Indígenas aislados en la Sierra del Divisor (Zona fronteriza Perú-Brasil). Informe sobre la presencia de los grupos de indígenas en situación de aislamiento voluntario en los afluentes derechos del Bajo Ucayali...

Share Embed


Descripción

Indígenas aislados en la Sierra del Divisor (Zona fronteriza Perú-Brasil)

por Łukasz Krokoszyński, Iwona Stoińska-Kairska y Alina Martyniak

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Informe sobre la presencia de los grupos indígenas en la situación de aislamiento voluntario en los afluentes derechos del bajo Ucayali, desde el río Callería hasta el alto Maquía (Sierra del Divisor occidental) ESTUDIO ANTROPOLÓGICO AIDESEP Y UAM

Iquitos, Lima, Poznań 2006-2007

2

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

3

Citar como: Krokoszyński, Łukasz, Stoińska-Kairska I., Martyniak A. 2007. Indígenas aislados en la Sierra del Divisor (Zona fronteriza Perú-Brasil). Informe sobre la presencia de los grupos indígenas en la situación de aislamiento voluntario en los afluentes derechos del bajo Ucayali, desde el río Callería hasta el alto Maquía (Sierra del Divisor occidental). IquitosLima-Poznań: UAM-AIDESEP.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

4

AGRADECIMIENTOS

Antes de presentar los resultados del trabajo de campo efectuado, desearíamos expresar nuestra gratitud a la Asociación Interétnica del Desarrollo de la Selva Peruana AIDESEP por habernos invitado a participar en el proyecto: en la primera etapa al Ing. Msc. Casiano Aguirre Escalante - Director del Centro de Información y Planificación Territorial AIDESEP en Iquitos (2005-06), y en la segunda etapa (2007) al Señor Jorge Payaba coordinador del Programa Nacional de Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario y Contacto Inicial de AIDESEP, como también al Señor Alberto Pisango - Presidente de AIDESEP. Nuestro agradecimiento a la Escuela de Etnología y Antropología Cultural (IEAK) de la Universidad Adam Mickiewicz en Poznań (Polonia), en particular al Profesor Dr. Aleksander Posern-Zieliński, por habernos permitido participar en esta investigación, llevada a cabo en la Amazonía peruana. Además, nuestra especial gratitud al Señor James Matos Tuesta, coordinador de las oficinas de AIDESEP, quien se encargó, de manera excepcionalmente activa, de coordinar todos los asuntos administrativos, los preparativos del viaje y su desarrollo. Aparte de eso, fue un lector y reseñador muy cuidadoso de la versión borrador del informe. Damos gracias al Dr. Isrrail Aquise Lizarbe por su gentil cooperación durante el período de elaboración del material en Lima. Nuestro más sincero agradecimiento a la Sra. Daysi Zapata, Presidenta de la Organización Regional de AIDESEP Ucayali (ORAU) en Pucallpa por la afabilidad, la benevolencia y la eficiencia con la que nos apoyaba, de cerca y a distancia, durante la realización de la investigación en el campo. Este informe no hubiera podido ser realizado sin la valiosa ayuda del Dr. Mariusz Kairski de la IEAK UAM quien nos brindó su apoyo, de diferentes maneras, en los preparativos de la investigación y en la elaboración del material, facilitándonos el acceso a su biblioteca y leyendo con mucha paciencia la versión preliminar del informe. Además, agradecemos el Sr. Filip Rogalski, también de la UAM, por sus sugerencias y ayuda. Además, Łukasz Krokoszyński quisiera expresar su profunda gratitud a las personas que le ayudaron en el proyecto y en la elaboración del material recopilado. Primero al Dr. David Fleck de la Universidad La Trobe en Australia quien compartió sus conocimientos y los datos bibliográficos, y quien aceptó leer una de las versiones iniciales de este informe, formulando luego valiosas observaciones al respecto. También al Dr. Kacper Świerk, al Prof. Julio César Melatti, a la Prof. Delvair Montagner, Prof. Edilene Coffaci de Lima, al Dr. José Elías Ulloa y Dr. Bernd Brabec de Mori. Al Dr. Tarzycjusz Buliński de la UAM, quien compartió su experiencia, antes del primer viaje de estudio. Un agradecimiento especial dirigido por Łukasz a su padre y a su madre, por su constante apoyo y su entusiasmo. Por supuesto, no ha sido posible nombrar todas las personas que nos ayudaron en realizar el estudio y el informe ulterior. No obstante, les damos a dichas personas nuestras más sinceras gracias.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

5

CONTENIDO

Introducción...............................................................................................................................................................6 Evidencias..................................................................................................................................................................................20 1. Cuenca del río Callería..................................................................................................................................................21 1.1. Río Callería 1.2. Río Blanco (IGN: Tacshitea) 2. Río Roaboillo...................................................................................................................................................................42 3. Quebrada Sinuya – Cerro Pelado................................................................................................................................45 3.1. Macanya 3.2. Cañabraval 3.3. Agua Blanca 4. Río Cashiboya.................................................................................................................................................................59 5. Quebradas Mashiría y Pacaya.....................................................................................................................................61 6. Las carreteras de Contamana y la zona premontana de la Sierra de Contamana (IGN: Canchahuaya)........67 6.1. Quebrada Cachiyacu 6.2. Carretera Pacaya y la prolongación hasta río Maquía 6.3. Carretera de Aguas Calientes 6.4. Sierra de Contamana - parte central 6.5. Sierra de Contamana - parte norte 7. Quebrada Chunuya........................................................................................................................................................77 8. Río Maquía......................................................................................................................................................................80 9. Río Buncuya....................................................................................................................................................................86 10. Río Tapiche...................................................................................................................................................................92 11. Río Moa.......................................................................................................................................................................100 12. Sumario de los datos recogidos: Los indígenas aislados en la parte occidental de la Sierra del Divisor...104 Referencias.............................................................................................................................................................................136 Apéndice..................................................................................................................................................................................141

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

6

Introducción

PROYECTO Las primeras informaciones que dieron inicio al presente Proyecto sobre la reciente presencia de los indígenas en el estado de aislamiento voluntario, entre los afluentes derechos del bajo Ucayali y las nacientes del río Callería, provienen de los repetidos testimonios de la población Shipibo de la zona. Sobre la base de esos argumentos, recogidos por los representantes de FECONBU (Federación de Comunidades Nativas del Bajo Ucayali), surgió la proposición de proteger el área territorial para el bienestar de los grupos que se hallan en aislamiento voluntario. De ahí, nació la necesidad de emprender el trabajo de campo para averiguar su existencia y extensión. El estudio, al igual que la propuesta de la Reserva territorial, estaba denominado provisionalmente “Proyecto “Kapanawa“, este último nombre proviniendo de uno de los etnónimos utilizados por la población del bajo Ucayali para llamar a sus vecinos no contactados. Sin embargo, la pertenencia étnica de esos pueblos -aunque se supone es de afiliación pano- queda desconocida y por ahora sólo es posible comprobar que no hay vínculos lingüísticos directos entre los grupos aislados y el pueblo Capanahua de los río Buncuya y Tapiche. Por esta razón, proponemos rehusar la denominación “Kapanawa” y emplear para la Reserva el nombre de “Maquía-Callería” lo cual hace referencia a los ríos entre los cuales se ubica el área estudiada. ORGANIZACIÓN Y REALIZACIÓN El estudio fue efectuado en el marco de cooperación entre la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) en Lima y la Escuela de Etnología y Antropología Cultural de la Universidad Adam Mickiewicz (IEAK UAM) en Poznań, Polonia.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

7

Su realización se dividió en dos partes : I. entre los días 28 de noviembre de 2005 y 7 de enero de 2006 II. entre los días 19 de febrero y 13 de abril de 2007 Los equipos de estudio estuvieron integrados por las siguientes personas: I. En la primera parte (2005-06): -

Łukasz Krokoszyński (antropólogo)

-

Alina Martyniak (antropóloga)

-

Ricardo Sánchez Shahuano (vicepresidente de FECONBU)

-

Hitler Sajami Tamani (topógrafo)

II. En la segunda parte (2007): El personal del equipo cambiaba en diferentes tramos del viaje. La base del equipo lo constituían dos antropólogos (de la UAM): -

Łukasz Krokoszyński

-

Iwona Stoińska-Kairska

Además, en el estudio participaron (en el orden cronológico): -

Daysi Zapata (Presidenta de la Organización Regional AIDESEP – Ucayali, ORAU)

-

Fausto Torres Salinas (forestal)

-

Samuel Sánchez Majín (Presidente de la Federación de Comunidades Nativas del Alto Ucayali, FECONAU)

-

Angel Cupertino Rodríguez (representante de FECONBU)

Les acompañaban varios motoristas entre los que destacaba Don José Vega Ochavano de la ciudad de Orellana.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

8

UBICACIÓN La investigación fue llevada a cabo en: I. primera parte (2005-06): departamento Loreto, provincia Ucayali, distritos Padre Márquez y Contamana, El acceso a casi todas la comuniadades fue por río. II. segunda parte (2007): departamento Ucayali, provincia Coronel Portillo, distritos Pucallpa y Callería, como también: departamento Loreto, provincia Ucayali (distritos Padre Márquez, Contamana, Vargas Guerra) y provincia Requena (distritos Maquía, Emilio San Martín, Alto Tapiche). El acceso a la mayoría de la comuniadades fue por río, salvo los caseríos ubicados a lo largo de las carreteras que llevan de la ciudad de Contamana a Betania y a Aguas Calientes. COMUNIDADES VISITADAS I. En la primera parte (2005-06) fueron visitadas las siguientes comunidades nativas y caseríos mestizos ubicados en el río Ucayali (margen derecha, bajando), entre San Jerónimo y Contamana : comunidades nativas shipibo

caseríos mestizos

Alfonso Ugarte

San Jerónimo

El Porvenir

Nuevo San Martín

Roaboya Nativa

ciudad de Contamana

Nuevo Cunshamaya

camp. petrolero Base Maquía

Santa María Nuevo San Pablo de Sinuya Nuevo Sucre Libertador Santa Clara II Canaan de Cachiyacu

II. El objetivo de la segunda parte del estudio fue completar los datos con las informaciones recogidas en otras zonas del teritorio investigado. Comenzando en la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

9

ciudad de Pucallpa y finalizando en Requena, el equipo surcó los ríos Callería y Blanco (IGN: Tacshitea), hasta los últimos poblados, luego bajó a Contamana desde donde realizó el trabajo de campo en todo el largo de las dos carreteras que llegan a la Sierra de Contamana, como también en Contamana mismo. Continuando el recorrido de la zona, el equipo visitó los caseríos y las comunidades nativas ubicadas al pie de la rama noroeste de la Sierra y en el lago Cruz Muyuna, para luego seguir bajando el Ucayali, llegar a Orellana y de allí viajar al río Buncuya, hasta las casas de los últimos vivientes. Durante esta parte del viaje, fueron visitados los siguentes pueblos, comunidades, caseríos, fundos y campamentos: (1) río Callería

(2) río Blanco (IGN: Tacshitea)

C.N. Chachibai

C.N. Patria Nueva

C.N. Callería

Parinari

Santa Rosa de Puaya

[donde, entre otros:

Nueva Unión (antes Sargento Lores)

Primera Altura

San Miguel

Dos Hermanitas

Pamaya

Vinuncuru

Guacamayo

Dos Hermanos

Santa Fe

Parinari

Primavera

José Santos]

Esperanza San Juan Sarita Señor de los Milagros C.N. Nuevo Saposoa (3) carretera Contamana - Aguas

(4) carretera Contamana – Betania

Calientes

Betania

Nuevo Horizonte Aguajal Libertad La Tormenta Nuevo Paraíso El Buen Pastor Diana Fray Martín Milagritos Bellavista San Miguel de Aguas Calientes y otros

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

(5) Ucayali y el lago Cruz Muyuna

(6) río Buncuya

C.N. Canchahuaya

Arrozal

Victor Belaúnde

Nueva Aypena/Berea

Huamantullo

Cedrullo

Alfonso Ugarte

Victor Raúl

10

Isla Baños Nueva Delicia Tres Unidos

Más adelante presentamos el cuadro (1) con los nombres de los informantes que proporcionaron los datos relevantes para el estudio. Además del trabajo del campo, entre enero de 2006 y febrero de 2007, Łukasz Krokoszyński realizó un estudio detallado de las fuentes escritas concernientes al área. OBJETIVOS El objetivo principal del estudio antropológico, cuyos resultados presentamos en este informe, era averiguar la presencia de los indígenas en la situación de aislamiento voluntario, en la parte oeste de la Sierra del Divisor, llamada por la población indígena local Siná Jonibaon Manán, es decir ‘Tierra de los Hombres Bravos’. La tarea consistía en recopilar y verificar las informaciones sobre la extensión actual de esee territorio. Los antropólogos estuvieron buscando también los datos que pudieran facilitar las especulaciones sobre la identidad de los grupos aislados. METODOLOGÍA ¿Por qué no buscar y no contactarlos? Los métodos aplicados para recoger informaciones necesarias dependen del carácter mismo del tema. Ya que los indígenas, sujeto de la presente investigación quedan en el estado de “aislamiento” (más o menos) “voluntario“, los datos que a ellos se refieran siempre serán indirectos. Primero, porque los indígenas son “aislados“, o “no contactados“, lo que en realidad impide cualquier comunicación con ellos sin su consentimiento y porque en la mayoría de los casos son ellos quienes evitan cualquier contacto directo con los agentes externos. Segundo, puesto que su “aislamiento” es “voluntario” (o se debe a un miedo justificado), hay que respetar su

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

11

actitud, siempre y cuando respetamos sus derechos humanos apoyados por las leyes del país. Entonces, desde el principio, nuestra intención no era la de tratar de buscarlos directamente, sino recoger informaciones sobre su presencia (ej. huellas) de quienes los contornan. Aparte de respetar su derecho al aislamiento, una de las razones más importantes para no tratar de contactarlos fue sin embargo la alta vulnerabilidad inmunológica y cultural de los pueblos aislados. Inmunológica, porque debido a la falta de resistencia a las enfermedades traídas por los foráneos, su salud se vería puesta en un riesgo muy alto. Y también cultural, porque la falta de conocimiento de las reglas de vida en la sociedad nacional por su parte podría, como consecuencia de un contacto prolongado y manejado de manera irresponsable, dependizarlos de los bienes de (nuestra) civilización, con consecuencias irrevocables y fatales para ellos. Alternativa En esta situación, nos vimos obligados de buscar datos indirectos y huellas. Para encontrarlos hubo que contactar a quienes viven en la proximidad de los aislados. Son personas cuyas rutas a menudo cruzan las de los indígenas y son las que disponen de importantes informaciones, históricas o actuales. Con este fin, visitamos los caseríos más alejados de los centros poblados y, algunos, ubicados cerca de las vías que lleven al fondo del monte, es decir carreteras/caminos o ríos, y tratamos de recoger informaciones en todos los asentamientos humanos existentes, con el número más grande de personas. Además, estuvimos buscando contacto con personas que tuvieran experiencia en extracción de madera, trabajadores de las compañías petroleras o cazadores, ya que debido al carácter de su trabajo, realizado dentro del área estudiada, son potencialmente los mejores informantes. El carácter parcial y local de las informaciones de las que a veces dispongan los pobladores sobre los grupos que viven en la selva, dependen de la especificidad de la vida aislada de aquellos indígenas. A veces son experiencia personal, a veces son relatos de otras personas. Estos datos parciales, cuando se los recoja e interpreta, permiten construir una imagen más general y son fuente de información sobre la extensión del territorio explotado o recorrido por los no contactados.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

12

Las entrevistas pueden además traer información sobre los elementos de cultura material de los indígenas o servir de indicaciones lingüísticas que recopiladas y analizadas permitan especular sobre su identidad étnica. Las visitas en los caseríos nos suministraron informaciones sobre la antigüedad de los asentamientos fijos y trajeron datos importantes para poder reconstruir la historia y la extensión de los terrenos ocupados o utilizados por los grupos aislados. A veces fueron señaladas otras áreas que deberían ser estudiadas. Para comprobar la veracidad de las pruebas, emprendimos expediciones al monte, guíados por nuestros informantes. Recogimos entonces el material fotográfico y ubicamos los sitios mediante la tecnología GPS. Vale la pena mencionar que los datos suministrados por los informantes dependen también de sus ocupaciones y de su movilidad, de la distancia a la que se alejan al monte, del tiempo que llevan en el lugar, de sus contactos con los trabajadores forestales que pasan por la zona. Además, no hay que olvidar que su origen y el lugar de procedencia influyen bastante en su visión del mundo y en su conocimiento del pasado de la región, como también en su interés por los indígenas y por todo lo que se refiere al monte adentro. Aparte de esto, cabe mencionar dos aspectos más: uno es el interés personal de los informantes que a veces dan una información falsa o la retienen en espera de poder sacar un provecho material y, el otro, la desconfianza o el miedo frente a los extranjeros (p.ej. representantes de una ONG o desconocidos, asociados con los “pelacaras“). Es importante verificar los datos y evaluar su veracidad, separando informaciones que forman parte de la imaginación o la visión local del mundo, junto con los cuentos sobre los seres irreales que vivan en el monte (“shapshicos” o “chullachaquis“) y sobre lugares encantados. A menudo, se escuchan historias inventadas sobre los indígenas aislados, sobre su aspecto o costumbres, sin que éstos tengan fundamento empírico (p.ej. “comen carne cruda“, “comen gente“, “viven como animales“, “bailan para el carnaval“, etc.). Entre las experiencias personales, reales y probables, se puede citar encuentros accidentales con los aislados, hallazgos de huellas, trochas, o casas abandonadas, etc. A veces, basándose en los datos, es posible delinear, con más o menos precisión, las rutas de desplazamiento o diferencias que existan entre los grupos locales de los pueblos aislados. Sin embargo, gracias al número y similitud de

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

13

testimonios independientes, conjuntamente con las evidencias recogidas por el equipo durante sus salidas de investigación, los métodos empleados comprueban con toda seguridad la existencia de los grupos aislados en la zona. Las informaciones locales y recientes son refortalecidas aún más por las fuentes escritas, históricas y actuales que atañen al mismo territorio y las áreas contiguas y que serán presentadas y sometidas al análisis más adelante. SOBRE EL INFORME Este informe presenta los resultados del trabajo antropológico, de campo y de gabinete, realizado entre noviembre de 2005 y abril de 2007. Su primera parte fue elaborada en 2006 por Łukasz Krokoszyński y Alina Martyniak en Iquitos y en 2007 por Łukasz Krokoszyński e Iwona Stoińska-Kairska en Lima. Es donde presentamos los resultados del trabajo del campo, es decir, las evidencias de la presencia de los indígenas aislados en la zona estudiada. El material proviene de las entrevistas y de nuestras entradas al monte. Las informaciones han sido ordenadas según los afluentes (siempre derechos) del medio Ucayali, comenzando por los que desembocan más arriba y terminando por los que desembocan más abajo. Cada testimonio presentado en este informe va acompañado por el nombre del informante, su edad, fecha y lugar de entrevista y un número que permite ubicar evidencia en el Mapa (Apendice 1). Los etnónimos empleados por nuestros interlocutores y que aparecen en las informaciones, no han sido modificados por nosotros. Sin embargo, para subrayar que estas denominaciones no necesariamente corresponden a la realidad etnográfica, las hemos puesto en cursiva. Por esta misma razón, conservamos también la grafía Kapanawa -utilizada (de acuerdo a las actuales reglas ortográficas del idioma shipibo) en el título inicial de la propuesta para señalar la diferencia entre el nombre propio del grupo Capanahua y el nombre con el que los Shipibo llaman a los grupos aislados. Las evidencias han sido ordenadas según la hierarquía de veracidad, comenzando por las de primera mano, seguidas luego por las de segunda y después otras. Dentro de cada uno de estos conjuntos están ordenadas cronológicamente. El sumario en el capítulo 9 de la Primera parte del Informe, presenta el análisis y la interpretación de los datos disponibles y el panorama etnográfico de los habitantes

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

14

de la zona estudiada. Basándonos en las entrevistas y en la literatura etnográfica, tratamos de presentar brevemente su forma de vida, su economía, como también las estimaciones acerca de la demografía y de las rutas de desplazamientos estacionales e históricos. Además, presentamos allí las hipótesis acerca de la pertenencia étnica y lingüística de los grupos. ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS MAPAS Y LOS NOMBRES GEÓGRAFICOS . El Mapa de evidencias (Apendice 1) fue elaborada por Łukasz Krokoszyński en abase de los mapas elaborados en Iquitos y Lima en cooperación con Luis Payaba Pacaya de CIPTA (Centro de Información y Planificación de AIDESEP). Algunos nombres de los ríos y de las quebradas provienen de los nombres locales utilizados por los habitantes de la zona. En muchos casos son los que no aparecen en los mapas nacionales de la Defense Mapping Agency (DMA) o del Instituto Geográfico Nacional (IGN) peruano. Por otro lado, a menudo se observan divergencias que hay entre los nombres empleados en los mapas IGN y los utilizados local o tradicionalmente. Entre éstos podemos mencionar los ríos Utuquinía (IGN: Utiquinía), Blanco (IGN: Tacshitea), Cerro Azúl, Sierra de Contamana o Serranía de Contamana (IGN: Cerro Canchahuaya), Buncuya (IGN: Buncuyo y Buncuya), Maquía en su curso alto (IGN: Súngaro), etc. En las situaciones señaladas empleamos los nombres utilizados por los habitantes de la zona, colocando entre paréntesis el nombre que aparece en los mapas IGN/DMA. Los puntos en el Mapa son de dos clases: algunos los hemos marcado con la tecnología GPS durante el trabajo de campo; otros de acuerdo a las indicaciones de nuestros informantes. Es obvio que estos últimos pueden ser localizados sólo de manera aproximada. En los mapas hay también puntos de localización incierta, cuando se trata de un acontecimiento histórico ocurrido en el área que el informante no podía ubicar precisamente. El grupo de mapas históricas fue elaborado por Łukasz Krokoszyński durante el análisis de las fuentes (Apendice 5). Esos mapas y las ubicaciones de los grupos históricos son de carácter aproximado y sirven para ilustrar las informaciones históricas y las relaciones entre los etnónimos. El croquis de la región entre el río Ucayali y los afluentes del Yavarí fue elaborado sobre la base de: Nowy Atlas Świata

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

15

2002; DNIT 2002; IGN 1998; DMA; www.google.com; www.fallingrain.com; Melatti 1981; Arbaiza et al. 1995, Aguirre y Villasante 2003, Aquise 2007.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

INFORMANTES nombre (edad) C.N. Alfonso Ugarte: Alfredo Vásquez Tenasoa Francisco Lomas Huaita Lucho Ramírez Rodríguez David Cauper Carlos Ñunta Suárez Segundo Chávez (con esposa) Miguel Picota Rojas Octavio Lomas Huaita Enrique Suárez Ñunta (Apö en 2005) San Jerónimo Héctor Rengifo Mori C.N. El Porvenir: Alejandro Sánchez Rojas Gustavo Sánchez Jacinto Octavio Ishauano Barbarán Venceslao García Cauper San Martín Víctor Sifuentes Alegría Rubén y Rolando C.N. Roaboya Nativa Nicanor Cauper Ñunta Oswaldo Mori Sánchez Linder Barbarán López Ángel Feliz Cauper C.N. Nuevo Cunshamaya: Eduardo Sinuiri Mori Manuel Ochavano Ñunta C.N. Nuevo San Pablo de Sinuya Feliciano Curinuque Barbarán Agustín Vásquez Fasanando Rolando Vásquez Señor Américo Eduardo Linder Gimeraes Jorge Shahuano Barbarán Miguel Magín Teniente de la C.N. Nuevo San Pablo (2005) Eduardo Shahuano Lucho Cauper C.N. Nuevo Sucre Alfonso Saldaña Canayo Asunción Tuesta Ñunta Julián Panduro Cruz Mauro Burga Ochavano Antonio Tuesta Ñunta Pedro Inuma Ruíz C.N. Canaan de Cachiyacu Manuel Amaringo Ruíz Manuel Rodríguez Inuma Augusto Sanancino Gómez Contamana Román Jiménez López C.N. Libertador Roberto Inuma González Isaías Noa Maynas Campamento Maquía (Maple Gas) ing. Marcos Mogrobejo (con Sr. Carlos) Pucallpa Melita Campos Rojas (Nawá-nicá) (60?) Pablo Sangama Campos (Wíni-këra) (60?) Germán Campos Rodríguez (42) C.N. Chachibai William Ochavano (18) Arturo Mori (50) Abel Ipushima Sánchez (27) Jorge Rodríguez (Támö-náwa) (75?) Tedy Ochavano (15) C.N. Callería Marcelo Isamani González (41) Marsilio Reátegui Avanario (61) Roger Mori Vargas (40) José Pérez Rodríguez (Chíbi-káwa)(60?) Alejandro Mori Valera (67)

fecha de entrevista 07.12.2005 07, 09, 18.12.2005 8.12.2005 8.12.2005 11.12.2005 11.12.2005 12.12.2005 12.12.2005 12.12.2005 18.12.2005 19.12.2005 20.12.2005 20.12.2005 22.12.2005 21.12.2005 21.12.2005 23.12.2005 23.12.2005 23.12.2005 23.12.2005 23.12.2005 24.12.2005 26.12.2005 26.12.2005 26.12.2005 26.12.2005 26.12.2005 26.12.2005 27.12.2005 26, 27.12.2005 27.12.2005 27.12.2005 30.12.2005 30.12.2005 30.12.2005 30.12.2005 30.12.2005 30.12.2005 31.12.2005 31.12.2005 31.12.2005 02.01.2006 02.01.2006 02.01.2006 03.01.2006 15.02.2007 15.02.2007 15.02.2007 19.02.2007 19.02.2007 19.02.2007, 08.03.2007 19/20.02.2007, 08.03.2007 08.03.2007 21.02.2007 21.02.2007 21.02.2007 21.02.2007 21.02.2007

16

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Jeiner Rodríguez Silvano (46) Elías Rodríguez (37) Pablo Silvano Barbarán (45) Santa Rosa de Puaya Elber Escobedo Curinuqui (63) Luis Manihuari Muajari Baumer Mori Marina (42) Nueva Unión (antes Sargento Lores) Rayder Salas Satalaya (29) Juan García Lozán (44) Sara Luz Ramírez (29) Raúl Alegría Díaz (41) Andrés Nolorbe Yahuarcani (53) Misael Ochoa Vela (45) Midonio Saavedra Torres (56) Rosa Elena Salas Rejín (39) San Miguel (“Pueblo Viejo“) Julio Pineda Reinas (76) José Sandóval (62) Teddy Zerpa Silvano (24) Señor Zoria Carina Ríos Becerra (23) Armando Venacino Pisango (75) Alfonso Mozombite Mafaldo (55) Erlinda Vargas Pamaya Luis Somontes Irigoyen (43) Guacamayo Sixto Vásquez (42) Virginia Papas (70?) Juana Rodríguez Biza (Píbi-awį)(75?) Santa Fe Ruiter Vásquez Guerra (43) Jorge López Saavedra (55) Isabela Campos Rodríguez (Kishtë’) (55?) Julio Pacaya Irarita (58) Primavera Meiser Huasabi Wilfredo Alán Vásquez (67) Nelsa Mozambite (24) Madith Isnaine Esperanza Fausto Pacheco Román Raimundina Ramos Gavilán (55) Daniel Ollais Silva (48) San Juan Tania Muñoz Grandes (30) Juan Shardí Peso (40) Juan Muñoz Cachique (54) Sarita Señor Rolando Señor de los Milagros Zoila Rengifo Anguro Robert Pacaya C.N. Patria Nueva Germán Mori (44) Lautier Mori (23) Carlos Mera Teco (52) Franciso Bastos Rodríguez (80?) Raúl Mori García (38), Jerusalén Raúl Mori Vásquez (60), Jerusalén Alexander Mori Fasabi (23) Elías Fitzcarraldo Milton Márquez Abel Mori (72) Samuel Rojas Mori (38) Rodolfo Rojas Mori (29) Hector Mori García (37) José Mori Vargas (72) Victor Mori Vargas (58) Julio Mori Vargas (70) Román Paredes Ríos (46) Manuel Hidalgo Parinari Marciano Ríos Inuma, Fundo (F.) Primera Altura Marciano Ríos Guerra (76), F. Dos Hermanitas Carlos Peleleo (77), F. Vinuncuru Saulo Ruíz Guerra, Parinari Jorge Ricopa Freitas (43), Parinari

21.02.2007 21.02.2007 22.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 23.02.2007 24.02.2007 24.02.2007 24.02.2007 24.02.2007 24.02.2007 24.02.2007 24.02.2007 25.02.2007 28.02.2007 28.02.2007 28.02.2007 01.03.2007 28.02.2007 01.03.2007 01.03.2007 06.03.2007 01.03.2007 02.03.2007 02.03.2007 02.03.2007 02.03.2007 02.03.2007 05.03.2007 03.03.2007 03.03.2007 03.03.2007 03.03.2007 04.03.2007 04.03.2007, 05.03.2007 09.03.2007 09.03.2007 09.03.2007 09.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 10.03.2007 11.03.2007 11.03.2007 11.03.2007 11.03.2007 11.03.2007 11.03.2007 12.03.2007 12.03.2007 12.03.2007

17

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Angélica Icomena (66), Parinari Sarela Vargas (28), Parinari José Pimental Chota, F. José Santos Hugo Pimental Mosquera, F. José Santos Aurelio Siquihua (51), F. Dos Hermanas Angel Mozambite Pacaya (53), F. Topal Juan Arirama C.N. Nuevo Saposoa Teddy Cairuna Cauper Felipe Valera Amasifuén (43) David Vásquez (35) Webman Tutusima (35) Angelina Cairuna Huasabi (57) Roger Vásquez Barbarán (42) Aquiles Huaya Vásquez (36) Alfredo Ñunta Mainas (34) Lucho Reátegui Flores (48) Roger Mucshua Valera (40) Felix Fernández (37) Gabriel Agustín Cairuna Marlo Cairuna Cauper Milton Agustín Cairuna (42) Felix López (28) Tomás Huaya (54) Raúl Cauper Contamana Félix Zavallos (20) Eduardo Pinedo Ramírez Richard Carranza Tuesta (46) Rodolfo Lobo Augusto Pérez Ruíz Mauricio Zevallos (65?) Miguel Mori Campos (46) (entr. F. Torres) Betania Juan Sajami Fasabi (58) Luis Curinuqui Huaya (42) Yehú Carranza (20) Juan Vargas (27) Mery Masamote Acosta Wilson Ricopa Huaimacari Isabel Daua García (40) Sergio Shapiama Vásquez (60) Gumersindo Sajamí Ríos (58) Ludber Sajamí Labajos (30) Laura Ríos (50) Manuel Gómez Carretera Aguas Calientes Enrique Zevallos Díaz (46), (km 22) Jorge Alberto Zoria Bartra (51), (km 22) Luis Fernando Ortiz Ruíz (22), (km 22) Jesús Bartra Bardales (68), (km 22) Manuel Zoria Bartra (38), (km 22) Cesáreo Zevallos Díaz (80), F. Nuevo Horizonte (km 18) Florinda Díaz (79), F. Nuevo Horizonte (km 18) Gerry Tananda Cachiques (36) F. Aguajal (km 18) Tomás Acahuache (65), F. Libertad (km 18) Gilmer Huansi Tutusima (43), F. La Tormenta (km 18) Osman Glorioso, (km 18) Carolina Fuachín, (km 18) Rodolfo Mendoza Lozano (45), F. Nuevo Paraíso (km 17) Teresa Jesús Pacaya, (km 16) César Fabava Nuñez, (km 16) Hitler Alvarado Reátegui (67), (km 16) Ney Meléndez Pinedo (43), F. El Buen Pastor (km 14) Rafael Huansi (42), F. El Buen Pastor (km 14) Zoila Gómez Díaz (40), F. Diana (km 12,5) Maria Ruíz Gómez (21), F. Diana (km 12,5) Hermán Guerra Amasifuén (63) F. Fray Martín Gilberto Taricuarima Ricopa (38), F. Milagritos (km 9) Noé Villacrés Shunya, F. Bellavista ( km 8) Esaú Cardenás Salas ( km 8) Luis Alberto Navarro Reátegui (km 8) San Miguel de Aguas Calientes Eliseo Inquiltupa Huallas (25) Fredy Satalaya Isuiza (29) Victor Ordinola Nevado (41) Manuel Vela Campos (40) Alejandro López Mendieta (41) C.N. Canchahuaya

12.03.2007 12.03.2007 13.03.2007 13.03.2007 13.03.2007 13.03.2007 13.03.2007 13.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 14.03.2007 15.03.2007 15.03.2007 15.03.2007 15.03.2007 19.03.2007 19.03.2007 26.03.2007 26.03.2007 26.03.2007 26.03.2007 27.03.2007 20.03.2007 20.03.2007 21.03.2007 21.03.2007 21.03.2007 21.03.2007 21.03.2007 21.03.2007 22.03.2007 22.03.2007 22.03.2007 22.03.2007 23.03.2007 23.03.2007 23.03.2007 23.03.2007 23.03.2007 23.03.2007 23.03.2007 23.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 25.03.2007 25.03.2007 25.03.2007 25.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007 24.03.2007

18

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Guillermo Alvarado Acho (42) José Alvarado (59) César Acho Fernández (75) Antonio Inuma Teco (26) Julio Acho Pisco (40) Leonardo Acho Alvarado (36) Melita González Canayo (37) Julio Manihuari Canayo (50) Eduardo Pacaya Tamani (40) Marcio Alvarado Victor Belaúnde Hernán Taricuarima Francisco Aguanari Taricuarima (82) John Buenapico López (33) Nemesio Huansi Robalino (67) Huamantuyo Romer Huaita (40) Jeiner Salas Gatica (29) Francisco Almanari Caymata (62) Nicolás Alfonso Ugarte Wilber Humberto Díaz Cárdenas (35) Artemio Carvalho Maceda (46) Juan Huaita Acho (62) Ángel Arturo Angulo Rengifo (50) Mario Luis Peso Pinedo (49) Alberto Huaita (49) Jesús Shahuano Selis (37) Héctor Olórtegui Angulo (30) Antonio González Pinchi (39) Juan Falcón (63) Isla Baños Eber García Inuma (38) Bernandino Nolorbe Inuma (30) Bernandino Nolorbe Lancha (86) Cruz Inuma Vargas (70) Adriel Sinakai Reátegui (46) Nueva Delicia Ángela Pinedo Vásquez (57) José Vega Ochavano (53) Nuevo Lucero Tres Unidos René Ribeiro Blanco F. Arrozal, río Buncuya Celina Nahuatupe Shapiama (64) Artemio Del Aguila (34) Grety Freire Nahuatupe (22) Wilma Freire Nahuatupe (30) Nueva Aypena/Berea Walter Ramírez Tello (66) Beder Pacaya Huaninche (28) Wilson Chumo Oliveira (42) Asunción Navarro Huaninche (43) Segundo Machoa Canayo Wegmer Chumo Navarro Jorge Arirama (23) Merly Manuyama Huaninche (21) Manuel Vásquez Pizarro (70?) Alberto Silva Glomber Valera Huaninche (44) Geysen Huaninche Fatama (35) Saida Vásquez Romaina (52) Nixon Tanchihua Chumo F. Cedrullo, río Buncuya Generoso Freire Romaina (67) Hermán Freire Nahuatupe (37) Victor Raúl Eloisa Chumo Huaninche (60) Elena Freire Pizarro (40) Misael Del Castillo Pascal (55) Pablo Angoa Vásquez (34) Betman Del Castillo Freire (27) Carlos Huaninche Romaina (56) Rogelio Huaninche Solís (56) Requena Alcides Ruíz Hidalgo (61)

27.03.2007 27.03.2007 27.03.2007 27.03.2007 27.03.2007 27.03.2007 27.03.2007 28.03.2007 28.03.2007 28.03.2007 29.03.2007 29.03.2007 29.03.2007 29.03.2007 29.03.2007 29.03.2007 29.03.2007 29.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 30.03.2007 31.03.2007 31.03.2007 31.03.2007 31.03.2007 31.03.2007 02.04.2007 02.04.2007 03.04.2007 07.04.2007 07.04.2007 07.04.2007 07.04.2007 07.04.2007 08.04.2007 08.04.2007 08.04.2007 08.04.2007 08.04.2007 08.04.2007 08.04.2007 08, 09.04.2007 08.04.2007 08.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 09.04.2007 10.04.2007 10.04.2007 12.04.2007

19

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

20

EVIDENCIAS

ŁUKASZ KROKOSZYŃSKI IWONA STOIŃSKA-KAIRSKA ALINA MARTYNIAK

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

21

1. CUENCA DEL RÍO CALLERÍA Las comunidades y los caseríos visitados por el equipo de estudio en el río Callería fueron: C.N. Callería, Santa Rosa de Puaya, Nueva Unión (antes llamada Sargento Lores), San Miguel (“Pueblo Viejo“), Shiringal (San Antonio), Pamaya, Guacamayo, Santa Fe, Primavera, Esperanza, San Juan, Sarita, Señor de los Milagros, C.N. Patria Nueva, C.N. Nuevo Saposoa. Los afluentes derechos del curso alto y medio del Callería, bajando, son las siguientes quebradas: Sábalo, Turbio, Paujil, Copaillo, Tushmo, Sanangal, Mashea, Raya, y los afluentes izquierdos son las quebradas: Blanco, Pañuelito, Bushnaya, Piyuya, Maquisapayo, Paujil, San José, Agua Negra1. Si las partes bajas del Callería están habitadas por los Shipibo-Conibo (y algunos Isconahua) desde hace un siglo y medio (la fundación de los asentamientos ha sido descrita en las fuentes históricas), en el curso alto del río encontramos los asentamientos mestizos cuya historia es mucho más corta. Aunque parece que antes, en la orilla del río, vivieran algunos habitantes mestizos, todos los vivientes a los que hemos encontrado ahora vinieron de otras partes del país en los últimos 10-30 años, para establecerse en la zona. La mayoría de los vivientes mestizos del medio y alto Callería no se aleja mucho de sus caseríos, es decir de 2-3 horas yendo hacia el fondo (5-6 kms). Pocos son quienes conozcan personalmente la zona del Callería en su curso alto o más adentro hacia el oeste. En su economía predomina la pesca, agricultura, además se cortan las hojas de la irapay (especie de palmera), se explota madera a pequeña escala. Parece que muchos de los pobladores hayan abandonado la zona, primero debido a la presencia de terroristas y luego, en consecuencia de la erradicación de plantaciones de coca en la zona, acción efectuada durante el gobierno de Fujimori. Uno de los problemas que tienen que enfrentar los moradores de esta zona es la falta de puestos de salud y de escuelas. Por esta razón, hay personas que llegan de Pucallpa sólo por un tiempo, para aprovechar la tierra, y luego regresan a 1

Juan Muñoz Cachique (54) (San Juan, 03.03.07) y Robert Pacaya (Señor de los Milagros, 04.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

22

la ciudad. Así que la población permanente no es grande (por ejemplo, en Señor de los Milagros vive una familia, en Sarita Colonia un hombre, en San Juan dos familias). Ninguno de los caseríos está titulado, aunque algunos lo están tramitando. Los habitantes de los caseríos del alto Callería, preguntados por los indígenas aislados, señalan las partes altas del río, mencionan a los “Isconahua” (o “Iskunahua“, “Iskinahuas“, etc.) que viven en la partes bajas del río, o no saben nada. Sin embargo, surcando el río, encontramos noticias de la antigua presencia de los indígenas: vestigios de cerámica, purmas o herramientas que a veces se encuentran o se encontraban antes encima de la tierra, o noticias de los robos que hubo en los primeros años de la colonización. En los terrenos cercanos al último caserío −Señor de los Milagros− donde vive una sola familia, se observa en la actualidad una fuerte presencia de los aislados. Otro grupo importante de informantes son los madereros que trabajan a lo largo del río, de ambos lados del mismo. Aunque su actividad se concentra mayormente en el lado izquierdo del medio Callería, encontramos evidencias de extracción de madera en el lado derecho del río, como también dentro del territorio que corresponde a la Reserva Territorial Isconahua, en las cabeceras de las quebradas Bushnaya y Piyuya. Conforme a las informaciones, hay campamentos madereros hasta en las cabeceras del Callería, como a 3 días de viaje río arriba desde el Señor de los Milagros. Los contactos entre los madereros y los habitantes de la zona son más bien esporádicos debido al carácter temporal del trabajo de madera. Sin embargo, a veces los trabajadores hablan con los habitantes, contándoles las novedades del río arriba. Entre éstas hay relatos sobre huellas o sobre encuentros con los indígenas aislados. Hay que añadir que existe comunicación entre caseríos del alto río Callería y los caseríos del río Utuquinía. Según los informantes, algunos trabajadores de madera entran al monte desde Utuquinía. Además, recogimos la información de que alrededor del año 2005, los madereros que trabajaban para una empresa que pertenecía a la familia Noriega cruzaban la zona entre el río Tapiche y la qda. Piyuya del Callería.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

23

1.1. RÍO CALLERÍA 1.1.1. LADO DERECHO DEL CALLERÍA EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[82] Hace 7 años (2000) Jorge López Saavedra (55) estuvo trabajando madera por la qda. Turbio para la empresa de los Noriega. A una hora y media de la boca de Turbio, en la orilla de la quebrada, vio chacras grandes (hasta de 10 hectáreas) (Santa Fe, 01.03.07). [97] Robert Pacaya (26) en 2006 encontró, en la orilla de la pequeña quebrada El Cóndor, un batán y un moledor de piedra en un terreno limpiado (Señor de Los Milagros, 04.03.07). [87] Madith Isnaine contó que un año atrás (2006), un primo de su marido, a 1 hora al fondo desde el caserío Primavera, había encontrado pisadas descalzas de una persona. Atravesaban huellas de los tractores que habían abandonado la zona un mes atrás (Primavera, 01.03.07). [98] Para recoger la documentación sobre el moledor del cual hablaba Robert Pacaya, el equipo AIDESEP-UAM entró al monte el día 5 de marzo de 2007, guíado por el informante mismo. Después de haber surcado el río Callería por una hora y media, entramos en el monte. A 3 horas de camino, el guía encontró huellas, hecho que le perturbó mucho. Al inspeccionar las huellas en las hojas, dijo que eran pisadas de una persona descalza que había pasado allí 3 días atrás (Robert explicó que las huellas ya no eran muy profundas, aunque siempre se veía el contorno de los pies sin zapatos; tampoco tenían olor - véase fot. 14). Su tamaño era más grande que de cualquiera de los investigadores. La inspección del lugar por el guía llevó a descubrir pisadas de otra persona, más pequeñas. El guía, muy asustado, rechazó seguir el camino y llevar al equipo hasta donde había encontrado el moledor. Los investigadores no lograron callar su temor. Ante esta situación, decidimos regresar. Cuando empezamos a caminar, a una distancia se oyó un sonido que Robert interpretó como el de una persona que estaba imitando las voces de los pájaros y nos demostró como se lo hacía. Esto hizo aumentar su miedo más aún. La densa vegetación del lugar no nos dejó sacar el punto GPS sino a una distancia de aprox. 70 metros desde donde estaban las pisadas [18M 0571211, 9156576].

