INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL CASTILLO DE JIMENA DE LA FRONTERA. FASE II (2003). ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA (E.P.)

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Descripción

INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL CASTILLO DE JIMENA DE LA FRONTERA. FASE II (2003). Tabales Rodríguez ,M.A., Pajuelo Sáez, J.M., Utrera Burgal R.M.

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Resumen: El presente artículo tiene por objeto presentar los resultados de la Segunda Campaña de estudios arqueológicos en el Castillo de Jimena de la Frontera. Estos se han centrado en la excavación total, limpieza y puesta en valor del foso de la Alcazaba, obteniéndose una secuencia diacrónica de las distintas fases de ocupación-colmatación que lo han afectado. Además de la intervención en el foso, se ha planteado un corte, en el límite oriental del mismo, cuyos resultados vienen de nuevo a confirmar la secuencia cronológica del yacimiento desde la protohistoria hasta la actualidad.

Abstract: This article aims to present the results of the Second Campaign of archaeological studies in the Castle of Jimena de la Frontera. These have focused on the total excavation, cleaning and enhancement of the moat of the fortress, giving a diachronic sequence of the different phases of occupation- sedimentation that have affected. Apart from interventions in the pit, has set a cut, on the eastern edge of the same, the results come back to confirm the timing of the site from protohistoric to the present.

1. OBJETO. Presentamos los resultados de la segunda campaña de intervención arqueológica de apoyo a la restauración1 en el castillo de Jimena de la Frontera que se ha centrado en la excavación del foso de la alcazaba. La decisión de realizar esta actuación surgió tras los resultados de los trabajos de la primera campaña arqueológica del año 20022, en la que se planteó un sondeo delante de la muralla exterior del alcázar de la fortaleza. Es entonces cuando realmente se hace efectiva la existencia de un foso en el castillo, ya que hasta esa fecha, la imagen del lugar donde se situaba, era la de una amplia explanada. Existían referencias escritas anteriores a la ubicación de dicho elemento en la fortaleza, así cuando se narra la primera toma de Jimena por manos cristianas en el año 1431, algunos cronistas narran que los asaltantes debieron salvar el foso3. Igualmente José Regueira, señala en su publicación sobre el castillo que este tenía, al parecer un ancho foso4. En el sondeo practicado (de unos 15x2 metros), se localizó el muro de la contraescarpa confirmándose la existencia del mismo, igualmente se documentaron niveles desde los siglos I y II d.C., en concreto una cisterna romana cortada posteriormente por la construcción del foso.

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Fig.1. Localización y vista previa de la intervención.

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2. ANTECEDENTES

HISTÓRICOS-ARQUEOLÓGICOS.

El término municipal de Jimena de la Frontera, es muy rico en cuanto a yacimientos arqueológicos se refiere. Con respecto al castillo, la prolongada ocupación del cerro en el que se ubica, queda atestiguada muy inicialmente por las pinturas rupestres localizadas en las “Cuevas de la Chinchilla”, al sur del castillo, algunas de ellas desaparecidas hoy día. En la actuación arqueológica realizada en el año 2002 se documentaron materiales protohistóricos y de los siglos V al III a.C., ya dentro del horizonte turdetano. Son muy significativas las monedas bilingües fechadas entre el 47 y 44 a.C. localizadas en el castillo, en cuya leyenda se puede leer el término Oba en latín y en alfabeto libio-fenicio, lo que indicaría un posible transvase poblacional del norte de África al sur de la Península Ibérica. Tras la conquista romana, el nombre del municipio se latiniza pasando a denominarse Respublica Obensis. Goza de derecho latino bajo el gobierno de Vespasiano. La presencia romana queda significativamente atestiguada en el cerro del castillo, con la localización de inscripciones reutilizadas en época islámica como material constructivo y con elementos urbanísticos tan importantes como el amurallamiento de esta época o el basamento que sirve de cimentación para un templo romano en el acceso occidental a la “acrópolis” de la ciudad. Al igual que el resto del imperio romano la ciudad sufre un deterioro y un progresivo abandono hasta que al final de la antigüedad tardía, como otros muchos núcleos urbanos, parece desaparecer sin dejar más rastros que la monumentalidad de sus construcciones convertidas en canteras y refugio de animales y pastores. La primera referencia escrita en época islámica de Jimena la tenemos en el año 1293, en la que se menciona el castillo de Ximena en un texto en el que se expone la entrega de algunas poblaciones y castillos al rey nazarí de Granada por parte del sultán merinita Abu Jacub5. Los testimonios arqueológicos de la zona quedan bien atestiguados en construcciones tan significativas de estos momentos como la puerta de la torre del Reloj o el aljibe almohade. En los avatares de las guerras de frontera, Jimena tras un golpe de mano afortunado cae en poder cristiano y en él permanece durante veinte años, de 1431 a 1451, esta conquista fue tan celebrada que se recoge en varias crónicas de la época, no en vano es la puerta de Ronda y finalmente de Córdoba.

