Indicadores arqueológicos para la planificación y gestión del yacimiento de Valencina de la Concepción (Sevilla)

September 15, 2017 | Autor: J. Vargas Jiménez | Categoría: Copper age, Valencina de la Concepción (Seville, Spain)
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Descripción

El asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (sevilla)

Leonardo García Sanjuán Juan Manuel Vargas Jiménez Víctor Hurtado Pérez Teresa Ruiz Moreno Rosario Cruz-Auñón Briones Editores Científicos

El asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (sevilla). INVESTIGACIÓN Y TUTELA EN EL 150 ANIVERSARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE LA PASTORA

Sevilla 2013

Serie: Historia y Geografía Núm.: 243

Comité editorial: Antonio Caballos Rufino (Director del Secretariado de Publicaciones) Carmen Barroso Castro Jaime Domínguez Abascal José Luis Escacena Carrasco Enrique Figueroa Clemente Mª Pilar Malet Maenner Inés Mª Martín Lacave Antonio Merchán Álvarez Carmen de Mora Valcárcel Mª del Carmen Osuna Fernández Juan José Sendra Salas

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

Motivo de cubierta: Dibujo realizado por Tubino y entregado junto con la memoria sobre La Pastora, cuando hizo la primera donación al Museo Arqueológico Nacional en 1868. Fuente: Belén Deamos, 1991.

©

SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2013 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: http://www.publius.us.es

© Leonardo García Sanjuán, Juan Manuel Vargas Jiménez, Víctor Hurtado Pérez, Teresa Ruiz Moreno y Rosario Cruz-Auñón Briones, (editores científicos) 2012 © Por los textos, sus autores 2012 Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain ISBN 978-84-472-1465-5 Depósito Legal: SE 418-2013 Impresión: Docuimpresión

Ídolo falange hallado en las excavaciones de la Avenida de Andalucía nº 9 (Valencina de la Concepción, Sevilla). Fotografía: Diego Sardá Piñero.

ÍNDICE

00. Prólogo M. L. de la Bandera Romero

13

01. Presentación M. Sánchez Romero

17

02. El asentamiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción: estado actual de la investigación, debates y perspectivas L. García Sanjuán

21

Sección 1. Territorio y Hábitat

61

03. Las agregaciones de población del III milenio AC en la Península Ibérica P. Díaz-del-Río Español

65

04. Yacimientos prehistóricos de fosos: una lectura alternativa a un problema histórico ya clásico J. E. Márquez Romero

77

05. La desembocadura del Guadalquivir en la segunda mitad del Holoceno. Síntesis paleogeográfica F. Borja Barrera

93

06. El registro estratigráfico en el Pabellón Cubierto de Valencina de la Concepción (Sevilla) 113 M. Ortega Gordillo 07. Las excavaciones del Museo Arqueológico de Sevilla en Valencina de la Concepción (Sevilla) en 1975-1976: sectores de La Perrera, La Candelera y cerro de la Cabeza F. Fernández Gómez

131

08. Estructuras negativas multifuncionales en Avenida de Andalucía nº 9, Valencina de la Concepción (Sevilla) D. Sardá Piñero

151

09. La secuencia ocupacional durante el III milenio ANE en c/ Trabajadores 14-18 (Valencina de la Concepción, Sevilla) P. López Aldana y A. Pajuelo Pando

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Sección 2. Prácticas Funerarias y Creencias 10. Diversidad de prácticas funerarias e identidades en el asentamiento de Valencina de la Concepción (Sevilla) R. Cruz-Auñón Briones y J. C. Mejías García 11. La Pastora (Valencina de la Concepción, Sevilla): una historia desconocida T. Ruiz Moreno

171 175 201

12 Rasgos bioerosivos en rocas de La Pastora (Valencina de la Concepción, Sevilla): Implicaciones cronológicas y paleoambientales L. M. Cáceres Puro, J. Rodríguez Vidal, F. Muñiz Guinea y T. Donaire Romero 13 Montelirio. Un sepulcro clave para la comprensión del registro de los grandes monumentos megalíticos de Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán (Sevilla) A. Fernández Flores y V. Aycar Luengo

219

233

14 Las estructuras de la Edad del Cobre del Sector PP4-Montelirio del sitio arqueológico de Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán (Sevilla) C. Mora Molina, L. García Sanjuán, J. Peinado Cucarella y D. W. Wheatley

261

15 La necrópolis de cuevas artificiales y fosas de c/ Dinamarca 3 y 5 (Valencina de la Concepción, Sevilla) A. Pajuelo Pando y P. M. López Aldana

281

16 La cueva artificial de La Huera (Castilleja de Guzmán, Sevilla) E. Méndez Izquierdo

293

17 Los ídolos del asentamiento de Valencina de la Concepción (Sevilla): una revisión V. Hurtado Pérez

311

Sección 3. Antropología Física y Demografía 18 Una reflexión metodológica acerca de los registros antropológicos de las inhumaciones del III milenio A.C. en El Aljarafe (Sevilla) J. M. Guijo Mauri y R. Lacalle Rodríguez 19 Bioarqueología de las prácticas funerarias del yacimiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán (Sevilla): revisión de las investigaciones M. Díaz-Zorita Bonilla 20 Análisis bioarqueológico de tres contextos-estructuras funerarias del sector PP4-Montelirio del yacimiento de Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán (Sevilla) S. Robles Carrasco y M. Díaz-Zorita Bonilla 21. Prácticas funerarias en estructuras negativas en el asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (Sevilla): análisis contextual y osteoarqueológico L. García Sanjuán y M. Díaz-Zorita Bonilla

Sección 4. Producción Subsistencial y Manufacturas 22 El entorno vegetal de Valencina de la Concepción (Sevilla) en el III milenio AC: una aproximación palinológica Y. Llergo López, M. A. Royo García, C. Granados Trillo, Á. Fernández Flores, F. Borja Barrera y J. L. Ubera Jiménez

329 333

359

369

387

405 409

23 ¿”Campos de hoyos”, campos de compost? Estudio tafonómico y paleobiológico del sector de La Gallega del yacimiento de Valencina de la Concepción (Sevilla) E. Bernáldez-Sánchez, M. Bernáldez-Sánchez y E. García Viñas

421

24 Estudio arqueozoológico de estructuras significativas de c/ Mariana de Pineda s/n (Valencina de la Concepción, Sevilla) A. Pajuelo Pando y P. M. López Aldana

445

25 La actividad metalúrgica en Valencina de la Concepción (Sevilla): problemática y situación actual de la investigación M. E. Costa Caramé

459

26 La manufactura de artefactos líticos de la Edad del Cobre en el territorio de Valencina de la Concepción (Sevilla) T. Murillo Díaz

469

27 Las cuentas de collar de piedra verde de Matarrubilla (Valencina de la Concepción, Sevilla) C. P. Odriozola Lloret y L. García Sanjuán

485

28 Los marfiles del yacimiento de Valencina de la Concepción (Sevilla) en el contexto del Calcolítico del suroeste peninsular T. Schuhmacher, A. Banerjee, W. Dindorf, F. Nocete Calvo y J. M. Vargas Jiménez

495

29 El pomo de ámbar de la Estructura 10.042-10.049 del Sector PP4-Montelirio del asentamiento de Valencina de la Concepción (Sevilla) M. Murillo-Barroso y L. García Sanjuán

511

Sección 5. Gestión Patrimonial 30 Protección y presentación de sitios arqueológicos complejos M. A. Querol Fernández

521 525

31 Indicadores arqueológicos para la planificación y gestión del yacimiento de Valencina de la Concepción (Sevilla) J. M. Vargas Jiménez

535

32 De la vivencia al sentido práctico: principios básicos para la defensa de la zona arqueológica Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán (Sevilla) J. I. Artillo Pabón, I. Medrano Corrales y A. Trevilla García

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31 INDICADORES ARQUEÓLOGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA de la concepción (sevilla) El túmulo de La Pastora y su entorno al amanecer. Fotografía: Juan Manuel Vargas Jiménez.

Juan Manuel Vargas Jiménez*

RESUMEN

Abstract

La Carta Arqueológica de Valencina (Vargas Jiménez, 2004a) constituye el documento de planificación sobre el que descansa la gestión patrimonial del sitio de Valencina-Castilleja. Repasaremos algunas de sus características más notorias, y sobre todo las peculiaridades de los instrumentos que la han desarrollado tanto en materia de ordenación (normas municipales y B.I.C.) como de difusión (museo monográfico). En la segunda parte presentamos la sistematización de las actuaciones arqueológicas realizadas, a partir de la última fecha recogida en la Carta, el año 2002. La conjunción de sus resultados perfila una imagen más compleja del yacimiento, permitiendo adentrarnos en la valoración de nuevas situaciones del registro arqueológico y su incidencia espacio temporal. Es el caso de la fijación de un largo foso suroriental de más de 1 km de longitud, con un área de especialización productiva adosada al norte; o de la generalización de los hallazgos protohistóricos dentro de la secuencia del yacimiento.

The Carta Arqueológica of Valencina (Vargas Jiménez, 2004a) is the main planning document supporting the heritage management of the Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán archaeological site. In the first part of this paper I will examine the instruments that have developed for the management of this site, both in terms of legislation (local and regional) and dissemination (monographic museum). In the second part of this paper I will then present and discuss an upgraded version of the Carta Arqueológica, which includes all the archaeological excavations carried out between 2003 and 2010. This leads to a more complex image of the site, and allows for an evaluation of the site’s currently available archaeological record (especially in terms of chronology and spatial organization). It is, for example, the case of the recently discovered south-east ditch with more than a kilometer long, with an area of productive specialization in the north, or also the recent discovery of further Protohistoric remains that add to the temporal and cultural depth of the site.

PALABRAS CLAVE Valencina de la Concepción, Carta Arqueológica, Excavaciones, Normativa, Áreas, Paleotopografía, Edad del Cobre, Protohistoria.