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

24

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[113] En 1985, cuando Alfredo Ñunta Maynas (34) trabajaba madera, sus compañeros encontraron pisadas descalzas en la playa de la qda. Sábalo (afluente derecho del Callería). Además, le comentaron que por esa misma zona se hallaban piezas de cerámica (C.N. Nuevo Saposoa, 14.03.07). [95] Según dijo Robert Pacaya, los madereros que vienen pasan por el caserío Señor de los Milagros, donde vive él, cuentan que más arriba, por la quebrada Sábalo se ven a veces huellas de pies descalzos (Señor de los Milagros, 05.03.07).

FUENTES EXTERNAS

[191] En junio de 1989 Isabel Campos, en la qda. Raya vió “pisadas de tres hombres sin zapatos”. Por la madrugada los indígenas “llegaron hasta el lugar y del tambo sustrajeron víveres y prendas de vestir” (Matorela 2004: 76).

1.1.2. LADO IZQUIERDO DEL CALLERÍA (R. T. ISCONAHUA) Citamos estas evidencias para señalar que la presencia de los aislados se observa en ambas márgenes del río Callería. Lo hacemos también para negar las teorías lanzadas recientemente, de que los indígenas de la Reserva Isconahua han dejado el área. Como lo demuestran las evidencias que hemos recogido, los grupos aislados siguen viviendo y explotando la zona, inclusive tratando de entablar contacto con los madereros.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[78] Armando Venancino Pisango (75), cuando tenía 22 años (1954), en las playas de Bushnaya vio huellas de pies descalzos de varias personas (San Miguel, 24.02.07). [1] Gustavo Sánchez Jacinto (70?) de la comunidad El Porvenir, nos contó que cuando en 1970 trabajaba para los madereros, había visto huellas de los no contactados, anchas y de tamaño grande. Esto tuvo lugar en un terreno montañoso de la quebrada Aspajonía, afluente izquierdo de la quebrada Piyuya. En la misma

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

25

zona, encontró también una flecha larga [de 1 m de largo aprox.] hecha de izana. Según Gustavo Sánchez, la flecha fue de origen kapanawa. No sabía si había sido olvidada o botada. El informante recuerda también a otras personas que en aquel entonces vieron las huellas en el área (C.N. El Porvenir, 20.12.2005). [91] Juan Muñoz Pacheco (54) cuenta que por toda partes en el monte hay muchos pedazos pequeños de tinajas o platos, todos rotos, sobre todo en la altura por el lado izquierda y por el alto Piyuya. En sus primeros años, cuando vivía en San Juan (desde 1985), estos restos se veían también en el patio de su casa (San Juan, 03.03.07). [96] Según Robert Pacaya (26), no muy lejos de su casa, había antes purmas con plantas ya muertas. En las chacras, en la superficie o inmediatamente debajo de ella, había cerámica rota: ollas, hachas de piedra u otras piedritas talladas (19802007) (Señor de Los Milagros, 04.03.07). [16] En 1989 Arturo Mori (50) trabajaba con los madereros (Alberto Avensur) por la qda. Piyuya. Casi a la boca, en la margen derecha, se escuchaba los tambores, desde las 6 am hasta por la noche. Después, Pablo Campos (un Isconahua) le dijo que los Isconahua, cuando vivían en el monte, hacían fiestas con cantos, danza de rueda, quizás por una buena cacería (C.N. Chachibai, 20.02.07). [4] Víctor Sifuentes Alegría hace más de 10 años [en 1990 aprox.] estuvo trabajando con los madereros en el alto Callería. Cuenta que un día, a dos horas (en peke-peke) arriba desde la boca de la quebrada Yurac, afluente de la quebrada Piyuya, encontró a un joven indígena. Víctor se asustó, pero el nativo hablaba un poco castellano y le dijo que no tuviera miedo y que en el monte había un par de familias que querían salir del bosque. Le pidió ayuda, pero Víctor no tenía ni fondos ni sabía de qué manera pudiera ayudarles y por eso no ha hecho nada (San Martín, 21.12.2005). [84] Jorge López Saavedra (55) en 1999, por Piyuya, por su lado izquierdo, vio tinajas de barro de ca. 35 cm de diámetro, pero también flechas clavadas en los árboles y casitas de diferentes tamaños (Santa Fe, 01.03.07). [76] Carina Ríos Becerra (23) hace 6 años (2001), caminando al fondo de la montaña, desde la orilla de Piyuya, a 1 día de camino, vio a un grupo de 10-12 personas desnudas.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

26

Tenían pelo largo, con pollina recortada por encima de los ojos. Las caras y las partes extremas del cuerpo las tenían pintadas de negro, o de rayas negras. En sus narices, tanto adultos como niños, tenían varios palitos/espinas. En las piernas tenían hilitos de yute que parecían pelitos. Alguien trataba de hablarales, pero no se entendían. Quien trató de conversar con ellos era Misael Vardalis de Pucallpa (San Miguel, 24.02.07). [2] Cuando Gustavo Sánchez regresó a Aspajonía en 2003, nuevamente, en el mismo lugar, encontró huellas anchas y largas de pies descalzos. Según el informante, éstas hubieran podido ser de los Kapanawa, aunque más arriba, dijo, vivían otros indígenas, a los que él los llama Amahuaca (C.N. El Porvenir, 20.12.2005). [93] Robert Pacaya (26) dice que a menudo se ven huellas de pies descalzos, tanto en la orilla, como en el fondo. La última vez que recuerda, fue en verano de 2005, cuando vio huellas de varias personas descalzas por Bushnaya, a 3 horas de camino hacia dentro, por el lado este (Señor de Los Milagros, 04.03.07). [89] Tania Muñoz Grandes (30) y su marido Juan Shardi Peso (40) dicen que siempre en el mes de febrero se escuchan sonidos de los tambores que llegan del monte adentro. Sólo que para escucharlos hay que alejarse más o menos 2 horas hacia el fondo del bosque. Este año (2007) el marido no ha ido al fondo (San Juan, 03.03.07). [75] En enero de 2007, Tedy Zerpa Silbano (24) vio pisadas de varias personas descalzas en la margen derecha (surcando) de qda. Piyuya. Varias otras personas las vieron también (San Miguel, 24.02.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[59] Según Arturo Mori (50), en 1989 José Pérez de Chachibai ha visto por Piyuya las chacras y también a personas desnudas (C.N. Chachibai, 20.02.07). [71] Baumer Mori Marima (42) recuerda que cuando vino al Callería (Sta. Rosa de Puaya) en 1989, se oía decir que en las cabeceras había "calatos" y que con la entrada de los madereros desaparecían. Oía decir que supuestamente atacaban a los montaraces (Santa Rosa de Puaya, 23.02.07). [72] Andrés Nolorbe Yahuarcani (53), quien antés vivía en Señor de los Milagros nos contó que recuerda a un hombre quien, cuando era joven (1992-1993),

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

27

a una hora y media de las orillas de Bushnaya, monte adentro, encontró a los indígenas que querían llevarlo para enseñarle algo. Decían que necesitaban ropa (Nueva Unión, 24.02.07) (véase “Fuentes Externas” [72]). [74] Rosa Elena Salas Regín (39) dice que hace 10 años (1997; en actualidad 1994 – véase “Fuentes Externas” [74]), por el alto Bushnaya, un montaraz de apellidos Freitas Dahua, topó con un grupito de 5-6 indígenas: un hombre, una mujer y niños. Estaban recogiendo huevos de taricaya a una cesta. El hombre tenía arco. El montaraz se escondió y los observaba de lejos (Nueva Unión, 24.02.07). [79] Según Luis Somontes Irigoyen (43), los madereros cuentan a veces que en el alto Callería se puede ver de lejos a los indígenas desnudos, con “lanza”, y que en las orillas hay pisadas (1995-2007?) (Pamaya, 28.02.07). [88] Daniel Ollais Silva (48) recuerda que entre 1997 y 2000, por el río Callería, estuvieron estacionados los militares de la Marina que participaban en las acciones de destrucción de las plantaciones de coca. Conversó entonces con uno de los soldados. Éste le dijo que patrullando desde el helicóptero la zona entre las cabeceras de Callería y la frontera con el Brasil, desde arriba vio casitas de los chunchos (indígenas) (Esperanza, 05.03.2007). [88] Según Andrés Nolorbe Yahuarcani (53), en los tiempos de la “subversión” (1997-2000), los helicópteros militares sobrevolaban la zona montañosa entre las cabeceras del Callería y la frontera con Brasil. Durante uno de los vuelos vieron casas de los aislados (Nueva Unión, 24.02.07). [107] Angélica Icomena (66) Ha escuchado que hace 7-10 años (1997-2000), arriba, en las cabeceras del río Blanco, en el fondo, había indios, pero que ahora ya no se escucha de ellos. Hoy día, es sólo en la selva virgen donde se escucha golpes dados en las aletas de los árboles (Parinari, 12.03.07). [90] Juan Muñoz Pacheco (54) nos dijo que Botaire Ruíz Vela (de Pucallpa), le contó que unos 6-7 años atrás (2000), por la qda. Aspajonía, había encontrado a un grupo de “calatos“, hombres y mujeres. Uno de ellos hablaba castellano y servía de intérprete. Pedían ropa y azúcar. Como contrapartida, querían guíarlo al fondo del bosque para enseñarle donde había une buena madera. Sin embargo, él nunca más ha vuelto a aquel lugar. El informante asocia a esos indígenas con los Isconahua (San Juan, 03.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

28

[92] Según Zoila Rengifo Anguro, en julio de 2001, un amigo de su finado esposo vio a unos “calatos” “charapeando” (recogiendo huevos de taricaya). Los vio sólo de lejos, porque tenía miedo de acercarse. Estaban con su flecha, un hombre y una mujer. Ella era de talla pequeña, aunque ambos eran gordos y robustos. Fue en 2001, por Bushnaya (Señor de Los Milagros, 04.03.07). [70] A Luis Manihuari Muajari le contó Francisco Sinacay que en 2005 había ido al alto Callería con los “misioneros americanos”. Vieron huellas de la presencia humana, pero no podían acercarse a aquellos indígenas (Santa Rosa de Puaya, 23.02.07). [94] Robert Pacaya (26) recuerda que los madereros le contaron, en verano de 2005, que trabajando por Piyuya encontraron huellas de unas pisadas descalzas (Señor de Los Milagros, 04.03.07). [83] Comenta Jorge López Saavedra (55) que Robinson Ruíz −un maderero que vive y trabaja en Piyuya arriba− le relató que 3 meses antes (diciembre 2006), por Bushnaya, un grupo de 15 indios desnudos trataba de robar cosas del campamento (Santa Fe, 01.03.07). [77] En enero de 2007, Wilmer Venancino, hijo del informante Armando Venancino Pisango (75), vio huellas de varias personas descalzas por el “Río Azul“. Caminando 3 horas llegaron a una quebrada que corría en la dirección opuesta a la de las demás quebradas. Por esta razón, creían que ya estaban en el Brasil (San Miguel, 24.02.07). El “Río Azul” lo identificamos como la qda. (Agua) Azul, tributario del alto Bushnaya. Las quebradas que “corrían hacia el otro lado” eran tributarios del Tapiche (qda. Umaita).

FUENTES EXTERNAS

[183] Según informaciones recogidos por Bernd Brabec, En el 1975, Valerio Pinedo, un Shipibo de Patria Nueva, estaba surcando la quebrada Piyuya junto con el Iskonahua Boaika. En la orilla vieron un grupo de presuntos Iskobákebö que los observaban, pero huyeron con el intento de acercarse por parte de los dos hombres. Boaika los identificó como a sus paisanos. Los hombres querían “sacar” a los desconocidos, pero no han pododo contactarles, así que decidieron fundar un nuevo pueblo en el Piyuya para que los Iskobákebö

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

29

pudieran acercarse. El plan fracasó por la enfermedad de Valerio, quien murió en 1977 (Brabec & Peréz 2006).

[188] En 1980, el esposo de Isabel Campos (Kishtë), en el curso medio de la qda. Piyuya, experimentaba “incursiones de los aislados al campamento maderero para robar fariña, sal, azúcar y espejos. En el caso de los espejos, eran dejados a propósito por el encargado del campamento, con la finalidad de buscar a contactarse. No existen noticias de enfrentamientos” (Matorela 2004: 76). [189] Según José Arrunátegui Ahuanari (C.N. Callería), “hace varios años” (¿1980-95?) el hijo de uno de los Isconahuas fue a trabajar madera por la qda. Piyuya. Es donde encontró a los indígenas. Aunque trataba de hablarles en castellano y shipibo (no sabía hablar isconahua), ellos se alejaron (Arbaiza et al. 1995: 84). [190] Abertano Dahua (entonces de Sarita Colonia) contó a M. Cuentas que un maderero, señor Leonardo, una vez se perdió en el monte y después de varios días de caminar y caminar solito por el monte, llegó al campamento de los Isconahuas, donde encontró a dos ancianos, quienes al verlo comenzaron a tocar unos troncos huecos (llamados el manguaré) y al rato llegaron más Isconahuas que después de invitarle con chicha le acompañaron casi todo el día de viaje, le indicaron con mímica por donde tenía que continuar caminando para llegar a su campamento (Arbaiza et al. 1995: 101).

No sabemos cuándo ni dónde tuvo lugar ese encuentro, sólo podemos suponer que entre los años 1980-95, a más de un día de camino de Piyuya, en la zona Piyuya – Bushnaya – Tapiche. [192] Los trabajadores de madera en el Shebonal, de retorno al campamento, por la qda. Yurac, se cruzaron en la trocha con un indígena, que transitaba por la zona. Al verse descubierto, desapareció entre los árboles. Fue en una trocha que iba directo 5 horas y cruzaba una quebrada por las cabeceras del Yurac e iba directo hasta el Piyuya. Esto pasó en el año 1990 (Matorela 2004: 76). [72] El Marzo de 1992 Edinson Gonzales Nahuatupa monteaba en las cabeceras de la quebrada Piyuya, 4 horas de surcada desde la confluencia de las qdas. Pacal con Yanayacu, cuando se encontró rodeado por cuatro hombres indígenas maduros. Todos estuvieron desnudos. Con señas le pidieron su ropa. Estuvieron pintados de rojo, sus labios superiores estuvieron perforados. Llevaban

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

30

arcos, uno de ellos tenía una escopeta nueva. Según la estimación del informante (a base de comunicación mímica con ellos), su casa grande se encontraba a “1 día de camino de camino bien caminado” (compara [190]). El informante los encontraba durante tres días seguidos, llevando ropa y fariña (Arbaiza et al. 1995: 102-104) (véase arriba, Andrés Nolorbe Yahuarcani). [74] El señor Eleazar Salas (en aquel entonces de Señor de los Milagros) contó a los antropólogos Manuel Cuentas (Arbaiza et al. 1995: 101) y Miriam Matorela (Matorela 2004:15), que el Sr. Freitas, en septiembre de 1994, entre las qdas. Bushnaya y Zapallal, había visto a una pareja de indígenas jóvenes (Isconahuas), recolectando huevos de taricaya (véase arriba). [179] En agosto de 1995 Eleazar Salas Tuhanama, en la margen derecha de la quebrada Bushnaya, en un lugar denominado "barranco", vio a una joven pareja de Isconahuas, recolectando huevos de taricaya. Esto fue en las cabeceras de la quebrada Bushnaya, “a unas 3 horas de la frontera con Brasil” (Matorela 2004: 77). Además, Eleazar Salas Tuhanama dijo a Miriam Matorela que “dos veces más han salido, mi hija y mi yerno los han visto, mi hijo también los vio” (Matorela 2004: 15). [180] Según las informaciones recogidas por la antropóloga, el hijo de Eleazar, Javier Salas, vió a una pareja de Isconahuas, recolectando huevos de taricaya, en julio de 1997 en la margen derecha de la quebrada Bushnaya, en un lugar denominado "barranco". Su hija o hijo “le narraron que vieron a un hombre y una mujer joven, que incluso se comunicaron en idioma español, y por ello se identificaron como Isconahuas” (Matorela 2004: 15, 37). [181] La hija de Eleazar con su marido dijo: se fueron a pescar y ahí, dice, es lo que salen. Aparecieron dos, pero dice que hay varios, eran una pareja de jóvenes y la mujer estaba cargando su canastita y dice mi hija que recién le estaban saliendo sus senitos..... Normalmente aparecen en verano: julio y agosto, cuando es tiempo de la taricaya. Ellos los vieron en agosto, hace aproximadamente cuatro años (2000). (Matorela 2004: 15).

1.1.2.1. RESERVA ISCONAHUA (RÍOS UTUQUINÍA Y ABUJAO) EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

31

[104] Manuel Hidalgo (ca. 42) en 1972, por la Qda Manuela, afluente del Utuquinía, en las alturas o en el cerro vio chacras con plátano rojo, también ollas o tinajas rotas (C.N. Patria Nueva, 11.03.07). [60] Abel Ipushima Sánchez (27) antes (hasta 2000) vivía por el Utuquinía, donde aún vive su familia. En aquel entonces, en una oportunidad, al fondo del Utuquinía, vio casitas pequeñas entre los árboles. También fue donde fueron encontradas ollas de barro, bien hechas, antiguas y nuevas (C.N. Chachibai, 20.02.07). [69] Jeiner Rodríguez Silvano (46). Su cuñado, mientras viajaba por Utuquinía en agosto de 2001, después de 3-4 días de surcada a remo, en un bajeal en la margen izquierda del río, vio a un hombre desnudo (C.N. Callería, 21.02.07). [63] Abel Ipushima Sánchez (27), mientras estaba en la zona, le contaron los madereros que arriba, por Utuquinía “donde la guarnición“, se oía a la gente, pero que sólo raras veces se la veía. Las mujeres llevaban una casaca y se tapaban el sexo con un tejido (Chachibai, 08.03.07). [62] Abel Ipushima Sánchez (27) dice que en marzo de 2005, surcando 3 días de la boca de Utuquinía, José Pacaya Icomena vio a un hombre indígena sentado en la rama de un árbol. Se asustó de que le iba a flechar y huyó (C.N. Chachibai, 20.02.07).

FUENTES EXTERNAS

[187] En las actas de una encuesta del ILV llevada a cabo en los años 196772 sobre los indígenas aislados del Perú, hallamos la siguiente nota: "Alejandro Cruz; Afluente del Tamaya llamado Inomapoya; heard sounds & saw footprints of people [escuchó sonidos y vio pisadas de gente]. Golpeaban la aleta de un palo, ramas quebrando etc. Pensaban que eran Capanahua."

Esto significa que el territorio refugial se extendía o extiende no sólo hasta Abujao, sino más hacia el sur. Las cabeceras de la quebrada Inamapuya se encuentran cerca de las cabeceras de Abujao y de Yuruá Mirím en Brasil. [183] Según las informaciones recogidas por Bernd Brabec: "en 1975, el Shipibo Valerio Pinedo de Patria Nueva, surcó la quebrada Piyuya junto con el Iskonahua Boaika. En la orilla vieron a un grupo de presuntos Iskobakebo que les observaron pero huyeron al intento de acercarse. Boaika les

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

32

identificó como sus paisanos. Ellos deseaban “sacarlos“, pero no pudieron contactarles, así que decidieron fundar un nuevo pueblo en el Piyuya para que los Iskobakebo pudieran acercarse. El plan fracasó por la enfermedad de Valerio, quien murió en 1977" (Brabec & Peréz 2006).

Estos testimonios pueden juntarse con los datos recogidos por Manuel Cuentas durante su encuesta de 1995 (Arbaiza et al. 1995). De acuerdo a las informaciones recogidas por el equipo UAM, los indígenas aislados quedaron en la zona después de que M. Cuenta haya realizado su estudio, y siempre están allí.

1.2. RÍO BLANCO (IGN: TACSHITEA) En el río Blanco (denominado Tacshitea en el mapa IGN) hemos visitado varios fundos que juntos son llamados Parinari. Entre ellos se encuentran: Primera Altura, Dos Hermanitas, Topal, Vinuncuru, Dos Hermanas, también varias casas dispersas del Parinari mismo y José Santos. Los afluentes del alto río Blanco (bajando) son las siguientes quebradas: por la derecha la quebrada llamada localmente “Repartimiento” (IGN: qda. Agua Blanca), luego las quebradas Pamakari, Tierra Pintada, y Galilea. Por la izquierda: quebradas Lagarto, San Antonio, Tigre Bravo, Motelillo, Contal, Jergoncillo, Redondito, Paujil. En la parte baja del río Blanco, en su lado izquierdo, desemboca la quebrada Agua Negra. En la cuenca del río Blanco existen dos asentamientos humanos: uno en el curso alto de Agua Negra (asentamiento sin nombre) y el otro en uno de sus afluentes izquierdos − la qda. Shuyal (C.N. Chachibai)2. Los habitantes del mismo río Blanco son pocos. Los fundos son habitados por familias nucleares de mestizos que, en su mayoría, llegaron a la zona hace pocos años atrás. Los más antiguos (cerca de 25 años) asentamientos mestizos que existen hoy día se ubican en la vecindad del abandonado caserío Parinari. Sus moradores se dedican a la agricultura y caza, pero, según parece, no se alejan mucho de sus caseríos. La actividad maderera en la parte alta del río es fuerte. Los trabajadores son sobre todo los pucallpinos y que vienen sólo por períodos cortos de pocas semanas, Aurelio Aurelio Siquihua (51) (F. Dos Hermanas, 13.03.07); Román Paredes Ríos (46) (C.N. Patria Nueva, 11.03.07). 2

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

33

y los vivientes permanentes los que se dedican o se dedicaban a la extracción de madera son pocos. Aparte de la actividad maderera, hasta hace poco había en la parte alta del río la explotación petrolera (recientemente las compañías SESPET y ANDARCO). Tal como hemos mencionado, la mayoría de los habitantes vino en busca de tierra pocos años atrás. Últimamente, las riberas del río Blanco se han despoblado a consecuencia de la erradicación de plantaciones de coca en la cuenca del Callería. Los actuales moradores del medio río Blanco no mantienen relaciones con los trabajadores de madera de la partes altas del río ni tienen conocimiento de los indígenas aislados. Los que antes recorrían el río en busca de animales del monte, eran los habitantes de las comunidades Shipibo situadas cerca de la boca del río, es decir Patria Nueva y Nuevo Saposoa. A 5 horas de viaje con el motor peke-peke desde la comunidad Patria Nueva, surcando el río Blanco y entrando por el lado derecho en la quebrada Agua Negra, se encuentra un asentamiento mestizo sin nombre donde viven 6-7 familias. Algunas de ellas se desplazan entre Pucallpa, donde tienen su casa, y Agua Negra, donde aprovechan los recursos naturales de la zona y se dedican a la agricultura. La información proviene del señor Milton Márquez (Patria Nueva, 10.03.07), ya que el equipo no ha entrado a esta zona. Según dice el informante, los moradores están tramitando su titulación oficial. Más abajo de este asentamiento, por el lado izquierdo de la quebrada Agua Negra, entra la quebrada Shuyal. Según los informantes, el área no inundable de la parte alta de Shuyal ha sido aprovechada para la agricultura y caza desde los fines de los años setenta. Según nos dijo Pablo Silvano Barbarán de la comunidad Callería, en 1978 estuvo acompañando al Isconahua Jorge Rodríguez (Támö-náwa) y a otro hombre más para abrir chacras en la zona. Fue Don Rodríguez quien mejor conocía el lugar. Con el tiempo quedó a vivir allí solo. Según B. Brabec, fue desde el año 1995 (Brabec & Pérez 2006). Los últimos años el asentamiento se estaba poblando con los descendientes de las familias isconahua y con las familias shipibo de la comunidad Callería, recibiendo el nombre “Chachibai”, el del antiguo líder del grupúsculo Iskobákëbo. Las pocas familias que viven hoy en Chachibai se dedican a la pesca, caza y agricultura. Parece que algunos de los habitantes trabajar también

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

34

madera. Los habitantes tienen conocimiento de los indígenas aislados que viven en la cercanía. En la época de creciente hay una ruta más corta que lleva a la comunidad de Chachibai – atravesando un aguajal adonde de llega por una sacarita ubicada a una media hora de viaje en canoa con motor desde la comunidad Patria Nueva. Otra vía de acceso es por tierra, partiendo del caserío San Miguel, con el último tramo d euna media hora que hay que hacer por la quebrada. Supuestamente, unos 6-7 años atrás, los terrenos de la comunidad eran explotados por una compañía petrolera (¿ANDARCO?), mientras que en la actualidad es aprovechada por una compañía maderera. Recientemente, fue realizado el proyecto de delimitación de tierras de la comunidad lo que sirvió para proceder a los trámites de titulación.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[105] Jorge Ricopa Freitas vive en Parinari desde hace 25 años. Recién llegado allí con su familia, en la misma época que los primeros pobladores, encontró una purma con 20 años de antigüedad (ca. 1962). En la purma sólo crecía el barbasco. Encima de la tirerra, había ollas de barro rotas. Fuimos con Jorge para aquel lugar, donde además Jorge tiene su nueva purma. En el sitio hemos encontrado sólo pequeños pedazos de cerámica [18M 0551340, UTM 9124735] (Parinari 11.03.07). [102] En 1968 (o entre 1968 y 1977), cuando por el río Blanco no había todavía madereros, José Mori (79) de Patria Nueva, con su padre Simón Mori y con su cuñado Nazareno Rojas, fueron a montear. Por el alto río Blanco, aunque no habían visto a nadie, alguien les cerró la trocha. Fue una hoja de palma clavada en el suelo y atada. El padre dijo que no se debía cortar esas ramas, sino los indios pudieran matar a uno. Las desataron entonces suavemente, pasaron y volvieron a atar igual como habían estado. De miedo, José dejó el motelo que llevaba y los tres se fueron corriendo. Dice que a los desconocidos su padre les llamaba Kapanawa, pero que nadie lo sabía de seguro. En su opinión hubieran podido ser los Amahuaca (C.N. Patria Nueva, 10.03.07). El testimonio de Victor Mori Vargas (58) se vincula con el anterior {102]. Según dice, aproximadamente 30 años atrás (años 1970), por el Blanco, se

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

35

encontraba trochas de los indígenas aislados (marcadas con ramas y hojas quebradas/“chancadas”) y sus pisadas. Una vez (1968-1977), cuando Victor cazaba con su hermano José, a un día a remo río (Blanco) arriba, encontraron su propio camino cerrado, con ramas entrecruzadas y amarradas. Las desataron y pasaron. Después, por miedo, ya no iban tan lejos. Preguntado por el nombre de aquellos indígenas, Don Victor dijo que eran los Remos quienes vivían por las cabeceras del río Blanco, mientras que por Utuquinía había los Isconahua, que eran otros (C.N. Patria Nueva, 11.03.07). [3] En 1983, Augusto Sanacino Gómez (Canaan de Cachiyacu) trabajaba para una compañía petrolera (¿“Mondena“?), inspeccionando los pozos de perforación en el monte a lo largo de la carretera petrolera llamada “L-2“, la que comenzaba en el bajo Tacshitea (2 horas en peke-peke arriba de la qda. Paujil) e iba hacia el este. Una tarde, en el fondo, cerca de esta carretera, como en la mitad del cerro, Augusto se paró a mirar las maquisapas excitadas que no paraban de subir y bajar de los árboles lo cual se veía muy bien desde arriba. Empezó a reflexionar sobre la causa de la extraña conducta de los animales y, en este momento, cayó la lluvia. Después, Augusto bajó y encontró huellas frescas de las pisadas descalzas de tamaño grande. Con esto se acordó de que mucha gente le había dicho que por allí había “indios Isconahua“. Se regresó al campamento, donde estaba el sanitario y los dos llamaron por radio a Patria Nueva y Callería (comunidades en Callería) donde les dijeron que sí, había “indios” por allí. A partir de ese acontecimiento, los trabajadores petroleros no se desplazaban ya solos sino en grupos, pero nunca los no contactados les han hecho daño alguno. Según Augusto, la compañía trabajaba por esa zona en los años 1982-1985 (C.N. Canaan de Cachiyacu, 31.12.05). [6] Más de 20 años atrás (1980-85), el habitante de Alfonso Ugarte, David Cauper (42), con su cuñado de la comunidad Paoyán, se fueron a montear. A 6 días de camino de A.U. llegaron al río Blanco. Allá, en la mediación entre el alto río Blanco (IGN: Tacshitea) y (IGN) Agua Blanca (o la qda. “Repartición“ – el nombre que le dan algunos informantes), encontraron 3 casas pequeñas de los indígenas. Las casas tenían una puerta, ventanas pequeñas en el medio da cada uno de los lados, y el techo que caía hasta el suelo. Eran de más o menos 5 metros de ancho (o más grandes). Adentro estaba dividida en “cuartos”, con tejidos de palmera. En el

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

36

suelo había esteras – para dormir, según suponía el informante. Recuerda también haber visto ollas de barro y canastas de palma. Cuenta que además había “una casita donde que ponen sus flechas” parecida a las otras, pero no ha visto flechas, supone que ya habían sido trasladadas a otro sitio. En el campamento no había gente ni animales, ni chacras cultivadas en la cercanía de las casas, pero sí, había muchos caminos. Supone que en una casa así de pequeña pudieran vivir como 20 a 30 personas (C.N. Alfonso Ugarte, 8.12.05). [108] Angel Mozombite Pacaya (53) en 1986, trabajaba con los madereros por la qda. Lagarto, un afluente del curso alto del río Blanco. En aquel entonces, por el Blanco había todavía muy poco tráfico. Fue allí donde en 3 oportunidades, en el transurso de 6 o 7 meses, encontró su propio camino cerrado. El cierre era de 2 tipos: 1. hojas grandes de yarina metidas verticalmente en el camino 2. flechas colocadas en el sentido opuesto, atravesando el paso, apoyadas en 2 palos abiertos en forma de la letra “Y“. En aquel tiempo algunos decían que por el río Blanco vivían los familiares de los Isconahua del Callería. Entonces, Alberto Avensur, patrón de un equipo de madereros, para evitar problemas mandó a buscar a aquellos indígenas del monte a un negociador en persona de un tal Pablo (le decían Pablo Isconahua, pero sólo podía tratarse de Pablo Sangama Campos (Winí-këra)) para que hablara con ellos. Pablo fue para decirles que no molestaran a los madereros y que los dejaran trabajar. Según el informante, Pablo logró ubicarlos y conversar con ellos. Desconocemos los detalles de aquel encuentro (a nosotros nos fue imposible contactar a Pablo en persona), pero según Ángel, los indígenas dijeron a Pablo que iban a dejar trabajar a los madereros, pero si aquellos avanzaran demasiado al fondo, o vinieran otros más, les agarrarían. A partir de aquel entonces ya los madereros no encontraban caminos cerrados. Tampoco el informante ni otros madereros han visto a los indígenas. Fue por eso que los madereros no se separaban, hasta el montaraz andaba junto con ellos, de miedo de que a uno andando solo, lo secuestrarían (Topal, 12.03.07). [80] Jorge López Saavedra (55) en una ocasión, hace 10 años (1997), caminando por la trocha que partía desde un punto en Callería a 6 horas en pekepeke de Santa Fe, encontró por el río Blanco, un asentamiento indígena. Había

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

37

varias casas pequeñas, con el techo que llegaba hasta el suelo. Adentro había esteras en el suelo. Cerca del asentamiento había grandes chacras con yuca, maíz, algodón. Aunque había tantas casitas, vio allí nada más que 20 personas aproximadamente, entre adultos y muchachos. Llevaban pelo largo, algunos algo de barbita. Tenían las mejillas pintadas de líneas que iban desde la boca hasta las orejas, y un hueco debajo del labio inferior. En la cabeza llevaban una corona hecha de la corteza del “caucho masha” (sapio) y vestían cushmas negras. Tenían expriencia con los mestizos y hablaban algo de castellano. Según dice, una parte del grupo se alejó, y los que se quedaron supuestamente querían ir “al Tapiche“. Preguntado como se llamaban, el informante nos dijo Marces3 (Santa Fe, 01.03.07). Hace tiempo ya no ha visto rastros de ellos. [85] José Pérez Rodríguez en 2001 aprox. (antes de que en la zona trabajaban los madereros de Noriega), cerca de Chachibai, en los terrenos recorridos entonces por “la compañía” (petrolera), “atrás de Guacamayo“, vio en el monte una chacra bien limpia. Según dice, era de otro tipo que las de sus paisanos Iskobákëbo de la época cuando vivían en el monte (C.N. Callería, 21.02.07). [66] El equipo de investigadores AIDESP-UAM entró al bosque, cerca de la C.N. Chachibai con el objetivo de encontrar la casita que dos semanas antes había visto Tedy Ochavano. Les acompañaba el mismo Tedy y su abuelo Jorge Rodríguez (Támö). A pesar de que andábamos por el bosque unas tres horas, el jóven no ha logrado localizarla, debido al hecho que el otro día había perdido la orientación en el bosque y estaba asustado. Sin embargo, durante la conversación se supo de la existencia de otra casita, igual a la buscada, aunque ya vieja y caída. Llegando al sitio el equipo sacó fotos de la construcción encontrada (fotos 15-21). Según Jorge, esta casita tenía 3 o 4 años (2003-04). Jorge, un Isconahua que nació y creció en el monte, al ver la casita dijo que era diferente a las que construían sus paisanos, El informante ha viajado mucho por la zona, inclusive ha llegado a los asentamientos de los Matsés peruanos y brasileños en Yaquerana (ca. años 1970-80). La pregunta en este caso es, si la descripción está colorada y empresta algunos rasgos de los Matsés u otros indígenas, o tratamos con un grupo mayoruna por el río Blanco? El nombre podría referirse a una variante de la autodenominación utilizada por los grupos mayoruna: matsés, mates, matís. La descripción de las pinturas/tatuajes parece indicar que se trata de los Pano (aunque el tatuaje matsés contornaba la boca), la perforación del labio también es un rasgo común (entre los Matsés, sólo las mujeres tenían un hueco en el labio inferior y espinas en las aletas de la nariz), confirmado además por encuentros de otras personas en la zona. Las casas eran de otro tipo que las malocas grandes matsés, lo que puede comprobar la veracidad del testimonio. Podemos suponer que el informante haya visto casitas como las que describe, y las chacras, aun si la descripción del encuentro esté coloreada. Son las cushmas el factor que despierta dudas, aunque no es un hecho imposible. Interesamente, D. Montagner se enseñó de los indígenas Nukini y Poyanáwa que también usaban cushmas que fueron sustituidas por la ropa de blancos (Montagner 2002:120). 3

