\"En busca de Nul Lamta: La aportación del estudio de la cerámica de Asrir (Guelmin, Marruecos)\", La céramique maghrébine du haut Moyen Âge (VIII-X siècle), Collectión de L\'École Francaiçe de Rome, 446, 2011, 111-127.

June 12, 2017 | Autor: Jorge de Juan Ares | Categoría: Archaeology, Islamic Archaeology, Africa, Medieval Islam, Early Medieval Archaeology, Medieval Archaeology, Saharan Archaeology, Ceramic Analysis (Archaeology), Medieval Pottery, Medieval ceramics (Archaeology), Maghreb studies, Ceramics and medieval rural settlements (Archaeology), Ceramics (Archaeology), Arqueología, Arqueologia Medieval, Ceramics, African Archaeology, Archeologia medievale, North African Archaeology, History of the Sahara, Sahel and North Africa, Western Sahara, Arqueología medieval, Ceramica Medievale, Archéologie, Islamic ceramics, Almohads, Sahara, Medieval Islamic Ceramics, West African Archaeology, Archéologie médiévale, History of Maghrib and Andalus, Almoravids, Céramique médiévale, Archeology, Peuplement Et Territoires Au Maghreb Médiéval, Medieval Archaeology, Saharan Archaeology, Ceramic Analysis (Archaeology), Medieval Pottery, Medieval ceramics (Archaeology), Maghreb studies, Ceramics and medieval rural settlements (Archaeology), Ceramics (Archaeology), Arqueología, Arqueologia Medieval, Ceramics, African Archaeology, Archeologia medievale, North African Archaeology, History of the Sahara, Sahel and North Africa, Western Sahara, Arqueología medieval, Ceramica Medievale, Archéologie, Islamic ceramics, Almohads, Sahara, Medieval Islamic Ceramics, West African Archaeology, Archéologie médiévale, History of Maghrib and Andalus, Almoravids, Céramique médiévale, Archeology, Peuplement Et Territoires Au Maghreb Médiéval
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Descripción

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B1: CRESSI - cap. 77 - (1ª bozza)

MARÍA DEL CRISTO GONZÁLEZ MARRERO, YASMINA CÁCERES GUTIÉRREZ Y JORGE DE JUAN ARES

¯ L LAMTA EN BUSCA DE NU ˙ LA APORTACIÓN DEL ESTUDIO DE LA CERÁMICA DE ASRIR (GUELMIM, MARRUECOS)

La ciudad de Nu¯l Lamta desempeñó un papel activo en el proceso de˙ urbanización que conoció el Magrib occidental a raíz de la conquista arabo-islámica, y en su despegue económico, como llave de una de las rutas trans-saharianas. Tal como describen algunos autores árabes medievales1, esta ciudad formaba parte de uno de los principales itinerarios comerciales que enlazaban el Magrib occidental con el África sub-sahariana, a la que atribuyen no sólo una importancia como mera etapa sino también un papel relevante como punto de partida de la difícil travesía del desierto. Nu¯l Lamta fue un centro activo posiblemente desde el˙ siglo IX 2. Famosa por sus mercados y sus producciones artesanales, constituyó uno de los tres grandes «puertos saharianos», junto a Ta¯mdult y Siyˆilma¯ssa. Más tarde, en un momento todavía no precisado – tal vez vinculado a la reordenación territorial almohade o bajo el deficiente control meriní – parece abandonarse a favor de

una nueva capital regional, Tagawst, situada a una veintena de kilómetros más hacia el oeste. El presente estudio, realizado en el marco de un programa pluridisciplinar hispanomaroquí (Investigaciones arqueológicas en la región de Sus-Tekna – Marruecos – 3), se propone aportar datos nuevos al debate relativo a esta ciudad y a su posible ubicación (fig. 1), datos procedentes del análisis de la cerámica de un conjunto de yacimientos en los que se ha querido ver toda o parte de aquella ciudad caravanera. La información brindada por las fuentes escritas no permite localizar con precisión la ciudad yerma, aunque sí podemos asegurar que tenía que encontrarse en la cuenca del wa¯dı¯ Nu¯n, y más probablemente en la región próxima a Guelmim, moderna capital de provincia. Varias tradiciones orales locales aseguran que los vestigios medievales conservados en Asrir-Tighmert, a unos doce kilómetros al este de Guelmim, pertenecerían a Nu¯l

1 Los principales han sido al-Ya‘qu¯ bı¯ (s. IX), Ibn Hawqal (s. X), al-Bakrı¯ (s. XI), al-Idrı¯sı¯ (s. XII), Ibn Sa‘ı¯d ˙ XIII) e Ibn Jaldu¯n (s. XIV) : véanse J (s. ACQUES-MEUNIÉ, 1982 (especialmente p. 194 y 369-370), CRESSIER, NAÏMI y TOURI, 1992, y NAÏMI, 1995. 2 Cuando es mencionada por al-Ya‘qu¯bı¯. 3 Sus directores son Y. Bokbot (INSAP, Rabat) y

J. Onrubia Pintado (Universidad de Castilla-La Mancha). Queremos aprovechar estas páginas para hacer explícito nuestro agradecimiento, y el del resto de los colegas del citado proyecto, a todos los habitantes de Asrir, en especial a aquellos que colaboraron con nosotros en las tareas de excavación a lo largo de estos años.

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Fig. 1 – Localización del yacimiento de Asrir (Guelmim).

