Entre ziries y almohades. Las murallas urbanas de Granada y su problemática arqueológica (corregido)

October 17, 2017 | Autor: J. Garcia Granados | Categoría: Medieval Archaeology
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Descripción

Las Navas de Tolosa

1212–2012

Miradas cruzadas

Editores Patrice Cressier Vicente Salvatierra

© Autores © Universidad de Jaén Primera edición, abril 2014 Editores Patrice Cressier (CNRS) Vicente Salvatierra Cuenca (U. de Jaén) Comité Científico Manuel Acién Almansa (U. de Málaga) Juan Carlos Castillo Armenteros (U. de Jaén) Mohammed Cherif (U. de Tetuán) Isabel Cristina Fernandes Ferreira (Arqueóloga municipal, Palmela, Portugal) Maribel Fierro (CSIC, Madrid) Francisco García Fitz (U. de Extremadura) Pierre Guichard (U. Lumière-Lyon 2) Tahar Mansouri (U. de Tunis) Maquetación Miguel Salvatierra Cuenca ISBN: 978-84-8439-830-1 Depósito Legal: J-156-2014 Edita Publicaciones de la Universidad de Jaén Vicerectorado de Extensión Universitaria, Deportes y Proyección Institucional Campus Las Lagunillas, Edificio Biblioteca 23071 Jaén (España) Teléfono 953 212 355 – Fax 953 212 235 [email protected] Impreso por Gráficas «La Paz» de Torredonjimeno, S. L. Avda. de Jaén, s/n 23650 Torredonjimeno (Jaén) Teléfono 953 571 087 – Fax 953 571 207 Impreso en España/Printed in Spain «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra».

Entre ziríes y almohades. Las fortificaciones urbanas de Granada y su problemática cronológica Between Ziri's and Almohad's. The walled Granada enclosures and the problems of its chronological ascription Juan Antonio García Granados*

Resumen

Summary

Vamos a exponer aquí, ajustados al espacio disponible, una serie de consideraciones sobre las fortificaciones urbanas granadinas. Demostramos que el periodo zirí no puede caracterizarse en exclusiva por el tapial de calicanto; abordamos el tema de las distintas puertas atribuidas al siglo XI y presentamos la amplia serie de restos de falso despiece decorativo localizada en los distintos recintos de murallas como en la Alcazaba de la Alhambra, un elemento que obliga a revisar la cronología tanto de dicho falso aparejo decorativo como de la secuencia de las murallas granadinas.

Find herewith, some information on various walled Granada enclosures. We are precising and correcting some mistakes about the characterization of its assorted phases, showing that the “Ziri Period” can´t be exclusively joined to the calicanto rammed earth. We are now approaching the reasoning of the different doors, attributed to the XI Century, and we are pretending to show the fake assorted cutting decorative found in different walled enclosures as in Alcazaba de la Alhambra, doubtless an element that obligates to revise its chronology, either of the false decorative bond or the middle of the distinct Granada´s forts.

Palabras clave: Murallas urbanas, almohade, zirí, Puerta Monaita, Arco de las Pesas Alcazaba Cadima, alcazaba de la Alhambra, falso despiece decorativo, tapial.

Key words: Urban walls, almohade, ziri, Puerta Monaita, arch of the Pesas Alcazaba Cadima, Alcazaba of the Alhambra, fake assorted cutting decorative, rammed earth.

El recinto interior Norte de la Alcazaba Cadima

otra anterior de calicanto. Una cuarta con zarpa, esquinas de cantería sin formar aparejo a soga y tizón en la zona baja, que pasa a ser de ladrillo en la superior conservada y, en su frente, parte de un aparejo de mampostería encintada.

El estado actual de las propuestas sobre la evolución de los recintos de murallas granadinos deriva en buena parte del hallazgo de una línea interior de murallas en el lado norte de la Alcazaba Cadima, entre el Arco de las Pesas y Puerta Monaita. En la zona alta, las excavaciones del Carmen de la Muralla (ROCA; LIZCANO; MORENO 1988) identificaron un recinto fortificado ibérico, rehecho en época romana, al que se habían adosado torres medievales. En síntesis, lo hallado fue: Una torre hueca de tapial de tierra que envuelve otra anterior de calicanto. Una segunda torre más arrasada, de calicanto con machones de ladrillo y aparejo de soga y tizón, en otras zonas. Una tercera torre de tapial de tierra que envuelve

* Arqueólogo

La existencia de tapial de calicanto en la zona baja es común a las 4 torres; dos de ellas conservan además parte del resto de su alzado, ya en tapial de tierra, y a su vez dos se reconstruyen engrosándolas de manera significativa. La mampostería visible en el frente de la cuarta torre puede interpretarse como una reparación de la torre en base a la documentación estratigráfica. En cuanto a los lienzos de muralla intermedios, presentan una amplia casuística; en general se trataría del recinto romano adaptado y reformado en sucesivos momentos.

