Gauchito Gil: una devoción agigantada a la vera del camino

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Gauchito Gil: una devoción agigantada a la vera del camino crónicas e informes

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21/02/2015

Banderas a tu corazón. Juan Pablo Faccioli. Col. Faccioli. Url: http://xurl.es/2eozu

En Mercedes, Corrientes, a la vera de la ruta nacional 123, kilómetro 101, miles de banderas y cintas rojas con inscripciones de gratitud sin fin junto hileras de puestos comerciales y el bulto de un gaucho sobreimpreso a una cruz marcan el lugar donde muriera un 8 de enero Antonio Gil. Allí, desde 2010 las estimaciones hablan de casi medio millón de personas que participan de la festividad central. Este año la lluvia mermó la concurrencia. Sin embargo, no deja de sorprender la efusividad de sus seguidores, la expansión inusitada de la devoción, su densa iconicidad, las disputas por el monopolio religioso y la creciente diversificación de prácticas que configura la manifestación. Por Cleopatra Barrios (*) Una leyenda entre tantas

Entre los relatos y las imágenes que se desprenden de este escenario de fe, cobra vida una de las leyendas más difundidas que originó esta devoción popular. Los escritos, en su mayoría apoyados en la tradición oral, ubican el nacimiento de Antonio Mamerto Gil Núñez en la provincia de Corrientes, cerca de 1847. Eran tiempos en que la guerra civil hacía estragos en la región. Alrededor de 1875 Gil habría sido reclutado por el Coronel Juan de la Cruz Zalazar para combatir. Atormentado por no querer derramar sangre inocente, el gaucho desertó. Algunos dicen que un ángel le aconsejó a Gil la deserción durante una visión; otros que fue Ñandeyara (dios, nuestro señor) quien se le apareció en un sueño. Lo cierto es que vivió al margen de la ley y los relatos de sus seguidores indican que era un hombre bueno y noble, que robaba a los ricos para dar a los pobres. Cuentan también que era invencible en los enfrentamientos y poseedor de una mirada hipnotizante que enamoraba. En cambio, sus detractores lo consideran un delincuente y fugitivo. El 6 de enero, posiblemente en 1878, Gil habría asistido a la fiesta de San Baltasar en la casa de Zía María. Indican que la traición de un conocido provocó su captura y él se entregó sin resistencia. El policía recibió la orden de llevarlo a Goya para la sentencia, pero en el camino, en las afueras de la ciudad de Mercedes, decidió degollarlo y colgarlo. “No me mates, que ya va a llegar la carta de mi inocencia (…) Cuando llegue la carta vas a recibir la noticia de que tu hijo está muriendo por causa de una enfermedad; cuando llegues rezá por mí y tu hijo se va a salvar (…)”, habrían sido las últimas palabras de Antonio Gil, tal vez, un 8 de enero de 1878. Cuando la policía llegó a Goya, descubrió que Gil había sido perdonado. El sargento que lo ejecutó fue hasta su hogar y vio que su hijo estaba al borde de la muerte y acordándose de las palabras de Gil, le imploró perdón y ocurrió el primer gran milagro de la historia legendaria: recuperó a su hijo moribundo. En señal de agradecimiento, regresó al lugar de la ejecución y erigió una cruz de madera de ñandubay (espinillo).

Martín “Mono” Fabio, líder de Kapanga se confiesa devoto y expone su fe en los recitales.

Un Gauchito “multifunción”, un “ser extraordinario” En la zona del paiubre mercedeñoi, lo que hasta la década del sesenta era un curuzú Gil o una cruz Gil, apostada al costado del camino, luego fue resguardada en un monolito; y años después se transformó en el santuario hoy consagrado por la ascendente devoción popular-masiva. En el día en que se conmemora el aniversario de su muerte (8 de enero), la fe por el gaucho de los milagros se agiganta. Junto a las velas enardecidas de plegarias se ven cruces de hierro forjados, pañuelos y vestidos colorados, o blancos de novias; bebidas, plata, o cigarros, que le ofrendan en su altar mayor. Con la señal de la cruz, frente a las imágenes que lo representan y que se multiplican en la escalada comercial en las banquinas, los promeseros, provenientes en su mayoría del Gran Buenos Aires, provincias y países vecinos, piden a Gil que los ayude a abandonar vicios o a curarse de múltiples enfermedades. También le solicitan dinero, trabajo y amor. Nada parecería resultar imposible para este gaucho de los milagros. Como señala Gabriela Saidón, autora del libro Santos Ruteros. De la Difunta Correa al Gaucho Gil, al Gauchito “le podés pedir de todo, es un santo multifunción”ii. Aunque no fue canonizado, la mayoría de los devotos lo consideran santo. Algunos cristianos no pierden las esperanzas de que sea aceptado por la iglesia católica; otros admiten que no les preocupa que esto suceda y, por el contrario, entienden que el “poder” del Gauchito sobrepasa cualquier religión. Incluso algunos prefieren no identificarse como “devotos”, sino como “simpatizantes” del Gauchito. Entre ellos se cuentan artistas

