Espejos y cuadrados mágicos en el Islam

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Descripción

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

Espejos y cuadrados mágicos en el Islam medieval Trabajo de la asignatura de Magia: ritos y creencias Iván Ruiz-Larrea García DNI: 2647574k Junio del 2014

La magia en el Islam vista desde la relación entre el uso de cuadrados y espejos mágicos, y sus posibles orígenes y usos.

Desde la tradición islámica podemos rastrear un gran interés por la magia a partir sus comienzos. Dichos comienzos, son vistos por algunos autores como momentos en los que la confusión entre grupos de judíos, musulmanes, y cristianos, es difusa, por lo que la influencia de dichos grupos, su simbiosis originaria y sus préstamos en prácticas e intereses, nos llevan a una difícil distinción en lo que se refiere a lo auténtico y único de una tradición. Es por ello que mediante las prácticas de unos grupos y otros podemos entrever prácticas comunes. Nuestro trabajo no va a indagar en lo común de dichas prácticas, sino que se va a centrar en las que se recogen desde la tradición islámica, a pesar de que consideramos que apuntar a dicha comunión, tan común en las cuestiones mágicas, es necesario, para poder destacar el valor transversal que el estudio de la magia adquiere en lo que se refiere a los préstamos producidos de unas confesiones a otras. La labor interdisciplinar del estudio de las religiones, queda, en los estudios de magia, resaltada por estas características intrínsecas a la propia disciplina. Podemos valorar mejor los préstamos interculturales, las influencias y los aspectos compartidos, así como los aspectos únicos de cada religión desde dicho estudio.

La tradición musulmana y la magia. El reflejo como analogía de la magia lícita. A diferencia del cristianismo que rechaza los aspectos mágicos y astrológicos (aunque tenga normalizadas ciertas prácticas no vistas como tales), la magia en el Islam goza de cierto reconocimiento que, no sin algunas dificultades, hacen que sea visto como una práctica incluida dentro del normal funcionamiento doctrinal y práctico. Además de su vinculación con el judaísmo y con este de la astrología babilónica, encontramos influencias en la magia islámica desde diversos orígenes. Podemos destacar la influencia de la cultura india, la persa y la helenística, también desde el neoplatonismo, el gnosticismo, el mazdeísmo, y de figuras a las que se les atribuyeron obras de magia como Ptolomeo, Aristóteles, Platón, Zósimo, la escuela Pitagórica, el profeta Idris (Hermes)… Para entender la proliferación de la magia en el mundo islámico debemos tener diversos factores en cuenta, entre los que se encuentran la herencia mencionada y la habitual presencia de este tipo de prácticas en el entorno del mundo islámico. A esto hay que añadir la inseguridad social de la época, la observación de ciertos hechos inexplicables en la naturaleza, como podía ser la generación de ciertos animales “de forma espontánea”. La astrología también estaba muy difundida (tenemos grandes ejemplos como los de Al-Kindi, Al-Farabi, Ar-Razi) y constituía el método adivinatorio por excelencia.

