Francis Bacon y la reivindicación de Julio César a través de los \"Apophthegmata\"

June 14, 2017 | Autor: Maite Munoz | Categoría: Francis Bacon, Julius Caesar, Sir Francis Bacon, Auctor-aforizador
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Descripción

1ª edición, 2014

© J.M. Baños Baños, Mª.F. del Barrio Vega, Mª.T. Callejas Berdonés, A. López Fonseca © Escolar y Mayo Editores S.L. 2014 Avda. Ntra. Sra. de Fátima 38 5ºB 28047 Madrid [email protected] www.escolarymayo.com

Diseño de cubierta y maquetación: Escolar y Mayo Editores S.L. ISBN: 978-84-16020-27-0 Depósito legal: M-26891-2014 Impreso en España / Printed in Spain Kadmos Compañía 5 37002 Salamanca Reservados todos los derechos. De acuerdo con lo dispuesto en el Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes, sin la preceptiva autorización, reproduzcan o plagien, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Francis Bacon y la reivindicación de Julio César a través de los Apophthegmata Mª Teresa Muñoz García de Iturrospe Universidad del País Vasco/Euskal Herriki Unibersitatea

Uno de los principales objetivos de Francis Bacon (1561-1626) es dar pautas para que el hombre moderno logre ser “learned in all literature & erudition, divine & humane”, en especial desde su influyente Of the Proficiencie and Advancement of Learning (1605)1. El suyo es un intento de convencer al rey Jacobo I de la urgencia de abordar una reforma completa del estudio y de la investigación en su recién estrenado reinado2, afán que convirtió a Bacon en un ejemplo viviente de este nuevo tipo de sabio que integra teoría y práctica, capaz de criticar el saber existente y de prever lo que falta y es preciso descubrir (Zagorin 1998, pp.5762). Para la nueva ciencia que alienta es fundamental la experientia literata, el dominio de todo el conocimiento escrito preservado y transmitido a través de ese medio escrito. Se trata de un poder acumulativo, como señala el frontispicio del Novum Organum (1620): multi pertransibunt et et augebitur scientia3. El conocimiento es sobre todo digno y excelente, de acuerdo con lo que anteriormente había expresado con cierta vehemencia en la peroratio al final del libro I de Advancement

1

Magna obra que Bacon llevó a la imprenta, revisada y ampliada en una versión latina como De Dignitate et Augmentis Scientiarum (1623), por razones de difusión expuestas por él mismo en la presentación dirigida al futuro rey Carlos I: “It is a book, I think, will live, and be a citizen of the world as English books are not” (WFB 14.436).

2

Como ejemplo de su concepción abierta y no rígida rescatamos, de la dedicatoria al rey del libro II de Advancement, su pregunta retórica “Why should a few received authors stand up like Hercules’ Columns, beyond which there should be no sailing or discovering […]?”.(WFB 3.321). Una interpretación extensa de este y otros frontispicios en la obra de Bacon, como conexión arquitectónica entre los pilares antiguos y la Gran Instauración del Templo de Salomón, siendo Hércules un pre-cursor del esforzado científico moderno (cf. Whitney 1986, p. 33). 3

Dn.12.4, plurimi pertransibunt, et multiplex erit scientia, aunque más cerca de la versión protestante de E. Tremellio y F. Junio (1580): percurrent multi et augebitur cognitio.

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of Learning sobre la inmortalidad de la continuidad, con argumentos cercanos al clásico del aguijón de la gloria venidera4: the dignity and excellency of knowledge and learning in that whereunto man’s nature doth most aspire; which is immortality or continuance; for to this tendeth generation, and raising of houses and families5.

