La actualización de la política exterior cubana

July 27, 2017 | Autor: Carlos Alzugaray | Categoría: Cuban Studies, Cuban Revolution, Cuba, Relaciones Internacionales, Politica Exterior
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La actualización de la política exterior cubana Carlos Alzugaray

unque con menor intensidad y visibilidad que las transformaciones económicas y sociales que están teniendo lugar en Cuba, la política exterior también está pasando por un proceso de actualización a tono con los “lineamientos” aprobados por el Partido Comunista de Cuba (PCC) en 2011. Estos cambios ya se notaron a partir del momento en que Raúl Castro asumió la jefatura del Estado y del gobierno en 2006. El estilo del nuevo gobernante contrasta con el de su predecesor. Raúl acostumbra a pronunciar discursos más espaciados y cortos, y viaja solo en ocasiones excepcionales, prefiriendo delegar en algún vicepresidente o en el canciller. Es sintomático que haya asistido preferentemente a cumbres regionales y que sus visitas al exterior se hayan concentrado en América Latina y el Caribe, China y Rusia, y algunos países clave del continente africano y Asia (Angola, Argelia, Suráfrica y Vietnam). Este proceso tiene lugar en un contexto internacional mucho más favorable para La Habana en lo político que en lo económico. Mientras que la actualización del modelo económico tiene que lidiar con un entorno sumamente negativo a causa de la crisis financiera global de 2008 y sus consecuencias, el orden mundial ha evolucionado en una dirección que coincide

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Carlos Alzugaray, embajador, es profesor titular, ensayista y analista internacional, así como miembro del consejo de redacción de la revista Temas (La Habana, Cuba). www.temas.cult.cu 70

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Desde EE UU y la UE, hasta Rusia, China, África y, sobre todo, Latinoamérica, el actual contexto multipolar es favorable al proceso de reformas que vive Cuba. El objetivo es diversificar las relaciones y evitar o disminuir dependencias, la debilidad estructural de la Isla.

con la esencia anti-hegemónica y contra-dependiente de la tradicional proyección exterior del Estado cubano. Vale la pena apuntar, sin embargo, que aun cuando Estados Unidos ha perdido influencia en el sistema, su política de “cambio de régimen” hacia Cuba por medios punitivos, que no es compartida por sus aliados, tiene efectos muy negativos sobre las relaciones económicas exteriores del país, como quedó demostrado en la reciente multa impuesta al banco francés BNP Paribas. Cuando Cuba está intentando expandir la inversión extranjera en su economía, las sanciones impuestas a entidades financieras en Europa y otras regiones por llevar a cabo operaciones con “Estados promotores del terrorismo”, categoría en la cual Washington mantiene a Cuba arbitrariamente y contra toda lógica, no puede sino introducir un elemento adicional de riesgo para cualquier actor interesado en participar de la economía cubana. Para la actualización de su política internacional, La Habana cuenta con varios activos no deleznables. Gracias a su decidido apoyo a las luchas anticoloniales y antiracistas en el Tercer Mundo en el pasado y su actual proyección como principal proveedor de cooperación Sur-Sur en cuestiones vitales como la salud pública, el gobierno cubano cuenta con un capital político sustancial para buscar nuevas colaboraciones. Esto se demostró en diciembre de 2013, cuando Raúl Castro fue uno de los pocos jefes de Estado invitados por el gobierno de Suráfrica a pronunciar un elogio a Nelson SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2014

