EL SELLAMIENTO DE LOS REDIMIDOS

July 22, 2017 | Autor: Diego Calvo Merino | Categoría: Religion, Teologia, Seventh-day Adventist history, Biblia, Iglesias, Apocalipsis, Adventistas, Apocalipsis, Adventistas
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Descripción

FACULTAD ADVENTISTA DE TEOLOGÍA. III SIMPOSIO DE TEOLOGÍA EL SELLAMIENTO DE LOS REDIMIDOS En el contexto de Apocalipsis 7,1-8 y 14,1-5 El sellamiento en Apocalipsis es la fase final y la concreción del sellamiento de los redimidos en el plan de redención. Es la obra de Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo, en la humanidad caída y arrepentida, mediante la fe. Dios protege a su pueblo frente a la adversidad y lo prepara para reinar eternamente con él.

Esquema de la presentación: I. El sellamiento en las Escrituras II. El sellamiento en Apocalipsis A. Los 144.000 de Ap 7,1-8 son la gran multitud de Ap 7,9 B. Los 144.000 de Ap 14,1-5 son la gran multitud de redimidos III. Cristo ha recuperado el sello que Adán había perdido

INTRODUCCIÓN 1. Los 144.000 sellados de Apocalipsis. a. Algunas interpretaciones: 1) Respecto a este número se han sostenido dos puntos de vista: (1) que (2) que es simbólico.

es literal;

2) Algunos de los que sostienen que es literal, destacan que el cómputo puede hacerse mediante un sistema como el que se empleó para el cálculo de los 5.000 que fueron alimentados milagrosamente, donde sólo se contó a los hombres (Mt 14,21). 3) Los que sostienen que el número es simbólico, destacan que la visión es claramente simbólica, y que como los otros símbolos no se interpretan literalmente, éste tampoco debe entenderse así. 4) Hay diferencias de opinión en cuanto a quiénes constituirán los 144.000. Muchos han llegado a destacar, no quiénes son los 144.000 sino qué son, es decir, la clase de carácter que Dios espera que tengan y la importancia de pertenecer a esa multitud intachable (cf. CBA, t. 7, pp. 798-799). 5) Judíos literales en contraposición con gentiles. El punto de vista del Israel literal es sostenido por los dispensacionalistas, quienes creen que después de que la

 

2   iglesia experimente el rapto, 144.000 judíos se convertirán al cristianismo y evangelizarán el mundo, llevando a la gran multitud a Cristo. 6) Urías Smith afirmaba que la pregunta del anciano del v. 13, se refiere a los 144.000; no a la gran multitud del v. 9. “No se nos presenta compañía alguna a la cual se habría de aludir en forma especial con más naturalidad que a la mencionada en la primera parte del capítulo: los 144.000”. Smith (Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, vol. II, 121-124) divide el capítulo en tres partes: los 144.000 (7,1-8); la gran multitud (7,9-12); y los 144.000 (7,13-17) 7) Entre los adventistas del séptimo día, algunos creen que los 144.000 y la gran multitud son uno y el mismo grupo. Otros creen que la gran multitud está constituida por los redimidos de todas las edades. b. Algunas cuestiones exigen respuesta: 1) Los 144.000 se mencionan tres veces en la Biblia (Ap 7,4; 14,1 y 3). ¿Se trata realmente de una cifra literal o simbólica 2) Si los 144.000 representan una cantidad literal, ¿quiénes son realmente? 3) ¿Qué relación existe entre los 144.000 y la gran multitud de Ap 7,9? 4) ¿Qué determina exactamente el hecho de pertenecer a este grupo? 5) ¿Se puede encontrar en los 144.000 alguna característica distintiva y exclusiva de ellos? 6) ¿Quiénes reciben el sello de Dios y por qué lo reciben? 7) ¿Por qué fue sellado Jesús con el sello del Padre?

