Incertidumbres: 2017 en lo global y lo nacional costarricense
Descripción
2017: La suma de incertidumbres económicas, institucionales y políticas Miguel Gutiérrez Saxe Quisiera comenzar año con una nota positiva, optimista, algo así como un canto de esperanza. Busco algún poeta, Darío, por ejemplo. Pero me quedo en la primera frase, al igual de lo que le pasa a una amiga y colega, Velia Govaere (LN): ¨Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste¨. Lo reiterado es que vivimos en un mundo cada vez más interdependiente, con todas sus oportunidades y sus riesgos, en el que es cada vez más difícil orientarse. Hace poco más de dos años se pronosticaba que continuarían las secuelas de la crisis financiera, nubarrones asociados a un petróleo por encima de los 100 dólares y poco probable crecimiento económico global e incremento de tasas de interés internacionales, incertidumbres a granel, con múltiples bifurcaciones, tantas como las combinaciones de unas cuantas variables económicas y de la evolución de países (EEUU, UE, China, BRICS, etc.). Casi ninguna de las previsiones concretas se cumplió, aunque sí quedó más que subrayada la incertidumbre en materia económica y constató su insuficiencia explicativa. Pues aún los más audaces no pronosticaron que el cambio tecnológico se convertiría en una variable de cortísimo plazo. Los tiempos necesarios para llevar los descubrimientos científicos a tecnología aplicable al mundo de los bienes y servicios, en los más variados campos, se acortaron vertiginosamente. Por ejemplo, irrumpió en el mercado una nueva tecnología para extraer el petróleo que hizo que se derrumbara el precio del petróleo, alivio para nuestra economía, pero dolores de cabeza para otros países. Y en nuestro pequeño patio la economía colaborativa cambió profundamente algunas cosas, casi imperceptiblemente. En energías alternativas, tanto en lo local como en lo internacional, se ha transformado las fuentes de abastecimiento y los costos iniciales y de operación, con ellas la capacidad de competir. Más aún, lo que no se pronosticó comenzó a darse a fines del 2015 y durante el 2016 y fueron unas descomunales repercusiones sociales y políticas del rumbo económico, lo que amplía la perplejidad y la incertidumbre. Claro que era conocido que el crecimiento desequilibrado genera ganadores y perdedores lo que tiene costos políticos, pero no en las proporciones que erosionan las bases de la globalización, en plazas tan importantes como Gran Bretaña, o los EEUU. Ni más ni menos que en donde nació la revolución industrial, basada en el dominio marítimo y el comercio, y la otra que ejerce su dominio mundial en un mundo globalizado que se consideró casi que unipolar e inmutable. Pero la mayor perplejidad me la genera lo que se viene llamando el comportamiento social y político en los tiempos de la post-verdad. Argumentar puede ser presuntuoso, cursi y elitista, es preferible el desprecio temerario por el hecho, la evidencia, o el conocimiento. Ser decididamente convincente, especialmente si se es portador de enojo y desprecio, es más redituable. Lo peor es que esto va ganando adeptos y poder. Y aquí la incertidumbre mayor se adueña de la cancha. Entonces, veo la segunda frase del canto: ¨Un soplo milenario trae amagos de peste¨.