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El mundo mágico queda entroncado con la mística y las prácticas de sufíes dentro de las corrientes suníes, y goza de mayor popularidad en la vertiente chií. Realiza esa doble función que parece contradecirse, y que caracteriza la cuestión mágica dentro de las religiones. Por un lado sirve como sistema alternativo de vivencia social, como protección de resistencia contra el poder, que, en el desarrollo del mundo sufí les permitió permanecer al margen del poder de la administración califal o del gobierno de turno, al igual que en el entorno chií daba cierto poder de resistencia sobre el amplio dominio suní. Pero a su vez el control del mago (sufí o líder chií, principalmente) realiza un control social, como élite religiosa que representa dentro de su contexto interno. Así la figura del Imam dentro del chiísmo, como la figura del sabio sufí, quedan revestidas de cierto poder, a la vez que gozan de cierta protección contra el mayor poder político de las élites suníes. La tradición suní será más crítica con el uso de la magia, pero no por ello dejará de practicarla. Algunos autores contrarios a los sufíes como puede ser el escritor medieval Abd al-Latif al-Baghdadi denunciarán ciertas prácticas de los sufíes (como Suhrawardi, Ibn Sina, o Jabir in Hayyan) como no tan lícitas, denunciándoles de practicar ciertos ritos de magia negra para curar ciertas enfermedades o ciertos hechizos (como podía ser el uso de ojos humanos para el mal de ojo). También encontramos detractores de la magia dentro de grupos de teólogos, que aludirán, por ejemplo, a que Abraham cambió su afición por las estrellas por su adoración a Dios. Otro de los aspectos a destacar es la importancia que la magia (sihr) cobra en los avances de la ciencia, con la que se mezcla y confunde en gran medida. Lo oculto se hizo parte integral de la cultura islámica, en parte desde las ciencias. Los sabios astrónomos y científicos musulmanes de la Edad Media, combinan sus conocimientos físicos y matemáticos con conocimientos astrológicos y mágicos, siendo así que no existe una raya divisoria entre las prácticas mágicas y las ciencias de la naturaleza. Los avances técnicos serán utilizados indistintamente para uso técnico-científico así como mágico-adivinatorio. En esta mezcla entre los distintos saberes también se unen arte y ciencia, ética y medicina, estética y arquitectura, con la magia y el esoterismo. En lo que se refiere a nuestro estudio, la simetría, moderación o i⁽tidāl es el concepto que aborda esta cuestión. La simetría es la esencia de la belleza. En su fuerte herencia neoplatónica, el Islam acogerá estas cuestiones sobre la forma y sus proporciones, y el espejo, motivo de nuestro estudio, ejemplifica esta cuestión. Su uso, así como las cuestiones derivadas de las propiedades refractantes de su superficie, darán lugar a toda una suerte de cuestiones relativas a sus aplicaciones. El espejo refleja lo que se ve y lo que no se ve. Muestra lo interno y lo externo del hombre, y como objeto que se sitúa en los márgenes de lo visible y lo invisible, también saca a la luz lo divino y lo demoníaco. 3

Su poder, recogido en tantas culturas, es importante, al conectar el más allá con la realidad presente, pudiendo hacer de conexión entre el pasado, el presente y el futuro, y sitúan al espejo dentro de los instrumentos que permiten el acceso al inframundo. Sus propiedades físicas que permiten aprehender la forma, pero no la esencia del objeto, nos sitúan en las características filosóficas de estos instrumentos ópticos. La mística del espejo es claramente aludida en múltiples valores musulmanes que constituyen su imaginario. El mundo es el espejo de Dios, la belleza no está nunca ausente del espejo. El mismo profeta Mohammed actúa como espejo en el que el creyente y el no creyente se reflejan en su pura naturaleza. El corazón será visto como un espejo, que siendo bien pulido se hace capaz de percibir la luz de Allah. La luna ejemplifica bien esta labor de reflejo de la verdad, que el Islam simboliza en su idea mística del reflejo especular. El uso de este instrumento simboliza, pues, la mística de la luz divina, y su reflejo en el hombre y en las cosas, al hacerse partícipes de dicho reflejo, contiene cierta sacralidad que las hace irrepresentable, en cuanto partícipes de lo divino. Es por ello que la representación del hombre, que participa de dicha luz, queda restringida en la ética de la labor artística. La obra pictórica es contemplada con lupa por los censores de la ortodoxia, siendo así que cualquier representación de dicha iluminación divina (con el objeto iluminado que funciona como espejo que refleja dicha luz), puede pecar de intentar competir con la belleza única, que emana del foco original de dicha luz. Hasta la regulación de las sombras en la pintura será tenido en cuenta.1 El artista, el poeta2, se convierte a través de su obra, en un posible hereje, al intentar emular, en un acto diabólico, la belleza que sólo la luz creativa de Dios puede realizar. La representación pictórica es vista como un juego peligroso que puede intentar competir con la majestuosidad divina. La caligrafía es así consagrada como un arte legítimo, que expresa en la belleza de sus líneas caligráficas y en la estética de sus letras, la esencia de lo referido, que las formas pictóricas tienen vedado expresar, por lo poco sutil de su labor. Si la belleza no es vista como reflejo de lo divino, será vista como demoníaca, como máscara de Satán. El uso y el poder de las letras serán también recogidos dentro de esta corriente místico-esotérica, que dota de valor mágico a los diferentes signos.

