Entre Vavilov y Borlaug. Innovación biológica y el intercambio genético transcontinental durante la Revolución Verde

August 11, 2017 | Autor: Wilson Picado | Categoría: Latin American History, Green Revolution, Rice, Wheat breeding, Rice Breeding
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Descripción

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Entre Vavilov y Borlaug. Innovación biológica transcontinental durante la Revolución Verde

y

el

intercambio

genético

Wilson Picado Umaña Universidad Nacional Costa Rica [email protected]

Palabras clave: Innovación biológica / Trigo / Arroz / Revolución Verde / América Latina Biological Innovation / Wheat / Rice / Green Revolution / Latin America

Resumen: Esta ponencia analiza el desarrollo de las innovaciones biológicas ocurridas en la agricultura del arroz en América Latina en el contexto de la Revolución Verde. El objetivo es demostrar las conexiones existentes entre el proceso de cambio varietal experimentado por la agricultura de Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX y las innovaciones varietales implementadas por los grupos de investigación vinculados con la Fundación Rockefeller en México y el Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI), en Filipinas. Se pretende efectuar un análisis de escala global, que permita comprender el tejido existente entre los procesos antes mencionados, así como un análisis de escala nacional (Costa Rica), con la idea de evidenciar los cambios ocurridos en el uso de variedades altamente productivas en una agricultura tropical. Ponencia presentada en el Seminario “Resultados y nuevas líneas de investigación. Proyecto Políticas agrarias en un contexto autoritario. De la autarquía a la Revolución Verde: Consecuencias en el agroecosistema, la economía y la sociedad rural (19401980)”, Grupo de Investigación HISTAGRA-Departamento de Historia Contemporánea y de América, Universidad de Santiago de Compostela, España. Palas de Rei, Galicia, España, 28-29 de noviembre de 2013.

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Entre Vavilov y Borlaug. Innovación biológica y el intercambio genético transcontinental durante la Revolución Verde “I have great faith in a seed. Convince me that you have a seed there, and I am prepared to expect wonders” H.D. Thoreau1

Wilson Picado Umaña

Introducción El tema de las plantas y su selección varietal en la agricultura ha sido algo así como la “cenicienta” del estudio del cambio tecnológico, especialmente si se compara con la atención que han recibido los procesos de mecanización y de introducción de fertilizantes de origen químico. Aunque pueda catalogarse como una historia quizás minimalista, desde nuestro punto de vista la comprensión del proceso de cambio varietal es crucial para entender las transformaciones que han experimentado las agriculturas del mundo, cuando menos desde la segunda mitad del siglo XIX. No siempre se toma en cuenta que la mecanización y la fertilización química fueron innovaciones que se adoptaron bajo determinados umbrales técnicos, en muchos casos fijados por la capacidad de las plantas cultivadas para optimizar el uso de los fertilizantes nitrogenados o por su adaptabilidad para ser cosechadas con maquinaria. Conocer este aparente detalle es entonces necesario para explicar estructuralmente el gran cambio que significó la transición energética en la agricultura en el siglo XX. En esta ponencia se intentará reivindicar la importancia de dicho proceso mediante el abordaje de tres preguntas concretas, con sus respuestas preliminares e hipotéticas, y mediante la lectura abierta y simbólica de una metáfora. Las preguntas por resolver son las siguientes: en primer lugar, interesa explicar cuáles fueron las principales características del intercambio genético entre agriculturas y continentes durante las décadas finales del siglo XIX y la Segunda Guerra Mundial. Para ello se tomará como referencia el caso de la agricultura de trigo en Estados Unidos, el programa agrícola de la Fundación Rockefeller en México y la selección genética de arroz en Asia. En segundo lugar, interesa explicar cuáles fueron los principales cambios ocurridos en este proceso de intercambio a partir de la posguerra y especialmente a partir de la década de 1960, tomando como referencia el proceso de selección genética en arroz, implementado en el marco del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI), fundado en Filipinas en esa misma década. En tercer lugar, se intentará explicar en qué medida se pueden evidenciar comparativamente estos cambios en el desarrollo de una agricultura tropical y de pequeña escala. Se tomará como ejemplo la evolución de la agricultura del arroz en Costa Rica, advirtiendo que el afán en este caso es potenciar una comparación entre una escala macro (global) y una escala micro, antes que privilegiar una descripción localizada. La metáfora, 1

Tomado de Jonathan Silvertown, An Orchard Invisible. A Natural History of Seeds. The University of Chicago Press, 2009, p. 3.  El autor agradece el apoyo brindado para esta investigación por parte de la Escuela de Historia y la Maestría en Historia Aplicada, de la Universidad Nacional (Heredia, Costa Rica). También agradece el respaldo brindado por el Grupo de Investigación HISTAGRA, del Departamento de Historia Contemporánea y de América, de la Universidad de Santiago de Compostela (España), en el marco del Proyecto “Políticas agrarias en un contexto autoritario. De la autarquía a la Revolución Verde: Consecuencias en el agroecosistema, la economía y la sociedad rural (1940-1980)”.

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por su parte, refiere en realidad a una comparación entre las ideas del botánico ruso Vavilov sobre los “centros de origen” de la diversidad de plantas en el planeta y las investigaciones en selección genética, llevadas a cabo por el científico Norman Borlaug, denominado como el “padre de la Revolución Verde”. El objetivo es contextualizar y situar históricamente el impacto de la Revolución Verde sobre el movimiento y el intercambio genético transcontinental, a la luz de las preocupaciones de Vavilov y de la Botánica del siglo XX por identificar los focos de surgimiento de las plantas y la agricultura. Pedimos para ello una licencia comparativa al estimado lector para empezar, de hecho, con la mención de esta metáfora.

Entre Vavilov y Borlaug Más que la inevitable distancia y la realidad sociopolítica en la que vivieron, el destiempo y el destino evitaron el encuentro entre el botánico ruso Nikolai I. Vavilov (1887-1943) y el fitopatólogo estadounidense Norman E. Borlaug (1914-2009). Cuando Vavilov estaba en la cúspide de su reconocimiento internacional, en 1935 y con cuarenta y ocho años de edad, siendo en ese momento director del más importante instituto sobre botánica aplicada en la URSS, Borlaug era un joven de veintiún años, proveniente del Medio Oeste, que aún no había concluido su formación universitaria y que formaba parte entonces de los “Civilian Conservation Corps”, un programa de empleo público implementado en el marco del “New Deal” durante los años de la Gran Depresión en Estados Unidos. Y cuando en 1944 Norman Borlaug, convertido ya en un Fitopatólogo graduado en la Universidad de Minessota, fue contratado en el programa de investigación agrícola de la Fundación Rockefeller en México, había pasado casi un año desde la muerte de Vavilov en una cárcel en Saratov, URSS. El destino estuvo atado en ambos casos a coyunturas geopolíticas que determinaron que sus caminos tomaran rutas completamente diferentes. Entre 1920 y 1935, Vavilov gozó del poder y del control de un potente entramado de investigación sobre botánica y genética en la URSS, organizado alrededor de más de un centenar de estaciones experimentales, miles de empleados y una amplísima colección de semillas y muestras de plantas, recogidas durante sus viajes realizados a los cinco continentes. Sin embargo, a pesar de su prestigio entre la comunidad científica internacional, Vavilov perdió poco a poco su poder en la URSS, debido a la presión y la persecución ejercida por grupos opositores y afines al científico Trofim D. Lysenko, quien contaba con el supuesto favor de Stalin.Vavilov, practicante de la genética mendeliana y de la experimentación científica, fue acusado de hacer “ciencia burguesa” y en 1940 se le despojó de su cargo a favor de Lysenko. En ese mismo año, durante una gira a Ucrania, fue detenido, enviado a la cárcel y luego sentenciado a muerte en 1941. Aunque dicha pena se cambió por 20 años de prisión, murió mal alimentado en 1943.2

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COHEN, Barry Mendel. "Nikolai Ivanovich Vavilov: The explorer and plant collector". Economic Botany 45, N. 1, (Enero-marzo de 1991), p. 38–46.

