El tema del traidor y del héroe: Miquel IX Paleólogo y Roger de Flor en la literatura catalana contemporánea, in: O. Omatos Sáenz, I. Mamolar Sánchez, F. J. Alonso Aldama, Culturas hispánicas y mundo griego. Ο Ελληνισμός από την σκοπιά των ισπανικών πολιτισμών, p. 411-419 (2012)

June 15, 2017 | Autor: E. Marcos Hierro | Categoría: Byzantine Studies
Share Embed


Descripción

EL TEMA DEL TRAIDOR Y DEL HÉROE: MIGUEL IX PALEÓLOGO Y ROGER DE FLOR EN LA LITERATURA CATALANA CONTEMPORÁNEA ERNEST MARCOS HIERRO Universidad de Barcelona

El recuerdo de la expedición de la Gran Compañía Catalana a Bizancio en la primera década del siglo XIV permanece hoy todavía vivo en la sociedad catalana. Los líderes de la Compañía y, especialmente, su promotor y comandante supremo, el mercenario aventurero de origen ítalo-germano Roger de Flor, son todavía muy famosos y están presentes no sólo en los nombres de las calles de las ciudades y pueblos de Cataluña, sino también, con cierta frecuencia, en las controversias políticas y culturales sobre las distintas visiones del pasado de la patria que mantienen las diversas familias del nacionalismo catalán. En los últimos años, coincidiendo con la celebración del séptimo centenario de la llegada del ejército mercenario al Oriente, se han publicado varias novelas y libros de viaje sobre estos episodios de la historia medieval del Imperio bizantino y la Corona de Aragón. La mayoría de estas obras han obtenido un gran éxito de público, sobre todo entre las personas interesadas por la historia nacional de Cataluña. A mi juicio, los más importantes son la novela juvenil El secret del almogàver de Daniel Closa (2000), el libro de viajes Almogàvers, monjos i pirates: viatge a l’Orient català de Eugeni Casanova (2001) y dos obras de Francesc Puigpelat, la guía La ruta dels almogàvers: un viatge a Grècia i Turquia (2002) y la novela Roger de Flor, el lleó de Constantinoble (2004), galardonada el año 2002 con el Premio Pin i Soler de la ciudad de Tarragona. Sobre esta última obra centraré mi comunicación por dos razones distintas: en primer lugar, porque se trata, en mi opinión, de la más interesante desde el punto de vista literario e histórico y, en segundo lugar, porque el propio autor declara en el epílogo que una de sus fuentes de inspiración fue mi artículo «La Companyia Catalana i Bizanci» publicado en 1997 en el número 213 de la revista L’Avenç1. En este artículo, que servía de introducción histórica a un dossier monográfico sobre los almogávares y la dominación catalana de Atenas en el que colaboraron, entre otros, David Jacoby, Elizabeth Zachariadou y Anthony Luttrell, yo exponía la «historia secreta» de la expedición oriental, es decir, las relaciones que 1 Puigpelat 2004, 334-335.

