Estudio de la iglesia parroquial de San Miguel de Ambel (Zaragoza)

June 30, 2017 | Autor: Nicolas Marin | Categoría: Arquitectura, Conservación Pintura Mural, Gótico, Arquitectura gótica
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Descripción

La iglesia parroquial de San Miguel de Ambel

  1. INTRODUCCIÓN En el transcurso de la investigación sobre de la Iglesia parroquial de San Miguel de Ambel con motivo de la restauración de su pintura mural, se torna imprescindible un estudio de los orígenes de las órdenes religiosas a las que ésta ha pertenecido para comprender las cuestiones de carácter cronológico que le afectan. Esto nos va a permitir, de manera más o menos precisa, fijar las fechas de su construcción, reformas y ampliaciones así como las de aplicación de su decoración. La principal fuente para este estudio a la hora de llevar a cabo la presente investigación la ha conformado el fondo correspondiente a la Castellanía de Amposta de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, proveniente del templo de San Juan de los Panetes de Zaragoza y conservado en el Archivo Diocesano de dicha ciudad. También el fondo correspondiente al archivo parroquial, disponible para su estudio en el Archivo Diocesano de Tarazona. Otras fuentes que nos han servido han sido las publicaciones bibliográficas de carácter general sobre las órdenes militares y su patrimonio, la arquitectura gótica y las dedicadas al mudéjar. Cabe destacar Paisaje y señorío: la casa conventual de Ambel de Christopher Gerrard, un interesante estudio especialmente por su carácter arqueológico que nos ha servido de guión y cuyos gráficos, planos y apéndices nos han aclarado muchos de los interrogantes que han ido apareciendo. En lo referente a la fábrica, estructura y decoración, destacan los estudios de Jesús Criado y Javier Ibáñez relativos a la arquitectura de la provincia, como Splendorverolae, o Sobre campo de azul y carmín así como diversos artículos publicados en la Revista Artigrama. En cuanto al estudio del revestimiento mural, señalar el excelente trabajo de Marina Borredà de la Universidad Politécnica de Valencia, por su claridad en la clasificación y en el análisis de la organización de los distintos motivos pictóricos. Mencionar también los magníficos estudios históricos de Mª Luisa Ledesma dedicados a las Órdenes Militares así como las actas del Primer Simposium Patrimonio Artístico de la Orden de San Juan de Jerusalén en España dirigido por Wifredo Rincón. Una última alusión merecen los trabajos de Federico Torralba sobre Las Iglesias de la Villa de Ambel, con un rico catálogo de fotografías de los templos y su mobiliario, y Arte mudéjar aragonés de Gonzalo Borrás cuyas plantas y alzados nos han sido de gran aporte.

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  2. Las órdenes militares en Aragón. 2.1. Templarios y Hospitalarios Aunque el nacimiento de la Orden del Temple es algo más tardío que el del Hospital1, ambas nacidas en los primeros años del siglo XII, con un espíritu semejante una y otra institución establecían pautas de comportamiento que suponían la fraternidad de armas. Desde el primer momento el Temple tuvo un carácter militar2, siendo su dedicación la defensa de Tierra Santa, contrarrestando la impotencia de los cruzados que generalmente permanecían en Palestina lo imprescindible para cumplir su voto. Tras agrupar a varios caballeros atraídos por tan digna misión, Hugo de Payens, natural de la Champagne tomó la iniciativa de fundar una milicia. El rey de Jerusalén, Balduino II, cedió una parte de su residencia, identificada con el antiguo templo de Salomón y sobre el cual se construyó la mezquita al-Aqsa. Constituyeron así la Orden denominada del “Templo” (Temple por el origen francés de sus fundadores). El papa Honorio II reconoció a la comunidad cuando Hugo de Payens lo solicitó en Roma en 1127 el reconocimiento de la comunidad. Bernardo de Claraval, impulsor de la Órden del Císter, fue llamado al Concilio de Troyes en 1128 como defensor de la causa templaria, reuniendo también a obispos y abades, para finalmente confirmar la regla de la nueva Orden. La Regla Latina, sus estatutos tal y como los conocemos, fueron redactados Esteban de Chartres, patriarca de Jerusalén, si bien se atribuyen a san Bernardo los primeros, de clara inspiración cisterciense. Por otro lado tomó de la Orden de San Juan algunos de sus aspectos internos, aunque esta influencia es reciproca ya que se cree que en la remodelación de sus primitivos estatutos se sirvieron de preceptos de los Templarios. La semejanza de objetivos entre ambas se materializó con el paso del tiempo en la rivalidad en Tierra Santa. Templarios y Hospitalarios, su orgullo y la sed de glorias y riquezas les llevaron a la rivalidad llegando a enfrentarse con las armas. Sin embargo no se tiene constancia de que sus enfrentamientos en tierras de Aragón adquirieran un carácter especialmente grave. La diferencia entre los Hospitalarios y los del Temple era que, si bien ambos juraban seguir los tres votos religiosos, los Hospitalarios debían defender con su vida a los peregrinos, como definió San Bernardo en su liber de laude novaemilitiae ad milites Templi3:

                                                                                                                1

LEDESMA RUBIO, M-L. Las órdenes militares en Aragón. Colección Mariano de Pano y Ruata, vol. 8. Zaragoza. Caja de ahorros de la Inmaculada de Aragón. 1994. p. 14.. Zaragoza. Caja de ahorros de la Inmaculada de Aragón. 1994. p. 14. 2 Ibíd. p. 15. 3 LEDESMA RUBIO, M-L. Templarios y Hospitalarios en el Reino de Aragón. Colección Básica Aragonesa /37. Zaragoza. Guara Editorial. 1982. pp. 17.  