2. Citas significativas de E. White. «Juan vio un Cordero sobre el monte de Sión, y con él 144.000 que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Llevaban el sello del cielo. Reflejaban la imagen de Dios. Estaban llenos de la luz y de la gloria del que es Santo. Si queremos tener la imagen y la inscripción de Dios en nosotros, debemos apartarnos de toda iniquidad. Debemos abandonar cada mala práctica, y entonces colocar nuestro caso en las manos de Cristo. Mientras estemos ocupados en nuestra salvación con temor y temblor, Dios producirá en nosotros así el querer como el hacer por su buena voluntad» (RH, 19.3.1889; citado en CBA, t. 7, p. 989). «No es el plan divino que sus hijos presenten algo que no sea más que suposiciones, algo que no está enseñado en la Palabra. No es la voluntad de Dios que entren en disputas por cuestiones que no los ayudarán espiritualmente, como ¿quiénes formarán parte del grupo de los 144.000? Esto lo sabrán dentro de poco, sin sombra de duda, los elegidos de Dios» (Ms 26, 1901; citado en CBA, t. 7, p. 419). «El capítulo catorce del Apocalipsis es del más profundo interés. Pronto será comprendido en todos sus alcances, y los mensajes dados a Juan el revelador serán repetidos con claridad» (RH, 13.10.1904; citado en CBA, t. 7, p. 989).

 

3  

I. EL SELLAMIENTO EN LAS ESCRITURAS 1. La visión de los diez mandamientos. “Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro. Jesús las abrió, y vi en ellas los diez mandamientos escritos por el dedo de Dios. En una tabla había cuatro, en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria” (Primeros Escritos, pp. 32-33).

2. Características distintivas del sábado. a. El sábado representa toda la ley. Sólo es posible guardar el sábado, cuando se guarda toda la ley. La observancia del sábado exige descansar de toda actividad física, mental, moral y espiritual. – “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt 11,28; cf. Is 59,2 y 1 Jn 2,1). Quien está en pecado durante el sábado no lo está guardando. 1) El sábado es señal de santificación (Ez 20,12 y 20). 2) Es el exponente de nuestra lealtad al Creador (Ex 31,13 y 17). b. Constituye una señal o sello entre Dios y el hombre. – Contiene: 1) el nombre de Dios, 2) su función y responsabilidad en el Universo, y 3) la jurisdicción de su cargo. – Es el único mandamiento que expresa estas características de nuestro Dios. – Heb. tAa [’ot], “signo”, “señal”, “marca”, “estandarte”. Cf. Ex 31,17; Ez 20,12.20. – Gr. sfragi, j [sfragís] “sello”, “marca”, “impresión”. Cf. Jn 6,27; Rom 4,11; Ef 1,13; 4,30; Ap 7,2; 9,4).

3. Significado bíblico del sellamiento. a. Significado del sábado como sello del pueblo de Dios. 1) Autenticidad. El sellamiento indica el valor auténtico de un objeto, propiedad o persona. El sello autoriza, legaliza y acredita. 2) Propiedad. El sellamiento o el marcado de objetos, animales y personas, siempre ha indicado propiedad (cf. Ex 21,6; Gn 17,9-12; Is 44,5; Ez 20,12 y 20). 3) Protección. El sellamiento es una clara señal de protección (cf. Gn 4,15; Ex 12,7.12-13; Ex 31,13 y 17; Ez 9,4-5; Ap 9,4-6; 16,2). 4) Semejanza de carácter. En la antigüedad, el nombre representaba el carácter (cf. Ex 34,5-7; Ez 36,20-23; Jn 17,26). El sello de Dios está directamente relacionado con su nombre y su carácter (cf. Ap 14,1; 22,4). b. El testimonio de Ezequiel.

 

4   «Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. «Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra» (Ez 36, 26-27). c. Pedro ante el concilio. “Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen” (Hch 5,32). “Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado [e; d wken, aor. ind. de di, d wmi] Dios a los que le obedecen [peiqarcou/ s in, part. pres. de peiqarce, w ]” (Hch 5,32; cf. Rom 8,7). d. ¿Cuándo se recibe el sello de Dios? 1) “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Ef 1,13). 2) “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Ef 4,30). 3) “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, 4) “es también quien nos ha sellado y ha puesto como garantía al Espíritu en nuestros corazones” (2 Cor 1,21-22). 5) ¿Es posible contrastar estos textos con la parábola de “los obreros de la viña” (Mt 20,1-16) y con Lc 23,42-43?

4. La obra del Espíritu Santo. Todo redimido necesita: 1) Arrepentimiento y perdón del pecado (Hch 5,31). 2) Nacer de nuevo de agua y del Espíritu (Jn 3,5-8). 3) Ser regenerado y justificado por medio de Cristo y del Espíritu Santo (Tito 3,5-7). 4) Recibir la promesa del Espíritu Santo (Hch 2,38; Gál 3,14). 5) Recibir el sello de Dios (Ef 4,30). 6) Obedecer la voluntad de Dios y estar en armonía con los principios eternos de la ley de Dios (Ez 5,32; 1 Jn 5,18).