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Los trabajos de limpieza y acondicionamiento del tramo bajo de la muralla (LÓPEZ et alii, 2000; ALEGRE et alii 2005), permitieron reconocer otros elementos de un recinto interior. Una torre que conserva su alzado pertenece a esta muralla interior; otra muestra esquina con lajas de piedra de La Malá, y continuidad constructiva con la muralla. Un tercer torreón sobresale del terreno, muestra machones de ladrillo en las esquinas aunque no podemos saber cómo se resuelven en su zona inferior. El frente de la torre conserva bien el acabado superficial y permite reconocer un falso despiece decorativo. Otro corte muestra la muralla, y su composición de calicanto. A todo esto se añade el recinto exterior en sus dos tramos, bien diferenciados tanto por su topografía como por su morfología. Su adscripción actual al siglo XII se fundamenta más en la lógica del orden cronológico de las estructuras conocidas y en la asociación cambio técnico = cambio de momento histórico que en el análisis de sus componentes materiales. Las obvias diferencias formales entre los dos tramos sirvieron en su día para justificar fases sucesivas, producto del crecimiento urbano a lo largo del siglo XI (Gómez Moreno; Torres Balbás). Hoy, salvo alguna excepción (Bilar Sarr), ningún investigador plantea dos fases en la muralla externa, pero tampoco se plantean las contradicciones que esto supone.

Las puertas de la muralla La contradicción más evidente deriva de la distinta cronología dada a las puertas que se abren en la cerca: Arco de las Pesas y Monaita en los extremos superior e inferior respectivamente. Samuel Márquez y Pedro Gurriarán (2008) hacen notar las semejanzas de trazado entre las puertas del Capitel en la Alcazaba de Badajoz y el Arco de las Pesas en la Alcazaba Cadima de Granada: “se abre la posibilidad de encuadrar sincrónicamente o en momentos cercanos los arcos de las Pesas y Capitel”. En consecuencia, el siglo XII entendido como almorávide (Rodríguez Aguilera), pasaría a ser siglo XII almohade. En el extremo opuesto del recinto está Puerta Monaita, objeto de excavación entre los años 1999 y 2000 con motivo de la segunda restauración de la puerta en veinte años que ha servido como referente para la descripción del conjunto en varios trabajos (ABU IREMEIS, 2001; NAVARRO, ÁLVAREZ 2001; BONET, RUIZ 2011). Ninguno

propone una fecha distinta del siglo XI, para su construcción, aunque se aluda a dos fases no bien definidas. La descripción de las estructuras es incompleta, sin valorar las importantes alteraciones introducidas por las dos restauraciones sufridas. La primera, del año 1981, cambió el aparejo de la jamba derecha, la segunda reinterpreta de manera arbitraria elementos originales en un intento de ocultar la grave incoherencia de la rasante que se le ha dado a la rampa de acceso, así, el tapial en que asienta la mampostería encintada ha sido forrado con mampostería y su frente, cortado, pasa a ser un sillar de cantería; el basamento de ladrillo en que asienta la portada ha pasado a ser sillares de arenisca y la rasante dada por los machones de tapial de calicanto bajo ellos sobresale de la rasante del suelo actual. De la puerta nos interesa aquí resaltar sus evidentes diferencias compositivas con el arco de las Pesas, suficientes como para no considerarlos de un mismo momento constructivo. A los mayores arcaísmos del trazado del arco en Puerta Monaita se une el aprovechamiento de materiales antiguos, entre ellos sillares almohadillados, algo que no sucede en ninguna otra portada granadina. Aparte de los restos del puente del Cadí, cuya decoración reproduce modelos califales en el despiece de las dovelas decorativas del arco, y cuyo uso del aparejo a soga y tizón desmiente las dos fases en la arquitectura zirí propuesta por Torres Balbás (1941), queda una puerta más entre las granadinas fechadas en el siglo XI. Nos referimos a la primitiva portada de la Alcazaba de la Alhambra (FERNÁNDEZ PUERTAS 1997). Las diferencias con las puertas anteriores son importantes. Ni la estereotomía ni el trazado del arco tienen nada que ver con ellas. A nuestro parecer se emparenta con el baño termal de Alhama de Granada, y juntos definen un momento constructivo específico, que encuentra su lugar apropiado en el entorno del siglo XII avanzado o ya el XIII. Como vemos, cuatro puertas atribuidas a la misma época pero con nítidas diferencias entre ellas.

