Expresiones del poder feudal. El Císter femenino en León (s. XII y XIII). León: Universidad de León - Secretariado de Publicaciones, 2006. v. 1. 288p.

June 19, 2017 | Autor: M. Coelho | Categoría: Monastic Studies, Cistercian Studies, Medieval Monasticism, Feudalismo
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Descripción

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MARIA FILOMENA COELHO

EXPRESIONES DEL PODER FEUDAL: EL cÍsrER FEMENINo EN LEÓN (slclos xtl Y

Presentación de

REYNA PASTOR

UNIVERSIDAD DE

IrÓru

SECRETARIADO DE PUBLICACIONES

2006

xlll)

Coelho, Maria Filomena Expresiones del poder feudal : el Císter femenino en León (siglos XII y XIII) / Maria Filomena Coelho ; presentación de Reyna Pastor. -- [León] : Universidad de

León, Secretariado de Publicaciones, 2006 288 p. : iI.;24 cm. Bibliogr. : p. Í2751-288. -- Índices ISBN: 84-9773.266-9 1. Cistercienses-León (Provincia)-S. XII-Xil. 2. Monacato y órdenes religiosas femeninas-León (Provincia)-S. XII-XIII. 3. Vida religiosa y monástica para mujeres-S. XII-XIII. 4. Feudalismo-León (hovincia)-S. XII-XIII. I. Título. II. Pastor de Togneri, Reyna.III. Universidad de León. Secretariado de Publicaciones 27 I .12(460.

1

8I

)" I I I 12" :321 .17

Portada: Sala Capitular del Monasterio de Gradefes

ISBN: 84-9773-266-9 Depósito Legal: S. 438-2006

Imprenta KADMOS Salamanca,2006

AHerminio, mi Paàre, que con su eiemPlo me ensefló a no desanimarme j amás ante los

ob

sncul"os

INDICE

PRESENTACIÓN

t3

INTRODUCCION

T9

ESTADO DE LA CUESTION

?.5

ORÍGENES DEL MONACATO CISTERCIENSE FEMENINO

29

FIJNDACION DE LOS MONASTERIOS

33

I. Fundación de Gradefes II. Fundación de Carrizo ........ Ill. Fundación de Otero de Las Dueflas .......... IV Las fundaciones monásticas femeninas ....... V Capacidad de ingerencia del linaje fundador FORMACION DE LOS DOMINIOS ........ I. Formas jurídicas de adquisición patrimonial .........

a)

b)

33 36

38 40

5I 59 60

Las donaciones ..........

60

a.1) La condición social del donante

64

a.7-) La motivación de las donaciones

66

a.3) El objeto de las donaciones

6B

Las compras

69

b.1) Motivación de las compras b,2) La condición social de los vendedores b.3) El pago de las compras

69

c) Los cambios d) Las pignoraciones e) Las ventas

70 77

74 77 7B

10

Maria Filomena Coelho

ll. ïpos

de adquisiciones por su calidad

a) Iglesias b) Villas c) Heredades d) Vinas e) ïerras

f) i) j)

78

79 81 B3 B4

Molinos

g) Anejos h) Casas

7B

B5

de explotación

B6 B7

Prados

88

Huertos

BB

III. Cartografíade

los dominios

B9

EXPLOTACION DE LOS DOMINIOS a) El sef,orío

101

T02

b) Formas de explotación c) La mano de obra d) La agricultura .......... e) La ganadería

118

f)

t20

108 116

IT7

Comercio e industria ........

g) Las rentas feudales h) Los gastos

i)

t2r r25

Los oficiales

r27 131

a) La abadesa b) La priora

t32

c) La cilleriza d) Los demás oficios monásticos

r42 r42 r43 r45

e) La dote

0

r4r

......

Exffación social y vocación

g) Patrimonio h) Capellanes

personal

..........

r47 153

i)

Conversas y conversos

155

j)

Criadas

r57

k)

Familiares

158

Expresiones del poder feuÃal: el císter femenino en León (srglos

11

CONDICION FEMENINA

t77

CLAUSURA ........

193

VIRGINIDAD Y CASTIDAD

2r3

RECHAZO MASCULINO

273

TUTELA MASCULINA

23r

cutTURA

24r

..........

COTIDIANO a) Rutina conventual b) La oración I

XII y XIII)

c)

247 .......

748 249 7.52

El capítulo

755

d) El trabajo e) La alimentación

755

f)

260

El vestuario .........

g) La higiene h) Comportamiento

263 ..........

264

CONCLUSIONES

269

BIBLIOGRAFIA

275

PRESENTACION

La presente obra tiene como punto de partida, como punto de miras para el análisis que se propone, la historia de tres monasterios cistercienses leoneses femeninos durante los siglos XII y XIII. Pero no trata de hacer la historia de cada uno o de sus relaciones, ni siquiera de hacer una historia regional aunque estas instituciones estaban relativamente próximas las unas de las otras y a la ciudad de León. Su problemática se refiere a algo más complejo, menos frecuentado por la historiografía, es la de analizar cómo se inserraron estas comunidades en la dinámica del poder feudal. Es decir no analizarlas sólo como conjuntos seõ.oriales relacionados con el poder feudal más alto sino de hallar su senrido mismo dentro de la feudalidad. Comprobar cómo entidades de menor rango en la escala seflorial no pudieron prescindir de los principales rasgos jerárquicos, organizativos e ideológicos que esrrucruraban y daban cuerpo a toda la sociedad de los siglos XII y XIII. Con esto no quere' mos decir que no buscaran caminos propios y formas diversas de resolver sus problemas, en cada caso y en conjunto, nos referimos a que resulta impensable históricamente que pudieran organizarse