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

38

también porque estaba cubierta con hojas de diferente palmera que la que utilizaban los Isko cuando vivían en el monte (no identificada, ship. pöri). Sin embargo, nos informó que conocía la práctica de levantar casitas similares. Según nos dijo, las construían sus paisanos cuando estaban pocos. Jorge, preguntado sobre el uso del machete contestó que cuando vivía en el monte, los Isko también tenían algunos machetes que han robado. Eso le llevó a informarnos que hace algunos años, cuando estaba solo en Chachibai, los presuntos aislados han robado algunas cosas que dejó el mientras trabajando. Entre estas cosas fue un cuchillo (C.N. Chachibai, 08.03.07). En el lugar mismo no se ha podido ubicar el punto GPS debido a la densidad de vegetación. El punto más próximo que hemos podido ubicar se encuentra alejado algunos 100 metros al suroeste, cerca de la chacra actual [18L 0558018, UTM 9111641]. [64] El mismo Jorge Rodríguez (ca. 70), en 2004, vio una chacra fresca y una maloca de los indígenas aislados, a 3 horas de Chachibai, “donde la compañía” petrolera. Tanto la chacra como la maloca eran parecidas a las de su propio grupo, igualmente en cuanto a la manera de dormir de la gente: en los huecos cavados en el suelo. Hasta la fecha ese lugar ha sido destruido por las máquinas de los madereros que trabajaron en el territorio de la CN Chachibai (C.N. Chachibai, 20.02.07). [67] En invierno de 2004 o 2005, Elías Rodríguez (37), hijo de Tamö, en la distancia de un día de camino de Chachibai hacia el norte, donde tenía su campamento “la compañía” (ANDARCO), mientras monteaba vio pisadas grandes descalzas de una persona y las trochas marcadas. Más adelante encontró una casa, de 6 x 6 metros, alta de 2 metros, con una sola entrada y el techo cubierto de hojas de irapay que alcanzaba el suelo. La casa parecía estar abandondada desde hacía un mes. Adentro encontró 5 huecos cavados en el suelo que, según supone, servían de “camas“. Afuera había cenizas. Encontró también botada una lata de la leche Anchor. En la distancia de 100 m de la casa encontró purmas frescas con yuca (C.N. Callería, 21.02.07). [112] Aquiles Huaya Vásquez (36) En 2005, Aquiles estuvo trabajando (abriendo trochas sísmicas) por el río Blanco, al fondo, con la compañía petrolera “CESPET(?)–ANDARCO” que tenía su base en la desembocadura de Yarina en el Ucayali. En 2005, desde el helicóptero de la compañía, se vieron 5-6 casitas

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

39

colocadas en fila. A las casas estaban pegadas las chacras con yuca y plátano (Nuevo Saposoa, 14.03.07). [61] Abel Ipushima Sánchez (27) En Chachibai, en abril de 2006, (a) en 2 noches seguidas, en la luz de la luna, vio a 2 hombres altos (ca. 165 cm), de pelo largo, con algo (arco y flechas ?) en la espalda. Andaban silenciosamente. Robaron un machete. Y (b) otra vez, cuando no había nadie, vio huellas de una mujer cerca de la comunidad (C.N. Chachibai, 20.02.07). [65] Tedy Ochavano (15) A principios del mes de febrero de 2007, Tedy fue al bosque, cerca de la C.N. Chachibai. En algún momento vio un mono y comenzó a seguirlo, pero perdió el camino y no sabía donde estaba. De pronto vio una casita chiquita, cubierta con hojas de ungurahui (Oenocarpus bataua), que llegaban hasta el suelo. El techo era de dos aguas. Alrededor había pisadas de pies descalzos. En la casita había frutas. Se las comió todas. No se quedó allí por el miedo, sino que durmió en el bosque. Al día siguiente regresó a la comunidad. La casita que encontró era igual a la casita vieja ya caída que el equipo de trabajo encontró en esta misma zona (C.N. Chachibai, 20.02.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[101] Hector Mori García (37) Sus padres y sus abuelos le contaban que en los años 1960-75, arriba del río Blanco, habían encontrado a los “indios bravos” y peleado con ellos. Éstos no querían entablar contacto. Eran varios, pero no sabe qué nombre le daban, otro que inábö o “salvajes”. Dice el informante que esos indígenas peleaban con los madereros (C.N. Patria Nueva, 10.03.07). [68] Pablo Silvano Barbarán (45) Estuvo entre los primeros que abrían chacras en la cercanía de la actual CN Chachibai. Dice que en aquel entonces (1979-1981), Jorge Rodríguez (Tamö) fue el único que entraba al bosque y fue él quien vio allí purmas con yuca y “sachapapa” (papa silvestre). Encontraba también huellas y trochas. Vio correr a los indios desconocidos. Según él, no eran los Isconahua (C.N. Callería, 22.02.07). [5] Alfredo Vásquez Tenasoa de Patria Nueva nos contó que algunas veces había escuchado hablar sobre las huellas de los indígenas no contactados por las quebradas y en especial por Agua Negra y sus tributarios Sábalo y Shuyal. Dice que su padre y otros familiares, moradores de Patria Nueva, vieron chacras por la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

40

quebrada Agua Negra, a 6 horas en canoa desde la comunidad, y también, pero más al fondo, a 3 horas de camino, casas pequeñas. Según describe Alfredo, eran “unas casitas así, como en forma de gallinero” (1996-2006) (C.N. Alfonso Ugarte, 7.12.2005). [111] Aquiles Huaya Vásquez (36) Se escucha de la presencia de esos indios por el río Blanco, en el fondo. Los madereros los encontraron, la última vez en agosto de 2006. Caminando entre Callería y Blanco, vieron su casita por el Blanco y también a las personas, pero de miedo no se han acercado (Nuevo Saposoa, 14.03.07). [110] Teddy Cairuna Cauper (ca. 30) El año pasado (2006) trabajaba con los madereros por la Qda. Paujil. Le dijeron que en la cercanía había indios y que en la noche se oían gritos (C.N. Nuevo Saposoa 13.03.07). [109] Teddy Cairuna Cauper (ca. 30) Su suegro (Andrés García de Patria Nueva) le dijo que hace tiempo (no sabe cuando: 1995-2007), mienstras estuvieron caminando a lo largo del río Blanco monte adentro, oyeron gritos. Se asustaron y esto les hizo huir. No han visto a las personas (C.N. Nuevo Saposoa, 13.03.07). [114] Tomás Huaya (54) Entre Blanco y Callería aparecen huellas de los indígenas. Antes venían, ahora se ven menos (1995-2007) (C.N. Nuevo Saposoa, 14.03.07). [99] Jorge Rodríguez (ca. 70) Dice que hace muy poco tiempo atrás, un morador de Patria Nueva encontró por Agua Negra, una chacra bien cuidada, con piña y pijuayo (Bactris gasipaes, familia Arecaea) (1995-2007) (C.N. Chachibai, 08.03.07). [116] Un informante que quiere guardar su anonimato trabajaba antes para una de las ONG´s que actuaba en la zona de nuestro estudio. Los miembros de esta ONG participaban en los vuelos sobre los ríos Blanco y Callería, y le comentaban que habían visto casitas desde arriba (2000-2007) (C.N. Nuevo Saposoa, 15.03.07). [100] Alexander Mori Fasabi (23). Por Sábalo (Agua Negra), unos 2-3 meses atrás (comienzos de 2007), uno de los comuneros, el montaraz (Agustín Vásquez Ochavado), vio en la playa pisadas grandes de los pies descalzos. Vio también un saco con sal y cocona. Luego vio a los “calatos” que se pusieron a comer cocona con sal. Al ver a la gente, se dieron de fuga (C.N. Patria Nueva, 10.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

41

FUENTES EXTERNAS

[186] Según Bernd Brabec, entre los Shipibo del Callería hay varios comentarios sobre los encuentros. Por ejemplo, los hermanos Mori que durante el año 1968 trabajaban madera en el alto río Blanco, escuchaban a menudo sonidos de un instrumento de percusión, probablemente el “ako” (tambor). También vieron a varios indígenas no contactados, pero nunca han llegado a conversar con ellos (Brabec y Pérez 2006).

[185] Hace unos años, supuestamente antes del 1990, Jorge Rodríguez vio campamentos abandonados por la quebrada Agua Negra. Relató a Bernd Brabec que “en su casa en Chachibai antiguo habían entrado ‘calatos’ y robado sus zapatos y gallinas, pero al ladrar de los perros huyeron. Tamo vio unas pocas personas de lejos, pero no conversaba” (Brabec y Pérez 2006). [182] Germán [¿Rodríguez?] encontró a un indígena “no-contactado” frente a frente cuando iba a abrir una nueva chacra. Ambos se asustaron y se dieron de fuga, tampoco han conversado (¿1995-2006?) (Brabec y Pérez 2006).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

42

2. RÍO ROABOILLO El río Roaboillo desemboca en Ucayali cerca del caserío San Jerónimo y sus cabeceras están por el Cerro Pelado, cerca del alto río Blanco y el alto Cashiboya. No parece estar poblado. En los años 1980, en esta zona se extraía temporalmente madera, pero no tenemos información sobre la situación actual. De esta área, poco visitada por los habitantes de las comunidades, tenemos los testimonios más contundentes en cuanto a la presencia de los indígenas aislados. Es posible que en aquella zona apartada se encuentren los puntos centrales del territorio de los indígenas no contactados y sus asentamientos, precisamente porque es un territorio poco frecuentado por los foráneos.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[7] En diciembre de 1986 [o 1987], Octavio Lomas Huaita (41) de Alfonso Ugarte, con sus amigos, iban a trabajar con un tal señor César. A los 5 días de viaje [¿caminando o por agua?] por la quebrada Zarzal [afluente del Roaboillo], establecieron un campamento donde Octavio quedó trabajando por unos 15 días [?]. En total, había 20 trabajadores. Octavio asumió la responsabilidad de montaraz. Un día, a eso de la 1 p.m., en la margen derecha de Zarzal, después de haber trabajado durante más o menos 5 horas abriendo trocha por el bosque, llegó a una quebrada [ancha?]. Allí vió a un hombre parado en el canto de la quebrada, al rato apareció otro. Ambos eran gordos y estaban desnudos. Cada uno llevaba 2 flechas. Octavio les tenía miedo. Los hombres llamaron a Octavio y le hablaron, pero él no entendía su idioma, siendo éste muy diferente del suyo, es decir del shipibo. Los dos conversaban, discutían entre ellos, y le parecía a Octavio que uno quería llevarlo con ellos, mientras que el otro quería dejarlo. El encuentro duró unos 10 minutos. Finalmente, lo llevaron a una parte, donde luego lo dejaron. De allí se escapó y regresó al campamento maderero.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

43

Octavio recuerda que tenían “ballestas dobladas“4, de un metro y medio de largo. Estaban desnudos, sólo el sexo lo tenían tapado con un tejido de chonta. Su pelo era largo, llevaban también una barba larga. Según recuerda el informante, no estaban pintados, no tenían ni tatuajes ni pendientes, u otros adornos. Parece que los otros madereros no han experimentado ningún tipo de contacto con los indígenas autoaislados, que fueran encuentros o robos. La historia de Octavio difiere de lo que contaban otros habitantes de Alfonso Ugarte (inclusive su hermano Francisco) y también de lo que contaba la gente de otras comunidades que hemos visitado. Octavio ubicó el lugar de encuentro en un mapa dibujado por otro informante. [8] Héctor Rengifo Mori, un maderero mestizo de San Jerónimo, mientras en el año 1992 o 1993 trabajaba en la extracción de madera en el alto “Roaboillo“ 5, a veces encontraba pisadas descalzas de tamaño grande. Un día, caminando desde el campamento maderero 1,5 o 2 horas más hacia el fondo, vio una maloca grande. Estaba abandonada y la tierra en su alrededor estaba cubierta con hierba crecida desde hacía más o menos 6 meses. Según evalúa el informante, la maloca tenía 120 m de largo6, 6 m de ancho y más de 3 m de altura. Tenía una sola entrada. El techo era de hoja de palmera y llegaba hasta el suelo. Adentro, la maloca estaba dividida con 4 filas de palos que servían para amarrar hamacas. Había muchos palos, pero Héctor encontró sólo una hamaca grande, muy ancha y hecha de la fibra de chambira (le parecía que alcanzaban en ella hasta 3 o 4 personas). Dentro de la maloca había también cenizas de fogones. Además, encontró allí platos o bandejas pequeñas y ollas de barro, algunas ya rotas, otras enteras. Héctor calcula que dentro de la maloca hubieran podido caber aproximadamente 150 personas. Por fuera, desde la entrada de la maloca, se veía una plaza en forma de un corazón bien trazado. La entrada formaba al mismo tiempo la base de la plazacorazón que salía desde la boca de la entrada para afuera. La plaza estaba rodeada de palmeras parecidas a yarina (“igualito hay una palmita en el aguajal“). Alrededor Según Kacper Świerk (com. pers.) eso puede significar que los arcos estaban doblados con una cuerda. Sobre la base del croquis de Héctor y de sus indicaciones, hemos identificado la quebrada como el alto Zarzal de las cartas IGN. 6 Esta evaluación parece ser un poco exagerada. 4 5

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

44

de la maloca encontró también varios caminos bien pisoteados. Héctor cuenta que en la superficie de la plaza vio 5 huecos en la tierra con un palo afilado metido adentro que él piensa que eran trampas. Héctor supone que antiguamente las trampas estaban cubiertas con hojas. Él las encontró tapadas. En la cercanía de la maloca encontró chacras con guabas y pijuayo. Más lejos del camino había un piñal con bastante piñas y un cañal. Encontró también un platanal con plátano rojo (guineo rojo o “plátano de Cashibo“) solamente, de tamaño de una capirona (18.12.2005, Caserío San Jerónimo). Figura 1. Maloca según el dibujo de Héctor Rengifo Mori

[86] Octavio Lomas Huaita recuerda además que ya antes de su encuentro (que tuvo lugar en 1986), un tal Víctor de Yarinacocha le había hablado sobre la presencia de una familia Kapanawa en Zarzal (12.12.2005, C.N. Alfonso Ugarte).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

45

3. QUEBRADA SINUYA – CERRO PELADO La quebrada Sinuya nace en la cercanía de la comunidad Alfonso Ugarte y baja hacia el noroeste, por la derecha en su bajada recogiendo las aguas de las quebradas Macanya, Cañabraval y Agua Blanca (las tres nacen en la montaña llamada Cerro Pelado y son quebradas navegables sólo en la época de creciente). Hace unos 10 o 20 años, la boca de Sinuya se encontraba en el lado izquierdo del bajo Cashiboya, pero debido a los cambios del río Ucayali, hoy día sale un poco más arriba de Cashiboya. En su parte mediana, cerca de la desembocadura de la qda. Agua Blanca, se encuentra el único asentamiento humano, Nuevo San Pablo de Sinuya, establecido hace 20-30 años por los pobladores del antiguo San Pablo que, situado en la boca del Ucayali, fue inundado. Arriba del pueblo hay algunas casas aisladas. Otro de los pueblos, donde más se nota la presencia de los aislados, es ya mencionado Alfonso Ugarte que se sitúa a la orilla del lago San Jerónimo, entrando por la quebrada Zorro. El asentamiento lleva más de 35 años, pero se sabe que la cuenca de Sinuya fue habitada y explotada por los Shipibo-Conibo ya antes, aunque a escala más reducida (también con la presencia de los patrones shiringueros). Algunos Shipibo-Conibo se establecieron en Roaboya Nativa que es uno de los más antiguos poblados Shipibo-Conibo, otros, al parecer, vivían dispersos entre comunidades o asentamientos de la zona, incluso por Sinuya. Roaboya Nativa ha existido en el mismo sitio desde los principios del siglo XX, aunque se mencionaba la existencia de un pueblo con este nombre ya durante el siglo XIX. La cuenca de la quebrada Sinuya fue explotada por los shiringueros desde los años 1920-40 o antes, y, más recientemente, por los madereros, desde hace unos 8 − 10 años. El comienzo de la explotación maderera coincidió con la apertura de la carretera entre Alfonso Ugarte y el campamento “Shihuahuaco” en la parte alta de la qda. Macanya (la carretera ha quedado cubierta de vegetación y es poco visible) y era necesario cuando había actividad en las partes altas de los demás afluentes de Sinuya. Los últimos años ya no se observa trabajos a gran escala.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

46

Los habitantes Shipibo de Alfonso Ugarte, San Pablo de Sinuya, El Porvenir y Roaboya Nativa, a menudo aprovechan la zona para ir a cazar y recolectar frutos del monte, sobre todo en la época de la creciente, cuando es posible surcar las quebradas que nacen en el Cerro Pelado. Unos años atrás, algunos de ellos trabajaban también con los madereros. Sin embargo, muy pocos llegan a los terrenos ubicados a varios días de distancia de la comunidad y de difícil acceso, como lo son las cabeceras de las quebradas en el Cerro Pelado, río Roaboillo y el Blanco/Tacshitea. Es cuando encuentran rastros de los indígenas aislados.

3.1. MACANYA EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[9] Francisco Lomas Huaita (43), habitante de Alfonso Ugarte, en 1990, a unos 200 metros del campamento [18M 0527037; UTM 9144100], encontró 3 tambos o casitas hechas cuya construcción se apoyaba en los “lomos” de las aletas de una lupuna. Francisco recuerda que cada casita cabía entre 2 aletas y que dentro de cada una había 2 esteritas para dormir, hechas con hoja de yarina. Era un sitio que podía albergar a más o menos 12 personas. Una de las casitas ya se caía, se puede suponer entonces que el sitio quedaba abandonado desde hacía tiempo. Nunca más Francisco ha visto albergues parecidos en aquel sitio (aunque hay bastante árboles de esta especie por el Macanya), así que supone que sus habitantes se hayan ido a vivir más al fondo del bosque (C.N. Alfonso Ugarte, 18.12.05). [25] Segundo Chávez (32) de Alfonso Ugarte, basándose en su experiencia cazadora (años 1994 − 1997 y 2000 − 2002), relata que en repetidas ocasiones oía sonidos y encontraba caminos cerrados. También veía trochas de otros indígenas, pisadas sin zapatos y fue robado de víveres. En los años 1994 − 97 caminaba con su padre, y en los años 2000 − 02 con su esposa (Linda Torres). En invierno de 2000, 2001 y 2002, durante las expediciones cazadoras, caminando con su esposa entre Macanya y el medio Cañabraval (unos 45 minutos desde el punto de abajo de la repartición de Macanya hasta el medio Cañabraval), en repetidas ocasiones, mayormente por la tarde y por la noche, escucharon silbidos y

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

47

de vez en cuando también gritos de gente (a veces por detrás de su espalda o desde arriba de los cerros) y golpes dados en las aletas de los árboles. Segundo cuenta también que a veces, cuando cazaba por el área entre el medio Cañabraval y Macanya (debajo de la repartición), al regreso de la caza encontraba su camino cerrado o tapado con ramas, a tal punto que no podía localizarlo. Cerca de su propio camino, encontraba también las trochas de los no contactados, marcadas con ramas dobladas. Además, Segundo relata que en una ocasión le robaron sus víveres (sobre todo azúcar, pero no arroz). Como en aquel tiempo no había gente viviendo ni trabajando en la proximidad, piensa que eran los indígenas los que lo hicieron. Segundo no menciona cuándo y dónde exactamente tuvo lugar este acontecimiento, pero lo que cuenta nos permite suponer que fue en Macanya, entre los años 2000-2002 (C.N. Alfonso Ugarte, 11.12.05). [10] Segundo Chávez (32) vio pisadas de los pies descalzos al canto del medio Macanya, cerca del repartimiento, cuando en invierno de 1996 o 1997 fue a cazar en el monte junto con su padre (viviente de Pahoyan) (C.N. Alfonso Ugarte, 11.12.05). Según Segundo, la mayor extracción de madera tuvo lugar en los años 1998 – 2000, en la zona entre el repartimiento de Macanya y su desembocadura en la quebrada Sinuya, y entre la boca de Cañabraval y la desembocadura de su afluente, la quebrada Paujil. El campamento maderero en Macanya, con 36-40 trabajadores, llevaba el nombre de Shihuahuaco y estaba localizado un poco más arriba de la repartición. Según cuenta Segundo, los madereros tenían allí su platanal, pero hoy en día sólo se puede encontrar una purma o chacra abandonada. Según la información de Segundo, en el Cañabraval existía otro campamento maderero, más arriba de su repartición con Paujil. En aquel tiempo Segundo, que estuvo trabajando en el sitio durante 4 meses, igual que los otros trabajadores, dice que ya no escuchaba a los indígenas. Segundo, como otros informantes, supone que los no contactados hubieran huído más al centro para evitar el contacto con los trabajadores durante el tiempo de extracción de madera, pero que hoy día de nuevo vienen más cerca, a distancia de un día de camino desde Alfonso Ugarte. Tenemos testimonios sobre las experiencias de los madereros mismos en este tiempo. Otras

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

48

informaciones demuestran que en la quebrada Cañabraval, aún en 2004 y 2005, se realizaban pequeñas expediciones madereras (caoba, tornillo). [26] David Cauper nos contó que en agosto de 1998, andando por el bosque con su esposa en busca de mitayo, había visto pisadas (sin zapatos) de tamaño grande, de una persona. Fue por la mediación de alto Macanya y medio Cañabraval. Cerca de ese lugar, en la quebrada que entra en Cañabraval, se encuentra una “lancha” de roca, o buque (según David, dedicada/o a Tupac Amaru por los “revolucionarios” que andaban por la zona en el pasado) (C.N. Alfonso Ugarte, 8.12.05). [11] En el invierno de 2000, Alejandro Sánchez Rojas (El Porvenir), con su hermano, su cuñado Erikson Cauper y el hermano de éste, José Cauper (de El Porvenir y de Alfonso Ugarte), se fueron por la quebrada Macanya a buscar tortugas y otros animales. Saliendo de Alfonso Ugarte, caminaron cuatro días para llegar más al fondo donde encontraron rastros de un trabajo maderero (medio y alto Macanya). Mientras cazaban en el cerro, escucharon silbidos y gritos. Al principio pensaron que podían ser los montaraces que habían venido a cazar por la zona. Pero cuando los compañeros de Ugarte les mencionaron que sus padres, cuando eran jóvenes, habían visto por allí a los Kapanawa, se dieron cuenta de que no eran los montaraces sino los indígenas no contactados. Otro día, uno de sus compañeros le dijo haber visto huellas humanas. Alejandro no le creyó y quería ir a verlas él también. Al llegar al sitio, después de la lluvia, vieron las pisadas humanas (descalzas) nitidamente estampadas. De miedo decidieron cazar juntos. Cuando escucharon el ruido de los animales, empezaron a perseguirlos. Entraban cada vez más al monte, pero no lograron alcanzarlos. Hasta que escucharon por allá el ruido de los Kapanawa, sus silbidos y gritos. Decidieron regresar al campamento por el miedo que les entró. Durante el camino de regreso se dieron cuenta de que cuando venían, 2 personas los habían estado persiguiendo. Vieron cuatro pisadas descalzas bien anchas y resbaladas en el barro. Al llegar al campamento, conversaron con otros compañeros que estaban allí y se lo contaron todo. Éstos les dijeron que también habían experimentado cosas parecidas. Aquella noche los montaraces no podían conciliar el sueño y pasaron la noche con el arma en la mano. Desde el campamento oyeron a los indígenas

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

49

imitando los gritos de un mono. En realidad eran solamente gritos. Nadie les hizo daño alguno. A las 4 de la madrugada del día siguiente, los cazadores emprendieron el camino de regreso. De miedo no han podido montear más (C.N. El Porvenir, 12.12.05). [12] En febrero o marzo de 2003, Miguel Picota Rojas (31) de Alfonso Ugarte y sus compañeros, viajando en canoa, entraron en la quebrada Macanya. A 6 horas de surcada, mientras estaban cazando cerca del campamento donde trabajaban, primero escucharon silbidos, pero no les prestaron atención. Luego, escucharon golpes dados en las aletas de los árboles. En el área no había otra gente, entonces pensaron que los sonidos provenían de los indígenas. A las 3 de la tarde, los cazadores decidieron regresar a su campamento y por el camino, escucharon sonidos, silbidos y golpes por delante y por detrás de ellos, entonces se dieron cuenta de que eran seguidos por los indígenas aislados. Por la noche, a eso de las 10 − 11 pm., desde su campamento oyeron el ruido de remos en el agua. En el alto Macanya, a dos días de surcada desde el puente en Sinuya (18M 0525182; UTM 9141091), pasando un bajeal muy grande, llegaron a las alturas donde también había “pampas” o bajeales de altura (no han llegado al repartimiento de Macanya). En estos cerros, en la margen izquierda de Macanya, vieron algo que parecía ser una chacra abandonada desde hacía años. En el canto de la quebrada había horcones, también usados tiempo atrás, cayéndose y pudriendo. Los horcones eran parecidos a los de las casas shipibo. Ya no quedaba techo, había solamente palos. Todo estaba rodeado de grandes árboles. Allá Miguel encontró pedazos de envases de greda. En la pequeña quebrada cerca del lugar, había un “puente” hecho de grandes piedras (12.12.2006, C.N. Alfonso Ugarte). [19] Francisco Lomas Huaita cuenta que en setiembre de 2004, andando por el medio Macanya, encontró pisadas de una persona que había bajado hasta la orilla de la quebrada y continuaba su camino hacia el monte. Hemos ubicado este sito mediante la tecnología de GPS [18M 0528432; UTM 9144558]. [18] Francisco Lomas Huaita, un año más tarde, en setiembre de 2005, a la margen derecha del medio Macanya, pasando tres cerros en busca de animales, paró en un lugar. Eran más o menos las 3 de la tarde, cuando escuchó gritos en su cercanía. Eran voces de personas. Francisco no contestó, sabiendo que eran “ellos” que era una señal de los no contactados, porque se encontraban en una zona en la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

50

que los madereros no entraban desde hacía tiempo. Pensó que si les contestara, ellos vendrían a secuestrarlo. Así que de inmediato regresó al campamento “Zancudal“. En este mismo camino encontró también un camino de los no contactados que atravesaba su propio camino hacia el campamento. Explica que ellos marcan sus trochas quebrando una rama pequeña y dejándola así, rota. Según dice el informante, una rama recién rota es bien visible. A partir de ese acontecimiento, Francisco no ha ido más al fondo, hacia las partes más alejadas de la quebrada (C.N. Alfonso Ugarte, 07–09.12.05). [20-23] Animados por numerosos testimonios sobre la presencia de los indígenas aislados en la quebrada Macanya en los últimos años, el 13 de diciembre de 2005, fuimos monte adentro para averiguar si había huellas. Éramos cinco personas (dos antropólogos, el dirigente de FECONBU −Ricardo Sánchez Shahuano− y dos guías: David Cauper y Francisco Lomas Huaita). Desde la comunidad Alfonso Ugarte caminamos 7 horas y media por la carretera maderera ya cubierta de vegetación, hasta que llegamos al campamento en la orilla de Macanya [18M 0527037; UTM 9144100]. Como hemos mencionado más arriba, por la noche David escuchó silbidos que identificó como señales de los no contactados. Al día siguiente (14.12.2005) seguimos caminando y a 2 horas de camino encontramos las primeras huellas (véase Mapa 1). Vimos una rama partida con la mano y doblada a más o menos 45 grados, indicando la dirección en la que se dirigían las pisadas, y abajo, en el suelo, una huella del pie humano ([20] véase fotos 1-3). Según nuestros guías, era una huella fresca, de hacía un día. Seguimos las huellas en la dirección opuesta (foto 4) y a una distancia de más o menos 50 m, entre los arbustos, encontramos un lugar donde se veía claramente que era donde dos personas habían pasado la noche [18M 0527886, UTM 9144373]. No hubo restos de tejido o colchoneta algunos, sólo huellas de dos cuerpos estampadas en el suelo. Evidentemente, los indígenas habían dormido allí ([21] fotos 5-7). Alrededor vimos pisadas que se alejaban en 3 direcciones por lo menos. Caminando más adelante, en la orilla de la quebrada, encontramos huellas de pisadas descalzas de dos personas, todavía visiblemente estampadas en la arena. Según Francisco, provenían del día anterior. Los indígenas, por lo visto, habían

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

51

bajado para sacar agua y volvieron al bosque. Las pisadas eran de tamaño grande [18M 0527874, UTM 9144404] ([22] fotos 8-11). A 30 metros de distancia, encontramos una nueva marca [18M 0527894; UTM 9144558] que era otra rama doblada de la misma manera que la primera, pero según los guías, ésta provenía de más o menos 2 semanas atrás ([23] fotos 11- 13). Encontrando las huellas tan cerca, decidimos ir a donde en setiembre de 2004, Francisco había visto huellas parecidas de alguien que había bajado a la orilla de la quebrada y luego se había ido al monte. Una vez ubicado ese lugar por medio de la tecnología GPS, retornamos al campamento después de 1 hora de caminata a lo largo de la quebrada [18M 0528432; UTM 9144558].

Mapa 1. Huellas en Macanya. 14 diciembre de 2005

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

52

Cuando el equipo de la UAM regresó a la comunidad, por la noche del 15 de diciembre de 2005, Francisco y David Cauper dijeron haber escuchado desde el campamento mismo los gritos humanos en el monte, pero fue sólo aquella noche, ya que al día siguiente tuvieron que regresar, debido a la repentina enfermedad de David. [24] Durante la caminata del equipo CIPTA−UAM por la selva, David Cauper comentó

que

en

la

noche

(13.12.2005),

había

escuchado

silbidos

que

supuestamente eran de los indígenas aislados. Fue cerca del campamento [18M 0527037; UTM 9144100] en la quebrada Macanya (véase Mapa de evidencias, Apendice 1). Dos días después (15.12.2005), tanto él como el otro guía del equipo, Francisco Lomas Huaita, escucharon gritos mientras estuvieron buscando animales para cazar en las proximidades de ese campamento, en el lado derecho de Macanya.

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[54] Gustavo Sánchez Jacinto (75 ?) de la comunidad El Porvenir, cuenta que su padre y su madre vieron los caseríos de los Kapanawa en el bosque. Según describe Gustavo, las casas eran pequeñas, como gallineros. El informante lo ubica en un período de hace 85 años atrás, es decir, en los años 1920. Sin embargo, dice que nadie ha tenido contacto con ellos, porque los indígenas aislados siempre lo rehuían (C.N. El Porvenir, 20.12.05, traducción: Roger García). [50] Agustín Vásquez Fasanando (nativo de Roaboya, actualmente vive en Pucallpa) nos contaba que en los años treinta y cuarenta del siglo XX, los habitantes de Roaboya venían a trabajar caucho o shiringa en la zona de Macanya. Una vez, en el año 1935 o 36, el padre del informante (Felipe Vásquez García) con su tío (Andrés Fasanando Sajamí) y su abuelo (Félix Fasanando), fueron a cazar a la distancia de un día de camino de la desembocadura de Macanya. Encontraron una maquisapa y Andrés le envió un balazo. El mono cayó al suelo. En este momento, Andrés vio a una persona acercándose al mono. Pensando que era su cuñado, le llamó y le preguntó si había agarrado la presa. La persona no contestó, sino comenzó a huir, lanzándose abajo desde la altura. Al acercarse al sitio donde había caído el mono, los hombres descubrieron que alguien había llevado el animal, y al

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

53

mismo tiempo encontraron pisadas descalzas de otra gente. De ahí sabían que fue un “indio bravo” quien había llevado su presa (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.05). [13] Nicanor Cauper Ñunta y Oswaldo Mori Sánchez de Roaboya Nativa nos contaron que cuando los moradores de Roaboya en los años 1930 y 1940 cazaban en el monte, cerca de la comunidad, a veces encontraban a los indígenas no contactados o sus huellas. Además, los informantes nos relatan que a veces los supuestos indígenas secuestraban a quienes entraban lejos monte adentro. Los dos informantes nos dijeron también que antes, en la cercanía de su comunidad, existía una altura que hace aproximadamente 30 años se la llevó el barranco (ha quedado solamente una parte). En aquella época, sus abuelos, mientras cazaban, encontraron un arco ("ballesta") roto y tinajas de barro, también rotas. Además, según dicen, en el caño vieron una cabeza humana separada del cuerpo. Según los informantes, los abuelos contaban que se trataba de las antiguas huellas de las peleas con los Kapanawa, quienes en su época iban todavía a dicha altura, cerca de la comunidad. [55] Los dos informantes recuerdan que en los años 1939-41 había casos que durante las expediciones madereras más al fondo, los campamentos eran robados de machetes, escopetas o fósforos por los aislados. [56] Lejos de la comunidad, en el monte, los abuelos también encontraban la cañabrava (Arundo donax) que los indígenas habían sembrado para utilizadar las izanas en la producción de flechas (C.N. Roaboya, 23.12.05). [49] Carlos Ñunta Suárez (75?), uno de los fundadores de Alfonso Ugarte (según dice en 19717), relata que a su padre lo asustaron los Kapanawa “en el cerro“,8 a tal punto que, dándose de fuga, dejó allí todas sus pertenencias, incluso el machete. Este acontecimiento tuvo lugar en los años 1970, en los principios de la existencia de la comunidad. Según Don Carlos, antes de fundar el pueblo, los fundadores de Alfonso Ugarte ya sabían que en el centro, por el cerro, había vivientes, llamados Kapanawa quienes, según dice, desde antaño “venían desde Roaboillo, por allí pasaban” y,

Titulado en 1976. Los comuneros utilizan expresión “en el cerro” para designar los terrenos del curso alto de los afluentes de Sinuya, donde nacen quebradas Cañabraval, Ahuaya (afl. de Cashiboya) y Zarzal (afl. de Roaboillo) – es decir, el Cerro Pelado. 7 8

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

54

como vemos, evidentemente tenían contactos esporádicos con los moradores de la comunidad, recién establecida (C.N. Alfonso Ugarte, 11.12.05). Algunos informantes no podían dar más detalles concernientes a los contactos con los indígenas aislados en el pasado, pero recuerdan las historias contadas por los ancianos. Lucho Ramírez Rodríguez (35−37 años) dice que los ancianos de Alfonso Ugarte (Carlos Ñunta) cuentan que tiempo atrás, en el sector cercano a la comunidad ya vivían los Kapanawa y que hace poco han regresado (C.N. Alfonso Ugarte, 8.12.20). Segundo Chávez (32) recuerda que cuando era pequeño y vivía en Alfonso Ugarte, escuchaba historias sobre la presencia de los no contactados. El padre de su esposa les contaba que más al fondo vivían los Kapanawa (C.N. Alfonso Ugarte, 11.12.05). Según dice Alejandro Sánchez Rojas de El Porvenir, los moradores de la comunidad Alfonso Ugarte siempre le contaban que cuando sus padres eran jóvenes e iban a montear en la zona de Macanya, veían “tribus” y decían que eran los Kapanawa (C.N. El Porvenir, 12.12.05). El señor Américo de Nuevo San Pablo, dice que en el pasado sus abuelos veían a los Kapanawa, Remonahua, Isconahua. Según él, los Kapanawa eran los más bravos y peleaban con los abuelos de él. Sin embargo, viviendo desde hace 25 años en San Pablo de Sinuya, Américo dice que no ha visto huellas algunas de los indígenas no contactados, aunque afirma que hay personas, como Eduardo Linder Barbarán, que las han visto en el monte (26.12.2005, C.N. Nuevo San Pablo de Sinuya). Fue Ricardo Sánchez Shahuano, un antiguo morador de Nuevo San Pablo de Sinuya y un dirigente de FECONBU, quien ha recopilado las primeras informaciones sobre los indígenas aislados en las cercanías de Alfonso Ugarte. Dice que sólo desde hace más o menos 10 años, se está escuchando sobre la presencia de los indígenas no contactados alrededor de las comunidades nativas Nuevo San Pablo y Alfonso Ugarte. Cuando Ricardo estuvo estudiando en la escuela secundaria (la segunda mitad de los años 1980), vivía en la comunidad Nuevo San Pablo. A veces sí, se escuchaban los ruidos y sonidos que venían del bosque. Sin embargo, cuando (pocas veces) del monte salía alguien, llevaba ropa “como cualquier otro peruano“. Por eso, aún si se veían algunos rastros en el bosque, nadie les prestaba importancia, puesto que se pensaba que eran los rastros de otros montaraces y no de los indígenas aislados (24.12.2005).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

55

[51] David Cauper comenta algunas experiencias de los madereros que trabajaban en la zona de Macanya y Cañabraval. Uno de ellos contaba a David que a veces alguien robaba presas de las trampas de los montaraces. Recuerda la historia de uno de ellos, quien había oído los sonidos emitidos por un armadillo captado en la trampa, pero al acercarse allí un tiempo más tarde, encontró la trampa vacía. Como no había otra gente alrededor, suponía que la persona que se llevó la presa fue uno de los indígenas no contactados. El hecho ocurrió en los años de la extracción de madera en la zona (no más de 7 años atrás, 1998-2000) (14.12.2005). [52] Relata también Segundo Chávez que los madereros que trabajaban en las cuencas del bajo y medio Macanya y del bajo y medio Cañabraval (en los años 1998-2000), a veces se quejaban de que los indígenas habían robado sus víveres, en la mayoría de los casos el azúcar (C.N. Alfonso Ugarte, 11.12.05). Linder Barbarán López cuenta que, según los madereros, los indígenas no contactados vivían por aquellas partes, pero que los madereros no les prestaban importancia (C.N. Roaboya, 23.12.05). El conocimiento de los madereros sobre la presencia de los grupos aislados lo puede probar también el testimonio de Manuel Ochavano Ñunta, quien menciona que otros madereros le avisaban de que había gente que vivía en el bosque (C.N. Nuevo Cunshamaya, 24.12.05). [17] Feliciano Curinuque Barbarán cuenta que su sobrino Santiago Ruíz, en abril de 2004 fue al monte. Cuando sacaba aguaje cerca de la quebrada Macanya, escuchó gritos. Empezó a caminar. Los gritos no dejaban de sonar a su espalda. Se dio cuenta de que alguien lo estaba persiguiendo y se escondió. Al rato vio pasar a un hombre Kapanawa. El indígena tenía barba, pelo largo, su cara estaba pintada de rayas rojas. Estaba desnudo, solamente una hoja pequeña le tapaba el sexo. Llevaba “ballesta” [arco] y flecha. Pasó al lado de Santiago, sin percibirlo (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.2005). Desgraciadamente, no hemos podido verificar esta historia con Santiago mismo, pero como las versiones de otros informantes quienes la contaban, no divergían mucho, podemos suponer que era verdadera. Agustín Vásquez Fasanando de Pucallpa, relatando la historia de Santiago Ruíz, dice que Santiago andaba por el bosque en la cuenca de la quebrada Macanya y al descubrir que era seguido, se escondió detrás de la aleta de un árbol. Un rato después, pasó un

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

56

hombre Kapanawa desnudo, de pelo largo, barbudo y con una flecha. Según dice, este acontecimiento tuvo lugar en el año 2003 (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.05).