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Bürgel, J. C. The Feather of Simurgh: the “Licit Magic” of the Arts in Medieval Islam. New York University Press, 1988. pp. 14 2 Los poetas eran propagandistas políticos y se les veía con poderes cuasi divinos, en algunos casos 2 Los poetas eran propagandistas políticos y se les veía con poderes cuasi divinos, en algunos casos inspirados por los jins. Corán, 26.

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El Corán y los hadices serán observados con lupa para legitimar lo permitido y lo prohibido (halal y haram) de las artes. Se origina una idea del uso legítimo de la magia frente a un uso prohibido (as-sihr al-halal y as-sihr al-haram). Es decir, que se crean los conceptos y disposiciones para hablar de una magia legítima islamizada.3 La escritura sobre magia queda justificada en el propio Corán, así como su vínculo con el judaísmo4, y la preocupación por dichos temas queda reflejado, en las dos últimas suras apotropaicas del libro sagrado. Este tipo de magia lícita que caracterizará al Islam queda indisolublemente unida a las prácticas místicas y al éxtasis, convirtiéndose para algunos en la meta final e intrínseca, a la poesía y otros artes. Aparecerán así diversas fórmulas y modos que regularán los usos mágicos. En su Muqaddimah, Ibn Jaldun clasifica la magia negra (él no habla de magia lícita pero sí distingue las acciones mágicas de sufíes como lícitas, identificándola con la magia divina de los profetas) en tres aspectos, todos ellos ilícitos:   

La brujería, que utiliza fuerzas propias del alma para influir en los elementos. La que usa los talismanes gracias a la ayuda de los planetas. La que ejerce poder sobre la imaginación y que es característica de los predistigitadores.

La magia islámica o sihr incluye en todos sus aspectos, lícitos y prohibidos: la poesía, los trucos de manos, las propiedades curativas de las plantas, las invocaciones a Dios para que asista a alguien, las invocaciones a los jins o a los demonios o los espíritus de los planetas, y, en ocasiones, el arte adivinatoria de la astrología. La adivinación (kihana) busca la predicción de eventos futuros, pero no necesariamente cambiarlos, mientras que la magia buscará cambiar el transcurrir de las cosas con la ayuda de alguna fuerza sobrehumana.

Los espejos mágicos Si bien es importante destacarlo, el motivo de los espejos no queda reducido solo a la influencia del pensamiento místico, desde el ámbito conceptual o alegórico. El uso del espejo como elemento adivinatorio o mágico lo podemos rastrear en diversas culturas, y su uso debió de pasar al islam influido por las culturas que tenía alrededor. Es bien conocido el componente mítico que tenía el espejo en Grecia.

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“Early in the history of Islam a magical world view started to evolve, not one of black magic, but of the white, i.e., licit, religious, Islamicized magic.” Bürgel, op. cit. pág. 16 4 El Corán, 2,102.

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También en el judaísmo encontramos referencias diversas5 al uso de espejos (como en Ex 38,8). Las referencias del poeta persa medieval Hafiz de Shiraz, respecto del uso de espejos, por parte del prior de los magos zoroástricos, nos aporta un dato estimable para entender la mayor influencia de estas prácticas en el islam chií. “Lo vi riendo, la copa de vino en su mano, portando en su espejo cientos espectáculos diferentes”6 Una de las leyendas que se refieren a los espejos mágicos, sirvió para desprestigiar la facción chií a partir del relato suní. En dicha leyenda se cuenta como Dios dio a Adán un espejo mágico, que permitía al primer hombre conocer todas las cosas, todos los secretos cosmológicos (jafr). Dicha leyenda, contada por Tabari, continúa explicando cómo dicho espejo pasa de mano en mano, por los diferentes líderes judíos, hasta el rey Salomón, y, hasta un Rosh-Golah al final de la dinastía Omeya, que se lo dará al califa Marwan. El califa destruirá dicho espejo para que no caiga en manos de los demonios que intentan usurparlo. A pesar de ello, el espejo caerá en manos de un chií, al que se lo arrebatará el segundo califa abasí Ja´far al-Mansur, siendo castigado por el califa. Dicha historia trata de mostrar lo ilegítimo de la acción chií, desprestigiando la idea de estos, en torno a que su legitimidad proceda de la línea judía que entronca con los grandes reyes del judaísmo, los exilarcas babilónicos y la autoridad del Imam chií, desde la línea de Alí.7Estas y otras historias nos hablan de un tiempo en el que entre judíos y musulmanes se confundía y mezclaba el ámbito religioso. Pero el ámbito de los espejos (mirʹāt), también es visto dentro de la filosofía chií como un dilema ontológico, al situar el problema de la aprehensión de la imagen sin la esencia del objeto. El tema del espejo genera interés en el mundo musulmán medieval desde la magia, la adivinación, la filosofía y también desde la ciencia y la técnica. Todo ello está de una forma u otra interrelacionado. Desde el ámbito más puramente científico-técnico hay que destacar la importante labor traductora de los estudiosos árabes, que, preocupados por rescatar los conocimientos griegos, entorno al uso de espejos con fines militares (los famosos espejos ardientes de Arquímedes), de comunicaciones, y otros usos prácticos, recuperaron diversos escritos, sobre la fabricación y la física del espejo o catóptrica.8 Dichas traducciones de Diocles o Antemio fueron usadas tanto por magos y astrólogos como por astrónomos y físicos: 5

