsistencia. Allá no hay ningún periódico que por pura pauta comercial sobreviva. Todos necesitan la pauta de gobierno, el anuncio de gobierno (T3). Si bien esta circunstancia no es privativa de Coahuila y Tamaulipas, en esta zona de México, sobre todo en el segundo de esos estados, parece formar parte de la cultura periodística inscrita dentro de una particular cultura política asociada con la corrupción y otras componendas. Lo expresan del siguiente modo dos de los entrevistados (T2 y T3): Tamaulipas es el caso más grave: ha habido censura, autocensura, toda la vida, y la gente sigue viviendo normal, y no se hace periodismo de investigación. Y en el caso de de Tamaulipas, soy muy específica porque cualquier voz disidente, es motivo para que todo el gremio se vaya encima. Por eso en Tamaulipas el PRI siempre ha gobernado, por eso el PAN, que es primo hermano del PRI, y son los mismos, incluso, familias y parientes en todo el estado, subsisten y son “la oposición”, entre comillas, ¿no? Y esa es la opinión pública que pasa, y esa también viene y demerita en el desprestigio de los medios y de los periodistas porque los medios tradicionales ahorita no están diciendo nada porque tienen la pistola en la cabeza, pero es una pistola que ellos se han ido acomodando, muchos (T2). La diferencia (con lo que sucede en Tamaulipas) es que aquí (en Monterrey) sí publicamos, aquí sí investigamos, la plaza es más competitiva. Tú ves los periódicos de Tamaulipas y son muy, muy malos. La información que manejan, muy oficial, no hay mucha investigación (…) Aquí sí (T3).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Determinados temas quedan excluidos sistemáticamente de las noticias aun a pesar del interés que tenían para los propios comunicadores. En general se puede decir que los más recurrentes son los siguientes: §

Delincuencia organizada (C1), en particular los hechos violentos en torno a ella, las capturas, las bajas de miembros de determinado grupo a manos de las Fuerzas de Seguridad

§

En ocasiones las noticias sobre criminalidad se abordan tomando la información únicamente de partes policiales (T1 y C2), sin valoraciones personales, investigación ni análisis. Suele ocurrir cuando alguien muere (T3). Identificar a las víctimas puede acarrear problemas

§

Jamás se informa de las relaciones entre narcotráfico y autoridades (C-T), de los posibles nexos de funcionarios públicos con la criminalidad

§

Cualquier alusión al lavado de dinero por parte de empresarios para grupos criminales está vetada (C-T)

§

Aquellos asuntos que pueden generar malestar en la fuente y dañar los compromisos de publicidad salen de la información diaria (C2). En Tamaulipas “al gobernador no lo podemos tocar ni con el pétalo de una rosa”, dijo uno de mis interlocutores (T3)

§

Tampoco los escándalos relacionados con alcaldes y diputados suelen aparecer en los medios (T3). Sus intereses pueden estar ligados a los de determinado grupo delictivo

Con estas limitaciones en mente lo que les queda a los periodistas es centrar su mirada en asuntos de “agenda ciudadana” (C1) y se practica un periodismo de lo posible, no de lo importante, del que desaparecen muchos de los “temas policíacos” (T1). En algunos lugares de México, como en el estado de Sinaloa, “donde tienen años conviviendo con el ‘narco’”, los periodistas han podido sacar información acerca de los líderes criminales con bastante amplitud, pero enfrentan problemas si aluden a sus familias (C-T). Digamos que sería un tema-tabú tradicional que no quedó en evidencia en las entrevistas referidas a Tamaulipas y Coahuila.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México 3.4.1 La autocensura en entre periodistas en el nordeste de México

“Acaso el no publicar cambia la verdad, los hechos, porque yo no publico, dejan de serlo. Yo nada más dejo de informar pero los hechos no cambian, la violencia no cambia, ahí está. Publique yo o no publique, sigue pasando” (Testimonio de T1) Al comenzar a trabajar sobre el concepto de autocensura nos hemos dado cuenta de que este fenómeno se suele ver como un mecanismo “perjudicial para la libertad de información” (Guerrero 2010: 15). Esa es una valoración extendida en Colombia, un país inmerso en situaciones de violencia desde estructuras del Estado, la guerrilla y el paramilitarismo, se equipara la autocensura con una acción para sobrevivir en situaciones límite. Un valioso estudio sobre cómo se había afianzado la autocensura en la prensa regional concluyó con algunas recomendaciones generales sobre este fenómeno. El acierto del mismo, a mi entender, estribó precisamente en que las mismas no nada más fueron dirigidas a los periodistas sino a las instituciones del Estado de todo nivel, desde ministerios de Justicia e Interior, hasta secretarías de Gobierno y ayuntamientos (Guerrero, 2010: 58-61). Un acercamiento así es el adecuado ante el fenómeno, pues este impacta a determinada sociedad en varios niveles. En el caso de México, donde existe autocensura “la ola de violencia (…) ha puesto a los medios de comunicación en el fuego cruzado” (Garza Ramos, 2013: 55) entre las autoridades y el crimen organizado, que trata de controlar lo que se dice de ellos. Esto ha tenido como consecuencia que los medios mismos hayan sido “objeto de intimidación y de agresiones” (Garza Ramos, 2013: 56), lo que ha extendido la práctica de la autocensura: Varios diarios mexicanos han anunciado que dejarían de publicar información relacionada con hechos delictivos. La decisión no va solo en contra del compromiso informativo de cualquier medio sino que también puede resultar contraproducente pues el silencio dura solo hasta que un grupo criminal amenace a un medio para que publique algo (Garza Ramos, 2013: 56). El caso concreto del nordeste de México está sometido a determinadas particularidades. Los periodistas entrevistados admitieron en todos los casos la existencia de la autocensura y, para mi sorpresa, se mostraron dispuestos a hablar de ella al detalle.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Sólo uno de los entrevistados distinguió de manera muy clara entre las esferas pública y privada (T1), con las siguientes reflexiones: No porto armas ni chalecos blindados, nada de eso. O sea, el día que me quieran meter una bala me la van a meter, pero eso no quiere decir que me vayan a silenciar. Tendrán silenciado a mi medio, pero a mí no (T1) Si los medios que tenemos se van a autocensurar para sobrevivir, porque de ahí comemos los periodistas, nosotros individualmente no podemos caer en la autocensura, en ese nivel no. A nivel de instituciones, sí, pero a nivel personal no nos vamos a autocensurar (T1) La reflexión pone de manifiesto que hay dos comportamientos con dinámicas distintas: la respuesta institucional ante el hostigamiento asociada con la autocensura pública, que analizamos en el siguiente apartado (3.4.1.1), y la individual que veremos en otro epígrafe (3.4.1.2). En ambos casos la autocensura es un mecanismo de defensa que suele estar motivado por la necesidad de autoprotección: Es una decisión para poder sobrevivir y compete al medio porque en lo personal la rebaso, y la rompo y no le hago caso. Pero cuando estamos hablando de la responsabilidad ante un medio, ahí sí me obligo automáticamente, porque ya aprendí a hacerlo, si quiero que el periódico y mi revista funcionen, tengo que bajar la nota (T1). Del conjunto de respuestas y de cómo se han posicionado los medios de comunicación del nordeste de México ante este problema, pude colegir estas líneas generales: §

La autocensura aparece como un fenómeno dinámico que, en el caso de la relacionada con los grupos criminales, ha colocado a los medios entre dos o más fuerzas contrapuestas. Su variabilidad depende de factores totalmente ajenos al periodismo, como el arresto de un líder de plaza, la llegada o expulsión de determinado grupo criminal, o la dependencia de los convenios de publicidad entre el medio de comunicación y el gobierno.

§

La autocensura afecta a los periodistas pero no necesariamente enfrenta a directivos y reporteros. A veces los intereses de ambos se alinean, en particular cuando la situación la generan los grupos criminales.

§

A los medios de comunicación la autocensura les puede causar pérdidas económicas cuantiosas. 93

La autocensura entre periodistas del nordeste de México §

Los medios de comunicación de Tamaulipas y Coahuila no han sabido reaccionar ante la violencia de manera eficaz; llegaron tarde a proteger a sus periodistas y sus instalaciones. Ello propició que se recurriera a la autocensura como una medida de reacción rápida frente a estas carencias.

§

Ambos estados han enfrentado una violencia criminal inusitada desde 2006 debido a los enfrentamientos entre grupos criminales que se disputaron el control territorial. Ello exacerbó la autocensura en todas sus formas.

§

En Tamaulipas existe una relación de gran dependencia medios de comunicación y el poder público; ello supedita el interés general de la ciudadanía a otros y menoscaba el derecho a saber de los habitantes de estos dos estados, que carece de una información de calidad en medios tradicionales, especialmente en torno a la violencia criminal.

§

En Coahuila las presiones sobre los medios están más ligadas a la irrupción de actores nuevos en la zona, como Los Zetas.

Quizás uno de los elementos más llamativos del auge de la autocensura en México tiene que ver con la evolución de la criminalidad en el país. De girar su actuación en torno al tráfico de drogas como principal fuente de ingresos, en pocos años los cárteles han dado un giro hacia un tipo de criminalidad distinto, más depredador y dirigido a minar el patrimonio de los ciudadanos. A partir de un estrecho control territorial introdujeron una especie de economía de escala del delito que incluye secuestros, las extorsiones (pago de derechos de piso) a negocios formales o informales, el robo de combustibles y de recursos mineros, y su comercialización. Esta profesionalización de las prácticas criminales afectó de lleno al periodismo, como lo razona uno de mis interlocutores: Acá siempre fue que llegaron Los Zetas y ellos impusieron nuevos mecanismos de operar del crimen organizado. Y esa es una cosa que no se entendió al principio de la “narcoguerra”, que esta violencia comenzó como una derivación de las peleas de los grupos del narcotráfico pero pronto evolucionó a crimen organizado, incluso a mafias, incluso muchas de esas mafias ya el narcotráfico no era su actividad principal, entonces modificaron la manera de operar, la de trabajar, y particularmente Los Zetas sí se metieron con criterios periodísticos. Ellos impusieron criterios de comunicación en las zonas donde trabajaban (C-T).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México A continuación examinaré cómo han reaccionado los periodistas a esta situación, en un análisis de lo ocurrido en la esfera colectiva, del medio de comunicación (autocensura pública), y en la más íntima (autocensura privada). 3.4.1. 1 Autocensura pública

La autocensura pública tiene que ver con las reacciones individuales frente a un régimen de censura preestablecido por parte de un agente externo, sea este un Estado, una institución determinada, o incluso un medio de comunicación en el cual se ha optado por eliminar ciertos temas de la agenda editorial. En mis entrevistas lo que más ha salido a relucir son presiones de determinado grupo criminal contra un medio de comunicación, que a su vez se ha organizado para abandonar uno o varios temas que generaban problemas a los censores. En todos los casos ha sido el crimen organizado el detonante de la autocensura pública. La reacción del medio ante ella ha sido consensuar políticas editoriales extraordinarias, puntuales, que se mantuvieron o que incluso continúan hasta este momento en el medio para dejar de escribir de ciertos temas sensibles. A veces es claro el marco en que sucede: no se escribe nada de delincuencia organizada, ninguna muerte violenta, ningún enfrentamiento de los criminales con la autoridad. Incluso se ha hecho público a los lectores, como en los casos de Zócalo de Saltillo y de El Mañana de Nuevo Laredo, en su momento, en Chihuahua, con El Diario de Juárez. Otras veces la decisión no trasciende y el público desconoce la existencia de esa línea editorial. Un caso típico de cómo se desatan las presiones que llevan a la autocensura de un medio de comunicación apareció en una de las entrevistas con un periodista que trabajó en Tamaulipas: ¿Cómo llegaba la nota con nosotros? A mí me decía el editor de policíaca: “Esta es la nota. Piden los señores que se publique”. Entonces yo la veía y le hablaba al dueño del periódico: “Señor tal, están hablando estos señores”. Dice “Bueno, ya sabe usted lo que hay que hacer” (T2). La misma fuente explica que por lo general el canal elegido por los cárteles que operaban en la zona era el editor de la fuente policíaca. De lo que sucede en la redacción “esa gente sabe todo” (T1), del día a día como de la trayectoria particular de los periodistas. 95

La autocensura entre periodistas del nordeste de México En los dos estados en los cuales se enmarca este análisis las situaciones de violencia que acontecieron en los últimos años perfilaron un escenario propicio para la autocensura pública. Dependiendo de quién fuera el censor y quién el censurado tendríamos este modelo dominante: Cuadro 6.- Modos de autocensura dependiendo de quién sea el censor Momento

Actores Censor

Acción

Reacción

Crimen organizado

Consecuencia Censurado

Medio comunicación

Dirección o consejo Reporteros editorial del medio de comunicación

Transmite la exigencia de sacar cierta de información que afecta al interés del grupo criminal o que ensalza acciones o logros de uno rival, con el que hay una disputa abierta.

Se adopta una línea editorial deja fuera los temas arriesgados Postura del medio puede ser pública o no

Los periodistas entrevistados reconocieron en cinco de los seis casos que habían estado expuestos a situaciones de autocensura pública (T1, T2, T3, C1 y C2). El único al que esto no le sucedió (C-T) enfrentó dificultades para obtener y enviar la información que tenía de los que sucedía en Tamaulipas. No obstante este último periodista ha visto limitada su posibilidad de viajar a ese estado e informa apoyándose en una red de periodistas locales que comparten la información que tienen bajo condición de no publicar sus nombres:

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Me identificaron, la última vez que fui me identificaron, a las dos, tres horas que llegué ya me habían identificado. Tuve que salir corriendo, traté de buscar ayuda con el Ejército pero dije no, ahí están muy infiltrados (C-T) Una de las decisiones que ha tomado de acuerdo con el medio que ya no firma sus notas en Tamaulipas. Sin embargo continúa sacando información sobre lo que ocurre en ese estado. En general la autocensura pública parte de un momento “muy crítico” (T1), a veces un ataque directo, un secuestro, o en ocasiones un mensaje: Los dueños de los medios, al ver amenazada la vida de los periodistas, la permanencia de la institución como medio de información, ordenan la autocensura para que los periodistas podamos seguir viviendo, para poder preservar el medio y que cientos de familias no se queden sin comer (T1) Se suele entender la autocensura como una prohibición de sacar ciertos temas, pero también incluiría en esta categoría momentos en que hay obligación de publicar algo, un material que se hace llegar a los editores del medio: El problema era que a veces les obligaban a publicar muchas cosas: llamaban, hablaban, te llegaba ya redactado el sobre con las fotos y “Vas a publicar esto. Y esa no es que tú quieras, cabrón: tienes que publicar”. Y yo me acuerdo que una vez mi jefe se hartó y dijo “Oye, cabrón, me van a chingar los otros, cuando saque esto…”, porque era una lista de los nombres de los jefes de plaza de una zona de Tamaulipas que se llama la Frontera Chica, son cuatro municipios (…). Y lo escucho porque tenía el teléfono cerca. Decía “Tienes miedo o qué”, “Pues sí, cabrón, tengo miedo”. “¿Y de mí no tienes miedo entonces, cabrón? Más miedo me debías tener a mí”. Y le cuelga. No, pues lo publicó. Y no solo ellos publicaron. A los de radio les hacían darlo, al aire, dos veces en la tarde y en la noche. Terminó, se cruzó a McAllen y se estuvo como una semana al otro lado para ver si se calmaban las cosas, si no le pasaba nada, espantadísimo…¡Imagínate!, que te obliguen. Y lo peor es que es información que es fidedigna, o sea que ellos la tienen. Entonces así se ponía… (T3) Para algunos periodistas la expectativa de la profesión es la de ser el vínculo “entre las autoridades y la sociedad” y la existencia de la autocensura “rompe totalmente ese vínculo” (T2). Sin embargo también surgen lecturas del fenómeno en positivo. “Emocionalmente te brinda tranquilidad, una como medio y como trabajador, de las tentaciones que pudiera haber de querer publicar algo” (C1), explica uno de los entrevistados que trabaja en un medio donde, públicamente, se hizo público que no se incluiría información sobre el crimen organizado. En ese caso se optó en 2011 por esta 97

La autocensura entre periodistas del nordeste de México política editorial que el periodista considera “un salvavidas” (C1) eficaz que ha evitado males mayores. El medio había perdido a un periodista un año antes y está instalado en una medida que “debe de mantenerse el tiempo que sea necesario” (C1). En la balanza están las vidas de los periodistas frente a la autocensura, y se eligió la segunda. En este planteamiento no caben posturas individuales. Es un caso típico de autocensura pública: “La autocensura se adoptó como una línea editorial. No viene de parte del reportero y todo ese rollo, es institucional. Entonces, a partir de ahí brindas certidumbre a todos. Entonces ese es el motivo único y fundamental” (C1). Con anterioridad la información sobre delincuencia que se generaba se firmaba como “Redacción”, pero actualmente ha dejado incluso de recurrirse a ello desde una postura editorial uniforme. El periodista aplaude la decisión del medio (“dimos en el clavo”, C1) porque se ha seguido haciendo “periodismo, lo que nos gusta, en condiciones lo más seguras posibles” (C1). En general los periodistas entrevistados han asumido la autocensura pública a la que están sometidos como un proceso temporal. Varios de los periodistas consultados manifestaron su deseo de escribir las historias que conocen en algún momento futuro en libros y otros formatos no periodísticos (T1, C2, C-T) cuando las condiciones de seguridad se hayan restablecido. Este testimonio lo expresa del siguiente modo: Sí, perdemos credibilidad ante los lectores, definitivamente se dejan de comprar los periódicos porque la gente tiene necesidad de saber lo que está pasando. Y un medio informativo se supone que cumple con esa necesidad. Y cuando dejamos de hacerlo por subsistir, lo único que pasa es que perdemos calidad de vida y calidad moral. Pero yo pregunto otra vez: ¿cuánto vale más, un periodista muerto o un periodista vivo? ¿Qué es lo que vale? Y si esas situaciones de violencia extrema no fueran permanentes va a llegar un día en que todo se va a publicar (T1) Mientras eso ocurre los medios donde trabajan, en algún caso, establecieron comités o consejos de seguridad internos. En uno de ellos se valoran caso por caso las amenazas y otras situaciones de violencia que puedan representar un riesgo: Somos tres directivos que tratamos primero de analizar las amenazas, (…) de dónde vienen, de dónde pueden venir. Empezamos a investigar, y conforme vamos aclarando los hechos, hacemos comunicados, ya sea escritos, hacia la empresa, que se pegan en los muros públicos que hay en la empresa, hasta juntas con toda la 98

La autocensura entre periodistas del nordeste de México empresa donde el vocero realmente es el dueño, que dice, “¿Saben qué? Estamos en riesgo, vamos a asumir esta política editorial por el momento. La verdad nos pasó esto…”. Sí lo hacemos, lo tratamos de hacer público (C2) En este medio no hay una posición pública y abierta de autocensura pero sí una atención cuidadosa a posibles circunstancias que pudieran tener como consecuencia ataques, amenazas y otras formas de hostigamiento. El análisis del riesgo gira en torno a tratar de saber “de donde pueda venir la amenaza, desde asuntos personales hasta publicaciones, hasta amistades”, y a partir de ahí se forma una hipótesis y se decide si el hecho se hace o no público (C2): “Lo que sí es cierto es que cualquier amenaza, cualquiera, aunque sea un lío de faldas, el periódico trata de proteger al empleado, lo saca, o bien de la ciudad o de la cobertura, y los manda al hotel de la empresa donde hay cierta seguridad” (C2). Una de las situaciones que me sorprendieron en este análisis es la desconfianza que existe entre los mismos periodistas con su entorno profesional inmediato. Esta no aparece únicamente entre periodistas de distintos medios de comunicación sino dentro de la propia redacción de un mismo medio donde una trabaja, o entre los editores y los reporteros que son compañeros. Los primeros temen que entre los segundos haya gente que trabaja en función de intereses que van más allá de lo periodístico. El temor es que haya dentro de los diarios periodistas que están al servicio de grupos delincuenciales y que informan a sus interlocutores de lo que va a ser publicado, en ocasiones antes de que suceda. Son “gente infiltrada” (T1, T3): Estamos acostumbrados a la traición los directivos, los jefes, los editores, sabemos que el mismo compañero, el mismo reportero o reportero a reportero traicionan y traicionan por miedo a que no los maten, o por dinero que les están dando. Es algo con que tengo que aprender a vivir: desconfiar de todo y de todos (T1) También había reporteros, o hay reporteros, que también están metidos en eso. Entonces tú estás escribiendo tu nota y, el de al lado, está escribiendo la suya y él está reportándole a un grupo (…) Si tu escribes algo que no (les conviene) y él se da cuenta, él lo tiene que reportar porque si no le va mal. Entonces, entre que le den dinero y que lo amenazan, todo lo que pasa en el periódico, lo reporta. Y nadie puede hacer nada. Si lo querían correr, ¡a ver quién es el valiente que lo corre!, porque van a venir a decirle: “No, guey, aquí no corres a nadie” (T3)

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En el caso particular de este periodista, en una ocasión él mismo fue despedido de un semanario de Tamaulipas alegando que “ponía en riesgo al resto de la redacción” (T3) por dar seguimiento a ruedas de prensa sobre delincuencia para una agencia internacional de noticias al mismo tiempo. Esta circunstancia sirve de ejemplo para sustentar la afirmación de que la autocensura genera procesos de inseguridad laboral entre los propios periodistas por las tensiones que se producen dentro de los propios medios en los que trabajan. Sin embargo también hay quien valora de manera muy positiva el recurrir a ella pues permite aislar y quitarles capacidad de acción a periodistas que puedan tener nexos con grupos criminales y trabajar para ellos desde las redacciones. Un interlocutor lo expresa del siguiente modo: (La autocensura) reduce bastante ese tipo de situaciones (comportamientos en función de intereses ajenos al medio). Pero es un hecho que está ahí, no confiamos en nadie. Si no confiamos a veces en los compañeros que tenemos en el periódico, menos en los de otros medios que no sabemos a qué intereses extraños están obedeciendo, más que nada, o siguiendo (T1) En suma, se haga o no pública una situación de autocensura que enfrenta un medio, la existencia de estas políticas o líneas editoriales funciona como una manera efectiva de dar seguridad a las redacciones y de limitar los riesgos para los periodistas en conjunto. Estas políticas giran se desatan por la necesidad de una protección más efectiva y suelen ser impuestas por los jefes de edición y la dirección. Son políticas de reacción rápida que capaces de limitar las amenazas y agresiones en las que se sacrifica una parte de la credibilidad del medio y que suelen estar acotadas a asuntos de crimen organizado. 3.4.1.2 Autocensura privada

Analizada la autocensura pública como una primera dimensión del silenciamiento mediático entramos a valorar la segunda: la autocensura privada. Como mencionamos, si la autocensura en términos generales explora las reacciones individuales a un régimen de censura del tipo que sea, en relación con la autocensura privada la exploración se centra en el proceso de regulación de un individuo a la hora de comunicar por la tensión que existe entre lo que desea y lo que les es permisible expresar.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En este tipo de autocensura lo pertinente es el análisis de las actitudes del periodista en la esfera privada, la supresión o adopción de determinados comportamientos por parte de cada uno de ellos en un contexto en el cual el censor público está ausente o no es relevante (Cook y Heilmann, 2012: 178). En términos generales podríamos decir que de la conversación con mis interlocutores llegué a los siguientes hallazgos en relación con la autocensura privada: §

Los periodistas entrevistados hablaron hicieron menos valoraciones relacionadas con esta dimensión de la autocensura que de la pública. Evidentemente el elemento que más les ha condicionado ha sido el crimen organizado pero también hay otro condicionante: la alta dependencia del medio de la publicidad oficial y la desconfianza en los propios compañeros periodistas.

§

Todos mis interlocutores enfrentaron un dilema ético a la hora de informar por deber asumir una actitud de aceptación, oposición o indiferencia ante los acontecimientos de violencia que les rodeaban. Esta circunstancia les enfrentó con sus principios y valores, especialmente con los relativos a qué es hacer buen periodismo, y qué es aceptable sacrificar como periodista para no poner en riesgo una vida.

§

En todos los casos hubo una aceptación de cierto nivel de autocensura. Sin embargo también expresaron cierta oposición ante la situación. Este comportamiento quedó de manifiesto en un abierto de activismo en defensa de la libertad de expresión (T1, T2, y C-T).

§

Algunos fueron intimidados y aceptan reglas concertadas de sus medios para silenciar determinadas informaciones sobre criminalidad pero al mismo tiempo declaran su oposición abierta a autocensurarse. Es decir, en público pueden ser leales a su medio pero en privado son capaces de seguir informando a sus medios para que no les impongan una línea de silencio total sino que les dejen actuar bajo ciertas precauciones (T1 y T3).

§

Todos los periodistas entrevistados expresaron una abierta desconfianza hacia sus compañeros de trabajo en los contextos con altos niveles de corrupción en 101

La autocensura entre periodistas del nordeste de México que se desenvuelven. Esta situación complicó su labor profesional, que ellos mismos admitieron que perdió calidad y credibilidad. §

La frustración fue una sensación general a la difícil regulación de la información, lo que les generó depresión y tristeza y, en ocasiones, ganas o una decisión de abandonar la profesión.

Un primer hallazgo en este análisis tiene que ver con la dificultad que tienen los periodistas de Tamaulipas y Coahuila para dejar de informar en libertad y aceptar que es necesario callar para protegerse y sobrevivir. Preservar su integridad es prioritario en un contexto que está plagado de obstáculos y cargas personales, como explica T1: Los judíos sobrevivieron. Nosotros los periodistas vamos a sobrevivir, cada cual en el entorno que tiene, con diferentes características, con diferentes maneras, pero todos los que estamos vivos hemos encontrado una manera de enfrentar esta violencia extrema y poder acudir a hacer todos los días nuestro trabajo y nuestro oficio, y tratar de prevalecer o sobrevivir hasta donde sea posible. Esa es la verdad (T1). La autocensura es entendida por este periodista como una especie de “fuego que te consume y que siempre está ahí”, que produce impotencia y desesperación porque “sabes que pasó algo grave y no lo puedes difundir en el periódico” (T1). La opción que funcionó en este caso es la de compartir la información que se censura a otros medios de comunicación, que la pueden emplear bajo seudónimo. El dilema entonces entre lo permisible y lo que el periodista desea se puede superar aferrándose a “la verdadera ética personal del periodista, que te obliga a publicar los sucesos que atañen al interés de toda una comunidad” (T1). A menudo se producen situaciones en las que, expresamente, no debería haber censura si existieran condiciones para ejercer el periodismo en libertad. Sin embargo hechos noticiosos relevantes, como los secuestros y muertes de migrantes por decenas en Tamaulipas, como ocurrió en San Fernando en agosto de 2010, fueron omitidos de los medios locales. La lógica es contundente: Es una decisión para poder sobrevivir y compete al medio porque, en lo personal, la rebaso, y la rompo, y no le hago caso. Pero cuando estamos hablando de la responsabilidad ante un medio, ahí sí me obligo automáticamente porque ya aprendí a hacerlo: si quiero que el periódico y mi revista funcionen, tengo que bajar la nota (T1) 102

La autocensura entre periodistas del nordeste de México El mismo periodista que las limitaciones que impone la autocensura se pueden revertir: “si hay alguien que pueda restituirnos la credibilidad (que se pierde al autocensurarse) es la praxis de la noticia, pero no hay nadie que pueda restituirnos la vida de un periodista muerto” (T1). Los periodistas entrevistados son conscientes de que existe un límite muy marcado entre lo que pueden publicar y lo que sería noticioso. No necesariamente existe una amenaza expresa de tratar tal o cual tema, mas quien comunica debe sobreentender ese límite y no rebasarlo. Así, por ejemplo, en relación con la masacre de San Fernando, T2 expresa algo que le acompañó en muchas ocasiones antes de su exilio, un sentimiento de honda frustración profesional: Esa frustración en el periodismo de Tamaulipas también fue cuando veías dos realidades. Hay, en San Fernando, fosas clandestinas con más de doscientos cuerpos. Pero en el Distrito Federal solamente se enteraron de 72. Okey, al menos en Ciudad Victoria no se publicó una sola línea de estos 72, ni de los doscientos, ni de los de nadie, porque hay una orden expresa de que no se publica nada, no se dice nada… (T2) La situación llegó a puntos en que estos sobreentendidos acerca de qué está vetado y no se puede informar generaron “depresión”, “tristeza” y “cansancio” en el periodista (CT). Este sentir lo comparte con otros periodistas de confianza, en muy contadas ocasiones con la familia y los amigos de círculos ajenos a la profesión, que se cubren entre ellos. Lo explica así T3, que se coordinaba con un compañero: Siempre que yo salía le decía: “Mira, voy acá, voy allá, voy a estar siempre aquí. Siempre le hablaba de mi itinerario, de la gente con la que estaba, y él hacía lo mismo para tener…, por lo menos si no regreso, pues tú sabes más o menos dónde no regresé. Y era lo que hacíamos. O sea, los protocolos que se siguen así como de seguridad, pero nada más… Y las cosas sí las contábamos nada más entre nosotros, con la familia, no (T3). Un tercer rasgo de esta dimensión de la autocensura privada es la desconfianza hacia otras personas fuera del entorno profesional, que como vimos anteriormente entraría dentro de la autocensura pública. Entre los periodistas entrevistados existe la sensación de que dentro de las redacciones “siempre hay traiciones” (C2) pero lo interesante es que la desconfianza salta a los contextos externos. En este caso el periodista reduce al máximo el hablar de temas profesionales con su familia y solo confía en sus más cercanos: 103

La autocensura entre periodistas del nordeste de México A: ¿Cómo funciona el tema (de la autocensura) con tu familia, con tus amigos? Ellos lo saben o no. C2: No, yo soy de Torreón. Torreón está a 300 kilómetros de Saltillo. Mi familia no está en Torreón y en Saltillo no tengo amigos. Así de fácil. A: O sea que, digamos que todo, bueno tus compañeros de empresa, supongo que sí son gente cercana, a ellos sí se lo cuentas todo, a algunos o a todos… C2: A algunos, a los más estables emocionalmente, o a los más maduros, sí les cuento algunas cosas. A: Pero, digamos, ¿ha habido veces en las que te lo has quedado para ti solo, una situación así…? C2: Sí, algunas veces, sí se ha quedado, hay situaciones. Al entrevistarle confesó que la concedió por deferencia hacia otra periodista que me puso en contacto con él, y señaló que era la segunda vez que hablaba en detalle de las circunstancias que rodearon un secuestro que padeció en 2011 en el que su vida estuvo en peligro por un “error editorial” (C2).32 Con sus amigos, explica, lo último que quiere “es hablar de periodismo”, y tampoco es muy abierto con desconocidos. En circunstancias parecidas T3 sostuvo que fue capturado y golpeado por una organización criminal y que, posteriormente, se encerró a pensar qué era lo que le convenía: En esos tres días que digo que me encerré, dije, a ver…Si le digo a mi jefe, ¿qué puede hacer? No va a pasar nada. “¿Pongo denuncia?” No, para qué. “¿Se lo cuento a los colegas? ¿Qué hago? “O se espantan, o uno me va a acusar por andar contando lo que pasó”. No, y dije, “Pues no hago nada” (T3) Este periodista con experiencia sobre todo en Tamaulipas afirma que en los medios de ese estado, a diferencia de en otros, lo que se puede o no escribir son “valores muy entendidos” que no suelen hacerse públicos pero que delimitan la información. Y esta forma de manejar la línea editorial cala en los periodistas pues “tú mismo sabías que no querías escribir de ciertas cosas” (T3).

