ACTAS DEL TERCER CONGRESO INTERNACIONAL “ARTES EN CRUCE” Los espacios de la memoria. Memorias del porvenir. 6 a 10 de agosto de 2013
HACIA LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA UNIVERSITARIA EN SAN JUAN. UNA HISTORIA INTERRUMPIDA
Musri, Fátima Graciela. E-mail:
[email protected]. Gabinete de Estudios Musicales, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, Universidad Nacional de San Juan. Publicado en https://drive.google.com/folderview?id=0B3Xnk4AAbwY_LU1BOWJzWUJuVDQ&usp=drive_web. ISBN 978-987-3617-65-2 ISBN 978-987-3617-65-2
Resumen Hacia fines de la década de 1930 en San Juan, en el contexto de una actividad musical permanente en lugares de exhibición –teatros, cines y plazas-, de culto –iglesias- y de aprendizaje -escuelas, academias de baile y conservatorios provinciales-, persistía el peso que el ideario sarmientino había conferido a la música en la cultura general y en la educación infanto-juvenil en particular. Grupos de artistas e intelectuales propugnaron la fundación de museos y sociedades culturales que bregaron por la ampliación y mejoramiento de la educación artística. Una movilización de estudiantes mendocinos que llegó a San Juan contribuyó a impulsar la creación de la Universidad Nacional de Cuyo. Las demandas de un público en crecimiento, que empezó a consumir la música grabada y radiodifundida, aumentaban las visitas de artistas en gira y la radicación de músicos argentinos y extranjeros en la provincia. Graciela Porras en su libro La actividad musical en el Instituto Superior de Artes –ISA- de San Juan (2006), ha investigado en profundidad la fundación de esa entidad, sus objetivos dirigidos a integrar en la enseñanza diversas artes (plástica, música, danza, teatro) y sus antecedentes inmediatos. Sin embargo, más atrás en la historia es posible encontrar las motivaciones y las acciones movilizadoras de esta institucionalización de la enseñanza artística integrada, y que se vieron interrumpidas por el catastrófico terremoto que asoló la ciudad de San Juan en 1944. En consecuencia, se propone analizar los procesos culturales, específicamente los antecedentes institucionales y las ideas circulantes en Cuyo en la década de 1930, que anclaron la creación de las posteriores carreras artísticas en el Instituto Superior de Artes de San Juan (1959-1966). Las mismas adquirieron estatuto universitario con su incorporación posterior a la Universidad Provincial “Domingo F. Sarmiento” (1966) y a la Universidad Nacional de San Juan (1973). Palabras claves: Música – Educación – Universidad - Cuyo
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HACIA LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA UNIVERSITARIA EN SAN JUAN. UNA HISTORIA INTERRUMPIDA Participar de la celebración del cincuentenario de la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, me dio la ocasión de ahondar en la historia de las instituciones cuyanas en las que me formé y donde actualmente me desempeño como docente-investigadora. Para relatar su historia, centrada en la ciudad de San Juan, adopto una perspectiva microhistórica y local, como ya la he caracterizado en publicaciones anteriores (Musri, 2009). Los protagonistas actuaron en un escenario de relaciones sociales estrechamente vinculadas a las políticas culturales y económicas nacionales entre las décadas de 1930 y 1970. En ese tiempo y espacio se jugaron conceptos acerca del arte, de su práctica y de su consideración académica que me propuse comprender, a fin de dirimir si los estudios superiores en artes fueron propuestos e instalados “desde arriba”, es decir desde esferas gubernamentales, o “desde abajo”, o sea desde sectores sociales con intereses puntuales. Para responder, hubo que despejar dudas acerca de las adscripciones ideológicas de los actores involucrados, de los valores asignados al arte, y de los sistemas de referencias cambiantes que afectaron la institucionalización de los estudios artísticos.1 Es oportuno aclarar que, aún queriendo evitar la suma de sucesos y cronologías, para sostener esta narración ha sido necesario el acopio y verificación de datos, a partir de la información recogida de la prensa escrita, de testimonios orales de informantes clave y de la confrontación con textos ya publicados sobre el tema. Susana Malberti y María Cristina Hevilla (Ferrá de Bartol et al., 1993-4), Graciela Porras (2006), Alicia Ambi, Elvira Rovira y Rubén Fernández (2007) han publicado con anterioridad sus investigaciones sobre distintos aspectos del tema. Pero nadie profundizó aún lo sucedido en la década de 1930 en relación con proyectos de estudios sistemáticos en arte producidos en San Juan. Este año la Universidad Nacional de San Juan cumple cuarenta años de existencia. Desde su comienzo en 1973 incluyó la formación de artistas y docentes en artes para todos los niveles del sistema educativo. Pero no fue una novedad puesto que absorbió carreras artísticas que ya existían desde antes y con estatuto universitario. En efecto, nueve años antes, en 1964, se había creado la Facultad de Artes en el seno de la Universidad Provincial “Domingo Faustino Sarmiento”.
