Introducción: Contexto de la guerra sucia mexicana: Un análisis estructural e histórico de la violencia política y movimientos de protesta 1968-1976. - Autor: Maricela Camargo V. Christensen

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CONTEXTO DE LA GUERRA SUCIA MEXICANA: UN ANÁLISIS ESTRUCTURAL E HISTÓRICO DE LA VIOLENCIA POLÍTICA Y MOVIMIENTOS DE PROTESTA 1968-1976 INTRODUCCIÓN

2006 Maricela Camargo V. Christensen*

El político se lava las manos en agua sucia (...) Sin embargo, hubo quienes se las lavaron en la sangre sin mugre de sus víctimas. Scherer & Monsiváis: 2004:7

La sociedad mexicana obtuvo pleno conocimiento de la guerra sucia (GS), ejecutada en el pasado, en parte, porque ocurrió un cambio, aparentemente, radical en la estructura política del país. El resultado de las elecciones presidenciales del 2000 delegó el poder ejecutivo al candidato Vicente Fox, del PAN, un partido político conservador y de oposición, lo cual significó que la política mexicana lograse un giro histórico que rompió con el monopolio y la hegemonía política del PRI, mantenidos desde 1929. El poder centrado en un presidente y en un único partido había originado que ciertas etapas de la historia mexicana se constituyesen en períodos tergiversados, con matices claroobscuros. En este sentido, la presente investigación aspira a lograr una aproximación a la verdad histórica1 centrándose, especialmente, en las décadas de los 60 a los 80, un período digno de investigar, interpretar y exponer, dado que la realidad histórica había sido encubierta y censurada desde el poder político. *Master of Arts degree in Spanish: Universidad de Copenhague (KUA: 2006); BA degree in Spanish (KUA: 2003); Maestría en Estudios Latinoamericanos: Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM: 2003-2004); Licenciada en Pedagogía (UNAM: 1994); Profesora por la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM: 1987). 1 La Verdad histórica, en esta investigación, es entendida como el conocimiento que se tenga de los hechos del pasado debe corresponder con la realidad. Contrario a lo que plantea el historiador Británico Keith Jenkins: There is no ‘hidden’ or ‘true’ story to be ‘found’. (Cfr. Prefacio en Jenkins: 2003: XIII). La historia para Jenkins es algo ya construido y no digno de explorar

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El triunfo del PAN evidenció algo que se creía imposible de lograr, se desplazó del poder al PRI, sin actos violentos que cobraran vidas de civiles, mediante el sufragio universal y de manera pacífica (Pineda Ochoa: 2003:231). Este hecho se constituyó en el parteaguas de los procesos políticos y democráticos del país, aunque, en realidad, la praxis política ha resultado incongruente y paradójica. La historia del foxismo, autoproclamado “gobierno de la transición democrática”, presenta una serie de contradicciones, tales como prácticas corruptas y autoritarias que siguen el viejo modelo priísta. (Reporte anual de Amnistía Internacional, mayo, 2005).2 El interés personal por el objeto de estudio central de esta investigación surge, por lo tanto, en un contexto de una aludida apertura política, dado que se experimentan mayores posibilidades de libertad de expresión y la aceptación oficial de tendencias de oposición. En esta coyuntura de cambio, la Comisión Nacional de Derechos humanos (CNDH) argumentó y recomendó que Fox debería asumir un “compromiso ético y político”, con la finalidad de desempeñar el respeto de los derechos humanos que el país reconoce y garantiza jurídicamente, así como evitar por todos los medios legales que sucesos como los ocurridos en los 70 y principios de los 80 del siglo XX se volvieran a repetir. La CNDH recomendaba concretamente que se debería: “Poner en claro lo ocurrido durante los años en los que se desarrolló un enfrentamiento entre organizaciones de civiles y fuerzas de seguridad pública, correspondiente a la década de los 70 y principios de los 80 del siglo XX. (...) se designe un fiscal especial, con el fin de que se haga cargo de la investigación y persecución, en su caso, de los delitos que puedan desprenderse de los hechos a que se refiere esta Recomendación (...)” CNDH: Apartado VII: Recomendación 26/2001