410

ERNEST MARCOS HIERRO

mantuvieron los principales caudillos del ejército, Roger de Flor y Berenguer de Entença, con los enemigos de Bizancio, Carlos de Valois y su esposa Catalina de Courtenay, y con los reyes Federico de Sicilia y Jaime II de Aragón. No se trataba, por supuesto, de información nueva y completamente desconocida, puesto que ya el propio Jorge Paquimeres e importantes historiadores de los siglos XIX y XX se ocuparon de este tema en sus obras2. Para un lector catalán, sin embargo, suponía una gran sorpresa, ya que las fuentes tradicionales de este episodio no mencionan las conspiraciones antigriegas de los dirigentes de la Compañía con las potencias occidentales y, muy especialmente, con los soberanos de Aragón y Sicilia. La fuente catalana más importante, la autobiografía de Ramon Muntaner, integrante del ejército y hombre de confianza de Roger de Flor, no informa en absoluto sobre este asunto. Siguiendo su ejemplo, la gran mayoría de historiadores catalanes no se ocupan tampoco de este aspecto del episodio. Tan sólo Francisco de Moncada, autor del siglo XVII, y los bizantinistas Antoni Rubió i Lluch y Lluís Nicolau d’Olwer, historiadores de los siglos XIX y XX, hablan en sus obras de la existencia de estas relaciones, pero no les otorgan apenas importancia a la hora de analizar las causas del asesinato de Roger de Flor a manos de los mercenarios alanos del coemperador Miguel IX Paleólogo y del inicio subsiguiente de las hostilidades entre la Compañía y el Imperio bizantino3. Rubió i Lluch, en particular, arroja casi toda la culpa de la discordia entre Roger y la corte sobre Miguel IX, porque, según Muntaner, el joven coemperador se la tenía jurada al siciliano por causa del gran éxito de éste ante los turcos en la expedición asiática de 1304. En sus primeras obras, Rubió saca, incluso, a colación de manera acrítica los viejos tópicos de la envidia de los romanos y la perfidia griega, frecuentes, como es bien sabido, en las fuentes historiográficas occidentales de la Edad Media, especialmente en la época de las Cruzadas4. Juntamente con el relato de Muntaner, la visión de la «Cataluña helénica» de Rubió ha ejercido una influencia enorme sobre los autores catalanes y españoles que han escrito sobre la expedición de la Gran Compañía y han perpetuado, por ello, los clichés antibizantinos en su obra. Francesc Puigpelat comparte en su novela esta actitud contraria a los griegos en general y a sus soberanos en particular, pero, al menos, introduce por primera vez en la trama el tema de la posible traición de los mercenarios catalano-aragoneses, de un lado, contra sus patronos imperiales y, del otro, incluso, contra sus propios compatriotas. De hecho, convierte a los protagonistas de su historia en profesionales de la traición, hombres ferozmente individualistas que sólo son fieles a sus propios intereses. Desde el punto de vista literario, Puigpelat adopta para su obra la estructura de la novela epistolar. En mi opinión, lo hace bajo la influencia de una novela histórica muy famosa entre los lectores españoles del género, The Ides of March 2 Véanse, por ejemplo, los trabajos de Dade 1938, Burns 1954, Laiou 1972, Morfakidis 1987 y Marcos 2005. 3 Véanse Moncada 1969, Rubió 2004, Rubió 1927 y Nicolau d’Olwer 1926. 4 Véase Rubió 2004.

EL TEMA DEL TRAIDOR Y DEL HÉROE…

411

del autor americano Thornton Wilder, con la que comparte no sólo el artificio literario de la disposición textual, sino también la manipulación interesada de datos e, incluso, el modo de caracterización de los protagonistas principales5. Como evidencia su título, la obra de Wilder narra los últimos meses de la vida de Julio César, introduciendo en la trama personajes y acontecimientos que no son estrictamente contemporáneos de la conjuración de los idus de marzo. Además de Calpurnia, Marco Antonio, Cleopatra, Cicerón, Bruto, Casio y otras figuras que constituyen, como mínimo desde la época de Plutarco, el dramatis personae de este episodio, Wilder incorpora de manera anacrónica, por ejemplo, al poeta Cayo Valerio Catulo, a su amante Clodia, la célebre Lesbia, y al hermano de ésta, el disoluto Clodio, que asedia, en esta ocasión, con sus atenciones a la frágil esposa de César. También dramatiza hechos muy anteriores y completamente independientes de la acción descrita, como la escandalosa profanación de los misterios de la Bona Dea cometida por Clodio. Utiliza, por tanto, con libertad los datos históricos para construir con ellos las viñetas que refieren sus fragmentos de cartas, diarios, memoriales y documentos públicos y así, ensamblándolas como las piezas de un mosaico, crea un relato «nuevo» sobre un suceso sobradamente conocido. Puigpelat procede también de este modo, siguiendo, además, en la caracterización de Roger de Flor el modelo trazado por Wilder para su Julio César. Ambos personajes, efectivamente, tienen en común su condición de héroes bigger than life, superhombres nietzscheanos, que transcienden los límites morales propios de la gente común. César y Roger ejercen una gran fascinación sobre quienes los rodean, especialmente sobre las mujeres, los intelectuales y los hombres de carácter débil, pero su titanismo, comparable, en cierto sentido, al de los protagonistas de los grandes poemas épicos de Kostís Palamás El dodecálogo del gitano y La flauta del emperador, les acaba acarreando la muerte. Son seres monstruosos e incómodos para las personas de su entorno, que los contemplan con admiración, al tiempo que desean secretamente que desaparezcan y, en algunos casos, conspiran activamente para lograrlo. Ellos, por su parte, viven una aventura de perfeccionamiento personal, que contrasta agudamente con su proyección exterior. De este modo construyen Wilder y Puigpelat dos personajes con una rica y compleja vida interior, una característica que se da por descontada en la figura de Julio César, pero que constituye, en cambio, una auténtica sorpresa en el caso de Roger de Flor. En efecto, los escasos datos que tenemos sobre la vida del comandante de la Compañía Catalana no nos inducen a pensar que el Roger histórico tuviera mucho en común con el personaje de Puigpelat. Los relatos significativamente coincidentes de Ramón Muntaner y Jorge Paquimeres lo describen, de manera indirecta, como un hombre de acción con un sentido muy pragmático de la vida, hábil para la superación de retos y afectuoso con sus compañeros de armas, como Corberan d’Alet y, sobre todo, Berenguer d’Entenza, con quien había suscrito,