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Como propone la microhistoria italiana, en el espacio local es posible estudiar la identidad y también cuestiones generales sobre el arte. Se trata de interpretar, en lo cercano, los tratos humanos universales, los problemas comunes a otras regiones y las experiencias docentes y artísticas particulares que brinden términos de comparación con otras experiencias. Y, por otro lado, dialogar con la historia argentina de las ideas e instituciones universitarias.
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A su vez, la Facultad se fundó sobre la base de los Departamentos de Música, Artes Plásticas, Arte Dramático y Danzas pre-existentes en el Instituto Superior de Artes, conocido en la provincia por su sigla: ISA.2 Es decir, las carreras artísticas universitarias existen en San Juan desde 1964, primero dependientes de la Universidad Provincial y desde 1973 de la Universidad Nacional. De modo que estamos a un año de cumplir también nuestro cincuentenario. Graciela Porras en su libro sobre la actividad musical en el Instituto Superior de Artes (2006), documentó la fundación de esa entidad pionera ocurrida en diciembre de 1959, y sus antecedentes inmediatos de la década de 1950. Los objetivos del ISA se dirigieron a estatizar por primera vez la enseñanza artística en la provincia, bajo el gobierno desarrollista de Américo García, e integrar las diversas artes en una misma institución educativa. Sin embargo, aún más atrás en la historia es posible encontrar las motivaciones y las acciones movilizadoras de esta institucionalización de la enseñanza artística integrada, y que se vieron interrumpidas por el catastrófico terremoto que asoló la ciudad de San Juan en 1944. En consecuencia, este trabajo analiza los procesos culturales, específicamente los antecedentes institucionales y las ideas circulantes en Cuyo en la década de 1930, que anclaron la creación de los cursos del ISA (1959-1964), su transformación en carreras que adquirieron estatuto universitario con su incorporación a la Facultad de Artes de la Universidad Provincial (1964) y finalmente su validación nacional con su inclusión en la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan (1973). Hacia fines de la década de 1930 en San Juan, en el contexto de una actividad artística permanente en lugares de exhibición como fueron los teatros, cines y las plazas, los lugares de culto como las iglesias y pequeñas parroquias, y los lugares de aprendizaje, es decir en las escuelas, academias de baile y conservatorios provinciales, persistía el peso que el ideario sarmientino había conferido a la educación de formación superior y particularmente a las artes en la cultura general. En varias publicaciones del prócer sanjuanino se lee sobre la gran importancia que atribuyó a la práctica de la música y de las letras en la edificación del espíritu femenino. De ello ha dado cuenta Pola Suárez Urtubey (La música en el ideario de Sarmiento, 2009, 85-99) en primer término y luego la autora de este trabajo (2011; 2001). No se equivocó Suárez Urtubey cuando escribió: “En general, parece ser que la enseñanza de la música fue en San Juan constantemente estimulada” (op. cit, 88). Recordemos la relevancia que había cobrado el Colegio Santa Rosa de Lima a lo largo de un siglo, fundado por Fray Justo Santa María de Oro y Sarmiento en 1839, donde las alumnas pupilas aprendían a leer música y a tocar el piano por la cartilla de Clementi y el sistema de Juan Bautista Alberdi, también aprendían
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Tres entidades pre-existentes conformaron la Universidad Provincial: El Instituto Superior de Artes (ISA), la Escuela Provincial de Periodismo y el Instituto Superior del Magisterio.
