“Hermigua en la Historia Moderna\"

September 4, 2017 | Autor: J. Álvarez Santos | Categoría: Modern History, Local History, Canary Islands, La Gomera
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Descripción

HERMIGUA EN EL TIEMPO

 



                      Edita: Ilustre Ayuntamiento de la Villa de Hermigua   Carretera General, 109. El Curato, Hermigua, La Gomera.    Coordinador de la edición: Pablo Jerez Sabater  © De los textos: los autores.    ISBN: 978‐84‐606‐5026‐3  Depósito Legal: TF‐ XXXX‐2010    Impreso en: Gráficas Sabater.  Polígono Industrial La Campana, El Rosario, Tenerife.    Ninguna de las partes de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta puede ser reproducida,  almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico,  mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor. 

 



ÍNDICE - Prólogo........................................................................................................................... p. 11 - Hermigua en la historia moderna ............................................................................... p. 13 - Estudio del patrimonio histórico – artístico de Hermigua...................................... p. 29 - Los pescantes de Hermigua. Entre la historia social y la utopía patrimonial........ p. 51 - Una aproximación a la Historia reciente de Hermigua bajo la tesis del capitalismo burocrático ........................................................................................... p. 79

 



HERMIGUA EN LA HISTORIA MODERNA Javier Luis Álvarez Santos

El presente capítulo pretende ser una síntesis de la historia de Hermigua en la época moderna, desde finales del siglo XV hasta mediados del XVIII. En él se ha abordado la evolución de esta población desde distintos ámbitos. Fundamentales son los aspectos relativos a la economía y a la sociedad de esta comarca, por lo que se hace necesario hacer hincapié en el estudio de las actividades agrícolas y ganaderas, así como en la estructura demográfica de sus moradores. Todo ello integrado dentro de un marco geográfico que ya los contemporáneos se encargaron de proclamar. De igual manera destaca el papel que desempeña el Valle dentro de la organización político-administrativa de la propia Isla y sus contactos con el exterior, ya sea comerciando con otras islas del Archipiélago e Indias; o repeliendo los ataques de las naciones enemigas. Si algo han ensalzado los cronistas e historiadores modernos que hacen referencia a Hermigua, son sus condiciones orográficas: una riqueza hidráulica alimentada por poderosos barrancos; excelentes condiciones para distintos cultivos que asentará en la zona la tradición agrícola y, por consiguiente, el aumento constante de la población; un puerto natural, aunque no siempre utilizable; y la cercanía a la capital. Recuérdese los acontecimientos que desencadenan la muerte de Juan Rejón en 1481, el cual acababa de ser nombrado por los Reyes Católicos capitán para la conquista de La Palma y Tenerife 1 : Es constante que (Juan Rejón), habiendo experimentado en su navegación en La Palma malos vientos, se halló en la precisión de hacer escala en La Gomera; que surgió por las playas de Hermigua, y que desembarcó con su mujer, sus hijos y otras ocho personas para tomar algún descanso. [...] Apenas Hernán Peraza tuvo noticias de que Juan Rejón se hallaba en los estados de su padre, acordándose de sus antiguas diferencias, dio orden a sus vasallos para que se le asegurasen y llevasen a su presencia sin dilación. Pero Rejón quiso antes morir que humillarse                                                              1

 Juan Rejón, caballero natural del reino de Aragón, ya había sido nombrado capitán por los Isabel y  Fernando  y  había  partido  en  1478  para  someter  las  islas  del  Archipiélago  que  aún  no  habían  sido  doblegadas. Esto es, Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Esta elección venia a poner en la práctica una  nueva concepción de conquista y, sobre todo, de gobierno. Así, los Monarcas pretendían contraponer  el peso de los señoríos canarios, como el de La Gomera, estableciendo una administración realenga.  Véase el capítulo XX de Abre Galindo sobre “De la venida de Juan Rejón 4ª vez a Canaria y su muerte  en  La  Gomera”:  Abreu  Galindo,  Juan  de:  Historia  de  la  conquista  de  las  siete  islas  de  Gran  Canaria.  Imprenta, Litografía y Librería Isleña, 1848 [1632?], pp. 138‐140. 