3.2. CAÑABRAVAL EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[28] Feliciano Curinuque Barbarán, en abril de 2003, cuando cazaba en la cuenca del curso alto de la quebrada Cañabraval, encontró una purma. Parecía abandonada, según dice, de hace más o menos 5 años (1998) (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.05). [27] En el año 2000, Manuel Ochavano Ñunta (Nuevo Cunshamaya) se fue a trabajar con los madereros en la cuenca de la quebrada Paujil, afluente derecho del medio-alto Cañabraval. Un domingo de junio, después de 20 días de trabajo, por falta de víveres en el campamento, Manuel con su compañero fueron a cazar y a buscar motelo. Caminaron dos horas y media o tres desde el campamento hacia el fondo, cruzaron un puente sobre la quebrada que bajaba del cerro. El agua estaba cristalina, entonces ambos pararon para tomarla, cuando de repente, escucharon gritos de las maquisapas arriba en el cerro. Encantados, decidieron buscar esos animales para cazarlos, pero durante bastante rato no encontraban manera de subir, puesto que era un barranco. Cuando por fin subieron, vieron en la altura 3 pisadas frescas (de hace una media hora) sin zapatos, de una persona. En ese mismo lugar vieron también una trocha hecha de una manera pec uliar. Manuel relata que era una hoja rota y envuelta dos veces, indicando la dirección. Los dos se asustaron, pensando que los indígenas no contactados pudieran acercarse y cerrarles el camino, ya que los madereros les habían avisado sobre la gente no contactada que andaba por la zona. Entonces, Manuel y su compañero se lanzaron a correr, desesperados y asustados. El camino que en ida lo habían hecho en tres horas, en vuelta lo hicieron sólo en dos. Al principio no dijeron nada a nadie, pero después el dueño del tambo les dijo que los indígenas los habían seguido. Manuel supone que no atacaron el tambo, porque había en él 15 hombres (de los 25 trabajadores en total) cada uno con escopeta. Sin embargo, Manuel y su amigo no pudieron dormir en la noche.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

57

Manuel dice que una semana más tarde siempre no podía aguantar el miedo que tenía de los indígenas, entonces cumplido un mes de trabajo, regresó. Según dice, los demás trabajadores quedaron en el lugar 4 meses en total (C.N. Nuevo Cunshamaya, 24.12.05). [39] En junio 2005 Miguel Magín junto con otras 6 personas, fue a buscar madera (tornillo) en la cuenca de Cañabraval, a seis horas de camino desde Nuevo San Pablo de Sinuya. Yendo más al fondo, arriba de la quebrada, a tres horas de camino desde el cerro que Miguel llamaba “Tornillar“, vieron las pisadas frescas de dos personas que habían cruzado dicha quebrada de la margen izquierda a la derecha, mirando desde las cabeceras. Las pisadas venían desde Macanya. Cerca de allí vieron también ramas quebradas que indicaban las trochas de los indígenas no contactados (C.N. Nuevo San Pablo, 27.12.05).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[30] El habitante de Nuevo San Pablo, Eduardo Linder Guimaraes Rodríguez cuenta que su hermano Samuel Guimaraes y su padre Eliseo Guimaraes, en setiembre de 2004, fueron monte adentro para buscar caoba. Después de 3 días de camino, pasando la repartición de Cañabraval en las quebradas Agua Salada (afluente derecho) y Agua Caliente (afluente izquierdo) y siguiendo luego el Agua Caliente, vieron grandes pisadas descalzas de 2 personas. Eran huellas frescas y bajaban por el canto mismo de la quebrada. Su padre y su hermano caminaron 20 minutos desde el sitio donde vieron las pisadas, y en “la pampa” (aquí: una parte más plana y más seca del bajeal) encontraron sembríos del plátano seda. Era un “buen pedazo” de plátano, como dice. Estaba mantenido, aunque no bien cultivado, pero en el momento de su visita estaba abandonado. Desde allí los hombres no siguieron más adentro, por el miedo que les tenían a los indígenas aislados. [31] El mismo informante cuenta además que, cuando en 2003 su cuñado Santiago Ruíz fue a cazar por las cabeceras de la quebrada Paujil, tributario derecho de la quebrada Cañabraval, encontró pisadas de los no contactados. Según relata Eduardo, las pisadas eran grandes (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.05).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

58

3.3. AGUA BLANCA EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[32] Román Jiménez López relata que en los años 1990-1997, cuando vivía en Nuevo San Pablo de Sinuya, en la época de verano iba a cazar en el monte. En varias ocasiones, durante cada una de sus incursiones (por lo menos 5) por el alto Agua Blanca y su mediación con Cañabraval, veía pisadas descalzas y las ramas quebradas que señalaban las trochas de los indígenas no contactados (Contamana, 02.01.06). [53] Según Agustín Vásquez Fasanando y su hijo, Rolando Vásquez, unos años atrás (1995-2006 ?), en San Pablo de Sinuya apareció un señor que había ido al bosque en el marco de un proyecto del alcalde, en búsqueda de los “indios bravos“. Supuestamente, durante 8 meses andaba por el área acompañado de 15 hombres. No encontró a los indígenas, sino que (al cabo de 6 meses) vio chacras y purmas inmensas en el monte. Uno de los participantes, posiblemente el director del proyecto, era el Sr. Jacob Mandaluisa de Pucallpa (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.05). [33] Cuando otro comunero de Nuevo San Pablo, Feliciano Curinuque Barbarán, fue al monte para cazar, en abril de 2003, en el curso alto de la quebrada Agua Blanca encontró pisadas descalzas de una persona. Según Feliciano, las pisadas eran de tamaño grande (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.05).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

59

4. RÍO CASHIBOYA Río Cashiboya está habitado por los mestizos, incluso se mencionaba la presencia de asentamientos de los “israelitas”, un grupo religioso del Perú. Además, el río parece ser explotado por los madereros pero, según las informaciones que recogimos, no es muy frecuentado en su curso alto. En Cashiboya se mencionaba también la actividad petrolera (PETROPERÚ) llevada desde hace por lo menos 20 años. Según dice un informante, esta actividad llegaba hasta el río Blanco (IGN: Tacshitea)9. Supuestamente, existía una carretera que unía el alto Cashiboya con el río Blanco, donde también hemos recogido noticias sobre la presencia petrolera. Además, los locales nos informaban que es una zona peligrosa debido a la existencia de plantaciones de coca y también, como sugerían, laboratorios de producción de cocaína. Debido a los problemas logísticos y advertencias de los moradores, no hemos podido entrar el río. Los habitantes de San Pablo de Sinuya expresan mucho miedo a la hora de hablar sobre la posible penetración de este río. Sin embargo, disponemos de algunos testimonios importantes de primera mano que atestiguan la presencia de los indígenas aislados en la zona.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[35] Julián Panduro Cruz (70?) de Nuevo Sucre quien nos contó que en el año 1955, mientras trabajaba madera en las cabeceras del río Inuya, entre éste y Cashiboya vio pisadas de varias personas. Andando por la zona encontró “trochas” de los indígenas marcadas con las ramas partidas. En la vía de regreso, encontró su camino cerrado con palos cruzados y ramas entretejidas con hojas de palmera (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05). [132] En agosto de 2006 Alejandro López Mendieta (41) trabajaba como maderero en Cashiboya. Un grupo de trabajadores iba caminando a lo largo del Cashiboya y luego por un gran afluente derecho (surcando) de Cashiboya. A los 9

Jorge Shauano Barbarán, C.N. Nuevo San Pablo de Sinuya, 26.12.2005.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

60

cuatro días de camino, trabajando en el monte, vio en el cerro pisadas de una persona. Más tarde encontraron su trocha cerrada con dos hojas de yarina, dobladas, bajadas al suelo y clavadas en el medio del camino. Todos tuvieron miedo y regresaron (San Miguel de Aguas Calientes, 24.03.07). [137] En 2002, Augusto Pérez Ruíz (52), viajó al alto Cashiboya, con un equipo de investigación. A 3 días río arriba encontraron a un indígena y más tarde Augusto llegó a un asentamiento indígena en las planicies del alto Cashiboya. Entre árboles había varias casas pequeñas, construídas en plano de un círculo. Adentro había tejidos en el suelo. Todo era recién abandonado y Augusto dejó azucar. Más allá encontró más huellas. No ha visto chacras cerca del campamiento. Según Augusto, encontró también a los indígenas mismos. Tenían pelo largo, sin huecos visibles en la cara, muy mansos y amigables (lo abrazaban y llamaban “papá”). Sabían algo del castellano. Para cazar usaban arco y flecha, como también un palo que llevaban en el cinturón para matar animales. Quemaban madera copal para eliminar zancudos, comían callampas de los árboles y tenían ollas de barro (Contamana, 26.03.07).10

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[34] Jorge Shauano Barbarán de Nuevo San Pablo cuenta que a su padre, en los años 1980, cuando andaba por el medio Cashiboya y sus afluentes (Agua Salada), los presuntos indígenas le cerraban caminos en señal de amenaza. También encontraba pisadas y a veces suponía que lo seguían. Aparte de eso, veía sus trochas marcadas con las ramas dobladas (C.N. Nuevo San Pablo, 26.12.2005). [134] A Gilberto Taricarima (38) un amigo le contó hace poco que por el alto Cashiboya había casitas redondas (F. Milagritos, 25.03.07).

El informante nos parecía poco confiable. Sin embargo, algunos elementos de su cuento están interesantes y probables (actitud de los indígenas, la maza, uso de copal, consumo de callampas), otros están comprobados por testimonios de los demás informantes (tipo de casas, tejidos en el suelo). 10

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

61

5. QUEBRADAS MASHIRÍA Y PACAYA Las quebradas Mashiría y Pacaya nacen en la Sierra de Contamana y desembocan en el Ucayali. Cada una de ellas tiene una historia diferente de asentamientos shipibo. En el curso bajo de la quebrada Pacaya, los ancestros de los actuales habitantes de la C. N. El Libertador permanecían desde los años 1930, esporádicamente explotando la zona en las partes más altas y teniendo allí encuentros con los indígenas no contactados. La comunidad misma fue titulada en los años 1970. Resulta que en esa misma época, a los terrenos de la actual comunidad Nuevo Sucre en la qda. Mashiría, anteriormente no habitados ni por los Shipibo ni por los mestizos, empezó a llegar la población shipibo, encontrando allí muchas evidencias de la presencia de los indígenas aislados en la cercanía. Según los informantes, los años 1980-90 trajeron la intensificación de la actividad petrolera en la región, además en 1985, fue restaurada hacia el sudoeste la carretera Pacaya que, según los pobladores de Nuevo Sucre, atraviesa terrenos de la comunidad. Según los informantes, junto al crecimiento de la población y a la intensificación de la actividad económica, desapareció una gran mayoría de los rastros de presencia de los aislados en la vecindad de Nuevo Sucre. Sin embargo, el material muestra que aún hoy, el terreno está ocasionalmente utilizado por los indígenas, a pesar de la presencia cada vez más fuerte de los foráneos. De acuerdo a los testimonios, aunque los indígenas dejaron de establecer sus asentamientos en la zona, siempre vienen, aunque ocasionalmente, a explotarlo y lo consideran territorio suyo, como lo prueban las señas de advertencia dejadas para los extranjeros. Ese territorio parece ser uno donde aparecían más señales de advertencia: caminos cerrados con palos cruzados o con las hojas de palmera, diferentes señales y dibujos de amenaza. Los habitantes de las comunidades confirman a menudo que los abuelos les contaban sobre los indígenas llamados Kapanawa que, según los relatos, eran gente “brava” que se acercaba a las comunidades nativas con la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

62

intención de “robar” o “matar gente”. Los habitantes de las comunidades nativas (Nuevo Sucre, El Libertador, Canaan de Cachiyacu) cercanas a las quebradas estudiadas en esta parte, hasta hoy día siguen atribuyendo a los indígenas no contactados carácter de “bravos”. Esto explica también el temor que sienten los montaraces a la hora de entrar al monte para cazar. Por esta misma razón, muchos de los habitantes de la comunidad Nuevo Sucre ya no se alejan tanto del territorio comunal cuando van a montear. Entre el El Libertador y Nuevo Sucre hay otra comunidad shipibo, Santa Clara II. Sus habitantes disponen también de otro territorio y asentamiento donde vive una parte de la población. Las pocas personas que hemos encontrado en Santa Clara no permanecen allí desde hace mucho tiempo y no conocen bien la zona, ya que no andan más lejos sino hasta la carretera petrolera (donde día y de noche se escucha el tráfico).

5.1. PACAYA EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[57] Dice Roberto Inuma González de El Libertador que su abuelo le contaba que en los años 1935-1940, los indígenas que vivían en el monte y a los que se les llamaba Kapanawa, eran bravos y se acercaban a la comunidad. Supuestamente, atacaban de día para robar y para matar gente. La madre de Roberto también mencionaba que cuando ella era joven (años 1950-60), los padres prohibían a las señoritas alejarse del asentamiento por el miedo que les tenían a los Kapanawa (C.N. El Libertador, 02.01.06). [58] Otro informante de El Libertador, Isaías Noa Maynas, da pruebas de que los indígenas solían venir bastante cerca de las comunidades Shipibo. Isaías recuerda lo que le contaban sus abuelos: que antes de que la comunidad El Libertador fuera titulada (1974) y antes de que su población haya crecido, cuando viajaban por Pacaya en canoa, veían tanto los rastros dejados por los indígenas como a las personas (1950-74) (C.N. El Libertador, 02.01.06).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

63

5.2. MASHIRÍA Por el lado izquierdo, la qda. Mashiria recibe en su curso bajo la qda. Yarina. Entre las dos se encuentra el territorio de la comunidad shipibo Nuevo Sucre, mientras que comunidad misma está situada cerca de la desembocadura de Yarina. La qda. Yarina recibe por su lado derecho la pequeña qda. Almendra, y muy cerca de la comunidad misma, la qda. Yarinillo. La quebrada Yarina (tributario izquierdo de la quebrada Mashiría) es el lugar donde, sobre todo en los años 1970 y 1980, aparecían huellas de las pisadas humanas, trochas, y donde se escuchaban gritos de los indígenas no contactados.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[36] Antonio Tuesta Ñunta de C.N. Nuevo Sucre cuenta que entre los años 1974-1980 (desde cuando vino a la comunidad y durante el tiempo que ha vivdo en ella), en varias oportunidades, en los cursos bajo y medio de la quebrada Yarina, veía pisadas humanas descalzas. En el mismo lugar encontraba trochas de los no contactados. En la zona de las dos quebradas, Yarina y Almendra, Antonio encontró también un pequeño “cántaro” de barro no pintado. También entre los años 1974-1980 varias veces, en la cuenca de la quebrada Almendra (tributario derecho de la quebrada Yarina), vio señales. Para hacerlas los indígenas utilizaban las hojas de shapaja. Antonio describe que las partían y colocaban por suelo, en el medio del camino, haciendo de ellas un dibujo que simbolizaba a una persona. Encima ponían una rama gruesa. Según Antonio, era la señal de amenaza que significaba que “no querían civilizarse, que eran bravos”. Una vez, en la misma quebrada Almendra, ya a finales de los años 1970, cuando fue a cazar, los indígenas lo asustaron con sus gritos. Escuchó aquellos gritos en dos oportunidades. Era a una hora y media de camino desde la comunidad Nuevo Sucre, en un lugar donde cazaba, subiendo la quebrada Almendra. Supone que los indígenas lo seguían y no querían que regresara [porque los gritos venían de muy cerca]. Dice que podían haber sido como 12 personas las que gritaban. Nunca más ha vuelto por allá (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05). [42] En 1978 Manuel Rodríguez Inuma con su hermano fueron al fondo del bosque con la intención de buscar piasaba (palmera utilizada para hacer escobas)

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

64

para la venta. En el alto Mashiría, vieron pisadas de tamaño grande de una persona. Siguieron las huellas y a poca distancia, en la trocha, encontraron una señal. Manuel describe que era una rama amarrada en forma de un círculo, colgado por encima del camino y atravesado por otra rama. Según dice el informante, aquella era la señal “para afrontar enemigos” y significaba que “eran bravos”. Ambos se asustaron de que los Kapanawa pudieran agarrarlos y matar, entonces no siguieron más y se regresaron (C.N. Canaan de Cachiyacu, 31.12.05). [37] A principios de los años 1980, en la quebrada Yarina, Asunción Tuesta Ñunta vio pisadas de 2 o 3 personas. En la misma ocasión, se dejó oir también una bulla y gritos de los indígenas no contactados que -según dice- la siguieron, y era mediodía (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05). [38] Alfonso Saldaña Canayo de Nuevo Sucre, cuando iba al monte para cazar, en 1983, el mismo año de cuando llegó a Nuevo Sucre, en las cabeceras de la quebrada Almendra vio pisadas de varias personas (5-6). [39] En otra ocasión, en el mismo año 1983, en alto Yarina, Alfonso también vio pisadas de varias personas. Según dice, ahora los moradores de Nuevo Sucre tienen miedo de andar más al fondo del bosque porque creen que los indígenas que viven por allá pueden atacarlos. La gente sabe que los hay en el fondo y, según el conocimiento del informante, puede tratarse de los Kapanawa o Remo (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05). Según Alfonso Saldaña Canayo, antes de la construcción (restauración) de la carretera de Petroperú (ahora utilizada por MAPLE GAS), los habitantes de Nuevo Sucre encontraban pisadas y huellas cerca de la comunidad, pero ahora, dentro del territorio comunal, debido al ruido provocado por los petroleros que trafican por los caños día y noche, ya no se encuentran pisadas ni se escuchan sonidos emitidos por los indígenas. Alfonso y los otros suponen que ellos se han escondido más al fondo y es por allá donde ahora viven. Es porque, como dicen Alfonso y Asunción, la gente que anda fuera del territorio comunal, tiene miedo de alejarse más hacia el fondo temiendo que los indígenas puedan atacarlos (C.N. Nuevo Sucre 30.12.05). [40] El testimonio más reciente que recogimos de la zona de la quebrada Mashiría viene de Mauro Burga Ochavano quien en 1997, para ir a cazar, utilizaba la carretera Pacaya. Un día, al regreso, encontró su camino cerrado con ramas dobladas de yarina, amarradas entre sí en el medio del camino, con un palo

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

65

("hueso") de yarina cruzado y cubierto con las hojas de esta misma palmera. Según Mauro, fueron los no contactados los que le habían cerrado la trocha. Tuvo que cortarlo con el machete para poder seguir el camino. Es como Mauro explica la manera de cerrar la trocha por los indígenas: "[De dos lados] doblan [ramas de yarina], así cierran, hacen punta (cortan – deben tener machete), como los 2 puntos con filo y allí le amarran, cerrando con hoja de yarina. Cierran así, bien trancado y encima le ponen 2 huesos de yarina bien delgaditos."

Según Mauro, actualmente no hay indígenas cerca de la comunidad, debido al ruído causado por la actividad petrolera (carretera) y maderera (disparos de los montaraces). Cree que los indígenas se han retirado más al fondo, hacia el “Cerro Azul”. Desde entonces, los cazadores de Nuevo Sucre no se alejan mucho monte adentro, porque tienen miedo de los indios (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[41] Asunción Tuesta Ñunta menciona que su papá le contaba que en las cabeceras de Yarina, en el año 1973, cuando buscaba caucho, había visto 3 casitas abandonadas. Según recuerda Asunción, tenían techo que llegaba hasta el suelo y adentro alcanzarían 4 o 5 personas. En cada una de las chozas había encontrado esteras puestas por el suelo, donde podían dormir 4 personas. Asunción dice que alrededor de aquellas casitas su papá no vio chacras (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05). [106] Según Alfonso Saldaña Canayo los ancianos, hoy día ya fallecidos, iban más lejos al monte y allí también veían huellas de los indígenas aislados [años 1970] (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05). [121] Manuel Rodríguez Inuma de Canaan de Cachiyacu relata también que su hermano siempre le decía que había gente andando por el monte en la cercanía de la comunidad. Eso ocurría sobre todo cuando en los años 1970 la comunidad no estaba todavía tan poblada como hoy. Manuel cree que con el tiempo, cuando la gente iba poblando Canaan de Cachiyacu (titulada desde 1974), los no contactados se retiraron más al monte y por eso sus huellas ya no se encontraban. Más tarde, los comuneros dejaron de ir muy al fondo para cazar, así que ya no veían las huellas (C.N. Canaan de Cachiyacu, 31.12.05).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

66

[117] Juan Sajamí Fasari (58) del caserío Betania nos contó que por la Qda. Mashiría, entre los años 1995-97, los montaraces veían huellas humanas descalzas en la arena, más grandes que usualmente (Betania, 20.03.07). Las evidentes pruebas sobre la presencia de la gente no contactada, como huellas de los pies descalzos, trochas, señales o gritos oídos por nuestros informantes, abundaban en la región de las quebradas Pacaya, Mashiría y su tributario Yarina, en los años 1970 y 1980. Más tarde, la frecuencia con la que se hallaba esos rastros disminuyó de una manera significativa. Por una parte, los habitantes de las comunidades de Nuevo Sucre y Canaan de Cachiyacu creen que eso se debe a la presencia de los petroleros y los madereros en la zona. Por otra, muchos de los habitantes de esas comunidades, por el miedo, ya no penentran muy al fondo del monte. Existe la posibilidad de que ésta sea también la razón por la cual ya no se ven huellas de los indígenas no contactados. Realizando el estudio, viajamos de la ciudad de Contamana hasta la Base Maquía, lugar de trabajo de los petroleros de la empresa MAPLE GAS. Hablamos con el Ing. Marcos Mogrobejo quien insistía en que en la zona donde han trabajado los petroleros no aparecían en el pasado, ni aparecen ahora huellas algunas, y menos aún de la gente no contactada. Sin embargo, los argumentos del señor Marcos Mogrobejo no podrían ser distintos, puesto que la presencia verificada de los indígenas en la zona sería un gran obstáculo en la vía de expansión y continuación de la explotación petrolera.

67

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

6. LAS DE

CARRETERAS DE

CONTAMANA

Y LA ZONA PREMONTANA DE LA

SIERRA

CONTAMANA (IGN: CANCHAHUAYA)

Los Contamaninos llaman la serranía que se extiende al este de ella “Cerro Azul” (o “Cordillera Azul”), los mapas nacionales “Cerro de Canchahuaya”, y las publicaciones profesionales “Sierra de Contamana” o “Serranía de Contamana”. Cualquiera que sea su denominación, el cerro es la parte ubicada más al oeste del complejo montañoso conformado por la Sierra del Divisor que se eleva entre el Perú y Brasil. Este conjunto de sierras, según la información recopilada por Vriesendorp et al. (2006), es conocido por la población indígena local como Siná Jonibaon Manán, o Tierra de los Hombres Bravos, lo que en sí mismo prueba la presencia indígena en la zona. Una de las primeras menciones históricas (el relato del padre Narciso Girbal del año 1793) sobre estos cerros los llama “Cordillera de los Remus”, señalándola como hábitat de los indígenas del mismo nombre. En los años siguientes, todavía en el siglo XIX, los viajeros vinculaban la Sierra de Contamana con los indígenas llamados Sensi y Remo. En la primera mitad del siglo XX también se mencionaba la presencia de los indígenas aislados en ella. Según Bernd Brabec y Jefferson Pérez, los Shipibo hablan de Cumancay, un pueblo mítico, que supuestamente se ha desplazado volando desde el alto Ucayali hasta atrás de la Sierra de Contamana: Muchos Shipibos se iban en búsqueda del sitio mencionado como encantado y se reportaron varios testimonios de restos de campamentos, a menudo interpretados como restos del pueblo de Cumancay (Brabec y Perez 2006).

La ciudad de Contamana tiene dos vías de acceso al fondo de la serranía. Una de ellas es hoy día la carretera hacia la quebrada Aguas Calientes. La quebrada nace en la montaña y con sus aguas termales constituye un conocido atractivo turístico. Desde hace 5 años, el terreno está protegido por la municipalidad de Contamana y en el punto final de la carretera, en el kilómetro 22, se encuentra un puesto de guardaparques que es a la vez entrada al Parque. En los mapas

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

68

nacionales la carretera termina en un lugar que lleva el nombre “Zevallos" (que corresponde al fundo Nuevo Horizonte, donde durante 30 años vivía don Cesáreo Zevallos, y por donde antes pasaba una trocha hasta el cerro). El terreno de la Sierra de Contamana fue explotado por los trabajadores de shiringa (shiringueros) por lo menos desde los años 40 y 50 del siglo pasado. Sin embargo, los primeros colonos empezaron a llegar a la zona a principio de los años 1970. La población comenzó a crecer y, en los años 1980 (1982-85), la trocha que llevaba hacia las Aguas Calientes se transformó en carretera y hoy día los terrenos que colindan con ella están divididos en parcelas entre varios fundos. El único poblado es San Miguel adonde, los últimos años, la mayoría de los habitantes ha llegado de otras partes del país. En San Miguel se puede ver una construcción abandonada del Instituto Tecnológico Superior. La población de la zona vive de ganadería y agricultura, algunos habitantes se dedican a la cacería, aunque van a poca distancia del poblado. Ya que la zona contigua a la qda. Aguas Calientes es vigilada por los guardaparques y no está permitido cazar en ella, algunos cazadores comerciales entran al fondo del bosque por las trochas que salen del km 16 y del km 18 de la carretera. Otra de las vías de acceso al bosque que sale de Contamana, es la carretera petrolera con rumbo al alto Pacaya donde se encuentran los pozos petroleros. “En la zona de Maquía” el petróleo se descubrió en 1957 (Ortiz 1986:73). En 1960 ya existía un tramo de 36 km de la carretera construida por la compañía “El Oriente”. Fue por donde entró la expedición “Paro-Nahuat” organizada por iniciativa de los habitantes de Contamana que llegó hasta el hito 80 en la frontera con Brazil, cuatro kilómetros de las cataratas en la qda. Bombo (Ortiz 1986:393). Fue el año siguiente cuando la segunda expedición de la “Comisión Mera”, bajo los auspicios del Estado Mayor del Ejército, al llegar a la frontera empleó el antiguo varadero que une los ríos Tapiche y Moa, siguiendo la qda. Ramón, afluente del río Moa (s/a 2002; Oppenheim 1936a, 1971; Ortiz 1986:75, 178-179, 393). Al cruzar la frontera y siguiendo el río Moa, la comisión llegó a Cruzeiro do Sul, después de haber recorrido 126 km (Ortiz 1986:75). El propósito fue crear una carretera que uniría Contamana con Cruzeiro do Sul. Dionisio Ortiz da una descripción detallada de su ruta:

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

69

Partieron del Campamento Petrolero “Puerto Oriente” – Contamana. Siguieron la carretera abandonada de la Compañía de Petróleo “El Oriente” hasta el kilómetro 32 (quebrada Cashiboya − Agua Salada); desde donde hicieron 28 kilómetros hasta llegar a la orilla del Callería. Después de efectuar estudios en el curso de Callería, la marcha se reanudó atravesando las cabeceras del Humayta, afluente del río Tapiche y llegaron al hito 80. (...) A su paso encontraron puentes destruidos, sobre las quebradas del Mashiria, Pacaya, Inuya y Cashiboya (Ortiz 1986:75).

Aunque los esfuerzos para realizar el proyecto fueron emprendidos más tarde y hasta en los últimos años (s/a 2002), éste nunca se ha logrado. Hemos recogido testimonios de que los miembros de aquellas expediciones hallaban huellas de presencia de grupos aislados en la zona. Detrás de la Base Maquía, donde estaciona la compañía Maple Gas, sale otra carretera, inaugurada en 1986, que termine en el caserío de Betania (fundado en 1985). A principios de los años 1990, una de las compañías madereras abrió la carretera que saliendo desde Puerto Oriente atraviesa la Sierra de Contamana en su parte sur y continúa hacia el noreste para llegar a las cabeceras del río Maquía. En la actualidad, no parece ser utilizada a gran escala, aunque se ha notado la actividad de la compañía petrolera Maple Gas (Aquina et al. 2005). En los últimos años, las expediciones biológicas han utilizado la ruta para llevar a cabo sus investigaciones (véase Aquina et al. 2005; Vriesendorp et al. 2006), aparentemente llegando hasta el fin de la carretera que corresponde al campamento que los locales llaman “Punto 3” (punto 8 de Maple Gas). Hoy día, esa parte más occidental de la Sierra del Divisor, parece ser explotada sobre todo por los madereros ilegales, como también por los cazadores comerciales y recolectores de la palmera piasaba, que van por la carretera del Puerto Oriente o pasan por detrás de la Sierra y siguiendo la qda. Chunuya salen por Canchahuaya o por el lago Cruz Muyuna. Buscando a quienes tengan experiencia en el fondo de la montaña y en la zona premontana, entramos en las carreteras de Contamana.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

70

6.1. QUEBRADA CACHIYACU EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[135] Richard Carranza Tuesta (46) es uno de los fundadores de Betania. Según dice, en los primeros años de existencia de Betania, 1986-88, entre las qdas. Maquía (de Contamana) y Cachiyacu, por el Cerro Azul, se veían a menudo varias pisadas descalzas y grandes, como también tambos. En aquel entonces, el monte era virgen. Nadie logró ver a los aislados (Contamana, 26.03.07). [122] Sergio Shapiana Vásquez (60) En los años 1986-87, estuvo trabajando de matero con la gente de Piura, buscando piasaba y luego enviándo allí a los trabajadores. Fue por la quebrada Cachiyacu, arriba, donde vio las huellas de los pies descalzos (Betania, 21.03.07). [43] Manuel Amaringo Ruíz relata que su hijo le contó que cuando había ido al monte, en setiembre de 2003, a 2 horas de camino desde Canaan de Cachiyacu hasta la quebrada Cachiyaquillo (afluente derecho de la qda. Cachiyacu), escuchó silbidos. Yendo más adelante, encontró una señal dejada por los indígenas y asustado huyó del lugar. Eran como las 4 de la tarde. Tres días después de que su hijo regresara del monte, Manuel le acompañó para verificar el cuento. A dos horas de camino de Canaan de Cachiyacu, entre la quebrada Cachiyacu y Cachiyaquillo, vieron las pisadas humanas descalzas de varios hombres. Avanzaron un poco más y en el camino encontraron dos palos cruzados (X) cerrando el paso. Más allá hallaron un cotomono amarrado del cuello y picado con una flecha. La flecha tenía la punta hecha de izana y el asta de chonta (C.N. Canaan de Cachiyacu, 31.12.05). [119] Juan Sajamí Fasari (58) cuenta que alrededor de su caserío en Betania encontraba a menudo ollas de barro, y en la chacra muchos restos de cerámica, tanto en la superficie como debajo de la tierra (Betania, 20.03.07). Estas informaciones han sido confirmadas por los demás habitantes de Betania. Juan Vargas (27) dijo que en la tierra siempre quedaban piedritas y objetos de cerámica de los “infieles”, como tacitas o “shucshos” (nueces del huso) para hilar (Betania,

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

71

21.03.07)11. Richard Carranza (46) mantiene que hay muchos restos de ceramica cerca de Betania, algunos pintados de color marrón (Contamana, 26.03.07).

6.2. CARRETERA PACAYA Y LA PROLONGACIÓN HASTA RÍO MAQUÍA EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[130] Gerry Tananda Cachiques (36) en 1991, detrás del cerro, a 12 horas de caminata por la carretera del Puerto Oriente, estuvo cazando en el monte con 5 familiares. Buscaban animales para vender su carne. Andando en algún momento solo, y esperando encontrar al rato a su acompañero, de pronto vio a un indígena. Apenas lo vio, se dio de fuga. El indígena era un hombre joven, alto y gordo, sus pisadas eran grandes también. Estaba pintado de rojo: en las mejillas, debajo de la boca y por encima de los ojos. No recuerda si tenía huecos, pero los palitos no los tenía. El pelo lo tenía cortado por la nuca. Andaba con un arco de un metro de largo aproximadamente y con un rollo de flechas, igual de largas, colgando todo en una soga o cinta. Llevaba un taparrabo de una tela gruesa parecida a un costal de yute. Gerry llamó en seguida a su compañero y le enseñó las huellas, porque éste no le creía. Al día siguiente se pusieron a seguir las huellas. A 45 minutos de camino encontraron una purma con plantas bajas, pero de las no cultivadas. Siguiendo las huellas llegaron a una trocha donde había un shushupi muerto, matado a flechazos, con 3 huecos en el cuerpo. De allí ya regresaron. Gerry nunca más ha vuelto por allí ni ha oído hablar de esos indígenas (Fundo El Aguajal, 23.03.07). [120] Juan Vargas (27) participaba en las expediciones llevados por los biólogos en la Sierra de Contaya. En los años 2003 y 2006, en las cabeceras del Maquía, a una hora y media del Punto 3, fueron vistas la huellas de tamaño grande, de varias personas (Betania, 21.03.07).

Hemos sacado fotos de los hallazgos: pedazos de cerámica, hacha de piedra y shucshos (fot. 22). El hacha (fot. 23) es muy parecida a las que encontraba Victor Oppenheim en alto río Moa, en el lado este del mismo conjunto serrano, las que identificó como artefactos pano, verificándolo con los indígenas locales que utilizaban las mismos herramientas para la guerra y la caza antes de que entraran en posesión de hachas de metal (Oppenheim 1936b). Sin embargo, no podemos opinar sobre su antigüedad. 11

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

72

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[118] Según Juan Sajamí Fasari (58), durante la expedición relacionada con la apertura de la carretera (1960-1961) que tenía que llevar al Brasil, monte adentro, su participantes vieron huellas de los indígenas aislados (Betania, 20.03.07). [123] Don Enrique Zevallos Díaz (46) nos dijo que uno de los participantes de la expedición hacia Brasil (aparte del Sr. Victor Mera) fue Federico Bartra de la ciudad de Contamana. Don Federico contó que durante el viaje (1960-70) habían visto huellas o indicaciones de presencia de los aislados (Aguas Calientes, 23.03.07). [124] Según la Señora Jesús Bartra Bardales (68), en los años 1960 y 1970, el (ya fallecido) padre de Robinsón Meléndez (quien vive en Contamana) entraba al monte y, según dice la informante, habló con los indígenas aislados en la trocha que llevaba al Brasil (Aguas Calientes, 23.03.07). [45] Manuel Amaringo Ruíz cuenta que un montaraz, morador de Contamana, de cuyo nombre no se acuerda, le contó que un día del mes de agosto de 2005, en la carretera que sale hacia Puerto Oriente, estuvo sentado y comiendo cuando de pronto vio a unas 8 personas sin ropa, cruzando la carretera. Según cuenta, estaban casi desnudas, solamente las partes íntimas las tenían cubiertas. Tenían pelo largo y llevaban flechas. Manuel dice que a menudo los montaraces que salen de Contamana a cazar, le cuentan que no es tan raro encontrar señales dejadas por los indígenas, como por ejemplo los palos cruzados en el camino (C.N. Canaan de Cachiyacu, 31.12.05).

6.3. CARRETERA DE AGUAS CALIENTES EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[127] Cesáreo Zevallos Díaz (80) En 1945, una tarde por la qda. Aguas Calientes, vio a un indígena que venía caminando desde arriba hacia abajo. Estuvo cruzando la quebrada, en la distancia de unos 100 metros del Sr. Cesáreo. Su cabello era largo, en la cara tenía dibujos rojos. Vestía sólo un taparrabo. Tenía flechas y “ballesta” (arco). Las flechas eran largas de algo más de 1 metro. El Sr. Cesáreo se asustó de que el indígena pudiera matarlo y que los indígenas eran

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

73

varios. No tenía linterna, pero sí, la escopeta. De miedo no pudo conciliar el sueño durante toda la noche, esperando lo que pasaría. No ha pasado nada, pero cuando el tercer día el informante regresó a casa del trabajo, encontró sus platos rotos y todo regado por suelo. Sólo desapareció la fariña. Fue la única vez cuando tuvo contacto con los indígenas aislados (Fundo Nuevo Horizonte, 23.03.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[128] Cesáreo Zevallos Díaz (80) cuenta que en los años 1930-1950, los indígenas desconocidos venían a llevar pijuayo de las chacras de la zona de Contamana. Con respecto a eso, su amigo Ramón Cabrera (82, vive en Contamanillo) le contó que mientras cumplía su servicio militar por el río Tapiche, habló con los Capanahua y éstos le dijeron que andaban entre Tapiche y Contamana, y que fueron ellos los que en aquel entonces se llevaban el pijuayo de las chacras. Además, los Capanahua le dijeron que en verano recorrían la distancia entre el Tapiche y el alto Utuquinía para buscar huevos de taricaya (Fundo Nuevo Horizonte, 23.03.07). [129] El biólogo Alfredo Dosantos Santillán de Iquitos, nos comentó que cuando en los años 1990 trabajaba en el área del Cerro Canchahuaya, su guía le había contado la historia del encuentro de un hombre de Contamana con un indígena aislado, años atrás (1970-95). Cuando el hombre estaba trabajando en su chacra en la carretera, apareció un indígena desnudo con arco y flechas. El contamanino se asustó y de miedo no reaccionó cuando el intruso se puso a agarrar los frutos del pijuayo de la canasta que estaba al lado de su casa (Iquitos, 02.2006; 04.2007). [115] Tomás Huaya (54) recuerda, que hace 30-40 años (años 1960-70) escuchaba historias que los indígenas robaban las chacras en la cercanía de Contamana (Nuevo Saposoa, 14.03.07). [126] Según Enrique Zevallos Díaz (46), “hace 16 años” (1991), a 3 horas arriba de Aguas Calientes, por el afluente Aguas Frías, tenía su campamento Fredesbindo Vásquez. Para evitar cualquier peligro, dormía en una plataforma de pona. En la noche, sintió que alguien estaba tocando fuerte, con un palo, la plataforma desde abajo. Pensó que eran los indígenas y a partir de aquel entonces el campamento es llamado “Indiullo” (Aguas Calientes, 23.03.07). El padre de

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

74

Enrique, Don Cesáreo Zevallos Díaz (80) contó la misma historia, pero según él, fue en 1975. El suegro de su hijo (Fredesbindo Vásquez?) vio pisadas alrededor del campamento (Fundo Nuevo Horizonte, 23.03.07). [136] Augusto Pérez Ruíz, el primer guardaparque en Aguas Calientes, nos contó que 7 meses atrás, antes de que fue turnado por los guardaparques actuales, en la qda. Agua Fría vio huellas grandes de pies descalzos (agosto 2006) (Contamana, 26.03.07).