Fox emitió, bajo esta encomienda, un decreto presidencial en el Diario Oficial de la Federación: 27.11.2001 [Citado 13.12.2004] que promovía la instauración de la Fiscalía Especial para Movimientos

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El último informe de Amnistía Internacional (mayo-2005) señala que el entusiasmo por el gobierno foxista a escala internacional discrepa profundamente con la realidad de los hechos. El reporte anual critica la falta de voluntad política para combatir y erradicar prácticas intolerables como la tortura, detenciones arbitrarias, persecución de dirigentes sociales, incapacidad oficial para procurar justicia en torno a los crímenes gubernamentales del pasado, inacción y encubrimiento ante la masacre de mujeres en curso en Ciudad Juárez, violencia electoral promovida por cacicazgos en regiones indígenas y rurales, abuso del sistema judicial, acoso contra defensores de los derechos humanos, asesinatos de periodistas e incremento incontrolado de la violencia delictiva.

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Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) 3, la apertura del Archivo General de la Nación (AGN) y la desclasificación de documentos de organismos gubernamentales con nexos en operativos de seguridad del pasado. No obstante, la apertura del AGN no fue válida para el público en general, de esta forma muy pocas personas lograron acceder a éste. Entre ellos, el académico e investigador Sergio Aguayo y los periodistas Carlos Monsiváis y Julio Scherer lograron la reconstrucción de algunos eventos claves, relacionados con la hoy denominada guerra sucia. La desclasificación de documentos permitió comprobar que los gobiernos priístas cometieron delitos estatales contra la disidencia, similares a los ejecutados en las dictaduras latinoamericanas.

Ya desde la década de los 70 muchos ciudadanos, grupos de izquierda y organizaciones civiles de familiares desaparecidos, asesinados, torturados o presos políticos habían venido pugnando por justicia para las víctimas y los desaparecidos4. Sin embargo, la respuesta oficial había sido siempre el negar todas las imputaciones que se le hacían al régimen.

El Estado logró, por un lado, minimizar y reducir tales pugnas a casos aislados y sin relevancia, porque el gobierno controlaba y mantenía el monopolio de los medios de comunicación, mediante un sistema bien estructurado de “garrote y zanahoria” (Lawson: 2002; Scherer & Monsiváis: 2003), lo que posibilitó ocultar los mecanismos de represión a los que éste incurría. Por otro lado, familiares y víctimas no tenían pruebas fehacientes que constataran la violencia política en que se estaba incurriendo. Finalmente, aunque las pruebas fueran mínimas y suficientes, por ejemplo: esporádicas fotos, la declaración de testigos o testimonios de algunos sobrevivientes de tortura, para proceder contra algún funcionario público, la corrupción interna del propio sistema obstaculizaba seguir procesos legales.

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Femospp se estableció en enero del 2002 con el objetivo de investigar y enjuiciar las violaciones a los derechos humanos cometidos por regímenes del pasado contra grupos y movimientos políticos y sociales de oposición. 4 El número de víctimas es indeterminado, la CNDH, por ejemplo, sólo ha podido documentar 532 desapariciones, igualmente, el Comité de Madres de desaparecidos, Exiliados, Presos y Perseguidos políticos (EUREKA) cuenta con un número de casos similar, para el período de esta investigación: 1968-1976.

