EL VIBRÁFONO

October 20, 2017 | Autor: Claudio Cascales | Categoría: N/A
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Descripción

1916-1996
80 ANIVERSARIO DEL VIBRÁFONO
@ClaudioCascales

Artículo realizado para la revista de la Asociación de Escritores, Músicos
y Pintores de "La Puerta Falsa" Jazz- Bar publicado en diciembre de 1996.
Posteriormente se publico en la sección Contemporánea de la revista
Percusiones de la Asociación Española de Peercusionistas en los números 6 y
7 de 1999.

En 1996 se cumple el ochenta cumpleaños de un instrumento que nació a
principios de nuestro siglo con el jazz y con la electricidad, el
Vibráfono.

En cuanto a su forma de aparecer en el ámbito musical es un instrumento
diferente a otros: por una parte no ha sido un instrumento con una
determinada evolución, ya que fue inventado en un momento preciso y, por
otra parte, es el primer instrumento que pasó del jazz a la orquesta
sinfónica, precedente este que hasta ese momento pocas veces había
sucedido, siendo habitualmente lo contrario.

El vibráfono es un instrumento de láminas hachas de una aleación de varios
metales, dispuesto en tamaño progresivo de forma trapezoidal y en dos
hileras paralelas en posición horizontal emulando la primera hilera las
notas diatónicas del piano y la según a las cromáticas. Generalmente el
llamado "Modelo de Concierto" consta de tres octavas (fa-fa). Bajo estas
láminas el instrumento está dotado de un sistema de tubos resonadores, que
sirven para proporcionar al sonido una mayor vibración y profundidad,
especialmente en la tesitura grave.

La principal característica de este instrumento es la vibración adicional
del sonido producida por medio de un mecanismo de motor eléctrico. Este
mecanismo hace que los tubos sean tapados y destapados alternativamente a
una velocidad que el vibrafonista puede controlar por medio de un mando
adaptado a él, dependiendo esta velocidad del tipo de música que se vaya a
ejecutar o del gusto del intérprete, no descartando la posibilidad de tocar
con el motor apagado.

Así mismo este instrumento está dotado de un pedal de expresión, al igual
que el piano y para la misma función que este, es decir, para dejar vibrar
el sonido o apagarlo según convenga.
Aunque cabría la posibilidad de considerarlo como un descendiente de los
metalófonos de Java (Saron) y Bali (Pemugal), instrumentos del Gamelán, el
vibráfono no tiene nada que ver con ellos, ya que carecen de su principal
característica: el vibrado. Eso sí, alguien se fijó en estos instrumentos
étnicos e inventó un nuevo instrumento.

Y fue un trabajador del la compañía americana Leedy llamado Hermann
Winterhoff cuando en 1916 trataba de confeccionar una marimba con las
láminas de metal para imitar la voz humana. Después de la construcción de
varios modelos (como el Vibraharp), se llegó entre 1921 y 1936 al modelo
que actualmente es el vibráfono siendo construido definitivamente por la
firma Deegan y bautizado como Vibraphone por el mítico xilofonista George
Hamilton Green y conocido en los países anglo sajones simplemente como
vibes.

El vibráfono tuvo desde el principio muchos adeptos al ser un instrumento
totalmente innovador, siendo muchos los músicos que se interesaron por él,
llevándolo a un desarrollo técnico muy rápido, sobre todo en la música de
jazz, tocado por auténticos virtuosos.

Generalmente, en la actualidad, el vibráfono se toca con cuatro baquetas,
incluso diferentes, con el fin de facilitar los pasajes o a la hora de
ejecutar acordes, aunque también se puede tocar dos o tres.

El tipo de baqueta más apropiado es el de lana, hilo o goma, admitiendo la
posibilidad de percutir con baquetas más duras o blandas. Su mayor calidad
sonora la obtendremos cuando percutamos en él con baquetas medias en dentro
de una dinámica fuerte. A veces, por el contrario, es de gran efecto el
prescindir de las baquetas y percutir directamente con las yemas de los
dedos o incluso las uñas. Otro recurso de grandes posibilidades consiste en
la utilización de un arco de violochello o contrabajo frotado en los bordes
de las láminas, de manera similar al modo de frotar en los platos, tam-tams
y gongs, aunque tanto en estos últimos y el propio vibráfono encontramos la
característica de que los sonidos resultantes están perfectamente afinados.

