Huellas de orfebres Tairona

August 25, 2017 | Autor: J. Sáenz Samper | Categoría: Archaeology, Art History, Metallurgy, Archaeometallurgy, Mineralogy, Archaeometry
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Descripción

IV SIMPOSIO LATINOAMERICANO DE FÍSICA Y QUÍMICA EN ARQUEOLOGÍA, ARTE Y CONSERVACIÓN DE PATRIMONIO CULTURAL. LASMAC2013
IV SIMPOSIO LATINOAMERICANO DE FÍSICA Y QUÍMICA EN ARQUEOLOGÍA, ARTE Y CONSERVACIÓN DE PATRIMONIO CULTURAL. LASMAC2013



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Huellas de Orfebres Tairona

Juanita Sáenz Samper
1Museo del Oro, Bogotá, Colombia)

[email protected].

Resumen

Esta presentación trata sobre las huellas que quedaron impresas en adornos de orfebrería Tairona procedentes de la Sierra Nevada de Santa Marta en el norte de Colombia, y elaborados en algún momento entre el 1000 d.C. y el 1600 d.C. Luego de contextualizar los objetos de estudio desde el punto de vista de la geográfica, arqueología y etnohistoria, este trabajo se centrará en documentar procesos de manufactura o parte de la Cadena Operatoria de producción para 6 fragmentos de piezas y sus posibles implicaciones sociales. Las evidencias indican el uso de variados instrumentos de trabajo y algunas huellas llevan a sugerir novedosos sistemas de pulimento que nunca antes se han considerado para territorio colombiano. Este trabajo muestra la información que se puede recuperar a partir de artefactos de colecciones arqueológicas que no proceden de excavaciones científicas; igualmente muestra como, ésta permite tener elementos para crear mecanismos de conservación y restauración de los objetos arqueológicos.

Palabras Clave: orfebrería tairona, Sierra Nevada de Santa Marta, LASMAC2013, microscopio electrónico de barrido, colecciones de museos




INTRODUCCIÓN
Los resultados aquí presentados hacen parte de la investigación presentada como tesina durante la maestría de ciencias "Technology and Analysis of Archaeological Materials" efectuada en el Institute of Archaeology de University College London (UCL), cuyo interés se centró en el estudio y comparación de las tecnologías metalúrgicas prehispánicas de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, durante los periodos Nahuange (100 – 1100 d.C.) y Tairona (1000 – 1600 d.C.). Se pretendió identificar las continuidades y cambios observados entre ambas, los que seguramente estuvieron promovidos por los cambios sociales ocurridos alrededor del siglo X d.C. en la Sierra Nevada de Santa Marta. En esta ocasión sólo se presentarán las características y evidencias de la producción orfebre durante el periodo Tairona (1000 d.C.-1600d.C) visibles en seis muestras correspondientes a cinco artefactos analizados.

En términos generales se ha determinado que la principal diferencia tecnológica entre la orfebrería Nahuange y la Tairona recaía sobre las coloraciones y tratamientos superficie; los orfebres Nahuange se podrían distinguir por la maestría en el control de aleaciones usadas y por la habilidad demostrada en el pulimento de objetos martillados con figuras relativamente sencillas, mientras que los orfebres Tairona se distinguirían por el uso del dorado por oxidación sobre figuras tridimensionales recargadas de adornos. Estos últimos artefactos son reconocidos internacionalmente como una de las más sorprendentes metalurgias prehispánicas de América.

La observación y análisis de las piezas presentadas en esta ocasión develaron evidencias de sus procesos de manufactura, ritmos de trabajo, concurso de diferentes personas en su producción, diferentes grados de experticia técnica y por supuesto permitieron delinear una cadena operatoria de su producción.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA, RECURSOS MINEROS Y CONTEXTO ARQUEOLÓGICO

La Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia se eleva a manera de una pirámide de tres lados desde las arenas del mar Caribe hasta los 5775 metros de altura en los picos nevados Bolívar y Colón. Tiene una posición geográfica privilegiada donde convergen todos los climas y pisos térmicos del trópico con una variedad inimaginable de recursos para la subsistencia.