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danzas, cantaban fragmentos de óperas italianas en coro a tres voces y actuaban públicamente en cada fiesta de fin de año.
Salón de actos del Colegio Santa Rosa de Lima, en San Juan. Susana Silvia Tello (en Ferrá de Bartol, M., 1993, I, 23-45) remite a la frustración de Sarmiento por no haber alcanzado una educación superior para sí mismo, ni en su provincia natal ni en Buenos Aires. Como a otros adolescentes, la inexistencia de establecimientos de enseñanza superior en San Juan y la imposibilidad de viajar a otros centros, lo privó de convertirse en un profesional titulado. Por eso, cuando Sarmiento llegó a la gobernación provincial fundó allí el Colegio Preparatorio en 1862, que impartió instrucción científica propedéutica a la universitaria. Sarmiento pretendía dotar a los provincianos de las posibilidades de acceso a los estudios preuniversitarios con una calidad de enseñanza similar a la de las Universidades de Córdoba y Buenos Aires. Los decretos de su creación se publicaron en El Zonda (II / 53, 31-05-1862) y son los antecedentes más remotos de la UNSJ. El colegio adoptó los mismos textos y plan de estudios de la Universidad de Buenos Aires. Obtuvo la aprobación del Presidente de la Nación Bartolomé Mitre pero, a la vez, también la oposición de Juan María Gutiérrez, entonces rector de la UBA. Esto provocó que el Colegio Preparatorio no obtuviera la afiliación a la UBA como estuvo previsto en la ley de creación. Sin embargo, comenzó a funcionar en forma autónoma al mes siguiente y con un futuro promisorio, ya que de su cátedra de mineralogía surgió una escuela de capacitación técnica conocida como la Escuela de Minas, comienzo remoto de la actual Facultad de Ingeniería.
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Con este mandato sarmientino internalizado culturalmente en la década de 1930, grupos de artistas e intelectuales sanjuaninos propugnaron la fundación de museos y de sociedades culturales que bregaron por la ampliación y mejoramiento de la educación artística. La enseñanza musical entonces se realizaba en conservatorios provinciales de gestión privada, algunos eran filiales de una matriz en Capital Federal, y otros fueron creados en el ámbito regional. En la prensa varios músicos ofrecían continuamente clases a domicilio de piano, bandoneón o canto. La docencia musical también se desarrollaba a través de la actividad coral, que se desenvolvió especialmente en las escuelas de la provincia y tuvo una fuerte inserción social. En 1937 se abrió el Instituto Sarmiento a impulsos del escritor César H. Guerrero para promover las letras, se crearon las asociaciones Oasis y Refugio integradas por artistas y profesionales de la ciencia que organizaron cursos de dibujo, pintura, títeres y folclore musical. Otras sociedades se dedicaron a la organización de conciertos instrumentales y corales, recitales folclóricos, muestras de artes visuales, tardes literarias y representaciones dramático-musicales. En 1935 comenzaron los ensayos de una recién fundada Asociación Orquestal de San Juan, que estuvo subvencionada por el gobierno a través de la Comisión de Bellas Artes de la Provincia. Dos años después hizo su primer concierto público bajo la batuta de Felipe Colecchia.3 En 1938 se inauguró la Academia Cuyana de Cultura que incluyó el Instituto de Literatura, entre otros, en el contexto del Cincuentenario del fallecimiento de D. F. Sarmiento. Durante esas celebraciones, lapso que se denominó la Semana Sarmientina, se desarrolló el Congreso Argentino de Educación presidido por Pablo Antonio Ramella y el Segundo Encuentro de Escritores, Artistas e Intelectuales Cuyanos. Las ponencias y debates de estos eventos, que congregaron delegaciones de diferentes puntos del país, incitaron una vez más la opinión pública y fomentaron la necesidad de instalar estudios superiores en Cuyo. Una movilización de estudiantes mendocinos llegó a San Juan en agosto de 1938, con el fin de conectarse con la Comisión de Homenaje a Sarmiento (Sin autor (1938, 11 de agosto). Visita de estudiantes de Mendoza. A favor de la Universidad de Cuyo. Tribuna, VIII/2205, 6), la idea era organizar una “peregrinación cívica” de trescientos alumnos durante los actos de la Semana Sarmientina para demostrar el interés estudiantil por la creación de una universidad en Mendoza. Estas manifestaciones públicas en las tres provincias cuyanas, más las gestiones de los interesados y los artículos en la prensa contribuyeron a impulsar la creación de la Universidad
