\"En España no se lee\". El proyecto cultural de Círculo de Lectores (1962-2002)

July 15, 2017 | Autor: R. Jimeno Revilla | Categoría: Cultural History, Cultural Studies, Humanities, History of Books, Printing, and Publishing
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Descripción

“SEMBRANDO LIBROS, COSECHANDO LECTORES”. EL PROYECTO CULTURAL DE CÍRCULO DE LECTORES (19622002) Raquel Jimeno Revilla (Centro de Ciencias Humanas y Sociales-Consejo Superior de Investigaciones Científicas) “En España no se lee”. Nacimiento y desarrollo del Club

La creación de Círculo de Lectores en 1962 no es fruto de la casualidad. España experimenta en ese momento una serie de cambios fundamentales que modificarán profundamente la base política, económica y social del país que había sido construido después de la victoria de Franco en la Guerra Civil. La llegada al poder de un gobierno de tecnócratas, que establecería el desarrollo económico como prioridad absoluta sobre cualquier otro aspecto, es el punto de partida para la creación de los Planes de Desarrollo en agricultura, industria y turismo, con una serie de pactos a nivel europeo que culminarían con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986. En el plano cultural, la Ley de Prensa e Imprenta del Ministro de Información y Turismo Manuel Fraga trajo, desde 1966, algo de flexibilidad al sistema de censura, que se volvió opcional por primera vez, aunque contemplando la posibilidad de secuestrar ediciones consideradas inadecuadas una vez éstas se habían publicado. Este clima de relativa apertura y el desarrollo del turismo fomentaron la llegada de empresas extranjeras. Es el caso del grupo alemán Bertelsmann, que contaba con la experiencia previa de Lesering, su club del libro fundado en 1950. La lenta aparición en España de una clase media que aspiraba a mejorar su nivel de vida también en el plano cultural, pero que no estaba habituada al uso de librerías ni bibliotecas, es aprovechada por Circulo para desarrollarse a partir de la oferta de una selección de textos en ediciones de calidad, llevados directamente al domicilio del socio del club. Con el paso del tiempo, la influencia de los medios y el mercado, cada vez más fuerte sobre la cultura, tendrá su reflejo en el crecimiento de Bertelsmann que, como el resto de las principales empresas del sector, se asociaría para formar grandes conglomerados audiovisuales y de comunicación. La historia de Círculo de Lectores comenzó, más concretamente, el 11 de septiembre de 1962, fecha en la que fue presentado como iniciativa compartida por la

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editorial Vergara y el grupo Bertelsmann, con un capital inicial de 200.000 pesetas. La idea surgió del director de Vergara, José Esteve Quintana que, conocedor del éxito de Reinhard Mohn, por aquel entonces a la cabeza de Bertelsmann en el sector de los clubes del libro, le propuso durante una estancia en la Feria del Libro de Frankfurt la implantación de este mismo concepto en España. A pesar de que la situación en el país desaconsejaba cualquier iniciativa cultural, sobre todo procedente de capital extranjero, y que predominaba un pesimismo cultural firmemente arraigado en la idea de que en España no se leía, Reinhard Mohn sentía una notable afición por la cultura española, y tal vez fue eso lo que le impulsó a aceptar la iniciativa. Como afirman Frattini y Colias:

Para el editor alemán la idea era un tanto descabellada. La fama del poco amor que los españoles prodigaban a la lectura había llegado hasta sus oídos, pero finalmente quizá pudo más el poder de persuasión de Estebe [sic] que la sensatez y racionalidad germana. En 1962, Vergara y el grupo alemán Bertelsmann crearon el Círculo de Lectores español.1

Ese mismo mes salió de la imprenta la primera revista del club, con el Arlequín de Picasso en la portada, ofertando un catálogo basado en el equilibrio entre clásicos de referencia y los éxitos de la época, con autores como Dostoievski, Faulkner, ValleInclán, Agatha Christie, Cervantes, Pearl S. Buck, ortega y Gasset, Stevenson, Steinbeck, Pirandello, Verne o Hemingway. En ella se explica, además, las causas de surgimiento del club y los objetivos que persigue. De esta manera, Círculo de Lectores formula una declaración de principios basada en hacer llegar el libro y la lectura a la mayor parte de población posible, sin importar el lugar donde se encuentre, contando para mantener la fidelidad de sus clientes con un catálogo amplio e interesante, así como con una constante información al socio y unos precios asequibles:

A nada menos que a eso aspira nuestro CÍRCULO DE LECTORES, cuya organización recoge la enseñanza y la experiencia de los de todo el mundo. A que esa gran masa de lectores que no leen más no porque no quieran, sino porque no pueden, dispongan de ahora en delante de esos libros que deseaban leer en ediciones exclusivas para ellos, bien presentadas, pulcramente impresas y bellamente encuadernadas. El CÍRCULO DE LECTORES responde a un movimiento universal de promoción y difusión del libro no sólo en los grandes Centros urbanos, sino, más especialmente aún, en aquellos lugares adonde no alcanzan los medios usuales de distribución. Tal

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asociación de lectores únicamente podía existir si contaba con un selecto y constantemente renovado catálogo de libros; con una revista periódica para informar a sus asociados sobre las características de las obras a elegir, y con unos precios que acercasen los libros a todas las posibilidades. 2