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Mandela durante sus honras fúnebres en Johanesburgo. En esa ocasión, los presidentes de Cuba y EE UU se estrecharon las manos, algo que no sucedía desde que Fidel Castro y Bill Clinton lo hicieran hace 14 años en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas en Nueva York. La capacidad del gobierno cubano como interlocutor y mediador en materias conflictivas es más evidente en América Latina y el Caribe. No solo Raúl Castro fue electo para suceder a Sebastián Piñera como presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) en 2013, organizando la cumbre de esa institución regional en La Habana en enero de 2014, sino que en esa reunión se adoptó, por iniciativa cubana, una declaración estableciendo la región como Zona de Paz. Para subrayar ese hecho, la diplomacia cubana participa junto a la noruega en la promoción de conversaciones entre el gobierno colombiano y los grupos guerrilleros de ese país, que hasta ahora han dado resultados favorables. Otro hecho reciente, que demuestra los beneficios que el actual entorno multipolar tiene para Cuba, han sido las visitas de los presidentes de Rusia y China, y la presencia de Raúl Castro en la Cumbre entre Brasil, China y el cuarteto rector de la Celac (Costa Rica, Cuba, Ecuador y San Vicente y las Granadinas), celebrada en Brasilia inmediatamente después de la Cumbre del bloque Brics en Fortaleza, Brasil. El comienzo de negociaciones con la Unión Europea para el establecimiento de un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación es otro síntoma de avance, pues es la primera vez en 25 años que ambas partes cruzan este umbral después de los fracasos de 1995-96 y 2001-03. No obstante, el desafío más importante que tiene la política exterior cubana es cómo traducir estos créditos políticos en beneficios económicos tangibles en función de “la actualización del modelo”. En este sentido, desde el punto de vista internacional, el objetivo más significativo es diversificar las relaciones en materia de comercio, inversiones, cooperación y turismo, a fin de evitar o disminuir la dependencia en uno solo o en un pequeño número de socios externos, una debilidad estructural tradicional de la economía cubana. Las sanciones norteamericanas, tanto las derivadas de la propia legislación que las codificó en 1992 y 1996, a través de las Leyes Torricelli y Helms-Burton, como las que tienen que ver con la clasificación de Cuba como “Estado promotor del terrorismo”, continúan siendo un obstáculo en lo económico, comercial y financiero. Aunque se han levantado voces en EE UU demandando su eliminación, es poco probable que suceda a corto plazo. El gobierno cubano, en el debate interno acerca de las medidas económicas, 72

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Raúl Castro con Xi Jinping en su primera visita a China (Pekín, 6 de julio de 2012). GETTY

ha disminuido una tendencia anterior que pretendía atribuir todos los males presentes a lo que ha llamado persistentemente “bloqueo”. Igualmente, en su acción exterior, sin dejar de denunciar la injusticia de estas sanciones, el énfasis ahora está en la apertura económica. Para que la política exterior cubana continúe desarrollándose en términos generalmente positivos, es fundamental que tengan éxito las reformas económicas en curso, algo que en este momento no parece muy evidente. No hay duda que, dado el comportamiento de la economía, los cambios tienen inevitablemente que ser radicales y quizá deban acelerarse. En todo caso, todavía no aparecen claramente los resultados buscados, si se juzgan a partir de los más recientes datos de crecimiento del PIB, según se revelara en junio de este año. De ahí la frase del presidente en una de las más recientes reuniones del consejo de ministros, en el sentido de que no se puede permitir que los problemas abrumen al liderazgo en su voluntad de continuar introduciendo cambios.

América Latina y el Caribe Las relaciones con América Latina y el Caribe se han convertido en un asunto de alta prioridad para el gobierno cubano. Ello tiene que ver con dos tendenSEPTIEMBRE / OCTUBRE 2014

