El viaje errático de la formación artística

July 15, 2017 | Autor: R. Falcón Vignoli | Categoría: Sociology, Philosophy, Arts Education, Social Ciences
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Descripción

Título: trayecto errático. Técnica: fotografía. Lugar: Paris, 2012. Autor: Roberto Marcelo Falcón

EL VIAJE ERRÁTICO DE LA FORMACIÓN ARTÍSTICA Roberto Marcelo FALCÓN1 [email protected]

Resumen. Este artículo versa sobre la formación artística como una experiencia errática, como viaje marginal que posibilita el desarrollo de las personas. Realidad generada por el contacto cotidiano con una energía psíquica colectiva, mana ancestral o biosfera sensible, que hace posible los espacios de formación. Dimensión de aprendizaje compartida en la cual los maestros son intercesores silenciosos que estimulan la inteligencia sensible de las personas. Razón por la cual la formación errática inmersa en un clima sensible, abre vías negativas y reversibles de conocimiento entre lo conocido y lo desconocido.

Palabras claves: errático, experiencia, circulación, persona, potencia.

Formación adorcista Las personas que transitan procesos de aprendizaje que les tienen en cuenta, que les esperan como lo garantiza la formación artística, logran desplegarse sin urgencias. Esta realidad hace posible que sean las creadoras de sus trayectos formativos en un tiempo que sencillamente les

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Roberto Marcelo Falcón nació en 1966, Uruguay. Doctor en filosofía del ecoproyecto, Universidad de Barcelona, España. En Francia, Presidente de la Asociación Cultural Sousencre y co-responsable del Grupo de Investigación sobre Educación artística y Sociedad, GREAS, CEAQ, Universidad René Descartes, Paris V, La Sorbonne. Profesor de filosofía de la Educación y el Arte.

acompaña. De un modo marginal a toda conducción impulsada por los sistemas educativos, cuando éstos responden a intereses políticos, si es posible desplegarse, manifestarse, ofrecerse y entrelazarse vivamente con los demás. Las personas consideradas fuerzas naturales y no ciudadanos de intereses políticos, se revelan como potencias que logran expandirse en su tiempo correspondiente. Es así que la formación artística aparece como un ambiente cálido, como una matriz fértil que propicia circulaciones enmarañadas - no lineales - que potencia el desarrollo creativo de todos sus participantes. Realidad por la cual no se constriñe, no se limita en la persecución de fines preestablecidos con anterioridad, abandonándose radicalmente en una aventura creadora. Permanecer atados en sistemas educativos cuando son herramientas de proyectos políticos, es clara evidencia de estar poseídos2 por una presión que obstruye la circulación de las potencialidades personales y colectivas. Ser poseído es sinónimo de ser anulado, utilizado, consumido y conducido. Como contrapartida la formación artística, la experiencia sensible, se ofrece como una temperatura que no frena, que invita a ser y que hace posible, el pasaje de las energías naturales de las personas. Vivencias formativas que irrigan el desarrollo de las relaciones personales sin intentar en ningún momento conducirlas hacia finalidades externas a su realidad profunda, sensible y enigmática. Las experiencias propuestas por la formación artística, invitan a reiniciarse en el camino complejo del desarrollo personal entretejido al todo existencial. Los participantes manifiestan paulatinamente sus energías potenciales, revelándose el trayecto de aprendizaje como una experiencia adorcista3, es decir, como una formación que favorece el despliegue natural de la persona. La formación sensible4 como camino adorcista, es opuesta al actual exorcismo educativo, entendido como construcción sustentada en intereses políticos. Cuando las personas son dominadas y convertidas en ciudadanos que colaboran en sistemas construidos a partir de un cotidiano y planificado exorcismo educativo - son literalmente obstruidas y alejadas de su despliegue natural. Expulsada la sensibilidad, la animalidad de la persona como si fuera un agente patógeno, los poderes políticos desarrollan libremente su monstruosidad, generando escenarios regulados y sustentados en un egoísmo radical. Desde esta posición, podemos decir que mientras la formación artística o adorcista posibilita la progresión natural de las personas, la educación exorcista expulsa y ahoga sus potencias para construir realidades vigiladas. Por lo tanto, la razón exorcista es un golem5 aplicado, dedicado y volcado hacia la 2