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Aunque en sus inicios Borlaug no contó con un reconocimiento en el mundo académico como lo tuvo Vavilov, desarrolló una carrera profesional en un momento y en un entorno particularmente oportuno. Lo que, unido a su reconocida capacidad de trabajo, al cabo de un par de décadas después de la Segunda Guerra Mundial le permitió consolidarse como una de las figuras más relevantes en la investigación en selección genética en cereales. Borlaug tuvo la oportunidad de integrarse a círculos científicos que gozaban del apoyo del Estado y de las fundaciones privadas en Estados Unidos, en un momento de guerra en el que la investigación agronómica era clave para sostener el crecimiento productivo en la agricultura norteamericana, así como para atender regiones en las cuales se producía hule y otros bienes agrícolas de utilidad bélica, como era el caso de América Latina. Su caso no era el de un investigador que actuara al margen del sistema. Aunque puntual, su primera experiencia laboral significativa fue en los laboratorios de la empresa Du Pont, mientras que su primera gran experiencia laboral, que lo llevaría a la cúspide de su campo científico, fue nada menos que con la Fundación Rockefeller. Y su consolidación en el mundo de la investigación ocurrió al mismo tiempo que la Ciencia (Agronómica) norteamericana se convirtió en ciencia hegemómica en Occidente en los años inmediatamente posteriores e la Segunda Guerra Mundial. A diferencia del lamentable final de Vavilov, Borlaug hilvanó un historial profesional intachable, con múltiples reconocimientos tanto en el mundo académico como en el político, alcanzando incluso a ganar el Premio Nobel de la Paz en 1970. 3 Entre Vavilov y Borlaug hubo una distancia de la escala de una generación, un régimen político y una cultura agronómica. A pesar de ello, sus intereses científicos giraron en torno a una preocupación en común: el valor y la utilidad de la diversidad genética para la transformación de la agricultura. 4 Vavilov, pionero de la Fitogeografía Aplicada, desarrolló la teoría de los centros de origen de las plantas cultivadas, la cual buscaba explicar la especial concentración de riqueza genética que se presentaba en ciertas regiones del planeta. Viajero y trabajador incansable, al tiempo que refinaba su teoría, logró levantar gracias a sus travesías transcontinentales una notable colección de especies vegetales. Borlaug, por su parte, muy pronto logró entender la importancia del intercambio genético para mejorar los procesos de selección varietal y con ello propiciar un incremento de la producción en la agricultura del trigo. Una vez consolidado en el programa agrícola de la Fundación Rockefeller en México, implementó una investigación sustentada especialmente en el cruce y la selección de variedades de trigo procedentes de todas partes, desde Estados Unidos, Rusia, África y Japón. Si bien menos preocupado por la teorización que Vavilov, a finales de la década de 1950 y e inicios de la siguiente, logró desarrollar los “trigos semienanos” que transformarían radicalmente la producción de trigo en las agriculturas del Tercer Mundo. Mientras que Vavilov captó y describió el valor de la biodiversidad de las agriculturas del mundo, Borlaug apropió y aplicó un conocimiento agronómico para aprovechar dicha diversidad en la obtención de variedades de cultivo más productivas, en términos de cosecha por hectárea. 3

DOWSWELL, Christopher. “Retrospective: Norman Ernest Borlaug (1914–2009)”. Science, 326, 16 de octubre de 2009. 4 Sobre una interpretación “a la distancia” entre la convergencia de ideas entre Vavilov y Borlaug, véase: QUINN M., K. “The Dr. Norman Borlaug Memorial Lecture”. 8 th Wheat Conference, San Petersburgo, Rusia, 2010.

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Fig. 1. Nikolai I. Vavilov en 1933 (Izq.) y Norman E. Borlaug (s.f) (Der.)5

La historia final de las trayectorias de estos científicos no pudo ser menos que paradójica. Vavilov acabó siendo desprestigiado en su entorno por hacer “ciencia burguesa”, sujetándose a los principios de Mendel y la Genética moderna. Su historia, por otra parte, en cierto sentido reflejó además la historia de la comunidad científica (agronómica-genética) en la URSS, aferrada en esos años a las ideas de Lysenko, de dudosa fiabilidad científica y con cuestionables resultados prácticos. No fue sino hasta la década de 1960 cuando la figura de Vavilov fue rehabilitada, pero ¿acaso podría estimarse el impacto que tuvo su condena y el apoyo a Lysenko sobre el desarrollo de la selección genética de plantas en la URSS? Mientras la URSS renunciaba a Mendel, Norman Borlaug capitalizaba en México la experiencia de décadas de investigación que científicos y granjeros habían acumulado desde la segunda mitad del siglo XIX en Estados Unidos. Si bien en sus inicios como investigador no podía catalogarse como un experto en trigo, había nacido en una granja y con seguridad reconocía el valor del sentido práctico para lograr cambios sustantivos en la agricultura. Estaba además posicionado sobre el piso de una forma de entender la ciencia que no podía despegarse, a su vez, de una forma de entender la agricultura sino como un proceso de producción equivalente a la producción industrial, cuasi fabril, en el que el conocimiento básico o teórico era tanto importante como el conocimiento aplicado. Y se trataba en este caso de una forma hegemómica de entender la ciencia y la agricultura, en la que la disidencia apenas tenía espacio. Vavilov murió en medio de una guerra particularmente costosa para la URSS y cuyos resultados y eventuales ganancias para el régimen solamente fueron visibles en el mediano y largo plazo, mientras que Borlaug se consolidó como científico en medio de una guerra y una posguerra que, aunque costosas, en el corto plazo le permitieron a Estados Unidos consolidarse como potencia económica dominante en el mundo, como pocas veces en la historia había 5

Vavilov: Library of Congress Prints and Photographs Division, Washington, D.C. 20540 USA (http://www.loc.gov/pictures/item/97513426/ : Última revisión: 17 11 2013). Borlaug: Haberman, F.W. Nobel Lectures, Peace 1951-1970. Elsevier Publishing Company, Amsterdam, 1972 (http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/peace/laureates/1970/borlaug-bio.html : Última revisión: 17 11 2013).

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sucedido. Finalmente, mientras que, en medio de la guerra, las ideas de Vavilov fueron desautorizadas por replicar “ciencia burguesa”, los logros técnicos de Borlaug fueron reconocidos y premiados décadas después, en medio de la Guerra Fría, por replicar “ciencia despolitizada” pero, contradictoriamente, utilizada como pared de contención anticomunista en Asia.