Trachtenberg, J. Jewish Magic and Superstition. New York: Atheneum, 1987. Relata una práctica que consistía en escribir tres veces el nombre de la persona deseada, en el envés de un espejo. Si se dirigía el espejo a dos animales copulando se conseguiría el efecto deseado. 6 Referido en Bürgel, pág. 140. 7 Wasserström, S. M. Between Muslim and Jew. The problem of Symbiosis under Early Islam. Princeton: Princeton University Press, 1995pp 108-116. 8 Rashed, R. Les Catoptriciens grecs. Vol. 1: Les miroirs ardents. Paris: Les Belles Lettres, 2000. Pág. XVIIXVIII.

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“Deux siѐcles avant notre ѐre, Dioclѐs invoquait l´efficacité de certains miroirs pour illuminer les temples et pour marquer les heures”9 Otro escritor persa medieval, Nizām ad-Dīn (Nezāmi), nos cuenta ciertas leyendas sobre el origen del espejo y de cómo sorprendió este objeto en su encuentro con la cultura china, por parte de una embajada de Al-Iskandar (Alejandro Magno), y nos menciona a Alejandro, como el poseedor de un espejo mágico en el que aparecen los secretos del mundo. Dicho “Alejandrom” habría sido inventado por el mismo Alejandro, originándose en esta leyenda el primer espejo conocido.10 La adivinación a través del espejo, o catoptromancia, se relaciona con la adivinación en la superficie del agua o lecanomancia, a la que Ibn Jaldun se refiere como un tipo de adivinación de segundo rango, en la que se miraba fijamente la superficie hasta que aparecía una imagen, que informaba al adivino de qué hacer o qué saber. Mediante estas técnicas en las que se interpretaban los patrones aparecidos en la superficie del agua, del espejo, del aceite, o cualquier otra superficie brillante, se aprendía la voluntad divina o se leía el futuro.11 Muchos de los espejos incluían en su lado trasero un lema coránico o alguna palabra con funciones mágicas. También se conservan cajas de espejos que servían de talismán. Muchos otros que nos han llegado están grabados con cuadrados mágicos. En la imagen contigua, podemos apreciar la caja de un espejo, cuyo texto grabado en plata podría tener la intención de servir como amuleto para el dueño, con la intención de salvarle de sus enemigos, del mal de ojo y otros hechizos, y para conseguir cierta prosperidad.