Lamta. De hecho en la zona considerada, ninguno˙ de los demás yacimientos inventariados en el transcurso de las prospecciones realizadas dentro del proyecto, ofrece unas características compatibles con tal identificación. Hoy en día, y aunque no hay indicios en la

arquitectura de sus edificios que puedan remontar a la Edad Media, este oasis asocia tres antiguos núcleos de población : Taurirt, Tighmert y Asrir. Los tres están estructurados, con sus respectivos palmerales, a lo largo de una acequia mayor paralela al curso del wa¯dı¯, cuya captación se hace agua arriba por una presa monumental reconstruida en varias ocasiones. Los vestigios en los que se apoya en parte nuestra hipótesis de trabajo se conservan en Asrir, el último de estos asentamientos agua abajo (fig. 2). Desde el punto de vista espacial hay que distinguir tres conjuntos de restos, dos de ellos estrechamente asociados. Es preciso insistir, además, en el hecho de que cada uno de estos grupos de vestigios, sin exclusiva, puede haber sido parte de Nu¯l Lamta. Ignoramos todo de la ˙ adoptada por esta estructura urbanística ciudad, siendo muy posible que hayan coexistido varios núcleos, tal como está documentado por al-Idrı¯sı¯ a propósito de la ciudad de

Fig. 2 – Vista aérea de los yacimientos excavados en Asrir (Guelmim).

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Dr‘a¯, correspondiendo estos nùcleos a características poblacionales o funcionales 4. Pero también podría resultar que ninguno tenga nada que ver con la villa alto medieval que estamos buscando. El planteamiento inicial del presente estudio era relativamente sencillo. Mediante el análisis de la cerámica hallada en las excavaciones de estos sitios arqueológicos buscábamos encontrar argumentos sólidos que nos permitieran identificarlos con la antigua Nu¯l Lamta y, en ùltima instancia, fechar la ocu˙ del oasis. O, de forma más escueta, se pación trata de averiguar si existe o no cerámica alto medieval en Asrir. La cuestión, no obstante, dista mucho de ser tan simple y la investigación proyectada sufre de dos handicaps principales. El primero es el desconocimiento casi total hasta la fecha de la cerámica medieval de las regiones meridionales de Marruecos, en ausencia todavía de los estudios completos de los hallazgos de Siyˆilma¯ssa 5 o de Ta¯mdult 6, regiones en todo caso muy alejadas de nuestros principales puntos de referencia hasta ahora, el norte de Marruecos y al-Andalus. El segundo, esperemos que provisional, es que no disponemos por ahora de la datación absoluta (por carbono 14) de los niveles excavados en Asrir. Habría que añadir un tercero : la escasez de formas completas, que nos obliga a razonar sobre pequeños fragmentos. Las páginas que siguen son el resultado del análisis preliminar de este conjunto cerámico, que persigue el diseño de una tipo-cronología relativa a partir de los datos procedentes de contextos estratigráficos cerrados, documentados en la excavación de los yacimientos intervenidos. Por este motivo, y aunque del punto de vista metodológico hubiera sido conveniente, no incluiremos en este estudio el escaso material contenido en los adobes y el tapial de la muralla de Agwidir, dada su escasa significación para los propósitos trazados.

El yacimiento ST C-35 ocupa un amplio espacio adyacente a la actual población de Asrir, superponiéndose parcialmente a ella. Fue dividido para su estudio en cuatro grandes áreas que engloban tanto la fortaleza de Agwidir en Asrir como el despoblado existente a sus pies. Las áreas 1, 2 y 3 se sitùan al sur de la carretera que une Tighmert con Guelmim. Las dos primeras, en la fortaleza, se corresponden con las mitades oriental y occidental, respectivamente, en las que se divide su interior. Por su parte, el área 3 se identifica con los restos situados en la ladera norte del cerro donde asienta, en el inicio de la llanura. El área 4 se localiza, por ùltimo, en el llano ubicado al norte de la citada carretera (fig. 2). Situado sobre una cresta rocosa que domina el palmeral, la fortaleza de Agwidir es un amplio recinto rectangular (340 m × 90 m) construido con adobes sobre base de mampostería, a excepción de un corto tramo de una obra primitiva hecha de ta¯biya en el tramo ˙ más occidental de la cortina norte. Aparece rodeado en tres de sus lados por un foso exterior excavado en el sustrato rocoso. El recinto, flanqueado por unas torres rectangulares, fue divido en un momento tardío en dos partes de desiguales por un grueso muro de ta¯biya, que se apoya al norte sobre la cortina ˙principal 7. La lectura de los diferentes muros ha permi-

AL-IDRI¯SI¯, 1983, ver trad. p. 68. TAOUCHIKHT, 1995; FILI y MESSIER, 2003. 6 ROSENBERGER, 1970; CRESSIER, 2004. 7 Una descripción somera de esta fortaleza en BOKBOT,

C RESSIER , D ELAIGUE , I ZQUIERDO B ENITO , M ABROUK y ONRUBIA PINTADO, 2002. Un estudio detallado de su aparejo y de su estructura se realizó durante la campaña 2004.

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Contrastando la documentación así elaborada y a partir de la identificación de sus elementos comunes será posible obtener una tipo-cronología más ambiciosa y válida para los tres asentamientos, considerados esta vez como un ùnico conjunto, y rastrear datos comparativos fuera del estricto ámbito regional que nos brinden, quizá, argumentos de cronología absoluta.