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En 1451 vuelve a pasar la fortaleza a manos islámicas hasta que en 1456 se produce la rendición definitiva a las huestes castellanas. Tras la toma de Granada y siguiendo la rutina habitual de matrimonios y mayorazgos la ciudad termina perteneciendo al señorío de los Medina-Sidonia desde 14686, hasta época reciente. A partir de época moderna y de forma progresiva se produce un abandono de la población del cerro del castillo para instalarse en la zona oriental, fuera de las murallas del castillo, que se hacen por otro lado, poco a poco innecesarias, tras la conquista. Durante la Guerra de la Independencia, el castillo vuelve a ser protagonista, al realizarse una gran obra de refortificación para guarecer el lugar, ordenada por el general Ballesteros, conformando el aspecto actual de la fortaleza. Tras este episodio, el castillo continúa su deterioro y abandono hasta nuestros días. Si bien se puede considerar la explanada del castillo como la Acrópolis de la ciudad romana y origen del recinto amurallado posterior, no es menos cierto que él aspecto medieval es el que configura hasta el siglo XIX el aspecto de la fortaleza y que se intenta recuperar durante la Guerra de Independencia con su funcionalidad poliorcética readaptada para usarla contra las tropas gabachas por su cercanía a Gibraltar y ser un nudo de comunicaciones muy importante entre Andalucía occidental y oriental.

3. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA. La actuación arqueológica se centró en dos trabajos: -

La excavación del foso del castillo, documentando todo el proceso de colmatación del mismo.

-

La realización de un sondeo en la zona oriental denominado corte I.

3.1. EL FOSO. El foso se localiza delante de la muralla exterior septentrional del alcázar de la fortaleza, y se encuentra limitado al este por una torre albarrana y al sur por la muralla occidental del castillo. Como hemos indicado anteriormente, el foso antes de la intervención, se hallaba plenamente colmatado en toda su longitud, excepto el sondeo realizado durante la actuación arqueológica del año 2002.

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Etapa I. Construcción del foso. El foso del castillo de Jimena mide casi unos 43 m. de largo con una anchura máxima de 6,6 m. y una altura en algunos tramos de 6,75 m. Se puede decir que tiene dos tramos, al igual que el lienzo exterior de la alcazaba, al que es paralelo. Estos tramos, como los lienzos, no miden lo mismo, siendo la zona oriental más larga que la occidental, así mismo los límites este y oeste del foso estaban constituidos por las murallas exteriores de la fortaleza, aunque la obra de fortificación realizada durante la Guerra de la Independencia nos impide observar el trazado original en el extremo oriental, ya que sobre la estructura se construyó una torre albarrana. La cava se haya excavada en la roca natural arenisca y tanto la escarpa como la contraescarpa han sido talladas en el geológico con una sección en V.

Fig.1. Imagen de la zona oriental del foso del castillo de Jimena de la Frontera.