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Así, la impunidad instaurada en el régimen, posibilitó y brindó facilidades para que instituciones como la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y la hoy extinta Dirección Federal Seguridad (DFS)5 procedieran como mejor les pareciera o conviniera. Algo que resultó contraproducente para el estado de derecho del país fue que en aquella época, no había lineamientos ni marcos legales ni jurídicos que definieran lo qué significaba una amenaza a la seguridad. Unos cuantos funcionarios decidían que hacer en materia de seguridad, bajo sus órdenes se ejecutaron operativos militares y policíacos en contra de quienes, subjetivamente, comprendían como enemigos del sistema, que atentaban contra la Seguridad del país. Se criminalizó a la disidencia al identificarla como delincuencia común y los excesos de este proceder agraviaron no sólo a activistas directamente involucrados en grupos de oposición, sino también a personas sin ninguna vinculación a la disidencia, erróneamente valoradas. Por lo tanto, la justicia, la libertad y la democracia, otrora, motores y divisas de la Revolución mexicana (1910-1919) continuaban siendo, entre los 60 y 80, aspiraciones para las mayorías. Por esta razón, la constante lucha por materializar éstas, implicó que varios grupos sociales tuviesen que afrontar una sistemática represión gubernamental la cual se constituye en la problemática central de esta investigación.

Cuestiones centrales Dado que la violencia política fue una de las respuestas a la que el gobierno recurrió ante el descontento y la protesta social, actualmente, resulta paradójica la imagen internacional que del país se tenía en aquella época. México era considerado como un Estado democrático y estable, tanto social, como económica y políticamente. Tan es así, que en aquel período resultaba difícil comparar al país con otros de la región, regidos por dictaduras militares y cuya “cultura del terror” ya ha sido constatada y puesta en evidencia internacionalmente. Además, debido a la represión perpetrada en el continente, miles de asilados políticos huyeron e emigraron a México.

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La DFS fue un organismo gubernamental cuyas funciones no estaban limitadas claramente. Realizaba acciones de Inteligencia. Protegía al presidente, apoyada por el Estado Mayor presidencial, también se encargaban de proteger a los mandatarios de visita en el país y otros “asuntos” considerados por sus jefes como “delicados”; analizaba, asimismo, información y ejecutaba operativos especiales contra los considerados enemigos del régimen (Cfr. Aguayo: 2001: Cap.3 y 4.pp.61-118)

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Lo paradójico de tal situación es que mientras el gobierno mexicano se convertía en el inexorable anfitrión de disidentes de regímenes dictatoriales, se dedicaba, al mismo tiempo, a reprimir clandestinamente a sus propios conciudadanos, muy acorde al proverbio “candil de la calle y oscuridad de su casa”, tanto que, los modelos represivos aplicados eran definitivamente calcados de los métodos empleados bajo las dictaduras de las cuales procedían los refugiados políticos latinoamericanos. En este contexto histórico-crítico se centra la presente investigación cuyo objetivo principal es centrarse en las siguientes cuestiones: 

¿Por qué se desplegó una Guerra Sucia (GS) bajo los gobiernos civiles mexicanos a finales de la década de los 60 y durante los 70, similar a las perpetradas, simultáneamente, en las dictaduras latinoamericanas?



¿Cuáles fueron las razones de dicha Guerra?



¿Quiénes fueron los actores sociales que resultaron principalmente agraviados y por qué?

Es preciso puntualizar el carácter histórico del objeto de estudio y por ello, no ignoro la advertencia de algunos estudiosos quienes sostienen que preocuparse del pasado coadyuva a desentenderse del presente e ignorar las amenazas actuales, debido a que los actores sociales contemporáneos han tomado nuevas formas (Todorov: 1996, 2000:52). Asumo, bajo este precepto, que examinar la violencia política mexicana del pasado puede ensombrecer y minimizar la contemporánea, porque es definitivamente cuestionable la aseveración de la socióloga Elizabeth Jelin (2001:98), quien sostiene que existe una “afortunada ausencia” de desapariciones masivas, asesinatos políticos, tortura y encarcelamientos arbitrarios en las frágiles democracias contemporáneas de Latinoamérica. Así por ejemplo, según argumentos estatales, la violencia en México (2006) obedece a la lucha contra el narcotráfico, la delincuencia y el mantenimiento de la estabilidad ante el temor de nuevos brotes guerrilleros, a raíz del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994 (EZLN). La situación resulta crítica en tal contexto, ya que, bajo estos fundamentos oficiales, un indeterminado número de inocentes han resultado víctimas, muchos de ellos se han