Como ya se ha mencionado anteriormente, Círculo suponía el primer paso en la expansión internacional de Bertelsmann fuera del ámbito germano. El éxito de esta operación condicionaría la política posterior de la multinacional, que continuó comprando editoriales, clubes del libro y cadenas de televisión, hasta convertirse en uno de los grupos de comunicación más relevantes a nivel mundial, tal como es en la actualidad. El problema más grave que la naciente empresa hubo de afrontar en un principio fue el deficitario sistema de correos existente en España que, además de poseer una red insuficiente, no distribuía paquetes que superaran los 300 gramos. Asimismo, no podía funcionar el sistema tradicional de los clubes del libro por el que el socio sólo pagaba el ejemplar una vez que lo hubiera recibido, debido a la inexistencia de dicha forma de pago en España.3 De esta forma, Círculo tuvo que crear un sistema de distribución propio, centrado inicialmente en las zonas urbanas más densamente pobladas con el fin de captar un mayor número de clientes. Dicho sistema estaba constituido por una red de agentes encargados de repartir puerta a puerta la revista con el catálogo, recoger los pedidos y entregarlos una vez que eran recibidos. Los costes de esta gran empresa logística fueron tales que la editorial Vergara no pudo resistirlos, abandonando la jointventure en 1964. Además, hacia 1965, Círculo de Lectores contaba con una cifra de apenas 100.000 socios, cuya práctica totalidad se lograron durante el primer año de existencia del club, lo que llevó a una ampliación de capital de 25 millones en 1968.4 Sin embargo, hacia 1966-67, la cifra de socios comenzó a ascender con mayor rapidez, alcanzando el medio millón en 1968 y permitiendo a Círculo recuperar la inversión. La buena acogida de este sistema de funcionamiento continuó en auge durante los dos años siguientes, ya que entre 1968 y 1970 Círculo saltó del medio millón al millón de socios, se abrieron entre 30 y 35 delegaciones en provincias y se estructuró todo el sistema de captación y distribución. Una vez consolidado este sistema de funcionamiento puerta a puerta, que supone una de las principales aportaciones de Círculo de Lectores al sector de los clubes del libro, la estrategia seguida durante la siguiente década, bajo la dirección de Arnold

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Schmitt (hasta 1975) y Gerardo Greiner (1975-1980) fue diversificar su catálogo no sólo en la oferta de libros (más centrada en los best-seller que la etapa anterior, en la que se intentaba un equilibrio entre estos y la literatura de calidad), sino en todo tipo de productos, desde electrodomésticos a muebles. Los riesgos derivados de estas novedades y de la compleja infraestructura que conllevaban estuvieron a punto de acabar con el club. Según el propio Meinke a través de Álvaro Hernández: Círculo también se ha equivocado. Cometió un “error estratégico incómodo que consistió en no limitarnos a la venta de nuestros propios productos: libros y música, sino que ofrecimos servicios complementarios, y creamos catálogos de productos del hogar, como muebles, electrodomésticos y otros aparatos con marca propia”. Se pagó caro porque Círculo desvió la atención de su equipo directivo y dispersó la atención a otros productos. Además, repercutió en la red de ventas. El vendedor recibía comisiones más altas en los productos del hogar, con lo que “olvidaba” la promoción de libros. Círculo no sólo estaba perdiendo imagen de club cultural, sino que además tuvo que crear servicios de asistencia técnica, ampliar los locales y cuidar toda una organización de atención al cliente.5

Esta diversificación de actividades, junto con el intento de expansión por América, tuvo como consecuencia un retroceso, reflejado en una pérdida de socios, la desmotivación del personal, la carencia de filosofía empresarial, la pérdida de creatividad, la falta de comunicación interna y el descenso de los resultados. Ante esta acumulación de problemas, el club decidió dar marcha atrás con la llegada de Gerardo Greiner a la dirección, eliminando del catálogo todos los productos no relacionados con libros o discos, en un proceso de reconversión que duró cinco años. Los años ochenta tuvieron como protagonista a Hans Meinke, que regresó al club en calidad de director durante el primer año de la década, tras el éxito obtenido en Discolibro, iniciativa similar a Círculo, perteneciente en este caso al grupo editorial Holtzbrinck, que tuvo una duración menor. Las decisiones que Meinke tomó en esta etapa dieron al club su imagen y objetivos definitivos, así como una vocación cultural que resultaría determinante para la vida cultural a nivel nacional, logrando, en palabras de Lola Ferreira “que los libros de Círculo puedan ser, en la actualidad, ‘objeto de deseo’ del más fervoroso o exigente lector”.6 Una vez resuelta en la etapa de Gerardo Greiner la acumulación en el catálogo de productos no relacionados con un club del libro, quedó a cargo de Meinke el devolverle el prestigio a Círculo haciendo hincapié en 4

sus fines culturales. En julio de 1981, el nuevo director redactó la “Carta del Gerente”, una suerte de circular dirigida a toda la organización del club, en la que realizaba un diagnóstico de la situación del club en aquel momento, así como los principales puntos de la filosofía que a partir de aquel momento seguiría Círculo a través de los objetivos y líneas fundamentales de actuación planteadas en este mismo documento. Dichas ideas se analizarán con más detalle en una sección posterior. Según Pedro Sánchez, la labor enunciada por Hans Meinke en esta carta se realizó en tres frentes:7 -La publicación de obras de autores de prestigio, aunque no se obtuvieran grandes resultados en las ventas. -El cuidado en las ediciones. -Una labor paralela de difusión cultural. De esta manera, el club no sólo recuperó su prestigio, sino que se erigió como editor de libros, obteniendo un éxito que le llevaría a alcanzar el millón y medio de socios, y a salir airoso de la competencia con la distribución editorial por quiosco que comenzó en aquella misma época, basada en el mismo principio de ofrecer ejemplares a precio más bajo a costa de una menor calidad de impresión. Como respuesta, Meinke optó por la opción contraria: elevar la calidad de los ejemplares vendidos por el club, tanto a nivel material como enriqueciendo el contenido con aportaciones de expertos en cada materia. En palabras de Lola Ferreira:

Asumir el riesgo y el coste de la calidad conceptual y formal antes que el inmediato y fácil beneficio hizo al Club competir con ventaja ante la espectacular entrada de la oferta libresca en los quioscos. Irrupción que en otras condiciones hubiera resultado probablemente fatal, para un Club que, como Círculo, tenía su razón de ser en la existencia de amplias zonas del país, desabastecidas, carentes de librerías y marginadas de las redes habituales de distribución.8

El precio pudo continuar manteniéndose bajo gracias a amplias tiradas de un gran número de ejemplares cada una, promoviendo además entre los socios las ventajas económicas por lograr nuevos miembros entre sus conocidos. El aumento del número de socios a un ritmo de 120.000 por año durante esa década confirmó que Meinke había tomado la decisión acertada. Aumentó, además, la duración de cada socio como cliente

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del club y la plantilla de trabajadores se mantuvo estable en 526, a pesar del considerable aumento del paro, de uno a tres millones en nueve años. En el momento de su jubilación (a los sesenta años como todos los directivos de Bertelsmann) en 1997, Meinke pudo presentar un balance positivo:

Ningún club de lectores del mundo ha seguido una política tan cultural como la nuestra. Sé que se observó con cierto escepticismo mi modo de actuar, pero nunca hubo interferencias (por parte de Bertelsmann). Y si siento una gota de inquietud, en la hora de mi partida, es por la posibilidad de que no se siga con esa política. Aunque comprendo que cada director debe dirigir a su modo. […] Y lamento no haber podido desarrollar el Círculo en Latinoamérica. 9

A pesar de dejar la dirección de Círculo, Meinke continuó presidiendo el consejo de administración y la Fundación Cultural Círculo de Lectores, encargándose asimismo de la expansión por España de la fundación Bertelsmann. Además, había dedicado año y medio a formar al que sería su sucesor en la dirección general del club, Albert Pèlach, economista aunque sin vinculación al mundo editorial, que ocupó el cargo desde 1997 hasta 2001. Los primeros años del nuevo siglo estuvieron marcados por los cambios en la cúpula directiva de Bertelsmann, que tuvieron repercusiones también para el club. Las modificaciones estructurales cristalizaron en un cambio de dirección dentro de Círculo, siendo Albert Pèlach sustituido por Fernando Carro en julio de 2001. Éste trabajaba para Bertelsmann desde 1993 y, durante su dirección, la editorial Galaxia Gutenberg volvió a unirse a Círculo, a consecuencia de la creación de Random House Mondadori por parte de Bertelsmann y la firma italiana Mondadori, con el fin de agrupar a sus editoriales. De esta forma, Joan Tarrida, el director editorial de Círculo, comenzaría a encargarse de los nuevos proyectos de la editorial, convertida asimismo en distribuidora a través de Les Punxes y Machado Libros. 10 Hans Meinke quedó al frente de Círculo del Arte, donde continúa en la actualidad.

Características y funcionamiento

Con el fin de garantizar la perdurabilidad del club, Círculo tiene como objetivo el logro de un número de socios, por un lado lo suficientemente amplio para compensar

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la inversión realizada en la infraestructura de producción y distribución, y por otro que dichos socios tengan una permanencia en el club prolongada en el tiempo. Por ello, debe diseñar a la vez una campaña de captación de nuevos clientes y una política de ofertas destinada a mantener a los socios ya existentes. En lo concerniente a las características concretas y el funcionamiento de Círculo, es necesario comenzar diciendo que su sistema de funcionamiento puerta a puerta, a la vez que una de sus características más particulares en contraste con otros clubes del libro, es consecuencia, como hemos dicho, del deficitario sistema de correo que había en España en el momento de la creación del club. Fue necesario que los directivos de Círculo pensaran una manera de tener acceso directo a sus miembros, lo que supone el punto de partida de una infraestructura que permitiera el contacto con el cliente, a imitación de otras empresas de sectores diferentes. De esta manera, Círculo obtiene, a través de la relación y el consejo directo del empleado al cliente, la creación de un vínculo emocional y una garantía mayor de fidelización, al poder confiar en un empleado que conoce sus gustos y preferencias personales. A partir de este punto, Círculo desarrollará diversas estrategias de adaptación para obtener una fidelización lo más larga posible. La revista de Círculo tiene una periodicidad trimestral hasta 1989, año en que pasa a ser bimestral, funciona a través de la opción negativa, es decir, el envío al socio del libro recomendado del trimestre/bimestre en caso de que no envíe la tarjeta de pedido. Una vez que el futuro socio ha decidido formar parte de Círculo de Lectores, puede realizar su inscripción a través de diversos medios: -Correo habitual: mediante el envío de una solicitud impresa con los datos del socio (nombre y apellidos, fecha de nacimiento, dirección postal, teléfono, dirección de correo electrónico), así como el primer pedido, que es obligatorio. La inscripción no es gratuita. -Página web: En su labor de adaptación a las nuevas tecnologías, Círculo de Lectores inauguró su página web en 1997, como afirma Alfred Comín:

