Guías y estrategias de proyecto para espacios públicos

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Descripción

Desarrollo de la Investigación: etapa 4

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G u í a syE s t r a t e g i a spara P royec tar / R egenerar R ecor r idos Cami nab l es S ensor ia lmen t eV i v i f i c a n t e s 1. I n t e g ra r e l R e co r r i d o d e n t r o d e u n a R e d /

Te j i d o:

a)

b)

1 The Master Plan and Process for Harbor Peak: A model creation for process for 21st-century cities [2005] Christopher Alexander, Randall Schmidt y Bill Buchanan. 04.05.2011 Disponible en [http://www. livingneighborhoods.org/ library/brook-1.pdf ]

2 SALINGAROS, Nikos [2005] : Principios de Estructura Urbana. Design Science Planning . Amsterdam. Disponible en [http://zeta. math.utsa.edu/~yxk833/ POUS-spanish.pdf ] 75p. 3 Ibídem. 4 Ibídem.

En este sentido, integrar un nuevo recorrido proyectado o procurar la integración de un recorrido ya existente implica la generación de nexos que conecten actividades, procurando suscitar la generación de intercambios que irriguen de vida a estos lugares. De esta forma, cada nexo constituye un punto convergente, como foco de actividad, estableciendo una espacialidad de interés, acorde a la identidad del lugar.

el esquema a) representa un espacio de recorrido sin integración que, a simple vista, no constituye ningún atractivo pues, no resulta vinculante, versus el esquema b) que ofrece múltiples posibilidades. Esquemas de elaboración propia.

Las guías y estrategias para proyectar y regenerar recorridos capaces de vivificar el espacio-cuerpo, se fundan en el derecho a la vía pública para los peatones, la que se encuentra en directa relación con ciudades pensadas en esencia para el movimiento a pie, manera a la cual, se supeditan las demás formas de movilidad como subsidiarias a la propia movilidad corporal. “La finalidad última de los derechos de vía pública es facilitar el acceso, la comodidad y el placer a las personas, para crear un mundo donde la gente pueda con libertad y comodidad caminar.” 1

La integración de un recorrido dentro de la totalidad del tejido urbano requiere poseer una visión del total que lo inserte en esta red, haciendo vinculante su extensión hacia otras partes de la totalidad por medio de líneas de movimiento, que establecen dinamismo producto de las múltiples conexiones posibles que, consecuentemente, son capaces de ofrecer interés y motivos para recorrer. Esta estrategia se encuentra en directa relación con un patrón que garantiza accesibilidad, preferentemente peatonal de los recorridos.

En este contexto se inscriben las guías y estrategias para proyectar y regenerar recorridos caminables sensorialmente vivificantes, con la finalidad de proporcionar el agrado y confort necesarios en los recorridos a pie. Para conseguir esto se propone primeramente:

Poseer una visión es el antecedente primordial necesario para la construcción de una totalidad que conforme coherencia respecto a la lectura que los habitantes realizamos de dicho recorrido. La aplicación de dicha visión estará, por consiguiente, siendo revisada en cada una de las guías y estrategias propuestas.

c) c) sitios de nexos vinculantes como espacios de inserción en la globalidad del tejido, más las líneas de movimiento que éstos suscitan. Esquema de elaboración propia.

1. Instaurar una visión para la conformación del recorrido, con el fin de generar los vínculos pertinentes con el resto del tejido urbano. Esta visión tiene como finalidad sentar los límites de la intervención propuesta, definiendo un campo de interacciones con los demás componentes del tejido. Este campo de interacciones presenta determinadas particularidades, según la identidad del lugar intervenido.

2 . Establecer un tramado compuesto por líneas y nodos. Las líneas conforman trazas de movilidad corporal. Los nodos 2 constituyen un nexo entre dos o más trazas de movilidad. Por esto, los nodos son espacios convergentes que dan cabida a los actos y promueven los intercambios.

Para Nikos Salingaros en su Teoría de la Red Urbana: “el diseño urbano es más acertado cuando establece un cierto número (mínimo) de conexiones entre los nodos de actividad” (N. Salingaros, 2005)3 . Estos nodos, según la visión de Salingaros, -o nexos- según su actuar cualitativo, constituyen la base de la conformación del tejido urbano, acompañándose de conexiones (líneas) y jerarquía. La jerarquía nos sirve aquí para formular categorías, presentes de forma implícita en toda configuración. Estas categorías se proponen desde un punto de vista dimensional, área/volumen, que determina pequeños, medianos o grandes espacios, concerniente a líneas o nodos, pero que tienden a hacerse más patente en estos últimos: “Los nodos urbanos no están totalmente definidos por las estructuras como un gran edificio o un monumento. Éstos pueden ser más efímeros o modestos, como un puesto de tacos o una banca sombreada. Los nodos deben atraer a la gente por alguna razón...” (N. Salingaros, 2005) 4



Esto, porque un nodo-nexo tiene un fuerte componente de carácter intangible, connotativo, emocional y simbólico, que suele definirlo como punto de encuentro de manera espontánea. Esto implica que una espacialidad que funciona como nexo puede corresponder indistintamente a una gran edificación (dependiendo de la manera de articular sus relaciones) o un pequeño mobiliario urbano.

