Francisco Leocata. La vertiente bifurcada: La primera Modernidad y la Ilustración. Buenos Aires: Educa, 2013, 443 pp. (RESEÑA)

June 14, 2017 | Autor: Martin Grassi | Categoría: Metaphysics, Ethics, Enlightenment, Rationalism, History Of Modern Philosophy
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Descripción

Francisco Leocata. La vertiente bifurcada: La primera Modernidad y la Ilustración. Buenos Aires: Educa, 2013, 443 pp. (RESEÑA)

No una cuestión menor la de entender el papel de la historiografía filosófica en la conformación del pensamiento filosófico. ¿No es clara la distinción entre los libros de historia de la filosofía y las obras del pensamiento propiamente filosóficas? En la mayoría de los casos, la diferencia es clara desde el título mismo de la obra. Pero existen libros peculiares en los que el estudio historiográfico no toma distancia de la intención filosófica, sino que, por el contrario, le sirve de clave hermenéutica. Tal parece ser el caso del nuevo libro del Dr. Francisco Leocata, La vertiente bifurcada: La primera Modernidad y la Ilustración. Una mirada desprevenida podría confundir esta obra con una colección de artículos de carácter académico que tienen como fin el estudio segmentado de grandes referentes filosóficos de la Edad Moderna y la Ilustración, así como de otros pensadores que han reflexionado en el sentido filosófico de dichas etapas. Sin embargo, si bien esta obra puede encararse como una fuente de consulta para una historiografía filosófica –que lo es, y de mucho valor-, la intención principal del autor es la de recuperar la conquista filosófica central de la Modernidad, distinguiéndola de ciertas modulaciones propias de un tipo de Ilustración eminentemente anti-metafísico. En efecto, la Modernidad nos ha legado como tarea la de repensar las capacidades y aptitudes metafísicas de la racionalidad a partir de la vía de la interioridad, es decir, de la acentuación de la subjetividad como lugar de la verdad. Esta dimensión metafísica de la racionalidad es la que, a su vez, posibilita un auténtico reconocimiento de la dignidad ontológica de la persona humana, estableciendo las bases para una ética posible. Son autores como Descartes (cap. III), Malebranche (cap. V), Pascal (cap. IV), y aún Kant (cap. IX), aquellos que enfrentan esta gravísima cuestión. Por el contrario, la línea que se aleja de esta intuición fundamental de la Modernidad nace del escepticismo renacentista (cap. II), y atraviesa el movimiento del libertinismo erudito que representa uno de los inspiradores del Iluminismo, y se continúa en algunos representantes de la Ilustración (cap. VI). La racionalidad sin raigambre ontológica, aparece cada vez más como una razón instrumental, llamada al dominio y el control de la naturaleza, y divorciada de su intencionalidad metafísica, que la define como tal y que es la única que puede garantizar las bases de una ética respetuosa de la dignidad personal (especialmente interesante es, en este sentido, el capítulo VII, sobre las ideas iusfilosóficas de la Ilustración). No es azaroso que Leocata traiga a colación las lecturas de la Modernidad y de la Ilustración de autores como Nietzsche -presencia fundacional de movimientos actuales que van desde el existencialismo al post-estructuralismo y a la llamada pos-modernidad (cap. XI)-, Adorno y Horkheimer (cap. XIII) y Jürgen Habermas (cap. XII): en todos ellos hay una valoración filosófica de la racionalidad moderna que lleva siempre (con sus claras diferencias en cada caso) a una desestima cabal de la aptitud metafísica de la razón. Un capítulo aparte merece Hegel (cap. X), el primer filósofo en intentar una lectura propiamente filosófica de la Edad Moderna y del movimiento Ilustrado.
Nos es imprescindible comprender la complejidad de la Edad Moderna para poder situarnos en nuestro presente filosófico y político. Obedeciendo a otro de los grandes intereses de Leocata (referente obligado para el estudio de la filosofía argentina), la circunstancia latinoamericana no escapa a la influencia del pensamiento ilustrado, sino que, al contrario, no puede interpretarse sin él (cap. VIII). Nuestra coyuntura actual nos obliga a retomar la tradición moderna, tan bastardeada y menospreciada, en orden a continuar filosofando: "recuperar la primera Modernidad, en su unión con las mejores tradiciones de las diferentes culturas contemporáneas, lejos de ser un retroceso o un signo reaccionario, es el verdadero desafío de nuestro momento histórico" (p. 428). Esta tarea ya ha sido emprendida magníficamente por Leocata, quien ha dado muestras monumentales de este intento en sus libros Persona, Lenguaje, Realidad (2003); Estudios sobre fenomenología de la praxis (2007); Filosofía y Ciencias Humanas (2010). En esta trilogía esencial, se desarrolla lo que para el autor es la filosofía por-venir: "una era de personalismo intersubjetivo y una era de la razón dialogante creadora de una nueva perspectiva sobre la relación entre el hombre, las ciencias y la técnica" (p. 17). En el umbral de esta era es preciso volver sobre la tradición moderna y rescatar sus avances impostergables, sin renegar de ellos ni desde una perspectiva tradicionalista (al modo de cierto tomismo conservador), ni desde una perspectiva escéptica (al modo de las actuales corrientes posmodernas). Es preciso, pues, quebrar con los paradigmas anti-modernos para poder abrir la posibilidad de esta nueva y promisoria era filosófica (en) que nos toca pensar, volviendo sobre las dos tesis fundamentales de la modernidad: "la afirmación de una metafísica de la persona humana en diálogo con la trascendencia, y una configuración de una epistemología que dé lugar al desarrollo y vitalidad de las ciencias positivas en la variedad que presentan en el panorama actual" (p. 16).


Martín Grassi (CONICET, UCA, USAL)






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