El poblamiento en llano y la fortaleza de Agwidir en Asrir (ST C35)

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tido dibujar sus fases constructivas, que colocan en primer lugar el tramo de tapial de la muralla principal, a la que seguiría el recinto rectangular de tu¯b-s y, por último, la ˙ muralla transversal. Resulta una fortaleza atípica, en su aparejo y planta, respecto a todo lo conocido en la región. El adobe no es frecuente en las fortificaciones locales, en la que suele predominar el tapial o la mampostería. Su planta y proporciones recuerdan a las de la alcazaba de mando elevada en el interior del amplio recinto almorávide de Ta¯sgı¯mu¯t, al sudeste de Marrakech 8. A la espera de la datación absoluta que nos brindarán los carbones recogidos dentro de los adobes de la muralla, tendremos que tomar este dato con precaución. Las prospecciones de superficie realizadas al interior y en el entorno de la fortaleza, proporcionaron abundante cantidad de fragmentos cerámicos de variada tipología realizados tanto a mano como a torno. Destacan los vidriados en verde y/o amarillo (sobre ataifores de pie alto, redomas o piqueras de candil), cerámicas pintadas en rojo o negro de manganeso, incisas a peine, y especialmente un fragmento de borde de reflejo metálico con líneas azul cobalto y un motivo de sekba al interior (fig. 3, a). El área 1 : sondeos A, B, C, D, H y G En el área 1 de Agwidir se excavaron varios sondeos que permitieron delimitar una vivienda de grandes dimensiones, organizada en salas y antesalas alrededor de un amplio patio. La construcción, hoy muy arrasada, contaba con muros perimetrales de ta¯biya, combinados con muros de adobe en la˙ compartimentación de sus habitaciones que, en algunos casos, conservaban enlucidos blancos y rojos en paredes y suelos. El desconocimiento de la arquitectura doméstica de la región, tanto antigua como actual, impide realizar comparaciones fiables con las que establecer una valoración cronológica de esta vivienda. Como señalábamos al comienzo de estas

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Véase ALLAIN y MEUNIÉ, 1951.

páginas, los resultados que exponemos se basan exclusivamente en el análisis del material procedente de contextos cerrados, sellados por los derrumbes de los muros, que se asocian con seguridad al último momento de ocupación de la vivienda. Se trata de un total de 97 fragmentos cerámicos (fig. 4, no 1 a 6) que pertenecerían a un mínimo de 41 recipientes (Número Mínimo de Individuos, en adelante NMI). Sus técnicas presentan un cierto equilibrio entre las realizadas a mano (43%) y las elaboradas a torno (34,5%), perteneciendo el resto a piezas a torneta o indeterminados. Predominan las cocciones en entorno oxidante, más de la mitad de los ejemplares, sobre las irregulares y reductoras, documentándose tres ejemplares con nervio de cocción. Del mismo modo predominan las pastas ocres, seguidas de las anaranjadas y las grises, siendo poco significativas las negras y marrones, representadas con un único ejemplar cada una de ellas. El tratamiento predominante de las superficies es el alisado. Existe un número muy reducido de piezas, todas ellas a mano o torneta, que presentan un raspado exterior, interior o en ambas caras, con un único fragmento bruñido al exterior. Entre las formas realizadas a mano existen interesantes ejemplos de ollas de perfil en «S», de cuencos de pequeño y mediano tamaño de borde entrante, algunos con digitaciones en el labio. Además se han localizado contenedores de gran tamaño, de borde plano engrosado y pared recta, en este caso realizados a torno. Sólo se documentó un fragmento de cazoleta de candil de piquera ligeramente levantada. La mayoría de los fondos son planos y anulares, estos últimos vidriados y a torno. Las decoraciones de la cerámica común presentan motivos impresos sobre bizcocho, líneas incisas a peine formando ondas, dobles líneas de círculos impresos enmarcados en líneas horizontales incisas, bordes engrosados con digitaciones o incisiones horizontales oblicuas en el labio y fragmentos de coladores de pasta blanca con excisiones. Existen ejemplares de cerámica pintada en rojo, en un caso

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Fig. 3 – a-b. materiales procedentes del área 1 (ST C35); c-e. materiales procedentes del área 4 (ST C35); f. materiales de superficie del yacimiento de Tuflit al-Harratı¯n (ST C41). ˙

sobre una aguada blanca. Y, en lo que respecta a la cerámica vidriada, la mayor parte presenta un vedrío verdoso oscuro, al interior y/o al exterior, o a manera de goterones, principalmente en ataifores o cuencos de borde engrosado. Se ha documentado un único ejemplar con una retícula incisa bajo cubierta verde y otro sólo con melado al interior. Entre las piezas asociadas a los niveles de incendio localizados en el interior de dos habi-

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FLORES ESCOBOSA, 1988, p. 26 y 27, fig. a, b, y no 5.

taciones y entre las descubiertas sobre el suelo de una de las alcobas, figuran alcadafes de borde redondeado y engrosado y coladores de pasta clara. En la vajilla de lujo destaca un plato en manganeso sobre cubierta blanca, tanto al interior como al exterior. Se distingue por el quiebro de la pared cercano al borde, formando una alta pestaña vertical con pared más o menos inclinada. Esta forma se constata tanto en materiales meriníes como nazaríes 9.

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Fig. 4 – ST C35. Área 1 (no 1 a 6).