La reforma proyectada por Bacon es logocéntrica y elitista en cuanto que se apoya en las auctoritates y sus escritos perennes, necesarios portadores de la memoria y mejores transmisores que los callados edificios y artilugios; ni siquiera los más antiguos de ellos son estáticos –“though the subjects be old, yet the matter is new”6–, puesto que están supeditados a un continuo proyecto dedicado a la acumulación del conocimiento, por lo que su corrupción es imposible. Frente al hombre renacentista, que con sus descubrimientos de manuscritos fragmentados había evidenciado casi angustiosamente su alejamiento respecto de la Antigüedad, Bacon, en la travesía del humanismo a la edad moderna, exagera en la durabilidad de este legado (WFB 3.317 Advanc.1) y para ello miente con atrevimiento cuando afirma sorprendentemente que los poemas de Homero –quien “ha dado de comer a más hombres que Sila, César o Augusto”– se habían preservado en su integridad. We see then how far the monuments of wit and learning are more durable than the monuments of power or of the hands. For have not the verses of Homer continued twenty-five hundred years of more, without the loss of a syllable or letter: during which time infinite palaces, temples, castles, cities, have been decayed and demolished? (WFB 3.318 Advanc.1).

Se trata de una exageración, máxime si tenemos en cuenta que en otras ocasiones él mismo considera que queda de la sabiduría de los antiguos poco más que el hollejo de la uva que, al ser pisada, retiene gran parte del mosto: “the wisdom of the ancients to be like grapes ill-trodden: something is squeezed out, but the best parts are left behind and passed over”7.

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Así, Cic.Arch.9.29 y 12.30 (argumento sobre las ventajas de los instruidos). WFB 8.6. 6 En el final del prefacio de The Fables of Ancient Wisdom (De sapientia veterum [1609], WFB 6.699), tratado que pretende desvelar 31 fábulas en los términos de la emergente ciencia, para acceder a “the hidden depths of antiquity”(695). 5

7

Ancient Wisdom XXXI, “The Sirens; or pleasure” (WFB 13.169).

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En el ambicioso proyecto educativo no se rechaza el uso de epítomes (“a good digest of common places”8), siempre que sean de calidad y no artificios compendiosos que pretenden usurpar lo que es una sólida erudición9. Estos “abridgements”, como los proverbia y las sententiae, proporcionan los necesarios “lugares comunes” retóricos –no los tradicionales de la lógica, que el mismo Bacon discutirá más tarde10 que ya recomendaba Cicerón para el orador (De or.3.106), “argumentos a uno u otro lado” que siempre hay que tener a mano. Su misma brevedad evita además los problemas que causan a la razón los malabarismos verbales propios de la retórica ("juggleries of words”), que más que para apaciguar los afectos sirven para inflamarlos. Después de haber defendido con todo el estudio de la retórica, en el apartado “sobre la ilustración del discurso”, defiende estos loci como necesario y exclusivo adjunto del programa científico, auxiliar que merece estudio y preparación previos: Omnino hoc volumus, Locos omnes quorum frequens est usus […] meditatos iam haberi; eosque ultimis ingenii viribus, et tanquam improbe et prorsus praeter veritatem, attolli et deprimi. Modum autem huius collectionis, tam ad usum quam ad brevitatem, optimum fore censemus, si huiusmodi Loci contrahantur in sententias quasdam acutas et concisas; tanquam glomos quosdam, quorum fila in fusiorem discursum, cum res postular, explicari possint (WFB 1.688 De Augmentis 6.3)11.

Los proverbia y las sententiae encajan en la manifestación verbal de este programa de progreso, que no descarta adagios y apotegmas. Siempre útiles y podero-

8 Es un ataque a Ramus, como en la carta admonitoria a Sir Foulke Greville (1595, WFB 9.22) y acortando un tanto la autoridad de Plinio, multum non multa (Plin.Ep.7.9, multum legendum esse, non multa, también sobre los generis auctores), con la influencia del uso sentencioso de R. Ascham en The Schoolmaster (1570); Bacon atribuye el dicho a Séneca, que trata del asunto, pero sin esos términos, en una de sus epístolas morales (Sen.Ep.4.33): “For it is Seneca’s rule, multum non multa”. 9

Ya en su tiempo Bacon contempla con pesimismo el declive de los studia humanitatis: “I see signs in the times of the decline and overthrow of that knowledge and erudition which is now in use. Not that I apprehend any more barbarian invasions […] to spread through many countries, —together with the malignity of sects, and those compendious artifices and devices which have crept into the place of solid erudition—seem to portend for literature and the sciences a tempest not less fatal, and one against which the Printing office will be no effectual security” (WFB 10.86).