En la parte inferior se talló un pequeño canal o refosete para facilitar las labores de limpieza7 y en el que se disponen dos pequeños orificios, uno en la zona oriental y otro en la occidental que canalizan las aguas desviándolas hacia una fisura en la roca natural que hace las veces de desagüe conduciéndola hacia los niveles freáticos.

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Fig.2y 3. Vista de la zona occidental del foso y detalle de una de las fisuras del foso.

Fig.4 y 5. Alzado del foso y poterna occidental.

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La planificación del proceso constructivo queda patente en la excavación del refosete con una acusada pendiente que conduce el agua hacia esas fisuras de forma que la estructura se podía mantener seca, limpia y sin apenas labores de mantenimiento. Además se complementaba con la construcción de una poterna en la zona occidental del lienzo de la escarpa, que evacuaba los vertidos del interior del alcázar al foso y que también se hallaba excavada en la roca natural, apreciándose aún las huellas de la escorrentía que recorrería el vertido hasta el refosete. El foso es más profundo en la zona oriental que en la occidental, que se encuentra a cotas más altas. Los dos muros que actualmente constituyen el acceso a la alcazaba son en su mayor parte de época contemporánea aunque descansan sobre lienzos preexistentes de mampostería irregular fechados entre los siglos XII y XIV8. La escarpa del foso se inicia bajo estos dos muros. En la zona occidental la roca de la escarpa fue acondicionada, nivelándola, para que sirviera de cimientos pétreos a estos lienzos que constituían la primera línea de muralla, sin embargo esta preparación no se aprecia en la zona oriental donde el muro se va adaptando a la sinuosidad de la roca. La roca madre de la zona es relativamente fácil de trabajar, aunque tanto en la escarpa como en la contraescarpa existían numerosas grietas o fisuras naturales que hacían más accesible el foso, por lo que hubo que cubrirlos con revestimientos de piedra caliza y mortero realizados en su mayor parte, con hiladas regularizadas (Fig.5).

Fig. 5. Imagen de uno de los revestimientos del foso. 8

Hay dos zonas dónde, sin embargo, más que un parche o revestimiento se construye un muro ataludado a base de mampostería de piedra. El más grande de estos refuerzos se corresponde con la necesidad de obstruir el hueco de la cisterna romana documentada durante la intervención del año 2002; el otro es el límite de la zona oriental, dónde la cota de la roca natural es más baja por lo que se debió elevar la contraescarpa. El acceso a la alcazaba a través del foso se ubicaba en la zona central de los dos tramos, justo donde se encontraba la puerta original. Debido a que los dos tramos de muralla y por tanto, del foso no están alineados (el oriental está más adelantado que el occidental), la obra para realizar la entrada debía salvar el quiebro entre ambas zonas, para lo que se construyeron dos embocaduras de planta troncocónica y perpendiculares al foso que permitirían el acceso a la alcazaba a través de un puente retráctil. En la escarpa se talló la roca natural arenisca reforzándose con un muro de piedra caliza a modo de parche, que tenía la misma pendiente del foso y que se encontraba alineado con el tramo del lienzo exterior occidental de la alcazaba. Actualmente esta parte del acceso es más difícil de observar ya que fue modificado en época posterior. En la contraescarpa, la parte occidental está trabajada sobre el arenisco y forma un saliente, sin embargo en la parte oriental el quiebro entre las dos zonas se salva con un lienzo de piedra caliza amalgamado con mortero de cal muy resistente y enfoscado al exterior.La parte inferior de este enfoscado se ha conservado en buenas condiciones. La regularidad del lienzo se puede observar en la disposición ordenada de los mechinales, al igual que en el foso de Algeciras, éste muro sería el revestimiento de mampostería por hiladas, de un núcleo de cal y canto9. Está colocado sobre una zapata tallada en la misma roca que se eleva sobre el nivel del refosete en la zona oriental, aunque se encuentra a la misma cota que la occidental, salvando así la distinta altura del foso entre la zona occidental, más alta y la oriental, más baja. Todo ello ayudaría a crear un salto de agua que se llevaría buena parte de los vertidos acumulados bajo la poterna en el área occidental. Sobre esta embocadura se colocaron los pavimentos originales de acceso a la Alcazaba, algunos de los cuales se hallaban in situ. Estos elementos funcionarían como durmientes sobre los que se colocaría un puente retráctil que salvaría el vacío del foso, aunque por la similitud de este foso con el de Algeciras (sección en V, refosete, muros