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Op. cit. pp. XIV-XV En Bürgel, op. cit. pág. 138 y siguientes. 11 Savage-Smith, E. Magic and Divination in Early Islam. Aldershot: Ashgate, 2004. Pág. XXXI 10

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Los cuadrados mágicos Nos parece interesante en este trabajo, referirnos a uno de los aspectos que se pueden observar en varios ejemplos de espejos mágicos, que han llegado hasta nosotros, y que los relacionan con el uso de otro elemento mágico de gran difusión en el mundo islámico, como es el de los cuadrados mágicos. Encontramos cuadrados mágicos sobre todo a partir del siglo XII, época en la cual hay una gran proliferación de objetos de usos mágicos. Los inicios de estos cuadrados parece ser que pueden remontarse a varios siglos antes: “The earliest recording of a magic square at its simplest -3x3- is referred to by the 8th century alchemist Jabir ibn Hayyan. This square (he mentions it in the context of assisting a childbirth) is the most popular used.”12 Aquí se nos da un posible uso de estos espejos y cuadrados mágicos como es el factor asistencial o adivinatorio en los partos, algo que podrá confirmarse más adelante con la imagen presentada. Además se describen los primeros cuadrados mágicos, de 3x3 conocidos como wafq, que son los más antiguos y que algunos conectan con posibles orígenes chinos13, y que otros lo vinculan a la introducción del ajedrez en Persia.14 Fig. Reverso de espejo con cuadrado latino

La disciplina encargada de los cuadrados mágicos era conocida como la wafq al-a⁽dād o “disposición armoniosa de los números”. La ciencia de los números y de las letras (ilm al-hurūf) se vinculaba a la tradición pitagórica, y en ella había una interpretación de la correspondencia entre números y letras, conocida como jafr. Se asociaba al Imam Jafar al-Sādiq muerto en el 765 y que gozaba de gran autoridad. Para la elaboración de los cuadrados mágicos más sencillos de 3x3, se tenía en cuenta los 9 primeros números enteros, y se disponían formando filas y columnas que sumasen quince, cada una por separado. Las diagonales mayores del cuadrado también debían sumar quince. La suma de las

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Encyclopaedia of Islam. Leiden: Brill, 1993 vol. XI Buscar por wafk Savage-Smith, op.cit. pág. XXV 14 Sesiano, J. Quadratus Mirabilis, en The Enterprise of science in Islam: new perspectives. Cambridge: MIT, 2003. Pp. 199-234 13

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columnas o de las filas (15+15+15) originaba el número adánico (45), es decir, el que equivalía al del nombre de Adán. En las esquinas del cuadrado se disponían cuatro números que se correspondían con ciertas letras en el alfabeto, y que daban lugar a una palabra. Dichos números con sus correspondientes letras eran: 2=b; 6=w/u; 4=d; 8=u Dichos números formaban la palabra buduh, cuya mención estaba cargada de poder. Si no se sabía construir un cuadrado mágico, se podía invocar el nombre (buduh) para remediar los dolores de estómago, la impotencia temporal, o incluso para convertirse en invisible. Con dicho cuadrado se asociaban también los nombres de los cuatro arcángeles. Durante el siglo XIII se empezarán a conocer cuadrados más grandes y complejos, en los que se debe apreciar la misma suma en la disposición de los números de las columnas, las líneas y las diagonales principales. Algunos de dichos cuadrados eran de una enorme complejidad aritmética, y siempre en una correspondencia de cálculos entre la posición que una letra de una frase o de un nombre tenía en el alfabeto, y ciertas proporciones numéricas que se debían de alcanzar mediante cálculos. Pero ya encontramos cuadrados que incluyen números de varios dígitos y que proporcionan valores numéricos concretos a un nombre, generándose grandes números. En el siglo XIII se desarrollará además una literatura que explicará los atributos de los cuadrados, y que se preocupe por mantener viva la teoría general para ayudar a sus lectores a construirse sus amuletos. Tenemos por ejemplo el “Tratado de la disposición mágica de números en cuadrados” de Abu l´Wafa al-Buzjani.

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En las imágenes anteriores15 podemos apreciar el detalle extraído de dos cuadros. El representado en el margen izquierdo reproduce el uso de un espejo mágico, dotado de un cuadrado mágico en su reverso, y que podría estar haciendo también las veces de astrolabio. La pintura (presentada más adelante) nos habla del viaje del rey Kaykavus, elevado por cuatro grandes águilas a los cielos, en un cuadro del siglo XVII, sobre una leyenda de origen persa recogida por Firdawsi en su Shahnamah. En dicho cuadro se puede apreciar el uso del hebreo como letras con cierto valor mágico, y que en un pequeño libro abierto observa el mago. En el detalle representado en el margen derecho, podemos ver el uso de un espejo mágico, dotado de un cuadrado mágico, durante la asistencia a un parto (como se puede ver más abajo en el cuadro al completo). Esta historia también recogida en el Shahnamah de Firdawsi cuenta el nacimiento de Rustam, en una pintura de finales del siglo XVIII, elaborada en India. Así se nos muestra con mayor claridad el uso curativo y/o adivinatorio de espejos y cuadrados mágicos en el Islam.