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Aporta otros testimonios de defensa de los loci en el renacimiento isabelino (Elyot, Sherry, etc) Skinner (1996, p.115).

11 Ya en Advancement, versión inglesa anterior, Bacon había vinculado este tipo de colección al desarrollo de la memoria: memoriae adminiculum solidum et bonum … digestum probum et eruditum locorum communium (De Augmentis 5.5 = WFB 1.647).

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sos, el inquieto intelectual percibe en los auctores la única esperanza de aproximación a la verdad. Así lo expresa Bacon al comienzo del capítulo del libro II de Advancement, que trata por extenso sobre la historia y sus apéndices: “not only man’s actions but his words also should be recorded […] the sayings or words of men are properly preserved in books of Speeches, Letters, and Apophthegms” (WFB 4.31314 Advanc.2.12). En esta línea el propio Bacon, antes de sus primeras publicaciones había reunido, a partir de diciembre de 1594, una especie de cuaderno, Promus, or Formularies and Elegancies, que acabó reuniendo cerca de 1600 citas recordadas (¡memoria prodigiosa!)12, así como una colección de Apophthegms New and Old (1625), luego ampliada y revisada por William Rawley, a partir de material que no había sido publicado por Bacon (1661). Este rico manantial de utilidad que debe ser asumido por el programa moderno de la clase gobernante (el rey Jacobo o sus sucesores) se suma pronto al modelo de César que diseña Bacon, por lo que no es de extrañar que el político y militar (asimismo escritor) sea el precedente ideal. En su intento de dar unidad a la figura de Julio César como intelectual completo, hombre de letras y militar excelente, Bacon llega a atribuirse la atenta lectura de cartas y la recopilación de frases célebres antes mencionada, que él sabe perdida y que conoce, como admite explícitamente en el primer lugar del prefacio de su propia colección (“Julius Caesar did write a collection of apophthegms, as appears in an epistle of Cicero”13), una de las obras desaparecidas que añora en más de un lugar el filósofo y político inglés: … non est opus ut de praestantia eruditionis eius, aut ex educatione aut ex familiaribus aut ex respondis eius coniecturam faciamus. Haec siquidem eminet in eius scriptis et libris, quorum alii exstant, alii infeliciter desiderantur (WFB 1.476 De Augmentis 1).

Ya lo había adelantado antes en la versión inglesa de 1605, en la que añade el detalle de que las obras de César hablan por sí mismas de su grandeza: As for Julius Caesar, the excellency of his learning needeth not to be argued from his education, or his company, or his speeches; but in a further degree doth declare itself

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Cf. WFB 7.197-211; unos 255 proceden de los Adagia de Erasmo. Cicerón escribe sobre esta colección (Fam.9.16) que César habría empezado a reunir desde su juventud, hasta el punto de reunir varios volúmenes; Augusto habría sido el causante directo de su desaparición (Suet.Iul.56, donde la colección es titulada Dicta collectanea). Es sabido que estos últimos sólo se leían en profusión en los ss. XVI-XVII a través de la colección de Plutarco de Apotegmas de Reyes y Generales (que incluía asimismo dichos de Filipo, Alejandro, Augusto, Pompeyo, Demóstenes, Cicerón, etc.), ya asumida y ampliada en los Apophthegmata de Erasmo (1531). 13

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in his writings and works: whereof some are extant and permanent, and some unfortunately perished and some unfortunately perished (WFB 1.311 Advanc.1)14.

Sin duda esta colección perdida de César fue añorada especialmente por el ingenioso Bacon: For Apophthegms, it is a great loss of that book of Caesar’s; for as his history, and those few letters of his which we have, and those apophthegms which were of his own, excel all men’s else, so I suppose would his collection of Apophthegms have done (WFB 3.342 Advanc.2).