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  “Es una milicia de nuevo género, desconocida en los siglos pasados, destinada a librar sin descanso un noble combate, contra la carne y la sangre, y contra los espíritus de maldad que flotan por los aires. No es tan raro ver hombres que combaten a un enemigo corporal con las solas fuerzas del cuerpo… y tampoco es cosa extraordinaria que se haga la guerra al vicio y al demonio con las solas fuerzas del alma… Pero lo que para mí es tan admirable como evidentemente raro es ver las dos cosas reunidas, ver a un mismo hombre ceñir con coraje a un mismo tiempo la doble espada y el doble tahalí.” Pronto contaron ambas órdenes con caballeros equipados de caballos y armas, destinados a proteger rutas, castillos y fortalezas en Tierra Santa. La mística de la guerra había logrado en ellos una perfecta simbiosis entre el monje y el soldado. Por su parte, la Orden de San Juan fue fundada hacia 1048 por mercaderes de Amalfi que establecieron en Jerusalén un monasterio sometido a la regla benedictina, así como un hospital para peregrinos. Al mismo tiempo, junto al Sacro Sepulcro, se había instalado una iglesia bajo la advocación de San Juan Bautista, bajo consentimiento de los califas fatimíes. La comunidad de monjes derivó en la creación de una nueva Orden, independiente de la benedictina, y que recibió, por las razones apuntadas, la denominación de Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén4. Antes de la llegada de los primeros cruzados, el hospital de Jerusalén había adquirido una gran importancia y según se puede extraer, el primer prior sería el monje Gerardo, que aparece en los documentos bajo los títulos de fundator, institutor, prior, hospitalarius. Progresivamente esta nueva comunidad adquirió bienes tanto en Palestina y Siria como en los más importantes enclaves de Europa, estableciendo en la Provenza una comunidad de Hospitalarios, la de Saint-Gilles, futura casa matriz de los primeros centros conventuales de la Península Ibérica. Para muchos historiadores la fecha que marca el inicio de la Orden se produce bajo el magisterio de Raymond duPuy sucesor de Gerardo, cuando se codificó la regla sanjuanista, en 1120. Fue con el prior Raimundo cuando se impuso el voto de armas, sumado a los tres votos religiosos, castidad, pobreza y obediencia previos. Su transformación en Orden Militar vino respondía a la urgencia de defender en tierra Santa a los peregrinos, de apoyar la acción de los cruzados y defender sus propiedades.

                                                                                                                4

Tras la conquista de la isla de Rodas en 1310, pasaron a ser llamados Caballeros de Rodas. En 1530 el emperador Carlos V cedió la isla de Malta a los Caballeros, y desde entonces los miembros de la Orden son habitualmente denominados Caballeros de Malta. Fuente: “Los nombre de la Orden”en Orden de Malta [en línea] 10 de agosto de 2015

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2.2. Del testamento de Alfonso I a la desaparición de la Orden de San Juan. En octubre de 1131, redactó Alfonso I su primer testamento a favor de las tres Órdenes Militares, a saber: la del Sepulcro del Señor, la del Hospital de Jerusalén y la del Templo de Salomón. En él expresaba5: Para después de mi muerte, dejo como heredero y sucesor mío al Sepulcro del Señor que está en Jerusalén y a los que lo custodian y sirven allí a Dios; y al Hospital de los pobres de Jerusalén; y al Templo de Salomón con los caballeros que vigilan allí para defender la Cristiandad. A los tres les concedo mi reino. También en señorío que tengo en toda la tierra de mi reino y el principado y jurisdicción que tengo sobre todos los hombres de mi tierra, tanto clérigos como laicos, obispos, abades, canónigos, monjes, nobles, caballeros, burgueses, rústicos, mercaderes, hombres, mujeres, pequeños y grandes, ricos, pobres, judíos y sarracenos, con las mismas leyes y usos que mi padre, mi hermano y yo mismo tuvimos y debemos tener.

Fig. 2. Encomiendas y principales posesiones de la orden del temple6

                                                                                                                5 6

LEDESMA RUBIO, M-L. Las órdenes militares en Aragón. Óp.Cit. pp. 32-35. LEDESMA RUBIO, M-L. Templarios y Hospitalarios en el Reino de Aragón. Óp. Cit. pp. 125.

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  En dos ocasiones en el mismo año de 1134, este testamento fue ratificado: la primera en la campaña de Fraga en julio, donde se confirmaba al “Hospital de los pobres de Jerusalén” todas las posesiones que tenía en sus reinos. Y una segunda vez, el 4 de septiembre, días antes de morir, en Sariñena donde mostraba su fe ciega en las nuevas milicias religiosas como ejecutoras de su programa de liberación de la Cristiandad. Sin embargo, en septiembre de 1140, Guillermo I, patriarca de Jerusalén renunciaba a la herencia del Batallador, a cambio, el Hospital recibía distintos bienes en las provincias de Huesca y Zaragoza. Encontramos que los monjes del Temple habían ido incrementando sus posesiones en Aragón en virtud de donaciones particulares de fieles y del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, yerno de Alfonso I. Así, en 1135 habían recibido Novillas de García Ramírez de Navarra, en 1138 el príncipe de Aragón les entregó Razazol, actual Gallur y, en 1141 recibirán de manos de doña Teresa de Borja los castillos y villas de Ambel, Alberite y Cabañas7. Mientras tanto, la Orden de San Juan había recibido la fortaleza de Amposta, donde establecerá su casa más importante del oriente peninsular y que tomará el título de castellanía. Tras el incesante acopio de donaciones que habían recibido las milicias religiosas, sus numerosas encomiendas ya constituidas estaban predispuestas para funcionar y explotar todo su patrimonio. Colaboradores de los monarcas de Aragón durante el avance del territorio cristiano y, pese a los roces surgidos entre este y la Santa Sede por un conflicto con Francia y a los forcejeos por algunas exenciones, las Órdenes Militares confirmaron de nuevo sus privilegios en 1169 por Alfonso II, de Pedro II en 1208 y de nuevo en 1289 por Alfonso III. En este contexto aparece Ambel definida como villa del corregimiento de Borja8: “villa de tiempo inmemorial, tiene ruinas de edificios y monumentos antiguos y entre ellos es de mucha consideración el de una célebre mezquita de moros. Fue de la corona real hasta el año de 1132 en que se dio a los templarios en recompensa del derecho que pretendían tener sobre Borja y Magallón. (Zurita tom.1 fol 66 y 228) Fue seqüestrada en el año de 1308 a los templarios y se le dio à la religión de San Juan de Jerusalen, de quien es actualmente.” Parece ser que fue Pedro de Atarés, señor de Borja quien en 1140 donó de manera conjunta a las órdenes del Temple y del Hospital los castillos de Borja y Magallón, dos

                                                                                                                7 8

LEDESMA RUBIO, M-L. Templarios y Hospitalarios en el Reino de Aragón. Óp. Cit.p. 140. Archivo Diocesano de Zaragoza Órdenes Militares [OO.MM.] 101-20 [f.1 r.]

