Intensidades y distancias en la poesía reciente de Óscar Hahn

August 21, 2017 | Autor: F. Díaz de Castro | Categoría: Latin American literature, Chilean Literature, Poesia Chilena, Poesía hispanoamericana, Óscar Hahn
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Descripción

LA POESÍA CHILENA

FRANCISCO DíAZ DE CASTRO / INTENSIDADES Y DISTANCIAS EN LA POESÍA ~

RECIENTE DE ÜSCAR HAHN

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ÓsruH.hn.

La publicación de Archivo expiatorio (Poesías completas 1961-2009), seguida del inmediato La primera oscuridad (2011), permite leer en perspectiva una escritura poética que se nos muestra esencialmente unitaria y coherente, con todos los ingredientes que han ido conformando una obra de gran originalidad y variedad de registros que se nos presenta hoy como una de las más destacables de la poesía contemporánea en nuestra lengua. A lo largo de más dtmedio siglo Óscar Hahn (!quique, 1938) ha ido ahondando en sus motivos básicos -el amor, la muerte, la temporalidad, la Historia, la imaginación- y enriqueciendo unos registros expresivos que desde el principio establecen la eficacia de versos que logran inquietar al lector, hacerlo cómplice y sorprenderlo. La crítica ha estudiado ampliamente los elementos que han ido configurando los primeros libros de Óscar Hahn: la peculiar fusión de lo culto y lo popular, de tradición y vanguardia, de realidad y fantasía, la interacción de registros verbales, la penetración analítica y el vuelo imaginativo, el juego intertextual y, en suma, una ironía de amplio espectro que no se agota en la primera lectura. Sorpresa y complicidad se alían ya en los poemas rescatados de los primeros tiempos, los de Esta rosa negra (1961) y los incluidos bastantes años más tarde en Arte de morir (1977). Los motivos y los tonos que constituyen la base original de la poética del autor se configuran en estos dos conjuntos a la luz de una amplia meditación sobre la temporalidad y la muerte. La inquietud existencial («Soy una piedra lanzada de canto»), la intensidad emotiva («Velorio del angelito»), la distancia irónica o la ya frecuente intertextualidad (Dado -«hambre de espacio y sed de cielo»-, Quevedo, la Danza de la Muerte, etc.) juegan con las imágenes visionarias, las rimas burlescas, la pluralidad de registros de enun.ciación de un sujeto poético latente bajo la pluralidad de voces pero que también deja oír su denuncia social y su encendida palabra amorosa («Elevación de la amada»). Arte de morir enriquece con su renovada danza de la muerte la suma de voces y de ritmos en una amplia reflexión sobre el existir colectivo y la historia contemporánea con su repertorio de violencia y horror nuclear -particularmente la referencia al golpe de Pinochet en «Septiembre de 1973» y «Nochevieja de 1973»- que culmina en «Invocación al lenguaje» con el planreamienro del conflicto infinito entre

la necesidad de decir y la insuficiencia de la palabra. Un especial tratamiento del eros aporta Mal de amor (1981), en cuya configuración a modo de cancionero amoroso moderno la intensidad y el humor se combinan con una voz nueva, fanrasmagórica, que propicia con sus desdoblamientos la aparición de la perspectiva fantástica decisiva a partir de ahora en el discurso poético de Hahn. Desde la efervescencia erótica al desamor estos poemas amplifican los registros del humor como medio de distanciamiento. Ni siquiera la conciencia de la precariedad de los sentimientos, que va predominando tras las primeras composiciones - «Detrás de todo gran amor la nada acecha»-, rebaja el vuelo visionario desatado por la pasión ni la ironía reflexiva de unos poemas enunciados por un hablante desencantado que va enseñoreándose del discurso al tiempo que despersonaliza y distancia a un sujeto cuya idenridad se resiste a diluirse gracias a ciertos datos autorreferenciales: un ardiente y solitario fantasma en forma de funda de almohada, de camisa, de toalla, de sueño, etc., que regresa solitario a su cuarto en Iowa, comiendo sopa Campbell, reflejándose en el televisor apagado como «un aviso comercial de mí mismo I que anuncia nada a nadie». En su brevedad, Estrellas fijas en un cielo blanco (1989) y Versos robados (1995) contienen textos importantes en la evolución de la poética y la escritura del autor. El primero, compuesto por sonetos, alía la estructura cerrada de la estrofa, los guiños inrertexuales y los crecientes procedimientos visionarios a un distanciamiento del hablante que incrementa los registros narrativos y la diversidad de referentes. Si en «Mujer en cama» o «Tríptico» el asunto erótico muestra una elocuente autoironía y en «Reloj de arena» el fluir del soneto interpela al «desdichado lector» cómplice, otros poemas se abren a la écfrasis - «la anunciación según Fra Angélico (S. XV)» o «Visiones de san Narciso»-, la poética - «¿Por qué escribe usted?» o el sarcástico «Descendiente de cuervo o gallinazo»- o la variada descripción de personajes u objetos que reflejan en abismo una introspección nunca del todo oculta, como «De cirios o de lirios»:

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O este espejo se está poniendo viejo o lo que estoy mirando es un delirio dice la flor hablándole al espejo

.IS·A POESÍA CHILENA Adentro del azogue brota un lirio y al tiempo que se enciende su reflejo al fondo del jardín se apaga un füio. Con parodia vallejiana-«Todos mis versos son ajenos/ yo tal vez los robé»-, Versos robados enuncia a su manera lo que Rubén Darío ironizaba en su artículo «Los colores del estandarte» a propósito de las voces ajenas encarnadas en la personal. Algo semejante viene a decir desde el tí rulo Osear Hahn sobre la configuración de la suya como fusión irónica de presencias e interrexrualidades muy representativas del sentido trágico del existir, como «Nietzsche en el sanatorio de Basilea», «Rulfo en la hora de su muerte», «John Lennon (1940-1980)» o «Sigmund Freud bajo hipnosis>>. Lo más destacado en este ahondamiento en lo existencial ajeno es el papel que la atención al inconsciente -«En la playa nudista del inconsciente»- ocupa en un incremento de los elementos visionarios y fantásticos a la hora de diluir la racionalidad del sujeto erótico y existencial con sus apariciones, sus elementos oníricos cercanos, sus mutantes y su amalgama de imágenes en las secuencias en prosa de «Sujeto en cuarto menguante», multiplicando así las implicaciones de una mirada que es a la vez introspectiva y cósmica: Después desde las esferas me vi a mí mismo sentado en el pasto con las cuencas vacías

La reflexión sobre la fugacidad y la realidad histórica se modula en las múltiples «apariciones» protagonistas de este libro, entre ellas los «pre-fantasmas» que, según ha explicado el autor «son anteriores a la gestación de un ser humano y andan por ahí flotando, penando, mezclados con los fantasmas tradicionales. Son espíritus amigables que vienen con una misión exploratoria, porque como en algún momento van a nacer en el cuerpo de alguien, quieren saber si la vida vale la pena de vivirse». Es exactamente lo que se plantea en «Palabras de un fantasma anterior a su nacimiento». Varios poemas vuelven sobre un desengaño metafísico que con tonos graves se plantea particularmente en los varios sonetos: «El doliente>>, «El soñador» y ese renovado debate entre el alma y el cuerpo que es «El cuerpo le pregunta al alma» y que se resuelve en una original afirmación del cuerpo: «Extrañarás mi corazón de lodo I y anhelarás impúdica y sumisa/ ser otra vez materia deleznable». Sin embargo, a lo largo del libro vernos establecerse un muy precario equilibrio moral. Al sarcástico desengaño histórico de «Bienvenido siglo XXI», a la desolada conciencia de exilio de «lowa Rivw>y a la omnipresente denuncia del genocidio y el terror atómico de «Hombre con quitasol», que mantienen la voz de una identidad inesquivable, opone el poeta como metáforas de sus valores vitales la sabiduría elemental de «Los insectos», la broma de o el lirismo de «Violín»:

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Ese árbol tiene un violín adentro (...) Ese violín tiene un árbol adentro tiene flores que escuchan la música callada.

Me vi levantándome penosamente en la oscuridad Me vi avanzando a tientas por el parque allá abajo hasta que la Tierra fue un punto borroso en el cosmos A las doce del día Desde la constelación de Andrómeda. Con su diversidad, Apariciones profanas (2002) sintetiza, actualiza y amplia la poética del autor y aporra a sus motivos de siempre más contrastados claroscuros. La suma tonal que ha ido enriqueciendo sus libros anteriores, el nuevo protagonismo que juega el inconsciente, el juego de intensidad y distancia que combina elementos autorreferenciales, ironía, denuncia, voces narrativas y gran derroche imaginativo, conforman su libro más logrado hasta esa fecha. El título -que recuerda la pirueta estética de Prosas profanas, de Rubén Daríoapunta al protagonismo de una imaginación fantasmal que, al tiempo que nos sorprende con sus narraciones e imágenes visionarias, consigue una forma eficaz de enfrentar el desengaño existencial y metafísico a la resistencia vitalista que también se afirma desde el primer poema, «La muerte es una buena maestra», marcando la pauta temática y tonal del conjunto. La experiencia de una seria operación quirúrgica da lugar en dicho poema, mediante el autoextrañamiento visionario, a la figuración de una particular danza de la muerte que establece, con el continuo trasvase de planos imaginativos y biográficos, la expresión de un sujeto al tiempo alucinado y lúcido que concluye irónicamente que «la muerte es una buena maestra/ cuando te habla al oído y se retira». Como el poeta ha declarado, «conciencia de la muerte tenemos todos, lo que yo tengo ahora es sentimiento de la muerte».