II. EL SELLAMIENTO EN APOCALIPSIS A. LOS 144.000 DE AP 7,1-8 SON LA GRAN MULTITUD DE AP 7,9 1. Primer contexto: Apocalipsis 7,1-8. a. Los símbolos. 1) Cuatro ángeles (vv. 1-2).

 

5   2) Cuatro ángulos de la tierra (v. 1). 3) Cuatro vientos de la tierra (v. 1; cf. Jer 49,36-37). 4) La tierra (vv. 1-3; puede no ser un símbolo). 5) El mar (vv. 1-3; cf. Ap 17,1.15; Is 17,12). 6) Los árboles (vv. 1 y 3; cf. Sal 1:1-3). 7) El sello del Dios vivo (v. 2). 8) La frente (v. 3). 9) Las tribus de los hijos de Israel (vv. 4-8). 10) La ausencia de la tribu de Dan (cf. Jue 18). b. Debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Los 144.000 sellados (v. 4) son literales o simbólicos? Génesis 49

Ezequiel 48

Apocalipsis 7

Rubén

Dan

Judá

Simeón

Aser

Rubén

Leví

Neftalí

Gad

Judá

Manasés

Aser

Zabulón

Efraín

Neftalí

Isacar

Rubén

Manasés

Dan

Judá

Simeón

Gad

Benjamín

Leví

Aser

Simeón

Isacar

Neftalí

Isacar

Zabulón

José

Zabulón

José (- Efraín)

Benjamín

Gad (- José y Leví)

Benjamín (- Dan)

c. La “gran multitud” de Ap 7,9. “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Ap 7,9). Parece evidente que esta “gran multitud”, que nadie podía contar, representa al número total de redimidos, los salvados de todas las épocas. d. “Vi” y “oí” en Apocalipsis.

 

6   1) “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, 2) “que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. 3) “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 4) “y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Ap 1,10-13). 5) Cf. con Ap 7, 4 y 9; y también, con Ap 5,5-6; 9,16-17.

2. Los 144.000 son la “gran multitud” de Ap 7,9. a. La respuesta a la pregunta de Ap 6,17. 1) Parece evidente que en Ap 7 se encuentra la respuesta a la pregunta de Ap 6,17: “porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” – Los 144.000 aparecen como una respuesta inmediata, aunque no se indica su destino final. – A la gran multitud se la presenta “delante del trono y en la presencia del Cordero” (7,9). 2) Los 144.000 tienen que afrontar tiempos difíciles. Son sellados antes de que soplen los vientos al final del tiempo de gracia (cf. 7,1-3). La gran multitud (ya sellada) “son los que han salido de la gran tribulación… Por esto están delante del trono de Dios” (7,14-15). b. El paralelismo de Apocalipsis 7. Los 144.000 (7,1-8)

La gran multitud (7,9-17)

1. “Y oí” (v. 4)

1. “Después de esto miré” (v. 9)

2. “el número” (v. 4)

2. “una gran multitud” (v. 9)

3. “los sellados” (v. 4)

3. “vestidos de ropas blancas” (v. 9)

4. “ciento cuarenta y cuatro mil” (v. 4)

4. “la cual nadie podía contar” (v. 9)

5. “de todas las tribus de los hijos de Israel” (v. 4) 6. “los cuatro vientos de la tierra” (v. 1)

5. “de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas” (v. 9) 6. “[están saliendo] de la gran tribulación” (v. 14)

c. Los 144.000 son la «gran multitud» de Ap 7,9.

 

7   «Delante del trono, sobre el mar de cristal, -ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho que resplandece con la gloria de Dios- hállase reunida la compañía de los que salieron victoriosos ‘de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre’. Con el Cordero en el monte de Sión, ‘teniendo las arpas de Dios’, están en pie los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres; se oye una voz, como el estruendo de muchas aguas y como el estruendo de un gran trueno, ‘una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas’. Cantan ‘un cántico nuevo’ delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son ‘éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere’. Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por ‘primicias para Dios y para el Cordero’. (Ap 15,2-3; 14,1-5). ‘Estos son los que han venido de grande tribulación’; han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues ‘han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero’. ‘En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula’ delante de Dios. ‘Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos’. (Ap 7,14-15). Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero ‘no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos’ (Ap 7,14-17)» (El Conflicto de los Siglos, pp. 706-707).