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  enclaves de gran valor estratégico por su emplazamiento junto a la frontera de Castilla9. La protesta de su madre, ahora tenente, doña Teresa de Borja ante los reyes, permitió la intervención de la reina Doña Petronila que, tras un pacto con dichas órdenes, logró la cesión de los derechos sobre las villas de Ambel, Alberite y sus términos 10 a los Templarios renunciando en contrapartida a Borja y Magallón. La Orden recibirá un lustro más tarde los derechos sobre la iglesia de San Miguel Arcángel11. Los documentos encontrados hacen por tanto referencia al castillo, a la iglesia y a la villa. No conociendo la situación exacta original de este templo, se plantea que podía ocupar la actual ermita de Nuestra Señora del Rosario12. Sin embargo a finales del siglo XIII, la persecución de los Templarios llevada acabo en Francia por parte de Felipe IV influyó al reinado de Jaime II de Aragón bajo el cual se iniciaron investigaciones contra el temple y se incautaron sus posesiones en la Corona13. Esto se explica en gran medida por el alejamiento de la Orden de su misión primigenia tras la pérdida de San Juan de Acre, así como su situación privilegiada en el mundo de las finanzas, lo que generó cierta animadversión por los Templarios en círculos cortesanos y eclesiásticos dentro un clima de mutaciones económicas, políticas y sociales entre las que se encuentran la consolidación de la soberanía real de manos de dicho monarca francés. Por lo que se sabe, las confesiones bajo tortura llegaron a permitir que se les acusara de otras prácticas cultuales alejadas de la Iglesia, como degradantes ceremonias de iniciación, prácticas blasfemas, ritos idolátricos o sodomía. En Aragón las hostilidades no tardaron en manifestarse y será en 1308 cuando Jaime II ordene deponer las armas a la Orden, la incautación de sus posesiones, objetos de culto, libros, relicarios así como el arresto para su posterior interrogatorio de los frailes del Temple. El 22 de mayo de 1312, el papa Clemente V decretó la abolición de la Orden del Temple en el Concilio de Vienne así como la incorporación de todos sus bienes a la Orden del Hospital. Poco después reconoció la posibilidad de juzgar a los consejos provinciales de la Orden por separado, a excepción de Francia, por lo que en octubre de 1312, en Tarragona se produjo la absolución de los Templarios de la Corona, al no haberse encontrado en ellos ninguno de los pecados y sacrilegios atribuidos a sus homólogos en Francia. Finalmente, y tras un periodo de restructuración de las propiedades de las diferentes órdenes y reales, los

                                                                                                                9

AGUILERA HERNÁNDEZ, A. y GRACIA RIVAS, M. El arte mudéjar en la encomienda hospitalaria de Ambel (Zaragoza).En: Patrimonio Artístico de la Orden de San Juan de Jerusalén en España: I Simposium.(1º:2012:Zaragoza, España). Zaragoza. Aneto.2012. pp. 109-115. 10 Archivo Histórico Nacional [AHN], cart. 595-B/424. 11 Archivo Diocesano de Zaragoza Órdenes Militares [OO.MM.] 103-14. [f.9 v.] 12 TORRALBA SORIANO, F. Las iglesias de la villa de Ambel. Cuadernos de Arte Aragonés XII. Zaragoza. Institución Fernando el Católico. 1970. p. 6. 13 LEDESMARUBIO, M-L. Las órdenes militares en Aragón. Óp. Cit.pp. 113-114.

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  bienes pasarán a incrementar las riquezas de la orden de Malta en 1319 bajo el papado de Juan XXII.14 El dominio de la orden de Malta sobre la villa se extenderá de manera continuada durante más de quinientos años, hasta el proceso de desamortización de principios del siglo XIX.

3. HISTORIA CONSTRUCTIVA DEL TEMPLO

Fig. 2. Iglesia parroquial de San Miguel de Ambel.15

                                                                                                                14

LEDESMA RUBIO, M-L. Las órdenes militares en Aragón. Óp. Cit.p. 122. BORRÁS GUALIS, G. Arte mudéjar aragonés. Óp.. Cit. p. 48.

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  3.1.

LA CONSTRUCCIÓN DE ÉPOCA TEMPLARIA Como se ha mencionado anteriormente, la Villa de Ambel perteneció a la Corona

Real hasta 1132, fecha en la que se dona a la Orden del Temple. No conocemos ni la ubicación exacta ni la forma primigenia del templo que se donó a los templarios16, ya que no se conserva resto arqueológico alguno que permita identificarlo como tal, pero sí que conocemos la fecha en la que se cedió por parte del Obispo de Tarazona en febrero de 114817, es decir, una vez resuelto el conflicto sucesorio tras la muerte de Pedro Atarés18. Con ello, la posible existencia de una iglesia de planta circular, a modo de imitación del Templo de Salomón en Jerusalén, quedaría invalidada. Algunos autores plantean que esta primitiva iglesia se ubicara en la actual ermita de Nuestra Señora del Rosario,19 pero ningún hallazgo ha podido confirmarlo. Por otra parte, no será hasta 1151 que la encomienda de Ambel adquiera personalidad jurídica dentro de la Orden del Temple20. 3.2. LA IGLESIA PARROQUIAL DEL ARCÁNGEL SAN MIGUEL 3.2.1. Iglesia gótica de nueva planta. La disolución de la Orden del Temple llevada a cabo bajo el papado de Clemente V y, con ello, la cesión de sus propiedades a la Orden de San Juan en mayo de 1308, reinando Pedro II de Aragón21, propició la construcción de una iglesia de nueva planta. Encontramos el primer comendador hospitalario en 133522, pero será bajo mandato del segundo mencionado en las fuentes, el comendador Díaz de Mendoza23, cuando se solicite la colaboración de los habitantes de Ambel para la restauración del castillo de Borja, a lo que estos habrán de responderle que su deber es el de “afer de muros et de torres et de antepeytos et de arquerías” der amurallar “reparar y cerrar la dicha villa”24. Sin mencionar en ningún momento que su esfuerzo podría destinarse también a la construcción de la nueva iglesia, entendiendo que la colocación de la primera piedra aún no había tenido lugar. Algunos de los acontecimientos históricos que determinaron el momento, como la peste de 1347 y la guerra castellano-aragonesa o de los Dos Pedros (1347-1369), debieron

                                                                                                                16

Archivo Diocesano de Zaragoza Órdenes Militares [OO.MM.] 103-14 [f.4 r.] OO.MM. 103-14; [f.2 r.] 18 OO.MM.101-20; [f.1 v.] 19 TORRALBA SORIANO, F. Las iglesias de la villa de Ambel. Óp. Cit. p. 6. 20 AGUILERA HERNÁNDEZ, A. y GRACIA RIVAS, M. El arte mudéjar en la encomienda hospitalaria de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit.p. 110. 17

21

Ibid.

