\"Ganadería porcina y campesinado en Extremadura (1450-1550) / Pig farming and peasantry in Extremadura (1450-1550)\", Debates de Arqueología Medieval, 3 (2013), págs. 221-240 [pág. 1 y enlace/link -revista de pago-]

September 3, 2017 | Autor: J. Clemente Ramos | Categoría: Livestock, Ganaderia, Economia Rural, Campesinado, Dehesa, Rural Economy, Peasant, Rural Economy, Peasant
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Descripción

DEBATES DE ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL N° 3 (2013)

DEBATES DE ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL N° 3 (2013) I.S.S.N.: 2174-8934 La revista Debates de Arqueología Medieval nace con la pretensión de estructurar toda una serie de intereses que muchos de nosotros tenemos respecto a la Arqueología Medieval, tanto en lo que se refiere a cuestiones metodológicas como, sobre todo, en torno a los debates históricos que se generan a partir de la investigación. DIRECTOR: Antonio MALPICA CUELLO (Universidad de Granada) SECRETARIO: Alberto GARCÍA PORRAS (Universidad de Granada) CONSEJO EDITORIAL: • Raffaela CARTA (Universidad de Granada) • Jorge A. EIROA RODRÍGUEZ (Universidad de Murcia) • Adela FÁBREGAS GARCÍA (Universidad de Granada) • Miguel JIMÉNEZ PUERTAS (Universidad de Granada) • Guillermo GARCÍA-CONTRERAS RUIZ (Universidad de Granada) • Teresa KOFFLER URBANO (Universidad de Granada) • Luca MATTEI (Universidad de Granada) • Ángel Luis MOLINA MOLINA (Universidad de Murcia) • Luís MARTÍNEZ VÁZQUEZ (Universidad de Granada) • Bilal SARR MARROCO (Universidad de Granada) • Sonia VILLAR MAÑAS (Universidad de Granada)

CONSEJO CIENTÍFICO: • Andrzej BUKO (Instituto de Arqueología y Etnología, Academia de las Ciencias Polacas, Polonia) • Giovanna BIANCHI (Università degli Studi di Siena, Italia) • Susana GOMES (Campo Arqueológico de Mértola, Portugal) • Helena HAMEROW (Institute of Archaeology, Universidad de Oxford, Gran Bretaña) • John MORELAND (Department of Archaeology, University of Sheffield, Gran Bretaña) • Philippe SÉNAC (Université de Toulouse-Le Mirail II, Francia) • Marco VALENTI (Università degli Studi di Siena, Italia) • Rosa VARELA (Universidad Nova de Lisboa, Portugal) • Elisabeth ZADORA-RIO (Universitè de Tours, Francia)

Redacción, dirección e intercambios: Revista DAM. Alberto García Porras. C/ Del Olmo, 4. Urb. Los Cerezos IV 18150 Gójar (Granada)

— Las normas de edición de la revista se pueden consultar en la página web de la misma:

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I.S.S.N.: 2174-8934

Producción: Atrio Web Dibujo de portada: Restos de grulla (Grus grus) procedentes de Madinat Ilbira. Imagen modificada a partir de una fotografía de Marcos García García, en este número.

ÍNDICE DEBATES DE ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL

N°3, 2013 I.S.S.N.: 2174-8934. 418 págs.

Editorial El nº 3 de DAM: la ganadería como tema central ........................................................ 13

In Memoriam Antonio VALLEJO TRIANO (Conservador del patrimonio cultural de la Junta de Andalucía y exdirector del Conjunto Arqueológico Medina Azahara) Manuel Acién, renovador de la historia de al-Andalus ............................................... 15 M.ª Dolores LÓPEZ PÉREZ (Profesora del Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universitat de Barcelona) En memoria de Iñaki Padilla Lafuente ......................................................................... 19 ANTONI VIRGILI COLET (Profesor-Lector de Historia Medieval, Universidad Autónoma de Barcelona) Miquel Barceló, el maestro, el amigo .......................................................................... 23

Artículos Marcos GARCÍA GARCÍA (Universidad de Granada) Estudio zooarqueológico del material recuperado de Madīnat Ilbīra: distribución y consumo de los productos animales en un asentamiento andalusí de la vega de Granada durante época altomedieval (siglos IX-X) .............................. 27 Marta MORENO GARCÍA (Instituto de Historia CCHS-CSIC) Gestión y aprovechamiento de cabañas ganaderas en al-Andalus: aportaciones desde la arqueozoología................................................................................................ 75 Idoia GRAU SOLOGESTOA (Universidad del País Vasco) Zooarqueología de las aldeas y villas en el País Vasco: actividad ganadera y usos animales en la Edad Media (Siglos V-XV) .......................................................... 99 Frank SALVADORI (Università di Padova) L’allevamento nell’Italia medievale (secc. V-XIV). I dati archeozoologici. ............ 117

Francesco CARRER, Diego E. ANGELUCCI (Università di Trento) Primeros datos arqueológicos recogidos en un recinto pastoril alpino en Val Poré (Val di Sole, Trentino, Italia) ............................................................................. 149 Margarita FERNÁNDEZ MIER, Pablo LÓPEZ GÓMEZ, David GONZÁLEZ ÁLVAREZ (Universidad de León, Universidad Complutense) Prácticas ganaderas en la cordillera cantábrica. Aproximación multidisciplinar al estudio de las áreas de pasto en la Edad Media ..................................................... 167 Julián CLEMENTE RAMOS (Universidad de Extremadura) Ganadería porcina y campesinado en Extremadura (1450-1550) ............................. 221 Simon J. M. DAVIS, Emma M. SVENSSON, Umberto ALBARELLA, Cleia DETRY, Anders GÖTHERSTRÖM, Ana Elisabete PIRES, Catarina GINJA (DGPC Portugal, Victorian AgriBiosciences Centre, University of Sheffield, Universidade de Lisboa, Stockholm University, Universidade de Lisboa, Universidade de Lisboa) Evidencia de mejoras de ovino y vacuno durante época andalusí y cristiana en Portugal a partir del análisis zooarqueológico y de ADN antiguo............................. 241

Varia Carlos TEJERIZO GARCÍA (Universidad del País Vasco) La arqueología de las aldeas altomedievales en la cuenca del Duero (ss. VVIII): problemas y perspectivas .................................................................................. 289 Jesús CORSÁ GARROFÉ (Universidad de Lleida) Una primera aproximación al hábitat de una zona fronteriza de la Lleida musulmana en torno a los siglos X-XII ...................................................................... 317

Entrevistas Equipo editorial Introducción a las entrevistas a Pierre Guichard y a Sonia Gutiérrez....................... 335 Antonio MALPICA CUELLO Entrevista a Pierre Guichard....................................................................................... 337 Antonio MALPICA CUELLO Entrevista a Sonia Gutiérrez ....................................................................................... 351

Proyectos Margarita FERNÁNDEZ MIER, Patricia APARICIO MARTÍNEZ, David González ÁLVAREZ, Jesús FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ , Pablo ALONSO GONZÁLEZ (Universidad de León, Universidad de León, Universidad Complutense, Universidad de Oviedo, Universidad de Cambridge) Proyecto de investigación: la formación de los paisajes agrarios del noroeste peninsular durante la Edad Media (siglos V al XII) ................................................... 359 Antonio MALPICA CUELLO, Sonia VILLAR MAÑAS, Guillermo GARCÍA-CONTRERAS RUIZ (Universidad de Granada) Sal y ganadería en el reino de granada (siglos XIII-XV), un proyecto de investigación sobre dos importantes actividades económicas en época nazarí ................... 375

Reseñas Jorge A. EIROA RODRÍGUEZ (Universidad de Murcia) Cristãos e Muçulmanos na Idade Média Peninsular. Encontros e Desencon-tros. Por Rosa V ARELA G OMES , Mário V ARELA G OMES y Catarina T ENTE (responsables científicos) ..................................................................... 391 Alberto GARCÍA PORRAS (Universidad de Granada) La conquista de al-Andalus en el Siglo XIII. Por Jorge A. EIROA RODRÍGUEZ (ed.) ........ 397 Guillermo GARCÍA-CONTRERAS RUIZ (Universidad de Granada) Visigodos y Omeyas: el territorio. Por Luis CABALLERO ZOREDA, Pedro MATEOS SOTO y Tomás CORDERO RUIZ (eds.) ........................................................................... 401

Normas de edición ..................................................................................................415

TABLE OF CONTENTS DEBATES DE ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL

N°3, 2013 I.S.S.N.: 2174-8934. 418 págs.