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presentado como chivos expiatorios que han funcionado como una pantalla de la eficacia y del “cumplimiento del deber” estatal.6

Criterios teórico-metodológicos El objetivo central es, en suma, elucidar las causas y las consecuencias de la GS, mediante una reelaboración de marcos interpretativos y una reconstrucción de un contexto histórico. Porque, como plantea la investigadora Kirsten Hastrup (1999),7 el contexto no es algo evidente, pero sí, algo que puede pensarse y hacerse visible argumentativamente (en Møller Jørgensen:2001:65). Por consiguiente, utilizaré un instrumento analítico-metodológico llamado, por las historiadoras danesas E. Liv & L.Wul, eksotisering, derivado de los análisis microhistóricos, y cuya perspectiva es básicamente considerar el pasado como una tierra extraña en la que las preguntas emanadas del asombro personal (2001:49) guían el proceso investigativo-expositivo, éstas serán a veces implícitas, otras evidentes. La investigación se limitará al período 1968-1976. Por tal razón, la violencia política cometida antes y después no será analizada. No obstante, considero imprescindible abordar rasgos estructurales anteriores a 1968, con la finalidad de comprender los elementos que sustentan la esencia del sistema político posrevolucionario. Dado que actualmente (2004-2005) son escasos los trabajos académicos que abordan específicamente el fenómeno de la GS mexicana (GSM), intento contribuir con elementos que posibiliten la construcción, el esclarecimiento y la comprensión de esta realidad histórica. La información disponible es diversa y fragmentada, tal como artículos periodísticos, testimonios, crónicas y relatos basados en expedientes de algunos desaparecidos, localizados en el AGN. Por tanto, realizaré un ejercicio selectivo de documentación y sus contenidos, con la finalidad de construir un contexto coherente que explique y responda a las cuestiones centrales.

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Cfr. Los informes de Amnistía Internacional (2005:ídem); Los derechos humanos en Peligro (1998); Violaciones de derechos humanos en México: El reto de los 90 (1998) y Bajo la sombra de la impunidad (1999), en estas fuentes se analiza el severo problema de la violencia política en los 90 y el siglo XXI, y se pueden complementar con otros trabajos como: Ronquillo V. (1996), La guerra oculta, Impunidad y Violencia Política; Rojas Alba M. (1996) Las manos sucias, Violación a los derechos humanos en México (1988-1995); Gutiérrez Moreno M. (1995) Violencia en Guerrero. 7 Hastrup, K. (1999), Viljen til Viden. En humanistisk grundbog, København: Gyldendal

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Análisis del Contexto histórico La problemática será abordada periférica y diacrónicamente, es decir, con la finalidad de centrar la GSM en perspectiva histórica, será necesario interpretar y comprender, a grandes rasgos, las relaciones socioeconómico-políticas del período represivo en cuestión. Sin embargo, la naturaleza de estas relaciones concretas traspasa transversalmente estos límites temporales, por lo que para comprenderlas será necesario alargar la mirada retrospectivamente, esto es, iré más allá de aludida delimitación temporal.

