El Secreto de la Fundación de Santiago

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Descripción

Rutas de Nuestra Geografía Sagrada

El Secreto de la Fundación de Santiago La sagrada función del cerro Santa Lucía y la fundación de Santiago

Alexis López Tapia Director Rutas de Nuestra Geografía Sagrada

© Registro de Propiedad Intelectual Inscripción N° 227.625 – 12-04-2013

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Dichoso el hombre que fue hallado sin mancha, y que no corrió tras el oro, ni puso su confianza en el dinero ni en los tesoros.

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Nuestro oro no es el oro vulgar. Inscripción en la placa conmemorativa de bronce en el lugar de entierro del niño del Cerro El Plomo

   Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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INDICE

1.- Resumen ....................................................................................................................... 4 2.- Presentación ................................................................................................................. 5 3.- Introducción ................................................................................................................. 7 4.- Metodología ................................................................................................................. 9 5.- Desarrollo de la Investigación a) b) c) d) e) f) g) h) i) j) k) l) m) n)

Una ciudad desorientada ..................................................................................................... 10 Una ciudad descentrada ....................................................................................................... 13 Cómo se funda y se traza una ciudad ................................................................................... 19 El ancestral conocimiento del Gnomon ................................................................................ 24 El valle del Mapocho antes de los Incas ............................................................................... 30 La expansión Araucana y el simbolismo funcional del llamado cerro Huelén y La Guaca .... 44 El poderoso y fugaz dominio del Imperio Inca...................................................................... 56 El valle del Mapocho a la llegada de Pedro de Valdivia ........................................................ 63 Valdivia contempla los augurios de Santiago desde el cerro de Santa Lucía ........................ 69 La cuarta Refundación de la Ciudad ..................................................................................... 72 Axis Mundi ........................................................................................................................... 78 Vesica Piscis.......................................................................................................................... 84 Quadratura Circuli ................................................................................................................ 97 Epílogo................................................................................................................................ 108

6.- Conclusiones ............................................................................................................. 111 7.- Bibliografía ............................................................................................................... 115 8.- Cartografía consultada ............................................................................................. 125 9.- Notas ........................................................................................................................ 137

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada RESUMEN A partir de observaciones realizadas in situ desde el año 2000, numerosas salidas a terreno, evidencias arqueológicas, arqueoastronómicas e históricas, y una exhaustiva investigación geográfica y bibliográfica, se presentan los resultados de una investigación interdisciplinaria de 12 años, que pretende demostrar los motivos del emplazamiento y diseño fundacional de la ciudad de Santiago, y la función del cerro Santa Lucía, en la determinación de la ubicación de la actual Plaza de Armas, su radio central, y la orientación de los ejes cardinales de la ciudad, desde la época prehispánica, a partir de la proyección de la sombra del cerro en el área de la plaza, que ocurre anualmente durante el Solsticio de Verano. De igual modo, se analiza la importancia ritual y funcional del propio cerro Santa Lucía, analizando la existencia de una piedra tacita y un posible plano lítico que habrían sido removidos de su sitio original; se discute y contradice la tradicional toponimia de “Huelén”, indicando una toponimia alternativa coherente con su función y significado simbólico original, y se establece la importancia cronológica y astronómica que llevó a Pedro de Valdivia a darle el nombre de Santa Lucía. Se concluye que el área del centro de Santiago, Plaza de Armas y en particular, el punto cero del trazado de la ciudad, están determinados por la sombra que proyecta fugazmente la cumbre del cerro Santa Lucía al amanecer del Solsticio de Verano, hito desde el cual se trazó la planta de la ciudad siguiendo las proporciones de la kancha y las calles incásicas preexistentes, estableciendo el cardo y decumanus de la ciudad de acuerdo a la proyección gnomónica de las sombras del Solsticio, concordando con las líneas de Ceques incásicas existentes. Se establece que el Cerro Santa Lucía y la Plaza de Armas poseen carácter ritual y funcional desde la época prehispánica, con anterioridad al período incásico que los reutilizó, al igual que hicieron los españoles al fundar Santiago.

Palabras clave: Fundación de Santiago, Plaza de Armas, Cerro Santa Lucía, Solsticio de Verano, Ceques, Gnomon, Araucanos, Incas, Tawantinsuyu, Mapocho.

ABSTRACT From observations made in situ since 2000, numerous field trips, archaeological, historical, archaeoastronomical, and extensive documentary and geographical research, we present the results of a 12-year interdisciplinary research which purports to show the reasons for the siting and design foundation of the city of Santiago, and Santa Lucia Hill function in determining the current location of the Plaza de Armas, the central radius, and orientation of the cardinal axes of the city, from the pre-Hispanic times, from the projection of the shadow of the hill in the area of the square, which occurs annually during the Summer Solstice. Similarly, we analyze the functional importance of ritual and Santa Lucia Hill itself, analyzing the existence of a stone cup and a possible lytic plane would have been removed from their original site, is discussed and contradicts the traditional toponymy "Huelen" (means “Pain”) indicating an alternative name consistent with their function and symbolic meaning original, and sets the chronological and astronomical significance was Pedro de Valdivia to give the name of St. Lucia. We conclude that the downtown area of Santiago, Plaza de Armas and in particular, the zero point of the layout of the city, are determined by the shadow cast fleetingly summit of Cerro Santa Lucia at dawn of the Summer Solstice, milestone in which drew the plan of the city following the proportions of kancha Inca and pre-existing streets, setting the cardo and decumanus of the city according to the gnomonic projection of shadows Solstice, agreeing with the Incan existing Ceques lines. It is established that the Cerro Santa Lucia and the Plaza de Armas have ritual and functional character, prior to the Incan period reused, like the Spanish did when founding Santiago.

Keywords: Foundation of Santiago, Plaza de Armas, Santa Lucia Hill, Summer Solstice, Ceques, Gnomon, Araucans, Incas, Tawantinsuyu, Mapocho.

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Arriba: Fotografía aérea del Cerro Santa Lucía y la Plaza de Armas, Proyecto “Santiago Cerros Isla”, © Guy Wenborne

2.- Presentación El año 2000, una simple observación casual -realizada desde el piso 12 del edificio de Monjitas esquina 21 de Mayo, en el vértice nororiente de la Plaza de Armas donde entonces vivíamos-, despertó nuestra curiosidad acerca del trazado de la ciudad de Santiago. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada En efecto, si se mira hacia abajo desde el balcón sur, se aprecia un ángulo evidente entre la pared del edificio y la calles Monjitas, y si se mira por el balcón poniente, el mismo ángulo entre el edificio y la calle 21 de Mayo, cosa que no sucede con los restantes edificios que circundan la Plaza, los que se encuentran perfectamente alineados con las calles que los encuadran. De este modo, y conociendo que la orientación general de las calles del centro histórico era norte-sur, nos llamó la atención que nuestro edificio en particular, no siguiera exactamente esa orientación, sino que apareciera notablemente desalineado respecto a los ejes cardinales marcados por las calles. Intrigados, procedimos a medir con dos brújulas la orientación del edificio, percatándonos -que a contrario sensu de lo que inicialmente creíamos-, era este el que se encontraba perfectamente alineado respecto al eje norte-sur magnético, y por lo tanto, eran las calles del centro de la ciudad las que no lo estaban. En ese momento no sabíamos que esta simple observación casi de Perogrullo, nos llevaría a desarrollar un fascinante estudio de 12 años, gracias al que -paso a paso- terminaríamos por descubrir el secreto oculto a la vista de todos, más relevante de nuestra historia para comprender las razones de la fundación y diseño de la planta de Santiago, a partir de la Plaza de Armas. Para ello, desde un comienzo, contamos con la guía, apoyo y constante estímulo de nuestro amigo y maestro, el Dr. Jorge Vargas Díaz, director de la sección geografía de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, sin cuyo respaldo, conocimientos y vasta memoria, probablemente este descubrimiento no habría visto la luz. Gracias a su interés, gran capacidad de análisis, ánimo, curiosidad permanente, e inaudita paciencia para escuchar nuestras disquisiciones durante los últimos 12 años –así como nosotros hemos sabido escuchar mil y una veces todos sus “cuentos” –, es que finalmente este trabajo ha venido a concretarse, esperamos, en el estilo que es de su predilección. Y en ese sentido, deseamos aquí hacer honor al carácter único de la histórica Revista de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, que en sus ya centenarios artículos, ha permitido a todos sus autores apartarse del canon de los artículos científicos en la forma, y no obstante, mantener todo el rigor y disciplina intelectual que surge inagotable de sus páginas, lo que hemos intentado emular en las que siguen. Finalmente, deseamos agradecer muy especialmente al arqueólogo Rubén Stehberg, a los historiadores Gonzalo Sotomayor y Alejandro Concha, y al periodista Ruperto Concha, la revisión y aportes a este trabajo, y saludamos al aqueoastrónomo Patricio Bustamante, cuya investigación tiene algunas coincidencias notables con la nuestra. Este trabajo resume entonces, una larga investigación realizada paulatina, azarosa e incluso informalmente, y no obstante, plena de anécdotas, intuiciones, coincidencias, sincronismos y momentos de verdadera revelación e inspiración, sumados a miles de horas de rigurosa revisión documental, lectura, análisis, salidas a terreno y observación in situ, haciendo honor a aquello de que toda ciencia está compuesta por un diez por ciento de inspiración… y un noventa por ciento de transpiración. Alexis López Tapia Abril de 2013