plásticos, músicos, periodistas, audiovisualistas, fotógrafos, entre otros. Si bien, en varios casos se identifican como “no creyentes”, no cabe duda que desde la “simpatía” hayan colaborado en la proliferación de la devoción a través de distintas producciones que circularon también en ámbitos extrarreligiosos. Como señala la socióloga Eloisa Martin, el Gaucho Gil puede además ser considerado dentro de la lista “seres extraordinarios” junto a Eva Perón, el Che Guevara, Gardel o la misma Gilda. Esto es porque se les atribuyen “dones” y un “carisma” que los destacan “de su contexto social, étnico y estético de origen” y los vuelven disponibles para ser apropiados incluso más allá del ámbito religiosoiii.

El reconocido fotógrafo argentino, Marcos López creó un retrato que lejos de reproducir al gaucho sumiso de las estampitas, lo muestra rebelde y desafiante. Fotos: Difusión MVPrensa y Cultura Nación.

La iglesia y su cambio de postura Luego de años de considerar la devoción a Antonio Gil como superstición, en 2005 se dio la primera visita al santuario mercedeño de un obispo católico. Algunos informes le atribuyen este acercamiento de la iglesia a Julián Zini, el sacerdote que predica con el chamamé y le dedicó varias canciones al fenómeno de religiosidad popular. “Nuestro interés es encausar la fe de nuestro pueblo”, dijo entonces el prelado Ricardo Faifer, quien en 2011 difundió un nuevo manifiesto eclesiástico anunciando la edificación de una capilla a 500 metros de la Cruz Gil. La noticia fue dada durante la misa del 8 de enero en la Parroquia de la ciudad de Mercedes y ante la Cruz Gil Peregrina, donde se rezó por el descanso del alma del difunto forajido. Es que sólo como “difunto” la iglesia admite recordar a Antonio Gil.

De este proceso, resulta claro que la institución que antes rechazaba rotundamente la devoción por considerarla “pagana” y asociada a una práctica “desviada” de los verdaderos valores cristianos, ahora se involucra con el fenómeno con el fin de reencauzar la relación con esa masa cada vez más creciente de fieles y seguidores que moviliza el Gauchito. Algo similar sucedió con otros casos, como el de la Difunta Correa en San Juan. En este marco, la institución promueve la celebración de la misa “para pedir por el alma del difunto” en la parroquia mercedeña el 8 de enero, la inserción de oraciones a través de estampitas y rezadoras en el santuario donde se enfatiza el rol de mediador de Gil ante Jesucristo como divinidad suprema, así como su participación en la práctica de velar la cruz peregrina en la víspera de la jornada de festividad central. Sumado a ello, aquello que hace cuatro años era un proyecto, hoy es realidad: está la cruz y las bases del templo cercano al santuario que promueve entre los seguidores de Antonio Gil un espacio de oración y adoración a Jesucristo. Las personas que participan activamente en las actividades mediadas por la institución católica señalan que se busca “recuperar espacios de oración” dotados de la “tranquilidad y quietud” que observan “no se halla” en el santuario rodeado de la feria, el comercio y las manifestaciones masivas. Dichas acciones también responden claro mensaje pastoral. Ya en el manifiesto eclesiástico de 2011 se hacía hincapié en revalorizar el “verdadero” significado de profesar el cristianismo: “Quien se santigua ante la cruz está profesando su fe en Jesucristo (…) quien es nuestro mediador supremo entre Dios y los hombres” y en este sentido la carta firmada por Faifer reclamaba que la devoción se centre en la cruz de Jesús y no la del “difunto”.

