EL TIEMPO DE LAS MICROPAUSAS

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Descripción

EL TIEMPO DE LAS MICROPAUSAS TEXTO CRÍTICO DEL LIBRO BURBUJAS DE OCIO DE ROBERTO IGARZA DIEGO A. CÁRDENAS La idea de la posmodernidad ha traído nuevas maneras en las que el hombre puede explorar su necesidad intrínseca de relacionarse con sus semejantes. Son esas relaciones con el otro o con los otros, las que permiten que nuestra civilización se siga desarrollando como lo ha venido haciendo, en todos los aspectos y niveles del conocimiento humano. Esta relación crea un ambiente propicio para que la cultura eche raíz, crezca y dé frutos. En este breve escrito, pretendo ensayar la importancia y trascendencia de las dinámicas sociales que la posmodernidad y sus conceptos hermanos han creado a partir de las nuevas tecnologías, teniendo como eje central el nuevo consumo cultural; pasando por la ampliación del concepto de “micropausas” y evidenciando, a través de la cotidianidad de los prosumidores, el uso que se les dan de acuerdo a las necesidades vistas dentro de un contexto específico.

Analizar los vínculos comunicativos actuales resulta tan interesante como tratar de entender el comportamiento humano reciente en su forma más amplia. Ahora bien, para referirnos a estas interacciones es necesario enredarnos un poco, y dijo “enredarnos”, porque es eso, justamente, uno de los conceptos más utilizados en el mundo de las comunicaciones de hoy: la red. Y para aclarar dicho concepto a favor de nuestro estudio, el profesor Igarza plantea en su texto lo siguiente: «Las redes globales conforman un tejido que permite poner en relación simultánea un número creciente de interlocutores/ usuarios/ receptores-emisores.» En este sentido, la red supone una interconexión global que produce efectos distintos en la organización del espacio y del tiempo en las sociedades actuales. Estos efectos están directamente relacionados con la sed de conectividad que experimentamos a diario: dicha conexión se transforma en un atributo presente en todos los organismos sociales.

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Para hablar de redes es preciso referirnos también a la internet, herramienta que inició su recorrido en la historia sirviendo tan sólo a aquellos que querían aprender y producir, hoy sus usos se expanden y sus límites se tornan inabarcables. Actualmente, la internet es imprescindible en la vida cotidiana de millones de personas -de todas las edades- que acceden a ella desde los más diversos contextos. A partir de estas dinámicas históricas, la red entonces, ha ido ganando espacios importantes en los tiempos modernos, ha sido el reemplazo de la televisión en la mayoría de países que cada día están más interconectados. Adentrándonos ya en el tema en cuestión, los “microespacios”, debemos tener claro uno de los tópicos fundamentales que Igarza sustenta en su texto: el ocio; él lo define así: «el ocio puede y debe ser considerado como un eje vertebrador de la sociabilidad, compartiendo el protagonismo de la educación y del trabajo como principales factores de la acumulación de capital social de los sueños.» Visto desde esta perspectiva, el ocio se configura como un factor primario y trascendental a la hora de crear las relaciones de las que tanto hemos hablado, esto quiere decir que, al momento de ejecutar unas acciones, debemos dejar de hacer otras, pero no por mucho tiempo. Ahora bien, conocemos ya la paradigmática frase de uno de los genios más grandes y estudiados en el mundo, Aristóteles: «el hombre es un ser social». Se crea entonces el binomio, hombre-sociedad, que conviene tenerlo en cuenta a la hora de analizar no solo lo que nos convoca en este escrito, hombresociedad / nuevas tecnologías, sino que resulta válido en el transcurso de cualquier indagación reflexiva. El contacto con los demás hizo que el hombre expandiera todas sus capacidades, se cree incluso, que esa relación fue la detonante de nuestro sistema lingüístico. La comunicación no resulta muy enriquecedora si termina siendo para nosotros mismos, la exteriorización de los