6.4. SIERRA DE CONTAMANA - PARTE CENTRAL C.N. Nuevo Olaya se sitúa río abajo viajando desde Contamana, en el fondo de la quebrada Shanaillo. Lamentablemente, no hemos tenido la ocasión de visitar la comunidad. Sin embargo, recogimos informaciones importantes sobre la zona cercana a la comunidad.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[138] Miguel Mori Campos (46), un informante de Nuevo Olaya, dijo a Fausto Torres Salinas que en febrero 2007, caminando de la aldea hacia el centro del bosque, unas 4 horas bien caminadas, vio huellas de personas descalzas. Además, encontró purmas cuya antigüedad estimó a 2 − 3 años (2004-05). Según él, los madereros dejaban sus cosas en el monte para los aislados, pero nunca han llevado lo que fuera (Contamana, 27.03.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[140] Guillermo Alvarado Acho (42) Sus amigos de la C.N. Nuevo Olaya le dijeron que a 4 horas (12-15 kms), ya detrás del cerro, habían visto chacras y hasta campamentos. La última vez oyó hablar de ello hace 3-4 meses (es decir, finales del 2006). No recuerda el nombre de la persona que los ha visto. Según el informante, pueden ser los mismos indígenas que antes estaban por Yamía pero que se han trasladado a la Sierra de Contamana. La gente le dejaba sal, azúcar y otras cosas, pero no han tocado nada (Canchahuaya, 27.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

75

6.5. SIERRA DE CONTAMANA - PARTE NORTE El nombre "Canchahuaya" aparece como el de una de las primeras misiones franciscanas, junto con Sarayacu. La fundación del primer pueblo con este nombre y en esta misma zona data de los años 1790. En aquel tiempo, los moradores piro y conibo se quejaban sobre la presencia de los indígenas salvajes alrededor de la misión, hasta que la mayoría de la gente se mudó a otras partes. Más tarde, esos terrenos eran utilizados por varias generaciones de la población Shipibo-Conibo-Shetebo. Los actuales habitantes de la C.N. Nuevo Canchahuaya son en parte shipibo y en parte mestizos. Ambos grupos viven de pesca, agricultura y caza, ocasionalmente trabajando para patrones madereros. Para aprovechar del monte, van a una distancia de pocas horas de la comunidad, sólo algunos llegan hasta la quebrada Chunuya. En otras ocasiones entran al alto río Maquía, surcando varios días arriba con las expediciones de caza. Al parecer, muchos de los pobladores de Canchahuaya conocen la montaña de Contaya en los cursos altos de Maquía y Yamía. Entre ellos hemos encontrado a quienes saben de la existencia de los indígenas aislados en la zona y eso desde hace varias décadas. La zona del caserío mestizo Isla Baños también demuestra cierta antigüedad en cuanto a su poblamiento, ya que sus habitantes más ancianos recuerdan que los asentamientos fijos existían allí desde hacía mucho tiempo. También recuerdan la presencia de los indígenas aislados en el pasado. Los moradores de este pueblo parecen menos móviles que los canchahuayanos, porque no conocen zonas más alejadas de su caserío, salvo terrenos que colindan con la carretera “de los brashicos”. Entre los años 1997-2001 la compañía maderera Forestal Bosque Norte del Perú estableció una base entre la C.N. Nuevo Canchahuaya y el caserío Isla Baños. Desde este campamento, llamado San Luis, ha sido construida una carretera que iba hacia el oeste/suroeste, a lo largo de la Sierra de Contaya atravesaba la qda. Chunuya, los ríos Maquía y Buncuya, y por fin llegaba hasta la quebrada Capanahua, afluente del Tapiche. Muchos de los madereros se reclutaban de los caseríos cercanos, como Isla Baños, Alfonso Ugarte o Nuevo Canchahuaya. Según las informaciones, en 2001 la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

76

compañía se mudó al departamento Madre de Dios y desde entonces la carretera, sin estar utilizada, se ha vuelto intransitable.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[158] Cruz Inuma Vargas (70), cuando tenía 10 años de edad (1947), andaba con su padre para pescar en las partes altas de las quebradas al sudeste de Canchahuaya, en la montaña y en la orilla de los arroyos. En diferentes oportunidades vieron a los aislados. Éstos andaban en grupos de 2 a 4 personas, hombres y mujeres. Estaban casi desnudos, los hombres llevando sólo una "faldita de paja” (fibra), y las mujeres además de la faldita, tenían algo que les tapaba la parte superior. Estaban pintados de un solo color, con achiote. Llevaban "ballesta" y rollos de flechas. Enseñaban algo con la manos, pero sus gestos no se entendían. Según dice el informante, eran los Kapanawas (Isla Baños, 31.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

77

7. QUEBRADA CHUNUYA La quebrada Chunuya aparece en las fuentes franciscanas del siglo XIX. A principios de ese, la zona estuvo habitada por los grupos denominados por los primeros misioneros Sensi. Habí entre ellos los grupos Inubu, Runubu y Cascas. En 1811 se fundó en Chunuya una de las primeras misiones de la restauración franciscana en Ucayali. Aunque la misión con este mismo nombre no duró mucho tiempo, se sigue mencionanado a ese grupo indígena en las fuentes históricas. En la mitad del siglo XIX tenemos algunas informaciones sobre los asentamientos dispersos de los Sentci o Sensi que vivían en la meseta de la Sierra de Contamana, a unos 14 km al sur del lago Cruz Muyuna (asentamiento Pancaya), en el alto Maquía (qda. Yamía), y a unos 19 km de la antigua misión Chunuya (asentamiento Mauca). Ya desde el tiempo de la actividad misionera en Chunuya, las orillas del lago Cruz Muyuna (al que desemboca la qda. Chunuya) estaban habitadas por la población shetebo, entremezclada con algunos Sensi. Al principios del siglo XX se mencionaba a los Sensi que habían sido contactados por un patrón de Garzacocha (lago Renacal) para el que trabajaban. En los años 1920, G. Tessmann un etnógrafo alemán, halló en uno de los asentamientos en Cruz Muyuna a un hombre cuyo padre era Shetebo y la madre Sensi. Los indígenas de Cruz Muyuna que encontramos, nunca han oído mencionar el nombre Sensi. Según las informaciones que recogimos, las comunidades indígenas shipiboconibo-shetebo habían existido en esta zona hasta hace 20 años, y una de las últimas era el pueblo Shahuintullo. Hoy día ya no hay indígenas en Cruz Muyuna. En la actualidad, los tributarios de la qda. Chunuya (en su curso alto llamada Catahuayo por el IGN) son las siguientes quebradas: por el lado derecho, bajando: Agua Azul, Angullayo, Bonuayo, Sábalo, Sabalillo, Uchpillo, por el lado izquierdo: Agua Blanquillo (IGN: Uchpillo), Chumillo (IGN: Chumuya), Sambayo, Limón, Contea12. 12

Información proporcionada por Ángel Arturo Angulo Rengifo (50) en Alfonso Ugarte (30.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

78

El único poblado de Chunuya, aunque bastante grande, es Alfonso Ugarte (diferente a la C.N. Alfonso Ugarte en el lago San Jerónimo) cerca de la desembocadura de Chunuya al lago Cruz Muyuna. Según los testimonios, los asentamientos (¿mestizos?) en ese lugar parecen haber existido por lo menos desde los años 1930-40. En esa época la cuenca de la quebrada Chunuya en su curso alto era la zona de extracción de shiringa. La antigua misión de Chunuya según el mapa de 1818, se encuentra en el mismo lugar que Alfonso Ugarte (Ortiz 1984:150). En el otro extremo del Lago Cruz Muyuna se encuentra el pueblo Victor Belaúnde, inicialmente fundado como Ramón Castilla, hace alrededor 40 años atrás. Los pobladores viven sobre todo de la pesca y la agricultura, la mayoría de los madereros viene de otras partes (Contamana, Orellana, etc.). Estos últimos años, los recursos de madera en la cuenca de Chunuya han sido aprovechados a gran escala.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[156] Antonio González Pinchi (39) dice que por la qda. Agua Blanca de Chunuya, a 3 días de viaje (a remo), en la altura, hay viejas purmas, de 30-40 años (1960-70). Además el informante cuenta, como muchos otros habitantes de Alfonso Ugarte, que por esta zona se encuentra también tejas enterradas (cerámica antigua) y figuritas pintadas de animales (e.g. motelos) (Alfonso Ugarte, 30.03.07). [151] Según Artemio Carvalho Acevo (46), en la orilla, cerca de la comunidad, en tierra firme, sí se encuentra cerámica rota. En las alturas y cerros, a 3 horas de Alfonso Ugarte, hay varias purmas y fogones antiguos en el monte, en la margen derecha de Chunuya. Su abuela (fallecida desde hace 11 años) dijo que antes por la zona se veía a los indígenas y que eran los Kapanawas, pero Artemio no le prestaba atención al asunto (Alfonso Ugarte, 30.03.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[153] La abuela de Ángel Arturo Angulo Reginfo (50), mientras estaba sola en el campamento de los shirigueros -por el Sabalillo (afluente de Chunuya)- vio a los indígenas que habían salido del monte y se acercaron al campamento. Eran 4

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

79

hombres, pero no trataron de entablar contacto con ella. La abuela tenía entonces unos 30 años de edad, entonces el evento pudo tener lugar a la altura del año 1950 (Alfonso Ugarte, 30.03.07). [149] Según recuerda Francisco Aguanari Caymata (62) de Huamantullo, hace 40 años (años 1960) se oía que por el Chunuya y Alfonso Ugarte venían los Kapanawas de Maquía y Buncuya dejando huellas (Huamantullo, 29.03.07). [154] A Alberto Huaita (49). Hace 20-30 años, sus amigos madereros le dijeron que por Chunuya, al fondo, habían visto huellas y trochas de los aislados (años 1970-80) (Alfonso Ugarte, 30.03.07). [46] Nicanor Cauper Ñunta de Roaboya Nativa, habló de un empresario mestizo de Contamana, de apellido Ochoa, quien en 1990 le contó que 5 años atrás (1985?) estuvo trabajando madera por una quebrada que sale detrás del “Cerro Azul” ("quebrada Cerro Azul” según el informante: ¿se trata de Chunuya?). Un día, en la cercanía de la quebrada, escuchó gritos de gente. Primero fue a ver qué ruido era, pero por el miedo regresó. Por eso el Sr. Ochoa le dijo que detrás del Cerro Azul había Kapanawas no contactados (C.N. Roaboya, 23.12.05). [150] Según Humberto Díaz Cárdenas (35), hace 6 años (2001), a distancia de 7-8 días de la comunidad, viajando en canoa a remo por Chunuya, los madereros vieron en la playa huellas grandes de 2 personas que habían llegado al Chunuya desde Maquía (Alfonso Ugarte, 30.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

80

8. RÍO MAQUÍA El río Maquía nace entre la Sierra de Contamana y Sierra de Contaya. En el curso alto, sus afluentes derechos, bajando, son las quebradas: Agua Negra, Sardinaillo, Yamía, Huayhuantal, Catahuayo, y los izquierdos las quebradas: Pongo/Dos Calatos, Tigrillo, Pereira, Pucayacu, Paujil, Berita, Sábalo, la sacarita que lleva al Lago Renacal y al Cruz Muyuna. La quebrada Yamía recibe por la derecha las aguas de las qdas. Paujil y Aguablanca. Las cabeceras de Maquía son vecinas a las del río Cashiboya. La carretera mencionada arriba sirve de vía de comunicación entre Maquía y Contamana. Podemos dividir el río Maquía entre la parte alta y baja, haciendo la división en la sacarita del Renacal. Los habitantes de la zona de Sierra de Contamana (inclusive los de Orellana) conocen sobre todo su parte alta, viajando a las cabeceras por las sacaritas que existen entre Maquía y Ucayali (por encima de Orellana) durante todo el año a través de los lagos Renacal, Pucacocha y Cruz Muyuna. Más son pocas las personas que conozcan la parte baja del Maquía, donde están localizados todos los caseríos de este río. El caserío más cercano para quienes vienen de Cruz Muyuna es Arica, el último caserío en este río, es decir situado más arriba entre todos. En los años 1920, en Maquía no había poblados más arriba que hoy. En el mapa 7 el último caserío lleva el nombre de Puerto Arévalo y su localización corresponde aproximadamente a la localización actual de Arica. La cuenca de Maquía fue explotada por los shiringueros hasta los años 1960. Más recientemente, y hasta la actualidad, parece ser fuertemante explotada por los madereros ilegales. Las partes premontanas de la Sierra del Divisor desde los tiempos más remotos estaban habitadas por los indígenas que hoy día llamaríamos aislados. Las menciones sobre los Remo o Sensi se refieren justamente a esa zona. En el siglo XIX, por el alto río Maquía se situaban los asentamientos sensi y en la primera parte del siglo XX se hablaba de los aislados desconocidos en las partes altas y

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

81

montañosas de Maquía y Buncuya (mananahua o “gente de alturas” en el idioma capanhaua). Los testimonios que hemos recogido atestiguan la continuidad de la presencia indígena en la zona hasta el día de hoy, a pesar de la presencia de los foráneos.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[141] José Alvarado (59) recuerda que cuando era muchacho (1960-64), estuvo con sus padres y su abuelo en la playa del bajo Yamía, en la época de taricaya. Encontraron allí a 2 jóvenes indígenas, hombres, que estaban recogiendo y comiendo los huevos de taricaya. El abuelo habló con ellos, mientra que José, ya que era pequeño, sólo escuchaba la conversación, y además tenía miedo. Los indígenas llevaban el p elo largo, en la cara tenían dibujos rojos que se parecían al color del “mono colorado”. Vestían taparrabos de shapaja. Eran mansos. Dijeron que habían llegado del Buncuya, pero que en la cercanía existían otros indígenas que eran bravos. Dijeron tamb ién que los bravos se estaban acercando y que había que comer los huevos rápido (C.N. Canchahuaya, 27.03.07). [142] Más tarde, en la qda. Huayhuantal, afluente de Maquía más arriba de Yamía, encontraron un tambo de unos 8 metros de largo: era alargado, con una sola puerta. Los habitantes dormían en el suelo. La candela estaba dentro de la casa. Para prender fuego utilizaban la “ropoca”. En los años posteriores, sólo se veían huellas (C.N. Canchahuaya, 27.03.07). [146] Francisco Aguanari Taricuarima (82) en los años 1964-66 trabajaba shiringa por las cabeceras del Maquía. Con sus compañeros vieron huellas grandes y chiquitas, que bajaban de los cerros, y otras cerca de su campamento que estaba en un barranco. Había también varias ramas puestas en el suelo, cortadas a lo largo del tallo y dobladas hacia afuera. Según don Francisco, eran trochas de los indígenas. vio también las huellas dejadas por indígenas que antes habían comido en la playa (véase [103]). Según dice, en las alturas se escuchaba el ruido de los tambores, como se lo puede escuchar hasta hoy día (Belaúnde, 29.03.07). [125] Manuel Zoria Bartra (38) y su madre, la señora Jesús Bartra Bardales (68), cuentan que hace 30 años (años 1970), en el pueblo Nueva Delicia (en Ucayali) de donde vienen, apareció un indígena que había salido del monte. Hablaba un poco castellano y dijo que era del alto Tapiche. Le daban ropa, comida. Era casi

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

82

“calato”, “chatito”, jovencito, su cuerpo era robusto. No llevaba sino un taparrabo de pieles. Todos le tenían miedo. Llevaba una pucuna/cerbatana (de 160 cm de largo aprox.) y flechitas (de chonta). Los dardos los tenía en el tirste/carcaj (sin tapa) que le colgaba por la espalda, en una soguita. En su cara tenía dibujos de dos colores: rojo y negro. En los lóbulos de las orejas y en el tabique nasal tenía palitos. También tenía perforado el labio inferior. En el orificio llevaba un palito (de unos 7 cm de largo). El pelo lo tenía como cualquiera. No tenía barba. Se reía, decía con señas que no le tuvieran miedo. Manuel no sabe de qué grupo era el muchacho, el nombre que nos dijo fue Cashibo (Aguas Calientes, 23.03.07). [145] Según Melita González Canaihue (37), en Maquía Tipishca donde vivía, salían los indígenas aislados y se llevaban cosas de la casa (azúcar, arroz). En verano de 1989, vinieron a su casa mientras estaba sola con sus hijos pequeños. Fue un hombre y una mujer, hablaban un poco castellano. Decían que eran indios. “Jo-jo-jo, no ten miedo, sólo queremos arroz, cazamos en el monte” –dijeron.– “No somos malos, somos buenos. Los malos matan.” Dijeron que estuvieron caminando por un mes, del alto Tapiche. Querían cambiar la carne del monte, pero Melita tenía miedo, entonces les dijo que no. El hombre llevaba un taparrabo de chambira. La mujer tenía el pelo largo, el hombre más corto. El hombre tenía la cara pintada de rayitas, con achiote. En la espalda llevaba "ballesta" y una flecha con pluma. La informante no recuerda más detalles, ya que tenía miedo y no prestaba tanta atención al aspecto de los visitantes (C.N. Canchahuaya, 27.03.07). [163] Cuando Geysen Huaninche Fatama (35) tenía 6-7 años (1978-79), lo llevó para un vuelo en avioneta Eugene Loos. Sobrevolaron la zona y vieron las casitas, atrás del Cerro de Contamana. Desde arriba se veía un pasto con una sola casa grande redonda y pijuayos. La casa estaba humeando (C.N. Nuevo Aypena, 08.04.07). [139] Según Guillermo Alvarado Acho (42), hace 10-12 años (1995-97), antes de que fuera abierta la carretera Ucayali-Tapiche, por las cabeceras del Maquía (qda. Yamía) donde monteaba, siempre se veían huellas. Sobre todo en julio cuando los indígenas salían para recoger huevos de taricaya. Los que trabajan por la zona dicen que a veces se ve a los indígenas, pero al darse cuenta de ser observados, se esconden o huyen de inmediato (C.N. Canchahuaya, 27.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

83

[160] En agosto de 2002, José Vega Ochavano (53) trabajaba con los madereros, entre ellos Raúl Arévalo (motosierrista), por el alto Maquía. El tercer o cuarto día de surcada por Maquía, desde Yamía, arriba de la quebrada Pereira, decidieron continuar el viaje con tangana para ahorrar gasolina. Ambas orillas del río eran barrancos. Las unía un palo tumbado. De lejos (ca. 100 m) vieron a 2 indígenas desnudos que cruzaban la quebrada pasando por ese palo. venían del lado este (como de Contamana) e iban hacia el oeste (hacia el río Buncuya). Los hombres tenían 2 arcos cada uno (?), cruzados en la espalda y un rollo de flechas, todos de 1 metro de largo aprox. Vestían taparrabos. El pelo les llegaba hasta la cintura, ambos tenían barba larga (Orellana, 02.04.07). [144] Hace 4 años (2003), en el mes de agosto, Leonardo Acho Alvarado (36) de Canchahuaya fue de caza y en la margen derecha de Yamía, monte adentro, vio huellas frescas de varias personas (C.N. Canchahuaya, 27.03.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[14] Juan Falcón (63) recuerda que cuando tenía más o menos 12 años (aprox. 1956), en Arica aparecían los indígenas de pelo largo, con ballestas y vistiendo un taparrabo tejido. Eran bravos y en seguida huían al monte. Según decía la gente, eran los Kapanawas (supuestamente de Buncuya) (Alfonso Ugarte, 30.03.07). [147] El primo de Francisco Aguanari Taricuarima (82), Simón Aguanari (ya fallecido), por Agua Blanca, tributario de Yamía, entre los años 1964-66, tuvo la oportunidad de ver bien a esos indígenas, porque los encontraba constantemente cuando trabajaba shiringa. Había entre ellos alguien que hablaba castellano, así que pudo conversar con dos. Le dijeron que habían llegado por el Maquía. Además, le dijeron que prestara atención, porque había también otro grupo indígena que era malo (Belaúnde, 29.03.07). [152] Juan Huaita Acho (62) recuerda oir que hace unos 40 años atrás (años 1960), por el alto Maquía, en la época de taricaya, la gente veía a los “calatos” (Alfonso Ugarte, 30.03.07). [103] Una vez, cuando Francisco Aguanari Taricuarima (82) trabajaba shiringa en el alto Maquía (1964-66), uno de los trabajadores se acercó a la playa y vio a los “calatos” mientras estaban comiendo. Estaban pintados de rojo. Se regresó

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

84

corriendo para llamar a sus compañeros entre los que estaba Francisco. Cuando volvieron al sitio, ya no había nadie, sólo huesos y otros restos de la comida. Los indígenas venían a charapear entre julio y agosto. Los trabajadores decidieron abandonar aquel lugar por el miedo a los “indios” (Belaúnde, 29.03.07). [157] Juan Falcón (63) relata que hace como 40 años atrás (1967-77) entre los meses julio y agosto, por el alto Maquía, cuando los pobladores de Alfonso Ugarte y otros sacaban huevos de taricaya, veían huellas descalzas, “enormes” (Alfonso Ugarte, 30.03.07). [163] Celina Nahuatupe Shapiama (64) nos contó que cuando en Buncuya trabajaba Don Eugenio [Loos] (antes de 1984), sobrevolando la montaña vio un enorme terreno vacío y la gente desnuda (1978-79) (véase [163] – Geysen Huaninche Fatama) (Arrozal, 07.04.07). [15] Según dice José Vega Ochavano (53), 15 años atrás, por la zona de Maquía y Buncuya, cuando empezaron a venir los madereros por la “carretera de Brashicos” (años 1990), se oía decir que los indígenas se acercaban a los campamentos, robaban y/o destruían cosas (Orellana, 02.04.07). [44] Antonio Tuesta Ñunta relata que su amigo, Edenson Balboza (de Pucallpa), le contó que un día, cuando trabajaba madera en la quebrada Maquía por el Cerro Azul, había visto varias personas desnudas de pelo largo que gritaban desde lejos. Según Antonio, Edenson “vio a los Kapanawa y a otro indio también. Nosotros les decimos Remo”. Según él, algunos madereros les dejaban víveres y regalos y los indígenas se los llevaban (1995-2005) (C.N. Nuevo Sucre, 30.12.05). [48] Oswaldo Mori Sánchez y Nicanor Cauper Ñunta relatan también la historia de un tal señor Basilio Shahuano Jiménez, un misionero evangélico indígena que ahora vive en Pucallpa. Según relatan, cuando el misionero bajaba el río Maquía, de repente aparecieron los indígenas con arcos y flechas. Supuestamente le amenazaban y le querían picar con sus flechas, pero no lo alcanzaban debido a la distancia (1995-2005?) (C.N. Roaboya, 23.12.05). [166] Según Walter Ramírez Tello (65) en 1995, un piloto del ILV (¿el “gringo” Tomás?) sobrevolaba la zona de la Sierra de Contaya. Pasando por encima de la montaña, vio detrás de ella una enorme maloca y pijuayos en su cercanía (C.N. Nuevo Aypena, 07.04.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

85

[166] Hernán Freire Nahuatupe (37) nos comentó que por Maquía, en la falda del cerro, desde la avioneta el piloto de ILV vio (1997) un pueblito con casitas y la gente corriendo con sus arcos (Cedrullo, 09.04.07). [166] Beder Pacaya Huaninche (28) dice, que entre los años 1999-2000, el piloto Tomás que sobrevolaba la zona, vio una casa humeando (C.N. Nuevo Aypena 08.04.07). (1995-2000). [133] En 2002, en reiteradas ocasiones, los madereos y los cazadores le contaban a Gilberto Taricarima (38) que cruzando el Cerro Azul (desde Contamana) encontraban huellas. Entre sus informantes había un viejito, de apellido Machuachi, quien unos 5 años atrás, en el cerro, vio varias casitas agrupadas, con una sola entrada y el techo que llegaba hasta el suelo. Según describe, tenían como 10-15 metros de largo (F. Milagritos, 25.03.07). [148] Los amigos de Jeiner Salas Gatica (29) de Contamana, le contaron que trabajando madera por Maquía y Alfonso Ugarte, entre los años 2004-05, vieron las huellas de los aislados. Se oían voces de aves y otros animales (Huamantuyo, 29.03.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

86

9. RÍO BUNCUYA Los afluentes del río Buncuya (que en los mapas del IGN aparece con el nombre "Buncuya" en su parte alta y "Buncuyo" en la parte baja), cuyas cabeceras están ubicadas en la montaña Ojo de Contamana, son las siguientes quebradas (bajando) − por la derecha:Sapoteyacu, Paujil, Motelo, Mistilla, Delicia, Shabusha, Pucacungayo, Ultimo Año, Salsipuedes, Pacal, Capanahuaillo, Dasilva. Por la izquierda: Agua Blanca, Buncuillo, Contaya, Yanayacu, Limón, San José, Huayhuantal, Leticia, Macanayo, Cahuacante, Torres Causano, Agua Negra, Huanaillo13. Al juntarse con los aguas de río Huanayo, el río lleva el nombre de Guanache, y después de atravesar los inmensos e inhabitables bajeales, desemboca en el río Tamanco, éste a su vez afluente del Ucayali. En el Tamanco, a partir de donde desemboca en él el río Guanache, se encuentran (bajando), los pueblos mestizos de Zapatilla (de Segunda y Primera Zona), Veintiocho de Julio, Vargas Guerra y Tamanco (capital del distrito Emilio San Martín). De surcada, a partir de la boca del Huanayo, se encuentran en el río Buncuya los siguientes asentamientos: Arrozal ("el pasto"), C.N. Victor Raúl, C. N. Nueva Aypena (Berea) y el fundo Cedrullo. La antigua Aypena estuvo localizada tierra adentro, al sudeste de su ubicación actual, a lo largo de la pista de aterrizaje construida por los misioneros evangélicos en los años 1950-60. Hace unos 10 años, según los informantes, junto con la salida de los misioneros del ILV y el abandono de la pista de aterrizaje, los pobladores se han trasladado a la orilla del río (Buncuya). Con el traslado el asentamiento cambió el nombre por Nuevo Aypena y más recientemente por Berea, más utilizado actualmente. De acuerdo a las informaciones recogidas, los asentamientos en el alto Buncuya datan de los años 1910-20. En aquel entonces los poblaban diferentes grupos indígenas que hablaban dialectos emparentados y llamados conjuntamente Capanahua. La hija de uno de los primeros pobladores que vino al alto Buncuya nos contó que cuando su papá, siendo joven, vino con sus padres a las partes altas, Información proporcionada por Walter Ramírez Tello (66) (en Berea, 07.04.07), Hernán Freire Nahuatupe (37) (Cedrullo, 09.04.07) y Rogelio Huaninche Solís (río Guanache, 10.04.07). 13

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

87

escapando de las correrías de los Shipibo-Conibo-Shetebo, su familia se asentó en la quebrada Cacahual, tributario de qda. Capanahuillo. Según dijo la informante, su padre se contactaba con dos grupos mansos que podríamos llamar aislados. Era en las partes más altas del río y fueron los acontecimientos que podemos ubicar entre los años 1910-20. Desde ese tiempo la población de los pueblos en Buncuya venía concentrándose alrededor de los „civilizadores” o patrones que venían a vivir junto con los Capanahua. En aquella época, la cuenca del río era una zona de extracción de shiringa y parece haber sido bastante poblada por los Capanahuas y también por los patrones y trabajadores mestizos de origen cocama, por lo menos hasta el sitio llamado Delicia en la boca de la quebrada de este mismo nombre. Tal como hemos dicho, desde los años 1950, en Buncuya (comunidad Aypena) se estableció la misión norteamericana ILV de Eugene Loos que trabajaba en la zona hasta los años 1990. El medio de transporte de los misioneros era una avioneta, que utilizaba la ya mencionada pista de aterrizaje. Actualmente, desde hace pocos años, la zona del río Buncuya es fuertemente explotada por los madereros. Entre los años 1997-2001 la zona del alto Buncuya estuvo explotada en la parte colindante con la carretera Ucayali−Tapiche. La población asentada hoy día en Buncuya no es grande, se compone de los descendientes de los Capanahua (sobre todo en Nuevo Aypena/Berea) y de los mestizos (la mayoría en Victor Raúl). Además, en ambos caseríos permanecen temporalmente grupos de los trabajadores de madera (provenientes sobre todo del río Tamanco, donde desemboca Guanache). La parte ubicada por encima del último fundo (Cedrullo) actualmente no está habitada, sólo da hospicio a los campamentos madereros. Parece que estos terrenos se han despoblado durante los últimos 10 años debido, entre otros, a la falta de asistencia médica. Los antiguos pobladores se trasladaron entonces al río Tapiche (C.N. Limón Cocha), río Tamanco o a Requena.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[164] Wilma Freire Nahuatupe (30), cuando tenía 14 años (1991), por el cerro, en un lugar llamado El Pedregal (una especie de pongo en el alto Buncuya a donde los pobladores van a buscar piedras), distante de Aypena de 4-5 días en canoa, vio pisadas de los pies descalzos. Las pisadas eran de 2 personas, eran grandes. Wilma estuvo con su tío, Maximiliano Freire, y otros 4 familiares. Vieron también

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

88

trochas. El tío, andando por la zona, vio a dos hombres, indígenas, con pucunas. Tenían pelo largo, estaban totalmente desnudos. El tío tuvo miedo y la mismo tarde huyeron todos los seis. Nunca más han vuelto por allá (Arrozal, 07.04.07). [171] Según Geysen Huaninche Fatama (35) en junio de 1992 los Remoaucas salieron del monte y, de noche, se acercaron a Aypena viejo y luego a Berea. En ese entonces no se dejaron ver y tampoco han llevado nada. Los últimos años ya no se acercan (C.N. Nuevo Aypena, 08.04.07). [159] Adriel Sinacay Reátegui (46), hace 9 años (1998), entre Buncuya y Tapiche, a lo largo de la carretera, vio purmas de 2-3 años de antigüedad (1995-96), donde había guineos y limones. Además, encontró casitas caídas, antigüas igualmente de 2-3 años. Eso fue en un “pasto natural”, con árboles bajos (Isla Baños, 31.03.07). [172] Geysen Huaninche Fatama (35) dice que por las cabeceras del Buncuya, abajo del Pedregal y arriba de Agua Blanca, se podía ver huellas de los Remoauca. El informante vio una trocha cerrada con una rama doblada por encima del camino, en forma de un arco (1995-2007)(C.N. Nuevo Aypena, 08.04.07). [155] Jesús Shahuandu Celi (37) cuenta que en los años 1998-2001 estuvo trabajando por 3 años de maderero por la carretera de los “brashicos” [carretera Ucayali – Tapiche], por el río Capanahua, para la compañía brasilera Agroforestal Nacional Norte Bosques del Perú. Durante los tres años encontraba huellas. Eran pisadas de varias personas descalzas, en las quebradas y en el monte, también trochas. En ese entonces los madereros a menudo encontraban sus trochas cerradas con una rama quebrada o con un palo. También, en algunas ocasiones y en diferentes lugares, vio casitas (“masapute”) agrupadas de a 3 o 4. A su lado había ahumaderos. Igual la candela estaba afuera. Las casitas estaban colocadas directamente en la tierra. Eran redondas, pequeñas, había que agacharse para entrar, pero adentro podía uno estar parado. El techo era de yarina. No se veían ollas. En el suelo había hojas. Aunque el terreno estaba libre, no ha visto chacras, sólo trochas con pisadas. Según el informante, se trataba de los Kapanawas salvajes (Alfonso Ugarte, 30.03.07). [175] Hernán Freire Nahuatupe (37) dice que cuando se anda por el monte, siempre en la época de la "charapeada" (julio) se encuentra pisadas en las playas de

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

89

toda la zona, desde la qda. Motelo para arriba. A los indígenas los llama Remoauca (1995-2007) (Cedrullo, 09.04.07). [176] Hace 3 meses (enero 2007), Betman Del Castillo Freire (27), cuando estaba trabajando madera en las cabeceras de Buncuya, en la noche escuchaba sonidos que imitaban los emitidos por los pájaros (trompeteros). Le cerraron la trocha con hojas de yarina, amarradas y clavadas en el suelo. Por la qda. Agua Blanca, donde el terreno es arenoso, en la playa, vio pisadas grandes (Victor Raúl, 09.04.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[162] Según Celina Nahuatupe Shapiama (64), cuando su papá (que fue Shahuái-bákebö Capanahua) era joven, vino con sus padres a vivir en la qda. Cacahual (tributario de qda. Capanahua) (años 1920-1930). Cuando andaba por la zona del alto Buncuya, se encontraba con 2 grupos aislados (años 1930). A uno, que tenía su maloca en la zona, lo llamaba Remo o Remoauca, mientras que al otro lo llamaba Cashibo. Este último vivía también en las cabeceras del Buncuya, pero apartados de los Remo. Ambos grupos eran mansos. Los Cashibo con quienes pudo comunicarse el padre de la informante, tenían agujeros en la nariz y en los lóbulos de las orejas, y estaban pintados. Recuerda oír su padre contar que los Cashibo comían los zancudos que los picaban. Ya que ninguno de los grupos fuera civilizado por nadie, la informante cree que son los mismos cuyas huellas se encuentra en la actualidad en las cabeceras de Buncuya (Arrozal, 07.04.07). [177] A Rogelio Huaninche Solís (56) su abuelo, Manuel Huaninche, le contó que andando a lo largo de la qda. Shincuya (tributario de la qda. Agua Negra de Buncuya), llegó hasta una maloca de indios aislados y habló con ellos (1935 - 1967). Los indígenas eran bravos y flechaban a la gente, pero el abuelo logró hacer amistad con ellos. Aquellos indígenas utilizaban ballesta y pucuna y andaban desnudos. Tenían el cuerpo pintado en blanco, negro y azul, “como un tigre”. En el tabique nasal tenían una topa cruzada, hecha de madera. Tenían envases de greda pintados. El abuelo, siendo Capanahua, entendía lo que decían, entonces podía comunicarse con ellos. El abuelo del informante murió cuando éste tenía 15 años (1966-67) (C.N. Nuevo Aypena, 10.04.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

90

[169] Asunción Navarro Huaninche (43) dice que su papá, Federico Navarro Rodríguez (Capanahua) le contaba haber visto a los aislados en las cabeceras de Buncuya. Llevaban pelo largo, estaban pintados de negro. Tenían dibujos entre la boca y los oídos, de ambos lados de la nariz y en la frente. No tenían armas. La informante no sabe si tenían palitos u otros adornos. Trataban de hablar con su padre, pero él no entendía su idioma. La tía de Asunción, Edith (Edith Huaninche: en su tiempo coordinadora del ILV), quería ir a llevarles galletas y civilisarlos, pero no tenía quien la apoyara. En ese entonces no había peke-peke y ella tenía hijos pequeños. El evento pudo tener lugar en el año 1974 aproximadamente (C.N. Nuevo Aypena, 08.04.07). [165] Walter Ramírez Tello (65) dijo que en 1995, un viejito, de apellido Federico Navarro (fallecido en 2006), por el alto Buncuya, cerca del Pedregal, vio pisadas anchas de quien no lleva zapatos. Eran de varias personas. Durante años andaba por aquella zona y encontraba huellas de varias personas y trochas, pero los indígenas nunca le han hecho daño (véase [169]) (C.N. Nuevo Aypena, 07.04.07). [167] Beder Pacaya Huaninche (28) dice que en verano de 1998, un montaraz del patrón Marlon Ibarra, más arriba de El Pedregal, vio una trocha que se dirigía más al fondo y que cruzaba las quebradas. El varadero era ancho. Vio también varias pisadas chiquitas, incluso de un niño. El montaraz regresó asustado. Según el informante, es una prueba de que por allí vive una familia de aislados, pero no se sabe quiénes son ni qué idioma hablan (C.N. Nuevo Aypena, 08.04.07). [143] Según Julio Acho Pisco (40), el año pasado (2006), entre Maquía y Buncuya, fueron robadas cosas de un campamento maderero. En el sitio vieron pisadas de varias personas descalzas (C.N. Canchahuaya, 27.03.07). [173] Alberto Silva cuenta que hace 6 meses (octubre 2006) un mitayero de los madereros fue a cazar por la qda. Agua Blanca, a 3 días en peke-peke de Berea. Encontró varias trochas cerradas con las hojas de palmera entrelazadas. Luego encontró a 3 hombres, vestidos sólo de un taparrabo, con caras pintadas. Dos de ellos no decían nada, uno hablaba un poco castellano. Dijo que querían ropa, sal y otras cosas de necesidad. En cambio le prometieron llevarlo a donde hubiera árboles de madera buena. Al mitayero le regalaron la carne de majás y otra diciendo que podrían traer más. Se pusieron de acuerdo para el día siguiente. El mitayero

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

91

prometió contactarse con ellos a la misma hora. Luego se asustó y nunca más ha vuelto por allá. Fueron otros, pero no han encontrado el sitio. Alberto informó sobre el caso a Julián Sachivo, un animador de la iglesia, con el que tienen pensado, con ayuda del centro de Yarina (Pucallpa), ir a buscar a esa gente (C.N. Nuevo Aypena, 08.04.07). [174] A Generoso Manihuari, sobrino de Hernán Freire Nahuatupe (37), dos semanas atrás (marzo 2007), por Agua Blanca, le han cerrado trocha con hojas de yarina. También vio pisadas descalzas (Cedrullo, 09.04.07).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

92

10. RÍO TAPICHE Algunas de las informaciones que hemos recogido se refieren a la zona de la propuesta Tapiche-Yaquerana. Esos datos comprueban la continuidad de la presencia de los grupos interfluviales o aislados en la zona, mencionada ya en las primeras noticias escritas sobre la región de Ucayali, y también a lo largo de los siglos XIX y XX, hasta en la actualidad.

