La arqueología de ámbito privado en Augusta Emérita: domus y necrópolis

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Descripción

La arqueología de ámbito privado en Augusta Emérita Domus y necrópolis

Marcos Álvarez Galán Arqueología Romana 4º Grado en Humanidades y Patrimonio

Índice 1. Introducción

pág.2

2. La arqueología doméstica en Augusta Emérita

pág.3

2.1. Características

pág.3

2.1.1. La vivienda en el tejido urbano

pág.3

2.1.2. La arquitectura doméstica emeritense

pág.4

2.2. La arqueología doméstica intramuros

pág.6

2.2.1. Características

pág.6

2.2.2. La casa romana del Teatro o ``Casa-Basílica´´

pág.7

2.2.3. Las casas romanas del área arqueológica de Morerías

pág.8

2.3. La arqueología doméstica suburbana 2.3.1. Características

pág.9 pág.9

2.3.2. La ``Casa del Anfiteatro´´ de Augusta Emérita

pág.10

2.3.3. La ``Casa del Mitreo´´

pág.12

3. La arqueología funeraria

pág.13

3.1. Localización

pág.13

3.2. Ritos funerarios

pág.16

3.3. Monumentos funerarios

pág.16

3.4. Material arqueológico funerario

pág.18

4. Conclusión

pág.20

5. Bibliografía

pág.21

6. Anexo

pág.22

1. Introducción

En este trabajo introduciremos dos ámbitos de la arqueología de ámbito privado en la ciudad de Mérida (anterior Augusta Emérita): la doméstica y la funeraria. Hablaremos en un primer capítulo sobre la domus romana emeritense, sus características generales y particulares según su ubicación (intramuros y suburbana), exponiendo casos concretos. En un intento de hacer un estudio arqueológico total, trataremos de relacionar este primer ámbito con el segundo: la arqueología funeraria emeritense, al que nos dedicaremos en el segundo capítulo, señalando aspectos como su localización, el material hallado en dicho contexto, y los ritos y monumentos funerarios. Por último, acompañando al cuerpo teórico, el trabajo cuenta con un anexo de imágenes para ilustrar el texto. En cuanto al material bibliográfico empleado, se fundamente esencialmente en artículos de la revista Mérida, excavaciones arqueológicas, junto con otros documentos que dedican su discurso a la arqueología doméstica y funeraria emeritense.

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2. La arqueología doméstica en Augusta Emérita

En este primer punto teórico comenzaremos introduciendo las características generales de la arqueología doméstica en Augusta Emérita, profundizando posteriormente en nuestro estudio y así diferenciar entre las domus intramuros y aquellas suburbanas mediante ejemplos concretos para cada uno de los casos.

2.1. Características A la hora de estudiar la domus en Mérida debemos tener en cuenta que aún se presenta como una línea de investigación por desarrollar. Este hecho se debe fundamentalmente a dos factores: el mayor interés por los edificios públicos y la gran cantidad de edilicia doméstica, elemento que prolonga el tiempo de su estudio. Por otro lado, cabría abandonar las tradicionales interpretaciones únicamente enfocadas al programa decorativo, siendo necesario integrar en un estudio global todos los aspectos relacionados con el concepto latino de casa: la religión, la familia y las prácticas sociales. A esto habría que añadir su papel en la ciudad y su relación con otros elementos urbanísticos como la muralla y el trazado viario. No podemos comprender la domus sino como un ente dinámico que pasa por varias fases (construcción, remodelación, abandono y, a veces, reutilización), un microcosmos que se ve sujeto tanto a gustos de la época como la economía familiar.

2.1.1. La viviendo en el tejido urbano Es importante entender la domus inserto en una manzana residencial (y esta a su vez como componente de la ciudad)1 y cómo la regulación urbanística determina la morfología, la medida y la orientación del solar. También existen diferencias en la localización, contrastando las viviendas de los barrios densamente poblados con los sectores más periféricos. 1

A. Corrales Álvarez, `` Arquitectura doméstica y urbanística en Augusta Emérita´´, Antesteria, Nº1, 2012, pág. 256

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En relación también con el dinamismo urbano, presenciamos dos formas de ampliación de los espacios domésticos: la apropiación de otros espacios privados o la invasión de espacios públicos. Explica Corrales Álvarez, que el primer caso se consiguió por medio de acciones de compra-venta, mientras que el segundo permitía, previa obtención de un beneficio fiscal por parte de las autoridades, llegar a ocupar incluso pórticos y vías2.

2.1.2. La arquitectura doméstica emeritense No hay que olvidar que cada domus es una realidad compleja, y como tal, su análisis ha de realizarse con rigor y profundidad, obviando interpretaciones clásicas que simplemente observando la disposición del edificio, emitían un juicio sobre la adscripción a un status social, sin tener en cuenta factores como la decoración o la relación con el centro de la ciudad u otras áreas de interés. Procederemos a continuación a la descripción de esta compleja realidad, empezando por la relación entre la vivienda y la calle, es decir, la articulación de los accesos (si bien más de uno era propio de las domus más grandes). Este punto, preservación de lo privado ante lo público, conducía al vestíbulo, espacio que funcionaba como antesala del resto de la casa. Desde el vestíbulo se accedía a un espacio porticado, atrio o peristilo, siendo, como apunta Corrales Álvarez, el primero un elemento accesible a casi todas las fortunas, mientras que el segundo, además de ser una fuente de ventilación e iluminación, se constituye como un elemento de prestigio3 Junto a este espacio, normalmente siguiendo una disposición axial, se localizaba el tablinum, el cual funcionaba como un despacho del dueño donde bien se retiraba de la agitación cotidiana, trataba sus asuntos o recibía a su clientela. Tras el tablinum podría abrirse otro peristilo. Estos patios solían ser el centro de otros espacios que se articulaban en torno a él, y destacan por su abundante decoración: pavimento musivo, espacios ajardinados y ninfeos (ensalzamientos de los elementos vegetales y acuáticos). Próximo al peristilo situamos el oecus, espacio de recepción columnado.