El macizo fue el hábitat de diversos grupos de gente desde por lo menos el 200 a.C. Fueron comunidades laboriosas de alfareros, orfebres, tejedores, talladores de piedras, sostenidos por agricultores, pescadores y apicultores. Arqueológicamente son reconocidos dos periodos cronológicos: Nahuange o periodo Temprano, entre el 100 d.C. y el 1000 d.C., y Tairona o período Tardío entre el 1000 d.C. y el 1600 d.C. (Langebaek, 1987,2005; Oyuela, 1986, 2008; Giraldo, 2010; Reichel Dolmatoff, 1954; Bishof, 1968; Cadavid y Herrera, 1985; Groot, 1980).

Durante el periodo Nahuange las aldeas se encontraban dispersas por el litoral en las bahías, en valles estrechos de los ríos que desembocan en la Ciénaga Grande y en la costa hasta el río Palomino y también existían algunas pocas esparcidas por la sierra hasta por lo menos los 1000 metros de altura. (Giraldo, 2010). En esta época existían esporádicos vestigios de caminos o asentamientos con bases de piedra y no hubo mayor diferenciación jerárquica entre los distintos poblados. En algún momento cerca del 1000 d.C., hubo un aumento de la población en la Sierra, la gente se adaptó a nuevos ambientes y recursos y las laderas de la Sierra fueron entonces colonizadas por pueblos aguerridos y trabajadores que introdujeron el trabajo de la piedra caliza para construir monumentales obras de ingeniería y arquitectura lítica, de manera que hacía el final del siglo X d.C., existían muchos poblados, e importantes ciudades levantadas sobre cimientos de piedra, conectados por caminos y escaleras, todo esto obra de la gente del periodo Tairona (Langebaek, 1987, Oyuela- Caycedo, 1986, 2008; Cadavid y Herrera, 1985; Groot, 1980; Langebaek, 2005). A la llegada de los españoles, estos pueblos, de habla chibcha, demostraron gallardía, habilidades políticas, ser de gran porte, elegancia y riqueza, gran disposición para los enfrentamientos bélicos, así como fieles seguidores de preceptos y conceptos religiosos estrictos y fuertemente cimentados. Fueron los orfebres de esta sociedad jerarquizada los artífices de la orfebrería reconocida internacionalmente y de la que hacen parte los artefactos que aquí se presentarán.

De acuerdo con análisis químicos efectuados sobre artefactos de orfebrería de la Sierra Nevada, a lo largo de toda su historia prehispánica los orfebres usaron aleaciones de cobre/oro/plata conocidas como Tumbaga. No se cuenta con excavaciones arqueológicas en talleres metalúrgicos ni con análisis químicos y/o físicos de vetas de oro y cobre en la región, lo que dificulta la ubicación de posibles fuentes de material prima en épocas prehispánicas. Sin embargo de acuerdo con el inventario de INGEOMINAS sabemos de la existencia de depósitos de oro aluvial en los ríos Don Diego, Palomino y Dibulla, así como en algunos ríos de la vertiente sur oriental de la Sierra. Actualmente existen minas activas de cobre en La Guajira, cerca de las laderas nororientales, donde se extrae principalmente malaquita. En la Serranía del Perijá, al sur oriente de la Sierra Nevada, se presentan afloramientos de cobre nativo (Arias, 2005).

Por otra parte las crónicas españolas de los siglos XVI y XVII mencionaron la existencia de minas de oro cerca de de Santa Marta y arenas auríferas en diferentes ríos, tanto de la vertiente norte como en cercanías de Valledupar. Igualmente resaltaron que los indígenas tenían en su poder mucho oro y cobre e identificaron minas de cobre en Chiriguaná, Nueva Valencia y Valle de Upar en el costado sur de la Sierra (Mena García, 1979).