Rutas empíricas de exploración La definición y construcción de un marco histórico permitirá valorar las estrategias y las luchas de los actores políticos y sociales, cuyo régimen, por definición, fue autoritario y represivo. Será también necesario ilustrar y caracterizar la represión mediante sucesos concretos y significativos, por ello, abordaré dos sucesos, claves para comprender los procesos democratizadores del país, y significativos para la identidad colectiva y la memoria histórica. La característica común de éstos es que la violencia política, elemento central de la GS, coartó su acción colectiva. Analizaré por tanto: a. El movimiento estudiantil de 1968: A diferencia de algunos periodistas mexicanos, argumentaré por qué la GS no sólo se desarrolló en la década de los 70, sino que ésta se impulsó sistemáticamente a partir de 1968. b. El movimiento guerrillero, se manifestó, ante todo, como señal de que la tolerancia de la disidencia había llegado a su límite. Éste se movilizó en respuesta a otra represión estudiantil ocurrida en 1971. Aunque, el movimiento reivindicaba por la injusticia social, en esencia, dirigía su repudio al sistema político intolerante y excluyente. Si bien, el movimiento guerrillero fue radicalmente diferente a los movimientos estudiantiles, por ser violento, armado y clandestino, existe un consenso entre ex guerrilleros sobrevivientes de la GS quienes consideran que la represión estudiantil de 1971 fungió como punta de lanza para la proliferación de guerrillas, nuevas y preexistentes (Hirales:1996; López:2001; Pineda:2003; Ulloa:2004)

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El apogeo de la GSM en los 70 se manifestó con operativos militares para exterminar a la guerrilla y reflejó un efecto de espiral de la violencia, el cual según el catedrático y actual defensor de los derechos humanos M. Concha Malo, consiste en que:

“(...) la violencia tiene su propia lógica y se alimenta de sí misma: el violentador (gobierno) ejerce su acción contra el objeto de su violencia (estudiantes), luego este reacciona (integrándose a la guerrilla), y, por último, el violentador original (gobierno) responde con más violencia” (1998:16. Las cursivas son mías).

Los dos movimientos aludidos confirman la premisa teórica de la socióloga D.E. Davis, sobre que las luchas sociales no siempre contribuyen a la democratización. Debido a la naturaleza del sistema político mexicano, el poder se hallaba centralizado y no existían instituciones suficientemente democráticas (1998:113,114). Algunos actores políticos opusieron a la aspiración democrática formas violentas para el procesamiento de los conflictos (Calderón & dos Santos: 1995: 89). La violencia política condicionó las posibilidades de procesos efectivamente democráticos (Ibíd.:68).

Corpus teórico Para efectos comprensivos, integraré a las categorías teóricas, relevantes para el objeto de estudio, durante la exposición analítica, esto es, las especificaré, aclararé y confrontaré cuando el análisis lo requiera. Dado la calidad histórica de la problemática, haré uso de algunas definiciones teóricas universales sólo como elementos de confrontación y comparación entre lo abstracto y lo concreto (Kosik: 1989), es decir, entre el concepto y la realidad histórica vista como proceso y en movimiento. En suma, no construiré un previo marco teórico, porque no considero pertinente aislar a los conceptos de la realidad en análisis. Por lo tanto, conceptos como: presidencialismo, populismo, clientelismo, corporativismo, autoritarismo, democracia, violencia política, violencia estructural, seguridad nacional, entre otros, serán abordados en el proceso mismo de la exposición.

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En el fenómeno de la GSM subyace, en cierto modo, la postura derivada de los teóricos críticos de la teoría social, como por ejemplo Wallerstein y Miliband, quienes consideran que los “sistemas históricos” son dignos de considerarse como objetos de estudio, ya que se extienden en el tiempo y en el espacio toda vez que adoptan formas diversas y limitan y constriñen las opciones, acciones y potencialidades humanas mediante la dominación y la opresión (Giddens, et.al.:1990:19). Un análisis crítico bajo esta perspectiva podrá sustentarse desde los enfoques teóricos de J. Scott (1990, 2000) Los dominados y el arte de la resistencia y de B. Moore (1978, 1996) La injusticia, bases sociales de la obediencia y la rebelión.