Círculo comenzó su andadura en Internet en 1997 con una página institucional. De forma progresiva, el departamento informático de la compañía ha ido elevando el listón. Se publica el catálogo de productos, después asoman con timidez algunos contenidos y con el tiempo llega la posibilidad de encargar pedidos. La necesidad de anticiparse a los cambios

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del mercado es lo que ha movido ahora a los responsables de Círculo a profundizar su puesta por Internet.11

Cuando se da el visto bueno a la solicitud, el socio recibe una revista catálogo con periodicidad bimestral desde 1989 (trimestral antes de esa fecha). El pedido es obligatorio y, una vez decidido, se puede hacer llegar la solicitud bien a través de agente, el medio más habitual, bien a través de teléfono, fax, correo postal o electrónico, para aquellos socios que no pueden ser atendidos por agentes. Los agentes entregan los pedidos en las delegaciones provinciales y éstas, a su vez, lo remiten a la central. A partir de ahí se inicia la infraestructura de distribución que tiene elementos en común con la red de recogida de pedidos. A diferencia de la mayor parte de clubes del libro, Círculo no sólo oferta libros de otras editoriales, sino que edita obras exclusivas y ha llegado a crear un sello editorial, como se ha visto anteriormente, para tener presencia en las librerías, a través de distribuidores independientes al club. Así las cosas, la fidelización de clientes se realiza a través de diversas vías: -Comerciales: Los llamados “promotores” por el club, personal dedicado a la captación directa de clientes en diferentes espacios (eventos culturales, ferias del libro…) o directamente puerta a puerta. Su sueldo se divide en una parte fija más incentivos por cada cliente nuevo, que contribuye a la motivación –que en algunas épocas del club ha llegado a la práctica persecución- de los clientes oficiales. -Iniciativa del futuro cliente: El futuro socio toma la decisión, convencido por la publicidad impresa o mediante la consulta de la página web, enviando la solicitud mediante franqueo pagado o vía e-mail. -Mediante un socio antiguo: modalidad llamada por Círculo “difusión por amistad” o “premios a la amistad”. Por ella, un socio recibe obsequios y descuentos por conseguir nuevos socios para el club. Esto lo puede hacer entregando un cupón a su agente con los datos del nuevo socio (que recibirá, a su vez, las ofertas correspondientes a su condición). Por otro lado, Círculo ha desarrollado una serie de estrategias destinadas al mantenimiento de aquellas personas que ya son socias, como por ejemplo:12 -Premios fidelidad: beneficios en el precio de los productos que aumentan en función del tiempo de permanencia en el club. -Sistema de puntos y dividendos: A comienzos de los años noventa, Círculo crea un sistema de puntos y dividendos a través del cual el socio consigue puntos de lectura

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que luego puede canjear por dividendos (artículos, ventajas y regalos que obtiene gratis o con una pequeña aportación). -Suscripción a colecciones: asegura la permanencia del socio, al menos durante la duración de la colección correspondiente. -Ofertas en relación a la adquisición de unos títulos con otros. -Libro extra doble ahorro: cada trimestre es ofertado un ejemplar con un descuento adicional al precio al que es ofrecido por Círculo, siendo esta oferta válida sólo durante dicho trimestre. -Concursos: práctica muy frecuente, con premios que van desde libros hasta coches. “Un servidor de Su Majestad el Libro”. Hans Meinke y su proyecto cultural

A su regreso a Círculo de Lectores en calidad de Director en 1981, una de las primeras actuaciones de Hans Meinke fue redactar una circular conocida como “Carta del Gerente”. En ella, Meinke se presentaba ante el todo el equipo que conformaba la empresa y exponía lo que serían las principales líneas de actuación en el futuro, pilares de la política cultural que desde ese momento en adelante seguiría el club. Es éste el documento más antiguo con el que contamos en el que el director de Círculo expone las bases de su concepto editorial y de los principios que deben guiar a la empresa que dirige. Aquí se refleja, además, la conciencia de la importancia del trato personal y de la necesidad de involucrar a todos los trabajadores con el fin de que éstos se sientan partícipes de un equipo y de las ideas del club, en un intento de caminar todos juntos en una misma dirección: He dicho antes “colaborar” porque Círculo no es una tarea individual sino una obra común de todos nosotros. El logro de nuestros objetivos depende pues del esfuerzo que seamos capaces de realizar en equipo, es decir, como una comunidad de trabajo orientada hacia un mismo fin. Este es el fundamento de todo lo demás: Un equipo sólo es efectivo si existe entre sus componentes una conjunción basada en la lealtad y confianza mutuas y en el empeño de todos de hacer las cosas bien, con una entrega absoluta y sin reservas al objetivo común. 13

De esta manera, Meinke remarca el concepto de empresa cultural, en la que se va más allá del servicio a los socios. Debía tenerse en cuenta la oferta de un catálogo de