LA ORFEBRERÍA DEL PERIODO TAIRONA
Los orfebres del periodo Tairona traían consigo un bagaje de conocimientos mineros y metalúrgicos de los orfebres del periodo Nahuange, asimilaron estos saberes de acuerdo con su situación social, política y religiosa dentro de un nuevo orden social, especialmente a partir del siglo X d.C. Esta orfebrería ha sido descrita como un conjunto con frecuentes representaciones antropomorfizadas de animales míticos, que muestran dientes, colmillos, lenguas salientes con cierta expresión de ferocidad, en figuras sobrecargadas de detalles con espirales, trenzas y pequeñas esferas. Se caracteriza por presentar siempre superficies doradas y por privilegiar el vaciado a la cera perdida sobre el martillado para la manufactura de sus adornos (Reichel Dolmatoff, 1958; Sáenz, 2010).

En sus crónicas los españoles distinguieron los atavíos propios de la vida cotidiana de aquellos especiales para las festividades o para eventos militares. Cabe resaltar que describieron, no sin cierto asombro, que todo el mundo, sin importar que fuera hombre o mujer, llevaba adornos de orfebrería y que los señores o reyes iban ataviados con adornos especiales como pectorales circulares o en forma de aves (Aguado, 1581/1931; Simón, 1625/1981; Sáenz, 2001).

ALTERNATIVAS CULTURALES Y TECNOLÓGICAS EN LA ELABORACIÓN DE OBJETOS METÁLICOS

Desde el punto de vista antropológico la tecnología se entiende como un sistema en el cual se relacionan el conocimiento, habilidades, gestos corporales en una secuencia determinada, materia prima y medio ambiente para poder elaborar un producto final. Éste reproduce y representa a la sociedad, las relaciones sociales tejidas en torno al poder, la religión, economía y el medio ambiente. Los artefactos son producto del quehacer humano y como tales tienen una vida social (Appadurai, 1986; Pfaffenberger, 1992; Lechtman, 1977, 1984; Lemonnier, 1986, 1992; Sillar y Tite, 2000; Shiffer, 1995).

Los estudios analíticos y la interpretación de la materialidad de los objetos permiten cuestionar, considerar y explicar las decisiones tecnológicas relacionadas dentro de una secuencia de Cadena Operatoria o la reconstrucción de tecnologías del pasado desde el momento de obtención y selección de la materia prima hasta su transformación final en artefactos con significado cultural. Al determinar las características físicas y químicas de los materiales así como sus huellas de transformación, aportan indicios acerca de las posibles razones para haber seguido un método determinado en la elaboración de un objeto (Dobres, 1999; Sillar and Tite, 2000; Shangler, 2005; Martinón-Torres, 2008).

METODOLOGÍA DE ANÁLISIS

Se realizaron exámenes visuales superficiales con estéreo microscopio y microscopio electrónico de barrido (SEM-SE por sigla en inglés) con electrones secundarios. Se usaron un Hitachi S-3400N y un Philips XL30, ambos con distancias de trabajo de 10 mm y voltaje de aceleración de 20.0 kV y las muestras sin ningún tipo de recubrimiento se ubicaron dentro de la cámara del microscopio en un ambiente de vacío. Los análisis químicos, se realizaron en el Philips XL30 equipado con un espectrómetro de energía dispersa (EDS) INCA Oxford Instruments, con un tiempo límite de detección entre 35 y 40%. Se calibró el equipo cada 30 minutos con un bloque estándar de cobalto para mantener siempre las mismas condiciones. Para facilitar comparaciones y debido a la presencia de corrosión y porosidad en las muestras (oxígeno), los resultados se normalizaron al 100%. Las muestras montadas en probetas de resina se cubrieron con una fina capa de carbón para facilitar la conductividad y alcanzar los resultados analíticos. Para cada muestra se midieron al menos tres sitios de interés. Todos los análisis se tomaron con 750 aumentos.

Estructuras internas, fases metálicas, porosidad, inclusiones, corrosión, se detallaron con microscopio óptico de luz reflejada sobre las muestras montadas en resina epóxica. Todos los análisis de laboratorio se realizaron en el Wolfson Archaeological Science Laboratory del Institute of Archaeology, University College London (UCL).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN.