Fuentes Las contribuciones académico-históricas, descriptivas, analíticas y ensayísticas de reconocidos investigadores, algunos con rango de clásicos en el análisis crítico de la historia mexicana, serán de invaluable apoyo, entre otros: A. Córdova, P. González Casanova., S. Loaeza, E. Krauze, L. Meyer. Del mismo modo, tanto documentos históricos del PRI como investigaciones basadas en documentos desclasificados del AGN e investigaciones periodísticas y de campo, de por ejemplo: S. Aguayo, C. Monsiváis C. y J. Scherer, E. Poniatowska, y D. Cazés, serán también valoradas. Consideraré también obras testimoniales de ex militantes activistas y/o ex guerrilleros, las cuales confrontaré, asiduamente, con las fuentes analítico-descriptivas, históricas y periodísticas, debido a que una de las limitaciones epistemológicas de los testimonios personales es la subjetividad e ideología. Es decir, sus cosmovisiones y manera de concebir, observar, experimentar y presentar la realidad corren el riesgo de resultar parciales. Además, los autores de los trabajos que revisaré, se hallaban inmersos en los mismos procesos sociales y políticos que testifican, de tal suerte que fueron tanto testigos-observadores como actores. También, me fundamentaré en algunos artículos de la revista Proceso,8 así como una serie de entrevistas y crónicas de los periódicos La Jornada y El Universal. Igualmente, algunos reportes

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Proceso es una revista semanal de análisis social y político, considerada entre una de las más fidedignas. El gobierno la mantuvo vigilada desde su fundación (6 noviembre, 1976). Según el cofundador y ex director de ésta, Julio Scherer García, se han encontrado grabaciones en el AGN, “producto del espionaje telefónico al que fue sometido Proceso” (Scherer: 2004:37). Scherer fue director del periódico Excelsior, del cual fue destituido, en un acto de abierta censura, por el presidente priista L. Echeverría en 1976.

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de la Comisión de Derechos Humanos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) se constituirán en fuentes empíricas de primer orden. La revisión, confrontación y el análisis de las fuentes aludidas me posibilitará reconstruir el contexto histórico en estudio y examinar las repercusiones del modo de actuar de los gobiernos y la disidencia. Comprender el significado histórico, político y social de este período y determinar las razones concretas que tuvieron los gobernantes en turno para implementar una GS, cancelando de esta forma, visto desde una perspectiva actual, un evidente imperativo categórico: diálogo y negociación.

Perspectiva y relevancia del objeto de estudio Memoria histórica & Nunca Más Hasta el momento, la GSM ha sido escasamente explorada desde el ámbito académico, unos cuantos han abordado el problema, entre ellos Maier (2001) y Aguayo (2001). No obstante, desde este mismo ámbito se ha suscitado una confrontación de posturas y debates con relación a la relevancia de la memoria colectiva, la cual es indiscutiblemente necesaria en este marco de análisis. Una de las líneas argumentativas que surgen a partir de dicho debate, eminentemente latinoamericano, ha sido Nunca más. Nunca más se convirtió en la consigna utilizada, por excelencia, por los movimientos de Derechos humanos (DH) del Cono Sur y Centroamérica, y hace referencia a los delitos cometidos contra la ciudadanía por las dictaduras. No es casual que los informes sobre las violaciones a los DH, emitidos por organizaciones de DH de Guatemala, Uruguay, Brasil y Argentina, se titulasen así. Con el presente análisis histórico -crítico se intenta un ejercicio intelectual de adaptación mental de la postura Nunca más la cual subyace a lo largo de todo el proceso investigativo, en tanto refiere temporalmente a las décadas de los 60-80 y espacialmente se ubica en Latinoamérica. En este sentido, Nunca más como sustento ideológico, funciona aquí como punto de partida. En tanto que supone, a grandes rasgos, un interés por tratar de recopilar, definir, analizar y manifestar aquello que sucedió durante los períodos represivos y de violencia política (Jelin:2001:98). El caso mexicano, como ya se ha explicado, había sido un período casi