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calidad con un precio lo más ventajoso posible, equilibrado con la rentabilidad para el club, con el objetivo de ejercer una labor entre una sociedad con la que se sienten involucrados, en favor del fomento y difusión de la lectura. Para ello, sería necesario trabajar en la consecución de buenos productos y servicios, “así como en una actuación honesta y correcta.” Como ya se ha mencionado anteriormente, la labor enunciada por Hans Meinke en esta carta se realizó en tres frentes: -La publicación de obras de autores de prestigio, aunque no se obtuvieran grandes resultados en las ventas: para ello, Meinke hizo uso de su agenda de contactos de su etapa en Discolibro, que contaba con nombres tan relevantes como los escritores Miguel Delibes y Camilo José Cela, editores como Carlos Barral o Plaza, o la agente literaria Carmen Balcells. En palabras de Lola Ferreira:

[Hans Meinke] Prescindiría, después, de la oferta de electrodomésticos y centró el esfuerzo en la consolidación y desarrollo de un Club del Libro –libre de cargas espurias, apostando, al mismo tiempo, por una mayor calidad de los programas, que desde entonces unirían a la ya veterana oferta de literatura de evasión un número creciente de títulos y autores, de incuestionable calidad y actualidad, en ediciones esmeradas, casi siempre enriquecidos con prólogos, en muchos casos de notable calidad, preparados ex profeso para su edición en Círculo. Se iniciaba, en esta casa de todos, la feliz coexistencia entre Forsyth y Mishima, Vicky Baum y Canetti, o entre la novela rosa y la poesía de Brodsky […].14

-El cuidado en las ediciones: se prestaría una especial atención a la factura material del libro, para lo que se contaría tanto con materiales y encuadernación de calidad, como con importantes nombres del sector gráfico, como Norbert Denkel al frente de la dirección artística, además de la colaboración de artistas de relevancia internacional, a los que se encargaría la realización de ediciones ilustradas. -Una labor paralela de difusión cultural: aparte del funcionamiento como club del libro generalista, Círculo comenzó a organizar actividades como charlas con los escritores de un ejemplar publicado, conferencias sobre temas de actualidad (como los ciclos titulados “Visiones de España”, que tuvo lugar en 1985, y “Horizonte Científico de España”, en 1989), exposiciones, etc, llegando a crear un Centro Cultural y una Fundación en 1992 para gestionar toda esta labor. El propio Meinke explica:

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Círculo siempre quiso acercar el autor a sus lectores. Desde hace tiempo realizábamos unas veladas literarias en los locales de nuestra compañía en Madrid que, pronto, se hicieron pequeños. Surgió, entonces, la idea de ampliar un espacio y promoverlo como foro cultural. […] Para nosotros la cultura es un complejo entramado donde tienen cabida todas las artes. Por eso no nos vamos a limitar a las veladas literarias. En nuestro ánimo está dedicar esta fundación a representar obras de teatro, proyectar películas, hacer presentaciones de libros, realizar coloquios con primeras figuras de las artes, de la literatura y del mundo científico. Incluso exposiciones fotográficas.15

Convencido, como hemos visto, de que el arte y la cultura son los únicos valores capaces de hacer mejorar al ser humano, Hans Meinke expone con absoluta claridad, en la revista del quinto bimestre de 1997 donde se despide oficialmente de su cargo como director de Círculo, el papel que para él debe tener la figura del editor, y que tan dedicadamente ha puesto en práctica a lo largo de estos años:

El editor es un mediador cultural entre los escritores y su público. A mi entender, esta mediación no debe limitarse sólo a la edición de libros de éxito multitudinario que el público quiere y aprecia de antemano. Editar supone también proponer al lector textos menos populares que no esperaba pero que en nuestra opinión necesita porque son valiosos en sí mismos, con independencia del volumen de sus ventas.16

Así, Meinke intenta, durante toda su trayectoria, compaginar el mantenimiento de la rentabilidad económica a través de los títulos de ventas masivas, con la apuesta por títulos que, por su relevancia, merezcan la publicación, en un “afán de publicar –entre muchos otros libros- obras destinadas a promover la reflexión crítica sobre nuestra historia, a mejorar el conocimiento de nuestros logros y carencias y a alentar la evolución hacia un modelo de sociedad más abierta, tolerante, moderna y participativa.”. Además, en su calidad de mediador cultural entre autores y público, el editor hispano alemán se implica personalmente en ambos frentes: por un lado a través de un trato personal con los primeros, en una búsqueda común de proyectos interesantes, y por otro entendiendo la realización de dichos proyectos como una propuesta para el público de contenidos valiosos por sí mismos, que sean capaces de aportarle elementos importantes para su formación y comprensión del mundo, con independencia de su posible acogida y ventas.