Los análisis químicos confirmaron el uso de aleaciones ternarias Cu – Au- Ag, basadas en cobre, con contenidos variables de Au, cuyas relaciones Ag/Au oscilan alrededor del 15% indicando fuentes de materia prima similares. Esta relación se da en virtud de que el oro en Colombia por lo general es argentífero, es decir que su principal impureza natural es la plata.

Estas aleaciones creadas intencionalmente por los metalurgos Tairona, no son fáciles de trabajar. Los altos contenidos de cobre endurecen el material, haciéndolo difícil de martillar y por lo tanto exigen gran destreza para su manejo. Por otra parte los procesos pirometalúrgicos necesarios para beneficiar el cobre (extraer el cobre metálicos de los minerales que lo contienen naturalmente), es un proceso complicado y delicado para lo cual se necesitarían grandes cantidades de minerales para lograr obtener el metal requerido. No conocemos los sitios de extracción, pero como se mencionó arriba, existen fuentes de minerales de cobre hacia el sur de la Sierra. La posibilidad de obtención de cobre en esta vertiente supondría viajes largos o el intercambio económico, hechos de los cuales hasta el momento no tenemos certeza. Por otra parte, el oro argentífero debía ser de fácil obtención en los placeres de los ríos que bajan a desembocar al Caribe y a la Ciénaga Grande de Santa Marta.

El primer artefacto consiste en un fragmento de disco (MO 08467). Su decoración parecía en un principio más acorde con la iconografía Nahuange pero luego de los análisis, la combinación entre aleación usada y tratamientos de superficie, parecen ser más acordes con la tecnología Tairona. Se trata de un disco decorado en el borde por una franja de puntos impresos y presenta un dorado superficial sobre ambas superficies muy brillantes


Figura 1. A. Fragmento de disco analizado. B. Disco de referencia para forma. Fotos: Museo del Oro.

Al estéreo microscopio fueron visibles líneas paralelas y rectas sobre la superficie bajo abrasión generalizada, posiblemente ocasionada por el uso, entierro y posterior manipulación. La incertidumbre sobre la existencia de estas líneas paralelas se aclaró con la observación dentro de la cámara del SEM aparecieron claramente, como raspados profundos. Estas huellas, suelen caracterizar el uso de utensilios impulsados por un mecanismo de rotación. El pulimento hecho a mano deja huellas irregulares cruzadas y sobrepuestas dado que el movimiento generalmente es de ida y vuelta sobre la misma área y es imposible pulir exactamente por el mismo punto, ni siquiera en el caso de que la acción se realice sólo en un sentido (Li et al, 2011). Llama la atención por lo tanto la existencia de estas líneas paralelas dado que hasta el momento no se conoce el uso de utensilios rotativos prehispánicos.


Figura 2. Microfotografía en SEM. Detalle de pulimento con líneas restas y paralelas en disco O08647.

Su observación en el microscopio óptico bajo luz polarizada develó una estructura típica de martillado y con incrustaciones de cuprita (óxido cuproso) deformadas por la acción del martillado. Maclas de recocido indican que en algún momento se calentó la lámina después de lo cual no fue trabajada directamente. Una capa dorada relativamente uniforme a lo largo del anverso y reverso, sugiere que este tratamiento se realizó con posterioridad al trabajo del punteado que decora el borde. Adicionalmente presenta un alto grado de corrosión interna a todo lo largo de las superficies, por debajo de la capa de dorado.

Las siguientes dos muestras hacen parte de un pectoral en forma de ave con alas desplegadas. Dentro de la orfebrería Tairona, el ícono del ave con alas desplegadas es destacado y seguramente constituía un símbolo de poder importante. Los más imponentes están compuestos por un cuerpo grande, plano y martillado con cuatro cuerpos de aves en posición de reposo rematados por cabezas de aves rapaces vaciadas a la cera perdida, en ocasiones completadas por hombres – murciélagos sentados sobre ellas.