 

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impunemente a pasar por aquel oprobio. Conocido lo sucedido, Hernán Peraza pasó a Hermigua personalmente; recibió informes contra los homicidas, cuyo brazo había armado él mismo, y no pudo contener las lágrimas, cuando encontró a la triste viuda 2 . De estas aptitudes para toda la Isla se hace eco el historiador portugués Gaspar Frutuoso. Es tan rica en mantenimientos, que proceden de su fertilidad, que no se sabe de isla tan pequeña semejante a esta de La Gomera, lo que bien se ve en esto que contaré [...]. No faltó también en aquellos 18 días a los españoles en aquella fértil isla de 12 leguas de tierra azúcar y conservas en tanta abundancia, que llevaron la miel de abejas, las candelas, sebo y cera, legumbres, la cebada con los molinos que hacen gofio 3 . Finalmente expone que también hay en la costa de esta isla mucho y buen marisco, así como cangrejos. Dicho autor, en la década de los ochenta del siglo XVI se dedicó a redactar su magna obra, Saudades da Tierra. En ella encontramos una de las primeras referencias a Hermigua. Al describir la Villa el autor cita: [...] hay más de cien (pozos) en la Villa, que casi todos tienen uno en su casa, y son de agua dulce y gustosísima, afirman todos que es del arroyo de los molinos de Armiga, que dije se metía por una cueva en la tierra y no se ve más [...]. Con ocasión de una gran crecida de agua de Armiga, que bajó por el mismo cauce hace pocos años, reventó en la Villa, anegándola toda. Seguidamente profundiza y nos da una descripción más detallada, aunque con una cierta ligereza: Armiga, de que ya hablé, es un lugar a casi una legua de la Villa, donde están los molinos; tiene 12 vecinos, todos labradores en casas alejadas unas de otras, según tienen sus haciendas, [...] es muy fresco con fresco arroyo de buena agua, en que se hallan pepitas de oro, que en el año 55, en septiembre, un maestre, Lorenzo Florentín, yendo a las Indias de Castilla, al pasar por esta isla, como era buen apartador, recogió en unas betas, no de cobre, como es costumbre, sino de madera, pepitas de oros que valieron 3 cruzados 4 . De la misma manera, una interesantísima descripción de autor anónimo de fines del siglo XVIII nos narra que se halla la villa de Hermigua en un sitio extenso que aunque está circunvalado de eminencias y riscos no es tan profundo que deje de verse el cielo ni fatigarse la vista. Dicho valle enlaza con tres arroyos. El primero, llamado el barranco de la Calle, conectado con pequeños arroyos desde su naciente y corre

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 Viera y Clavijo, José de:  Noticias de la Historia General de las Islas Canarias. Ed. Goya, Santa Cruz de  Tenerife, 1950 [1772‐1773], t. II. pp. 75 y 76.  3   En  referencia  a  la  flota  de  Pedro  Meléndez  que  arribó  a  la  isla  de  La  Gomera  por  mal  tiempo  en  octubre  de  1554.  Frutuoso,  Gaspar:  "Las  Islas  Canarias",  de  Saudades  da  Terra.    Fontes  Rerum  Canariarum, XII. IEC, Santa Cruz de Tenerife, 1964. pp. 146 y 147 [83 y 84].  4  Frutuoso, Gaspar: Op. cit., p.143 y 144 [79‐81]. 

 

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hasta el mar. A lo largo de su recorrido se encuentran distintos tipos de árboles; el barranco de la Madera, a una legua del Valle y en donde se hallan viñas. Luego hay otro, al que llaman de la Bobadilla, en donde el agua es tan fresca que la gente no lo olvida; le sigue el de la Higuera, con tan grandes corrientes que en invierno causa pavor por los destrozos que hace. No obstante, a sus orillas se encuentran haciendas y una arbolada. Seguidamente, por la banda del Sur se hallan otros dos. Uno nombrado el Barranquillo de los Puercos y el otro el de los Gomeros; los cuales corren hasta el mar con suficiente agua para el regadío. Entre estos dos barrancos hay una elevación en donde se halla el llano de la Vegueta, zona de siembra y en desde donde se divisan las Islas.

Vista de los Roques de San Pedro

El segundo barranco es el que llaman de Monteforte. Por el norte es tan abundante que riega todas las haciendas y plátanos. También por la parte del sur, por donde corre una acequia que transita todo lo interior del Valle hasta llegar a la  

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del Ingenio; despeñase este río como cuatrocientas brazas de altura que continua hasta la fuente de los Pajaritos, a una llanura que se nombra de Cedro y el monte de las Cenizas. Parece que la omnipotencia divina hace que corran los ciervos de esta montaña a la fuente de los Pajaritos como que quieren buscar la mayor frescura y ensanche de las breñas. Además, este caudaloso río no sólo riega lo dicho sino que también queda bastante despacho para el sustento del Valle; del que comen tres acequias hasta el barranco de Liria, despeñándose trescientas brazas en altitud antes de llegar al mar. El tercero barranco es el citado de Liria. Éste nace en donde llaman los Acebiños y en longitud desde donde se despeña a donde nace hay una legua. Recorre también suficientes acequias para regar toda la parte Norte hasta llegar a la jurisdicción de Agulo 5 .