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Un líder criminal pidió que no se publicara nada del arresto de un compañero y Vanguardia sí lo hizo, lo que le puso en peligro. La mediación de su jefe permitió que fuese liberado.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Uno de los testimonios que más firme fue a la hora de expresa la “frustración” por no haber podido informar mejor fue el de T2. Entre 2009 y 2011 tocó en tres ocasiones situaciones en que intermediarios de la delincuencia, en la propia redacción, le dijeron que no podía informar de determinado hecho. Para mí fue totalmente nueva esa situación porque, si bien nuestro reportero policíaco ya nos hablaba y nos decía “Esta nota no va porque nos dijeron que no iba”. Eso sonaba, no sé, para mí, como Afganistán, o sea…a mil años luz, no tenía nada que ver con la realidad de ahí (T2). Ante situaciones como esa “no te queda más que acatar” ya que, aunque no haya una experiencia o amenaza directa hacia el periodista, éste reconoce una alta “indignación” con una situación que se presentó varias veces, casi siempre de manera inesperada. Es decir, si bien existe la conciencia de que el crimen organizado atenaza la zona, los momentos en que aparece una amenaza o ataque directo le sorprenden porque en ocasiones no fueron grandes noticias sino información que se pensaba que no incomodaría. Así sucedió en marzo de 2010, cuando el gobierno de Tamaulipas comienza a publicar a través de la página oficial y acompañada de un mapa la información sobre los hechos más violentos que sucedían. En esa ocasión al anuncio se le añadió un último párrafo breve, informando de tres muertes en Ciudad Victoria. La noticia salió pero mantuvo a T2 varios días separado de sus responsabilidades para protegerle por decisión de la dirección del medio. En otra ocasión en 2011, una información de un posible relevo de un líder de burócratas del estado se volvió contra el periodista porque aun siendo consciente de que existe una presión externa del crimen organizado, considera que esta es ajena o irrelevante y que la noticia no incomodaría. En sus palabras lo explica de este modo: Mi mayor frustración es que no fue el gran reportaje, la gran entrevista, el gran hallazgo, la gran información. Fue simplemente una persona que está protegida por ellos, que la protegen en muchos sentidos. No sé, yo quiero quedarme solamente en el nivel que sé… (T2) La conclusión de este interlocutor es que “el periodismo en Tamaulipas siempre se autocensura”. Se puede tener más o menos conciencia de lo que está sucediendo y creer 105

La autocensura entre periodistas del nordeste de México que no hay un agente externo que condicione el trabajo, pero finalmente se topa uno con unas autoridades capaces de controlar los medios, y con una criminalidad que acecha y puede lanzarse contra el periodista casi en cualquier momento. En el fondo los temas problemáticos son prácticamente todos de los que se informa: Van avanzando que ya no sabes quién está con quién, entonces, al final lo que se publica es nada, lo que se publica en los periódicos es…, a eso me refiero, que es mucho más lo que no se publica pero lo que se sabe (T2) El periodista cree que en estas condiciones “no hay capacidad de nadie ahorita para hacer nada”, por un deterioro muy grande de confianza tanto en la capacidad institucional de hacer frente a la delincuencia en los distintos niveles de responsabilidad, especialmente el federal y el estatal. En lo personal, señala, el coste es muy alto porque, sin apenas tener ya posibilidades de una acción del crimen organizado en contra tras haber abandonado la ciudad donde se ejercía el periodismo o incluso, por haber dejado de informar, las necesidad de callar sigue ahí muy presente: Yo durante un año sufrí, año y medio, tengo dos años y medio aquí33, sufrí mucho con este sentimiento de…, de no haber luchado y de callar, o de callar pero de manera encubierta. Cuando pienso y cuando me proponen un proyecto yo digo “Todavía no puedo hablar, todavía no puedo decir quién soy”. Yo creo que eso es como más frustrante, dices “No es posible lo que me pasa, no es posible” (T2) Su salida del estado le permitió cambiar de trabajo y de perfil profesional, y le situó en la posibilidad de recibir medidas cautelares de la Secretaría de Gobernación. Sin embargo las mismas fueron desestimadas: “Los Zetas no me van a venir a perseguir, yo soy una voz menos y para ellos es importante que los demás aprendan la lección”, agregó. Al abandonar Ciudad Victoria apenas hubo tiempo, y algunas de las circunstancias de ese hecho, muy personales, salen en la entrevista y al mismo tiempo dejan ver un profundo sentido de pérdida. Sirva de ejemplo este fragmento en el cual el periodista cuenta cómo acababa de terminar de construir su casa cuando un ataque a su propiedad en el que recibe amenazas de muerte contra él y contra sus hijos a fines de agosto de 2011,

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El periodista fue entrevistado en Ciudad de México después de haber abandonado Tamaulipas, donde vivió el resto de su vida.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México precipita su salida: “Mi casa, ¡por fin! Había hecho un pequeño anexo en la cochera que era como una pequeña oficina…No sé, todavía olía a cemento fresco cuando tengo que dejar todo” (T2). Por último el periodista confiesa un último aspecto de sentimiento de pesar que carga, y es la circunstancia de que su partida no fue consecuencia “del gran reportaje, la gran entrevista, el gran hallazgo, la gran información” sino simplemente se produjo por tocar los intereses de “una persona que está protegida por ellos” (T2), en alusión a la criminalidad organizada, cuya existencia el periodista conoce pero la considera irrelevante en relación con la información que está publicando cotidianamente.

3.4.2 La violencia y la subjetividad del riesgo El análisis anterior ha puesto de manifiesto en términos cualitativos cómo se ha desarrollado la autocensura en México en las dos dimensiones, la pública y la privada, una con un censor externo y la segunda, con la persona como su propio censor. Tales líneas de análisis que permiten conocer bajo qué circunstancias se han autocensurado los periodistas de medios de comunicación escritos en Coahuila y Tamaulipas en años recientes. Sin embargo en las entrevistas surgieron además algunos elementos relacionados con la esfera más individual de los periodistas me parece pertinente reseñar. Con ellos espero redondear mi análisis y entender mejor el contexto en que está sucediendo la autocensura en estos dos estados mexicanos. Definimos la subjetividad del riesgo como un “proceso por el cual los actores se colocan frente al escenario dominante de la violencia sistémica teniendo como eje común un sentido de estar expuesto, que no se traduce a la amenaza latente de la práctica en relación a eventos vinculados con el crimen organizado o el narcotráfico sino que permea hasta llegar al nivel de lo institucional evidenciando un escenario de abandono ante el cual, el actor periodista, se coloca en una situación de vulnerabilidad” (Salazar Gutiérrez y Curiel García, 2012: 12). El concepto se entiende como “la asimilación reflexiva que favorece posiciones de negociación, adscripción o resistencia por parte de actores sociales,

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México en relación a las diversas condiciones de amenaza y vulnerabilidad que enfrentan en el escenario de violencia sistémica” (Salazar Gutiérrez, 2012: 64). Uno de los comportamientos que se identifican como parte de este proceso es precisamente la autocensura, entendida como una “táctica de defensa ante una amenaza latente” y que permite al periodista “silenciar aquella información que suponga una amenaza a la integridad del periodista” (Salazar Gutiérrez, 2012: 75). Es un mecanismo de autodefensa ante las amenazas que enfrentan. Llegados a este punto, ¿cuáles son las circunstancias o situaciones que más incertidumbre generan entre los periodistas entrevistados? La primera de todas es la que tiene que ver con la familia. Amenazar a los periodistas con dañar a sus familias es un método muy efectivo de callarles. En cierto modo, al conectar la actividad pública con el ámbito privado, íntimo, el periodista queda ante una situación de enorme vulnerabilidad. La autocensura comienza con la familia. Hay quien la considera “lo más importante” (T2) pero al mismo tiempo las decisiones en función de las amenazas no las comparten con ellos. La propia integridad personal y la seguridad de los más allegados van de la mano, y los criminales saben que incidir sobre eso es la mejor manera de condicionarles. Así lo explican varios: Siempre el asunto personal fue mi familia y la integridad personal. Yo desde el principio que empezó esto, que hablé con el consulado (de EEUU), generé los mecanismos (…) de, en un momento dado, huir del país. Yo sabía que estaba tomando ciertos riesgos, los quería tomar, no me quería someter a la presión de ellos y, te digo, la primera actitud fue, este…, me retiro, escribo menos de lo que me estoy atreviendo pero después de que sigo temo un poco por mi integridad personal pero temo más por mi familia (C-T). La situación se amplía y se traslada a la vida social de los periodistas, que llegan a renunciar a crear vínculos que otras personas considerarían normales: “Mis hijos no quieren vivir conmigo, es uno de los precios que estoy pagando. Y perdí muchos amigos. ‘Es periodista, tiene un riesgo’, (dirían). He perdido mucho de mi vida social y cuando busco amigos los busco en otras ciudades”, indica otro (T1). Hay quien, entre mis interlocutores, considera que la violencia le afecta “como a cualquier otro ciudadano” (C1) sin que en ello influya su condición profesional, ni el 108

La autocensura entre periodistas del nordeste de México medio en que trabaja, ni nada. Es algo cotidiano con lo que se convive normalmente. No obstante, las situaciones puntuales de crisis que les han ocurrido de manera directa, o la materia con la que trabajan, en particular los que manejan información policial o de seguridad pública, sí les marca. Lo vemos en estas posturas: Ha sido por etapas la violencia en Coahuila, ha sido gradual. Hay días que estamos muy tranquilos, en donde no hay aparentemente ningún indicio que nos haga ver que hay una amenaza real o una situación de riesgo, y hay días que son muy fuertes, como hoy, y tenemos que poner todas las alertas en el tema. Eso es en cuanto a lo cotidiano. Y en lo personal, yo creo que a muchos de nosotros nos ha afectado en cuanto a nuestras prácticas, en cuanto a…nuestras rutinas, incluso a niveles interiores. Yo le platicaba a un amigo (presente durante la entrevista) que hace un año un amigo y yo nos quedamos en un fuego cruzado, nos acostamos resguardándonos en un coche y, con toda la frialdad, volteé con mi compa y yo le dije: “Nos vamos a morir, sí, nos vamos a morir aquí”. Porque de un lado teníamos a los Golfos y de otro teníamos a Los Zetas, que se estaban matando. Y vas perdiendo, no sensibilidad, tal vez humanidad porque la sensibilidad ahí está, entonces (eres) incluso más sensible. Hay veces en que estás viendo una caricatura o una novela y lloras. Este… Pierdes un poco de humanidad pero sensibilidad, estás con el sentimiento a flor de piel porque dices “En cualquier momento voy a morir” (C2) El hartazgo en este caso existe “pero no (es) de la autocensura y de los narcos, no del sicariato” sino “de la violencia natural, que es la policíaca” (C2). Sin embargo en otras ocasiones parece que la situación límite que puede llegar a vivir algún compañero, como en este caso con la muerte de uno a manos de criminales, es la que deja a los periodistas en la zozobra: Si tú me preguntas ¿añoras volver al pasado, a seguir publicando esto? La verdad es que no, no porque tendría la gente que luego hace esa crítica ligera, tendría que estar en los zapatos de uno para toparte con una madre de familia que viene contigo y que…este, no en un afán de reclamo, porque nunca ha habido reclamos pero, que viene a buscar cobijo, que viene a buscar consuelo, que viene a llorar contigo la pérdida de un hijo. Tendrían que estar en los zapatos de uno para vivir episodios adentro de una redacción, y que tienes que cuidar que no se te contamine, que no se te haga crisis, más, que contamine, que no se convierta en crisis el enterarse que afuera te ejecutaron a un reportero. Es que es, para mí en lo personal son momentos muy pinches…, o sea, (estar) encerrado y con un miedo de salir a la calle y de pensar que te están esperando afuera, que te están cazando, y estar recibiendo el detalles de ‘Ya lo encontraron’, ‘Está en tales condiciones’, ‘Sí es él’. Esos episodios. Insisto, o sea…no añoro, yo no añoraría eso (publicar libremente, sin autocensura), te lo digo con franqueza, porque han sido pérdidas muy dolorosas, y pérdidas en lo personal, eh…porque a este Vale, fue becario mío, yo lo traía desde, de sus 18 o 20 años. Por azares del destino, caminos que se van por acá, luego nos encontramos, regreso a 109

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Saltillo, yo lo invito otra vez a trabajar conmigo, y resulta que termina como termina (C1) Recurrir a la autocensura es entonces una decisión voluntaria pero a la vez condicionada por la existencia o no de un censor externo y por la importancia que se le otorgue a la acción de éste. Autocensurarse es como “una forma de blindarte, de darte seguridad a ti mismo y a los que colaboran contigo” (C1), y no necesariamente es percibida o asociada con hacer un mal periodismo, al contrario. La circunstancia de inseguridad pública la convierte, según algunos de los propios periodistas, en una medida acertada y aceptable en los dos contextos analizados. Así lo explican: Yo no aspiro a pasar el resto de mis días con un escolta pegado a mí, no, no, no, ni diez, ni veinte. Para mí eso no significa seguridad, no. Podrás traer toda una tropa ahí, cuidándote, por el resto de tus días. Es ahí donde pierdes tu libertad, ahí. Entonces a lo mejor en el papel pierdes la libertad con la autocensura, pero en la práctica la pierdes desde el momento en que lo que haces, de que tu vida personal, de que tu intimidad, la esencia tuya, se pierde en el momento en que no puedes ser tú (C1) Por el contrario, quienes no lo entienden así definitivamente también cambian ciertas rutinas para preservar su integridad y la de su entorno, con comportamientos como no llegar los primeros a la escena de un crimen ni sacrificarse por una exclusiva “cuando antes era todo lo contrario” (T3), y en torno al asunto “ya no investigabas, ya no indagabas, ya no preguntabas, y a veces no querías sacar nada” (T3). Se trabaja con un perfil más bajo pero nunca con la certeza de que las medidas que uno toma permiten una seguridad plena. El pretendido anonimato a través de la firma “Redacción”, del uso de seudónimos plenamente aceptado por las redacciones en esta zona de México, no es un blindaje perfecto: “Es muy difícil esconderse. Todo el mundo es muy público. Son pueblos chicos y de infierno grande (…) A lo mejor el lector, si no le pones la firma, pues no se da cuenta pero tú preguntas y te enteras. Aunque quisiera guardarse el anonimato, vives ahí, ahí está la familia, ahí creciste, ahí tienes muchos conocidos, era muy difícil…” (T3). Por último, todos los entrevistados evitaron hacer juicios morales o de deontología periodística acerca de los medios o periodistas que se autocensuran. Más bien las posturas críticas son con aquellos que les pueden llegar a pedir que en su labor cotidiana tienten los límites bajo su propia cuenta y riesgo:

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Nunca escuché yo una discusión en Tamaulipas ética de decir “¿Por qué no publicamos…?”. Aquí (en Monterrey) las he escuchado. Y cuando las escuchaba los que hemos estado allá les decíamos, “Vénganse, cabrones, vamos una semana a trabajar allá y ahí volvemos a platicar a ver si se desgarran las vestiduras porque no publicamos la verdad”. Era bien claro, es como…una fogata: Nadie va a meter la mano. Tú ves la fogata y le sacas la vuelta. Te vas a quemar (T3). Cuando además, a la desazón cotidiana que se sufre por no estar dando lo mejor de uno profesionalmente se suma con frecuencia una sensación de aislamiento, de soledad, o paranoia con lo que sucede alrededor, que representa un coste personal muy elevado. El periodista que optó por abandonar Tamaulipas lo explica así: Yo durante un año sufrí, año y medio, tengo dos años y medio aquí, en México, sufrí mucho con este sentimiento de… de no haber luchado y de callar, o de hablar pero de manera encubierta. Cuando pienso y cuando me proponen un proyecto yo digo “Todavía no puedo hablar, todavía no puedo decir quién soy”. Yo creo que eso es como más frustrante, dices “No es posible lo que pasa, no es posible” (T2) En otros casos se adaptan a vivir con “mucha angustia, mucha desesperación” (C-T) al estar con regularidad ante casos de “decapitados”, “colgados”, ante “masacres” y situaciones que los exponen a situaciones de tristeza, cansancio o a la depresión (C-T). En suma, la amplia aceptación de una medida como el silencio, provenga de donde sea, es un paliativo a una situación que escapa completamente del control del periodista, del medio en que trabaja, y que ha superado con creces a las instituciones del Estado, en cualquiera de sus niveles. La autocensura y las demás medidas de autoprotección son necesarias, mas no suficientes para devolverle al sujeto la paz, minimizar los riesgos que enfrenta, tanto físicos como psicológicos, en medio de un escenario como el de la violencia, dinámico, cambiante y cuya evolución ha sucedido en medio de la desinformación y de la incertidumbre. Con todo y la complejidad del mecanismo, que combina una dimensión pública y otra privada, íntima, podríamos ofrecer un esquema tentativo de funcionamiento en el siguiente esquema, a modo de resumen: Cuadro7.- Del Estado débil o fallido, a la autoprotección

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Estado débil o fallido Homic idios Secues tros Tortur

Barrio ciudad, región, estado

Ataques Amenazas

Medios y compañeros de profesión

Ataques Presió Amenaza n Coerci s ón

Hogar y propiedad

Anonimato

Incertidumbre

Silencio / Autocensura

Persona y familia

Autoprotecc ión

3.5 Libertad expresión, libertad de prensa, libertad periodística y autocensura

La libertad de expresión, en todas sus formas, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática (Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Principio 1) Como vimos en el primer capítulo la libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de las democracias contemporáneas. Esta afirmación admite pocas dudas en los sistemas constitucionales y representativos de las sociedades occidentales. Sin embargo la misma puede no ser tan contundente en otros contextos democráticos con elementos histórico-culturales distintos. Tomemos el ejemplo el de la prensa en Japón, un país donde más que asumir un papel de crítica la labor de la prensa era considerado como “una ayuda para los líderes de la nación” desde el siglo XIX (Van Wolferen 1993: 123). A partir de aquel e incluso en el pasado siglo la autocensura devino en “una tradición” para la prensa de ese país, que estuvo sometida a una censura: Durante las tres primeras décadas del siglo XX el control de la prensa fue logrado en gran medida mediante la autocensura alentada por una censura oficial muy inconsistente y caprichosa. Con frecuencia no era claro qué sería censurado ya que 112

La autocensura entre periodistas del nordeste de México las instrucciones oficiales eran vagas, abstractas y ambiguas” (Van Wolferen 1993: 124). En aquel contexto, señala este autor, “las leyes y códigos especiales eran nada más medios menores de esta supresión; el método favorito de los funcionarios de Gobierno eran las advertencias personales de las que no hay registro” (Van Wolferen 1993: 124). Con el paso del tiempo esta cultura de la autocensura se afianzó en la sociedad japonesa de modo que ésta se acostumbró a contar con una prensa que ejercía sobre sí misma un autocontrol que ha perdurado hasta hoy en los llamados “kisha clubs” o “clubes de prensa”: La autocensura continúa siendo una característica visible de la prensa japonesa. Los periódicos, las agencias de noticias y las empresas de radio y televisión reúnen sus noticias desde los clubes de prensa que se constituyeron durante los años de la guerra (1939-1945), cuando la censura era oficial. El club de prensa representa la simbiosis institucionalizada entre los periodistas y la organizaciones del Sistema sobre el cual informan (Van Wolferen, 1993: 124) El mismo autor considera que “la autocensura es una categoría mucho más compleja que la censura porque es mucho más difícil de reconocer”, que puede suceder “por buenas razones morales”, y que “no es realista pensar que puede ser eliminada totalmente” (Brown, 1991: 1). El ejemplo japonés sirve de introducción para distinguir tres niveles distintos de interacción entre las tres libertades sobre las que está planteada esta investigación: la libertad de expresión, la libertad de prensa, y la libertad periodística. Como vimos en el apartado conceptual, la libertad de expresión tal como figura en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un derecho de todas las personas, e incluye el de “no ser molestado” a causa de opiniones, el poder “investigar y recibir informaciones y el de difundirlas sin limitación de fronteras” y “por cualquier medio de expresión”. La libertad de prensa es un segundo nivel que concierne “a la relación entre la prensa y el Gobierno” (Merrill, 1989: 34) y que por tanto implica hablar de “libertad de prensa institucional del control del Gobierno” (Merrill, 1989: 35). Por último el tercer plano es el de la llamada “libertad periodística”, que trata de “la relación entre los periodistas que trabajan para un medio de noticias y los ejecutivos y editores de ese medio” (Merrill, 1989: 34-35): 113

La autocensura entre periodistas del nordeste de México En otras palabras, la libertad periodística individualiza, o lleva al nivel personal, la libertad de prensa. La prensa es en gran medida libre de la directriz o interferencia del Gobierno pero los periodistas ciertamente no son libres de de la directriz o interferencia de editores y directores. El siguiente cuadro puede servir para ilustrar de manera más clara cómo interactúan estas libertades a las que me referiré a continuación: Cuadro 8.- Interrelación de las libertades en el periodismo

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Derec ho

Fundament al

LIBERTAD DE PRENSA

Inalien able

Prensa

LIBERTAD PERIODÍSTICA Medio de comunic

Inheren te

LI

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En mis intercambios con los periodistas del nordeste de México en torno al fenómeno de la autocensura hubo varias preguntas relacionadas con cómo habían vivido la libertad de expresión. Sus respuestas pueden explicadas en los tres distintos niveles de libertad que distinguimos. A continuación resumo los aspectos más importantes en cada uno de ellos.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México 3. 5. 1. Libertad de expresión

Los periodistas entrevistados consideraron en la mayor parte de los casos que en Tamaulipas y Coahuila ellos no gozan de las mínimas garantías para ejercer la libertad de expresión. Es decir, el derecho como tal existe pero si lo ejerces a plenitud, tu vida está en juego: Tú sabes si decides, te hablan y te matan. Pero la libertad del Gobierno no te va a censurar. Por eso lo nombramos autocensura. Podemos publicar lo que queramos, inclusive contra la Presidencia de la República, o contra la demanda de los traficantes. Nada nos impide hacerlo, nomás que al otro día nos van a matar. Y es la decisión que tenemos que tomar (T1) La sensación que tienen es que de su lado hay una gran debilidad institucional que les ha dejado a merced de grupos de poder, estén dentro o fuera de la ley: “Tenemos un Estado en manos de narcotraficantes porque, si no corrompen, matan o aterrorizan y, como quiera, gobiernan, imponen su ley de las balas” (T1). Consideran que los derechos humanos “no existen” en esta zona de México, figuran nada más “sobre el papel” y son sistemáticamente incumplidos (T1). La desconfianza hacia los responsables de seguridad pública ha sido en los últimos años “absoluta” (C-T). Esa desconfianza es otra de las causas del silencio, no solo del de los profesionales sino de la sociedad en general, que ha visto muy limitadas sus posibilidades de realizar manifestaciones públicas. Los problemas sociales son a menudo difíciles de explicar por la falta de información oficial sobre los mismos. A menudo “conoces mucho más de lo que publicas” (C-T) y evitas sacarlo para no arriesgar tu seguridad. Un ejemplo de los huecos que existen es la falta de índices delictivos: “Tú buscas en Tamaulipas y no hay. La Procuraduría no tiene cifras” (T3). 3. 5. 2. Libertad de prensa

Los medios de comunicación mantienen una muy alta dependencia de los poderes públicos en el nordeste de México y no sobrevivirían sin esa financiación: “Entonces yo creo que eso es lo que ha denigrado y lo que ha provocado la censura y la autocensura en 115

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Tamaulipas: los convenios de publicidad, la dependencia del estado” (T2). Esta situación es muy claramente y de manera crítica percibida por los propios periodistas, que suelen cuestionar a la cúpula del medio en que trabajan: “A mí me ha tocado darme cuenta de que cuando el Estado mexicano quiere, como en este momento, aplacaron la violencia gracias a la relación de los dueños de los medios con (el presidente Enrique) Peña Nieto” (C-T). Los propietarios de los medios “siempre han sido parte de la corte del príncipe” (C-T), señala el mismo periodista, quien coincide con otros en que les faltó voluntad para proteger de manera más efectiva y preparar mejor a sus empleados ante los riesgos que se vivieron. En ocasiones, cuando han sucedido ataques o secuestros contra periodistas, el modo en que han desarrollado las investigaciones, la impunidad y la falta de respuesta efectiva a sus problemas ha generado una gran desconfianza, como sucedió con dos de mis interlocutores que fueron secuestrados (T3, C2). “Nuestra impresión es de que en la dependencia federal de protección a periodistas ponen a gente, a la gente, de más bajo perfil que tienen en la Procuraduría General de la República (PGR). Simplemente eso” (C2). Respecto a la estrategia de militarización que en ambos estados, Coahuila y Tamaulipas, existió, cabe decir que los periodistas la vivieron de diferente manera. Durante el mandato de Felipe Calderón (2006-2012) hubo ocasiones en que se llegó a generar cierta confianza entre algunos periodistas y miembros de la institución militar. Los militares llegaron a confiar a los primeros información off the record filtrada (C1, C2, C-T) a determinados periodistas para permitirles hacer mejor su trabajo y para dar a conocer sus logros. Sin embargo esta práctica parece haber desaparecido con Peña Nieto en el poder (C2), que ha apostado por la opacidad y el hermetismo en materia de información de seguridad pública, actualmente centralizada en la Secretaría de Gobernación (Interior). Este contraste lo explica uno de los entrevistados, que atribuye a la estrecha relación del ex presidente Felipe Calderón con Estados Unidos la necesidad de ofrecer resultados y evidenciarlos: En Calderón (2016-2012) había una tendencia a desestimar lo que ocurría, y en Peña Nieto hay otra a manipular la información para minimizar lo ocurrido. Pero los dos 116

La autocensura entre periodistas del nordeste de México tienen una tendencia muy fuerte a cacarear el huevo que ponen. Lo estamos viendo ahorita con (Joaquín) ‘El Chapo’ (Guzmán, líder del cártel de Sinaloa hasta su arresto en febrero de 2014) y en su momento Calderón lo hizo también, cuando cayó un narcotraficante y hacían un escándalo de medios a nivel internacional ¿Por qué? Por los protocolos y los compromisos contraídos con Estados Unidos, que destinó millones en el Plan (Iniciativa) Mérida para el combate al narcotráfico (T1). En caso de Peña Nieto, no comete esos errores pero le ordena a la gente que tiene abajo ‘reduce las cifras’, ‘baja los números’. Lo acabamos de ver ahorita al secretario de Gobernación informando que el año pasado eran 1.500 personas las muertas y que ahora nada más fueron quinientas. ¿Y qué? ¡Son quinientas muertes, te parece poco quinientas muertes! A mí una sola muerte me parece demasiado. Al señor se le hacen pocas quinientas, digo, ¿cuál es su concepto estadístico? (T1) No obstante la prensa y los militares no parecen haberse entendido. Uno de mis interlocutores considera que “la mayoría de ellos” cree que los periodistas están “con el crimen organizado” (C2). A ello ha contribuido el hallazgo en distintos operativos contra los criminales de datos de los movimientos y patrullajes de los militares, lo que ha generado mucho recelo hacia la prensa. Por otro lado, la institución militar ha negado información detallada sobre los acontecimientos de seguridad pública que estaban sucediendo. Eventos de cierta magnitud han sido en algunas ocasiones simplificados y ello ha generado recelo entre periodistas, que a veces conocían de primera mano los hechos. Alguno explica que con Calderón la estrategia anticrimen estuvo basada en la “confrontación”, y rozarse con ella era “como meterte a una pelea de de perros” (T3). Actualmente se mantiene el enfoque militar pero la sensación que “hay muchas cosas que siguen ocurriendo y simplemente no las dan a conocer” (C-T). El aislamiento que sufrido por los medios de comunicación ante las autoridades hizo que en los momentos de mayor violencia se acabaran la competencia entre las empresas y la apuesta fuera por un trabajo más colaborativo. Por último la situación de violencia contra los periodistas carga además con un reproche, el dirigido contra determinadas autoridades que no quieren o no han querido ver que deben hacer frente a ciertas obligaciones en la materia. En 2012 se promulgó la ley que creaba el Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, quizás el instrumento en que el Gobierno federal mexicano depositó bajo presión de organismos internacionales y de otros países, sus mayores esperanzas de 117

La autocensura entre periodistas del nordeste de México ofrecer una respuesta al fenómeno de la violencia contra periodistas. No obstante el manejo que se ha hecho del mismo, en manos de funcionarios poco sensibles a la realidad de los acontecimientos, lo han desvirtuado. Así lo señala un interlocutor: Entonces, ¿el Mecanismo, de qué sirve? De nada, porque primero tiene que tener una cuestión de confiabilidad: ¿qué tanta confianza tengo yo en la gente que está ahí? Pero además, ha sido un ente tan burocrático que desde 2012, en junio de 2012 se promulgó la ley, y estamos a marzo de 2014 y todavía no se libera el fideicomiso para atender los casos. Entonces yo lo reduzco todo a voluntad política: si un Gobierno quiere hacerlo, pero si,…es que es ahí contradictorio: si el Gobierno reconoce lo que está pasando va a decir que el asunto de la seguridad se le salió de las manos, y ellos no se pueden dar el lujo de decir que se salió esto de las manos, entonces prefieren evadir, evadir, como que un poco pensando que las cosas se van a arreglar solas (T2). 3. 5. 3. Libertad periodística

Los diarios del nordeste de México han tomado algunas medidas de emergencia para proteger a sus periodistas que se han traducido en la existencia de un sistema de autocensura. Hay en algunos de los medios protocolos especiales de seguridad (T1, C2) pero estos mecanismos no son generalizados. Lo más común es que el medio decida dejar de escribir de ciertos temas para preservar la seguridad colectiva. Los medios parecen ser conscientes de la ausencia de mecanismos instituciones efectivos ha hecho que la prensa recurra al autocontrol y a la autocensura como medida de choque para evitar males mayores. Es decir, es más efectivo poner en marcha una política de autocensura y silencio que otra de formación, seria, con cursos para los comunicadores y protocolos de seguridad. Las estrategias de trabajo colaborativo existen (C-T, T3) pero no aparecieron de manera generalizada en la interacción con mis interlocutores. Para uno de ellos los periodistas independientes, aquellos que trabajan por cuenta propia y sin adscripción a un medio específico, son los más expuestos: “nadie te protege y todo el mundo se alegra de que te vaya mal” (T2). Una de las mayores dificultades es que la autocensura puede comprometer la viabilidad de los medios que se someten a ella. Una pérdida de credibilidad implica un descenso en las ventas y que entren recortes de personal, lo que deja al descubierto un dilema: “¿Qué tanto publicamos para arriesgar? Ahora sí, ¿‘la bolsa o la vida’?” (T3). 118

La autocensura entre periodistas del nordeste de México En cuanto a medios materiales para afrontar la situación, los periodistas son críticos con los medios, cuyas medidas fueron deficientes si es que existieron. Uno de ellos manifiesta su absoluta indignación con la situación recurriendo al ejemplo de TelevisaNuevo León, que llegó a proporcionar chalecos antibala a sus periodistas del turno de noche: ¡Qué jodido!, ¿no? Es todo una estrategia que debe ser mucho más amplia que darte un chaleco. O sea, que ahora como que hasta la cabeza te van a volar. ¡Guey, hasta el chaleco te roban, ¡Chingaos! (T3) Otra de las críticas de varios de mis interlocutores (T2, C2) se dirigió a las organizaciones civiles de defensa de la libertad de expresión, a las que les piden que afinen más sus criterios para defender a la periodistas ya que algunos de ellos utilizaron la pluma para defender intereses ajenos a la profesión y al periodismo de calidad: No podemos engañarnos, no podemos engañar a la gente y no podemos vanagloriar y hacer héroes de donde no hay. El gran problema de nuestro país es que necesitamos siempre como salvadores o como héroes para mitificar y no vernos hacia dentro de qué está pasando (T2) Como se aprecia uno de los móviles fundamentales para aceptar el silencio como norma es la necesidad de autoprotección. Las carencias mostradas por el Estado en sus distintos niveles para brindar protección a los periodistas implicó que aflore el “instinto de conservación” (T3): “Tú sabes que de repente estás pisando aguas muy profundas y ¿para qué? Ni traje de baño traes. Entonces, ¿para qué te metes en esas aguas? (T3). La sensación generalizada es que hubo una falta de preparación tanto entre los periodistas como entre las empresas para las que ellos trabajan: ¿Qué fue lo que pasó? Que a muchos medios el problema nos agarró con los dedos en la puerta porque nadie estábamos preparados para lo que se veía venir, por eso nos pasó a nosotros esto. Y digo a nosotros porque estoy hablando de una comunidad periodística, de aquí de Saltillo, que todos nos sentimos agraviados, con todo y las divisiones que existen y que no hay una unidad laboral, entre medios y entre profesionistas (…) Y ese fue el problema, de que no estábamos preparados para enfrentar y darle salida a este tipo de fenómenos (C1). En ocasiones ciertas experiencias con la violencia, no necesariamente próximas en el tiempo sino de hace años han marcado a los periodistas, que reconocen la excepcionalidad de lo que ha ocurrido en años recientes pero que han convivido con la violencia desde 119