KEY WORDS Valencina de la Concepción, Archaeological Inventory, Excavations, Legislation, Areas, Ancient Topography, Copper Age, Protohistory.

*Arqueólogo Municipal, Casa de la Cultura-Museo de Valencina, Ayuntamiento de Valencina de la Concepción. [email protected]

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1. La Carta Arqueológica municipal: balance y desarrollo Hace ahora unos diez años desde que asumí la responsabilidad de enfrentarme a los trabajos que culminarían en la redacción de la Carta Arqueológica Municipal de Valencina. Debo reconocer que tanto la entidad y singularidad del yacimiento como el peso de una historiografía presidida por buena parte de los pioneros de la Arqueología prehistórica española, me infundieron un enorme respeto por la materia tratada, aumentando si cabe mi nivel de exigencia en la cualificación de los diferentes procesos de trabajo. Efectivamente no se trataba únicamente de abordar una materia de índole territorial, sino que en este caso los pormenores del devenir patrimonial del enclave añadían un punto de mayor complejidad a la inherente complicación de estos documentos de planificación. En nuestro caso además no se trataba de los deseables equipos profesionales amplios que trabajan en otros núcleos, sino que lamentablemente tuvimos que desarrollar todas y cada una de las labores de manera directa: documentación, catálogo, propuestas, cartografía… Sin embargo, lo que en principio podía haber sido un hándicap, se tornó en ventaja, al permitirnos que paulatinamente pudiéramos ir conformando una visión de síntesis de la problemática del yacimiento lo que de algún modo había sido materia de carencias en el pasado. Los documentos consultados, la referenciación de las localizaciones con su reflejo cartográfico y la numerosa bibliografía sobre la que se trabajaba, iba paso a paso conformando una masa crítica que perfilaba, matizaba o también desechaba las propuestas que surgían. En ello, el valor principal se le otorgó al indicador arqueológico, a ser posible de primera mano y despojado de las legítimas interpretaciones en el marco de las distintas corrientes del pensamiento arqueológico, pues en definitiva se trataba como objetivo principal de elaborar un documento de evaluación del riesgo, resaltando la dimensión más “física” de los bienes arqueológicos. Dentro del programa de trabajo para la tutela del yacimiento de Valencina, y como fruto de la colaboración entre la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Valencina, se estableció un recorrido con tres hitos fundamentales en materia de protección-conservación. En primer lugar y sin duda el de mayor complejidad, la redacción de un amplio documento de diagnostico, propuestas y su difusión mediante la correspondiente publicación (Vargas Jiménez, 2004a). En segundo lugar, la adopción de la figura urba536

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nística más adecuada que incorporase las determinaciones de protección (normas/ordenanzas municipales) y finalmente su fijación conforme a las determinaciones de la legislación patrimonial (Bien de Interés Cultural) (Rodríguez de Guzmán y González-Campos Baeza, 2002: 88). En la estructura de la Carta Arqueológica Municipal (en adelante CAM) dos aspectos resaltaría especialmente, por un lado el peso otorgado al medio físico y por otro la sistematización de las intervenciones arqueológicas. No vamos a descubrir la significación del medio ambiente para cualquier sitio prehistórico, pero en el caso de Valencina concurrían dos circunstancias que acentuaban especialmente la cuestión: el primitivo golfo/estuario del Guadalquivir situado a sus pies, cuya verdadera magnitud histórico-económica estamos aún en proceso de conocer y como muestra pueden servir los trabajos geológicos en La Pastora, o los estudios sobre los marfiles que se recogen en este mismo volumen. Y por otro, la sorprendente conservación de un paisaje de pequeñas lomas que en esta parte del Aljarafe se pueden asociar en gran medida con verdaderas construcciones generadas por el ser humano. En un medio periurbano y cada vez más estrangulado por el voraz desarrollo urbanístico, aún quedaban importantes espacios de este tipo que demandaban una especial consideración, como la que pudimos introducir en el Grado I de la zonificación arqueológica en el que a la reserva arqueológica del subsuelo, se le introdujo el concepto de protección del paisaje asociado, al objeto de evitar paradójicas situaciones de monumentos literalmente asfixiados entre edificaciones aunque se respetara escrupulosamente la delimitación de, por ejemplo, su túmulo de tierras. No debemos alejarnos mucho para comprender que en gran medida tal era el futuro que esperaba (y quizás aún todavía persiga) al gran monumento megalítico de Montelirio1, y ante el que ya sucumbió en su momento el dolmen de Señorío de Guzmán, emplazado en una zona verde entre adosados, dentro de una urbanización. De otra parte, las intervenciones arqueológicas suponían el grueso de nuestra materia prima de análisis priorizándose el acceso a las fuentes de información originales y a los datos no procesados, lo cual no fue tarea fácil dada la heterogeneidad de los documentos consultados: publicaciones,

1 Todavía en la aprobación provisional del PGOU de Castilleja de Guzmán de diciembre de 2009 aparecía grafiada su ladera sur dentro del plano de suelo urbano y urbanizable.

INDICADORES ARQUEOLÓGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN (SEVILLA)

informes arqueológicos, notas administrativas, cartografías y papeles de archivos. Algunos de los factores que dificultaban la sistematización de la información tenían que ver con el largo recorrido de la investigación arqueológica en Valencina, así como con la antigüedad de algunos expedientes, los cambios competenciales acaecidos desde el Ministerio de Cultura a la Junta de Andalucía o la implicación de distintos equipos y profesionales. Tampoco ayudaban los cambios sufridos en el parcelario urbano con nuevas incorporaciones, renombrado de calles o modificación de los números postales, de modo que se hacía una verdadera labor detectivesca localizar algunos de los solares que fueron excavados de antiguo, en general prácticamente todos los anteriores a la década de 1980. Pero también por la general adopción de un modelo de arqueología de rescate poco dada a abundar y cualificar la información con casos que se resuelven con unas pocas páginas o algunos de los que ni siquiera conocemos la existencia de algunas líneas. También los hay, es de justicia reconocerlo, que ponen un fuerte empeño y alcanzan un nivel más que aceptable teniendo en cuenta las circunstancias en las que se desenvolvieron. De esta sistematización surge el catálogo de intervenciones arqueológicas que por ello mismo se conforma como el elemento de estudio fundamental y el sustento principal sobre el que se apoyan las diferentes propuestas que se ofrecen en la carta arqueológica. La distribución de elementos arqueológicos y también la ausencia de ellos sobre la base de una topografía antigua restituida (Vargas Jiménez 2004b: 131) constituyen los indicadores de extensión y distinción zonal del yacimiento, quedando fijada una imagen que no por esperada nos dejó de sorprender. Efectivamente las mediciones otorgaban una superficie estimable en 468,80 ha para el yacimiento arqueológico de Valencina, superándose cualquiera de los cálculos anteriores y situándolo muy por encima de las dimensiones conocidas para otros enclaves prehistóricos similares dentro de la Península Ibérica. En su interior se singularizaron dos ámbitos, la zona de hábitat y/o productiva con 235,60 ha y el área exclusiva de necrópolis con 233,20 ha. En general la aceptación de nuestra propuesta de delimitación ha sido mayoritaria y aunque no faltan los matices, desde su formulación viene siendo recogida por cuantos se han adentrado en la caracterización espacial del yacimiento (Fernández Caro et al., 2003: 49; Cruz-Auñón Briones y Mejías García, 2004: 169, Murillo Díaz, 2006: 32; Nocete Calvo et al., 2008: 718;

García Sanjuán, 2010: 230; Costa Caramé et al., 2010: 88; Cruz-Auñón Briones et al., 2010: 52; Wheatley et al., 2012: 66). 1.1. Normas municipales de protección arqueológica Desde un primer momento se consideró que para lograr la efectividad necesaria era esencial la incorporación de unas normas municipales de protección arqueológica que se integrasen en el procedimiento de obtención de licencias, de manera que los riesgos principales de afección al yacimiento fueran predecibles y controlables desde el ámbito de gestión en el que se generan. Ello suponía asumir que, sin detrimento de los instrumentos de la legislación sobre patrimonio histórico, la regulación administrativa desde el ámbito urbanístico era más apta y operativa por la relación directa con los procesos de transformación del suelo y su más estrecha implicación con el territorio objeto de protección (Rodríguez Temiño, 1998: 303). Se trata de aplicar el concepto de prevención, frente al de salvamento que había impregnado buena parte del desarrollo de la arqueología relacionada con la sustitución inmobiliaria, acercándolo desde la vertiente planificadora que constituye el documento técnico de la CAM, al ámbito de la ordenación urbanística, lo que supone contar con una normativa específica sobre la protección del patrimonio arqueológico. Afortunadamente dicho camino se ha recorrido en Valencina de la Concepción que cuenta con unas normas arqueológicas vigentes desde el año 20082, no siendo el caso de otros municipios vecinos. Dentro del ámbito territorial de aplicación (término municipal de Valencina) ello ha supuesto en un notable incremento del nivel de protección, no solo por el aumento de las intervenciones arqueológicas, sino y lo que es más importante por el número de expedientes resueltos ante la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico sin que medie afección patrimonial,3 pues no olvidemos que la propia excavación arqueológica no deja de ser una destrucción controlada del registro que desde la

2 Normativa de Protección Arqueológica, Modificación de las Normas Subsidiarias del Municipio de Valencina de la Concepción (Sevilla), BOJA nº 13 del 18 de enero de 2008. 3 Solo en el 2010 supuso la tramitación de alrededor de una quincena de estos expedientes que analizan la situación particularizada del sustrato de cada parcela y su incidencia en la cimentación proyectada al objeto de que los movimientos de tierra no alcancen las cotas de aparición de las estructuras arqueológicas.