HERMIGUA: EL ELEMENTO COMPENSADOR DE LA ISLA.

Como indica Darias Príncipe, Hermigua representa en la historia de La Gomera el contrapunto a la Capital. Es la oposición al núcleo administrativo por parte del grueso de la oligarquía, dispuesto a revelarse a los despropósitos de los señores 6 . Torriani en su Descripción e historia de las Islas Canarias 7 indica en términos generales que en las islas Occidentales se produce gran cantidad de vino y de excelente calidad que propicia la llegada de numerosas naves que se dirigen a Indias. Sin embargo, dibuja a La Gomera como un lugar donde escasea los cereales, el azúcar y el vino debido a que la tierra no está cultivada y hay pocos habitantes. Esgrime que la razón de esta circunstancia se encuentra en que siendo esta isla de cuatro señores, junto con la del Hierro, y como los cuatro, por su pobreza, viven

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  Anónimo:  Descripción  de  la  Ysla  de  La  Gomera.  Manuscrito  del  siglo  XVIII.  Fondo  Millares  Torres,  os Archivo del Museo Canario, LPA. f . 19‐20.  6  Darias Príncipe, Alberto: La Gomera: Espacio, tiempo y forma. Empresa Mercantil Hispano Noruega,  Madrid, 1992. p. 233.  7   Según  el  historiador  Rumeu  de  Armas,  sería  en  1592  cuando  habría  concluido  la  redacción  de  su  obra. 

 

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solamente de contribuciones, todos huyen de aquí, y no hay hombre que quiera vivir en ella; mientras que, si fuese del rey, como son las demás, sin duda sería la más poblada de todas 8 . Igualmente apunta Viera y Clavijo. Considera que aquellos fieles vasallos no podían vivir descontentos. Sin embargo, ellos no veían siempre un padre condescendiente en su señor, y La Gomera estuvo mucho tiempo sujeta a un fatal astro que la agitaba y hacia mirar la independencia como su sumo bien 9 . En 1690 el Conde D. Juan Bautista de Herrera nombró alcalde mayor de La Gomera a Sebastián Pérez Montañez, natural de Tenerife, relevando del cargo al regidor Gonzalo Hernández Benito. Éste, apoyado por algunos vecinos relevantes de Hermigua, desobedeció las órdenes del Conde y se negó a entregar la vara a su sucesor. Es más, las graves amenazas efectuadas por los naturales, obligaron a Pérez Montañez a dimitir del cargo. Ante la gravedad de los acontecimientos, el Señor tuvo que trasladarse desde Tenerife y tramitar las primeras diligencias y decretar las consiguientes penas 10 . En 1743, poco después del ataque de Charles Windham a San Sebastián de La Gomera, se produjeron acontecimientos revolucionarios. Los gomeros se rebelaron contra el representante del Conde en la Isla, el héroe de la defensa del asalto inglés, D. Diego Bueno de Acosta. La conjuración se urdió en Hermigua, entre clérigos y capitanes, destacando el párroco de Chipude y el capitán D. Pedro Rodríguez Salazar. Cuyas pretensiones eran la de que se permitiera el nombramiento de un segundo personero de la Isla a favor del beneficiado D. Antonio de Armas, a lo que se negó el alcalde Bueno. A partir de ese momento comenzaron las revueltas, en cuyo apaciguamiento tuvieron que intervenir diversas autoridades de distintas jurisdicciones. Pero sin duda fue en 1762 cuando se produjo la sublevación más trascendente de la época moderna en La Gomera. Las juntas preparatorias, al igual que en otras ocasiones, se celebraron en las playas de Hermigua. Se dispusieron a apoderarse del castillo principal y disparar los cañones para perturbar a los isleños. Después, el señorío sería depuesto de todos sus privilegios para proclamarse

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  Torriani,  Leonardo:  Descripción  e  historia  del  reino  de  las  Islas  Canarias.  Ed.  Goya,  Santa  Cruz  de  Tenerife, 1950 [1590]. p. 199.  9  Viera y Clavijo, José de: Op. cit., p. 459.  10  Castillo Pedro Agustín del Castillo: Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias. Gabinete  Literario, Las Palmas de Gran Canaria, 1948 [1737], t. I, p. 2319.  