La autocensura entre periodistas del nordeste de México mucho tiempo atrás. Un interlocutor relata lo ocurrido el 16 de julio de 1986, en el primer medio donde trabajó, donde el director del diario y la jefa de información fueron asesinados. Ese día, yo llegaba siempre a las 7 de la mañana, vivía más o menos cerca de ahí, del periódico, tomaba un pesero (autobús público) y ese día se me olvidó, no traía dinero y me regreso a pedirle a mi papá que se quejaba también de cómo estaba trabajando yo y le estaba pidiendo dinero, y me entretuve, qué será, diez o quince minutos, en lo que llegó el micro(bús) y me fui. Cuando yo llego al periódico, estaba la parada, me bajo, estaba a dos cuadras el periódico, y cuando yo veo hay dos cuerpos tirados: el director del periódico, y mi jefa de información (T2) En el caso, supuestamente, el director utilizaba a la jefa de información asesinada “para atacar al alcalde”, un personaje emparentado con Juan Nepomuceno Guerra y de una familia cuyos miembros siguen ocupando puestos de responsabilidad pública. El periodista cuenta cómo aquel crimen le marca, y tras él decide “decir lo que pudiera decir, investigar, denunciar, hacer denuncia social” pero al mismo tiempo hacer lo necesario para “no morir joven” (T2). Al final parece que lograr cumplir con un propósito así depende más de las condiciones personales de cada uno que de un entorno que genere las condiciones para una seguridad humana mínima. 3.6 Las redes sociales y la autocensura

Uno de los aspectos que más interés suscitaron al plantear esta investigación centrada en la autocensura tiene que ver con las redes sociales y cómo se están utilizando en contextos de violencia criminal y debilidad institucional como el que existe en el nordeste de México. Las redes sociales (social media) “han emergido como un canal de comunicación que la gente utiliza para conectar con otros y recibir información en momentos de crisis extraordinarios: desde inundaciones, hasta terremotos, ataques terroristas, a tiroteos en escuelas y revoluciones. Sin embargo, en localidades afectadas por conflictos armados, las crisis son parte del día a día, volviendo sucesos extraordinarios en ordinarios” (Boyd al. 2012). En el caso de México ninguna autoridad ha admitido que podamos estar en una situación de conflicto pero “la gente viviendo en estas circunstancias pueden volverse hacia las redes sociales para cubrir sus necesidades de información, especialmente cuando

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México las instituciones que tradicionalmente están a cargo de ofrecer tal información han sido socavadas” (Boyd et al. 2012). 3.6.1 La violencia contra tuiteros, blogueros y demás usuarios de redes sociales en el nordeste de México

El 13 de septiembre de 2011 los cadáveres de dos jóvenes torturados aparecieron colgados de un puente en Nuevo Laredo (Tamaulipas). Junto a ellos un “narcomensaje” firmado por Los Zetas advertía que ese sería el fin que les ocurriría “a todos los relajes del internet”, en alusión a cualquier cibernauta que empleara las redes sociales contra el grupo criminal (Zertuche, 2011). Once días después le tocó el turno a Elizabeth Macías Castro, conocida en redes sociales como la NenaDLaredo, quien fue brutalmente asesinada en Nuevo Laredo por difundir alertas en torno a asuntos relacionados con la delincuencia organizada sin revelar su identidad (Moncada Ochoa, 2012: 285-286). Meses más tarde los encargados del Blog del Narco (www.blogdelnarco.com) explicaron que esas dos personas trabajaban con ellos. “Unos enormes carteles escritos a mano –conocidos como narcomantas- junto a sus cuerpos mencionaban nuestro blog y declaraban que esto es lo que les ocurriría a los soplones de internet” (Anónimo -autores del Blog del Narco- 2012). Surgido en 2010 por iniciativa de una periodista y de un analista de sistemas, dos años después de su lanzamiento registró un promedio de veinticinco millones de visitas al mes. El blog dejó de publicarse y con él terminó un esfuerzo por “publicar noticias sin filtro ni censura sobre la guerra del Gobierno contra los delincuentes del crimen organizado –sobre las balaceras, las decapitaciones y tantos otros actos sangrientos que se daban a diario” (Anónimo -autores del Blog del Narco2012: 2). El fenómeno de la seguridad de los periodistas y blogueros en México ha suscitado un interés reciente de los centros de investigación sobre periodismo y organizaciones que trabajan en la libertad de expresión. Freedom House, Periodistas de a Pie y el Knight

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México International Journalism Fellow (KIJF34), de la Universidad de Austin (Texas, EEUU) han estado trabajando sobre el mismo a través de talleres e iniciativas de investigación. Este último centro lanzó en octubre y noviembre de 2012 una encuesta para “desarrollar protocolos e identificar las mejores herramientas” que pueden proteger mejor a los periodistas y blogueros para que “continúen su servicio al interés público” (Sierra 2013: 5). De partida el diagnóstico del centro es que “en México la inseguridad digital y móvil se ha convertido en una nueva e incontrolable fuente de peligro para la seguridad física, psicológica y digital de periodistas independientes y blogueros por igual” (Sierra 2013: 4). Las principales amenazas provienen de temas relacionados con la corrupción, las víctimas de la violencia, los abusos de autoridad, el narcotráfico y los derechos humanos, señala el estudio. Como resultado de la encuesta un 70 por ciento de los consultados dijo haber sufrido amenazas o ataques por su actividad periodística o a través de blogs. De todos ellos, un 10 por ciento aseguró que fue agredido físicamente. El sondeo constató que “más del 70 por ciento de los encuestados dijo no utilizar ninguna herramienta para ocultar su identidad mientras navegan en internet” (Sierra, 2013: 11). Además “aunque el 90 por ciento de los encuestados dijo usar redes sociales (twitter, Google+, Youtube y Flickr), menos del 30 por ciento reportó un uso avanzado de esas herramientas” (Sierra, 2013: 13) Por todo ello el centro emitió una serie de recomendaciones generales dirigidas a los medios de comunicación y a las ONG que trabajan con periodistas para mejorar la seguridad digital y móvil de estos y de los blogueros. Un resumen de las mismas es el que sigue: §

Asesorar a las redacciones a adoptar una cultura de seguridad que incluya vigilancia digital y una disposición a adoptar tecnologías y las estrategias necesarias para mantener la seguridad cibernética

§

Animar a los medios de comunicación a incrementar los recursos para ayudar a reporteros, editores, fotógrafos y productores a proteger su seguridad digital

34

https://knightcenter.utexas.edu/es/

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México §

Construir una comunidad de expertos en seguridad de medios con ingenieros, periodistas y blogueros

§

Usar las redes sociales, internet y las demás redes existentes para comunicar la necesidad de contar con herramientas de comunicación seguras, especialmente para reporteros, fotógrafos y editores que trabajen en zonas de alto riesgo

§

Invitar a los periodistas a formar una red de seguridad digital y móvil

§

Ofrecer programas de entrenamiento online y presencial para ayudar a los periodistas y blogueros a usar herramientas de seguridad, y para proteger su identidad y privacidad mediante sistemas de navegación anónima (Sierra, 2013: 14-15)

3.6.2 Usos de las redes sociales en el nordeste de México

El epígrafe anterior dejó claro que en México los periodistas carecen de las habilidades y herramientas necesarias para gozar de elevados niveles de seguridad digital. Conscientes o no de ello, en el nordeste de México la violencia que se desató en los últimos años parece haber generado un trasvase de información de los medios tradicionales a las redes sociales. La situación se ha sentido bastante en el nordeste de México: En ciudades como Reynosa, Ciudad Victoria y Ciudad Mante en Tamaulipas, o en el caso de Coahuila en Saltillo, Piedras Negras y Torreón, así como en Monterrey, Nuevo León, las redes sociales, en especial Twitter, han servido como fuente alternativa de información en tiempo real ante la falta de información confiable y la imposibilidad de poder confirmar o desechar la oleada de rumores que suelen acompañar los picos de los índices de incidencia de los delitos de alto impacto (homicidio doloso, culposo, secuestro y extorsión) (Article 19, 2012b: 21) En su momento desde la sociedad civil se alertó de que comunidades y regiones enteras se habían transformado en verdaderos “agujeros negros a lo largo y ancho del territorio mexicano (…), es decir, zonas en donde no entra ni sale información, lo que propicia rumores e información poco confiable al respecto” (Article, 19 2012b: 21). Más recientemente, con el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto instalado en el poder, la estrategia de comunicación oficial ha variado pero sorprendentemente ha dado un giro hacia el silencio. De una alta visibilidad por parte de las fuentes oficiales para con 123

La autocensura entre periodistas del nordeste de México todo lo relacionado con el combate al crimen organizado hemos pasado a un modo “estricto y discreto de anunciar las novedades en la lucha contra el crimen organizado limitándose a ruedas de prensa de bajo perfil en las que los oficiales de seguridad siguen un guión estricto” (Mohar y Gomis, 2014). Sirva el siguiente cuadro para establecer las bases de esta transferencia de información: Cuadro 9.- Diferencias entre la actividad informativa en medios de comunicación tradicionales y en redes sociales

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Redes sociales / nuevos medios

Medios tradicionales

§

§ § §

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§

§

Juegan en la globalidad desde la acumulación de capital Lógica de negocios (up-down) Deontología profesional Sujetos identificables: los medios tradicionales Censura : aceptable con límites Autocensura (privada y pública) Reglas del periodismo (estar, ver oír compartir y pensar) Priman criterios de calidad y ética del periodismo Gozan de credibilidad

§ § § § § § § § §

Juegan en la globalidad desde lo local Expresión más genuina de la Libertad de expresión (down-up) Éticas plurales y diversas Sujetos indistinguibles: periodistas, ciudadanos, crimen organizado coexisten Censura oficial es más difícil Autocensura privada domina las redes Reglas reducidas al mínimo Priman criterios del administrador o del cibernauta Enfrentan reto de alcanzar una mayor credibilidad

El ingeniero en sistemas Monroy-Hernández, un mexicano que trabaja para Microsoft y procede de Coahuila, lleva años siguiendo el tema de la violencia y las redes sociales en el norte de México. Su diagnóstico apunta a que “la prensa es una de las muchas víctimas de la violencia en México, en particular, los medios locales” (Monroy-Hernández, 2011b). Sostiene desde 2011 que “cuando los medios mexicanos se están autocensurando y la gente cada vez se atreve menos a decir lo que piensa, estas redes (sociales) son clave. Obviamente no van a resolver el problema del narcotráfico por sí solas (…) pero ponen el reflector sobre el problema” (Peinado, 2013: 40). 125

La autocensura entre periodistas del nordeste de México En colaboración con otros especialistas el experto considera que la situación que en los últimos años sobrevino en el norte de México ligada a “la guerra contra las drogas, como en otros conflictos armados, es también un conflicto sobre el control de los flujos de información” (Boyd et al. 2012): A la fecha los cárteles de la droga parecen estar ganando control de los medios de comunicación mainstream a través del asesinato y la intimidación. México figura ahora en tercera posición como país más peligroso para los periodistas (Comité de Protección a Periodistas-CPJ, 2011). El resultado es un casi completo ‘embargo informativo’ impuesto por las organizaciones criminales que, ‘vía llamadas telefónicas diarias, correos electrónicos y comunicados de prensa’ deciden ‘que puede o no ser impreso o emitido’. Del mismo modo, los gobiernos locales con frecuencia fallan con la comunicación pública por una variedad de razones: temor a represalias, falta de conocimientos, o un intento de mantener una imagen de tener todo bajo control” (Boyd et al. 2012) Algunos medios como el semanario Proceso abiertamente han adoptado políticas tendentes a minimizar los riesgos contra sus periodistas ofreciéndoles la seguridad relativa de publicar las notas sin firma. El semanario coloca la siguiente leyenda cada vez que acompaña información sensible: AVISO A LOS LECTORES: Los cárteles del narcotráfico continúan imponiendo su ley en prácticamente todo el país. Proceso asume la política de proteger a sus reporteros y corresponsales presentando –de manera excepcional- ciertas notas y reportajes relacionados con el narcotráfico sin su firma. Del contenido de esos trabajos se hace responsable nuestra casa editorial (Proceso, 2014: 31) En este contexto es donde parece que los ciudadanos “se han vuelto hacia las redes sociales. Twitter en particular se ha convertido en una de las principales fuentes de noticias emitidas por los ciudadanos en México” (Boyd et al., 2012) de modo que estos canales tiene el potencial de satisfacer las debilidades de los flujos de información por otras vías. Direcciones que gozan de decenas de miles de seguidores son, por ejemplo, @ValorTamaulipas,

ValorxTamaulipas

(en

Facebook),

#Reynosafollow,

@reynosafollowfb, #saltillo, #sdrreynosa, @nuevolaredovivo, entre otras. Además ha surgido una jerga propia a través de estos canales (SDR: situaciones de riesgo; PSDR: posible situación de riesgo; DO: delincuencia organizada; FA: Fuerzas Armadas) que vincula de manera más estrecha a la comunidad.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Monroy-Hernández señala que en situaciones de crisis “los rumores se difunden más rápido porque hay un débil ‘sistema inmunológico’ de información débil. Los medios de comunicación mainstream y el gobierno no se pueden considerar fuentes de información confiables en algunas ciudades” (Monroy-Hernández, 2011). En tal situación las redes sociales asumen el rol de los medios de comunicación masivos y logran a menudo proteger a la gente con los seudónimos. Además, algunas como Twitter “tienen el potencial de salvar vidas en México empoderando a los ciudadanos para que informen de tiroteos y ayuden a otros a evitarlos” (Monroy-Hernández, 2011). Sin embargo las redes sociales no nada más están recibiendo a ciudadanos o periodistas silenciados. En ellas también se encuentran los grupos delictivos. Este arribo “de los grupos criminales a los medios tradicionales y a las redes sociales sin duda inevitablemente añade una capa de complejidad más a la situación de seguridad del país” (Mohar y Gomis, 2014). Los autores sostienen que con la llegada de los grupos a las redes sociales se ha abierto “un nuevo frente” ya que estos medios “constituyen un activo para los cárteles de otra manera” ya que permiten proyectarlos como organizaciones con un determinado estatus y que pueden ser atractivas para personas que deseen sumarse a ellos. 3.6.3 Periodistas, autocensura y redes sociales Por último referiré algunos de los hallazgos de las entrevistas con los periodistas en relación con el uso que ellos hacían de las redes sociales. En México algunos de estos profesionales llevan años denunciando los casos de violencia que enfrentan. Hay quien afirma que en el país se da “la peor violencia que la prensa mexicana ha padecido jamás” (Baltazar, 2011: 64). Ante la situación algunos han reaccionado ya a través de movimientos que fueron creados en redes sociales35 para llenar un “vacío” surgido por la falta de respuesta de las autoridades frente a las agresiones y amenazas que padecen (Baltazar, 2011: 64). En la interlocución con los periodistas casi todos ellos explicaron que utilizan regularmente las redes sociales para su labor informativa, con más o menos intensidad. El

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“Los Queremos Vivos”; la Red de Periodistas de Juárez (Salazar Gutiérrez 2012: 76).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México uso más arriesgado es con nombre propio, lo que ha posibilitado en determinadas situaciones que dejaran de expresarse o tuitear, o crearan cuentas encubiertas (T2). “Quita ese tuit porque te están vigilando”, es una de las amenazas recibidas por uno de ellos (T2) tras hacer público a través de la red el secuestro en Tampico (Tamaulipas) del pariente de un destacado empresario mexicano en 2010. En otro caso son varios contactos con un periodista (C-T) los que le facilitan valiosa información de lo que está sucediendo a través de las redes. La relación entre ambas partes es directa: Nos movemos en redes sociales y utilizamos ciertas cosas de las redes (sociales) para filtrar cosas. Pero todo el conocimiento, el manejo y el intercambio de información fue a través de una red de periodistas que estamos trabajando conjuntamente y en la que ellos decidieron no aparecer. Yo no les firmo a ellos pero ellos me filtran la información y yo la confirmo (C-T) La fuente les caracteriza como periodistas en la sombra “que saben todo pero no publican nada que unas veces le mandan la información directamente, y otras nada más llaman su atención para que compruebe éste o aquel dato. Además bajo las presiones y la autocensura se da una paradoja que contrasta con el periodismo que se hace sin tantas presiones. Es lo que tiene que ver con compartir la información. Lo que en otro contexto sería una traición para el medio en el que se trabaja, en Tamaulipas y Coahuila se comparte: “De esta manera me siento más protegido de no manejarla yo solo. De hecho, así trabajamos un tiempo, compartíamos todo lo que traíamos” (C-T). Los propios periodistas son muy conscientes de que los acontecimientos que ellos mismos pueden estar silenciando, a la vez están trascendiendo información “mucho más fuerte” (T1) a través de las redes sociales, haya tras ellos periodistas o ciudadanos inquietos simplemente: Ahora (…) encuentras en los sitios de internet de los periodistas lo que no pueden publicar en los medios impresos. Entonces, si le das una pasada a internet y empiezas a pasar los sitios personales de cada periodista, vas a encontrar en los blogs muchísima información que no ha visto la luz ni en las cadenas televisoras nacionales ni en ningún otro medio legalmente o formalmente constituido. Pero esta información, al no tener carácter de legal, no puede ser comprobable pero, si das una pasada por ahí, 128

La autocensura entre periodistas del nordeste de México entonces te ves y te encuentras con que el cuadro es mucho más grave y más dramático de las valoraciones que hacen las autoridades a nivel nacional (T1) En cierto sentido el espacio de las redes sociales está propiciando una nueva relación de los periodistas con los medios tradicionales, a los que les facilita un nuevo marco de actuación donde pueden expresarse ajenos a ciertas presiones del medio, a una libertad periodística más acotada. Hace cuarenta años no teníamos internet, teníamos obligadamente que guardar silencio cuando el dueño nos decía “Esto no se publica y no sale y punto”, y las noticias se quedaban ahí sin escribir o sin publicar, tal vez escritas pero no publicadas. Pero ahora, cada vez que a un reportero le dicen ‘esto no se publica’, él va al blog y lo sube en internet, y busca a las instituciones de otro tipo, y la información, finalmente, sale a la luz pública. Publicar es sacar a la luz pública entonces, sea por un blog, sea por una red social, sea por un aparato de Nextel no rastreable, la información fluye (T1) Con todo y la potencia del recurso, mis interlocutores confesaron que no siempre emplean estas tecnologías a plenitud, lo que limita la posibilidad de compensar a través de una mayor seguridad por estos medios, la inseguridad cotidiana que experimentan en sus contextos en la cotidianeidad. La pregunta obligada para el contexto de violencia de Coahuila y Tamaulipas, la que cabría hacerse es cuánto tiempo más las redes sociales seguirán siendo espacios de expresión libre y sin interferencias. Nadie de los consultados lo tuvo claro pero lo que es un hecho es que: …el escenario del crimen organizado en México se está haciendo más diversificado tanto en términos de estructura –con nuevos, más pequeños y más imprevisibles actores en juego- y en sus tácticas, con un incremento relativo en secuestros, robos, extorsiones, y en el tráfico de sustancias que no necesariamente son drogas (…) En un futuro cercano los traficantes de drogas encontrarán nuevos modos de comunicar, justo como ellos respondieron a los más estrechos controles sobre los métodos tradicionales de tráfico encontrando nuevas rutas y adoptando medios innovadores para traficar tales como vehículos no tripulados, túneles y catapultas. Los nuevos métodos de comunicación podrían tomar la forma de utilizar las nuevas plataformas de las redes sociales, por ejemplo siguiendo una tendencia a la vez que las generaciones más jóvenes abandonan las redes sociales más viejas, particularmente Facebook, cuya popularidad está disminuyendo entre los quinceañeros (Mohar y Gomis, 2014)

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Estos autores consideran que, en cualquier caso, “algún tipo de presencia en las redes sociales es probable que siga existiendo dada la urgencia de los narcotraficantes más jóvenes para presumir sus estilos de vida y desarrollar ‘vínculos afectivos fuertes’” (Mohar y Gomis 2014). 3.7 Reflexión final

Para concluir, en este capítulo ha quedado expresado el sentir de los periodistas respecto a la autocensura. Considera que en los testimonios recabados apuntan a que los periodistas han admitido que la autocensura es una medida aceptable para ellos dadas las condiciones en que se desarrolla su trabajo. La entienden como una condición de coyuntura, una medida temporal, que les resta credibilidad tanto a ellos como a sus medios de comunicación, pero que no les anula en su condición de periodistas. Se puede, consideraron los entrevistados, seguir informando con agendas restringidas, sin abordar asuntos relacionados con la criminalidad o con la presunta red de protección que envuelve a los funcionarios públicos de Coahuila y de Tamaulipas, y al mismo tiempo seguir siendo periodista. Hay una renuncia a determinados temas, una opción por silenciar una parte de la agenda, pero esta es una situación que eventualmente será superada. Sin llegar a utilizar el término de vulnerabilidad, en su actuación todos los periodistas entrevistados dieron a entender que por la visibilidad de su trabajo, así como por la naturaleza del mismo, enfrentaron cotidianamente una situación de vulnerabilidad que condiciona de tal modo el ejercicio del periodismo que debe haber renuncias. La libertad de expresión del periodista queda acotada, pero también su libertad periodística, cuya base es la relación del comunicador con el medio para el que trabaja. Sin embargo mejor que nadie los periodistas saben que prácticamente imposible silenciarlos absolutamente. Hacerlo sería acabar con su labor. En este sentido, y pese a los riesgos que entraña un desafío frente a la corrupción y la delincuencia, se puede seguir sacando información sensible desde las redes sociales, por fuera de los medios dominantes, como ha venido sucediendo, de modo que la renuncia a determinados valores propios del periodismo, en determinada coyuntura, jamás llegue a ser completa.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En la zona del nordeste de México donde se inscribe esta investigación la intensidad de la violencia ha variado de acuerdo a la evolución de las disputas entre los dos grupos criminales dominantes en la zona, el cártel del Golfo y Los Zetas. También han generado violencia las confrontaciones entre células armadas en el interior de los grupos criminales, y los enfrentamientos entre sicarios con policías, soldados y marinos. Por momentos la violencia ha sido más intensa en localidades próximas a la frontera pero no siempre ha sido así. Un modelo criminal de control de territorios que se extendió por ambos estados es lo que motivó ataques y amenazas contra periodistas y medios de comunicación, convertidos en blancos de los grupos delictivos. Las empresas periodísticas se vieron sorprendidas por la violencia y reaccionaron sin apenas medios ni capacidad de proporcionar recursos suficientes (materiales y formativos) a sus periodistas para tratar de prevenir los ataques o de mitigar las consecuencias de los mismos. La violencia ejercida ha tenido además consecuencias indeseables tanto para los periodistas como para los medios de comunicación. Los primeros han aceptado la situación ante todo por estar en juego la supervivencia. Debían protegerse ellos mismos porque el Estado mexicano, en sus tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), ha sido incapaz de ofrecerles una y otra vez una respuesta efectiva ante la inseguridad. Al mismo tiempo los medios han aceptado que los ciudadanos hayan perdido confianza en el periodismo como una actividad que, ejercida desde los medios con calidad, ha servido para defender sus derechos e intereses frente al poder. En esta tesitura, el ciudadano ha vuelto la mirada hacia las redes sociales, que se han ofrecido como una alternativa dinámica al silencio de los medios tradicionales. La relación se muestra el siguiente cuadro:

Cuadro 10.- Incidencia de la violencia y tipos de autocensura

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

SOCIEDAD EN SILENCIO

VIOLENCIA

AUTOCENSU RA

CONSECUENCIA S Censor PÚBLICA Sociedad silenciada externo PRIVADA

Censor es uno mismo

MAINSTREAM MEDIA Silenciados

Periodist as en silencio

MEDIOS CIUDADAN OS/ ALTERNATI VOS §

SOCIEDAD VITAL (PARTICIPACIÓN, DEMOCRACIA)

Red es soci ale s

La autocensura absoluta no existe. Las redes sociales han aparecido como espacios funcionales y relativamente seguros para compartir información que es omitida en los medios de comunicación tradicionales. Por un lado, actúan como receptáculo de información en tiempo real de lo que está sucediendo en determinadas ciudades y comunidades del nordeste de México que están controladas o que son disputadas entre grupos criminales. Estas situaciones de inestabilidad son las que generan un mayor riesgo para los periodistas. No obstante el peligro también existe cuando un grupo criminal se afianza en estos lugares y ejerce un dominio amplio sobre lo que ocurre en ellos. Además de compensar este déficit informativo, las redes sociales has permitido a veces salvar vidas. A la vez que los cibernautas han cuestionado la información oficial y ocupando el vacío dejado por los medios de comunicación tradicionales, su labor ha permitido que ciudadanos eviten zonas y situaciones de violencia gracias a la puesta en marcha sistemas de alerta temprana. Ello ha ocurrido a pesar de que la mayoría de los usuarios de las redes sociales en México carecen aún de recursos suficientes para preservar 132

La autocensura entre periodistas del nordeste de México su seguridad digital y preservar su anonimato y su seguridad. Así, en algunas ocasiones estos periodistas ciudadanos, proveedores de contenido y administradores de foros, se han convertido también en blanco de presiones y de ataques fatales de los grupos que ejercen la violencia armada. La consecuencia de estas acciones ha sido la de obligarles a cerrar sus canales alternativos por alguna temporada o a hacerlo de manera definitiva (autocensura pública).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

CAPÍTULO IV: La autocensura y los derechos humanos

Al plantear esta investigación una de las inquietudes que surgieron fue la de cómo vincular la autocensura con los derechos humanos, entendidos como “exigencias de conducta en distintos planos” (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 12) y ante las que intervienen autoridades diversas y también particulares. La reforma constitucional de junio de 2011 abrió un espacio más firme para el análisis y definición de los derechos, pero también de las obligaciones del Estado frente a las violaciones a los derechos humanos. Uno de los más comprometidos en los últimos años en México ha sido el de la libertad de expresión y opinión, muy condicionada por la violencia, la corrupción, y la impunidad en los crímenes contra periodistas estos últimos años. La reciente reforma introduce elementos que se alejan de la visión tradicional de que únicamente son los agentes del Estado quienes cometen violaciones a los derechos humanos. Existen también una obligación positiva por parte del Estado de crear un marco jurídico y las instituciones necesarias para prevenir las violaciones a derechos humanos cometidas por particulares, y volver exigibles los derechos violados (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 64). Lo veremos a continuación bajo la obligación de protección. Probablemente a estas alturas de la investigación podamos afirmar que la autocensura que se practica en México es una medida de autoprotección, casi se podría decir que de autodefensa, contra la falta de garantías que existen en algunas zonas de México para un ejercicio del periodismo seguro. Desde que la elección que hice de trabajar sobre la autocensura fui consciente de que no iba a ser un compañero de viaje fácil por las dificultades que tendría esta aproximación a un concepto poco evidente y estudiado en comparación a otros derechos fundamentales más problematizados. Sin embargo conocer qué derechos de periodistas mexicanos del nordeste de México están en riesgo bajo las condiciones de violencia e inseguridad que han estado viviendo en los últimos años me pareció una materia de estudio apasionante y que, por sí misma, justificaba plenamente la investigación. 134

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Este último capítulo determina qué derechos humanos de los periodistas han sido o pueden ser violados cuando el periodista o el medio para el cual trabaja decide autocensurarse. Los informes consultados de ONGs y organizaciones internacionales por lo general reconocen la existencia de la autocensura en varias zonas de México y la vinculan con una violación al derecho a la libertad de expresión de los periodistas (Reporteros sin fronteras (RSF) 2012, Reyes 2008, Article 19, 2012a y 2012b). Sin embargo aquí veremos que esa relación no sucede en automático. Como se ha presentado aquí la autocensura puede reconocer diversas dimensiones, en nuestro caso una pública y otra privada, dependiendo de cuán relevante sea el censor. Algunos autores defienden que “los principios de libertad de expresión no aplican al caso de la autocensura privada porque, siendo una instancia de censura, la ausencia de un censor externo hace que la censura sea no coactiva” (Cook, Philip y Conrad Heilmann 2012: 178). Por lo anterior, determinar qué lugar preciso debería tener la autocensura dentro del debate de los derechos humanos en México, en general, y de la libertad de expresión en particular, es la cuestión final que discutirá el presente trabajo. Lejos de ofrecer valoraciones morales sobre si la autocensura lesiona la libertad de expresión, intentaré determinar bajo qué circunstancias determinadas condiciones relacionadas con los derechos humanos pueden ser suficientes para justificar la autocensura de los periodistas. 4.1 Los derechos amenazados

“Pero no nos engañemos: estamos muy lejos, muy lejos de que nuestra democracia pueda proclamar su triunfo histórico. Nuestra democracia tiene graves limitaciones (…) ¿Cómo olvidar los sangrientos límites a la libertad de expresión que ponen a los periodistas los grupos criminales muchas veces coludidos con los gobiernos estatales? ¿Cómo hablar, en suma, del triunfo de la democracia mexicana cuando territorios enteros del país han dejado de ser México para volverse cotos sin ley?” Enrique Krauze Los testimonios presentados en el capítulo anterior sirvieron para dar voz a los mismos comunicadores y para apuntar a uno de los elementos fundamentales de esta tesis: que los 135

La autocensura entre periodistas del nordeste de México periodistas del nordeste de México, en particular los de Tamaulipas y Coahuila, se han convertido en un grupo social vulnerable, en situación de riesgo, por la presencia de la delincuencia organizada y de zonas de ambos estados parcialmente militarizadas. Los mismos periodistas refirieron la serie de situaciones que enfrentaron y que, a la postre, les llevaron a autocensurarse en el entendido de que hacerlo es “fruto de un proceso de aprender a sobrevivir en todos los sentidos” (Guerrero 2010: 21). La decisión de callar o silenciarse, fuese tomada de manera personal o colectiva por el medio o la redacción donde está el periodista, generó una crisis de derechos que me gustaría vincular a un concepto, el de seguridad humana. El mismo se refiere a un conjunto de 58 derechos humanos que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) consideró necesarios para que la persona pudiera gozar de un desarrollo pleno (Buscaglia 2013: 15). Las cuatro características esenciales de la seguridad humana son que está centrada en el ser humano, que constituye una preocupación universal, que sus componentes son interdependientes, y que es más fácil lograrla mediante una prevención temprana que con intervenciones posteriores. Una situación ideal de respeto pleno a la seguridad humana implica tener en cuenta aspectos de seguridad personal, de la comunidad, seguridad política, económica, en materia de salud y ambiental. En los últimos años en México las discusiones sobre seguridad dominantes han estado vinculadas a la seguridad pública, sobre todo, y en ocasiones, a la seguridad nacional, que no coloca al individuo en el centro, como sucede con la seguridad humana. A la vista del análisis presentado ya y de las motivaciones y circunstancias que rodean y atraviesan el fenómeno de la autocensura, los derechos que están amenazados serían, al menos, los siguientes: §

Derecho a la libertad de opinión y de expresión

§

Derecho a la vida

§

Derecho a la libertad y a la seguridad

§

Derecho a la protección contra la tortura y contra el trato cruel, inhumano o degradante

§

Derecho a la protección contra el arresto arbitrario, la detención y el exilio

§

Derecho a la libertad de movimiento y residencia

§

Derecho a la libertad de imprenta

§

Derecho al trabajo 136

La autocensura entre periodistas del nordeste de México §

Derecho al trato humanitario cuando se esté privado de la libertad

§

Derecho a la libertad de asociación

§

Derecho a la participación política

De todos ellos quiero centrar buena parte de este capítulo en el derecho a la libertad de expresión y opinión y en el derecho a la vida, en el siguiente epígrafe (4.2). Acerca del primero, como hemos visto, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) establece en su artículo 19 que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”, y que el mismo “incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Dentro de una comunidad, los periodistas son quienes, por su profesión, hacen uso recurrente de ese derecho que sin embargo tiene un carácter general. Si bien cualquier persona está en condiciones de ejercer el derecho a la libertad de expresión, en el caso particular de los periodistas no poder hacerlo atentaría contra sus derechos fundamentales pero, a la vez, contra la esencia de su profesión. Además tal situación generaría un impacto sobre el grupo o comunidad social con la que se vincula. En su Recomendación General 7, de 2004, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) mexicana reconoció el carácter especial de este derecho puente o derecho para otros derechos, y dejó en claro el estrecho vínculo que existe entre la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo: La libertad de prensa, consagrada en el artículo 7 de nuestra Carta Magna, está indisolublemente ligada a la libre expresión, cuyo tema subyacente es la tutela de las libertades y derechos básicos, que se actualizan en el ejercicio periodístico. La búsqueda, obtención, publicación y difusión de la información es un derecho consagrado en nuestra Carta Magna, que tanto autoridades como ciudadanos estamos obligados a respetar (Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 2004: 7-8). El mismo texto indicó además que situaciones de amenaza contra los periodistas tienen como consecuencia un menoscabo a su derecho humano a la libre expresión y, que afecta, por sus alcances, al conjunto de la sociedad:

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México La libertad de expresión se restringe también cuando los periodistas son objeto de amenazas, ya que con ello se pretende silenciarlos, lo que constituye una violación a estas personas así como a la sociedad a acceder libremente a la información. Una prensa independiente y crítica constituye un elemento fundamental para la vigencia de las demás libertades que integran el sistema democrático y el Estado de Derecho (Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 2004: 6). ¿Qué ha venido sucediendo en México en los últimos años? En 2001 la CNDH lanzó el llamado Programa de Agravios a Periodistas y Defensores Civiles de Derechos Humanos y en 2009, una nueva recomendación general que volvió sobre la cuestión de las agresiones a los periodistas y la impunidad en torno a los casos. De 2001 a 2009, “las presuntas agresiones a los derechos humanos de los periodistas se han duplicado respecto de la década anterior a ese año” (1991-2000) (Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 2009: 2). Entonces consideró ese derecho un “factor esencial para la vigencia del Estado de Derecho y del régimen democrático” (2009: 3). En los términos más explícitos quedó claro que los periodistas mexicanos carecían de las garantías necesarias para salvaguardar “su seguridad, su seguridad jurídica, así como su derecho a una debida procuración e impartición de justicia” (2009: 4): Se trata de reconocer la posición de los periodistas como un sector particularmente destinatario de agresiones y de violaciones a sus derechos humanos, así como de proteger la esencial actividad pública que realizan en la vida democrática del país, en especial en los casos en que los profesionales de la información cubren situaciones de conflicto armado o de emergencia, circunstancias en las que deben ser igualmente sujetos de especial protección para garantizar al máximo que dispongan de medios para cumplir con su función informativa (Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 2009: 17) En los cinco años que separaron una recomendación de la otra, este organismo público autónomo constató que el hostigamiento y la violencia contra periodistas apenas había cambiado en México. Había pocos progresos y, además, la causa de las agresiones tenía que ver, (…) en muchos casos, con información sobre abusos y corrupción que dan a conocer y que evidentemente contraría a los servidores públicos involucrados, así como con la información relacionada con la delincuencia organizada, en especial con la dedicada al narcotráfico, que evidentemente incide en el ánimo de los miembros del crimen organizado. De la totalidad de las quejas recibidas, se puede determinar que el impacto de esta violencia, expresado brutalmente al despojar de la vida a los periodistas o sustraerlos 138

La autocensura entre periodistas del nordeste de México de sus familias, amigos y colegas, produce un efecto multiplicador, con un clima de intimidación que inhibe la tarea informativa del gremio (Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 2009: 9) Una lectura atenta de lo expresado apunta al reconocimiento por parte de la Oficina del Ombudsman mexicano de la autocensura entre periodistas como una de las consecuencias directas e indeseadas de la violencia ejercida tanto por agentes del Estado -por acción u omisión-, como por integrantes de la delincuencia organizada. Hay quien como el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Emilio Álverz Icaza, se refiere abiertamente a la autocensura como un “cáncer a la libertad de expresión” aunque al mismo tiempo señala que “esencialmente puede ser más un mecanismo de autoprotección en aquellos contextos en donde escribir algo se convierte en un riesgo”.36 La situación es tal gravedad que, tanto delincuencia organizada como los funcionarios que han dejado de cumplir adecuadamente con sus obligaciones e impedido que se haga justicia en decenas de casos, han generado una crisis entre los periodistas mexicanos que probablemente tarde muchos años en superarse. Respuestas ha habido varias, en las calles, con concentraciones, o con proyectos solidarios como el lanzamiento de libros como Tú y yo coincidimos en la noche terrible (2012), donde periodistas ha recordado los casos de sus compañeros muertos, que se ofrecen como “un lugar donde permanecer unidos, (…) escucharnos los unos a los otros, respirar, tratar de conocer, entender, romper prejuicios y reaccionar” (Bosch, Lolita y Alejandro Vélez Salas 2012: 29) ante las circunstancias que han estado sucediendo. En clave de derechos, según sus autores, es una obra que permite reaccionar ante una “tragedia nacional” (2012: 28), y que reivindica el “derecho a ser recordados” (2012: 29) de los comunicadores que han muerto en unas u otras circunstancias. Desde fuera de México hay plena conciencia de la gravedad de la amenaza contra los derechos de los periodistas. En marzo de 2013 el capítulo sueco del PEN Club lanzó en “El Blog del Disidente”37 un especial dedicado a la “Mortal guerra a la información en México”, donde reunió varios testimonios periodísticos. Allí los promotores de la 36 37

Ver entrevista completa en el Anexo 11. www.dissidentblog.org

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México iniciativa hacían un llamado a seguir hablando, expresando y problematizando la situación que enfrenta la prensa mexicana como la manera más efectiva de que haya un cambio: Dónde está la raíz de la violencia? ¿En la pobreza en sí? ¿En el acceso a armas de los Estados Unidos? ¿En la ausencia de medidas seguras por parte del Estado federal? Precisamente la diversidad de perspectivas es lo que da más esperanzas. Si la prensa de México puede seguir manteniendo una discusión abierta donde puedan presentarse diferentes perspectivas y difundirse nuevos conocimientos, significa que la violencia como método no ha funcionado. Es fácil decirlo, pero atreverse a vivir muestra gran valor. Al mismo tiempo sabemos que es el único camino a seguir adelante (Larsmo 2013) El asunto ha estado incluso presente en la visita que hizo a México en 2013 el relator especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, del 22 de abril al 2 de mayo de 2013. El relator presentó públicamente las conclusiones de su informe el 12 de junio de 2014, y en el párrafo 75 del documento se refiere a los periodistas como “actores clave en toda sociedad democrática”. En su análisis, Heyns señaló expresamente que “los periodistas que informan sobre la delincuencia y los funcionarios públicos parecen ser los que más riesgos corren” en el México actual. Hay una mención expresa a la autocensura en el párrafo 78: Como los amenazan con agresiones y represalias, muchos periodistas y defensores de derechos humanos siguen autocensurándose, lo cual refuerza la impunidad y la desinformación. Es frecuente que las medidas cautelares a favor de los periodistas y los defensores de derechos humanos se adopten con retraso, sean de alcance muy limitado o se adecúen a los riesgos particulares a los que siguen expuestas estas personas. Se debería lograr que los periodistas y defensores de derechos humanos participen plenamente en el Mecanismo creado por la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, en la evaluación de los riesgos que corren y en la formulación de medidas preventivas (Heyns 2014: 18) Esta postura del relator especial nos permite constatar uno de los elementos centrales de esta investigación: que las autoridades y la sociedad mexicana han asumido como normal que los periodistas son un grupo vulnerable más dentro de los que han recibido de lleno el impacto de la inseguridad y la violencia en algunas zonas de México. Es el caso de los periodistas de Coahuila y Tamaulipas, que concentran casos importantes de amenazas, agresiones, homicidios y desapariciones de periodistas en los últimos años. 140

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Para ahondar en el concepto de vulnerabilidad quiero apoyarme en lo expresado por el académico mexicano Jorge Bustamante, que ha trabajado especialmente en este asunto con los migrantes. El académico señala que la vulnerabilidad es un concepto de naturaleza estructural y cultural a la vez. En el caso de la naturaleza estructural de la vulnerabilidad y los migrantes, ésta tiene que ver en que los nacionales tienen más poder que los que quienes no pertenecen a esa sociedad, o acaban de llegar a ella (Bustamante 2002: 399). Al mismo tiempo la naturaleza cultural de la vulnerabilidad “deriva de un conjunto de elementos culturales (estereotipos, prejuicios, racismo, xenofobia, ignorancia y discriminación institucional) con significados derogatorios que tiene a justificar las diferencias de poder entre nacionales y no nacionales, o inmigrantes” (Bustamante 2002: 339): La combinación de diferencias de poder basada en la estructura de poder en la que los inmigrantes están en un nivel más bajo que los nacionales con el conjunto de elementos culturales que lo justifican resulta en varios de impunidad para los casos de violación de los derechos humanos de los migrantes. Esta impunidad se convierte en una indicación empírica de la falta de poder de los migrantes, la cual es igual a su vulnerabilidad. La impunidad aquí es entendida como la ausencia de costes económicos, políticos o sociales para las violaciones de los derechos humanos de los migrantes (Bustamante 2002: 339) Para el académico mexicano, uno de los elementos más importantes de su definición de vulnerabilidad en el caso de los migrantes es que ésta no es una característica o condición inherente de los individuos que emigran de sus países de origen, sino “una construcción social que puede ser deconstruida” (Bustamante 2002: 343). Es decir, si aplicamos este razonamiento al concepto de vulnerabilidad de los periodistas nos daremos cuenta de que estos profesionales luchan a diario contra una condición social de falta de poder también ante los poderes que existen en lugares con una alta violencia armada y corrupción, en los que la violencia, provenga tanto de las autoridades como de poderes fácticos como las organizaciones criminales, ha tenido como resultado la impunidad en la inmensa mayoría de los casos. Estos profesionales han quedado desempoderados, tanto por las condiciones que enfrentan en sus lugares de trabajo, como ante las instituciones de la sociedad, que desconfían de ellos y no siempre les ven de su lado, de modo que ha impedido que la violencia ejercida contra ellos haya sido tomada suficientemente en serio por parte de las autoridades. Como veremos más adelante, las obligaciones del Estado 141

La autocensura entre periodistas del nordeste de México mexicano para con sus informadores distan mucho de ser las ideales, y las garantías recientemente creadas para protegerles o prevenir los actos en su contra, aún no funcionan con eficacia y existen serias dudas de quienes las supervisan que así suceda. Así la autocensura que cotidianamente padecen por instrucciones de su medio, o que aceptan y asumen voluntariamente los periodistas, con un grado variable de autocrítica, ante una situación incierta, se ha convertido en una medida prácticamente de autodefensa con la que prevenir que sus derechos humanos sean vulnerados. Hay quienes evitan hablar de autocensura, porque plantea abiertamente un dilema entre los intereses individuales y los sociales, y prefiere hacerlo de autorregulación, pero esta última tampoco tiene límites precisos, se presenta casi como una habilidad ideal, difícil de descifrar, ni ofrece soluciones de fondo a los periodistas amenazados que apenas han tenido preparación frente al acoso que están sufriendo: Quien se sabe regular en su trabajo periodístico, en un contexto plagado de peligros, es quien descifra la frontera del terreno firme. No opta por el silencio ante los riesgos, no se autocensura, sino que se mueve con un doble conocimiento: el del terreno que pisa y el de las potencialidades del lenguaje, su principal instrumento. Los riesgos en ese terreno erizan la marcha. Están en los diversos momentos del trabajo, en la elaboración de la agenda informativa, en la escogencia de los criterios de noticiabilidad, en la índole de la investigación a realizar, en la cantidad y calidad de las fuentes por consultar, en la selección de los datos encontrados, en la elección de la estructura narrativa y en las múltiples decisiones sobre el lenguaje. Moverse en estos meandros exige una magnífica capacitación, conocimientos de diversas materias, sabiduría sobre la sociedad en que se trabaja, diafanidad en los criterios de calidad del oficio. Solo este arsenal intelectual y ético permitirá la autorregulación y evitará la autocensura (Guerrero 2010: 18-19) Igual que sucede con el caso de los migrantes, cuando menor sea la acción por parte de los Estados para salvaguardar sus derechos humanos, mayor será su vulnerabilidad. Y al mismo tiempo, cuanta mayor sea la impunidad en torno a los violaciones a los derechos humanos de los inmigrantes, mayor la necesidad de que organizaciones internacionales, como Naciones Unidas, se involucren en la cuestión (Bustamante 2002: 353). 4. 2 Las obligaciones vulneradas

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Que el Estado mexicano ha enfrentado en los últimos años un reto mayúsculo en materia de seguridad pública es evidente y ha quedado claro merced a datos aportados en esta investigación. Uno de las mayores deficiencias que ha tenido el ha sido la de cumplir con sus obligaciones de respeto al derecho a la vida, fundamental en la crisis que continúa en México este 2014. El relator de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias es uno de los que se ha referido al asunto. Considera que en el país norteamericano ha habido “numerosas ejecuciones extrajudiciales a manos de las fuerzas de seguridad, así como de los carteles, a menudo sin ningún tipo de rendición de cuentas” (Heyns 2014: 5). La llamada “guerra contra el narcotráfico” que comenzara a fines de 2006, generó terribles consecuencias en la sociedad mexicana, una de las cuales fueron las violaciones recurrentes al derecho a la vida. Hablamos de 102.696 homicidios intencionales desde diciembre de 2006 a noviembre de 2012, y de una “impunidad sistemática y endémica”, agrega el alto funcionario de la ONU en el párrafo 11 de su informe. En el momento de escribir estas líneas la decisión de poner en manos de Fuerzas Federales castrenses las labores de seguridad pública en varios estados, entre ellos en Coahuila y Tamaulipas, sigue firme y vigente a pesar de que “puede crear una situación en que la población civil se vea expuesta a toda una serie de atropellos”, indica el relator en el párrafo 22 de su informe (Heyns 2014: 8). El experto considera que la prolongada militarización de determinadas zonas de México ha generado problemas ya que la manera en que los militares y marinos “han sido adiestrados hace que no sean aptos para mantener el orden público”, señala (2014: 8). En concreto, en el párrafo 26 de su informe el relator señaló que Coahuila y Tamaulipas son dos estados “donde se registran algunos de los niveles más altos de inseguridad”, y donde, a la vez, hay “el índice de presencia policial más bajo del país”. Para tratar de contener la violencia en ambos recomienda “elevar significativamente la cantidad y calidad del personal policial, y adoptar otras medidas para reconstruir el tejido social del país, gravemente afectado por la desigualdad social” (2014: 8). Uno de los colectivos al que el Estado mexicano les ha fallado es el de los periodistas. El alto funcionario de la ONU celebró la adopción de la Ley para la Protección de Personas 143

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas en junio de 2012, la creación de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle), y las reformas constitucionales y legislativas que han permitido al Gobierno federal investigar, enjuiciar y juzgar los delitos cometidos contra periodistas. No obstante el relator advierte que “esas disposiciones todavía no se aplicaban lentamente en la práctica” (Heyns 2014: 18) cuando realizó su visita en 2013. Pero ¿cuáles son las obligaciones concretas en las que el Estado mexicano les ha estado fallando los periodistas? Estaríamos hablando de tres de las cuatro generales: las de respetar, proteger y garantizar el derecho a la libertad de expresión de los periodistas de Tamaulipas y Coahuila. El artículo 1 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH, 1969), en vigor en México desde el 7 de mayo de 1981, fijó como obligaciones “de exigibilidad inmediata” las de respetar y garantizar los derechos humanos. Respecto a la primera de ellas, si bien el Estado mexicano podría argüir fácilmente que la inexistencia de sistemas de censura oficial en México es suficiente para demostrar su respeto el ejercicio de la libertad de expresión, al mismo tiempo, sus deberes van más allá de una mera una “obligación de abstención” (Medina 2003: 16). Lo expresa la sentencia del Caso Velázquez Rodríguez vs Honduras (1988), al señalar en su párrafo 165 que “el ejercicio de la función pública tiene unos límites que derivan de que los derechos humanos son inherentes a la dignidad humana y, en consecuencia, superiores al poder del Estado”. La obligación queda además reforzada en la Opinión 6/86 de la Corte Interamericana, donde se señala que la protección a los derechos humanos, en especial a los derechos civiles y políticos recogidos en la Convención, parte de la afirmación de la existencia de ciertos atributos inviolables de la persona humana que no pueden ser legítimamente menoscabados por el ejercicio del poder público. Se trata de esferas individuales que el Estado no puede vulnerar o en los que sólo puede penetrar limitadamente. Así, en la protección de los derechos humanos, está necesariamente comprendida la noción de la restricción al ejercicio del poder estatal (Opinión Consultiva OC-6/86 del 9 de mayo de 1986. Serie A No. 6, párrafo 21) Frente a esa obligación lo que encontramos es que en buena parte de las agresiones a periodistas que han propiciado la autocensura todos estos años lo que tenemos es la 144

La autocensura entre periodistas del nordeste de México actuación de funcionarios públicos y llega al extremo de poner en peligro el derecho a la vida de los periodistas, como señala el relator especial: Varios interlocutores indicaron que muchas de las agresiones contra periodistas y defensores provienen de las autoridades (…) A este respecto, el Relator Especial hace hincapié en la importancia de adoptar medidas de protección efectivas, con medios judiciales o de otro tipo, en favor de las personas y los grupos que corren el peligro de ser víctimas de ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias o sumarias, entre ellos quienes reciben amenazas de muerte (Heyns 2014: 18) La situación llega al punto de ser persistente e inocultable, pues fue denunciada hace diez años en su Recomendación General 7, de 2004, por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y continúa hasta estos momentos: El Estado mexicano tiene la obligación de respetar los derechos y libertades de sus gobernados, y garantizar el pleno ejercicio de los mismos a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción. En este sentido, tiene el deber jurídico de prevenir los actos que violenten los derechos de los periodistas, adoptando las medidas necesarias con objeto de establecer una real y eficaz procuración de justicia, que genere certeza y confianza jurídica, como resultado del combate a la impunidad (Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 2004: 8) La dinámica de muerte, amenazas y ataques a periodistas y medios de comunicación durante los últimos años apunta a que estaríamos ante “un hecho imputable al Estado que compromete su responsabilidad en los términos previstos por la misma Convención”, tal como se menciona en el párrafo 164 del Caso Velázquez Rodríguez. Una segunda obligación vulnerada por el Estado mexicano en lo relativo a la autocensura es la de proteger a quienes ejercen el periodismo y permitirles un pleno ejercicio de la libertad de expresión. Por su naturaleza esta obligación tiene carácter positivo e implica que los agentes estatales tienen el deber de “crear el marco jurídico y las instituciones necesarias para prevenir las violaciones de los derechos humanos, cometidas por particulares y por agentes estatales, así como volver exigibles los derechos frente a posibles violaciones” (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 64). Esta obligación dimana del artículo 2 de la CADH e implica la necesidad de contar con garantías secundarias consistentes con mecanismos eficaces que permitan dar respuesta a las violaciones a los derechos humanos que se cometan.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México En el caso de los periodistas mexicanos sometidos a acoso y amenazas la disparidad entre el marco legal e institucional existente y una protección efectiva frente a situaciones de violencia armada en México sigue siendo enorme. Los periodistas que llevan años enfrentándose a situaciones de violencia y abusos de poder. Se encuentran ante una falta de garantías, entendidas como “toda obligación correspondiente a un derecho subjetivo” (Ferrajoli 2008: 63) sean estos últimos prestaciones (garantías positivas) o expectativas de no lesión (garantías negativas), respecto a su derecho a la libertad de expresión. Como expliqué en el anterior capítulo, los periodistas del nordeste de México trabajan instalados en el escepticismo de que nadie les protege desde el Estado, de que en lenguaje jurídico, no existen garantías primarias ni secundarias que estén funcionando para hacer valer sus derechos subjetivos en los estados de Coahuila y Tamaulipas.38 Así, sucede con la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, de 2012. El marco legal para protegerles, ciertamente, se ha desarrollado, como demuestra la aprobación de una ley de protección a la prensa en junio por parte del Congreso de Coahuila que obliga a las autoridades a proporcionar manuales y cursos de autoprotección individual o colectiva, asistencia legal y medidas cautelares, a los periodistas (2014). La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) y el Mecanismo de Protección a Defensores y Periodistas tampoco han sido efectivos. La Fiscalía Especial data del 5 de julio de 2010, cuando fue aprobada bajo presión ante el incontenible avance de la violencia contra periodistas y activistas. Ese año el organismo registró 13 asesinatos de periodistas en México, la cifra más alta registrada n un mismo año entre enero de 2000 y abril de 2014, un período en el que fueron asesinados 102 comunicadores. Del total de muertes 2 sucedieron en Coahuila y 13 más en Tamaulipas, el tercer estado con más homicidios de periodistas superado nada más por Chihuahua (16) y Veracruz (15). Además, desde 2005 a abril de 2014 se registraron otras 22 desapariciones de periodistas. El informe señala que desde su creación la Feadle ha

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Por garantías primarias o sustanciales entendemos las “obligaciones o prohibiciones que corresponden a derechos subjetivos garantizados. Las secundarias o jurisdiccionales serían las obligaciones por parte de de los órganos judiciales, de aplicar la sanción ante actos ilícitos, o de declarar la nulidad ante actos no válidos que violen derechos subjetivos (Ferrajoli 2008: 64).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México logrado remitir ante los juzgados 60 expedientes, “lo que equivale solamente al 11% de las averiguaciones que ha iniciado” (Otero 2014). Actualmente el organismo tiene 462 expedientes abiertos aún sin resolver. En las respuestas de los periodistas entrevistados hubo en general una enorme desconfianza ante este organismo. Los periodistas que vivieron de cerca procedimientos de la Fiscalía Especial señalaron que el personal que les atendió carecía de una alta preparación. Vieron con recelo el hecho de que prácticamente en ningún caso se haya dado con los culpables de los agravios contra periodistas. La segunda garantía que debería acercar a Estado mexicano al cumplimiento de su obligación de proteger es el Mecanismo de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, que surgió en 2010 como propuesta de un conjunto de organizaciones de la sociedad civil y quedó instituido en junio de 2012 para “proteger, promover y garantizar los derechos humanos” en México. A pesar de su disponibilidad y accesibilidad, los periodistas consultados para esta investigación no lo consideraron una herramienta ágil para responder ante las agresiones que sufrieron. Las medidas preventivas, de protección y urgentes tampoco parecen haber sido utilizadas de manera recurrente por los periodistas. Estos son definidos en el artículo 2 de la ley de manera amplia Las personas físicas, así como medios de comunicación y difusión públicos, comunitarios, privados, independientes, universitarios, experimentales o de cualquier otra índole cuyo trabajo consiste en recabar, generar, procesar, editar, comentar, opinar, difundir, publicar o proveer información, a través de cualquier medio de difusión y comunicación que puede ser impreso, radioeléctrico, digital o imagen (2012) Entre los organismos de consulta que crea la ley está un Consejo Consultivo integrado por nueve consejeros de la sociedad civil con experiencia o conocimiento en el ejercicio del periodismo. En octubre de 2013 este consejo hizo pública una postura crítica con el funcionamiento del Mecanismo y pidió “un fortalecimiento institucional de esta instancia de protección” ya que “la realidad cotidiana de periodistas, defensoras y defensores, lejos de mejorar, continúa afectada por agresiones, hostigamientos, amenazas y asesinatos” (2013): En su primer aniversario es indispensable abordar la dimensión política de las dificultades que enfrenta y analizar sus debilidades institucionales a fin de establecer 147

La autocensura entre periodistas del nordeste de México el carácter del Mecanismo y reordenar su funcionamiento para ajustar las expectativas que concitó y aún concita con sus posibilidades reales o sus necesidades de desarrollo. Hay que recordar que experiencias similares en otros países tomaron para su construcción varios años de esfuerzo, aplicación de recursos y permanente revisión (Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas 2013)39 Nuevamente un aparato diseñado para la prevención de la violencia contra periodistas comienza su andadura suscitando algunas dudas por su tardía configuración, por la inexistencia de una Unidad de Prevención, Seguimiento y Análisis de la situación de la violencia contra los periodistas, por falta de recursos, por falta de compromiso en los estados con el Mecanismo, y con pocos avances en el combate a la impunidad. Por último, es necesario señalar también que con el patrón de violaciones a los derechos de los periodistas en algunas zonas de México es claro que los periodistas están enfrentando “un riesgo real e inminente de ver violados sus derechos por un particular” (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 68), en el caso que analizamos, por parte de organizaciones delincuenciales. Esta situación se ha traducido en un reforzamiento de la autocensura, lo que limitado la libertad de expresión de los periodistas, y menoscabado el derecho a la información. Partimos de la noción de que el Estado tiene que contar con las leyes necesarias y ofrecer la vigilancia adecuada para prevenir que los grupos criminales violen los derechos fundamentales de los periodistas. En un segundo nivel, tales aparatos deberían ser los adecuados para brindar “una vigilancia efectiva hacia los particulares” (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 67). . Lo pide a las claras el Comité de Derechos Humanos del PIDCP en el párrafo 23 de su Observación General 34 (ver Anexo 2): Los Estados parte deberían adoptar medidas eficaces de protección contra los ataques destinados a acallar a quienes ejerzan su derecho a la libertad de expresión (…) Tampoco pueden ser compatibles con el artículo 19, en circunstancia alguna, los atentados contra una persona, con inclusión de formas tales como la detención arbitraria, la tortura, las amenazas de muerte y el asesinato. Los periodistas son objeto con frecuencia de amenazas de esta índole, de intimidación y de atentados a causa de sus actividades (…) Todos estos atentados deben ser objeto de una activa y puntual investigación, sus autores deben ser sometidos a juicio y debe ofrecerse una

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El comunicado completo está reproducido en el Anexo 9.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México reparación adecuada a las víctimas o, cuando éstas hayan perdido la vida, a sus representantes (2011) En el caso de los periodistas hostigados y, en situaciones extremas, asesinados en los últimos años en México, lo que tenemos es una inacción por parte del Estado a la hora de responder al riesgo real e inminente de que los particulares violen los derechos de los periodistas. Es más, no nada más se ha dado una falta de reacción frente a decenas de homicidios irresolutos, pendientes de ser investigados y esclarecidos, sino además una ausencia de respuesta a la violación cotidiana al derecho a la libertad de expresión de los periodistas que sucede cuando estos, de forma manifiesta y abierta, reconocen que las condiciones de inseguridad en sus contextos les impiden informar como desearían. Serrano y Vázquez consideran que, si tal riesgo de violación a determinados derechos humanos de los periodistas es real, conocido e inminente, y el Estado no actúa, “éste incumpliría su obligación y (…) caería en responsabilidad sólo si una vez iniciado el riesgo conocido no realizara las acciones necesarias para impedir la consumación de la violación a los derechos humanos (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 68). Lo anterior es lo acaecido en el Caso Campo Algodonero vs. México, del 16 de noviembre de 2009. Entonces el Estado mexicano, de nuevo, no actuó con diligencia para investigar la desaparición y muerte de las jóvenes Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal, y Laura Berenice Ramos Monárrez, halladas sin vida en Ciudad Juárez el 6 de noviembre de 2001, lo que podría estar repitiéndose ahora en lo relativo a la violencia contra los periodistas ya que las garantías existentes dejan mucho que desear en cuanto a su efectividad. Esta situación se traduce, en lo tocante por ejemplo al Mecanismo de Protección, en “recursos subutilizados, no integración de los comités técnicos encargados de manejar los fondos” (Díaz 2014: 53-55) y otras circunstancias que considero suficientes para sostener que existe una debilidad institucional manifiesta. Por último, la tercera de las obligaciones del Estado mexicano que podría estar siendo vulnerada respecto a los periodistas es la de garantizar el respeto a su derecho a la libertad de expresión. El objetivo de esta obligación progresiva es “mantener el disfrute del derecho y mejorarlo” (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 71), en lo que debería ir acompañado de una conducta positiva por parte del Estado. El elemento más importante 149

La autocensura entre periodistas del nordeste de México de esta obligación es el principio de efectividad, es decir, en nuestro caso, permitir que el ejercicio del periodismo se haga con plena libertad de acción y con calidad. Si bien pueden existir los mecanismos de exigibilidad necesarios para garantizar un derecho, lo necesario con esta obligación es que, cuando un derecho sea violado, en automático haya “la investigación de las violaciones a los derechos humanos, la sanción a los culpables, y la reparación de los daños a las víctimas” (Serrano, y Luis Daniel Vázquez 2013: 73). La obligación comporta una prohibición de regresión, reclama una reacción institucional de calidad, y un deber de sanción de los responsables de la violación a los derechos humanos. Debe quedar claro que no basta con que existan tales o cuales recursos, sino que es necesario además “crear las condiciones necesarias para que los derechos puedan ejercerse” (Medina 2003: 19). En el caso de los periodistas de Coahuila y Tamaulipas, lo que hemos apreciado todos estos años es que la autocensura se ha consolidado como un mecanismo al que recurren los periodistas a título personal o por instrucciones de sus medios de comunicación, para enfrentar una situación en la que su libertad de expresión no está garantizada y, por ello, ese derecho no es efectivo. Recordemos que la obligación de garantizar implica además “la necesidad de remover obstáculos, aunque no emanen de las normas internas sino de la estructura y cultura sociales” (Medina 2003: 20), algo que no ha sucedido debido entre otras cosas a la impunidad que envuelve los ataques y agresiones contra los periodistas. 4.3 ¿Qué perdemos con la autocensura? La autocensura del periodista equivale a una imposibilidad de ver lo que sucede. El periodista renuncia a ser los ojos, los oídos y la lengua de la sociedad, e introduce en el cuerpo social la incapacidad de conocer lo que sucede, que es el paso previo para la pasividad y la manipulación Javier Darío Restrepo

Aunque al comenzar esta tesis el concepto de la autocensura aparece muy ligado al individuo, a medida que hemos ido avanzando nos hemos dado cuenta de que la decisión de silenciarse una persona encadena una serie de consecuencias cuyo alcance puede ser difícil de apreciar en un primer momento. Cuando un periodista se autocensura no estamos ante un acto individual ni ante una salida fácil a una presión o amenaza externa. Al 150

La autocensura entre periodistas del nordeste de México contrario, la decisión de evitar determinado tema o acontecimiento noticioso y optar por el silencio cae en los hombros del periodista pero es necesario entender mejor qué consecuencias puede tener sacrificar un derecho fundamental como el de la plena libertad de expresión para el resto de la comunidad. En Colombia, un país que ha convivido durante décadas con la violencia de distintos actores armados contra periodistas, cuando hay una situación de autocensura se acepta que, (…) la ciudadanía no está comprendiendo la realidad y los sucesos de actualidad como parte de la historia. Esta ceguera les conviene a los actores relacionados con el territorio, las riquezas, la guerra, las políticas, y los proyectos locales y nacionales. La autocensura no es, pues, solo un problema del gremio periodístico, sino un problema público. Si se refiriere a los periodistas, tendría un limitado efecto. Pero vista en una dimensión más amplia, es decir en el marco de los problemas públicos, cobra su verdadera gravedad (Guerrero 2010: 26-27) En el caso de México, “la concentración y el centralismo” han sido características dominantes del sistema de medios de comunicación que ha existido en el país, sobre todo en lo relativo a la televisión, el medio “hegemónico” (Sánchez Ruiz 2005: 404). En cuanto a la información y las noticias, “la mayor parte del tiempo lo que ha ocurrido ha sido el funcionamiento cotidiano de una serie de relaciones y prácticas que han asegurado la autocensura de los propios medios, más que un control estatal directo”, lo que ha generado una “cultura de la colusión” (Sánchez Ruiz 2005: 405). Esta situación parece haber jugado, según el mismo autor, en contra de “la democracia participativa, informada, deliberativa” y “plural”, lo que ha favorecido la existencia de “relaciones de complicidad, colusión, dependencia y, en definitiva, de subordinación de los medios con respecto al Gobierno” (2005: 429). A pesar de este pasado que ha marcado la cultura mediática en el país y abonado el terreno para que la autocensura pueda ser vista como una práctica normal, en los últimos años ha habido una evolución clara hacia un modelo de prensa más independiente. Es decir, de “una historia muy larga de control gubernamental previo” se habría pasado a un proceso “de modernización”, “apertura” y “pluralismo” en el que ha cobrado un peso mayor la ciudadanía (Sánchez Ruiz 2005: 433). Este giro se ubica en la década de los años noventa, un momento en que disminuyó la dependencia de los medios de la publicidad 151

La autocensura entre periodistas del nordeste de México oficial que propició una renovación que todavía no parece definitiva. Lo pone de manifiesto la vulnerabilidad de los periodistas mexicanos ante poderes viejos y emergentes que ha sido evidenciada en Coahuila y Tamaulipas. Por un lado, son estados donde persiste una enorme dependencia hacia la publicidad oficial clásica, de siempre, pero al mismo tiempo donde los actores armados han impuesto sus reglas. Este reajuste, creo, no ha sido todavía contestado desde el Estado, que ha dejado a los periodistas a su merced, con sus armas y sus escasos recursos para hacer frente a una forma de relación nueva, nuevamente asimétrica y que pone a prueba la legitimidad de los medios de comunicación escritos, tradicionales, ante sus audiencias. Quizás por eso en este contexto cobra sentido las recomendaciones del relator Christof Heyns a las autoridades mexicanas, que resumo a continuación: §

Que adopten protocolos especiales de investigación para los delitos cometidos contra periodistas y defensores de derechos humanos, que exijan un examen exhaustivo de la posibilidad de que el delito haya estado motivado por la profesión de la víctima

§

Que introduzcan una reforma que permita que las autoridades federales ejerzan eficazmente su jurisdicción sobre delitos cometidos contra la libertad de expresión, y que la Fiscalía Especial para los delitos contra ese derecho cuente con un rango jurídico apropiado, autonomía y recursos suficientes, y

§

Que se preste atención a la plena aplicación de la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, destinando los recursos financieros y humanos necesarios para una puesta en marcha efectiva y transparente del Mecanismo, que además es poco conocido a nivel local (Heyns 2014: 23)

Lo que parece importante en este contexto de incertidumbre es que, si un tipo de medios de comunicación ha salido airoso ante las presiones y la autocensura que están padeciendo los periodistas de medios escritos del nordeste de México, ha sido los articulados a través de redes sociales. Su protagonismo de primer orden y apunta a que las necesidades informativas insatisfechas de las audiencias en zonas donde hay violencia armada podría definirse pronto a partir de una descentralización mediática 152

La autocensura entre periodistas del nordeste de México mayor y sin el protagonismo de los medios de comunicación tradicionales. Esta situación se produce a la vez que México ha estrenado una reforma constitucional en junio de 2011 que establece un nuevo paradigma en materia de derechos humanos ante el cual debe adecuarse el Estado, uno que desde hace años ha abandonado a los periodistas de algunas zonas del país a su suerte, confundiendo quizás su silencio con complacencia. 4.4 Reflexión final

Este último capítulo permitió conocer qué efecto ha tenido la violencia entre los periodistas mexicanos. La autocensura parece haberse extendido de manera inexorable pero los propios periodistas consideran que recurrir a ella no es una buena solución. Hay una conciencia generalizada de que el Estado les ha fallado, de que fue incapaz de reaccionar y de que, habiéndoles dejado solos, lo mejor que pueden hacer es callar: “Es monstruoso que el periodista abdique de esa libertad (de expresión), y es igualmente monstruoso que se le exija que entregue su vida retando al crimen organizado” (Moncada Ochoa 2012: 301). ¿Debe existir un derecho a la autocensura entre los periodistas que estos puedan invocar sin ser acusados de haberse vendido o traicionado los principios de su profesión? Mi respuesta es afirmativa. La Observación General 34 del PIDCP señala en su décimo párrafo que “la libertad de expresar las opiniones propias comprende necesariamente la libertad de no expresarlas” (2011). Por tanto sí existe un derecho a la autocensura de los periodistas siempre y cuando el marco institucional y de Derecho en que se encuentren esté tan deteriorado que el Estado no pueda cumplir con sus obligaciones de respetar, proteger y garantizar un ejercicio pleno de la libertad de expresión y de los demás derechos humanos de los propios periodistas y ciudadanos. Estaríamos ante lo que algunos denominan una “ciudadanía de baja intensidad”, en la cual a las personas se les niegan derechos humanos básicos (O'Donnell, 2004: 49). La situación cambia cuando la misma pregunta se lanza en el contexto de un Estado democrático constitucional de Derecho consolidado, con plenas garantías para una inmensa mayoría de ciudadanos, incluidos, por

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México supuesto, los periodistas aun siendo conscientes del carácter contingente de cualquier orden democrático (Laclau, 2001: 2-6). El ejercicio del derecho a libertad de expresión en el nordeste de México continúa trunco, sigue siendo una promesa incumplida de la democracia mexicana. Los periodistas han renunciado a su disfrute y ven la autocensura como una etapa transitoria de libertad periodística acotada que eventualmente podrían superar pero que desconocen cuánto tardarán en hacerlo. Algunos confían en que el restablecimiento de condiciones básicas de seguridad permita volver a tener un ejercicio profesional pleno, pero la sensación generalizada que existe es de incertidumbre. Hoy los medios que están modulando la noticia de acuerdo con la presión que existe contra ellos y tratan de entender sus contextos para decidir si se publica o no, y otros que han optado por silenciarse sin ponderar las condiciones que les rodean para evitar a toda costa homicidios, amenazas o ataques a sus instalaciones. La conexión entre el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, la autocensura, y las obligaciones incumplidas por parte del Estado queda reflejada en el siguiente esquema-resumen:

Cuadro 11.- El derecho a la autocensura frente a las responsabilidades del Estado democrático constitucional:

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Libertad de expresión Libertad Li periodística

Derechos

Subderechos

Obligaciones

Autocensura Autocensura Autocensura pública privada

Proteger

Respetar

Disponibilidad, Accesibilidad, Calidad Adaptabilidad

Elementos institucionales Aparato de censura Principios

Garantiz ar

Publicidad oficial

Mecanismo Protección a

Pluralidad mediática

Contenidos esenciales, progresividad, prohibición de regresión, máximo uso de recursos disponibles

.