Bertrand Hell, Possesion et chamanisme, Les maîtres du désordre, Flammarion, Paris,1999. Bertrand Hell, op. cit. 4 Roberto Marcelo Falcón, Geoeducación o formación sensible, Revista Ariel, Filosofía del Uruguay, nº7, pág. 32, 2011: http://arielenlinea.files.wordpress.com/2011/05/0712_geo.pdf 5 Michel Maffesoli, Matrimonium, Petit traité d’écosophie, CNRS Editions, 2010. 3

construcción de un custodiado sistema educativo. La razón exorcista o golem descarriado elimina indefectiblemente las experiencias que inician el despliegue personal y colectivo. Pensamos que ordenar obsesivamente evidencia ausencia de comprensión en la naturaleza humana y como consecuencia, la presencia de una ceguera dogmática que obstruye, controla y construye metódicamente. La razón que no participa de la invocación de experiencias sensibles - elaborando tectónicamente, obcecadamente en la periferia del ser - se convierte en una fuerza contranatural, ergo, irracional. En cambio, la formación adorcista como la artística, aparece como un pasaje discreto, como un transe racional y sensible, como un éxtasis personal y colectivo que invita a ser orgánicamente en comunidad. La invitación a la experiencia sensible es una puerta abierta que deja contactar con otras realidades y que hace posible, diversos tránsitos formativos. El proceso de actualización de la totalidad de la naturaleza humana es invocado por un adorcismo formativo, que lejos de querer poseer y domesticar la persona conduciéndola a ciertos fines, le ofrece experiencias que le animan, irrigan y estimulan a ser. Realidad en la cual todos los participantes logran desplegar sin urgencias su propio impulso interior o élan vital, según Henri Bergson.

Maestros intercesores Los procesos sensiblemente formativos se nos revelan como un viaje curvo, como un trayecto enmarañado que posibilita el desarrollo de todas las personas. Donde los maestros, las maestras, son fuerzas auxiliares que se entrelazan a diario con las potencialidades de los alumnos y alumnas con las cuales contactan. Son estos maestros potencias que trabajando silenciosamente y sin imponerse, facilitan el despliegue de las personas en comunidad. Se revelan según Apolline Torregrosa como maestros clandestinos6, es decir, como soplos inteligentes, sensibles y creativos que propician desarrollos colectivos en una dimensión de aprendizaje compartido. Podemos entenderles, experimentarles, como intercesores que nos ponen en contacto con los secretos de cada instante, con el arcano de una vida compleja en la cual somos protagonistas principales. De esta manera, nos inician secretamente en nuestro viaje existencial, al provocar que seamos los forjadores de nuestras resurrecciones simbólicas. Realidad que estimulan a través de diversas pruebas y experiencias que ofrecen cotidianamente, sigilosamente, como si nada estuviera sucediendo. Por lo tanto, estamos ante tránsitos mágicos, trayectos formativos, viajes erráticos o pasajes misteriosos que dan vida a nuestros éxodos cotidianos. Experiencias formativas y adorcistas que recrean nuestra 6

Tesis doctoral de Apolline Torregrosa Laborie, Climatosofía de la experiencia artística desde la relación profesor-alumno, Universidad de Barcelona, 2012.