Figura 3. Pectoral de alas desplegadas. Foto Museo del Oro. Fragmentos de cuerpo y cuello analizados.

Uno de los fragmentos analizados corresponde al cuerpo y el otro al pecho de una de las aves y a parte de su cabeza. Análisis químicos en muestras del cuerpo y de la cabeza revelaron composiciones de tumbagas diferentes, evidenciando así que fueron manufacturadas a partir de dos coladas diferentes. El cuerpo, fue decorado en el sector de la cintura con una franja de rayas paralelas agrupadas de manera vertical, horizontal y oblicua con puntos intercalados entre ellas. Los trazos son irregulares, grabados y cincelados con una fuerza calculada de manera que las líneas no se reprodujeran en la cara posterior, cabe resaltar que el grosor de las paredes, alrededor de 580 micras (+/- medio milímetro) es relativamente grueso. Las líneas, gruesas, irregulares y reteñidas sobre sí mismas, parecen haber sido hechas con un utensilio de material duro que tenía una punta roma e irregular que dejó huellas profundas y burdas al ser arrastrado sobre la superficie. La repetición de las líneas y la irregularidad de las mismas serían ejemplo del trabajo por parte de una mano no tan experta. Las líneas más gruesas fueron grabadas con mayor presión, seguramente también con acciones repetitivas. Las hendiduras ovaladas horizontales fueron realizadas con una herramienta de punta fina y sección redondeada, en posición oblicua y con al menos dos golpes de martillo, golpes que se notan ligeramente sobrepuestos. Los puntos observados a simple vista resultaron ser hendiduras en forma de huevo hechas con otro tipo de herramienta y con un único y certero golpe de martillo. El dorado por oxidación de este pectoral fue posterior al trabajo de la decoración como se aprecia en las secciones transversales de las muestras. El grabado y cincelado dejó la superficie expuesta y porosa por lo que estos sectores fueron más propensos a la erosión y oxidación que se observa debajo de la capa de dorado.



Figura 4. Microfotografías en SEM. Detalles de trazos en la decoración cincelada y grabada del pectoral de ave.

Bajo el microscopio con luz polarizada y reflejada se confirmó la estructura interna típica del trabajo directo con inclusiones y fases deformadas de acuerdo a la dirección del trabajo. Asimismo se observa la capa de dorado por encima de las depresiones resultado de la decoración, lo que sugiere que el dorado fue un proceso posterior. En esta muestra se apreció también una avanzada corrosión interna a lo largo de las superficies por debajo de la capa del dorado.


Figura 5. Microfotografías bajo luz polarizada, nótese la capa del dorado por encima de las depresiones de los canales y la corrosión interna debajo del dorado.

El otro fragmento de este mismo pectoral correspondiente a parte del cuello martillado que fue insertado dentro de la cabeza elaborada a la cera perdida. La estructura interna reveló una misma micro estructura con una matriz homogénea y continúa indicadores de que la cabeza, cuello y trenza fueron modelados en cera como una sola figura y por lo tanto no fueron producto de la soldadura de sus partes. Por otra parte, las imágenes obtenidas en la cámara de vacío del SEM mostraron que el diseño de apariencia trenzada fue elaborado por dos pares de hilos entrelazados dispuestos uno junto al otro. Tanto el cuerpo como la cabeza fueron doradas antes de ser ensambladas.


Figura 6. . Imágenes bajo luz plana polarizada y SEM – SE. Rectángulos rojos indican zona de las muestras en el cuello del ave.

Las características de la manufactura de este pectoral muestran la posibilidad de que existieran talleres con el concurso de variadas personas unos con cierta experiencia mientras que otros pudieran ser aprendices, además de la práctica de diferentes técnicas decorativas como el cincelado y el ponchado para reproducir un motivo. También llevan a plantearse la inquietud acerca de la especialización del trabajo dentro de un mismo taller de orfebrería, en el cual diferentes personas o grupos de personas estuvieran a cargo de estadios específicos de la manufactura de ciertas figuras para luego ensamblarlas.