3. La “gran multitud” identificada. a. ¿Quiénes son y de dónde han venido” (v. 13). 1) “Han salido [ev r co, m enoi, part. pres. de e; r comai] de la gran tribulación” (v. 14; cf. Mt 24,29; Mr 13,24). 2) “Han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (v. 14; cf. Zac 3,4-5; Ap 3,4-5 y 3,18-19). 3) “No tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno” (v. 16; cf. Is 49,10). 4) “El Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de vida” (v. 17; cf. Sal 23,1-2). 5) “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (v. 17; cf. Is 25,8; Ap 21,4). b. La “gran multitud” identificada. Es interesante observar que la “gran multitud” está claramente identificada en el mismo capítulo 7 de Apocalipsis.

4. El tiempo del sellamiento.

 

8   1) Víctor T. Houteff fijó 1929 como la fecha en que Dios iniciaría el sellamiento de los 144.000. 2) El contexto de Apocalipsis sitúa el comienzo del sellamiento, entre 1755 y 1833, a partir del cumplimiento de las señales cósmicas (Ap 6,12-13) que darían comienzo al sexto sello. 3) El contexto general de la Escritura sitúa el tiempo del sellamiento en todo momento del cumplimiento del plan de redención (cf. Ef 1,13; 4,30). 4) El sellamiento con carácter definitivo de los redimidos, parece evidente que se está realizando desde el 22.10.1844 hasta el fin del tiempo de gracia.

II. EL SELLAMIENTO EN APOCALIPSIS B. LOS 144.000 DE AP 14,1-5 SON LA GRAN MULTITUD DE REDIMIDOS 1. Segundo contexto: Apocalipsis 14,1-5. a. ¿Características distintivas de los 144.000? 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7)

El nombre del Cordero y del Padre escrito en la frente (cf. v. 1). Sólo ellos pueden aprender el cántico nuevo (cf. v. 3). Son vírgenes, no se contaminaron con mujeres (cf. v. 4). Siguen al Cordero por dondequiera que va (cf. v. 4). Redimidos de entre los hombres como primicias (gr. av p arch, , cf. vv. 3 y 4). En sus bocas no fue hallada mentira (cf. v. 5). Son sin mancha delante de Dios (cf. v. 5).

b. ¿Estas características son distintivas o exclusivas de los 144.000?

2. Siete características de todos los redimidos. 1) El nombre del Cordero y del Padre escrito en la frente. Los redimidos en la Tierra nueva: «Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes» (Ap 22,3-4). – El “nombre” es sinónimo de “carácter” (cf. Ex 34,5-7; Ez 36,20-23; Jn 17,26 y passim). – La frente representa el «pensamiento», la «personalidad», la «inteligencia», lo que cada uno es en lo más íntimo de su ser (cf. Ap 7,3; 9,4; 13,16; 14,1.9; 20,4 y passim). 2) Sólo ellos pueden aprender el cántico nuevo. – «Con el Cordero en el monte de Sión, ‘teniendo las arpas de Dios’, están en pie los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres […] Cantan ‘un cántico nuevo’ delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero,

 

9   un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás» (El Conflicto de los Siglos, pp. 706-707). – El cántico de Moisés y el cántico del Cordero es cantado por los que han "alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre" (Ap 15,2-3). – Los cristianos fueron perseguidos por Roma pagana en los primeros siglos de la era cristiana.

– Siglos más tarde, fueron perseguidos también en cumplimiento de la profecía (cf. Dn 7,25; 12,7; Ap 11,2-7; 12,6-16 y 13,1-8).

– ¿Quiénes han pasado por una mayor tribulación?