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Señalo que la creación de esta orquesta provincial es anterior a la formación de la Agrupación Orquestal de Aficionados fundada por Higinio Otero en Mendoza (Olivencia de Lacourt, 1993) y del conjunto esporádico que se formaba con profesores y alumnos del Conservatorio de la Universidad, y que actuó por primera vez el 8 de julio de 1841 dirigida por Perceval.
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Nacional de Cuyo, que se concretó el 25 de marzo de 1939 por decreto del Presidente de la Nación Dr. Roberto M. Ortiz. La Universidad distribuyó sus dependencias entre las tres capitales provinciales. En San Juan se instaló la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, y la Escuela Industrial de nivel medio. Pronto se publicó el organigrama y planes de estudios de todas las facultades (Planes de estudio de la Universidad Nacional de Cuyo (1939, 05 de agosto). El Porvenir, XLI / 6410, p. 6, c. 1-4). También en 1939 en Mendoza se fundó el Conservatorio de Música y Arte Escénico de esta Universidad Nacional y quedó bajo la dirección del músico inmigrante belga Julio Perceval hasta 1950. Se incorporaron alumnos procedentes de San Juan que ingresaron a la Orquesta Sinfónica dependiente del Conservatorio, creada en 1948 a instancias de Julio Perceval y dirigida por él mismo (Otero de Scolaro, A. M., 1995, 259). Perceval dirigió el Instituto de Superior de Artes e Investigaciones Musicales de la misma Universidad hasta su jubilación en 1955 (Olivencia de Lacourt, 1993). Este fue el primer organismo dedicado a la musicología en Cuyo, donde se publicó una Revista musical bajo la dirección editorial del musicólogo alemán Francisco Curt Lange. Desde la fundación del Conservatorio universitario, sus artistas y profesores significaron un estímulo permanente para los sanjuaninos. Se estableció un flujo de viajeros entre las provincias. Alumnos de San Juan viajaban a Mendoza a tomar clases con los profesores de piano y violín del nuevo Conservatorio, y a la vez profesores de allí viajaban a San Juan a dictar sus clases. No solo en música se produjo este intercambio sino también en teatro y artes visuales. En 1940 el elenco de teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, representó en el cine teatro San Martín de San Juan la comedia El sí de las niñas, obra en tres actos, original del clásico español Leandro Fernández de Moratín (Esta noche "El sí de las niñas" (1940, 12 de octubre), La Reforma, 1862, p. 4, c. 3). Los artistas plásticos de la Universidad de Cuyo Roberto C. H. Cascarini, Víctor Delhez y Juan V. Leone, también llegaron con sus obras a San Juan en 1940. Expusieron grabados, óleos y esculturas respectivamente, en las muestras de fin de curso de la Escuela de Minas e Industrial de San Juan, que había pasado a depender de la Universidad Nacional. En San Juan, las demandas de un público en crecimiento que asistía a exposiciones pictóricas, a las representaciones teatrales del elenco “Federico García Lorca”, a las representaciones de óperas y zarzuelas de compañías visitantes y que empezaba a consumir la música grabada y radiodifundida, estimulaba la radicación de artistas argentinos y extranjeros en la provincia. La difusión de programas culturales locales por las emisoras sanjuaninas y la retransmisión de las producciones de Buenos Aires a través de las cadenas radiales favorecieron la proyección nacional de intelectuales y músicos de la provincia. Un canon cultural se estableció como status quo y jerarquizaba la alta cultura por sobre el arte popular. Incorporada en este canon estaba la música académica que, como distinción de