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arqueología preventiva debe ser abordada solamente cuando no sea posible la conservación sin intervención (Querol Fernández, 1995: 135). En el procedimiento establecido se buscó de forma consciente su máxima simplificación, de manera que fuera considerado como un servicio prestado por el Ayuntamiento, más que como una traba que superar por el ciudadano. Se articula conforme a tres etapas sucesivas: la Información Urbanística de Carácter Arqueológico, la Licencia Arqueológica Municipal y el Informe Arqueológico Municipal. La cédula arqueológica supone el primer contacto con la problemática específica de una parcela, diagnostica su situación respecto del conocimiento arqueológico de los terrenos y su entorno inmediato y determina la incidencia de las obras previstas bajo rasante, teniendo en cuenta particularidades en relación con la accesibilidad al registro arqueológico (cimentaciones previas, fosas, pozos...). La licencia arqueológica es el instrumento municipal que permite materializar los trabajos arqueológicos que igualmente requieren de la pertinente autorización de la administración autonómica. Con ello se incluye en la dinámica administrativa local sin que suponga un paréntesis procedimental que frene el expediente, sino que desde nuestra perspectiva, se interpreta como una etapa más del recorrido administrativo de una parcela/obra que en el ámbito competencial de la administración local culminará con la obtención de la licencia de ocupación, a otorgar una vez finalizada las obras y verificado el cumplimiento de todos los extremos a los que ha estado sujeta la actuación, incluido el arqueológico. Ello contrasta con la praxis de la Consejería de Cultura, la cual, tras el levantamiento de la cautela, queda al margen del recorrido del proyecto, sin capacidad de intervención sobre el agente responsable, esto es el promotor. Sí que lo es sobre la dirección arqueológica que tiene que dar cumplimiento de las obligaciones respecto del reglamento, pero no sobre el promotor, que es en realidad el principal actor y el que además tiene la responsabilidad de poner los medios para que se dé cumplimiento a las obligaciones sobre los bienes arqueológicos. Es por ello que todos conocemos paradójicas situaciones de investigaciones inconclusas en las que se llega a la memoria preliminar imprescindible para levantar la cautela y obtenida ella, no se cumple con compromisos adquiridos y recogidos en el proyecto arqueológico sobre analíticas o estudios, por poner dos de los ejemplos más comunes; no digamos ya sobre deudas o impago de facturas arqueológicas que 538

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sin duda repercuten en la cualificación de la información que hay que procesar y que viene siendo un mal repetido durante los últimos años y del que además tuvimos cumplida representación durante los coloquios del congreso. Como ejemplo de materialización de este control, podemos citar el exponencial incremento de las dataciones radiocarbónicas recomendadas por el informe técnico municipal para la obtención de la licencia arqueológica, especialmente en aquellas intervenciones de mayor calado, de modo que nos consta su realización en los casos de los grandes solares intervenidos desde la aprobación de la normativa municipal, algunos de los cuales son presentados en este volumen. En nuestra experiencia, la ventaja de contar con una capacidad de intervención más allá de la resolución de la Consejería de Cultura nos ha permitido además subsanar carencias o reconducir situaciones, elevando el nivel de exigencia sobre los compromisos adquiridos, pues conviene aclarar que es el promotor de la obra quien solicita la licencia arqueológica –con el debido acompañamiento técnico– y por tanto quien resulta, a instancia municipal, objeto de cualquier requerimiento. Es por ello que no son extraños nuevos expedientes arqueológicos, que no urbanísticos, en parcelas ya intervenidas en las que se reajustan las situaciones de riesgo de afección arqueológica, lo que en nuestra capacidad de actuación, ha generado la necesidad de retomar nuevos trabajos que se acomoden a la realidad final de las obras a ejecutar, dando con ello obligado cumplimiento a lo especificado sobre esta cuestión en el Reglamento de Actividades Arqueológicas de Andalucía (art. 22). Finalmente, el informe arqueológico municipal dictamina sobre el desarrollo de los trabajos, los resultados obtenidos y las medidas que se propongan en la memoria preliminar, evaluando el cumplimiento de la normativa y la procedencia o no de las obras proyectadas, siendo además el instrumento donde se materializa la labor de inspección municipal durante el desarrollo de los trabajos o a su término. Con todo ello, se está alcanzando un alto grado de efectividad en la protección arqueológica frente a las amenazas constructivas, y aún cuando seguramente existen desajustes que corregir, la aplicación de las normas ha supuesto un notable avance patrimonial, atestiguado por el aumento en el número de expedientes analizados de los que se han derivado un buen número de intervenciones, de manera que a pesar de la crisis inmobiliaria y el descenso de las

INDICADORES ARQUEOLÓGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN (SEVILLA)

licencias, las excavaciones arqueológicas se han mantenido estos años con valores superiores a los anteriores, cuando el movimiento constructivo fue mucho más fuerte (Figura 1).

– La superficie de la/s parcela/s, así como la ocupación máxima prevista, dado el margen que ello otorga respecto de posibles modificaciones en la implantación final de la edificación. – El coste total del proyecto de ejecución de la obra, al objeto de valorar la proporcionalidad respecto del gasto arqueológico. – La situación económica debidamente acreditada del usuario solicitante, entendiendo que dada la obligatoriedad de financiación por parte del promotor (art. 48 del Reglamento de Protección y Fomento), y teniendo en cuenta lo siempre limitado de los fondos públicos, se trata de medidas de carácter social no generalizables.

Figura 1. Evolución de las intervenciones arqueológicas en Valencina - Castilleja (2003-2010).

La oficina arqueológica asume la gestión patrimonial municipal siendo vehículo de comunicación directa con los usuarios, lo que dada su cercanía ha posibilitado que la ciudadanía conozca de primera mano la problemática arqueológica que le afecta, participando de la mecánica a seguir, lo que ha redundado en un mayor entendimiento de la cuestión, pues la información es siempre un valor en pro de la comprensión. Sin embargo, ello no implica que existan casos en los que se deslegitima esta protección sobre todo en lo referido a la financiación privada de las excavaciones preventivas. Es por ello que debemos seguir trabajando en la generación de un modelo más justo y equitativo que tenga en cuenta las situaciones particularizadas de un municipio pequeño en el que en algunos casos es difícil afrontar la carga de la investigación arqueológica por propietarios que son autoconstructores de modestas viviendas (Vargas Jiménez, 2011: 131). Al respecto, entendemos que desde la administración pública se pueden abordar medidas de apoyo que aliviasen dicha carga, atendiendo especialmente aquellas actuaciones cuyo interés científico así lo requieran. En cualquier caso los criterios que consideramos deben guiar la participación parcial o total en la financiación, deberán tener en cuenta: – La significación arqueológica de la zona donde se localice la parcela y los antecedentes sobre el contexto patrimonial cercano. Y en el caso de intervenciones en curso, los informes de la dirección facultativa y de la correspondiente inspección.

En nuestro caso, teniendo en cuenta el número de excavaciones que se vienen realizando anualmente (Figura 1) y entresacando aquellas que encajarían en los parámetros anteriores podemos concluir que no se trataría de una fuerte asignación presupuestaria la que podría dedicarse a estos fines. Siendo un beneficio indudable para nuestros convecinos, lo sería también para la investigación del yacimiento, al corregir, siquiera parcialmente, los desajustes provocados por el modelo de las intervenciones preventivas, antes de urgencia, que dejan poco margen para la satisfacción de las necesidades científicas que un yacimiento prehistórico requiere. Las normas municipales recogen la zonificación de los yacimientos del área urbana y periurbana de Valencina tal cual aparece en el documento de la CAM, siendo la caracterización arqueológica de los diferentes sectores y su adaptación al parcelario la que establece la extensión y los límites propuestos. Se trata de ámbitos generados a partir de la tradicional separación entre construcciones vinculadas al poblado y aquellas otras asociadas a la necrópolis, en un esquema que ahora se observa más complejo y con mayor número de matices que complican la fijación de limites interiores en este amplio espacio arqueológico (Costa Caramé et al., 2010). Si bien, como veremos más adelante, es posible a tenor de las excavaciones, dibujar nuevas situaciones específicas que por mostrar significativas concordancias arqueológicas, permiten armar (y desarmar) unas hipótesis u otras cual puzle territorial. En cualquier caso y de manera simplificada, podemos considerar cómo la aplicación de las normas supone la gestión de un proceso que, aunque con distintos grados de intensidad, se vincula a la ampliación y sustitución inmobiliaria de SECCIÓN 5 | Gestión Patrimonial

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todas las zonas excepto en la denominada I-1, que definida como reserva arqueológica del subsuelo y con preservación del paisaje asociado, requiere un tratamiento especifico. Se trata del sector con más altos valores patrimoniales por albergar las construcciones funerarias más imponentes en un medio rural que ha conservado hasta nuestros días el paisaje de túmulos que en la cresta del Aljarafe se asoman al valle del Guadalquivir. Una concentración, riqueza y variabilidad que sobradamente justifican la definición de este ámbito de reserva arqueológica de algo más de 153 ha, sin que conozcamos en nuestra región un espacio de destino restringido para la investigación de tal calibre (Figura 2). Sin embargo en tal extensión y a tenor de los nuevos datos proporcionados por las prospecciones geofísicas (Wheatley et al., 2012; Vargas

Jiménez et al., 2012b) sobresale de manera espectacular el sector central del yacimiento, dentro de un polígono que incluiría Montelirio, La Pastora, Matarrubilla y Ontiveros, en el que se han detectado centenares de construcciones arqueológicas con ejemplos monumentales desconocidos, cuya conservación difícilmente es compatible con el aprovechamiento de las fincas incluso en su vertiente agropecuaria más liviana, por lo que entendemos los terrenos de ese sector deben tener vocación de propiedad pública, máxime cuando se trata de parcelas que cada año soportan el tránsito de miles de personas para contemplar los monumentos de La Pastora y Matarrubilla. Los instrumentos de planificación territorial locales y supramunicipales deberán abordar esta cuestión al objeto de propiciar la investigación para la conservación y puesta en valor de este paraje sin igual.