2 3

Ibid., pág.257 Ibid., pág. 258

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Más fácil de identificar son los triclinia, bien por su morfología, posición o metrología. El ceremonial de la mesa, indica Corrales Álvarez, que en este espacio se llevaba a cabo permitía al dueño proyectar y ensalzar su status social frente al resto de comensales, con los que trataba y debatía asuntos de la vida diaria4. En relación con la comida, destacamos la culina (la cocina), la cual, aún no teniendo un espacio fijo, siempre se localizaba alejada de los visitantes, evitando así olores y ruidos. Más difícil de interpretar es la función del resto de dependencias, los cubicula. Se barajan tres posibilidades: lugar de descanso, de recepción de invitados o de negocios. Siguiendo con los cubicula, llama la atención la ubicación de estos espacios en niveles subterráneos. Ejemplos similares los localizamos en muchos yacimientos de Bulla Regia (Túnez), como solución a la falta de espacio. Sin embargo, como destaca Corrales Álvarez, en el caso emeritense (Casa del Mitreo) no encontramos ese problema, ya que es una vivienda periférica con espacio de sobra. Podría interpretarse pues, en relación con las condiciones climáticas, como un cubiculum diurnum para el descanso durante el día5 Sin embargo, la domus romana no se limitaba a su uso doméstico, sino que contaba además con estancias productivas, las conocidas como fullonicae o talleres artesanales; y comerciales, las tabernae, tiendas del propietario o alquiladas a terceros. En relación con este último aspecto, cabe la posibilidad que se alquilaran habitaciones en pisos superiores, de modo que no interferiría en la vida familiar. Esta práctica, referida en fuentes literarias, es difícil de documentar arqueológicamente, ya que no quedan restos de estos niveles superiores. Por último, nos hemos de referir a la distribución y articulación de los espacios. Recordemos que cada vivienda, si se nos permite la expresión, es un mundo. No hay paradigmas ni modelos fijos. Destacan la disposición axial, de acuerdo a una alineación atrio-tablinum-peristilo, y la ortogonal, donde el vestíbulo se ubica en un ángulo respecto a la orientación del resto de la edificación. En cuanto a la demarcación entre los espacios públicos y privados, encontramos diversos indicios como la variación en la decoración del pavimento o la presencia de escalones (habitación a diferente altura) o goznes (existencia de puertas).

4 5

Ibid., pág. 259 Ibid., pág. 260

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2.2. La arqueología doméstica intramuros Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo como consecuencia de la intensa actividad constructiva desde 1985 han dado lugar a numerosos hallazgos de domus romanas. No obstante, a pesar de este avance en el conocimiento de la ciudad, se mantienen aún dos problemas metodológicos, señala Félix Palma, que limitan nuestra información: el mayor interés por los aspectos decorativos (como los pavimentos musivos) y las excavaciones parciales de un todo6.

2.2.1. Características La separación respecto a las casas suburbanas o extramuros no es arbitraria, puesto que atiende a problemáticas distintas resultas con soluciones diferentes. Si bien, es difícil documentar ciertos tramos de la muralla, estudiaremos aquellas que se encuentran en este recinto. El ejemplo más común es la casa de peristilo (generalizada en el mundo mediterráneo a partir del siglo II), puesto que no se documentan aquellas de tipo atrio y peristilo. Indica Palma García que ``la mayoría de los restos emeritenses documentados son fechables en el s. II d.C., con profundas reformas en el s. IV´´7 Es decir, tenemos poco conocimiento del origen, teniendo una mayor información de la remodelación y resultado final, esto es, la arquitectura privada bajoimperial. Se repetirá así un modelo desarrollado en la Koine mediterránea, tanto en la disposición de los espacios (acceso-vestíbulo-peristilo-triclinium/oecus con triclinia con forma absidial) como en la decoración, especialmente la musiva. También encontraremos tabernae, fullonicae tardorromanas, baños con hypocaustum y presencia de una segunda planta, solución arquitectónica extendida por el mundo romano (por ejemplo, en la ``Casa del Gimnasio´´ en Itálica8) Por último, cabría señalar la influencia de la evolución urbanística como reflejo de la transformación de la domus emeritense. Como consecuencia de la capitalidad de Mérida en la Diocesis Hispaniarum, el boom urbanístico obligó en muchos casos a la ocupación de espacios públicos (finales del siglo III, principios del IV). Posteriormente,

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F. Palma García ``Las casas romanas intramuros en Mérida. Estado de la cuestión´´ Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, pág. 347 7 Ibid., pág. 362. 8 Ibid., pág. 363

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en el siglo V, se darán lugar dinámicas diferentes: la destrucción y el abandono por las invasiones germánicas y su posterior reocupación visigoda.