El pulimento de superficies en los adornos Tairona resultó no ser homogéneo. A simple vista estos maravillosos objetos parecen brillantes y de factura espléndida, pero al revisarlos bajo los diferentes medios ópticos y metalográficos, se detalla que no siempre fueron objeto de un cuidadoso terminado. Es el caso de una cuenta de collar sonajera en forma de rana. No cabe duda de la maestría del orfebre al lograr este tipo de figuras, máxime cuando la mayoría de ellas aún conservan en su interior pequeñas cuentas líticas o badajos de piedra. Tal vez debido a que constituían figuras muy repetitivas y que debía ser más importante su color y su sonido, no fue delicado el trabajo de pulimento de sus superficies. Las imágenes en el SEM, revelaron una superficie con amplias áreas cubiertas de gruesas dendritas indicadoras de que la figura se enfrió lentamente, dentro del molde. Luego de ser extraída del molde ciertamente hubo algún grado de pulimento, pero no lo suficiente como para dejar una superficie lisa y brillante como solían ser los acabados de los adornos metálicos del periodo cronológico anterior (Nahuange).


Figura 7. Cuenta en forma de rana y detalle de las dendritas de su superficie en imagen SEM-ES.

Otra de las figuras comunes en los adornos de orfebrería Tairona es la de colgantes en forma de felino. El colgante O15612 resultó tener en la quijada un parche de metal que se despegó al someter el objeto en lavado ultrasónico. Este fue usado como muestra para análisis. En el microscopio se reveló una matriz muy porosa, rica en cobre con una capa de dorado a todo el rededor y una lámina rica en oro doblada y pegada en un extremo como si hubiera sido algún tipo de remiendo. La existencia de un remiendo es muy interesante desde que es la primera vez que se advierte esta práctica en la orfebrería Tairona. La existencia de este parche metálico sugiere que hubo un chorreón de metal en este lugar posiblemente para llenar el vacío dejado por un tabique usado para sostener el núcleo durante el proceso del vaciado a la cera perdida; esto además explicaría en parte su altísima porosidad. Este colgante sí fue pulido; no presenta dendritas en superficie y si mantiene aún huellas de un pulimento agresivo con algún tipo de material grueso y abrasivo.



Figura 8. Detalle de la quijada del felino, del pulimento agresivo en el pecho y de la matriz de la muestra (SEM).

Por último, el análisis de una nariguera en forma de mariposa elaborada a la cera perdida permitió identificar por una parte, continuidades en ciertas características de manufactura desde el periodo Nahuange, como el uso de una aleación determina que produjo naturalmente una coloración rosácea, el pulimento esmerado de la superficie y el uso de un utensilio de sección redondeada para resaltar los surcos del aro de suspensión. Aparte de este hecho, fue la única pieza en la cual fue posible observar el núcleo usado para la elaboración del puente de suspensión de la nariguera. Las diferentes microestructuras que se observan en el núcleo, sugieren el uso de una mezcla de semillas y pastos carbonizados.


Figura 9. Nariguera en forma de mariposa. Imágenes SEM-SE de las huellas del utensilio usado para resaltar el surco y del núcleo de materia orgánica.

Los resultados de composición química de estos artefactos se organizaron en un diagrama ternario Au/Ag/Cu en donde adicionalmente se puede observar que las temperaturas manejadas para producir los lingotes de tumbaga con estas aleaciones específicas debieron ser al menos de 950°C (Prince et al, 1990). De cualquier manera y de acuerdo con Scott (1991), para artefactos martillados elaborados en aleaciones basadas en cobre, la temperatura del recocido debería estar en un rango entre 500 y 800°C (Scott, 1991:7)


Figura 10 Diagrama ternario Au/Ag/Cu para las composiciones de los artefactos Tairona, combinado con diagrama de temperaturas.

7.CONCLUSIONES

El examen visual y los análisis químicos revelaron el uso de aleaciones de tumbaga ricas en cobre sin ninguna diferencia particular entre objetos martillados o elaborados a la cera perdida. La variedad en las composiciones de las tumbagas sugieren asimismo coladas individuales para cada evento de manufactura.