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3.- Introducción Los primeros cinco años de la conquista de Chile por don Pedro de Valdivia, carecen de documentos originales escritos durante ese período. Todo lo que documentalmente creemos saber desde la llegada de los conquistadores al valle del Mapocho, entre 1540 y 1544, fue básicamente escrito de memoria, con posterioridad a los hechos que se relatan. En efecto, el llamado “Libro Becerro”, las actas de los cabildos de Santiago –cuyo original se quemó el 11 de Septiembre de 1540 junto a la naciente ciudad, y cuya primera parte fue reescrita en 15441–, así como la crónica de Jerónimo de Vivar –quien llegó a Santiago en enero de 1545–, e incluso las propias cartas de Pedro de Valdivia al rey, la primera fechada en agosto de ese mismo año, son escritos posteriores a los hechos que relatan. Lo anterior ha impedido conocer documentalmente -desde fuentes originales y estrictamente contemporáneas-, gran cantidad de hechos relativos a la Fundación de Santiago, que han sido descubiertos o deducidos con mucha posterioridad a que ocurrieran, entre ellos, la existencia de una kancha2 y construcciones incásicas, situadas en el mismo lugar en que actualmente se encuentra la Plaza de Armas3 y sus calles aledañas, así como los detalles técnicos de los límites, trazado y medidas de la ciudad que supuestamente realizó el alarife Pedro de Gamboa. En efecto, como señala el propio escribano Luis de Cartagena, ya al inicio de las nuevamente transcritas Actas del Cabildo de Santiago en 1544: …“se me quemó un libro en que estaban asentados los cabildos y acuerdos que vuestra señoría y mercedes habían hecho, así de la fundación de ella, como en los términos en que se le señalaron, y el repartimiento de solares y chácaras, y medida que han de tener”…4 Por ello, no es de extrañar que incluso un dato tan aparentemente certero como la fecha de la fundación de la ciudad, haya sido históricamente cuestionado muchas veces: hoy se celebra el 12 de Febrero de cada año, pero… Veamos qué nos dice José Pérez García en su “Historia natural, militar y civil y sagrada del Reino de Chile en su descubrimiento, conquista, gobierno, población, predicación evangélica, erección de catedrales y pacificación”: “Todos los autores convienen en que fue el año de 1541 el de la fundación de esta primera ciudad, y casi todos discuerdan en el día que se fundó. Unos quieren que fuese el doce de enero5,6 otros el diez y ocho de febrero7, algunos que fue el veinte y uno de este mes8, y los más que fue el día 249. Uno señala el siete de marzo10, y al fin, otros, que fue el veinte y cinco de julio11. Monstruosa variedad, que acredita se han escrito los principios de la historia del reino de Chile del archivo de la memoria, y no del de la caja de tres llaves de esta ciudad de Santiago, en que está el libro de la fundación, en el que para cortar opiniones dice12: “A doce de febrero de mil quinientos cuarenta y un años, fundó esta ciudad, en nombre de Dios y de su madre bendita y del apóstol Santiago, el muy magnífico señor Pedro de Valdivia, teniente de gobernador y capitán general, por el muy ilustre señor Francisco Pizarro, gobernador y capitán general de las provincias del Perú por su Majestad, y púsole por nombre la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, y esta provincia y sus comarcanas y aquella tierra de que Su Majestad fuere servido que sea una gobernación, la provincia de la Nueva Extremadura”. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada ¿Y qué dice el propio Pedro de Valdivia? Pues, ¡en nada menos que 4 cartas, afirma que la ciudad se fundó el 24 de Febrero!13 José Toribio Medina señala: “Dos de nuestros escritores, por cierto de los mejor preparados para estudiar el problema, don Tomas Thayer Ojeda y don Crescente Errázuriz, han imaginado que tal discrepancia de fechas en un acto de tan trascendental importancia sólo puede explicarse en la suposición de que la fecha señalada por Valdivia se refiera al día en que se puso por obra el trazado de la ciudad, y el acta al decreto y bando de fundación”. Esta curiosa “discrepancia” que como hemos visto ha suscitado más de una discusión a lo largo de nuestra historia, intentó ser resuelta por la imaginación de Benjamín Vicuña Mackenna que sostuvo que el día 12 de Febrero se realizó la ceremonia de Fundación y se levantó el acta, y que el día 24 tomó posesión real del sitio14 15 y se trazó la ciudad posiblemente por el alarife Pedro de Gamboa, pese a que el propio Pedro de Valdivia reiteradamente se adjudica el trazado16 –materia sobre la cual volveremos más adelante-, en todo caso, es sólo un consenso, ya que como afirma José Pérez García: “se han escrito los principios de la historia del reino de Chile del archivo de la memoria”. Como si lo anterior fuera poco, a la primera de las crónicas escritas en Chile y seguramente la mejor de todas, la Crónica de Jerónimo de Vivar, justamente le falta el folio –es decir, la hoja- número 21, correspondiente al final del capítulo XXVII, todo el capítulo XXVIII donde precisamente debería haberse relatado la fundación de Santiago, y el principio del capítulo XXIX. En síntesis, incluso el acto más trascendental que dará origen a Chile, nada menos que la fundación de su ciudad Capital, está cubierto por un manto de dudas, y no existen documentos originales estrictamente contemporáneos a los hechos que lo puedan develar. ¿Cómo entonces -transcurridos 472 años desde esos hechos-, podemos llegar a saber hoy las razones que llevaron a Pedro de Valdivia a fundar y trazar la ciudad de Santiago a partir de la Plaza de Armas, precisamente en el lugar en que hasta hoy se encuentra, y con la orientación que presenta? Este trabajo presenta nueva evidencia analítica, documental y física que nos permite demostrar, definitivamente, que Pedro de Valdivia no sólo fundó la ciudad sobre un poblado incásico pre existente –como recientemente han sostenido el arqueólogo Rubén Stehberg y el historiador Gonzalo Sotomayor–17, sino que a su vez el propio poblado Inca, fue fundado sobre un área anteriormente delimitada, que venía siendo habitada y utilizada ceremonialmente desde mucho antes. Con ello, la historia de Chile, y en particular, la historia de la ciudad de Santiago y su centro fundacional, deberá comenzar a ser entendida de manera similar a la de la mítica Troya, donde –capa tras capa–, diferentes grupos humanos han desarrollado sus vidas, muchas veces ignorando que bajo sus pies y sobre sus cabezas, se encuentran vestigios de la sabiduría de un remoto pasado, que nos conectan hasta hoy con un espacio rico en connotaciones espirituales y cósmicas, que han trascendido mucho más allá de nuestras limitadas existencias.