Su decoración esta realizada a base de grandes motivos ovalados en sentido vertical con un motivo fitomórfico (fig. 3, b). Entre ellos se dispone un motivo de sekba, cuyos espacios internos se rellenan con tallos espirilíneos. La decoración de palmetas dentro de óvalos está documentada en recipientes estampillados de almacenamiento de época almohade10. Este tipo de motivo pervive en el periodo nazarí, apareciendo en grandes jarras de loza azul y dorada11. En nuestro caso este ataifor en manganeso se encontró asociado a dos fragmentos

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CAVILLA SÁNCHEZ-MOLERO, 2005, p. 299, no 4. FLORES ESCOBOSA, 1988, p. 64, figs. a y b.

de escudillas vidriadas en blanco, una con bandas oblicuas con técnica de reflejo metálico al exterior, y bandas azul cobalto concéntricas al interior, y la segunda decorada con dos líneas azul cobalto horizontales en el borde interior de la pieza. Los motivos de sekba, en reflejo metálico, han sido datados con precisión en la Península Ibérica en el periodo almohade, pero no asociados a piezas de loza azul y blanco12. La pintura en manganeso sobre cubierta blanca, en contextos en los que también apa-

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ZOZAYA, RETUERCE y APARICIO, 1995, p. 122 y fig. 2.

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recen piezas decoradas en azul y dorado, se fecha en algunas excavaciones del sureste de al-Andalus desde mediados del siglo XIV13. Estas cerámicas en negro sobre blanco han sido documentadas en las excavaciones de la Kutubiya así como en otros lugares de Marruecos14. El ataifor en manganeso y blanco asociado a los dos fragmentos con azul cobalto y reflejo metálico señalan unos límites cronológicos, posteriores a inicios del siglo XIV, para los niveles finales de ocupación de la vivienda, pero que no superarían los inicios del siglo XVI. Por último, hemos de señalar que ciertos fragmentos documentados en los niveles más superficiales son atribuibles a una cronología anterior a la del momento final de ocupación de la vivienda excavada. Entre ellos se pueden mencionar dos fragmentos estampillados con palmetas formadas por dos hojas unidas por el ápice y enroscadas sobre sí mismas, uno de ellos con restos de vidriado verdoso y cuya filiación habría que buscarla en época almohade15. También se han localizado abundantes fragmentos de cerámicas incisas bajo cubierta vidriada verde, idénticas a las adscritas a los niveles más antiguos del yacimiento de Tuflit al-Harratı¯n, del que hablaremos más adelante. ˙

El área 2 : sondeos A y B En la parte occidental del interior de la fortaleza se llevaron a cabo dos sondeos (fig. 2). En el denominado «sondeo A» fueron exhumados los restos de un recinto en tapial sobre zócalo de piedras, posiblemente destinado a alguna actividad artesanal. En el sondeo B se documentaron dos habitaciones y los restos de un posible patio. A diferencia del área 1, la erosión y la inexistencia de cubiertas claramente identificables impidieron definir con seguridad contextos cerrados que garantizaran la contemporaneidad del registro material

MUÑOZ MARTÍN, DOMÍNGUEZ BEDMAR y RAMOS, 1996, p. 135. 14 M EUNIÉ , T ERRASSE y D EVERDUN , 1952, p. 72. 13

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estudiado que pueden, por tanto, responder a varias cronologías, de manera que los resultados de su análisis deben de manejarse con cautela. Se han recuperado y estudiado 200 fragmentos cerámicos agrupados por NMI en 139 registros, correspondientes principalmente al sondeo B (fig. 5, no 7 a 16). En lo que respecta a las técnicas de manufactura, el porcentaje de cerámicas a mano es mucho mayor (78%) del que fue documentado para el área 1, con un claro predominio de las formas de uso culinario. Destacan las formas cerradas con ollas globulares y marmitas a mano, de perfil en «S», algunas con decoración a peine de ondas horizontales en el cuello o con digitaciones en la misma zona. También resulta llamativa la presencia de cuencos de pastas ocres, marrones, grises y anaranjadas y grandes contenedores de paredes rectas. En este tipo de piezas predominan los bordes exvasados, seguidos de ejemplares rectos con labios redondeados, planos y oblicuos. En general los fondos de estos recipientes son planos. Los fragmentos decorados presentan digitaciones o incisiones a peine de ondas paralelas. Hallamos decoración pintada en manganeso en un único ejemplar con series de líneas verticales. Con pintura blanca sólo se ha registrado un gran cuenco con ondas horizontales que decoran la parte superior de la pieza. En los recipientes a torno, escasamente representados, se documentan bordes de ataifor con quiebro en la pared y algunos fragmentos atípicos con decoración azul cobalto sobre blanco con líneas azules entrecruzadas. Los vidriados con vedríos verdes pertenecen a cuencos de borde exvasado.

El área 3 : sondeos A, B, C y D El área 3 se ubica en el exterior de la fortaleza, en la parte baja de la ladera norte (fig. 2). En ella se ha excavado parte de un edificio rec-

DEVERDUN y ROUCH, 1949, p. 454; ALLAIN, 1954, p. 181. 15 CAVILLA SÁNCHEZ-MOLERO, 2005, p. 298, fig. 1-4. y p. 479, fig. 65, a y b.