La humildad del político y la superioridad moral, modelos que quiere dedicar a su rey en un momento tan difícil de la historia de Inglaterra, se ejemplifican a través de una obra perdida, que se describe con fruición, antes de dar paso a “sólo tres ejemplos” de la concisión y autoridad verbales de César15: So again in his book of Apophthegms, which he collected, we see that he esteemed it more honour to make himself but a pair of tables to take the wise and pithy words of others, than to have every word of his own to be made an apophthegm or an oracle, as vain princes, for custom or flattery, pretend to do. And yet if I should enumerate divers of his speeches, [...] I will only recite three, not so delectable for elegancy, but admirable for vigour and efficacy16.

De hecho contrasta esta admiración con la crítica a los compiladores posteriores, no expresos mostrada primero en Advancement –“for as those which are collected by others either I have no taste in such matters, or their choice hath not been happy” (WFB 3.342)– y luego en 1623, cuando afronta la versión ampliada latina De Augmentis Scientiarum, con la autoridad de nuevo del César dictator, quien demuestra

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Este pasaje se abre, en la traducción de Gutiérrez Tenajas, con el subtítulo “Literatura de César”: “En quanto á Julio Cesar no es necesario, para probar su excelente erudicion, recurrir á congeturas tomadas de la educacion que tuvo, ó de sus amigos y expresiones: pues sobresale ella en sus escritos; de los quales unos existen, y otros se han perdido infelizmente” (161). 15 La confusión comentada por Suetonio (Caes.70, una voce, qua ‘Quirites’ eos pro militibus appellarat) retomada por Bacon es, además, buen ejemplo de su consideración entre admirada y crítica ante el utilitarista y simulador César. 16 WFB 3.331. “En su libro de Apotegmas ó dichos sentenciosos que recogió, vemos, que tuvo por mas honorífico para sí, el cómo trasladarse en aquellas memorias y razones sucintas, en que se conserváran los dichos graves y prudentes de otros, que el referir los propios suyos, para consagrarlos como oráculos: qual lo suelen permitir en sí algunos Príncipes necios, engañados por los aduladores. Pero si quisiera recorrer muchos de sus dichos [… ] propondré, pues, tres solamente, no tanto por lo elegantes, quanto por lo admirable en su fuerza y expresion” (Preeminencia, 163-164).

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mejor que nadie la utilidad para los asuntos civiles y su calidad (¡de nuevo el dolor por la desaparición de la obra!), no evidente en los que tiene a su disposición: Neque Apophthegmata ipsa ad delectationem et ornatum tantum prosunt, sed ad res gerendas etiam et usus civiles. Sunt enim veluti secures aut mucrones verborum; qui rerum et negotiorum nodos acumine quodam secant et penetrant; […] Neque certe de utilitate eius rei ad civilia dubitari potest, quam Caesar dictator opera sua honestavit; cuius liber utinam extaret, cum ea quae usquam habentur in hoc genere nobis parum cum delectu congesta videantur (WFB 2.219-20).

En consecuencia, el propio Bacon afronta poco antes de su muerte la edición inicial de una gran y útil obra de estas características, que parece afrontar, de forma diferente a Erasmo, la finalidad del apotegma y que desde su título equipara antigüedad y modernidad, la arriba mencionada colección Apophthegms New and Old. Nuestro autor se declara a su vez admirador de los Commentarii de César, que considera –muy próximo a lo que Suetonio resume de la opinión de Cicerón (Iul.56)– permiten apreciar a un hombre único y completo, de erudición sólida e incuestionable, discurso neto y personajes y acciones, narraciones y descripciones siempre vívidas y reales: … hodie in manibus habetur insignis illa bellorum suorum historia, cui nomen et titulum Commentar ior um dumtaxat praefixit; in quo omnes posteri solidum rerum pondus, et viva tam actionum quam personarum simulachra, cum castissima puritate sermonis narrationisque, perspicuitate eximia coniuncta, admirantur (WFB 2.161 Augmentis 1).

La denominación del género varia un tanto en la versión primera: … we see there is left unto us that excellent history of his own wars, which he entitled only a Commentary, wherein all succeeding times have admired the solid weight of matter, and the real passages and lively images of actions and persons, expressed in the greatest propriety of words and perspicuity of narration that ever was (WFB 3.311 Advanc. 1).