El falso aparejo decorativo La decoración aparecida en el recinto interior norte de la Alcazaba Cadima (ALEGRE; CAMPOS; LOPEZ et alii 2005) supone la principal novedad en la caracterización de los recintos. Repasemos los datos que sobre esta decoración tenemos en Granada. En la provincia es bien conocido el

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caso de Guadix. No hemos podido fotografiarlo pero recogemos su descripción tal como la hace Antonio Malpica (1998): las torres interiores de la Alcazaba “presentan un enfoscado en el que se pueden ver unas incisiones a modo de espiga, hechas para que enganche mejor el enlucido final” y cerca de la Torre de Ferro, en la muralla de la madina, también aparece “un lienzo de tapial que presenta una serie de incisiones repetitivas”.

En la Alcazaba de la Alhambra en la torre donde se abre el acceso a la muralla que atraviesa el barranco de la Sabica hasta Torres Bermejas, erróneamente interpretado como acceso primitivo a la Alcazaba de la Alhambra, hay restos del acabado superficial que también muestra una faja entre líneas rectas correspondiente a la zona del tapial. Un lateral de la misma torre conserva un pequeño fragmento de la misma decoración.

En el estudio de Flor de Luque sobre el castillo de Piñar (2003) reproduce lo que denomina “incisiones sobre el enlucido para la adhesión del tapial”. En los mismos términos se expresa Mª Teresa Bonet (2006) en su informe sobre los trabajos arqueológicos anejos a la penúltima restauración del castillo: “marcas de incisiones realizadas sobre el enlucido para la adhesión del tapial”. En la torre de más volumen las fajas, bien delimitadas por líneas rectas, tienen una anchura considerable, que no se repite en los otros restos localizados. En otras dos torres también existen restos. Una fotografía que tomamos hace treinta años muestra con claridad la decoración.

El último ejemplar granadino compensa de sobra la información que nos falta en los demás restos del casco urbano. Corresponde al frente de Levante, el que da a la Plaza de los Aljibes, entre las torres del Adarguero y Quebrada. Es el mejor ejemplar granadino tanto por la amplitud de los restos visibles como por su buen estado de conservación. Es además el único lienzo de muralla que conserva el acabado superficial de toda la alcazaba de la Alhambra. La existencia de este conjunto en el casco urbano granadino obliga a replantear muchos temas, de los que aquí sólo podemos esbozar algunos.

Volviendo al casco urbano de Granada, es conocida la Puerta de Elvira (ALMAGRO, ORIHUELA, VÍLCHEZ, 1992). Nada tenemos que añadir. En la muralla que la une con Puerta Monaita se ha localizado un fragmento de lo que los autores del informe de excavación denominan marcas de los tablones del encofrado (GALLEGOS, TORRES, 2004). Se trata de un motivo de espiga delimitado por líneas paralelas de las que se conservan tanto la faja vertical como un pequeño fragmento de la horizontal. El paramento de la torre que separa los dos tramos de muralla de la Alhacaba, donde se abre un arco, también muestra fajas horizontales separando las tapias semejantes a lo visto en la Puerta de Elvira, y también en la torre interior adyacente, la única que ha conservado su alzado (ORIHUELA; CASTILLO-MARTÍNEZ, 2012). En 1985 se publicó la decoración aparecida bajo el edificio adaptado a mediados del siglo XIV para Maristán (SALVATIERRA, GARCÍA, 1985). Pertenece a una poderosa estructura, superior al metro de ancho en lo descubierto más lo que queda bajo la cimentación del muro perimetral del Maristán. En su frente conserva parte de una faja con impresiones en zigzag delimitados por una línea recta incisa y otra faja vertical con iguales características.