Fig. 2. Centros de origen de la agricultura según la clasificación de N. I. Vavilov de 1936

La dispersión de semillas y el intercambio genético transcontinental antes de la Segunda Guerra Mundial -

El ejemplo de la agricultura de trigo en Estados Unidos

La producción de trigo fue “punta de lanza” de la modernización que experimentó la agricultura estadounidense durante la primera mitad del siglo XX, no sólo en cuanto a los procesos de mecanización o de fertilización química, sino también desde el punto de vista de la selección varietal.6 En este sentido, la historia del trigo fue una historia de intercambios y de introducciones de semillas procedentes de otros países. 7 Según Dana G. Dalrymple, la selección genética en trigo en Estados Unidos ha pasado por tres etapas, 6

Para el caso europeo, véase: PUJOL, Josep. “Agricultura y crecimiento económico: las innovaciones biológicas en la cerealicultura europea, 1820-1940”. Revista de Historia Industrial, 21, 2002, p. 63-88. Del mismo autor: “Las innovaciones biológicas en la agricultura española antes de 1936: el caso del trigo”. Agricultura y Sociedad, 86, Mayo-Agosto de 1998, p. 163-182. 7 OLMSTEAD, Alan; RHODE, Paul. “The Red Queen and the Hard Reds: Productivity Growth in American Wheat, 1800-1940”. The Journal of Economic History, 62 (4), Diciembre de 2002, p. 929-966.

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traslapadas entre sí a lo largo del tiempo: una primera dinámica de introducción de variedades procedentes de otros países, una segunda consistente en el desarrollo de cruces de líneas puras entre estas variedades y una tercera de selección genética implementada mediante la hibridación propiamente dicha. Las dos primeras dinámicas coexistieron hasta por lo menos 1940, década a partir de la cual tomó fuerza la tercera de éstas.8 La historia de las introducciones revela un cruce continuo de plantas y genes llegados desde el exterior. Así por ejemplo, en 1860 fue introducida la variedad Red Fife desde Canadá, que luego fue una de las bases parentales de la variedad Marquis, de gran importancia en las primeras décadas del siglo XX.9 En esos mismos años fue adoptada la variedad Arnautka, de origen ruso, y unas décadas después, los materiales Baart y Federacion, procedentes de Australia. Otra variedad introducida en la década de 1870 fue Turkey, originaria de Rusia, traída por menonitas durante la segunda mitad del siglo XIX y que mostró una extraordinaria capacidad de adaptación al contexto agroecológico de las Grandes Praderas, convirtiéndose en una de las variedades más importantes entre 1919 y 1939.10 La selección de materiales osciló entre la práctica desarrollada por los propios productores, que permitió la aparición de variedades como Fultz, y la selección implementada en centros experimentales, como lo fue el caso de la variedad Kanred, originada en 1911 en Kansas State Agricultural Experiment Station. 11 De la misma forma Fulcaster fue un ejemplo de un híbrido creado por productores a partir de un cruce entre las variedades Fultz y Lancaster. Ceres, por su parte, fue un híbrido creado en las primeras décadas del siglo XX en el marco de North Dakota Agricultural Experiment Station.12 Como lo indicó Dalrymple, a partir de 1940 la tendencia dominante en la hibridación fue la introducción y el cruce de materiales de porte bajo o semienanos, importados desde Japón y asociados con la variedad Daruma. La variedad más representativa de este tipo de trigo fue Norin 10, cuya historia particular reveló el juego transcontinental en el que circulaban las semillas entre Estados Unidos y Asia. Una de las líneas de Daruma, Shiru Daruma, en 1917 fue cruzada en Japón con la variedad estadounidense Glassy Fultz, originando la variedad Fultz-Daruma. Entre 1926 y 1929 los científicos japonenses cruzaron Fultz-Daruma con la variedad Turkey, traída desde Estados Unidos, dando como resultado el mencionado Norin 10.13

DALRYMPLE. The Development and Adoption, p. 1067-1073. Además: HARLAN, Jack. “Gene Centers and Gene Utilization in American Agriculture”. Environmental Review, 1 (3), 1976, p. 26-42. 9 MORRISON, J.W. “Marquis Wheat: Triumph of Scientific Endeavor”. Agricultural History, 34 (4), Octubre de 1960, p. 182-188. 10 SCHMIDT, J.W. “The Role of Turkey Wheat Germplasm in Wheat Improvement”. Transactions of the Kansas Academy of Science (1903-), 77 (3), 1974, p. 158-172. Además: QUISENBERRY, Karl; REITZ, L.P. “Turkey Wheat: The Cornerstone of an Empire”. Agricultural History, 48 (1), Farming in the Midwest, 18401900: A Symposium, Enero de 1974, p. 98-110. 11 DALYRMPLE, D.G. Development and Spread of Semi-Dwarf Varieties of Wheat and Rice in the United States. An International Perspective. Agricultural Economic Report Number 455, USDA/Office of International Cooperation and Development-U.S. Agency for International Development, 1980, p. 18. 12 DALYRMPLE, D.G. Development and Spread, p. 18. 13 INAZUKA, Gonjiro. “Norin 10, a Japanese semi-dwarf wheat variety”. Wheat Information Service, 32: 1417, 1971. Además: REITZ, L.P, SALMON S. C. “Origin, History, and Use of Norin 10 Wheat”. Crop Science, 6 (8), 1968, p. 686-689. 8

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Fig. 3. Genealogía del trigo Norin 1014

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Borlaug y la selección genética de trigo en México

Los trabajos de selección genética en trigo en el programa de la Fundación Rockfeller en México arrancaron en 1943 con la identificación y selección de variedades locales e importadas, bajo el mando de George Harrar.15 De esta manera se identificó un primer grupo de plantas, entre las que sobresalieron cuatro variedades: Supremo, Frontera, Kenya Rojo y Kenya Blanco. Las dos primeras eran variedades procedentes de los híbridos McFadden, traídos desde Estados Unidos, de la Estación Experimental de Texas, mientras que los segundos provenían de África, de líneas seleccionadas por agricultores ingleses. 16 La entrada de Norman Borlaug en 1945 como director de Investigaciones en trigo fue decisiva para el éxito del programa. Sin embargo, sus primeras impresiones sobre el panorama de la agricultura triguera en México no fueron favorables. A Borlaug le preocupaba la notable diversidad de semillas de trigo en México, lo que consideraba era un obstáculo en su búsqueda de una variedad productiva y resistente a las enfermedades. El predominio de prácticas orgánicas y “tradicionales” entre los agricultores lo contemplaba además como una barrera para alcanzar el incremento de la producción, el objetivo principal de la investigación agronómica.

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REITZ; SALMON, Origin, History, and Use of Norin 10 Wheat, p. 687. Sobre el caso mexicano, véase: MATSON, Pamela (ed). Seeds of Sustainability: Lessons from the Birthplace of the Green Revolution in Agriculture. Washington, DC: Island Press, 2012. 16 STAKMAN; BRADFIELD; MANGELSDORF. Campañas contra el hambre, p. 83-84. 15