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clase, había que preservar en concordancia con los valores éticos tradicionales. El canon musical, construido socialmente, apareció en el discurso periodístico como expresión de una ideología hegemónica, como una cristalización de los valores acuñados y naturalizados desde fines del siglo XIX. Este canon quedó anclado en la experiencia de la música europea de transmisión escrita, experiencia compartida por las clases media y alta cercanas a las diversas formas de poder provincial. El valor prospectivo del canon “señala las direcciones que debe seguir la producción posterior” (Corrado, 2004-5, 29-31). Es así que un sector social jerarquizaba la música culta, la alfabetización musical como marca distintiva de clase, señalando las inclusiones, los límites entre lo aceptable y lo no permitido, y sus prejuicios hacia obras artísticas consideradas “antiargentinas”.4 La cultura alta transmitía las normas de control social y urbanidad, y de control político. En este sentido se alentaron ciertas prácticas del arte en las que se depositó la confianza de estos sectores sociales. En la llamada Universidad Popular de San Juan, entidad que paradójicamente se sostuvo a través de la gestión privada, si bien se ofreció una formación técnica, contable y jurídica de un nivel intermedio, en 1939 se creó una escuela de dibujo para el ingreso a la Academia de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo (Academia de Bellas Artes (1939, 12 de agosto). El Porvenir, XLI / 6411, p. 1 c. 6), y albergó un Coro de voces mixtas dirigido por Francisca [Paquita] Blanco desde 1940. Se realizaba anualmente el “Salón de Primavera”, que en principio eran encuentros de artistas sanjuaninos.
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Isabel Gironés de Sánchez (2005) infirió los géneros considerados cultos por esa sociedad: las obras de grandes autores en la ópera, zarzuela, música vocal e instrumental, el cine documental y de arte, la novela, poesía y teatro aceptados internacionalmente, la religión, la filosofía y la historia aceptadas según el Índex Vaticano. Los géneros populares incluían: el folclore en todas sus manifestaciones, la poesía y refranes populares, los bailables, los dichos picarescos, el teatro de comedia y revisteril, el circo criollo, las novelas sentimentales y por entregas, las revistas gráficas, el radioteatro y el cine de entretenimiento.
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Recién nacidos (1935), Miguel Ángel Tornambé. Participaron entre los pintores los hermanos Julián y Miguel Ángel Tornambé, entre los escritores Arturo Capdevila y Alfonsina Storni, y entre los músicos el tenor José [Pipo] Cisella y Alfredo Cimorelli. Pero desde 1935 los Salones de Primavera alcanzaron una convocatoria nacional. Llegaron a San Juan obras de Antonio Berni, Carlos de la Cárcova, Lino Spilimbergo, Roberto Azzoni, Víctor Pizarro entre otros artistas de la modernidad. Como los encuentros crecían cada año nació la idea de oficializarlos con la creación de una Academia Provincial de Bellas Artes. Los arquitectos Nello y Santiago Raffo, junto al ingeniero civil Antonio Mazzitelli, realizaron un diseño arquitectónico de dos edificios aledaños: el mayor destinado a Museo, Escuela de Bellas Artes y salón de conferencias y conciertos; y el menor destinado a la vivienda del custodio. El proyecto se publicó en el Boletín Oficial el 18 de diciembre de 1939. Para construirlo se solicitó un terreno al gobierno de la provincia, que se otorgó ese mismo año (Decreto 118 Letra G, del 14 de diciembre de 1939), ubicado al noroeste del Parque de Mayo. Poco más de dos años después se colocó la piedra fundamental (19 de abril de 1942) durante el gobierno provincial de Pedro Valenzuela y se publicó el proyecto en el diario Tribuna.