Aún así, deseo mantener la esperanza, no mesiánica; pensar que como humanidad sabremos mantener los compromiso sobre el desarrollo sostenible y para enfrentar el cambio climático, que habrá espacio para la vida democrática, el ejercicio de la mayoría con respeto a las minorías, la tolerancia y los derechos humanos. También algo de reconocimiento al argumento racional y fundado. Es tiempo de prever las repercusiones en nuestro país de esas incertidumbres e interdependencias y de los posibles desenlaces. Como siempre será muy importante prepararse para las variantes más probables, pero también para las más peligrosas. Estas incertidumbres, junto con las propias de nuestro patio, hacen indispensable prepararse para las variantes más probables, pero también para las más peligrosas. Si estas últimas no se cumplen podremos alegrarnos al final, pero solo después de que no ocurrieron, muy probablemente en buena parte por nuestra preparación para enfrentarlas. Déjenme, en esta ocasión, ocuparme de asuntos de importancia sobre los que se ha despejado algún nublado, en este mes de Enero del 2017. Trump. Hoy tenemos más claro que la elección de Trump tendrá repercusiones negativas en la migración y en las remesas de muchos países de Centroamérica, no solo para los mexicanos ya de por sí importantes. En el discurso de Trump en ocasión de la firma para construir del muro fronterizo con México, hubo 6 referencias a los migrantes centroamericanos. Si la repatriación, o el temor a ella, de los migrantes en EEUU, logran impactar el flujo de remesas hacia los 3 países centroamericanos que dependen de esas remesas (más de un 10% de su PIB) habría que esperar una contracción del intercambio comercial centroamericano. Eso en segunda ronda tendría impacto en la economía de Costa Rica al contraerse el segundo destino de nuestras exportaciones. Esto sin considerar el efecto directo sobre los migrantes costarricenses y las remesas que estos envían a Costa Rica, que no se podría descartar. Recuérdese que las remesas de los ticos (estimados en algo menos de 100.000 compatriotas) en EEUU son equivalentes a lo que todos los migrantes nicaragüense envían a su país. ¿Omnipotente? El contrapunto a esta amenaza surge de la factibilidad de la realización de los deseos y promesas de Trump en materia de migración, muros y deportaciones. Un presidente que asume el poder con el apoyo más bajo en cuarenta años, evidentes contradicciones con su partido y con una oposición a la espera de los errores para cambiar la correlación de fuerzas en 2 años, a lo que se suma una prensa que no le es favorable y a la que además él mismo le ha declarado la guerra, no las tiene todas consigo. Tiene poco tiempo para que sus ¨hipérboles veraces¨ (término que él mismo acuñó ya hace muchos años para describir un recursos suyo de publicidad y negociación en el ámbito de sus negocios), exageraciones engañosas, se concreten para evitar la erosión de las fuerzas que lo apoyaron. No tiene mucho tiempo y capital político para que su promesa de proteccionismo y atracción de puestos de trabajo hacia los EEUU desde nuestros países tenga los impactos que plantea,
pues la gran e inexacta exageración sale rápido a la cara. Su tiempo choca contra, como se lo recordó Carlos Slim en una entrevista reciente, con realidades económicas pues no es tan simple como llevarse los puestos: quién trasladará las instalaciones industriales y en qué plazo, qué salarios pagará a los empleados norteamericanos y cómo hará para competir con los costos mucho más elevados. Si pone aranceles (impuestos a la importación) a los productos finalmente será el consumidor el que los pague más caros, ya sea porque el consumidor quiere ese producto, por ejemplo, escoger su BMW con arancel, o porque pagará un auto con esas calidades producido en EEUU con costos superiores, como se lo recordó el capitán de esa empresa. Quizá de lo que no se ha percatado EEUU, ni el propio Trump, es que su problema actual no es el de desempleo abierto, el que está actualmente en un nivel tradicionalmente considerado como friccional, sino en el estancamiento de los ingresos de los sectores medios y bajos norteamericanos. La evidencia apunta a que ese es el origen del descontento junto con a la creciente desigualdad en el reparto de los ingresos, la riqueza y las oportunidades. El sueño americano se ha desquebrajado. Si no hay recursos ociosos (trabajo o capital) lo que se sigue del despliegue de esta política de Trump es una situación de crecimiento de precios en el área de dólar (ahí estamos) y el incremento en las tasas de interés. Y por supuesto, esto significa otros impactos en la economía de Costa Rica. Perturbación y preparación. En todo caso, lo que sí está claro es que ya se ha introducido una perturbación de gran importancia global y que se ha puesto a caminar un desorden mundial, con sus ajustes, perdedores y ganadores. Un juego grande comenzó, de esos que conmueve al mundo desde sus cimientos. Las mejores condiciones nacionales y la mejor preparación de estrategias deberían ser el pan de cada día, no las ¨hipérboles veraces¨ criollas (mejor llamarlas mentirillas y mentirosas con baño de credibilidad de nuestros dirigentes). Lamentablemente, dos elementos contrarios a una buena preparación del país fueron anunciados en este mes: renunciamos a definir asuntos fiscales y recibimos una baja en la calificación financiera del país, la que repercutió en la calificación de los 6 principales bancos de Costa Rica. Pero esto lo dejo para siguientes artículos.
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