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cias que marcan la historia reciente de la región. En primer lugar, lo que algunos especialistas han dado en llamar la “ola rosada”. Han surgido en la región gobiernos que se proclaman abiertos seguidores de la Revolución Cubana, como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua o simpatizantes de la misma como Brasil y Argentina. Una segunda tendencia es la creciente autonomía de los gobiernos de la región con respecto a la potencia dominante tradicional, EE UU. Esto se refleja en un renovado auge de los proyectos de regionalización e integración que se presentan como alternativa al tradicional orden panamericano que Washington logró promover y consolidar a través de la Organización de Estados Americanos (OEA) durante la guerra fría. Una de las manifestaciones más claras de esta corriente ha sido la progresiva normalización de las relaciones con Cuba, y en la decisión de que el presidente cubano debe ser invitado a la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en Panamá en abril de 2015 con la participación de EE UU y Canadá. Estas dos tendencias han permitido a Cuba estructurar sus nuevas relaciones con América Latina y el Caribe sobre dos pilares, el regional y el bilateral. El primero sirve de marco para muchas de las acciones de cooperación que se han establecido en lo bilateral y subrayan la legitimidad de la presencia cubana en su contexto regional. De hecho muchos observadores apuntan al papel mediador de La Habana y al presidente Castro en momentos clave de la construcción de la región como actor político, notablemente durante la cumbre fundadora de la Celac en Cancún en 2011. Los acuerdos regionales multilaterales más importantes de los que Cuba forma parte son, además de la Celac, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Petrocaribe, la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), el Banco del Sur o el Convenio Andrés Bello (este último particularmente importante en materia de educación). Por otra parte, Cuba tiene acuerdos de asociación con instituciones de integración de la región de las que no es formalmente miembro como la Comunidad del Caribe (Caricom, en inglés) o el Mercado Común del Sur (Mercosur). Una institución internacional de la que Cuba es miembro y a través de la cual se canaliza la cooperación es la Organización Panamericana de la Salud (OPS), vinculada con la Organización Mundial de la Salud, pero también con el sistema interamericano que regenta la OEA. Sin embargo, en este terreno hay asignaturas pendientes, como el tipo de relación que se pueda establecer con la Corporación Andina de Fomento (CAF), uno de los bancos regionales más significativos, o si se materializa la 74

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asistencia de Cuba a la Cumbre de las Américas el año próximo en Panamá, lo que podría abrir una pequeña ventana institucional de relación con la OEA, que sirve de secretaría para este cónclave cimero. En materia bilateral, el peso fundamental de las relaciones se lleva a cabo a través de convenios marcos de cooperación, aunque estos mecanismos institucionales no siempre funcionan con la efectividad que deberían. El más importante y significativo es el desarrollado con Venezuela durante más de una década, fundamentado en la alianza política entre ambos gobiernos. A través de ese acuerdo se han Después de Venezuela, estructurado el comercio, las inversiones y la cooperación. El Brasil es el segundo núcleo duro de este convenio es, por supuesto, el intercambio de socio comercial regional. cooperación en salud, deporte y El proyecto estratégico educación, por productos petroleros y sus derivados. Esta coope- de la relación con Cuba ración no puede ser aislada de los es el puerto de Mariel acuerdos que unen a los dos países a través del ALBA o Petrocaribe. También existen proyectos de coinversión, entre ellos una refinería en Cienfuegos, a través de la cual ambos comercializan derivados del petróleo en América Central. Venezuela es no solo el principal socio comercial de Cuba con un 44 por cien del volumen total, sino también el primer mercado para el principal producto de exportación, los servicios médicos, que superan al turismo por su impacto en el sector externo de la economía cubana. La segunda colaboración más importante es la que mantiene con Brasil, que surge de una serie de convenios bilaterales a nivel de gobierno o de instituciones. El proyecto estratégico de esta relación, las dos inversiones en el puerto de Mariel, la terminal de contenedores y la Zona Especial de Desarrollo (ZED), surgió de la concentración de líneas de crédito anuales por cinco años que Brasilia otorgó a los exportadores nacionales para estimular los intercambios. A ello se ha añadido en fecha reciente el acuerdo para el suministro de servicios médicos cubanos, que es hoy el segundo más importante después del proyecto con Venezuela. Se trata de un acuerdo trilateral entre ambos gobiernos y la OPS. Paralelamente, existe también una línea de cooperación en materia agropecuaria y de suministro de alimentos que abarcan créditos para coinversiones en este sector cubano. SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2014