EVIDENCIAS DE PRIMERA MANO

[81] En los años 1970 Jorge López Saavedra (55) estuvo trabajando de guía para un americano. Entre los ríos Callería y Tapiche caminaron 5 días. Durante el viaje vieron pisadas, señales hechas con flechas. “A esos indígenas nunca hemos encontrado, pero sé nos seguían (lo sé por las huellas). Dormíamos en los huecos cavados en tierra para que no nos hallaran“. Fue en las cabeceras de Yaquerana, Tapiche, Callería y Utuquinía, por donde hay el cerro que divide Perú y Brasil. En las alturas vieron casitas semi-redondas, “masapute”, de unos 2 metros de altura. De acuerdo a lo que dice Jorge, atraparon a un niño indígena de más o menos 10 años.14 Según el informante, los indígenas que vivían en aquella zona eran los Bora y los Amahuaca (Santa Fe, 01.03.07). [161] René Ribeiro Blanco (50) mantiene que pasó 3 años (1984-87) con los indígenas Mayus o Mayurunas que vivían aislados en el río Batã. De acuerdo a lo que dice, tenían tatuajes parecidos a los de los Matsés, sin espinas, y vivían en una maloca grande –según dice, de la misma tribu que los indígenas de la qda. Choba(yacu)− pero estaban aislados desde que hayan venido los “gringos”. René Ribeiro fue captado y después supuestamente actuaba como su “capataz”. De intérprete les servía un tal señor Abreu Sánchez [Arica/Lorico] que vivía con ellos. Según don Esta información, a simple vista poco probable, nos parece por sorprendente, si no chocante. El indígena, según dice José, les dijo que era un Bora y que podría construir tambos de típo “masapute”. Primero lo agarraron y lo tenían amarrado, pero luego se hizo manso y les servía de guía. José dice que lo llevó a Nuevo Requena donde el joven indígena se quedó viviendo como su propio hijo. Cuando andaban por la zona, según José el niño entendía el idioma de los Matsés que visitaron Yaquerana. El captivo recibió el nombre de Nicanor Ruíz. Actualmente vive en el kilómetro 86 de Pucallpa, está casado con una asháninca y tienen hijos. Lamentablamente, no hemos podido ir a comprobar esta historia pesonalmente, así que quedamos inciertos en cuanto a este parte del testimonio. 14

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

93

René, viajaba a Requena escoltado por algunos de los Mayus que quedaban en Tapiche, esperando su retorno. En Requena cambiaba carne y pieles por vestidos y herramientas. Una vez, al estar robado en Requena por su amigo Nicanor Varias (?), decidó no volver a los Máyus, de miedo. Durante su estadía entre ellos, oyó hablar de 2 grupos que vivían en las cabeceras con quienes peleaban los Mayus. Esos indígenas eran −según él− los Cashibo y/o Remoauca. Incluso, mantiene que vio de lejos a un indígena de éstos. Los Remoaucas, dice, se distinguen por su barba, larga y blanca. No sabe si es natural o de las espinas (características también para los Cashibo). De acuerdo a lo que dice, los Remoauca y Cashibo eran las dos tribus que "venían del Tapiche abajo” (Tres Unidos, 03.04.07). Cabe mencionar que ambos etnónimos corresponden a los conocimientos de los moradores del Buncuya (¿tal vez también de Tapiche?), donde también aparecen (véase evidencia [162]). Según los Matsés de las comunidades peruanas, no hay otros Matsés más, aislados, que ellos conozcan (tampoco los había en los años 1980) (D. Fleck, com. pers.). Sin embargo, el factor que da alguna veracidad a este testimonio es el mapa de Cavuscens & Neves de 1986, reproducida por Philippe Erikson (1999:62), donde en las cabeceras del Rio Batã aparece un grupo “Seguramente Mayoruna”, Matsés. En opinión de D. Fleck, si el testimonio es verosímil, existe una probabilidad de que sean un grupo Matsés separado desde hace mucho tiempo, u otro grupo mayoruna que también se autodenomina Matsés. [168] Eduardo Pacaya Tamani (40), entre los años 1988-94, estuvo trabajando por la zona de Huicungo de Tapiche, por el lado derecho, monte adentro. "Los indígenas nos cerraban trochas, entonces el jefe fue adonde ellos y les dijo que no nos molestaran en el trabajo. El domingo no hacíamos ruido con las máquinas, sino que las engrasamos, así que los indios vinieron y a cada uno nos regalaron carne del monte (aves). No querían ropa. Tanto hombres como mujeres tienen dibujos negros que son tatuaje, y huecos en la cara, en donde se ponen plumas de guacamayo, paujil, pucacunga. Debajo del labio inferior tienen un orificio adonde fijan un adorno – una medallita. Tienen pelo largo, algunos son barbones. Los llamábamos sólo «indios salvajes»“. "En abril esos indios hacían una fiesta con masato. Para hacer el masato (de yuca) utilizaban el cosho – una gran canoa de madera. No comían sal. Conversamos con ellos varias veces pidiéndoles que nos trajeran cosas de comer. Pero tenían

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

94

miedo de las maquinarias. Sus malocas eran bajitas, redondas, emponadas. Había una sola casa para varias familias. Dormían en hamacas de chambira, con una candela debajo de cada hamaca. Saben imitar a los animales, sus ruidos. Les gustaba el dulce, buscaban y robaban el azúcar. También les gustaban caramelos y espejitos. Tenían una paca (carcaj), es decir un tubo de pona que cargan en la espalda y donde guardan sus flechas. Decían que había sus paisanos más bravos por la zona" (C.N. Canchahuaya, 28.03.07). El dibujo trazado por el señor Eduardo está reproducido en la fig. 1. Los indígenas tenían huequitos en las mejillas, de ambos lados de la nariz, en donde colocaban plumas. Otros orificios estaban en el labio inferior (donde se ponían una medalla) y en las orejas; el informante menciona también un orificio en la frente (?). Los tatuajes o pinturas venían desde la boca hasta las orejas, también las había en las mejillas. En la cabeza llevaban un penacho. Esta desripción y el dibujo corresponden a los adornos utilizados por otros grupos Pano (en especial las mejillas perforadas, de un modo Figura 2. Indígena de Tapiche según E. parecido al de un grupo lejano Matís de Brasil)

Pacaya Tamani [168].

(Erikson 1999). [178] Eber García Inuma (38), vio trochas y purmas de 20 años aprox. de antigüedad (1980-90) por Yamía (de Maquía) y Buncuya, cuando trabajaba como trastero en la carretera “de brashicos”, en 1998. Lo interesante es lo que dice el informante que, un día, a un medio día de surcada por la quebrada Capanahua, afluente del Tapiche, los madereros encontraron un grupo de más o menos 12 indígenas y 1 mestizo, Andrés Flores, que era su patrón. Los indígenas no hablaban castellano. Supuestamente, el patrón les hablaba mitad mitad castellano y el idioma de ellos. Aunque llevaban ropa, “camisita y pantaloncillos”, estaban descalzos y tenían las caras pintadas en dibujos que representaban pájaros y otros animales. El pelo lo tenían recortado. En la canoa tenían sus arcos y rollos de flechas (todos de 1 metro de largo aprox.). Según el

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

95

informante, eran los Capanahua de Bellavista y de San Antonio. Este testimonio es tanto más intrigante que, de acuerdo a todas las demás informaciones, los Capanahua que viven en Bellavista y en San Antonio hablan castellano y funcionan en la cultura mestiza (Isla Baños 31.03.07). [73] Segundo Ochoa Canay en 1990 trabajaba como maderero en el alto Tapiche, qda. Umaita, tributario Motelo. Fue por allí donde vio pisadas descalzas y trochas. Era a media hora desde donde Motelo desemboca en Umaita. Además, en la cercanía vio purmas donde sólo había pijuayos, pero ya caídos. También vio allí ollas viejas (C.N. Nuevo Aypena, 08.04.07).

EVIDENCIAS DE SEGUNDA MANO

[170] Manuel Vásquez Pizarro (75?) recuerda que había un Capanahua de Tapiche (no recuerda su nombre) que durante 2 años vivía con los Remo (¿años 1940?). Según dice, venían del Tapiche pasando las cabeceras de Buncuya y Maquía y luego regresaban a las cabeceras del Tapiche. En l época el informante era joven (Nuevo Aypena 08.04.07). Es posible que Don Manuel se refiera a la experiencia de Manuel Chumo o Ernesto Baquinahua que estos señores tuvieron con los indígenas a quienes llamaban Rïmo, en los años 1930-35, experiencia descrita por Eugene Loos (1973-4; 1976). Por otro lado, podemos pensar que se trata de otro caso de relaciones entre los Capanahua y grupos selváticos denominados Remo, que parecen haber sido más frecuentes en aquel entonces, como lo señalan los testimonios [177] y [162]. Dick Montag (1972) describe aún más casos, incluso los matrimonios con los Remo de las cabeceras de Tapiche (y Moa). [131] A Ney Meléndez Pinedo (43) su abuelo le contaba que arriba en Qda. Contaya, en la época de la shiringa (1940-50), siempre se encontraba a los indígenas. Según su abuelo, eran los indígenas que venían del Río Moa (Brasil). Más tarde oyó decir que eran los Kapanawa del Tapiche (fundo Buen Pastor, 24.03.07). Según un viejito Capanahua de San Antonio de Fortaleza (padre de un señor Ruíz), con quién habló Don Ney, había otros indígenas aparte de los mismos Capanhaua que él denominaba Yaminahua. Supuestamente tenían tatuajes en las mejillas.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

96

FUENTES EXTERNAS

[221] En octubre de 2004, la “Expedición para actualizar la información del grupo indígena en aislamiento voluntario Isconahua” de ProNaturaleza, encabezada por la antropóloga Miriam J. Matorela Zárate, ubicó una tinaja entera, encontrada anteriormente por el guía del equipo, entre las quebradas Motelo (qda. Humaita, según Aguirre y Villasante 2003] y Tangaranal. ¿Sería de hace 30-50 años atrás? (años 1950-1980) (Matorela 2004). [197] Tanto en los trabajos de Momsen (1964), como en los de Whiton et al. (1964), se menciona un breve encuentro que tuvo lugar en verano de 1961 entre los geólogos de la companía Petrobras y un grupo de indígenas “desnudos y salvajes” en las cabeceras del río Tapiche. [193] Darcy Ribeiro y Mary Ruth Wise, mencionan que en el año 1973: [...] los petroleros que estaban explorando el área entre los ríos Tapiche y Blanco fueron atacados por un grupo aparentemente formado por nativos. [...] Los esfuerzos realizados para hacer contacto amistoso con ellos fueron infructuosos, aunque se notaron varios indicios de la presencia de esta gente en el área (Ribeiro y Wise 1978:161).

Según los autores, era probablemente un grupo llamado Pisabo, pero son sólo especulaciones. También los Matsés contaban entonces haber notado la presencia de un grupo nativo en la región. Sus informaciones provienen de dos misioneros del ILV, Daniel Velie y Harriet Fields. Ya que Fields trabajaba con los Matsés, deducimos que las informaciones acerca de los indígenas entre Tapiche y Blanco provienen de Daniel Velie. [194] En un artículo del año 1988, sobre la migración del grupo matsés Chova del río Galvez al Aucayacu en el bajo Ucayali, el pastor José Flores, que vivía con los Matsés en Aucayacu, cuenta que “en las tierras altas entre el Yavari y el Ucayali se encuentran otros nativos todavía ‘salvajes’, que apenas han tenido contacto con blancos”. Gilberto Sánchez, uno de los moradores matsés del Aucayacu, lo confirma: “son los Remos, (...), mi padre conoce dos malocas de Remos. Hablan otra clase y están en el centro de la montaña”. Los autores dicen que los Matsés contaban a los autores “historias de peleas” con los Remos, “de hombres que han sido atacados y a veces muertos”. Supestamente, según el pastor, Remos expresaban su deseo de

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

97

tener a “un patrón fuerte (...), para tener ropa, porque viven desnudos en el monte” (s/a 1988:7). [184] Bernd Brabec supo que Jorge Rodríguez (Tamö-nawa) había visto trochas, parecidas a las que él mismo había hecho antes en el varadero entre Callería y Tapiche. Aunque estaba buscando la maloca (ota), no ha podido hallarla. Hace falta la información sobre el año de su viaje (¿1995-2007?) (Brabec y Peréz 2006). [195] Durante la expedición de AIDESEP en 2003, a los indígenas en la parte de Tapiche los moradores de los territorios vecinos los llaman Remoauca, incluso a los Capanahua de Tapiche (Aguirre y Villasante 2003:51). Según reportan los autores, Durante el trabajo realizado en la cuenca del río Tapiche, se han recopilado (…) evidencias de la presencia de poblaciones indígenas en aislamiento voluntario; estas evidencias han sido observadas in situ por personas que han vivido muchos años en la cuenca del río Tapiche, especialmente las comunidades indígenas actualmente asentadas en la zona como también lugareños, en especial, las personas que han trabajado por muchos años en la actividad de madera y pesca (Aguirre y Villasante 2003:51).

Estas evidencias son las siguientes: [195a] En el curso alto de la qda. Eufracio: “restos muy frescos de fogatas, huellas de pisadas y vasijas”. [195b] En el curso alto deMaipuco: “fogatas utilizadas durante pocos días, vasijas abandonadas, huellas de pisadas”. [195c] Qda. Shucsho; purmas, ollas de barro [de grandes dimensiones] [195d] En las cabecerass de Shucsho y Pavayu: “mismos cultivos y restos” [195e] Entre las estribaciones altas de qda. Bombo: “malocas abandonadas, desde Bombo hasta Brazil; punta de la pequeña flecha con abuta; “se sabe que asan yuca y la llevan en capillejos (tejidos con hojas de ungurahui y bijao)” [195f] En las cabecerass de qdas.Remoyacu y Pumayacu: purmas, cántaros [195g] Entre las qdas. Motelo y Remoyacu: purmas, ollas de barro y cántaros [195h] Cabeceras de qda. Pumayu: chacras (purmas) Durante la segúnda expedición de AIDESEP en 2007, Izrail Aquise Lizarbe recogió las siguentes evidencias:

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

98

[196] Rosa Vela Ramírez (de Bellavista) indicó que su esposo y su hijo, cuando trabajaban madera en la quebrada de Ubuya, encontraron huellas grandes de los aislados (Remos). (¿1995-2007?) (Aquise 2007). [198] Jilberto Vázquez Acho (El Lobo) vio a los “calatos” por el alto Tapiche (¿qda. Burro Viejo?). Cuatro mujeres y dos hombres desnudos estaban parados en un barranco (¿1995-2007?). Según el informante, fueron los Remos. Además, hay indígenas de “boca negra” “que viven en Alto Yaquerana que no quieren amansarse, son bravos”. Según reportaba: “Pedían fariña, galletas y caramelos, y de todo; se lo damos y se largaban. No hemos visto su casa, pero andaban por el monte y venían por río en remo en la temporada de verano en busca de Taricaya por Alto Tapiche, por la Cahuita donde termina; lo que termina en Bombo, donde hay letrero que dice: «Por abajo es Perú y arriba es Brasil»”.

Además añadía: “En el nacimiento del río Blanco también hay [indígenas], pero ¡bien arriba!, lejos, en las cabeceras y quebradas. También andan por la quebrada de Betilia y quebrada de Sábalo cerca a Buenas Lomas” (Aquise 2007).

[199] Vidal Ahuanari Vicopa (Junín): En el año 40 molestaban aquí (Junín), por la comida y fariña. Comían comida en la noche haciendo sonar las ollas, sin decir nada. Eran pintadas sus caras. He visto a un varón y una mujer, han salido a Junín. Son bien chamba, esos indios. Cultivan yucal y platanal con ticuyitos que eran antiguos machetes bien quebraditos. Ellos se han civilizado aquí y han fallecido aquí y no han tenido hijos. Algunos que han salido del monte se quedaron en Limón Cocha (Aquise 2007).

El antropólogo Izrail Aquise Lizarbe nos proporciona una información sobre la actividad de los misioneros norteamericanos de una organización de identidad ocultada. El señor Greg Faeh permanence en Bellavista. Según los pobladores, ha efectuado vuelos por la zona: sobrevoló las cabeceras del río Tapiche y Blanco, identificando malocas de los indios, que tiempo después han viajado por tierra encontrando malocas sin ocupantes (Aquise 2007).

Él mismo estuvo muy repugnante al hablar y no quería decir qué organización representaba. Negaba haber sobrevolado el lugar, “sino que con una avioneta se ha

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

99

trasladado de Iquitos a Bellavista por ser mucho más económico, apoyado por la Misión a que pertenece”. [200] Sin embargo, Manifestó que él ha ido en busca de los pueblos indígenas no contactados en dos oportunidades, la última de ellas fue por tres meses. La primera fue en el 2002, donde no identificó nada. La segunda fue en el 2003, donde encontró una olla. Manifestó que tenía indicios de chacras de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, pero el lugar fue completamente destruido por los tractores de los madereros en el cual no se nota casi nada (Aquise 2007).

Puede ser que se trate de la misión SAM (South American Mission) que funciona en el Perú, o de un miembro de la relegada organización proselítica, el ILV. Según indica M. Matorela, la misión SAM sigue buscando contacto con los grupos aislados: ...el Sr. Sinforiano Campos, uno de los guías shipibos que en el año 1958 participó con la SAM en el contacto a los indígenas Isconahuas, menciona que en el año 2002, la SAM nuevamente hizo un sobrevuelo por la Reserva Territorial Isconahua -donde él participó- por los ríos Abujao, Shesha y Utiquinía, y no observaron nada que hiciera pensar que habían Indígenas Isconahuas en aislamiento voluntario, lo que contrasta con la primera vez que lo hicieron (Matorela 2004: 37).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 00

11. RÍO MOA Victor Oppenheim, quien visitó la zona del alto Moa en 1936, reportaba una quebrada sin nombre, conocida solamente como parana, muy poco frecuentada por los indígenas que vivían en su cercanía (ancestros de los Nukini, Nawa, Poyanawa): “some villanious Indians had lived there at one time” (Oppenheim 1971:162). El geólogo lo nombró Paraná República. Actualmente este afluente del río Moa lleva el nombre de Novo Recreio. En los tiempos de su visita, el boom de caucho perdió su fuerza. Sin embargo, desde los principios del siglo XX, esta zona fue muy intensamente exploatada por los caucheros. Los grupos indígenas que habitaban la zona del alto Moa han sido “pacificados” por los patrones, por fuerza o voluntarimente. Actualmente, sus descendientes forman los grupos nativos Nukini, Nawa y Poyanawa. Había sin embargo muchos grupos que al parecer habían quedado fuera de la influencia de los shiringueros hasta muy tarde, como lo testimonia el relato de Oppenheim. Todavía en los años 1940-50, algunos de los indígenas a los que hoy identificamos como Isconahua (más estrechamente vinculados linguisticamente con Poyanawa) fueron capturados o pacificados por un shiringuero. Después de poco tiempo, con la muerte de uno de ellos, los demás se escaparon. La presencia de los indígenas desconocidos (según todos los indicios, de afiliación pano) en esa parte oriental del conjunto Sierra del Divisor, continúa todo el largo del siglo XX. [201] Una de las evidencias más recientes de la presencia indígena en el mismo territorio, la encontramos en el trabajo de Beto y Fany Ricardo (2006). Según el informe, en el año 2001, un grupo de indígenas saqueó un campamento de los madereros brasileños en las cabeceras del río Moa, en la quebrada Tapada. Se suponía que fueron los “Isconahua” de la Reserva Territorial Isconahua, al otro lado de la frontera. La antropóloga peruana, Miriam J. Matorela Zárate, sin especificar el lugar, relata que:

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 01

se sabe de la presencia de aislados voluntariamente en el Parque Nacional Serra do Divisor, en Brasil, que podrían ser de la misma etnia (com. pers. Lucas Benites, citando a Miguel Scarcello) (Matorela 2004: 37).

Asímismo, según Claude Correia de Souza, los Nawa del Parque Serra do Divisor en el Brasil utilizan las partes medias y bajas de las quebradas en el Parque. Mientras tanto, las partes altas son un área de transito de los indígenas aislados (Correia 2005a). La presencia de los no contactados en la Serra do Divisor y especialmente en la quebrada Tapada (afluente de Novo Recreio) está comprobada por numerosos testimonios recogidos por Delvair Montagner en 2002 (Montagner 2002: 71-74). Según los informantes del grupo Náwa, se trata de los Náwa aislados. [217] Según Francisco Jorge de Oliveira Churuia en la epóca en que la compañía Petrobras realizaba sus prospecciones (años 1950) en los afluentes del Rio Azul, los indígenas desconocidos embarcaron las canoas en el puerto y destruyeron las instalaciones del campamento. [218] El padre de Francisco Rocha Filho (59), quien trabajaba con Petrobras (años 1950) en las cabeceras de Novo Recreio, encontraba vestigios, y también encontró a seis indígenas aislados y su “campamento” de ellos: una casita baja y cubierta de paja. Según él, robaban comida del campamento de Petrobras. [219] En los años 1970 (?), entre la qda. Jordão y Rio Azul, Francisco Rodrigues Moreira “Chicon” (57) encontró a dos indígenas con rollos de flechas. Conversó con ellos (según D. Montagner, Francisco habla un poco el idioma nukini) y los hombres le han entendido, explicando con señas que iban hacia las cabeceras de Rio Azul. [220] En otra ocasión (?), en los años 1970 Francisco Rodrigues Moreira “Chicon” estaba con su padre adoptivo Pio Evaristo da Silva. Encontraron a los indígenas que estaban salando y ahumando la carne. Les habló Pío (según D. Montagner, hablaba nukini y nawa) y los hombres bajaron sus arcos y escopetas, también le dijeron que habían venido del Rio Azul. [202]. En las cabeceras de la qda. Novo Recreio, en 1994, Valdemar Anorato do Nascimento, vió a dos hombres grandes, desnudos, cargando una escopeta. [203] En la qda. Tapado (de Novo Recreio, río Moa) Railson Batista Carneiro vio pisadas de los aislados (¿1995-2002?).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 02

[204] En 1996, cazando entre las quebradas Novo Recreio y Zulmira, João Sousa Diniz encontró un terreno abierto con capin. En la qda. Preto (de Novo Recreio) halló una purma de cerca de tres años y otra nueva en la qda. Água Branca (de Novo Recreio). [205] En 1999 (98?) en qda. Tapado, Gilberto Batista Carneiro escuchó gritos del mono negro y respondió pensando que fue su hermano. Pero, encontró huellas de dos personas, una grande y una más pequeña, y después supo que su hermano estaba en otra parte. [206] En 1998 (¿1999?), en la qda. Tapado,Gilberto Batista Carneiro encontró una señal de presencia de los indígenas: dejó su cuchillo hincado en el tronco de un árbol y al regresar halló el árbol descascado con el cuchillo en el mismo lugar. En la madrugada escuchó gritos del mono que venían de diferentes direcciones. Se asustó, dejó ese lugar y nunca más ha vuelto allí. [207] En 2001, el hijo de Railson Batista Carneiro encontró rastros de presencia de los aislados en la qda. Tapado. Estos eran: - tocando las aletas, - extendiendo bejucos entre árboles, - desordenando o llevándose ustensilios dejados en campamentos, - imitando los sonidos de pájaros. [208] Según Bastos Nukini, en 2002 un peruano ha encontrado una maloca detrás de la sierra por la qda. Novo Recreio. [209]. En la qda. Tapado fueron hallados restos de una maloca antigua (s.f., ¿1980-95?), redondeada, con dos puertas, una de entrada y otra de salida. Estaba cubierta con hojas de yarina, con esqueleto de listones de madera, llenado con barro (Jorge Genildo (25) y Francisca Batista Carneiro (57)). [210] En el sector denominado Colocação Paxiúba, en qda. Tapado, Corneíldo Costa da Silva (35) vió rastros, personas corriendo y escuchó silbidos (s.f. ¿19952002?). [211] Según Corneíldo Costa da Silva, las cabeceras de la qda. Novo Recreio (en el lugar Colocação Solidão) es un terreno de presencia de los indígenas aislados (s.f. ¿1995-2002?).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 03

[212] Según Nilton Peba (65), en el río Azul los aislados se acercaban a las casas, imitando voces y gritos de animales, y robaban cosas. Los pobladores también veían a los aislados, pero al ver a la gente huían (s.f. ¿1980-1995?). [213] Entre las cabeceras de la qda. Água Preta y Boa Vista, Geraldo Becerra (58) vio pisadas y un armadillo partido en pedazos (s.f. ¿1995-2002?). [214] Un cazador contó a Raimunda Abreu Carvalho que en las cabeceras de la qda. Tapado, los aislados pusieron en desorden sus pertenencias en el campamento y envenenaron su presa. también vio huellas frescas de dos indígenas y escuchó silbidos (s.f. ¿1995-2002?). [215] Entre las cabeceras de Novo Recreio y la qda. Tapado - detrás de la sierra, Chicon encontró rastros de presencia de los aislados. Pusieron sus cosas al lado del su campamento (s.f. ¿1995-2002?). [216] Francione Costa Moreira escuchó una bulla, igual como el ladrar de los perros cuando alguien les asusta. También gritó y los aislados corrieron en la dirección de su casa, pero no ha visto nada (¿qda. Tapado, 1995-2002?).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

12. SUMARIO

DE LOS DATOS RECOGIDOS:

1 04

Los indígenas aislados en

la parte occidental de la Sierra del Divisor15. por ŁUKASZ KROKOSZYŃSKI En el presente capítulo vamos a recoger y analizar las informaciones más importantes recopiladas durante el estudio. Esto nos permitirá, por un lado, fundamentar algunas especulaciones acerca del aréa habitada por los indígenas aislados, sus relaciones internas y externas, como también acerca del posible número de grupos y su población. Por otro lado, estos datos nos permitirán formular algunas hipótesis sobre su modo de vida y su cultura material, como también presentar algunos rasgos característicos que nos guíen en nuestra búsqueda de identidad de los indígenas que viven en ese territorio.

12.1. Los indígenas de la Sierra del Divisor occidental Es muy importante comprender que las montañas de la Sierra del Divisor en todo su largo constituyen una parte del área refugial más amplia de los grupos aislados Se puede encontrar diferentes nombres de esas montañas. Según Villarejo, podríamos emplear el nombre de Cordillera Ultraoriental, pero parece que para él este término tiene una aplicación más extensa: “La Cordillera Ultraoriental es muy poco conocida, a pesar de su enorme importancia geográfica como divortium aquarum del Ucayali y los rios Madre de Dios, Purus, Yuruá y Yavarí. Al torcer hacia la Cordillera Oriental da origen a Tapiche, Huanache y Maquía. En este sector alcanza alturas de quinientos metros sobre el nivel del mar (accidente geográfico importante en una depresión y planicie de 120 metros). Baja un poco al acercarse al pongo de Orellana, pero luego, desde Sta. Clara, se levanta hasta alcanzar alturas como el Mirador de 2,000 m. Por este sector origina las vertientes de los ríos Pacaya y Samiría. En Canchahuayo, hay aguas termales (las únicas en la Amazonia)” (Villarejo 2002:24). Sin embargo, este nombre se aplicaría también a las montañas que hay por el lado izquierdo del medio Ucayali. Según informa J. Vivar (1976), los cerros denominados “Ultra Oriental o de Contamana, en los limites del Perú y Brasil, componen el ramal de la Cordillera Oriental” (fuente: Geografia del Perú). Aparte de los nombres mencionados, encontramos la denominación “Sierra del Divisor” (o Serra do Divisor, en portugués). Los trabajadores del proyecto del Parque Sierra del Divisor utilizan este nombre para el conjunto de montañas que incluye la “Serranía de Contamana” (p.ej. Cerro de Canchahuaya en los mapas IGN), el “Ojo de Contaya” (al este de la primera), la “Sierra del Divisor” (montaña que se sitúa en la frontera entre Perú y Brasil), como también un grupo de conos volcánicos al sur de la montañas mencionadas (Vriesendorp et al. 2006). Entre estos, podemos enumerar también el “Cerro Pelado” y otros conjuntos de menor tamaño. De acuerdo a lo dicho, la denominación "Sierra del Divisor" correspondía al territorio comprendido entre los ríos Yaquerana, Blanco, Tapiche, Buncuya, Maquía, Cashiboya, Callería, Utiquinía, Abujao, Yurúa Mirim, Moa e Ipixuna. Como lo demuestran los trabajos antropológicos independientes sobre la zona, el área de las partes altas está en toda su extensión habitada por grupos de los indígenas aislados: en las Reservas postuladas por AIDESEP (“Tapiche-Yaquerana”, “Maquía-Callería” -anteriormente “Kapanawa”- e “Isconahua”) y en el territorio del Parque Nacional da Serra do Divisor en el lado brasileño (véase Mapa 2). 15

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 05

que se estira hasta el departamento de Madre de Dios en el Perú, y hasta los estados Acre y Amazonas en el Brasil. Esta zona desempeña el papel de un corredor por donde se desplazan varios grupos indígenas que se acostumbra definir como indígenas en el estado de aislamiento voluntario (Zarzar 2000, Montagner 2002, Ricardo y Ricardo 2006). El terreno comprendido entre los ríos Maquía, Tapiche, Blanco (de Tapiche), Yaquerana, Ipixuna, Moa, Azul, Juruá Mirím, Abujao, Callería, y la Sierra de Contamana, hay que percibirlo como un terreno grande que cumple el rol del teatro de desplazamientos e intercambios para los grupos aislados. Aunque postulamos crear las reservas, en realidad postulamos que se proteja toda la zona comprendida en ambas propuestas de las reservas territoriales: Maquía-Callería y TapicheYaquerana, y en la reserva regional Isconahua (la cual no está sometida a una protección adecuada y está sujeta a la explotación comercial). Del otro lado de la frontera, es decir del lado brasileño, la zona es reconocida por el gobierno brasileño como área protegida, dentro del Área Indígena Vale do Javarí y el Parque Nacional Serra do Divisor (en este último también ha sido documentada la presencia de grupos desconocidos). Actualmente disponemos de datos suficientes para confirmar la presencia de los grupos aislados en la Sierra del Divisor: Sierra de Contamana, Sierra de Contaya, Cerro Pelado, o en las cuencas altas de los ríos: Maquía, Buncuya, Tapiche, Callería, Blanco (de Callería), Cashiboya y de la qda. Sinuya. Más abajo presentamos el análisis de datos recogidos, y los lugares de presencia más acentuada y más reciente de los aislados. Disponemos también de algunas informaciones básicas sobre la cultura material de los indígenas del territorio considerado, es decir, su vivienda, cultivos, armas de caza, apariencia, como también de algunos indicios sobre sus traslados estacionales y relaciones con el mundo exterior. Algunos testimonios nos dejan especular sobre su afiliación lingüística. Cabe señalar que aunque algunas de las observaciones de este capítulo tienen por fuerza carácter incierto y especulativo, debido al carácter mismo de su objeto (escasez de datos culturales), no es así con el hecho de la presencia de indígenas no contactados entre los ríos Maquía y Callería. Las dudas acerca de su identidad y pertenencia cultural se aclararán cuando un día estos indígenas decidan entrar en

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 06

contacto con el mundo exterior. Todo ello en espera de que no vayan a ser los agentes exteriores que decidan sobre su suerte, sino que la misión de establecer la reserva se haga realidad.

12.1.1. Áreas ocupadas actual e históricamente 12.1.1.1. Presencia histórica Nuestra expedición no fue el primer intento de localizar a los Kapanawas en el territorio al este del medio y bajo Ucayali. En los tiempos históricos las primeras expediciones documentadas fueron las efectuadas por los indígenas vinculados con las misiones, con el objetivo de buscar a los grupos aislados. Entre las expediciones dirigidas por los misioneros, cabe señalar la del año 1793 conducida por Narciso Girbal y Barceló, franciscano quien emprendió una expedición al este de Ucayali llegando por agua hasta el lago Cruz Muyuna. La finalidad del viaje era buscar los grupos llamados Capanahua salvajes cuya existencia señalaban los Pano del Ucayali, y a la vez averiguar el curso del río Yavarí para los fines políticos del gobernador de Maynas, Francisco Requena. Antes de esa expedición, ya había conducido otra más, aquella vez caminando varios días al fondo del bosque, en la dirección oeste desde Ucayali. Ni una ni otra trajo resultados, debido a los problemas logísticos que lo obligaron a regresar. Según Hipólito Unánue, quien relató en Lima la expedición del año 1793, el misionero tenía la intención de realizar dos expediciones más (Izaguirre 1922-29, 8:270-288). Aunque no conocemos sus resultados, podemos decir que en el año 1810, en ese mismo territorio, el padre Manuel Plaza logró contactar y llevar a la misión de Chunuya a algunos Sensi. Además, en el 1817, atrajo a un sitio de localización incierta 16 a algunos indígenas llamados Capanahua o Busquipani, auque era sólo por poco tiempo (Izaguirre 192229, 9:202). Entre las expediciónes similares que han sido documentadas, Günter Tessmann relata una en busca de los Sensi en el mismo territorio, efectuada unos 130 años más tarde. Según dice, un colono envió desde Cruz Muyuna a algunos descendientes de los Sensi, para que buscaran a sus “paisanos aislados”. Se puede suponer que éstos surcaron el Río Shunaya [Chunuya] (que era “un arroyo que El mapa elaborada en 1818 muestra tres misiones en el río Maquía (“Alacran”), y el nombre de Capanahuas y Busquipani entre Maquía y Buncuya, en la altura de la comunidad actual de Berea. 16

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 07

desemboca en la laguna de Cruz Muyuna”), para luego viajar hacia el este, posiblemente alcanzando también el río Maquía. Sin embargo, ya que les faltaba equipamiento para más tiempo, regresaron sin hallar a los indígenas aislados (Tessmann 1999[1930]:109). Además, hemos recogido información sobre una expedición más reciente, una que recuerdan los moradores de la comunidad Nuevo San Pablo de Sinuya. Agustín Fasenando Vásquez y su hijo Rolando nos contaron que unos años atrás, pasó por San Pablo de Sinuya un señor que había ido al bosque de acuerdo a un proyecto del alcalde, en busca de los “indios bravos”. Acompañado por 15 hombres, andaba probablemente por el área [es decir, al este de su comunidad], pero no encontró a los indígenas (Kapanawas), sino que vio chacras y purmas inmensas en el monte. No hemos logrado confirmar ni negar las informaciones sobre aquella expedición. Las fuentes escritas que conciernen a esa montaña constatan la presencia de los pobladores indígenas que han vivido monte adentro desde los tiempos remotos, y sobre todo desde que aparecieran los documentos escritos sobre la zona. Durante los primeros viajes de los misioneros franciscanos a la zona, entre los siglos XVIII y XIX, la montaña de la Sierra del Divisor fue denominada Cordillera de los Remus, refiriéndose el nombre de sus habitantes llamados Remu o Remo. Los relatos más detallados, basados sobre las informaciones suministradas por los grupos que habían contactado los misioneros, mencionaban numerosas "parcialidades" que habitaban la zona. A principios del siglo XIX, en el lugar de la actual ciudad de Contamana, fue señalada la presencia de los indígenas que vivían monte adentro, llamados en general Sensi. La presencia de los salvajes en la Sierra de Contamana fue el factor que obligó a sus pobladores Piro a abandonar el antiguo pueblo de Canchahuaya en los años 1820. A lo largo del siglo XIX, la zona interfluvial entre la Sierra de Contamana y Tamaya estuvo habitada por diferentes grupos a quienes conjuntamente se denominaba Remo y/o Sensi. Había varios intentos, por parte de los franciscanos, de contactarlos y evangelizar, sin embargo, con el transcurso del tiempo todos fracasaron (p. ej. misiones de los Capanagua, de los grupos Sensi, de los Remo). Durante todo el siglo la población ribereña, o los indígenas vinculados con las misiones, efectuaban numerosas correrías monte adentro para buscar y esclavizar a diferentes grupos – en el lado derecho denominados Remo, Amahuaca o Chacayas.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 08

No es sin razón entonces que la denominación local se refiera a la presencia de estos grupos ("Siná Jonibaon Manán", que significa 'Tierra de los Hombres Bravos'). A principios del siglo XX se notaba la presencia de los indígenas desconocidos en todo el largo de la montaña, tanto por el lado peruano, como brasilero. Aunque las menciones escritas sobre la existencia ulterior de los aislados, es decir en el siglo XX, son más difíciles de encontrar, hay indicios dispersos en esta materia. Sin embargo, cuando juntamos los datos esparcidos con los datos históricos que hemos recogido durante nuestro recorrido, el dibujo se va llenando, mostrando la presencia ininterrumpida, hasta hoy día, de los indígenas en la Sierra del Divisor, a pesar de no haber sido señalada en los foros públicos.

12.1.1.2. Presencia actual Podemos comprobar la extensión del territorio de los grupos aislados mediante las zonas de aparición de las evidencias. Estas zonas marcan los puntos extremos de presencia indígena y sectores de sus desplazamientos estacionales. En algunos casos es posible identificar lugares de residencia permanenente, gracias a la densidad de las evidencias y existencia de viviendas grandes. Sin embargo, hay que tener presente que dentro de estos límites territoriales tienen también lugar desplazamientos de familias independientes, incluso cruzando fronteras (tanto de reservas, como nacionales) y que los grupos aislados pueden tener contacto o estar relacionados con otros grupos dentro del territorio más amplio. Las migraciones estacionales están vinculadas con la economía y modos de subsistencia de los aislados, como lo son las bien evidenciadas bajadas a las orillas de las quebradas en busca de los huevos de taricaya, imposibles durante las inundaciones invernales. Por otro lado, los desplazamientos están vinculados con la presencia de los extranjeros en zonas de aprovechamiento o de vivienda. Las evidencias recogidas demuestran que los aislados evitan contacto con los madereros que en gran número entran al monte y con maquinaria pesada. Sin embargo, cuando sólo las grandes empresas abandonan la zona, los indígenas en poco tiempo recogen los territorios que explotaban y habitaban antes.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 09

Mapa 2. Sierra del Divisor con las áreas de la más alta concetración de evidencias (base: www.fallingrain.com).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 10

El análisis de evidencias, junto con las características topográficas del terreno, muestran que las zonas más privilegiadas en cuanto a la permanencia indígena corresponden a las áreas premontañosas, los cursos altos de los ríos, terrenos de difícil acceso, como las planicies de la parte noreste de la Sierra de Contamana, en vecinidad al Cerro Pelado y los altiplanos aislados de la Sierra de Contaya. Callería En Callería hemos averiguado la presencia indígena en el curso alto del río, arriba de los últimos caseríos. Durante nuestra expedición encontramos las pisadas de los aislados entre la qda. Tushmo y Copaillo (margen derecha). Las evidencias recientes, de los últimos años, están localizadas más que nada en los terrenos situados río arriba desde ese lugar y monte adentro, juntándose con las evidencias de la cuenca del alto río Blanco. Por otro lado, la fuerte presencia actual de los aislados fue observada en la margen derecha, en las quebradas Piyuya y Bushnaya. Es donde los encuentros de los pobladores o trabajadores con los aislados son los más frecuentes. Además, las evidencias de la presencia indígena se localizadan también entre las cabeceras de Callería y Tapiche. Las informaciones más antiguas alcanzan los años 1960 y cabe relacionarlas con las más antiguas aún y señaladas en las fuentes escritas. Río Blanco (de Callería) Las alrededores de la comunidad Chachibai, comprendida entre los tributarios de la qda. Agua Negra de río Blanco: Sábalo y Shuyal de un lado y extendiéndose hasta el norte hacia los terrenos altos a nivel de Santa Fe y José Santos corresponde a la zona de la presencia más acentuada. Se puede suponer que el terreno es recorrido por un pequeño grupo de aislados (unas familias). Este grupo puede estar relacionado con los pobladores del alto río Blanco, pero también es posible que este pequeño grupo haya elegido como su habitat permanente el territorio comprendido entre el bajo Callería y bajo río Blanco (es donde se encuentra tanto viviendas estacionales, como permanentes). En favor de las relaciones que pueda haber entre los pobladores de las partes bajas y las partes altas de la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 11

intermediación Callería-Blanco, hablarían las huellas de su presencia por el medio, es decir por la qda. Mashea. Los datos recogidos indican que la zona del Blanco fue habitada por lo menos desde los años 1960, y como se puede suponer, ha sido la continuación de lo que existía mucho tiempo antes. El alto río Blanco es donde hay evidencias actuales de la presencia permanente de los aislados, es decir es donde fueron halladas las casas permanentes. Se puede suponer que la zona está comunicada con el alto Callería por un lado, y con el Cerro Pelado por el otro. Cerro Pelado El terreno comprendido entre los ríos Cashiboya, Roaboillo y alto río Blanco (de Callería) se eleva para dar existencia a una pequeña montaña aislada, denominada localmente Cerro Pelado. Junto con la zona del alto río Blanco forma parte del territorio donde han sido halladas más pruebas de residencia permanente de los aislados, evidenciada por las viviendas y chacras en el Cerro Pelado y detrás de él. La presencia de los indígenas no contactados en el Cerro Pelado es una de las más acentuadas y ha sido comprobada por numerosos testimonios de los pobladores, como también por nuestra expedición al monte. Cabe añadir que el ejemplo de su presencia en la zona de Sinuya demuestra que los aislados regresan y vuelven a utilizar los terrenos abandonados por los madereros. Los comuneros de Alfonso Ugarte mantienen que la presencia de las huellas y, por ende, de los no contactados, era menos visible hace pocos años, es decir cuando por Sinuya estaban los madereros (1998 − 2000), pero que está aumentando de nuevo. Las informaciones más antiguas que hemos recogido se refieren a los años 1920-40, y las de los observadores directos, a los años 1970. Los relatos sobre la presencia actual más acentuada de los no contactados en los afluentes de qda. Sinuya son recientes, como por ejemplo el relato de Ricardo Sánchez Shauano. Esto resulta quizás de los traslados locales de los grupos no contactados. No sabemos si los indígenas no contactados de hoy son parientes de los encontrados en los años 1930 o 1940, o de los que se han extinguido o migrado hacia otros lugares, o si los que encontramos hoy son otro(s) grupo(s).