2.2.2. La casa romana del Teatro o ``Casa-Basílica´´ Iniciada su excavación en 1914 por José Ramón Mélida, esta se convierte en una de las casas romanas más estudiadas. El nombre de ``Casa-Basílica´´ se atribuyó a la errónea interpretación de este arqueólogo, quien consideró en un primer momento hallarse ante una ``basílica romano-cristiana´´9. Fue posteriormente, intensamente estudiada por Alberto Balil, cuyos trabajos analizan sus mosaicos, decoración pictórica, baños y espacios ajardinados. Situada en la postscaena del teatro, llegó a invadir en época bajoimperial dependencias de este. El ingreso se realizaba desde el este, accediendo a un vestíbulo flanqueado por dos cubículos sin comunicación con este. Este vestíbulo conduce a un peristilo rodeado por corredores de pavimento musivo. En el ángulo norte de este espacio se conservan restos de un impluvium rectangular. Siguiendo con el eje axial, tenemos la habitación principal (oecus o triclinium) de planta rectangular rematada en forma de ábside. A esta dependencia se le adosa otra habitación absidiada con una serie de nichos semicirculares en los muros (ninfeos según Balil y anaqueles según R.Durán10) De acuerdo con el estudio de la edilicia, podemos distinguir dos fases constructivas. La primera, en el siglo II, cronología obtenida por el pavimento musivo, en la cual se construiría el patio alrededor de un impluvium, rodeado de un euripo delimitado por columnas de ladrillo. El oecus sería de planta rectangular, y los espacios que limitan con la talle serían, posiblemente, tabernae. En la segunda fase constructiva, en torno al siglo IV, se realizaría la construcción de las dos salas absidiadas, invadiendo parte del teatro. Aparece también un pequeño viridarium (jardín) rodeado por columnillas de mármol y pilastras en las esquinas.

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Ibid., pág. 349 Ibid., pág. 351

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2.2.3. Las casas romanas del área arqueológica de Morerías La excavación de este enorme solar de 12.000 m2 comenzó en 1989 con Miguel Alba Calzado. Respecto a esta zona existe una gran documentación y publicaciones que ha contribuido al avance del conocimiento de la arquitectura doméstica en Mérida y su integración en la evolución urbanística emeritense. El trazado de la muralla y las vías (cuatro decumanos y un cardo) conformarán manzanas residenciales regulares de 83 x 34 metros11. Se han documentado un total de trece viviendas que siguen el siguiente esquema: planta única articulada en torno a un patio central delimitado por corredores porticados al que van a dar las habitaciones de la casa. Como indicamos en las características generales, tenemos mayor conocimiento de los restos bajoimperiales, momento en el que para construir baños y espacios absidiados se comienzan a invadir espacios públicos (como consecuencia de la relajación de las normas municipales del momento), en este caso en particular de uno de los decumani minores. Volvemos a recordar que un siglo después, siglo V, todos estos espacios serán reocupados por los visigodos tras las invasiones germánicas. De todos estos ejemplos, destacaremos la ``Casa de los Mármoles´´, por ser la mejor conservada y conocida. De época bajoimperial, presenta una gran dimensión ocupando casi toda la manzana. Adaptándose al trazado de la muralla, adoptó una forma trapezoidal. Su acceso se realiza por el este mediante una doble entrada (una mayor que la otra). Mediante un eje axial se disponen el vestíbulo, el peristilo (desde el cual se articulan el resto de dependencias), y el triclinium u oecus con cabecera abisdiada. El peristilo es de grandes dimensiones, con el intercolumnio cerrado por muretes de mediana altura. El pavimento del patio está compuesto por baldosas cuadrangulares, formando un ajedrezado bícromo blanco y negro. En el centro de este patio encontramos un pozo con brocal marmóreo, dos jardineras y una estructura absidiada pavimentada con baldosas bícromas con una fuente en el centro.

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Ibid., pág. 352

8

2.3. La arqueología doméstica suburbana El estudio sobre las domus suburbanas o extramuros es mucho más reciente. Parte de este conocimiento limitado lo heredamos de una errónea concepción de la historiografía tradicional, que afirmaba que era impensable que los colonos de primera generación se asentaran fuera del muro. Además, para justificar este argumento, se basaban únicamente en el estudio cronológico que proporcionaban los restos pictóricos y los pavimentos musivos12. Nos encontramos de nuevo con el gran problema metodológico para el estudio de la domus: analizar únicamente los aspectos estilísticos. No obstante, los estudios más recientes, nos proporcionan una valiosa información sobre las actividades realizadas fuera de las murallas y de las zonas urbanizadas apenas transcurridos los primeros decenios de la fundación de Augusta Emérita. De acuerdo con Sánchez y Nodar, no debemos considerar a la muralla como un

elemento

delimitador,

sino

entender

las

conducciones

hidráulicas,

las

infraestructuras viarias, los espacios residenciales y las necrópolis como una extensión de lo urbano13.