de manera totalmente original y creativa en el seno de una sociedad que se estaba gestando con los rasgos feudales. Lafueruade esta gestación, gue venía ya de por 1o menos el siglo anterior, era imparable y llegaba a todas las fuentes de poder, aún del más pequeflo, úazaba sus poderosas redes e iba consolidando su estructura. No cabía en occidente otra forma de organización aunque ésta fuera

múltiple, variada, vacilante y oscilante. De allí que la historia de estas instituciones monacales se inserten en un tejido ya direccionado, o dicho de otra manera que se vayan formando al par que los poderes superiores, no separándose de ellos pero sí trazando su propia deriva según sus circunstancias múltiples, menores, pero singulares. Y no podía ser de otra manera porque éstas formaban parte y tenían su origen en el mismo conjunto del podeA en algún punto de é1. Y hay que sumarles otro motivo importante de singularidad, y es que aquí se trata de monasterios femeninos y además pertenecientes a una regla en expansión por esos decenios de la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. Regla cisterciense que por otra parte está pensada y dedicada a los hombres y que aceptará con muchas reticencias a las comunidades femeninas. Son precisamente las diferencias entre monasterios masculinos y femeninos las que dan lugar a la formación de estructuras diferentes, al menos en principio, dado que los cenobios masculinos procuraron adaprarse a la regla del Císter y funcionar como ella lo indicaba, fundamentalmente a partir del trabajo de los campos y de las artesanías necesarias realizadas por los propios monjes y por los conversos que, en principio los ayudaban. En cambio en los monasterios de monjas casi no existieron ni el trabajo directo de la tierra ni los conversos, vale decir que no se desarrollaron las bases fundantes de la Regla. Y aunque pronto los monasterios masculinos pasaron también ellos a abandonar el trabajo

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Maria Filomenn Coplho

directo de los monjes, a multiplicar el número de conversos y sobre todo a fomentar la explotación indirecta, los femeninos entraron de lleno en la explotación indirecta y sus miembros aparecen como rentistas y sólo en una medida pequefla y fugaz como trabajadoras directas. Estas circunstancias marcan una diferencia básica al menos en los primeros decenios a partir de las fundaciones, diferencias en muchos sentidos que van desde las ideológicas, aquí las mas importantes a nuestro juicio, hasta las productivas, pero que marcan, al menos en su principio, una voluntad de la Regla de apartarse del sistema jerárquico en formación y de encontrar otras bases ideológicas anriguas, como la de la pobreza virtuosa y la valorización del trabajo manual, y de superar las deficiencias morales de otras reglas en vigor como la benedictina (al menos en parte) y la cluniacense. Pero la regla fracasó en buena medida en su intento y los monasterios masculinos abandonaron el trabajo directo de los monjes. Por el contrario como decíamos más arriba los femeninos surgieron mucho más adentrados en las formas feudales y sin mayores preocupaciones por el trabajo directo de la tierra, ello marca una sensible diferencia ideológica y de género que mantuvo por decenios un cierto enfrentamiento entre las dos congregaciones. Dado que los tres cenobios cistercienses femeninos, el de Carrizo, el de Gradefes y el de Otero de las Duefras, se fundaron por la voluntad de mujeres de la nobleza media o menor' duefras de los enclaves en que se erigieron y cuyas fundadoras ingresaron a ellos por su voluntad y como medio para retirarse parcialmente del mundo y al mismo tiempo seguir ejerciendo un poder familiar femenino como el que ya tenían en el seno de su linaje, resulta evidente que pertenecían desde el comienzo aIa estructura feudal a la que venimos haciendo referencia y que con sus resoluciones daban paso a reestructuraciones convenientes dentro de los linajes sin perder por ello todo su poder, por el contrario, posiblemente acrecentándolo y dándole otro sentido, Otro aspecto a destacar en cuanto a los puntos de observación en los que se sitúa la autora son los referidos al sistema de géneros. Dos resultan importantes, uno es que presta suma atención a no adoptar posiciones anacrónicas sobre el concepto de género observado históricamente, En concreto se trata de no partir de la idea de que en aquellos siglos -o cualesquiera otros las actuaciones de las

-

mujeres más o menos autónomas, más o menos creativas o rebeldes, estaban siempre dirigidas hacia una futura ideología "feminista" teleológica, hacia un así deberá ser en los siglos venideros, o hacia aquello nos dirigimos. No, en absoluto, si bien en cada época las mujeres pioneras se expresaron con cierta autonomía, lo hicieron a partir de lo posible, a partir del marco de referencia que les estaba dado y que podían modificar e incluso romper siempre dentro de unos límites, los límites que el mismo sistema permitía aunque se llegara a sus mismos bordes.

Otro

posición más generalizada entre los historiadores e historiadoras de hoy y el mundo femenino en relación con la sociedad del momenro, de su época, hacer una historia social total (por tanto también ideológica) que ubique el mundo femenino junro al masculino de manera no excluyente y sí comparativa e integradorâ, y cuya explicación derive o se incluya en la comprensión del sistema social total. se refiere a una

es la de estudiar

Sobre estas bases es que se explican dos importantes aspectos funcionales de los monasterios en estudio. Una es su situación frente a los poderes efectivos de la regla y de la Iglesia y otro es el de su ligazón profunda y especial con el sistema de linajes que estructuraba la sociedad sobre todo en sus altas capas.