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Para Cuba la cooperación con Brasil es de la máxima importancia. La terminal de contenedores y Zona de Desarrollo Especial de Mariel, en las cuales tiene interés no solo el gobierno sino el sector privado brasileño, facilita la inserción de Cuba en las cadenas internacionales de producción y comercio, y representa la medida más estimulante para el fomento de la inversión extranjera con potencialidades en la industria farmacéutica, automotriz, de envases y otras. La terminal de contenedores puede convertirse en uno de los nudos clave de transporte en la región del Caribe, en una etapa post Panamax.1 Asimismo, existen negociaciones con Ecuador para expandir la cooperación a través del convenio marco existente. Con Bolivia se está pasando la cooperación médica y educativa no compensada para que sea compensada por el Estado plurinacional. También son importantes los acuerdos firmados con México durante la reciente visita a Cuba del presidente Enrique Peña Nieto. La cooperación con Argentina y Nicaragua transita por acuerdos marcos de cooperación. Desde hace tiempo Cuba ofrece cooperación médica, deportiva y educacional a los países del Caribe a través de los acuerdos con Caricom y los gobiernos individuales, lo cual facilita la importante relación con ese bloque subregional.

China y Rusia China y Rusia son las dos potencias globales más importantes contestatarias de un orden mundial dominado por Estados Unidos y sus aliados. El auge económico de la primera y geopolítico y militar de la segunda han sido favorables a los intereses de La Habana en su conflicto con Washington. Con Pekín y Moscú existen antecedentes favorables al desarrollo de una relación más estrecha tanto en lo económico como en lo político. Por otra parte, ninguna de las dos potencias ha sido reticente a expandir su influencia en América Latina y Caribe, para lo cual sus buenas relaciones con Cuba son una fortaleza. Cuba y China comparten modelos económicos similares. El gigante asiático se ha convertido en el segundo socio comercial de la Isla, lo que se ha visto impulsado por la implementación de varias líneas de crédito comercial. Existe una coincidencia política significativa con Pekín tanto en lo que respecta a la construcción de un socialismo de mercado, a pesar de que Cuba marcha todavía a la zaga, y en la estructura unipartidista de sus instituciones de gobierno. Existen potencialidades de cooperación en varios 1. Panamax se refiere al tamaño máximo de los barcos para ajustarse a las dimensiones de las esclusas del canal de Panamá. 76

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sectores industriales que el gobierno cubano ha priorizado, como la industria farmacéutica y automotriz. Por otra parte, varias compañías chinas están participando en el desarrollo de la prospección y producción petrolera cubana. Al mismo tiempo, hay una colaboración cultural importante que tiene su máxima expresión en el estudio del idioma español por jóvenes chinos en Cuba y del chino por jóvenes cubanos en China. Los intercambios políticos al máximo nivel son usuales y confirman las coincidencias entre ambos liderazgos. Probablemente esta sea una de las relaciones estratégicas más estables a las que Cuba puede aspirar. Por su parte, Moscú ha expresado un creciente interés en desarrollar las relaciones en todos los terrenos. Ambos países pueden aprovechar los beneficios de la estrecha relación que tuvieron en la época soviética. Existe en Cuba un amplio parque de instalaciones y maquinarias rusas, así como centenares de profesionales cubanos que recibieron formación en universidades rusas. No puede olvidarse que el armamento de las fuerzas armadas cubanas sigue siendo de origen ruso, lo cual fortalece las relaciones militares y de seguridad. La condonación del 90 por cien de la deuda cubana fue un gesto de buena voluntad bien apreciado en Cuba y abrió el camino para ampliar la colaboración. Durante la reciente visita de Vladimir Putin a La Habana se firmaron 10 acuerdos, entre ellos uno muy importante en materia de prospección petrolera. Rusia puede convertirse, junto a China, en el otro aliado estratégico.