22

GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Arqueología, arquitectura e historia de las órdenes del Temple y del Hospital. Zaragoza. Institución “Fernando el Católico”. 2003. p. 393. 23

Ibid.p. 369. Ibid.p. 370.

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  retrasar la construcción del nuevo templo hasta la década de 137025. Si bien estos argumentos, que incluyen la devastación y capitulación de Borja en 1363 podrían ser válidos, por la pérdida enorme de población, no implican necesariamente que la construcción no pudiera comenzarse con anterioridad, interrumpiéndose en el transcurso de dichos acontecimientos. No olvidemos que en 1348 encontramos una donación de Juan Alcolea, canónigo de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza para la obra de la iglesia de Nuestra Señora de la Huerta de Magallón (Zaragoza), templo próximo en el espacio y muy semejante en lo que a tipología y decoración se refiere. Cabe destacar que estos dos templos comparten una serie de similitudes entre ellos y con la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Alberite de San Juan (Zaragoza), como veremos más adelante. El edificio, que nunca se concibió como exento26 sino que una parte del muro norte se adosa al torreón (o castillo) de la casa conventual, ha venido a ser fechado a mediados del siglo XIV27, entre 1350 y 136028, y el análisis de su planta nos permite diferenciar tres principales momentos constructivos. En la planta de la primitiva fábrica, de fácil interpretación, aparecería una iglesia de una sola nave, con dos tramos abovedados con crucería simple, de nervios de triple bocel; correspondiéndoles a cada uno una capilla en sus laterales y, finalmente, un pequeño cuerpo de presbiterio, de nuevo cubierto con crucería, que precede al ábside poligonal de tres lados. El estudio comparativo con las plantas de otros templos de la zona como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Alberite de San Juan, antes mencionada, permite rápidamente entender la concepción original de la obra. Con respecto al alzado, si bien algunos autores sugerían que las tribunas que actualmente recorren las capillas laterales existían ya en la primera fase29, tanto el perfil de las bóvedas como los hallazgos de pintura mural tras la actual restauración, retrasan la fecha de su construcción aproximadamente dos siglos. Esto se ha podido comprobar ya que al eliminar las distintas capas de pintura que recubrían los muros se ha descubierto que los vanos que hoy comunican la nave con las tribunas se abrieron a posteriori, rasgando los muros faldones tal y como revela el mortero de unión entre el muro y el arco que se superpone a la decoración de los muros de fábrica original. Un proceso, el de construcción de las tribunas, que si bien pudo empezarse a mediados del siglo XV, como sugiere el diseño de ménsulas, perfiles de arcos y claves de los dos primeros tramos, no se

                                                                                                                25

AGUILERA HERNÁNDEZ, A. y GRACIA RIVAS, M. El arte mudéjar en la encomienda hospitalaria de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p. 110. 26 GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit.. p. 133. 27 BORRÁS GUALIS, G. Arte mudéjar aragonés. vol 2. Zaragoza. Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y La Rioja. Colegio Oficial de Arquitectos y Aparejadores Técnicos de Aragón. 1985. p. 48. 28 GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit.. p. 134. 29 BORRÁS GUALIS, G. Arte mudéjar aragonés. Óp.. Cit. p. 48.

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  concluirá hasta 1548, fecha que aparece inscrita en la clave de la bóveda sobre la tribuna del tramo de la Magdalena.



Sistema decorativo §

Ábside

Hoy oculto debido a las sucesivas ampliaciones que se fueron acometiendo con posterioridad, y que se adosaron al edificio original, encontramos un ábside de cinco paños, del cual en la actualidad apreciamos tres desde un patio abierto colindante. Podemos ver que los paramentos exteriores presentan una banda decorativa de ladrillos resaltados configurando diseños de arcos mixtilíneos entrecruzados. Esta faja que recorre los muros de la cabecera a modo de friso, es bordeada por dos bandas de esquinillas. Debemos recordar que la dinamización mural a través de la disposición del aparejo, deriva de una larga tradición que arranca de las experiencias del mundo clásico romano y que se seguirá desarrollando en el ámbito mediterráneo medieval, dando lugar a la redefinición de un motivo clásico, cuyos ejemplos más tempranos podemos encontrarlos en el Mausoleo de Gala Placidia (siglo V), en Rávena o, en la iglesia de Konstantino Lips (siglo X), actual mezquita de Fenari Isa, en Estambul. Es en este intento de dinamizar el muro que el ladrillo aparece como material básico ya que, condicionada por el medio material, la construcción se veía enriquecida por este: provechoso, ligero y de poco gasto30. Permitiendo alcanzar el fin pretendido, esto es, dar ritmo al lienzo mural para romper con el monótono aparejo, sin importar a priori la naturaleza de dicho material. §

Ventanales

Los ventanales del ábside se articulan por tres pilares octogonales, dos de ellos adosados a las jambas y el otro actuando como parteluz, rematándose con capiteles de los que arrancan dos arcos mixtilíneos que se entrecruzan generando un medallón central que acoge un motivo de ataurique y continúan hasta la moldura que delimita la estructura apuntada del ventanal. Los vanos resultantes se cerrarían con paneles de yeso labrados con motivos vegetales o de ataurique31. Esta refinada decoración establece un claro diálogo de semejanza con los ventanales de las iglesias de Nuestra Señora de la Asunción de Alberite de San Juan y Nuestra Señora de la Huerta de Magallón. Así, en la apropiación de este lenguaje de raíz

                                                                                                                30  IBAÑEZ FERNÁNDEZ, J. y ROSARIO NOBILE, M. Unidad y Diversidad en la Arquitectura de la Corona de Aragón durante los siglos XIV y XV. En: Un Alma Común. Arquitectura sículo-aragonesa. Óp. Cit. p.80.   31 AGUILERA HERNÁNDEZ, A. y GRACIA RIVAS, M. El arte mudéjar en la encomienda hospitalaria de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p. 109-115.