Sobre la primera se apunta que el sistema del Císter, basado en la CartaCarintis es un espejo de la subordinación feudal (Duby), basada en la mutua confianza y fidelidad, exigiendo pro.rt, àb"-

Expresiones del poder feuÀal: eI císter femenino enLeón (siglos

XII

y

XIII)

15

diencia en los tiempos de crisis, pero respetando la autonomía local de cada uno de sus miembros (Lekai). El Císter era también una respuesta adaptada al mundo feudal y a su sociedad a los crecientes movimientos heréticos y eremíticos que rompían con la organización social vigente. Es en el sentido que emplea G. Duby y otros historiadores que se mencionan en la obra, que la autora adopta para sus explicaciones el concepto de feudal. Feudal como sistema general, envolvente de toda una sociedad, como sistema jerárquico y vertical, basado en el poder militar y en el de la Iglesia en primer término y en el poder de la tierra y de los hombres que la trabajan (ambos variados pero efectivos). En cuanto al sistema de linajes hay que dejar claro que estos monasterios femeninos estaban profundamente ligados a é1. Por de pronto sus fundadoras fueron todas mujeres nobles viudas que quisieron tenerlos como lugar de relativo retiro y sobre todo de mando, para pasar en ellos sus últimos aflos y para no tener que estar sometidas a la voluntad de su hijo primogénito heredero de la mayor parte de los bienes de la casa y del poder. Así estas mujeres labraban para sí un espacio propio en el que seguir siendo sefr.oras. En ellos se desarrollaron, como se demuestra minuciosamente en este trabajo, verdaderas dinastías familiares femeninas, dado que algunas hijas u otras parientes solían acompaflar a la fundadora, como monjas a la espera de ser, una de ellas, la más importante, la sucesora como abadesa, y en el que también de custodiaba a niflas y a jóvenes del linaje mientras permanecían solteras.

Como una nota de especial relevancia y diferenciación con relación a los linajes se apunta que a diferencia de Francia y de Inglaterra, en Espafra los monasterios cistercienses femeninos fueron, como se decía, fundados por mujeres, por el contrario en esos países 1o fueron por hombres cabeza de linajes. De tal manera que éstos quedaron, en una importante medida, sometidos a un poder masculino directo a más del poder eclesial. En Inglaterra fueron tutelados por los obispos. De esta manera puede afirmarse sin cortapisas que los monasterios femeninos hispanos, entre ellos los estudiados aquí, pudieron gozar de una autonomía muy superior a los de sus hermanas europeas, porque si bien quedaban los hispanos en manos de las mujeres de un linaje no aparece directamente la intervención del patrón del mismo mientras que la distribución de las jerarquías y los cargos en el seno del monasterio, estuvo siempre dirigida por las abadesas provenientes del linaje, y los cargos que tenían alguna significación dentro de la organización del monasterio, como el de priora, subpriora, portera, etc, también enrraban en la esfera del poder linajístico. Monopolio de las mujeres del linaje contra el poder patrimonial del conjunto del mismo. Tâmbién resulta importante seflalar que, como resultado parcial del estudio desarrollado por la autora en este sentido, comprueba que con el andar del tiempo, en el cenobio de Carrizo, por ejemplo, se pasó del monopolio de los puestos importantes por la rama principal del linaje a otra secundaria y de menor prestigio, de los Froilaz a los Morán, en el caso.

Un lugar llamativo y seflalado ocupó en el Península en Real Monasterio de las Huelgas

de

Burgos, desde su fundación por el rey de Castilla Alfonso VIII y su esposa Leonor de Inglaterra' en 1187. Este monasterio pasó a ser cabeza de los de la Orden y por 1o tanto, de otra manera' los demás dependieron de é1 incluidos los estudiados. Las abadesas de la Huelgas estaban subordinadas a su vez al Abad de Císter, pero debían también obediencia en ciertos asuntos al obispo correspondiente y claro esrá también que, en última instancia, al Papa. Ahora bien, durante varios decenios, hasta por 1o menos pasada la primera mitad del siglo XIII, varias abadesas, seguramente amparadas por su condición de altas nobles y por pertenecer al monasterio real y cabeza de los otros, incurrieron en variadas e importantes transgresiones y tardaron mucho en prestar atención a las amonestaciones de sus superiores incluido el Papa. De esta manera esta congregación, así como las de otros monasterios de

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MariaFilomennCoelho

la Orden, protagonizaron una lucha de género, haciendo frente, con nuevas armas, a las jerarquías laicas y ecìesiá*i.ur, al construir por decenios formas que transgredían los cánones sagrados del orden ,i.rrbOli.o del modelo religioso masculino y al invadirlo, manipularlo y apropiarse de é1. Pero en los monasterios estudiados aquí no ocurrieron tales transgresiones, las dimensiones y los enclaves de los mismos, la condición social de las fundadoras y sus linajes no dieron lugar a ellos y aunque sí hubo conflictos de poder como se destaca oportunamente, no pasaron de conflictos menores con el entorno y de un cierto rechazo al poderoso monasterio "madre" de Las Huelgas. otros conceptos son, a mi juicio, dignos de ser destacados. En un extenso capítulo se describe de los dominios monásticos y se estudian las formas predominantes en la formación y l"

