Ensayo \" El hombre y sus dobles \" La existencia de una no realidad

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Descripción

Ensayo “El hombre y sus dobles” La existencia de una no realidad. En un intento de acercarme a la comprensión del lenguaje en su ámbito literario, el texto de Michael Focault en su capítulo noveno “Las palabras y las cosas” me ha resultado inquietante e interesante para abordarlo en una especie de ejercicio sinéstesico, llevando las ideas que me han surgido del análisis del texto, del ámbito del lenguaje escrito, al del discurso gráfico, más propiamente en el área del dibujo como medio primordial para la generación de lenguajes de representación gráfica en todas sus resoluciones y niveles de la imagen, de manera similar como lo hace Focault al interpretar la pintura de de Diego de Velázquez “Las Meninas”; obra de la cual profundizare más adelante, no sin antes señalar algunos planteamientos del texto que interpreto para exponer mis planteamientos personales. Partiendo de esto intentare dar una opinión sobre lo que para mí ha representado el conocimiento en un lapso de tiempo muy significativo, esa brecha histórica de la cultura en los últimos veinte años en el proceso de la globalización occidental de la civilización. “…nos parece que del saber clásico lo sabemos todo si comprendemos que es racionalista, que otorga, desde Galileo y Descartes, un privilegio absoluto a la Mecánica, que supone un ordenamiento general de la naturaleza, que admite una posibilidad de análisis muy radical para descubrir el elemento o el origen, pero que presiente ya, a través de todos estos conceptos del entendimiento y a pesar de ellos, el movimiento de la vida, el espesor de la historia y el desorden, tan difícil de dominar, de la naturaleza.” Esta ruptura del orden clásico marca nuestra modernidad y podemos considerar que todo lo que nos define y expresa radica en el lenguaje, esta habilidad para ordenar la sucesión de palabras y se conecten con el sentido del pensamiento. El lenguaje produce discursos, y los discursos son parte de la narrativa, en el uso de la palabra y sus representaciones, el Hombre se define y se representa por el lenguaje, es la base de la comunicación y generación de conocimiento susceptible de trasmitirse y ser aprendido. Nuestra percepción sensorial es la respuesta empírica de la noción del ser y la realidad y es manifiesta en los lenguajes desde el origen; y el contacto con la naturaleza da forma a

su representación aprendida. En nuestro afán de permanencia, la supervivencia del hombre se ha definido por la gran capacidad de generar conocimientos, estos aportaron la capacidad para adaptar la naturaleza y aprovecharla para crear las herramientas materiales y conceptuales que definieron las culturas de todas las épocas en lo que conocemos como proceso civilizador. Pero volvamos a la idea del lenguaje y el medio de la narrativa. Esto nos centra en la práctica del conocimiento histórico. El orden de la historia que ha evolucionado con la concepción cambiante de nuestras percepciones. En la historia de la civilización se han ido sentando también como “evolución” la concepción mental de las ideas como manifestación del pensamiento humano en todas las épocas de las que tenemos registro y vestigios sugerentes de nuestra presencia en este mundo. Esta evolución de las ideas por así nombrar al proceso de la percepción material del ser humano y su conciencia interna, determina como Focault lo plantea en su texto y en contraposición a los valores de la modernidad al lenguaje literario como una forma de entender y abordar el estudio de la historia en una dialéctica de lo trascendental. Estamos acostumbrados a los sucesos, su geografía, las fechas, nombres y momentos que se manejan en la enseñanza de la historia convencional. La historia nos da la referencia de los momentos en relación al tiempo, pero también la percepción del tiempo lineal y del tiempo relativo evoluciono de forma específica en cada cultura. Aunque el tiempo no era considerado más que para la data de esos hechos en el registro de series cronológicas, o como una herramienta para determinar los procesos agrícolas, aun con el proceso del carbono catorce podemos datar objetos y su probable edad; pero la evolución de las ideas solo deja vestigios en las narraciones, las cuales podemos aplicar un proceso teleológico, modelos analógicos y sugerencias hipotéticas a los aspectos antropológicos. Esto adentraría el lenguaje literario a la práctica de la hermenéutica. Aun así con la interpretación no podemos llegar a una radiografía del pensamiento histórico de las épocas pasadas con el cual se identifica y define a una cultura por sus efectos certeros en la realidad histórica. Tampoco podemos emitir una verdad concreta u objetiva sobre hechos pasados que definieron la conciencia del pensamiento como la arqueología

