Inicios de la religiosidad en Colombia

Para iniciar con el estudio del desarrollo histórico constitucional y político de una institución tal como la libertad de cultos, de tan alta incidencia en el universo espiritual de la sociedad, es esencial conocer el contexto social y cultural no sólo a lo largo del desarrollo histórico del periodo estudiado, sino también del contexto previo que condicionó los caracteres del punto de inicio de dicho periodo. El desarrollo constitucional colombiano con respecto a la libertad de cultos comienza con una sociedad en la que el catolicismo está profundamente encarnado en la genética de su cultura, lo que determinará muy explícitamente la configuración del derecho a la libertad de cultos en el ordenamiento jurídico de la nación. ¿Pero cuál es la explicación de esta situación? Vale mucho la pena retroceder en el tiempo, más allá de los momentos que ha sido convenidos como inicio del constitucionalismo colombiano, y hacer un breve repaso del desarrollo de la cultura y políticas religiosas en la unidades políticas que vieron nacer a la que se conoce hoy en día como Colombia; esto se refiere a la España de los reyes católicos y la Colombia del periodo colonial.
En el siglo VII de nuestra era, surge en la región de arabia en el oriente, un movimiento de carácter religioso que adoptaría grandes dimensiones militares y políticas, el Islam. Bajo la bandera de la religión islámica, se iniciaría un periodo de expansión de la cultura árabe y conquista de grandes extensiones de tierra desde el oriente medio, pasando por el norte de África, a lo largo de todo el mediterráneo hasta el mar atlántico. Por su esencia, esta religión estaría fuertemente ligada a las estructuras políticas de la civilización arábiga, y su conquista tendrá una grandísima expansión espiritual. Para el primer cuarto del siglo VIII, este movimiento habrá conquistado desde el sur, en un tiempo increíblemente breve, la casi totalidad de la península ibérica, en el suroeste de Europa, desplazando al norte, por lo mismo, a las civilizaciones habitantes de ese territorio, mayoritariamente "bárbaros" visigodos, fieles a la religión cristiana.
Si bien al principio los musulmanes, aquellos nuevos pobladores y dominadores que practicaban el islam, ejercieron la tolerancia religiosa sobre los pobladores recientemente invadidos, las diferencias religiosas terminarían por polarizar territorialmente a la población con base en el criterio del culto que procesara esta; la población cristiana tendió a desplazarse hacia el norte, donde la religión cristiana se practicaba íntegramente, de forma ajena a la influencia del islam. Desde el siglo VIII hasta el siglo XV empezaría a darle el proceso hoy en día conocido como la reconquista de la península ibérica, por parte de los habitantes cristianos de norte.
Frente a una invasión de carácter esencialmente religioso, se dio una respuesta de la misma naturaleza. La religión fue a lo largo de todo el periodo de reconquista el estandarte de los pueblos para eliminar a sus rivales e imponer su dominio. Las conquistas se llevaron en su mayoría a cabo en nombre de una cristianización del territorio, de la eliminación de los "infieles", ligando de tal forma la legitimización del poder político al sentir religioso y, por tanto y eventualmente, a las instituciones religiosas; la iglesia y el Estado español terminarían por mezclarse. No es de extrañar a los monarcas cuyo matrimonio unificó los reinos de Castilla y Aragón, formando el grueso territorial de la actual España, fueran llamados los reyes católicos; como culminación de la reconquista bajo la potestad de coronas cristianas, unificaron el culto cristiano del territorio bajo la doctrina y el mandato de la iglesia Católica, Apostólica y Romana. En el año 1478 se creará la Inquisición Española, institución encargada del control de la fe en los territorios del reino.
Por elementos como su situación geográfica y eventualidades de la historia como la misión de Colón, sería la corona española la que gozara de ser la primera en explorar el territorio del continente americano en la edad moderna, iniciando su proceso de colonización por este, por el que se crearían la identidad política hoy en día conocida como Colombia.