 

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vasallos únicos del rey 11 . Finalmente, se convocaría un cabildo general, se elegiría un personero y se acopiarían víveres para sustentar en la Villa a los vecinos de los demás lugares. Y así sucedió, entre los días 21 y 22 de septiembre se ganó la fortaleza y se nombró un personero eclesiástico por aclamación. El cabildo presentó una memoria de agravios de dieciséis capítulos contra el conde. Entre sus quejas se decía que el conde compraba barata la orchilla y la vendía cara, que las tierras dadas a tributo pagaban más censo del que se podían permitir o que había mandado arrendar y cultivar los montes 12 .

EL APROVECHAMIENTO ECONÓMICO DEL VALLE

En Saudades da Tierra, Frutuoso ya hace referencia a las actividades agrícolas de este término. Por Bechehigua, yendo por bajo Armiga, hay viñas que dan buenos mostos, y pasando una cresta, donde nace el agua de Armiga, que hace una vuelta hacia el N y se junta con otra que va por detrás de Arure, se muestran grandes peñas, en las que se halla mucha orchilla, que dicen es la mejor del mundo 13 . La actividad agraria como base de la economía de Hermigua en la Edad Moderna viene precedida por un periodo de expansión de la caña de azúcar. Rumeu de Armas, destaca que en La Gomera los Condes poseían dos importantes Ingenios: uno en Hermigua y otro en Valle Gran Rey, ambos inmersos en el activo comercio canario con Europa y América 14 . Así, en el Inventario de los bienes de 1503 sobre los bienes de Guillén Peraza y doña Inés se consigna, entre

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  Pretendían  modificar  la  estructura  jurídico‐administrativa  y  declarar  la  Isla  de  realengo,  incitados  por  el  Administrador  de  las  Rentas  Reales  de  Tenerife,  D.  Alonso  Isidro  Narváez.  Darias  y  Padrón,  Dacio: Los Condes de La Gomera, Santa Cruz de Tenerife. p. 142.  12   Sin  embargo,  Viera  y  Clavijo  sostiene  que  en  realidad  protestaban  por  el  derecho  de  quintos,  aunque ya reducido en esta fecha a un seis por ciento de salida y tres por ciento de entrada. Viera y  Clavijo, José de: Op. cit., p. 460.  13  Frutuoso, Gaspar: Op. cit., p.145 [82].  14   Rumeu  de  Armas,  Antonio:  Canarias  y  el  Atlántico.  Piraterías  y  ataques  navales  contra  las  Islas  Canarias. Madrid, 1991 [1947], t. I, p. 283. 

 

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otros, dos ingenios: uno viejo en el valle de Hermigua y otro, que se dice del Tabaibal, que dan de tributo 1300 y 600 arrobas de azúcar respectivamente 15 . En 1597, el Conde D. Antonio Peraza de Ayala y Rojas otorgó un poder a su esposa doña Leonor de la Peña para que administre en su nombre el señorío de La Gomera. En este documento, entre otros bienes y derechos, consta la pertenencia de la mitad de la Dehesa de Tamargada y la octava parte del Ingenio de azúcar de Hermigua, con sus pertrechos y aguas de las tierras y cuartos del vino 16 . En el testamento de D. Gaspar de Castilla y Guzmán de 1617 se indica que éste heredó la cuarta parte del Ingenio del Valle de San Pedro de Hermigua. Un año después, el citado Señor de La Gomera y su mujer, doña Inés de la Peña, instaurando el llamado “Mayorazgo de La Gomera”. Constituido, entre otros bienes, por la cuarta parte del Ingenio de azúcar de Hermigua, con tierras de caña y agua, así como por otra octava del mismo Ingenio, con sus anejos, procedente de la herencia de su hermana doña Águeda 17 . En la crónica anónima de finales del Setecientos ya sólo queda el recuerdo de la próspera economía azucarera de antaño. El Ingenio que queda citado estuvo primeramente en la interior del valle y hasta ahora se conservan los vestigios en dos piedras grandes a modo de ruedas en su círculo todavía grande y también hubo otro donde llaman el Valle de Majo para cuya molienda corrían las aguas que ya quedaron dichas de los barrancos de la Calle y Monteforte; el plantío de cañas para estas moliendas según se dice por tradición fueron en el interior del Valle y en los llanos de la Catalina 18 . En la obra El señorío en las Canarias Occidentales. La Gomera y El Hierro hasta 1700 se documentan un total de 52 tributos, de los cuales casi la mitad se desconocen la fecha de concesión de la escritura. Se entiende que la mayoría de estos censos se instauran en la primera mitad del Seiscientos, incluso algunos provienen del siglo anterior. No obstante, si sólo consideramos a aquellos censos que conocemos la fecha de la concesión, la mayor parte de éstos se sitúan entre