Los aliados de EE UU: Canadá, la Unión Europea y Japón En el gobierno cubano han existido posiciones ambiguas hacia los aliados de EE UU. Por un lado, se ha buscado establecer relaciones económicas y comerciales que contribuyan a neutralizar los efectos de las sanciones económicas de Washington. Por otro, en ocasiones se ha sido suspicaz en cuanto a los objetivos de los aliados, que en muchas ocasiones son percibidos en Cuba como la cara suave del proyecto estadounidense de “cambio de régimen”. Esto ha afectado en muchas ocasiones las relaciones con la Unión Europea que, al adoptar la Posición Común en 1996 y nuevas sanciones en 2003, ha proyectado precisamente esa imagen. En este contexto, llama la atención la estabilidad favorable a ambas partes que presenta la relación entre Cuba y Canadá, a pesar de ser este el vecino más cercano y uno de los aliados más seguros de EE UU. Canadá es el primer suministrador de turismo a Cuba, el tercer socio comercial, el segundo por la SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2014

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importancia y envergadura de sus inversiones, y el segundo por el volumen de cooperación oficial en Cuba. Resulta particularmente importante la presencia en la Isla de Sherritt International, la multinacional minera, que se concentró en la industria del níquel en la década de los noventa, pero que se ha expandido hacia el turismo y el petróleo en años recientes. Las buenas relaciones cubano-canadienses se han mantenido a pesar de los cambios de gobierno en Ottawa y han sobrevivido a varios momentos irritantes. Para el gobierno conservador del primer ministro canadiense, Stephen Harper, al igual que para otras potencias Médicos y profesionales medias con interés en América Latina y el Caribe, la relación con de la salud cubanos Cuba es importante. están presentes en En cuanto a las relaciones con la UE, presentan una marcada todos los continentes, tendencia positiva a partir de desde Suráfrica a Catar 2008. Desde que se establecieron en 1989, las relaciones entre o las islas del Pacífico Bruselas y La Habana han pasado por varias etapas de crisis (1991, 1995-97, 2003). La adopción de la Posición Común en 1996 y las sanciones acordadas por la UE en 2003 parecieron condenar las mismas a un permanente atolladero. Sin embargo, el bloque europeo sigue teniendo una gran importancia para las relaciones económicas exteriores de Cuba. Actualmente, la Unión es el segundo socio comercial, el primer suministrador de inversión extranjera directa y de cooperación para el desarrollo, así como el tercer cliente turístico. En la esfera bilateral, se han firmado 18 acuerdos de cooperación y un número similar de convenios de promoción y protección de inversiones con países miembros de la UE. En Cuba operan con éxito grandes empresas europeas, como Pernod Ricard, Sol Meliá y Castrol. Recientemente, ambas partes han iniciado conversaciones para la firma de un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, que estuvieron a punto de comenzar en 1995 y 2003. El hecho de que estas negociaciones hayan comenzado demuestra que, tanto en Bruselas como en La Habana, está primando el pragmatismo y la voluntad de dotar a unas relaciones significativas en el plano económico y comercial de un instrumento legal que las facilite y encauce. En el gobierno cubano prevalece una visión realista acerca de las relaciones con la UE, ya que en muchos asuntos los europeos marcan diferencias con respecto a EE UU. 78

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Aunque no tiene la importancia de Canadá o la UE, Japón continúa siendo un socio significativo de Cuba en materia económica, y su embajada en La Habana se esfuerza por impulsar los nexos comerciales y culturales.

Países en desarrollo clave No cabe duda de la importancia que La Habana otorga a sus relaciones con países en desarrollo. La proyección internacional cubana debe mucho al activismo dentro del Movimiento de Países No Alineados y la cooperación SurSur en materia de salud pública. Médicos y profesionales de la salud cubanos están presentes en todos los continentes, desde Suráfrica hasta las islas del Pacífico, incluyendo países de Oriente Próximo como Catar. Mención especial merece la relación con Vietnam, Angola e Irán, no solo por su peso económico, sino por la contribución que hacen a la diversificación de las relaciones comerciales cubanas, aun cuando los intercambios son modestos.