2.3.1. Características Uno de los aspectos más relevantes de los domus suburbanas es su relación con las áreas funerarias. Estas, localizadas en las puertas de la ciudad o junto a las vías, presentan una estrecha relación física con las residencias suburbanas, llegando incluso a la coexistencia espacial. Pero no nos limitamos a la proximidad con las necrópolis, sino que, además, se vinculan a otras infraestructuras de carácter viario o hidráulico. Así era pues el paisaje periurbano, el cual no era exclusivo de Augusta Emérita: `` [refiriéndose a Pompeya] Tiendas, albergues, entradas de casas suntuosas se mezclan con las tumbas y la vida parece jugar con la muerte´´14

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G. Sánchez Sánchez y R. Nodar Becerra, ``Reflexiones sobre las casas suburbanas en

Augusta Emérita. Estudio preliminar´´, Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, pág. 382. 13

Ibid., pág.382. R. Etienne, La vida cotidiana en Pompeya, Temas de Hoy, Madrid, pág.364 en G. Sánchez Sánchez y R. Nodar Becerra, op. cit., pág. 385. 14

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Estas domus suburbanas eran, sin duda, de una mayor calidad que las que encontramos tras los muros. Puesto que no había escasez de suelo, a los dueños se les presentaba la oportunidad de edificar una residencia de mayor tamaño, alejada de la contaminación ambiental y acústica del centro y junto a las puertas de la ciudad, atendiendo mejor así a sus negotia15. De nuevo, recordamos el cambio sustancial en el urbanismo emeritense como consecuencia de la capitalidad de la diocesis Hispaniarum en torno a finales del siglo III y principios del IV, momento en el que se aprovecha el abandono de estas casas periurbanas como enterramientos tardorromanos.

2.3.2. La ``Casa del Anfiteatro´´ de Augusta Emérita Siguiendo el discurso de Antonio Pizzo, comenzaremos destacando los problemas metodológicos relativos a la excavación de este edificio. En primer lugar, desconocemos la mayoría de los datos arqueológicos de las excavaciones de los años 40 y 70. Por otro lado, el proceso de acondicionamiento para la visita ha impedido la lectura de las relaciones estratigráficas murarias, perjudicando al estudio cronológico de los distintos cuerpos de la vivienda y de los procesos de edificación-evoluciónabandono16. Se precisaría de este modo, nuevas excavaciones para la elaboración de tesis más completas. Procederemos ahora a describir la domus. Para guiar mejor al lector iremos referenciando las distintas dependencias de acuerdo a la secuencia numérica del plano que aparece en el ``Anexo´´ (véase ``Anexo´´, Lámina 5). La ``Casa del Anfiteatro´´ se encuentra en la zona sureste extramuros de la ciudad, al este del anfiteatro. La entrada, una gran abertura al exterior enmarcada en los muros laterales por sillares de granito, está situada en la parte oeste. Las habitaciones (2, 3, 4, 5, 9 y 10) que hay junto al vestíbulo (1) son difíciles de interpretar, descartándose la posibilidad de que sean tabernae puesto que carecen de accesos al exterior17. Las habitaciones 6 y 7 se diferencian del resto por las pinturas parietales y la posición sobreelevada, accediendo al peristilo mediante dos escalones. 15

G. Sánchez Sánchez y R. Nodar Becerra, op. cit., pág. 385.

16

A. Pizzo, ``La casa del Anfiteatro de Augusta Emérita´´, Mérida, excavaciones arqueológicas,

Nº7, 2001, pág. 335. 17

Ibid., pág. 337.

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En cuanto a la 8, las distintas evidencias materiales (dolium, trébedes de cocina, restos de un molino de piedra, horno para cocer y un banco de preparación) apuntan a que se trata de una cocina. El peristilo (11) se convierte, como de costumbre, en el núcleo del esquema constructivo. De planta trapezoidal, presenta cuatro pórticos de intercolumnios variables: cinco columnas en el eje norte-sur y seis en el este-oeste. Los corredores norte, sur y este están pavimentados con mosaicos mientras que el oeste queda cubierto con opus signinum. En el centro de este espacio observamos un viridarium con una pequeña fuente y un pozo en la extremidad este. En el ala sur encontramos una serie de habitaciones (12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20) irregulares. En la zona este, tres estancias también irregulares. La 21 y 22 funcionarían como triclinia de verano, abiertas para favorecer la ventilación y las vistas a los espacios verdes del peristilo. La habitación 23, por su parte, destaca por sus dos mosaicos, ``Venus y Cupido´´ y ``Mosaico de otoño´´ (con escenas sobre las fases de la elaboración del vino) y su acceso al peristilo mediante un gran umbral de granito, donde aún se pueden apreciar las huellas de los engranajes de la puerta. Continuando con el recorrido apreciamos otras cuatro habitaciones (23, 24, 25 y 26) y un pasillo en ``L´´ (27) con pavimento musivo. El llamado ``pasillo de las hachas´´ (28) por el motivo decorativo musivo rodea la gran habitación 29, a la cual se puede acceder mediante tres entradas: una principal al norte, y dos más pequeñas en el lado sur de sus muros este y oeste. Presenta un pavimento musivo con peces como motivo decorativo. En cuanto a la función, cada autor propone su interpretación: García Sandoval, un tablinum; Balil, un triclinium; y Sánchez y Nodar, un oecus18. Por último, hallamos un pasillo (30), que conduce a dos dependencias (31 y 32) cuya funcionalidad y relación respecto al resto de la vivienda queda aún por explicar. Retomando de nuevo las características de las viviendas suburbanas, la ``Casa del Anfiteatro´´ se relaciona con otras infraestructuras como dos calles, una al oeste y otra al este; un ramal del acueducto de San Lázaro que abastecía a unas termas cuyo muro oriental era el occidental de la propia domus. Con todo, una vivienda que presenta una tipología muy difícil de enmarcar dentro de los esquemas evolutivos tradicionales. Abandonamos la primitiva casa de ``atrio y peristilo´´ para encontrarnos ante una vivienda con patio central, cuya cronología, si bien debido a los problemas metodológicos anteriormente indicados se muestra compleja, apunta a que fue

18

Ibid., pág. 344

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abandonada en torno a finales del siglo III o comienzos del IV para convertirse en una necrópolis.