"rtr.r.tura los archivos documentales de los tres cenobios. Donaciones, compras y trueques son analizados prolijamente y con ciertos resultados parecidos aunque no idénticos. En estos aspectos el estudio es minucioso y concluyente, pero no trata de reflejar de manera exhaustiva todos los vericuetos de la formación de los dominios y los sistemas productivos o las formas de organización de la renta, Estamos lejos de los estudios dedicados a los aspectos económicos generales de los dominios seõoriales,

erp..iál-ente dirigidos a conocer las formas de la explotación de la tierra y de la mano de obra

campesina, estamos lejos de centraÍ en estos aspectos el análisis. Lo que se pretende es demostrar q,r. hecho económico y el establecimiento de derechos variados sobre hombres y tierras no estu"l ,ri"ro1 reflidos con el plan religioso que, por el contrario, forman parte de é1. Y bien afirma M. F. coelho Nascimento, que en esre privilegio sobre los demás se fundamentaba una parte importante del sistema feudal, por 1o que los que estaban al frente de cualquier institución tenían la obligación económico de sus posesiones. De esta manera, a mi juicio innovadora, de cuidar también "1 "rp..ìo se comprende la importancia que tenía archivar los documentos que probaban los distintos caminos por los que los ...rÀbio, llegaban a la posesión de sus bienes. Y este hecho, así como todo lo refei"rrr. a lã administración de los dominios debe de ser entendido a partir de una lectura religiosa del mismo. Comprar, vender disponer, mandar y obedec eÍ "eran situnciones de Lo cotidieno que sól'o tenían sentido a naués del crisnl de Ia rel'ig1ón" (P. 104). pero hay que seflalar, a mi juicio, que el límite entre una administración y una gestión necesarias para el buen funcionamienro de la institución religiosa era diffcil de marcar, de ajustar a la lec' tura cristiana y reglar de l.o necesario o de la necesidad para dar satisfacción a la vida cotidiana primaria y a la vida.orr,r.rr,,ral con sus exigencias ceremoniales en el amplio sentido de la palabra. No sólo había que manrener y cuidar del buen funcionamiento de edificios y bienes de servicio (carruajes, implementos para la explotación directa, graneros, molinos, animales, etc), además de a las personas q.r. ..r*plían trabajos para el vivir cotidiano (domésticas, siervas, etc) sino también había que tener reservas para atender a visitas y peregrinos, pero sobre todo había que disponer de los elementos necesarios para cumplir con las ceremonias, ornamentos, vestidos, fiestas de devoción, etc. Es por todo este cÀnlurrro pà, el que debió hacerse difícil establecer en límite entre 1o necesario para la vida y los ritos inherenrls a las manifestaciones religiosas (intemas o extemas) y 1o que era debido a la condición de seõorío del cenobio y de sefrora feudal a su abadesa y, con ello, todo el aparato de poder y de demostración externa del mismo, el que por otra parte se fue incrementando a lo largo de estos decenios en los que se consolidaban las formas rituales, ornamentales y manifiestas del mismo. Cabe reflexionar todavía sobre el hecho de que importante historiografía referida a los cistercienses haya interpretado que la buena administración de sus posesiones y de sus riquezas en general, su capacidad put" producir y vender excedentes, en fin, para la acumulación de renta, demues-

Expresiones del poder feuÀnl: eI císter femenino enLeón (srglos

XII y XIII)

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tran que tenían un sentido económico innovador, que algunos llegaron a calificar de "capitalista". Esta posición ha sido contradicha con argumentos contundentes por varios especialistas, (entre nosorros por M.l. Alfonso) que han demostrado que pese a esta excelencia planificadora y administrativa, los cistercienses nunca traspasaron los límites y las características de una forma económica feudal. Las afirmaciones de nuestra autora dan a este problema una explicación nueva y sumamente coherente que incluye el hecho económico en un todo mucho más complexivo, como se ha seõ.alado y dejan de lado esa peregrina interpretación. Las dos operaciones fundamentales que imprimían dinamismo a la formación de estos sefr.oríos monásticos femeninos, eran -como en el resto de los casos estudiados por los historiadores- las donaciones y las compras y ventas. No es el caso de entrar en detalles sobre ellas, pero pueden hacerse algunas observaciones generales; una es que el volumen de cada una de ellas varió, durante los siglos estudiados, de uno a otro monasterio pero lo hizo de manera no significativa y que tampoco se establecieron diferencias llamativas en cuanto al origen de las donaciones y en cuanto a los protagonistas y calidad de las compras. Por otra parte las donaciones, en principio fundamentales para |a constitución de los cenobios, fueron mermando con el avance del tiempo de manera que puede afirmarse que, hacia mediados del siglo XIII dejaron de ser importantes. Entre tanto se fueron aumentando las compras. Además, desde el tercer cuarto del siglo XIII todas las operaciones económicas bajaron notablemente su volumen. Es interesante para nosotros observar que esta curva de realizaciones económicas tuvo igual trazado en otros monasterios no pertenecientes al Císter, ni tampoco a León; efectivamente lo hemos comprobado para monasterios gallegos (minuciosamente para el de San Pedro de Ramiranes) y castellanos (varios autores), benedictinos, cluniacenses, etc, con lo que se demuestra 1o enunciado repetidas veces: que a partir de las últimas décadas del siglo XIII y principios del XIV hubo una especie de freno en la economía general. Este hecho nos lleva a reafirmarnos sobre 1o dicho anteriormente, tal es que los monasterios del Císter, no quedaron fuera de las modalidades económicas generales y feudales de esa época.

Tâmbién suele afirmarse que junto con esta crisis económica generalizada hubo un formidable descenso de la piedad laica, dado el menor volumen de donaciones y la menor cantidad de bienes donados en cada una de ellas. Sobre esto se plantea una duda referida a cuáles factores intervinieron más acusadamente si el económico o el devocional. No es posible pronunciarse sobre ello aunque personalmente me inclino por el peso del primero.