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La investigación no generó resultados promisorios durante los primeros años. Aunque hubo avances en la fertilización química y en el ensayo con nuevos materiales, los estadounidenses pensaban que la “revolución del trigo” no sería posible en México sin antes resolver dos problemas: el problema de la resistencia de las diferentes variedades al tizón de tallo (chahuixtle) y la “pobreza” de las tierras donde se sembraba el grano. Como se verá adelante, la resistencia a la enfermedad fue una variable determinante en la dirección que tomó la selección genética en los siguientes años, mientras que el problema de la calidad de las tierras dio paso para que la producción y la experimentación se concentraran en el estado de Sonora, al norte del país, dejando atrás a las zonas consideradas por los norteamericanos como inadecuadas para el nuevo tipo de cultivo, como el centro y sur. La selección del estado de Sonora, sin embargo, no fue solamente una decisión de tipo agroecológica. En este estado se asentaba una rica elite de productores agrícolas, que tenían una larga historia de relaciones políticas y comerciales con Estados Unidos, y que, además, contaba con una favorable vinculación con los gobernantes mexicanos de la primera mitad del siglo XX, muchos de ellos, sonorenses. 17 El traslado del foco de atención, realizado por los científicos de la Fundación Rockefeller, sin duda alguna atendió este contexto, así como el hecho de que la presencia de este tipo de productor, dueño de sus tierras y con recursos económicos, facilitaba la experimentación y la adopción del paquete tecnológico. En 1953 los avances fueron mayores.18 En ese año, Borlaug recibió de Orville Vogel, de la Universidad de Washington-Pullman, semillas de trigo de porte bajo procedentes de Japón, entre las que se destacaban las simientes Norin 10, identificadas por el científico Samuel Cecil Salmon durante la ocupación militar del Japón. A partir de la investigación con estas semillas, en 1962 el equipo de Borlaug liberó los primeros trigos enanos mexicanos denominados Pitic, Sonora y Penjamo. Estos híbridos, de elevado rendimiento por hectárea, fueron los que llegaron a India unos años después.19 La generación de estas variedades puede dar una visión engañosa de la experimentación llevada a cabo por los estadounidenses. La selección del material genético fue un proceso que desde el inicio marcó su posible línea de desarrollo, priorizando la atención sobre el incremento del rendimiento, pero que tuvo que ajustarse coyunturalmente a la presión que generaban problemas de tipo ecológico, como el ataque de enfermedades. Los científicos se propusieron obtener plantas que ofrecieran un alto rendimiento, resistencia a enfermedades, ciclos de desarrollo breves, resistencia a la sequía, menor tendencia a la caída o a liberar el grano antes de la cosecha, adaptabilidad a la siembra de verano, y resistencia a los insectos. La liberación de variedades como Yaqui (48-50-53), Mayo (48-54) y Sinaloa 54 elevaron las expectativas pero en poco tiempo probaron ser éxitos temporales, debido a la aparición

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HEWITT DE ALCÁNTARA, La modernización de la agricultura mexicana, p. 120-137. Además: WRIGHT, Angus. “Downslope and North: How Soil Degradation and Synthetic Pesticides Drove the Trajectory of Mexican Agriculture through the Twentieth Century”, en: BOYER, Christopher (ed.). A Land Between Waters: Environmental Histories of Modern Mexico. EEUU: University of Arizona Press, 2012, p. 22-49. 18 Perkins afirma que, entre 1948 y 1954, el programa de selección varietal coordinado por Borlaug experimentó en realidad un proceso de “refinamiento” y “consolidación”. PERKINS, John. Geopolitics and the Green revolution. Wheat, Genes and the Cold War. New York: Oxford University Press, 1997, p. 229. 19 PERKINS. Geopolitics and the Green revolution, p. 217-230.

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Fig. 4. Variedades incluidas en la genealogía de “trigos semienanos” desarrollados por Norman Borlaug en México20

de variaciones de chahuixtle. El impacto de esta enfermedad fue de tal magnitud que motivó que la selección abandonara sus pretensiones iniciales y se focalizara sobre dos condiciones: plantas capaces de resistir su ataque y que ofrecieran un mayor rendimiento. En los siguientes años el combate contra la enfermedad se mantuvo como un problema 20

SCHMIDT, The Role of Turkey Wheat Germplasm, p. 170.

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latente, aunque se lograron avances con la variedad Lerma Rojo. En lo que respecta a los rendimientos, las investigaciones continuaron dirigidas a encontrar una planta que se adaptara de la mejor manera posible a la aplicación de fertilizantes y fungicidas de origen químico, al uso de medios mecánicos en el cultivo y la cosecha, así como a la irrigación. Los trigos enanos de Borlaug, obtenidos a partir de Norin 10, cumplieron con ambos propósitos.21

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El “foco asiático” y la selección varietal en arroz

La tendencia dominante en la selección e hibridación genética en arroz durante el siglo XX consistió en el desarrollo de variedades de porte bajo, con períodos cortos de producción y altamente sensibles al uso de fertilizantes químicos. 22 En este contexto en particular, algunas de las experiencias de selección más determinantes se llevaron a cabo entre finales del siglo XIX e inicios del XX en países como Japón, Taiwán y Filipinas. 23 La historia del Japón es, al respecto, extensa.24 Después de las reformas Meiji ocurrieron una serie de procesos que tendieron a aumentar la mecanización, la fertilización y la selección genética en el cultivo del grano. Aunque éstos no fueron exitosos del todo, particularmente en el caso de la mecanización, esta coyuntura, aparte de romper con el tejido feudal en las relaciones sociales de producción, sentó las bases de la expansión agrícola japonesa de finales del siglo XIX. Además de la formación de las sociedades de difusión agrícola (nodanki) y de las sociedades de intercambio de semillas (hinshukokankai),25 surgieron iniciativas locales de selección de variedades que permitieron la aparición de material genético altamente productivo, de tipo japónico, es decir, de porte bajo. En 1877 surgió la variedad Shinriki, a partir de la selección realizada por agricultores, la cual se extendió con rapidez en el occidente del país. También la variedad Kameno-o, que se cultivó principalmente en el norte. Un aspecto que fortaleció la expansión de estos materiales fue la posibilidad de contar con un abasto estable de fuentes de nitrógeno. Ruttan y Hayami han señalado que la llegada de abundante soya de Manchuria, entre 1900 y 1910, incentivó la aplicación de fertilizantes, aumentando los rendimientos. Otras variedades fueron incorporadas con el paso del nuevo siglo. En 1907 se liberó la variedad Ginbozu, caracterizada por su resistencia al ataque de plagas e insectos y su sensibilidad a los fertilizantes. En igual forma, en 1911 la variedad Asahi fue seleccionada como sustituta de los materiales Shinriki, al demostrar sensibilidad al uso del sulfato de amonio.26 A pesar de estos avances, la producción de arroz en Japón experimentó 21

HEWITT DE ALCÁNTARA. La modernización de la agricultura mexicana, p. 43. CHANDLER, Robert. Arroz en los trópicos: guía para el desarrollo de programas nacionales. San José: IICA, 1984. 23 En este artículo no se abarcará el caso de China. Al respecto, véase: HARGROVE, T., CABANILLA, V. and COFFMAN, W.R. “Twenty Years of Rice Breeding”. BioScience, Vol. 38, No. 10 (Nov., 1988), p. 675681. También: DALRYMPLE, D.G. Development and Spread of High-Yielding Rice Varieties in Developing Countries. Agency for International Development, 1986, p. 42. 24 HAYAMI, Yujiro. “Rice Policy in Japan's Economic Development”. American Journal of Agricultural Economics, 54 (1), Febrero de 1972, p. 19-31. 25 HAYAMI, Yujiro; RUTTAN, Vernon. Desarrollo Agrícola: Una perspectiva internacional. México: Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 262-263. 26 HAYAMI; RUTTAN. Desarrollo Agrícola, p. 264-265. 22