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 Serra Rafols, Elías y de la Rosa Olivera, Leopoldo: “Reformación del repartimiento de Tenerife en  1506 y colección de documentos sobre el Adelantado y su gobierno. Homenaje del Cabildo Insular de  Tenerife  a  la  memoria  de  los  Reyes  Católicos  en  el  V  Centenario  de  su  nacimiento”.  Fontes  Rerum  Canariarum, XII. IEC, Santa Cruz de Tenerife, 1953. p.165.  16  Darias y Padrón, Dacio: Los Condes de La Gomera. Santa Cruz de Tenerife, 1936. p. 28.  17 Ibíd., p. 66.  18 o  Anónimo: Op. cit., f .21. 

 

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las décadas de 1640 y 1670. Por tanto, nos encontramos ante una armonía en las roturaciones, pero con un ligero incremento a mediados de la centuria, coincidiendo con el señorío de D. Gaspar, ante el cual se realizan una serie de reconocimientos en 1653. Estos tributos se suelen pagar en especie, principalmente en vino aunque también pueden solventarse en fanegas de trigo 19 . Este interés por el cultivo de la viña debemos entenderlo como consecuencia de la demanda del vino de Tenerife en la economía regional e internacional. Asimismo, destaca la producción de la seda en el valle, vinculada a los linderos o a las plantaciones vitivinícolas o de árboles frutales. De manera aproximada, la hoja de morera se recoge en La Calle y El Barranco de Liria; mientras que la vid en el tramo medio –entre 200 y 300 m.- y final de éste, ejerciendo de salida a los distintos barrancos, cohabitando con la explotación de la seda en el centro y en la ladera occidental del valle. Por su parte, el trabajo del cereal se localizaría en zonas más altas, hacia el interior y vertiente oriental 20 .

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  Díaz  Padilla,  Gloria  y  Rodríguez  Yanes,  José  Miguel:  El  señorío  en  las  Canarias  Occidentales.  La  Gomera  y  El  Hierro  hasta  1700.  Excmo.  Cabildo  Insular  de  La  Gomera,  Excmo.  Cabildo  Insular  de  El  Hierro, 1990. p.153.  20  Ibíd., p. 154. 

 

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Vista del valle de Hermigua

Desde comienzos del siglo XVI nos encontramos con personas o familias acomodadas y con peso socioeconómico que poseen haciendas o arrendamientos, las familias de calidad a las que alude Viera y Clavijo 21 . Nos referimos, por ejemplo, a los Manrique, emparentados con los Caler y la familia señorial; o a Diego Prieto Melián, personaje relevante de la primera mitad del siglo por su actividad económica y política, enlazado con la hija de D. Guillén, prometiendo en concepto de arras una de sus heredades de viña y agua en el Valle 22 . No obstante, es probable que no todos los hacendados se asentasen en Hermigua. Posiblemente residiesen en San Sebastián, centro del poder local y residencia de los señores. Estas explotaciones se caracterizaban por tener un tamaño medio pero con una elevada rentabilidad, completándose sus propiedades con tierras de carácter cerealístico en otras áreas de la Isla.

                                                             21

 Viera y Clavijo, José de: Op. cit., p.467.   Díaz Padilla, Gloria y Rodríguez Yanes, José Miguel: Op. cit., p. 180. 