 

10   «Cuando los santos salieron de las villas y ciudades, los persiguieron los malvados con intento de matarlos. Pero las espadas levantadas contra el pueblo de Dios se quebraron y cayeron tan inofensivas como briznas de paja. Los ángeles de Dios escudaron a los santos, cuyos clamores, elevados día y noche en súplica de liberación, habían llegado ante el Señor» (PE, p. 284). – Dios protege a sus hijos. “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. “Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, “No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada” (Sal 91, 7-10). “El mundo ve a aquellos mismos de quienes se burló y a quienes deseó exterminar, pasar sanos y salvos por entre pestilencias, tempestades y terremotos. El que es un fuego consumidor para los transgresores de su ley, es un seguro pabellón para su pueblo” (CS, p. 712). 3) Los redimidos son considerados vírgenes. «Todo el pasaje es simbólico, y por eso no se refiere a la virginidad literal de uno u otro sexo; de lo contrario, este pasaje contradiría otros que ensalzan el matrimonio y la relación conyugal (cf. 1 Cor 7,1-5; Heb 13,4). Los santos son llamados vírgenes o porque se han mantenido apartados de Babilonia, o porque ya no tienen nada que ver con ella» (cf. CBA, t. 7, p. 840). 4) El pueblo de Dios sigue ahora al Cordero. «El Señor tiene un pueblo sobre la tierra que sigue al Cordero por dondequiera que va. Tiene a sus miles que no se han arrodillado delante de Baal. Los tales estarán con él sobre el monte de Sión. Pero deben estar en esta tierra ceñidos con toda la armadura, listos para emprender la obra de salvar a aquellos que están a punto de perecer... «Para seguir a Cristo no necesitamos esperar hasta que seamos trasladados. El pueblo de Dios puede hacer eso en esta tierra. Sólo podremos seguir al Cordero de Dios en los atrios celestiales, si lo seguimos aquí. Que lo sigamos en el cielo depende de que guardemos ahora sus mandamientos» (Review and Herald, 12.4.1898). 5) Redimidos de entre los hombres como primicias. «Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias [gr. av p arch, ] de sus criaturas» (Stg 1,18). «Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, «al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más… «sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, «a la congregación de los primogénitos [prwto, t okoj] que están inscritos en los cielos…» (Heb 12,18-23).

 

11   6) En sus bocas no fue hallada mentira. «El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice» (Sof 3,13). El salmista afirma que en el hombre justo no hay engaño. Morará en el santo monte de Dios (como los 144.000 en el monte de Sion), el que “habla verdad en su corazón” y “no calumnia con su lengua” (Sal 15,1-3; cf. 32,1-2). Jesús dijo de Natanael: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (Jn 1,47). 7) Son sin mancha delante de Dios. «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha» (Ef 5,2527). «Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él» (Ef 1,4). «para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo» (Fil 2,15; cf. Col 1,22).

3. El 144.000 es un símbolo múltiplo. a. El número doce como símbolo. 1) Los doce apóstoles en la nueva Jerusalén (Ap 21,14). 2) Las doce tribus de Israel en la nueva Jerusalén (Ap 21,12). 3) El número doce es el producto de tres por cuatro. – El número tres representa a la Divinidad. – El número cuatro representa a la humanidad. b. El número mil como símbolo. 1) "Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles" (1 S 18,7; 21:11; 29:5). 2) "Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará" (Sal 91:7). 3) "Se acordó para siempre de su pacto; de la palabra que mandó para mil generaciones" (Sal. 105:8). c. El producto de símbolos es otro símbolo. 1) «La ciudad se halla establecida en cuadro» (Ap 21,16). 2) El número «ciento cuarenta y cuatro» sólo se encuentra una vez en toda la Biblia, en Ap 21,17. 3) Doce x doce x mil = ciento cuarenta y cuatro mil. (12 x 12 x 1.000 = 144.000).

 

12   4) El número está representado en la descripción de la nueva Jerusalén, en Ap 21. d. El número 144.000 es un símbolo. 1) Los 144.000 representan a todos los redimidos que viven cuando Cristo viene por segunda vez. 2) Son los que reciben el sello de Dios. Esto implica que, por extensión, representan a todos los redimidos de todas las épocas.

III. CRISTO HA RECUPERADO EL SELLO QUE ADÁN HABÍA PERDIDO 1. Solamente hay redención en Cristo. a. “En ningún otro hay salvación” (Hch 4,12). – La gran multitud clama “a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (7,10). – Un anciano explica: “Estos son los que han salido [están saliendo] de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (7,14). – San Pablo escribe: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo…, en quien tenemos redención por su sangre” (Ef 1,3 y 7). b. El Mesías y “la justicia perdurable”. “En la profecía de Daniel se registra de Cristo que expiaría ‘la iniquidad’ y traería ‘la justicia perdurable’ (Dn 9,24). Toda alma puede decir: ‘Mediante su perfecta obediencia, Cristo ha satisfecho las demandas de la ley y mi única esperanza radica en acudir a él como mi sustituto y garantía, el que obedeció la ley perfectamente por mí... Estoy completo en Aquel que produce la justicia eterna’” (MS, t. 1, pp. 463464).