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un estancamiento a partir de 1910. Esto motivó que la atención de las autoridades se dirigiera hacia dos colonias, Taiwán y Corea, desde las cuales se empezó a importar el grano. Si bien la llegada masiva de productos coloniales mejoró los mercados locales del arroz, abaratando su precio, desincentivó la modernización de la agricultura La reacción gubernamental ante estas distorsiones consistió en el fortalecimiento de los programas de investigación agrícola y de selección de semillas. Así se creó el Sistema de Experimentos Asignados en trigo y arroz, que tuvo como objetivo producir materiales genéticos adaptados a las condiciones agroecológicas de cada región. Las variedades creadas bajo este programa llevaron el nombre común de “Norin”. El trigo Norin 10, identificado por S. C. Salmon en 1946, fue seleccionado en este contexto.27 El caso de Taiwán reveló, de una manera particularmente evidente, los vínculos existentes con la situación imperante en Japón. Los japoneses ampliaron los sistemas de irrigación en Taiwán con la idea de aumentar los rendimientos por hectárea, presionados por el incremento de su demanda interna. Generaron además procesos de selección tendientes a incrementar el cultivo de variedades japónicas, poco sembradas en la isla. Es importante señalar que antes de la llegada de los japoneses, en Taiwán predominaban los materiales de tipo índica, es decir, de porte alto, muchos de los cuales habían sido traídos por inmigrantes desde China continental. Los japoneses introdujeron sus variedades de porte bajo, aunque con resultado dispares. No fue sino hasta la década de 1930 cuando lograron desarrollar variedades de porte bajo, con elevado rendimiento, de un grano de calidad y con la propiedad de poder ser cultivadas dos veces al año. Estas fueron las variedades denominadas “ponlais”. La producción de arroz en Japón y Taiwán estuvo unida entre sí en la forma de un mapa cruzado de interacciones e intercambios genéticos. El caso de Filipinas fue semejante aunque con una variante geográfica de gran escala y distancia: Estados Unidos. En Filipinas el desarrollo varietal durante la segunda mitad del siglo XX giró en torno a la creación en 1960 del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI), con financiamiento de la Fundación Ford, la Fundación Rockefeller y el gobierno filipino.28 El IRRI arrancó con ambiciosos procesos de selección tomando como referencia los casos de Japón y Taiwán, principalmente.29 Las autoridades de la Fundación Ford y del IRRI contrataron a Henry M. Beachell, experto en selección varietal y con experiencia de campo en Texas, Estados Unidos, donde había trabajado para el Departamento de Agricultura. Nacido en Nebraska, graduado de la universidad de ese mismo estado y con estudios en la Universidad de Kansas, Beachell construyó una

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HAYAMI; RUTTAN. Desarrollo Agrícola, p. 269. Además: BOROJEVIC, Katarina; BOROJEVIC, Kesenija. “The Transfer and History of “Reduced Heigt Genes” (Rht) in Wheat from Japan to Europe”. Journal of Heredity, 95 (4), 2005, p. 455-459. 28 Véase: CHANDLER, Robert. An Adventure in Applied Science: A History of the International Rice Research Institute. Filipinas: IRRI, 1992. 29 En este período, un programa pionero en el mejoramiento de arroz fue desarrollado por la Comisión Internacional del Arroz de la FAO, el cual logró generar materiales en el Instituto Central de Investigaciones en Arroz, en Cuttack, India. Algunos de estos materiales permitieron el desarrollo de variedades “nacionales” como las variedades ATD27 (en Tamil Nadu, India), Malinja y Mashuri, en Malasia. Véase: CHANDLER. Arroz en los trópicos, p. 39.

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destacada carrera en selección genética de arroz, liberando variedades como Bluebonnet y Texas-Patna, que se distribuyeron en Estados Unidos y en países latinoamericanos.30

Fig. 5. Genealogía simplificada de variedades de arroz semienanas desarrolladas en el IRRI31

Además de Beachell, el IRRI contrató a Peter R. Jennings, científico graduado de la Universidad de Purdue y a T. T. Chang, genetista con experiencia en selección de arroz en Taiwán. Los científicos del IRRI trajeron desde Taiwán semillas de la variedad Taichung Native 1, popular entre los agricultores locales por ofrecer un elevado rendimiento por hectárea. Hicieron lo mismo con el progenitor de ésta, Dee-geo-woo-gen, así como de una variedad enana llamada I-geo-tse, con gran resistencia a enfermedades. 32 A partir de estos materiales ensayaron cruces, de los cuales el más prometedor fue el realizado con una variedad índica de Indonesia denominada Peta. 33 De este cruzamiento surgió la selección 30

Sobre Beachell, véase: TEXAS A&M UNIVERSITY SYSTEM-AGRICULTURAL RESEARCH AND EXTENSION CENTER. A Tribute to Henry M. “Hank” Beachell (Beaumont, Texas), VI (7), Setiembre de 2006. 31 DALRYMPLE, D.G. Development and Spread, p. 32. 32 DALRYMPLE, D.G. Development and Spread, p. 19. 33 Peta era una variedad caracterizada por su vigorosidad y tallos robustos. Había surgido del cruce Cina x Latisail, la primera de éstas, procedente de China, muy apreciada por la calidad de su grano. Véase: HARGROVE et al. Twenty Years of Rice Breeding, p. 676.

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IR-288-3, que fue la base de IR8, la variedad considerada como “el milagro del arroz” en Asia, gracias a su elevado rendimiento por hectárea (Fig. 5).34

La distribución institucionalizada transcontinental después de 1960

de

semillas

y

el

intercambio

genético

La creación del IRRI en Filipinas en 1960 tuvo un trasfondo geopolítico evidente. En medio de un continente asiático en el que la población crecía notoriamente y donde los intereses soviéticos y la experiencia china avivaban el potencial de revueltas y de revoluciones, para los Estados Unidos era particularmente estratégico desarrollar mecanismos de contención y procurar un incremento en la producción regional de alimentos, para evitar hambrunas e inestabilidad social. A pesar de la claridad mediante la cual se puede deducir este juego estratégico, desde el punto de vista agronómico los planes sustantivos de los norteamericanos por aumentar la producción de arroz (uno de los principales elementos de la dieta regional) chocaron con una serie de umbrales agroecológicos, que los obligaron a repasar las experiencias de investigación en selección genética, llevadas a cabo en países tan distantes como Australia, Japón y los mismos Estados Unidos. Asimismo, los llevó a entender el valor de la diversidad genética como una base fundamental para lograr encontrar el tan soñado “tipo ideal” de planta tropical de arroz. Durante los primeros años, los investigadores del IRRI se encontraron con el desafío de lograr conciliar las mejores características de los dos tipos de plantas dominantes en la producción de arroz: las variedades japónicas y las variedades índicas. En 1964, en un artículo publicado en Crop Science, Peter R. Jennings se planteaba la “infortunada paradoja” de que en el sudeste de Asia, un foco de diversidad genética en arroz, los rendimientos por hectárea eran bajos (de entre 1 y 1,5 toneladas por hectárea), en comparación con los predominantes en países como Japón o Estados Unidos, superiores a las 3 toneladas. 35 Para Jennings el problema estribaba en que no bastaba con la importación de variedades japónicas, de porte bajo, como las que existían en Japón y que ofrecían notables rendimientos por hectárea. Como tampoco de variedades índicas, como las que abundaban en el sur de Estados Unidos. Jennings tenía claro que el “tipo ideal” de planta tropical debía incluir las cualidades de una y otra variedad, intentando esquivar aquellos rasgos no deseables. 36 Las variedades índicas, por ejemplo, se caracterizaban por el porte alto y porque mostraban una mayor resistencia a plagas y enfermedades, además de soportar mejor las variaciones climáticas. Pero tenían la desventaja de ofrecer una respuesta limitada a la aplicación de fertilizantes químicos en términos de producción por hectárea, pues fácilmente se volcaban debido al crecimiento excesivo de la planta ante la aplicación del nutriente. Las japónicas, por su parte, eran de porte bajo, resistentes al volcamiento y sensibles a la fertilización química. Pero eran susceptibles al ataque de plagas y enfermedades, con un problema adicional de calidad: su grano era corto y más ancho que el de las variedades índicas, además de que, una vez cocido, era pegajoso y lustroso, lo que 34

CHANDLER. Arroz en los trópicos, p. 41. JENNINGS, Peter. “Plant Type as a Rice Breeding Objective”. Crop Science, 4, 1964, p. 13-15. 36 JENNINGS, Plant Type, p. 14. 35