moderna ha tratado de manejar en el estudio de los objetos históricos, todo es representación. “Separado de la representación, el lenguaje no existe de ahora en adelante y hasta llegar a nosotros más que de un modo disperso: para los filólogos las palabras son como otros tantos objetos constituidos y depositados por la historia; para quienes quieren formalizar, el lenguaje debe despojarse de su contenido concreto y no dejar aparecer más que las formas universalmente válidas del discurso; si se quiere interpretar, entonces las palabras se convierten en un texto que hay que cortar para poder ver aparecer a plena luz ese otro sentido que ocultan; por último, el lenguaje llega a surgir para si mismo en un acto de escribir que no designa más que a si mismo.” La idea, esa representación vaga en nuestra mente; pero evidente en nuestra conciencia perceptiva, define la imagen que tenemos de las cosas y su función en el mundo conocido por nuestros sentidos. La respuesta empírica desde esta noción objetivista y pragmática de la realidad nombramos todas las cosas, las definimos, las catalogamos, las referenciamos y cuantificamos. Es la palabra la manifestación primaria de la idea, esta define el lenguaje como nuestro medio de comunicar conocimientos los cuales por esto son: definidos, catalogado, cuantificados y referenciados. Tenemos su historia en base a vestigios materiales y a la escritura que prevaleció, el manejo de fuentes es útil pero esto ya es una labor ardua e imposible a la manera detectivesca para poder llegar a un acercamiento de la realidad histórica en cuanto el pasado es más lejano. La referencia de grupos e imperios en la historia antigua, las guerras y edificaciones, las sociedad naciente de las épocas clásicas, el mundo moderno occidentalizado, definen nuestra la cultura en todos los ámbitos en las postimerias del siglo XX y el principio del siglo XXI. No es posible tener una realidad concreta del pasado ni siquiera con la genealogía de sus objetos, ni interpretando de manera literal su narrativa, aun con los registros cronológicos, genealógicos, seguimos teniendo solamente nociones a la manera de la tradición oral, en ese lenguaje epicditico de los mitos y leyendas. También resulta complejo definir la historia presente, pero sabemos que somos consecuencia de ese pasado o más bien su continuidad. Representar el presente, es representar la historia

pasada, la palabra permanece en nosotros, el lenguaje cambia con la historia y se transforma, y aun mas, crea nuevos lenguajes. “Es necesario Hacer notar que, en la episteme clásica, las funciones de la “naturaleza” y la naturaleza humana se oponían de un cabo a otro: la naturaleza hacia surgir, por el juego de una yuxtaposición real y desordenada, la diferencia en el continuo ordenado de los seres; la naturaleza humana hacia aparecer lo idéntico en la cadena desordenada de las representaciones y lo hacia por medio de un juego de exposición de imágenes.” En el planteamiento de la existencia humana ¿Qué soy? es la evidencia del ser, da un salto en la conciencia del conocimiento del ser y su lugar en la naturaleza, la posición del rey. Y esto se abre a una dialéctica donde el discurso clásico, es aprovechado por los medios de poder como una manera de convencer y dirigirnos hacia el control y el orden del trabajo y la producción. Aquí se introduce la paradoja, la que nos ha acompañado en todo nuestro existir como cultura configurada por seres pensantes. El manejo de las polaridades es propio de nuestra historia presente nos enseña que no hay soluciones, solo hay cambios en la manera de percibir las cosas y en nuestras representaciones. Avanzamos materialmente en el dominio de la naturaleza y diametralmente retrocedemos en el conocimiento del ser y el misterio de la existencia. La “Paradoxa” infiere en las instituciones dogmaticas de las creencias escolásticas y el positivismo moderno y hace tambalear nuestra representación de la historia como una exigencia de cambio y renovación, propios para la permanencia y vigencia de la especie humana, la filosofía y sus concepciones trasmuta en ordenes más complejos así como la ética, la moral y el arte. Los grandes pensadores modernos han comprendido que en la realidad fundamental de la existencia no es posible evadir las contradicciones inherentes a la vida. La mentalidad de nuestro presente histórico se expande y en esta recursividad ha dado pautas a conocimientos nuevos en todos los ámbitos, ideas integradoras y transdiciplinarias en los campos de la praxis y la teoría, superando la inversión de la praxis, pero creo que con una necesidad más integradora en sus relaciones de un proceso de generar conocimientos. Su respuesta serian las ciencias de avanzada como la física