2.3.3. La ``Casa del Mitreo´´ La ``Casa del Mitreo´´ se encuentra en el suroeste de la ciudad, alineada a lo largo de la ampliación del cardo máximo. Recibe el nombre por su presunta ubicación junto a un santuario mitraico19. En su lado oriental, separado por el cardo máximo, se encuentra una gran área de enterramientos conocida como los ``Columbarios´´. Los hallazgos se fechan en 1902: ``se encontraron varias estatuas y lápidas, unas y otras pertenecientes al templo del dios persa Mitra´´20. A partir del descubrimiento en 1964 de los restos de una casa se inició las campañas de excavaciones, convirtiéndose en un yacimiento de gran importancia. Dos años después, en 1966, se descubrirá el mosaico cosmogónico, el cual, en palabras de Sánchez y Nodar, era ``desde entonces uno de los más importantes del mundo romano´´21. El acceso, flanqueado por tabernae, se realizaba por el norte, desde la zona ``del Mitreo´´. Una escalera conduce a un atriolum, clara reminiscencia del atrio tetrástilo itálico, donde se encuentra un compluvium cuyos ángulos están rematados por columnas graníticas de estilo dórico toscano. La decoración pictórica de este espacio se ha perdido casi por completo, conservándose únicamente en el ángulo noroeste restos de un zócalo decorado con imitación de crustae marmorae en forma de rombos. A la derecha de este atrio situamos el tablinum cuyo pavimento muestra el famoso mosaico cosmogónico. De extraordinario colorido, muestra una cosmografía al modo alegórico helenístico. Se contemplan los fenómenos de la naturaleza topográficamente ubicados de acuerdo a su jerarquía. El mosaico fue obra de un sirio realizada a finales del siglo II

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. Un pasillo conduce a un peristilo rectangular rodeado

por cuatro columnas de base sencilla estucada en rojo a cada lado. El intercolumnio está cerrado a media altura por un murete de ladrillos. Se conserva un capitel con hojas de acanto, dos pequeñas volutas y restos de pintura en las esquinas del peristilo. En el centro de esta sala hallamos un estanque rectangular con opus signinum. 19

G. Sánchez Sánchez y R. Nodar Becerra, op. cit., pág. 371. Ibid. 21 Ibid., pág.373 22 Ibid. 20

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Tras otro pasillo se abre un segundo peristilo, mayor que el anterior. Este patio está rodeado por un canal revestido por opus signinum que se curva en forma de exedra. Cuenta con un viridarium, pavimento musivo en los pasillos y cinco columnas en los lados mayores y cuatro en los menores con las basas estucadas en rojo. Al norte de este segundo peristilo se hallan tres habitaciones de gran tamaño con pavimento musivo de tipo geométrico en tesela negra sobre fondo blanco. En el ala oeste hay una gran cisterna con la cubierta abovedada, de la cual solo se conservan los arranques. En el ala sur, una escalera conduce a dos habitaciones subterráneas, dos cubicula diurna, con ventanas abiertas al este y cubiertas por bóvedas de medio punto. En cuanto a su cronología, podríamos fechar su construcción en torno al siglo I. Se documentan reformas en varias ocasiones e incendios en algunas zonas (a finaes del siglo II/ mediados del III), hasta llegar a su abandono a finales del siglo IV.

3. La arqueología funeraria Abandonamos la arqueología doméstica para adentrarnos ahora en el mundo funerario, el cual también nos proporciona una valiosa información de carácter cultural, religiosa, sociológica, demográfica, epigráfica, artística e iconográfica. Comenzaremos, aunque ya dimos algunas pistas en el punto anterior, indicando la localización de las necrópolis; para continuar con una descripción de los ritos y monumentos funerarios; y cerrar con el material arqueológico hallado en estas áreas, para completar la visión de la arqueología funeraria emeritense.

3.1. Localización De acuerdo con las normas del Imperio Romano, los enterramientos debían realizarse junto a las puertas de la ciudad, siempre fuera de las murallas y a lo largo de las principales vías que partían o desembocaban en la ciudad. Esta regla ya quedaba contemplada en la Ley de las Doce Tablas (más concretamente en la