pensamientos redondea el mundo en que nos movemos diariamente, lo complejiza y le aporta el toque, la esencia a nuestro diario vivir; este impacto cultural hace a nuestra civilización lo que hoy es. Considero que las situaciones cotidianas que aquí serán presentadas, son las que le darán el verdadero valor a este texto, pues es la relación de lo que está escrito (teoría) con la complejidad del diario vivir. La modernidad se preocupó por resolver los problemas fundamentales de la ciencia, una vez superada esta etapa histórica, llega la posmodernidad suscitando una reflexión adicional sobre lo que los científicos modernos habían teorizado. La posmodernidad desencanta a la sociedad, el conocimiento y la tecnología no satisfacen completamente y la generación cambia radicalmente; este fenómeno lo complementa el hecho de que las nuevas plataformas tecnológicas nos dan un poder incalculable: el acceso a la información que por tantos siglos estuvo en manos de unos pocos. Igarza atina también a mencionar este fenómeno en su libro: «Las formas de consumo cambian cuanto más cambian las formas y los tiempos de relacionarse con el sistema cultural-mediático. Además, y no podía ser de otra manera, Internet se ha vuelto una fuente indispensable de información para tomar decisiones. Tienden a ser mayoría las personas que utilizan Internet como su principal fuente de información.» Hemos llegado por la vía del texto, a otro de los grandes tópicos de la comunicación a través de los tiempos: el manejo que la sociedad le da a la información. Estar informado es un factor que contribuye a mejorar la calidad de vida, en la medida en que se amplía el panorama que se tiene sobre el mundo, se fomentan la conciencia individual y la formación de opinión; de aquí se deriva un comportamiento interesante: el aumento de la participación en las plataformas virtuales por parte de los usuarios, todos podemos ser analistas, líderes de opinión y catalizadores de procesos

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político-sociales. ¿Qué momentos favorecen estos actos? La vida hiperurbana está repleta de micropausas, los ciudadanos no hacen más que correr de un lado a otro, y en medio de ese recorrido surgen paradas entre las cuales existen pequeños vacíos a llenar, un tipo de ausencia, provocada o ingenua; dentro de esta dinámica, Igarza complementa con mucha razón diciendo: «estas ausencias deben completarse para resolver de manera equilibrada el balance de su vida social en [constante] movimiento». Nos habíamos peguntado, si quiera, cómo funcionaba este universo que cada vez adquiere más relevancia? ¿Por qué son micro y no macro pausas-? Igarza también trata de responder a estas pesquisas argumentando que, en los últimos cincuenta años, el tiempo destinado al ocio -que no es una simple pérdida de tiempo- se incrementó para la mayoría de la población, la oferta mediática explotó y el tiempo de consumo quedó fragmentado entre una gran diversidad de contenidos y formatos que, con la llegada de la generación digital a la edad adulta, se consumen cada vez más de manera simultánea. Esto obedece a cambios generacionales que vale la pena tener siempre en cuenta, dichos cambios se traducen en una transformación en los modos de las organizaciones, de producción, y de servicios, principalmente. ¿

La literatura media se escribe en no menos de cien páginas. Frente a estas manifestaciones artísticas, está, cada vez más heterogénea y rica en contenidos: la micropausa, «la oferta completa de brevedades», como lo indica Igarza en uno de los libros que, a mi modo de ver, expone de manera clara y contundente, las dinámicas actuales y la transformación generacional vista a través del lente de los consumos culturales transmediales. Para concluir, es preciso reflexionar rápidamente la manera en que la situación de nuestro país tiene que ver con el uso-consumo frecuente de los contenidos transmediales, analizados a lo largo de este ensayo. Un sistema de salud que está desahuciado es el escenario perfecto para: mientras espero por horas a que me den una cita médica, reviso el feed de mi perfil en Instagram, miro quién está conectado en Facebook, hago una foto de la fila que estoy haciendo desde hace horas para subirla a Twitter, donde por medio de 140 caracteres expongo mi inconformidad con el gobierno de un presidente que prometía mucho, -como todos- y no ha generado los cambios necesarios para que Colombia no siga de "boba".

Pareciera que el tiempo pasara más rápido y por eso, se pretende aprovechar hasta los segundos más insignificantes. «El uso de los contenidos de ocio y entretenimiento es más interactivo, más selectivo, menos duradero.» El tiempo, nos han repetido desde que éramos niños, es oro. Teniendo como premisa lo anterior, he aquí una “competencia” cultural que se deriva de esta lectura: el teatro sigue fiel a sus dos horas de duración, el cine tampoco abandona sus temporalidades, la televisión genera actualmente contenidos de hasta 20’.

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