2. Adán recibió el sello de Dios, pero lo perdió. a. El carácter del hombre en el plan de Dios. – “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó” Gn 1,27). – “El hombre había de llevar la imagen de Dios, tanto en la semejanza exterior, como en el carácter” (PP, p. 25). – “Cuando Adán salió de las manos del Creador, llevaba en su naturaleza física, mental y espiritual, la semejanza de su Hacedor. ‘Creó Dios al hombre a su imagen’, con el propósito de que, cuanto más viviera, más plenamente revelara esa imagen -más plenamente reflejara la gloria del Creador” (LE, p. 15). b. Adán perdió el sello de Dios por causa del pecado.

 

13   La transgresión de la ley de Dios invalidó el sello de Dios. El pecado lo anuló. El hombre no podría recuperar nunca más el sello perdido. Sólo el Hijo de Dios podría hacerlo por él.

3. El compromiso de Jesús: recuperar lo que se había perdido. a. Cristo recuperó todo lo que Adán había perdido en el Edén. «El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lc 19,10). b. Cristo recibió el sello de Dios. – «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del Hombre; porque a éste acreditó con su sello Dios el Padre» (Jn 6,27 RV77). – «No trabajéis por el alimento que se acaba, sino por el alimento que dura dando una vida sin término, el que os dará este Hombre, porque es él a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello» (Jn 6,27 NBE). – «Procuraos no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece hasta la vida eterna, el que el Hijo del hombre os da, porque Dios Padre le ha sellado con su sello» (Jn 6,27 NC). – evrga,zesqe mh. th.n brw/sin th.n avpollume,nhn avlla. th.n brw/sin th.n me,nousan eivj zwh.n aivw,nion( h]n o` ui`o.j tou/ avnqrw,pou u`mi/n dw,sei\ tou/ton ga.r o` path.r ev s fra, g isen [aor., ind. de sfragi, z w] o` qeo, j Å (Jn 6,27 GNT). c. Cristo en la cruz ofrece el sello de Dios recuperado para la humanidad caída. – ”Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por – nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Ef 5,2). – ”Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” (Heb 10,12). – “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Heb 10,14).

4. El sellamiento por la acción y el poder del Espíritu Santo. a. El agente sellador es el Espíritu Santo. – "Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia" (DTG, p. 625). – "El Espíritu Santo es el aliento de la vida espiritual. El impartimiento del Espíritu es el impartimiento de la vida de Cristo. Comunica al que lo recibe los atributos de Cristo" (DTG, p. 745). – “Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos" (PVGM, p. 47). – Cf. Ef 1,13; 4,30; 2 Cor 1,21 y 22.

 

14   b. La obra y el efecto de la lluvia tardía. – La lluvia tardía es anunciada en muchos textos de la Escritura (cf. Dt 11,14; Jer 5,24; Os 6,3; Jl 2,23; Zac 10,1 y Ap 18,1; y en abundantes citas de E. White. – En Pentecostés se derramó la “lluvia temprana”, “y glorioso fue el resultado. Pero la ‘lluvia tardía’ será más abundante” (DTG, p. 767, como ejemplo entre otras). – El agente sellador es el Espíritu Santo. “Los judíos espirituales son las personas cuyos corazones han sido circuncidados por el Espíritu Santo (Ron 2,28-29). Los 144.000 son ese pueblo” (Ekkehardt Müller).

CONCLUSIÓN “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para estar entre los ciento cuarenta y cuatro mil” (Review and Herald, 9.3.1905).

1. Solamente hay redención en Cristo. – «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Jn 14,6). – «El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por ‘una gran multitud’» (Mt 20,28, el término “muchos” se ha parafraseado con la expresión equivalente: “una gran multitud”).

2. Sólo hay una promesa de redención para todos los redimidos. «El que venciere será vestido de vestiduras blancas (será sellado, será uno de los 144.000); y no borraré su nombre del libro de la vida» (Ap 3,5, con paráfrasis incluida). Texto del material presentado esquemáticamente en ppt por José A. Ortiz

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