Figura 2. Al amanecer paisaje de montículos con el gran túmulo de La Pastora en primer término.

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INDICADORES ARQUEOLÓGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN (SEVILLA)

1.2. El Bien de Interés Cultural Zona Arqueológica de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán Tal y como señalamos al principio, el consecuente reflejo de las propuestas emanadas de la CAM debía materializarse en la adopción de la correspondiente figura de protección al amparo de la legislación de Patrimonio Histórico, lo que en nuestro caso ha dado lugar a la inscripción como Bien de Interés Cultural de la Zona Arqueológica de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán (Sevilla).4 Como no podía ser de otro modo, este BIC presenta una notable extensión que incluye el yacimiento prehistórico de Valencina-Castilleja y los yacimientos protohistóricos, romanos y medievales que se solapan y ocupan también la periferia, lo que efectivamente supone una zona arqueológica de una extraordinaria extensión que podemos cifrar de 775 ha. Ello supera muy de largo las dimensiones de las zonas arqueológicas de nuestro entorno geográfico y cultural, situando a la Zona Arqueológica de Valencina-Castilleja considerablemente por encima de los casos de sistematización del programa de Cartas Arqueológicas, de las más importantes ciudades romanas de la Bética, del significativo enclave fenicio de Doña Blanca y de otros grandes sitios prehistóricos equiparables (Tabla 1). Esto por sí mismo es ilustrativo de la complejidad y el reto que supone armonizar la tutela del bien, con la capacidad planificadora y los intereses de los diferentes agentes que intervienen en el territorio, lo que además se acentúa por su emplazamiento en el área metropolitana de Sevilla, con los riesgos pero también las oportunidades que se pueden derivar de ello. Como recoge el propio decreto de inscripción con carácter general, las medidas adoptadas se apoyan en las normas municipales vigentes, matizándose la delimitación de algunas zonas, de manera que la concordancia para el caso del municipio de Valencina es bastante alta. Las variaciones más significativas suponen: – La unificación de la mayor parte del casco urbano de Valencina, salvo las urbanizaciones

4 Decreto 57/2010, de 2 de marzo, por el que se inscribe en el catálogo general del patrimonio histórico andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica, la zona delimitada en los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán (Sevilla), BOJA nº 44 de 5 de marzo de 2010.

ZONAS ARQUEOLÓGICAS

MUNICIPIO

FUENTE

SUPERFICIE

Priego de Cordoba

Priego de Córdoba (Córdoba)

CAM, Carmona y otros, 2002

32 has. (Elab. Prop.)

Guadix

Guadix (Granada)

Ubeda

Úbeda (Jaén)

CAM, Salvatierra y García, 2001

89 has (Elab. Prop.)

Colonia Aelia Augusta Itálica

Santiponce (Sevilla)

BIC, BOJA nº 21, 20/2/2001

116,20 has.

Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera

Antequera (Málaga)

BIC, BOJA nº 33, 18/2/2009

22 has. / 127 con entorno (Elab.Prop.)

Écija (Sevilla)

CAM, Sáez y otros, 2004

128 has. (Elab. Prop.)

Marroquíes Bajos

Jaén

BIC, BOJA nº 227, 25/11/2003

129,29 has.

Los Millares

Sta. Fe Mondujar y Gador (Almería)

BIC, BOJA nº 76, 4/7/1996

162 has.

Área Arqueológica de Doña Blanca

Puerto Sta. María (Cádiz)

BIC, BOJA nº 54, 12/5/2001

198,72 has.

Osuna (Sevilla)

BIC, BOJA nº 21 20/2/2001

213 has. (Elab. Prop.)

Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán (Sevilla)

BIC, BOJA nº 44, 5/3/2010

775 has. (Elab. Prop.)

Écija

Urso Zona Arqueológica de Valencina

CAM, Raya y otros, 56 has. 2003 (Elab. Prop.)

Tabla 1. Comparativa de la extensión entre distintas zonas arqueológicas andaluzas.

de Torrijos y el Sitio de Valencina dentro de una misma zona (I-A) que igualmente se extiende por el sur ocupando los terrenos rústicos que enlazan con la urbanización de Las Pilas. Se trataría de las zonas I-2, II-1 y II-2 de la CAM. – La zona II equiparable con la II-3 de la CAM, se amplía ligeramente por el oeste hasta hacerla limitar con el Camino de los Injertos. – La zona III que unifica las III-1 y III-2 de la CAM, absorbe la reducción occidental del área urbana de la zona I-A, englobando las urbanizaciones del Sitio y de Torrijos. Por el Sur prescinde de la banda de construcciones de la Urb. de Las Pilas que se adosan al Camino de Caño Ronco. – Finalmente la zona IB amplía su perímetro por el norte incluyendo los escarpes inferiores de la cañada de Montijos. Igualmente ocurre por el oeste ciñéndose al parcelario urbano de esta parte del municipio que recorre hasta alcanzar la carretera A-8077. En este extremo tampoco SECCIÓN 5 | Gestión Patrimonial

541

JUAN MANUEL VARGAS JIMÉNEZ

coincide con la delimitación de la CAM, en este caso reduciendo su extensión al sacar un pequeño polígono que engloba las parcelas limítrofes con el camino de Matarrubilla y el sector residencial del mismo nombre. En el extremo sur esta zona IB (I-1 de la CAM), se amplía englobando los terrenos que desde el dolmen de Matarrubilla alcanzan al camino de Caño Ronco. Sin embargo, para el caso del municipio de Castilleja de Guzmán la disparidad existente entre la propuesta de delimitación de la CAM y la plasmación del ámbito de protección del BIC es notable, produciéndose una reducción que excluye gran parte de los terrenos del municipio, dibujando una línea quebrada que se ciñe a los límites de las actuales edificaciones. No parece además que los trabajos arqueológicos vinculados a la redacción del PGOU (2007/99) supusieran un elemento con la suficiente carga justificadora, dados los hallazgos realizados y su carácter como actuación de valoración y estudio selectivo, cuando no por la expresa constatación por parte de sus excavadores de la incomprensible exclusión de un interesante registro como el del área 14 con conservación de evidencias como la cueva artificial de La Huera (descrita por Elena Méndez Izquierdo, en este mismo volumen). Tampoco tuvo suerte la anterior figura de protección asociada al túmulo de Montelirio que se redujo para adaptarse al diseño urbanístico en tramitación (Medrano Corrales, 2008: 177), pues se redujeron 6.230 m2 de la propuesta inicial incluida en el acuerdo de incoación para la inscripción en el Catalogo General del Patrimonio Andaluz del conjunto dolménico de Valencina y Castilleja, dejando fuera del área de protección la zona que se proponía declarar como urbanizable en la modificación puntual de las normas subsidiarias de Castilleja de Guzmán.5 Además es importante llamar la atención sobre cómo, siguiendo los mismos parámetros cautelares que hemos podido ensayar en el municipio de Valencina, no todo lo que se haya investigado se puede descautelar, pues buenos ejemplos tenemos de sectores del yacimiento excavados de antiguo y sobre los que se ha vuelto a intervenir con resultados positivos. Tan solo una excavación en extensión que además agote la totalidad de la estratigrafía posibilitaría este extremo, lo que en nuestro caso no se ha dado en la mayoría del centenar largo de intervenciones desarrolladas en

5 Informe Anual 2006 del Defensor del Pueblo Andaluz, apartado 2. 1. 1. 2.

542

El asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (SEVILLA)

el yacimiento. Tres factores principales se solapan, la naturaleza del registro prehistórico, rellenando oquedades del subsuelo que pueden alcanzar los -7 m (por ejemplo en el caso de los fosos), la escasa presencia de sótanos y la mayoritaria morfología edificatoria que en superficie no suele ocupar el 100% de la parcela, sumando todo ello, nuevas áreas de accesibilidad arqueológica post-edificación. La declaración de Bien de Interés Cultural como figura del máximo nivel patrimonial, se debe entender no como un fin en sí misma, sino más bien como el inicio de un proceso, la puerta que se abre para un amplio programa que contemple actuaciones en materia de investigación y conservación que finalmente culminaran con las correspondientes acciones de adecuación, valorización y difusión del sitio arqueológico (Santana Falcón, 2010: 108). Este camino recorrido en otros lugares todavía no ha alcanzado al enclave de Valencina, si bien aparece muy acertadamente recogido en los artículos finales del decreto de inscripción. De este modo, las instrucciones de conservación (arts. 7, 8 y 9) se detienen sobre las actuaciones y proyectos, así como las medidas básicas para la preservación de los restos exhumados en las excavaciones. En materia de investigación y difusión, los enunciados son más escuetos y genéricos, si bien es de resaltar el fomento de los proyectos generales de investigación como instrumentos para optimizar la información de las diferentes actuaciones arqueológicas. Entendemos que para todo ello, es necesario partir de un proceso planificador que señale el camino a recorrer y observe de manera integrada todas las variables que rodean a la tutela del yacimiento. Es necesario aunar esfuerzos y forzar sinergias entre todos los agentes implicados directa o indirectamente, pues como hemos indicado en otro lugar, no caben las acciones aisladas, los planteamientos paralelos ni la perspectiva de unos resultados inmediatos, que históricamente nos han alejado de los principales lugares patrimoniales entre los que tendríamos que situarnos (Vargas Jiménez, 2011: 134). 1.3. El Museo de Valencina, Monográfico del Yacimiento Prehistórico En lo referido a la necesaria conexión y reversión social de los esfuerzos patrimoniales realizados, y aunque queda mucho por hacer, se están dando algunos pasos, como el referido a la formalización del Museo de Valencina, Monográfico del Yacimiento Prehistórico como instrumento inicial para

INDICADORES ARQUEOLÓGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN (SEVILLA)

Figura 3. Panorámica general del área expositiva del Museo de Valencina.