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Fig. 5 – ST C35. Área 2 (no 7 a 16).

tangular perteneciente a una gran casa con patio y suelos de cal y tierra. Esta construido en adobe con zócalos de piedra excepto uno de sus muros perimetrales, realizado en tapial. En sus paramentos aparecen enlucidos rojos y blancos. Se han estudiado 614 fragmentos corres-

pondientes a las unidades de excavación seleccionadas que se agrupan en un mínimo de 175 piezas. En el conjunto (fig. 6, no 1 a 10) predominan las realizadas a mano (61%) sobre las a torno (25%) y torneta (11%). Las cocciones oxidantes y las pastas ocres y anaranjadas son las mejor representadas. El tratamiento de la

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Fig. 6 – ST C35. Área 3 (no 1 a 10).

superficie, en el caso del material a mano, suele ser alisado en su mayoría, aunque también aparecen engobes o bruñidos. En cuanto a las formas, entre las cerámicas comunes predominan las realizadas a mano, documentándose contenedores globulares de borde entrante, ollas de amplia boca y perfil en «S», cuencos bruñidos de pequeño tamaño y grandes cuencos decorados con líneas incisas horizontales encuadrando aspas. En la cerámica a torno, la mayoría está vidriada en verde, en su mayor parte ataifores, seguidos de las jarritas con fondos de pie poco marcado. También aparecen alcadafes, aunque en este caso bizcochados.

Tanto los motivos decorativos como las técnicas empleadas en su factura son muy variados. En las cerámicas a mano destacan las decoraciones incisas, impresas, pintadas en rojo y las realizadas a peine, de motivos simples, tales como aspas, líneas horizontales, onduladas, motivos en zigzag enmarcados por líneas incisas horizontales y las decoraciones plásticas de cordones digitados. En las cerámicas vidriadas encontramos decoración incisa o impresa bajo cubierta, la mayoría con vidriado verdoso al interior, en algunos casos con decoración de lúnulas o zigzag horizontales enmarcados entre líneas incisas. Entre el material más moderno se localizó una jarrita

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en azul cobalto sobre blanco, con pico vertedor, en el exterior de la casa y por tanto sin un contexto fiable. El análisis de la cerámica localizada en contextos cerrados ha proporcionado los resultados más interesantes. Dos de estos conjuntos cerámicos forman parte del relleno de dos basureros situados en una estructura circular en el interior de la casa y en el sector interpretado como patio de la vivienda. En el primer caso las piezas a mano y las realizadas a torno comparten porcentajes relativamente próximos, con un 53% para las primeras y un 47% para las segundas. Se trata principalmente de piezas de cocina, cuencos, una cazuela, fondos de pie alto, grandes contenedores, la mayoría de factura tosca, asociadas a un asa de apéndice de pasta blanca y vidriado verdoso y a cerámicas vidriadas a torno por ambos lados. El segundo contexto, como señalábamos más arriba, pertenece a un basurero localizado en el patio de la vivienda. En este caso, la mayor parte de la cerámica está realizada a mano (81%). Entre la hecha a torno (19%) sólo se registran cuatro fragmentos vidriados en verde al interior y al exterior. En lo que atañe a las formas hay cuencos, vasijas carenadas con triángulos incisos con círculos, grandes contenedores con incisiones en el labio y cordones digitados, alcadafes, ollas de paredes rectas y borde engrosado, pies anulares, jarras, un atifle, y ollas de perfil en «S». Por último, el tercer contexto analizado pertenece a un relleno situado bajo un suelo de habitación. En este conjunto el 91% de las piezas están hechas a mano y tan sólo un 9% fue fabricado con torno. Destacan tres fragmentos vidriados en verde, uno de ellos perteneciente a una redoma con líneas incisas y lúnulas bajo cubierta, y otro a una jarrita con vidriado verde exterior e interior. En la cerá-

mica a mano se distinguen ollas de perfil en «S», alcadafes, grandes contenedores de borde engrosado, paredes rectas y decoración de digitaciones y ungulaciones en el labio, cuencos, fondos de pie anular poco resaltado y una cuscusera. La presencia en estos contextos de formas cerámicas vidriadas en verde con incisiones bajo cubierta, de un asa de apéndice también vidriada16 y de jarritas con borde biselado y pasta blanca17, permitirían adscribir los primeros niveles a una cronología relativamente antigua, que oscilaría entre los siglos X-XIII para los niveles iniciales de la casa y los siglos XIV-XV para las últimas fases, incluidas las de derrumbe y abandono. En cualquier caso, sólo el análisis exhaustivo de las piezas cerámicas de estos niveles, en donde las cerámicas comunes a mano dominan sobre las vidriadas, y los resultados de C-14 en curso, contribuirán a precisar estas dataciones.

Este tipo de asas se fechan en al-Andalus, asociadas a jarras realizadas en verde manganeso, en contextos de los siglos X-XI; en el periodo almorávide a jarras vidriadas en verde y a principios del siglo XIII en jarras bizcochadas. Ver AGUADO, 1983, p. 51 y lám. VI, a; RETUERCE VELASCO, 1998, I, p. 184-185 y II, forma C, subtipo 8»; IZQUIERDO

BENITO, 1979, no 1, fig. 36, lám. XVIII, no 3; DUDA 1970, p. 14, lám. 10c y lám. color 1c; NAVARRO PALAZÓN, 1991, tabla tipológica no 3.18. 17 Ejemplares similares se encuentran fechados por C 14 entre 1000 y 1100 d. C. en Asˇ¯ır : MOKRANI, 1997 b, p. 295, fig. 28.