De todas maneras es oportuno destacar que el estudio presente muestra que muchos donantes eran gentes de regulares o escasos medios económicos,heredes, diversidad de pequeflos propietarios, que se desprendían, de una parte magra de sus tierras a cambio de contar con ceremonias cristianas post mortem, como las de ser enterrados en el cementerio del monasterio, que se celebraran funerales y algunos aniversarios por su alma y las de sus parientes, etc. Con estas donaciones imitaban la acritud ante la muerte y el más allá, según lo hacían los grandes terratenientes, (aunque a cambio de mayores honores y más complejas ceremonias), con 1o que se demuestra la importancia que el componente ideológico-religioso tenía en toda la población. Pero no todos los campesinos ligados a estos monasterios podían disponer de una parcela de tierra para donársela, como es de esperar muchos eran pobres y dependientes en un grado más acrecentado del seflorío. Pero aunque muchos estaban sujetos a sernas no demasiado severas, la mayor parte de su dependencia se concretaba en obligaciones de pago de renta, generalmente en especies,

1B

Maria Filomena Coelho

entregadas en diversos períodos del aõo. Por lo que queda claro que los sefroríos eran discontinuos, que la explotación directa estaba restringida a determinados .oto, en los que se obtenían productos especiales como el carbónr peÍo por medio de mano de obra de campesinÁs radicados r.r, teffaz. ". gos y sobre todo que en estos dominios sefloriales cirtercienses no se desarrollaron granjas. las Éstas, como sabemos consistían en explotaciones en las que participaban con trabajo directo tanto los monjes como los conversos, aunque con el tiempo éstos últimos los únicos que proporcionaban la mano de obra pertinente. He aquí una diferencia importante entre los monari.rio, masculinos y los femeninos y es ésta posiblemente una de las causas por las que los femeninos, fueron al menos en un principio, marginales a la Orden. En otro lugar hemos estudiado como en un gran monasterio masculino como fue el de Oseira en Orense, las granjas actuaron como elementos económicos de gran importancia y como con el andar del siglo XIII se fueron rransformando, por un lado entr"gárráor" parcialmente a la producción indirecta y por otra convirtiéndose en cen;o de gestión y de acopio de zonas importantes y alejadas del monasterio. Por lo que queda claro que los -ã.r"rr"rios masculinos sufrieron una contradicción interna con relación a sus bases ideológicas sobre pobreza y trabajo directo con sus propias manos realizado por los monjes junto a los conversos, y su transformación, en unos decenios, en verdaderos sefloríos de tipo seflorial feudal. Esta contradicción y esta transformación no la pasaron los cenobios femeninos encaminados desde un principio a esta segunda forma de explotación. Este hecho provocó, sin dudas, al menos en parte y en un principio, el"rechazo que tuvieron las congregaciones de monjes por las de monjas. Sentadas estas importantes bases sobre las estructuras fundamentales de los tres monasterios y establecidas las relaciones que se han destacado, la autora dedica una serie de capítulos a lo que en

principio podemos llamar: la comunidad monástica estudiada en todos ,.r, urp..tos imporrantes, como la clausura, la vida cotidiana y la cultura en general, y la condición exigiàa (o ideai) a la que

debían ajustarse las monjas individualmente, especialmenre a mantener su virginidad y su castidad. Al respecto observa que, para abordar estos temas debe recurrir en buena parte a la biblio grafía que se ha escrito sobre ellos en general o pormenorizadamente. Efectivament; los estudios ,"^Iirudos hasta ahora sobre las monjas, nos referimos a los siglos XII y XIII especialmente, no se dedican a estos temas. Por el contrario, la mayor parte del esfuerzo historiográfico se vuelca al estudio de los diversos tipos de religiosidad, a las formas de la devoción y a las concepciones sobre 1a clausura, erc, durante los siglos bajo medievales y modernos. Se nota una especie dè escisión entre las investigaciones pleno medievales, preocupadas, ante todo por las estructuras productivas y sociales y por"la administración de los recursos, en todos los sentidos y casi despreocupàdut por los aspectos ,.ligioro, de organización comunitaria y espiritual general e individual (sobr.ìodo ie ésta), fr"rrt" a los-esrudios bajo medievales dirigidos a comprender, como se ha dicho los aspectos espirituales, y de religiosidad, que dejan generalmente de lado los aspectos materiales y prácticos de las congregaciones. M. F Coelho Nascimento ha procurado llenar ese hueco historiog râfico, y pese a 1o escaso de las fuentes y a su difícil acceso ha reconstruido los más importantes aspectos de esa vida espiritual individual y relacional a la vez, de ese sistema de normas y creencias que constituyeron l" ,,orr" parte" del entramado ideológico social que con tanto acierto nos presenta. RpyNa Pasron CSIC , Madrid Mayo de 2003