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 12

Mashiria, carretera Puerto Oriente y Sierra de Contaya. Evidencias de la zona detrás del cerro provienen de los últimos 10 años, como resultado de la apertura de un nueva vía de acceso que es la carretera de Puerto Oriente. Las evidencias indican que hay traslados de los indígenas en la zona. Esta área colinda con las cabeceras del río Cashiboya. Fue allí, en las alturas, donde se han encontrado evidencias de una permanencia fija de los aislados que es a la vez uno de los lugares dentro de la Reserva que parecen desempeñar el rol de asentamientos invernales de los aislados. Es posible que hay comunicación entre los terrenos indígenas en las cabeceras de Cashiboya y las partes altas de Maquía, Buncuya, Tapiche, Callería y Cerro Pelado. Según los relatos históricos, el área más cercana al Ucayali estuvo habitada por los indígenas aislados ya en los años 1920 o 1930. Las primeras evidencias directas provienen sobre todo de los años 1950 y 1970 (cuando en esos terrenos fueron fundadas las comunidades actuales) y se refieren a las orillas de la quebrada Mashiría, cercana a las cabeceras del río Inuya (Julián Panduro Cruz). Aunque los pobladores saben de la existencia de los no contactados en el fondo, pero en los últimos años no han encontrado sus huellas, así que hay que suponer que actualmente la zona es menos frecuentada por los aislados, aunque sí hay indicios de que ocasionalmente aprovechan y siguen considerando el territorio suyo tanto las partes altas de las quebradas Mashiría y Cachiyacu, como también la zona de la carretera, como lo evidencian las señas que dejan a los extranjeros. Sierra de Contamana La presencia actual de los aislados en la Sierra de Contamana se ve acentuada esos últimos años en la parte noroeste, en las alturas detrás del cerro y entre las cabeceras de las qdas. Aguas Calientes y Chunuya. Es un territorio que de manera evidente constituye la zona refugial y residencial de un grupo indígena (probablemente pequeño), como lo comprueba la presencia de los asentamientos y chacras. Sin embargo, puede haber relaciones entre este territorio y las evidencias del río Maquía.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 13

Las menciones históricas sobre la permanencia de los indígenas aislados en la zona vienen de los fines del siglo XVIII. En la época actual, hace unos 20 − 40 años atrás, las evidencias de su presencia abundaban en la quebrada Chunuya, pero con el tiempo iban reduciéndose hasta limitarse a esporádicas. Hay que suponer que los aislados dejaron de visitar la zona en consecuencia de una actividad muy pronunciada de los extranjeros en la zona (madereros) y se han mudado a los terrenos más altos. Río Maquía El Maquía baja de los cerros por un valle entre la Sierra de Contamana y Levantamiento de Contaya. En una zona donde en los últimos años han sido notadas las evidencias de presencia y de aprovechamiento de los recursos por los aislados. Puede haber vínculos entre esta zona de evidencias y los pobladores aislados de la Sierra de Contamana y los de las cabeceras de Cashiboya y el Ojo de Contaya. Las informaciones más antiguas que apuntan la zona como aréa de presencia de los indígenas aislados, datan por lo menos a los años 1950−60, mientras que su continuidad la confirman fuentes de los años 1920 y más antiguas. Buncuya En el curso alto del río Buncuya se nota una marcada presencia de los aislados en los últimos años. Las evidencias recopiladas muestran que los aislados aprovechan la zona del alto Buncuya hasta la quebrada Motelo. Más arriba, llegando al cerro de Contaya y a las cabeceras del río, las evidencias de su presencia abundan. Los mismos vienen de los últimos años, incluso hay evidencias de algunos meses y semanas atrás. La densidad de evidencias y de encuentros pemite suponer que en la zona están localizados asentamentos permanentes de un grupo aislado. Las informaciones muestran que su presencia en la zona, incluso en los terrenos más bajos del Buncuya, data por lo menos de los años 1920-30 y sigue hasta el día de hoy.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 14

La zona puede estar relacionada con la zona de las cabeceras del Cashiboya y con las evidencias del río Maquía, como también de los terrenos al este, localizados en las cabeceras del Tapiche y la mediación de éste con las partes altas del Callería. Alto Tapiche Disponemos de las evidencias en la zona del alto Tapiche, desde sus afluentes izquierdos que nacen en la Sierra de Contaya hasta las cabeceras de Yaquerana y también en los terrenos entre Tapiche y el río Blanco (de Tapiche). Según las informaciones de la organización Shinai, un investigador noruego logró ubicar los campamentos y evidencias de la presencia de indígenas desconocidos al sur del territorio de la C.N. Matsés.

12.1.2. Grupos y su número El número de grupos que habitan o aprovechan el área que es objeto de esta investigación (Propuesta Maquía-Callería) puede ser de 2 a 3, pero no es imposible que el número de grupos locales más pequeños, compuestos por sólo pocas familias, llegue a 6. Es igualmente difícil estimar el total de la población indígena en aislamiento en el aréa estudiada. Podemos contar entre 60 a 100 personas en un grupo grande (de varias familias) y entre 15 a 40 personas en un grupo muy pequeño (de una o dos familias). Estimamos entonces que dentro del territorio propuesto para la Reserva viven más o menos 200-300 personas. No hay que olvidar que dentro de la zona incluida en la Reserva Maquía-Callería pueden desplazarse también (p. ej. estacionalmente) los grupos de otros territorios, con la evidenciada presencia indígena, como lo son la propuesta de la Reserva Tapiche-Yaquerana y la Reserva Isconahua.

12.1.3. Migraciones estacionales En vista de la falta de contacto e imposibilidad de identificar con certeza los límites entre los grupos locales, sería difícil trazar las rutas de los desplazamientos temporales o estacionales. Sin embargo, a base de los datos disponibles y del carácter de evidencias en diferentes localizaciones, podemos distinguir las zonas aprovechadas estacionalmente y las de residencia permanente.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

mes

año

lugar

tipo de huellas pisadas, trochas, asentamiento

1 15

fuente de información

diciembre

2005

medio Macanya

equipo CIPTA-UAM

septiembre

2005

medio Macanya

temporal trochas, gritos

junio

2005

alto Cañabraval

trochas, huellas

Miguel Magín

septiembre

2004

alto Cañabraval

pisadas

Eduardo Linder Guimaraes Rodríguez

abril

2004

Macanya

contacto visual

Feliciano Curinuque Barbarán

abril

2003

alto Agua Blanca

pisadas

Feliciano Curinuque Barbarán

febrero/ marzo

2003

bajo Macanya

sonidos

Miguel Picota Rojas

medio Macanya,

sonidos, trochas,

Cañabraval

robos

Francisco Lomas Huaita

inviernos

2000-2002

Segundo Chávez

invierno

2000

medio Macanya

silbidos, pisadas

Alejandro Sánchez Rojas

? (invierno)17

2000

alto Cañabraval

pisadas, trocha

Manuel Ochavano Ñunta

agosto

1998

medio Macanya

pisadas

David Cauper

invierno

1996/97

medio Macanya

pisadas

Segundo Chávez

veranos

1990-1997

alto Agua Blanca

pisadas

Román Jimenéz López

invierno

1992/93

medio Macanya

chozas provisionales

Francisco Lomas Huaita

diciembre

1986/87

Zarzal

encuentro

Octavio Lomas Huaita

Cuadro 1. Presencia temporal de los no contactados en los afluentes de Sinuya

Una de las áreas de residencia permanente es el terreno montañoso alrededor del Cerro Pelado o las partes altas de los afluentes del Sinuya. De acuerdo a las informaciones de los comuneros, es una zona que abunda en animales de caza. Los testimonios muestran que para cazar, los indígenas no contactados permanecen en esta área sobre todo en la estación de lluvias (invierno) (véase Cuadro 1), levantando solamente chozas temporales. La estación de lluvias comienza allí en noviembre y dura hasta abril, con la creciente que empieza en octubre para alcanzar su nivel más alto en febrero y marzo. La estación de sequía (verano) abarca los meses desde mayo hasta octubre, con la bajada del nivel del agua en los ríos que comienza en abril y llega a su nivel más bajo entre julio y setiembre (Villarejo 2002, Arbaiza et al. 1995). Esto nos hace suponer que en los meses de verano, cuando el nivel del agua empieza a bajar, hasta alcanzar su nivel mínimo, el grupo de este territorio se desplaza para cazar, recolectar y quizás también pescar, en los terrenos

Manuel trabajaba por los madereros, quienes deben bajar la madera – suponemos el tiempo de cresciente, es decir, invierno. 17

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 16

más bajos (cuya evidencia desconocemos), de acuerdo a la lógica de subsistencia en las zonas interfluviales, como lo veremos más adelante. Por otro lado, las residencias invernales más cercanas fueron encontradas en los cursos altos de Roaboillo y río Blanco, lo que permite identificar una de las rutas. Entre otras zonas, al parecer aprovechadas estacionalmente, está el río Maquía. Los asentamientos de los pobladores aislados que aprovechan las cercanías de este río pueden estar ubicados en la Sierra de Contamana, como también en las colinas de Contaya, donde, como suponemos, se encuentran las viviendas permanentes y chacras. Basándonos en la densidad y carácter de evidencias (presencia de chacras y viviendas no estacionales), podemos decir que las zonas de residencia permanente o invernal son las siguientes: - alto Piyuya y Bushnaya, afluentes de Callería - Cerro Pelado, en las cabeceras de Roaboillo, Blanco y Callería - parte norte de la Sierra de Contamana, entre las cabeceras de las qdas. Aguas Calientes y Chunuya - parte noreste de Sierra de Contaya - parte sudeste de Sierra de Contaya, cabeceras de Cashiboya.

12.1.4. Viviendas y cultivos Los indígenas de la zona utilizan varios tipos de vivienda, dependiendo de la estación y del número de habitantes. Las viviendas varían entre casas comunales o “malocas” que se construyen cuando en las alturas (para evitar inundaciones) se junta un número más grande de personas, casas de dimensiones más pequeñas, utilizadas cuando no hay mucha gente, y chozas temporales habitadas durante pocas semanas o días cuando el grupo se está desplazando en la época de sequía. Al primer tipo podemos incluir la gran casa comunal vista por Héctor Reginfo Mori en la quebrada Zarzal (véase Mapa de evidencias, Apendice 1). Tenía el techo de palmera que llegaba hasta el suelo, de tipo parecido al de las malocas de otros Pano interfluviales (como Isconahua, Matsés, o Marubo), aunque el informante recuerda haber visto sólo una entrada en vez de dos o más, colocadas en los extremos. Delante de la casa se extendía una plaza en forma del corazón. Adentro, de ambos lados de la maloca, había dos filas de palos para hamacas que podían alcanzar

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 17

grandes dimensiones y estaban tejidas de la fibra de chambira. Esa maloca podía albergar desde algunas decenas hasta más de cien personas. Sus moradores se dedicaban a la alfarería, confeccionando ollas y platos. Cultivaban varias plantas. Cerca de la maloca, entre los cultivos que recuerda el señor Héctor Reginfo, tenían guabas y pijuayo y, más lejos, cultivaban caña, como también plátano rojo y piña en cantidades. Las casas de otro tipo, agrupadas y más pequeñas, las evidencia el testimonio de David Cauper quien las vio un poco más lejos que el Zarzal, este último siendo un asentamiento de tres casas apenas en el alto río Blanco (IGN: Tacshitea). Aquellas casas también estaban cubiertas con hojas de palmera y el techo también llegaba hasta el suelo. Aparte de eso, tenían ventanitas en el medio de ambos lados. Según los cálculos del informante, las casas pudieran albergar a unas 20 a 30 personas. Adentro había tabiques tejidos de palmera que probablemente separaban las familiasnucleares entre sí. Se podía suponer que los habitantes dormían en esteras colocadas en el suelo. Además, el informante encontró ejemplos de alfarería y canastos. No había cultivos cerca de la vivienda, solamente trochas que llevaban al fondo. El mismo tipo de casas pequeñas, agrupadas, aparecen en los testimonios de otras personas. Los informantes las comparaban a los gallineros.

Figura 3. Reconstrucción de tipos de vivienda encontrados en la Sierra del Divisor: “maloca”, casa más pequeña tipo “gallinero” y “masapute”.

Entre los relatos aparecían también descripciones de otro tipo de construcciones: redondas. Éstas, llamadas localmente “masapute”, agrupadas, fueron vistas en la parte norte de la zona estudiada. Las malocas grandes fueron vistas en la Reserva Isconahua, por el río Roaboillo, en Sierras de Contamana, de Contaya y del Divisor, en las cabeceras del Tapiche. Las casas más chicas han sido evidenciadas en el alto río Blanco, como también en

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 18

Utuquinía. Los “masaputes” fueron vistos entre el alto Buncuya y alto Tapiche, como también en Cashiboya. Es difícil saber si los testimonios recopilados evidencian la existencia de grupos diferentes (o quizás señalan también migraciones dentro de la región), o si se trata de diferentes asentamientos de un mismo grupo, pero de diferente destinación o tamaño, este último relacionado con el número de habitantes. Parece probable que las casas de tipo “maloca” y las más pequeñas estén relacionadas, o sea pertenecen a un solo grupo o grupos vinculados. Serían comparables con las construcciones isconahua en las cabeceras de Utuquinía. Sin embargo, cabe acordar que existe una diferencia en la manera de dormir en cada una. Si los habitantes de una maloca dormían en hamacas, los de las casas más chicas – supuestamente en el suelo. Al parecer ambas estas construcciones son diferentes a las de tipo “masapute” encontradas más al norte y por eso, señalarían la presencia de algún otro grupo. Aparte de las viviendas menciondas, los indígenas de dicho territorio hacen chozas pequeñas cuyo carácter provisional no deja lugar a dudas. Éstas albergan pocas personas, exactamente como las chozas donde por base de construcción o de apoyo sirven las aletas de los árboles. Son las construcciones que vio Francisco Lomas Huaita en la quebrada Macanya. Las chozas de carácter temporal las vio Tedy Ochavano cerca de la comunidad Chachibai. Una de ellas fue encontrada por el grupo AIDESEP-UAM en esta misma zona (véase fotos 15-21). A veces, los cazadores, cuando se encuentran lejos de su asentamiento, pasan la noche sin construir ninguna choza, usando arbustos como refugio, como lo han visto los miembros del equipo AIDESEP-UAM (véase fotos 5-7).

12.1.5. Aspecto externo Las decripciones de los encuentros con los indígenas desconocidos en la Sierra del Divisor permiten reconstruir su aspecto exterior. Algunos intentos de reconstrucción aparecen en el Apéndice 4. Los adornos descritos son muy parecidos a los llevados comúnmente por diferentes grupos pano de la región. Por ejemplo, la descripción de los indígenas en el testimonio [76] del alto Callería (pelo largo, recortado encima de los ojos, espinas en las narices) indica un claro

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 19

parentesco con su aspecto y el tipo de adornos llevados por los Iskobákëbo antes de su llegada a Callería. Otro testimonio, de la misma área, señala orificios en los labios superiores [72] de los hombres encontrados. Entre los grupos contemporáneos, fueron los Matsés quienes se perforaban el labio superior, pero esta manera de adornarse aparecía en las fuentes más antiguas en conexión con otros grupos. El testimonio [125] de Nueva Delicia describe a un indígena “de Tapiche” que tenía pelo corto y un taparrabo de pieles. Los dardos los tenía en el tirste/carcaj (sin tapa) que le colgaba por la espalda, en una soguita. En su cara tenía dibujos de dos colores, rojo y negro, que iban desde la boca hasta las orejas. En los lóbulos de las orejas y en el tabique nasal tenía palitos. Tenía perforada la boca debajo del labio inferior. En el orificio llevaba un palito (de unos 7 cm de largo). En 1989, fue encontrada una pareja indígena “de Tapiche” [145]. El hombre llevaba un taparrabo de chambira. La mujer tenía el pelo largo, el hombre más corto. El hombre tenía la cara pintada de rayas rojas. En los años 1930, los Cashibo del alto Buncuya tenían orificios en la nariz y en los lóbulos de las orejas y andaban pintados [162]. Un poco más tarde, los indígenas apartados del Buncuya [177] tenían cuerpos pintados en blanco, negro y azul, “como un tigre”. En el tabique nasal llevaban una topa cruzada, hecha de madera. Según el testimonio [80] los indígenas del río Blanco tenían pelo largo, algunos llevaban barba. Sus mejillas estaban pintadas (¿tatuadas?) en líneas que iban desde la boca hasta las orejas y tenían un hueco perforado debajo del labio inferior. En la cabeza llevaban una corona de la corteza del “caucho masha” (sapio). Probablemente, en sus aldeas vestían cushmas negras. El diseño básico, que iba desde la boca hasta las orejas, parece ser una característica de muchos grupos pano (p. ej. Matsés, Marubo, Poyanawa) y constituye una base para trazar diseños en otros grupos. Entre los Matsés sólo las mujeres llevaban palito en el labio inferior. Los indígenas de Tapiche de los años 1980, descritos en el testimonio [168], tenían orificios en las mejillas, de ambos lados de la nariz, en donde colocaban plumas de guacamayo, paujil o pucacunga. Otros orificios los tenían en el labio inferior (y de allí le colgaba una medalla) y en las orejas, mencionó también un orificio en la frente (?). Los tatuajes o pinturas venían desde la boca a las orejas y en

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 20

mejillas. En la cabeza llevaban un penacho. Estos adornos corresponden a los llevados por otros grupos Pano (en especial las mejillas perforadas, de modo parecido que entre los Matís). También, según el testimonio [161], los indígenas “de Tapiche” tenían muchos orificios en la cara que parecían barba blanca. La perforación de la cara es un rasgo muy común entre los Pano. Desde los tiempos antiguos fueron reportados los adornos colocados en los orificios en la cara. Es por eso que los testimonios recopilados ahora son aún más verosímiles e indican la afiliación pano de los grupos aislados de la Sierra del Divisor. El testimonio [7] del río Roaboillo subraya la presencia de la barba en ambos indígenas, igual que el [160] del alto Maquía. Según Philippe Erikson, “una abundante pilosidad parece característica del conjunto de los Panos septentrionales, como lo testifican muchas fotos publicadas en el Melatti (1981). Los Panos meridionales y los Poianahuas constituyen otra excepción dentro de la regla de imberbidad pano” (1999:329 n.3). Esta información puede compararse con las que se refierían a este mismo rasgo entre los Pano de la zona, ya desde los tiempos remotos. Lo interesante es que en 1796, el virrey Gil de Taboada y Lemos, mencionó que los Chipeos y Casibos o Carapachos del río Pachitea eran “de color tan blanco y de poblada barba que parec[ían] Flamencos” (Gil de Taboada 1859:132). Smyth y Lowe también comentaban la existencia de barbas entre los Amahuaca (1836:232), y un siglo más tarde, G. Tessmann decía que “los bigotes y patillas se dejan [los Amahuacas] crecer y no se trenzan” (1999:93). Las noticias de estos viajeros ingleses nos enseñan que los Cashibo también llevaban barbas largas (Smyth & Lowe 1836:234). Actualmente se puede observar esta carácterisctica entre los Matís del río Itui en Brasil (p. ej. Erikson 1999). Los Iskobákëbo nos contaron que si les gustara, algunos de ellos también podrían llevar barba. Hemos notado una alta pilosidad facial en el caso de los hombres de ese grupo. En los años 1960, los indígenas encontrados en el alto Maquía [141] tenían pelo largo y dibujos rojos en la cara cuyo color se parecía al del “mono colorado” (pucallhuapo). Llevaban un taparrabo “de shapaja”. El indígena encontrado detrás de la Sierra de Contamana (testimonio [130]) estaba pintado de rayas rojas en las mejillas, debajo de la boca y por encima de los

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 21

ojos. Su pelo fue cortado por la nuca. Llevaba un taparrabo de una tela gruesa parecida al costal de yute. Los nativos desconocidos del testimonio [158], de los años 1940-50 en la parte norte de la Sierra de Contamana, llevaban una "faldita de paja” (fibra), y las mujeres además de la faldita, tenían algo que les tapaba la parte de arriba. Lo interesante es, según la información de Delvair Montagner, que las mujeres Náwa del otro lado de la Sierra del Divisor vestían una “tanga” tejida de algodón y otro pedazo de tela en la parte superior (Montagner 2002:121). Una forma de vestir de este mismo tipo la describó un informante Isconahua comentando su propio grupo en el pasado (aunque hay que suponer que él mismo tenía sus orígenes en otro grupo más: en los supuestos Yaminahuas). De toda forma sabemos de diferentes fuentes etnográficas que los nativos de esta región sabían tejer. En la mayoría de los casos, cuando fueron vistos, los indígenas llevaban arcos y flechas sueltas o rollos de flechas. Por el río Cashiboya, un informante vio algo poco común, a saber a un indígena con maza. Resulta que en las partes norteñas de este territorio (alto Maquía – Buncuya – Tapiche) los indígenas andaban con pucuna. Cabe mencionar que los Isconahua nos dijeron que los Yaminahua con quienes estaban en contacto, también utilizaban pucuna para cazar. Igual la utilizaban los Matsés antes de adoptar el arco, a principios del siglo XX (Romanoff 1986). Estos rasgos culturales, como también la diferenciación de vivienda y relatos sobre los indígenas encontrados, aparte de otros indicios más, nos deja suponer que exista más de un grupo en el territorio estudiado.

12.1.5. Idioma Son muy escasos los datos sobre el idioma y pertenencia étnica de los aislados. La fuente de información más significante, accesible en este momento sobre quienes viven en la selva, es la historia del encuentro de Octavio Lomas Huaita con dos indígenas. Su relato trae importantes datos sobre esos indígenas, entre otros, una indicación importante acerca de su lengua. En 1986 o 1987, en la quebrada Zarzal, Octavio (un indígena Shipibo) se encontró con dos hombres. Lo llamaron, pero él no entendió nada, tampoco cuando trataban de hablarle un rato más tarde ni cuando hablaban entre sí. La comunicación

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 22

entre ellos y Octavio fue posible solamente mediante señas. Según dice, aquel idioma era tan diferente del suyo (shipibo) que no pudo entender ni una sola palabra. El hecho que Octavio no ha podido comunicarse con aquellos indígenas prueba que: 1). Con toda seguridad no eran los Capanahuas, y muy probablamente no tengamos que ver acá con un grupo vinculado lingüísticamente con el pueblo Capanahua. Durante el estudio de campo, cuando nuestro compañero shipibo, Ricardo, hojeaba el diccionario capanahua-castellano elaborado por Loos (1999), estaba sorprendido por el alto nivel de similaridad entre ambos idiomas. Según él, muchas palabras eran idénticas, otras diferían un poco de su lengua materna. David Fleck, un lingüista americano, nos informó que según sus observaciones preliminares, el capanahua es muy parecido al shipibo y podría ser clasificado como un dialecto del idioma shipibo (con 84% de correspondencia léxica entre ambas lenguas y con sólo menores diferencias fonéticas y gramaticales) (cf. también Fleck 2006). De ahí vemos claramente que aquellos dos hombres no podían ser representantes del pueblo Capanahua de Tapiche, ya que la comunicación de éstos con el Shipibo hubiera sido posible. Más adelante presentaremos la cuestión de los etnónimos regionales, entre éstos Kapanawa. 2). No pertenecían a un grupo emparentado lingüísticamente con los Shipibo, 2a). pero siempre eran otros pano, más alejados Según supone D. Fleck, podríamos suponer que los Shipibo entenderían, que fuera parcialmente, las lenguas pano regionales. A título de ejemplo podemos decir que supimos de nuestro compañero Shipibo (Luís Ramírez Rodríguez) que cuando visitaba a los Sharanahua (que son otros Pano del área del río Purus) descubrió que algunas palabras del idioma hablado por ellos eran parecidas al shipibo, mientras que no podía entender a los Kapanawa (Isconahua) de Callería. Según las palabras de D. Fleck, las lenguas del área Purus, aunque con toda seguridad no son dialectos de la lengua shipibo, son relativamente cercanas a ella y la comunicación entre ambas lenguas no es imposible. El nivel de entendimiento recíproco sería parecido al nivel que hay, por ejemplo, entre el castellano y el italiano.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 23

Contrariamente a esto, según Fleck, las lenguas mayoruna (matsés, matis, korubo, etc.), aunque también pertenecen a la familia lingüística pano, son más alejadas y una comunicación entre ellas y otras lenguas de esta misma familia, incluso el shipibo, no es posible. La falta de comprensibilidad recíproca entre el isconahua y el shipibo puede hacer que los indígenas del bosque son hablantes del isconahua o de cualquiera de las lenguas emparentadas o dialectos del mismo, aparte de las mencionadas lenguas mayorunas. Añadamos que este hecho podría confirmar más aún la hipótesis de la presencia o migración isconahua. En cuanto a la misma falta de entendimiento, no podemos olvidar de que simplemente, el encuentro en el monte duró demasiado poco para llevar a cualquier nivel de entendimiento lingüístico entre sus actores. Otro encuentro importante (1963-64) lo ha relatado José Alvarado (59). Entonces no pudo entender a los indígenas desconocidos que había encontrado con sus familiares en el río Maquía. Sin embargo, su abuelo y sus padres (todos Shipibo) lograron comunicarse con ellos. Con mucha probabilidad podemos decir entonces que por lo menos una parte de los indígenas desconocidos que viven en este territorio pertenecen a la familia Pano. Además, hay que constatar que las diferencias lingüísticas (y otras), observadas por los mismos hablantes, pueden a veces causar confusión y también se puede suponer que se deben a los factores relacionados con las circunstancias en las que el determinado contacto haya tenido lugar (donde la más evidente es el tiempo de su duración), independientes de la verdadera situación lingüística o cultural, como puede serlo el rechazo de autoidentificarse con los así llamados "salvajes”, o simplemente las ganas de subrayar su diferencia (que para los Pano parece ser “constituyente”). Valdría recordarlo mientras se efectuara un análisis de las fuentes históricas que apuntan diferencias y similtudes desde la perspectiva indígena. 2b). no son pano Sin embargo, el no haberse podido entender Octavio con los desconocidos puede significar también que tenemos que ver con un grupo que no esté lingüísticamente afiliado a la familia pano. Recientemente, David Fleck (2005) presentó un ejemplo de la presencia no-pano en el territorio hasta hoy día

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 24

considerado pano. De acuerdo al estudio lingüístico que efectuó sobre los vestigios del idioma recordado por los descendientes del grupo llamado Mayú (y autodenominado Moríke), captados por los Matsés, y que vivían entre estos últimos, su idioma no pertenecía a la familia lingüística pano. Su grupo vivía en la margen izquierda del medio Yaquerana. Su idioma pudo ser lingüísticamente vinculado con los erróneamente denominados Mayorunas del trabajo etnográfico clave de Tessmann (1999). Lo que parece interesante, es que era un pueblo que por un lado hablaba un idioma no-pano, pero cuyas características culturales, de acuerdo a los datos poseídos (ej. ornamentos faciales) parecían mostrar que pertenecían a un complejo cultural, hasta hoy día considerado como compuesto exclusivamente por los grupos pano-hablantes.

12.2. El medio interfluvial Las informaciones recogidas acerca de vivienda y de los esquemas de desplazamiento corresponden en general a lo que se puede hallar en las fuentes referentes a la vida tradicional de otros grupos pano interfluviales. Entonces, aunque no disponemos de un material suficiente para efectuar un análisis más profundo en esta parte, podemos decir que a los grupos indígenas, aislados voluntariamente en la zona de los cursos altos de los afluentes del bajo Ucayali, se les puede definir como representantes de las culturas interfluviales. Esto significa que comparten algunos rasgos culturales, sociales, demográficos y económicos con otras sociedades de este tipo, más representativas y mejor estudiadas. Entre todos aquellos mencionamos sólo los más generales, basándonos en las informaciones sobre los Matsés (Romanoff 1976), Marúbo (Melatti & Montagner-Melatti 2005) e Isconahua (Arbaiza et al. 1995). Los grupos interfluviales, como lo indica el término mismo, habitan zonas de difícil acceso y las más inhóspitas partes altas de los ríos y de sus afluentes que no dependen de las inundaciones de los ríos grandes. Optan entonces por un terreno montañoso donde establecen sus asentamientos. Las carácteristicas de este contorno determinan diferentes elementos de su vida. Esta población indígena vive dispersa en el bosque, en las grandes casas comunales o malocas, que pueden albergar hasta varias decenas de personas. Los asentamientos pueden estar formados por una o varias casas grandes, ubicadas en

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 25

la contigüidad o alejadas de 1 a 3 horas de camino una de la otra. Entre los Marubo esos asentamientos corresponden a la vez a los grupos locales formados por una o más familias extensas vinculadas por lazos de parentesco y/o matrimonio, por lo general independientes políticamente (Melatti & Montagner-Melatti 2005:38-40). En el caso de los Isconahua, al igual que entre la mayoría de los Pano, las malocas, cubiertas de hojas de yarina, tienen forma oblonga, redondeada en los extremos, con el techo hasta el suelo. Las entradas se encuentran a cada extremo. Por todo el centro pasa un corredor. Cerca de 30 familias nucleares viven agrupadas de ambos lados. Las paredes laterales tienen pequeñas ventanas, cerradas de noche con pieles de animales. El techo tiene una gran pendiente para evitar que la lluvia corra al interior. Además hay viviendas pequeñas que se encuentran cerca de la maloca, destinadas para familias nucleares (Arbaiza et al. 1995). Los asentamientos se trasladan –dependiendo de la situación– entre una vez al año hasta una vez cada 5 años. Eso se relaciona con el peligro de ataques de parte de otros grupos o con la proximidad de agentes exteriores, también con una muerte reciente en el grupo (entre los Isconahua – del jefe de la maloca), el abandono de los cultivos (si el grupo practica la agricultura de roza y quema), el agotamiento del suelo, la disminución del número de los animales de caza, desgaste del techo, o conflictos internos. Aparte de las casas grandes, existen también, como lo mostramos en nuestro material de estudio, las chozas estacionales que sirven a los cazadores durante sus expediciones (a veces con su familia) y se encuentran a una distancia de un medio día hasta varios días desde el asentamiento principal. Los indígenas interfluviales viven, sobre todo, de los productos de caza y recolección, algunos grupos practican además la agricultura de roza y quema, cultivando las chacras ubicadas alrededor de la maloca o a pocas horas de camino (de lo que hemos visto, uno de los grupos estudiados cultiva, entre otros, plátano rojo, guaba, pijuayo, piña y caña). Las chacras, una vez abandonadas, en pocos años se transforman en el bosque secundario. Hay grupos, como Isconahua y Marubo que practican también la pesca durante los meses de verano, cuando el nivel del agua en las quebradas es bajo. Podemos añadir que la idea de que los actuales indígenas aislados se han matenido aislados de todos los factores exteriores desde la época que precedía la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 26

llegada de los europeos, es falsa. Si hoy los grupos rechazan el contacto permanente con la sociedad nacional, esto no significa que no pudieran tenerlo en los tiempos históricos a través de los misioneros, colonos o caucheros. Muchas veces esos contactos, a veces violentos, pudieran constituir la razón por la que un grupo decidiera aislarse. Por otro lado, tampoco hoy día es muy acertada la noción “no contactados”, porque a quienes se llama con este término, tienen contacto bastante regular con la población vecina, gracias a lo cual pudimos recopilar informaciones para este informe. La mejor evidencia de que se dan cuenta del mundo exterior, son tanto las señales que dejan para los intrusos como los encuentros directos.

12.3. Exónimos Las denominaciones que encontramos varían entre distintos lugares. Los habitantes del río Callería más frequentamente nombran a los indígenas desconocidos de las partes altas del río con el término Isconahua (los mestizos utlizan tanto este nombre como sus variantes Iskunahua, Iskinawa, etc.). La mayoría de ellos sabe de la existencia o conoce personalmente a las pocas familias Isconahua o Iskobákebö de Utuquinia que desde casi 50 años viven en el río Callería (algunos mantienen que los Isconahua fueron traídos del alto Callería). Los pobladores shipibo de Callería utilizan este mismo nombre. Según la información obtenida, el nombre aplicado antes al grupúsculo Iskobákebö fue Rëmöbö, pero ya no está en uso, de pronto debido al valor peyorativo que ha tomado. Según uno de los testimonios, los Remo mencionados como existentes por el río Blanco (IGN: Tacshitea) eran otro grupo que los Isconahua/Iskobákebö. Mientras que algunos mantienen que los aislados de las alturas sean “parientes” de los Isconahua (y que son Isconahua), los mismos Iskobákebö se mantienen más reservados. Aunque recuerdan que hubo contactos con otros grupos antes del encuentro con SAM, por ejemplo con sus aliados, los Awabákebö, o con sus enemigos, los Puátima, u otros más, no saben nada sobre la afiliación de los grupos aislados de Callería o Blanco, a pesar de las afirmaciones de otras personas. Sin embargo, Jorge Rodríguez, un Isconahua de Chachibai, identifica las chacras, casas y chozas cerca de C.N. Chachibai como parecidas a las que hacía su gente cuando vivía en las alturas.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 27

Otros Shipibo admiten que no saben sobre la identidad de los aislados. La designación empleada es entonces inábö, o sea “los salvajes”. La población del bajo Ucayali (desde C.N. Alfonso Ugarte para abajo), refiriéndose a los indígenas cuyos rastros encuentra en el bosque, siempre emplea el término Kapanawa. Aunque algunos admiten que no saben qué “tribu” es, pero ya que todos los llaman Kapanawa ellos también dicen que deben ser los Kapanawa. Para los habitantes de esta zona, dicha denominación está relacionada con los Capanahua de los ríos Tapiche y Buncuya. A veces los comuneros dicen que los Kapanawa aislados vienen de Tapiche y llegan hasta Callería. El nombre Capanahua/Kapanawa tiene una extensión grande. Hay menciones de los Capanahua en relación al área alejada del río Breu, afluente del Jurúa, en los principios del siglo XX (Villanueva en Fuentes 1908). El nombre Capananas fue reportado en 1897 entre los ríos Galvéz y Batã (Gomes 1898:252). Un “clan del grupo Nawa” denominado Kapanawa antiguamente (¿antes de 1900?) habitaba el lugar donde se fundó la ciudad de Cruzeiro do Sul (Tastevin 1924). En los años 1920, los indígenas de la margen derecha de Yaquerana fueron llamados Capanahua (Carvalho 1931). Un grupo de Kapanáwa fue contactado por un patrón brasileño Zé de Souza en las cabeceras de la quebrada Kapanáwa/Capanaua, afluente del alto Moa antes de los años 1940 (Montagner 2002). Se puede suponer que mientras algunas de esas denominaciones provienen de los nombres de grupos locales, donde son frecuentes las duplicaciones de nombres de diferentes grupos pano, otros funcionan como denominaciones no específicas. Por ejemplo, en los primeros años de contacto con los indígenas conocidos hoy día como Matsés (1969), los misioneros del ILV empleaban el término Capanahuas salvajes (Erikson 1994:17), sin duda alguna basándose en las denominaciones locales. El testimonio de Rolando Vásquez de Nuevo San Pablo de Sinuya nos muestra una vez más el carácter impreciso de la denominación Kapanawa, vista su aplicación libre a cualquier grupo aislado. Rolando nos contó que conocía a un viejito que le había contado sobre los Kapanawas que trabajaban para los patrones el en pasado (estimamos que en los años 1930 o 1940, por el alto Tapiche y Blanco). Según el anciano, existían entonces los Kapanawas “civilizados” y “no-civilizados” o

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 28

“bravos” a quienes él mismo iba a visitar. Supuestamente los patrones les daban dulces y espejos para que atacaran campamentos de sus competidores18. El nombre Kapanawa en la comunidad Alfonso Ugarte es aplicado a las familias Isconahua que viven en Callería. Además, Don Gustavo Sánchez Jacinto de la comunidad El Porvenir nos contó que en 1970, en un terreno montañoso sobre la quebrada Aspajonía, afluente izquierdo de Callería (entonces territorio de Isconahua aislados) vió las huellas de los no contactados, y una flecha larga. Según sus palabras, la flecha y las huellas fueron de origen Kapanawa. Según este mismo informante, “más arriba” vivían los Amahuaca. El nombre Kapanawa es entonces una denominación no específica, utilizada sin hacer referencia a la actual situación etnográfica. Además, las informaciones del campo también nos enseñan que se trata de un nombre que fue utilizado tradicionalmente para designar a los indígenas de los terrenos interfluviales, y ello desde hace varias generaciones. Podemos suponer que esta denominación que significa 'gente de ardilla' (Tessmann 1999), tenía la misma función ya en el pasado y estuvo aplicada a diferentes grupos por sus vecinos pano en lugares distantes. A la vez tenía una connotación peyorativa, es decir, de gente extranjera, foránea o “salvaje”. Este nombre estaba aplicado a diferentes grupos locales que vinieron a componer un grupo étnico conocido en la literatura etnográfica y realidad peruana como Capanahua. Sin embargo, según Loos (Loos y Loos 2003), esta denominación no fue aceptada sino con mucho desgano por los indígenas del Tapiche y Buncuya, donde

sus

diferentes

“generaciones”

o

clanes

patrilineares

preferian

ser

denominados noquen caibo o “nuestros paisanos”, o según los grupos de provenencia.