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  islámica no hay que ver sino la fascinación de unos dignos sucesores por la sofisticación de sus manifestaciones artísticas y el deseo de reproducirla en los proyectos constructivos32. §

Revestimiento mural

El proceso de restauración que se está llevando a cabo ha permitido por el momento descubrir parte de la pintura original del templo, oculta por repintes posteriores, decoración que ya se conocía gracias a las catas realizas en la nave y que completa a las pinturas descubiertas en el ábside tras el retablo. También llaman la atención, los emblemas heráldicos en los capiteles, entre los cuales pueden verse las armas de la Orden. Con respecto al revestimiento mural, podemos diferenciar dos zonas principales de decoración: el ábside y el presbiterio, y el cuerpo de la nave. La primera de las áreas decorativas se caracteriza por una decoración seriada de arquillos mixtilíneos entrecruzados, definidos por una gruesa línea negra y una más fina de tono rojizo, distribuidos en una gran franja que recorrería la parte alta de los muros del ábside y de los laterales del presbiterio hasta alcanzar la imposta que marca la altura de arranque de las bóvedas. En segundo lugar, el cuerpo de la nave estaría recubierto por un sistema decorativo que podemos diferenciar según su distribución en33: fondos, nervios y cenefas. Los fondos ocuparían los muros faldones y la plementería de las bóvedas y se caracterizarían por la simulación de un falso muro de ladrillo en tonos ocres que presenta el despiece en hileras de disposición horizontal. Por otro lado, los nervios recibirían decoración tanto en la base del arranque, tal y como se aprecia en sus caras laterales; como en el bocel. Así los nervios de los arcos que conforman la bóveda presentan la repetición de un mismo motivo lineal que nace en las claves y que se distribuye por los nervios conformado por gruesos trazos negros rectos horizontales y verticales dibujados sobre el fondo blanco del enlucido. Simulando de esta manera el despiece de las dovelas, tanto de los arcos de la bóveda como de los arcos de los nervios, haciendo falso alarde de una gran calidad estereotómica, especialmente en los arcos de los muros donde la clave se remata en un perfecto vértice, a diferencia de las bóvedas donde la clave de madera oculta su unión. Finalmente podemos distinguir un último grupo de motivos decorativos: las cenefas, éstas mucho más elaboradas y de distribución más compleja. Las encontramos tanto en los muros como en las bóvedas pudiendo distinguir a su vez tres grupos distintos según su distribución: En primer lugar, aquellas cenefas que nacen en la clave apuntando a los cuatro puntos

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IBAÑEZ FERNÁNDEZ, J. y ROSARIONOBILE, M. Unidad y Diversidad en la Arquitectura de la Corona de Aragón durante los siglos XIV y XV. En: Un Alma Común. Arquitectura sículo-aragonesa. Zaragoza.Prensas Universitarias de Zaragoza. 2014. pp. 12-13. 33 Según la clasificación y análisis de BORREDÀ SANJUÁN, M. Estudi tècnic i estilístic de la pintura mural mudéjar d’Aragó: L’església de San Miguel d’Ambel (Saragossa). Trabajo Final de Máster. Valencia, España: Univèrsidad Politècnica de Valencia. 2014. pp. 45-49.

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  cardinales y se distribuyen en paralelo dividiendo la plementería en secciones que disminuyen progresivamente conforme se aproximan a los arranques. Un segundo grupo son aquellas que en los muros se organizan horizontalmente, dividiendo de nuevo el fondo de ladrillo en ocho secciones paralelas de igual tamaño. Un último grupo, serían las dos cenefas que sirven de orla al muro, recorriendo su perfil verticalmente hasta que llegan a juntarse según el trazado de los nervios. Las cenefas se articulan a su vez gracias a la alternancia de dos módulos, uno cuadrado y uno rectangular, correlativos. El primero, de 9’5x9’5 cm marca su perfil con una gruesa línea negra que, a modo de orla acoge en su interior una figura vegetal, una de rama se enrolla en espiral, llevando en cada esquina y en su centro una hoja trebolada. El módulo rectangular, sin embargo se caracteriza por la geometría lobulada, ya que acoge dos figuras de igual forma, con sus extremos pequeños lobulados, que poseen el mismo centro pero distinto tamaño34. Estos motivos, responden a una forma tradicional de decoración a base de paños con despiece de ladrillos bordeados por orlas, que podemos encontrar, casi de manera estandarizada, en otros templos como Santa Tecla de Cervera de la Cañada (1426) lo que permitiría una cierta aproximación cronológica. De todas formas, pese al esfuerzo por datar estas pinturas, no debemos olvidar que la pintura de arquitecturas fingidas, de trampantojo, así como los motivos geométricos, son recurso temático de la pintura mural desde la tradición romana, tradición que pudo discurrir hasta las pinturas islámica, asturiana y de repoblación a través de la pintura visigoda. Con respecto a la técnica35, se trata de pintura a la cal, que no debemos confundir con el fresco ya que esta técnica requiere en primer lugar preparar la pasta de cal cociendo la piedra caliza hasta lograr el óxido de calcio o cal viva, que ha de disolverse en agua, dando lugar al agua de cal. Los pigmentos se disuelven de nuevo en agua y se aplican sobre el mortero de cal, dando lugar a una doble carbonatación, en el mortero y en el estrato del agua de cal. También se han venido empleando yesos para la fabricación de morteros. Una vez preparado el mortero, era necesaria la realización de un dibujo preparatorio previo, que permitiera terminar antes de que se secara el mortero, como en la pintura romana. El dibujo se marcaba rebajando con una herramienta puntiaguda mientras el mortero aún estaba fresco, generando incisiones. Para facilitar el trabajo, cartabones, reglas, cuerdas y plantillas eran empleados, lo que permitía mantener un sistema de proporciones y una mayor rapidez en la ejecución.

                                                                                                                34

Ibíd. p. 49. Según la explicación de BORREDÀ SANJUÁN, M. Estudi tècnic i estilístic de la pintura mural mudéjar d’Aragó: L’església de San Miguel d’Ambel (Saragossa). Óp.Cit. pp. 40-42. 35

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  Algo posteriores a esta época, serían también los escudos de las ménsulas sobre las que apoyan los nervios de las bóvedas. Estos escudos, de punta inferior en ojiva, redondeados en medio de los flancos, se perfilan en negro y, alternan el Señal Real de Aragón, con sus características cinco franjas verticales amarillas y cuatro franjas verticales rojas; y el estandarte de la Orden de Malta, con una cruz latina blanca sobre fondo rojo36. Sobre estos, una banda de color negro recorre la ménsula horizontalmente con motivo de sogueado, sobre esta banda, en la moldura superior, se dispone una labor a sardinel alternando los colores rojo y amarillo de la enseña de los Reyes de la Corona de Aragón. Del estudio correspondiente, se puede deducir que los pigmentos, de origen orgánico, se aplicaron mientras el mortero estaba fresco, o bien mediante la técnica del temple de cal. §

Claves.