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complicaba su venta entre consumidores de mercados acostumbrados al grano largo de las índicas, como era el caso del sudeste de Asia.37 Los investigadores del IRRI fijaron su mirada en el programa de selección varietal implementado en el sur de los Estados Unidos desde la década de 1920 y en el que tuvo un papel destacado “Hank” Beachell, colega luego de Jennings en el IRRI. Este programa logró realizar varios cruces exitosos entre variedades índicas y japónicas, generando materiales que respondían satisfactoriamente a la aplicación intensiva de fertilizantes químicos. La experiencia norteamericana, así como los estudios que se desarrollaban en Japón (además del conocimiento de la experiencia italiana), consolidaron la idea entre los investigadores del IRRI de que la clave para el desarrollo de una planta productiva en el mejor de los sentidos estaba directamente relacionado con el tipo de planta, o en este caso en particular, con el “enanismo”. Ya en su artículo de 1964, Jennings adelantaba en la parte final de su exposición que existía una relación, comprobada a través de diferentes estudios, entre el tipo de planta y los rendimientos; particularmente un tipo de planta caracterizado por su porte semienano, la reducción de sus hojas y el posicionamiento erecto, de tal forma que lograra aprovechar al máximo la captación de luz solar. En los siguientes años los esfuerzos se dirigieron con claridad hacia este norte y con éxitos aparentemente notables, al punto que algún investigador ha señalado que el desarrollo de las variedades de cultivo semienanas y su rápida expansión comercial constituyó el “más significativo” evento en el desarrollo agrícola moderno.38 Pero, ¿por qué el reconocimiento del potencial del porte semienano de las plantas se reconoció tardíamente? En primer lugar, como lo señalaba Jennings, las variedades japónicas ofrecían una calidad de grano que no necesariamente era del gusto de los consumidores de regiones tropicales, acostumbrados al grano de las variedades índicas. Por otra parte, el interés por el aumento de la producción, no necesariamente un criterio dominante en la selección varietal en los trópicos antes de la Segunda Guerra Mundial, se fortaleció sobre todo debido a la expectación creada alrededor del explosivo crecimiento demográfico en el Tercer Mundo a partir de la posguerra. Otro elemento de capital importancia refiere al hecho de que, es a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando se consolidan los entramados privados de producción de fertilizantes químicos y, con ello, se estructura un mercado global de insumos con una oferta creciente de energéticos, a la espera de una correspondiente demanda creciente desde la agricultura. Los arroces semienanos (tanto como los trigos semienanos) fueron el eslabón vegetal para la expansión de esta potente industria global. 39 Otra respuesta se relaciona con el papel del IRRI como catalizador institucional de la selección genética, así como con su capacidad para controlar y gestionar bancos de germoplasma de arroz. El respaldo financiero recibido por fundaciones privadas y el apoyo político del gobierno estadounidense, le permitieron constituirse en el agente institucional de referencia en la selección genética en arroz, al menos para el Tercer Mundo. Visto en 37

CHANDLER. Arroz en los trópicos, p. 19-20. ATHWAL, D.S. “Semidwarf Rice in Global Food Needs”. The Quaterly Review of Biology, Vol. 46, N. 1 (Marzo de 1971), p. 17. 39 ATHWAL, Semidwarf Rice, p. 16-17. 38

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perspectiva, el IRRI hizo las veces de un agente “direccionador” del intercambio genético global en el grano, marcando la tendencia de la selección hacia las variedades semienanas y distribuyendo, gracias a sus bancos de germoplasma, los genes característicos y deseados de un continente a otro, mediante un eficiente sistema de integración con los programas nacionales existentes en cada país. Bastan datos puntuales para subrayar la trascendencia de la labor del IRRI en el denominado intercambio genético transcontinental de la segunda mitad del siglo XX. En un estudio publicado en la década de 1990, Robert Evenson junto a Douglas Gollin, analizaron la base de datos de variedades del IRRI, intentando identificar los patrones y las tendencias de la selección varietal implementada por el instituto desde la década de 1960. Según estos autores, casi la mitad de las variedades de arroz liberadas entre 1965 y 1974 en el Tercer Mundo (y Estados Unidos) tenían un ancestro en variedades generadas por el IRRI, una tendencia que aumentó hasta el 72 por ciento de las variedades entre 1981 y 1990.40 Otra manera de contemplar el peso del instituto es mediante la forma como se va complejizando el proceso de selección genética al paso de las décadas. Así por ejemplo, mientras que antes de 1960 por lo general una variedad liberada contaba con cerca de 3 variedades locales en su genealogía, en la década de 1970 contaba con 7 u 8 variedades o líneas puras.41 Un dato determinante es el hecho de que, del total de los ancestros que permitieron el desarrollo de nuevas variedades en los programas nacionales (11592 ancestros), poco más de 8 mil de estos provenían del IRRI.42

-

La selección genética en la producción de arroz en Costa Rica: caso de estudio

Entre 1940 y 1980, la producción de arroz en Costa Rica, así como los ensayos sobre selección varietal se desarrollaron alrededor de tres grupos de variedades: plantas de porte alto provenientes de Estados Unidos, variedades de porte alto de Surinam y plantas de porte bajo, genéticamente relacionadas con IR8, liberadas por el IRRI en Filipinas y en el Centro de Investigaciones en Agricultura Tropical (CIAT), en Colombia. Especialmente a partir de 1951, cuando se crea una Sección en Arroz, en el entonces Ministerio de Agricultura e Industrias (MAI), estos ensayos se enmarcaron en los esfuerzos de los gobiernos nacionales por aumentar la producción nacional de arroz y abastecer así un mercado que, sobre todo antes de la Segunda Guerra Mundial, estaba sujeto aún a la dinámica fluctuante de las importaciones. En general, la secuencia del cambio varietal puede describirse de la siguiente manera:

Entre Louisiana y Surinam: el auge las variedades índicas El grupo de las variedades “americanas” estaba formado por Fortuna, Magnolia, Zenith, Rexoro, Nira, Arkrose y Blue Rose. Estas plantas llegaron al país durante las primeras décadas del siglo XX, provenientes del sur de Estados Unidos, mayoritariamente del sureste de Texas y de los estados de Arkansas y Louisiana; regiones en las cuales el 40

EVENSON, R.; GOLLIN, D. Genetic Resources, International Organizations, and Improvement in Rice Varieties. Economic Development and Cultural Change, Vol. 45, N. 3 (Abril de 1997), p. 481 41 EVENSON; GOLLIN, Genetic Resources, p. 479. 42 EVENSON, GOLLIN, Genetic Resources, p. 482.