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Tras los sucesos de 1488, la rápida repoblación del valle y la puesta en cultivo de la caña de azúcar mermarán considerablemente la espesa vegetación del álveo y del monteverde cercano. La relevancia de Hermigua con el tiempo no disminuyó. La caña de azúcar dio paso a dragos, limones, palmas, higueras, árboles frutales, ñames y todo tipo de hortalizas, pero sobre todo vides. Transformándose en área relevante para la producción vitivinícola y de la seda. De este modo, los cereales fueron derivándose hacia el interior, pero manteniendo un peso relevante en la agricultura, sobre todo el trigo y en menor medida la cebada. A estas prácticas agrarias habría que añadir el uso de un sistema complejo de acequias, así como la construcción por parte de los vecinos de bodegas en la playa cuando en el valle predominen los viñedos 23 . Constata Viera y Clavijo que en este Valle se recogen unas 600 pipas de vino y 580 fanegas de legumbres, así como 3000 libras de seda que luego eran trasportadas a los telares del Valle para su manufactura. Por tanto, para el siglo XVII, especialmente en su segunda mitad, se manifiesta el cultivo de morales y la excesiva fragmentación de las propiedades para esta labor, siendo corriente heredades en distintas zonas con una o dos libras de morales. En definitiva, a fines del Setecientos la propiedad de la tierra se componía de varias haciendas de poca entidad repartidas entre Hermigua y los demás términos de La Gomera. En cuanto a las bestias, se contabilizan aproximadamente un millar de cabezas de ganado vacuno para la labranza y 400 reces, además de suficientes animales de carga como caballos, yeguas, mulos y burros. Ya en el siglo XVIII observamos la consolidación de las pequeñas parcelas, habitual en la actividad agrícola de La Gomera, y la diversificación de cultivos como perales, cirueleros, manzaneros, durazneros y demás árboles frutales. Pero sobre todo destacan los palmerales, las plataneras y las ñameras. Así, en el texto anónimo refiere que hay palmas en multitud entre las cuales se hallan dos en la hacienda del Capitán Don Miguel de Echeverría que se registran desde el mar y sus fruto es suavísimo y otra que aquí llaman la morisca que sus dátiles desde que nacen son blancos pero nada de gusto […] Entre los plátanos que siembran todo debajo de regadío, hay judías con abundancia tanta para que el gasto del valle y socorro de otras islas, millo, papas y pimienta. Hay también propiedades

                                                             23

  En  la  crónica  anónima  se  mencionan  once  bodegas  en  que  se  recoge  el  vino  de  este  valle  para  o trasladarlos luego a la Capital y a otras Islas. Anónimo: Op. cit., f .21. 

 

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grandes de ñameras cultivadas con tanto cuidado que sirven a los naturales de toda esta isla del mayor alimento y su gusto sazonado es muy bueno. En los montes de esta dicha Isla y los que conducen a este referido Valle hay una raíz que llaman helecho y de este en los años estériles se mantiene la inferior población fabricando de él sus harinas, para prueba de que Dios quiere que estos habitantes solo con la de su isla se mantengan 24 .

ASPECTOS DEMOGRÁFICOS

Viera y Clavijo incide en describe el valle de Hermigua como lugar delicioso, circunvalado de altos cerros de donde se despeñan tres caudalosísimos arroyos, cuyas saludables aguas le fertilizan, está al poniente de la capital y al este de Chipude. Tiene decente iglesia parroquial con cura provisión de obispo, un convento de once dominicos y una ermita de Santa Catalina en las playas; además de un alcalde ordinario 25 . En relación a sus habitantes, afirma que hay 1690 personas, 787 hombres y 903 mujeres. En 1737, haciendo referencia a cuatro años antes, el obispo D. Pedro Dávila y Cárdenas consigna que Hermigua tiene 300 vecinos, frente a los 200 de la Villa de San Sebastián y sobre un total de 1100 gomeros 26 . La calidad del sitio del Valle lo convirtió en un lugar próspero que llegaría incluso a superar en población y producción a la Capital. En el censo de Aranda de 1768 ya cuenta con 1332 habitantes frente a los 1335 de San Sebastián. Asimismo, ostentaba con un hospital, una escuela y un número relevante de funcionarios. El padrón realizado en 1680 por el padre Francisco Gabriel Montero, predicador franciscano, nos permite analizar el censo de Hermigua. Es, con diferencia, más importante que Agulo, pues cuenta con 930 habitantes. El padrón distingue seis núcleos que podemos agrupar según su relevancia poblacional: Valle de Arriba y Monforte contienen, respectivamente, 69 y 43 casas en las que moran 357 y 206 personas, que sumadas representaban el 60,5% de los habitantes de Hermigua. Por lo tanto, la mayoría de la población se situaba en los tramos altos                                                              24

o

 Ibíd., f . 20v.   Viera y Clavijo, José de: Op. cit., p. 465.  26   Véase:  Constituciones,  y  nuevas  addiciones  synodales  del  obispado  de  las  Canarias,  hechas  por  el  Ilustrísimo  Señor  Don  Pedro  Manuel  Dávila  y  Cardenas,  en  Madrid,  oficina  de  Diego  Miguel  de  Peralta, año 1737. Archivo del Museo Canario. LPA. Castillo Pedro Agustín del Castillo: Op. cit., 512.  25

 