El traductor español, a partir de la versión latina, se permite calificar como “modesta” (dumtaxat) la denominación del género del comentario tras haber dado por hecha la gran difusión del mismo: ... anda en manos de todos aquella Historia insigne de sus propias guerras, á quien puso el modesto título de Comentarios: en la que ha admirado toda la posteridad, cómo supo unir el sólido peso y substancia de las cosas, y los vivos expresivos retratos de las personas y de las acciones, con un estílo puro y castizo, y con suma brillantez en la narración (Preeminencia, 161-162).

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El comentario se descubre incluso como el mejor, más completo y veraz género histórico: Commentaries are they which set down a continuance of the naked events and actions, without the motives or designs, the counsels, the speeches, the pretexts, the occasions and other passages of action: for this is the true nature of a commentary; though Caesar, in modesty mixed with greatness, did for his pleasure apply the name of a commentary to the best history of the world (WFB 3.361-362 Advanc.2; cf. De Augmentis 3.5).

El encomio de César incluso alcanza a su faceta de filósofo, que lo acercaría más al propio Bacon: es ejemplo de veracidad y simulación frente a lo que considera fraudes, como las historias del rey Arturo o las populares leyendas de Hugo de Burdeos, traducidas del francés por J. Bourchier (1532), vinculadas a la magia, mientras las obras de César, aún perdidas, se incluyen en la Physica operativa maior: For as for the Natural Magic whereof now there is mention in books, containing certain credulous and superstitious conceits [...] and some frivolous experiments, strange rather by disguisement than in themselves; it is as far differing in truth of nature from such a knowledge as we require, as the story of King Arthur of Britain, or Hugh of Bordeaux, divers from Caesar’s Commentaries in truth of story. For it is manifest that Caesar did greater things de vero than those imaginary heroes were feigned to do; but he did them not in that fabulous manner (WFB 6.229).

Bacon había afirmado con rotundidad que las personas inteligentes saben utilizar los estudios (“Of Studies”, 1597) y que sólo los más perfectos y preparados gobernantes saben disimular con fines buenos, por lo que la disimulación está inmediatamente vinculada al conocimiento17: “… a faint kind of policy or wisdom; for it asketh a strong wit and a strong heart to know when to tell truth, and to do it. Therefore it is the weaker sort of politics that are the great dissemblers” (“Of Simulation”, 1625 [WFB 6.387]). Bacon, considerando que el disimulo no es lo mismo que la astucia en las negociaciones políticas y que éste es meramente una política de sustitución allí donde falta la astucia, presenta un retrato de Julio César con más matices que los que se leen en su elogio literario y moral por sus comentarios y dichos memorables. De hecho, el romano es retratado de manera ambivalente, contrarrestando sus logros y méritos (incluso los del nacimiento) con sus actitudes de disimulo y 17

Cf. Jardine (1974, p. 238). El disimulo, en los “siglos del secreto”, supuso no solo un simple

comportamiento sino también una práctica estilística para quienes enmascaraban sus intenciones, a

menudo a través de referencias a las auctoritates y a figuras retóricas estereotipadas (cf. Snyder 2009).

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simulación; primero es “dictator” en el prefacio dedicado al rey en Advancement, después del elogio a Augusto, que no sirve sino para ensalzar las dotes oratorias de Jacobo I (cf. ibid. infra, cap. 10). Tanto aquí como en el ensayo “Of Seditions and Troubles” es César quien, usando de nuevo el ingenio y el dominio de la palabra, se burla del enemigo con un juego de palabras (conocido desde SVET. Iul.7718). En la versión primera inglesa de Advancement se permite traducir el juego de palabras de la anécdota, con lo que el lector queda sorprendido y sin entender la evidencia que pretende ilustrar: But to return and conclude with him; it is evident, himself knew well his own perfection in learning, and took it upon him; as appeared when, upon occasion that some spake what a strange resolution it was in Lucius Sylla to resign his dictature; he scoffing at him to his own advantage answered, that Sylla could not skill of letters, and therefore knew not how to dictate (WFB 6.161 Advanc. 1).