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Anexo I. “Se coloca hoy la piedra fundamental para el nuevo edificio del Museo Provincial de Bellas Artes”. Tribuna. Domingo 19 de abril de 1942. Diseño de la fachada del Museo Provincial de Bellas Artes, publicado el día en que se colocó la piedra fundamental de un edificio que no se construyó.
Dos acontecimientos de diferente índole truncaron la construcción del proyecto. Uno, socio-político, fue el golpe militar del 4 de junio de 1943, con la consecuente intervención del gobierno provincial. Otro, fue una catástrofe natural, el terremoto del 15 de enero de 1944, que destruyó la ciudad de San Juan. El sismo se produjo en días en que el gobierno provincial estaba intervenido militarmente. Este golpe a las instituciones civiles había desplazado a los anteriores políticos liberales representados por el gobierno constitucional de Pedro Valenzuela, para colocar en su lugar a militares católicos nacionalistas. Primero fue el coronel Berreta, le sucedió el capitán de navío Jorge Godoy que fue reemplazado por David Uriburu (tercer interventor desde el 10 de enero de 1944). Su gestión terminó con el terremoto y fue sustituido el 28 de enero por el coronel Humberto Sosa Molina. El terremoto de 1944 interrumpió abruptamente la vida cotidiana e institucional, fracturó la memoria colectiva y también un proceso histórico-cultural continuado desde fines del siglo XIX, rico en acontecimientos y producciones artísticas. Modificó su población en varios aspectos durante varios años. Diezmó el número de habitantes, no solo por la pérdida de vidas sino por la inmediata migración interna de familias completas hacia Buenos Aires, Mendoza y otras provincias. Luego atrajo una nueva ola de inmigrantes especialmente italianos, convocados para trabajar en la reconstrucción urbana y económica. Provocó un cambio de costumbres en la construcción, en la búsqueda de seguridad edilicia, de sanidad y fundamentalmente un quiebre en la memoria, muchas veces voluntario, para borrar el dolor y la pérdida.
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El quebranto sufrido por la población que vivió el sismo produjo un olvido reparador del dolor para varias generaciones sucesivas. De modo que, para los investigadores de hoy, es difícil recuperar el conocimiento del pasado inmediato a la catástrofe, sobre todo el referido a las experiencias personales. De ahí la importancia que reviste la información escrita y gráfica de la época, tanto como la documentación oficial, los objetos y bienes que como fuentes históricas permiten reconstruir la historia urbana y cultural de la década de 1930. Así fue que el proyecto de construcción de la Escuela y Museo de Bellas Artes Provincial y el lugar escogido quedaron suspendidos ante la urgencia de la reconstrucción y los cambios políticos. Aunque se mantuvieron latentes en la memoria de grupos interesados y fueron antecedente del actual Complejo Cultural Auditorio “Juan Victoria”. La demanda social fue permanente y logró fortalecer el proceso hasta la institucionalización de las artes en la universidad provincial primero (1964) y en la universidad nacional después (1973). Aun integradas a la institución universitaria las carreras artísticas han tenido discontinuidades, ya que padecieron la des-jerarquización en su categoría académica frente a las carreras tradicionales. Por periodos, el aprendizaje de las artes quedó devaluado a lugares secundarios frente al universo de las ciencias exactas, las ingenierías, y aún de las humanidades. Este hecho revela, desde mi punto de vista, la presencia de aquellos relatos que sí jerarquizaban las profesiones liberales frente a las artísticas. Esto se debió a la incomprensión de sus especificidades disciplinares y de los modos de aprendizaje personalizado. Pero, la misma sociedad requirió y lo hace aún, la graduación universitaria de profesores de música y de artes visuales. En el marco de la Universidad Nacional, los departamentos de disciplinas artísticas han defendido su autonomía en más de una ocasión, intentando la separación de las Humanidades para constituir una Facultad de Artes como lo estuvo dentro de la Universidad provincial y como se la presentó en el primer organigrama de la universidad nacional en 1973, estructura que luego se modificó. La relevancia de esta formación artística en el marco cultural provincial, nacional e internacional está dada por la producción de sus artistas, la profundidad de sus investigaciones científicas y estéticas en el campo de las artes, en los cruces interdisciplinarios, en la formación de grado y en la especialización de sus docentes, así como la inserción laboral de sus egresados en los diferentes campos sociales. Algunos artistas emigraron en búsqueda de posgrados o estudios con grandes maestros en el exterior, obteniendo una buena inserción en otros países. Allí, las actuaciones de egresados en concursos o instituciones artísticas han colocado a la Universidad Nacional de San Juan en un lugar en América, Europa y Japón. A su vez, los departamentos y centros de artes de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la UNSJ han convertido a la provincia en un polo de atracción de estudiantes de países limítrofes, debido a las condiciones de gratuidad de la enseñanza y a la calidad de enseñanza y producción ya reconocida en Latinoamérica.