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Fig.6. Lienzo del durmiente en la contraescarpa del foso

Fig.7. Vista de la cava oriental. Al frente se aprecia el durmiente de la contraescarpa y a la derecha la cisterna de época romana seccionada por la construcción del foso.

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de mampostería regularizadas) no podemos descartar que existiera un puente de acceso similar, estático que, apoyándose sobre las embocaduras, salvara el foso permitiendo un acceso fácil. No hay que olvidar que al fin y al cabo se trataba del punto de entrada al último recinto de defensa de la fortaleza. La regularidad de los forros del foso, de los muros del durmiente y del extremo oriental de la contraescarpa nos indica que todos forman parte del mismo proceso constructivo. El foso estaba delimitado al norte por un muro de mampuesto que hacía las veces de parapeto del foso y, posiblemente, lo elevaba en aquellas zonas donde la roca natural estaba más baja, ya fuera por razones naturales o antrópicas, como en el caso de la cisterna. Ejemplos los hallamos tanto en la zona oriental como en la occidental. Al noreste del foso y sirviendo de cimentación a la torre albarrana o de flanqueo construida en el siglo XIX, se han documentado las cimentaciones de tres muros unidos por sus esquinas en forma de U10, formando parte de una estructura cuadrada o rectangular (Fig.8). Están realizadas a base de piedras calizas trabajadas y unidas con argamasa, destruidas a nivel de cimentación y cubiertas por el derrumbe parcial del lienzo oriental de la muralla del castillo. Su situación, paralela al foso, y sus características nos hacen pensar que se trate de algún tipo de estructura defensiva relacionada con el foso aunque es muy difícil de determinar con los escasos restos conservados11.

TORRE ALBARRANA

ESTRUCTURA MEDIEVAL

FOSO

Fig. 8. Detalle de la zona oriental del foso, dónde se puede observar como la torre contemporánea se cimienta sobre las estructuras murarias medievales (izquierda) y sobre la cava del foso (derecha).

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Fig. 9 y 10. Sección oriental y occidental del foso.

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Etapa II. Colmatación del foso. La amortización del foso comienza en época moderna rellenándose con un potente depósito de color oscuro con gran cantidad de materiales y restos orgánicos (Fig.11). La mayor parte del material se adscribe a los siglos XV-XVI12, aunque podemos encontrar restos descontextualizados de diferentes épocas.

Fig.11. Materiales modernos.

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Los cronistas que relataron la primera conquista de la ciudad citan ya la existencia de un foso durante el asalto de las tropas castellanas en 143113. En 1456 se produce la definitiva conquista de Jimena pero no es hasta la toma de Ronda en 1485 cuando se encuentra por primera vez lejos de la primera línea del frente de la guerra de frontera entre cristianos y musulmanes, finalizando con la caída de Granada en 1492. Progresivamente la villa comienza a crecer fuera del recinto amurallado, en su ubicación actual, de tal forma que incluso el Duque de Medina Sidonia, que detentaba el señorío de Jimena, nombró encargados para dirigir el ensanche de la villa14. Todo esto llevó poco a poco al abandono paulatino del castillo y por tanto del foso, que una vez acabada la guerra de frontera, pierde su razón de ser. Es lógico, por tanto, que no encontremos materiales anteriores a esta época ya que mientras la estructura estuvo en uso, debían realizarse labores de mantenimiento y limpieza que aseguraran su funcionalidad. El resultado fue el abandono paulatino del castillo y por tanto del foso, convirtiéndose el primero en cantera para las construcciones del nuevo pueblo y la cava en zona de huerto bien delimitada. Sin uso y abandonada la fortificación, la colmatación del espacio que estudiamos es más que evidente, pudiendo fecharse sin asomo de dudas el abandono de la misma por la basura que va rellenando el hueco, hoy convertida en material arqueológico de gran importancia.