Es importante dejar de mirar a través del prisma de la responsabilidad moral a la autocensura entre los periodistas y problematizarla en un contexto más amplio de consideraciones políticas y legales. Sugiero empezar a hacer una lectura del fenómeno que lo analice como un “juego de coordinación dinámico” (Cheung, 2003: 247) entre el censor y el censurado (Cook y Heilmann, 2012), en el cual el énfasis debe pasar de estar centrado en el periodista-censurado y abarcar al censor, quienquiera que este sea. Es injusto someter el acto de autocensura exclusivamente a un juicio ético-lineal, centrado en el compromiso individual sin llevarla a otro nivel de análisis en el cual se haga una ponderación más compleja de modo que estén considerados elementos importantes del contexto, como la existencia o no de mecanismos efectivos de defensa de los derechos del periodista, y para abatir la impunidad en torno a los ataques, agresiones y amenazas que puedan sufrir.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México Lo acaecido en lo que va de siglo en México es una situación anómala, atípica en un país que no padece ni reconoce que haya un conflicto armado. Sin embargo decenas de periodistas siguen siendo asesinados y hostigados sin que nadie rinda cuentas por ello. Pretendí en este capítulo llamar la atención en el capítulo sobre una serie de obligaciones del Estado mexicano que han sido sistemáticamente incumplidas y lo son incluso hoy. Respetar, proteger y garantizar el derecho a la libertad de expresión de los periodistas en el nordeste de México es una promesa incumplida, un desengaño para los propios periodistas que quizás han dejado ya de creer en las promesas del Estado. Si los mismos periodistas, que en teoría cuentan con las herramientas para exigir a quienes detentan el poder una sociedad de derechos plenos, han renunciado al ejercicio de su propia libertad de expresión, ¿qué esperanza le quedará al resto de los ciudadanos? Lamentablemente esa es una de las preguntas que aquí quedarán sin respuesta.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Conclusiones

Contribuciones y hallazgos al problema de investigación

Los periodistas que trabajan en Tamaulipas y Coahuila han estado inmersos en una situación de violencia e inseguridad generalizadas que se incardinan en circunstancias socio-históricas propias de esos estados mexicanos. La violencia y el hostigamiento directo focalizado en los periodistas ha generado un modelo de autocontención informativa que se ha instalado en los medios de comunicación de referencia de esos estados. Este comportamiento ha generado lo que conocemos como autocensura, y se ha impuesto como el mejor mecanismo de reacción para hacer frente con rapidez a la inseguridad que enfrentan los periodistas. En contraste con ello, desde el Estado no existe una acción correctiva que permita proteger adecuadamente a los periodistas del nordeste de México, ni esfuerzos suficientes “destinados crear un entorno político, social, cultural, institucional y legislativo que permita a las autoridades cumplir sus obligaciones y respetar los derechos de las personas” (CICR, 2009: 29), como exige un esquema de protección integral y multidisciplinario. El fenómeno de la autocensura afecta especialmente a los medios de comunicación locales y regionales, pero también lo padecen quienes trabajan para los nacionales e internacionales en la región, lo que ha generado un “embargo informativo” generalizado para determinados asuntos relacionados con las situaciones de violencia. Sin embargo, hay resquicios en este modelo de autocensura, como demuestra la actividad en las redes sociales, que han devenido en un reducto efectivo para dar salida a buena parte de la información silenciada. Esto ha sucedido en medio de riesgos para los profesionales de información y también para los ciudadanos que se han hecho presentes a través de estos canales-medios alternativos, expuestos a riesgos semejantes a los que enfrentan los periodistas profesionales.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México La autocensura es difícil de descifrar a primera vista. Unas veces puede ser ejercida como una solución colectiva, otras, como un recurso individual para que el periodista reduzca los riesgos que enfrenta respecto ante quienes amenazan su seguridad personal. Estos mismos periodistas son conscientes de que acallarles no es aceptable para sus audiencias, que al hacerlo enfrentan la posibilidad de ser desplazados por la competencia y arriesgan, sobre todo, uno de los bienes esenciales del periodismo: su credibilidad. No obstante, han asumido la autocensura como un recurso transitorio, disponible frente a la debilidad institucional que les envuelve, y la falta de reacción y de voluntad política por parte del Estado mexicano ante el hostigamiento que sufren. La autocensura que padecen los periodistas que trabajan en los estados de Coahuila y Tamaulipas ha sido una práctica cotidiana en los últimos años. Aparece de manera recurrente y ha devenido en una regla más que en una excepción en el quehacer diario de la prensa escrita. Es una manifestación vívida del atentado cotidiano que existe en el nordeste de México contra el ejercicio de la libertad de expresión, un derecho que abarca la expresión periodística pero que se extiende también a las artísticas, culturales, sociales, religiosas, políticas, y de otra índole. El fenómeno se asemeja a lo que en otras zonas del norte de México, como en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, se conoce como “periodismo precavido” (Rodelo, 2009: 108), un modo de informar que está basado en la autocensura de los periodistas debido a la falta de seguridad en que desarrollan su trabajo, y a que las empresas periodísticas enfrentan, sobre todo, problemas de subsistencia económica y demasiada dependencia de los ingresos procedentes de la publicidad oficial, esto es, la que procede de organismos gubernamentales. Lo que es un hecho es que la autocensura se ha instalado en el quehacer cotidiano de las y los informadores convertida en un complejo “juego de coordinación” que ha permitido a quienes participan en él “mantener el delicado equilibrio de la libertad de expresión” (Cheung, 2003: 249) y el ajuste a otros intereses. El precio de seguir escribiendo e informando implica sacrificar el periodismo de investigación y la difusión de información en temas relacionados con delincuencia organizada, la corrupción de

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México funcionarios públicos y políticos, y la seguridad pública, asuntos que han desaparecido de las agendas informativas cotidianas. De las dos dimensiones con las que hemos trabajado, claramente la autocensura pública, aquella que existe por la presión de un actor externo que se hace presente y es fácilmente reconocible, ha sido la predominante. Los grupos criminales son vistos como los principales autores de los ataques o amenazas. Sin embargo no están solos. A su lado también hay presión por parte de grupos de poder. La actividad criminal ha permitido brindar protección a políticos y funcionarios, y que estos presuntos servidores públicos sean solapado por la delincuencia organizada. Los periodistas proporcionaron poca información específica sobre estos grupos/alianzas, pero refieren que lo que sucede es consecuencia de las redes de corrupción existentes en ambos estados. Por otra parte, la autocensura privada, aquella en la que el censor y el censurado son un mismo actor/persona debido a que el censor externo no existe o es irrelevante, se ha extendido también. Se manifiesta sobre todo entre periodistas de secciones de los diarios distintas a las de política, seguridad pública y asuntos policiales. Un sentir extendido es que cualquier comunicador puede sufrir amenazas, ataques y presiones si llega a poner en riesgo los intereses de grupos de poder que existen en esos dos estados. La exigencia de dejar de publicar so riesgo de exponer la propia vida o la integridad personal si se abordan en la plaza pública de la prensa ciertos temas ha desencadenado a un tiempo tres efectos: §

una limitación al ejercicio de la libertad de expresión que comporta tres efectos: menoscaba la posibilidad de construir el modelo de sociedad en el cual queremos vivir, obstaculiza un derecho que tiene una relación estructural (estrecha, indisoluble, esencial y fundamental) con la democracia, y limita una herramienta clave para el ejercicio de los demás derechos fundamentales (Botero-RELE, 2010: 2-4);

§

un obstáculo a la libertad periodística de los comunicadores en los medios donde trabajan; y

§

y una limitación además al ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos, que han visto afectadas tanto su posibilidad de allegarse información de interés, como

159

La autocensura entre periodistas del nordeste de México la de estar debidamente informados de los acontecimientos más relevantes que suceden en su comunidad y en su entorno inmediato. Todo ello sucede a pesar de que “el marco jurídico del sistema interamericano de protección de los derechos humanos es probablemente el sistema internacional que da mayor alcance y rodea de mejores garantías a la libertad de pensamiento y expresión” (Botero-RELE, 2010: 1). En estos últimos años (Enero 2000-Abril 2014) los periodistas mexicanos del nordeste de México han sido plenamente reconocidos como un grupo vulnerable en una sociedad inmersa en situaciones de violencia. Más de un centenar de ellos (102) han sido asesinados en todo el país, trece en Tamaulipas y dos en Coahuila. En muchos casos las organizaciones criminales se han servido de la violencia para acallar a los más críticos y para intentar silenciar a los demás. En los más graves, los periodistas han tenido que migrar a otros estados de la República mexicana y lo hicieron sacrificando su derecho a la libertad de movimiento y residencia. Algunos se han exiliado en otros países para proteger su vida, su libertad y seguridad, o han aceptado seguir ejerciendo el periodismo poniendo en práctica la autocensura para prevenir ser sometidos a tratos crueles, inhumanos o degradantes, y ser torturados. Otra consecuencia directa de la autocensura ha sido un decaimiento de la competencia entre los periodistas de los distintos medios de comunicación, y el establecimiento de modalidades de trabajo en equipo ante coyunturas puntuales. Esta investigación proporcionó pocos detalles de cómo se articula esta colaboración entre los periodistas pero evidenció que han llegado a compartir información silenciada con colegas de otros medios, y que se sienten más seguros manejando ciertos temas colectivamente, no en exclusiva, ni de manera anónima. En el plano institucional, las autoridades federales, estatales y locales fracasaron a la hora de evitar que se produjeran los casos y, una vez acaecieron, de lograr que no quedaran en la impunidad. Con su ausencia de compromiso o por omisión en sus responsabilidades, los periodistas de Coahuila y Tamaulipas han sido en los últimos años un blanco fácil para las organizaciones criminales, y han aceptado la autocensura con frustración. Los medios 160

La autocensura entre periodistas del nordeste de México para los que trabajan han perdido credibilidad en su información sobre seguridad pública a cambio de tratar de preservar la vida de sus trabajadores y familias. El Mecanismo de Protección creado en la Secretaría de Gobernación para proteger a los periodistas y defensores de derechos humanos tampoco ha funcionado a plenitud ni con un presupuesto suficiente. Como consecuencia de lo anterior, la impunidad que surgió en torno a los ataques y las amenazas a periodistas durante los últimos años sigue estando presente y se ha convertido en el principal reclamo de las organizaciones de periodistas y de un sector de la sociedad civil frente al Estado mexicano. Con todo, entre los propios periodistas la existencia de la impunidad no apareció en esta investigación como un factor o elemento decisivo a la hora de autocensurarse o no. Aparentemente ello se debe a que, como tal, la autocensura es un mecanismo de intervención rápida, un medio de reacción efectivo para un fin, la autoprotección, en medio de un contexto con carencias estructurales que no pueden ser resueltas fácilmente y a partir de las que se construye la impunidad. Las organizaciones civiles que se dedican a la defensa de la libertad de expresión cuentan con severos obstáculos para generar confianza entre los periodistas asediados por la violencia. Hay un general escepticismo hacia su labor, que se asocia a menudo como motivada por intereses de coyuntura más que centrada en la atención de las dificultades reales de los periodistas hostigados. Ciertamente es un hecho que en el caso del nordeste mexicano las condiciones de violencia que se vivieron durante el mandato de Felipe Calderón (2006-2012) y que continúan en el de su sucesor, Enrique Peña Nieto (2012-2018), suscitaron una serie de decisiones políticas que exacerbaron la autocensura entre los periodistas. Ninguna institución del Estado mexicano ha sido hasta hoy capaz de dar respuesta efectiva a esta situación. La militarización de la seguridad pública en Tamaulipas y Coahuila complicó los riesgos para los periodistas del nordeste de México y no sirvió para paliar la autocensura. 161

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Algunos comunicadores, no todos, lograron establecer una relación de cierta confianza con la institución castrense en la zona, pero sigue habiendo recelo hacia la institución y los posibles casos de corrupción en ella. La mayor presencia de las Fuerzas Armadas no permitió devolver a los periodistas unas condiciones de seguridad efectivas en el ejercicio de su profesión. Lo que sí introdujo esta presencia castrense fue una variable más ante un escenario ya de por sí complejo. En ocasiones los periodistas se apoyaron en los militares como contrapeso y contraste frente a los organismos encargados de la seguridad pública estatal y local, mismos ante los que existe una enorme desconfianza ciudadana. La violencia criminal ha devenido “un producto de consumo que invade los medios de comunicación de masas donde la visibilidad del mal se ha incorporado a la agenda mediática” (Barata, 2003: 169) en multitud de países, también en México. Frente a esta situación los periodistas de Tamaulipas y Coahuila confían en que la coacción que padecen sea transitoria, pero mientras ello sucede y pueden volver a informar con mayor libertad sus derechos humanos están siendo amenazados a diario. Se han aferrado a la autocensura por ser ésta un mecanismo efectivo para defenderse de los peligros que les acechan a sabiendas de que incorporarla limita su margen de maniobra como profesionales, y mina la función social del periodismo. Su gran ventaja respecto a otras posibles medidas de protección es que la autocensura está completamente bajo su control, que se puede ejercer de manera colectiva, desde los medios de comunicación mismos o por iniciativa propia antes incluso de haber sido amenazados. Está al alcance de los periodistas poder modularla y ajustarla frente a un entorno cambiante sobre el que carecen de control. En su contexto, las dinámicas que afectan al trabajo periodístico cotidiano las generan bien los poderes fácticos y privados, bien los legítimamente establecidos. Así la autocensura sirve para dar respuesta a la falta de garantías efectivas por parte de las autoridades de cualquier nivel de gobierno para proteger y salvaguardar los derechos de los periodistas acosados. Los potenciales afectados no son nada más los reporteros, o los encargados de la sección de información policial, o directivos de los medios hostigados, sino cualquier persona que se encuentre en la órbita de los mismos y que no sepa descifrar lo que está sucediendo ni detectar a tiempo si puede herir determinadas sensibilidades en torno a la información vinculada a determinados asuntos y personajes.

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Posibles líneas de investigación a desarrollar A futuro la premisa es que mientras las autoridades no articulen estrategias y mecanismos efectivos de protección de los periodistas, y continúe la impunidad en torno a los ataques y amenazas que estos sufren en el nordeste de México, es probable que la autocensura continúe existiendo y ejerciéndose como ha ocurrido hasta ahora. Una posible línea de investigación centrada en qué mecanismos, institucionales o no, son creados para hacer frente al fenómeno de la autocensura sería una posibilidad de investigación futura o quizás merezca la atención de alguna otra investigación si algún día fuera impulsado en México un ejercicio de justicia transicional con relación a la violencia de los últimos años, como han sugerido algunos autores (Salazar y Saltalamacchia, 2012: 15). Otra está ligada a la evolución de la autocensura y de las redes sociales. Probablemente estos medios de comunicación seguirán siendo un espacio sociopolítico de expresión ciudadana que competirá en rapidez, independencia y credibilidad con los medios tradicionales (prensa, radio y televisión) en lugares donde la inseguridad y la falta de respuestas institucionales adecuadas a la violencia los han orillado a los periodistas hacia la autocensura. La delincuencia organizada que opera en México, como los grupos subversivos de otros países, se ha percatado de la importancia que tienen estas redes sociales medios y está tratando de aprovecharlas y, en ocasiones, de silenciarlas. La única herramienta que tienen para ello es el terrorismo y su esencia: sus ataques ejemplarizantes e intimidatorios.

Con el presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) al frente del Gobierno la estrategia de combate militarizado al crimen se mantiene en el nordeste de México. Ha impulsado algunos cambios, como la regionalización, un énfasis en una mayor coordinación del Gobierno federal con los de los estados, y también introducido un mayor control de la información oficial sobre las políticas de seguridad pública, pero los medios para enfrentar la situación siguen siendo los mismos. Donde hay un cambio significativo es en que hay menos el debate público sobre las políticas de seguridad pública y menos visibilidad de los acontecimientos en torno a ella en los medios tradicionales. En este contexto, es 163

La autocensura entre periodistas del nordeste de México probable que el asedio a los periodistas de Tamaulipas y Coahuila continúe, así como la desconfianza de los periodistas hacia las instituciones encargadas de protegerles y de brindar seguridad pública a la sociedad. También seguirá muy acotada la libertad periodística debido a las presiones que viven los medios, lo que mantendrá por el momento la situación de autocensura en el nordeste de México. Esta nueva hipótesis deberá ser comprobada ya que la presente investigación cierra con el Ejército en labores de seguridad pública y sin grandes cambios en la línea de actuación gubernamental entre los dos últimos Gobiernos de México, el de Peña Nieto y el encabezado por Felipe Calderón (2006-2012).

Finalmente subrayaría que, si bien en los últimos años la sociedad mexicana en su conjunto ha sido víctima de la criminalidad, en el caso de los periodistas su victimización “resulta especialmente grave por el efecto intimidatorio que se genera sobre los demás periodistas en particular, y sobre la sociedad en general” (Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 2009: 21). Este embate de la violencia como consecuencia de las nuevas estrategias de control territorial por parte de los grupos armados ha hecho que los periodistas sean hoy reconocidos como un grupo vulnerable por parte de la sociedad en general, y de las autoridades. Uno de los rasgos definitorios del momento que se vive en México es “no solo que no haya información, sino que se sabe que no hay ni va a haber información suficiente para entender lo que sucede. Porque faltan datos básicos” (Escalante Gonzalbo, 2012: 49): Todos: periodistas, académicos, consultores, diplomáticos, políticos, todos estamos obligados a guiarnos por la explicación de las fuentes policiales a sabiendas de que son parciales, inexactas, engañosas, o deliberadamente omisas. Y esto hace que la realidad adquiera un carácter fantasmal, incierto (Escalante Gonzalbo 2012: 49) Esta incertidumbre solo se reducirá si las autoridades mejoran su actuación y logran que las investigaciones en torno a los crímenes contra la prensa se lleven a cabo de manera pronta y efectiva (CNDH, 2009: 23) a partir de un necesario “cambio de actitud institucional” (CNDH, 2009: 24): Los Gobiernos federal y los estatales deben asumir, como requisito indispensable para que prevalezca el Estado de Derecho, su obligación de asegurar el pleno goce y respeto a los derechos humanos de los periodistas como miembros de la sociedad y como agentes sociales cuya función, de interés público, debe salvaguardarse (CNDH, 2009: 24) 164

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Sin un giro de esta naturaleza, sin entender que “cada agresión al gremio periodístico (…) es un ataque directo a la vigencia del Estado de Derecho”, y que “la inacción de la autoridad, que desemboca en impunidad y a la vez se constituye en aliento para quienes han escogido la violencia para favorecer sus intereses” (CNDH, 2009: 28), será muy difícil que los periodistas puedan salir de su silencio y que la ciudadanía recupere una confianza en ellos como si fueran los principales valedores de una verdadera sociedad democrática.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Bibliografía

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ANEXOS

ANEXO 1 Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH, 1948): Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. (10 de diciembre de 1948)

Artículo 10 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (1950): 1. 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras. El presente artículo no impide que los Estados sometan a las empresas de radiodifusión, de cinematografía o de televisión a un régimen de autorización previa. 2. El ejercicio de estas libertades, que entrañan deberes y responsabilidades, podrá ser sometido a ciertas formalidades, condiciones, restricciones o sanciones, previstas por la ley, que constituyan medidas necesarias, en una sociedad democrática, para la seguridad nacional, la integridad territorial o la seguridad pública, la defensa del orden y la prevención del delito, la protección de la salud o de la moral, la protección de la reputación o de los derechos ajenos, para impedir la divulgación de informaciones confidenciales o para garantizar la autoridad y la imparcialidad del poder judicial (4 de noviembre de 1950) Artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH, 1969) 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. 177

La autocensura entre periodistas del nordeste de México 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. 3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones. 4.

Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.

5.

Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional (22 de noviembre de 1969).

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ANEXO 2 Observación General 34 del Comité de Derechos Humanos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), sobre el Artículo 19 del tratado, en torno a la libertad de opinión y de expresión. La observación fue aprobada en el CII período de sesiones del Comité, celebrado del 11 al 29 de julio de 2011:

CCPR/C/GC/34

Naciones Unidas

Pacto Internacional de Derechos

Distr. general

Civiles y Políticos

12 de septiembre de 2011 Español

Comité de Derechos Humanos 102º período de sesiones Ginebra, 11 a 29 de julio de 2011

Observación general Nº 34 Artículo Libertad de opinión y libertad de expresión

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Consideraciones generales 1. La presente observación general reemplaza a la Observación general Nº 10 (19º período de sesiones). 2. La libertad de opinión y la libertad de expresión son condiciones indispensables para el pleno desarrollo de la persona. Son fundamentales para toda sociedad40 y constituyen la piedra angular de todas las sociedades libres y democráticas. Ambas libertades están estrechamente relacionadas entre sí, dado que la libertad de expresión constituye el medio para intercambiar y formular opiniones. 3. La libertad de expresión es una condición necesaria para el logro de los principios de transparencia y rendición de cuentas que, a su vez, son esenciales para la promoción y la protección de los derechos humanos.

40 Véanse las comunicaciones Nº 1173/2003, Benhadj c. Argelia, dictamen aprobado el 20 de julio de 2007, y Nº 628/1995, Park c. la República de Corea, dictamen aprobado el 5 de julio de 1996.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México 4. Entre los otros artículos que contienen garantías de la libertad de opinión y de expresión se cuentan los artículos 18, 17, 25 y 27. Las libertades de opinión y expresión constituyen la base para el pleno goce de una amplia gama de otros derechos humanos. Por ejemplo, la libertad de expresión es fundamental para el disfrute de los derechos a la libertad de reunión y de asociación, y para el ejercicio del derecho de voto. 5. Teniendo en cuenta la redacción expresa del párrafo 1 del artículo 19, así como la relación entre la opinión y el pensamiento (art. 18), toda reserva al párrafo 1 sería incompatible con el objeto y propósito del Pacto41. Además, aunque la libertad de opinión no esté enumerada entre los derechos que no admiten excepción de conformidad con el artículo 4 del Pacto, cabe recordar que "en las disposiciones del Pacto que no figuran en el párrafo 2 del artículo 4, hay elementos que, a juicio del Comité, no pueden ser objeto de suspensión legítima con arreglo al artículo 4" 42 . La libertad de opinión es uno de esos elementos, ya que nunca será necesario suspender la vigencia de ese derecho durante un estado de excepción43. 6. Teniendo en cuenta la relación existente entre la libertad de expresión y los demás derechos enunciados en el Pacto, si bien podría ser aceptable formular reservas a ciertos elementos del párrafo 2 del artículo 19, una reserva general con respecto a los derechos enunciados en ese párrafo sería incompatible con el objeto y el fin del Pacto44. 7. La obligación de respetar las libertades de opinión y expresión es vinculante en su conjunto para todos y cada uno de los Estados partes. Todos los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) y otras autoridades públicas o de gobierno, cualquiera que sea su nivel (nacional, regional o local), pueden dar lugar a la responsabilidad del Estado parte45. El Estado parte también puede incurrir en esa responsabilidad en determinadas circunstancias respecto de actos realizados por entidades semiestatales 46 . En cumplimiento de esta obligación, los Estados partes deben cerciorarse de que las personas estén protegidas de los actos de particulares o de entidades privadas que obsten al disfrute de las libertades de opinión y expresión en la medida en que esos derechos del Pacto sean susceptibles de aplicación entre particulares o entidades privadas47.

41

Véase la Observación general Nº 24 (1994) del Comité sobre las cuestiones relacionadas con las reservas formuladas con ocasión de la ratificación del Pacto o de sus Protocolos Facultativos, o de la adhesión a ellos, o en relación con las declaraciones hechas de conformidad con el artículo 41 del Pacto, Documentos Oficiales de la Asamblea General, quincuagésimo período de sesiones, Suplemento Nº 40, vol. I (A/50/40 (Vol. I)), anexo V. 42 Véase la Observación general Nº 29 (2001) del Comité sobre la suspensión de obligaciones durante un estado de excepción, párr. 13, Documentos Oficiales de la Asamblea General, quincuagésimo sexto período de sesiones, Suplemento Nº 40, vol. I (A/56/40 (Vol. I)), anexo VI. 43 Observación general Nº 29, párr. 11. 44 Observación general Nº 24. 45 Véase la Observación general Nº 31 del Comité (2004) sobre la índole de la obligación jurídica general impuesta a los Estados partes en el Pacto, párr. 4, Documentos Oficiales de la Asamblea General, quincuagésimo noveno período de sesiones, Suplemento Nº 40, vol. I (A/59/40 (Vol. I)), anexo III. 46 Véase la comunicación Nº 61/1979, Hertzberg y otros c. Finlandia, dictamen aprobado el 2 de abril de 1982. 47 Observación general Nº 31, párr. 8; véase la comunicación Nº 633/1995, Gauthier c. el Canadá, dictamen aprobado el 7 de abril de 1999.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México 8. Los Estados partes tienen la obligación de asegurarse de que su legislación interna haga efectivos los derechos conferidos en el artículo 19 del Pacto de manera compatible con la orientación impartida por el Comité en su Observación general Nº 31 sobre la índole de la obligación jurídica general impuesta a los Estados partes en el Pacto. Se recuerda que los Estados partes deberían presentar al Comité, de conformidad con los informes presentados de conformidad con el artículo 40, las normas jurídicas internas, las prácticas administrativas y las decisiones judiciales pertinentes, así como las prácticas de política y otras prácticas sectoriales que se refieran a los derechos amparados por el artículo 19, teniendo en cuenta las cuestiones a que hace referencia la presente observación general. También deberían presentar información sobre los recursos disponibles cuando se vulneren esos derechos.

Libertad de opinión 9. El párrafo 1 del artículo 19 exige que se proteja el derecho a no ser molestado a causa de las opiniones. Se trata de un derecho respecto del cual el Pacto no autoriza excepción ni restricción alguna. La libertad de opinión abarca el derecho a cambiar de opinión en el momento y por el motivo que la persona elija libremente. Nadie puede ver conculcados los derechos que le reconoce el Pacto en razón de las opiniones que haya expresado o le sean atribuidas o supuestas. Quedan protegidas todas las formas de opinión, como las de índole política, científica, histórica, moral o religiosa. Es incompatible con el párrafo 1 calificar de delito la expresión de una opinión48. El acoso, la intimidación o la estigmatización de una persona, incluida su detención, prisión preventiva, enjuiciamiento o reclusión, en razón de sus opiniones, constituyen una infracción del párrafo 1 del artículo 1949. 10. Queda prohibido cualquier intento coercitivo de hacer que se sustente o no una opinión 50 . La libertad de expresar las opiniones propias comprende necesariamente la libertad de no expresarlas.

Libertad de expresión 11. El párrafo 2 exige a los Estados partes que garanticen el derecho a la libertad de expresión, incluido el derecho a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin limitación de fronteras. Este derecho incluye la expresión y recepción de comunicaciones sobre toda clase de ideas y opiniones que puedan transmitirse a otros, con sujeción a las disposiciones del párrafo 3 del artículo 19 y del artículo 20 51 . Abarca el pensamiento político 52 , los

48

Véase la comunicación Nº 550/93, Faurisson c. Francia, dictamen aprobado el 8 de noviembre de 1996. 49 Véanse las comunicaciones Nº 157/1983, Mpaka-Nsusu c. el Zaire, dictamen aprobado el 26 de marzo de 1986, y Nº 414/1990, Mika Miha c. Guinea Ecuatorial, dictamen aprobado el 8 de julio de 1994. 50 Véase la comunicación Nº 878/1999, Kang c. la República de Corea, dictamen aprobado el 15 de julio de 2003. 51 Véanse las comunicaciones Nos. 359/1989 y 385/1989, Ballantyne, Davidson y McIntyre c. el Canadá, dictamen aprobado el 18 de octubre de 1990. 52 Véase la comunicación Nº 414/1990, Mika Miha c. Guinea Ecuatorial.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México comentarios sobre los asuntos propios53 y los públicos54, las campañas puerta a puerta55, la discusión sobre derechos humanos56, el periodismo57, la expresión cultural y artística58, la enseñanza59 y el pensamiento religioso60. Puede incluir también la publicidad comercial. El alcance del párrafo 2 llega incluso a expresiones que puedan considerarse profundamente ofensivas61, aunque esta expresión solo puede limitarse de conformidad con lo dispuesto en el párrafo 3 del artículo 19 y en el artículo 20. 12. El párrafo 2 protege todas las formas de expresión y los medios para su difusión. Estas formas comprenden la palabra oral y escrita y el lenguaje de signos, y expresiones no verbales tales como las imágenes y los objetos artísticos62. Los medios de expresión comprenden los libros, los periódicos63, los folletos64, los carteles, las pancartas65, las prendas de vestir y los alegatos judiciales 66 , así como modos de expresión audiovisuales, electrónicos o de Internet, en todas sus formas.