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Para llevar a la práctica estos principios, el director de Círculo contó con la confianza de los directivos de Bertelsmann, que accedieron a su petición de ser juzgado no por cada edición, sino por los resultados globales. Así, su mayor orgullo es haber conseguido que los socios hayan deparado una cálida acogida a títulos como las Obras Completas de Octavio Paz o Ramón Gómez de la Serna, los estudios de Julio Caro Baroja, los ensayos de Pedro Laín Entralgo, El dardo en la palabra de Fernando Lázaro Carreter, los Informes del Club de Roma, las colecciones de la Biblioteca Universal y otras grandes colecciones. A la hora de comenzar a trabajar para convertir a Círculo en una empresa con proyección cultural dentro de la sociedad, más allá de sus fines comerciales, el club se propuso abarcar todos los ámbitos de la cultura, aunque el ámbito literario ocuparía un lugar preferencial. De esta manera, colecciones titánicas cuya realización parecía imposible por lo ambicioso de su alcance, fueron viables gracias a que Meinke, a quien Bertelsmann siempre dejó libertad de actuación con tal de que los resultados finales de la empresa fueran positivos, tuvo siempre claro el rumbo que quería dar a Círculo. Para ello, y como era habitual en él, se rodeó de especialistas de primer nivel en cada ámbito que pretendían abarcar las colecciones, procurando garantizar no sólo la calidad de los textos, sino también la del contenido adicional (estudios, notas, prólogos, etc.) que se incorporaban a cada título. Dentro de la literatura se prestó especial atención a la narrativa, tal vez por contar con una acogida más mayoritaria entre el público que otros géneros. Ésta quedó representada por la Biblioteca de Plata de la Narrativa del siglo XX y la colección “Maestros de la narrativa hispánica”. Pero no sólo se tuvo en cuenta el canon, sino que también se prestó atención a las voces disidentes, como en la colección “La tragedia de la cultura”, de autores soviéticos contrarios al régimen de su país. La poesía también ocupó un lugar destacado dentro de las colecciones, en un intento de dar a conocer a los socios títulos imprescindibles de todas las épocas, de autores en castellano y catalán. Asimismo, Círculo se propuso abarcar también el ámbito del pensamiento y la tecnología, tanto a nivel de divulgación con la Enciclopedia Logos 2000, prologada por Pedro Laín Entralgo, como a nivel universitario, a través de la colección Círculo Universidad, dirigida por José Luis Abellán, aunque es necesario decir en este punto que la expansión de las ediciones realizadas por el club no acabó de cuajar en el ámbito universitario, tal vez por un fallo en la política de difusión. Sin embargo, la colección que aglutinó este espíritu de abarcar todos los ámbitos del arte y el pensamiento, fue la 12

Biblioteca Universal “Opera Mundi”, un ambicioso proyecto interdisciplinar iniciado en 1995 que, a través de ejes temáticos con un especialista reconocido al frente de cada uno de ellos, pretendía recoger los títulos fundamentales de la literatura universal, clásica y moderna, dividida por países, junto con lo más relevante de la ciencia, la filosofía y el ensayo. Meinke declara que fue crucial, para iniciar esta andadura, que Octavio Paz depositara su confianza en el club y decidiera publicar allí sus obras completas, tarea a la que se dedicó personalmente durante los últimos diez años de su vida. Así, dio comienzo una de las aportaciones fundamentales del club para el mundo de la edición y la cultura españolas: la publicación de obras completas de autores de referencia dentro de la literatura universal, dentro de un espíritu de colección y de creación de bibliotecas de autor, capaces de agrupar los títulos con los que todo buen lector debería contar en su biblioteca.

Proyección social de Círculo de Lectores Como parte de todo este “giro cultural”, los esfuerzos de Círculo de Lectores de cara a la imagen que se pretendía mostrar a los socios tuvieron como objetivo el abandono del concepto de revista como mero catálogo, a favor de una publicación atractiva, en la que se respirase una atmósfera de Club. Por ello comenzaron incluirse noticias del mundo cultural relacionadas con Círculo y sus actores, concursos o promociones para socios como el regalo del “llavero de la amistad” con el logo de Círculo, el almanaque cultural ilustrado anual desde 1987, o los pins “libropolitanos”, diseñados por Javier Mariscal en 1996. En palabras del propio Meinke, “[p]retendemos que cada trimestre nuestra revista contenga –por su presentación y contenido- efectos refrescantes y sorprendentes para nuestros colaboradores –especialmente los agentes- y los socios. Porque suponemos que la experiencia de la sorpresa positiva mantiene el interés y la tensión para la revista siguiente.”17 Asimismo, se pretendió fortalecer la identidad del club con la creación de un símbolo que lo representase, empleado en los letreros de precios, las tarjetas de pedido, los anuncios en otros medios, y también en medallas para promotores y agentes que hubieran obtenido un mayor número de logros y el premio de periodismo convocado en 1983. Con este fin se escogió la figura del promotor y el agente como elemento más representativo, unión directa a su vez entre el club y el socio. Se creó así el Oscar de 13

Círculo, inspirado en el dibujo de un agente realizado por Mingote, que se concedió a diversas personalidades durante varios años. Por otro lado, se contó con la presencia de personas mediáticas, encargadas de realizar los anuncios de televisión también para la revista, en la que aparecían en la portada, la presentación inicial de cada número, o en promociones concretas. Ejemplo de ello es el nombramiento de la presentadora de televisión Mari Cruz Soriano como portavoz de Círculo durante los años 1982 y 1983, la aparición de Camilo José Cela en el anuncio de la colección “Maestros de la narrativa hispánica” en el cuarto trimestre de 1983, la de Rosa María Mateo presentando la colección “Círculo del éxito”, la de Luis del Olmo promocionando la difusión por amistad en 1984, o la de Tip y Coll en anuncios de regalos personalizados. Estas aportaciones se complementaban con la participación de personalidades relevantes en las publicaciones y la revista de Círculo, como Manuel Fraga, presente en la presentación de la Antología de España, Felipe González o Adolfo Suárez, que comentaban algunas publicaciones de Círculo, o Josep Tarradellas, que valoraba la oferta del club en varias lenguas españolas. Como ya se ha comentado con anterioridad, la labor cultural de Círculo de Lectores no se limitó únicamente a la edición de obras relevantes, sino que este concepto de vinculación con la cultura se llevó a su proyección pública a través de charlas, presentaciones, conferencias y exposiciones. Estos actos tenían lugar en la sede original de Círculo de Lectores, en la Calle Valencia de Barcelona y, posteriormente, en los emplazamientos de la Fundación Círculo de Lectores (Calle Princesa de Barcelona), cuyo Auditorio se inauguró en 1985, y en el Centro Cultural de Madrid (Calle O’Donell), diseñado por Enric Miralles e inaugurado en 1992 con motivo de la publicación del informe del Club de Roma La primera revolución global. En palabras de la crónica redactada con motivo del XX aniversario:

Durante los años que duró nuestra aventura editorial sentimos siempre como una necesidad acercar los autores y creadores en persona a su público, promoviendo entre ambos el encuentro y el diálogo. Por ello, la labor del club se extendió a la organización de conferencias y debates, presentaciones de libros, veladas literarias, musicales y cinematográficas, exposiciones y homenajes a autores. En estos actos intervinieron personalidades de primera línea del mundo cultural y político, tanto nacional como extranjero.18

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Dichas actividades no quedaban ceñidas únicamente por el ámbito de la literatura, sino que se organizaron grandes ciclos de conferencias en torno a temas de actualidad, entre los que destacan “Visiones de España. Reflexiones en el camino hacia una España avanzada”, celebrado en 1985 y 1986, “Horizonte Científico de España. Logros, carencias, perspectivas.”, presidido por el Presidente de la UNESCO Federico Mayor Zaragoza y celebrado en 1988; “La casa común europea”, celebrado en 1989 y “La vida amenazada/Fraternidad con la naturaleza”, presidido por la Reina Sofía. “Visiones de España”, ciclo inaugurado el 7 de mayo de 1985, se propuso crear una reflexión sobre los múltiples aspectos que en mayor medida atañían al presente y el futuro del país, tuvo lugar en el auditorio de Círculo en Barcelona, bajo la presidencia de honor del por aquel entonces Ministro de Cultura Javier Solana. A lo largo de diecinueve conferencias, se realizó un desarrollo de dichos temas por parte de figuras destacadas de la intelectualidad, la política y la cultura del país, como Pedro Laín Entralgo, José María de Areilza, Gonzalo Torrente Ballester o Julio Caro Baroja, por poner algunos ejemplos. “Horizonte científico de España”, inaugurado por Federico Mayor Zaragoza el 2 de mayo de 1988, pretendía exponer un panorama de la situación de la ciencia en España, dentro de su aspiración a una visión global de la cultura, en la que la ciencia ocupase un lugar fundamental. Según la crónica de Círculo, “[l]a convocatoria respondía a sugerencias de altas personalidades e instituciones de la vida española que han alentado a Círculo a proseguir con la trayectoria iniciada en el ciclo anterior.” 19 “La casa común europea”, celebrada a finales de 1989, pretendió reunir a una serie de autores y personalidades de países del Este de Europa, haciéndose eco de los profundos cambios que estaba sufriendo la entonces URSS y los países de su área de influencia, y que culminaría con la desaparición de la misma. Parte de la proyección social de Círculo consistió también en la organización de exposiciones con las ilustraciones originales de algunas de sus ediciones, que se desarrollarán con detalle a lo largo del capítulo siguiente, tomando como ejemplo la obra del pintor Antonio Saura, que fue objeto de diversas exposiciones, desde su primera obra, La familia de Pascual Duarte, expuesta junto con fotografías referentes a la figura de Camilo José Cela entre el 23 de mayo y el 6 de junio de 1986, o la exposición, en la Biblioteca Nacional, de los 133 originales de El Quijote, entre el 9 de marzo y el 16 de abril de 1989, que posteriormente fue llevada a Alcalá de Henares, exponiéndose en la Fundación Colegio del Rey de la Universidad de Alcalá, y a 15