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arroz experimentaba una intensa transformación socioeconómica y técnica. 43 Muchas de estas variedades fueron seleccionadas y liberadas en estaciones experimentales situadas en Beaumont, Texas, y Crowley, Louisiana. 44 Por ejemplo, Fortuna fue seleccionada en Crowley, en 1911. Era una planta de crecimiento vigoroso y de maduración tardía, desarrollada a partir de la variedad Pa Chiam, importada desde Taiwán. Magnolia fue seleccionada en 1929 en Crowley, al igual que Nira, liberada en 1932 y con genes procedentes de Filipinas, así como Blue Rose, seleccionada en 1907 a partir de una variedad japonesa. 45 A partir de la posguerra las variedades americanas que concentraron la atención de los agrónomos costarricenses fueron Texas Patna, Bluebonnet y Bluebonnet 50. Texas Patna fue introducida al país en 1950 y se caracterizaba por su porte alto, grano largo y de una buena calidad culinaria. Parecidos rasgos mostraban las variedades Bluebonnet y Bluebonnet 50, seleccionadas por Henry Beachell en la década de 1940, en Beaumont, Texas. El segundo grupo de variedades ingresó a mediados de la década de 1950, procedente de Surinam. Desde inicios del siglo XX las autoridades holandesas se interesaron por modernizar y mecanizar la producción de arroz en ese lugar. Aunque se realizaron estudios y experiencias previas en la década de 1930, dicho interés se materializó en 1949 con la creación de la Foundation for Mechanised Agriculture (Stichting Machinate Landbouw, SML).46 La presión debido a la demanda de alimentos en Holanda durante la posguerra motivó que se brindara una especial atención a la selección de variedades adaptadas a la mecanización, con rendimientos crecientes y con una calidad de grano compatible con los patrones europeos. Para tales fines se contrataron científicos holandeses, graduados en su mayor parte de Wageningen, como J.J. Manstenbreek, J.G.J. van de Meulen y H. ten Have.47 Asimismo, se realizaron selecciones a partir de cruces con variedades de Estados Unidos, como Rexoro, Bluebelle y Lacrosse, así como de Indonesia y Filipinas, entre otros países. Fruto de esta experimentación, a Costa Rica llegaron las variedades Dima, SML Nagali, SML Tapuripa, SML Apura, SML Temerín, SML Gaabi, y SML Washabo, entre otras.48 Estas semillas gozaron de un reconocido prestigio entre los productores costarricenses por varias razones. Se trataba, por una parte, de plantas desarrolladas en un contexto tropical más o menos semejante al costarricense, por lo que ofrecieron una gran adaptabilidad ecológica a las diferentes zonas de cultivo del país. Por 43

Véase: DANIEL, Pete. Breaking the Land. The Transformation of Cotton, Tobacco and Rice Cultures since 1880. EEUU: University of Illinois Press, 1986. 44 Algunos de los centros de experimentación más importantes fueron: Rice Experimental Station at Crowley, establecida en 1909; Biggs Rice Field Station, en Biggs, California; y Rice Experiment Station at Beaumont, en Texas, creadas en 1912. Otro centro fue Rice Branch Experiment Station at Stuttgart, en Arkansas, abierta en 1926. Véase: ROY ADAIR, C., BEACHELL, H.M et al. “Rice Breeding and Testing Methods in the United States”, en: US DEPARTMENT OF AGRICULTURE. Rice in the United States: Varieties and Production, Agriculture Handbook No. 289, Washington, D.C., 1966, p. 19. 45 JOHNSTON, T.H. “Registration of Rice Varieties”. Gramene.org-Newsletters-Rice Registration (http://www.gramene.org/newsletters/varieties) 46 MAAT, Harro. Science Cultivating Practice: A History of Agricultural Science in the Netherlands and its Colonies 1863-1986. Holanda: Wageningen University, 2001, p. 195-206. 47 MAAT. Science Cultivating Practice, p. 200-201. 48 Sobre la experimentación con Dima, véase: MINISTERIO DE AGRICULTURA E INDUSTRIAS. Memoria Anual de 1958, p. 17-19, y, MINISTERIO DE AGRICULTURA E INDUSTRIAS. Memoria Anual de 1960, p. 16-17.

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otra parte, mostraron una producción por hectárea que podía alcanzar incluso las tres toneladas y contaban con un atributo final decisivo: su grano era largo y atractivo para el consumidor.49 “Lo pequeño es hermoso”: el IR-8 y el predominio del porte bajo Las variedades “americanas” y de Surinam tenían como rasgo en común el porte alto. Eran plantas que se adecuaban al cultivo de tipo familiar, intensivo en mano de obra y asentado sobre tierras de ladera. Presentaban, además, una notable adaptación a las variaciones climáticas, tales como sequías o lluvias excesivas. Se desarrollaban bien en el secano y, como se dijo antes, ofrecían un tipo de grano apetecido por los consumidores y los molineros locales. No obstante lo anterior, estas variedades no se acoplaron como se esperaba al proceso de intensificación productiva del arroz. Los principales problemas que enfrentaron estaban relacionados con una práctica determinante para la nueva tecnología: la fertilización química. En efecto, el primer problema era la baja sensibilidad que mostraban las plantas ante la aplicación de fertilizantes químicos. Antes que incrementar la producción, una excesiva fertilización podía generar el “desarrollo exuberante” de la planta, y con ello propiciar el volcamiento, afectando de esta forma la producción final. Según Murillo y González, en Costa Rica una variedad como Bluebonnet 50 respondía favorablemente a la fertilización, siempre y cuando ésta no superara los 30 kg de nitrógeno por hectárea. Las variedades de Surinam, como Tapuripa o Alupi tenían un piso superior: entre los 60 y los 70 kg de nitrógeno por hectárea.51 El segundo problema fue decisivo para el camino que tomó la selección varietal a partir de 1970: en estas variedades la aplicación excesiva de nitrógeno propiciaba una mayor susceptibilidad al ataque de la enfermedad Piricularia. 52 50

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VARGAS, Alberto. “El arroz”, en: BANCO CENTRAL DE COSTA RICA. La actividad arrocera en Costa Rica. San José, Costa Rica: Banco Central de Costa Rica, 1970, p. 5. Sobre las expectativas ante estas variedades, véase: MINISTERIO DE AGRICULTURA E INDUSTRIAS; OEA; IICA; FAO. Informe preliminar de labores. San José: Primera reunión de directores de Extensión Agrícola de México, Centroamérica, el Caribe y Panamá, 1957, p. 9-11. El Ingeniero Agrónomo Alberto Vargas Barquero tuvo un papel relevante en la selección genética implementada a partir de estas variedades. Vargas se graduó como Agrónomo en la Universidad de Costa Rica en 1952. Fungió como técnico del Servicio Técnico Interamericano de Ciencias Agrícolas (STICA), desde donde pasó al Ministerio de Agricultura e Industrias (MAI), para especializarse en arroz. Recibió capacitación en Estados Unidos, en programas agrícolas en la Universidad de Texas A&M, la Universidad de Florida, Illinois y Mississippi. También realizó estancias en Chile, en la Universidad de Concepción, en Brasil (Campinas) y en Surinam. 50 Fuente: Entrevista con Alberto Vargas Barquero, San José, Costa Rica, Marzo-Abril-Mayo de 2009. 51 Las plantas asociadas genéticamente con el IR8 respondían satisfactoriamente incluso a 175 kg de nitrógeno por hectárea. Véase: MURILLO, José; GONZÁLEZ, Rolando. Manual de producción para arroz secano en Costa Rica. San José, Costa Rica: CAFESA, 1982, p. 73. 52 Esta es una de las principales enfermedades que afectan a la planta de arroz. Es provocada por un hongo que ataca las hojas, los nudos del tallo y la panícula. Se desarrolla en contextos ambientales de elevada humedad y de lluvias prolongadas, y en plantas con excesiva fertilización y acumulación de nitrógeno. Véase: MURILLO; GONZÁLEZ. Manual de producción, p. 73, 109-110.