La libertad de expresión y los medios de comunicación 13. La existencia de medios de prensa y otros medios de comunicación libres y exentos de censura y de trabas es esencial en cualquier sociedad para asegurar la libertad de opinión y expresión y el goce de otros derechos reconocidos por el Pacto. Es una de las piedras angulares de toda sociedad democrática67. Uno de los derechos consagrados en el Pacto es el que permite a los medios de comunicación recibir información que les sirva de base para cumplir su cometido 68 . La libre comunicación de información e ideas acerca de las cuestiones públicas y políticas entre los ciudadanos, los candidatos y los 53

Véase la comunicación Nº 1189/2003, Fernando c. Sri Lanka, dictamen aprobado el 31 de marzo de 2005. 54 Véase la comunicación Nº 1157/2003, Coleman c. Australia, dictamen aprobado el 17 de julio de 2006. 55 Observaciones finales sobre el Japón (CCPR/C/JPN/CO/5). 56 Véase la comunicación Nº 1022/2001, Velichkin c. Belarús, dictamen aprobado el 20 de octubre de 2005. 57 Véase la comunicación Nº 1334/2004, Mavlonov y Sa'di c. Uzbekistán, dictamen aprobado el 19 de marzo de 2009. 58 Véase la comunicación Nº 926/2000, Shin c. la República de Corea, dictamen aprobado el 16 de marzo de 2004. 59 Véase la comunicación Nº 736/97, Ross c. el Canadá, dictamen aprobado el 18 de octubre de 2000. 60 Ibid. 61 Ibid. 62 Véase la comunicación Nº 926/2000, Shin c. la República de Corea. 63 Véase la comunicación Nº 1341/2005, Zundel c. el Canadá, dictamen aprobado el 20 de marzo de 2007. 64 Véase la comunicación Nº 1009/2001, Shchetoko y otros c. Belarús, dictamen aprobado el 11 de julio de 2006. 65 Véase la comunicación Nº 412/1990, Kivenmaa c. Finlandia, dictamen aprobado el 31 de marzo de 1994. 66 Véase la comunicación Nº 1189/2003, Fernando c. Sri Lanka. 67 Véase la comunicación Nº 1128/2002, Marques de Morais c. Angola, dictamen aprobado el 29 de marzo de 2005. 68 Véase la comunicación Nº 633/95, Gauthier c. el Canadá.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México representantes elegidos es indispensable. Ello comporta la existencia de una prensa y otros medios de comunicación libres y capaces de comentar cuestiones públicas sin censura ni limitaciones, así como de informar a la opinión pública69. El público tiene también el correspondiente derecho a que los medios de comunicación les proporcionen los resultados de su actividad70. 14. A efectos de la protección de los derechos de los usuarios de los medios de comunicación, entre ellos los miembros de las minorías étnicas y lingüísticas, a recibir una amplia variedad de informaciones e ideas, los Estados partes deberían poner especial empeño en promover medios de comunicación independientes y diversificados. 15. Los Estados partes deberían tener en cuenta la medida en que la evolución de las tecnologías de la información y la comunicación, como Internet y los sistemas de difusión electrónica de la información en tecnología móvil, han cambiado sustancialmente las prácticas de la comunicación en todo el mundo. Ahora existe una red mundial en la que intercambiar ideas y opiniones, que no se basa necesariamente en la intermediación de los medios de comunicación de masas. Los Estados partes deberían tomar todas las medidas necesarias para fomentar la independencia de esos nuevos medios y asegurar el acceso a los mismos de los particulares. 16. Los Estados partes deberían garantizar que los servicios públicos de radiodifusión funcionen con independencia 71 . A este respecto, los Estados partes deberían garantizar la independencia y la libertad editorial de esos servicios, y proporcionarles financiación de un modo que no menoscabe su independencia. 17. Las cuestiones relativas a los medios de comunicación se examinan más a fondo en la parte de la presente observación general relativa a las restricciones de la libertad de expresión.

Derecho de acceso a la información 18. El párrafo 2 del artículo 19 enuncia un derecho de acceso a la información en poder de los organismos públicos. Esta información comprende los registros de que disponga el organismo público, independientemente de la forma en que esté almacenada la información, su fuente y la fecha de producción. Los organismos públicos son los indicados en el párrafo 7 de la presente observación general. La definición de esos organismos puede abarcar otras entidades que ejerzan funciones públicas. Como se ha señalado anteriormente, el derecho de acceso a la información, interpretado junto con el artículo 25 del Pacto, incluye el derecho que permite a los medios de comunicación tener acceso a la información sobre los asuntos públicos72 y el derecho del público en general a que los medios de comunicación le proporcionen los resultados de su actividad 73 . Algunos elementos del derecho a acceder a la información se 69

Véase la Observación general Nº 25 (1996) del Comité sobre el artículo 25 (la participación en los asuntos públicos y el derecho de voto), párr. 25, Documentos Oficiales de la Asamblea General, quincuagésimo primer período de sesiones, Suplemento Nº 40, vol. I (A/51/40 (Vol. I)), anexo V. 70 Véase la comunicación Nº 1334/2004, Mavlonov y Sa'di c. Uzbekistán. 71 Observaciones finales sobre la República de Moldova (CCPR/CO/75/MDA). 72 Véase la comunicación Nº 633/95, Gauthier c. el Canadá. 73 Véase la comunicación Nº 1334/2004, Mavlonov y Sa'di c. Uzbekistán.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México encuentran también en otras disposiciones del Pacto. Como señaló el Comité en su Observación general Nº 16, en relación con el artículo 17 del Pacto, toda persona debe tener el derecho de verificar si hay datos personales suyos almacenados en archivos automáticos de datos y, en caso afirmativo, de obtener información inteligible sobre cuáles son esos datos y con qué fin se han almacenado. Asimismo, toda persona debe poder verificar qué autoridades públicas o qué particulares u organismos privados controlan o pueden controlar sus archivos. Si esos archivos contienen datos personales incorrectos o se han compilado o elaborado en contravención de las disposiciones legales, toda persona debe tener derecho a que se rectifiquen esos datos. Según el artículo 10 del Pacto, un recluso no pierde su derecho a consultar su historia clínica74. En su Observación general Nº 32 sobre el artículo 14, el Comité indicó los diversos componentes de la información a que tenían derecho los acusados de un delito75. Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 2, todos deberían recibir información acerca de los derechos que en general les confiere el Pacto76 . En virtud del artículo 27, la adopción de decisiones en un Estado parte que pueda incidir sustancialmente en el modo de vida y la cultura de un grupo minoritario debería enmarcarse en un proceso de intercambio de información y consulta con las comunidades afectadas77. 19. Para dar efecto al derecho de acceso a la información, los Estados partes deberían proceder activamente a la incorporación al dominio público de la información del gobierno que sea de interés público. Los Estados partes deberían hacer todo lo posible para garantizar un acceso fácil, rápido, efectivo y práctico a esa información. Además, los Estados partes deberían poner en aplicación los procedimientos necesarios para tener acceso a la información, por ejemplo leyes sobre la libertad de información 78 . Los procedimientos deberían disponer que las solicitudes de información se tramitaran con puntualidad y conforme a normas claras que fueran compatibles con el Pacto. Respecto de las solicitudes de información no deberían percibirse derechos que llegaran a constituir un obstáculo no razonable al acceso a la información. Las autoridades deberían exponer las razones de cualquier denegación del acceso a la información. Habría que establecer dispositivos para los recursos contra las denegaciones del acceso a la información y para las solicitudes que se hayan dejado sin respuesta.

La libertad de expresión y los derechos políticos 20. En su Observación general Nº 25 sobre la participación en los asuntos públicos y el derecho de voto, el Comité se refirió detalladamente a la importancia de la libertad de expresión para los asuntos públicos y el ejercicio efectivo del derecho de voto. La libre comunicación de informaciones e ideas acerca de cuestiones públicas y políticas entre los ciudadanos, los candidatos y 74

Véase la comunicación Nº 726/1996, Zheludkova c. Ucrania, dictamen aprobado el 29 de octubre de 2002. 75 Véase la Observación general Nº 32 (2007) del Comité sobre los derechos a la igualdad ante los tribunales y a un juicio imparcial, párr. 33, Documentos Oficiales de la Asamblea General, sexagésimo segundo período de sesiones, Suplemento Nº 40, vol. I (A/62/40 (Vol. I)), anexo VI. 76 Observación general Nº 31. 77 Véase la comunicación Nº 1457/2006, Poma Poma c. el Perú, dictamen aprobado el 27 de marzo de 2009. 78 Observaciones finales sobre Azerbaiyán (CCPR/C/79/Add.38 (1994)).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México los representantes elegidos es indispensable. Ello comporta la existencia de una prensa y otros medios de comunicación libres y capaces de comentar cuestiones públicas, así como de informar a la opinión pública, sin censuras ni limitaciones 79 . Se señala a la atención de los Estados partes la orientación general que se imparte en la Observación general Nº 25 en lo que respecta a la promoción y protección de la libertad de expresión en este contexto.

Aplicación del párrafo 3 del artículo 19 21. El párrafo 3 señala expresamente que el ejercicio del derecho a la libertad de expresión entraña deberes y responsabilidades especiales. Por este motivo, se prevén dos tipos de restricciones que pueden referirse al respeto de los derechos o la reputación de otras personas o a la protección de la seguridad nacional y el orden público, o de la salud y la moral públicas. Sin embargo, cuando un Estado parte impone restricciones al ejercicio de la libertad de expresión, estas no pueden poner en peligro el derecho propiamente dicho. El Comité recuerda que la relación entre el derecho y la restricción, o entre la norma y la excepción, no debe invertirse80 . El Comité recuerda también las disposiciones del párrafo 1 del artículo 5 del Pacto, según el cual, "ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de conceder derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera de los derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación en mayor medida que la prevista en él". 22. En el párrafo 3 se enuncian condiciones expresas y solo con sujeción a esas condiciones pueden imponerse restricciones: las restricciones deben estar "fijadas por la ley"; solo pueden imponerse para uno de los propósitos indicados en los apartados a) y b) del párrafo 3 y deben cumplir pruebas estrictas de necesidad y proporcionalidad81. No se permiten restricciones por motivos que no estén especificados en el párrafo 3, aunque esos motivos justificasen restricciones de otros derechos protegidos por el Pacto. Las restricciones solamente se podrán aplicar para los fines con que fueron prescritas y deberán estar relacionadas directamente con la necesidad específica de la que dependen82.

79

Véase la Observación general Nº 25 sobre el artículo 25 del Pacto, párr. 25. Véase la Observación general Nº 27 del Comité sobre el artículo 12, Documentos Oficiales de la Asamblea General, quincuagésimo quinto período de sesiones, Suplemento Nº 40, vol. I (A/55/40 (Vol. I)), anexo VI, secc. A. 81 Véase la comunicación Nº 1022/2001, Velichkin c. Belarús, dictamen aprobado el 20 de octubre de 2005. 82 Véase la Observación general Nº 22 del Comité, Documentos Oficiales de la Asamblea General, cuadragésimo octavo período de sesiones, Suplemento Nº 40 (A/48/40), anexo VI. 80

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México 23. Los Estados partes deberían adoptar medidas eficaces de protección contra los ataques destinados a acallar a quienes ejerzan su derecho a la libertad de expresión. No se puede hacer valer el párrafo 3 como justificación para silenciar a los defensores de la democracia pluripartidista, los principios democráticos y los derechos humanos83. Tampoco pueden ser compatibles con el artículo 19, en circunstancia alguna, los atentados contra una persona, con inclusión de formas tales como la detención arbitraria, la tortura, las amenazas de muerte y el asesinato84. Los periodistas son objeto con frecuencia de amenazas de esa índole, de intimidación y de atentados a causa de sus actividades85. También suelen serlo quienes reúnen y analizan información sobre la situación de los derechos humanos o publican informes sobre esos derechos, incluidos los jueces y los abogados86. Todos esos atentados deben ser objeto de una activa y puntual investigación, sus autores deben ser sometidos a juicio 87 y debe ofrecerse una reparación adecuada a las víctimas o, cuando estas hayan perdido la vida, a sus representantes88. 24. Las restricciones deben estar previstas en la ley. Por "ley" se puede entender las normas relativas a la inmunidad parlamentaria 89 y al desacato a los tribunales 90 . Habida cuenta de que cualquier restricción a la libertad de expresión constituye una grave vulneración de los derechos humanos, no es compatible con el Pacto que una restricción esté consagrada en el derecho tradicional, religioso u otras normas consuetudinarias análogas91. 25. A efectos del párrafo 3, para ser calificada de "ley", la norma debe estar formulada con precisión suficiente para que una persona pueda regular su comportamiento de conformidad con ella92, y hacerse accesible al público. Las leyes no pueden conferir a los encargados de su aplicación una discrecionalidad sin trabas para restringir la libertad de expresión 93 . Las leyes deben proporcionar suficientes orientaciones a los encargados de su ejecución para que puedan distinguir cuáles expresiones pueden restringirse correctamente y cuáles no. 26. Las leyes que limiten los derechos enumeradas en el párrafo 2 del artículo 19, incluidas las mencionadas en el párrafo 24, no solo deben ajustarse a las 83

julio de 1994. 84

Véase la comunicación Nº 458/91, Mukong c. el Camerún, dictamen aprobado el 21 de Véase la comunicación Nº 1353/2005, Njaru c. el Camerún, dictamen aprobado el 19 de

marzo de 2007. 85

Véanse, por ejemplo, las observaciones finales sobre Argelia (CCPR/C/DZA/CO/3); las observaciones finales sobre Costa Rica (CCPR/C/CRI/CO/5), y las observaciones finales sobre el Sudán (CCPR/C/SDN/CO/3). 86 Véase la comunicación Nº 1353/2005, Njaru c. el Camerún; véanse las observaciones finales sobre Nicaragua (CCPR/C/NIC/CO/3), las observaciones finales sobre Túnez (CCPR/C/TUN/CO/5), las observaciones finales sobre la República Árabe Siria (CCPR/CO/84/SYR) y las observaciones finales sobre Colombia (CCPR/CO/80/COL). 87 Ibid. y observaciones finales sobre Georgia (CCPR/C/GEO/CO/3). 88 Observaciones finales sobre Guyana (CCPR/C/79/Add.121). 89 Véase la comunicación Nº 633/95, Gauthier c. el Canadá. 90 Véase la comunicación Nº 1373/2005, Dissanayake c. Sri Lanka, dictamen aprobado el 22 de julio de 2008. 91 Véase la Observación general Nº 32. 92 Véase la comunicación Nº 578/1994, de Groot c. los Países Bajos, dictamen aprobado el 14 de julio de 1995. 93 Véase la Observación general Nº 27.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México estrictas condiciones del párrafo 3 del artículo 19 del Pacto, sino que además han de ser compatibles con las disposiciones, fines y objetivos de este94. Las leyes no deben vulnerar las disposiciones del Pacto relativas a la no discriminación ni establecer penas que sean incompatibles con el Pacto, como los castigos corporales95. 27. Incumbe al Estado parte demostrar el fundamento en derecho de las restricciones impuestas a la libertad de expresión 96 . Si el Comité tiene que determinar, con respecto a un Estado parte, si una restricción está impuesta por la ley, es el Estado parte quien debe proporcionar pormenores acerca de la ley y de las medidas comprendidas en su alcance97. 28. La primera de las razones legítimas para introducir una restricción que se enumeran en el párrafo 3 se refiere al respeto de los derechos o la reputación de los demás. El término "derechos" comprende los derechos humanos reconocidos en el Pacto y, más en general, en la normativa internacional de los derechos humanos. Por ejemplo, puede ser legítimo restringir la libertad de expresión para proteger el derecho de voto amparado por el artículo 25, así como los derechos enunciados en el artículo 17 (véase el párrafo 37)98. Estas restricciones deben interpretarse con cuidado: si bien puede ser permisible proteger a los votantes de formas de expresión que constituyan intimidación o coerción, estas restricciones no deben obstaculizar el debate político, incluidos, por ejemplo, los llamamientos a boicotear una elección en que el voto no es obligatorio99. La expresión "los demás" puede referirse a otras personas a título individual o como miembros de una comunidad 100 , por ejemplo a una comunidad definida por su fe religiosa101 o a un grupo étnico102. 29. La segunda razón legítima es la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. 30. Los Estados partes deben procurar con el mayor cuidado que las leyes sobre traición103 y las disposiciones similares que se refieren a la seguridad nacional, tanto si se califican de leyes sobre secretos de Estado o sobre sedición, o de otra manera, estén redactadas y se apliquen de conformidad con las condiciones estrictas del párrafo 3. No es compatible con el párrafo 3, por ejemplo, hacer valer esas leyes para suprimir información de interés público legítimo que no 94

Véase la comunicación Nº 488/1992, Toonen c. Australia, dictamen aprobado el 30 de

marzo de 1994. 95

Observación general Nº 20, Documentos Oficiales de la Asamblea General, cuadragésimo séptimo período de sesiones, Suplemento Nº 40 (A/47/40), anexo VI, secc. A. 96 Véase la comunicación Nº 1553/2007, Korneenko y otros c. Belarús, dictamen aprobado el 31 de octubre de 2006. 97 Véase la comunicación Nº 132/1982, Jaona c. Madagascar, dictamen aprobado el 1º de abril de 1985. 98 Véase la comunicación Nº 927/2000, Svetik c. Belarús, dictamen aprobado el 8 de julio de 2004. 99 Ibid. 100 Véase la comunicación Nº 736/97, Ross c. el Canadá, dictamen aprobado el 18 de octubre de 2000. 101 Véase la comunicación Nº 550/93, Faurisson c. Francia; véanse las observaciones finales sobre Austria (CCPR/C/AUT/CO/4). 102 Observaciones finales sobre Eslovaquia (CCPR/CO/78/SVK); observaciones finales sobre Israel (CCPR/CO/78/ISR). 103 Observaciones finales sobre Hong Kong (CCPR/C/HKG/CO/2).

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México perjudica a la seguridad nacional, o impedir al público el acceso a esta información, o para procesar a periodistas, investigadores, ecologistas, defensores de los derechos humanos u otros por haber difundido esa información104. Tampoco procede, en general, incluir en el ámbito de estas leyes categorías de información tales como las que se refieren al sector comercial, la banca y el progreso científico105. El Comité ha determinado en un caso que una declaración en apoyo de una disputa laboral, aunque fuera para convocar una huelga nacional, no estaba autorizada por razones de seguridad nacional106. 31. Por razones de mantenimiento del orden público, en ciertas circunstancias podría ser permisible, por ejemplo, regular el derecho a pronunciar un discurso en un determinado lugar público107. Las razones de orden público pueden ser los criterios de referencia para determinar si las formas de expresión son constitutivas de desacato al tribunal. Para cumplir lo dispuesto en el párrafo 3, estos procedimientos y la sanción que se imponga deberán estar justificados por el ejercicio de las facultades del tribunal para mantener el orden del procedimiento 108 . El procedimiento no debe servir de ningún modo para restringir el ejercicio legítimo de los derechos de la defensa. 32. Como señaló el Comité en su Observación general Nº 22, "el concepto de moral se deriva de muchas tradiciones sociales, filosóficas y religiosas; por consiguiente, las limitaciones impuestas con el fin de proteger la moral deben basarse en principios que no se deriven exclusivamente de una sola tradición". Estas limitaciones han de entenderse en el contexto de la universalidad de los derechos humanos y el principio de no discriminación. 33. Las restricciones deben ser "necesarias" para la consecución de un propósito legítimo. Así por ejemplo, la prohibición de hacer publicidad comercial en un idioma con miras a proteger el idioma de una determinada comunidad no cumple el requisito de necesidad si esa protección puede conferirse por otros medios que no restrinjan la libertad de expresión109. En cambio, el Comité ha considerado que el Estado parte había cumplido el principio de necesidad al trasladar a un puesto no docente a un maestro que había publicado material en que expresaba hostilidad respecto de una comunidad religiosa, para proteger el derecho y la libertad de los niños que profesaban esa creencia en un distrito escolar110. 34. Las restricciones no deben ser excesivamente amplias. En su Observación general Nº 27, el Comité señaló que "las medidas restrictivas deben ajustarse al principio de proporcionalidad; deben ser adecuadas para desempeñar su función protectora; deben ser el instrumento menos perturbador de los que permitan conseguir el resultado deseado, y deben guardar proporción con el interés que debe protegerse... El principio de proporcionalidad debe respetarse no solo en la ley que defina las restricciones sino también por las autoridades

104

Observaciones finales sobre la Federación de Rusia (CCPR/CO/79/RUS). Observaciones finales sobre Uzbekistán (CCPR/CO/71/UZB). 106 Véase la comunicación Nº 518/1992, Sohn c. la República de Corea, dictamen aprobado el 18 de marzo de 1994. 107 Véase la comunicación Nº 1157/2003, Coleman c. Australia. 108 Véase la comunicación Nº 1373/2005, Dissanayake c. Sri Lanka. 109 Véase la comunicación Nos. 359, 385/89, Ballantyne, Davidson y McIntyre c. el Canadá. 110 Véase la comunicación Nº 736/97, Ross c. el Canadá, dictamen aprobado el 17 de julio de 2006. 105

188

La autocensura entre periodistas del nordeste de México administrativas y judiciales que la apliquen" 111 . El principio de proporcionalidad también debe tener en cuenta la forma de expresión de que se trate así como los medios por los que se difunda. Por ejemplo, el Pacto atribuye una gran importancia a la expresión sin inhibiciones en el debate público sobre figuras del ámbito público y político en una sociedad democrática112. 35. Cuando un Estado parte haga valer una razón legítima para restringir la libertad de expresión, deberá demostrar en forma concreta e individualizada la naturaleza precisa de la amenaza y la necesidad y la proporcionalidad de la medida concreta que se haya adoptado, en particular estableciendo una conexión directa e inmediata entre la expresión y la amenaza113. 36. El Comité se reserva la posibilidad de evaluar si, en una situación determinada, puede haber circunstancias que hagan necesario restringir la libertad de expresión114. A este respecto, el Comité recuerda que el alcance de esta libertad no debe determinarse por referencia a un "margen de apreciación"115 y que, si se quiere que el Comité desempeñe esta función, es preciso que el Estado parte, en cualquier caso en particular, demuestre de forma concreta la naturaleza exacta de la amenaza a cualquiera de los propósitos enumerados en el párrafo 3, que le hizo restringir la libertad de expresión116.

Limitaciones al alcance de las restricciones de la libertad de expresión en ciertos casos concretos 37. Entre las restricciones a la expresión del pensamiento político que han suscitado preocupación al Comité cabe mencionar la prohibición de las campañas puerta a puerta117 , las restricciones de la cantidad y el tipo de la documentación escrita que puede distribuirse durante las campañas electorales118, el bloqueo del acceso a las fuentes de debate político, como los medios de comunicación locales e internacionales, durante los períodos electorales 119 y la limitación del acceso de los partidos y los políticos de oposición a los medios de comunicación120. Todas las restricciones deben ser compatibles con el párrafo 3. No obstante, un Estado parte puede legítimamente limitar las encuestas políticas en los días inmediatamente anteriores a una elección a fin de mantener la integridad del proceso electoral121.

111

Observación general Nº 27, párr. 14. Véanse también las comunicaciones Nº 1128/2002, Marques de Morais c. Angola; y Nº 1157/2003, Coleman c. Australia. 112 Véase la comunicación Nº 1180/2003, Bodrozic c. Serbia y Montenegro, dictamen aprobado el 31 de octubre de 2005. 113 Véase la comunicación Nº 926/2000, Shin c. la República de Corea. 114 Véase la comunicación Nº 518/1992, Sohn c. la República de Corea. 115 Véase la comunicación Nº 511/1992, Ilmari Länsman y otros c. Finlandia, dictamen aprobado el 14 de octubre de 1993. 116 Véanse las comunicaciones Nº 518/92, Sohn c. la República de Corea, y Nº 926/2000, Shin c. la República de Corea. 117 Observaciones finales sobre el Japón (CCPR/C/JPN/CO/5). 118 Ibid. 119 Observaciones finales sobre Túnez (CCPR/C/TUN/CO/5). 120 Observaciones finales sobre el Togo (CCPR/CO/76/TGO); observaciones finales sobre la República de Moldova (CCPR/CO/75/MDA). 121 Véase la comunicación Nº 968/2001, Kim c. la República de Corea, dictamen aprobado el 14 de marzo de 1996.

189

La autocensura entre periodistas del nordeste de México 38. Como ya se ha señalado anteriormente (párrs. 13 y 20) en relación con el contenido de la expresión del pensamiento político, el Comité ha observado que, en el debate público sobre figuras políticas y de las instituciones públicas a efectos del Pacto es sumamente importante que la expresión pueda tener lugar sin inhibiciones 122 . Por lo tanto, el simple hecho de considerar que una declaración insulta a una figura pública no basta para justificar la imposición de sanciones, aunque las personalidades públicas también pueden beneficiarse de las disposiciones del Pacto123. Además, todas las figuras públicas, incluso las que ejercen los cargos políticos de mayor importancia, como los Jefes de Estado o de Gobierno, pueden ser objeto legítimo de críticas y oposición política124. En consecuencia, el Comité ha expresado su preocupación en relación con leyes sobre cuestiones tales como la lèse majesté125, el desacato126, la falta de respeto por la autoridad 127 , la falta de respeto por las banderas y los símbolos, la difamación del Jefe de Estado128 y la protección del honor de los funcionarios públicos129. Las leyes no deben establecer penas más severas según cual sea la persona criticada. Los Estados partes no deben prohibir la crítica de las instituciones, como el ejército o la administración130. 39. Los Estados parte han de garantizar que los marcos legislativos y administrativos por los que se regula a los medios de comunicación sean compatibles con lo dispuesto en el párrafo 3131 . Los sistemas de regulación deben tener en cuenta las diferencias entre los medios impresos y la radiodifusión y televisión, así como Internet, y también sus convergencias. La denegación del permiso de publicación de periódicos y otros medios impresos es incompatible con el artículo 19, excepto en las circunstancias específicas de aplicación del párrafo 3. Estas circunstancias no pueden comprender en ningún caso la prohibición de una publicación determinada, salvo que un contenido específico, que no pueda separarse de la publicación, pueda prohibirse legítimamente a tenor de lo dispuesto en el párrafo 3. Los Estados partes no deben imponer regímenes de licencia y derechos onerosos a los medios de la radiodifusión y la televisión, incluidas las emisoras comunitarias y comerciales132. Los criterios para la aplicación de esos regímenes o el cobro de esas licencias deben ser razonables y objetivos133, claros134, transparentes135 y no discriminatorios, y cumplir por todos los demás conceptos lo dispuesto en 122

Véase la comunicación Nº 1180/2003, Bodrozic c. Serbia y Montenegro, dictamen aprobado el 31 de octubre de 2005. 123 Ibid. 124 Véase la comunicación Nº 1128/2002, Marques de Morais c. Angola. 125 Véanse las comunicaciones Nos. 422/1990 a 424/1990, Aduayom y otros c. el Togo, dictamen aprobado el 30 de junio de 1994. 126 Observaciones finales sobre la República Dominicana (CCPR/CO/71/DOM). 127 Observaciones finales sobre Honduras (CCPR/C/HND/CO/1). 128 Observaciones finales sobre Zambia (CCPR/C/ZMB/CO/3), párr. 25. 129 Observaciones finales sobre Costa Rica (CCPR/C/CRI/CO/5), párr. 11. 130 Ibid.; véanse también las observaciones finales sobre Túnez (CCPR/C/TUN/CO/5), párr. 91. 131 Observaciones finales sobre Viet Nam (CCPR/CO/75/VNM), párr. 18; observaciones finales sobre Lesotho (CCPR/CO/79/Add.106), párr. 23. 132 Observaciones finales sobre Gambia (CCPR/CO/75/GMB). 133 Observaciones finales sobre el Líbano (CCPR/CO/79/Add.78), párr. 25. 134 Observaciones finales sobre Kuwait (CCPR/CO/69/KWT); observaciones finales sobre Ucrania (CCPR/CO/73/UKR). 135 Observaciones finales sobre Kirguistán (CCPR/CO/69/KGZ).

190

La autocensura entre periodistas del nordeste de México el Pacto 136 . En los regímenes de licencias para los medios de difusión con capacidad limitada, como los servicios audiovisuales por satélite o terrestres, hay que asignar en forma equitativa el acceso y las frecuencias entre las empresas de radio y televisión públicas, comerciales y de la comunidad. Se recomienda que los Estados partes que no lo hayan hecho aún establezcan un órgano independiente y público encargado de las licencias de emisión de radio y televisión, facultado para examinar las solicitudes y otorgar las licencias137. 40. El Comité reitera lo que señaló en la Observación general Nº 10 de que, "debido al desarrollo de los modernos medios de información pública, se requieren medidas eficaces para impedir un control de dichos medios que lesione el derecho de toda persona a la libertad de expresión". El Estado no debe ejercer un control monopolístico sobre los medios de comunicación sino que ha de promover la pluralidad de estos138 . Por consiguiente, los Estados partes deberían adoptar medidas adecuadas, en forma compatible con el Pacto, para impedir un excesivo predominio o concentración de los medios de comunicación por grupos mediáticos bajo control privado, en situaciones monopolísticas que pueden menoscabar la diversidad de fuentes y opiniones. 41. Hay que hacer todo lo posible para que los sistemas de subvenciones públicas a los medios de difusión y la colocación de publicidad por el gobierno139 no sean utilizados para vulnerar la libertad de expresión140. Además, los medios privados de comunicación no deben quedar en situación de desventaja respecto de los públicos en cuestiones tales como el acceso a los medios de difusión o distribución o el acceso a las noticias141. 42. Sancionar a un medio de difusión, a un propietario de un medio o a un periodista por el solo hecho de criticar al gobierno o al sistema sociopolítico al que este se adhiere142 no puede considerarse nunca una restricción necesaria de la libertad de expresión. 43. Toda limitación al funcionamiento de los sitios web, los blogs u otros sistemas de difusión de información en Internet, electrónicos o similares, incluidos los sistemas de apoyo a estas comunicaciones, como los proveedores de servicios de Internet o los motores de búsqueda, solo serán admisibles en la medida en que sean compatibles con el párrafo 3. Las restricciones permisibles se deben referir en general a un contenido concreto; las prohibiciones genéricas del funcionamiento de ciertos sitios y sistemas no son compatibles con el párrafo 3. Tampoco es compatible con el párrafo 3 prohibir que un sitio o un sistema de difusión de la información publique material por el mero hecho de que ese material pueda contener críticas al gobierno o al sistema político al que este se adhiere143.