Barcelona, en el paraninfo de la Universidad, y a Santander, en la Fundación Marcelino Botín. En 1992 se realizó la retrospectiva “Saura y los libros de su vida”, inaugurada el día del 62 cumpleaños del pintor en el Centro Cultural de Madrid. Por otro lado, dentro del ámbito literario, Círculo de Lectores organizó una serie de veladas literarias y charlas con escritores, habitualmente con motivo de la presentación de alguna de las obras de los mismos. Estos encuentros solían tener el formato de una breve presentación hecha por algún otro escritor o intelectual de renombre, para pasar a continuación a la conferencia impartida por el protagonista del acto y, en algunas ocasiones, un diálogo entre ambos artífices del encuentro. Una abultada nómina de autores tomaron parte en estas charlas, tanto de la literatura hispánica como internacional. Ejemplos de ello son Arturo Pérez Reverte, Elvira Lindo, Octavio Paz, Carmen Martín Gaite, José Saramago, Rosa Montero, Astrid Lingren, Juan Goytisolo, Gonzalo Torrente Ballester, Jorge Semprún o Camilo José Cela. Asimismo, Círculo organizó otro tipo de actos, vinculados con la cultura, bajo unos formatos o motivos diferentes. Ejemplo de ello serían los homenajes, como los ofrecidos a Gonzalo Torrente Ballester el 17 de febrero de 1983 en el Hotel Palace, con motivo de la publicación por parte del club de Los gozos y las sombras, el poeta Rafael Alberti quien, con motivo de sucesivos cumpleaños (16 de diciembre), fue objeto de celebraciones y ocasión asimismo de presentación de ediciones de obras suyas: Todo el mar (1985), La arboleda perdida (1986), Memoria de la melancolía (de María Teresa León, 1987) y la segunda parte de La arboleda perdida (1989). Julio Caro Baroja fue otro de los autores que colaboraron asiduamente con el club y por ello, con motivo de su cumpleaños el 17 de noviembre de 1987, recibió un homenaje a la vez que la presentación de dos de sus libros y Retrato de Julio Caro Baroja, de Baltasar Porcel. En cuanto a Camilo José Cela, Circulo de Lectores se unió a los homenajes públicos con motivo del septuagésimo cumpleaños en mayo de 1986, con sucesivos actos en Santiago de Compostela, Madrid y Barcelona, bajo el lema “Jornadas en torno a C.J.C. y Pascual Duarte”. Estos homenajes se multiplicaron a partir de 1989, con la concesión del Premio Nobel de Literatura, que culminaron en la publicación de Retrato de Camilo José Cela y el nombramiento de Socio de Honor al escritor. Antonio Mingote, colaborador habitual del club, fue objeto también de diversos homenajes en Madrid y Barcelona con motivo de la presentación de su libro Historia de la gente en 1984, en los que se contó con la presencia de algunos de los principales humoristas del país y figuras como Gonzalo Torrente Ballester y Luis del Olmo. Cuatro años más tarde se repitieron los 16

homenajes con motivo de la edición de la obra y la publicación de la biografía Retrato de Antonio Mingote. En 1989, a la celebración del septuagésimo cumpleaños del autor y su ingreso en la Real Academia, se sumó la publicación de Hombre Solo. Hombre atónito por parte del club.

Conclusiones

A pesar de que las condiciones que se vivían en España en el momento de fundación de Círculo hacían desaconsejable el establecimiento de un club del libro en el país, Círculo ha sabido adaptarse y aprovechar aquel sector de la población que, gracias al comienzo del desarrollo económico, comenzaba a tener aspiraciones culturales, creando de esta manera un nuevo público lector dentro del panorama español. Al mismo tiempo, Círculo se ha desarrollado a lo largo de las distintas épocas para aproximarse al nivel cultural europeo, haciendo evolucionar sus estrategias paralelamente a los cambios en su público, junto con las leyes del mercado y los grandes medios de comunicación. La importancia de su trabajo cultural en el mundo de la edición y el arte, junto con una amplia difusión cultural dentro de la sociedad española, así como un componente emocional fruto del trato directo entre agente y cliente que es mencionado por todos los miembros o antiguos socios del club, hace el estudio de Círculo de Lectores fundamental para comprender la evolución de la vida social y cultural nacional desde la segunda mitad del siglo XX.

Notas 1

Eric FRATTINI y Yolanda COLIAS: Tiburones de la comunicación, Madrid, Ediciones Pirámide, 1996,

p. 239. 2

Revista Círculo de Lectores, febrero 1963.

3

Álvaro HERNÁNDEZ: “El club del Doctor Meinke”, Mercado, 338 (1988), pp. 20-26, p. 23.

4

Xavier MORET: Tiempo de editores. Historia de la edición en España, Barcelona, Destino, 2002, p.

173. 5

Álvaro HERNÁNDEZ: “El club del Doctor…, p. 25.

6

Lola FERREIRA: “Las cuadraturas del Círculo”, Delibros, 12 (1989), pp. 27-35, p. 29.

7

Pedro SÁNCHEZ: Los clubes del libro en el mundo editorial. El caso de Círculo de Lectores, Trabajo

de fin de Grado, Universidad de Salamanca, 2005, p. 136. Recuperado de Internet

17

(http://eprints.rclis.org/16330/1/Clubes-Circulo%20Lectores.pdf) 8

Lola FERREIRA: “Las cuadraturas…, p. 30.

9

Llatzer MOIX y Sergio VILA-SANJUÁN: “'Ningún club de lectores del mundo ha seguido una política

cultural como la nuestra' (entrevista a Hans Meinke)”, La Vanguardia, 6 de julio de 1997, p. 70. 10

“Galaxia Gutenberg - La editorial.” http://www.galaxiagutenberg.com/la-editorial.aspx,

11

Alfred COMÍN: “Club del libro 2.0”, Windows 2000 magazine, 53 (2001), pp. 16-17, p. 17.

12

Pedro SÁNCHEZ: Los clubes del libro…, p. 172.

13

Hans MEINKE: “Carta del Gerente” (julio de 1981), Archivo personal de Hans Meinke, Barcelona.

14

Lola FERREIRA: “Las cuadraturas…, p. 29.

15

Juan Ángel JURISTO: “Hans Meinke: treinta años de Círculo de Lectores”, Delibros, 47 (1992), pp.

54-55, p. 55. 16

Revista Círculo de Lectores, septiembre 1997.

17

Hans MEINKE: “El concepto de la comunicación de Círculo de Lectores (objetivos, líneas maestras,

acciones)” (2-7-1984), Archivo personal de Hans Meinke, Barcelona. 18

Carlos W. BLOSS: La pasión por el libro. Crónica y balance de un club cultural, Barcelona, Círculo

de Lectores, 1990, p. 131 19

Ibid., p. 52.

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