Editorial The nº 3 of DAM: livestock as main topic ................................................................... 13

In Memoriam Antonio VALLEJO TRIANO (Conservative of cultural heritage of Junta de Andalucía, former director of the Archaeological Site Medina Azahara) Manuel Acién, renovator of the history of al-Andalus ................................................ 15 M.ª Dolores LÓPEZ PÉREZ (Professor, Department of Medieval History, Palaeography and Diplomatic, Faculty of Geography and History, University of Barcelona) In remembrance of Iñaki Padilla Lafuente................................................................... 19 Antoni VIRGILI COLET (Lecturer-Professor of Medieval History, University Autonoma of Barcelona) Miquel Barceló, the master, the friend ......................................................................... 23

Papers Marcos GARCÍA GARCÍA (Universidad de Granada) Zooarchaeological analysis of materials from Madīnat Ilbīra: distribution and consumption of animal products at an islamic site in the vega of Granada during the early medieval period (9th-10th centuries) ................................................ 27 Marta MORENO GARCÍA (Instituto de Historia CCHS-CSIC) Livestock management and use in Al-Andalus: archaeozoological approaches ........ 75 Idoia GRAU SOLOGESTOA (Universidad del País Vasco) Zooarchaeology of villages and towns in the Basque Country: animal husbandry and the use of animals during the Middle Ages ....................................... 99 Frank SALVADORI (Università di Padova) Farming in medieval Italy (5th-14th century). The archaeozoological data ............ 117

Francesco CARRER, Diego E. ANGELUCCI (Università di Trento) First archaeological data from an alpine pastoral enclosure at Val Poré (Val di Sole, Trentino, Italy) ................................................................................................... 149 Margarita FERNÁNDEZ MIER, Pablo LÓPEZ GÓMEZ & David GONZÁLEZ ÁLVAREZ (University of León, University of León & University Complutense) Animal husbandry practices in the Cordillera Cantábrica. Multidisciplinary approach to the study of the areas of pasturage in the Middle Ages ........................ 167 Julián CLEMENTE RAMOS (Universidad de Extremadura) Pig farming and peasantry in Extremadura (1450-1550) .......................................... 221 Simon J. M. DAVIS, Emma M. SVENSSON, Umberto ALBARELLA, Cleia DETRY, Anders GÖTHERSTRÖM, Ana Elisabete PIRES & Catarina GINJA (DGPC Portugal, Victorian AgriBiosciences Centre, University of Sheffield, Universidade de Lisboa, Stockholm University, Universidade de Lisboa & Universidade de Lisboa) Zooarchaeological and ancient DNA evidence for Moslem and Christian improvements of sheep and cattle in Portugal ........................................................... 241

Varia Carlos TEJERIZO GARCÍA (University of Basque Country) Archaeology of early middle age villages in the Duero basin (5th-8th centuries): problems and perspectives ....................................................................... 289 Jesús CORSÁ GARROFÉ (University of Lleida) A first approach to the habitat of a border area of the muslim Lleida in the 10th and 12th century.......................................................................................................... 317

Interviews Editorial team Introduction to interviews to Pierre Guichard and Sonia Gutiérrez.......................... 335 Antonio MALPICA CUELLO Interview to Pierre Guichard ...................................................................................... 337 Antonio MALPICA CUELLO Interview to Sonia Gutiérrez ...................................................................................... 351

Projects Margarita FERNÁNDEZ MIER, Patricia APARICIO MARTÍNEZ, David GONZÁLEZ ÁLVAREZ, Jesús FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ & Pablo ALONSO GONZÁLEZ (University of León, University of León, University Complutense, University of Oviedo & University of Cambridge) Research project: the formation of agricultural landscapes in north western Iberia during the middle ages (V–XII centuries) ........................................................ 359 Antonio MALPICA CUELLO, Sonia VILLAR MAÑAS & Guillermo GARCÍA-CONTRERAS RUIZ (University of Granada) Salt and Livestock in the Kingdom of Granada (XIII-XV centuries). A research project about two important economic activities in Nasri time. ............................... 375

Reviews Jorge A. EIROA RODRÍGUEZ (University of Murcia) Cristãos e Muçulmanos na Idade Média Peninsular. Encontros e Desencontros, by Rosa VARELA GOMES, Mário VARELA GOMES & Catarina TENTE (scientists responsible) ..................................................................................... 391 Alberto GARCÍA PORRAS (Universidad de Granada) La conquista de al-Andalus en el Siglo XIII, by Jorge A. EIROA RODRÍGUEZ (ed.) .... 397 Guillermo GARCÍA-CONTRERAS RUIZ (Universidad de Granada) Visigodos y Omeyas: el territorio, by Luis CABALLERO ZOREDA, Pedro MATEOS SOTO & Tomás CORDERO RUIZ (eds.) ......................................................................... 401

Instructions for authors .........................................................................................415

Pig farming and peasantry in Extremadura (1450-1550)

JULIÁN CLEMENTE RAMOS **

Resumen: En algunas jurisdicciones extremeñas se documenta desde mediados del siglo XV un acceso preferente o casi exclusivo de la ganadería porcina a la montanera. Esto facilita el desarrollo de cabañas medias poseídas mayoritariamente por campesinos acomodados. Esta cabaña porcina, que alcanza un nivel importante, sostiene una actividad comercial en el ámbito intercomarcal, regional e interregional.

Palabras clave: Ganadería porcina, montanera, campesinado, comercio. Abstract: Priority-access of the herds of pigs to the montanera (acorns´s eating period) is documented since the mid-15th century in some areas of Extremadura. It enabled the development of middle level pig herds, owned by well-off peasants. This cattle held a rising trade activity in regional and interregional exchanges.

Key words: Pig farmig, consumption of acorn, peasants, trade.