136

Observaciones finales sobre Ucrania (CCPR/CO/73/UKR). Observaciones finales sobre el Líbano (CCPR/CO/79/Add.78). 138 Observaciones finales sobre Guyana (CCPR/CO/79/Add.121), párr. 19; observaciones finales sobre la Federación de Rusia (CCPR/CO/79/RUS); observaciones finales sobre Viet Nam (CCPR/CO/75/VNM); observaciones finales sobre Italia (CCPR/C/79/Add.37). 139 Observaciones finales sobre Lesotho (CCPR/CO/79/Add.106), párr. 22. 140 Observaciones finales sobre Ucrania (CCPR/CO/73/UKR). 141 Observaciones finales sobre Sri Lanka (CCPR/CO/79/LKA); véanse también las observaciones finales sobre el Togo (CCPR/CO/76/TGO), párr. 17. 142 Observaciones finales sobre el Perú (CCPR/CO/70/PER). 143 Observaciones finales sobre la República Árabe Siria (CCPR/CO/84/SYR). 137

191

La autocensura entre periodistas del nordeste de México 44. En la función periodística participan una amplia variedad de personas, como analistas y reporteros profesionales y de dedicación exclusiva, autores de blogs y otros que publican por su propia cuenta en medios de prensa, en Internet o por otros medios, y establecer regímenes estatales generales para restringir el registro de periodistas o la concesión de licencias es incompatible con el párrafo 3. Los sistemas de acreditación limitada solo serán permisibles cuando sean necesarios para dar a los periodistas acceso privilegiado a ciertos lugares o acontecimientos. Esos sistemas deben aplicarse de manera no discriminatoria y compatible con el artículo 19 y otras disposiciones del Pacto, sobre la base de criterios objetivos y teniendo en cuenta lo dicho antes, que en la función periodística participan una amplia variedad de personas. 45. Normalmente es incompatible con el párrafo 3 limitar la libertad de los periodistas u otros que quieran ejercer la libertad de expresión (como quienes deseen viajar a reuniones sobre derechos humanos) 144 para viajar fuera del Estado parte, limitar el ingreso al Estado parte a los periodistas extranjeros que procedan de determinados países 145 o limitar la libertad de circulación de periodistas e investigadores de derechos humanos dentro del Estado parte (por ejemplo, a lugares en que haya conflicto, haya habido un desastre natural o se hayan formulado denuncias de abusos de los derechos humanos). Los Estados partes deberían reconocer y respetar el elemento del derecho a la libertad de expresión que comprende la prerrogativa limitada de los periodistas de no revelar sus fuentes de información146. 46. Los Estados partes deben asegurarse de que las medidas que adopten para luchar contra el terrorismo son compatibles con el párrafo 3. Los delitos de "incitación al terrorismo" 147 y "actividad extremista" 148 , así como los de "elogiar", "exaltar" o "justificar" el terrorismo, deben estar claramente definidos para que no den lugar a una injerencia innecesaria o desproporcionada en la libertad de expresión. Es preciso evitar las limitaciones excesivas del acceso a la información. Los medios de comunicación desempeñan una función crucial en la tarea de informar a la población sobre los actos de terrorismo, y no debe limitarse indebidamente su capacidad de acción. Los periodistas no deben ser sancionados por ejercer sus actividades legítimas. 47. Las leyes sobre difamación deben redactarse con cuidado para asegurarse de que cumplan lo dispuesto en el párrafo 3 y no sirvan en la práctica para atentar contra la libertad de expresión149. Todas las leyes de esta índole, y en particular las leyes penales relativas a la difamación, deberían incluir medios de defensa tales como la prueba de la verdad y no aplicarse a las formas de expresión que, por su naturaleza, no estén sujetas a verificación. Al menos en lo que atañe a los comentarios sobre figuras públicas, habría que considerar la posibilidad de no sancionar las declaraciones que no fueran verídicas pero se

144

Observaciones finales sobre Uzbekistán (CCPR/CO/83/UZB); observaciones finales sobre Marruecos (CCPR/CO/82/MAR). 145 Observaciones finales sobre la República Popular Democrática de Corea (CCPR/CO/72/PRK). 146 Observaciones finales sobre Kuwait (CCPR/CO/69/KWT). 147 Observaciones finales sobre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (CCPR/C/GBR/CO/6). 148 Observaciones finales sobre la Federación de Rusia (CCPR/CO/79/RUS). 149 Observaciones finales sobre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (CCPR/C/GBR/CO/6).

192

La autocensura entre periodistas del nordeste de México hubieran publicado por error y no con mala intención150. Sea como fuere, un interés público en el objeto de las críticas debería poder alegarse como defensa. Los Estados partes deberían tener cuidado de no imponer sanciones excesivamente punitivas. Cuando procediera, los Estados partes deberían fijar límites razonables al requisito de que el demandado reembolse las costas de la parte en cuyo favor se haya fallado en el juicio151. Los Estados partes deberían considerar la posibilidad de despenalizar la difamación152 y, en todo caso, la normativa penal solo debería aplicarse en los casos más graves, y la pena de prisión no es nunca adecuada. No es permisible que un Estado parte acuse a alguien por el delito de difamación, pero no lo someta luego a juicio en forma expedita; esa práctica tiene un efecto disuasivo que puede restringir indebidamente el ejercicio de la libertad de expresión153. 48. La prohibición de las demostraciones de falta de respeto por una religión u otro sistema de creencias, incluidas las leyes sobre la blasfemia, es incompatible con el Pacto, excepto en las circunstancias previstas explícitamente en el párrafo 2 de su artículo 20. Estas prohibiciones deben ajustarse además a las condiciones estrictas del párrafo 3 del artículo 19, así como a los artículos 2, 5, 17, 18 y 26. Por ejemplo, no sería admisible que esas leyes discriminasen en favor o en contra de uno o varias religiones o sistemas de creencias, o en favor o en contra de sus seguidores, o bien en favor de los creyentes de una determinada religión con respecto a los no creyentes. Tampoco sería admisible que estas prohibiciones se utilizaran para impedir o sancionar las críticas contra dirigentes religiosos o los comentarios sobre la doctrina religiosa o el dogma154. 49. Las leyes que penalizan la expresión de opiniones sobre hechos históricos son incompatibles con las obligaciones que el Pacto impone a los Estados partes en lo tocante al respeto de las libertades de opinión y expresión155. El Pacto no autoriza las prohibiciones penales de la expresión de opiniones erróneas o interpretaciones incorrectas de acontecimientos pasados. No deben imponerse nunca restricciones al derecho a la libertad de opinión y, en cuanto a la libertad de expresión, las restricciones no deberían exceder de lo autorizado en el párrafo 3, o de lo prescrito en el artículo 20.

La relación entre los artículos 19 y 20 50. Los artículos 19 y 20 son compatibles entre sí y se complementan. Los actos a que se refiere el artículo 20 son de naturaleza tan extrema que quedarían todos sujetos a restricción con arreglo al párrafo 3 del artículo 19. Así pues, las

150

Ibid. Ibid. 152 Observaciones finales sobre Italia (CCPR/C/ITA/CO/5); observaciones finales sobre la ex República Yugoslava de Macedonia (CCPR/C/MKD/CO/2). 153 Véase la comunicación Nº 909/2000, Kankanamge c. Sri Lanka, dictamen aprobado el 27 de julio de 2004. 154 Observaciones finales sobre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte – territorios dependientes de la Corona de Jersey, Guernsey y la Isla de Man (CCPR/C/79/Add.119). Véanse también las observaciones finales sobre Kuwait (CCPR/CO/69/KWT). 155 Las llamadas "leyes de la memoria histórica"; véase la comunicación Nº 550/93, Faurisson c. Francia. Véanse también las observaciones finales sobre Hungría (CCPR/C/HUN/CO/5), párr. 19. 151

193

La autocensura entre periodistas del nordeste de México limitaciones que se justifiquen por el artículo 20 tendrían también que cumplir el párrafo 3 del artículo 19156. 51. El elemento que distingue los actos a que se refiere el artículo 20 de otros que también podrían ser objeto de restricción con arreglo al párrafo 3 del artículo 19 es que respecto de los primeros el Pacto indica la medida concreta que debe tomar el Estado, o sea, prohibirlos por ley. Solo en esta medida puede el artículo 20 ser considerado lex specialis con respecto al artículo 19. 52. Los Estados partes solo están obligados a promulgar prohibiciones legales con respecto a las formas concretas de expresión que indica el artículo 20. En todos los casos en que el Estado restringe la libertad de expresión, es necesario justificar las prohibiciones y poner sus disposiciones en estricta conformidad con el artículo 19.

156

octubre de 2000.

Véase la comunicación Nº 736/1997, Ross c. el Canadá, dictamen aprobado el 18 de

194

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ANEXO 3 Cronología no exhaustiva de eventos relevantes relacionados con la violencia contra periodistas y medios de comunicación ocurridos en Coahuila y Tamaulipas (2001-2014):

Fecha

24/03/2001

19/03/2004

Nombre

Medios

Lugar

Hechos

Hallado asesinado en Río Bravo (Tamaulipas) con cuatro disparos en la cabeza La Soledad, entre tres días después de haber Matamoros y Río desaparecido. Tras su muerte Bravo, Tamaulipas se celebró una manifestación con unos cincuenta periodistas en la Plaza Hidalgo

Saúl Antonio Martínez El Imparcial Gutiérrez

Asesinado de veintiséis puñaladas al lado de su automóvil. Su familia vivía en de Nuevo Laredo, Monterrey. Publicaba la columna "El Puente", Tamaulipas dedicada a resaltar los nexos entre el crimen organizado y las autoridades

Roberto Javier El Mañana Mora García Nuevo Laredo

El Imparcial y El Regional de Matamoros, Matamoros, y El Tamaulipas Mercurio de Ciudad Victoria

31/08/2004

Francisco Arriata Saldierna

05/01/2005

María Teresa No se especificó Treviño

195

Periodista que trataba temas de educación, narcotráfico y corrupción. Levantado (secuestrado) y arrojado moribundo tras ser apuñalado cerca de la sede de la Cruz Roja. Poco después fallecería. Se presume que Los Zetas le asesinaron

Nuevo Laredo, Atentado contra la reportera Tamaulipas

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

Nombre

Medios

05/04/2005

Guadalupe García Escamilla

Asesinato de la reportera experta en temas de seguridad presuntamente cometido por narcotraficantes. Con anterioridad había sido amenazada. Falleció el 16 de abril después de haber recibido nueve disparos en un ataque. Su última nota tuvo que ver Emisora XHNOE Nuevo Laredo, con Fernando Partida, un ex Estéreo 91 Tamaulipas presidente de la Barra de Abogados de Tamaulipas que defendía a algunos narcotraficantes. García Escamilla acababa de comprarse una casa que estaba pagando. El 5 de enero de 2005 le habían quemado su coche

25/04/2005

Tomás Castillo Urbina

Semanario Noticias del Golfo

11/05/2005

Pedro Pérez Periódico Primera Nuevo Laredo, Atentado contra el director editorial del diario Natividad Hora Tamaulipas

18/07/2005

Lugar

Ciudad Victoria, Agresión física al reportero Tamaulipas

Periódico Palabra, del Grupo Saltillo, Coahuila Reforma

24/10/2005

Julio César Reynosa, Pérez El Siglo de México Tamaulipas Martínez

25/10/2005

Jorge Olvera Reynosa El Siglo de México Linares Tamaulipas

196

Hechos

Desconocidos protagonizaron un allanamiento al medio Jefe de información asesinado en un tiroteo entre presuntos grupos criminales

, Editor

asesinado desconocidos

por

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

Nombre

Medios

Lugar

06/01/2006

Estación de radio José Valdez La Más Buena Sabinas, Coahuila Macías 91.9 FM

10/03/2006

Ramiro Téllez Exa Digital Contreras

06/02/2006

13/05/2006

Hechos

Presentador de radio y analista político, fue encontrado apuñalado. Las autoridades trataron el caso como uno de violencia intrafamiliar Tiroteado en las afueras de su

Nuevo Laredo, casa con armas calibre 380, 10 Tamaulipas y 9 mm

El Mañana Nuevo Laredo

Dos sicarios entran en la redacción del diario, disparan de Nuevo Laredo, y lanzan una granada. Hay un reportero malherido, Jaime Tamaulipas Orozco Tey, y varios renuncian tras el ataque

El Mañana Nuevo Laredo

Se publica un editorial en el cual el diario anuncia que no publicará más información de Nuevo Laredo, sobre narcotráfico: "Sólo se abordará el tema a través de la Tamaulipas opinión profesional de los analistas que estudian el fenómeno"

08/07/2006

Rafael Óscar Zócalo Ortiz Martínez

05/02/2008

Francisco Ortiz Monroy

El Diario México

Monclova, Coahuila

de Camargo, Tamaulipas

197

Reportero desaparecido tras haber abordado temas sobre prostitución en el centro de Monclova y sobre los estragos de la hepatitis en la cárcel local Asesinado de ocho balazos a las puertas de su casa

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

Nombre

Medios

Lugar

25/05/2009

Gómez Palacio y La Opinión Torreón, comarca Eliseo Barrón Milenio en Lagunera; Hernández Torreón (Grupo Durango y Multimedios) Coahuila

Secuestrado en su casa por ocho sujetos armados, apareció asesinado al día siguiente

07/01/2010

Valentín Valdés Espinosa

Desconocidos a bordo de dos camionetas le secuestran. De madrugada fue hallado torturado y muerto con varios disparos frente al motel Marbella atado de pies y manos, con huellas de tortura y un mensaje sobre el pecho. Zócalo fue el único diario que dio cobertura a dos operativos contra el crimen organizado en enero. La información salió firmada como Redacción

02/03/2010

Diario La Prensa, Jorge Rábago Radio Rey- Reynosa, Valdez Reporteros en la Tamaulipas Red

Secuestrado en febrero y hallado sin conocimiento en la carretera MatamorosReynosa. Falleció el 10 de marzo

03/03/2010

Pedro Argüello Reyna

El Mañana de Tamaulipas Reynosa/La Tarde

Fotógrafo desaparecido que trabaja a la vez en El Mañana y para la policía de Reynosa

09/03/2010

Miguel Ángel El Mañana y La Reynosa, Domínguez Tarde, ambos de Tamaulipas Zamora de Reynosa

Reportero desaparecido. La Procuraduría General de la República reconoció el caso el 1 de marzo

Zócalo

Saltillo, Coahuila

198

Hechos

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

09/03/2010

17/06/2010

Nombre

David Silva

Medios

La Tarde

Zócalo Negras)

Lugar

Hechos

Reynosa, Tamaulipas

Reportero desaparecido junto con dos compañeros tras haber abordado temas sobre prostitución en el centro de Monclova y sobre los estragos de la hepatitis en la cárcel local. Es el único de los tres que vuelve con vida Ataque

con

granadas

de

(Piedras Piedras Negras, fragmentación que dejaron Coahuila daños materiales

22/06/2010

Noticias de El Sol Torreón, Coahuila de la Laguna

Ataque con armas de alto calibre deja herida a recepcionista del medio.

25/06/2010

Televisa

Torreón, Coahuila

Ataque con armas de alto calibre.

Distrito Federal

Se publica el acuerdo del Procurador General de la República por el que se crea la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle), la cual se adscribe a la Oficina del Procurador General de la República.

05/07/2010

199

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

Nombre

Medios

07/07/2012

30/07/2010

Televisa 57)

Lugar

Hechos

Distrito Federal

Durante la visita de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, el presidente Felipe Calderón firma el decreto que autoriza a la Secretaría de Gobernación al desarrollo e implementación de un Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas Ataque con granada contra

(Canal Nuevo Laredo, fachada de sede sin dejar Tamaulipas muertos ni heridos

16/08/2010

Televisa

Matamoros, Tamaulipas

27/08/2010

Televisa

Ciudad Victoria, Coche bomba estalla sede sin dejar muertos ni heridos Tamaulipas

19/09/2010

Publicación del editorial "¿Qué quieren de nosotros?", donde se interroga a los actores de la violencia que se Ciudad Juárez, vive en la ciudad, por un lado El Diario de Juárez Chihuahua los grupos criminales, y por otro las autoridades del Estado en sus distintos niveles (federal, estatal y municipal)

05/11/2010

Muerto en su día de descanso, tras un operativo del EjércitoMarina en el que murió Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, alias "Tony Tormenta", del cártel del Golfo

Carlos Alberto Expreso Guajardo Matamoros Romero

de Matamoros, Tamaulipas

200

Ataque con granada

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

09/02/2011

09/02/2011

Nombre

Medios

Grupo Rodolfo Multimedios Ochoa Moreno Laguna

Radiorama Laguna

Lugar

Hechos

Torreón, Coahuila

Grupo armado ingresa en las instalaciones donde trabaja (Cerro de las Noas) y asesina de ocho disparos a este trabajador del grupo Sujetos desconocidos atacan las instalaciones del grupo Radiorama Laguna

Aparecen colgados de un puente en la carretera de Nuevo Laredo al aeropuerto y Blogs: Al rojo Los Mayas una mujer y un Una mujer y vivo, Blog del Nuevo Laredo, varón con "narcomensajes" 13/09/2011 otro joven no donde se denunciaba que ese narco, Denuncia Tamaulipas identificados será el final de aquellos que ciudadana informaran sobre el crimen organizado a través de internet y redes sociales. Aparece decapitada la jefa de información del diario Primera Hora. Además de periodista, la mujer era administradora del website www.nuevolaredoenvivo.es.tl, desde donde lanzaba alertas María con el seudónimo de Elizabeth Primera Hora y Nuevo Laredo, NenaDLaredo que eran muy 24/09/2011 Macías Castro seguidas por los cibernautas. @nuevolaredovivo Tamaulipas (bloguera: Es hallada en el monumento a NenaDLaredo) Colón, decapitada y con un teclado a su lado y un reproductor de discos. Un mensaje decía que la muerte se debía, entre otras cosas, a haber lanzado mensajes a través de redes sociales 201

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

Nombre

01/11/2011

Medios

Lugar

Hechos

El Siglo

Torreón, Coahuila

Disparos contra la oficina de ventas del diario

Blog

Nuevo Laredo, monumento a Colón un bloguero que colaboró con Tamaulipas

Hallado 09/11/2011

"Rascatripas" (bloguero)

asesinado

en

el

LaNenaDLaredo

12/05/2012

El Mañana Nuevo Laredo

Editorial: el diario anuncia que El Mañana se abstendrá de publicar cualquier información que se derive de de Nuevo Laredo, las disputas violentas que sufre nuestra ciudad y otras regiones Tamaulipas del país. La decisión fue adoptada "por la falta de condiciones para el libre ejercicio del periodismo.

19/03/2012

Expreso Matamoros

de Matamoros, Tamaulipas

Explosión de coche bomba cerca del diario no deja heridos

25/03/2012

Televisa Matamoros

Matamoros, Tamaulipas

Ataque contra las instalaciones de la televisora

11/05/2012

El Mañana de Nuevo Laredo, Ataque contra instalaciones del diario Nuevo Laredo Tamaulipas

Distrito Federal

22/06/2012

202

las

El presidente Felipe Calderón promulga la Ley que crea un Mecanismo de Protección para Periodistas y Defensores de Derechos Humanos en México

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

Nombre

Medios

25/06/2012

Lugar

Hechos

Distrito Federal

Se publica en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que crea el Mecanismo para la Protección de ambos colectivos, en las postrimerías del mandato del presidente Felipe Calderón. Explosivo frente a la fachada

El Mañana de Nuevo Laredo, del diario. Reitera el diario Nuevo Laredo Tamaulipas

10/07/2012

decisión de autocensurarse.

13/08/2012

Mario Segura

09/10/2012

11/03/2013

24/04/2013

Daniel Alejandro Martínez Balzaldúa

El Sol del Sur

Tampico, Tamaulipas

Secuestro por parte del cártel del Golfo durante ocho días. Abandonará Tamaulipas

Televisa Matamoros

Matamoros, Tamaulipas

Ataque contra las instalaciones de la televisora

Grupo Zócalo

El grupo anuncia que deja de publicar información relacionada con el crimen Ciudad Acuña, organizado porque "no existen Monclova, Saltillo, garantías ni seguridad para el pleno del Piedras Negras; ejercicio periodismo". Lo justifica Coahuila primando la integridad y seguridad" de su personal, más de un millar de trabajadores.

Vanguardia

Saltillo, Coahuila

203

Hallan el cadáver de este fotorreportero de la sección de "Sociales" tirado en una calle de la capital estatal. Junto a su cuerpo apareció un “narcomensaje”

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Fecha

22/10/2013

Nombre

Medios

Multimedios Laguna

Lugar

Hechos

Torreón, Coahuila

Dos personas prenden fuego a la fachada de la empresa Multimedios Laguna. No hubo heridos, solo daños mínimos. El grupo rechaza que "la impunidad y la indefensión nos condenen a recurrir al silencia como medida de supervivencia. Ello es inadmisible en una sociedad democrática".

Saltillo, Coahuila

17/06/2014

El Congreso de Coahuila aprueba el decreto que crea la Ley para la Protección de las y los Periodistas para el estado de Coahuila

Fuente.- Elaboración propia con informes de CEPET y diversas noticias encontradas en prensa

204

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ANEXO 4 Guión de entrevista a los periodistas:

Categoría Dimensión analítica

Característica empírica

Subjetivida Censura/Autoce d del riesgo nsura

Vivencia del periodista frente a Trabajas en un entorno de violencia: ¿Cómo afecta esa la censura/autocensura circunstancia a tu labor como periodista?

Autocensur a pública

Temor por muerte o amenaza a ¿Ha sido amenazado alguna vez? un compañero

Temores personales

Preguntas

¿Por quién? ¿En qué consistió la amenaza? Temor por amenaza a la familia

¿Ha recibido amenazas tu familia? ¿De quién? ¿En qué consistió la amenaza?

Temor por amenaza o ataque al El medio donde trabaja, ¿ha sido atacado alguna vez? medio de comunicación

¿Ha sido amenazado? Existencia de temas tabú en el ¿Hay censura en tu medio? medio

¿Cuáles son los tabú o intocables? 205

Sale

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Categoría Dimensión analítica

Característica empírica

Preguntas

Temores en el Publicar información sin firma ¿Se publica información sin firma regularmente? medio de Publicar información bajo ¿Se publica información bajo seudónimo comúnmente? comunicación seudónimo ¿Quién lo hace? Existencia de protocolos de ¿Hay protocolos colectivos de seguridad? seguridad en el medio Adopción de medidas de ¿Hay medidas de protección colectiva actualmente en protección colectiva en el medio curso? Ser víctima de discriminación de ¿Hay gente amenazada en tu medio? ¿Socializan las compañeros por recibir amenazas? amenazas Discriminar amenazados

a

compañeros ¿Hay discriminación hacia compañeros del medio

amenazados? (de los mismos compañeros)

Existencia de modalidades de ¿Trabajan como equipo en común temas sensibles? trabajo en equipo con ¿Cuáles en concreto? compañeros del mismo medio

Incertidumbre por precariedad ¿Hay incertidumbre laboral en el medio donde trabaja? laboral en el medio

206

Sale

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Categoría Dimensión analítica

Característica empírica

Preguntas

Práctica de otras narrativas ¿Tienes otros proyectos narrativos fuera del diarismo? distintas al periodismo ¿Cuáles son? (literatura, escritura colectiva…) Situación límite

Autocensur a privada

Éxodo o abandono profesión periodística

de

la ¿Has pensado en abandonar definitivamente el periodismo

y dedicarte a otra cosa?

Amenazas y Amenaza o ataque directo al ¿Te han amenazado por tu desempeño profesional? ataques directos periodista ¿Cuándo?

¿Has sufrido ataques por tu labor periodística? ¿Cuándo? Cambios conducta

de Cambios de conducta del ¿Hicieron los ataques o amenazas a tu persona que te periodista respecto de sus fuentes autocensurases? o compañeros (conformidad/aceptación/indifer ¿Qué cambios suscitaron en tu modo de informar? encia/oposición) Adopción de medidas autoprotección individuales

Temores personales directos

Temor a un despido

de ¿Qué medidas de autoprotección has tomado en que no

tuvieras antes? ¿Se autocensura por temor a que te despidan?

Temor por falta de protección ¿Se autocensura por falta de protección en el ejercicio de personal su profesión?

207

Sale

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Categoría Dimensión analítica

Característica empírica

Preguntas

Sale

Temor al autoexilio

¿Se autocensura para no tener que marcharse del lugar donde vive?

Temor a violaciones al secreto ¿Se autocensura por miedo a que alguna autoridad pueda profesional pedirle comparecer y revelar tus fuentes? Temor al robo de agendas y ¿Se autocensura por temor a que le arrebate alguien sin tu material de trabajo permiso las agendas o tu material de trabajo? Temor a tocar temas sensibles

¿Se autocensura para no entrar en polémicas con otras personas en relación con temas sensibles?

Acoso laboral (mobbing)

¿Se autocensura por temor a sufrir acoso laboral?

Percepciones de Percepción de amenaza del riesgo por otros Ejército y otras fuerzas federales agentes Percepción de amenaza de la policía estatal

¿Se autocensura para evitar problemas con el Ejército y la Policía Federal? ¿Se autocensura para evitar problemas con la policía del estado?

Percepción de amenaza de la ¿Se autocensura para evitar problemas con la policía del policía municipal municipio? Percepción de amenaza del ¿Se autocensura crimen organizado- criminales? (narcomensajes,…)

para evitar amenazas de grupos

¿De cuáles concretamente?

208

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría Dimensión analítica

Característica empírica

Preguntas

Percepción de amenazas de ¿Se autocensura para evitar problemas con algunos políticos miembros de la clase política?

¿Con quiénes? Otras percepciones de amenazas ¿Qué otras amenazas le han orillado a la autocensura? de origen incierto Libertad de Evolución expresión y intersexenal periodístic a

Diferencias en el modo de ¿Qué diferencias hay en el modo de hacer periodismo informar bajo Felipe Calderón y actual, con el Gobierno de Enrique Peña Nieto, y en Enrique Peña Nieto tiempos de Felipe Calderón?

¿Cuándo había más censura? ¿Cuándo había más autocensura? Razones Precauciones al Publicar editoriales que ¿Qué piensa de los medios que publican editoriales y publicar justifiquen silencios o límites justifican dejar de informar de ciertos temas públicamente? profesionales

¿Estás de acuerdo con esa práctica? Uso sistemático de información ¿Omite su firma de alguna información sistemáticamente? sin firma

¿Ha sido efectiva esa práctica en términos de protegerse? Redes sociales

Difundir información por redes ¿Utiliza blogs y redes sociales? sociales y blogs

¿Oculta en ellos su identidad?

209

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría Dimensión analítica

Característica empírica

Preguntas

¿Qué beneficios encontró en esta experiencia? ¿Utilizas protocolos seguros para proteger tus IPs? Compartir información como alternativa

Filtrar información sensible a ¿Ha filtrado alguna vez información sensible a otros medios de comunicación compañeros-periodistas de otros medios de comunicación?

¿Con qué información? Publicar trabajos asociados o en ¿Ha publicado algún trabajo periodístico a través de alguna redes de medios red de periodistas o en algún grupo, colectivamente? Protección exterior

del Recibir apoyo de ONG u ¿Ha recibido apoyo o capacitación de alguna ONG u organizaciones de sociedad civil organización internacional? ante amenazas y ataques

¿Fue útil? Participación en foros de ¿Ha participado en foros de periodistas en actividades de periodistas (asociaciones capacitación, sindicación o para prevenir la censura en profesionales, sindicatos…) cualquiera de sus formas?

Pedir protección de ¿Ha recibido apoyo o capacitación de algún organismo o mecanismos ad hoc, mecanismo nacional de protección a periodistas? nacionales e internacionales ¿Y de alguno internacional?

210

Sale

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Categoría Dimensión analítica

Característica empírica

Preguntas

Justicia

Hacer justicia por ataques o ¿Qué consideración le merecen los elevados niveles de amenazas a periodistas (o impunidad en delitos y amenazas contra periodistas? impunidad)

Militarización

Controles a los medios por ¿Ha tenido alguna restricción expresa por parte de parte de militares/marinos militares o marinos en cuanto a su labor informativa? ¿Cuándo sucedió esto?

Propiedad medios

de Grado de pluralidad en la ¿Echa de menos una mayor pluralidad en los medios de su propiedad de los medios de estado? comunicación ¿Qué crees que hace falta en términos de propiedad de los medios?

Situación límite

Cierre de medios de ¿Has trabajado en algún medio de comunicación que haya comunicación por censura cerrado por tocar temas sensibles?

211

Sale

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ANEXO 5 Entrevista del autor con Jon Lee Anderson, realizada en octubre de 2012 en un café de Coyoacán, Ciudad de México: PR: ¿Para ti, como periodista, qué representa la autocensura? JLA: “Es como hacerte zombi, es decir la muerte en vida. Es como caminar dormido (sleepwalking). Si te autocensuras dejas de reportear algo muy importante. Implica que te has hecho pasiva y tácitamente cómplice del mal de tu sociedad que te obliga a la autocensura. Es decir, dejas las cosas en su sitio a cambio de tu integridad física. Uno entiende por qué se da, nadie quiere ser torturado o muerto, pero bueno, te convierte en cómplice pasivo y ayuda a empeorar el problema final. Entonces es muy importante que los periodistas mexicanos que están en esa situación busquen no ser cooptados, buscan maneras de que se reporte la realidad que ellos, por razones equis, se tiene que soterrar, que sumergir, que censurar. O si no ellos serán contaminados moral y éticamente. Así es.

Sea entregando esa información otros

periodistas que sí lo pueden reportear afuera, sea filtrando la información a organizaciones de derechos humanos para que cambie la realidad de su país. Porque sin una prensa honesta, independiente, que pueda ejercer de, un poco, portal y portavoz de la población y filtro de información de lo que está pasando de verdad, la población está a expensas de lo que sea. Finalmente el periodista que se autocensura se pone al lado del maleante, del gobernante corrupto, y hace un flaco favor a la población, al público, que terminará tonto, porque no va a saber nada, y va a recurrir a la rumorología para allegarse de información. PR: ¿Es injustificable desde el punto de vista profesional? Porque el contexto es muy duro... JLA: Sí, claro. Por eso digo. Yo reconozco porqué se da, y sobre todo en México. Es muy triste. Es triste lo que está pasando en México, pero creo que es importante que, sea como 212

La autocensura entre periodistas del nordeste de México sea, los que pueden busquen cómo (inaudible) poder vivir consigo mismos luego porque si no, total, ¿para qué ser periodistas? Sin ir más allá. Vamos al Irak de Saddam Hussein. Recuerdo que estaba en el poder 35 años. Poco a poco entró aparentemente por las buenas y terminó apoderándose de todas las instancias del Estado y siendo un tirano que ejercía el terror. Nadie podía decir nada ahí. Emitió hasta un decreto decretando amputación de la lengua por difamación de él o de sus familiares. Entonces los que decían ser periodistas ahí eran unas pobres figuras patéticas que trabajaban únicamente para los órganos de propaganda del Estado, y naturalmente se autocensuraron para poder seguir viviendo. Y la mayoría de las personas, ante la intimidación física, terminan por plegarse, naturalmente, muy pocos resisten. Los casos de los muertos y torturas sirven para los demás. Muy poca gente toma la decisión de irse porque significa una pérdida de conexión con la patria, dificultades económicas, la familia…Entonces muchos, en todas las sociedades, terminan por plegarse, por aceptar esos términos, por ceder, y es triste”. PR: En el México de hoy la causa de la violencia es clara. No es una violencia solo del Estado, también la hay, pero tenemos una violencia del crimen organizado. ¿Ves capacidad para revertir, darle la vuelta a esta situación? Esto está creciendo… JLA: Ojalá, no sé. La verdad es que el antecedente mexicano es bastante nefasto. Desde la época del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en que todos sabíamos que toda la prensa aquí estaba comprada y vendida (hemos pasado) a un período de relativa apertura en donde hay más independencia pero que, volvemos a lo mismo: en épocas en que está muy violenta la sociedad y hay esta autocensura…vamos a ver, yo estoy en vilo. Con los medios nuevos a lo mejor hay más posibilidad de democratización, de libertad de expresión, pero lo veo color de hormiga (muy complicado) de momento”. No muy alentador… PR.- Tú has visto contextos muy distintos a este…

213

La autocensura entre periodistas del nordeste de México JLA.- Sí, esto es fatal. Yo hablé con colegas en Veracruz (en el marco del Hay Festival de octubre de 2012). Ellos no tienen opción, y lo entiendo. La única es irse…Pero ¿cuánto tiempo puedes seguir así? Ojo, es correcto que la mayoría de la violencia viene de los narcocriminales. Pero si tanta gente puede morir en un Estado, y tantos periodistas tienen que autocensurarse y que los maleantes sean tan poderosos que el Estado no puede ampararlos e, inclusive, aparentemente hace el juego de los maleantes, ¿en dónde estamos? ¿Qué quiere decir ‘el Estado’? Ese es el lío. Naturalmente uno se queda con la conclusión de que, vaya, estamos cerca del ‘narcoestado’, en algunos aspectos, no del todo pero en algunos aspectos clave en donde, simplemente, nadie reporta de nada porque no puede. Y llegan algunos de afuera para salir y hacerlo así pero todo sigue igual. Por lo menos, lo mínimo que nos dice (la situación) es que el Estado no está en capacidad de dar la batalla con el crimen organizado. Por lo menos.

214

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ANEXO 6 Códigos asignados a los interlocutores Clave

Medio

Circunstancia

El Mañana de Nuevo Laredo

Sobrevivió a un ataque a su medio en 2004 en el que un periodista quedó malherido. Es colaborador irregular de una agencia internacional de noticias y de otra nacional. Distingue entre la autocensura en su medio y la esfera individual como dos ámbitos separados y autónomos.