compleja danza existencial, aquella que aparece como efecto de la tensión entre caos y cosmos, entre orden y desorden, entre lo amorfo y lo conformado. Los procesos de formación artística muchas veces se viven como rituales tribales casi secretos, como experiencias que logran amplificarnos junto a los demás. La formación sensible navega indefectiblemente por lugares que escapan al control de la razón reductora, logrando de este modo, germinar al costado de todo lo impuesto. En este sentido, es una realidad marginal a todo pensamiento lógico, a todo interés político-económico, a toda construcción finalista. Lo sensible es una vía curva de acceso o inmersión en el conocimiento que implica una fértil sincronicidad o synchronicité7, es decir, un viaje errático, una aventura simultáneamente personal y grupal. Situación dinámica que estimula el aprendizaje al margen de una lógica educativa exorcista, lineal o construida, sustentada en lo causal, en la conducción lineal de la persona hacia una finalidad preestablecida. La acción de las maestras y maestros intercesores son un puente de oro, un trayecto mágico que conecta, que facilita inmersiones erráticas en realidades que nos esperan, que enriquecen nuestro ser en un absoluto presente. Son estos bellos mediadores, estas maestros, silenciosos vínculos áureos entre lo que éramos y lo que somos. Gracias a los cuales logramos desplegarnos en calma, por lo tanto, sin urgencias en medio de un ambiente en el cual es corriente sonreír. Tales fuerzas invisibles de lo cotidiano, participan del combate gigantesco que se libra todos los días entre sistemas políticos y la expansión natural de las almas, es decir, entre construcción y desarrollo orgánico, entre ciudadano y persona. Son estos maestras y maestros, fuerzas que participan de la creación de múltiples capilaridades que conectan con las miríadas de fuentes del conocimiento sensible. Sería así que las experiencias iniciales que irrigan en nosotros, en la comunidad, siempre resuenan amplificando lo que se es dentro de una dimensión sistémica. Ubicados estos maestros en el fondo mismo de los conflictos, se erigen como fuerzas que desobstruyen, que facilitan la circulación interior de cada persona y del conjunto que ellas conforman. Encontrarse con ellos, es respirar el mundo desde una experiencia interior8, según Georges Bataille, desde una vivencia que da vida. Tales experiencias adorcistas se convierten en umbrales afectivos, íntimos y compartidos, en invitaciones inesperadas que posibilitan el nacimiento de lo que allí latía secretamente. Situación en la cual es importante establecer que todo reencantamiento del mundo9, que toda irrigación de un territorio vital desencantado por una profanación desmedida de lo político, es absolutamente posible a través de la formación artística. Donde la aparición de encuentros

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Carl Gustav Jung, Synchronicité et Paracelsica, Paris, Albin Michel, 1988. Georges Bataille, L’expérience intérieure, Paris, Gallimard, 2009. 9 Michel Maffesoli. Le Réenchantement du Monde, Paris, La Table Ronde, 2007. 8

afectivos, a modo de epifanías sensibles ofrecidas por la formación artística, cambian radicalmente el presente personal y colectivo. Estar juntos creativamente, artísticamente, afectivamente, es una ruptura radical con el tiempo lineal o finalista, que hace posible vivir experiencias que dan sentido a una estación fértil compartida.

Estación sensible Desde este estadio comenzamos a comprender la formación artística como una experiencia sensible, como un viaje errático que se ofrece y vive en una dimensión compartida. Vivencia enraizada en la tierra de nuestra sensibilidad, en el territorio profundo y oscuro de nuestros sentimientos entrelazados. La formación sensible es una dimensión simultáneamente personal y colectiva, un espacio de relaciones verdaderas, un beso que manifiesta la unión de lo profundo de nuestro ser y lo superficial de nuestras correspondencias cotidianas. Beso que es fruto donado por la estación artística, que estimula sin urgencias y que hace posible la respiración de la comunidad. Indudablemente estamos ante experiencias que brotan al margen del tiempo lineal y productivo, por lo tanto, ante la vivencia de una estación intensa aparentemente detenida, dormida. Este despertar durmiendo10 de la formación artística es un soñar activo que despierta, una centella viva, un trayecto que desobstruye senderos conectivos. Es por ello que le entendemos como un beso conectivo, como un fruto estacionario que revoluciona, que liga lo lejano y lo cercano, que se entrega a la fiesta vital o sistémica. La formación artística es una experiencia que potencia las relaciones entre lo visible y lo invisible, entre lo personal y lo colectivo, entre lo racional y lo sensible. Realidad relacional que comprendemos en una multiplicidad de acontecimientos que conformarían la cartografía difusa de la estación sensible, en la cual nacen, se inician y se integran, todos los procesos formativos. Dentro de este paréntesis vivo es posible una formación interior y compartida, entendida como viaje errático, como experiencia de reintegración entre interioridad y exterioridad. Tal comunión de opuestos ofrecida por la formación artística se presenta como una mágica interfase o intersticio que liga, que une y que potencia. Situación orgánica que evidencia la existencia de una circulación viva, de una rica capilaridad que irriga el tejido sensible que todos conformamos. La formación sensible vive en este flujo vital, dinamismo desde el cual ofrece juegos vinculantes, experiencias que integran los opuestos. Vivencias que indudablemente riegan la manifestación de una activa inteligencia creadora, sensible y colectiva. Potencia fusionada que se revela como un conocimiento ecosocial o viva 10