Introducción Los estudios sobre ganadería presentan para el periodo medieval un claro déficit, tanto en términos cuantitativos como cualitativos, pese al evidente interés que esta temática ha generado entre los medievalistas. Conocemos su importancia cualitativa, sobre todo en momentos iniciales de ocupación del espacio, fenómeno frecuente entre los siglos X y XIII, la importancia de determinados paisajes pecuarios como las dehesas o las grandes líneas de desarrollo de la ganadería trashumante, donde no pocas veces se extrapolan realidades tardías. Sin embargo, los datos precisos de naturaleza cuantitativa, si excluimos la Andalucía Bética, que cuenta con padrones de bienes, son pobres y aislados. Nuestro

 Proyecto HAR2010-15238, del Ministerio de Economía y Competitividad. ** Profesor de Historia Medieval, Universidad de Extremadura. Dirección postal: Facultad de Letras, Dptº de Historia, Campus Universitario - UEx, 10.071 – Cáceres. Correo electrónico: [email protected]. Recibido: 21/12/2012; Revisado: 26/03/2013; Aceptado: 03/06/2013 Debates de Arqueología Medieval, 3 (2013), pp. 221‐240 Julián Clemente Ramos: «Ganadería porcina y campesinado en Extremadura (1450‐1550)» ISSN: 2174‐8934

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ARTÍCULOS

GANADERÍA PORCINA Y CAMPESINADO EN EXTREMADURA (1450-1550) 

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conocimiento de la ganadería es además desigual. Conocemos mucho mejor la trashumante, sujeta a la fiscalidad real y fuente de numerosos conflictos. Creo no equivocarme si afirmo que, en general, sabemos poco sobre las cabañas estantes, especialmente campesinas, y su relevancia socioeconómica. Las fuentes, sin embargo, sin ser abundantes no dejan de aportarnos una información importante, a veces incluso cuantitativa, aunque dispersa. Dentro de nuestro estudio de la sociedad rural extremeña en la baja Edad Media y principios de la Moderna, hemos venido realizando diversas aportaciones sobre la ganadería estante que nos han permitido definir su importancia decisiva en los niveles patrimoniales campesinos. Un elemento nos ha llamado poderosamente la atención: el desarrollo de cabañas porcinas de nivel medio. Se trata de un sector claramente orientado a la producción de excedentes comercializables. Estamos, además, ante una riqueza no exclusiva pero sí prioritariamente campesina. Sin duda, es un fenómeno no descrito para periodos anteriores. En las páginas que siguen vamos a presentar algunos datos de interés que nos permitan situarlo en el contexto social y económico bajomedieval. Esta realidad ganadera trasciende este campo para incidir en la actividad comercial. Analizaremos fundamentalmente las bases de este sector pecuario y su relación con el acceso preferente a ciertos recursos (montanera), la estructura de la propiedad, y las pautas de consumo y comercialización. Nuestra intención es, y no debemos olvidarlo, esbozar líneas e hipótesis de trabajo sobre una temática del mayor interés para conocer el mundo rural bajomedieval y altomoderno.

Espacio pecuario y ganadería porcina El importante desarrollo de una ganadería porcina de propiedad mayoritaria o preferentemente campesina está relacionado, sin duda, con el acceso de este ganado en condiciones privilegiadas a determinados recursos y muy especialmente a la montanera (bellota), que coincide con la fase final del engorde (octubre-diciembre). En el siglo XV, en una parte importante del espacio extremeño el acceso a este recurso queda restringido a los puercos (2-4 años) y cochinos (1-2 años). Obviamos la significación sociopolítica de este hecho, que no debe olvidarse en cualquier reflexión seria sobre las condiciones del ejercicio del poder concejil. Esta situación se documenta, sin ser exhaustivos, en jurisdicciones tan significativas como Plasencia, Trujillo, Coria o Medellín, que representan en torno a una cuarta parte del espacio regional. Se plantean al menos dos cuestiones de gran importancia: el origen de estos usos y los espacios a los que puede acceder de modo preferente, en su caso, la cabaña porcina. La respuesta detallada a estas cuestiones exigiría una detenida investigación archivística que superaría con mucho los objetivos más modestos del presente trabajo. El origen de estos usos es una cuestión de la mayor importancia, puesto que nos permite situar, con cierto retraso, la emergencia de un importante sector económico en un contexto de crecimiento, en términos relativos, de los excedentes comercializables y de consolidación de un grupo campesino acomodado (LADERO: 1994, 102-3 y 114-5; sobre Extremadura, 63-4; GONZÁLEZ: 1998, 169-170). La información sobre el particular es

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escasísima, aunque no inexistente. Todo parece indicar que los cambios sociales y económicos indicados se inscriben dentro de las transformaciones que se desarrollan en el contexto de crecimiento de los siglos XV y XVI. Muy probablemente, estos usos se constituyeron en la primera mitad del siglo XV. En algún caso podemos situarlo hacia mediados de este siglo. No tenemos datos precisos para la tierra de Medellín pero es muy sintomático que Alonso Martín (Miajadas) se refiera, en un proceso sobre las nuevas ordenanzas de los rastrojos (1538-9), a una hordenança antigua que vetaba el acceso de los puercos a la bellota hasta el desacoto (1 de noviembre). Alude, sin duda, a un momento anterior a la implantación del acceso exclusivo de los cerdos a la montanera desde San Miguel (29 de septiembre), plenamente vigente en el último cuarto del siglo XV 1 . En la comarca placentina del Campo Arañuelo, el monopolio del aprovechamiento de la montanera por la cabaña porcina se impone a mediados de este siglo. Aunque Plasencia, al reservar la montanera para los cerdos en 1442, alude a que había sido «ordenado antiguamente», las villas señoriales protestan por esta innovación (FRANCO y PINO: 1998, 215). Es llamativo que en 1446, cuando unas nuevas ordenanzas vuelvan a incidir sobre el acceso exclusivo de los cerdos a la montanera, las villas señoriales no las respeten, introduciendo todos los animales con las consiguientes consecuencias (CLEMENTE: 2009a, 267-8). Sin duda, aunque no sabemos con certeza si se redactó alguna normativa antes de 1442, estamos ante una realidad nueva. Podemos afirmar que hacia 1450, poco antes o después, en Medellín o Plasencia se empieza a regular el acceso exclusivo de los cerdos a la montanera. En ese momento ya había una cabaña porcina importante y, sin duda, grupos campesinos acomodados que se repartirían su propiedad de forma mayoritaria. Sobre el acceso de los puercos a los distintos espacios, hay que considerar, dentro de una situación que podemos considerar privilegiada, distintas situaciones. En algunos casos, se garantiza su acceso indistinto a espacios comunales y privados, tales como dehesas y heredades agrarias. Para explicar esta situación, aparentemente contradictoria y paradójica, debemos considerar que de modo general y teórico los propietarios de dehesas sólo podían acotar el pasto, permaneciendo los demás recursos sujetos al aprovechamiento vecinal (CLEMENTE: 2005, 73-74). Aunque el adehesamiento se hizo al margen de la preceptiva autorización regia, que sancionó un numero limitadísimo de dehesas (CLEMENTE: 2012, 262264), los derechos comunales sobre estas explotaciones se mantuvieron en muchos casos. Estamos necesitados de una encuesta sistemática sobre el particular, para la que sin duda los conflictos sobre montes pueden suministrarnos una rica información. El monte en general, incluido al adehesado, permanece abierto, de este modo, en algunas jurisdicciones a los aprovechamientos comunales. Esta situación se documenta en Medellín o Cáceres (CLEMENTE: 2013; GARCÍA: 1998, 218 y 221) y probablemente también en Trujillo. Conocemos con precisión el primer caso al haber sido objeto por nuestra parte de una reciente investigación. En Medellín se establece una clara separación entre las dehesas con o sin monte. Éstas últimas se aprovechan libremente por sus propietarios y/o arrendatarios. Sin embargo, en las dehesas con montes se imponen unos derechos comunales sobre el

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A. G. Simancas, Consejo Real, leg. 510, exp. 18, f. 17r.