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El área 4 : el sondeo A Se ubica al oeste de la actual población de Asrir, frente a la fortaleza (fig. 2). En esta área se plantearon dos sondeos, aunque para nuestro objetivo inmediato sólo nos ocuparemos del denominado sondeo A, por ser el único lugar en el que documentamos contextos cerrados. Bajo una superficie plenamente horizontal, aparecieron los restos de distintas estructuras que podrían asociarse a un espacio doméstico. Los muros se encuentran realizados con zócalos de mampostería recrecidos con adobes y en un solo caso con tapial. A pesar de lo limitado de la intervención – de tan sólo 5 m × 5 m –, hemos podido identificar una secuencia en la que pueden recono-

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cerse seis fases constructivas. El descubrimiento de un nivel de incendio, sellado por los derrumbes, sobre los suelos de la última ocupación, permitió recuperar un interesante conjunto de piezas que funcionalmente parecen asociarse a un espacio de almacenamiento, incluidas las que se encontraban entre los restos de un vasar. El conjunto cerámico estudiado (fig. 7, no 11 a 19), del que se ha excluido los materiales procedentes de los niveles superficiales, está constituido por un total de 451 fragmentos que se han agrupado por NMI en 161 registros. Predominan las cerámicas a mano (47%) sobre las fabricadas a torno (22%), destacando el alto porcentaje de las realizadas a torneta (30%) que supera ampliamente el documentado en el resto de conjuntos cerámicos estudiados en este trabajo. Conviene señalar que, entre los materiales de los niveles más superficiales asociados a los derrumbes de las estructuras, aparecen fondos con vedrío verde esmeralda, vidriadas en verde con incisiones bajo cubierta, piezas pintadas en blanco, un fragmento vidriado en verde al exterior y en amarillo al interior, y cerámicas decoradas a peine. Bajo ellos aparecieron niveles intermedios en los que se entremezclan los derrumbes con el nivel de incendio inferior, en los que aparecen grandes jarrascontenedores con un asa circular, con aguada blanca y con decoración muy abigarrada de incisiones horizontales con motivos en ondas y aspas ocupando todo el cuerpo de la pieza, realizadas a mano (fig. 3, c). Junto a ellas se encuentran contenedores con cordones digitados y bordes con ungulaciones, digitaciones y aspas incisas en el labio, también a mano. Entre las piezas vidriadas en verde destaca una cerámica estampillada con decoración vegetal y entre los fondos, uno de pie anular alto. Las piezas cerámicas asociadas al nivel de incendio constituyen el conjunto de piezas más interesantes por pertenecer a un único momento de ocupación. En él se registran

piezas a mano con decoraciones unguladas, a peine, incisiones en retícula y a peine horizontales enmarcando ondas. En cuanto a las formas, destacan fragmentos de las mismas jarras localizadas en el nivel superior, grandes ollas de perfil en «S» con gruesos desgrasantes, jarritas, cuencos grandes y pequeños y dos jarras vidriadas en verde. El hallazgo de un fondo con pie y estampilla vegetal bajo cubierta verde18 entre los derrumbes de las estructuras (fig. 3, e) y, en especial, la recuperación de una cerámica con impresión epigráfica, posiblemente con una «alafia», en un fragmento de tinaja en el interior de la fosa de fundación de uno de los muros (fig. 3, d) situaría su datación entre los siglos XII-XIII d.C. A favor de esta propuesta contribuye el hecho de que en los niveles más superficiales que cubren los derrumbes de las estructuras se detectaran algunos tipos más modernos, semejantes a los aparecidos en el área 1, como un ejemplar vidriado en blanco y azul cobalto.

C AVILLA S ÁNCHEZ -M OLERO , 2005 fig. 124-126 y RETUERCE VELASCO, 1998, I, p. 410. Si bien la decoración estampillada bajo cubierta vítrea ya se constata en el

siglo XI en al-Andalus, según estos autores se difundiría en los siglos XII y XIII, especialmente a partir de la etapa almohade.

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El despoblado de Tuflit al-Harratı¯n (ST C41) ˙ El yacimiento ST C41 está situado en la llanura, inmediato a la orilla sur del curso principal del wa¯dı¯ Warg Nu¯n y ocupa una amplia extensión superficial que se extiende a lo largo de varias hectáreas (fig. 2). Pese a su situación cercana al curso del wa¯dı¯, la zona resulta poco expuesta a las inundaciones, tal y como revelan los datos geomorfológicos al menos en la zona excavada. Se trata, aparentemente, del yacimiento más rico en información potencial para el estudio del poblamiento altomedieval en Asrir. En superficie se localizaron abundantes fragmentos de cerámica vidriada en verde con impresiones bajo cubierta (fig. 3, f), bizcochadas con impresiones, así como piqueras y cazoletas de candil, a los que se suman escorias de bronce, fragmentos de vidrio y molinos de mano de dos tipos diferentes, carbones y abundantes restos óseos.

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Fig. 7 – ST C35. Área 4 (no 11 a 19).

El topónimo asociado, Tuflit al-Harratı¯n («el canal [¿ ?] de los Harratı¯n»)19, da˙ cuenta ˙ de una interpretación histórica por parte de la población actual que considera que constituyó un barrio de la antigua Nu¯l. Aunque incluyera vestigios puntuales de viviendas aparente-

mente similares a los anteriormente descritos que, no obstante no han sido excavados, el lugar ha revelado también una ocupación antigua de gran interés. A pesar de que sólo ha sido objeto de una única campaña de excavación en la fase final

19 El origen de la población negra de los Harratı¯n, ˙ omnipresente en los oasis del norte de Sahara, está

todavía muy discutido : ¿antiguos esclavos procedentes del sur o grupo autóctono anterior a la llegada del Islam?