ETAPA FASE

DESCRIPCIÓN

UNIDADES

CRONOLOGÍA

I

Construcción del foso

Siglos XII-XIV

II

Colmatación

UE-13,UE14, UE-15, UE-26, UE-38, UE-43 UE-11

III

Construcción de un puente estático Obras de fortificación de la Guerra de Independencia Huerta

IV

V

I

V

II

Últimos acondicionamientos y vertidos finales.

UE-25

Siglos XV y XVI A partir del siglo XVI

UE-09,UE-24 1810-12 UE-03

Siglos XIX-XX

UE-02, UE-34

Siglo XX

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Etapa III. Construcción de un puente estático. En época moderna, una vez desaparecida la función primordial del foso como elemento defensivo, se construye un puente estático que sustituye al sistema retráctil medieval y que se cimienta directamente sobre los primeros rellenos de colmatación de la estructura.

Fig.12, 13 y 14, Vista desde arriba del acceso estático creado en época moderna. En la imagen se pueden apreciar los durmientes medievales a los que se adosa. Detalle del acceso estático de época moderna. Se puede observar como se cimenta directamente sobre los rellenos de amortización del foso. Y Sección del acceso.

Se apoya en la roca (zona occidental de la escarpa) y en los durmientes originales del foso situados en la contraescarpa y escarpa, en esta última sin embargo se refuerza la zona oriental con un muro de gran potencia cimentado en la roca natural que

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adelanta y en parte, oculta al original. Con esta obra además se da más amplitud al acceso interior de la alcazaba una vez cruzado el foso. El puente está realizado a base de mampostería de piedra caliza y arenisca y se encuentra desmochado de forma que ha perdido todo el tramo superior, dónde se dispondría el pavimento de acceso a la alcazaba. En la parte inferior se abre un vano adintelado mediante un espeso sillar perpiaño de piedra caliza, que comunicaba la zona oriental del foso con la occidental, separadas desde entonces con esta estructura. La obra debe de encontrarse relacionada con el acondicionamiento interior del alcázar en época moderna, cuando se creó la torre del homenaje (finales del siglo XV e inicios del XVI) atestiguada en la intervención arqueológica del año 200215. En estos momentos este nuevo proceso urbanizador se va a centrar casi exclusivamente en el alcázar. Como testimonio anecdótico en un enfoscado procedente de una reparación moderna del foso cercana a la embocadura UE-26, se encontró un motivo (UE-64) realizado sobre el mortero a través de incisiones cuando este se hallaba fresco. En él se representan de forma separada, cada uno de los aparatos reproductores masculino y femenino Este grafiti se puede considerar de dos maneras bien diferencias: por un lado interpretarlo como la obra de un alarife especialmente imaginativo durante un descanso en su jornada de trabajo o bien darle un significado de profilaxis y protección teniendo una larga tradición enraizable16 con los falos romanos a los que se atribuían cualidades de fertilidad y la abundancia.

Fig.15 y 16. Grafiti de Jimena y falo alado del patio de los naranjos de los Alcázares de Sevilla.