La técnica constructiva La presencia de estas decoraciones en contextos fechados desde el siglo XI al XIII nos plantea el problema de establecer su secuencia cronológica. Lo más inmediato es ver las características constructivas de las estructuras que soportan la decoración e intentar distinguir grupos diferentes. En lo referente a la provincia, Guadix y Piñar son recogidos por J. M. Martín Civantos (2009) en su inventario de construcciones con tapial de calicanto, que sería la técnica dominante en el siglo XI y Piñar uno de los ejemplares más tardíos, datable en el siglo XII debido al uso simultáneo de tapial hormigonado. En mi opinión dicha conclusión debe ser matizada. En Piñar el tapial hormigonado resuelve los alzados de torres huecas, más adecuado al caso que el uso de mampuestos, sobre todo cuando el mortero utilizado es de baja calidad, sin que ello suponga necesariamente ruptura con el sistema constructivo vigente. Problema similar a Piñar se presenta en la muralla interna de la Alcazaba Cadima. La puerta de Hernán Román y las tres torres adyacentes hacia Levante resuelven todo su alzado en tapial de calicanto, pero en las torres excavadas en el Carmen de la Muralla la zona superior desde la rasante de la ciudad se construye con distinto tipo de tapial; lo mismo sucede en el tramo infe-

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rior, entre Daralhorra y Puerta Monaita, incluso en esta última, donde se han querido ver dos construcciones superpuestas (BONET, RUIZ 2011), y también en las tres torres del lado Norte de la Alcazaba de la Alhambra. ¿Podemos afirmar que esta dicotomía se debe a una reconstrucción generalizada? Es difícil aceptar que la totalidad del recinto presentara un deterioro que hiciera necesario arrasar todas las torres para reconstruirlas de nuevo. En la cuarta torre del Carmen de la muralla, los machones angulares de ladrillo son continuos entre la zona inferior de calicanto y la superior de tierra: el aparejo de las hiladas de ladrillo no varía en la transición entre ambos tipos de tapial, por lo que, en principio, debemos aceptar que se trata de la construcción original. Este aspecto también puede ser estudiado en la torre interior junto a Puerta Monaita, aunque la excavación efectuada ha evitado las esquinas, lo que nos ha privado de reconocer este aspecto. Respecto al recinto exterior, A. Orihuela piensa que todo es producto de un único momento constructivo en función de la homogeneidad de la técnica constructiva. Por nuestra parte consideramos que si bien existen numerosas semejanzas entre ambas zonas, tanto constructivas como formales, también son evidentes las diferencias. Se ha producido un cambio de criterio para solucionar la forma que resulta difícil de entender en un único proceso constructivo. Dicho esto, nos parece incorrecto asociar de manera automática distintas fases constructivas con distintos periodos históricos. En el caso de la muralla exterior Norte de la Alcazaba lo primero vendría ratificado por la diferente solución formal entre ambas zonas, mientras que el rechazo de lo segundo vendría dado por las semejanzas constructivas. Recordemos que las construcciones ziríes abarcan un arco temporal de unos ochenta años, más tiempo del que transcurre entre los años finales de la dinastía zirí y la presencia almohade en Granada, y lo que dice Abd Allah respecto de las fortificaciones urbanas granadinas, totalmente olvidado en la historiografía más reciente para la que sólo existe una fase constructiva zirí. En cuanto a la diferencia constructiva con el recinto interior como dato para considerar el externo obra del siglo XII, además de lo dicho antes, el

propio Puente del Cadí (Bab al Difaf) nos muestra que en la fase avanzada de la dinastía zirí se abandona el uso del tapial de calicanto. Un rasgo característico de las torres más antiguas es la existencia de machones angulares, tanto de sillares de arenisca como de ladrillo, a veces asociados entre ellos, tanto alternando como en zonas superpuestas, así como hiladas de ladrillos (verdugos) separando las tapias. Es este un tema que no ha sido correctamente analizado en la historiografía, en este punto demasiado dependiente de lo que dijera Torres Balbás, quien a su vez sigue a Gómez Moreno. La variedad de aparejos en el siglo XI granadino es grande, heterogénea en el caso de la muralla de la Alcazaba Cadima y muy sistematizada en la Alcazaba de la Alhambra. En el primer caso la referencia obligada son los dibujos que hiciera Gómez Moreno a comienzos del siglo XX, Ángel Rodríguez Aguilera ha reproducido algunos aparejos. En lo que tiene de continuidad con los modos califales este aparejo ha venido a representar el tipo constructivo del siglo XI granadino, con su ejemplar más notable conservado en el alminar de la iglesia de San José. El conjunto de grabados de Heylan, a comienzos del siglo XVII, donde reúne obras tan significativas como la puerta de Hernán Román, la Puerta de Elvira, el alminar de la mezquita mayor de la ciudad y el alminar de San José, a los que podemos añadir el puente del Cadí y el puente sobre el río Genil, ejemplifica el amplio uso que tuvo en Granada, de tal manera que su presencia es indicativo cronológico de ser obra del siglo XI. Ahora bien, este hecho, siendo correcto, no es suficiente para caracterizar las construcciones de este momento. En lo que podemos observar, el ladrillo tuvo una presencia muy notable en la construcción granadina del siglo XI. Lo vemos en la torre de San José formando el despiece del arco por el interior, en el Carmen de la Muralla, en la torre con decoración de la zona baja próxima a Puerta Monaita, en el portillo del León y en los torreones del lado Norte de la Alcazaba de la Alhambra, aquí formando hiladas alternas de cantería y ladrillo aunque en la Alcazaba Cadima adoptan además otras disposiciones. En ningún caso dicho aparejo abarca la altura de la torre sino que se limita a las zonas inferiores. Al otro lado del Barranco de la Asabica, el torreón bajo Torres Bermejas también muestra la caracte-