T1

T2

El Diario de Ciudad Victoria

C1 Zócalo de Saltillo

Por amenazas debió abandonar el estado de Tamaulipas tras una dilatada carrera en prensa, radio y con varios proyectos de comunicación. Un reportero subordinado suyo está desaparecido desde 2006. Otro fue asesinado en 2010. Admite la autocensura pública abiertamente como un mal necesario.

C2

El Guardián y Vanguardia, de Saltillo

Fue secuestrado y encañonado por sicarios a las órdenes del “jefe de plaza”. Impulsa un consejo de seguridad en su medio

T3

Semanario Hora Cero de Reynosa, El Ha colaborado con varios periódicos de los estados de Tamaulipas y Mañana de Matamoros y de Nuevo Nuevo León. Fue secuestrado y golpeado por sus captores en una Laredo, y la Agence France Press ocasión.

215

La autocensura entre periodistas del nordeste de México C-T

El Universal, Proceso, Agencia Efe, Sufre ataques a la propiedad. Cuenta con una perspectiva regional Notimex y Televisa, entre otros amplia pues trabaja en norte de Veracruz, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, casi siempre desde medios escritos. Llama la atención sobre las dificultades que hay para entenderse con los editores de Ciudad de México, que están muy alejados de las situaciones de violencia que vive.

216

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ANEXO 7 Guión de entrevista semi-estructurada:

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Preguntas

Vivencia del periodista frente a Trabajas en un entorno de violencia: ¿Cómo afecta esa la censura/autocensura circunstancia a tu labor como periodista? Subjetivida d del riesgo

Autocensur a pública

Censura y Autocensura

Temores personales

Temor por muerte o amenaza a ¿Ha sido amenazado alguna vez? un compañero ¿Por quién? ¿En qué consistió la amenaza? Temor por amenaza a la familia

¿Ha recibido amenazas tu familia? ¿De quién? ¿En qué consistió la amenaza?

Temor por amenaza o ataque al El medio donde trabaja, ¿ha sido atacado alguna vez? medio de comunicación ¿Ha sido amenazado? Existencia de temas tabú en el ¿Hay censura en tu medio? medio ¿Cuáles son los tabú o intocables? 217

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Preguntas

Temores en el Publicar información sin firma ¿Se publica información sin firma regularmente? medio de información bajo ¿Se publica información bajo seudónimo comúnmente? ¿Quién comunicación Publicar seudónimo lo hace? Existencia de protocolos de ¿Hay protocolos colectivos de seguridad? seguridad en el medio Adopción de medidas de ¿Hay medidas de protección colectiva actualmente en curso? protección colectiva en el medio Ser víctima de discriminación de ¿Hay gente amenazada en tu medio? ¿Socializan las amenazas? compañeros por recibir amenazas Discriminar amenazados

a

compañeros ¿Hay discriminación hacia compañeros del medio amenazados? (de los mismos compañeros)

Existencia de modalidades de ¿Trabajan como equipo en común temas sensibles? trabajo en equipo con ¿Cuáles en concreto? compañeros del mismo medio

Incertidumbre por precariedad ¿Hay incertidumbre laboral en el medio donde trabaja? laboral en el medio

218

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Preguntas

Práctica de otras narrativas ¿Tienes otros proyectos narrativos fuera del diarismo? ¿Cuáles distintas al periodismo son? (literatura, escritura colectiva…) Situación límite

Autocensur a privada

Amenazas ataques directos

Cambios conducta

Éxodo o abandono profesión periodística

de

Amenaza o ataque directo al ¿Te han amenazado por tu desempeño profesional? ¿Cuándo? periodista y ¿Has sufrido ataques por tu labor periodística? ¿Cuándo? Cambios de conducta del ¿Hicieron los ataques o amenazas a tu persona que te periodista respecto de sus fuentes autocensurases? de o compañeros (conformidad/aceptación/indifer ¿Qué cambios suscitaron en tu modo de informar? encia/oposición) Adopción de medidas autoprotección individuales Temor a un despido

Temores personales directos

la ¿Has pensado en abandonar definitivamente el periodismo y dedicarte a otra cosa?

de ¿Qué medidas de autoprotección has tomado en que no tuvieras antes? ¿Se autocensura por temor a que te despidan?

Temor por falta de protección ¿Se autocensura por falta de protección en el ejercicio de su personal profesión? Temor al autoexilio

¿Se autocensura para no tener que marcharse del lugar donde vive? 219

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Preguntas

Temor a violaciones al secreto ¿Se autocensura por miedo a que alguna autoridad pueda pedirle profesional comparecer y revelar tus fuentes? Temor al robo de agendas y ¿Se autocensura por temor a que le arrebate alguien sin tu material de trabajo permiso las agendas o tu material de trabajo? Temor a tocar temas sensibles

¿Se autocensura para no entrar en polémicas con otras personas en relación con temas sensibles?

Acoso laboral (mobbing)

¿Se autocensura por temor a sufrir acoso laboral?

Percepción de amenaza del ¿Se autocensura para evitar problemas con el Ejército y la Ejército y otras fuerzas federales Policía Federal? Percepciones de riesgo por Percepción de amenaza de la ¿Se autocensura para evitar problemas con la policía del estado? otros agentes policía estatal Percepción de amenaza de la ¿Se autocensura para evitar problemas con la policía del policía municipal municipio? Percepción de amenaza del ¿Se autocensura para evitar amenazas de grupos criminales? crimen organizado¿De cuáles concretamente? (narcomensajes,…) Percepción de amenazas de ¿Se autocensura para evitar problemas con algunos miembros políticos de la clase política? ¿Con quiénes?

220

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Preguntas

Otras percepciones de amenazas ¿Qué otras amenazas le han orillado a la autocensura? de origen incierto

Libertad de Evolución expresión y intersexenal periodística

Diferencias en el modo de ¿Qué diferencias hay en el modo de hacer periodismo actual, informar bajo Felipe Calderón y con el Gobierno de Enrique Peña Nieto, y en tiempos de Felipe Enrique Peña Nieto Calderón? ¿Cuándo había más censura? ¿Cuándo había más autocensura? Razones

Precauciones al publicar

¿Qué piensa de los medios que publican editoriales y justifican dejar de informar de ciertos temas públicamente?

Publicar editoriales que justifiquen silencios o límites ¿Estás de acuerdo con esa práctica? profesionales

¿Omite su firma de alguna información sistemáticamente? Uso sistemático de información ¿Ha sido efectiva esa práctica en términos de protegerse? sin firma ¿Utiliza blogs y redes sociales? Redes sociales

Difundir información por redes ¿Oculta en ellos su identidad? sociales y blogs ¿Qué beneficios encontró en esta experiencia?

221

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Preguntas

¿Utilizas protocolos seguros para proteger tus IPs? ¿Ha filtrado alguna vez información sensible a compañerosperiodistas de otros medios de comunicación? Compartir información como alternativa

Filtrar información sensible a otros medios de comunicación ¿Con qué información? ¿Ha publicado algún trabajo periodístico a través de alguna red de periodistas o en algún grupo, colectivamente? Publicar trabajos asociados o en redes de medios

¿Ha recibido apoyo o capacitación de alguna ONG u organización internacional? Protección del Recibir apoyo de ONG u exterior organizaciones de sociedad civil ¿Fue útil? ante amenazas y ataques Participación en foros de ¿Ha participado en foros de periodistas en actividades de periodistas (asociaciones capacitación, sindicación o para prevenir la censura en profesionales, sindicatos…) cualquiera de sus formas?

¿Ha recibido apoyo o capacitación de algún organismo o mecanismo nacional de protección a periodistas? 222

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Preguntas

Pedir protección de mecanismos ¿Y de alguno internacional? ad hoc, nacionales e internacionales

Justicia

Hacer justicia por ataques o ¿Qué consideración le merecen los elevados niveles de amenazas a periodistas (o impunidad en delitos y amenazas contra periodistas? impunidad)

Militarización

Controles a los medios por parte ¿Ha tenido alguna restricción expresa por parte de militares o de militares/marinos marinos en cuanto a su labor informativa? ¿Cuándo sucedió esto?

Propiedad medios

de Grado de pluralidad en la ¿Echa de menos una mayor pluralidad en los medios de su propiedad de los medios de estado? comunicación ¿Qué crees que hace falta en términos de propiedad de los medios?

223

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

Categoría analítica

Dimensión

Característica empírica

Situación límite

Cierre de medios comunicación por censura

Preguntas

de ¿Has trabajado en algún medio de comunicación que haya cerrado por tocar temas sensibles?

224

Sale

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ANEXO 8 Tabla de códigos utilizada para el ejercicio de análisis de discurso: Cuadro 1

Categorías

Atributos

Dimensiones

Autocensura

Autoprotección

(no informar)

Supervivencia

Éxodo157 Exilio158

Actitud

Aceptación Oposición Indiferencia

Temas tabú

Narcopolítica Informar sobre la familia del capo Atribuir hecho delictivo a uno u otro grupo criminal Variables (cambian cada día) Van avanzando Sociales Todos

Silencio

Desinformación

Miedo

Vulnerabilidad (alta)

Discriminación

En el medio laboral En sociedad

157 158

A otra ciudad. A otro país.

225

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Incertidumbre

Presente Futura

Complicidad Entre dos fuegos Antídoto Novedad o sorpresa Inseguridad laboral Frustración

Censura

Prohibición de publicar

(no informar)

De crimen organizado Del Estado

Publicar por obligación

De crimen organizado

Supervivencia

Éxodo Exilio

Régimen de sanciones Pérdida de publicidad oficial Fuentes

Falsean realidad Hermetismo

Cuadro 2

Categorías

Atributos

Dimensiones

Violencia

Ataque

Personal Hogar/Familia Medio de comunicación

226

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Amenaza

Del crimen organizado Entre periodistas

Efectos

Espectacularidad Brutalidad Publicidad

Desaparición Intimidación Homicidio Profesionalización crimen

del Secuestro Extorsión Narcotráfico Trata de personas Perfidia Cooptación

Tortura Otras violaciones DDHH

a

Guerra

Narcoguerra Militarización seguridad pública

de

Despliegues de Marina y Ejército Estados de excepción Presión / Coerción Autoría

Narcomensajes

Anonimato Revictimización

Fuera del medio 227

Familia, entorno…

La autocensura entre periodistas del nordeste de México En el medio

Terrorismo

Síndrome de la “Oveja Negra”

de Estado Narcoterrorismo

Riesgo

Implícito Armado

Incapacidad para dimensionar violencia Sorpresa Gradualidad Ejemplaridad Estadísticas Categorías

Atributos

Dimensiones

Actores

Redes sociales

Tuitero Bloguero Administrador de red

Medios comunicación159

de Reportero

Generalista Policíaco

Equipo reporteros Editor Directivo Empresario Propietario Políticos

Corrupción

/

Empresarial Narcopolítica

159

Entendemos en esta dimensión solo los masivos.

228

La autocensura entre periodistas del nordeste de México “Halcones”160

Crimen organizado

Sicario Jefe de plaza Capo Cárteles/Bandas criminales (Bancri)

Golfo Zetas Otros cárteles161 Grupos armados emergentes (GAE)

Fuerzas Armadas

Ejército

Información privilegiada162

Marina Policía

Federal Estatal Municipal

Fiscalía

Estatal Federal (PGR163)

ONG164

Reconocimiento

Cursos Apoyo en situaciones de crisis

Escepticismo

160

Son personas al servicio de determinado grupo del crimen organizado cuya función es mirar y alertar de movimientos de personas o instituciones. Generalmente poseen equipos de comunicación proporcionados por el grupo delictivo. A cambio de su labor reciben pagos regulares. 161 En Tamaulipas y Coahuila también ha habido actividad del cártel de Juárez y del de Sinaloa. 162 Especialmente filtraciones interesadas. 163 Procuraduría General de la República (PGR). 164 En este apartado nos interesan sobre todo las dedicadas a la defensa de la libertad de expresión, entre las que destacan en México Artículo 19, Reporteros Sin Fronteras, Freedom House y, en ocasiones Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW). Hay otras que también trabajan con periodistas como el Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde) o el Instituto de Acción Ciudadana (http://www.institutodeaccionciudadana.org/). Otras organizaciones internacionales han mantenido algunas actividades pero también un más bajo perfil como la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (http://www.unodc.org/mexicoandcentralamerica/es/index.html?ref=menutop).

229

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Categorías

Atributos

Periodistas

Investigación

Dimensiones

Cuarto poder Héroes Corrupción165

Traidores a sociedad

Enriquecimiento inexplicable

Tráfico de drogas Anomia166 Profesión Alto Riesgo

Suerte

Activismo por libertad de En marchas expresión En talleres con ONGs Preocupación

Ámbito

Internacional Nacional Regional

Pérdida credibilidad Desunión en gremio Calidad Independencia Precariedad laboral Trabajo colaborativo o en equipo Daños a la salud

Psicológicos Físicos (alcoholismo, drogodependencias…)

Presión

165 166

Internacional

Misiones

En forma de sobornos o pagos de actores extraperiodísticos. En la jerga de los medios, el “chayo” o el “embute”. Circunstancias que llevan a la ausencia o degradación de las normas y reglas de convivencia sociales

230

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Pronunciamientos Artículos Comunicados Nacional

Observatorios Sindicatos Asociaciones Otras acciones

Redes sociales

Uso por profesionales Uso por ciudadanos

Ética (deontología)

Solidaridad profesional Traición Desconfianza Corrupción Responsabilidad social Abandono periodismo

Autorregulación

Autocrítica

del

Secreto de redacción Secreto profesional Línea editorial Ética personal Entrega de información a otros medios

Categorías

Atributos

Dimensiones

Estado

Fallido (corrupción)

Impunidad Pérdida territorial

control

Debilidad institucional 231

Coyuntural

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Estructural En Transición

Cooperación

Internacional Interestatal Municipal

Coordinación De libertades (Estado de Mecanismos Derecho y Democracia Protección constitucional plena)

de Efectivos

Medidas cautelares

No efectivos Efectivas No efectivas

Leyes

Efectivas No efectivas

Derechos humanos

En textos En acción

Capacidad de reacción en situaciones de crisis

Categorías

Atributos

Dimensiones

Medios comunicación

Consejos de Redacción Comité o consejo de Protocolos de seguridad seguridad interno Secreto de redacción Firma

Del autor Seudónimo Sin firma

Falta de sensibilidad

232

Redacción

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Desprevenidos Socialización interna de hechos violentos

233

La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ANEXO 9 Copia del comunicado de prensa emitido por el Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas emitido el 28 de octubre de 2013, en el que los representantes civiles del mecanismo expresan su “preocupación sobre el funcionamiento” del mismo:

COMUNICADO DE PRENSA El Consejo Consultivo recomienda el fortalecimiento del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras Derechos Humanos y Periodistas · Integrantes del Consejo Consultivo del Mecanismo se reúnen con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong

· A un año de instalarse el Mecanismo federal se destaca la necesidad de un fortalecimiento institucional de esta instancia de protección 28 de octubre de 2013 El día de hoy intengrantes del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, celebraron una reunión con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Esta reunión se celebró a solicitud del Consejo quien entre otras, tiene como objetivo formular recomendaciones sobre los programas y actividades que desde Segob se realicen en este marco. El Mecanismo es una experiencia institucional singular de integración de la sociedad civil y el Estado en su Junta de Gobierno, lo que implica corresponsabilidad en la toma de decisión y compromiso de interlocución con la política pública. Para el gobierno es una oportunidad de demostrar que las causas de la sociedad son también las de él; y para la sociedad civil de demostrar su capacidad de incidencia en las políticas públicas para contribuir a resolver, de manera efectiva, las problemáticas que denuncia. Se trata de una oportunidad de hacer política para construir bienes públicos y confianza a través del diálogo. De superar el riesgo de parálisis por el desprecio a la política como medio insustituible para construir instituciones con nuevas prácticas y formas de relación.

234

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Es por ello que en su primer aniversario es indispensable abordar la dimensión política de las dificultades que enfrenta y analizar sus debilidades institucionales a fin de establecer el carácter del Mecanismo y reordenar su funcionamiento para ajustar las expectativas que concitó y aún concita con sus posibilidades reales o sus necesidades de desarrollo. Hay que recordar que experiencias similares en otros países tomaron para su construcción varios años de esfuerzo, aplicación de recursos y permanente revisión. Las expectativas generadas por la creación del Mecanismo son proporcionales a la necesidad de protección para defensoras, defensores y periodistas, así como a la obligación del Estado de garantizar su seguridad. Sin embargo la realidad cotidiana de periodistas, defensoras y defensores, lejos de mejorar, continúa afectada por agresiones, hostigamientos, amenazas y asesinatos. El Consejo Consultivo ha detectado deficiencias en lo referente a la implementación efectiva y eficaz de medidas, en la atención de peticionarios y en el seguimiento que se le da a cada caso. Estas preocupaciones fueron expresadas en la reunión sostenida con el Secretario de Gobernacion, Miguel Angel Osorio Chong, a quien se externó la necesidad de fortalecimiento institucional al Mecanismo. Algunas de las situaciones que configuran esta problemática son: - La tardía configuración de la estructura orgánica del Mecanismo. Esta situación ha impactado negativamente en la calidad de las evaluaciones de riesgo, seguimiento a la implementación de medidas otorgadas, documentación, evaluación de procesos, así como un desgaste excesivo del personal. - La inexistencia de la Unidad de Prevención, Seguimiento y Análisis ha tenido como consecuencia la incapacidad de generar información que permita sistematizar información sobre el funcionamiento del Mecanismo y propiciar la mejora de su funcionamiento así como la generación de políticas públicas preventivas - La falta de acceso a los recursos del Fondo Fiduciario destinados a garantizar las medidas de protección. Sin duda se han hecho esfuerzos desde la SEGOB para que los recursos no sean un obstáculo al momento de implementar medidas de protección, pero no se encuentra una justificación razonable para que los recursos del Fideicomiso no se hayan implementados aún. - La colaboración entre los distintos órdenes de gobierno resulta indispensable para el funcionamiento del Mecanismo, constatamos la falta de compromiso y voluntad en autoridades de las entidades federativas, que ya mereció un extrañamiento del Senado de la República. - El Mecanismo está lejos de tener incidencia ante la impunidad y en este escenario el rol de la PGR y su Fiscalía Especial para la Atención a Delitos contra la Libertad de 235

La autocensura entre periodistas del nordeste de México Expresión, que debería ser protagónico, en muchos casos ha representado un obstáculo. La voluntad de esta institución debe expresarse en investigaciones robustas que permitan configurar sanciones a los responsables de agresiones en contra de defensoras, defensores y periodistas. De hecho la Procuraduría General de la República no ha nombrado un enlace ante el Mecanismo. Al 30 de septiembre, según datos de la Subsecretaria de Derechos Humanos de SEGOB, el Mecanismo había recibido 96 casos (58 de personas defensoras y 38 relacionados con la labor periodística), 29 de los cuales han sido calificados como extraordinarios. De todo este universo de solicitudes de protección, la Junta de Gobierno sólo ha conocido una tercera parte debido a que existe un importante rezago en el procesamiento de los casos de acuerdo a los tiempos que marca la Ley. La voluntad debe ir acompañada de eficiencia y al día de hoy no es suficiente la rapidez y oportunidad con la que se evalúan los casos e implementan las medidas dictadas por la Junta de Gobierno. El Mecanismo de Protección es una respuesta a la realidad que cotidianamente condiciona e impacta negativamente en el trabajo de defensores, defensoras y periodistas. Mantenemos nuestra confianza en el Mecanismo , pero subrayamos que todo esfuerzo desde este espacio será insuficiente si las autoridades federales y/o locales encargadas de procurar justicia no cumplen con su mandato, hasta hoy incumplido. Estamos convencidas y convencidos de que las y los funcionarios que participan en el Mecanismo cumplirán con su compromiso de garantizar la perspectiva de derechos humanos en la construcción del Mecanismo. Muchos periodistas, defensoras y defensores efectivamente requieren y cuentan con medidas temporales de protección, pero éstas serán insuficientes en tanto no estén acompañadas de investigaciones sólidas y sanciones a las personas responsables de amenazas, hostigamientos y otras agresiones. El combate a la impunidad, la sanción y la reparación del daño son las mejores medidas de protección que el Estado puede dar a defensores, defensoras y periodistas. Estamos convencidas y convencidos que a los esfuerzos existentes es necesario sumar acciones de incidencia política por parte del Secretario de Gobernación que permitan comprometer con este esfuerzo a todos los actores del andamiaje estatal. Estamos ciertos que su participación activa permitiría mantener la aspiración de que este Mecanismo cumpla con su mandato de protección al tiempo que impacta positivamente en prevención y combate a la impunidad. Hacemos un llamado a los gobiernos estatales a que cumplan con su responsabilidad y garanticen las condiciones para que las personas defensoras de derechos humanos y periodistas puedan continuar ejerciendo su respectiva labor de manera segura, inhiban la 236

La autocensura entre periodistas del nordeste de México participación de funcionarios en actos que atenten en contra de éstos y se comprometan con el Mecanismo. Invitamos a defensoras, defensores y periodistas a coadyuvar en el fortalecimiento del Mecanismo, su acompañamiento y exigencia permitirá que no se relajen los esfuerzos por garantizar el ejercicio pleno de la defensa de derechos humanos y libertad e expresión.

Consejo Consultivo Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas

Consejeras y consejeros Agnieszka Raczynska, Édgar Cortez, Jade Ramírez, Jorge Israel Hernández, José Buendía, Juan José Perdomo, Michael Chamberlain, Pablo Romo y Rogelio Hernández.

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La autocensura entre periodistas del nordeste de México

ANEXO 10 Transcripción de la entrevista realizada el 9 de Octubre de 2013 al secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el mexicano Emilio Álvarez Icaza, sobre la situación de la autocensura en México:

(A: Entrevistador, y B: Emilio Álvarez Icaza) A: Me gustaría que me comentara cuál cree usted que es lo que ocurre en México con la autocensura entre los periodistas, que es algo reconocido, de lo que no se habla mucho en México pero que, de alguna manera, representa un riesgo para este país, las amenazas, los temores de los periodistas, el silencio que se va extendiendo. B: La autocensura es una de las manifestaciones más concretas de la limitación a la libertad de expresión y al derecho a comunicar. Esencialmente yo diría, más que una manifestación es amenaza, es un cáncer a la libertad de expresión. Y tiene esencialmente como expresión la respuesta a los vacíos del Estado. Generalmente la autocensura (…) es un mecanismo de autoprotección, eventualmente de complicidad, pero esencialmente puede ser más un mecanismo de autoprotección en aquellos contextos en donde escribir algo se convierte en un riesgo. Esos contextos tienen que ver con aquellos lugares donde la profesión del periodismo es una de alto riesgo por actores estatales o no estatales, donde la acción de la libertad de expresión o del periodista busque generar un mecanismo a través del periodismo de investigación o a través de la sencilla cobertura de nota, de los problemas que tocan o refieran intereses. Es muy usual que tenga que ver con problemas de corrupción, de impunidad, de contratos, de no investigación, de tratos de excepción. Y se genera entonces un mecanismo gradual de amenaza al periodista. Generalmente no hay una reacción inmediata y primera, que busque acallar a un periodista. Generalmente son mecanismo graduales que buscan incidir en que un periodista deje un tema, a un personaje, o un asunto, deje un caso propiamente dicho. Y esto se empieza a incrementar: cuando hay amenazas, cuando hay señalamientos, cuando hay, inclusive, represalias físicas. El problema es cuando el Estado genera una condición donde las amenazas se hacen verosímiles, cuando no hay culpables de esas amenazas, cuando por medios directos e indirectos se empiezan a hacer reales y verosímiles esas amenazas, o cuando, a través de terceros u otros entornos, toman forma las amenazas. Entonces los mecanismos tienen que ver con dispositivos directos o indirectos: pueden ser (dirigidos) al periodista, en términos de aceptar hasta su propia estabilidad laboral presionando al medio para que no escriba, puede ser controlando la publicidad, puede ser amenazando a la familia, o inclusive, como 238

La autocensura entre periodistas del nordeste de México caso paradigmático de ejemplo, cuando se asesina, se golpea, se demanda o se somete a procesos sin el debido contexto judicial para que sirva de ejemplo paradigmático. A veces y lamentablemente se hace en contextos donde son algunos hechos fatales, como la escalada de aumento de periodistas que no quieren dejar de hacer (su labor) y entonces sirven de ejemplo paradigmático al resto de la comunidad: matan a un periodista, asesinan a un periodista, cierran un medio, ponen una bomba, y se utiliza como ejemplo paradigmático lo que puede pasar si no se hace. Cuando hay un contexto de riesgo y un contexto de amenazas y las amenazas se hacen verosímiles, entonces se traslada ese fenómeno como un mecanismo de autoprotección, es decir, la autocensura, en algunos casos, obedece a la manifestación expresa de un sentimiento de desprotección y que entonces hay quienes dejan de escribir temas, o hay medios que abandonan ciertos temas, o hay contextos donde no se discute más esa problemática. A: La amenaza puede venir claramente de…, hay casos en que viene de funcionarios del Estado pero hay otros en que viene de particulares. El Estado tiene finalmente una obligación de proteger a los comunicadores. En el caso de México, ¿sientes que se está haciendo lo suficiente…? B: No A: ¿Qué contexto hay? B: Hay una ley que se sacó para proteger a defensores y periodistas y la implementación de esa ley es muy atrasada, muy insuficiente. Tendría que dotar de una política pública…O sea, hubo primero la necesidad de hacer una ley para proteger a periodistas y defensores (de derechos humanos), de suyo es una confesión de una realidad. Y luego que la ley no se instrumente en los términos debidos es, de suyo, alarmante, una segunda alarma. México es uno de los países en el continente en que más condición de riesgo tiene el ejercicio del periodismo porque no solo son los actores estatales sino no estatales, legales o ilegales. Algunos son empresas que mandan mensajes de intimidación o de cierre de negocios o de cierre de publicidad. Algunos otros son actores ilegales como el brazo armado de los intereses, pueden ser los cárteles, el crimen organizado, o sencillamente un mecanismo de ajuste de cuentas a través de un sicario. Entonces se afecta a los periódicos, se afecta a los proyectos editoriales. Algunos optan por no poner nombre a las notas, otros optan por no sacar el tema, otros por evadir la discusión, otros, sencillamente, por no hacer referencia a ciertas temáticas que, lo que va haciendo es que va generando zonas grises del espacio público que se convierten en temas y personas intocables. A: Tú en el ámbito interamericano, que es lo que ahora dominas, estás ahí en la atalaya (americana) ¿sientes que esto es un problema generalizado o hay particularmente Estados que han tenido este cáncer y que están, posiblemente, luchando contra él? 239

La autocensura entre periodistas del nordeste de México B: Es una amenaza que sube y baja. En los regímenes autoritarios era muy usual los mecanismos de autocensura, en las épocas de dictadura los gobiernos, en la primavera democrática de la región se viven otros desafíos y otros contextos. A veces llegas incluso a las amenazas de pervivencia para conseguir el papel, conseguir publicidad. Entonces hay medios sutiles, otros menos sutiles, y hay unos totalmente directos y brutales. En algunos casos son, ‘hombre, tú quieres salir, tú quieres tener, si no quieres que te expropien, si quieres tener periódico, si quieres tener publicidad…En algunos otros contextos obedece más como respuesta al escenario de inseguridad, donde pueden ser o no funcionarios pero a veces hay tramos de una enorme complicidad donde es la delincuencia la que manda el mensaje: “no toques a esa persona”, “no toques este tema”, “no toques a tal jefe de la policía”. Inclusive hasta en cobertura a sus propios agentes infiltrados. A: Pero no necesariamente es el crimen organizado. O sea, también el Estado ejerce su presión. B: Ah, no, ¡por supuesto! El Estado directa o indirectamente. Puede hacerlo por medios tales como no asignar publicidad, suspender las concesiones, expropiar, cancelar las concesiones, vamos, hasta el periódico. A: ¿Tú ubicas este problema dentro de la problemática de expresión? B: Yo lo ubico, claramente, como parte del problema porque son las condiciones que se requieren para su ejercicio. También hay algunos medios ya más directos que tienen que ver con el fallo estructural de los aparatos de justicia y con la impunidad porque, si hay amenazas y no hay culpables, se empodera al delincuente, a quien amenaza, se empodera al riesgo. Y no hay manera de proteger a los periodistas con escoltas, no hay escoltas que alcancen. La mejor manera de garantizar la protección es a través de procesos eficaces de justicia. Y el mensaje que tiene que mandar el Estado es, ante el antimensaje de que la amenaza se cumple, la justicia se cumple. El duelo es amenaza-justicia, y generalmente cuando la resultante es impunidad, gana la amenaza. ¿Y cuál es una consecuencia? La autocensura. ¿Y cuál es una causa de esa discusión o qué genera? Es que perdemos todos información, perdemos elementos. Tamaulipas fue un ejemplo de lo que pasó con los migrantes (de San Fernando). Se dejó de hablar de lo que pasaba con los migrantes y, de repente, fue tal el escándalo que llevó a una sorpresa mayúscula. Sorpresa entre comillas porque cuando todo el mundo empezó a averiguar, pues ya se sabía, ya se conocía, sencillamente el tema escaló de tal magnitud que no estaba en la narrativa pública. Y eso es un elemento fundamental: no por cambiar la narrativa, cambia la realidad. Si no se refleja no quiere decir que se resuelva. El tema de la masacre de San Fernando es un muy buen ejemplo. El tema escaló, escaló, escaló, escaló, hasta tal magnitud que se convirtió en un escándalo internacional. Entonces 240

La autocensura entre periodistas del nordeste de México el fenómeno de la autocensura inhibe los factores sociales de alarma y alerta. Los sistemas democráticos de la agenda pública, de prevención, de protección y de transparencia. A: Lo último ya. Medidas cautelares para periodistas que se han autocensurado: ¿existen (en la CIDH)? Tienes ahora mismo en mente… B: No tengo en mente. Porque uno de los grandes espacios de la autocensura es limitar a la privacidad y la confidencialidad. Esencialmente eso se queda en los umbrales de la conciencia del periodista, de su condición de riesgo, de las salas de redacción y de las mesas de dirección. Son a veces dilemas personales que tienen que ver con qué es lo que el periodista quiere arriesgar: su vida, la vida de la familia. Yo no califico ni critico, sencillamente describo. Son dilemas ético-profesionales personales. A: Sí, lo que pasa es que quedan, o sea, el contexto, lógicamente, en una posición muy liberal se puede decir “es el individuo el que lo hace y es su conciencia pero”… B: No, no, no. A veces el contexto es estructural. Es el medio el que le dice ‘no vas a trabajar más ese tema, no vas a abordar más eso”, y a veces es un contexto social donde entonces lo que se quiere es “no discutamos esos temas”. Porque, inclusive, hay países que dicen “Hombre, eso afecta a la imagen del país”, discutir eso afecta. Entonces eso tiene casi un carácter de política pública pero son los típicos tráficos de influencias, proyecciones de imagen que, no sé, difícilmente se van a documentar. Son las llamadas telefónicas, son los mensajes directos e indirectos. Entonces es muy difícil que eso funcione con los mecanismos, como una cautelar, que son documentales y evidenciales, ¿no? A veces lo que se hace, no se apela bajo el argumento de la autocensura, pero sí bajo los criterios de amenaza y riesgo. Cuando hay condiciones de urgencia, gravedad, irreparabilidad, de amenaza y riesgo, entonces sí se dan cautelares. A: Pero ¿estrictamente por autocensura? B: Yo no ubico, que alguien diga “Yo me estoy autocensurando y por tanto quiero protección”, no lo logro ubicar. Porque a veces con esas difusiones lo que hace es que se pone más en riesgo, ¿no? Cuando la causa de la autocensura no es motivada por un efecto de complicidad o no es motivada por un efecto de otra naturaleza, de utilizar la fuente como un mecanismo para la construcción o consecución de beneficios, cuando la autocensura es motivada por una condición real o es efecto de una condición de amenaza real, puede generar una condición de más riesgo si el Estado no responde. 241

La autocensura entre periodistas del nordeste de México ¿Cuáles son los casos paradigmáticos de eso? Cuando las amenazas se han cumplido en otros, cuando han sido asesinados otros periodistas. A: ¿El amigo, el compañero? B: El amigo, el compañero, el fotógrafo, cuando los mensajes…, cuando explotó la bomba, ¿no? O por otro lado, cuando vas viendo cómo te cortan la publicidad, el periódico…O sea, tiene medios directos e indirectos. A: Perfecto, muy bien. Gracias.

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