Mencionar también que las bóvedas de crucería simple reciben en sus claves de madera decoración de imágenes en relieve37, correspondiéndose a la advocación de la iglesia y las capillas, San Juan para el presbiterio, San Miguel para el tramo intermedio y Santa María para el tramo más próximo a los pies. Destaca la recuperada clave original de madera del segundo tramo, cuya policromía permanecía oculta por los repintes posteriores. En los laterales de dicha clave y en el nacimiento de los nervios se dispone de nuevo esa labor a sardinel alternando los colores rojo y amarillo que veíamos en sobre los escudos de las ménsulas. La clave de madera es circular y presenta una Virgen sedente sosteniendo sobre sus rodillas al Niño que aparece a su vez sentado sobre el regazo de la Virgen, y lleva en su mano izquierda un libro. Si bien, desafortunadamente la cabeza y la mano derecha del Niño se han perdido, se puede pensar que éste haría un gesto de bendición al tiempo que su mirada se dirigía al frente. A su vez, las figuras aparecen rodeadas por una orla a modo de sogueado. Se trata de una imagen algo arcaizante, de proporciones poco naturalistas, muy apegada a la tradición románica aunque de líneas simples, suaves y volumen poco acusado. En esta Maiestas Mariae se representa a María como trono de Dios, o más concretamente como la Sedes sapientiae, una iconografía recurrente en época medieval, aunque algo ya desgastada a mediados del siglo XIV38.

                                                                                                                    36

Orden de Malta España. La Orden y sus Instituciones. En:< http://www.orderofmalta.int/la-orden-ysus-instituciones/450/banderas/?lang=es > [Fecha de consulta: 26/08/2015] 37 TORRALBA SORIANO, F. Las iglesias de la villa de Ambel. Óp. Cit. p. 6. 38 BUESA CONDE, D. La imagen románica de la virgen-trono en tierras de Aragón. En: Discurso leído en el acto de su recepción académica. (2000. Zaragoza, España). Zaragoza. Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis. 2000.

La iglesia parroquial de San Miguel de Ambel

  3.2.2.

La ampliación hacia el este

Lo anterior nos permite entender que el edificio se concibe como un programa, con un discurso, en el que cada elemento tiene su espacio determinado con un significado propio. Es por ello que en la ampliación hacia el oeste, cuando se añaden un tercer tramo de crucería y uno último abovedado con cañón apuntado, que cobija el coro, se tuviera también en cuenta este contenido simbólico. Así, este tercer tramo de crucería, cuya bóveda, de perfil y molduras de nervios distintos, acoge en su clave pinjante y decorada con una orla de cardinas39, la imagen de la Magdalena. Por lo tanto, el retablo, presidido de nuevo por la imagen de dicha Santa y fechado en torno al año 150940, se elaboró pensando en ocupar la capilla de la misma advocación y capilla del comendador Lavata (comendador de Ambel entre 1504-1518)41, entendiéndose que existiría para tal fecha. Lo que sí conocemos con seguridad es su presencia durante la visita del Ilustre Prior Castellán el 8 de enero de 153542. De la misma cronología parece ser el púlpito de la iglesia. Esto nos viene indicado por la relación de estos trabajos de yeserías con el púlpito de Santa María de Ejea de los Caballeros, de lenguaje gótico, donde motivos de tipo vegetal, cardinas, formas lobuladas y foliadas se someten a una fuerte esquematización.43 Pero también por el escudo que lo corona, que corresponde al comendador Lavata, antes citado, si bien la estructura que cubre el púlpito podría ser unas décadas más tardía, de época de D. Pedro de Monserrat, cuya admiración y afecto le llevó a la colocación de dicho escudo tanto sobre el púlpito como en la embocadura de la capilla de la Magdalena44. También en la primera mitad de siglo se van a incluir en las claves de los arcos de las capillas que abren a la nave central varios escudos relativos a la orden. Así aparecen las armas del Gran Maestre de la Orden Philippe Villiers de l’Isle-Adam (1464-1534), con un cuartelado en cruz, dimidiado, repitiendo en diagonal, en el cuartel diestro superior y el siniestro inferior el motivo de la orden, con la cruz latina blanca sobre fondo rojo; en la

                                                                                                                39

BORRÁS GUALIS, G. Arte mudéjar aragonés. Óp. Cit. p. 48. TORRALBA SORIANO, F. Las iglesias de la villa de Ambel. Óp. Cit. p. 9.

40

41

GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.237. Archivo Diocesano de Zaragoza Órdenes Militares [OO.MM.] 129-9 [f.3 r.] 43 CRIADO MAINAR, J. e IBAÑEZ FERNÁNDEZ, J. Sobre campo de azul y carmín. Zaragoza. Fundación “Teresa de Jesús”. 2006. 44 Centro de Estudios Borjanos. Piedras armeras de Ambel III. En: [Fecha de consulta: 26/08/2015] 42

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  diagonal opuesta, el blasón de los Villiers, “un fondo dorado de jefe azur, que se adorna con un brazo derecho de plata con un manguito de armiño45.” La ampliación hacia el sur que supuso la adición de una galería de la misma profundidad que las capillas laterales46, a modo de cortile con tres niveles superpuestos de arcos de tamaño decreciente en altura, confirió a su exterior, “un aire más palacial que eclesiástico”