la divulgación del yacimiento (Vargas Jiménez y Sagrera Pérez, 2007: 6). En ello ha tenido mucho que ver, como no podía ser de otro modo, la base documental suministrada por la carta arqueológica, pero también la trayectoria previa que arranca con la existencia de un servicio de guardería en los monumentos megalíticos de La Pastora y Matarrubilla, en funcionamiento desde los años 1970, lo que teniendo en cuenta el progresivo aumento de los visitantes y la demanda de mayor información, lleva al Ayuntamiento de Valencina a disponer en la Casa de la Cultura de la recepción de visitantes y de la contextualización de la visita con la apertura en el año 1992 de la Muestra Permanente sobre el Calcolítico. Efectivamente, esta infraestructura de divulgación no la podríamos entender sin la base principal de la CAM, pues su discurso se articula conforme a los ejes principales marcados por dicho documento, existiendo además un interesante camino de ida y vuelta pues el inventariado de los fondos con los que se contaba nos ayudó a comprender cómo se plasmaban físicamente las diferentes localizaciones, pero también enriqueció la significación de materiales de excavaciones antiguas o de hallazgos localizados por el principal benefactor del museo, D. Evaristo Ortega, ahora dotados de nuevos argumentos de contextualización cultural6. De este modo, se fraguó un discurso especializado territorial y culturalmente, definiéndose la naturaleza de la institución en su intrínseca relación

6 Es el caso de los artefactos metálicos procedentes de los antiguos terrenos de La Horca.

al yacimiento de Valencina, lo que sin duda no es poco, teniendo en cuenta su recorrido historiográfico, las excavaciones realizadas y la ingente cantidad de material que ha proporcionado. El Museo de Valencina presenta peculiaridades que lo diferencian de la mayoría de museos municipales, pues no es cronológico, narrativo y genérico, sino temático y específico. Desde la concreción de sus contenidos, se persigue sin embargo una visión global e integradora que ayude a comprender el contexto en el que se desarrolló la vida y la muerte de un sitio prehistórico de referencia del mediodía peninsular. Tratamos de integrar la información textual o gráfica, y los diferentes objetos para trasmitir realidades históricas ordenadas. Por tanto, el fin no es facilitar al público una percepción de materiales más o menos singulares, sino a través de ellos y de otros recursos divulgativos, explicar el desarrollo vital de una comunidad, escogiendo aquellos aspectos que pueden caracterizarla e individualizarla frente a otros ejemplos y que definen su contexto cultural entendido en sentido amplio. Se trata de facilitar al visitante instrumentos para conseguir que información y objetos extraídos de sus lugares originales vuelvan a conformar una estructura coherente (Figura 3). De este modo se presenta: a) el yacimiento en su contexto espacial actual; b) la investigación arqueológica como cimiento sobre el que apoya todo el proceso de reconstrucción histórica; c) el medio físico del entorno, como parámetro de incidencia principal en el éxito del enclave y su relevancia frente a otros ejemplos de la Baja Andalucía; d) los ámbitos identificados y su caracterización; e) el hábitat y las actividades domésticas y de producSECCIÓN 5 | Gestión Patrimonial

543

JUAN MANUEL VARGAS JIMÉNEZ

ción; f) los contextos funerarios y los elementos simbólico-religiosos y ornamentales; y finalmente, g) el sector principal de la necrópolis, representado por un conjunto megalítico bien conservado. Teniendo en cuenta la propia naturaleza de los bienes prehistóricos, poco llamativos salvo excepciones, y la constante evolución de las investigaciones, debemos realizar un importante esfuerzo para ofrecer un discurso comprensible, para con ello cumplir con nuestro objetivo principal de facilitar la “reversión social” del caudal informativo que constantemente se renueva. En la medida que el público sea capaz de establecer vínculos entre nuestra realidad actual (económica, social, medioambiental, política o religiosa) y la situación de hace unos 4.500 años, habremos conseguido el éxito perseguido. Los bienes patrimoniales así entendidos, actúan como verdaderos aglutinantes sociales, favoreciendo su consideración como actuales señas de identidad colectiva. En nuestro caso es especialmente relevante, pues en El Aljarafe sevillano se ha creado una brecha motivada por el rápido crecimiento urbanístico y la masiva llegada de foráneos. De este modo, apreciamos cómo en la actualidad el perfil de nuestros visitantes del entorno, presenta una doble vertiente. Por un lado está aquel que como originario de la zona recurre a ella para significarse en su remoto pasado como elemento de “identidad local”, y por otro, la perspectiva del nuevo residente, que la percibe también como instrumento de enriquecimiento cultural y ámbito para el desarrollo de su ocio. Estas pautas observables, son cada vez menos extremas, de manera que se van progresivamente mezclando a medida que el proceso de integración y convergencia poblacional se produce; del mismo modo, el arco espacial de esta influencia se va extendiendo a otros núcleos más alejados, que cada vez más la utilizan como si de una infraestructura de su localidad se tratase. Es por lo que desde esta perspectiva, el museo debe afrontar el papel que respecto de la demanda cultural posee, por su imbricación en el área metropolitana de Sevilla. El Museo de Valencina comparte espacio con la Casa de la Cultura, lo que unido al carácter de su arquitectura, abierta en torno a un patio central y con una plaza-auditorio previa, propician la entrada y participación del público. Efectivamente el conjunto de actividades que se desarrollan periódicamente en este ámbito, constituyen un factor aglutinante de diferentes opciones de ocio cultural que arrastran a un buen número de personas que potencialmente y en la práctica, son los usuarios 544

El asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (SEVILLA)

más inmediatos del museo, de manera que este emplazamiento dentro del edificio, supone uno de los más eficaces recursos de aproximación a la ciudadanía. Servicios como los talleres culturales, la biblioteca o las exposiciones temporales potencian la comunicación, la calidad de las relaciones y el desarrollo de las actividades museísticas en su vertiente cultural, educativa y social. Esta dualidad posibilita además una intervención cultural de carácter global, la prestación de un servicio más cercano a las necesidades reales y una unidad de inversiones que propicia la optimización de los recursos. Ello permite una gestión bajo criterios de máxima eficacia, e interrelacionar el museo y la infraestructura cultural en su conjunto, con la comunidad local y con los visitantes reales y potenciales, que perciben la existencia de un proyecto integrador, pero a la vez flexible y polivalente. Esta integración de los recursos culturales es garantía de calidad en la prestación del servicio pues como nos dice el código deontológico del ICOM: “la interacción con la comunidad y la promoción de su patrimonio forman parte integrante de la función educativa del museo”. Sin duda, son muchas las mejoras que se deben abordar, pero desde la perspectiva de los años transcurridos, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que con los escasos recursos de los que se dispone se presta un servicio más que digno, que paulatinamente tiene una mayor demanda, reflejada en el afianzamiento del crecimiento en el número de visitas, de modo que pronto se alcanzará el tope en nuestra capacidad de acogimiento, no solo de visitantes sino también en lo referente a las obligaciones de conservación de los materiales en exposición y almacén. Es necesario por tanto trabajar desde la mencionada perspectiva planificadora en un crecimiento de la infraestructura que satisfaga de forma adecuada y programada estas necesidades.

2. Nuevas localizaciones y su incidencia arqueológica El catálogo de intervenciones arqueológicas de la CAM supuso una revisión que alcanzó hasta la anualidad del 2002. La nueva actualización arranca desde esa fecha, para alcanzar el 2010 con la permanencia de los mismos parámetros anteriores, de manera que el código supone el referente de año y un número de orden correlativo (a partir del último contabilizado en 2002), mientras que la denominación recoge su nominal de emplazamiento y también las fechas de realización de los trabajos (Tabla 2).

INDICADORES ARQUEOLÓGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN (SEVILLA)

CÓDIGO

DENOMINACIÓN

2003/79

C/ Mariana de Pineda. Tramo entre C/ Manuel de Falla y C/ 1º de Mayo. Nov. 02 – Enero 03.

2003/80

C/ Bulería s/n. Marzo.

2003/81

Ampliación C. P. Algarrobillo. Abril.

2003/82

C/ Dolmen Cabezuelos esquina a C/ Dolmen Ontiveros. Mayo.

2003/83

Avda. Andalucía nº 12. Junio – Julio.

2004/84

Plan Parcial Matarrubilla. Sector residencial 2 (Abril – Julio 2003 y Enero – Marzo 2004). Sector industrial (Julio – Nov. 2004).

2004/85

Depósito Aljarafesa. Urb. La Alcazaba. Mayo 2003 – Enero 2004.

2004/86

Avda. Andalucía nº 17 – C/ Ruiseñor. Febrero 2004.

2005/87

Prospecciones geofísicas A-8077. Dic. 2004 – Enero 2005

2005/88

Pza. Juan Carlos I. Abril.

2005/89

Camino de Matarrubilla s/n. Agosto.

2005/90

Nuevo IES de Valencina. Áreas A y B. Junio – Septiembre.

2005/91

Rafael Alberti 4, Inspección sondeos geotécnicos. Diciembre.

2006/92

Nuevo IES de Valencina. Área C. Febrero – Marzo.

2006/93

Mariana de Pineda UA 3. Febrero – Septiembre.

2006/94

Avda. Andalucía nº 9. Julio – Octubre.

2007/95

C/ Vicente Aleixandre 11-13 esquina C/ Trajano. Junio.

2007/96

C/ Ruiseñor, 20. Septiembre – Noviembre.

2007/97

Pza. N. Sra. Estrella, 2. Ampliación Ayuntamiento. Noviembre.

2007/98

Dolmen de Montelirio. 1ª Campaña. Mayo – Julio.

2007/99

Excavaciones TM Castilleja de Guzmán redacción PGOU. Febrero – Noviembre.

2007/100

Área norte Montelirio (PP 4). Enero 2007 – Febrero 2008.