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3. Establecer líneas de recorrido abarcables desde la movilidad corporal. La sensorialidad vivificante, se encuentra en directa relación al confort del cuerpo. Por este motivo, la conexión nodo-línea debiese presentar parámetros que hacen adecuada y gratificante la caminata desde la dimensión del espaciotiempo. Esto hace presente parámetros físicos dimensionales pertinentes de extensión de cada una de las líneas de recorrido; hecho que se encuentra vinculado, por cierto, a aspectos culturales que enmarcan la vivencia del caminar. Aquí resulta oportuno preguntarse ¿cuánto es lo que debe caminar un niño para llegar a tal o cual lugar? ¿cuánto desea caminar un anciano?... Es en la propia experiencia de recorrido que se encuentran las medidas espacio-temporales, que vinculan un nexo de otro y, en conjunto, conectan a la totalidad del tejido urbano. 2 . M a n e j o d e l a E s ca l a d e I n t e r ve n c i ó n: A partir de la visión antes planteada, el manejo de la escala implica definir categorías de recorrido que permitan proseguir con todas las consideraciones posteriores que son necesarias para su conformidad. Esta consideración a la escala debe estar presente en cualquiera de las dos instancias siguientes, ya sea en un estado de proyección, en que la escala surge de manera inherente como parte de las decisiones

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de proyecto para un futuro trazado o, en una instancia de regeneración, situarnos a una escala acorde a la identidad morfológico urbana del lugar, en consideración a la globalidad del tejido vinculante. A partir de la escala de intervención se definen las decisiones de proyecto, las que involucran desde un grosso modo al tamaño de los predios y edificaciones, ancho de las calzadas, pasando por el tamaño de los espacios de recorrido propiamente tal, como ancho de las aceras, el diseño de elementos como luminarias o mobiliario hasta la materialidad y textura de los elementos. Estas categorizaciones definirán también los tipos de movilidad aconsejables para el pleno disfrute de las instancias de recorrido que acompañarán al desplazamiento a pie, ¿vehículos motorizados? ¿bicicletas?... así como los tipos de actividades que resultan apropiados con sus respectivas temporalidades. Si fuese pertinente proyectar la escala predial, ésta debiese tender a ofrecer una diversidad de tamaños con la finalidad de acoger distintos tipos de usos, para la conformación de un grano mixto; lo que hace deseable la utilización de tamaños medios, donde tamaños inferiores y superiores constituyan usos excepcionales. Lo cierto es que las categorizaciones no resultan absolutas, por lo que cada intervención se configura de manera diferente según la visión planteada. La característica

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5 THE BLUE RING: CONNECTING PLACES, Seattle’s Open Space Strategy for the Center City. City of Seattle [2002] Gregory J. Nickels, Mayor, CityDesign Office. 04.05.2011 Disponible en [http://www. seattle.gov/dpd/cms/ groups/pan/@pan/@plan/@ c i t yd e s i g n / d o c u m e n t s / web_informational/ dpds_006515.pdf ]

fundamental tras cada categorización, se encuentra en una cualidad dimensional de tamaño que def ine las medidas base. Para ejemplif icar, el proyecto “ The Blue Ring” 5 propiciado para conectar el centro de la ciudad de Seattle, def ine una escala de inter vención que alberga tres categorías: ‘corredores de ciudad’, que presentan las mayores dimensiones, ‘conectores del centro de la ciudad’ con una dimensión media respecto al total y ‘calles verdes’, que presentan la menor dimensión de todas. Por supuesto, cada una de estas categorías alberga actividades, maneras de movilidad y tipos de intercambios acordes a la mor fología que le apor ta su escala.

De igual manera, la def inición de la escala de recorrido determina la relación que se establecerá con los elementos naturales, pudiendo darse esta relación por medio de la conexión a espacios abier tos, f lanqueada por bordes irrigadores o establecerse de manera puntual.

Las categorías escalares logran, f inalmente, def inir niveles de contención, establecidos en la relación proporcional entre ancho y altura de calle.

a) alta contención

según la conformación volumétrica, una alta contención propende a las interacciones entre laterales por la percepción de estrechez que genera, pudiendo aportar una fluida relación a nivel del peatón si se potencian los primeros niveles.

b) mediana contención

ofrece una doble posibilidad: por un lado puede potenciar las relaciones entre laterales y, por otra parte, da cabida al surgimiento de un espacio intermedio entre laterales que puede ser usado como foco de interés.

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3 . O t o r g a r l e g i b i l i d a d p o r m e d i o d e l Ca rá c t e r :

b) baja contención

tiende a fugar el espacio, lo que implica centrar los esfuerzos en potenciar las laterales como sustento y cabida a los intercambios. Esto se logra por medio de espacialidades potentes que cobijen al caminante: fachadas con espesor, aleros y actividades que resulten atractivas, como la incorporación de artistas, vendedores, etc. De esta forma se logra el movimiento fluido hacia los costados desde el espacio intermedio.

