Intervención arqueológica en el castillo de Larrés (Sabiñánigo, Huesca) (I)

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Descripción

N.º 172 - juliO 2015

Intervención arqueológica en el castillo de Larrés (Sabiñánigo, Huesca) (I)

José Luis Cebolla Berlanga y Francisco Javier Ruiz Ruiz Arqueólogos profesionales: [email protected] y [email protected]

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INTRODUCCIÓN l castillo de Larrés (Sabiñánigo, Huesca) se asienta en la cumbre de un pequeño cerro que controla la entrada al valle de Acumuer y protege a la población situada en la ladera. Tras décadas de abandono, el edificio fue donado en 1982 a la asociación Amigos de Serrablo. Las obras de restauración y reconstrucción comenzaron en 1983, hasta que en septiembre de 1986 se inauguró el Museo de Dibujo “Julio Gavín”.

Durante los primeros meses del año 2011 se llevaron a cabo trabajos de saneamiento y eliminación de humedades bajo el pavimento en parte de la planta baja de dicho edificio, que afectaban al subsuelo hasta una cota máxima de -0,75 m de profundidad. Los trabajos arqueológicos se centraron en las salas 3, 4, 5 y en el patio del antiguo castillo de Larrés (Fig. 1), que ocupan una superficie aproximada de 140 m2. La cota 0 se ha establecido sobre el pavimento de losas de la sala 1, no afectada por estas obras. El control y seguimiento arqueológico1 de estas obras ha reportado la posibilidad de documentar por vez primera este edificio desde un punto 1. La dirección arqueológica correspondió a José Luis Cebolla Berlanga y la realización de planimetrías a la dibujante de arqueología Inmaculada Soriano Perdiguero, ejerciendo también como arqueólogo Francisco Javier Ruiz Ruiz. 2. Este enmorrillado había sido sustituido en el patio y en la sala 5 por un pavimento con losas de piedra cuadrangulares (U.E. 1000).

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de vista arqueológico, permitiendo acreditar la evolución arquitectónica del mismo a través del registro arqueológico y ofreciendo nuevos datos sobre el desarrollo constructivo del castillo de Larrés. Todos los elementos estructurales exhumados fueron integrados en el proyecto de obras y permanecen in situ cubiertos con un manto de geotextil.

RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA 1. Fase III: siglos xvii-xviii

Las salas 3 y 4 se hallaban pavimentadas con un enmorrillado de cantos (U.E. 1001), que en su momento también ocupó el patio2, como puede verse en los planos de la planta baja del castillo levantados por Julio Gavín en el momento de su restauración (A. Castán, 2004: 306). Este suelo de cantos rodados, de unos 10 cm de grosor, se componía de sencillos motivos geométricos como cuadrados o triángulos limitados por cordones de canto rodado. La superficie se hallaba desnivelada entre las cotas de -0,06 m y -0,12 m, sin duda por el continuado uso del espacio. Se ha documentado que en su mayor parte el enmorrillado se apoyaba sin ninguna preparación previa sobre un nivel de carácter natural (U.E. 3) compuesto por salagón de color marrón bastante compacto y estéril desde el punto de vista arqueológico, que a su vez descansaba directamente sobre la roca madre (U.E. 4).

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Figura 1. Planta del castillo de Larrés y estructuras arqueológicas documentadas

A partir de la cota de -0,15 m de profundidad y bajo el pavimento se pudo excavar otro estrato (U.E. 1). Se extiende por el tercio sur del área de actuación arqueológica, es decir, en la sala 5 y en la parte sur de la sala 4, aunque en esta última zona se hallaba muy alterado por la presencia de una tubería de cemento contemporánea (U.E. 1014) colocada durante las obras de restauración del castillo (1983-1986). Se trataba del relleno de una fosa compuesto por una arcilla marrón con abundantes fragmentos de piedras, que cortaba a la U.E. 3. En su parte inferior, ya en contacto con la roca natural, se caracterizaba por la abundante presencia de manchas cenicientas hasta la cota de actuación arqueológica. Este nivel aportó restos óseos de fauna y un pequeño lote de cerámicas estanníferas y comunes (platos, escudillas, jarras…) que se pueden datar en el siglo xvii. La U.E. 1 se hallaba cortada por un canal (U.E. 1003) con una longitud de 4,30 m y una anchura total de 0,80 m, cuya finalidad era la de evacuar

las aguas hacia el sur, atravesado el paramento exterior del castillo (Fig. 2). Se hallaba formado por dos paredes laterales construidas con bloques de piedra caliza que conformaban una canalización interior de entre 20/35 cm de anchura, cubierta por losas rectangulares que descienden desde la cota de -0,26 m hasta la de -0,49 m. El fondo del canal descendía desde la cota inicial de -0,45 m de profundidad, hasta los -0,70 m en su extremo sur. Dicho canal se halló completamente vacío, pues durante las obras de restauración del castillo entre 1983-1986, se construyó un nuevo registro de hormigón (U.E. 1015) con el propósito de reutilizar esta conducción.