47

. El primer nivel lo

configuran

tres enormes arcos carpaneles,

correspondiéndose cada uno con los tres tramos de la nave; abierto el central, que albergaba la puerta principal, y cerrados los dos arcos laterales. Según ascendemos, los arcos se reducen en tamaño y se duplican en número, quedan entonces seis en el nivel intermedio y doce en el superior. Este carácter, ordenado y simétrico, permitió dar unidad sintáctica a la fachada de la casa conventual anexa, y recuerda especialmente a otros edificios civiles como la casa consistorial de Tabuenca48. En estas mismas fechas, al interior, y por dar cohesión al templo en su conjunto, se añadirían a ambos lados del presbiterio de manera simétrica en planta, dos capillas, la de San Jerónimo, fechada en 154849 y la de Nuestra Señora de Monserrate, que en la actualidad permite el paso a la sacristía y cuya bóveda de gran simpleza nos hace intuir que se cerraría algunas décadas más tarde, fechando la donación de su retablo en 164450. En lo que respecta al torreón que se adosó a los pies, al lado oeste de la iglesia, podemos concretar su cronología entre 1535, fecha de la visita del Prior, en la que no aparece referencia alguna51, lo que implica bien que no existía o que su uso no estaba determinado; y 1553, año de donación del Retablo del Santo Cristo de las Reliquias. Incluso podría retrasarse el inicio de su construcción o la concreción de su uso como capilla a 1549, año de donación de las reliquias que debía acoger. Al parecer, en 1612 se añadió un cuerpo más52, siendo su remate de época de Pedro Martínez de Marcilla, comendador de Ambel entre 1627 y 164353. La capilla recibe, tanto al interior como al exterior, decoración de yeso en relieve. La embocadura de la capilla de las Reliquias, se constituye a modo de portada cuya ejecución

                                                                                                                45  Vexin Français, Ile-de-France Fusion de deux familles de la clientèle des Montmorency, baronnie de L’Isle-Adam. Racines et Histoire. En: ≤http://racineshistoire.free.fr/LGN/PDF/Villiers-de-L-IsleAdam.pdf> > [Fecha de consulta: 26/08/2015]

 

46

BORRÁS GUALIS, G. Arte mudéjar aragonés. Óp.. Cit. p. 49. TORRALBA SORIANO, F. Las iglesias de la villa de Ambel. Óp. Cit. p. 78. 48 BORRÁS GUALIS, G. Arte mudéjar aragonés. Óp.. Cit. p. 49. 49 GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.237. 50 Ibíd.p. 145. 51 Archivo Diocesano de Zaragoza Órdenes Militares [OO.MM.] 129-9 [f.3 r.] 52 GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.145. 53 Ibíd.p. 397. 47

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  hay que situar en aproximadamente en las mismas fechas de su construcción, a partir de la década de 1530. Un tímpano semicircular da acceso a la capilla, los motivos decorativos se desarrollan simétricamente en torno al escudo del comendador de Montserrat, cuyas armas presiden el conjunto, y cuyos colores actuales no parecen ajustarse a la descripción original “de gules, con una montaña de varios picos, imitando a la de Montserrat, de sinople, sumada de una sierra de carpintero de oro, surmontada a su vez, de las flores de lis de oro. Bordura de azur, con ocho castillos de oro”54. A esto se acompañan algunos elementos que confirman el proceso de actualización del lenguaje formal de las yeserías de carácter al romano como los casetones del intradós de la embocadura. Se constata el uso de moldes o plantillas para la confección de algunas partes que incluyen elementos idénticos55. Al interior, la capilla se cubre con una bóveda de crucería estrellada cuyos arranques parten de un friso de yeso con motivos repetidos a modo de grutescos como grifos, putti y dragones dispuestos en parejas contrapuestas, en ejes de simetría especular, que advierten una cierta tendencia al horror vacui, pero nos hablan al mismo tiempo de la capacidad de la tradición constructiva gótica para asimilar el repertorio decorativo clásico, de la misma manera que lo hacía con el de origen islámico, perviviendo las formas góticas que acogen los valores del arte antiguo. Lo mismo ocurre con la embocadura de la capilla de la Magdalena, si bien su decoración en yeso parece más liberada de los criterios compositivos renacentistas y se adapta al arco rebajado existente, ubicando en su centro el motivo heráldico del comendador Lavata que aparece flanqueado por dos bestias rampantes en simetría, con un grado tal de abstracción que acaban confundiéndose con la decoración de hojarasca y grutesco. Este ejemplo permite comprobar cómo la tradición constructiva gótica asimiló sin ningún problema el nuevo repertorio ornamental de raíz italiana, dado que podía enriquecerla de manera sustancial56. Al exterior, y durante la época del comendador Monserrat se reviste la torre de ladrillo incluyendo en su fachada un escudo tripartito con las armas de la Orden de Malta, del Gran Maestre Villiers de l’Isle Adam y del mismo comendador Montserrat. También en este momento, se tallarían las columnillas, prolongación vertical de los nervios de las bóvedas para decorar a la altura de los capiteles diferentes escudos heráldicos de los distintos comendadores de la Orden labrados con yeso. Estos escudos son estilísticamente muy similares a los de las embocaduras de las capillas de la Magdalena, de las Reliquias y el del púlpito, y comparten su forma de cuadrilátero cuyos ángulos inferiores se redondean con un cuarto de círculo, y en el centro se forma una punta con la unión de dos

                                                                                                                54  GARCÍA CARRAFFA, A. y A. Diccionario heráldico y geneológico de apellidos españoles y americanos, tomo 56. 1936.   55

CRIADO MAINAR, J. e IBAÑEZ FERNÁNDEZ, J. Sobre campo de azul y carmín. Óp. Cit. p. 113. Ibíd.

56

La iglesia parroquial de San Miguel de Ambel

  círculos de la misma proporción. Comparten también que, como armas de los comendadores, llevan en jefe la cruz de la Orden, aunque los colores aparecen invertidos, siendo el fondo blanco y la cruz roja, lo que hace sospechar que no se trata de la pintura original. 3.2.3.

Las ampliaciones del seicientos. Algunas décadas más tarde, en torno a 1620, se construyó frente a la puerta de

ingreso la pequeña capilla del Nombre de Jesús. Concebida como un arcosolio, el nicho se articula en torno a un amplio arco rebajado, cuyo intradós se embellece con un sencillo sistema de casetones que arranca de una moldura clásica que sirve de imposta y recorre tanto el interior como el frente de la capilla. Este mismo frente se ve adornado por una rosca simulada de nuevo con un sistema de molduras cuadriculado. Flanqueada por dos pilastras de fuste liso, la capilla se remata con un frontón triangular sobre un friso corrido, que acaba por configurar un frontispicio que recuerda a soluciones de carácter clásico como los arcos de triunfo. La capilla acoge en su interior el correspondiente retablo, que se cree fechado en 1622 cuando, Joan Ruíz de Berreño el menor, dona la figura exenta que lo acompaña, deduciendo que la fecha de la intervención sería algunos años anterior57.