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décima) de los años 451-449 a.C. Cicerón también afirmaba en su De Legibus II, 58,5: ``"Hominem mortuum" inquit lex in XII, "in urbe ne sepelito neue urito"´´23 Esta regla de estricto carácter religioso, impedía pues los enterramientos dentro del pomerium, es decir, dentro de la frontera sagrada, la cual si bien era una línea imaginaria solía coincidir con el trazado de la muralla. Al margen de su aspecto sacro, esta norma era una fórmula de salubridad y seguridad para evitar contagios, enfermedades e incendios por las incineraciones. No obstante, la presencia de una tumba infantil en la zona de las Morerías (si recordamos, un espacio intramuros) parece romper esta ley. Existen para los menores una serie de regulaciones extraordinarias. Si tiene menos de 40 días, puede enterrarse dentro de la casa familiar. Si el menor no tenía el primer diente (en torno a los siete meses), no se le podía incinerar, pues no quedaría nada de él (los dientes son lo único que no se calcinan durante la cremación). Si el infante tiene dientes puede incinerarse o inhumarse, según la tradición familiar 24. Volviendo a un plano más general, es interesante indicar las distintas alternativas que existían para adquirir uno de estos espacios funerarios. Podían obtenerse bien por compraventa o por una transacción de particular a particular de tierras circundantes a la ciudad. También por venta de tierras propiedad privada o de la ciudad. Por admisión en una tumba privada, formando parte de los collegia funeraticia o acogiéndose a la munificencia pública. Por evergetismo privado o por concesión por parte de la curia de loca sepulturae. Incluso, por uso ilegal de tumbas ajenas (actio de sepulchro violato), hecho punible desde finales de la República con multas o pena capital25. De nuevo, intentando relacionar ambas arqueologías, recordamos el estrecho vínculo que tienen estás áreas funerarias con otros edificios suburbanos, aspecto que, como habrá podido comprobar el lector, es de especial importancia. La relación abandono-reutilización-(convivencia incluso) la mantiene, como evidencian los distintos trabajos realizados en las excavaciones suburbanas, no sólo con elementos 23

A. Morcillo León y N. Barrera Martín, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su

epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 178 24

J. Márquez Pérez, ``Nuevos datos sobre la dispersión de las áreas funerarias de Emérita

Augusta´´ Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº2, 1996, pág. 298 25

Ibid., pág. 293.

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de arquitectura doméstica, sino también con instalaciones industriales, cuya ubicación queda justificada por su actividad contaminante y su proximidad a las materias primas. Como añade Rodríguez Neila: ``La asociación entre zonas urbanas y cementerios está significativamente documentada a partir del s. II a.C., pasando a ser desde entonces la arquitectura funeraria uno de los rasgos más característicos de la topografía urbana´´26. Volviendo al caso particular de Augusta Emérita, distinguimos cuatro zonas principales de enterramiento, muy cercanas a las entradas de la ciudad, articulándose de acuerdo a dos ejes. El primero, de norte (Vía de la Plata) a sur (en lo alto del cerro del San Albán), vinculado con el cardo máximo. El segundo, de este (en la zona entre el circo y el teatro) a oeste (prolongando la línea marcada por el puente romano sobre el Guadiana, enterramientos al otro lado del río), siguiendo el decumano máximo27. Según fue aumentando la población, aparecieron necrópolis secundarias en los espacios intermedios de estos ejes, formando así un ``anillo que, como ciudad de los muertos, rodeaba a los vivos´´28. Antes de cerrar este punto, consideramos interesante abrir un pequeño debate. Hemos utilizado indistintamente tanto cementerio como necrópolis. Admitimos genéricamente ambos términos para designar el lugar donde los romanos enterraban a sus muertos. Sin embargo, etimológicamente, necrópolis significa ``ciudad de los muertos´´, mientras que por cementerio entendemos aquel terreno cercado destinado a enterrar cadáveres. Afirma Juana Márquez: ``El romano no concibe el lugar de enterramiento como la ciudad de los muertos porque no se establece, como desde la Edad Moderna, un espacio específico fuera de la ciudad para tal fin, ni existe una distribución previa de calles o accesos donde cada cual tiene su lugar de reposo.´´29

Cada familia, cada romano tenía derecho a un lugar donde enterrar su cuerpo donde sus restos y su memoria fuesen recordados. 26

, J. F. Rodríguez Neila, ``Espacios y uso funerario con indicación de medidas en las

necrópolis romanas´´, Conimbriga, 30, 1991, pág. 77 en J. Márquez Pérez, op. cit., pág. 292 27

A. Morcillo León y N. Barrera Martín, op.cit., pág. 178. M. Bendala Galán, “Necrópolis de Mérida”, Augusta Emerita, 1976, pág. 142 en A. Morcillo León y N. Barrera Martín, op.cit., pág., 178. 28

29

J. Márquez Pérez, op. cit., pág. 292

15

3.2. Ritos funerarios Sin profundizar exhaustivamente en el rito funerario, si cabría al menos describirlo, pues este condiciona la tipología de los enterramientos. Desde la fundación de Augusta Emérita hasta el siglo II, se practicó la incineración (teniendo en cuenta las excepciones que mencionamos anteriormente). Por el contrario, a partir del siglo III, como en el resto del Imperio, se procedía a la inhumación. En el caso de la incineración, tras la cremación del cuerpo, se depositaban las cenizas en una urna de cerámica, madera, vidrio, piedra o plomo. Luego, esta urna se colocaba en una fosa excavada en el suelo o en una cista, es decir, una estructura de ladrillos cubierta y subterránea. El rito también contemplaba acompañar estos restos con un ajuar que solía estar compuesto por una lucerna, para iluminar el camino al más allá; una moneda, para pagar a Caronte el viaje a través de la laguna Estigia; elementos de adorno personal o relacionados con la profesión; y recipientes con comida y bebida.