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innombrable; se había constituido en un lapso tergiversado y oficialmente construido, debido a la censura, el control y la complicidad de los medios de comunicación con el gobierno. Actualmente, la problematización y el tratamiento de los hechos del pasado, relacionados con el terror estatal en México, es todavía incipiente, en comparación con los avances de otros países latinoamericanos, en donde, se han llegado a constituir Comisiones de Verdad. En México, al no haber consenso político y social para el establecimiento de una comisión de ésta naturaleza, se ha establecido la Femospp, empero, dado sus pocos avances y resultados, su efecto ha sido controversial. Muchos actores sociales la consideran poco fidedigna. Baste como muestra, la más reciente imputación a esta Fiscalía, dada la otorgada exoneración (27-07-05) al

ex presidente Luis Echeverría, Mario Moya Palencia y otros

coacusados de genocidio, por la masacre de manifestantes del 10 de junio de 1971. Los críticos atribuyen a la Fiscalía desacierto e inhabilidad durante el proceso seguido (El Universal: 28 de julio 2005:A21; La Jornada: 28 de julio: 11, 12). Se infiere, por lo tanto, que es menester abrir una discusión acerca de cómo procesar el pasado represivo, toda vez que subrayamos la disyuntiva que existe en materia de derechos humanos en la actualidad del país. Y aquí es donde Nunca más podría considerarse como una opción y postura, porque además, del esclarecimiento de lo acontecido bajo las dictaduras, o como en nuestro caso, bajo gobiernos civiles altamente represivos, involucra identificar y castigar a los responsables de las violaciones de los derechos (op.cit.:99) y honrar y recordar a las víctimas, con el objetivo central de procurar que los horrores del pasado no se vuelvan a repetir (Ídem: 98). El escritor uruguayo Eduardo Galeano lo ilustra cabalmente: “La experiencia indica que es la amnesia la que hace que la historia se repita y que se repita como pesadilla. La buena memoria permite aprender del pasado, porque el único sentido que tiene la recuperación del pasado es que sirva para la transformación de la vida presente” (en Martín, Beristain C.: 1999, Verdad, Justicia y Reparación)

En suma, la recuperación, el análisis e interpretación del pasado histórico represivo pretende coadyuvar en la construcción de la memoria colectiva. Intenta centrar en perspectiva histórica a la violencia política y comprenderla desde fundamentos analítico-estructurales.

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Puesto que la búsqueda de la verdad histórica involucra no solamente a las personas vinculadas con las víctimas y agraviados, sino a toda la sociedad.

Concepto GSM Un punto clave en la construcción de la categoría de la GSM es que la violencia gubernamental se desarrolló clandestinamente. Como no se trataba de una dictadura militar sino de “una república representativa democrática”, esta violencia no fue evidente ni se pensaba por antonomasia en ésta. A los disconformes se les coartó de la capacidad de ser sujetos y actores. Por ello, concibo a la categoría teórica central en los siguientes términos:

El fenómeno de la GS puede explicarse desde el concepto de Violencia Política. Éste implicó, en la praxis, una serie de operaciones de inteligencia, acciones policíacas, paramilitares y militares, previamente planificadas y auspiciadas por los gobiernos, tanto federales como estatales, contra la disidencia mexicana. La GSM significó, por tanto, la trasgresión de las garantías individuales, establecidas constitucionalmente y los Derechos Humanos. Los delitos derivados de ésta fueron, entre otros: Allanamiento, amenaza, hostigamiento, abuso de autoridad, secuestro, tortura, desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales, masacres y detención arbitraria, en cárceles clandestinas, especialmente, en el Campo Militar No.1.

A continuación expondré el análisis de la investigación en 4 capítulos. I.

Sistema político mexicano

II.

Aspectos estructurales específicos: 1968-1976

III.

Aspectos específicos de la violencia política en México: 1968-1976

IV.

Casos Paradigmáticos de protesta social en México 1968-1976 Conclusiones y Perspectivas Bibliografía Anexos

Contexto de la Guerra Sucia mexicana Un análisis estructural e histórico de la Violencia Política y Movimientos de Protesta 1968-1976 INTRODUCCIÓN © 2006, Maricela Camargo V. Christensen

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