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monte y los recursos naturales y, en particular, sobre la montanera (CLEMENTE: 2013). En algún momento indeterminado del siglo XV, se impone el acceso preferente y casi exclusivo de la cabaña porcina. La costumbre puede resumirse como sigue. Los puercos acceden a las dehesas privadas entre San Miguel y San Andrés (29 de septiembre a 29 de noviembre). Hasta Todos los Santos (1 de noviembre) aprovechan la bellota caída. En esta última fecha se desacota la bellota. Durante tres días, se varea y recoge por los vecinos. Para garantizar su mantenimiento, se asignan algunos espacios para los puercos. Pasados estos días, el ganado porcino regresa a las dehesas. El ganado vacuno, claramente mayoritario en Medellín, o las demás especies deben abandonar las dehesas con monte durante el periodo de la montanera, lo que derivará posteriormente en el pago de una renta o el sacrificio de algún animal (renta de las vacas). En Plasencia, el mantenimiento de la cabaña porcina está muy relacionada con el aprovechamiento de la montanera del Campo Arañuelo, que alberga hasta finales del siglo XV una población muy reducida y cuenta con abundante espacios comunales que presentan un monte hueco de encinas (CLEMENTE: 2007, 257-264). Vecinos de las demás comarcas de la extensa tierra de Plasencia (Vera, Valle del Jerte, zona entre Almonte y Tajo, especialmente) envían allí sus cerdos durante el otoño para su engorde en un número que debió ser muy elevado. Se desarrolla, de este modo, una pequeña trashumancia intercomarcal (CLEMENTE: 2009a, 263-4). Algunas ordenanzas aldeanas presentan un interés en el mantenimiento de aquellos cerdos que no parecen participar en esta trashumancia. En Piornal, hay un ejido que se aprovecha especialmente por estos animales y en Tornavacas aparece un Castañar de los Puercos (CARDIALLAGUET: 1999, 285-6; GONZÁLEZ: 2004, 59). Situaciones similares a las documentadas en Medellín o Plasencia, se presentan en Trujillo, Cáceres o Coria. Tenemos que indicar que en estas jurisdicciones, aunque algunas han sido estudiadas monográficamente, no se ha abordado adecuadamente la temática que nos ocupa. Esto es sorprendente porque las propias ordenanzas muestran unas costumbres muy similares a las expuestas. En Trujillo, los cerdos aprovechan la bellota entre San Miguel y Navidad. El resto de los animales sólo pueden entrar quince días después de que se diera la bellota «con aleros» a los puercos. Es posible, aunque esto exigiría un análisis detenido de fuentes de archivo, que las demás especies ganaderas abandonasen las dehesas durante la montanera al igual que en Medellín (SÁNCHEZ RUBIO: 1992-5, III, 63-72) 2 . En una normativa de 1508 se precisa que los cerdos puedan aprovechar la bellota «en la senbrada que oviere de çinco enzinas arriba» (SÁNCHEZ RUBIO: 1992-5, vol. III, 83). Todo parece indicarnos que en Trujillo se ha asentado una costumbre, cuyo origen no podemos precisar, muy similar a la de la vecina Medellín, aprovechando los cerdos la bellota de comunales, dehesas y espacios agrarios. La información que tenemos para Coria o Cáceres es menos precisa, pero se orienta en una dirección muy similar. En 1492, en un contexto de conflicto entre Coria y el sexmo del Llano, por un lado, y el sexmo de la Sierra, por otro, se dispone que los cerdos de los 2

Se indica en la «Hordenanza de la guarda de los montes e de las cavallerias» que los que «tovieren alguna dehesa conprada para sus ganados, quier de la tierra, quier de fuera, que pueda meter sus ganados en la dicha dehesa desde que fuere cogida la bellota» (SÁNCHEZ RUBIO: 1992-5, vol. III, 65).

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primeros aprovechen la bellota de su sexmo hasta San Martín (11 de noviembre). El día después, los vecinos de los lugares de la Sierra pueden recoger toda la que quieran (COTANO: 2005, 86). Vemos aquí una probable trashumancia intercomarcal, que ahora se intenta regular, propiciada por el aprovechamiento de la montanera. A falta de nuevos estudios, las ordenanzas de Cáceres nos ofrecen una información parcial. Sabemos que en las dehesas concejiles de Zafra y Zafrilla, la bellota desde San Miguel es aprovechada por los puercos. Entre Todos los Santos y el 15 de diciembre pueden entrar «los ganados vacunos e ovejunos e cabrunos» pagando la correspondiente tarifa y tras su previa inscripción (GARCÍA OLIVA: 1988, 218-220 y 228-9). Las dehesas están sujetas en el término cacereño al aprovechamiento vecinal en aquellos recursos originariamente comunales 3 . En algunas jurisdicciones, el aprovechamiento de la bellota y otros recursos originariamente comunales de las dehesas privadas se ha privatizado. Así sucede en Coria o Plasencia. En Coria, la bellota de las dehesas se sustrae al aprovechamiento vecinal y se aplican las mismas penas que en los baldíos 4 . Lo mismo sucede en Plasencia con las dehesas dehesadas 5 . Los ejemplos señalados muestran la consolidación del aprovechamiento de la bellota por el ganado porcino, algo que sólo se entiende con la existencia de una cabaña importante. Las jurisdicciones indicadas, que una investigación detenida podría ampliar, representan más de la cuarta parte del espacio regional, lo que nos muestra la enorme importancia del fenómeno (Fig. 4). En otros casos, estamos ante un aprovechamiento conjunto por las diversas especies o ante el acceso preferente de los cerdos pero sólo en espacios concretos. En estos casos, estaríamos probablemente ante otro modelo de cabañas, dirigidas hacia el autoconsumo, o ante cabañas medias limitadas en número y contingentes. No se documenta el acceso privilegiado de los cerdos a la bellota en Burguillos del Cerro 6 , Los Santos de Maimona (GUERRA: 1952, 512, a. 1582), Berlanga (MÁRQUEZ y VALENCIA: 1995, 162, a. 1584), Cañaveral (ROL: 2004, 175, a. 1552) o la tierra de Magacela (MARTÍN: 2010, 36, a. 1536; MIRANDA: 2003, 117, a. 1499). Tampoco se produce este acceso preferente en Torre de Don Miguel, donde quizás esta cabaña tuviera un peso importante (TORRES: 1998, 368 y 373, a. 1533). En Montemolín, sólo se documenta la posesión de un número limitado de animales destinados al autoconsumo. La dehesa de Gallicanta, la más cercana a la población, se destinaba tradicionalmente a la cabaña porcina local, pudiendo llevar cada vecino un puerco. En 1538, se decide que en función del año se puedan introducir uno o dos animales, pudiéndose comprar sólo la participación de otro vecino. De este modo, cada vecino podría llevar de uno a, en el mejor de los casos, cuatro puercos 3

«ninguna ni algunas personas no defiendan en sus dehesas y eredades y eredamiento lande ni el agua en tienpo del desacoto de la lande, ni el pescado, ni las caças, ni maderas, lenna, ni piedra caliza para hacer cal ni otra piedra que no este sacada» (GARCÍA OLIVA: 1988, 221). 4 «los puercos que fueren tomados bareando las bellotas en las dichas dehesas o guardas de ellas de herederos que les lleven de pena del barear y comer la bellota conforme a los baldios de esta ziudad que es de diez puercos uno e de diez cochinos uno» (COTANO: 2005, 94) 5 Biblioteca Pública de Cáceres, ms. 35, fols. 194r-199r. 6 Archivo Histórico Nacional (=AHN), Nobleza, Osuna, leg. 341, nº 26, f. 9r.