3.3. Monumentos funerarios Los monumentos funerarios no son sino los elementos de exteriorización de los enterramientos. De tipología muy variada, no solo ofrecen una gran cantidad de información, sino que además señalar e identifican al difunto al que honrar. Todas estas tumbas, como indica Juana Márquez, tienen un carácter de ``loci religiosi, entendiendo como religio lo que es independiente a la voluntad humana, frente a sacrum como lo que es por intervención humana´´30. Recordemos que cada muerto se convierte en uno de los manes, o dioses familiares. Por todo ello, como veremos a continuación, las distintas tumbas serán un reflejo de ostentación.

Las Cuppae Están compuestas por una base de uno o dos sillares sobre la que se coloca la cuppa, un sillar rectangular con la cara superior redondeada. Al margen de las inscripciones epigráficas que presenta, la decoración está compuesta por molduras en 30

Ibid.

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la base, fajas o bandas que recuerda a los refuerzos metálicos de los toneles de vino de donde toma el nombre31. Fue el tipo funerario más difundido en Augusta Emérita entre los siglos II-III, llegándose a encontrar alrededor de doscientos incrustados para su reaprovechamiento en la muralla de la alcazaba.

Las estelas Las estelas son monolitos verticales de distinto formato que definen el espacio funerario y lo rematan. Presenta en el frente un campo epigráfico y relieves decorativos.

Los sarcófagos Con la imposición de la inhumación, se constituyeron como el tipo más extendido a partir del siglo III. Los ejemplos emeritenses, si bien se presentan simples y sin decoración relivaria son de excelente calidad.

Monumentos escalonados Se componen de una base escalonada de sillares de granito. El ejemplo más significativo en Mérida es el ``Monumento de Zósimo´´. Con una base de pirámide escalonada de cuatro cuerpos, está rematada por un cipo que contiene una lápida epigráfica de mármol. Hallado en un espacio cercano a la ``Casa del Anfiteatro´´, se fecha en el primer cuarto del siglo III, indicando un espacio funerario tras él, una inhumación32.

Las aras Las aras son bloques monolíticos y paralelípedos de mármol que imitan el modelo de templete con zócalo con un remate de frontón central y campos escultóricos en los frentes y laterales. En la parte delantera suele haber un texto epigráfico. 31 32

A. Morcillo León y N. Barrera Martín, op.cit., pág. 182. Ibid., pág.185.

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Existe una variante destacable, los altares con retrato. Estos son aras edículas que albergan en su interior un retrato del difunto y cuentan con una inscripción epigráfica. Esta peculiar tipología tuvo su apogeo entre el siglo II y la primera mitad del III.

Los columbarios Estos enterramientos colectivos, destinados a aquellos de condición social media o baja, toma el nombre del propio palomar, adoptando esa forma con nichos en los que se albergan las urnas con las cenizas de los difuntos, identificados con lapidas, relieves o retratos. Sin embargo, lo que se conocen como los ``Columbarios´´ emeritenses no son estas construcciones semi-subterráneas. No se tratan pues de un columbario strictu sensu, sino que nos referimos a los mausoleos de dos familias: los Julios y los Voconios. Excavados por J.R. Mélida y M. Macías entre 1926 y 1927, nos hallamos antes pequeños, aunque de gran monumentalidad, recintos a cielo abiertos con muros rematados en merlones en cuyo interior se disponen los nichos donde se depositan las urnas de los difuntos, identificados mediante frescos e inscripciones epigráficas sobre las puertas33.

3.4. Material arqueológico funerario Para completar esta visión de la arqueología funeraria, haremos mención del material que se encuentra en estos contextos, objetos de pequeño o mediano tamaño que merecen nuestra atención por el conocimiento que aportan a la investigación. Desarrollaremos en este punto dos aspectos de los que ya habíamos hablado: el rito y el ajuar funerario. Si recordamos, desde el siglo I al III, el proceso habitual en el tratamiento del difunto era la incineración, en el que las cenizas se depositaban, usualmente, en una urna de cerámica. Junto a los restos antropológicos (óseos) que hayan sobrevivido a

33

Ibid., pág.188

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la cremación, lo habitual será encontrarnos restos cerámicos, pero también cenizas y carbones34. Más variado es el material que compone el ajuar. Este contenido, si afortunadamente es hallado, proporciona datos tanto cronológicos como personales del difunto: sexo y edad. Encontramos objetos cerámicos, como las lucernas, con la que, de acuerdo a las creencias se iluminaba el camino al más allá; fusayolas, que servían como pesos en los telares; y otros recipientes. También hallamos elementos de vidrio, especialmente ungüentarios y jarras con la boca apuntada en forma de pico. El material óseo era también común, como indica la presencia de husos y agujas de costura y para el pelo. La malacofauna (conchas y vieiras) es un elemento frecuente en estos ajuares, pues en vida funcionaban como objetos de tocador. No obstante, los materiales más destacables suelen ser los metálicos. Fustes, agujas, espejos y anillos (u otros objetos de adorno personal) de bronce, así como también útiles de cocina, ya que, recordemos que las creencias romanas contemplaban que en la otra vida se mantendrían los mismos hábitos que en vida, incluidos los alimentarios35. También es común la presencia de ganchos y remaches de hierro, cuya interpretación se atribuye a la litera en la que se trasladaba al difunto y en la que era quemado36; y clavos con las que se cerraban las cajas de madera (urna) en las que se depositaban las cenizas. De entre todo el material metálico, destaca especialmente el magnífico conjunto de orfebrería, procedente de la tumba número 10 de la necrópolis oriental, en la calle Pontezuelas, expuesto junto con otros objetos de orfebrería en la sala II de la primera planta del MNAR37.