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Etapa IV. Obras de fortificación de la Guerra de Independencia. Un momento importante en la evolución del foso se da en el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, con las obras de fortificación del castillo ordenadas por el general Ballesteros17. Resultado de estas reformas es la imagen actual del castillo de Jimena. Con respecto al foso, los muros de acceso a la alcazaba ya disminuidos en su tamaño original, se reconstruyeron sobre los restos de los lienzos medievales dotándolos de una nueva merlatura fusilera. En la zona oriental se creó una torre de flanqueo adelantada al lienzo, que se cimentó directamente sobre el foso y las estructuras medievales asociadas con él. El aparejo es el mismo que utilizaron en el resto de lienzos: mampostería irregular enripiada con cerámica y ladrillos18. Al norte de esta estructura y paralelo a ella, se construyó un muro de tendencia semicircular a modo de barbacana para su protección. En lo que al foso se refiere, se encuentra prácticamente colmatado en estos momentos y los trabajos se centraron en la creación de una base sólida efectuada con una capa de zahorra de mortero que nivelaba el suelo, sobre la que asentaba un fijo de piedras de mediano tamaño con una inclinación oeste-este, que permitía desaguar por el lienzo oriental de la muralla las aguas pluviales. El nuevo acceso realizado con materiales propios del castillo, ocupa el hueco entre las embocaduras originales apoyándose en ellas de manera que queda encajado perfectamente y mantiene la orientación que tenía. Sustituiría al anterior, posiblemente desaparecido o en muy mal estado adecuándose de este modo a las nuevas necesidades de la época19.

Etapa V. Fase I. Huerta. Una vez finalizada la Guerra de Independencia, la función militar queda obsoleta de modo que el castillo vuelve a la dinámica de lento deterioro, sufrido en varias ocasiones a lo largo de su historia. Nuevamente es utilizado como espacio agrícola y cantera constructiva de la población situada en la ladera oriental de tal forma que se convierte en un huerto familiar al abrigo de los vientos, colmatándose progresivamente durante los siglos siguientes.

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Etapa V. Fase II. Últimos acondicionamientos y vertidos finales. La última obra realizada es la de creación de un nuevo acceso al castillo. Se forma por un muro seco, cerrado por las construcciones del XIX y la embocadura meridional primitiva, rellenando el espacio intermedio con cascote y ripio de pequeño tamaño. Este muro se asienta sobre el suelo del huerto y divide el foso en dos partes diferenciadas, no sabemos sí en dos tramos con diferentes propietarios o dos zonas con diferentes cultivos. La parte occidental se colmata con los vertidos resultantes de la excavación para la construcción del depósito actual de agua, realizado durante los años 1967 al 1971. La oriental, tras dejar de explotarse agrícolamente, se rellena con restos de todo tipo y, últimamente, con el acopio de materiales del propio castillo para usarse en restauraciones futuras.

3.2. CORTE I. El objetivo de este sondeo era excavar la cara norte de este muro para localizar la fosa de cimentación y poder datarlo. En la zona oriental del foso, al estar más baja la roca natural, se construyó un muro de mampostería para recrecer la contraescarpa. Lo más interesante fue la documentación estratigráfica de varios niveles de ocupación del Bronce Final. Ya en la intervención realizada el año 2002, se localizaron estos niveles en la zona oriental del castillo, aunque en ese caso en la ladera bajo las murallas de origen romano20. Estos niveles se asocian a un conjunto de material cerámico en el que cabe destacar algunos fragmentos de cerámica a mano, como un borde de copa con bruñido al exterior o fragmentos del borde de un cuenco lenticular. Junto con la cerámica aparecieron algunos restos óseos en número muy escaso y fragmentado. Todos los materiales se hallaban, en general, en muy mal estado de conservación por la acidez del terreno, en algunas partes arcilloso debido a la proximidad con la roca natural de la zona. Lo más interesante es un pequeño nivel de incendio de apenas 2cm de profundidad, sin que podamos tener una causa clara de su origen. Con respecto al objetivo planteado al realizar el corte, no se documentó la fosa de cimentación ya que ésta no existía de forma que la tierra se cortó en talud, dejando solo el espacio suficiente para colocar el espesor del muro sobre la roca.

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ETAPA FASE I

I

I

II

I

III

II

DESCRIPCIÓN

UNIDADES

Ocupación del Bronce Final Nivel de incendio

UEI-04

Ocupación del Bronce Final Derrumbe del lienzo oriental de la muralla

UEI-02

UEI-03

CRONOLOGÍA VIII-VII? VIII-VII? VIII-VII?