Roberto Marcelo Falcón, Despertar durmiendo, Revista Ariel, Filosofía del Uruguay, nº9, pág.42, 2011: http://arielenlinea.files.wordpress.com/2011/12/42_despertar.pdf

noosfera11, desde la cual se desarrollan las personas y todos sus actos cotidianos. Su presencia no visible es una capa inteligente y sensible que se encarga de abonar todos los trayectos formativos. En este sentido, la formación artística es resonancia de una biosfera afectiva o inteligencia colectiva que invita a respirar desde la comunión de las potencias sensibles de las personas. La razón sensible, según Michel Maffesoli, hace posible recorridos en un presente compartido que se revela como instante eterno. Evidentemente la noosfera inteligente, sensible y colectiva es una energía psíquica12 que engendra, irradia y ofrece sin urgencias mezquinas. Aquí las experiencias erráticas13 son viajes formativos que evidencian el mágico abandono de la razón en una energía psíquica o sabiduría ancestral colectiva que vive y se dona generosamente. Gnosis o fluido vital que se encarga verdaderamente de todos los trayectos de desarrollo de las personas, aquellos que son ofrecidos silenciosamente a diario por los maestros intercesores. Por lo tanto, una vez instalados en esta resonancia ancestral, la formación artística, la formación de las personas, es asombrosamente posible. Sin lugar a dudas, la sabiduría inmemorial es un eterno eco de conjunciones, un río fértil que se revela como la deidad fundadora de todos los procesos de formación artística. Por consiguiente, experimentarla a través de las acciones de los maestros mediadores en sus acciones cotidianas, sí hace posible crear y recrearse desde su temperatura vital. Estamos ante la existencia de un conocimiento ancestral que trasciende la reducción de toda evaluación, de todo esfuerzo de la razón-golem por controlar lo incontrolable. La noosfera o potencia sensible inmemorial excede todos los procesos de comprensión limitada, ya que es una energía desbordante que emerge desde la centralidad subterránea de la humanidad, según Michel Maffesoli. Tal ardor o élan vital se revela indomable e irreductible, generando ambientes formativos, adorcismos erráticos que hacen posible experiencias ligadas a un conocimiento afectivo. Discernir y crear desde la razón sensible, desde esta potencia colectiva y milenaria, desde este fluido traslúcido, es invocar lo existente a transcurrir por vías no lineales, no proyectadas, es decir, por senderos vitalmente erráticos. Habitar, crear, pensar, sentir y participar de la inteligencia colectiva, de esta energía psíquica y sensible, implica renacer juntos en un universo elegante. Estamos ante una respiración colectiva que invita a transitar pasajes formativos, aventuras que se revelan como la única autoridad que nos 11