5 Wilder 1948.

412

ERNEST MARCOS HIERRO

incluso, un contrato de fraternidad6. Ni el cronista catalán ni el historiador bizantino se extienden sobre los sentimientos de Roger hacia su esposa María, pero parece bastante posible concluir que el suyo fue un matrimonio razonablemente feliz. Estas fuentes también nos brindan acceso a los aspectos más oscuros de su carácter, a su crueldad y falta de escrúpulos en el trato con los enemigos, un rasgo que Muntaner elogia, naturalmente, como propio de un general eficaz, mientras Paquimeres, el portavoz de las víctimas de los almogávares, critica sañudamente, atribuyendo su origen a la ambición política y económica de Roger. Puigpelat asume, ciertamente, algunos rasgos básicos de este carácter y las líneas generales de las circunstancias que lo forjaron, pero somete a ambos factores –al personaje y a su historia– a un inesperado proceso de heroización intelectual. Un elemento clave en este proceso es la introducción en la trama del gran místico catalán Ramon Llull, convertido aquí en uno de los corresponsales de Roger de Flor. No consta, por supuesto, históricamente que sus caminos se cruzaran alguna vez, pero el novelista hace que en su ficción Roger salve a Llull de morir apedreado por la turba en Túnez en 1293. Encarcelados ambos por las autoridades tunecinas, salvarán la vida gracias a la intrepidez del aventurero, que prueba su inocencia en una ordalía introduciendo sus manos en una olla de aceite hirviendo y retirándolas incólumes. A partir de entonces, Llull, que ve en Roger más que en ningún otro ser la presencia de Dios, envía todas sus obras al ex templario para que las lea y comente. En uno de sus frecuentes despachos con Muntaner, de los que éste escribe después el memorándum, Roger critica el contenido abstruso y el estilo oscuro de los tratados teológicos lulianos7, pero una sección de la novela Llibre d’Evast i Blanquerna, concretamente el famoso Llibre d’Amic e Amat, cautiva, finalmente, la atención del comandante de la Compañía Catalana y deviene su auténtica guía espiritual. En esta parte, Roger ve, según escribe en una cartarecensión al autor, «poesía» y «realidad» y, sobre todo, la «psicología» paradójica del amor, que determinará, de ahora en adelante, su relación con María de Bulgaria8. Es evidente que los términos del análisis literario de este texto no se adecuan en absoluto a los parámetros propios del siglo XIV, pero hay que reconocer que resultan eficaces para justificar el carácter de «amor sagrado» que Puigpelat atribuye a la relación entre el Gran Duque del Imperio y su esposa. Hasta entonces, sin embargo, las relaciones del Roger de la novela con las mujeres no se habían caracterizado, precisamente, por su espiritualidad. Al parecer, el origen de los problemas del «león de Constantinopla» con el género femenino se encuentra en el terrible destino de su madre, que tras la muerte de su esposo en la batalla de Tagliacozzo deviene prostituta. Con su característica audacia, Puigpelat atribuye en la ficción la responsabilidad de la desgracia de la dama ni más ni menos que a Fray Pere Vassall, el mentor de Roger, que recibirá 6 Para la caracterización de Roger de Flor en las fuentes históricas contemporáneas, véase Marcos 2005, 72-88. 7 Puigpelat 2004, 183-184. 8 Puigpelat 2004, 184-190.