Esquemas de elaboración propia.

De esta forma, con la categorización del recorrido a partir de su escala, se busca conformar una unidad que establezca coherencia y genere simbiosis entre el espacio de intervención propiamente tal y su contexto general de inserción.

La conformación de recorridos sensorialmente vivificantes requiere de una lectura clara para la persona que recorre. Esta ‘claridad’ que se despliega vuelve inteligible las posibilidades del recorrer, aportando una sensación de seguridad, lo que no implica la generación de espacialidades aburridas, sino más bien coherentes entre las partes que la conforman, lo que provee una variedad de experiencias a medida que se desarrolla nuestra caminata. A esta coherencia le llamaremos ‘el carácter’ del recorrido. Un recorrido con carácter ofrece una orientación definida, donde la espacialidad habla por sí misma; y ésta dice respecto a sus actividades, usuarios, temporalidades, modos de movilidad, etcétera, a partir del uso de ciertos elementos. Aquí es donde se incorpora la variable del diseño puesta al servicio de una configuración espacial de recorrido coherente, legible y comunicante. La legibilidad por medio del carácter incorpora lo que PPS -Project for Publics Spaces - considera como uno de los cuatro atributos clave para la conformación de un lugar exitoso: Confort e Imagen 6 . Dentro de este ámbito se enmarcarían aspectos como la percepción de seguridad y limpieza, los que serían indicativos de lugares ‘atractivos’, ‘espirituales’ y ‘encantadores’ para las personas. Lo cierto es

6 WHAT MAKES A SUCCESSFUL PLACE?. 15.06.2011 - Disponible en: [http://www.pps.org/ articles/grplacefeat/]

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7 GRANVILLE STREET REDESIGN PROJECT, City of Vancouver [2002]. Stakeholders and Consultants: Allan Jacobs and Elizabeth Macdonald. 01.05.2011. Disponible en [http:// vancouver.ca/commsvcs/ currentplanning/ granvilleredesign/] 8 SALINGAROS, Nikos [2005]: Principios de Estructura Urbana. Design Science Planning . Amsterdam. Disponible en [http://zeta. math.utsa.edu/~yxk833/ POUS-spanish.pdf ] 75p.

que estos adjetivos atribuidos al espacio son, finalmente, el producto del total de la configuración que aúna cada uno de los aspectos de su conformación. Sin embargo, estos adjetivos con una positiva connotación suelen ser atribuidos a un plano de confort e imagen por ser, quizá, el que más resalta a simple vista. Así, el carácter total del recorrido se conforma por medio de la identidad de cada una de las partes que lo componen, las que hacen alusión, mayoritariamente, a usos y programas. Ejemplo de esto es el proyecto de regeneración de Granville Street 7 en Vancouver-Canadá, que plantea como fundamento para su conformación la separación del recorrido en tramos, los que distinguen, en esencia, los usos y las maneras de movilidad que les resultan acordes. Estos tramos corresponden a negocios, comercio y entretenimiento, presentando cada uno un carácter definido que ofrece complementariedad en su totalidad. Esto genera un recorrido diverso y, simultáneamente, legible a los ojos del caminante. Es aquí donde encontramos la coherencia.

Para lograr esta coherencia, el proyecto debe establecer ciertos lineamientos, particulares para cada situación. Éstos se establecen en base a decisiones de diseño que, actuando en conjunto conforman determinado carácter. Para esto sentaremos los siguientes elementos que crean legibilidad:

1. conexión visual La conexión visual dice relación con la sensación de confor t que una espacialidad nos produce. Comúnmente, los lugares que no se nos muestran a simple vista, al menos en un determinado grado, nos provocan sensación de inseguridad, la que, en muchas ocasiones tiende a ser fundada; es por esto que preferimos lugares donde nuestros ojos puedan ejercer a simple vista un control visual. Además de este aspecto vinculado a la seguridad, hay un punto anterior, la conexión visual es simplemente necesaria para una básica orientación espacial. De esta forma ‘leemos’ el espacio, estableciendo los vínculos que conectan a nuestra propia corporalidad con todo el espacio a nuestro alrededor. Tener este conocimiento nos produce cier ta comodidad y tranquilidad para el movimiento: “las conexiones visuales son necesarias para la orientación, y para la creación de una imagen coherente del ambiente urbano”. (N. Salingaros, 2005) 8 . De esta manera, un aspecto base para la conformación mor fológica de los recorridos consiste en ‘la claridad’ y ‘el despeje’ de los horizontes que son vinculantes al caminar. Esto se logra por medio de la medida inter vención de la masa vegetal y edif icada, cuidando no entorpecer ni obstaculizar las vistas que resultan clave a la hora de tomar las decisiones de movimiento.