Noosfera según Teilhard de Chardin: «Couche réfléchie (humaine) de la terre, constituant un règne nouveau, un tout spécifique et organique, en voie d’unanimisation, et distinct de la biosphère (couche vivante non réfléchie), bien que nourrie et supportée par celle-ci. A la fois réalité déjà donnée, et valeur à réaliser librement». Claude Cuénot, Lexique Teilhard de Chardin , Paris, Editions du Seuil, 1963: 63. 12 Carl Gustav Jung, Mysterium conjunctionis, Paris, Albin Michel, 2006. 13 Falcón Roberto Marcelo, Expériences erratiques, en Sociétés, Revue des Sciences Humaines et Sociales, Aux interstices de l’éducation, éditions De Boeck Université, Nº 118, 4/2012,

permite estar juntos. Son estos encuentros en la biosfera sensible, la realidad que nos autoriza14 a reunirnos en una real aventura formativa, es decir, al margen de toda finalidad escrita previamente. En definitiva, podemos entender que la formación artística nace en la tierra de nuestra inteligencia sensible compartida y se dona como un beso, como una experiencia que une propiciando un verdadero bienestar15. Acontecimiento que emerge como un fruto de la estación sensible, como una resonancia que propicia múltiples desarrollos y que participa notablemente de la cartografía difusa del movernos juntos. Las experiencias erráticas dentro de esta dimensión propuesta por la formación artística, por sus maestros y maestras, se manifiestan como juegos vinculantes que potencian el despliegue sin urgencias de las personas. Vibran en un conocimiento ancestral que hace posible participar de su presencia invisible, de esta biosfera inteligentemente sensible que crea y recrea, que instaura y reinstaura. Donde el abandono o inmersión total de la razón en esta envoltura viva, en su sabiduría inmemorial, inspira las conjunciones complejas de lo diverso.

Experiencias erráticas Las experiencias erráticas emergentes durante los procesos de formación artística, están subterráneamente sujetas en una infinita, dinámica e inagotable sabiduría colectiva. En este sentido, son realidades vinculadas a una potencia viva que entendemos como deidad creadora, como divinidad que logra ofrecerse desbordantemente, desinteresadamente. Asistir e identificarse en la ceremonia mágica que ofrecen las experiencias erráticas, es vivir un aprendizaje sensible, es navegar en aventuras curvas que nos invitan, esperan y ofrecen. Razón por la cual la formación errática16 emerge y se embarca en este mar sacro o sabiduría colectiva que ofrece pasajes sensibles para el desarrollo. Experiencia que propicia reuniones cálidas entre los participantes, ya que pone en contacto todos los opuestos, como lo racional y lo sensible, lo personal y lo colectivo. Conjunciones emergentes que brotan al margen de todo proyecto, de toda finalidad trazada con anterioridad. Las prácticas sinceramente formativas, creativas y los trayectos de investigación junto a ellas, siempre pueden ser eco o resonancia de una sincronicidad sorpresiva. La formación artística consigue invocar experiencias asombrosas cuando existe una real inmersión en la energía psíquica colectiva o sabiduría ancestral. Gracias a ello se desarrollan al margen de proyectos, de toda actividad condicionada 14

Georges Bataille, L’expérience intérieure, Paris, Gallimard Tel, 2009, p : 20. José Ortega y Gasset, Meditación de la técnica y otros ensayos sobre ciencia y filosofía, Madrid, Alianza Editorial, 2004. 16 Roberto Marcelo Falcón, Formación errática, en Revista Ariel, Filosofía del Uruguay, nº11, pág.22, 2012: http://arielenlinea.files.wordpress.com/2012/12/ariel-111.pdf 15