EL TEMA DEL TRAIDOR Y DEL HÉROE…

413

por ello la muerte a manos de su discípulo9. Condicionado por este trauma inicial y por las circunstancias de la vida de milicia, el Roger de la novela frecuenta con agrado y desvergüenza a las mujeres venales que suelen acompañar a los soldados. Se complace también en tratar como tales a las grandes damas de San Juan de Acre, que se entregan a él para obtener a cambio un pasaje en su navío pocas horas antes de la caída de la ciudad en manos de los mamelucos. En este episodio, reminiscente de un relato mucho más amable del Decamerón de Boccaccio, el templario fugitivo las hace arrojar a todas por la borda menos a una, la noble piamontesa Elionor d’Abruzzi, que trata desesperadamente de concitar su piedad consintiendo a todos sus deseos10. En el último momento, sin embargo, cuando la desdichada intenta salvarse definitivamente anunciándole un embarazo, Roger la lanza con sus propias manos a las olas, afirmando, en una muestra evidente de egocentrismo, que el mundo no está preparado para soportar otro hombre igual que él. También sufre más tarde en Galípoli idéntico destino su amante oficial, la prostituta italiana Valeria Mazzini, que había conspirado para envenenar a María de Bulgaria11. Tampoco a ella le sirve de nada estar embarazada. El comandante de la Gran Compañía le arranca a Valeria el feto de las entrañas y la arroja al mar desde lo alto de la fortaleza. Ante tanta crueldad recurrente no es extraño que sorprenda, a los personajes de la ficción y a sus lectores, la conversión de Roger en el pájaro enamorado de Ramón Llull, pero es, precisamente, la incorporación del fraile mallorquín y su particular misticismo lo que justifica de manera convincente la transformación. Como punto culminante de este proceso, sitúa Puigpelat el asesinato del césar, que tiene lugar, contra todos los testimonios históricos del hecho, en la intimidad de su dormitorio, en brazos de su esposa María, asaeteado por los mercenarios alanos de Miguel IX Paleólogo, en una escena de trazos decadentistas12. Así murió, por cierto, otro de los modelos antiguos de Roger, Alcibíades, cuyo final, narrado por Plutarco, se hacía leer por su secretario griego el comandante de la Compañía constantemente durante las largas veladas de su primer invierno en Anatolia13. Los hijos de Níobe, San Sebastián, Polifemo, referencia constante en todo el libro debido a la costumbre bizantina de la amputación de la vista, y hasta el propio Julio César ejercen también aquí de contrafiguras del protagonista. Todos ellos fueron víctimas en un grado u otro de la traición, un tema que, como decía antes, constituye el núcleo de la novela de Puigpelat. Según el autor, en efecto, el «león de Constantinopla» sucumbe a las intrigas combinadas de sus enemigos externos, el coemperador Miguel IX Paleólogo y su consejero áulico Jorge Paquimeres, e internos, Ramon Muntaner, que ejerce aquí de agente de Federico de Sicilia. A mi juicio, la conversión de Paquimeres y 9 Puigpelat 2004, 195-198. 10 Puigpelat 2004, 94-98. 11 Puigpelat 2004, 219-222. 12 Puigpelat 2004, 341-345. 13 Puigpelat 2004, 100.