2008/101

C/ Trabajadores, 14-20. Febrero – Mayo.

2008/102

Ramal oriental abastecimiento aljarafe, tramo I. Marzo.

2008/103

C/ Huelva 15. Junio.

2008/104

C/ Nervión, 20. Urb. Las Pilas. Septiembre.

2008/105

C/ Matacabras, 16. Septiembre – Noviembre.

2009/106

C/ García Lorca esquina A. Mª Matute. Febrero – Julio.

2009/107

C/ Dinamarca 3 y 5. Marzo – Septiembre.

2009/108

C/ Ramón y Cajal s/n. Abril.

2009/109

Parques La Gallega y Torrijos, Camino Pilar. Junio – Agosto.

2009/110

C/ Ramón y Cajal esquina a C/ Luis Cernuda. Julio.

2009/111

Cerro Cabeza – Monte Pelao. Agosto.

2009/112

C/ Guadalquivir, 10. Septiembre.

2009/113

Dolmen de Montelirio. 2ª Campaña. Julio 2009 – Marzo 2010.

2009/114

Avda. Andalucía y F. Rdguez. de la Fuente. Red fibra óptica. Diciembre.

2010/115

Pabellón cubierto de Valencina. 1ª Fase: Excavaciones. Agosto 2009 – Marzo 2010.

2010/116

C/ Martinete, 4. Marzo – Abril.

2010/117

C/ Gran Capitán, 16. Marzo – Mayo.

2010/118

C/ Bulería, 16. Abril – Mayo.

2010/119

Pabellón cubierto de Valencina. 2ª Fase: Control. Junio

2010/120

C/ Italia, 6. Septiembre.

2010/121

Parcela 25, polígono 11 T.M. Valencina. Septiembre.

2010/122

C/ Carlos Cano, 24. Septiembre.

2010/123

Entorno de La Pastora, Investigaciones geoarqueológicas. Abril 10 – Marzo 11.

Tabla 2. Intervenciones arqueológicas en el yacimiento de Valencina – Castilleja del año 2003 al 2010. SECCIÓN 5 | Gestión Patrimonial

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JUAN MANUEL VARGAS JIMÉNEZ

2.1. Intervenciones arqueológicas del 2003 al 2010 Con carácter general se observa un mantenimiento en el número de intervenciones hasta el año 2008, de modo que las cifras de entre tres y cinco, recogen la pauta de los años anteriores recopilados por la CAM. Esta situación se modifica en 2009 y 2010 hasta prácticamente duplicar los valores anteriores, cuando además, como habíamos indicado, se trata del momento donde la crisis inmobiliaria se hace más palpable. El efecto positivo de la aplicación de las Normas Arqueológicas primero en el 2008 y del Bien de Interés Cultural en 2010, se encuentra detrás de este incremento, materializado sobre todo por las actuaciones de renovación del caserío urbano de Valencina. El plano correspondiente a la localización de estas actuaciones, es ilustrativo de esta situación, observándose una amplia distribución en todo el ámbito urbano de Valencina, incluida la zona de la urbanización de Las Pilas. Son actua-

ciones sobre pequeñas parcelas que se renuevan, o también sobre parcelas edificadas donde se proyectan ampliaciones o nuevas instalaciones. En algunos casos suponen solapamientos sobre las áreas intervenidas en los años 1980 y 1990 cuando se urbanizaron estos ámbitos, poniendo de manifiesto como la presencia de vestigios arqueológicos no es descartable en aquellos sectores intervenidos años atrás. La mayor carga de la investigación precedente se compensa ahora con nuevas localizaciones en el sur y el oeste que enriquecen la perspectiva arqueológica en un ámbito donde existía poca información. Tal es el caso de las intervenciones en las urbanizaciones de Torrijos, La Estrella o El Algarrobillo que permiten afinar la extensión de los hallazgos funerarios meridionales con la documentación de la cueva artificial de c/ Dinamarca o el propio límite occidental del yacimiento que debemos ampliarlo ligeramente hacia occidente en atención a los hallazgos calcolíticos de la intervención en c/ Martinete (Figuras 4 y 5).

Figura 4. Plano de intervenciones arqueológicas 2003-2010. Localización de parcelas en los municipios de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán.

546

El asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (SEVILLA)

INDICADORES ARQUEOLÓGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN (SEVILLA)

Figura 5. Plano de intervenciones arqueológicas 2003-2010. Detalle del casco urbano de Valencina.

Igualmente de interés, son las actuaciones más periféricas de los extremos septentrional y meridional de la zona arqueológica que, al certificar la ausencia de restos, convalidan los límites propuestos (2008/102, 2008/104, 2009/111 y 2009/121). En Castilleja de Guzmán, la situación es diferente, constatándose la presencia de extensos ámbitos que en su conjunto suman alrededor de 25 ha que en un corto intervalo temporal, centrado casi exclusivamente en el año 2007, fueron objeto de intervención. Se trata de espacios libres de la periferia urbana que han permitido documentar interesantes construcciones de la necrópolis prehistórica así como también evidencias de cronología histórica. Los hallazgos funerarios de las áreas 99/9 y

99/14, así como la ausencia de vestigios arqueológicos en otras áreas más exteriores confirman los límites de la CAM que se propusieron para esta parte oriental del yacimiento. En resumen y salvo pequeñas oscilaciones, inevitables dadas las lagunas de conocimiento, podemos seguir manteniendo la delimitación del yacimiento prehistórico de Valencina-Castilleja (Vargas Jiménez, 2004a) y asumiendo el incremento en las actuaciones de los últimos ocho años, todavía se trata de una cartografía útil. Más problemático resulta nuestro acercamiento a su desarrollo interno, los ámbitos que pudieran aislarse o cómo se articulan los diferentes SECCIÓN 5 | Gestión Patrimonial

547

JUAN MANUEL VARGAS JIMÉNEZ

elementos arqueológicos a lo largo de los más de mil años de recorrido histórico del yacimiento. Se están reinterpretando los usos tradicionalmente otorgados a las estructuras negativas consideradas fondos de cabañas, silos o simplemente basureros, aludiendo a su naturaleza ritual (Márquez Romero, 2001), al tiempo que se propone una consideración propiamente funeraria para determinadas prácticas en estructuras dentro del poblado (García Sanjuán y Díaz-Zorita Bonilla en este volumen), o se describen construcciones no funerarias dentro de la necrópolis (Mora Molina et al. en este volumen), de modo que parece que las fronteras se diluyen y los elementos se entremezclan sin aparente armonía. Seguramente en el avance en las investigaciones y sobre todo en la cualificación del registro que se obtiene podamos encontrar respuestas a esta problemática. Sin embargo la sistematización de los resultados de estas excavaciones permite adentrarnos en la valoración de nuevas situaciones del registro arqueológico y su incidencia patrimonial. No nos detendremos en aquellos aspectos particulares, algunos de los cuales se exponen en este volumen, sino que nuestro interés se orientará hacia aquellos otros que nos pueden ayudar a configurar una imagen general de la caracterización de amplios sectores del yacimiento a partir de las concordancias del registro observadas entre distintas intervenciones. Al respecto se pueden apuntar algunas cuestiones. 2.2. La conservación del registro arqueológico Seguimos considerando que existe una diferente presentación del registro entre la parte central del yacimiento y las áreas periféricas. Por un lado obedecería a la diferenciación topográfica respecto de la situación en el III milenio a. C. señalada en la restitución de la figura 9 de la CAM que además podemos corroborar con los datos que han suministrado recientes excavaciones. Así, tanto en la C/ Huelva, 15 (2008/103), como en C/ Gran Capitán, 16 (2010/117) la inexistencia de estructuras prehistóricas y la localización para este período de expedientes sedimentarios relacionados con el medio hídrico, concuerdan con aquel cauce que circulaba entre el Sitio de Valencina y El Algarrobillo, del mismo modo que es coincidente el emplazamiento de aquel otro más al sur, entre El Algarrobillo y La Ponderosa, con el documentado en las excavaciones del PP Matarrubilla (Nocete Calvo et al., 2008: figura 1). Y por otro lado también se encuentra motivada por una más o menos intensa ocupación antrópica 548

El asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (SEVILLA)

de estos ámbitos, que ha tenido su reflejo en un diferente grado de conservación arqueológica. Las superposiciones, intersecciones y densidad de estructuras por metro cuadrado excavado del área central no tienen nada que ver con las concentraciones observadas en las excavaciones de la periferia, sobre todo del cuadrante suroeste. Contrastan, por ejemplo, las 23 estructuras prehistóricas de los 62 m2 excavados en La Gallega (1990/047), con tan solo las 3 estructuras calcolíticas localizadas en los 280 m2 de la excavación en la calle Martinete (2010/116). Efectivamente, la conservación del registro es desigual y en cualquier caso no obedece a una trama de superposiciones sedimentarias claramente reflejadas en una estratigrafía convencional. Habría que ponerla en relación con los dos factores aludidos, por separado o conjuntamente, de manera que los valores asociados a la potencia estratigráfica conservada pueden ser cero en una parcela y de menos dos metros en la vecina, con incluso variaciones en la misma parcela, tal es el caso de la actuación en C/ García Lorca esquina con C/ Ana María Matute (2009/106) que, de actual topografía llana mostraba un acusado desnivel de este a oeste en época prehistórica, con una zona relativamente llana al oriente y un fuerte desnivel en el límite occidental, en cuyo extremo se han medido diferencias de cotas superiores a -1,25 m. A ello habría que añadir una tercera variable derivada de los usos recientes del suelo. Así en el ámbito urbano (mayoritariamente en la parte central del yacimiento) en su doble vertiente de ocupación del 100% de la parcela o de la presencia de jardines entorno a las viviendas, existe una preservación sedimentaria irregular. Suele mostrar seccionamientos superiores que han eliminado los contextos más tardíos, fruto de los movimientos de tierra relacionados con la urbanización de estos ámbitos. En ellos la simple limpieza de la parcela puede sacar a la luz los limos naturales donde se excavan las estructuras prehistóricas, como por ejemplo en C/ Guadalquivir nº 10 (2009/112). En cambio, las cimentaciones empleadas han ayudado, pues son muy escasos los ejemplos con sótanos, generalizándose tanto en el casco histórico como en las urbanizaciones circundantes, el empleo de zapatas y losas. Aunque ello ha repercutido negativamente en el nivel de conocimiento pues se han creado lagunas de información referidas al registro situado en las cotas inferiores, por debajo de las cimentaciones proyectadas o más allá de la superficie de afección de esas construcciones. En los ámbitos periurbanos y rurales, la deposición sedimentaria muestra una mayor