Sumado a esto, el efecto del motor, se abrillanta, aún más el sonido.
Efectos menos comunes son colocar papeles, monedas, etc…, sobre las láminas
a modo de piano preparado, en este caso "Vibráfono Preparado", tocar en los
nodos de las láminas, producir pequeños portamentos (sutiles glissandos
sobre una lámina), utilizar golpes muertos (dreak stocke o ghosting), así
como las innumerables posibilidades que nos puede ofrecer el sistema MIDI
(samplers, conversores, triggers, etc…).

Entre sus posibilidades técnicas cabe destacar que mediante el pedal es
posible hacer tanto un staccato y un legato muy interesantes, así como
dejar vibrar libremente el sonido. Los glissandos se consideran como
cualquier instrumento de teclado, siendo otra de sus posibilidades sonoras
el cluster.

Aunque el vibráfono ha tenido, como se ha comentado, caldo de cultivo en el
mundo del jazz, en la orquesta sinfónica y en las agrupaciones de cámara
del siglo XX, se ha integrado como instrumento auxiliar y últimamente como
solista principalmente dentro de la llamada música contemporánea
postmodernista.

El primero que introdujo en vibráfono en el campo orquestal fue Alban Berg
en 1934 en su ópera Lulú, más tarde se han ido produciendo apariciones a lo
largo de todo lo que llevamos de siglo, destacando el empleo que hizo
Benjamín Britten en su Spring Symphony, op. 44 de 1949, o la gran parte que
escribió para él Pierre Boulez, prestando un toque de magia al conjunto en
su Le marteau sans maitre, de 1955, obra cumbre del serialito integral, sin
dejar de mencionar el primer concierto escrito conjuntamente para vibráfono
y marimba op. 278 de Darius Milhaud en 1947 y del primero para vibráfono
solo en 1958, el Concertino für vibraphon und streichorchester de
Siegfried Fink.

También hemos de resaltar que hay una interesante literatura, aunque no muy
extensa, para el vibráfono como instrumento solista entre las que podemos
destacar obras como Katalog für einen Vibraphonspieler de Werner Heider de
1965, la Sonata de Harald Genzmer y Omar de Franco Donatoni de 1985.

Pero como se ha apuntado anteriormente, es en el mundo del Jazz donde este
instrumento de sonido cálido y de gran expresión alcanza su mayor esplendor
ya que, a parte de estas cualidades hemos de añadir su gran capacidad
rítmica que, unida a lo anterior hace que sea un instrumento ideal para
este tipo de música.

Los dos introductores del vibráfono en el jazz fueron Lionel Hampton (quién
grabó en 1930 el primer sólo de vibráfono, Memories of you, durante una
sesión con Louis Armstrong, que venía de la batería y Red Norvo que
procedía del xilofón, ambos al comienzo de la era del swing en la década de
los 30. Hampton es un volcán de vitalidad, ya que en sus solos ni por un
momento pierde la fuerza, aunque tenga que escuchar tras de sí una gran
orquesta, sin embargo Norvo obtiene sus mejores momentos dentro de los
pequeños conjuntos en una concepción más camelística.

En los albores del Bebop aparece Milt Jackson, primero a la sombra de Dizzy
Gillespie y luego con su propio grupo: el Modern Jazz Quartet. Sus
improvisaciones son sensacionales y fluidas haciendo que lo más difícil
parezca fácil. Así mismo, es uno de los más grandes intérpretes de baladas,
e incluso, más tarde, uno de los primeros músicos de Sóul allá por los años
cincuenta.

Desde luego Jackson no es el único vibrafonista de su generación, otros
son: Charlie Shoemake capaz de hacer increíbles solos, Terry Gibbs músico
de big bands, Tedy Charles, pionero del free jazz, Cal Tjader, quién mezcla
el jazz con la música cubana, así como Eddie Costa, Tommy Vig y Lem
Winchester.