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2 . iluminación La iluminación resulta ser un amplio aspecto de la configuración espacial de recorridos sensorialmente vivificantes. Primero porque ésta obedece al propósito de otorgar un determinado carácter e identidad al lugar. Por este motivo, parece ser esencial comenzar preocupándonos por disponer primeramente de una buena iluminación natural, base para el desarrollo de las actividades humanas. Esto se logra adaptándonos al contexto en el que estamos situados, con una buena orientación que permita capturar el máximo de luz solar en los horarios que esto resulte posible. Igualmente, cuidar el asoleamiento en el tamaño de las edificaciones resulta primordial. A su vez, el uso de vegetación o de elementos constructivos como cubiertas que logren crear atmósferas de luz tamizada resulta también ser un hecho deseable, dependiendo de las condiciones climáticas en que nos encontremos. Todos estos aspectos implican centrarnos muy bien en el contexto en que nos hallamos, satisfaciendo en cada situación las necesidades correspondientes, las que -a su vezvarían por lo general a lo largo del año, llevando a movernos entre dos instancias :’dosificar’ la cantidad de luz natural en el caso de ser demasiado intensa o excesiva o, propender a capturar la mayor cantidad posible, instancias que tenderán a intercambiarse a lo largo del año.

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Por su parte, la iluminación artificial constituye también un factor esencial para la vida de los recorridos urbanos, dando pie a usos espacio-temporales que de otra forma no tendrían cabida. Por cierto, esta iluminación responde también a un concepto, una idea de lo que se busca proyectar para tal o cual espacio y constituye, por tanto, nuestra visión de lo que se quiere lograr transmitir a la persona que camina por el lugar. Esta visión, que guía las maneras de iluminar artificialmente un recorrido, determinará los elementos técnicos con los cuales se llevará a cabo este propósito. Como ejemplo nuevamente citado, Granville Street en Vancouver Canadá 9, se propuso reinterpretar la realidad de la calle entre los años 30 y 40, con las luces de Neón que la iluminaban de noche remarcando su longitudinalidad. Así, la idea consistía en generar una ‘gran vía blanca’ que rememorara esta situación y la trajera a presencia al espacio público actual de recorrido nocturno, reforzando el carácter e identidad de Granville Street. Igualmente, la iluminación artificial posee la gran facultad de ofrecernos una herramienta compositiva de estimulación, usada con fines artístico-estéticos o, de manera más elemental, otorgándonos la posibilidad de conformar ritmos, los que son una ayuda a la hora de instaurar la legibilidad y coherencia del espacio.

9 GRANVILLE STREET REDESIGN PROJECT. Op. Cit.

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10 CENTRAL CITY FUNDAMENTAL DESIGN GUIDELINES: Section B [2001], Portland’s Central City. Disponible en: [http:// www.pdxbl.org/bps/index. cfm?a=58810&c=34250] 11 Ibídem

De igual manera, la iluminación coherentemente empleada, ofrece la posibilidad de transformación espaciotemporal, otorgando la posibilidad de caminar por distintos recorridos en un mismo lugar, al mismo tiempo que nos permiten incorporar instancias llamativas que susciten atención, sirvan de guía y preserven la seguridad de los espacios.

3. desniveles

Los desniveles tienen la bondad de ser capaces de conformar un ‘nuevo relieve artificial’ que responda a las necesidades del espacio de recorrido proyectado. Con este nuevo relieve conformamos instancias, con la cualidad de acoger actividades y acciones específicas, separando áreas y sus respectivos usos. En el espacio urbano, éstos son usados preferentemente para crear áreas de detención y asiento10 . La sutileza de estas áreas de detención, generadas a raíz del uso de desniveles, genera sin embargo una enorme diferencia en el uso del espacio, creando instancias donde los actos como conversar, sentarse o simplemente mirar, tienen cabida; los que son claves, por cierto, para la generación de intercambios. De esta forma, un pequeño desnivel bordeando un árbol o un edificio, pueden crear una instancia de detención, que logra disminuir la velocidad que trae el traspaso desde el centro de la acera. Igualmente, la suma de desniveles puede

configurar un relieve que da paso a una instancia superior de detención: la permanencia momentánea o distendida del cuerpo en torno a un área de actividad. Resultando inevitable la convivencia del peatón y los vehículos motorizados, resulta deseable incorporar elementos delimitadores que marquen, refuercen y delimiten el espacio del peaton11. Desde este punto de vista, también se hace conveniente privilegiar la continuidad del trazado, favoreciendo así la seguridad de quien camina y privilegiando la coherencia del recorrido. Para establecer esta continuidad se hace relevante hacer uso, primeramente, de instancias de microrelieves, las que son generadas por los desniveles, estableciendo continuidades, por ejemplo, entre dos calles que se ven interrumpidas. Igualmente útiles, aunque menos categóricos resultan ser los cruces peatonales, establecidos como demarcaciones sobre la superficie del suelo. Otro aspecto a favor del uso de los desniveles se encuentra en la propensión hacia un diseño libre de barreras como parte de una espacialidad inclusiva, que permita el acceso a todo tipo de personas con distintas formas de movilidad corporal, para lo cual las rampas cumplen también una gran tarea, promoviendo la continuidad del tejido que libera de trabas el andar y haciendo accesibles los lugares contiguos a las espacialidades de recorrido, como espacios abiertos y edificaciones.