2. Fase II: siglos xiv-xvi

Pese a lo limitado del registro arqueológico constatado durante la intervención, se han atestiguado algunos elementos relacionados con el proceso constructivo del castillo que podrían aportar nuevos datos sobre el mismo y sobre el devenir histórico del edificio. serrablo

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En primer lugar, se ha podido localizar a partir de las cotas de -0,45/-0,56 m la banqueta de cimentación (UU.EE. 1011, 1012 y 1013) de tres de los muros perimetrales del espacio intervenido. Esta, que solo está presente en aquellos puntos donde los muros no se apoyan directamente sobre la roca, sobresale como máximo unos 15-18 cm de la vertical de los mismos. Se trata de una obra de mampostería realizada con bloques y losas de piedra caliza trabadas con mortero. Las mismas características presentan las cimentaciones (UU.EE. 1006, 1007, 1008, 1009 y 1010) localizadas en la base de cinco de los pilares (Fig. 3), tanto exentos como adosados a los muros perimetrales. En este caso, a veces los cimientos sobresalen escalonadamente hasta 38 cm de anchura. Otro elemento estructural también relacionado con la construcción del castillo de Larrés ha sido

el hallazgo de un pequeño agujero excavado en el terreno (U.E. 1005) de aproximadamente 45/50 cm de diámetro, con la finalidad de sujetar la cimbra de madera para la construcción de uno de los arcos apuntados del patio. Cortaba las UU.EE. 2 y 3 hasta la cota final de -0,70 m, siendo posteriormente rellenado con arcilla y piedras calizas. También se ha podido exhumar la cimentación de un muro de mampostería (U.E. 1002) con una cota superior de -0,18 m, aunque apenas conservaba dos hiladas en alzado apoyadas sobre la roca natural (Fig. 4). Tenía unas dimensiones de 3,52 x 0,54 m y fue construido con piedras simplemente trabadas con tierra arcillosa. Originalmente debía cerrar la sala 5 por el este, pues estaba trabado tanto con el muro perimetral sur del castillo como con uno de los pilares del patio porticado.

Figura 2. Canal de desagüe U.E. 1003 y, en primer plano, el registro U.E. 1015

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Figura 3. Banqueta de cimentación U.E. 1007 de uno de los pilares del patio

3. Fase I: finales del siglo xii-siglo xiii

A esta etapa histórica pertenece una bolsada en fosa (U.E. 2) compuesta por una arcilla marróngrisácea no muy compacta con fragmentos de piedras, que ocupaba aproximadamente la esquina nordeste del espacio excavado (parte de las salas 3 y 4). En este punto se situaba directamente bajo el enmorrillado de cantos (U.E. 1001), desarrollándose hasta una cota inferior de -0,52 m y cortando de esta manera a la U.E. 3. Este nivel de vertedero, que fue a su vez cortado por las cimentaciones del actual castillo de Larrés, ha aportado escaso material arqueológico compuesto fundamentalmente por cerámicas y restos óseos de fauna. Las cerámicas, aunque se encuentran muy fragmentadas, ofrecen datos de gran interés pues, como veremos a continuación, pueden ser datadas entre los siglos xii-xiii.

o la característica decoración incisa de líneas, puntos o ungulaciones formando hileras o distribuidas al azar sobre el asa, que cuenta con abundantes paralelos en yacimientos del Norte de la Península Ibérica. En Navarra son fechados grosso modo entre los siglos xii-xiv (C. Jusué y M.ª I. Tabar, 1989: 29-32) y en el País Vasco se datan mayoritariamente entre los siglos xiii-xiv, aunque se han documentado algunos ejemplares en los siglos xi-xii (F. Sáenz, 1989: 60-63; y J. L. Solaun, 2005: 166-167, 254-255 y 259-260). También están presentes en Cataluña en contextos cerámicos del siglo xiii junto a la vajilla vidriada en color verde (J. Roig y J. M. Coll, 2013: 228-229 y 231).

También a este período podría corresponder un fragmento de muro (U.E. 1004) de 2,92 m de longitud que se encuentra reutilizado en la cimentación del muro perimetral este del castillo de Larrés, por lo que apenas se aprecia una anchura de 0,32 m. Aparece a partir de la cota de -0,44 m de profundidad. Los escasos restos que se pudieron observar parecen indicar una cierta tendencia curva en este muro. Por último, cabe señalar que la roca madre (U.E. 4) aflora muy alta en el tercio sur del espacio excavado. En la zona limítrofe entre las salas 4 y 5 la roca se sitúa a tan solo una profundidad de -0,20 m, descendiendo en ligera pendiente hacia el norte, el este y el oeste hasta aproximadamente la cota de -0,55 m de profundidad. ■ (continuará)

En este conjunto resultan casi residuales las cerámicas bizcochadas reductoras (3,30 %), con la olla como única forma reconocible, y muy escasas las vidriadas (8,25 %) tanto en color verde, como melado. Entre estas últimas tan solo se constata la presencia de grandes escudillas vidriadas de indudable similitud formal con los ataifores de tradición islámica. Se trata fundamentalmente de piezas bizcochadas oxidantes (43 %) o de cocción mixta (45,45 %) pertenecientes a ollas y jarras globulares generalmente sin ningún tipo de decoración, a excepción de alguna línea ondulada en el cuello

Figura 4. Restos de la cimentación del muro U.E. 1002 y tras ella la tubería U.E. 1014 serrablo

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