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rística disposición de machones de ladrillo angulares y tapias separadas por hiladas de ladrillo, así como las mismas Torres Bermejas en su fase más antigua, donde la solución de las esquinas de ladrillo puede verse en un pequeño fragmento. Hasta donde podemos ver en ningún caso dicho aparejo abarca toda la altura de las torres sino que se limita a las zonas inferiores. En el frente Este de la Alcazaba de la Alhambra los pequeños restos de tapial visibles en su base también muestran hiladas de ladrillo intermedias, aunque no se aparecen en el paño decorado. Lo más llamativo de éste es la manera de construir las tapias, con barzones bien marcados, en un ritmo que no tiene parangón con ningún otro ejemplar granadino. El Portillo del León, en la Alcazaba Cadima (VÍLCHEZ, 1987), es buen ejemplo de la complejidad constructiva que pueden alcanzar las fortificaciones granadinas en estos primeros momentos. En función de la cota encontramos materiales diferentes. Abajo, esquinas de piedra arenisca que también separan las tapias; arriba pasan a ser de ladrillo, que no se trata de reconstrucción posterior pues puede verse como forma una especie de caja de encofrado que se rellena con calicanto. Por último, en la zona superior se prescinde de los machones angulares. Aunque no se ha conservado el resto del alzado, podría haberse solucionado con tapial de tierra. En resumen: distinguimos tres grupos en el falso despiece decorativo identificado en Granada. Uno correspondería a la cerca interior del tramo bajo de la Alcazaba Cadima y la encontrada bajo el Maristán. Se caracteriza por estar marcado sobre un revoco que recubre de manera homogénea el paramento, en el mismo plano y con las fajas rellenas de trazos; el segundo grupo vendría dado por la Alcazaba de la Alhambra, que se resuelve mediante fajas en relieve directamente sobre el tapial, que queda desnudo, también se rellena de trazos. El tercer grupo estaría formado por la Puerta de Elvira, la torre de la cerca exterior norte de Alcazaba Cadima y la inmediata interior que conserva el alzado. A diferencia de las anteriores no hay ninguna incisión en el interior de las fajas. En cuanto a las estructuras de soporte, el momento más antiguo de las murallas granadinas estaría asociado a la Puerta de Hernán Román y las torres adyacentes hacia Levante; un segundo

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momento está representado por la muralla interior de la Alcazaba Cadima desde el Arco de las Pesas hasta Puerta Monaita, así como las torres del lado Norte de la Alcazaba de la Alhambra. El tercer momento lo asociamos al lienzo de Levante de la Alcazaba de la Alhambra, por el tipo de encofrado de las tapias, y, por último, estaría la Puerta de Elvira, con solución semejante a lo nazarí. La decoración de falso aparejo está presente en todos los grupos salvo el primero. Las posibles opciones ante esta clasificación se reducen en lo esencial a dos: 1. Admitimos que la decoración de falso aparejo pertenece en exclusiva a los almohades. En consecuencia lo que vemos es producto de la reconstrucción sistemática de todas las fortificaciones granadinas entre la segunda mitad del siglo XII y primeras décadas del XIII. 2. Consideramos que, aunque el momento principal es el almohade, existió un uso anterior de los falsos aparejos decorativos y que permanece de algún modo en la arquitectura nazarí, en función de las distintas fechas que se vienen dando a los recintos y estructuras granadinas donde existe decoración de falso aparejo. El lienzo de la alcazaba de la Alhambra con decoración de falso aparejo es el que con más certeza podemos ubicar en el tiempo. La solución de continuidad constructiva con las tapias de la base indica una fase posterior al siglo XI y el hecho de que el muro esté roto en su enlace con la Torre Quebrada inclina a adscribirlo a un momento anterior. Estamos seguros de que no hubo falso despiece decorativo en la primitiva alcazaba nazarí, obra del siglo XIII, como nos muestran las torres del Homenaje y de la Vela, ni después, como vemos en la Torre Quebrada, todas ellas con suficientes acabados superficiales conservados, lo que cuestiona la cronología nazarí de la Puerta de Elvira, pues supondría el regreso a una fórmula decorativa ya abandonada. Si es posterior al siglo XI y en el XIII nazarí ya no se usa, debemos pensar en un momento en torno al siglo XII como el más adecuado para su construcción. Respecto a la secuencia de recintos en el lado Norte de la Alcazaba Cadima, necesitaríamos más espacio del que disponemos aquí para exponer de manera adecuada el problema en función de los datos conocidos. En síntesis, digamos que la opción vigente en la historiografía de un recinto interior del siglo XI y otro exterior del siglo XII no