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del proyecto y de que los niveles más antiguos fueron excavados de forma muy limitada, la intervención en ST C41 ha revelado la existencia de tres momentos de ocupación y de, al menos, dos conjuntos materiales de características bien diferenciadas. Los dos primeros pertenecen a fases sucesivas de carácter estacional poco prolongadas en el tiempo, representados por hoyos de poste, en los que ocasionalmente se reconoce una disposición circular, que sustentarían estructuras muy endebles, y silos-basurero que cabría interpretar como pertenecientes a poblaciones nómadas o seminómadas como las que aún hoy transitan a lo largo del valle. Por el contrario, el primer momento de ocupación detectado en estratigrafía pertenece, sin duda, a un asentamiento de carácter permanente de gran interés. Se localizaron los restos de un grueso muro de adobes de más de tres metros de anchura, que parecen ser los de una muralla que rodea el asentamiento, así como instalaciones de fundición de metal. El escaso alzado de los vestigios conservados pertenecientes a esta primera fase pone de manifiesto que dichas estructuras se encontraban arrasadas cuando se produjeron las reocupaciones posteriores. Se ha estudiado un total de 157 fragmentos que pertenecen a un NMI de 113 recipientes diferentes. La mayoría de las piezas proceden de la excavación del relleno interior de los silos-basurero, mientras que tan sólo pudieron recuperarse 11 fragmentos pertenecientes con seguridad a los niveles más antiguos. En todo este conjunto (fig. 8, no 1 a 21) predominan las piezas fabricadas a mano con una presencia abundante de formas cerradas, tipo ollas y alguna orza. La comparación de los contextos a los que se asocian los distintos materiales permite apreciar de manera nítida las diferencias entre las dos fases de ocupación. Llama poderosamente la atención que del conjunto total de cerámicas recuperadas en el interior de los silos, el 96% está realizada a mano, mientras sólo el 4% fue fabricada a torno o torneta, representadas por un único fragmento en cada caso. Sin olvidar que la muestra es poco representativa, apenas una decena de fragmentos, en los contextos cerrados pertenecientes al momento más

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antiguo – situadas bajo el derrumbe de adobes de la muralla – el porcentaje de piezas realizadas a torno alcanza el 50%. Por este motivo consideramos que la gran mayoría del material a torno recogido en superficie, con decoraciones a molde e incisas bajo la cubierta vítrea, pertenecería a la primera fase de la ocupación, al que se asocian la muralla y los hornos localizados. Ello no excluye la presencia de algunos materiales más modernos entre el material de superficie. Diferenciando los dos tipos de técnicas, las cerámicas realizadas a mano presentan cocciones principalmente reductoras o irregulares, con manchas de cocción, aunque también existe una cantidad considerable de cocciones oxidantes. Predominan los bordes rectos de labio redondeado, seguidos de los oblicuos, los planos y los entrantes de labio redondeado u oblicuo. Existe, además, una importante representación de fragmentos con decoración a base de impresiones verticales en el labio o cordones digitados. Los fondos documentados tienen base cóncava o plana, y son de pasta marrón o gris. En particular, las piezas hechas a mano localizadas en el relleno de los silos se caracterizan por tener bordes rectos y labios redondeados u oblicuos. Se ha documentado una única pieza decorada con impresiones verticales en el labio. El resto de las cerámicas no presentaba ningún tipo de decoración. Conviene destacar, como dato significativo, que algunas piezas revelan tratamientos superficiales de alisado y raspado, con especial predominio de las primeras, caso de un colador-cuscusera con huellas de raspado en su interior. En las cerámicas realizadas a torno, que consideraremos en su mayor parte asociadas a la fase más antigua de la ocupación, predominan las pastas ocres, anaranjadas y grises. Este último color es muy significativo en el caso de las piezas vidriadas. Algunas piezas se encuentran claramente pasadas de cocción. En lo que atañe a los bordes son mayoría los rectos con labios redondeados o engrosados, y los exvasados de labio redondeado. Predominan las asas de forma ovalada de sección circular y semicircular, ocasionalmente con incisiones, destacando la aparición de algunas

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Fig. 8 – ST C41.

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asas geminadas. Los fondos planos son escasos, mientras que son mayoritarios los de pie anular poco resaltado en bizcocho de color ocre y los vidriados en verde con pasta gris, algunos de ellos con incisiones bajo cubierta. En cuanto a la decoración de las piezas vidriadas, destaca la presencia de impresiones y acanaladuras al exterior bajo la cubierta verde claro. En ocasiones el vidriado es verde claro al interior y exterior verde esmeralda, o fuerte al exterior y más suave al interior, casi amarillo con pequeñas gotas verdes. También se han registrado, en menor número, piezas con un vidriado blanco interior y verde al exterior o en verde oscuro por ambas caras. Algunas de las piezas bizcochadas llevan goterones verdosos o incisiones horizontales formando zigzag. Aparecieron también algunos fragmentos de tinaja con incisiones horizontales simples en el labio. Los candiles hallados en Tuflit al-Harratı¯n son de cazoleta con ˙ piquera levantada, tanto bizcochados, en un caso con un asa exenta de pico (fig. 8, no 21), como vidriados en verde, lisos o con acanaladuras bajo cubierta vítrea. Es posible advertir el paralelismo de los ejemplares vidriados en verde con decoraciones impresas bajo cubierta de este yacimiento (fig. 3, e) con algunas piezas halladas en yacimientos del norte de Marruecos 20 y en Tegdaoust (Awdagust en la Edad Media), para los que se da una fecha probable entre los siglos XI-XIII d.C. 21. Una datación parecida se ha señalado para una pieza similar al candil con asa exenta de pico y piquera levantada sin vidriado, descrita supra (fig. 8, no 21), hallada en Tagdempt-Tahert entre los materiales de primera época de un nivel que no rebasaría, en ningún caso, los siglos XII-XIII 22. Los materiales cerámicos recuperados en los contextos cerrados pertenecientes a las fases de ocupación más antiguas del yacimiento no resultan suficientemente determinantes. Sin embargo, la aparición en la excavación de dos denerales de vidrio parece evidenciar que el yacimiento se encontraba