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El desarrollo de la investigación en artes ha crecido notablemente desde la estimulación a través de las convocatorias del Consejo de Investigación en Ciencias, Técnica y Creación Artística (CICITCA), particularmente en Música por la presencia contenedora del Gabinete de Estudios Musicales. La producción de conocimiento se ha insertado en programas nacionales de desarrollo, en respuesta a las demandas de la Universidad. Se han generado líneas de investigación desde 1994, en las áreas de musicología histórica, del folclore regional, de la educación musical y de la experimentación electroacústica. Por otro lado la necesidad declarada por compositores y artistas visuales de abrir espacios, dedicaciones horarias y subsidios para la creación artística, llevó a lograr la convocatoria de proyectos de creación artística. Estos emprendimientos académicos dedicados a la producción de obras plásticas y musicales, quedaron homologados en su categoría a los proyectos de investigación científica. La transferencia del conocimiento obtenido hacia las cátedras universitarias y los demás niveles educativos de la provincia es permanente. Se ofrecen servicios que requiere la sociedad como los diversos talleres de la Universidad de adultos, se organizan actividades de extensión docente y/o artística, de difusión y publicaciones. Todas estas actividades evidencian que la existencia de las carreras artísticas universitarias está sostenida y justificada por las propias demandas sociales, lo cual asegura su permanencia a pesar a las dificultades e interrupciones sufridas a lo largo de su historia.Referencias bibliográficas BLANCO, G. (1992). La Orquesta Sinfónica. San Juan: Seminario de Grado inédito, Departamento de Música, Universidad Nacional de San Juan, Argentina. CORRADO, O. (2004-5). Canon, hegemonía y experiencia estética: algunas reflexiones. Revista Argentina de Musicología nº 5-6, pp. 17-44. FERRÁ de BARTOL, M. (dir.). (1993-4). La Universidad Nacional de San Juan. Su historia y proyección regional. San Juan: Editorial de la Fundación de la Universidad Nacional de San Juan (EFU), 2 tomos. GIRONÉS de SÁNCHEZ, I. (2005). La ciudad perdida. Memoria urbana de San Juan preterremoto 1930-1944. San Juan: Editorial de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (EFFHA), Universidad Nacional de San Juan. MOLINA, D. E. y PERNA, S. (1990). La asociación “Amigos de la Música” de San Juan. Trayectoria e importancia de una institución precursora. Síntesis de la actividad musical en la provincia entre 1910 y 1952. Seminario de Grado inédito, Departamento de Música, Universidad Nacional de San Juan, Argentina. MUSRI, F. G. (2011a). Proyección del pensamiento sarmientino en la música de San Juan a fin del siglo XIX. En Actas del Simposio Domingo F. Sarmiento. Doscientos años de legado. San Juan: Universidad Nacional de San Juan, Sociedad Argentina de Historia de la Educación, Organización de Estados Iberoamericanos, en DVD.
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