El oro nativo en Colombia contiene porcentajes de plata que oscilan entre el 1% y el 40%, siendo lo más común entre 10% y 20%; de ahí que las aleaciones de tumbaga sean aleaciones ternarias de Au/Ag/Cu (Scott, 1982, 1983). La relación oro/plata no afecta la aleación desde que no se adiciona intencionalmente mas plata, pero la variación de los rangos en esta relación si puede sugerir procedencias diferentes de la materia prima (Rovira, 1994). Las composiciones químicas de los artefactos de estudio y las relaciones Ag/Ag+Au*100 entre 12% y 18% con un promedio de 15% indican el uso de fuentes de materia prima similares para la obtención del oro.

El hecho de que las aleaciones usadas contengan bajos niveles de impurezas metálicas sugiere la adquisición de la materia prima, especialmente del oro, en placeres con material ya bastante lavado y refinado que no requiriera procesos complejos de refinación como las arenas de los ríos cerca de su desembocadura. Para el cobre aún no es claro el tipo de fuente, ni siquiera si fue obtenido de cobre nativo o de otro mineral. Por ahora lo único que se sabe es que al nor oriente de la Sierra Nevada existen depósitos de malaquita (carbonato).

Aparte de las aleaciones usadas y las posibles fuentes de materia prima, los resultados de análisis sugieren la posibilidad de que para pulir algunos objetos se hubiera usado algún tipo de mecanismo rotativo con el fin de obtener superficies extremadamente brillantes y parejas. En el caso de un disco, probablemente usado en actividades rituales, su brillo y reflejo podría ser de suma importancia.

El pulimento esmerado de las superficies, sin embargo, no parece haber sido una preocupación apremiante, al menos para la elaboración de los objetos analizados aquí. Ningún otro de los artefactos (excepto la nariguera en forma de mariposa) presentó superficies con pulimento esmerado o corrección de imperfecciones desde el modelo de cera. La ausencia de pulimento y la presencia de dendritas en la superficie, aportó información acerca del enfriamiento de las piezas después de haber sido vaciadas.

Por otra parte, la observación detallada de la decoración del pectoral en forma de ave permitió identificar un orden en el proceso de decoración y manufactura. Las particularidades de su decoración así como la evidencia de manufactura individual de cabezas y cuerpo, sugieren el concurso de diferentes personas, tal vez algunas con más habilidad y experiencia que otras, quienes se ayudaron de variados utensilios de trabajo para lograr el producto final.

Otra de las particularidades que llaman la atención en estos objetos fue la existencia de remiendos o chorreones de meta. Seguramente sirvieron para tapar los orificios dejados por tabiques que sostenían el núcleo dentro del molde a la hora del vaciado del metal. Sin duda es necesaria la observación de mayor número de artefactos Tairona para determinar esta práctica como usual en el proceso de acabado.

Para todos los artefactos revisados, el dorado por oxidación fue el último proceso en la manufactura, incluso posterior a la decoración grabada y cincelada.

Un tema poco estudiado aún es la composición de los núcleos modelados para crear las piezas vaciadas a la cera perdida. La existencia de diversas semillas y pastos carbonizados para hacer estas pastas abre un campo más de investigación donde la arqueología, metalurgia y la botánica se combinan para estudiar acerca del tipo de desechos orgánicos utilizados o si hubo mezcla de carbón vegetal y mineral y sus posibles implicaciones dentro del proceso metalúrgico.

Este tipo de investigaciones demuestra que las colecciones de museos pueden ser estudiadas de diferentes maneras y que la información adquirida les confiere valor en sí mismas además de que enriquece el conocimiento arqueometalúrgico y arqueológico regional.

Los resultados de este tipo de estudios permiten entender la materialidad de los objetos, y de esta manera contribuyen a la determinación de mecanismos de conservación de los mismos, tienen implicaciones para extremar cuidados en su manipulación y guían procesos de restauración o las condiciones de almacenamiento y exhibición.

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