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se sostiene. El recinto interior muestra al menos tres fases constructivas y el exterior dos. Hace tiempo que establecimos que la fortificación inicial abarcaba desde su inicio toda la cumbre de la colina hasta su extremo Oeste (GARCÍA GRANADOS 1996), por lo que la explicación mantenida desde el siglo XVII hasta finales del siglo XX de fases sucesivas desde la zona más alta (desde San Nicolás hacia San Miguel) no tiene ningún sentido, aunque algún autor la mantenga en una monografía muy reciente. La consideración de que el tramo externo superior, donde se ubican las torres semicirculares y se abre la Puerta de las Pesas, es el último construido explicaría por qué las torres correspondientes al primitivo recinto en esa zona se refuerzan de manera significativa, algo difícil de entender con una muralla bien potente construida delante. Esta secuencia justificaría asimismo la diferencia entre las puertas Monaita y de las Pesas. No obstante, faltan datos decisivos para la correcta interpretación de la secuencia cronológica. La compleja interacción de recintos amurallados en la zona está lejos de ser entendida en toda su magnitud. El ámbito donde se conectan las distintas líneas de murallas está sin excavar y, lo que es peor, las últimas intervenciones en la zona han arrasado estructuras correspondientes al recinto interno, hecho que se ha ocultado con un encofrado de hormigón armado. Sólo cuando tengamos todos los datos disponibles se podrá establecer si las decoraciones de falso aparejo corresponden a las construcciones subyacentes o se trata de añadidos posteriores.

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Fig. 1. Alcazaba Cadima. Torres al Este de la Puerta de Hernán Román. Estado a comienzos de los años 70 del siglo XX. Alzado de tapial de calicanto.

Fig. 2. Excavación del Carmen de la Muralla. Torre 4.

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Fig. 3. Alcazaba Cadima. Recinto interior Norte. Frente de la torre junto a Puerta Monaita. Muestra la transición entre la zona de calicanto, abajo, y tierra, arriba.

Fig. 4. Detalle del paramento de la torre anterior. Es visible la hilada de ladrillo separando tapias. La decoración se efectúa sobre la zona de tapial de calicanto.

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Fig. 5. Puerta de Hernán Román. Estado en 1937.

Fig. 6 Restos del Portillo del León. Permiten identificar el borde Oeste del primitivo recinto de la Alcazaba Cadima.

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Fig. 8. Puente del Cadí (Puerta de los tableros). Estado en 1950. Fig. 7. Puerta Monaita antes de su restauración.

Fig. 9. Castillo de Piñar. Torre 8. Detalle del falso despiece decorativo.

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Fig. 10. Torres del recinto exterior e interior de la Alcazaba Cadima. Ambas muestran despiece decorativo a la manera de la Puerta de Elvira.

Fig. 11. Estructura bajo el Maristán de Granada.

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Fig. 12. Alcazaba de la Alhambra. Frente de Levante con indicación de los restos visibles de falso despiece decorativo.

Fig. 13. Alcazaba de la Alhambra. Frente Este. Detalle del falso despiece decorativo. La correspondencia de las incisiones con las fajas decorativas es indudable.

Fig. 14. Alcazaba Cadima. Relación entre los distintos recintos de murallas identificados.

Fig. 15. Distribución del falso despiece decorativo en el casco urbano de Granada (plano Orihuela Uzal).

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ANEXO Incluimos aquí la totalidad de las estructuras y elementos relacionados en el texto y que no se incluyen en la publicación impresa por sobrepasar los límites impuestos por los editores. De esta manera puede evaluarse con mayor precisión el problema expuesto. Asimismo incluimos ilustraciones impresas en blanco y negro.

1. Carmen de la muralla. Zona excavada 1985-1991

2. Carmen de la muralla. Vista de la excavación hacia el Oeste desde la torre 1

1

3. Carmen de la muralla. Excavación de la torre 2

4. Carmen de la muralla. Torre 2 durante la campaña de 1991. Macizo de calicanto con machón angular de ladrillo al fondo y de cantería. en primer plano. Hay otros machones no angulares de cantería.