en un fin, por ende, vinculadas a un mana colectivo efervescente que se revela como experiencia interior indómita. La formación errática está ligada en todo momento a intensas correspondencias no causales de lo diverso, generando comunicaciones que envuelven a las personas, la sociedad, la naturaleza y el conocimiento, en una atractiva masa confusa o realidad sistémica. Las acciones formativas como experiencias incluyentes, son un escenario dinámico que revela la riqueza de un éxodo de aprendizajes compartidos. Donde la temperatura de estar juntos, manifiesta la emergencia de un saber sensible que se revela como autoridad profunda, como fuerza surgida de la unión de los hermanos. Aprender de este modo es aparecer en una atmósfera creativa o flujo vital que nos tonifica y reencanta la existencia. Ambiente que sentimos como el regalo de un comienzo, como un beso que nos inicia en una ciencia poética que comprende y curva toda realidad dogmática. Dimensión viva que dona climas de aprendizajes sin urgencias, donde es posible transitar laberintos de creación y descubrimiento. Estamos ante una inteligente revolución afectiva que coteje caminos de estudios e investigación, en medio de un ambiente de colaboraciones que desobstruye y restaura. Circunstancias que se pueden concebir como una danza ceremonial o comunión errática de hermanos y hermanas que se inician en los secretos del aprendizaje cotidiano, en las palabras de Michel Maffesoli: “El aprendizaje de la errancia, tiene por corolario el aprendizaje del otro, incita a romper lo encerrado bajo todas sus formas”17; además agregamos del mismo autor : “Aquí está el problema que pone el viaje : la huida es necesaria, ella expresa una nostalgia, ella nos recuerda la fundación. Mas por esta huída hay un sentido, éste hace que él sea posible a partir de una cosa estable. Para pasar los límites, es necesario que ellos existan”18. En este sentido, la formación errática es una intensidad interior compartida que hace posible vivencias sin principio y sin fin, es decir, que transita la vía negativa o sensible como trayecto de aprendizaje. Aprender desde un verdadero contacto con lo desconocido, con lo confuso, es abrirse a lo inesperado, es organizar inmersiones en la heterogeneidad de la existencia o mana vivo que ofrece múltiples nacimientos. Tales experiencias formativas constituyen un trayecto negativo, errático o sensible que se despliega al margen de todo dogmatismo, estimulando incesantemente el despliegue de las potencialidades personales.

Las experiencias erráticas ligadas a la formación artística son la conjunción con lo diverso, una creativa intensidad respiratoria que discretamente da vida. Se presentan como un 17 18

Michel Maffesoli, Du Nomadisme, Paris, Le Livre de Poche, 2000, p:39. Ibidem, p: 139.

paréntesis multidimensional, simultáneamente abierto y cerrado, como un intersticio reversible, como membrana simbólica que pone en relación todo lo existente. De este modo su reversibilidad celebra pasajes entre los opuestos, por ende, trayectos conectivos que vinculan lo presente y ausente, lo visible e invisible, lo concreto y lo confuso. La formación artística participa de una energía imprevista que aparece y se dona, de un fuego que hace de lo ordinario una experiencia extraordinaria que amplifica nuestra vida juntos. Por ello es una vía misteriosa - no metódica - que brota como secreto, como susurro que entrega lo necesario para respirar en un presente vital. En este sentido la formación artística da vida, por ello se manifiesta como una matriz fértil o chispa divina que inflama. Fuego fértil o experiencia no reticulada que es efecto de una real desproyectualización19 de las relaciones personales, de los trayectos de aprendizaje, de los caminos de investigación, de todas las búsquedas sensibles del conocimiento sistémico. Formación artística es pues, sinónimo de agua dulce, de película acuosa que irriga todo lo que toca. Razón por la cual deviene fluida, inteligente, emocional, haciendo del estar juntos una co-irrigación natural. Práctica relacional que resulta una fragancia viva que nos envuelve, una alfombra mágica que nos transporta con nuestro consentimiento. El juego de reversibilidades que propone la formación errática es un infinito tesoro ofrecido, una riqueza que potencia todos los procesos de desarrollo personal. Instalados en este estadio, la formación artística se constituye en obertura que reinicia las personas en el viaje de sus vidas compartidas. Nomadismo formativo y creativo que nos ofrece territorios de encuentros donde es posible explorar sin un resultado predeterminado. En esta geografía dinámica, efervescente e incierta, es posible vivir traspasando los límites; situación que implica amplificar lo que somos sumergidos en una situación sistémica. Florece las formación errática en estos espacios de relaciones personales, donde circula fluidamente lo desigual. Descubrimos en cada encuentro, un ambiente fértil o fiesta creativa que restaura y que reencanta los senderos de aprendizaje. En definitiva, la formación artística es testimonio vivo de un imperfecto dinamismo colectivo que irriga, que potencia lo que somos integrados al cosmos. Por consiguiente, es una vía de acceso al conocimiento sensible que nos inicia en una danza creadora, en un tiempo vivo que nos espera y nos acompaña. Donde lo errático, lo desordenado, se manifiesta al margen de todo orden establecido, de todo dogma educativo. Los maestros y maestras de lo errático, del desorden, son estos viajeros silenciosos que en lo cotidiano nos abren las puertas que conducen hacia pasajes enigmáticos. De esta manera, la