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del Valle. Le siguen en importancia Jibalfaro y Valle de Abajo, con 37 y 34 casas, en las que habitaban 156 y 179 personas, que en total sumaban el 36% del término, en último lugar, alejados numéricamente de los otros barrios, figuraban las Casas de los Barranquillos y Casas de Ajen, con 3 y 2 casas, en las que residían 17 y 15 habitantes. La relación entre personas y casas es de 4,94, similar a la de San Sebastián” 27 En cuanto a la composición familiar ofrece rasgos similares a la de San Sebastián. Esto es, el 43% de las familias contaban con 1 ó 2 hijos. Por su parte, los esclavos representan a un grupo numeroso de sesenta y dos individuos, lo que representaba el 6,6% del total de la población, una proporción ligeramente superior a la de la capital, en tanto resulta inferior el número y porcentaje de mozos y criados. Ciertamente, estos últimos surgen como añadidura de los esclavos, pues lo son al mismo tiempo dueños de esclavos. No hay que olvidar el papel económico, e incluso su relevancia política como lugar de residencia de buena parte de la clase dominante. Casi la mitad de los poseedores de esclavos ocupan un cargo en las milicias. Destacando por encima de todos el capitán Domingo Trujillo Bencomo, que poseía 13. Por su parte, la descripción anónima nos detalla minuciosamente cada pago: el espacio, sus habitantes y las actividades a las que se dedican. De esta manera, […] el más largo dista de este Valle legua y media y se llama de Juana; aquí hay de vecinos tres, que con criadores y entre ovejas y cabras hay trescientas cabezas; este barriecito es muy ameno ya por sus aguas y ya por las haciendas que de viña y demás árboles frutales que se hallan allí; contiguo a este para ir hay otro sitio que llaman el Palmar aquí sólo hay tierra de pan sembrar, este dicho pago queda al pié de unas grandes eminencias de riscos en Donde se coge orchilla de que se favorecen los pobres aunque a costa de su vida. Entre este dicho valle hay otro pago que llaman Montoro, dista de dicho valle una legua; tiene seis vecinos estos son también criadores que pueden tener doscientas veinte y cinco cabras. Se compone de algunos árboles frutales como son perales, higueras, y membrillos; y hay también ciruelos que son las mejores y tiene un barranquillo que corre hasta el mar y bastante para regar sus plátanos. Y al pié de estos hay una playa del Azúcar tan espaciosa que da buena condición que muchos sujetos se van a sus recreaciones, comúnmente en la primavera […]. Por encima de estos pagos inferidos hay otro que llaman los Álamos y de esto está vestido aquel paraje con copiosidad de agua.

                                                             27

 

 Díaz Padilla, Gloria y Rodríguez Yanes, José Miguel: Op. cit., p. 266. 

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[…] Contiene este valle en su centro con los pagos referidos trescientas ochenta y seis casas, sus habitantes son de distintas clases, en los primeros hay familias de distinguida calidad […] El número de personas son mil seiscientas noventa. Hombres de siete años arriba quinientos treinta y cinco, de ahí abajo doscientos cincuenta y dos […] El número de mujeres de siete años a niñas es de setecientas siete y de ahí abajo ciento noventa y seis 28 .

Antigua panorámica del valle de Hermigua. Archivo General Insular de La Gomera

En La Gomera existieron cuatro curatos, uno de ellos el de la Encarnación del valle de Hermigua. Sirvieron en esta tierra como párrocos los religiosos del convento de los dominicos. El viernes 18 de marzo de 1611, a las 8 de la mañana, tuvo lugar la fundación de este monasterio. Tomaron posesión de la ermita del Señor San Pedro Apóstol los muy Rvdo. Padre Fray Juan Morín, hijo del Convento de San Pablo de Sevilla, varón apostólico y vicario provincial de la provincia de María Santísima de Candelaria; Fray Zenón de Clavijo Predicador

                                                             28

 

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 Anónimo: Op. cit., f . 22v y 23. 