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Mapa 1. Regiones productoras de arroz en el Pacífico de Costa Rica en las décadas de 1960 y 1970

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Fig. 6 y 7. Campos de experimentación de arroz en Belén, Costa Rica en la década de 1970 (Fuente: Archivo del Consejo Nacional de Producción)

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La introducción de variedades del IRRI a partir de 1965 generó grandes expectativas, y en particular, los experimentos con IR8, el “tipo ideal” de planta moderna de arroz.53 Esta variedad era de porte bajo, de entre 90 y 100 centímetros, de tallos cortos y fuertes, resistentes al volcamiento cuando se aplicaban elevadas dosis de fertilización nitrogenada, o cuando afectaban el viento y las lluvias. Sus hojas eran cortas y erectas, facilitando la captación de luz solar y mejorando con ello su capacidad fotosintética. Además, presentaba capacidad al macollamiento, lo que favorecía una mayor producción de panículas por área cultivada. Asimismo, tenía una elevada razón grano-paja, cercana al 50 por ciento, que superaba la razón predominante en las variedades “tradicionales”, en las que cerca de una tercera parte del total correspondía a grano. Finalmente, al mostrar insensibilidad al fotoperíodo permitía su desarrollo óptimo en los trópicos independientemente de la época en la cual se sembrara.54 Debido a su porte bajo, los materiales asociados con el IR8 lograron resolver el problema del volcamiento, y gracias a su elevada sensibilidad a la fertilización química, ofrecieron rendimientos por hectárea que superaron los promedios de las variedades de porte alto. Sin embargo, al cabo de poco tiempo evidenciaron dos limitaciones que cuestionaron su idoneidad: en primer lugar, su grano era corto y no correspondía con los estándares de calidad que ofrecían las variedades americanas y de Surinam. En segundo lugar, luego de dos años de cultivo estas variedades “quebraron” su resistencia a Piricularia. 55 Aunque en los siguientes años se intentó resolver este problema mediante la introducción de semillas genéticamente relacionadas con IR8, como CICA-4 (seleccionada en el CIAT-Colombia) y la variedad IR22, los resultados positivos fueron solamente temporales. Como se dijo antes, entre 1960 y 1970 la selección genética tuvo que enfrentar la presión de umbrales agroecológicos que impidieron que el rendimiento por hectárea, el gran objetivo del proceso, se incrementara al ritmo deseado. Entonces, ¿Cuál fue el cambio que permitió superar dichos umbrales? Manteniendo la atención sobre el elemento genético, desde nuestro punto de vista el “gran cambio” estuvo relacionado con la selección de la variedad CR 1113, la cual, además de ofrecer un mayor rendimiento por hectárea, mostró una combinación de características hasta entonces ausente en las variedades de porte bajo: resistencia al ataque de Piricularia y una calidad de grano al gusto del mercado costarricense. CR 1113 era una planta de paja corta, de tallos gruesos, hojas erectas y buen macollamiento.56 Florecía entre los 95 y 100 días después de la siembra. Aunque no era resistente por completo a Piricularia, tenía la ventaja de recuperarse a su ataque. Otra característica de valor era que se adaptaba relativamente bien al cultivo en secano y a la irregularidad de las lluvias. Era, además, una planta vigorosa que presentaba la última de las ventajas significativas: tenía un grano de buena calidad molinera, apetecido, además, por los consumidores.57 CR 1113 surgió de una línea seleccionada en 1969 en el IRRI, de 53

Sobre las primeras evaluaciones de estas variedades, véase: MINISTERIO DE AGRICULTURA Y GANADERÍA. Memoria Anual de 1965, p. 45. Sobre pruebas de fertilización química con IR8: MINISTERIO DE AGRICULTURA Y GANADERÍA. Memoria Anual de 1968, p. 73. 54 CHANDLER. Arroz en los trópicos, p. 41-42. 55 MURILLO, GONZÁLEZ. Manual de producción, p. 73. 56 MURILLO, GONZÁLEZ. Manual de producción, p. 36-37. 57 En 1974, CR 1113 abarcaba el 7 por ciento del área cultivada en arroz, mientras que sólo un año después, en 1975, llegó a cubrir más del 90 por ciento del total de los sembradíos. Véase: MINISTERIO DE AGRICULTURA Y GANADERÍA. Memoria Anual de 1975, p. 107.

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una cruza entre IR8/2 y Pankhari 203. Se liberó en 1973, en el contexto del Programa Nacional de Investigaciones en Arroz del Ministerio de Agricultura y Ganadería, siendo el resultado del trabajo de un equipo de especialistas, liderado por el Ingeniero Agrónomo José Israel Murillo. La presencia de Murillo en el equipo no era fortuita: a finales de los sesentas había realizado una estancia de investigación en el CIAT, donde tuvo contacto con Peter R. Jennings; una experiencia que le permitió asumir un papel relevante en la introducción de materiales genéticos provenientes del IRRI y del CIAT.58

La consolidación varietal ocurrió en forma paralela a la constitución de un sistema de cultivo adecuado para el desarrollo de los nuevos materiales genéticos. Este sistema de cultivo se articuló a partir de la incorporación de la mecanización en las labores de preparación de las tierras y la cosecha, así como de la introducción de los fertilizantes de origen químico.59 La plantación de arroz se convirtió en un espacio simplificado en cuanto al manejo del suelo y el predominio del monocultivo, densamente desarrollado, lo que presionó a la atención de problemas de “plagas” de insectos y animales, incluyendo aves y roedores. Además, hubo un cambio que jugó un papel decisivo y que contribuyó finalmente a la instalación de la Revolución Verde en la producción local: la extensión en el uso de químicos para el control de las denominadas “malezas”, especialmente, de los productos comerciales tipo STAM LV-10, STAM F 400, Surcopur y Herbax (entre otros), genéricamente conocidos como “propanil”. Según investigadores de la época, este producto “…vino a resolver los serios problemas de malezas gramíneas, que limitaban la extensión en área del cultivo de arroz”.60 El “propanil” redujo la demanda de mano de obra para la “limpieza” de los arrozales y optimizó la aplicación del fertilizante químico sobre la planta de arroz. De ese modo, resolvió un “cuello de botella” técnico que permitió la expansión de los sembradíos y el aumento del rendimiento por hectárea. La Revolución Verde “a la tica” había cerrado su ciclo de desarrollo primario, finalmente.

Conclusiones El impacto de la Revolución Verde sobre el intercambio genético transcontinental es un tema que ha sido abordado relativamente poco, si se compara con otros procesos vinculados con la modernización tecnológica de posguerra en el Tercer Mundo. Desde nuestro punto de vista, una vía para reconstruir los patrones de este intercambio consiste en la comparación con los patrones de la circulación de plantas y variedades entre los continentes en un período inmediatamente anterior, entre la segunda mitad del siglo XIX (cuando la Agronomía empieza a asentarse como una ciencia) y la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, el seguimiento a las variedades y, especialmente, el seguimiento a las plantas en su relación con el agrónomo (o científico) y su cultura agronómica, nos 58

Sobre la investigación genética en arroz, desarrollada en Colombia en el contexto del CIAT (y fuera de éste), véase: BALCÁZAR, Álvaro et al. Cambio técnico en la producción de arroz en Colombia 1950-1979. Bogotá, Colombia: IICA, 1980. 59 Sobre mecanización en arroz, véase: ROSALES, Miguel. Efectos de la mecanización sobre la utilización de mano de obra en los cultivos de arroz y caña de azúcar. Tesis de Ingeniería Agronómica. San José, Costa Rica: Universidad de Costa Rica, 1976. 60 MURILLO; GONZÁLEZ. Manual de producción, p. 88.

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parece un tema de estudio de un notable potencial. En esta línea, un aspecto de vital importancia es la reconstrucción de genealogías de las variedades, que permitan encontrar los vínculos entre plantas, agrónomos e institutos de investigación. Sobre todo en lo que respecta a esto último, bien puede ser este el caso, como en las novelas policiacas, en el que la pista (la planta, pues) esconde tras de sí la trama decisiva de la historia.

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