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5. Carmen de la muralla. Vaciado del foso con excavadoras en el año 2006. En primer plano la torre 2

6. Carmen de la muralla. Alzado de la torre 3 tras el vaciado del foso

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7. Carmen de la muralla. Torre 3 durante la excavación. La estructura visible corresponde a engrosamiento del torreón original

8. Carmen de la muralla. Torre 3 al final de la campaña de excavacion de 1991. La plataforma interior corresponde al límite superior del macizo de calicanto, las tapias internas al alzado superior de tapial calicastrado de la torre primitiva y el alzado exterior es el forrado de la torre primitiva ocultándola.

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9. Excavación del Carmen de la Muralla. Torre 4

10. Carmen de la muralla. Alzado de la Torre 4. El machón angular establece la continuidad entre la zona inferior de calicanto y la superior de tapial calicastrado

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11. Tramo inferior interno. Ángulo de torre. Hasta donde es posible apreciar supone la asociación de esquinas de cantería con tapial que no es de calicanto.

12. Tramo inferior interno. Ángulo de torre junto a Puerta Monaita. La esquina de ladrillo debería asociarse al tapial de la torre y la mampostería entenderla como restauración tardía.

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13. Alcazaba Cadima. Recinto interior Norte. Frente de la torre junto a Puerta Monaita. Corresponde a la torre anterior. Muestra la transición entre la zona de calicanto, abajo, y tierra, arriba.

14. Detalle del paramento de la torre anterior. Es visible la hilada de ladrillo separando tapias. La decoración se efectúa sobre la zona de tapial de calicanto

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15. Cerca exterior Norte de la Alcazaba Cadima. Relación entre los tramos superior e inferior

16. Alcazaba Cadima. Relación entre los los distintos recintos de murallas identificados.

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17. Puerta de Hernan Roman. Estado en 1937

18. Restos del Portillo del León. Permiten identificar el borde Oeste del primitivo recinto de la Alcazaba Cadima

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19. Puerta Monaita antes de su restauración. Muestra la gran erosión de su rampa de acceso

20. Puerta Monaita antes de su restauración

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21. Puerta Monaita. Antes de la restauración. La jamba derecha será modificada en la primera restauración. Se aprecian los basamentos de calicanto y su indudable correspondencia con la puerta así como la base de ladrillo.

22. Puerta Monaita. Antes de la restauración. Detalle del basamento de la puerta

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23. Puerta Monaita tras la primera restauración. Se tomó como referencia para establecer la rasante el comienzo de la cantería en la portada. En la esquina de la torre se dejó visible el paso del tapial a la mampostería

24. Puerta Monaita tras la segunda restauración. La rasante queda incluso por debajo del machon de calicanto. La zona de ladrillo ha sido sustituida por una losa de piedra, lo mismo que la esquina del torreón anulando el tapial existente.

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25. Puente del Cadí (Puerta de los tableros). Estado actual

26. Puente del Cadí (Puerta de los tableros). Estado en 1950. Sobre un basamento de calicanto se levanta la torre de tapial calicastrado, con gruesas líneas de cal grasa marcando las distintas tapias. La enjuta del arco muestra el aparejo a soga y tizón y la rosca dovelas resaltadas con trasdós curvo a la manera califal.

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27. Alcazaba Cadima. Arco de las Pesas. ¿Siglo XII?

28. Alcazaba de la Alhambra. Puerta Monaita. Siglo XI

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29. Alcazaba de la Alhambra. Puerta de acceso a la plaza de armas. ¿Siglo XI?

30. Alhama de Granada. Sala principal de los baños. ¿Siglo XIII-XIV?

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31 Castillo de Piñar. Torre 8. Detalle del falso despiece decorativo hoy oculto por la restauración. Era la única zona donde se veía el tramo vertical del falso aparejo decorativo.

32 Castillo de Piñar. Torre 11. Detalle del falso despiece decorativo

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33. Muralla entre las Puerta de Elvira y Monaita. (Loreto Gallegos). Puede identificarse sin problemas el tramo vertical del falso aparejo formado por dos fajas laterales mas estrechas y una central más ancha. Abajo a la derecha el borde superior de la faja horizontal.