En los años 60 el vibráfono despegó definitivamente gracias a músicos como
Gary Burton, el más genial virtuoso de este instrumento. Burton fue el
primero en utilizar cuatro baquetas en las improvisaciones y no sólo en los
chorus, creando con estas acordes y efectos similares a los que utiliza
Bill Evans, que influyó mucho en él. También fue Burton quién inició la
actual tendencia a tocar sin una sección rítmica, casi siempre formado dúo
con Chick Corea. Por su parte Walt Dickerson ha transferido ideas de John
Coltrane, le encanta experimentar con nuevos sonidos. Otro gran
vibrafonista a destacar es Bobby Hutcherson, se trata de un fino
improvisador que, combina el bebop con Coltrane y la tradición de Jackson
con el nuevo sonido del vibráfono.

Muy pocos vibrafonistas se interesado por los sonidos del Jazz-rock y la
música de fusión aparecida a finales de los 70. Entre ellos tenemos a Roy
Ayers, Dave Pike, Ruth Underwood y el más conocido Mike Manieri,
vibrafonista de los Steps Ahead incansable investigador de las técnicas de
tocar este instrumento así como de sus posibilidades sonoras.

Ya en los años 80 destacan Tom van der Geld, quizá el músico más tierno y
sensible entre los nuevos vibrafonistas, David Friedman, el cual tiene un
sonido que realmente impresiona al oído, se le conoce como el Hampton de
los ochenta. Friedman ya en los setenta creó el Mallet Duo con el
vibrafonista y marimbero Dave Samuels (más tarde ambos codirigirán el
cuarteto Double Image), cuando tocan juntos como en Carrusel la música roza
compás a compás una sonoridad que recuerda la música balinesa. Samuels
tiene su propio grupo, Spyro Gyra, con el que tiene cierto éxito con cada
nuevo disco. Últimamente también a colaborado con Paquito de Rivera (saxo
alto y clarinete), y Andy Narell (steel drum) en el Caribean Jazz Project.

Como últimos vibrafonistas podríamos citar a dos músicos alemanes
establecidos en Estados Unidos como son Gunter Hampel y Kart Berger y a los
norteamericanos Earl Griffith y Jay Hoggard.

En España, país con muy poca tradición en el mundo del jazz y mucho menos
en el vibráfono no podemos dejar de nombrar a los legendarios Salvador
Arevalillo y Francesc Burrul como representantes de los dos focos
principales que siempre han existido en nuestro país en el terreno
jazzístico: Madrid y Barcelona. Ya en los 80 encontramos en Madrid a Javier
Benet, premio al mejor solista en el Festival de Jazz de Madrid en el 86,
venido del clásico (es profesor de la O.R.T.V.E.), el cual parece, en los
últimos tiempos, dejar un poco de lado su actividad creativa en este
terreno. En Barcelona destaca, seguramente, el mejor vibrafonista de jazz
que ha dado nuestro país, se trata de Ángel Pereira, también venido del
clásico y con estudios de improvisación en Estados Unidos. Por un tiempo
formó dúo con el pianista Antoni Olaf Sabater al estilo Burton/Corea.
Últimamente también han destacado en Barcelona el joven Oriol Bordas, al
cual los entendidos le auguran un gran futuro, así como a Jesús Salvador
"Chapi", profesor del Conservatorio de Valencia y miembro del grupo Amores,
quién está haciendo una estimable labor de acercamiento al mundo de la
improvisación en general y al vibráfono en particular en todas las esferas
del panorama musical actual.

En los albores del siglo XX nació uno de los más jóvenes y atractivos
instrumentos de la música contemporánea: el vibráfono, un instrumento que
posee un timbre altamente poético, dulce y fantástico, de una gran fuerza
expresiva. Se puede usar con carácter lúgubre o festivo, con un sonido
potente y cristalino. Quizá sea por su juventud un instrumento poco
conocido, podríamos decir que de minorías. Por este motivo los amantes de
la música y del jazz no podemos privarnos ni privar a los que no lo
conocen, de este instrumento de sonido limpio, pleno de luz y evocador de
una atmósfera onírica.
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