34

J. Márquez, ``Aportaciones al estudio del mundo funerario en Emérita Augusta´´, Mérida

excavaciones arqueológicas, Nº4, 1998, pág. 530 35

Ibid., pág.531 Ibid., pág.532 37 A. Morcillo León y N. Barrera Martín, op.cit., pág. 180 36

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4. Conclusión

Con todo, hemos asistido a través de esta panorámica, al desarrollo de dos ámbitos arqueológicos de especial importancia para la ciudad de Mérida; que si bien, mostrándose en su complejidad, presentan sus particularidades, no dejan de integrarse en el vasto conjunto arqueológico que compone el mundo romano. El trabajo se cierra aquí, mas no las investigaciones, que, a la búsqueda de nuevos conocimientos, siguen trabajando en la elaboración de nuevas tesis.

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5. Bibliografía

BARROSO, Yolanda y MORGADO, Francisco, Mérida, Patrimonio de la Humanidad. Conjunto monumental, Mérida, Consorcio de la Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida, 1997. CORRALES ÁLVAREZ, Álvaro, ``Arquitectura doméstica y urbanística en Augusta Emérita´´, Antesteria, Nº1, 2012, págs. 255-266. MÁRQUEZ PÉREZ, Juana, ``Nuevos datos sobre la dispersión de las áreas funerarias de Emérita Augusta´´ Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº2, 1996, págs. 291-302. _____________________, ``Aportaciones al estudio del mundo funerario en Emérita Augusta´´, excavaciones arqueológicas, Nº4, 1998, págs. 525-548. MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, págs. 176-206. PALMA GARCÍA, Félix, ``Las casas romanas intramuros en Mérida. Estado de la cuestión´´ Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, págs. 347-366. PIZZO, Antonio, ``La casa del Anfiteatro de Augusta Emérita´´, Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº7, 2001, págs. 335-350. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Gilberto y NODAR BECERRA, Raquel, ``Reflexiones sobre las casas suburbanas en Augusta Emérita. Estudio preliminar´´, Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, págs. 367-386.

Por último, por su colaboración enviándome vía email los artículos de revista que necesitaba, querría dedicar mi más profundo agradecimiento a don Francisco Javier Alonso López, facultativo responsable de la biblioteca del Museo Nacional de Arte Romano.

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6. Anexo

Lámina 1. Plano con la ubicaciones de las domus intramuros, siendo la número 1 la ``CasaBasílica´´ y la 4 las viviendas de la zona de las Morerías. Fuente: PALMA GARCÍA, Félix, ``Las casas romanas intramuros en Mérida. Estado de la cuestión´´ Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, pág. 348

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Lámina 2. Plano de la ``Casa-Basílica´´ Fuente: PALMA GARCÍA, Félix, ``Las casas romanas intramuros en Mérida. Estado de la cuestión´´ Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, pág. 350

23

Lámina 3. Plano de la ``Casa de los Mármoles´´ Fuente: PALMA GARCÍA, Félix, ``Las casas romanas intramuros en Mérida. Estado de la cuestión´´ Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, pág. 350

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Lámina 4. Plano con las ubicaciones de las domus extramuros. Fuente: SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Gilberto y NODAR BECERRA, Raquel, ``Reflexiones sobre las casas suburbanas en Augusta Emérita. Estudio preliminar´´, Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº3, 1997, pág. 384.

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Lámina 5. Plano de la ``Casa del Anfiteatro´´ Fuente: PIZZO, Antonio, ``La casa del Anfiteatro de Augusta Emérita´´, Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº7, 2001, pág. 338.

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Lámina 6. Restauración de la ``Casa del Anfiteatro´´ Fuente: PIZZO, Antonio, ``La casa del Anfiteatro de Augusta Emérita´´, Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº7, 2001, pág. 336.

Lámina 7. Peristilo de la ``Casa del Anfiteatro´´ Fuente: PIZZO, Antonio, ``La casa del Anfiteatro de Augusta Emérita´´, Mérida, excavaciones arqueológicas, Nº7, 2001, pág. 341.

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Lámina 8. Plano de la ``Casa del Mitreo´´ Fuente: http://www.spanisharts.com/arquitectura/imagenes/roma/merida_casa_mitreo_plano.jpg Última consulta: 30 de noviembre de 2014

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Lámina 9. Localización de las principales necrópolis Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 177

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Lámina 10. Lucerna con representación de Ícaro Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 179

Lámina 11. Ungüentarios Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 179

Lámina 12. Urnas funerarias Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 179

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Lámina 13. Ajuar personal de la tumba número 10 de la calle Pontezuelas. Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 180

Lámina 14. Cuppae Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 182.

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Lámina 15. Estelas. Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 183

Lámina 16. Sarcófagos. Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 184.

32

Lámina 17. Monumento a Zósimo. Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 185.

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Lámina 18. (Arriba) Momento de la excavación de ``los Columbarios´´. (Abajo) Mausoleo de los Voconios. (Derecha) Frescos que decoran el monumento. Fuente: MORCILLO LEÓN, Abel y BARRERA MARTÍN, Nova, `` Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato´´, Tejuelo, Nº7, 2010, pág. 189.

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