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4 . señalética La señalética ofrece un gran aporte al volver inteligible el espacio, reforzando la escala humana. Primeramente, por medio de su función principal que consiste en aportar información que sirva de orientación y guía para el caminante. Esto, de igual forma conlleva, que la señalética pueda ser empleada potenciando las cualidades identitarias de un determinado recorrido, a través del diseño particular de cada uno de sus elementos. A esto se suma su utilización en una forma compositiva capaz de conformar y remarcar los ritmos seguidos a través de la caminata, por lo que se transforma en una herramienta capaz de repercutir de forma importante, sobre todo a nivel de suelo.

5. accesorios El uso de accesorios12, realmente puede constituir instancias de manera simple, con muy pocos elementos y que además se adaptan a los usos espacio-temporales. Aún pareciendo elementos con poca significación, muchas veces éstos pueden hacer una gran diferencia generando instancias de pausa como espacios nodales. Todos hemos experimentado el sentarnos en un par de sillas y mesas con quitasol en el medio de la calle, las que hicieron posible en ese momento la articulación de nuestra experiencia de detenernos, sentarnos y conversar en ese lugar y no en otro. Por esta razón resulta grata la utilización de elementos accesorios en espacialidades de confluencia: nexos.

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A esta categoría también responden elementos como cubiertas, toldos o estructuras subsidiarias que dan cabida, por ejemplo, a un sombreadero o a la dispersión de elementos vegetales. De esta manera, todo tipo de elementos que no hayan sido concebidos como parte original de la morfología del lugar y que se asienten en él de manera posterior, incorporándose de manera aislada presentan como cualidad una mayor posibilidad de transformación.

6 . texturas y color Textura y color presentan en común la facultad de provocarnos sensaciones de frío y calor, las que -según el contexto general en que nos encontremos-, potencian las cualidades de la experiencia corporal, favoreciendo los intercambios. El color constituye una de las fuentes de estimulación más pregnantes en nuestra experiencia del espacio, siendo uno de los elementos que primero aparece en nuestro reconocimiento del entorno y uno de los que con mayor nitidez recordamos. En este ámbito, las texturas -que suelen ser de una presencia mucho más sutil- otorgan también una sensaciones de calidez, -como la madera- o de frío, como las texturas asociadas al metal. En conjunto, textura y color se conjugan para establecer nuestra sensación de temperatura del espacio. Y ocurre, en consecuencia, que esta apreciación -realizada muchas veces de forma inconsciente- genera en nuestro cuerpo estados de proximidad o distanciamiento

12 Ibídem

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13 CENTRAL CITY FUNDAMENTAL DESIGN GUIDELINES. Op. Cit.

al entorno. Particularmente es posible apreciar que los ambientes que transmiten calidez tienden a generar estados de permanencia, donde el cuerpo desea quedarse por unos momentos, dando cabida a interacciones e intercambios. Por su parte, las espacialidades que transmiten frío nos provocan alejamiento, una distancia que asociamos a estados asépticos, no hechos para permanecer.

7. agua y vegetación

Las texturas -además-, resultan ser ciertamente eficaces a la hora de establecer legibilidad y coherencia espacial. Éstas son capaces de demarcar, con mucha levedad y sutileza, los límites correspondientes a un área definida, por lo que su empleo tiende a ser un aporte que enriquece la experiencia de recorrido, aportando interés, conjuntamente a su uso práctico. El Plan Central del 2001 para la ciudad de Portland13 establece cuatro áreas fundamentales que definen el espacio de recorrido: el área de frente de fachada, el área de mobiliario urbano, área de movilidad y el área del límite con la calzada. Por cierto, esta situación responde a una generalización de los espacios de recorrido dentro de las ciudades, las que en su mayoría suelen presentarse de la forma mencionada; mas, existe un sinfín de espacialidades particulares de recorrido que no necesariamente responden a este planteamiento, por lo que cada situación de proyecto deberá enfrentarse a condiciones diversas de demarcación de zonas, donde la textura debiese jugar un rol no menor como expresión de carácter e identidad del recorrido.

4 . M a n e j o d e l o s E l e m e n t o s N a t u ra l e s :

Usados para crear legibilidad por medio del carácter, pueden ser utilizados a manera de establecer un tejido coherente capaz de instaurar ritmos, que puedan ser seguidos por la movilidad corporal.

MANEJO VEGETAL A DIFERENTES ESCALAS: El manejo del elemento vegetal a distintas escalas resulta deseable, precisamente, por tratarse de un tejido. La vegetación a escala urbana conforma un tejido que, -en la medida que ofrece continuidad- otorga a su vez, legibilidad y coherencia a nuestra experiencia de caminar por la ciudad. Además, la presencia vegetal a diferentes escalas resulta deseable por el aporte que realiza a la mejora de los microclimas, otorgando cualidades acústicas, aislantes y estéticas y con ello, por cierto, contribuye a generar estados de satisfacción y plenitud personal. Este tejido vegetal puede manifestarse al menos en las tres instancias mencionadas a continuación, siendo ideal que se encuentre en todas ellas de forma simultánea.