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3.- Metodología El desarrollo de la investigación se realizó desde las perspectivas histórica, etnohistórica, mitológica, de geografía y geometría sagradas, geográfica, geológica, arquitectónica, arqueológica y arqueoastronómica. Implicó tanto la consulta de gran cantidad de material bibliográfico, análisis comparativo de fuentes, entrevistas con especialistas, visitas a museos, iglesias, archivos y bibliotecas, así como numerosas salidas a terreno a diversos sitios históricos y arqueológicos relacionados con la investigación, y experimentación y mediciones directas con instrumentos y equipos técnicos. A partir de la información recopilada, se realizaron análisis deductivos e inductivos, cálculos geométricos, matemáticos, geográficos y astronómicos, focalizando la atención en aquellos aspectos de la investigación que resultaban especialmente complejos de precisar a partir de los datos recabados. Se dedicó mucho tiempo a la observación directa de y desde los lugares más relevantes para la investigación, en particular la Plaza de Armas y calles aledañas, el cerro Blanco y muy especialmente el cerro Santa Lucía, el que se visitó reiteradamente entre 2003 y 2010, considerando además que durante ese período habitábamos a un costado del mismo, en calle Victoria Subercaseaux, Barrio Lastarria. De igual modo, se realizaron ascensos a los cerros El Plomo, Pintor, Farellones, Provincia, Ramón y Punta de Damas, Chena, Renca, Colorado, Navia, Amapolas y Africana (Laguna Carén), Bustamante (Cordón de Lo Aguirre), Alto de Cantillana (Aculeo), así como las cuestas de Lo Prado, La Dormida, Chada y Chacabuco, curso superior e inferior del río Mapocho y Laguna de Pudahuel, nacimiento y curso superior del río Puangue, en Colliguay, lugares que fueron visitados personalmente al menos una vez, antes o durante el transcurso de la investigación. En todos ellos se utilizaron de manera reiterada diversos instrumentos de medición, como altímetro, brújulas y GPS. Un aspecto de especial relevancia fue la realización de mediciones utilizando un gnomon, brújula y transportador geográfico, durante el amanecer y atardecer del solsticio de verano de 2001, desde el balcón del piso 12 del edificio ubicado en Monjitas esquina 21 de Mayo, costado nororiente de la Plaza de Armas, experimento que fue absolutamente clave para el desarrollo de toda la investigación. Finalmente, destacan por su importancia para el estudio, diversas visitas a la Catedral de Santiago, donde además de mediciones en su interior, también pudieron realizarse fotografías y observaciones directas desde su torre norte, el 12 de Febrero de 2002, que permitieron confirmar visualmente la que hasta ese momento era sólo una hipótesis de trabajo: la alineación de la Plaza de Armas con la cumbre del Cerro Santa Lucía y la morrena llamada “El Abanico”, ubicada al sur de la cumbre del cerro Punta de Damas. En las citas que se proporcionan, las letras en negrita son nuestras.

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4.- Desarrollo de la Investigación a) Una ciudad desorientada La orientación de la cuadrícula del centro histórico de Santiago, tiene una desviación aproximada de -6° (±1), es decir, inclinada hacia el Oeste, respecto del polo norte geográfico, y de -9° (±1) respecto del magnético18.

Arriba: Variación de la orientación de la cuadrícula del centro histórico de Santiago (en color rojo) respecto del norte geográfico (en color amarillo). Es interesante notar cómo el edificio de la esquina nororiente de la Plaza de Armas –desde el cual se realizó la observación que inició este estudio–, se encuentra alineado con el norte geográfico, y por lo tanto, notoriamente desalineado respecto de la planta de la ciudad.

Este hecho, que suele pasar desapercibido -dado que la variación es poco significativa para ser apreciada a simple vista-, debería poderse explicar a partir del trazado original de la planta de Santiago realizada –supuestamentepor el alarife Pedro de Gamboa, dado que la planta del centro histórico de la ciudad no ha sufrido variaciones de orientación significativas desde su fundación19. En efecto, según se consigna en el “Libro Becerro”, Pedro de Gamboa fue el primer alarife20 y empleado público de la naciente ciudad, “oficial de dicho oficio e lo ha hecho en otras partes” 21, aunque allí no se señala expresamente que haya realizado el trazado de la ciudad. Habría sido hijo de Juan Gamboa y María Iriarte, naturales de Elgorrieta en Vizcaya, país Vasco, y acompañó a Valdivia desde su salida del Cuzco hacia Chile22. Pero, ¿qué era exactamente un alarife y cuáles eran sus conocimientos, capacidades y, sobre todo, sus competencias? Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada La palabra alarife derivaría de voz arábiga puesta en relación con el verbo “arafa”, esto es, “el que fue señalado y nombrado para reconocer las obras públicas”, verbo del que se derivaría el término “arif” (reconocedor), al que se añadiría el artículo “Al”, resultando “Al-arif”, es decir, “alarife”23. Los conocimientos y competencias de los alarifes, así como sus funciones fueron precisadas en “Libro del Peso de los alarifes y Balanza de Menestrales”, datado en la primera mitad del siglo XVI, e incluían ser “entendidos en geometría y en “fazer ingenios y otras sotilezas”, a fin de poder “fazer... derribar... reparar... y mantener” los edificios”24. “Si bien los alarifes podían proceder de cualquier gremio por obtención del grado de maestría, es decir, de máxima cualificación, hecho del que se puede derivar su denominación como "maestros de obras" en determinadas circunstancias, serían los albañiles y, sobre todo, los carpinteros, los más próximos a esta profesión, seguramente por participar estas profesiones de los conocimientos exigidos a los alarifes y su aplicación al desempeño de funciones como "encargados” de obras públicas"25. Precisado lo anterior, tradicionalmente se ha sostenido que el trazado de la planta de la ciudad fue efectuado por el alarife Pedro de Gamboa, pese a que la necesidad de sus funciones –tal como se consigna en su nombramiento por el Cabildo, el 13 de Marzo de 1541–, está orientada a la regulación de las obras públicas, “alegando que los pobladores necesitaban que sus solares y chacras tuviesen sus medidas señaladas y precisaban de una autoridad para que decidiera la forma cómo habría de repartirse el agua a “los solares y panes” y el sistema para hacer las acequias”26. A respecto cabe destacar que: “El alarife, pues, al margen del desempeño de su trabajo como veedor, tasador, etc., no llegó a equipararse a la figura del arquitecto en cuanto a conocimiento teórico, en cuanto a capacidad de trazar y diseñar, de modo que, aunque diese algunos pasos hacia la teoría, aunque participase de estas características de buena fama, lealtad, sabiduría, etc., que le eran comunes a los arquitectos vitrubiano y albertiano, en muy contados casos llegó a asimilársele, permaneciendo inmerso en el sistema de aprendizaje propio del gremio”27. Por ello, es necesario volver a señalar que Pedro de Valdivia –reiteradamente–, se adjudica el trazado de la ciudad, no sólo una vez, sino al menos en tres cartas diferentes28. Al respecto, Diego Barros Arana sostiene, sin indicar la fuente, que: “Valdivia procedió a trazar la ciudad. Un soldado español llamado Pedro de Gamboa, que en el Perú había desempeñado el oficio de alarife o director de obras, y que más tarde ensordeció y perdió un ojo peleando contra los indios de Chile, fue el colaborador de Valdivia en estos trabajos”29. Las negritas son nuestras. Cabe recordar que Pedro de Valdivia fue educado por el tío de su madre –que posiblemente también fue su verdadero padre30–, el clérigo Diego de Valdivia, lo que explicaría su buena educación humanística, ya que de niño vivió con él en un claustro, en La Serena de Extremadura. A esa educación se agregó el conocimiento que adquirió en sus viajes y guerras en Europa, donde entre otras ciudades visitó Pamplona, Luxemburgo, Flandes, Pavia, Marsella, Florencia, Roma y Milán, ciudad en la que estudió durante 2 años “el arte y ciencia de la guerra” 31. Y es que, en efecto, la educación del conquistador era notoriamente superior a la de otros soldados contemporáneos, de lo que dan cuenta fehaciente sus propias cartas. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada De hecho, en la carta dirigida al monarca el 4 de septiembre de 1545, Valdivia le expresó que consideraba como su función la de ser "gobernador en su real nombre para gobernar sus vasallos con autoridad y capitán para los animar en la guerra, y ser el primero en los peligros, padre para los favorecer con lo que puedo y dolerme de sus trabajos, ayudándoselos a pasar como de hijos, y amigo en conversar con ellos; zumétrico (geométrico) en trazar y poblar; alarife en hacer acequias y repartir aguas; labrador y gañán en las sementeras; mayoral y rabadán en hacer criar ganados; y, en fin, poblador, criador, sustentador, conquistador y descubridor"32. Si bien se ha intentado presentar esta descripción como una simple exageración, sobrevaloración o magnificación de sus propios méritos, lo cierto es que esas fueron, efectivamente, sólo algunas de las labores que el conquistador efectuó personalmente, y es evidente que para muchas o la gran mayoría de ellas, debía contar con los conocimientos necesarios. En particular, es altamente destacable que expresamente señale el hecho de que ha sido “zumétrico en trazar”, indicando con ello que contaba con los conocimientos en geometría que se requieren para diseñar y trazar in situ la planta de una ciudad, sobre lo que volveremos nuevamente más adelante. Adicionalmente, los avanzados conocimientos militares de Pedro de Valdivia –diplomacia militar, dominio del campo de batalla, planificación, logística, táctica, estrategia, caballería, infantería, arcabuceros y particularmente, artillería– eran sumamente notables, incluso para sus propios contemporáneos de armas. De hecho, la intervención de Valdivia en la decisiva batalla de Las Salinas como “Maese de Campo” de Pizarro contra Almagro –es decir, el segundo al mando después del Capitán General–, fue fundamental en la derrota de los almagristas. Esa bien ganada fama, llevó al fraile Pedro de La Gasca a exclamar –al saber que Valdivia venía a su encuentro de regreso de Chile para apoyarlo contra el rebelde Gonzalo Pizarro–, “Bien venido este capitán que vale más que los mejores ochocientos hombres que me pudieran venir”. Finalmente, famosa es la anécdota que relata cómo, en la batalla de Xaquixaguana, el general Carvajal, el terrible “demonio andino” al mando de las fuerzas del rebelde Pizarro, al ver la admirable formación del ejército realista, y sin saber que su viejo amigo de las luchas en Italia se encuentra frente a él, hace un comentario histórico: “Esta distribución de tropas sólo la puede haber hecho un hombre en América: Valdivia; o es él el que está aquí, o es el mismo diablo”. Según algunos autores33, Valdivia fue “uno de los mejores soldados y capitanes en la historia de la conquista”. Sin embargo, y pese a que por todo lo antes señalado, Pedro de Valdivia evidentemente contaba con los conocimientos necesarios para trazar la planta del naciente poblado, además de la ayuda del alarife Pedro de Gamboa, Santiago es –hasta hoy en día-, una “ciudad desorientada”, ya que como indicamos al principio, su planta se encuentra desviada en al menos 6° respecto del norte geográfico. ¿Fue este hecho producto de un simple error de cálculo del conquistador, o esta desviación tiene otra explicación? ¿Cómo se realizó el trazado de la ciudad? Aparentemente esto sí lo sabemos: todos los cronistas indican que el trazado se realizó a partir de la “Plaza Mayor” o “Plaza de Armas”, verdadero corazón, eje y centro de la naciente ciudad… ¿o no? Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada b) Una ciudad descentrada Si se observa el área triangular históricamente delimitada por el Río Mapocho, la Cañada (actual Alameda del Libertador Bernardo O’Higgins, hasta poco antes de Irene Morales), y la Quebrada de Saravia o Cañada de García de Cáceres (actual Avenida Brasil) que era el área naturalmente delimitada34 a la llegada de Pedro de Valdivia para fundar la ciudad de Santiago, se puede apreciar que la Plaza de Armas no está situada en su centro.