INTRODUCCIÓN

En este libro se pretende estudiar las expresiones del poder feudal, a partir de la experiencia vivida por las mujeres y hombres cuyas vidas estuvieron ligadas al Císter femenino leonés, en los siglos XII y XIII. Nuestra propuesta es analizar la trayectoria histórica de algunas comunidades religiosas femeninas del antíguo reino de León, en el seno de la sociedad feudal, con el objetivo mayor de comprender de qué manera estas se insertaron en la dinámica del poder. Con esta preocupación deseamos contribuir a un conocimiento más completo de la historia de la región, a la historia del monacato peninsular así como a hacer algunas reflexiones en torno a la historia del género. Nuestra elección está innegablemente influenciada por la dimensión que alcanzaron los temas femeninos dentro de la actual historiogra[ía, y por la lectura que en determinado momento rcalíza' mos del cartulario del Monasterio de Carrizo, ambas cosas nos llevaron a pensar seriamente en la realización de este proyecto. Las lecturas que hicimos de muchas de las obras recientes, nos transmitieron la sensación de que, más que una preocupación de conocer el pasado, se intenta en ellas moldear el conocimiento histórico a las preocupaciones actuales de recuperación del prestigio femenino, de redifinición del papel de la mujer y de la "desconstrucción" de la sexualidad en la pos-modernidad. En esta perspectiva se utiliza a la historia como telón de fondo, donde se refleja la tendencia de hacer comparaciones transculturales, como si existiese un súaútús femenino permanente que se repitiera en todas las sociedades. Además, nos parecen poco científicas las obras que, en entrelíneas, dejan escapar un discurso cargado de significados destinados a la caracterización de los comportamientos sociales hacia la mujer como "buenos" o "malos". En nuestra opinión estos trabajos incurren a menudo en graves anacronismos y generalizaciones, aparte de privilegiar el juicio de valores del autor, en detrimento de la construcción histórica. Tâmbién observamos que la mujer es estudiada como un fenómeno aislado y el hombre sólo aparece como un elemento perturbador y destructor. Contrastando con este cuadro, la lectura de los documentos nos dieron la posibilidad de estudiar el mundo femenino de una forma menos dramática en su contexto histórico, y sobre todo sin olvidar que la mujer es un ser social. Esta es nuestra propuesta analízar a la mujer viviendo en sociedad, en interacción con el hombre. En este sentido las fuentes monásticas nos permiten no solamente estudiar a la mujer dentro de un mundo exclusivamente femenino, sino que posibilitan observar cómo las monjas, en cuanto comunidades, se relacionan con la sociedad, y contribuyen a la transformación de su entorno. Nuestra preocupación se centró principalmente en aprovechar la riqueza informativa de los documentos para ttazar el perfil histórico de estas comunidades, a través de su trayectoria social, económica, política y religiosa.

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ManraFilomenaCoelho

Echando una mirada al panorama de los estudios que reclaman un lugar dentro de 1o que se convencionalmente se llama Historia Social, podríamos distinguir una doble vertiente; unos, parecen apropiarse del discurso sociológico y económico y otros, se destacan más bien por una interpretación cercana a la antropología y a la literatura. No desconocemos que hay todavía una Historia Social, más antigua, pero que reclamaba esta clasificación meramente por el hecho de tratar temas de la esfera de 1o cotidiano, extraõ.os a la política. En lo que respecta a la primera vertiente -nos referimos al materialismo histórico-, los grupos sociales son casi siempre comprendidos a partir del concepto de clase (y en subdivisiones) y el análisis recurre a las relaciones que se establecen entre ellos para comprender de qué manera se organiza y estructura la vida social y económica frente a las condiciones materiales de determinada época y en determinada geografía. Uno de los elementos clave de esta teoría es la posibilidad y la capacidad de transformación que conllevan esas mismas relaciones, casi siempre por medio de conflictos, resistencias, revueltas, guerras o revoluciones, por 1o que la mayor parte de los trabajos se centraron justamente en el estudio de los fenómenos de ruptura. La segunda vertiente, que para muchos historiadores es la progresión actual de la ânterior, pre. fiere no reducir la organtzacíónde las relaciones sociales a la estructura económica y abre el abanico a otros aspectos que serían de especial relevancia como la religión, la etnia, el linaje, el sexo, la edad, poniendo en jaque el concepto de clase, por considerarlo demasiado simple y genérico. De la misma manera se critica que la sociedad pueda ser delimitada y que la estructura social deba comprenderse desde una perspectiva esencialista. Lo que se busca es penetrar en la multiplicidad de situaciones generadas por todos aquellos elementos en la configuración de las relaciones entre los individuos y entre los grupos, 1o que se traduce en realidades complejas: la circulación, producción y cambio de bienes, ideas, la construcción de las redes de influencia, el poder y la dominación, las resistencias, las rivalidades, la intimidad. Esta nueva Historia Social se abre también aI éqtenementielle pero para entenderlo como la circustancia que permite flagrar la propia naturaleza del orden social, como momentos reveladores de las articulaciones sociales. El medio privilegiado que permite tal aproximación es la cultura -sobretodo el lenguaje y el discurso-, modeladora de los procesos sociales. La decisión de inscribir nuestro estudio dentro de la Historia Social fue sencillamente sugerido por los propios documentos consultados. Sin embargo, la vida de las gentes ahí Íetratadas así como las indagaciones que hicimos a lo largo de la lectura, nos llevaron a no renunciar al analisis económico pero tampoco al cultural. Nuestros intentos para descubrir las expresiones del poder feudal en el asentamiento y desarrollo de las comunidades femeninas del Císter en León solamente se vieron satisfechos cuando conseguimos ultrapasar las dicotomías que oponen lo subjetivo, lo cultural, lo simbólico y emocional a 1o que es objetivo, material, estructural e institucional.

En un principio pensamos en centrar nuestros esfuerzos investigadores en estudiar todos los monasterios femeninos cistercienses de la actual provincia de León: Gradefes, San Miguel de Las Dueflas, Carrizo, Villabuena y Otero de Las Dueflas. La unidad regional nos parecía importante para dar mayor consistencia a las hipótesis y conclusiones. Sin embargo, problemas burocráticos nos impidieron acceder al archivo de San Miguel de Las Duefras, que además de los pergaminos del cenobio, guarda también la documentación del desaparecido monasterio de Villabuena. De esta manera, con la investigación ya avanzada, vimos nuestro campo de estudio algo reducido. Pero, este

Expresiones del poder feuÀal: eI císter femenino enLeón (siglos

XII

y

XIII)

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hecho nos hizo reorientar nuestra visión de conjunto, y así pasamos a trabajar exclusivamente con los monasterios que no sufrieron la tutela directa masculina. Es decir, con las comunidades femeninas que perrenecieron a la congregación de Las Huelgas de Burgos: Gradefes, Carrizo y Otero de Las Dueflas.