414

ERNEST MARCOS HIERRO

Muntaner en personajes de importancia capital en la trama es un guiño especialmente afortunado, que permite al autor incorporar con naturalidad material procedente de las obras de ambos historiadores. El historiador bizantino comparece como cínico conspirador de gran estilo y mentor en toda suerte de maldades, misoginia incluida, del joven soberano. Por su parte, Miguel IX muestra los rasgos de carácter que Muntaner atribuye en un célebre pasaje de la Crónica a todos los griegos: soberbia irrefrenable e injustificada y ausencia de toda caridad y empatía14. El Paleólogo siente, además, una profunda envidia hacia su rival, un sentimiento complejo que supone un reconocimiento explícito de la peculiar grandeza de Roger, objeto frecuente de discusión en la correspondencia que el coemperador intercambia con su amigo Paquimeres. Puigpelat le atribuye además los defectos de la cobardía, el resentimiento y la duplicidad, tópicos que la propaganda medieval antibizantina repite a menudo en sus extremadas descripciones del carácter helénico. Para ilustrarlos mejor, el autor introduce un personaje de ficción muy curioso, un presunto hijo menor de Teodoro II Láscaris y hermano, por tanto, del malogrado emperador Juan IV Ducas Láscaris, víctima de la ambición sin escrúpulos de Miguel VIII Paleólogo, padre de Andrónico II y abuelo de Miguel IX. El nombre de este pretendiente del trono constantinopolitano es Miguel Láscaris, un tuerto truhán que enseña al templario fugitivo de San Juan de Acre todos los secretos del oficio de la piratería y le orienta también en el complicado mundo de la política bizantina15. El máximo deseo del príncipe desterrado es recuperar el trono de sus antepasados nicenos y cree que Roger puede ayudarlo en su empresa. De hecho, el comandante de la Compañía, tras deshacerse de Miguel, que planeaba asesinarlo, estará a punto de conseguir la realización de este sueño, frustrado, finalmente, por la intervención tortuosa de Miguel IX16. Hábil y bien planteado desde el punto de vista histórico, el vínculo que la obra establece a través del personaje del último Lascárida con los discutidos orígenes de la dinastía paleóloga refuerza además con eficacia la idea de la traición como auténtico pilar de la autoridad imperial de Bizancio. En cambio, por comparación con su padre y con su hijo, la figura del emperador Andrónico recibe un trato menos dañino. Como corresponde a la tradición implícita en la Crónica de Muntaner, el basileo autócrata es caracterizado como un anciano de carácter débil, piadoso hasta la superstición y atemorizado por los fantasmas del pasado de su familia y las amenazas del presente. Por ello, aunque sea sin conocimiento de causa, el retrato de Andrónico II por Puigpelat no se aparta demasiado de la caracterización que ofrece el auténtico Paquimeres en sus Relaciones Históricas. Lo que resulta, sin embargo, como reconoce el propio autor, una auténtica revelación es la conversión del más fiel de los compañeros del aventurero, Ramon Muntaner de Perelada, en el diseñador y ejecutor, en coordinación con Miguel Paleólogo y Jorge Paquimeres, de la traición contra Roger de Flor. El mismo 14 Se trata del Capítulo 203 de la Crónica de Ramon Muntaner 1983. 15 Puigpelat 2004, 101-107, 111-114, 117-119, 143-146. 16 Puigpelat 2004, 310-311.