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Falcón Roberto Marcelo, Sentido del proyecto æfectivo. Universidad de Barcelona. Tesis doctoral, 2010. http://www.tdr.cesca.es

formación artística abre las vías de un mundo a otro, haciendo realidad los viajes conectivos. Aquí lo ordenado y lo desordenado danzan la bella tensión creadora. Aprender verdaderamente es viable a través de la emigración errante, vinculante, aquella que flota en la estación artística. Por ello, los formadores y formadoras son estos intercesores mágicos que nos señalan los pasajes entre diversos universos, que nos animan a emprender éxodos de desarrollo y que finalmente, nos invitan a pintar ventanas en los muros pétreos de nuestros temores, de nuestras certezas. En conclusión, podemos decir que esta preciosa circulación entre lo conocido y lo desconocido, es siempre posible a través de la formación errática o adorcista, a través de los éxodos de aprendizaje ligados a la aventura creativa. Donde la trasgresión errática nos invita a respirar en espacios de comunión, de integración de lo heterogéneo. La formación artística es una mágica metamorfosis que existe solamente en los laberintos de un compartido aprendizaje sensible. Bibliografía Bataille Georges, L’expérience intérieure, Paris, Gallimard, 2009. Cuénot Claude, Lexique Teilhard de Chardin , Paris, Editions du Seuil, 1963. Falcón Roberto Marcelo, Sentido del proyecto æfectivo. Universidad de Barcelona. Tesis doctoral, 2010. http://www.tdr.cesca.es (http://www.tesisenred.net/handle/10803/1381) Falcón Roberto Marcelo, Geoeducación o formación sensible, Revista Ariel, Filosofía del Uruguay, nº7, 2011: http://arielenlinea.files.wordpress.com/2011/05/0712_geo.pdf Falcón Roberto Marcelo, Despertar durmiendo, Revista Ariel, Filosofía del Uruguay, Nº9, 2011: http://arielenlinea.files.wordpress.com/2011/12/42_despertar.pdf Falcón Roberto Marcelo, Formación errática. Revista Ariel, Filosofía del Uruguay, nº11, 2012: http://arielenlinea.files.wordpress.com/2012/12/ariel-111.pdf Falcón Roberto Marcelo, Expériences erratiques, Sociétés, Revue des Sciences Humaines et Sociales, Aux interstices de l’éducation, éditions De Boeck Université, Nº 118, 4/2012. Hell Bertrand, Possession et chamanisme, Les maîtres du désordre, Flammarion, Paris,1999. Jung Carl Gustav, Synchronicité et Paracelsica, Paris, Albin Michel, 1988. Jung Carl Gustav (2006). Mysterium conjunctionis, Paris, Albin Michel, 2006. Maffesoli Michel, Du Nomadisme, Paris, Le Livre de Poche, 2000. Maffesoli Michel. Le Réenchantement du Monde, Paris, La Table Ronde, 2007. Ortega y Gasset José, Meditación de la técnica y otros ensayos sobre ciencia y filosofía, Madrid, Alianza Editorial, 2004. Torregrosa Apolline, Climatosofía de la experiencia artística desde la relación profesoralumno, Universidad de Barcelona, Tesis doctoral, 2012.

Roberto Marcelo Falcón nació en 1966, Uruguay. Doctor en filosofía del ecoproyecto, Universidad de Barcelona, España. En Francia, Presidente de la Asociación Cultural Sousencre y co-responsable del Grupo de Investigación sobre Educación artística y Sociedad, GREAS, CEAQ, Universidad René Descartes, Paris V, La Sorbonne. Profesor de filosofía de la Educación y el Arte.

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