UEI-01 XVI-XIX

Fig.17. Materiales protohistóricos.

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4. SÍNTESIS. La intervención arqueológica ha permitido recuperar el foso del castillo de Jimena dotando de una mayor monumentalidad a los lienzos de la alcazaba y aportando más elementos de interés a la visita de la fortaleza. El trabajo ha revelado una secuencia de ocupación similar a la documentada en el año 200221. Los niveles protohistóricos se han localizado en la zona oriental en un pequeño corte al norte del foso. Con respecto a este último, al estar excavado en la roca natural es imposible documentar una secuencia anterior a su construcción ya que ésta supuso la anulación de la estratigrafía antigua, como es el caso de la cisterna romana hallada en la actuación del año 2002, que quedó seccionada. Sin embargo sí que se han localizados materiales de época romana descontextualizados en los diferentes rellenos de colmatación. La datación del foso queda establecida por la cronología de la muralla original de la alcazaba, edificación norteafricana fechada en los siglos XII al XIV, a la que protege. Ambas construcciones están conectadas, hecho observable sobre todo en el proceso de tallado para asentar el muro occidental exterior de la alcazaba y en la construcción de la poterna. Gracias a las intervenciones arqueológicas efectuadas, en la provincia de Cádiz conocemos este tipo de estructuras defensivas en Algeciras, Medina Sidonia y el Castillo de San Romualdo (San Fernando, Cádiz). Aunque la cronología de todos ellos es distinta22, coinciden en que en todos los casos son de sección en “v” y cavas secas no inundables excavadas en la roca natural de la zona (excepto en Algeciras). En cuanto al foso de Algeciras se trata de una construcción que rodeaba la ciudad. Estaba realizado en calicanto y sillería. El paso conocido al interior de la villa por la puerta de Gibraltar se realizaba a través de un puente, recientemente excavado, y en muy buen estado de conservación23. La falta de materiales contextualizados de la época se debe a que el foso está en uso, y por tanto sometido a labores de mantenimiento y limpieza hasta su abandono progresivo que se inicia desde finales del siglo XV. Sí se han encontrado materiales islámicos, sin embargo, en las colmataciones posteriores. En época moderna y relacionado con un nuevo proceso constructivo realizado exclusivamente en el interior de la alcazaba, se modifica el acceso a ésta con la creación de un puente estático.

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La falta de restos de los siglos XVII y XVIII en los vertidos de amortización está relacionada con las obras de acondicionamiento realizadas durante la Guerra de Independencia, como ocurre en diversos castillos de la provincia de Cádiz. En estos momentos el foso queda anulado, centrándose las reformas en el acondicionamiento del acceso a la antigua alcazaba y sobre todo en la reconstrucción de la fortaleza con la reconstrucción de los muros, creándose incluso una torre adelantada y un antemuro que la protege. Tras este localizado impulso constructivo, la fortaleza se sume en el abandono hasta la actualidad.