No queremos terminar el presente trabajo sin aportar un pequeño dato propio.

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Todas las imágenes han sido extraídas de Maddison, F. & Savage-Smith, E. Science, Tools and Magic. Part 1. London: Azimuth, 1997

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Conclusión Dentro de toda esta abundancia de cuadrados mágicos y de leyendas sobre su origen, sin querer ser temerarios en las conclusiones, nos es difícil no vincular las leyendas sobre el comienzo de los cuadrados mágicos16, la aparición del ajedrez en Persia, y las historias que vinculaban el origen del ajedrez con el Secretum Secretorum (Sirr alasrār), que se suponía escrito por Aristóteles para Alejandro Magno, y que mediante el uso del tablero de ajedrez y de ciertos valores y cálculos numéricos, le determinaría la disposición de los ejércitos para la victoria en las batallas.17Esto nos hace identificar el uso del ajedrez, tan extendido en el mundo árabe, con ciertas prácticas mágicas numéricas y/o adivinatorias. Sea como fuere, el uso del espejo con fines mágicos, tan extendido en múltiples culturas, presenta unas características propias en el Islam, haciendo que su soporte cobre también un valor mágico, mediante la representación de los cuadrados mágicos, que, unas veces por la desaparición del espejo tras su deterioro, y otras desde la grabación del cuadrado en el reverso del espejo, funcionan como amuletos con diversos fines. En el Islam, si bien desconocemos cómo funcionaba exactamente el procedimiento para utilizar los espejos con fines mágicos, gracias a los cuadrados mágicos y a la literatura presente podemos hacer un panorama aproximado de su funcionamiento. Por último es de destacar la interrelación entre diferentes prácticas mágicas, que este trabajo aborda brevemente, en el uso de un instrumento con una fuerte carga simbólica y conceptual dentro del Islam, como es la adivinación mediante imágenes, la numerología, el uso de letras con su función simbólico-mágica, el cálculo y la simetría, y todo ello para un uso curativo, apotropaico y adivinatorio. Dentro de una cultura que une estos procesos con las ciencias de la naturaleza y el uso de instrumentos técnicos, incluyendo el uso de la magia dentro de las instituciones y conocimientos legítimos.

Bibliografía: Bürgel, J. C. The Feather of Simurgh: the “Licit Magic” of the Arts in Medieval Islam. New York University Press, 1988 Encyclopaedia of Islam. Leiden: Brill, 1993

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Además de lo referido, en la Encyclopaedia of Islam. Vol. XI pág. 31, se nos muestra un cuadrado de cuatro filas y columnas y que se organiza usando los movimientos del ajedrez de ciertas figuras. 17 Keats, V. A. Chess in jewish history and Hebrew Literature. Jerusalem: The Magnes, 1995. Pp. 41-53 Encontramos en estas páginas la historia y los documentos hebreos que tratan de este juego y su uso mágico.

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Keats, V. A. Chess in jewish history and Hebrew Literature. Jerusalem: The Magnes, 1995 Maddison, F. & Savage-Smith, E. Science, Tools and Magic. Part 1. London: Azimuth, 1997 Pendergrast, M. Historia de los espejos. Barcelona: Ediciones B, 2003 Savage-Smith, E. Magic and Divination in Early Islam. Aldershot: Ashgate, 2004 Sesiano, J. Quadratus Mirabilis, en The Enterprise of science in Islam: new perspectives. Cambridge: MIT, 2003 Trachtenberg, J. Jewish Magic and Superstition. New York: Atheneum, 1987 Wasserström, S. M. Between Muslim and Jew. The problem of Symbiosis under Early Islam. Princeton: Princeton University Press, 1995

Índice: La tradición musulmana y la magia. El reflejo como analogía de la magia lícita Los espejos mágicos Los cuadrados mágicos Conclusión Bibliografía Índice

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