Y, sobre todo, la energía del sentimiento erótico, casi como único asidero que, en «Vía Láctea», «El loco amor>>, «Fantasma en forma de toalla» o «Cuerpos gloriosos» reafirma una conciencia vitalista irrenunciable frente a las señales de la muerte y el vacío y que termina imponiéndose en este libro con su luminosa y estimulante sensualidad, como concluye «Mirando por la ventana»: «y hagamos el amor más allá del amor / y murarnos de amor más allá de la muerte». En el renovado balance moral de Apariciones profanas, Osear Hahn vuelve a decantarse por una afirmación de la que ya es signo básico la riqueza de recursos de su retórica y que poemas como «Hueso» refuerzan con su denuncia explícita: «Todos los huesos hablan, penan, acusan / alzan torres contra el olvido». Se impone, así, una firmeza humanista que no se contradice con el desengaño existencial: «El hueso es un héroe de la resistencia». Completan esca celebración a la intemperie las complicidades literarias y artísticas: la dedicatoria a Raymond Carver que abría la primera edición del libro, los guiños a Fernando Pessoa o a César Vallejo, las inrertextualidades clásicas o los fantasmagóricos monólogos dramáticos de «Autorretrato de Van Gogh» y «Anotaciones en el diario de Rimbaud>>, repletos de sugerencias visionarias y también de desolado relativismo. Frente a la sátira literaria de «La sociedad de los poetas muertos» y reforzando la conclusión afirmativa del libro, el poeta sitúa en «Fantasía en blanco y negro» un homenaje.a Duke Ellingcon y a la música Qr

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lbA POESÍA CHILENA @"' de jazz, descubrimiento tardío y tan estimulante en su poesía posteF. DÍAZ DE CASTRO/ INTENSIDADES YDISTANCIAS ...

rior, según ha declarado en varias entrevistas: «creo que [el jazz] me ha dado más libertad en la escritura poética, me di cuenta de que se podía improvisar de una manera creativa (.. .) Quiero llegar al momento de no depender del modelo mental y con el jazz empiezo a darle más libertad». Comentarios como este resultan muy significativos de la actitud de dinamismo creador que refleja Hahn respecto de su escritura en marcha y que se manifiesta en los tres libros publicados con posterioridad a Apariciones profanas. También lo expresa así el soneto «Arte poética», que cierra el conjunto en simetría con el primer poema, a favor de la vida, del erotismo y de la creación poética: La puta madre de mi poesía la frígida la virgen la caliente la que me pone cuernos en la frente la que aprieta los muslos a porfía y no me suelta lo que yo querría: la flor de su hermosura irreverente su corola que late noche y día envuelta en llamas y en rocío ardiente

Más breve y más oscuro, En un abrir y cerrar de ojos (2006) gravita en torno al desamor, la temporalidad y la denuncia de la violencia histórica. A partir de un espléndido doble homenaje intertextual a la poesía y a la música, «San Juan de la Cruz escucha a Miles Davis», Óscar Hahn despliega su repertorio imaginativo y su humorismo impertinente para reflexionar sobre la guerra, la conciencia existencial, el amor, el deseo, Dios, las mujeres y la muerte. Con este título, como suele, el poeta apunta a distintas sugerencias que centran la perspectiva de la fugacidad de la vida y de los sentimientos y que también remiren anecdóricamente al momento de la escritura del libro en que el autor estuvo a punto de perder un ojo. La experiencia del desamor no excluye algún poema erótico - «Esperando el ascensor», «Amor sin palabras»-, y ni siquiera su momento de lirismo, como en el anacreóntico «] ardín de amores», pero se impone desde el principio la expresión del fracaso en poemas que ironizan sobre la pasión y el deseo con insólitas asociaciones que crean diversas formas de intensidad verbal, como «Informe meteorológico», «Consejo de ancianos», «Pena de muerte» y «Torres gemelas». En este último el derrumbe del World Trade Center sirve de metáfora para el fracaso de un amor: «Y ni siquiera habrá un monumento I a la memoria de nuestro amor /1 solamente un terreno baldío I y una nube de polvo». Metáfora, por cierto, que como implícito indicio ideológico reaparece con humor sarcástico en «Dominó»: «Como piezas de dominó verticales / los rascacielos de Manhattan /1 A la derecha el Empire State ! A la izquierda el Edificio Chrysler I Al centro las Torres Gemelas /1 Viene el diablo y sopla». Mucho peso tiene lo testimonial en estos poemas en los que, a pesar del descrédito existencial generalizado y desde un claro compromiso, Hahn dem1ncia con imaginería apocalíptica la violencia política de los Estados Unidos y el genocidio en poemas como el inequívoco «Los jinetes del Pentágono», con su retahíla de horrores, el agrio sarcasmo de «Secretario de Estado», «Perdí muchos hombres» y «En la