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1. espacios abiertos (verdes) 2. bordes irrigadores 3. intervenciones puntuales Los espacios abiertos son necesarios para la conformación de espacialidades de recorrido ricas, complejas que ofrezcan variedad y estimulación; inicialmente porque - desde un punto de vista compositivo contribuyen a crear una instancia de descompresión físico espacial, un desahogo del espacio, que proviene de la conformación de nuestras ciudades como espacios densos y comprimidos, lo que presenta similares repercusiones en nuestra corporalidad a par tir de nuestra percepción. Siendo la vegetación uno de los principales aspectos que asociamos a la belleza y a un estado confor table del ser, se hace imprescindible nutrir a la ciudad con los espacios verdes necesarios para generar calidad de vida, los que sean capaces de otorgar el esparcimiento y el desenvolvimiento necesarios para sentirnos plenos. Así, éstos deben procurar conformarse como nexos, en la conf luencia de actividades, conectando y uniendo tramos de recorrido. Los bordes irrigadores del espacio urbano constituyen la segunda instancia presencial del elemento vegetal, siendo su inserción a esta escala una de las más palpables

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a nivel urbano por la cercanía física con nuestro cuerpo. La vegetación acompaña desde aquí nuestra caminata, estableciendo una continuidad que constituye las líneas que bordean los espacios de recorrido, guardando una relación que muchas veces def ine nuestra experiencia al caminar, por medio de la conformación de espacialidades sombrías o cobijadas, que acogen actos cotidianos. Los bordes irrigadores vegetales pueden estar compuestos por diferentes especies, de distintos tamaños y formas, acordes -por cierto- al contexto en el que nos encontramos y a la visión de proyecto que estamos tratando de conformar. De esta manera la vegetación, en conjunto a los demás elementos, establecen legibilidad y coherencia. Las intervenciones puntuales, sin ser menos importantes, tienen la cualidad de ser menos masivas y, por tanto, menos invasivas. Además, suelen estar ligadas a elementos accesorios, lo que les brinda un mayor potencial de transformación. Se manifiestan generalmente de forma sutil, sorprendiéndonos al caminar. Su aporte radica en los colores, los aromas, los sonidos y los movimientos suscitados de forma inesperada, al aparecer en algún lugar de forma leve. Son esos jardines que asoman de manera imprevista, jardineras o plantas dispuestas en mobiliario urbano como bancas o luminarias, bordes y fachadas de edificaciones, etc.

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14 WATER FEATURES. PPS.. 22.06.2011.Disponible en: [http://www.pps.org/ articles/waterfeatures/] 15 Ibídem

MANEJO DEL RECURSO AGUA: El agua es uno de los elementos que hace mágica la experiencia de caminar. A la mayoría de las personas nos resulta sumamente agradable su presencia, ya sea que ésta se exprese como un paisaje, como un juego o un sonido. En todas sus formas, nos trae a presencia la naturalidad del mundo. El agua, como recurso comúnmente usado por medio de la generación de frentes de agua, en bordes marinos, de ríos o lagos, donde la instancia acuática resulta ser la principal atracción, ha trascendido este ámbito de dominio: “El agua es otro buen elemento, y los diseñadores están haciendo cosas creativas con él. Nuevas plazas y parques proveen agua en todas sus formas: caídas de agua, muros de agua, rápidos, canales, fondos tranquilos, túneles de agua, arroyos serpenteantes, y fuentes de todo tipo.” 14

De esta manera el agua cumple una impor tante función, comenzando por el hecho de que su sola presencia ya inspira un estado de bienestar, al impactar primeramente en forma positiva nuestra percepción del medio ambiente que le circunda. Por este motivo es que el manejo del recurso agua tiende a generar una instancia paisajística, de descanso y relajo.

Pero el agua posee también implicancias prácticas que hacen deseable su presencia. Por ejemplo, este elemento actúa como moderador térmico. Instancia comúnmente aprovechada en la utilización de fuentes de agua. A su vez, el agua funciona como un aislante acústico natural en los espacios abiertos, los que suelen estar inmersos en el ruido de la ciudad. De esta forma, el efecto que el agua tiene sobre nosotros es relajante y tranquilizante. A su vez, el agua es una fuente importante de estimulación, principalmente del sentido del tacto. El deseo de tocar el agua se vuelve casi irresistible cuando nos encontramos en su presencia. No es extraño ver a las personas bañándose en las fuentes y piletas públicas con objetivos de esparcimiento y confort térmico corporal: “A la gente le encanta tocar el agua: Pegan sus manos en ella, adhieren los dedos de los pies, e incluso a veces chapotean en ella.”15 Todos estos motivos son más que suficientes para dejar que el agua nos sorprenda mientras caminamos, apareciendo a la vuelta de la esquina, a través de un muro donde escurre o una pileta donde emana desde el suelo. Basta una sutil presencia del agua para lograr aportar un énfasis diferente a nuestra caminata, que cambia por completo nuestra percepción del recorrido. Esta intervención, por cierto, debe hacerse acorde a la escala global del recorrido y los requerimientos microclimáticos del espacio.