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(BERNAL: 2002, 101-2), numero ajustado al consumo de las familias campesinas y/o a la obtención y venta de pequeños excedentes. A través de estos datos puntuales y con todas las reservas que ello merece, podemos afirmar que en los maestrazgos de Santiago y Alcántara o en los señoríos de Burguillos o Garrovillas, aunque puedan producirse en algún caso importantes excedentes, no se documenta con carácter general un acceso privilegiado de los puercos a la montanera. Sería un tema a considerar en qué medida han podido incidir en esta realidad los intereses de las órdenes, que disponen de un importante espacio adehesado. El acceso preferente o exclusivo de los puercos a la montanera se materializa en el realengo o en zonas que originariamente han disfrutado de esta condición. Esta realidad debe vincularse, por ello, al estudio de los mecanismos de poder y los modelos sociales. Se presentan, por tanto, dos formas de la explotación de la bellota. En una primera, quizás mayoritaria, los vecinos y las diversas especies animales acceden a su aprovechamiento. En la segunda, que se desarrolla en un territorio importante que podemos situar al menos en una cuarta e hipotéticamente elevar a la tercera parte del espacio regional, con acceso o no a las dehesas privadas, la bellota se destina a la alimentación de una cabaña porcina que se configura como un sector especializado y vinculado al mercado.

La cabaña porcina Las cabañas porcinas se ajustan a dos modelos definidos por su tamaño y perfil económico. Un primer grupo está compuesto por cabañas con un número limitado de animales que se destinan al autoconsumo familiar 7 . Un segundo grupo, que es el que ahora nos interesa, agrupa piaras de unas decenas de cabezas que se destinan de modo preferente a la venta en el ámbito comarcal, regional e interregional 8 . El primer grupo ha ido unido siempre a la economía autárquica campesina. Los grupos populares han encontrado en este animal su forma preferente de abastecimiento cárnico (MANE: 1984, 325; CASTIÑEIRAS: 1996, 218-220; CLEMENTE: 2003, 139-143). Muchas familias dispondrían de uno o varios cerdos para su sacrificio y posterior consumo y/o comercialización. Las ordenanzas regulan en ocasiones el número de ejemplares disponibles por familia. Se limita a dos en Piornal -a. 1494-, Coria - a. 1534- y Valencia de Alcántara -a. 1494- (CARDIALLAGUET: 1999, 279; COTANO: 2005, 69; BOHÓRQUEZ: 1982, 159). En Montemolín, los vecinos podían engordar, como hemos indicado, un puerco en la dehesa de Gallicanta, cantidad que se eleva a dos en 1538 y a cuatro si se compra la participación de otro vecino (BERNAL: 2002a, 101). Sólo en Burguillos del Cerro (a. 1552), el número se amplia hasta seis puercos 9 . Sin duda, la cabaña formada por estos animales no

7

En este sentido, el Valle de Salazar (Navarra) presenta un ejemplo muy ilustrativo En 1428, la mayor parte de sus lugares se dedicaba a «criar cerdos para la provisión de sus casas» (DÍAZ Y FERNÁNDEZ: 2002, 50). Otros muchos casos se ajustan a estas pautas: SÁNCHEZ ADELL: 1992, 77; MARTÍN CEA: 1991, 121; OLIVA: 2002, 175. 8 PEREIRA y RODRÍGUEZ: 1984, 81, también aluden a estos dos grupos de cabañas durante la Edad Moderna en la tierra de Cáceres. Lamentablemente, ofrecen pocos datos brutos y el tratamiento estadístico que realizan no ayuda a definir la estructura de la propiedad. 9 AHN, Nobleza, Osuna, leg. 341, nº 26, f. 56.

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ha debido ser pequeña dado el elevado número de propietarios, pero no ha sido objeto de un comercio a gran escala. Su destino fundamental, al margen de algunas ventas en el ámbito local-comarcal, sería el autoabastecimiento familiar. Estos animales se alimentan en las proximidades de la población y suelen agruparse en un rebaño comunal. Se denominan «villariegos» o, más frecuentemente, «cebones». Aunque se indica que permanezcan en las casas y no anden por las calles, esto no debe entenderse en su sentido literal 10 . En Burguillos (1552), donde cada vecino como hemos indicado puede «criar y tener en sus casas y corrales de sus puertas adentro» hasta seis animales, estos «çevones» se deben echar al rebaño vecinal 11 . En Valencia de Alcántara (1494), se prohíbe excepcionalmente que se tengan puercos de cualquier clase, incluido cebones, «en la dicha villa ni en sus casas ni en las casas y calles de los arravales, ni entre los muros e barreras della». Los dos cebones que puede tener cada vecino deben ir cada día «a la sua guarda de porquero de conçejo» (BOHÓRQUEZ: 1982, 159). Esta cabaña estaba formada por animales destinados al autoconsumo familiar. Estamos ante propietarios de muy pocas cabezas. Diego Verdión, que había sido oficial de Medellín, poseía en 1545 «una cochina grande con dos o tres cochinos». Ese mismo año, Gonzalo Ruiz disponía de «tres o quatro puercas que estan en casa» 12 . Este tipo de ganado porcino es cualitativamente similar en su estructura y funcionalidad al que se documenta en periodos anteriores y forma la imagen típica y tópica del campesino medieval, europeo, peninsular y castellano. En la Extremadura bajomedieval aparece otro tipo de cabaña porcina de propiedad casi exclusivamente campesina 13 que presenta un perfil distinto. Estamos ante un fenómeno económico (producción, intercambio) y social (niveles patrimoniales campesinos) de gran trascendencia 14 . Estas cabañas porcinas reúnen cantidades muy importantes. En 1505, los representantes aldeanos estiman que en la tierra de Medellín se crían «mas de beynte mill puercos cada año» 15 . Jarandilla llevaba al Campo Arañuelo, poco antes de mediados del siglo XV, una cantidad cercana a los dos mil 16 . Hay que considerar que en 1494, esta villa señorializada contaba con el 6,41 % de la población de toda la tierra de Plasencia (CLEMENTE: 2003b, 749; SANTOS: 10

No se alcanza en Extremadura y, en general, en la corona de Castilla una estricta estabulación del ganado porcino destinado al autoconsumo familiar. Se documenta esta realidad, sin embargo, de modo creciente en algunas zonas europeas en las que se aprecia un receso de estos animales y su consumo: ALBARELLA: 2006, 7780; MONTANARI: 1984, 210; RIERA: 1998, 39-40. 11 AHN, Osuna, leg. 341, nº 26, f.56v. 12 A. G. Simancas, Consejo Real, leg. 140, exp. 4/3b, ff. 63r y 65r. 13 Se documenta también una propiedad señorial, aunque no se trata de una realidad generalizada: GERBET:1982, 253-4 y 261-2; ÍDEM, 1986, 438-9; ÍDEM, 2000, 232-8; CERRO: 1988, vol. I, 318; CHAVES: 1740, f. 52v; FRANCO: 1996, 387; MATELLANES: 1999, 273-4; RODRÍGUEZ-PICAVEA: 1998, 191; CLEMENTE: 2005, 60-1. 14 Se adivina una realidad similar en otras comarcas castellanas, aunque como hemos indicado su estudio no se ha realizado con el detalle que merece. El ganado porcino era abundante en Soria y Jaén: ASENJO: 1999, 324; CORONAS: 1994, 325-6. 15 A. G. Simancas, Consejo Real, leg. 140, exp. 2, f. 11v. 16 Hay que considerar que Jarandilla, como otras comunidades de montaña, presentaba un importante desarrollo de la ganadería. En 1446, se prendaron cuatrocientas sesenta vacas, seiscientas ovejas y unos mil quinientos puercos a sus vecinos en el Campo Arañuelo (CLEMENTE: 2009a, 252).