tumba del soldado desconocido», especialmente conmovedor en su laconismo expositivo. Como alternativa contrasta la sintonía con la rabia de Kurt Cobain en el intenso «Nirvana», que se suma con su homenaje musical al de la genialidad de los nombres de una raza esclavizada durante siglos, en «La puerta del viaje sin retorno»: «De aquí salieron los ancestros de Martin Luther King I de Rosa Parks, de Duke Ellington, de Toni Morrison /1 Fueron raptados torturados encadenados I por hados de carne y hueso que tejieron sus destinos I con alambres de púas». La otra cara del testimonio es la propia conciencia de la caducidad enfrentada eventualmente al instinto vitalista de poemas como el provocativo «De la naturaleza de Dios»: «Si Dios fuera mujer/ le lamería los muslos / le mordería los pechos / le daría besos con lengua I Pero Dios no es mujer (...)». El grave soneto quevedesco «Pañales y mortajas» rubrica, con todo, la reflexión oscura de este nuevo «arte de morir» repleto de apariciones y elementos visionarios, como en «Los sentidos de los muertos» o el fantasmagórico «Esos desconocidos de los sueños». «Lolitas», cerrando el libro, actualiza el estímulo de la danza de la muerte con ese juego de engaño/desengaño con que los cuerpos jóvenes tientan a «los viejos locos»: «el reflejo de la muchacha que nos sonríe I con la guadaña en la mano». Sobre las varias bromas y los juegos con los que el hablante se defiende de la evidencia de lo fatal destaca, más allá de su distancia sarcástica inicial, el elegíaco y emocionante «Muerte de mi madre», uno de los mejores del libro: Recuerdo que cuando era niño y tenía pesadillas con el diablo corría a meterme en su cama y ahora a veces tengo mucho miedo mamá y no quiero tener más miedo quiero que todo el universo sea una gran cama en la que pueda meterme cundo tenga miedo y usted esté a mi lado aunque no pueda verla La continuidad de esta poética renovada presenta en el casi inmediato Pena de vida (2008) varios poemas que pueden considerarse necesarios para cualquier selección de la obra de Óscar Hahn. Entre ellos destacan dos que en distintos lugares del conjunto crean una decisiva tensión significativa para la identificación del sujeto político que aquí incrementa su denuncia: «Familia americana» y «Retrato de familia iraquí». Por sí solo el primero ya enfrenta los opuestos de la hipocresía institucionalizada de esa falsa disociación entre lo privado y lo público a lo largo del último medio siglo: (...) Bombardean Hanoi Bombardean Bagdad Bombardean Kabul

pero ellos son piadosos y adoptan a los huérfanos. La distancia expositiva incrementa el sarcasmo y la denuncia, así como en «Retrato de familia iraqufo la voz ecfrástica que describe objetivamente una fotografía se precipita en la sorpresa de un final de

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ffS,A POESÍA CHILENA poema y de libro que, pese a su patetismo, resulta una escena absolutamente plausible:

filosóficas, la formulada en «Invocación al lenguaje», de Arte de morir. F. DfAZ (. .. ) no hay que disipar la niebla Hay que ser de niebla y mirar hacia adentro.

(... ) Todos ellos sonriendo desde una foto a medio chamuscar hallada entre los escombros de su casa después del bombardeo

Este incremento del efecto de realismo testimonial se suma desde el principio a una cierta mengua de los elementos visionarios, aunque no falten en el libro los «pre-fantasmas» y las apariciones, como en el inquietante «Coincidencias»y en el cortazariano , «Hotel California>>), que evoca antiguas emociones («La educación sentimental»), que se divierte con la figuración sexual en el soneto «Dice el Marqués de Sade», que se esconde tras la «Carta de Pedro Salinas a su amada secreta» o que multiplica las instantáneas sexuales y amorosas en los poemas que ocupan el centro del libro. Acorde con el equilibrio inestable de todos estos elementos, hacia el final el poema «Noche y niebla» rubrica una poética que nos recuerda, con otras resonancias

El reciente La primera oscuridad (2011) supone una cierta reorientación de motivos y sentido hacia un tratamiento renovado de la temporalidad en el que proliferan de nuevo las visiones y los fantasmas. Como señala el poema que da título al conjunto, esa primera oscuridad que anuncia la permanente y definitiva es la misma del origen, la que se resiste a todo conocimiento y la que propicia que la imaginación del poera despliegue sus nuevas narraciones fantásticas:
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