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5. Manejo de las Actividades: El manejo de las actividades es una de las materias fundamentales para la conducción de un recorrido exitoso que genere interés y vitalidad, lo que requiere establecer los siguientes aspectos:

1. definir un destino Para comenzar con el tratamiento de las actividades para un recorrido urbano sensorialmente vivif icante, tanto de la totalidad como de cualquiera de las par tes que lo componen, debe def inirse un destino, el que emana de la visión que hemos propuesto para ese lugar. Esto es, en qué deseamos conver tir esa espacialidad o hacia dónde se quiere potenciar tal o cual par te del recorrido. De esta manera diremos, por ejemplo, que deseamos transformar tal etapa del recorrido en una zona prominentemente cultural. Esta decisión se toma, sin duda, a par tir de las potencialidades que dan sustento a una identidad previa que tratamos de for talecer y -sobre la cual- esculpimos y organizamos el total de forma coherente. El destino del recorrido, por tanto, dará pie a todas las demás decisiones que componen la inter vención, par tiendo por la def inición de las actividades principales y secundarias.

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Una vez que se ha def inido el destino del recorrido con la orientación al tipo de actividad principal, lo adecuado es darle realce con actividades secundarias que dinamicen el espacio y complementen la actividad principal.

2. fachadas participantes Una vez instaurada esta relación entre actividades primarias y secundarias, resulta indispensable la articulación de las fachadas y el espacio de recorrido, para lo cual se requieren fachadas participantes, que contribuyan al desenvolvimiento del acontecer en el exterior, al mismo tiempo que se potencian y estimulan los intercambios adentro-afuera. Esto, como primer punto, debe responder a actividades de interés para quien camina; consiguientemente, la morfología del total del recorrido y, particularmente, la morfología de conformación de fachada, deben hablar acerca de un interés por generar intercambios, lo que se produce en la medida que los límites se abren al peatón, dejando ver, o -al menos- entrever lo que sucede desde el interior al exterior y viceversa. De esta forma se genera una comunicación tácita que hace partícipe al espacio dentro-fuera, donde son posibles intercambios gestuales, de miradas, sonrisas, saludos, e incluso, de manera más elemental, donde se hace posible -al menos- la sensación de tranquilidad y relajo que brinda el control visual sobre un espacio próximo.

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16 CENTRAL CITY FUNDAMENTAL DESIGN GUIDELINES. Op. Cit.

Para dar cabida a estos intercambios entre interior y ex terior, es necesario el potenciamiento de las laterales de fachada por medio del refuerzo al primer nivel, -precisamente - porque es éste el que se nos manif iesta en una primera instancia dentro de nuestra experiencia corporal y nos trae a presencia la escala humana. De esta forma, en la medida que la mor fología del primer nivel - copar tícipe a sus elementos- refuerza la escala corporal, se convier te en una invitación a recorrer. Esto porque la percepción de proporción del espacio, dice a primera impresión si nos sentimos o no acogidos por determinado lugar. Si la escala nos resulta inabarcable, tendemos hacia la lateral como una forma de cobijamiento espontáneo; de tal manera que resulta ineludible el acogimiento al cuerpo a par tir de esta instancia.

Con la finalidad de generar este acogimiento, la mor fología que potencia los intercambios debe estar constituida por vanos traspasables y no traspasables. En las guías de diseño de la ciudad de Portland del 2001, se establece que el diseño de las construcciones debe potenciar el uso de las aceras por medio de buenas conexiones visuales y físicas, a través de elementos como largas ventanas, puertas abiertas traspasables y por medio de espacios protegidos que no obstruyan el movimiento16 .

Igualmente importante para la inserción de las fachadas en el devenir de las espacialidades de recorrido, resulta la conformación de ‘ventanas lugar’ o ventanas con espesor, las que dan cabida a instancias de encuentro, espera o conversación, las que deben usarse también de manera cuidada, resguardando los actos que ocurren al otro lado de la fachada, procurando no interferir de manera negativa. De igual forma, los vanos traspasables con continua movilidad deben presentarse de forma medida, permitiendo también la existencia de ‘zonas estancas’ donde se lleven a cabo actos de permanencia y detención.

3. actividades vitalizantes Conjuntamente a las actividades de carácter principal y establecido del recorrido, se hace deseable el surgimiento de actividades esporádicas, de carácter espontáneo, que sean capaces de sorprender a la persona que camina, aportando a cada experiencia de recorrido un enfoque distinto, siendo capaces de suscitar acciones imprevistas que agreguen valor y estimulación. En esta línea, existen dos maneras en que principalmente se activan los espacios de recorrido de manera espontánea: a través del comercio llevado a cabo por vendedores minoristas y por medio de acciones de ar te.