EL TEMA DEL TRAIDOR Y DEL HÉROE…

415

protagonista confiesa desconocer los auténticos sentimientos de su hombre de pretendida confianza, que ejerce, durante la mayor parte de la novela, de público casi mudo y amanuense al dictado de los interminables monólogos de Roger durante su estancia en el Imperio bizantino17. No hace ningún comentario a las revelaciones –a menudo escabrosas y desagradables– de su superior, sino que se limita a registrarlas en sus escritos con sumo cuidado, tratando de no interferir en su discurso. A pesar de ello, la crueldad salvaje e inusitada de Roger hacia Sancho de Aragón, hermano ilegítimo y agente de los reyes Jaime de Aragón y Federico de Sicilia18, despierta en Muntaner su íntima lealtad hacia la Corona de Aragón, lo que le lleva, finalmente, a promover el pacto presuntamente antinatural de los príncipes catalanes y el joven soberano griego. De este modo, Puigpelat atribuye a Muntaner la idea de capturar a Roger a través de su esposa María, que es conducida mediante engaños a Andrianópolis para atraer al césar sin escolta hasta su cámara19. En el epílogo del libro antes citado, el autor justifica su innovación como una teoría plausible. No está históricamente probado que los reyes catalanes y Ramon Muntaner intervinieran en la conspiración contra Roger, pero, «a la luz de las últimas investigaciones» (sigue refiriéndose a mi artículo de la revista L’Avenç), la hipótesis no le parece del todo irracional20. Aunque no deban, en efecto, descartarse ni posibles complicidades internas, ni, sobre todo, coincidencias de intereses en los resultados, no es demasiado racional pretender que Ramon Muntaner haya tenido en la realidad histórica algo que ver con la muerte de su patrón. En el marco de esta novela, sin embargo, la idea de concederle el papel del Judas de la Compañía Catalana me parece acertada y eficaz para el propósito general de una obra que gira entorno a la traición y a los motivos, mejores y peores, que la inspiran. La visión heroica que tiene Francesc Puigpelat de las gestas de Roger de Flor y sus compañeros se puso de relieve en el otoño de 2005 en ocasión de un gesto oficial de desagravio de la Generalitat de Cataluña a la comunidad ortodoxa del Monte Athos. Como refiere Eusebi Ayensa en una crónica publicada en el diario El Punt del 10 de octubre del mencionado año, el gobierno catalán sufragó con 240.000 euros los gastos de reconstrucción de un antiguo molino del Monasterio atonita de Vatopedi, destinado a albergar la colección de objetos valiosos del cenobio21. El motivo declarado era expiar de este modo las atrocidades cometidas por los almogávares durante su estancia en la Península Calcídica entre 1307 y 1309. El promotor de esta acción fue el cantautor ampurdanés Josep Tero, que, según su propio relato, cometió la imprudencia de identificarse como catalán en una visita al Monasterio de Ibíron en otoño de 1993. Ipso facto, sin atender a sus ruegos, el monje portero expulsó a Tero del recinto en plena noche como indigno 17 18 19 20 21

Puigpelat 2004, 285-286. Puigpelat 2004, 279-285. Puigpelat 2004, 336-337. Puipelat 2004, 373. http://www.vilaweb.cat/www/elpunt/noticia?p_idcmp=1560090.

416

ERNEST MARCOS HIERRO

descendiente de los «piratas catalanes». De retorno a Barcelona, el cantautor pidió a la Generalitat, gobernada en esta época por la coalición Convergència i Unió, que se implicara en la resolución del conflicto secular entre catalanes y griegos asumiendo la responsabilidad moral retrospectiva por los sucesos causados por los miembros de la Compañía. Encontró un interlocutor favorable en el entonces Secretario General del Departamento de Presidencia, el poeta Carles Duarte, y así se gestó la financiación de la reconstrucción de la torre. Tras el cambio de gobierno propiciado por el Pacto del Tinell en diciembre de 2003, el nuevo ejecutivo catalán, el llamado tripartito, presidido por Pasqual Maragall, heredó el compromiso y lo mantuvo sin vacilación. Finalmente, el 9 de octubre de 2005 tuvo lugar la solemne inauguración en el monasterio, en la que el gobierno estuvo representado por su portavoz y entonces consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, una de las figuras más importantes del PSC. Por la parte griega asistieron el ministro de Macedonia y Tracia, Nikos Tsiartsionis, y el Viceministro de Economía del gobierno de Konstandinos Karamanlís, Petros Dukas, además de las autoridades eclesiásticas más relevantes del Monte Athos22. En su discurso de presentación, Nadal destacó la buena voluntad que animaba a la Generalitat al asumir este dispendio, pero el mero anuncio del hecho ya había levantado polémica en los medios de comunicación catalanes. En efecto, el mismo día de la inauguración, Francesc Puigpelat, en su condición de experto en la Compañía Catalana, publicó un artículo de opinión en el periódico Avui acusando a Nadal de batir el record mundial en Deppa, un nuevo deporte que consistiría en «Pedir (demanar) Perdón Por Absurdidades»23. En su texto, Puigpelat justifica la inutilidad del gesto por dos razones históricas que él considera sin peso. En primer lugar, por la condición independiente de los mercenarios del ejército de Roger de Flor, que luchaban en Oriente por cuenta propia y no bajo las órdenes de los monarcas de la Corona de Aragón, y, en segundo lugar, porque el propio Jaime II había ordenado a los almogávares en 1308 que desistieran de atacar a la Gran Lavra atonita. Nadal, afirma Puigpelat, comete la absurdidad de pedir disculpas por un hecho «que ya fue desautorizado» por el rey de Aragón en 1308. Como presunta heredera de la Corona, la Generalitat no tiene, por tanto, que asumir ninguna responsabilidad por estos sucesos. La crítica, que incluye también algún dardo hacia la constitución y particular régimen de gobierno de la Montaña Santa, se centra en el complejo catalán, según el autor, de pedir perdón por ofensas históricas que no son tales, lo que revela una visión inmadura y, sobre todo, no nacionalista de la historia. En esos mismos días se discutía con ardor en la prensa española la propuesta del nuevo Estatuto de Autonomía, que debía presentarse en las Cortes para su tramitación, y, por ello, Puigpelat, muy crítico con el texto desde su óptica nacionalista radical, interpreta el acto del Athos como una humillación innecesaria y profecía de futuras 22 Véase la versión griega del episodio en la red Zoiforos: http://www.zoiforos.gr/index.