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1986,100-1). Esto nos hace pensar que hacia 1450, una cantidad muy similar a la estimada para Medellín aprovechaba la montanera de la comarca morala. En 1502, más de mil cerdos de Riolobos (165 vecinos en 1532) pastaban en la dehesa de Casillas (CLEMENTE: 2005, 12). En Cáceres, se calculó en 1593 que la montanera de los montes concejiles podía mantener la cantidad mucho más modesta de dos mil seiscientos cinco puercos (PEREIRA y RODRÍGUEZ: 1984, 81-3). Estos datos, aunque desiguales, dan idea del importante nivel cuantitativo que alcanzó este sector. Un indicio indirecto de la importancia de la cabaña porcina se manifiesta en el arriendo de dehesas para este ganado y la existencia de pequeños desplazamientos. Vecinos de Cáceres y el Casar llevaban su ganado al maestrazgo alcantarino. En 1491, el maestre quería cobrarles portazgo. Hacia 1500, Pedro Álvarez y otros compañeros, vecinos de Galisteo, iban con sus puercos «a la çibdad de Coria e su tierra, e a la çibdad de Plazençia e su tierra» en donde arrendaban «dehesas de vellota». El concejo de Santiago del Campo (Garrovillas) tenía arrendadas ciertas dehesas en tierra de Trujillo para «veranadero y agostadero» de su puercos (GARCÍA: 1989, 173; CLEMENTE: 2005, 60; SÁNCHEZ: 1993, 257). Las listas de 1442 y 1447 que registran los cerdos de Jarandilla de la Vera que aprovechaban la montanera del Campo Arañuelo presentan un enorme interés para el estudio de estas cabañas. Entre estos años se aprecia una reducción de efectivos debido a la conflictividad que se desarrolla entre Plasencia y los señoríos de la tierra, copartícipes hasta entonces en igualdad de condiciones en los aprovechamientos comunales. La estructura de propiedad es la siguiente (CLEMENTE: 2003b, 744): Nº de Cabezas < 10 10-24 25-49 50-99 ≥ 100 TOTAL

Año 1442

Año 1447

Props.

%

Cabezas

%

Props.

%

Cabezas

%

8 9 8 7 7 39

20,51 23,08 20,51 17,94 17,94 100

44 136 270 510 1.003 1963

2,24 6,93 13,75 25,98 51,09

3 6 8 6 23

13,04 26,09 34,78 26,09 100

60 232 510 947 1749

0,00 3,43 13,26 29,16 54,14 100

Figura 1 Cabaña porcina de Jarandilla de la Vera

La población de la villa de Jarandilla, antigua aldea señorializada, estaba constituida en su práctica totalidad por pecheros 17 . Salvo los escribanos Bartolomé Sánchez y Pedro Sánchez, con ciento sesenta y ocho cerdos en 1442, y Fernán Álvarez de Toledo, conde de Alba y señor de Jarandilla, con doscientas diez en 1447 (7,13 % y 12,01 % del total), todos los demás propietarios serían campesinos de diferentes niveles económicos. Considerando

17

La nobleza reside en la época medieval en las villas y sólo de modo muy excepcional y en escasísimo número en algunas aldeas (LADERO: 2004, 160-170).

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sólo a este colectivo, los propietarios de veinticinco o más cabezas alcanzan el 54,05 % y el 82,61 % y acumulan el 89,97 % y el 96,1 % de las cabezas en 1442 y 1447. Los propietarios de cien o más animales representan el 17,94 % y el 26,09 % y reúnen el 48,08 % y el 47,89 % de la cabaña respectivamente. Este colectivo alcanza un cierto nivel económico. Su ganado es cuidado por sus propios hijos o también por criados o porqueros. Alfonso Martín Flores contaba en 1442 con doscientos cuarenta y cuatro puercos y cuarenta cochinos, y en 1447 con ciento cuarenta y siete y setenta y seis respectivamente. En 1442, figura en el listado Martín, un «moço» suyo (diecisiete puercos), y en 1447 Alfonso y Toribio, «sus omes» (diecisiete puercos y tres cochinos). Fernán Gómez Gallego, que disponía de un centenar de puercos aproximadamente, contaba con los servicios de Françisco Martín, «su ome» (nueve puercos en 1442). Un hijo suyo fue prendado en estos años por varear bellota 18 . En 1442, Alfonso «ome de Gonçalo Martin Merchan» inscribe algo más de un centenar de puercos «suyos e de su amo» 19 . También aparece un grupo relativamente modesto en el que podemos incluir viudas, mujeres solas y los propios porqueros. En 1442, siete de los diecisiete propietarios con menos de veinticinco cabezas pertenecen o se ajustan a este perfil de criados y mujeres pobres. Los seis criados/porqueros poseen entre nueve y veinte animales (en conjunto, 10 % de los propietarios y 2,58 % de la cabaña). Este sector de propietarios modestos no dispondría seguramente de una piara propia. Los datos sobre el particular son muy parcos pero ofrecen un gran interés. Juan Sánchez de Burgos, vecino de Jarandilla y morador en Torviscoso (Campo Arañuelo), representa a los vecinos menos favorecidos. En 1442 inscribió dieciocho puercos que repartió entre otros propietarios 20 . La información que hemos reunido sobre Medellín en el contexto de una investigación sistemática sobre este núcleo hasta mediados del siglo XVI es también de gran interés. Por un lado, disponemos del inventario de las prendas de ganado realizadas en 1488 por Juan Núñez de Prado, que nos parece representativo de la riqueza pecuaria (CLEMENTE: 2008). Utilizando los precios expuestos en el propio documento, la cabaña porcina alcanza el 12,41 % del valor de la cabaña estante y, si excluimos el ganado de labranza, en torno a una cuarta parte 21 . Supera al ganado ovino, cuya propiedad esta concentrada en muy pocas manos. La propiedad media alcanza las 27,29 cabezas (CLEMENTE: 2008, 154). Se trata de una propiedad muy repartida en manos en su práctica totalidad de campesinos 22 :

18 19

AHN, Nobleza, Frías, leg. 1467, nº 1, 244r y 363v. AHN, Nobleza, Frías, leg. 1467, nº 1, 362v.

20

«siete puercos e puercas mayores que dis que tenia en los puercos de Alfonso Ferrans de Valparayso, e ocho puercos e puercas mayores en los de la Buhona, e tres puercas en los de Diego Sanches de Torviscoso» (AHN, Nobleza, Frías, 361r-v). Diego Sánchez de Torviscoso podría ser Diego Sánchez Acedo, propietario de veintiocho puercos y dos cochinos. Los otros dos propietarios serían seguramente moradores de Torviscoso con vecindad distinta a la de Juan Sánchez del Burgos. 21 Este porcentaje casi dobla el peso del ganado porcino, expresado en unidades ganaderas, en el reino de Sevilla a finales del siglo XV y principios del XVI (CARMONA: 2001, 37-38, gráficos 1 y 2) 22 Arch. Chancill. Valladolid, Reales Ejecutorias, leg. 13, nº 18

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Cabezas

Props.