Como ya es de conocimiento general, la calidad excesivamente económica de la documentación, rermina por influir en los resultados finales de la investigación, privilegiando el estudio analítico de la formación y explotación de los dominios monásticos. A pesar de que en nuestro trabajo también es posible constatar esta realidad, 1o que se refleja en el gran numero de documentos que sostienen los capítulos que dedicamos al análisis de los dominios monásticos, hemos hecho un esfuerzo por ir más allá de los datos económicos. La verdad es que no fue una tarea fácil. Los documentos informan muy poco a cerca de la intimidad de los monasterios y para lograr un panorama más amplio, tuvimos que extrapolar las fronteras de León, y recurrir a otras fuentes primarias y secundarias. De este modo, los capítulos que dedicamos al estudio de la condición femenina, clausura, virginidad y castidad, cultura y cotidiano, son fruto en parte de una exhaustiva investigación bibliográfica, cuyos resultados los hemos empleado aquí como técnica comparativa, y tratando de insertar todas las evidencias -por insignificantes que nos parecieran- que conseguimos reunir de la documentación estudiada. Este fue el único modo que encontramos para romper la barrera económica. Matizaremos que en el ejercicio de interpretación de este aspecto hemos intentado comprender el concepto "economía", como la gestión de la vida, según pensamos que 1o entendieron los hombres y mujeres en la plena Edad Media. Las relaciones de producción, que facilmente se desprenden de la documentación, son un ele' mento importante a la hora de trazar el panorama de la configuración del poder. En un análisis economicista, este sería el aspecto privilegiado, a partir del cual se explicaría el proceso de afianzamiento y ejercicio del poder y las contradicciones que llevarian a una eventual transformación del panorama. Sin embargo, hemos decidido ir más allá y considerar en el mismo nivel de importancia, las relaciones de parentesco no sólo biológicas sino, sobre todo, las espirituales o de parentesco arti' ficial. Al ensanchar el parentesco a los lazos espirituales y artificiales, pudimos encajar, en el centro de la dinámica del poder, dos aspecros aparentemente distantes como son la castidad y Ia familiari' taÂ.

Intentamos combinar perspecrivas distintas a la hora de analizar las expresiones del poder, mirando desde diferentes angulos las formas en que ese poder se manifiesta, así como nos interesó identificar los mecanismos que permiten su construcción y sustentación. Así, era también necesario comprender los mecanismos jurídicos que dan derecho a su ejercicio y, al mismo tiempo, entender el engrenaje del sisrema a partir del pensamiento político y social de la época. Esto 1o hicimos interpreundo, sobre todo, las informaciones que nos permitieron recomponer la fundación y explotación de los dominios monásticos. Pero, insistimos en que el ejercicio del poder también se dio, y puede ser percibido en esferas más cotidianas, como en la organización del espacio, las representaciones difusas sobre las relaciones familiares y de amistad, los rituales políticos y religiosos, la producción y reproducción cultural. Cada documento fue leído, no solamente con el intento de entresacarle datos que permitieran recomposiciones patrimoniales, genealógicas, etc, sino también como piezas discursivas. Analizar cuidadosamenre el discurso que da sentido a 1o cotidiano de las gentes es también trabajo del histo-

MariaFilomennCoelho

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riador. En este sentido, no nos hemos restringido a los cartularios, sino que buscamos darles trascendencia y ponerlos en la perspectiva de algunos teóricos de la época. Por supuesto, que tratándose de la sociedad medieval y sobre todo de monasterios, prestamos bastante atención a los discursos producidos en el ámbito eclesiástico, aunque sin olvidar también aquellos producidos por los poderes laicos. Esperamos no haber caido en la trampa de tomar el discurso exclusivamente como medio de control, pero sí dejar claro que 1o entendemos como una evidencia del marco dónde se lleva a cabo la lucha por el poder. El discurso es constitutivo en doble sentido: tanto en reconstituir las relaciones de poder, como en permitir su transformación. Al enmarcar nuestro tema dentro de la Historia Social, 1o hacemos también con ésta implicación, o sea la creencia en la capacidad creativa del sujeto social. Pudimos comprobar cómo el grupo dominado no necesariamente asume parcial o totalmente el discurso ideológico del grupo dominante, y cómo es justamente al nivel de la interpreración, que se da una relación dialéctica que permite la reestructuración de la realidad social. Así, conectamos directamente con la Historia de la Cultura, tal como la comprende Aaron Gurevichl: como el nivel de la consciencia en el cual la esfera de las imágenes, nociones, creencias y esteriotipos componen la consciencia social, conformando un verdadero "equipo psicológico". Para alcanzarlohay que descubrir 1o que está por derás del "plan de expresión" para llegar al "plan del conte-

nido"