En la misa del 8 de enero de 2011 en la parroquia de Mercedes, el sacerdote Luis Adis leyó la carta del obispo Faifer. Entonces también inició una colecta para pagar el terreno cercano al santuario de la Cruz Gil que la iglesia adquirió para erigir el templo de la Santísima Cruz. Fotos: registros propios.

Más allá de las religiones, una devoción heterogeneizada Más allá del reclamo de algunos mercedeños por volver al tipo de ritual apacible y de tono rural que presentaba la veneración a la Cruz Gil hasta la década del ochenta, como así también de las resistencias, los quiebres, cambios y continuidades en la posición eclesiástica, en torno al santuario ubicado a la vera de la ruta 123, actualmente el fenómeno del Gaucho Gil representa un campo religioso complejo. Siguiendo las reflexiones del sociólogo Pablo Semán, más bien este fenómeno de religiosidad popular da cuenta del “campo religioso heterogeneizado” donde no sólo se da la búsqueda del “consuelo de la cruz” sino también de “la sanación, la prosperidad, la protección; amor, trabajo y dinero”. Y en ese campo, dice Semán: “se apuntalan, expresan y refuerzan no solo definiciones de la religión” sino también “nociones de persona y alteración de las que las ‘religiones’ son un elemento co-participante”iv. En este contexto, y cada vez más, el “mundo del Gaucho Gil”, que encuentra un matiz particular en cada altar, ermita o capilla del las rutas o los hogares de los devotos del país, presenta mucho más que la apropiación y reproducción de elementos del culto oficial en su seno; y más que la renovada puja por la “apropiación” o el proceso de “inculturación” que la iglesia profesa en relación a este fenómeno. El “mundo del Gaucho Gil” además vehiculiza una fuerte idea de “justicia social” asociada a la imagen del Gil como un “héroe liberador” de los sectores oprimidos, como lo analiza Hugo Chumbitav; y supone la convergencia de cosmovisiones y prácticas sociales ligadas a matrices de larga data que incluso actualizan conjuros shamánicos o la rememoración a los difuntos desarrollada desde épocas pre-modernas. Todo ello se entremezcla con escenas de espectáculo, mediatización y entretenimiento; música diversificada, comida; así como la mercantilización y el consumo expansivo de los productos mítico-mágico-religiosos y culturales. Algunos de estos elementos, entre otros, configuran el mundo heterogeineizado del Gaucho Gil, una devoción agigantada a la vera del camino que no conoce barreras.

Sin título. Guillermo Rusconi. Col. Rusconi. Url: http://xurl.es/h8pha

Notas: 1. El territorio del paiubre toma su nombre de un afluente caudaloso de un río llamado por los guaraníes Paiubé (paí-entrañas. ú-comer, bé-mas). 2. Entrevista a Gabriela Saidon en diario Clarín.14/12/11. Url: http://www.clarin.com/sociedad/Gauchito-Gilpodes-santo-multifuncion_0_608939187.html 3. Martín, Eloisa (2008) “Seres extraordinarios, más allá de la devoción y los fans”, en Todavía, N° 20. Url: http://www.revistatodavia.com.ar/todavia27/20.sociedadestxt.html 4. Chumbita, Hugo. (1995) “Bandoleros santificados”, Todo es Historia N° 340, Buenos Aires, noviembre. Url: http://so000260.ferozo.com/pdf/chumbita2.pdf 5. Semán, Pablo. (2013) “Pluralismo religioso en una sociedad de pluralidad jerarquizada”, Corpus, Vol 3, N° 2. URL: http://corpusarchivos.revues.org/584 (*) Periodista. Licenciada en Comunicación Social. Docente de la Universidad Nacional del Nordeste. Becaria doctoral de CONICET. Maestranda en Semiótica Discursiva (UNaM). Doctoranda en Comunicación Social (UNLP). Integrante del Núcleo de Estudios y Documentación de la Imagen, CONICET/UNNE. Indaga acerca de las representaciones de la religiosidad popular en fotografía y cine. Sobre la temática ha publicado en libros, revistas especializadas y en congresos nacionales e internacionales. Su correo electrónico es [email protected]

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