Fig.18. Planta completa del foso 21

5. NOTAS. 1

La dirección facultativa de la obra de restauración en esta y en las campañas anteriores ha sido llevada a cabo por el arquitecto Francisco Reina Fernández-Trujillo. 2 TABALES RODRÍGUEZ M.A. ET ALII, “Investigaciones arqueológicas en el castillo de Jimena de la Frontera”, Anuario Arqueológico de Andalucía ,vol 2 (2002). 3 REGUEIRA RAMOS J.; REGUEIRA MAURIZ E.; MENA TORRES Mª A., Jimena y su castillo, Algeciras, 1988, p. 109. 4 REGUEIRA RAMOS J., p.203. 5 BUENO LOZANO, M.(1998) Las dos visitas de Enrique IV, rey de Castilla y León, a Jimena de la Frontera. Almoraima, nº 20, 1998. 6 AA.VV., Historia de los pueblos de la provincia de Cádiz. Jimena de la Frontera. Cádiz, 1984, p.60. 7 Mora Figueroa, L.(1994). Glosario de Arquitectura defensiva Medieval. Cádiz. 8 Esta cronología es parte de los resultados del estudio paramental realizado en el castillo en el año 2002, publicado en: TABALES RODRÍGUEZ M.A. ET ALII, “Investigaciones arqueológicas en el castillo de Jimena de la Frontera”..., p. 138. 9 TORREMOCHA SILVA, A ET ALII, “La puerta de Gibraltar (Algeciras): un ejemplo de ingreso adelantado de época meriní en al-Andalus”, Caetaria 3 (2000), p.189. 10 Su situación bajo la torre albarrana contemporánea y la relación existente entre estos muros nos hace pensar en la existencia previa de una torre medieval de flanqueo del foso y que la torre del XIX solo rehace y adapta por estar la original en mal estado de conservación. Las obras de refortificación del General Ballesteros al no disponer de tiempo se limita a reconstruir los elementos defensivos pero con las novedades poliorcéticas de los últimos 500 años, desde almenas para fusilería a la situación de elementos pesados de pirobalística. 11 De igual forma, los objetivos marcados para esta intervención, centrados en la recuperación del foso, no han permitido una excavación integral de las estructuras, sino que únicamente se han documentado a nivel superficial esperando que futuras intervenciones aporten más datos a la investigación. 12 La vajilla de mesa presenta platos y escudillas tempranas meladas o vidriadas en verde, series de tradición morisca (azul y morada, blanca lisa, azul lineal, azul moteada, azul lisa) y sevillana (azul sobre azul) o importaciones de Montelupo. 13 14

AA.VV. Historia de los pueblos..., p.65. Tabales et alii, p.143. Reina, F.. Tabales, M.A. “Castillo de Jimena de la Frontera. Descripción de una estrategia de intervención” ACTUACIONES I PH Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico I nº 60 I noviembre 2006 I pp. 162 16 Nosotros debido a la época en que se realiza pensamos que se trataría la primera posibilidad. 17 AA.VV., Historia de los pueblos..., p.76, citando a Montero en su Historia de Gibraltar. 18 TABALES RODRÍGUEZ M.A. ET ALII, p.138. 19 Las necesidades de esto momentos son bastante parecidas a las de la guerra de frontera solo mejorándose en cuanto a la artillería tanto ligera como pesada y la fusilería, de hecho todas las “mejoras” del siglo XIX van encaminadas hacia estos aspectos. El rápido traslado de piezas artilleros y protección para los disparos de fusilería. 20 TABALES RODRÍGUEZ M.A. ET ALII (2002), pp.147 y 153; HUARTE CAMBRA, R.: “Análisis histórico-estratigráfico de los materiales cerámicos del castillo de Jimena de la Frontera (Cádiz)”, Anuario Arqueológico de Andalucía ,vol 2 (2002), p.119-120 21 TABALES RODRÍGUEZ M.A. ET ALII (2002), p.150-154. 22 En Medina Sidonia los autores de la intervención arqueológica efectuada en el castillo lo sitúan en época romana entre los siglos II a.C. y III d.C. (SALVADOR Y MANUEL MONTAÑÉS CABALLERO, El castillo de Medina Sidonia (Cádiz): Metodología, investigación e interpretación histórica. Caetaria nº 6 y 7, 2009, pp. 310-311). En San Fernando, los niveles de amortización documentados en la intervención del año 2001 revelaron una colmatación bajomedieval (mediados del siglo XIV) de la que se desprende el origen de la fortificación y del foso, en las décadas finales del siglo XIII (SÁEZ ESPLIGARES, A., TORREMOCHA SILVA A., SÁEZ ROMERO A., Informe de las actividades arqueológicas desarrolladas en el castillo de San Romualdo (San Fernando, Cádiz). Campañas de 2000 y 2001. AAA 2001, p.119). 23 TORREMOCHA SILVA, A ET ALII, “La puerta de Gibraltar (Algeciras): un ejemplo de ingreso adelantado de época meriní en al-Andalus”, Caetaria 3 (2000). 15

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