cuántica, la teoría del caos, los planteamientos sobre el orden material y el espiritual. La nueva mentalidad es espaciosa, tiene amplia capacidad para las ambigüedades del mundo, para sentimientos conflictivos, para ideas contradictorias. “¿Qué debo ser, yo que pienso y soy mi pensamiento, para que sea aquello que no pienso, para que mi pensamiento sea aquello que no soy?” Los efectos contradictorios que heredamos de la historia pasada están presentes en nuestra contemporaneidad. Y deambulan en el pensamiento humano diversidad de discursos y filosofías que desembocan en ideologías dispares manifiestos en los medios de comunicación, en los círculos políticos, religiosos y científicos. Oliver Reboul sostiene que una ideología aspira al dominio, y este se expresa primeramente en el lenguaje: confisca la palabra, la monopoliza. Para cualquier ideología “Solo existen los medios de seducción o la violencia, pasando por la censura y la ocultación de los hechos” Por el lenguaje la ideología le ahorra al poder el recurso de la violencia, suspende el empleo de esta, o la reduce al estado de amenaza. Por el lenguaje, en fin, la ideología legitimiza la violencia cuando el poder tiene que recurrir a ella, haciéndola aparecer como derecho, como necesidad, como razón de estado, en suma disimulando su carácter de violencia. (Tomado del libro y sus orillas pag 18.) Esto también es propio del lenguaje de poderes de influencia a los cuales nos sometemos como sociedad moderna. Pero la palabra sigue contenida en la humanidad donde el mismo ser humano en su evolución natural, lleva consigo la evolución de las ideas, en la palabra manifiesta y contenida en el lenguaje, en sus cuestionamientos y conclusiones siempre cambiantes como entes orgánicos amorfos que se definen en formas distintas según sean interpretadas y concluidas. Somos depositarios de generación en generación como carcasas de las ideas que han ido conformando nuestro existir como especie, somos depositarios y vestigio de la palabra primordial. “El modo de ser de la vida y aquello mismo que hace que la vida no exista sin preescribirme sus formas, me son dados, fundamentalmente por mi cuerpo…” “…esta marcada por la espacialidad del cuerpo, por el hueco del deseo y el tiempo del lenguaje…”