La conquista española se caracterizó, como se dijo antes, por su carácter cristiano, y la colonización del territorio americano no se iba a apartar de este espíritu. Siendo apoderados por el papa de la Iglesia Católica, mediante el Patronato Regio, la corona española quedó capacitada para la administración eclesiástica de la religión católica en la conquista del nuevo mundo. En lo que refiriera a lo religioso, podían los reyes y sus apoderados nombrar, deponer autoridades eclesiásticas en el nuevo mundo, así como crear modificar o eliminar las divisiones parroquiales, obispales, etc. La colonización del nuevo mundo era concebida como una conquista cristiana en la que los reyes tenían un amplísimo poder; de nuevo se ve como Estado e Iglesia de fusionan. La misión evangelizadora se veía como una oportunidad para la creación de un ideal de mundo basado en los preceptos de la religión cristina. (Javier Ocampo López)
A un nivel particular, la conquista espiritual fue puesta en manos de las órdenes religiosas mendicanas, organizadas y centralizadas. Su labor consistió en la enseñanza religiosa, la extensión de la moral cristiana, la construcción de edificios dedicados al culto y la propagación de las festividades propias de la religión, entre otras. Alrededor de los templos y los curas empezó a darse el desarrollo demográfico y cultural de los pobladores, creando primero vice parroquias y luego parroquias, influenciando claramente en la creación de unidades territoriales políticas del mismo nombre. (Javier Ocampo López)
A lo largo de este desarrollo, ya habiéndose creado la identidad política de la Nueva Granada, las autoridades eclesiásticas tuvieron un papel muy amplio en el desarrollo social y económico, promocionando la defensa de los derechos de las comunidades indígenas u en otros casos tolerando su exterminio cultural, evangelizando las negritudes esclavizadas, o siendo los cabecillas de iniciativas económicas tales como proyectos agrarios. Es destacable el papel del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias, que tuvo la labor de reprender toda manifestación contraria a la moral cristiana (Javier Ocampo López), poniendo de manifiesto la inexistencia de una libertad de conciencia, de cultos y de expresión.
Sí al principio se dio un predominio de la misión de conquista cristiana a través de las órdenes regulares, para el siglo VII ya se ha consolidado una estabilización del catolicismo en el nuevo mundo, otorgando mayor papel al clero secular. Se consolidaron a través de todo el territorio: Diócesis, arzobispados, obispados, parroquias y curatos, con sus respectivas autoridades jerarquizadas. (Javier Ocampo López)
Con la misión cultural cristiana, se instituyeron también multiplicidad de iniciativas educativas privadas a cargo de la iglesia. Esta se fue convirtiendo en dueña de la enseñanza en la Nueva Granada, sobre todo cuando las primeras iniciativas de educación oficial se le asignaron. El entramado educacional de la iglesia se fue construyendo en todos los niveles de educación y en todos los estratos de la sociedad, acompañando persistentemente el estudio de las ciencias y las letras con el de la doctrina católica. No fue hasta finales del siglo XVIII cuando, por la influencia de la ilustración, hubo cierto proceso de laicización de la educación universitaria.
En sumario, una nación cuya estructura política y legitimidad estaban entremezcladas con la religión, como la española, aprovechó la oportunidad de crear un Estado Cristiano, al margen de otros intereses económicos en el nuevo mundo. El papel de la iglesia como actor social y político desde el principio de la conquista logró que esta se constituyera como un esencial de la nueva identidad cultural que se iría a construir, como una organización entremezclada con la estructura política de las nuevas entidades como la Nueva Granada y regidora de la dimensión espiritual y educativa de sus habitantes. Por supuesto, esto también conllevó una coartación absoluta de derechos del hombre y la mujer que conocemos hoy en día como libertad de conciencia y de cultos, y un freno del desarrollo de la modernidad occidental, que no encontró este este elemento de nación cristiana en Norteamérica y la mayor parte de Europa.