Estados Unidos La inexistencia de vínculos diplomáticos regulares con Washington no significa que la búsqueda de relaciones normales con EE UU no sea una prioridad para Cuba. El propio Raúl Castro subrayó a finales de 2013 que aspira a lograr una “relación más civilizada” basada en el respeto mutuo. En una reciente reorganización de la cancillería cubana, la atención al vecino del norte fue elevada a la categoría de dirección general, nivel que solo se le otorga en el plano bilateral a América Latina y el Caribe. Visto el hecho de que ninguno de los dos países puede escapar a los factores geopolíticos e históricos más importantes que condicionan sus relaciones –cercanía geográfica, asimetría geopolítica, historia controvertida de dominación versus lucha por la autonomía– la parte cubana ha mantenido hacia EE UU una política con tres vertientes. En primer lugar, buscar una normalización de las relaciones ofreciendo negociar el conflicto histórico sobre bases de igualdad. Raúl Castro ha subrayado que ningún asunto está excluido de eventuales conversaciones (incluyendo democracia y derechos humanos), aunque solo algunos serían objeto de negociación (sanciones económicas, compensación por la nacionalización de propiedades, la devolución de la base naval de Guantánamo, etcétera). En segundo lugar, resistir toda imposición sobre la base de desigualdad, presiones económicas e irrespeto por la soberanía cubana. Y tercero, desafiar a EE UU cuando las SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2014

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circunstancias así lo han aconsejado como fue el apoyo a los movimientos revolucionarias en África y Centroamérica en las décadas de los setenta y ochenta. Hoy Cuba prácticamente ha abandonado la tercera vertiente y enfatizado las dos primeras. Desde 2008, bajo la administración de Barack Obama se han producido algunas variaciones de carácter positivo en la política hacia Cuba (bajó el nivel de la retórica, abandono de los aspectos más odiosos de las medidas adoptadas por George W. Bush en 2003, ampliación de las licencias para que ciudadanos cubano-americanos y estadounidenses viajen a Cuba, reinicio de los contactos diplomáticos previstos en los acuerdos migratorios de 1994-95). La esencia de la política sigue siendo la misma: el objetivo es el “cambio de régimen”, aplicar medidas punitivas que agudicen la difícil situación económica cubana y promover el descontento a través de proyectos como el recientemente revelado Zunzuneo. Hay un alto grado de ambigüedad en la posición actual de Washington. Por un lado, se mantienen acciones de cooperación calificadas de beneficiosas en materia de seguridad (inmigración, lucha contra el narcotráfico, protección del medio ambiente, enfrentamiento a desastres naturales como huracanes). Por otro, el conjunto de sanciones económicas, comerciales y financieras –que el gobierno cubano y Naciones Unidas califican de “bloqueo” y el estadounidense de “embargo”– se mantiene y a veces se incrementa, como en el ya citado caso del banco PNB Paribas. La problemática en las relaciones entre Cuba y EE UU es amplia, compleja y trasciende lo meramente bilateral entre ambos gobiernos. Tiene una dimensión internacional que se manifiesta de manera concreta e inmediata en las demandas latinoamericanas y caribeñas de que Washington cambie su política hacia Cuba. Y tiene una dimensión interna en ambos países: un sector minoritario pero poderoso en el Congreso de EE UU se opone a cualquier cambio hacia la normalización; y una parte importante del liderazgo y la ciudadanía cubana miran con aprensión la posibilidad de que, en condiciones de normalización, la asimetría entre ambos países provoque una vuelta al pasado, donde Cuba pierda de nuevo su soberanía e independencia. El nudo central de este conflicto está, por supuesto, en la posición de EE UU de negarse a aceptar la legitimidad del gobierno cubano, a contrapelo de lo que practica el resto de la comunidad internacional, y el mantenimiento de sanciones, unilaterales e ilegales, según la ONU. Modificar esta política es difícil porque debido a las leyes Torricelli y Helms-Burton, se trata de una política de Estado, que solo el Congreso puede modificar. 80