Esto posiciona nuestros pies en la arena de presente, en una época donde vuelven todos los niveles de pensamiento filosófico, donde la diversidad cultural nos da referencia de la creencia del mundo en distintas época de civilización siempre marcadas con un tiempo de caducidad y el hombre mismo descubre su finitud. “El limite manifiesto en el orden natural de las cosas “El limite no se manifiesta como determinación impuesta al hombre desde el exterior (por que tiene una naturaleza o una historia), sino como finitud fundamental que no reposa mas que en su propio hecho y se abre a la positividad de todo limite concreto” En la actualidad podemos ver los niveles de surgimiento, esplendor y caída de grupos culturales semejantes a los que se vivieron en el pasado y que representan las fases de la historia de la cultura, hay lugares donde aún existen tribus nómadas y aborígenes con prácticas de la edad de piedras, lugares con grupo en poblados al estilo medieval, sociedades tecnificadas con sus matices de subculturas embutidas en la urbanidad de las grandes ciudades. La globalización define un nuevo lenguaje que conecta todo con el todo en una especie de “transpostmodernidad distopica” Perdón por usar esta suerte de neologismo que tal vez ya exista, pero pienso en esta época en como la hubiera visualizado Focault, en sus últimos días. Haciendo referencia a la risa de Focault, es posible que entendiera otro tipo de significado a su analítica de la finitud, tal vez la pregunta existencial que más nos abruma, no es que hay después de la muerte. Tal vez la risa de Focault se debía al planteamiento filosófico sobre la historia misma y la evolución de las ideas en el ser consciente; es decir como continuaría en el futuro y como se configuraría el lenguaje escribiendo la historia de las mentalidades, después de nuestra muerte material individual. Alguna vez comentaba en una clase donde se toco el tema de la muerte y después de bucear en algunas ideas metafísicas, solo atine a decir que si moría, tendría más curiosidad por saber qué nuevo libro aun no escrito no podre leer, o cuales serian los estrenos en el cine el próximo verano, o que eventos y exposiciones que ya no vería, pero alguien más le tocaría configurar y percibir ese futuro inaccesible a nuestro límite temporal y existencial. Siempre s hay cosas nuevas en este vertiginoso tiempo que de una forma individual no podemos abarcarlo todo. De igual manera aplicado a la colectividad. La idea del fin de la civilización resulta tan recurrente y sigue planteándose

en la escatología. La pregunta de la finitud aplica a nuestra existencia, aunque podemos determinar una imagen de lo infinito, no nos es accesible, y se especula en el campo de lo espiritual en un discurso escatológico que según Focault nos lleva a un intento de construir una metafísica del infinito. Nosotros nos extinguimos al morir, pero el lenguaje prevalece en los humanos futuros, creo que no es una ley de continuidad del ser humano como sujeto empírico- trascendental, ya que en el sentido físico y de procesos fisiológicos pertenecemos al reino natural, la naturaleza define la ser humano al igual que los animales y las plantas que igual sobreviven y permanecen por un tiempo pero igual terminan extinguiéndose; pero por el pensamiento nuestra naturaleza interna nos define como esa carcasa humana de las ideas, que aun frágil a las condiciones cambiantes del entorno natural prevalece. Esto plantea un cumulo de preguntas que siguen surgiendo en la existencia misma. “Toda la curiosidad de nuestro pensamiento se aloja en la palabra” “…para Nietzche no se trataba de saber que eran en si el bien y el mal, sino que era designado o, mas bien quién hablaba, Ya que para designarse se decía agathos y deilos para designar a los otros.” “A esta pregunta Nietzcheniana: ¿quién habla? Responde Mallarmé y no deja de retomar su respuesta al decir que quien habla, en su soledad, en su fragilidad, en su nada, es la palabra misma -no en el sentido de la palabra, sino en su ser enigmático y precario.” La palabra cumple la función de designar, en esta practica transdiciplinaria, tomo estas ideas y las llevo al campo del arte. En nuestro proceso mental las ideas son imágenes, que asumimos de acuerdo a nuestro aprendizaje sensorial. El pensar es crear la imagen, la imagen es la palabra que surge del aliento de nuestra voz, entonces codificamos nuestros pensamientos en el lenguaje. Imaginación, imaginería, nos llevan al terreno de la simulación. La imaginación simula la idea, la transmite en la palabra, la hace permanecer en la escritura y se constituye en el lenguaje. El lugar del Rey en el texto de Foucault es una profundización en la significación del lenguaje más allá de la palabra escrita, la imagen en el nivel realista que configura significados profundos y complejos. Es