Arriba: Posición de la Plaza de Armas en relación al triángulo formado por el río Mapocho, la Cañada (Alameda), y la Quebrada de Saravia o Cañada de García de Cáceres (Avenida Brasil), donde se aprecia a simple vista que la ubicación de la plaza no se encuentra al centro del área delimitada.

Como se puede apreciar en la imagen de la izquierda, si se quisiera señalar aproximadamente el sector central del área delimitada, este se encontraría en la actual esquina de Bandera con Compañía, lo que se indica con las líneas amarillas. Señalemos que el trazado original de la ciudad nunca llegó hasta la actual Avenida Brasil, o sea, nunca consideró la superficie disponible naturalmente delimitada a la llegada de Valdivia. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Lo mismo se aprecia con mayor énfasis, si sólo se considera el área en uso al momento de la Fundación, que estaba limitada al oriente por el cerro Santa Lucía, y la calle José Miguel de la Barra hasta el río Mapocho, ya que el triángulo del actual “Barrio Lastarria”, entre Victoria Subercaseaux, Alameda, y el río Mapocho, al momento de la fundación era un pedregal, sobre el cual después se sembraron los primeros viñedos de la capital.

Arriba: posición de la Plaza de Armas en relación al área en uso disponible al momento de la fundación de Santiago. El borde oriental estaba limitado por la actual calle José Miguel de la Barra y su continuación por calle Santa Lucía, bordeando el cerro Santa Lucía, donde se encontraron registros de ocupación prehispánica durante las excavaciones para construir los estacionamientos subterráneos del sector, lo que se indica con el plano de la derecha. Los números indican las unidades excavadas o rescatadas en el área del proyecto. Abajo: Se indica el centro geométrico aproximado del área anteriormente delimitada.

En efecto, Durante las excavaciones realizadas para la construcción de estacionamientos subterráneos en el margen poniente del cerro Santa Lucía, que fueron iniciadas a finales del año 2000, se encontraron restos arqueológicos prehispánicos en calle Santa Lucía y José Miguel de la Barra, indicando claramente que ese era el límite del área poblada al momento de la Fundación35.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada De igual modo, el “descentramiento” de la Plaza de Armas –indicada con un recuadro amarillo–, se aprecia sistemáticamente, incrementándose de modo evidente, a medida que la ciudad crece, en diferentes planos históricos de Santiago a través del tiempo, de los cuales aquí sólo reproduciremos el detalle de algunos:

1776

1793

Arriba, izquierda: Plano de Santiago, Capital del Reino de Chile; D'Aquino, S. Tommaso, 1776. Arriba, derecha: Plano de Santiago - Reproducción de original existente en el Museo Británico, 1793. Abajo, izquierda: Plano de Santiago - Travels into Chile over the Andes in the years 1820 and 1821- by Peter Schmidtmeyer. London - Longman, Hurst, Rees, 1824. Abajo, derecha: Plano de Santiago de Chile - dedicado a D. José Tomás Urmeneta - Por D. Esteban Castagnola – 1854.

1824

1854

Si bien estos planos no están realizados topográficamente ni con las escalas verdaderas, además de que no indican el Norte geográfico de manera correcta, permiten no obstante apreciar como la ciudad rápidamente se extendió hacia el poniente y el sur, claramente utilizando el área disponible naturalmente delimitada desde el momento de la Fundación. En particular, se puede apreciar que el triángulo del “Barrio Lastarria”, al oriente del cerro Santa Lucía, fue ocupándose tardíamente a partir de las viñas que se plantaron durante la época de la Conquista, por lo cual esa área nunca se consideró al momento del trazado fundacional de la Ciudad. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Arriba: Plano de Santiago en 1552, según croquis de Tomás Thayer Ojeda. Autor: desconocido. 1900. Colección Biblioteca Nacional de Chile. MAP-1900-SINBNA-02. Las líneas rojas indican la distancia aproximada desde la mitad de la Plaza de Armas hacia el límite Norte del trazado. Las Azules, hacia el límite Sur.

Lo mismo ocurre si se restringe el área a las calles del supuesto trazado original de la ciudad, según Thayer Ojeda: desde la “Plaza Mayor” hay sólo tres cuadras hasta el río Mapocho, y cuatro hasta la actual Alameda, incluyendo “cuadras dobles”. La Plaza de Armas está claramente más cerca del límite Norte –el río– del área del trazado. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Arriba: Mapa de Amadeo Frezier, de 1712, considerado el primer “plano científico” de la ciudad de Santiago. Si se observa la posición de la Plaza de Armas en relación a las manzanas que la rodean, de Norte a Sur está a sólo 3 cuadras del río Mapocho, y a 4 cuadras de la Cañada, y de Este a Oeste, a unas 4 cuadras del Cerro Santa Lucía (por compañía), pero a 8 cuadras del límite poniente de la ciudad en esa época (aproximadamente la actual Almirante Barroso)

Finalmente y para no abundar en lo obvio, si se revisa el considerado primer “plano científico” de Santiago, realizado por el francés Amadeo Frezier en 1712, el desplazamiento de la Plaza de Armas hacia el nororiente del área de la ciudad es aún más evidente: el “centro de la ciudad”, estuvo “descentrado” desde un comienzo. Incluso si deseamos determinar dónde habría estado el centro del “damero ideal” de Santiago, es decir, un área de 8 x 8 cuadras, limitada por las actuales calles Mac Iver al Este, San Martín al Oeste, San Pablo al Norte y Alameda al Sur, es claro que el “centro” de la ciudad habría estado en el cruce de las calles Bandera con Compañía, y por ende, también respecto de este plano ideal, la plaza está situada al norte y al oriente de dicho centro físico.