INDICADORES ARQUEOLÓGICOS PARA LA PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL YACIMIENTO DE VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN (SEVILLA)

acumulación sobre los niveles basales sin que representen gruesos paquetes. Aparecen además algunos casos con conservación de contextos de época protohistórica y también romana. Puntualmente, en algún sector periférico del área urbana se reproduce esta situación sedimentaria que todavía muestra unidades posteriores. 2.3. El foso de cierre suroriental Representa una interesante novedad el foso localizado en las investigaciones del Plan Parcial de Matarrubilla (Nocete Calvo, 2008; Queipo de Llano Martínez, 2010) que conforme a dos nuevas localizaciones, podemos prolongarlo tanto hacia el occidente como el noreste, recorriendo una distancia superior al kilómetro. Se trata de las actuaciones llevadas a cabo durante la ampliación del colegio Algarrobillo (2003/081) y de los recientes trabajos del entorno de La Pastora (2010/123). En la ampliación del mencionado colegio, se pudo documentar un trazado rectilíneo de en torno a los 100 m, con un ligero estrechamiento en su extremo occidental. La anchura en su parte superior es de 6 m y la sección en “V” se manifiesta a pesar de que únicamente se pudo investigar hasta -2 m respecto de la rasante de la Avenida Virgen de Loreto. En el registro documentado, resalta la documentación de varios enterramientos que coronaban la colmatación del foso (Figura 6 y 7).

Figura 6. Emplazamiento del foso y las inhumaciones asociadas de la excavación en el colegio El Algarrobillo.

Figura 7. Sección del foso, colegio Algarrobillo (2003/81).

SECCIÓN 5 | Gestión Patrimonial

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JUAN MANUEL VARGAS JIMÉNEZ

Figura 8. Perspectiva general de las excavaciones en el entorno de La Pastora con el doble trazado del foso al fondo.

En el entorno de La Pastora tanto por las prospecciones geofísicas, como por la intervención en la parcela municipal, se ha podido contrastar la presencia de este foso, que en la parte excavada, muestra un doble trazado paralelo, con escasa separación entre ambas alineaciones (Figura 8). Las anchuras máximas son de 7 y 5,70 m, y hasta las cotas alcanzadas, muestra un perfil de tendencia en “V”. Los resultados de la geofísica señalan una longitud máxima cercana a los 380 m, que hacia el norte prosigue buscando las cotas inferiores de Las Cañadas, mientras que hacia el sur se adaptaría a la forma semicircular de la curva de nivel 150 m (Vargas Jiménez et al. 2012b). Se correspondería con un foso de cierre suroriental con un doble trazado, al menos en parte de su recorrido, al sur y oriente del cual se reconocen casi exclusivamente7 elementos de naturaleza funeraria, que incluirían las cuevas artificiales de la C/ Dinamarca (2009/106) y de la excavación de El Algarrobillo (1991/048), un hallazgo óseo en el camino de Matarrubilla (2005/089), los tholoi de El Roquetito (1988/037), los enterra-

7 De momento salvo los citados casos del PP4-Montelirio (2007/100) no se han excavado estructuras de adscripción doméstica más allá de los mencionados límites.

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mientos de Mataherrera/La Curva (1994/052) y los monumentos de La Pastora y Matarrubilla, por citar las localizaciones más inmediatas. En ambos extremos de su trazado parece seguir sendas depresiones naturales, la septentrional todavía apreciable en Las Cañadas y la occidental oculta por gruesos paquetes de sedimentos naturales como los reconocidos en la C/ Huelva (2008/103) que manifiestan como hemos visto, una primitiva situación significativamente distinta, con la presencia de un paleocauce oculto (Figura 9). No es el primer caso de un foso de doble trazado registrado en el yacimiento, pues en esta línea interpretamos el recorrido que presentaban las zanjas 1 y 2 de las excavaciones en el cerro de La Cabeza, corriendo con similar orientación y escasa separación, buscando en este caso la depresión inferior del camino a Santiponce (Murillo Díaz et al., 2004-05: 181). Su situación también en la periferia es notoria y debe alertarnos de su carácter de cierre por esta parte del enclave. Si ello es así y así lo creemos, representarían dos ejemplos extremos y contrapuestos del foso más exterior del recinto de Valencina. No se trata además de un ejemplo aislado pues los recientes trabajos en Perdigões han sacado a la luz un claro recinto con doble foso de cierre que

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Figura 9. Plano de restitución de foso y paleocauces a partir de las localizaciones arqueológicas señaladas.

engloba en su interior al menos diez líneas más de fosos (Márquez Romero et al., 2011: 181). También estos últimos los tenemos documentados con profusión, pero parcialmente en Valencina. Seguramente las peculiaridades de nuestra primitiva topografía, con montículos más acentuados y vaguadas más deprimidas determinan la morfología de la trama de fosos en su adaptación a este paleorelieve. Ello se manifiesta en el perímetro exterior, como hemos visto, pero también internamente con ejemplos como el foso de la C/ Ruiseñor (2007/96), orientado hacia la vaguada de El Algarrobillo-Sitio de Valencina o el foso de

Mariana de Pineda (2006/93) hacia la cañada de Los Pozos (Moro Berraquero et al., 2010). En cualquier caso, la hipotética articulación de este foso suroriental con el del Cerro de La Cabeza en el extremo norte, englobaría un área de más de 200 ha que queda acogida por el más exterior de los recintos de Valencina. Ello resulta elocuente entre las cifras de los más grandes recintos de fosos del mediodía peninsular, pues en Valencina se establece un valor de en torno al doble respecto del más extenso de los conocidos hasta la fecha (Tabla 3).

RECINTOS DE FOSOS III MILENIO a.C

LOCALIDAD

FUENTE

SUPERFICIE

Perdigões

Reguengos de Monsaraz (Portugal)

Lago et al., 1998

16 has.

Alcalar

Mexilhoeira Grande (Portugal)

Morán, 2008

20 has.

San Blas

Cheles (Badajoz)

Hurtado, 2004

30 has.

Porto Torrão

Ferreira do Alentejo (Portugal)

Valera y Filipe, 2004

La Pijotilla

Badajoz

Hurtado, 2008

Marroquíes Bajos

Jaén

Castro et al., 2008

Valencina

Valencina de la Concepción (Sevilla)

Vargas, 2004a

75 - 100 has. 80 has. 113 has. + 200 has.

Tabla 3. Extensión de los más grandes recintos de fosos del mediodía peninsular.

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2.4. El área de especialización productiva De otra parte y al norte del foso, las intervenciones en el PP de Matarrubilla (2004/84) y en el nuevo IES de Valencina (2005/90 y (2006/92), han puesto de manifiesto la presencia de una significativa concentración de elementos arqueológicos que atestiguan la preponderancia de las actividades productivas, sobre todo vinculadas a la metalurgia del cobre, pero también de transformación del marfil, durante el primer cuarto del tercer milenio a.C. (Vargas Jiménez et al., 2012a: 71). En el área del PP Matarrubilla se han identificado espacios de habitación, almacenamiento o captación-acumulación de aguas, que, sin embargo, suponen un porcentaje frente al preponderante cúmulo de estructuras que se relacionan con la transformación metalúrgica, con valores superiores al 80% del total. En el denominado sector IV, el más oriental y periférico, la concentración es tal que se define un verdadero barrio limitado por fosos, al Sur y Oeste, y en cuyo interior los indicadores arqueológicos han permitido reconstruir todo el proceso

técnico de elaboración de productos metálicos. Los elementos constructivos muestran huellas de termo-alteración que han podido medirse, y los contextos arqueológicos reducen sus contenidos a mineral de cobre, escorias y herramientas, tales como toberas, crisoles o martillos (Nocete Calvo et al., 2008: 721). En las excavaciones del nuevo IES de Valencina la secuencia es más compleja y amplia. Sobresalen tres estructuras cuyos contenidos presentan una alta concentración de escorias y mineral parcialmente reducido, fragmentos de crisoles y, en menor medida, fragmentos de útiles de cobre. Frente a valores que en toda la excavación no superan los 20 ejemplares, con medias que se sitúan por debajo del 5, en la estructura nº 14 se recogieron 198 objetos, 103 en la nº 34 y hasta 41 en la nº 68/69. Destaca la concentración constatada en la unidad 14, que, curiosamente, se trata de una construcción de pequeño tamaño con poco más de un metro de longitud máxima. Las huellas de termo-alteración reconocidas en toda la superficie interior la vinculan con una construcción destinada a la combustión (Figura 10) (Vargas Jiménez et

Figura 10. Estructura de combustión y detalle de perfil con restos metalúrgicos.