34. Puerta de Elvira

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35. Estructura bajo el Maristán de Granada

36. Estructura bajo el Maristán de Granada 37. Detalle de las improntas en la faja decorativa

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38. Alcazaba de la Alhambra. Torre de comunicación con Torres Bermejas

39. Alcazaba de la Alhambra. Torre de comunicación con Torres Bermejas. Detalle del acabado superficial. El ladrillo quedaba oculto por un enfoscado sobre el que se pintó el despiece del mismo. Encima, sobre el tapial, se delimita por líneas incisas una faja.

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40. Alcazaba de la Alhambra. Torre de comunicación con Torres Bermejas. Lado Oeste. En la zona donde adosó el baluarte mandado construir por los Reyes Católicos queda un pequeño resto del revoco con una faja delimitada por una línea con trazos en espiga. Tapial calicastrado

41. Torres del recinto exterior e interior de la Alcazaba Cadima. Ambas muestran despiece decorativo a la manera de la Puerta de Elvira. La torre interior engloba una torre mas antigua, como en las torres 1 y 3 del Carmen de la Muralla.

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42. Alcazaba de la Alhambra. Frente de Levante con indicación de los restos visibles de falso despiece decorativo

43. Alcazaba de la Alhambra. Frente Este. Detalle del falso despiece decorativo. La correspondencia de las incisiones con las fajas decorativas es indudable. ¿Tapial hormigonado?

44. Distribución del falso despiece decorativo en el casco urbano de Granada (plano Orihuela Uzal)

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45. Alcazaba de la Alhambra. Frente de Levante. Marcas de los encofrados del tapial. A diferencia de lo nazarí los barzones se marcan de manera muy significativa por parejas.

46. Alcazaba de la Alhambra. Frente de Levante, zona inferior. Edificaciones adosadas, que muy probablemente perforaron el tapial, han roto la conexión entre la zona alta de tapial y su basamento, impidiendonos reconocer la posible reconstrucción del lienzo

47. Alcazaba de la Alhambra. Restos de tapial en la zona inferior del frente de Levante. Tramo entre las torres Quebrada y del Homenaje. Posible tapial de calicanto con líneas de ladrillo separando tapias.

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48. Alcazaba Cadima. Torres al Este de la Puerta de Hernan Román en el siglo XIX

49. Alcazaba Cadima. Torres al Este de la Puerta de Hernan Román. Estado a comienzos de los años 70 del siglo XX. Alzado de tapial de calicanto

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50. Alcazaba Cadima. Recinto interior. Alzado de la torre 1 junto al Arco de las Pesas. Lo visible es el engrosamiento de una torre anterior con la zona inferior de calicanto y la superior de tierra, vaciada para alojar una vivienda

51. Alcazaba Cadima Tramo inferior. Alzado de la torre 7i. También es el resultado de un engrosamiento de la torre primitiva con dos tipos de tapial, calicanto y tierra, superpuestos.

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52. Alcazaba de la Alhambra. Alzado de torre al Norte del recinto en el siglo XIX

53. Alcazaba de la Alhambra. Alzado de torre al Norte del recinto. Estado actual. Abajo aparece tapial de calicanto con machones angulares de canteria y ladrillo. Arriba tapial de tierra. El aparejo de mampostería encintada corresponde en su mayor parte a una restauración del siglo XX.

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54. Castillo de Piñar. Torre 5. Solución del alzado hueco. Se observa la distinta proporción de mampuestos en función del grueso del muro

55. Castillo de Piñar. Torre 9. Diferencia contructiva entre zonas maciza y hueca

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56. Alcazaba de la Alhambra. Basamentos de torres en el lado Norte. Torre 1 Machones angulares con alternancia de cantería y ladrillo e hiladas de ladrillo separando tapias

Reconstrucción posterior

57. Alcazaba de la Alhambra. Basamentos de torres en el lado Norte. Torre 3 Machones angulares con alternancia de cantería y ladrillo.

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Reconstrucción posterior

Reconstrucción posterior

58. Alcazaba de la Alhambra. Basamentos de torres en el lado Norte. Torre 2 Machones angulares con alternancia de cantería y ladrillo.

59. Alcazaba Cadima. Carmen de la muralla. Alzado de la torre 4. Machones angulares con alternancia de cantería y ladrillo.

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60. Barranco de la Asabica. Torreón entre la Puerta de las Granadas y Torres Bermejas

61. Barranco de la Asabica. Detalle de la torre anterior. Machones angulares de ladrillo que también forma hiladas separando tapias ¿de calicanto?. Arriba tapial de tierra sin ladrillos intermedios.

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62. Torres Bermejas. Zona primitiva visible

Machón angular de ladrillo correspondiente al tapial primitivo

63. Torres Bermejas. Detalle de las tapias separadas por hiladas de ladrillo.

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