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Arriba: Damero idealizado de la Planta de Santiago, de 8 x 8 cuadras, indicando las calles que forman el perímetro del área delimitada, en el que se observa que el centro de la ciudad habría estado en el cruce de Bandera con Compañía –indicado por el círculo rojo-, rodeado por las manzanas centrales de la ciudad encerradas en el recuadro rojo. En este ejemplo nuevamente queda en evidencia el “desplazamiento” hacia el nororiente de la Plaza de Armas 

En todos estos ejemplos, el hecho que deseamos destacar es que, teniendo un área naturalmente delimitada para trazar la planta de Santiago, por algún motivo el centro desde el cual se efectuó el trazado –la Plaza de Armas-, nunca estuvo situada en el verdadero centro físico o geométrico del área ocupada por la nueva ciudad. ¿Es este otro error de Pedro de Valdivia y de su ayudante, el alarife Pedro de Gamboa? Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada c) Cómo se funda y se traza una ciudad Existe abundante documentación que nos ha permitido conocer la tradición de la fundación de ciudades en occidente, desde sus remotos orígenes en tiempos míticos. Por su importancia para nuestro estudio, reproducimos parte importante del excelente artículo “El rito fundacional de la Ciudad”, del Doctor en Arquitectura Josep María Gràcia36: “El rito fundacional de la ciudad en Occidente, concretamente el de la tradición etrusco-latina, ha sido objeto de un importante estudio del profesor J. Rykwert37. El particular rito de fundación de la ciudad se enmarca en el ámbito más general de los ritos de construcción, que engloba la construcción de altares, templos, casas, asentamientos militares y en general cualquier ordenación del territorio por pequeña que esta sea. Las referencias más explícitas al rito fundacional de una ciudad en Occidente han llegado a nosotros a través de los etruscos 2, de sus herederos los romanos y de los griegos, pero todas las demás tradiciones tienen también sus ritos de construcción que no difieren en contenido los unos de los otros aunque ciertos aspectos "formales" se acomoden a las circunstancias específicas de cada lugar; desde las tradiciones extremorientales hasta las precolombinas pasando por la tradición occidental, el hecho que se persigue es esencialmente establecer en la tierra un centro a partir del cual se repite la cosmogonía, rememorando así el acto divino primordial de creación de toda la manifestación. Establecer este centro pasa por conocer la "voluntad divina", que en la tradición etrusco-latina se obtenía mediante la observación del vuelo de unas determinadas aves, en Grecia se consultaba el oráculo de Delfos y en Samnio, un pueblo de la Italia antigua, se seguía el rastro de un animal sagrado como el lobo o el pájaro carpintero, para finalmente establecer los límites del espacio que, en virtud del rito, pasa a ser sagrado. El rito fundacional de la tradición etrusco-latina al cual nos vamos a referir, consta de un doble tiempo que se plasma en una doble acción ritual. En primer lugar, y como condición de posibilidad, era imprescindible el rito de la Contemplatio (contemplación). Esta parte del rito era efectuada por un magistrado: el Augur. La Contemplatio consistía en, una vez alcanzado un lugar elevado, generalmente la cima de una montaña que en virtud del rito que se va a efectuar, se convierte en Eje del Mundo, Montaña Cósmica, escrutar el cielo y según la topología que ofrezca en ese instante advertir en ella dos coordenadas, dos meridianos cruzados que configurarán, convenientemente dibujados sobre la superficie de la tierra, las dos direcciones principales o ejes de la ciudad. El Augur era el único capaz de determinar el significado exacto de los signos advertidos en el cielo, su Ciencia era secreta; así, en el caso de que todo estuviera conforme al rito y que los signos fueran favorables él era el encargado de comunicar a los demás la conveniencia o no de fundar una ciudad en el lugar previamente escogido. En el caso de que se dieran las condiciones celestes favorables quedaba así in-augur-ada la ciudad; pero vayamos por partes. Como dijimos más arriba, el Augur advertía en el cielo unas coordenadas; el punto en donde éstas se interseccionaban se proyectaba en el suelo y éste, que pasa a ser el centro de la ciudad, es lo que propiamente se llama templum.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada El templum era un diagrama trazado en el suelo de carácter analógico y por tanto no implicaba una transposición literal de las directrices advertidas mediante el escrutinio de la topología celeste. El templum podía ser dibujado, dicho o gesticulado, pero de cualquier manera representaba sintéticamente el orden general del cielo en un lugar determinado; en el caso de que el Augur dibujase sobre el suelo el diagrama éste era generalmente circular y dividía el territorio en cuatro partes. Los antiguos etimologistas hacen derivar la palabra templum de tueri, mirar, escrutar, observar, pero, atendiendo a su raíz etimológica, hay dos observaciones importantes más a hacer. En primer lugar la que deriva de temperatura que en latín significa fusión o mezcla bien dosificada y por lo tanto equilibrada, de dos o varias cosas distintas; derivado de temperatura tenemos "templar" que significa, genéricamente, mezclar una cosa con otra para moderar sus actividades, fusionar sus cualidades o energías; así pues, templo, o temple, es también una unión o fusión o mezcla; pero unión ¿de qué? El Augur era el vehículo, "puente" o "canal" mediante el cual los tres niveles cósmicos en juego se unían mediante el rito y se materializaban en una figura o gesto al que se llamaba, como hemos visto, templum. Por otra parte, en el subsuelo del templum se construía una cavidad llamada mundus en la cual se alojaban tres cosas: los restos del ave que fuera portadora de los buenos Augurios -más adelante nos referiremos a ella-, un puñado de tierra traída de una ciudad hermana y, los restos del héroe fundacional38. Así en el mundus se "fijaban" los tres niveles cósmicos: Cielo (simbolizado por el ave), Hombre (héroe fundacional) y Tierra (puñado de tierra), y sólo en virtud de ser unión de estos tres niveles cósmicos se puede decir que es un Centro; y es a partir de este "Centro del Mundo" que se repite la cosmogonía demarcando en el territorio, es decir en la dimensión horizontal, el "límite de lo sagrado". El mundus era una cavidad circular y se cubría con una losa de piedra, sobre la cual se erigía un altar en donde se encendía un fuego que pasaba a ser el focus de la ciudad. En este preciso momento el héroe fundacional daba nombre a la ciudad: un nombre secreto, otro sacerdotal y el nombre público39, lo que equivale necesariamente a "nombrar" los tres niveles antes mencionados y de los cuales la ciudad era síntesis. Siguiendo con el ritual llegaba un experto, el Arúspice (adivinador por el hígado) quien cogía el ave portadora de los augurios, la abría en canal, le sacaba el hígado que subdividía en partes atribuyendo cada una de ellas a una divinidad, y advertía en él el signo. Leía los signos oraculares y si le parecían malos se había de aguardar y si le parecían buenos se procedía a lo que al principio hemos denominado la segunda acción ritual. Esta segunda acción se ejecutaba posteriormente al trazado de las direcciones de los ejes principales de la ciudad por parte del Agrimensor, oficio éste tan excelso como el del Augur, quien con un instrumento llamado gnomon trazaba el cardo y el decumanus maximus acorde con el curso del sol. Cardo quiere decir "eje", es decir, línea en torno a la cual gira el sol, de Norte a Sur –de donde viene el concepto de “Puntos Cardinales” –, y decumanus debe su nombre, según algunos tratadistas antiguos, a la contracción de duodecimanus, la línea de las doce horas entre la salida y la puesta del sol, es decir de Este a Oeste.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada El rito realizado por el agrimensor constaba de tres fases: trazado de un círculo entorno al gnomon40, determinación del eje Este-Oeste acorde con el curso del sol y de su perpendicular Norte-Sur y trazado del cuadrado inscrito en el círculo”. Una vez, pues, inscritas en el suelo las coordenadas celestes advertidas por el Augur y que se concretaban en el diagrama del templum, acorde con los signos advertidos por el arúspice y una vez se disponía de los ejes elementales que ordenarían la morfología de la ciudad, se procedía a la demarcación de los límites que esta ocuparía en el territorio. Este demarcar consistía en establecer una cuadratura: perpendicularmente a cada eje se trazan cuatro surcos que formaban un cuadrado. Este surco, llamado sulcus primigenius, lo trazaba el fundador de la ciudad sirviéndose de un arado de bronce, que simboliza el matrimonio sagrado entre cielo y tierra. El arado era llevado por una novilla y un toro blancos, el toro caminaba por la parte exterior del surco y la novilla por la parte interior. La novilla simboliza la tierra o sustancia primordial; en la antigua Mesopotamia la Gran Madre o la Gran Vaca era diosa de la fecundidad, y es por lo tanto un símbolo de la fertilidad 18. El toro evoca la fertilización de la tierra y por tanto la parte "creativa" que se complementa con la "receptiva" simbolizada por la novilla. El fundador llevaba el arado oblicuamente de manera que la tierra levantada por éste cayera en la parte interior del surco. La hendidura hecha por el arado era lo que se llamaba fossa y la tierra sacada por el arado se llamaba "muro". Ovidio relata cómo Rómulo, el fundador mítico de Roma, abre una zanja profunda y la llena de frutos, la cubre con tierra, levanta un altar sobre ella y a continuación se dispone a trazar, con el arado, los límites de la ciudad, lo que será el muro. Este muro por su estricta condición ritual era sagrado y por lo tanto no se podía traspasar; cuando era necesario establecer una salida al exterior el fundador levantaba el arado y la franja de tierra no fecundada por éste era lo que se llamaba "puerta", que al no poseer valor sagrado podía ser traspasada. Los ritos de construcción, que propiamente corresponden a la arquitectura sagrada, son una "fijación" en el espacio del tiempo en constante movimiento cíclico, se establece realmente la cuadratura del círculo”. Resumiendo, en Europa –y como veremos también en la América precolombina–, la fundación de una ciudad es un rito de la máxima importancia, tanto simbólica como práctica. Habitualmente implica el ascenso a la cumbre más cercana al área donde se fundará la ciudad, la observación (contemplatio) a la espera de una señal, el establecimiento del punto central (templum), su fijación a través de un agujero en la tierra (mundus), y el trazado a partir de la sombra proyectada por una vara o gnomon. Al respecto, el reconocido arquitecto e historiador Joseph Rikwert señaló41: "Estoy persuadido de que la estructura esencial del rito de fundación es más primitiva que la historia escrita de cualquier civilización". Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada En la América precolombina, diversos indicios han permitido verificar que –en general-, la fundación de una ciudad era similar a la anteriormente descrita. Por ejemplo, respecto del “augurio”, es conocida la leyenda de la fundación de Tenochtitlán, en el lugar donde estuviera "un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente". Esa es la escena que relata la imagen de la izquierda, del Códex Mendoza, llamada “El Escudo Tenochtitlan”, donde adicionalmente aparece la cuadratura del territorio dividido por dos ejes, en este caso diagonales. Etimológicamente, Tenochtitlan significa literalmente “el lugar de tunas sobre piedra”, las tunas son las frutas que da el nopal. Según ilustra el Códice Borgia, la palabra piedra en este caso significa “Corazón de la Tierra” (Axis Mundi), ya que la forma con la que se representa se asemeja a un corazón humano doble. El nopal, de donde se derivan las tunas, nace directamente de la diosa de la tierra. Esta representación le da el significado divino a la piedra original. Respecto del uso del gnomon, queremos mencionar aquí específicamente el mito de la fundación del Cuzco. Dos leyendas incaicas atribuyen su fundación a su primer jefe de estado, un personaje legendario llamado Manco Cápac, junto a su hermana y consorte Mama Ocllo. En ambas se afirma que el lugar le fue revelado por el dios sol (Inti) a los fundadores después de una peregrinación iniciada al sur del Valle Sagrado de los Incas. Una de las Leyendas cuenta que Manco Cápac y Mama Ocllo, pareja de esposos y hermanos hijos del dios sol, nacen de las espumas del lago Titicaca, con la misión de fundar la capital del futuro imperio en un lugar fértil. El sitio de fundación sería marcado por el lugar donde se hundiera el báculo sagrado (gnomon) de Manco Cápac, cosa que sucedió en el valle del río Huatanay, en Cuzco. Sin embargo, al carecer de una tradición escrita, a no ser de aquella que se inició con la publicación de "Comentarios reales de los incas", obra del Inca Garcilaso de la Vega, la autenticidad de esta leyenda como leyenda inca se pone en duda. Algunos afirman inclusive que Garcilaso fue el autor intelectual de esta leyenda cerca del año 1609, y que –por lo tanto-, estaría influenciada por mitos europeos. Pese a ello, la otra leyenda de todos modos indica un augurio y rito fundacional similar: se estima que el topónimo Cuzco, se originó de la frase qusqu wanka, que significa “peñón de la lechuza”, es decir, de un augurio.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Esto es lo que cuenta la leyenda de los “Hermanos Ayar”, donde Ayar Auca ocupa el sitio del Cuzco volando con sus propias alas para posarse sobre un peñón de la zona, y se convierte en una marca de ocupación transformándose en una roca (un intihuatana, o sea, un gnomon). En “Suma y narración de los Incas”, el cronista Juan de Betanzos relata así la escena: "¡Ve allá volando (porque dicen le habían nascido unas alas), y sentándote allí toma posesión en el mismo asiento donde parece aquel mojón, porque nosotros iremos luego a poblar y vivir". Ayar Auca, oídas las palabras de su hermano, levantóse sobre sus alas y fue al dicho lugar que Manco Capac le mandaba, y sentándose allí se convirtió en piedra y quedó hecho mojón de posesión, que en la lengua antigua de este valle se llama cozco, de donde le quedó el nombre del Cuzco al tal sitio hasta hoy”. En cualquiera de los casos, el terreno que ocuparon inicialmente los incas en Cuzco fueron los alrededores de donde hoy está la Plaza de Armas de la ciudad, que en esa época era una zona pantanosa atravesada por dos 42 riachuelos , aspecto relevante sobre el cual volveremos más adelante. En Cuzco, Manco Cápac fundó cuatro barrios –las cuatro divisiones a partir del centro– llamados: Chumbicancha (barrio de tejedores), Quinticancha (barrio del picaflor), Sairecancha (barrio de tabaco) y Yarambuycancha (¿barrio de alisal?)43. Como se puede apreciar en la imagen superior, Manco Capac “sujeta o amarra al sol”, que es precisamente una forma de describir tanto el uso del Gnomon como del Intihuatana. El Intihuatana fue un instrumento incaico religioso, astronómico y cronométrico. Se trata una escultura monolítica labrada en piedra granítica, de 1 a 2 metros de altura y hasta 2 metros de diámetro. Su forma parte de una base con distintos niveles y en la parte superior se eleva un saliente de aspecto cúbico, donde 4 de sus caras indican cada uno de los puntos cardinales. En quechua Intihuana significa "donde se ata (o amarra) el sol (inti)", y el instrumento servía como calendario para definir las estaciones según la sombra que daba el sol a la base de esa piedra. Arriba: Intihuatana de Machu Picchu.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada d) El ancestral conocimiento del Gnomon Como hemos visto, el principal instrumento para el trazado de las coordenadas de la planta de una ciudad, es el Gnomon. La palabra viene del griego γνώμων: “guía” o “maestro”, y hace referencia a un objeto alargado, una vara o báculo, cuya sombra se proyectaba sobre el suelo, o sobre una escala graduada, tanto para fijar los puntos cardinales como para medir el paso del tiempo, en una época donde la brújula no existía. En su forma más simple, el gnomon es una vara que se entierra verticalmente en el suelo, desde la cual -con un cordel a modo de compás-, se traza una circunferencia en su perímetro, en la que se marca la sombra que proyecta la vara al amanecer y al atardecer, permitiendo de este modo establecer una línea Este-Oeste, es decir, el “decumanus”, sobre la que se eleva una perpendicular de 90° en que indica la línea Norte-Sur, el “cardo”. Al respecto el agrimensor romano del Siglo I, Higino Gromático44, advierte de los errores que pueden producirse de no hacerlo correctamente: “Muchos por desconocer la cosmología, siguieron al sol, esto es, el orto y el ocaso”. Y describe la forma de establecer el norte con precisión: “Primero hemos de trazar un círculo en un lugar plano, en la tierra, y en su centro colocamos un gnomon, cuya sombra (de la punta) entre también en algún momento en el círculo; es más seguro que tomar la línea de oriente a occidente. Observaremos como se acorta la sombra desde el amanecer. Después, cuando la sombra (de la punta) haya llegado a la línea del círculo, marcaremos ese lugar en la circunferencia. De igual manera observaremos la sombra al salir del círculo y marcaremos la circunferencia”. “Una vez marcados estos dos puntos del círculo, en el lugar de entrada y salida de la sombra, se traza una línea recta a través de ellos cortando la circunferencia y señalamos su punto medio. Por este lugar deberá salir una línea perpendicular desde el centro del círculo. Esta línea marca exactamente la dirección norte-sur”. El gnomon era utilizado en la antigüedad con profusión y se aprovechaban las propiedades del movimiento terrestre a través de la eclíptica para establecer con la ayuda del gnomon el mayor número de medidas posible. Recordemos que ya en el Siglo II a.C., Eratóstenes45 se sirvió del scaphium o gnomon –un edificio y un obelisco-, para calcular el tamaño de la Tierra. Izquierda: esquema simplificado de un Gnomon para fijar los puntos cardinales. Abajo: esquema del cálculo de la circunferencia terrestre de Eratóstenes.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Sin embargo, incluso antes de utilizar una vara, fue el propio cuerpo humano el que se utilizó como gnomon para calcular la hora: desde la República Romana hasta bien entrada la Edad Media se encuentran en la literatura antigua diversos testimonios de un singular sistema para establecer la hora, que se valía de la longitud que arroja la sombra del cuerpo humano iluminado por el Sol. Este sistema se considera un tipo Reloj de Sol que fue denominado “Reloj de Pie” u “Horologio”. En efecto, la proporción aproximada del cuerpo es de 7 pies de acuerdo al famoso dibujo, el “Hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vinci46. El “Reloj de Pie” utilizaba esta proporción para calcular la hora y el mes, de acuerdo a la sombra que proyectaba su cuerpo a determinada hora del día, medida por los propios pies de la persona. Estas sombras se tabulaban para cada hora y para cada mes, de acuerdo a la latitud en que se realizaba la medición. Tablas de este estilo se encuentran en las Tablas descritas en “Re Agricultura” de Paladius. En España puede verse un reloj de pies dentro de la Iglesia Visigótica de San Pedro de la Nave ubicada en Zamora, en la fotografía inferior, inscrita en la piedra de los sillares izquierdos inmediatos al arco toral. También se empleaba en Valencia para medir los intervalos de servicio del agua que corresponde a los diferentes regantes de la acequia del Port de Atzeneta. En la actualidad algunos nómadas del desierto emplean la longitud de su sombra para determinar la hora en la que se deben rezar las oraciones indicadas por el Islam47.