1o que abre nuevas posibilidades de análisis para

el entendimiento de la cultura y de

las

estructuras sociales. Las mentalidades dibujan una esfera muy particular conectada con el mundo de las ideas pero que, de ninguna manera, les son exclusivas. Por eso hemos intentado conectar las reflexiones que hicimos al nivel de la Historia de las Ideas con el plan social, buscando dejar claras las precondiciones y condiciones de adaptación de determinado discurso. En todo momento buscamos integrar los dos planes, haciendo una interpretación proxima a la "Historia Social de las Ideas"Por otro lado, nos gustaría poner de relieve que decidimos basar nuestro trabajo en la concepción de que el feudalismo y el cristianismo son las dos caras de una misma moneda; los dos, en perfecta pero conflictiva y cambiante simbiosis, conforman un sistema global, que afectó al conjunto de la sociedad medieval, y gue se manifestó en todos los aspectos de la vida. Por este motivo hemos querido ir más allá del estudio de la vida económica del monasterio, para intentar percibir de qué manera el poder feudal se manifiesta en las esferas política, social y religiosa. Nunca está demás recordar que estas separaciones y clasificaciones de la vida sólo tienen sentido para los que vivimos

XIX, con una percepción iluminista de la realidad perfectamente compartimentada en cajones y en los files de los ordenadores. Los hombres y mujeres medievales tenían una visión de mundo orgánica y corporativa, en la cual era imposible pensar la realidad de maneÍa

después del siglo

esquemática.

Los límites cronólogicos (s.XII-XIII), los impusimos basándonos no solamente en el volumen documental, que nos pareció adecuado para una una buena reflexión, sino también guiándonos por la experiencia de la mayoría de los historiadores del Císter, que ven en el aflo 1300, el comienzo de otra etapa dentro de la historia de la Orden. Para el periodo propuesto hemos reunido cerca de 550 documentos, entre pergaminos, papeles y fuentes ya publicadas. Cuando llevamos a cabo la investigación, solamente estaban publicados los

fondos documentales del Monasterio de Carrizo y una pequefla parte de [a documentación del Monasterio de Gradefes. Con relación a Otero de Las Dueflas, varios documentos, sobre todo la

1

GUREVICH, Aaron.Categones of MedieualCuhure. Londres, 1985.

Expresiones del poder feuÀnl: eL císter femenino enLeón (siglos

xII y xIÌI)

23

versión original carta fundacional, eran ya conocidos gracias a algunos trabajos puntuales. Así, la vez que ha sido una comprendía una vasta transcripción d" f.r"rrt"s pri*arias que ahora suprimimos' y cuya nueva p,-,blìcada la serie documenr"i d" Gradefes, gu€ recogemos en la bibliografía final que breve,^,,r-"r".ión diplomática hemos adoptado pui" .r,u publicación. Tênemos noticia de estudiamos' que siglos los a menre saldrá también la de Otero de Las Dueflas, correspondiente pero existe un El conjunto de documentos producidos por los monasterios es bastante variado, documenestos claro protagonismo de los que calificaríamos como "particulares". Aparentemente, a terceros' Sin tos no tendrían porqué estar en los archivos monásticos, puesto que pertenecen y hacen referencia al embargo podríamos afirmar que estos son, por lo general cartas_ de propiedad, de las monjas' territoriales dominios lo_s patrimonio que de alguna manera pasó forrrr^, parte de " probablemente que 1o Otro sector de ellos es el de cartas de arras "..orlrr"das, en buena cantidad, sus bienes a los revela el gran número de mujeres casadas o viudas que terminaban por entregar

son bastante razonamonasterios femeninos. Pero, a pesar de que consideramos que estas hipótesis a nuestro estudio' documentos estos bles, preferimos no correr el riesgo de incorporar directamente la mayor parte' carLos documentos que ataflen directamente a la vida de los cenobios son' en territoriales de posesiones tas de compra y venta, o donaciones, hecho este que permite estudiar las que nos posibilitan entender estos monasterios. En menor cantidad aparecen también documentos así como su orgarrlza' de que manera las religiosas llevaron a cabo la explotación de sus dominios,

ción administrativa. como Con relación al tratamiento dispensado a las fuentes, decidimos trabajar los documentos investigador que el un cuerpo indivisible, o sea sin hu.", clasificaciones temáticas, por considerar de cada pierde .o-pl"tumente la noción de conjunro, cuando decide desglosar la información contenidos en un documento poniéndola en fichas. Realmente creemos que el análisis de los temas texto' del documento gana especial transcendencia con la lectura completa las diferencias Siempre que fue posible, empleamos el método comparativo para anahzar en subrayar las pensando encontradas entre el Císter -"r..rlirro y el femenino. Érto no 1o hicimos pensamos que sería más desventajas de ser mujer en un mundo esencialmente masculino, sino que las monfructífero percibir la diferencia de respuestas a situaciones similares, y cómo reaccionaban femenina' jas a determinados problemas, generados por su condición obsUn trabajo de esta natu ralezano lo hace uno solo. Sería imposible salvar los innumerables personas de voluntad y buena la táculos que se le plantean al investigador sin conrar con el auxilio, gratitud van espeq,r", d"rirrr"r.ruJ"-ente, nos ofrecen su tiempo y su ayuda. Nuestro recuerdo y

de Investigacialmente paÍa la Dra. Reyna Pastor, Profesora de Investigación del Consejo Superior permanente por el mí, en que depositó ciones Científicas (CSId) de Madrid, por la confianza intelectual; autonomía la a incentivo, por una orientación siempre iir-" y marcada por el respeto aclarar mis a para Don Augusto euintana Prieto (inmemoriarn), que siempre se mostró dispuesto Estepa Díez, que pensó que valdría la pena que este estudio se convertiera ã.rdur; p"ru "iDr.Carlos hospitalidad en librá; para las comunidades de Gr"á"f", y Carrizo, eue me acogieron con verdadera amor' su con cisterciense; para Cláudio, João Felipe y Bernardo, que me alientan a diario

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