MEKINASI, 1958, p. 110-112 y lám. IV y V. TAOUCHIKHT, 1995, p. 231. 22 MOKRANI, 1997 a, p. 282, fig. 43. 20 21

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integrado en las redes comerciales saharianas de larga distancia, como se ha documentado en el caso de Awdagust 23, en las que participarían cabezas de puentes del ámbito fatimí, en el sentido más amplio, durante los siglos X-XI. *

*

*

La comparación de los resultados obtenidos tras el análisis del material cerámico de las distintas áreas estudiadas parece constatar la existencia de piezas aparentemente altomedievales en la fortaleza de Asrir y su entorno, aunque no hayan sido detectados en los niveles conservados in situ. Esto explicaría la aparición de tipos cerámicos que no podemos asociar a la ocupación de los siglos XIV-XV pero que sí se corresponden con las características de los encontrados en Tuflit al-Harratı¯n. ˙ Los niveles más modernos se localizan en la fortaleza, asociados a la ocupación de la vivienda excavada en el área 1, que se puede situar entre los siglos XIV y XV. Contamos como piezas de referencia para esta propuesta con las cerámicas de reflejo metálico asociadas a loza azul y blanca, y los platos en manganeso sobre cubierta. A partir de las cerámicas localizadas en excavación y las recuperadas del interior de los adobes de la muralla, es posible pensar que estas viviendas pertenecen a un momento posterior, aunque para la confirmación definitiva de esta hipótesis será necesario esperar a los resultados que ofrezcan los análisis de Carbono 14. En la ladera de la fortaleza (área 3), se distinguen dos fases. La última puede situarse en torno al siglo XIV y la otra, más antigua, en un momento impreciso entre los siglos X-XIII. En ella predominan las cerámicas a mano, lisas y con abigarradas decoraciones incisas. Entre las cerámicas a torno destacan las recubiertas con un vedrío verdoso, que ocasionalmente llevan incisiones bajo cubierta. Por su parte, las estructuras excavadas en la llanura (área 4) podrían responder a una ocupación situada en

Los denerales de Awdagust, actual Tegdaoust (Mauritania), han sido estudiados por LAUNOIS y DEVISSE, 1983, p. 399-419. 23

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torno a los siglos XII-XIII, encontrándose ya abandonadas en el XIV. El yacimiento de Tuflit al-Harratı¯n es el que ofrece, en su primera fase, ˙los materiales en estratigrafía de cronología más antigua, que los sitúa entre los siglos X-XI, aunque no excluimos una fecha anterior. Las cerámicas que mejor caracterizan este momento son las vidriadas en verde con incisiones bajo cubierta, muy abundantes en superficie. De características muy similares a las piezas a mano localizadas en el área 1, el material del interior de los silos permite conocer las cerámicas utilizadas por las poblaciones trashumantes que circularon por el valle, posiblemente en torno a los siglos XIV-XV. La aparición de formas, decoraciones y acabados similares en todos los lugares excavados, incluidas las fases más antiguas de este yacimiento, insinúan una larga perduración de estos tipos, relacionados principalmente con actividades culinarias. La aparición de un atifle asociado al basurero de la casa excavada en el área 3 de ST C35 y de rollos con restos de vidriado verde, al igual que el hallazgo en ST C41 de cerámicas con defectos de cocción y atifles en superficie, podrían indicar, tal vez, la existencia de una producción medieval temprana de piezas con incisiones e impresiones bajo vedrio verde en esta zona del sur de Marruecos, si bien es una hipótesis aún por confirmar. Al inicio de este trabajo ya anunciábamos el carácter preliminar de este análisis de la

cerámica procedente de los distintos sitios arqueológicos en los que, presumiblemente, podía encontrarse la antigua ciudad de Nu¯l Lamta. Pese a los inconvenientes que allí enu˙ merábamos, como los que se derivan de trabajar con fragmentos que no permiten reconstruir por completo las formas de las piezas cerámicas, y la ausencia, por el momento, de las dataciones ofrecidas por métodos físicos, a los que se añade la escasez de trabajos publicados sobre materiales cerámicos medievales del sur de Marruecos, consideramos que estos primeros resultados constituyen un punto de partida necesario para el desarrollo de futuras investigaciones. Somos conscientes, no obstante, de que para ello es ineludible insistir en el análisis formal de los materiales cerámicos de los distintos yacimientos intervenidos. Con él, y con las diferentes dataciones de los contextos excavados, podrán definirse las características particulares de cada asentamiento y diseñar un cuadro cronológico preciso que ayudará, sin duda, a fechar otros yacimientos, localizados en las prospecciones realizadas en el marco del proyecto Investigaciones arqueológicas en la región del Sus-Tekna. A partir de aquí, y con el concurso de estudios de materiales de las mismas épocas procedentes de otros conjuntos intervenidos, podrá construirse una secuencia de referencia para la región y, en última instancia, contribuir al conocimiento de la historia de Marruecos durante la Edad Media. María DEL CRISTO GONZÁLEZ MARRERO

(Universidad de Las Palmas-Grupo de investigación Tarha)

Yasmina CÁCERES GUTIÉRREZ y Jorge DE JUAN ARES (Arqueólogos de Toletum Visigodo, Toledo)

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