Arriba: Iglesia de San Pedro de la Nave, en Zamora, España. En su interior, en el ala construida el Siglo VII, se encuentra un Reloj de Pie, o Horologio, indicado 48 con el N° 10 en el plano de la planta .

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Al respecto el propio arquitecto de Julio César, Marcus Vitruvio Polión en su famosa obra del Siglo I a.C., “De Architectura”, señala: “Ciertamente es un fenómeno regulado por la mente divina, que proporciona una profunda admiración a quienes consideran por qué la sombra del gnomon, en el equinoccio, es de una determinada longitud en Atenas, de otra diferente en Alejandría y también distinta en Roma; en Piacencia su longitud es diversa, como lo es en otras partes del mundo. Esta es la causa de que sean muy diferentes los trazos y las sombras que proyectan los relojes, cuando nos referimos a un lugar o a otro: la longitud de las sombras en el equinoccio determina de un modo concreto la disposición de los analemas (En el capítulo VII ofrece Vitrubio una detallada descripción de los analemas), que actúan de referencia para fijar los husos horarios, de acuerdo con las sombras del gnomon y la ubicación geográfica de cada lugar. Se define el analema como un exacto diagrama que resulta de observar el curso del Sol y de constatar la sombra que va creciendo hasta alcanzar el solsticio de invierno; por medios arquitectónicos y gracias a los trazos del compás se posibilita descubrir los efectos del sol en el universo”. De sus estudios astronómicos debemos separar algunas nociones y debemos explicar el acortamiento y la prolongación de los días, mes a mes. Veamos: mientras dura el equinoccio de primavera y de otoño, el Sol, situándose en Aries y en Libra, proyecta una sombra que equivale a ocho de las nueve partes del gnomon, en la latitud de Roma. Por la misma razón, la sombra será igual a tres de las cuartas partes del gnomon, en Atenas; en Rodas, cinco de las siete partes; en Tarento, nueve de las once partes, y en Alejandría, tres de las cinco partes, en otros lugares distintos encontramos que las sombras equinocciales son siempre diferentes, de acuerdo con la naturaleza” 49.

Arriba: La proporción de las sombras equinocciales proyectadas por gnómones verticales era fundamental para la construcción de relojes o cuadrantes solares, ya que a través de su estudio y medida se podía calcular la latitud del lugar con la aproximación suficiente para medir la hora. Debajo de cada triángulo gnomónico, se indica la Latitud actual, y a continuación, el cálculo a partir de las proporciones indicadas por Vit ruvio. Se observa como a partir de dichas proporciones la exactitud es muy notable, considerando además que las latitudes actuales reseñadas en el gráfico están medidas respecto al 50 desarrollo del elipsoide cartográfico (Hayford), y no a la propia superficie de la Tierra que era la que antiguamente se consideraba .

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Existen relevantes evidencias que permiten sostener que el uso del gnomon era también ampliamente conocido por las culturas americanas pre hispánicas, como por ejemplo, los llamados “Indios Pueblo”51 en Norteamérica, los Olmecas, los Aztecas, y –particularmente en los Mayas–, recientemente se ha sostenido que el llamado factor gnomónico52, sería el origen del extraordinariamente sofisticado calendario de 260 días, llamado Tzolkin53. En Sur América, es factible que Viracocha, llamado “el dios más antiguo de América”54 (izquierda), y conocido también como “el señor de los báculos” -cuyo grabado se encontró en una vasija datada aproximadamente el 2.250 a.C.-, sea una representación del uso de dos gnomones para establecer el ciclo solar y lunar paralelamente, ya que era el padre de Inti, el Sol, y Mama Quilla, la Luna. De hecho, una de las varas es masculina y la otra femenina. Viracocha fue la primera divinidad de numerosos pueblos pre incásicos, como los habitantes de Caral, Chavín, Huari y especialmente los tiahuanacotas, que provenían del Lago Titicaca. Esta antigua deidad civilizadora tuvo amplia difusión, no sólo en el mundo andino, ya que el propio Jerónimo de Vivar, relata que los caciques del valle del Mapocho: “Respondieron los más principales, y dijeron que ya sabían y tenían noticia por dicho de sus antepasados, que “por esta tierra anduvo antiguamente un hombre de vuestra estatura y con la barba crecida como algunos de vosotros”, y que lo que este hombre hacía era curar y sanar a los enfermos, lavándolos con agua, que hacía llover y criar los maíces y sementeras, y que cuando caminaba por las sierras nevadas, encendía lumbre sólo con el soplo, y hablaba generalmente sus lenguas y lenguajes a todos, y les daba a entender cómo en lo alto de los cielos estaba el criador de todas las cosas, y que hacía vivir a todas las criaturas, y que tenía allá arriba mucha cantidad de buenos hombres y buenas mujeres. Y de esta cosa les decía. E que pasado cierto tiempo se salió de esta tierra y se fue hacia el Pirú”55. De igual modo, cabe señalar que el tótem mapuche, llamado Rehue, está divido en siete niveles o peldaños, incluyendo la cabeza, es decir, la misma proporción del pie del “Hombre de Vitruvio” de Leonardo Da Vinci, y del “Reloj de Pie”. Precisamente, una de sus funciones es indicar el We tripantu (de We Tripan Antü: “nueva salida del sol”), o año nuevo mapuche, es decir, el Solsticio de Invierno, del 21 del Junio56. Según consignan algunos trabajos, es muy probable que el Rehue haya sido un completo y complejo instrumento calendárico y cronométrico utilizado por la Machi, ya que a partir de la proyección de su sombra –al igual que en el “Reloj de Pie” -, es posible establecer la hora del día, y el mes del año 57. Al igual que el calendario Tzolkin de los Mayas, el Calendario Mapuche es Lunar, de 13 meses de 28 días. Finalmente, otro dato de importancia es que los Mapuche consideraban su territorio, y a la tierra en general dividida en 4 partes, llamadas Meli Witran Mapu, las “cuatro esquinas de la Tierra”, claro indicador de una división cardinal gnomónica que también se encuentra presente en el diseño del tambor ceremonial de la Machi, llamado Kultrún, el cual también constituye un Calendario58, según sostiene Gastón Soublette.