%

Cabezas

%

< 10

11

35,48

52

6,15

10-24

8

25,81

125

14,77

25-49

6

19,35

245

28,96

50-99

5

16,13

304

35,93

≥ 100

1

3,22

120

14,18

31

100

846

100

TOTAL

Figura 2 Cabañas porcina de Medellín (1488)

Los rebaños de veinte-sesenta animales representan dos quintos del total (41,94 %) y reúnen casi dos tercios de las cabezas (62,06 %). Sus propietarios representan a un colectivo que encuentra en la actividad pecuaria y específicamente porcina un complemento económico estimable. Los datos recabados para 1525-1550 nos muestran una cabaña con una estructura muy similar (CLEMENTE: e.p., apdo. 1.5 23 ): 9

10-19

20-29

30-39

40-49

50-74

1

21

2

1

4

15

Figura 2 Cabañas porcinas de Medellín (1525-1550)

Sobre el sector campesino acomodado que es propietario mayoritario de estas cabañas es de gran interés la información suministrada por el pleito que mantienen Medellín y Mengabril en 1548 sobre las ordenanzas de esta aldea. Estas ordenanzas van a generar un enfrentamiento entre el común de los vecinos y un sector minoritario acomodado (CLEMENTE: 2009b, 243). Este colectivo se compone de «labradores e señores de ganados». Un testigo precisará con más detalle que «son señores de ganado y tienen puercos y ovejas». Se trata de un grupo que tiene una preferente dedicación agraria pero que completa su actividad con una cabaña ganadera, especialmente porcina. Se trata de un colectivo muy reducido, seis-diez para una población de doscientos vecinos. El interés del caso de Mengabril es que nos presenta con gran claridad el perfil económico del grupo de campesinos que sostiene la dedicación ganadera que estudiamos.

23

230

A. G. Simancas, Consejo Real, legs. 140, 230 y 231.

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Estas cabañas porcinas eran cuidadas por hijos, frecuentemente menores, o porqueros. Todo parece indicar que los propietarios se dedican directamente a las labores agrarias, base central de su riqueza. Algunos ejemplos son ilustrativos. Pedro Alonso, vecino de Guareña (a. 1539), señala como siendo «mochacho de hasta diez años poco mas o menos començo a andar por el dicho termino [Los Cerros -Valdetorres-] con su padre... que harava en el dicho termino de los Çerros e guardando.. puercos que traya en los rastrojos del dicho su padre»; Francisco Gallego, vecino de Valdetorres, «anduvo por el dicho termino siendo muchacho [c. 1509] con puercos de su padre... y despues que fue mançebo e casado arando e senbrando en el dicho termino»; Diego Maldonado, entre 1521-1546 aproximadamente, indica que fue muchas veces por la dehesa de la Cabeza del Caballo «visytando su hazienda o tanbien en tiempo del dicho su padre visytando los porqueros e puercos que por alli traya del dicho su padre» 24 . El perfil de estos campesinos acomodados que controlan la mayor parte de esta cabaña porcina se presenta con gran claridad. Se trata de un colectivo de dedicación preferentemente agraria que encuentra en la ganadería porcina, sostenida en gran medida por los derechos comunales, una actividad lucrativa. El cuidado de estos animales queda a cargo de criados o de los miembros más jóvenes de la unidad familiar.

Consumo y comercialización El desarrollo de una cabaña porcina de importantes dimensiones obliga a plantear el problema de su consumo y comercialización. Su existencia hay que vincularla con el desarrollo de redes de intercambio comarcales, regionales e interregionales. Constituye un elemento de la creciente comercialización de la producción agraria que se documenta a lo largo del siglo XV 25 . Las fuentes, sin embargo, son parcas sobre esta actividad y ofrecen informaciones puntuales y dispersas. El consumo cárnico se ha estudiado en gran medida a partir de la información cuantitativa suministrada por las carnicerías. Aun siendo de gran interés, no nos ofrece una imagen equilibrada y completa. En general, la mayor parte de la comercialización del ganado porcino se realiza por otras vías. En las carnicerías se ofrece, para un consumidor habitualmente urbano o semiurbano, carne vacuna y ovina. Es sintomático el caso burgalés, donde se vende carne de vacuno, ovino y caprino, pero el porcino, salvo el tocino, está ausente pese a su relativa abundancia. Su mantenimiento y consumo se vincula especialmente con los «pobres», término que seguramente no hay que entender en un 24

Arch. Chancill. Granada, leg. 31, nº 1, fols. 211v-212r y 482r; y leg. 1929, nº 3, fol. 34. Sobre el particular nos parece muy adecuada la reflexión de LADERO: 1994, 102-3, en el sentido de que «la proliferación de este tipo de mercados [francos] en la segunda mitad del siglo XV era señal de que las ferias tradicionales comenzaban a ser desplazadas parcialmente, en muchas plazas, como momentos de abastecimiento excepcional, por un tipo de reunión más continua y frecuente... Es probable que este cambio signifique, a la vez, un aumento en la capacidad de consumo de las poblaciones y una mejora en la densidad y condiciones de los tráficos mercantiles». 25

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sentido demasiado restrictivo. Es llamativo que en Toledo no se ofertase carne de cerdo durante el siglo XVI por no considerarse una alimento «noble» (BONACHÍA: 1992, 112-121, cuadro II, y 155-8, cuadro IV; MONTEMAYOR: 1992, 75) 26 . Pese a las lagunas y sombras del registro documental, el consumo de productos del cerdo fue importante en la ciudad y, aún más, en el campo 27 . El consumo cárnico en Extremadura, en los siglos XV y XVI, se ajusta estrictamente a las pautas señaladas. Las carnicerías ofrecen de modo generalizado carne de vacuno y ovino 28 . El ejemplo de Gata (a. 1515) es muy indicativo. Los vecinos de Fresno deben llevar sus puercos a vender tres días a la villa ante de sacarlos del término. Los ganados «ansi vacunos commo de los otros menores» se ofertarán a los carniceros o a cualquier vecino interesado (CLEMENTE: 2008b, 1660). En Plasencia, a finales del siglo XV, el carnicero obligado al abastecimiento de la ciudad puede llevar con la boyada doscientas vacas y sus carneros, y el carnicero de los clérigos cincuenta vacas y sus carneros 29 . Es llamativo que en Don Benito, una aldea con una población casi completamente pechera y que pese a su elevada población podemos considerar estrictamente rural, se aluda a «los carneros de la nuestra carniceria» (BERNAL: 2004, 287). Sólo en Cáceres se menciona explícitamente el sacrificio de puercos (GARCÍA: 1988, 264-5). La habitual comercialización del cerdo, excluido el tocino, fuera de las carnicerías se debe posiblemente a dos factores combinados: la inferior valoración de su carne y la frecuente venta de animales vivos. El cerdo es un animal de consumo fundamentalmente popular y rural. Se alude en las ordenanzas a su sacrificio para la venta en las casas campesinas. Se trata de un muy pequeño comercio que no habría que vincular estrictamente con las cabañas estudiadas. En Don Benito se permite que cada vecino mate cada año para la venta «un puerco de cherque», en Valencia de Alcántara se pueden sacrificar dos y en Montemolín se puede hacer lo mismo cada martes aparentemente sin ningún límite (BERNAL: 2002b, 286; BOHÓRQUEZ: 1982, 195; BERNAL: 2002a, 120). Sólo conocemos muy parcialmente las estructuras de intercambio que canalizan los grandes excedentes disponibles. Las normativas concejiles nos indican, además del interés en garantizar el abastecimiento local, la importancia e intensidad de esta actividad. En algunos casos, la mayor parte de estos animales se consumirían fuera de la jurisdicción de origen. En Valencia de Alcántara se obliga a reservar para el abastecimiento de la villa «la 26 Las autoridades burgalesas, contraviniendo una orden real, no se atrevieron a impedir el transito de los cerdos de la ciudad porque «muchos pobres se mantenian en los criar» (BONACHÍA: 1992, 141). En raros casos se documenta la venta de carne de cerdo en las carnicerías: MARÍN, 1987-8, 67-7. 27 MARTÍN CEA: 1991, 308, llama la atención que la caída de las ventas de las carnicerías en Paredes de Nava desde finales de octubre coincida con la matanza del cerdo. Del mismo modo, ANDRADA MARTÍN: 1986, 139, vincula la escasa actividad de las carnicerías en Mérida a la importancia del ganado porcino, que contaba con otros canales de comercialización. Sobre la paulatina diferenciación del consumo de carne en la ciudad y el campo durante la baja Edad Media a escala europea, cf. MONTANARI: 1993, 80-1. 28 AHN, Nobleza, Osuna, leg. 341, nº 26, fols. 34v y 45r; MIRANDA: 2010, 80-2; BERNAL: 2002b, 285-7; PULIDO: 1986, 200 y 221; BOHÓRQUEZ: 1982, 192; Bibl. Públ. Cáceres, ms. 35, fols. 42r-53r; GARCÍA OLIVA: 1988, 264-5 y 292-6. 29 Bibl. Pública de Cáceres, ms. 35, fol. 50r (Ordenanzas de Plasencia).