Este testimonio podría corresponder con la practica (si no los mismos acontecimientos) relatada por Avencio Villarejo, quien durante su viaje al Alto Yavarí y Yaquerana en 1936 encontró el área despoblado por miedo a los asaltos de “los infieles”. Ya en los años veintas padre López mencionaba a Izaguirre el terror y añadaba, que los asaltos de los presuntos Mayorunas fueron alentados para un hombre blanco (Izaguirre 1922-1929, 12:429). Romanoff (1984:38) cuenta de un patrón del Río Galvéz, tal Pio Rojas, quien estaba acusado de los ataques y en 1928 fue matado por la policía. Pero estos Mayorunas no parecen habían sido los Matsés, ya que estos eventos no están confirmados para história oral de los mismos (Romanoff 1984, Matlock 2002). Según informaciones de Villarejo, a lo menos en su tiempo, fueron los Pisahuas, Marubos, Remos y Mayos instigados por “los civilizados”. De hecho, supestamente algunas personas fueron arrestadas y se confesaron responsabilidad (Villarejo 1959:146). 18

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 29

Una similar función de un nombre no específico la desempeñaba y sigue desempeñando el término Remo o Remoauca. Por primera vez, este nombre aparece en las fuentes sobre el alto Ucayali a finales del siglo XVII. Con el transcurso del tiempo, el nombre migró al norte, a principios del siglo XX fue utilizado para nombrar a los Remo en Yaquerana, e inclusive en los años 1990, este nombre estuvo aplicado a los aislados de Yavarí-Mirim. Un recorrido impresionante. No sabemos si existía un grupo original que se autodenominaba Remo. Sin embargo, durante todo ese tiempo, el nombre fue aplicado a una multitud de grupos diferentes unidos entre sí solamente por estar alejados geográfica y socialmente de la población ribereña. Esta afirmación comprueba el análisis de los datos lingüísticos provenientes de diferentes grupos identificados como Remo (Krokoszyński y Fleck, en preparación). Durante el estudio, encontramos menciones de este nombre en río Callería, en Sinuya y en la cercanía de Contamana. Es dificil saber si entre los Shipibo es un préstamo de otros partes de la región, o un viuda histórica de tiempos cuando la denominación no específica Remo fue reportada por aquellas áreas. Sus variaciones fueron Remo-nahua, Rëmö y Remo. Entre los Capanahua de Buncuya se observa el uso común de este nombre, y según los informes antropólogicos, también en el río Tapiche. Allí existe en versiones Remo, Remoauca, o hasta Remobákebö. Podemos suponer que es un préstamo de los mestizos peruanos que vinieron de las partes altas del Ucayali. Los Matsés que viven más al nordeste, utilizan otra variante del nombre Remoauca, y la vinculan con su propia denominación tradicional de los grupos hostiles: Demushbo (Nemoshbo) (según D. Fleck, tal vez debido a una similaridad fonológica que hay entre ambos para hablantes matsés). Varias veces hemos oído que en Buncuya y Maquía se empleaba el término Cashibo refiriéndose a otro grupo que fueran los Remo. A veces, los pobladores mestizos de la zona se referian a los aislados llamándolos Campas. Según el testimonio del informator quien encontró un asentamiento indígena en el río Blanco, ellos mismos se denominaban Marces. Según el informante capanahua de David Fleck, de Tamanco, un grupo aislado que vive cerca de aquella zona está llamado Úmpu [comunicación pers.], término que, según menciona el lingüista, corresponde al término ombo utilizado por el grupo

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 30

arawac Mayú de Chobayacu y algunos otros grupos para referirse a los Matsés (según ellos mismos, significando “matsés verdaderos” o „un guerrero/enemigo temido”) (Fleck 2005) y al término ómpo que les han aplicado los Moríke (seudoMayoruna de Tessmann y, posiblemente, los mismos que los Mayú mencionados) a los Maruba (Tessmann 1999). Los Capanahua de Tapiche comentaron a Elías Ulloa sobre la antigua existencia de un grupo denominado Yaminahua. Según los informantes de Ulloa, los Yaminahua vivían entre las comunidades capanahuas de Tapiche y la ciudad de Requena a tres días de surcada de Requena (com. pers.). A nuestro informante le dijeron que Yaminahua eran indígenas con tatuaje en la cara, que habitaban las cabeceras de Tapiche y Moa. En el lado brasileño, los miembros de un grupo recién formado de los restos de una red de grupos locales del alto Moa, llamado Naua/Náwa, identifican a los aislados que viven del otro lado de la montaña que divide Perú y Brasil, a la altura de Utuquinía, como a “sus paisanos” Náwa (aislados) (Montagner 2002). Otras fuentes llaman a estos aislados con el término Isconahua (Ricardo y Ricardo 2006). Mencionemos entre paréntesis que hemos grabado el término inca existente en el idioma shipibo, que se refiere a quienes viven en el bosque. Fue en una canción cantada para nuestro equipo por un anciano, Eduardo Shahuano de Nuevo San Pablo, y luego transcrita por Ricardo Sánchez Shahuano. Los inca son figuras míticas que aparecen en la mitología de algunos grupos de la familia pano (ShipiboConibo, Cashinahua entre otros). La presentación de este tema (con el sumario de discusiones previos) se encuentra en Saéz 2000. Estos nombres, tanto ahora como en el pasado, eran imprecisos y determinaban muy generealmente a la gente de la alturas en las zonas interfluviales, indistintamente de su identidad étnica o lingüística actual, a veces nombrando con un sólo nombre grupos diferentes. La misma característica la presentan las denominaciones históricas como; Amahuaca (Fuentes 1908:149; Erikson 1999:49), Barbudos (Matlock 2002:42-47; Tessmann 1999:109), Katukina (Lima 1994:19, Metraux 1948:658), Marubo (Raimondi 1942:79; Erikson 1994:12), Mayoruna y sus variaciones

(Erikson

1994:18;

Fleck

2003:16,29;

2005;

Matlock

2002:46),

Yaminahua o Cashinahua (Calavia Sáez 1998; Lagrou 1998:133[n. 72]). Hoy día también funcciona así el nombre Isconahua. Algunos de esos, como Mayoruna, se

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 31

han aplicado a diferentes grupos, cuales componían conjuntos, tal vez sobre la base de las similitudes en su aspecto exterior (Melatti & Montagner-Melatti 1975:10).

12.4. Identidad Una parte de las dificultades para identificar esos grupos pequeños consiste en que, al parecer, tratamos de ver en ellos las etnias que no representan. Como lo ha notado P. Deleage, comentando las fuentes referentes a la historia Sharanahua, una de pequeños grupos que se constituyen, se desagregan y se reconstituyen: “il est peu vain de vouloir raisonner en termes d’ethnies dans un contexte aussi complexe” (Deleage 2005:33). FISIONES

Y FUSIONES EN UNA RED

El terreno descrito era y en cierto grado sigue siendo zona refugial y el hábitat de varios grupos locales vinculados entre sí de diferentes modos, amistosos o bélicos (los relatos históricos nukini abundan en violencia intergrupal), formando una especie de red. Sus diferentes segmentos eran llamados Remo, Sensi, Mananahua, Chacaya, Capanahua, Amahuaca, Mayoruna o, más recientemente, Isconahua y Nawa, pero sin formar identidades más generales que correspondieran a nuestra visión de un “grupo étnico” o una “tribu”. Tendríamos que ver más bien con una amplia red de grupos relacionados entre sí por sus identidades, idiomas y rasgos culturales, que ocupan la Sierra del Divisor. La historia de los grupos pertenecientes a esta red es una de las familias particulares autónomas que se encontraban en un contínuo proceso de fisiones y fusiones, debido a las decisiones locales y corrientes, como alianzas matrimoniales, amistades o peleas. A veces existía en esos procesos un "focalizador". Éste podía ser un jefe carismático o, inclusive, un territorio atractivo por sus riquezas naturales. En el marco de esos movimientos, se efectuaba un intercambio de personas, idiomas, etc., lo que impide clasificarlos en grupos fijos más grandes. A principios del siglo XX, fue la actividad de los patrones caucheros la que, sin lugar a duda, llevó a importantes cambios dentro de esta red y a radicales reformulaciones de alianzas. Sin embargo, el mencionado curso de los eventos que se desarrollaban a nivel local, como también los rasgos prevalecientes de las culturas pano (ej. su interés por el Otro/Extranjero) nos hacen suponer que la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 32

presencia de los representantes de la sociedad nacional sólo haya intensificado los procesos que siguieron los modelos existentes ya antes. El papel de un tal "focalizador" podía desempeñarlo tanto un indígena influyente del grupo (como en el caso de los Marúbo), un patrón peruano o brasileño (como sucede entre los Capanahua o Nukini), como un centro misionero (como entre los Pano, Shetebo, Shipibo), alrededor de los cuales se agrupaban varias familias. Podemos imaginarnos entonces que cuando la presencia de los agentes exteriores tomara la función de un "focalizador" muy fuerte, había grupos que se dejaban atraer por un patrón o misionero, había otros que eran traídos por fuerza, y había otros más (a veces después de haber entablado un contacto con agentes exteriores) que optaron por alejarse para, a veces, formar nuevas asociaciones alrededor de algún otro "focalizador". Por supuesto, siempre quedaban grupos que tenían suerte de no haber sido atrapados o que se habían alejado sin crear conjuntos más grandes. Por su lado, los conjuntos ya existentes atraían a otros que todavía vivían alejados, a veces invitándolos, a veces trayendo por fuerza. Este fue el ejemplo de los Nukini y Nawa (Montagner 1977, 2002), Matsés (Romanoff 1984) o Marúbo (Ruedas 2001), pero también Shipibo-Conibo que absorbieron a otros grupos, desde que los habían encontrado los primeros misioneros hasta la época reciente (el caso Isconahua). También los contemporáneos grupos étnicos Pano parecen ser producto de aquellos procesos de amalgamación de varios grupos locales, a veces de diferentes dialectos, idiomas, o perfil cultural. En el caso de los grupos desconocidos a los que se refiere este estudio, tenemos ante nosotros lo que queda de aquella red. Podemos suponer que en el siglo anterior su situación de permanecer en el refugio y, por otra parte, la violencia que experimentaron, han modificado seriamente sus relaciones internas. Sin embargo, este territorio es una de las últimas zonas independientes del poder de Estado y eso a escala mundial se rigen por sus propios mecanismos sociales. AFILIACIÓN

ÉTNICA

La afiliación exacta de los grupos de las tres reservas territoriales queda entonces desconocida. Es una zona que se extiende hasta las cabeceras de los ríos Yuruá y Purus, en la frontera entre Perú, Brasil y Bolivia y que, tanto en el siglo

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 33

pasado como antes, constituía un corredor y una zona de aprovechamiento para diferentes grupos vinculados cultural y lingüísticamente (Zarzar 2000). Por ejemplo, los testimonios recogidos por C. Tastevin (1924), D. Montagner (2002) y Aguiar (2004) entre los indígenas de los actuales grupos Nukini y Nawa, en el río Moa en Brasil, muestran que sus padres y abuelos antes de establecerse con los caucheros brasileros en este río, ya recorrían la Sierra del Divisor y probablemente llegaron hasta el Ucayali. Encontramos también menciones sobre sus parientes establecidos en el Perú. Según los relatos de los Isconahua entrevistados, antes de su encuentro con SAM [South American Mission], habían recorrido terrenos extensos, supuestamente llegando hasta Contamana (véase también Brabec y Pérez 2006). Ya que el idioma de los Isconahua es más cercano al de los Poyanawa del bajo río Moa, hay que suponer que existían también vínculos de ese pequeño grupo (Isconahua) con el territorio brasileño. Además, disponemos de las indicaciones [128] de que en los años 1930-50, estos territorios fueron recorridos por los Capanahua que llegaban hasta Contamana y el río Utuquinía. Es posible que fue este factor el que dio origen al etnónimo utilizado en el bajo Ucayali para nombrar cualquier grupo alejado y desconocido. Sin embargo, los grupos que se unieron por el Tapiche y Buncuya bajo el nombre de Capanahua, también formaban parte del mosaico de grupos que utilizaban este territorio. Inclusive los aislados de hoy pueden estar emparentados con las familias que han constituido los grupos étnicos conocidos. Con toda probabilidad podemos suponer entonces que los aislados sean de afiliación pano, lo que confirman además sus adornos y elementos de cultura comparables con los que se conocen en otros grupos pano (p.ej. perforaciones faciales, malocas o tambores). La existencia de todo un abanico de diferentes grupos aislados que siempre utilizan el mencionado territorio, la confirman aunque han sido pocos los encuentros con sus representantes, descritos en los testimonios incluidos al presente informe. Algunos de los indígenas desconocidos mostraron su conocimiento de otros grupos que también se desplazaban por este territorio y que eran considerados como peligrosos “otros”.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

“CONTACTADOS”

Y

“NO

1 34

CONTACTADOS”

Cabe añadir que la distinción entre los grupos contactados y “no contactados” no es fija. Los relatos del pasado muestran que las relaciones entre los “contactados” y “no contactados” no han cesado con el “contacto” entre ambos. Conocemos casos donde los “aislados” se quedaban con los “civilizados” y también sabemos de los lazos de parentesco que los unían (Aguiar 2005, Aquise 2007, Montag 1972, Montagner 2002). Es evidente que también ahora, los “aislados” tienen conocimiento del mundo exterior, y en cierto grado participan o participaron en él. Podemos suponer que no están aislados los casos donde por un tiempo trabajaron esos indígenas para un agente exterior, o mantenían otro tipo de relación con los “contactados” o con la sociedad nacional ([178]). hay que incluir ahí los encuentros inesperados con los montaraces u ofertas formuladas en un castellano básico de querer trabajar por ropa, herramientas o comida – lo que a menudo se intrepretaba como señal de que querían “civilizarse” ([4],[72],[173]). Los indígenas “no civilizados” son sobre todo parte de nuestra imaginación sobre el "Otro", mientras que la realidad siempre se presenta más compleja. Sin embargo, hay que comprender que la situación de aislamiento en el que permancen estos indígenas les hace muy vulnerables a cualquier contacto con la población nacional,

especialmente

contacto

irresponsable

que

pueda

ocasionar

una

transmisión involuntaria de enfermedades con concecuencias trágicas para los aislados. Por eso, es imperativo que se realicen acciones para que la zona de sus desplazamientos esté protegida.

12.5. Conclusión La presencia de los indígenas aislados en la Sierra del Divisor no deja lugar a dudas. Aunque de momento no es posible determinar con certeza su identidad, podemos suponer que son de afiliación pano. Consideramos sumamente importante adaptar los límites de la futura Reserva a la extensión real del territorio ocupado por los grupos aislados. Estamos pensando más que nada en ampliar el territorio por la parte norte de la Sierra de Contamana. Teniendo en cuenta el bien de la población indígena que vive en el aislamiento voluntario, subrayamos la necesidad de tomar medidas para llevar a la

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 35

creación de la Reserva Territorial en el futuro más próximo. No podemos perder de vista la presencia de agentes exteriores en la zona cuyos intereses económicos, como extracción de madera, explotación de hidrocarburos o turismo, puedan amenazar la sobrevivencia de los pueblos indígenas en aislamiento. Consideramos que esta zona, siendo el territorio de desplazamiento y constituyendo el hábitat de los indígenas, debe ser protegida, para esta y las futuras generaciones.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 36

REFERENCIAS

s/a.. 1988. Mayorunas en el Ucayali: Exodo en busca de una nueva tierra, Kanatari, 4(178). s/a. 2002. Carretera Contamana – Cruceiro Do Sul, Carta Abierta 52. Aguiar, María Sueli de. 1993. Os Grupos Nativos “Katukina”, Amazonía Peruana, 23: 141-152. Aguiar, María Sueli de. 1994. Fontes de pesquisa e estudo da família Pano. Campinas: Editora da UNICAMP. Aguiar, Maria Sueli de. 2004. Pesquisar para Conhecer a Língua Nukini. Manuscrito inédito, Goiânia. Aguirre Escalante C. y Villasante Sullca, Fritz, 2003. Delimitación territorial a favor de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario ubicados en los ríos Tapiche, Blanco, Yaquerana, Chobayacu y afluentes. Iquitos: AIDESEP. Amich, José (OFM). 1988. Historia de las Misiones del Convento de Santa Rosa de Ocopa. Monumenta Amazónica. Iquitos: CETA/IIAP. d’Ans, Andre Marcel. 1970. Materiales para el estudio del Grupo Lingüístco Pano. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. d’Ans, André-Marcel. 1973. Estudio glotocronológico sobre nueve hablas Pano. Documento de Trabajo 17. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. d’Ans, André-Marcel, Chavarría, M.C., Guillén, N. y Solís, G. 1973. Problemas de Clasificación de lenguas noandinas en el sur-este peruano. Documento de Trabajo N°18. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Aquino, Rolando, Álvarez, José y Mulanovich, Augusto. 2005. Diversidad y estado de conservación de primates en las Sierras de Contamana, Amazonía peruana, Revista Peruana Biológica. 12(3): 427- 434 Aquise Lizarbe, Isrrail. 2007. Informe Antropológico de la visita de Campo a las Cabeceras del río Blanco y Tapiche, Provincia de Requena, Loreto. Lima. Arbaiza Guzmán, Sergio; Bravo Chelin C., Cuentas Robles M. D. 1995. Estudio Técnico. Establecimiento y delimitación territorial para el grupo indígena no contactado “Isconahua”. Iquitos: AIDESEP. Barclay, Frederica, y Santos, Fernando. 1994. Introducción, [en:] Santos-Granero, F., Barclay, F., eds., 1994. Guía Etnográfica de la Alta Amazonía vol.2. Quito: Flacso/IFEA. Barclay, Frederica, y Santos, Fernando. 1998. Introducción, [en:] Santos-Granero, F., Barclay, F., eds., 1998. Guía Etnográfica de la Alta Amazonía vol.3, Quito: Smithsonian Tropical Research Institute/Ediciones AbyaYala. Beltrán, Pedro. 1907. Diario del viaje hecho el año 1834 para reconocer los ríos Ucayali y Pachitea, publícalo su autor el buenmérito Sargento Mayor de Ingenieros... [en:] Larrabure y Correa, Carlos. 1907. Colección de Leyes, Decretos, Resoluciones y otros documentos oficiales referentes al Departamento de Loreto, t. XI. Lima: Imprenta La Opinión Nacional. Brabec de Mori, Bernd y Pérez Casapía, Jefferson. 2006. Los Iskobakebo: la historia del contacto de los misioneros con un pueblo de habla pano en Ucayali, ms. Calavia Sáez, Óscar. 2000. O Inca Pano, Mana 6(2): 7-35. Calavia Sáez, Óscar. 2002. Nawa, Inawa, ILHA 4(1): 35-57.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 37

Carvalho, João Braulino de. 1931. Breve Noticia sobre os Indígenas que habitam a fronteira do Brasil com o Peru, Boletim do Museu Nacional de Antropología 7: 225-256. Catlin, George (M. C. Ross ed.). 1959 [1867]. Episodes from Life among the Indians and Last Rumbles. Norman : Univeristy of Oklahoma Press. Chantre y Herrera, José. 1889-92. Noticias auténticas del famoso rio Marañon y Misión Apostólica de la Compañía de Jesus de la Provincia de Quito en los dilatados bosques de dicho rio, Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, 26-33; o: Chantre y Herrera, José. 1901. Historia de las Misiones de la Compañía de Jesus en el Marañon espanol (1637-1767). Madrid, Imprenta A. Avril. Correia, Cloude de Souza. 2005a. Nawa, http://www.socioambiental.org/pib/epi/nawa Correia, Cloude de Souza. 2005b. Nukini, http://www.socioambiental.org/pib/epi/nukini DeBoer, Warren R. 1986. Pillage and Production in the Amazon. A View through the Conibo of the Ucayali Basin, Eastern Peru. World Archeology 18 (2, Weaponry and Warfare): 231-246. Defense Mapping Agency. Perú 1:100,000. Edición 1-DMA, Serie J632 [Puerto Bolívar (1854), Vencedor (1855), San Roque (1955), (1957), Nuevo Utiquinía (2054), río Callería (2055), Ana María (2056), Tabalosos (2057)], Washington, D.C. Departamento Nacional de Infra-estrutura de Transportes (DNIT). 2002. Mapa Rodoviário: Acre, Amazonas. Ministério ds Transportes, República Federativa do Brasi, http://www.transportes.gov.br/bit/inmapa.htm Egg Brack, B. y Yañez, C. 1997. Amazonía Peruana: comunidades indígenas, conocimientos y tierras tituladas. Lima: GEF/Pnud/Unops. Erikson, Philippe. 1986. Altérité, tatouage, et anthropophagie chez les Pano: la belliqueuse quête du soi. Journal de la Société des Américanistes 72: 185-210. Erikson, Philippe. 1992. Uma singular pluralidad: a etno-história Pano, [en :] Carneiro da Cunha, M. ed., História dos Indios no Brasil. São Paulo: Companhia das Letras. Erikson, Philippe. 1993. Une Nébuleuse compacte : le macro-ensemble pano. L´Homme 33 (2-4): 126-128. Ernst, Adolf. 1872. Menschen und Pflanzen in der peruanischen Provinz Loreto, Globus 21. Espinoza Perez, R.P. Lucas. 1955. Contribuciones lingüísticas y etnográficas sobre algunos pueblos indígenas del Amazonas Peruano. Madrid: T.I, Consejo Superior de Investigación Científica, Instituto Bernardino Sahagun. Fabre, Alain. 2006. Diccionario etnolingüístico y guía bibliográfica de los pueblos indígenas sudamericanos, http://butler.cc.tut.fi/~fabre/BookInternetVersio/Dic=PanoTakana.pdf [03. 2006] Falling Rain. 2006. http://www.fallingrain.com Figueroa, Francisco, Cristobal de Acuña y otros. 1986. Informes de Jesuitas en el Amazonas, 1660-1684. Serie Monumenta Amazónica. Iquitos: IIAP, CETA. Fleck, David W. 2005. ¿Quién eran los Mayoruna (Moríke) de Tessmann?, ms. Fuentes, Hildebrando. 1908. Loreto. Apuntes geográficos, históricos, estadísticos y sociales. Lima. Galt, Francisco L. 1878. The Indians of Peru. Smithsonian Annual Report for 1877:308-315, Washington. Gil de Taboada y Lemos, Francisco. 1859 (1796). Memorias de los Vireyes que han gobernado el Perú durante el tiempo del coloniaje Español. Lima: Librería Central de Felipe Bailly. Gomes, Augusto da Cunha. 1898. Limites entre o Madeira e o Javary. Reexploração do Javary. (Anexo N.122, Relatorio do 2o Commissario Brazileiro), [en:] de Castro Cerquieira, Dionisio E., Relatorio do Ministerio das Relaçoes Exteriores (1897). Rio de Janeiro : Imprensa Nacional, http://brazil.crl.edu/bsd/bsd/u1612/000322.html Google Maps. 2006. http://www.googlemaps.com Gow, Peter. 1993. Gringos and Wild Indians. Images of History in Western Amazonian Cultures. L’Homme 33 (24): 327-347. Gordon, Raymond G., Jr. (ed.). 2005. Ethnologue: Languages of the World, Fifteenth edition. Dallas: SIL International, http://www.ethnologue.com/ [04.2006] Grohs, Waltraud. 1974. Los Indios del Alto Amazonas del siglo XVI al siglo XVIII. Estudios Americanistas de Bonn 2. Bonn.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 38

Grubb, Kenneth G. 1927. The Lowland Indians of Amazonia; a survey of their location and religious condition. London: World Dominion Press. Hassel, Jorge M. von. 1905. Las tribus salvajes de la región amazónica del Perú. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima 15(17): 27-73. Instituto Geográfico Nacional. 1998. Perú 1:100,000. Edición 1-IGN Serie J631 [Contamana (1856), Puerto Oriente (1956), Capanahua (1957)]. Lima: IGN. Isidoro Salvador, A. (OFM). 1972. El Misionero del Remo. Lima: Editorial San Antonio. Izaguirre, Bernardo. 1922-1929. Historia de las Misiones Franciscanas y Narración de los Progresos de la Geografía en el Oriente del Perú, 1619-1921. Lima: Talleres Tipograficos de la Penitenciaría. Kensinger, Kenneth M. 1961. Brief vocabulary of the Isconahua. Información de Campo, 111-a. Microficha inédita, Yarinacocha: Instituto Lingüístico de Verano. Kowalska-Lewicka, Anna. 1969. Shipibo, Wrocław: Polskie Towarzystwo Ludoznawcze. Loos, Eugene E. 1969. The Phonology of Capanahua and its Grammatical Basis. Dallas: S.I.L. Publications in Linguistics and Related Fields. Loos, Eugene E. 1971. Palabras y frases del idioma isconahua. Información de Campo, 111-b. Microficha inédita, Yarinacocha: Instituto Lingüístico de Verano. Loos, Eugene E. 1973-74. Listas de palabras y frases para estudios comparativos en el idioma remo. Información de Campo, 210-a. Microficha, Yarinacocha: Instituto Lingüístico de Verano. Loos, Eugene E. 1976. Estudios Panos V. Verbos performativos: partículas que tienen significado performativo o significado relacionado a los performativos en idiomas panos. Serie Lingüística Peruana 14. Lima: Ministerio de Educación, I.L.V. Loos, Eugene E. y Loos, Betty. 2003. Diccionario Capanahua-Castellano. Versión electrónica. Série Lingüística Peruana 45. Ministerio de Educación, I.L.V. López, Agustín. 1913. Letter to María Candamo, Requena 6th November 1911. [En:] Slavery in Peru. Message from the President of the United States Transmitting Report of the Secretary of State, with Accompanying Papers Concerning the Alleged Existence of Slavery in Peru. House of Representatives Document No. 1366. Washington: USA Government Printing Office. Loukotka, Cestmir. 1968. Classification of South American Indian Languages. Reference Series 7. Los Angeles: Latin American Center, U.C.L.A. Malkin, Borys. 1962. W dorzeczu Ucayali. Poznaj Świat 4 (113). Marcoy, Paul. 1867. Voyage de l’Océan Pacifique à l’Océan Atlantique à travers de l’Amérique du Sud. Brésil, Douzième Eétape: De Tabatinga à Santa Maria de Belen do Para. Le Tour du Monde 2. Marcoy, Paul. 2001[1869]. Viaje a través de America del Sur. Del Océano Pacífico al Océano Atlántico. Trad. E. Rivera Martínez. Lima: IFEA, BCRP, PUCP, CAAAP. Maroni, Pablo. 1988. Noticias auténticas del famoso rio Marañon y misión apostólica de la Compañía de Jesús de la Provincia de Quito en los dilatados bosques de dicho río, escribíalas por los años de 1738 un misionero de la misma compañía. Iquitos: IAAP-CETA. Matlock, James G. 2002. Registers of Resistance and Accommodation: The Structuration of a Peruvian Amazonian Society. Ph.D. Carbondale: Southern Illinois University. Matorela Zárate, Miriam J. 2004. Proyecto: “Conservación de la Sierra del Divisor” Pronaturaleza TNC Estudio de Actualización del Grupo Indígena en Aislamiento Voluntario Isconahua, en el Área Propuesta para el Establecimiento de la Zona Reservada Sierra del Divisor. ms. Maw, Henry Lister. 1829. Journal of a passage from the Pacific to the Atlantic, Crossing the Andes in the Northern Provinces of Peru, and descending the River Marañon, or Amazon. London: John Murray, AlbemarleStreet. Melatti, Julio César (ed.). 1981. Povos Indígenas no Brasil 5. Javari. São Paulo: CEDI. Melatti, Julio César. 1997. Capítulo 16 – Juruá-Ucayali, http://orbita.starmedia.com/i.n.d.i.o.s/ias/ias.htm [04.2006]. Melatti D. César y Montagner Melatti D. 2005 [1975]. Relatório sobre os índios Marubo. Serie Antropologia 13. Metraux, Alfred. 1948. Tribes of the Juruá-Purus Basins. [en:] Steward, J. (ed.) Handbook of South American Indians III.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 39

Métraux, Alfred y Steward, J. 1948. Tribes of the Peruvian and Ecuadorian Montaña, [en:] Steward, J. (ed.) Handbook of South American Indians III. Momsen, Richard. 1964. The Iskonahua Indians, A Study of Change and Diversity in the Peruvian Amazon. Revista Geográfica 22: 59-82. Montag, Richard. 1972. Survey Report, Remo – Rio Tapiche, ms. Montag, Susan. 1981. Diccionario Cashinahua. Serie Lingüística Peruana 9. Yarinacocha: I.L.V. Montagner Melatti, Delvair. 1977. Relatório da viagem realizada a áreas indígenas do municipio de Cruzeiro do Sul, ms. Montagner, Delvair. 2002. Construção da etnia Náwa, ms. Morin Françoise. 1998. Los Shipibo-Conibo, [en:] Santos-Granero, F., Barclay, F., eds., 1998. Guía Etnográfica de la Alta Amazonía vol.3, Quito: Smithsonian Tropical Research Institute/Ediciones Abya-Yala. Nowy Atlas Świata. 2002. New World Edition, Pascal. Oppenheim, Victor. 1936a. Notas ethnographicas sobre os Indígenas do Alto Juruá (Acre) e Valle do Ucayali (Peru). Annaes da Academia Brasileira de Sciencias 8 (2): 145-155. Oppenheim, Victor. 1936b. Sobre os restos da cultura neolítica dos indios Panos. Annaes da Academia Brasileira de Sciencias 8 (4): 311-314. Oppenheim, Victor. 1971. Under the Southern Cross. Explorers Journal 49 (3): 150-169. Ordinaire, Olivier. 1988. Del Pacífico al Atlántico y otros escritos. Iquitos: CETA-IFEA. Ortiz, Dionisio O.F.M. 1986. Pucallpa y el Ucayali ayer y hoy. Lima: Científica. Raimondi, Antonio. 1942 (1862). Apuntes sobre la provincia littoral de Loreto. Iquitos: Imprenta El Oriente. Ribeiro, Darcy y Wise, Mary Ruth. 1978. Los Grupos Étnicos de la Amazonía Peruana. Serie Comunidades y Culturas Peruanas 13. Yarinacocha: I.L.V. Ricardo, Beto y Ricardo, Fany. 2006. Povos Indígenas no Brasil 2001/2005. São Paulo: Instituto Socioambiental. Rivet, Paul y Tastevin C.R.P. 1921. Les tribus Indiennes des Bassins du Purus, du Juruá, et des régions limitrophes, La Géographie XXXV:449-482. Romanoff, Steve. 1976. Informe sobre el uso de la tierra entre los Matses en la Selva baja peruana, Amazonía Peruana 1 (1): 97-130. Romanoff, Steve. 1984. Matses Adaptations in the Peruvian Amazon. Ph.D. New York: Columbia University. Rogalski, Filip y Wołodźko, M. 2003. Informe sobre la presencia de grupos indígenas en situación de aislamiento voluntario en la cuenca de los ríos: Medio y Alto Curaray, Arabela, Nashiño y Alto Napo. Iquitos: AIDESEP. Ruedas, Javier. 2001. The Marubo Political System. Ph.D. New Orleans: Tulane University. Sagols, Francisco. 1901. Los habitantes de la Pampa del Sacramento. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima 11: 357-366. Shell, Olive. 1987. Vocabulario Cashibo-Cacataibo. Serie Lingüística Peruana 23. Pucallpa: Ministerio de Educación, I.L.V.. Smyth, William y Lowe F. 1836. Narrative of a Journey From Lima to Para, across the Andes and down the Amazon: Undertaken with a View of Ascertaining the Practicability of a Navigable Communication with the Atlantic, by the Rivers Pachitea, Ucayali, and Amazon. London. Sotomayor, José Antonio. 1901. Relación de los Infieles del Ucayali. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, 10: 171-178. Tastevin, R.P. Constantin. 1919. Quelques considérations sur les indiens du Juruá, Bulletins et Mémoires de la Société d'Anthropologie de Paris 10 (6): 144-154. Tastevin, R.P. Constantin. 1920. Le fleuve Juruá, La Géographie 33(1):1-22; Tastevin, R.P. Constantin. 1924. Les études éthnographiques et linguistiques du P. Tastevin en Amazonie, Journal de la Société des Américanistes 16:421-5.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 40

Tastevin, R.P. Constantin. 1925. Le fleuve Muru. Ses habitants. Croyances et Moeurs Kachinaua, La Géographie 43:403-422. Tessmann, Gunter. 1999 (1930). Los indígenas del Perú Nororiental: Investigaciones Fundamentales para un Estudio Sistemático de la Cultura. Quito: Ediciones Abya-Yala. University of North Texas. 2006. Victor Oppenheim, http://www.library.unt.edu/archives/oppenheim/default.htm [11. 2006]. Uriarte López, Luis M. 1976. Poblaciones Nativas de la Amazonía Peruana. Amazonía Peruana 1 (1): 9-58. Villarejo, Avencio. 1959. La Selva y el hombre. Estudio antropocosmológico del aborígen amazónico. Lima: Ed. Ausonia. Villarejo, Avencio. 2002. Así es la Selva. Iquitos: CETA. Vriesendorp C., Shulenberg T.S., Alverson W.S., Moskovits D.K., Rojas Moscoso J.-I., eds., 2006. Peruú: Sierra del Divisor. Rapid Biological Inventories Report 17. Chicago: The Field Museum. Whiton, Luis, Green, H. Bruce y Momsen, Richard. 1964. The Isconahua of the Remo. Journal de la Société des Américanistes, 53: 84-124. Zarzar, Alonso. 2000. Tras las huellas de un antiguo presente. La problematica de los pueblos indigenas amazonicos en aislamento y en contacto inicial. Recomendacions para su supervivencia y bienestar. Lima: Defensoria del pueblo.

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 41

APÉNDICE

1. Presencia de indígenas aislados en la propuesta Reserva Territorial Maquía-Callería (anteriormente Kapanawa) y demás partes de la Sierra del Divisor. Mapa de evidencias

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

2. Tabela de evidencias (véase Mapa de evidencias)

1 42

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

3. Fotos

Foto 1 Trocha en el monte (fot. A. Martyniak

1 43

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 2. Señal de una trocha (fot. A. Martyniak)

1 44

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 3. Pisada en la trocha (fot. A. Martyniak)

1 45

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 4. Pisadas en la primera trocha (fot. A. Martyniak)

1 46

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 47

Foto 5. Albergue en arbustos donde 2 personas pasaron la noche; GPS: 18M 0527886; UTM 9144373 (fot. A. Martyniak)

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 6. Albergue en arbustos donde 2 personas pasaron la noche (fot. A. Martyniak)

Foto 7. Antropólogos mostrando el albuerge en arbustos (fot. R. Sánchez Shahuano)

1 48

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 49

Foto 8. Pisadas en la orilla de Macanya mostradas por R. Sánchez Shahuano y F. Lomas Huaita; GPS: 18M 0527874; UTM 9144404 (fot. A. Martyniak)

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 9. Pisada en la orilla de Macanya (fot. A. Martyniak)

1 50

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 10. Una de las pisadas en la orilla de Macanya (fot. A. Martyniak)

1 51

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 11. Pisadas en la orilla de Macanya (fot. A. Martyniak)

1 52

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 12. Trocha de 2 semanas.GPS: 18M 0527894; UTM 9144558 (fot. A. Martyniak)

1 53

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 13. Señal de Trocha de 2 semanas.GPS: 18M 0527894; UTM 9144558 (fot. A. Martyniak)

1 54

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 14. Pisada de 3 días. Alto río Callería [18M 0571211, UTM 9156576] (fot. Ł. Krokoszyński)

1 55

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 15. Tambo. Qda. Shuyal [18L 0558018, UTM 9111641] (fot. Ł. Krokoszyński)

Foto 16. Tambo. Qda. Shuyal [18L 0558018, UTM 9111641] (fot. Ł. Krokoszyński)

1 56

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 17. Tambo. Qda. Shuyal [18L 0558018, UTM 9111641] (fot. I. Stońska-Kairska)

Foto 18. Tambo. Qda. Shuyal [18L 0558018, UTM 9111641] (fot. Ł. Krokoszyński)

1 57

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 19. Tambo. Detalle [18L 0558018, UTM 9111641] (fot. Ł. Krokoszyński)

Foto 20. Tambo. Detalle [18L 0558018, UTM 9111641] (fot. Ł. Krokoszyński)

1 58

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

1 59

Foto 21. Tambo. Detalle [18L 0558018, UTM 9111641] (fot. I. Stoińska-Kairska)

Foto 22. Nueces del huso (shucsho) (izquierda), hacha de piedra (centro), restos de cerámica (derecha) de la zona de Betania (qda. Cachiyacu) (fot. I. Stoińska-Kairska)

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Foto 23. Hacha de Betania (qda. Cachiyacu) (fot. Ł. Krokoszyński)

1 60

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

4. Aspecto

[76]

[125]

[168]

[80]

[130]

[177]

1 61

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

5. Mapas históricas de la zona

Mapa 1. Denominación Remo hasta 1850

1 62

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Mapa 2. Denominación Remo 1850-2006

1 63

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Mapa 3. Denominación Sensi, s. XVIII-XX

1 64

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Mapa 4. Denominación Capanahua, s. XVIII-XXI (Norte)

1 65

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Mapa 5. Denominación Mayoruna, s. XVIII-XIX

1 66

I n f o r m e s o b r e l o s I n d i g e n a s e n a i s l am i e n t o v o l u n t a r i o e n l a S i e r r a d e C o n t am a n a

Mapa 6. Denominación Mayoruna, s. XX

1 67

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.