3.2.4.

Presupuestos y realidades. Últimas intervenciones. A penas se tiene noticia de una intervención mayor durante los siglos venideros, sin

embargo, sí que se acometieron pequeñas actuaciones referidas a la consolidación, ventilación o iluminación de la iglesia. Así, se sucedieron varias reparaciones del tejado desde 1792, o en 182658 se llevaron a cabo el refuerzo de muros, enladrillado y repaso de juntas, especialmente entre las capillas de Santa Lucía y San Jerónimo, donde la pared había cedido o también se acometió el enlosado del suelo del presbiterio59. En ese mismo año se añadieron: la reforma de la puerta de acceso, que rebajaba el arco y cerraba el vano hasta generar el quicio de la puerta; la aplicación de un rodapié que recorría los muros interiores o, la cubrición total de los muros con una nueva capa de pintura a la cal que debe corresponderse al primer estrato de los cinco60 que se han hallado durante la restauración. Aunque también se propuso por aquellas fechas cambiar la ubicación de la

                                                                                                                57

GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.237. Archivo Diocesano de Zaragoza Órdenes Militares [OO.MM.] 180-6 [f.1 r.] 59 Ibíd. 60 BORREDÀ SANJUÁN, M. Estudi tècnic i estilístic de la pintura mural mudéjar d’Aragó: L’església de San Miguel d’Ambel (Saragossa). Óp.Cit. p. 35. 58

La iglesia parroquial de San Miguel de Ambel

  sacristía a la capilla con acceso al púlpito, debido a su humedad y oscuridad, finalmente se puso solución al problema horadando un vano ovalado en el muro exterior de dicho espacio61, conservado todavía hoy. El proceso de Desamortización llevado a cabo en la primera mitad del siglo XIX, afectó a la iglesia ya que los señoríos privados quedaron anulados62 , dando lugar a la privatización y venta de los bienes religiosos. Por otro lado, la Orden desaparecerá en la práctica en época de Isabel II, cuando pase a ser una mera condecoración63. El templo se incorpora así en 1874 a la diócesis de Tarazona64. Las siguientes intervenciones, ya en el siglo XX, prácticamente van a solaparse en el tiempo. Desde 1946 la necesidad de mejoras en la fábrica de la iglesia hizo urgente la consolidación de la cimentación del torreón, cuyo estado de ruina había sido objeto de comentario del arquitecto restaurador provincial Teodoro Ríos Balaguer, tras una visita el año anterior 65 . Aunque también se requerían muchas obras en la iglesia, sobre todo en las cubiertas entendiendo como obligada la reposición de la cubierta del torreón, los presupuestos de la década siguiente se van a centrar en la consolidación de la estructura con hormigón, la reparación de grietas y el arreglo de los lienzos murales. También cabe destacar la apertura de un paso de comunicación entre la capilla de Santa Lucía a la casa conventual. Los actuales planos y estudios técnicos de la fábrica se los debemos a uno de sus propietarios, José Corsini, que entre 1955 y 1965, en su intento de unificar la totalidad de los antiguos bienes de la orden, los encargó para proceder a su posterior restauración66. En los años sesenta, y como prevención del deterioro, se llevan a cabo medidas como el retejo general o el repinte mural, siendo declarada la iglesia Monumento Provincial en 196467. La casa conventual de Ambel fue adquirida en 1987 en su totalidad por sus actuales propietarios, en paralelo y desde entonces, se han llevado a cabo diferentes actuaciones para el refuerzo, consolidación y restauración del templo. Así, bajo la dirección del arquitecto Roberto Benedicto, en 1991 se procede a la restauración del torreón oeste, fachada y paramentos exteriores, rematando con la consolidación de su interior en 1997 en un nuevo proyecto que dirigirá Antonio Tristán. En 2001, la iglesia y el palacio son declarados Bien de Interés Cultural por el Gobierno

                                                                                                                61

Archivo Diocesano de Zaragoza Órdenes Militares [OO.MM.] 180-6 [f.2 v.] GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.55. 63 Orden de Malta España. Historia de la Orden en España. En: [Fecha de consulta: 11/08/2015] 64 GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.55. 65 Archivo Parroquial de Ambel. Libro de Obras.[f. 30/01/1946 v.]. 66 GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.258. 67 Archivo Parroquial de Ambel. Templos.[f. 475/64 r.]. 62

La iglesia parroquial de San Miguel de Ambel

  de Aragón68 y dos años más tarde, José Guillermo Moros restaurará el torreón oriental. Más compleja fue todavía la intervención de los arquitectos Enrique de Luis, Ruth de Rioja y Fernando Millán que se encargaron de restaurar el sistema de cubierta, de anclar la galería alta de la fachada principal y, de la construcción de un sistema de ventilación de la humedad ascensional de los muros junto al acceso oeste de la iglesia. En dicha intervención de 2005, se pavimentó con ladrillo el interior del templo. Finalmente, las últimas intervenciones –labor que aquí nos ocupa–, en 2013 y 2015, y de nuevo bajo la dirección de Roberto Benedicto, se han destinado a la recuperación de las pinturas del segundo tramo de la nave central en su totalidad y del muro sur del tercer y cuarto tramo de dicha nave respectivamente. Finalmente, no podemos olvidar tampoco que este estado de continuas operaciones sobre el edificio, ha permitido al mismo tiempo desarrollar distintas excavaciones arqueológicas: dos campañas en 1993 y 1995 69 , cuyo análisis aparece perfectamente estudiado y sintetizado en la publicación ya citada de Christopher Gerrard y, otra entre 2005 y 2007 bajo la dirección de Alfredo Blanco y José Luis Cebolla, que permitió el posterior análisis de los restos humanos hallados en dicha excavación, por la Universidad de Durham. Para concluir, y a modo de breve reflexión, debemos destacar que la comprensión de las lecturas bibliográficas, del estudio de las fuentes históricas, de los análisis arqueológicos, y el contraste de dichas informaciones, han permitido la elaboración de este documento, que pretende colaborar en la garantía de la preservación de un bien cultural que esperamos recupere el valor que se merece en el contexto geográfico e histórico al que pertenece.

                                                                                                                68

Decreto 331, del 4 de diciembre. Boletín Oficial de Aragón, 26 de diciembre del 2001, núm. 152, p. 10108. Ver Anexo 2. 69 GERRARD, C. Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza). Óp. Cit. p.33.

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