decir el manejo de capas de significados dentro de un espacio compositivo. Esto considerando el término del dibujo como diseño. El diseño proviene de la palabra que representa la idea o de una forma expresiva de trasmisión de la idea, un atajo de la imagen mental a la imagen representada, sugiriendo en su contenido la significación de la palabra, por lo tanto el lenguaje mismo en otra de sus variantes de la teoría y la praxis. El signo puntualiza y representa la idea que ha de ser generalizada, es decir significar la imagen. Designar también establece la serie de puntualizaciones para la acción del ser en una relación causal que nos han de llevar a un entendimiento más complejo: de A a B, de B a C o de 1 a 2, 2 a 3, y así sucesivamente desde hacia la respuesta pragmática. Así es como el tiempo también ha sido designado cronológicamente en esta manera secuencial, aunque en otras culturas su forma era circular, es decir ciclos que terminan y empiezan otros. Es la idea lineal y clásica un punto nos lleva a otro punto y su conexión revela una linea, o de la aplicación cartesiana y la serie de pasos del método científico. El diseño cumple con la manifestación en la evolución del pensamiento, ya que sintetiza y ordena lo que debe de hacerse. La palabra Diseño sin profundizar tanto en su significado dado por la especialización moderna, se proyecta a distintas áreas donde se cumple con la representación de la espacialidad; pero en su nivel de método, concretamente sugiere pre visualizar una serie de acciones hacia el futuro. El diseño cumple su función en tiempo, forma y espacio, y nos ha acompañado en toda la historia de la civilización humana desde aquel hombre que con su mano pigmentada imprimió su huella en una cueva, luego dibujo formas, círculos y espirales. “…En cambio el punto de encuentro entre la representación y el ser, allí donde se entrecruzan la naturaleza humana –en este lugar en el que en nuestros días creemos conocer la existencia, irrecursable y enigmática del hombre-…” La descripción de Focault y su análisis del cuadro Las Menina, sugiere la representación al estilo del pensamiento clásico, pero lo encuentro interesante por ser un punto de vista desde el arte hacia las otras esferas del tratamiento filosófico. Describe el hombre en su naturaleza finita en su posición cartesiana, pero aun más allá también subyacen significados universales, en distintas esferas. Aquí en su diseño se contiene un

espacio cerrado donde el manejo de la representación visual resuelve todos los problemas clásicos en la estructura de la composición: líneas, perspectiva, armonía, ritmo, y contraste. Un plano bidimensional sugiere la realidad tridimensional, aun más la duplica al integrarse el mismo pintor y hacerse parte la obra. El efecto del Rey reflejado en el espejo sugiere una espacialidad con ese efecto que tienen los espejos de ampliar el espacio, o darnos una visión complementaria del entorno. Una especie propuesta barroca de Alicia a través del espejo, un reflejo para desentrañar su estética. La representación de sí mismo en la obra es un acto poético de integrar la realidad y todas las cosas y es lo que puede apreciar el espectador. La poética “poiesis”, aplicable al lenguaje por su estructura y de manera idéntica también al arte, no solo nos trasladamos a otro lenguaje, el de la imagen; sino a la estructura compositiva contiene el lenguaje visual que nos da la composición. No pasa mucho tiempo de contemplación de la obra cuando nos toma y nos hace parte de esa composición, es decir Velázquez introduce al espectador como parte de la obra en un efecto atemporal y completa el significado de la representación. Pero en el intento de la representación desde su influencia y época determinada, heredera de un pensamiento renacentista otorga esta visión nueva. Velázquez intuye verdades universales atemporales y aun vigentes. En su tesis de creación y representación Velásquez sostiene la realidad existencial de su época y Focault desde otra época vuelve a la interpretación pasado, para redefinir su idea presente. Yo en lo personal desde mi conocimiento y mi formación, he contemplado esa obra y me hago una serie de preguntas que me llevan desde la estética del arte y sus convenciones, la referencia histórica y su recursividad en los tratados de arte en la decodificación de la obra, que algunas veces me parecen exagerados; pero siempre me deja más preguntas, tal vez por eso me es placentero e inquietante observarla, me plantea un reto y un paréntesis en mi percepción de las cosas por mi formación visual. Así también me da la impresión que es un intento de retornar hacia el pasado, buscando lo olvidado, lo impensado, o también es una forma de recordar aquello olvidado, sospechar que siempre lo hemos sabido todo, y que ese proceso de aprendizaje, de construcción del conocimiento, es una búsqueda por el origen de la palabra primordial, aquella que desde un principio le dio la razón del ser al hombre y