php?option=com_content&task=view&id=1054&Itemid= 23 Francesc Puigpelat, «Nadal, nou rècord mundial», Avui, 9 de octubre de 2005.

EL TEMA DEL TRAIDOR Y DEL HÉROE…

417

expiaciones. Su artículo encontró eco en otras publicaciones y foros de Internet24 y fue objeto de un debate en Catalunya Ràdio moderado por Rita Marzoa y en el que participaron Puigpelat, Eugeni Casanova y yo mismo. Ningún partido político hizo, sin embargo, bandera del asunto y las vicisitudes posteriores del Estatut hicieron que la efímera polémica cayera en el olvido. A mí me parece, no obstante, que merece la pena recordarla, porque pone de manifiesto la vigencia que tiene todavía en el imaginario político catalán la expedición a Oriente de la Compañía Catalana y los conflictos que la distinta valoración de su actuación todavía provoca.

BIBLIOGRAFÍA BURNS 1954. R. I. Burns. «The Catalan Company and the European Powers, 1305-1311», Speculum 29. DADE 1938. E. Dade, Versuche zur Wiedererrichtung der lateinischen Herrschaft in Konstantinopel in Rahmen der abendländischen Politik 1261 bis etwa 1310, Jena. LAIOU 1972. A. E. Laiou. Constantinople and the Latins. The Foreign Policy of Andronicus II 1282-1328, Cambridge, Mss. L’Avenç, Revista d’Història 213 Abril, 1997: Dossier Els Catalans a Grècia, coordinado por E. Marcos, con artículos de E. Ayensa, St. P. Bensch, M. Dourou-Eliopoulou, D. Jacoby, A. Luttrell, E. Marcos, J. Simón Palmer, E. A. Zachariadou. MARCOS 2005. E. Marcos, Almogàvers. La història, Barcelona. MONCADA 1969. F. de Moncada, Expedición de los catalanes y aragoneses contra turcos y griegos, Madrid. MORFAKIDIS 1987. M. Morfakidis, «Andrónico II y Roger de Flor. Causas de su enfrentamiento», Erytheia 8/1, 1987. MUNTANER 1983. R. Muntaner, Crònica, en Les quatre grans cròniques, ed. Ferran Soldevila, Barcelona. NICOLAU D’OLWER 1926. Ll. Nicolau d’Olwer, L’expansió de Catalunya en la Mediterrània Oriental, Barcelona. PUIGPELAT 2004. F. Puigpelat, Roger de Flor, el lleó de Constantinoble, Barcelona. RUBIÓ 1927. A. Rubió i Lluch, Paquimeres i Muntaner, Barcelona. ––– 2004. L’expedició catalana a l’Orient vista pels grecs, Barcelona (la edición original en castellano es de 1883). WILDER 1948. Th. Wilder, The Ides of March. A Novel, Nueva York.

24 Véase el artículo «Athos, una herència enverinada», publicado por Toni Dalmau en su blog Diari de l’Absurd el día 13 de octubre de 2005: http://absurddiari.blogspot.com/2005/10 /athos-una-herncia-enverinada.html.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.