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General; y el Padre Fray Antonio de Espíritu Santo, hijo del Convento y Colegio de Santo Domingo de la Ciudad de La Laguna, quienes bendijeron dicha posesión por mandato del Provisor General, D. Roque Marino, natural de Gran Canaria, beneficiado de Guía y visitador a la Isla para esta ocasión. De esta forma, quedó el Convento sirviendo de parroquia y administrando todos los sacramentos durante los siguientes treinta y nueve años. Ostentaban los frailes un privilegio inusual, lo que ocasionó distintos litigios entre los beneficiados de La Gomera. Finalmente, en 1650 los vecinos fabricaron una nueva parroquia, Nuestra Señora de la Encarnación, y fue electo como primer cura D. Francisco de Pineda Serrano, pariente del padre prior de aquel convento 29 . Justamente, antes de la fundación del convento de San Pedro Apóstol, estaba estipulado por la constitución sinodal del obispo D. Diego de Muros a finales del siglo XV, que uno de los beneficiados de San Sebastián debía administrar los sacramentos y proveer de misas los domingos y en festividades litúrgicas a Hermigua y a Valle Gran Rey. En 1604, el obispo de Canarias, D. Francisco Martínez de Ceniceros, mandó que uno de los beneficiados de la Villa residiese en Hermigua, ya con un importante vecindario, y que se pusiese pila bautismal en la Ermita de San Pedro, antes de convertirse en convento. Precisamente, la primera Iglesia que hubo en este valle después de la parroquia del Convento fue la ermita de Santa Catalina Mariné, que se construyó inicialmente bordeando el barranco de los Gomeros y de allí se trasladó en 1611 a la orilla de la playa.

EL PAPEL DE LAS MILICIAS DE HERMIGUA EN LA DEFENSA DE LA ISLA

El propósito de Torriani buscaba en sus proyectos de fortificación de la isla de La Gomera radicaba en impedir el desembarco del enemigo. Y aunque ninguno de sus planes se llevó a cabo, su obra da a conocer distintos aspectos de                                                              29

 

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 Ibíd., f . 21 y 21v. 

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la defensa de la Isla. Aquella estaba confiada a las milicias locales, las cuales estaban reunidas en tres compañías en el siglo XVI, dos en la Capital y una en Hermigua. Más concretamente, en un proceso inquisitorial de 1590 se menciona que era capitán de la Compañía de Hermigua Hernando de Manzanilla y el alférez Mateo Calero. Ya, para el siglo XVIII, las compañías se repartieron entre San Sebastián, Alajeró, Chipude, Vallehermoso, Agulo y Hermigua 30 . Estas milicias repelieron numerosos ataques extranjeros a lo largo del Antiguo Régimen. Así, por ejemplo, en 1566 cuando San Sebastián fue asaltada por la escuadra francesa del Vizconde de Uza. Célebres son las noticias que aporta Viera y Clavijo en su Historia de Canarias acerca de los rechazos de los gomeros a los ataques piráticos. Más aún, el valle de Hermigua y sus vecinos participarán directamente en la defensa de la Isla, mostrando a los ingleses su intrepidez nativa. Según nos cuenta este historiador, en 1740 un corsario británico que perseguía a otra embarcación que transitaba entre La Palma y Gran Canaria tuvo que refugiarse en la playa de El Azúcar, en Hermigua. Acudieron a este punto toda la milicia a socorrerles, aunque nada se pudo hacer por la nave ya que por una mala maniobra de los marineros el barco chocó contra un roque. No obstante, quitaron los milicianos la vida a cinco ingleses y aprisionaron dos. No contestos con esto, el capitán Don Pedro de Salazar y Don Fernando Peraza se entraron armados de sus fusiles en la lancha de la nave perdida, a fin de perseguir la del corsario que huía con toda diligencia 31 . En consecuencia, el Valle ha sabido adaptarse a las situaciones cambiantes durante los casi trescientos años de historia que aquí se han tratado. Las condiciones orográficas favorables, como la abundancia de agua, permitieron a esta comarca adecuarse a las distintas realidades económicas de su tiempo. Estás, vinculadas siempre con las actividades agrícolas y ganaderas, se diversificaron según las necesidades del periodo. De este modo, en Hermigua se logró consolidar el sustento de sus habitantes gracias al desarrollo de distintas empresas, como la azucarera o la vitivinícola. Asimismo, la evolución social estará condicionada por esta capacidad de trasformación. Como se ha descrito, el peso demográfico del Valle dentro de La Gomera es considerable, incluso llega a superar a la propia Villa. No es fortuito

                                                             30

 Rumeu de Armas, Antonio: Op. cit., t. III, p. 769.   Viera y Clavijo, José de: Op. cit., p. 454. 

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que familias notables se asienten en estas tierras. En la base de las demandas de los vecinos que hacen llegar al Señor se encuentra el interés de adquirir un peso político y administrativo mayor dentro de la Isla. Por ende, el esplendor económico de Hermigua en algunos momentos de la historia conllevará a enfrentamientos con la Capital -y con el Conde, reclamando una posición y unos privilegios más acorde con el status que les representa.

 

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