En el ensayo se reivindica un César superior pero consciente de los límites humanos: I have noted that some witty and sharp speeches which have fallen from princes have given fire to seditions. Caesar did himself infinite hurt in that speech, Sulla nescivit litteras, non potuit dictare, for it did utterly cut off that hope which men had entertained, that he would at one time or other give over his dictatorship (WFB 6.612 “Of Seditions”).

La nobleza intelectual de César viene a reforzarse por su nobleza de sangre y por su trato sincero y directo en un poco conocido ensayo latino, “Imago civilis Julii Caesaris”19: ex morum simplicitate quadam et fiducia, ac nobilitate generis, ortum habuisse putaretur; atque in caeteris quoque rebus omnibus id obtinuit, ut minime callidus aut veterator haberetur, sed apertus et verax (“Imago”, 739); su carácter y vida representan un ejemplo insuperable de cómo representar los conflictos de la mente individual. César es un líder positivo y firme, entregado al trabajo y a la vida 18

Verum ut Caesarem mittamus, perspicuum est eum probe sibi conscium suar eximiae eruditionis fuisse; ut liquet ex eo , quod demirantibus nonnullis Lucii Syllae consilium in deponenda dictatura, cavillans dixit; Sylla nescivit literas, dictare non potuit (WFB 2.164= De augmentis 1). Más libre que en otras ocasiones, la versión de Gutiérrez: “Pero para que dejemos á Cesar, añado, que es claro tenia él bien conocida su grande erudicion, como se acredita con el siguiente hecho. Admirándose algunos de la resolucion de Lucio Sila en abdicar de la Dictadura, dixo él burlándose: Sila fue un ignorante; no pudo dictar.” (Preeminencia, 168). 19 Seguido por otro de Augusto, más breve (“Imago civilis Augusti Caesaris”), publicados en 1658 (trad. inglesa, 1661).

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intelectual: Animus ei inerat studio et affect turbidus: iudicio et intellectu admodum serenus20. Sorpresivamente luego es un consumado maestro de la simulación, manipulador en sus apariciones públicas, ocultador que aparece sin artificio ni aparentes precauciones: cumque summus simulationis et dissimulationis artifex esset totusque ex artibus compositus, ut nihil naturae suae reliquum esset (“Imago”, loc. cit.). La recreación de César, literaria y política, es una quimera perdurable y útil. Y de la misma manera que no quedan testimonios auténticos y sí copias de los monumentos que mereció en su tiempo (igual que Ciro y Alejandro), sus obras sí merecen la renovación constante, pilar de la ciencia moderna y del progreso: It is not possible to have the true pictures or statuaes of Cyrus, Alexander, Caesar, no nor of the kings or great personages of much later years; for the originals cannot last, and the copies cannot but leese of the life and truth. But the images of men’s wits and knowledges remain in books, exempted from the wrong of time and capable of perpetual renovation (WFB 3.318).

BIBLIOGRAFÍA EDICIONES Y TRADUCCIONES WFB = (1858-1874), The Works of Francis Bacon, eds. J. Spedding et al., I-XIV, N. York [reimpr. 2011]. “Imago” = (1838), The Works of Francis Bacon, II, ed. Th. Birch, Londres. Preeminencia = (1802), De la preeminencia de las Letras. Disertación del célèbre Francisco Bacón, […] &c. Traducida del latín […] por D. Jacinto Gutiérrez Tenajas, Madrid. ESTUDIOS L. Jardine (1974), Francis Bacon. Discovery and the Art of Discourse, Londres – N. York. Q. Skinner (1996), Reason and Rhetoric in the Philosophy of Hobbes, N. York. J.R. Snyder (2009), Dissimulation and the Culture of Secrecy in Early Modern Europe, Berkeley – Londres. P. Zagorin (1998), Francis Bacon, Princeton. C. Whitney (1986), Francis Bacon and Modernity, N. Haven.

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Aquí y en otros lugares de la “Imago J. Caesaris” es inevitable la comparación con los retratos de Salustio de Metelo y Catilina (Sall.Iug.64.1; Cat.5).

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