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quarta parte de los puercos y puercas de carne». En Medellín, existía la «costunbre muy antigua» de que los puercos se llevasen a la villa antes de su venta fuera de la jurisdicción, algo que las aldeas consideraban innecesario. Esta normativa se aplicaba a los que tuvieran más de cinco animales y sólo debían llevar «quatro puercos, los dos de los mayores e los dos de los menores, de todos los que tovieren declarado». Considerando las cabañas porcinas documentadas en Medellín, sólo una parte menor de los animales disponibles se reservaría para el abastecimiento local (CLEMENTE: 2007b, 277-8) 30 . La venta de animales fuera de la jurisdicción también parece producirse en Alcántara o Coria. En 1519, frente a la protesta de la aldea de Fresno, Gata responde que llevar «los puercos de la dicha aldea a vender a la dicha villa» es una costumbre asentada desde «desde tienpo inmemorial» al igual que «se ha hecho y haze e usa en Alcantara y Coria, y en otras villas de la comarca y en sus tierras» (CLEMENTE: 2008b, 1660 y 1671). En Burguillos, los puercos también deben llevarse al mercado local durante tres días antes de su saca 31 . Se documenta, por tanto, una actividad comercial centrada en la cabaña porcina que debió ser importante. La información sobre los puntos de destino es casi inexistente. Debemos considerar la venta en jurisdicciones o términos vecinos que no dispusiesen de suficientes excedentes. El ejemplo de Guadalupe, que presenta un claro déficit en productos alimenticios, es ilustrativo. En la puebla se venden «cada año», a lo largo del siglo XV o de gran parte del mismo, puercos procedentes de «los logares de la comarca». Se trata de un comercio sostenido y de suficiente intensidad que genera «gran ruydo e bolliçio» y «mucha ocupaçion» en la plaza contigua al monasterio. Pese a la imprecisión de la ordenanza, todo nos hace pensar que se trata de un mercado regular (GAMINO: 1999, 138-9). Esta actividad sostendría un importante comercio interregional, sobre el que sólo disponemos de alguna información puntual. En el siglo XVI, Valladolid se abastecía de cerdos fundamentalmente en el mercado de Plasencia. A principios de este siglo, un vecino de Villanueva de la Serena vende una piara de cerdos en Segovia (BENNASAR: 1983, 60; ASENJO: 1986, 172). Sirvan estos dos ejemplos para constatar la existencia de estos canales de comercialización de media distancia. La comercialización de cerdos se convirtió en una actividad especializada y lucrativa. El ejemplo de Juan de Cazalla, en la primera mitad del siglo XVI, es indicativo de su importancia. Este comerciante de Medellín negocia con productos de uso cotidiano («puercos como trigo e otras grangerias e bueyes») que le van a permitir desde un nivel muy modesto llegar a obtener un patrimonio de cierto nivel del que no estamos, sin embargo, informados con precisión (CLEMENTE: 2007b, 278-9).

Conclusiones Los datos presentados, aunque puedan acusar cierta dispersión, permiten esbozar las líneas generales de una realidad económica de estimable importancia en Extremadura 30 31

A. G. Simancas, Consejo Real, leg. 140, exp. 2, fols. 111v y 116v AHN, Osuna, leg. 341, nº 26, fols. 103v-104v.

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hacia 1500. El fenómeno estudiado, se inscribe dentro de las líneas de desarrollo de la sociedad bajomedieval y altomoderna. Se vincula especialmente con la consolidación de élites rurales y la profundización de las redes de intercambio. Afecta, como no podía ser de otro modo, a la explotación del espacio rural, la producción, la sociedad y las actividades comerciales. Extremadura presenta, debido a la lenta ocupación cristiana y al intenso desarrollo del adehesamiento, abundantes montes de encinas y otras quercíneas. Desde mediados del siglo XV al menos, la cabaña porcina accede de modo preferente en algunas jurisdicciones al aprovechamiento de la montanera. Todo ello ha permitido el desarrollo de una importante cabaña que no puede entenderse sin la sistemática comercialización de los excedentes. Estamos en algunos casos ante decenas de miles de cabezas, como sucede en Plasencia o Medellín. En alguna aldea o pequeña villa, estamos también ante un número muy elevado en términos relativos. El desarrollo de este sector económico no puede desligarse de la evolución del grupo campesino. La propiedad de la cabaña porcina es detentada de forma mayoritariamente y a veces casi exclusiva por un colectivo de vecinos acomodados que encuentran en la dedicación ganadera una actividad complementaria que le permite disponer de importantes excedentes comercializables. Se trata de labradores que emplean en esta actividad a criados o hijos menores. Este colectivo ha alcanzado una importante difusión en Extremadura a principios de la Edad Moderna. Esta actividad especializada no hubiera sido posible sin el desarrollo de las correspondientes redes de intercambio. Estamos particularmente mal informados de esta realidad, dado que el microcomercio local y comarcal o el abastecimiento de los grupos rurales ha generado un registro documental muy pobre. Sin duda, la cabaña porcina no pudo alcanzar las dimensiones señaladas sin una demanda sostenida. La comercialización de la cabaña porcina se proyectó en el ámbito regional (Guadalupe es un caso bien documentado) e interregional. Su escasa relación con las carnicerías impide establecer una geografía precisa. La información disponible, aunque exígua, nos permite atisbar la amplitud e intensidad de los circuitos de intercambio. En este sentido, es llamativo que Valladolid se abasteciese de puercos de modo sistemático en Plasencia, lo que nos hace pensar en una relación económica intensa y duradera. Este comercio se sostiene en una demanda rural y campesina pero también, implicando a los sectores más humildes, urbana. No nos parece que el ejemplo extremeño sea un caso excepcional. Otras zonas también disponen de las dehesas de quercíneas que sirven de base para esta especialización ganadera. Sería de gran interés el desarrollo de una encuesta sistemática sobre la temática estudiada que redundaría en un mejor conocimiento del mundo rural en aspectos tan importantes como la producción, el intercambio y los patrimonios campesinos.

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