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al., 2010). Frente a una elevada densidad estructural e incluso superposición en otras áreas de la excavación, este horno se presenta en este ámbito significativamente aislado y tan solo espacialmente asociado a dos conjuntos, el 34 y el 68/69, que también cabría vincular con esta actividad productiva. Desde un punto de vista morfológico, las unidades 34 y 68/69 son además equiparables e irrepetibles en toda la intervención, pues muestran plantas polilobulares complejas, con superficies a distintos niveles y ámbitos diferenciados, tales como las hornacinas de la uc 69 o la zona de almacenaje en el extremo oeste de la uc 34. La superficie que ocupan sobrepasa con mucho las medidas de otras construcciones, de modo que la 34 posee una superficie de 26,50 m2 y la 68/69, de 48,8 m2, mientras que la media de las restantes no supera los 10 m2. Con este contexto se asocia también el conjunto estructural de las uc 192, 194 y 196, que funcionalmente definimos como canal de desagüe. Respecto de la cronología, las dataciones radiocarbónicas realizadas en las unidades 14 y 34 se sitúan en el primer cuarto del tercer milenio (Cal. Dir. 2730+/-100 a.n.e y Cal. Dir. 2802+/-81 a.n.e. respectivamente). Con posterioridad durante el último cuarto del tercer milenio y la primera mitad del segundo milenio, el espacio productivo se desmantela siendo ocupada la parcela por evidencias domésticas (uc 223: Cal. Dir. 1558 +/-83 a.n.e) y también funerarias (Nocete Calvo et al., 2011: 3282-3283; Vargas Jiménez et al., 2012a: 74). A la luz de estos hallazgos las excavaciones del entorno nos proporcionan nuevos elementos para la reflexión, tal es el caso de la naturaleza de los fosos detectados en la vigilancia de la finca La Horca (1988/037) o en parcela MA-4 (1996-97/059) como posible cierre occidental del área productiva, o la reinterpretación de algunas estructuras con claras huellas de termo-alteración como las excavadas en el cercano depósito de agua (2004/085). Y más recientemente, la total inexistencia de vestigios de este tipo en C/ García Lorca esquina a c/ Ana María Matute (2009/106) que fija un límite septentrional del sector, o la prolongación hasta las excavaciones del entorno de La Pastora (2010/123) que ha suministrado artefactos relacionados con la metalurgia en contextos correspondientes a la primera fase de ocupación de los terrenos (Vargas Jiménez et al., 2012b). Además nos consta, por la catalogación del material del Museo de Valencina, cómo la mayor parte de los objetos metálicos, con las mejores piezas a la cabeza, de la colección nº 1, fueron rescatados

Figura 11. Hachas de cobre procedentes de La Horca expuestas en el Museo de Valencina.

durante las remociones incontroladas de estos terrenos de La Horca llevadas a cabo en los años 19808 (Figura 11). 2.5. Hallazgos protohistóricos Otra singularidad que se ha puesto de manifiesto en las excavaciones de los últimos años, con escasa o nula representación en las investigaciones previas al 2002, es la identificación de estructuras de la Edad del Hierro, que han aparecido en distintos sectores del yacimiento. Se trata de localizaciones esporádicas de elementos generalmente aislados como los que siguen a continuación, pero que en cualquier caso denotan la pervivencia de una utilización de este espacio. En la intervención de la C/ Matacabras (2008/105) junto al hallazgo de un pozo de agua del III milenio se pone al descubierto un fondo de cabaña reutilizado como basurero con presencia de material anfórico con una cronología de en torno al siglo VII a.n.e. (Castro López et al., 2008). En los trabajos arqueológicos del pabellón (2010/115) se excava parcialmente una construcción de planta tendente a circular en la que se mide un radio que supera la decena de metros.

8 Objetos como los expuestos en la vitrina nº 3, procedentes de la colección de E. Ortega: punzón (nº inv. 1/145), sierra con escotadura para enmangue (nº 1/158), o las hachas (nº 1/152, 1/153 y 1/154).

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Los contextos más antiguos de esta unidad se significan por la presencia de un fragmento de plato de barniz rojo y una fíbula. (Ortega Gordillo, en este volumen). En calle Martinete 4 (2010/116) junto a elementos calcolíticos y de una fase emiral (siglo IX - X d.C.) se localiza una estructura definida como fosa que contenía materiales de la Edad del Hierro. Finalmente la actividad arqueológica del entorno de La Pastora (2010/123) también ha registrado contextos protohistóricos que en este caso hacen referencia a dos situaciones diferenciadas, por un lado dos estructuras negativas de planta tendente a circular y por otro, varias unidades sedimentarias con concentraciones que denotan un uso de estos terrenos como área de actividad exterior.

En resumen, se trataría por tanto de nuevas localizaciones que junto a la ya conocida del Cerro de La Cabeza, muestran una ocupación del yacimiento desde los extremos norte al sureste, representando siempre una escueta muestra respecto del total de estructuras excavadas en cada intervención –por lo general tan solo una– lo que viene a darnos idea del carácter disperso de esta ocupación, que además se concentraría en los siglos VII-VI d.C. según se deduce de los materiales extraídos (Figura 12). Esta ocupación se refleja también en la necrópolis como así lo atestigua la localización de sepulturas tartesias durante los trabajos en la urbanización Señorío de Guzmán (Arteaga Matute y CruzAuñón Briones, 2001), representando también el momento de mayor significación reconocida en el cercano yacimiento de El Carambolo, cuando el santuario se muestra en su mayor expresión de

Figura 12. Localizaciones protohistóricas de Valencina.

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monumentalidad (Fernández Flores y Rodríguez Azogue, 2005: 130). No es descartable por tanto, cómo el referente poblacional y también funerario de El Carambolo, dada su consideración como centro exclusivamente religioso, se encuentre al menos en una considerable parte, en el cercano yacimiento de Valencina, con él comparte también una ocupación poblacional previa del CalcolíticoBronce Antiguo. 2.6. Epílogo: excavación versus investigación Para finalizar y al hilo de la cifra de intervenciones realizadas (123), nos gustaría que este dato tan singular para el caso de un sitio prehistórico, nos hiciera reflexionar sobre la capacidad de optimizar la información que se obtiene y el enriquecimiento de la investigación que de ello se deriva. Efectivamente, el número de actuaciones realizadas supone un cuantioso caudal de información que se ha extraído del yacimiento, aunque, como es lógico, no es posible equiparar todas y cada una de ellas, pues en función del tiempo invertido o las superficies afectadas, por citar dos variables principales, la rentabilidad arqueológica ha podido ser más o menos prolífica. Téngase en cuenta además que salvo los casos de Montelirio y de la intervención en el entorno de La Pastora, tramitados como actuaciones puntuales y por tanto con un enfoque eminentemente investigador, las restantes actuaciones se generan por expedientes de ampliación o sustitución inmobiliaria. Es necesario afrontar esta cuestión pues las actuaciones preventivas de financiación privada, generan una competencia en materia de costes que poco margen dejan para las necesidades científicas que una intervención sobre patrimonio prehistórico requiere. No es una responsabilidad exclusiva de los profesionales de la arqueología, sino que es necesario desde la administración pública, al margen de las evidentes responsabilidades en materia de autorización de proyectos y de inspección de los trabajos, buscar cauces de colaboración y asesoramiento que solventen estas carencias y permitan la mayor cualificación del registro arqueológico afectado. La instrumentalización de este fin a través de los proyectos generales de investigación es una buena herramienta que nos facilita la legislación, pero además es necesario un mayor compromiso por parte de la universidad, como entidad depositaria de unos cauces de investigación que son más

complejos de activar para otras instituciones como los ayuntamientos, por ejemplificar el caso en el que nos desenvolvemos. La planificación de diferentes proyectos de investigación debe redundar en una más operativa gestión de las metodologías arqueológicas a aplicar en cada sector del yacimiento donde se intervenga, proponiendo aspectos concretos de investigación preferente, analíticas prioritarias y cauces específicos de intervención en determinados elementos “sensibles”, de modo que el grado de cualificación de la información y los materiales recuperados alcancen los más altos valores. Estos programas o proyectos concretos deben estar abiertos a esta problemática, interactuando a pie de obra conforme a las novedades de los hallazgos y de las singularidades que se puedan dar en cada caso, y no esperar a la clausura y cierre de los expedientes para ofrecer respuestas que posiblemente lleguen tarde. Implicación directa y acomodo a los tiempos que se manejan en la gestión arqueológica, son claves para que en la fase de los trabajos de campo, la información se recupere conforme a unos parámetros específicos de excelencia científica. Para que prospere una tutela efectiva del yacimiento, resulta además imprescindible que los excavadores dispongan de conocimientos específicos y de la participación activa de especialistas con los que enfrentarse a los hallazgos, de modo que los trabajos de excavación se hagan lo menos “a ciegas” posible, considerando de manera principal las posibilidades de la antropología física, la arqueozoología, la arqueobotánica u otras analíticas especificas que ofrecen unos resultados determinantes para la interpretación histórica. No podemos olvidar que en definitiva, todo el esfuerzo de administraciones y promotores se justifican en la medida que se logre conocer nuestro pasado y sus vestigios, conservados de la manera más completa posible. Atender a todas las posibilidades técnicas y de conocimiento que nos ofrece la ciencia del siglo XXI no debería ser una opción sino una obligación. En definitiva, 150 años después de las primeras investigaciones realizadas en el yacimiento, debemos planificar y gestionar para el siglo XXI, ello supone dotarnos de argumentos científicos, económicos y sociales de peso, percibir nuestro patrimonio desde una perspectiva territorial y por tanto paisajística, perseverar en una lucha desigual contra los tradicionales agentes defensores del malentendido “progreso”, aliarnos con el conocimiento empírico y las tecnologías de la información, ser imaginativos y tenaces como aquellos pioneros de la arqueología que nos visitaron antaño y sobre SECCIÓN 5 | Gestión Patrimonial

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todo, ser capaces de ilusionar sobre un proyecto que a buen seguro será sustento fundamental de la Valencina futura.

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Sesiones en el Museo de Valencina.

VALENCINA PREHISTÓRICA 9-12 de noviembre de 2010

Ayuntamiento de Valencina de la Concepción Universidad de Sevilla Consejería de Cultura. Junta de Andalucía

Entidades colaboradoras: Universidad Pablo de Olavide Diputación Provincial de Sevilla

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