la historia. Es más un intento por recordar el camino para regresar a casa, recogiendo las migajas que dejamos como pistas en el tiempo, o recordar que tejimos ese cordón de nudos que nos haga salir a la verdad una vez enfrentados nuestros más grandes temores como humanidad en el laberinto de la razón. ¿Sera este el motivo que mueve a la necesidad de crear, de expresar del ser humano, y se representa por medio del arte como un proceso de re significación? Las representaciones bidimensionales, emulan la realidad tridimensional en la dimensión espacial de las cosas. El orden de las ideas en un campo tridimensional comprendido en la composición del mundo material, sugiere la posibilidad de una extensión dimensional que describe la metafísica en un intento de contener al ser más allá de su finitud. Cada esfera del ser, dice Federico Amiel, tiende a una esfera más elevada y tiene ya de ella fulguraciones y presentimientos. El ideal bajo todas sus formas es la anticipación, la visión profética de esa existencia superior a la suya, a la que cada ser aspira siempre. Esa existencia superior en dignidad, es mas interior por su naturaleza es espiritual. Para crear algo nuevo es necesario volver a la infancia de la humanidad, regresar al punto de inicio, estar cara a cara con el misterio de nuestro origen. “El pensamiento de cuando Nietzsche, anuncio, bajo la forma de un acontecimiento inmediato, de Promesa-Amenaza, que el hombre dejaría de ser muy pronto –Y habría un superhombre-“ En nuestra sociedad occidental y desesperanzada, el orden material es perecedero, “consumase y tirese” La información ahora se contiene en medios electrónicos, la internet, la programación informática, las redes sociales, los avances científicos en las maquinas, la nanotecnología y tantos hitos que hemos visto en los últimos veinte años, han superado en tiempo y espacio toda la historia de producción creativa del ser humano, hemos visto de todo como nunca antes una sola generación pudo ser testigo. No solo existimos en nuestro ser, en nuestra espacialidad; también existimos en mundos virtuales, en nuestras mentes vivimos realidades dispares, accedemos a dimensiones y mundos alternos que nos ha dado acceso la tecnología. Pero esta programación mental

sigue un curso del consumismo perecedero, fechados en su caducidad o en su límite de garantía. ¿Qué es lo que realmente permanece en el registro de la historia? ¿Somos el vehículo para contener una conciencia de todas las cosas? De ser así podemos considerar que los últimos veinte años han sido una aceleración hacia el futuro para trasmitir la información que recabo la inteligencia humana, y nuestro cerebro será obsoleto ante los sucesos de la historia, la especie humana y su no ser esta ante su límite de caducidad y las nuevas realidades virtuales crearan la nueva inteligencia artificial, contendrá el saber y la verdad primordial en células de silicio en una futura realidad distópica. O tal vez estamos ante esa crisis que nos despierta en el origen de nuestro ser, en ese ADN inútil que pueda reactivar al ser humano en una evolución hacia una superconciencia, o una versión de si mismo mejorada y enfocada al interior de nuestras facultades como algo que tal vez terminaríamos designando como “Homo videns” en el próximo salto evolutivo. O asumiremos la verdad de un ser divino que dará respuesta a nuestra existencia. Sea como sea nadie sabría explicar el futuro. La historia está contenida en el ser, la carne es perecedera, la mente es memoria de la percepción del ser. La palabra es la vida misma. Solo somos su instrumento. “La verdadera impugnación del positivismo y de la escatología no esta, pues en un retorno a lo vivido (que a decir verdad, los confirma antes bien al enraizarlos)” Esta cuestión consistiría en preguntarse en realidad si el hombre existe. Se cree que es un juego de paradojas el suponer, aunque sea por un instante, lo que podrían ser el mundo, el pensamiento, y la verdad si el hombre no existiera” Tal parece que la piedra sigue siendo el objeto material más duradero capaz de resistir los embates del tiempo, y que a través de siglos y milenios logran conservar el vestigio de la palabra escrita, el lenguaje de lo que fue, la información de una historia que se ha diluido como las huellas de la arena en la playa, al final la piedra también será polvo. Solo el que camino por esa arena fue consciente de de sus huellas en cada paso que dio por esa playa. Erasmo Bernadac Graciano

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