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Un ejemplo de esto resulta ser el proyecto ar ticulado para la conexión de la ciudad de Seattle, formulado en el 2002, el que plantea tres escalas de calles y propone para la escala intermedia la inserción de “pequeños vendedores, cafés y otras actividades de venta al público a lo largo de las aceras para realzar la experiencia de caminar ” 17. De esta manera se potencia - de manera conjunta-, el desempeño de una actividad económica minorista mientras se estimulan los intercambios entre las personas, favoreciendo un estado de bienestar al andar a pie. Las acciones de arte en el espacio, por su parte, presentan la bondad de desplegarse en una amplia gama de posibilidades, lo que resulta del todo positivo a fin de generar animación en los recorridos. Y, siendo el arte vinculado a la belleza a través de nuestros sentidos, -ya sea que éste se despliegue por medio del movimiento, los sonidos, las imágenes, los olores, los sabores, o todo de manera conjunta-, siempre resulta ser éste un punto de quiebre en nuestro devenir, una instancia de provocación o, al menos, de sugerencia. Por este motivo, las acciones de arte poseen la facultad de congregar, de instituir un nexo o foco de atención que cambia el espacio-temporal, pudiendo surgir de manera móvil o estática. La movilidad nos trae la sorpresa, la estaticidad, la calma; pudiendo -en esta última forma- usarse la propia espacialidad como soporte para su manifestación.

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De igual manera, los trabajos que son capaces de concitar algún tipo de atención, como aquel desarrollado, por ejemplo, por los artesanos, nutren la experiencia de recorrido, potenciando su acontecer como espacialidad expositiva.

4. flexibilidad de usos La flexibilidad de usos se encuentra asociada a la capacidad de transformación y adaptabilidad del espacio. De esta manera, resulta beneficioso para la vitalidad de los recorridos que la espacialidad sea capaz de mudar, albergando actividades distintas a las inicialmente concebidas, tanto si nos referimos a los volúmenes edificados o al espacio ‘entre’.

5. accesos variados, definidos y jerarquizados

Como parte del manejo y potenciamiento de las actividades y, además, en consideración al recorrido como parte de un tejido mayor, es que la accesibilidad -que en gran medida hace exitosas las actividades llevadas a cabo-, debe establecerse proponiendo variadas opciones. Un recorrido que genera verdadero interés trasciende a la instancia de ‘entrada y salida’ y no se comporta como una entidad aislada en el espacio. Por el contrario, un recorrido rico en intercambios, forma parte de una red con variadas formas de accesibilidad, cuya definición morfológica debe ser precisa,

17 THE BLUE RING: CONNECTING PLACES, Op. Cit.

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18 Ibídem

con una clara delimitación de los espacios, sobre todo de aquellos que separan lo público de lo privado. De esta manera, resulta necesario también que las jerarquías espaciales se hagan explícitas e inteligibles a la movilidad corporal a fin de distribuir y graduar la accesibilidad en una forma acorde a los actos ocurridos en el espacio.

6 . M a n e j o d e l a s Te m p o ra l i d a d e s : El manejo de las temporalidades consiste en ofrecer al habitante una mutabilidad espacio-temporal, la que -de forma práctica- se traduce en ejercer un aprovechamiento del espacio para múltiples actividades en tiempos diversos. De esta manera, por ejemplo, porciones de recorrido pueden permitir su cierre en algunos horarios del día para la ejecución de eventos especiales. De igual forma, las temporalidades relativas a las estaciones del año permiten cambiar los usos de una estación a otra, por ejemplo, convirtiendo lugares de bajo tránsito en una temporada en sitios de recreación y esparcimiento con actividades deportivo-recreativas. De esta forma se dota al espacio de un dinamismo asociado con una optimización de los recursos de los que se dispone. Igualmente, es posible -e incluso deseable- proporcionar estas dinámicas de cambio entre las temporalidades diurna y nocturna mutando, por ejemplo, los actos de paseo en horario

diurno a otros que involucren la detención o permanencia prolongada con actividades como cafés o restorantes en temporalidades tarde-noche. Todo esto implica la utilización de un criterio de garantizar los usos del espacio y proveer una animación permanente a los lugares; lo que también se asocia con periodos excepcionales como la época de vacaciones, en que disminuye la cantidad de residentes en ciertos sitios, pudiendo éstos recobrar la animación con actividades esporádicas que atraigan a personas, y propiciando así espacios de encuentro con actividades para el ocio, el deporte y la recreación. Estas transformaciones llevan aparejado el diseño de espacios flexibles desde su concepción espacial base, hasta la proyección de sus elementos accesorios.

“Una forma de emplear los recursos públicos de manera eficiente es utilizar el espacio público para diferentes propósitos en diferentes momentos del día, no sólo para esporádicos festivales y desfiles, sino también en el transcurso de la vida diaria para un creciente número de residentes del centro de la ciudad. Una calle que lleva tráfico mínimo por la noche podría ser cerrada para el baloncesto, rayuela, carreras de triciclo y paseos. Este valor puede ser extendido de forma estacionaria, como en el verano, en que la luz dura más tiempo. El simple diseño de elementos puede abrir una gran variedad de soluciones creativas para calles transformables y multifuncionales“.18 THE BLUE RING: CONNECTING PLACES

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