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Recientes estudios de opinión nacionales y locales han demostrado que la mayoría de los estadounidenses, los cubano-americanos en particular, apoyan el levantamiento de las sanciones y la normalización de relaciones. Por otra parte, significativas organizaciones y miembros individuales de las élites han reclamado un cambio de política. Entre estos últimos se incluyen personalidades cubano-americanas relevantes que en el pasado apoyaron el embargo. Es interesante subrayar que tanto el gobierno cubano mediante su reforma migratoria de 2013 como el de EE UU en sus medidas de flexibilización de contactos entre ambas No es descartable que sociedades de 2009 y 2013, han dado pasos que hacen más porosa antes de que termine el las relaciones de pueblo a pueblo. Hoy no es raro encontrarse en La segundo mandato de Habana con niños cubano-ameriObama se produzcan canos enviados de vacaciones por sus padres y, a la inversa, niños nuevos avances en las cubanos viajando a Miami para los relaciones con Cuba meses de julio y agosto. El presidente Obama ganó las elecciones en Florida en 2008 y 2012 sobre la base de una plataforma más moderada con respecto a Cuba, con lo que ha demostrado que se puede triunfar en ese Estado sin ser “duros” en la política y el discurso hacia la Isla. Sin embargo, ha sido reticente a dar pasos en tres cuestiones que parecen ser los obstáculos más inmediatos y que dependen solo de acciones ejecutivas, sin aprobación del Congreso: retirar a Cuba de la lista de Estados promotores del terrorismo; aceptar la incorporación de Cuba al proceso de cumbres de las Américas cuya próxima ocasión será en abril de 2015 en Panamá; y llevar a cabo con el gobierno cubano un intercambio de prisioneros como el que hizo recientemente, que resultó en la liberación de cinco altos jefes de Al Qaeda presos en Guantánamo. El gobierno cubano ha dado claras señales de estar dispuesto a acomodar intereses estadounidenses específicos, sucedió en el caso de Edward Snowden, en el que La Habana evitó verse involucrada en las gestiones para su asilo político en América Latina y el Caribe. De mantenerse las tendencias actuales, no es descartable que antes de que termine el segundo mandato de Obama, se produzcan nuevos pasos tentativos de mejora en los asuntos más inmediatos. El propio presidente ha dicho que la política hacia Cuba debe ser “actualizada”, paradójicamente utilizando el mismo término SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2014

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que usa su homólogo cubano para conducir un proceso de reformas de gran calado. Y ya sabemos que destacados políticos estadounidenses, desde el aspirante a gobernador de Florida, Charlie Crist, hasta la más probable candidata a la presidencia del Partido Demócrata, Hillary Clinton, han manifestado públicamente su oposición a la política actual.

Una actualización exterior Al igual que el gobierno cubano ha llevado a cabo una “actualización del modelo económico”, su política exterior está siendo renovada de manera realista y pragmática, más discretamente y con menos visibilidad. Esta actualización pasa por prioridades que tienen que ver con la explotación del capital político acumulado en función de los objetivos económicos: estímulo a la inversión extranjera y reducción de la dependencia en unos pocos socios comerciales. Como casi siempre, se trata de conjugar en una fórmula equilibrada intereses y valores. El entorno político global lo favorece. Sin embargo, el desafío es sobre todo económico y pasa porque se perciba internacionalmente que el proceso de reformas está funcionando. Para ello, Cuba cuenta con aliados importantes en América Latina y el Caribe, China y Rusia como grandes potencias contestatarias, y países en desarrollo claves. Mantener y desarrollar las relaciones económicas y políticas con aliados fundamentales de EE UU, como la UE y Canadá, es una prioridad importante, sobre todo teniendo en cuenta el peso de estos en la economía cubana. Aunque no se puede ser muy optimista en cuanto a EE UU, las tendencias marchan en dirección a una paulatina mejora, que podría tomar mayor impulso a finales del segundo mandato de Obama. El gobierno cubano, de forma realista, no está apostando por una normalización inmediata, pero está dispuesto a buscar fórmulas que le permitan restablecer las relaciones económicas con un país que es su mercado natural.

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