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Arriba: Según Gastón Soublette, la cruz está inscrita en un círculo, es decir, en la membrana circular del Kultrún. Las cuatro demarcaciones que resultan de los brazos mismos de la cruz, son los puntos o direcciones cardinales. Según esta interpretación, la cruz d etermina en el área del círculo lo que los mapuches llaman Meli Huitran Mapu, esto es, tierra de los cuatro lugares, o Meli Esquina Mapu, tierra de las cuatro esquinas; o Meli Changquiñ Mapu, tierra de las cuatro ramas. Según otra interpretación, los remates curvos de los extremos de la cruz son las fases principales de la luna. Así, trazando las bisectrices de los ángulos rectos, como se hizo anteriormente, el círculo queda dividido en cuatro sectores circulares, dentro de los cuales el doble trazado de la cruz determina siete espacios. Esos siete espacios corresponderían a los siete días de la semana. Ahora bien, cuatro sectores circulares iguales determinan un mes lunar de veintiocho días. El año lunar resulta multiplicando esos veintiocho días por trece, múltiplo que se obtiene por la adición de los doce extremos de la cruz lunada, más el círculo central. Así se obtienen 364 días, a los que hay que agregar la unidad del punto central para obtener los 365 días del año solar. 59

Abajo, derecha: Representación del uso del Rehue junto a una ruca, como gnomon para establecer la fecha del We tripantu, o Solsticio de Invierno .

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Llegados a este punto se hace necesaria una breve recapitulación de lo ya expuesto, antes de continuar. Se ha establecido que: 1. La orientación del centro histórico de Santiago está desviada respecto del norte geográfico aproximadamente en unos 6°. 2. La Plaza de Armas no se encuentra centrada en relación al área naturalmente delimitada al momento de la fundación de la ciudad, ni respecto de las calles que originalmente se trazaron, o al damero ideal que pudo haberse tenido en consideración para fijar su posición. 3. Históricamente, el rito de fundación de la ciudad implica la observación del área a utilizar desde el cerro o elevación más próxima a la misma, tanto por motivos rituales como prácticos. 4. El augur u otro oficiante, percibiendo algún tipo de signo o señal que se entiende de origen divino, establece un punto determinado sobre el territorio a ocupar, llamado templum, que se constituirá en el eje o polo central desde el cual se trazará la ciudad a nivel de la Tierra. 5. En el punto señalado, se cava un agujero, tradicionalmente llamado mundus, se entierran algunos objetos y, finalmente, se clava un pilar o poste vertical, llamado Gnomon. 6. A partir del Gnomon se traza una circunferencia sobre la que se marca su sombra al amanecer y al atardecer, permitiendo trazar una línea con orientación Este-Oeste, tradicionalmente llamada decumanus, sobre la cual se eleva una perpendicular con orientación Norte-Sur, llamada cardo, que constituyen los ejes primordiales de orientación de la ciudad. 7.

Sobre estos ejes primarios, se realiza la demarcación de un primer cuadrilátero, que constituirá la Plaza central desde la cual se trazarán las calles y manzanas adyacentes, hasta completar –idealmente-, el damero o cuadricula de la ciudad.

8. El conocimiento y uso del gnomon como instrumento, estaba ampliamente difundido desde tiempos remotos –tanto en Europa arcaica como en la América pre colombina–, y no se encontraba limitado sólo a culturas con alto nivel tecnológico o con matemática avanzadas. 9. En el Chile pre hispánico, tanto los Incas –con el Intihuatana–, como los Mapuches –con el Rehue– conocían el uso del gnomon tanto en términos rituales como prácticos. Adicionalmente, ambos pueblos tenían calendarios solares y/o lunares basados en su uso. 10. A la llegada de Pedro de Valdivia, habría existido una kancha incásica en el mismo lugar en que actualmente se encuentra la Plaza de Armas60, y el área se utilizó desde antes de la llegada de los Incas. Entonces, cabe que aquí nos preguntemos, ¿cómo era el valle del Mapocho antes de la llegada de los Incas? Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada e) El valle del Mapocho antes de los Incas El valle del Mapocho se encuentra inserto en una extensa planicie encerrada por cadenas montañosas, llamada “Cuenca de Santiago”, dominada por algunas de las cumbres más altas de la Cordillera de los Andes y de la Cordillera de la Costa. Esta planicie es una de las mayores de la “depresión intermedia”, midiendo de Norte a Sur unos 100 kilómetros, y de Este a Oeste unos 50, en su sector más ancho. Sin embargo, la Región Metropolitana en su conjunto, sólo cubre una superficie de 15.403 km2, siendo la más pequeña del país. La Geomorfología está dominada por la cordillera de los Andes al oriente, y la de la Costa al poniente. Entre ambas, se despliega la cuenca, formada principalmente por material de relleno sedimentario, de origen fluvial y/o aluvial, y –en el sector poniente–, por una antigua capa de ceniza volcánica compactada, llamada comúnmente pomacita (Ignimbrita), producto de una gigantesca explosión eruptiva de la caldera Diamante, contigua al Volcán Maipo, ocurrida hace unos 450 mil años. La Cuenca de Santiago se encuentra atravesada por dos ríos principales, el Mapocho al norte, y el Maipo al Sur, del cual el primero es tributario. Además de estos ríos, existen otros cursos de agua menores, como los esteros Chacabuco, Polpaico, Tiltil y Colina, tributarios del estero Lampa que a su vez lo es del Río Mapocho, al norte. Entre los ríos Mapocho y Maipo se encuentra el estero San Ramón y el Canal las Perdices -que recibe las aguas de la Quebrada de Macul junto al Zanjón de la Aguada-, todos tributarios del Río Mapocho.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Sistema de Fallas Geológicas de la Cuenca de Santiago Lagos, R.; Leiva, E. y Martínez, P.

Petroglifos de la Iglesia de los Indios, Qda. Infiernillo

Localización aproximada de Termas asociadas a los sistemas de Fallas: De arriba hacia abajo:      

Termas de Jahuel Termas del Corazón Termas de Chacabuco (extintas) Termas de Colina Baños de Apoquindo Termas de Cauquenes

Adoratorios o Wakas prehispánicas importantes asociadas al sitema de Fallas.  Iglesia de Piedra (Qda. Infiernillo)  Cueva de Culitrín (Chada)

Cerro Santa Lucía En la Fotografía: Dr. Jorge Vargas (arriba), acompañado de Ricardo y Roberto López en la derruida entrada de la Cueva de Culitrín (Chada), que fue uno de los principales sitios sagrados Incas en la zona sur del sistema de Fallas Infiernillo-Chada.

Ver Nota 61

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Como puede apreciarse en el plano de la página anterior, la cuenca de Santiago está atravesada subterráneamente por varias fallas geológicas. Se trata de discontinuidades que se forman por fracturas en las rocas superficiales de la Tierra (hasta 200 km. de profundidad) donde las fuerzas tectónicas superan la resistencia de las rocas. Las fallas se clasifican en activas e inactivas. Es activa cuando evidencia movimiento en los últimos 1,8 millones de años o deforma sedimentos cuaternarios, aunque en Chile se utiliza una clasificación de actividad de falla cuando se produce movimiento los últimos 10 mil años. Para nuestro estudio, es de interés el sistema de fallas Infiernillo - Cerro Renca - Portezuelo de Chada62, que corresponde a fallas individuales no activas, norte-sur, lineales y casi continuas, específicamente las primeras dos, que incluso cortan el río Mapocho aproximadamente a 33, 4° S. Trasladando esta información a un plano, probablemente la falla comienza inferidamente por el Este del Cerro Renca, alrededor de Termas de Colina, cerca de Calle Larga terminando al Este de la Quebrada Infiernillo cerca de Termas Jahuel, continuando inferidamente con una interrupción hacia el Sur, por la falla Portezuelo de Chada, también en sentido norte sur lineal, desde el Sur de San Bernardo hasta el sector de Angostura de Paine. Es interesante constatar que siguiendo estas fallas y proyectándose de norte a sur, se encuentran 6 termas a nivel del valle: Termas de Jahuel y Termas del Corazón en Los Andes, Termas de Chacabuco (actualmente extintas), Termas de Colina, los Baños de Apoquindo (cerrados), y más al sur, Termas de Cauquenes, en Rancagua. De igual modo, al menos dos hitos arqueológicos de importancia para este estudio se encuentran precisamente en los extremos de este sistema de fallas, la “Iglesia de Piedra”63 al pie del Morro del Diablo, precisamente en la Quebrada de Infiernillo al inicio de la Cuesta de Chacabuco, y la “Casa del Viento” o “Guara Vasi”64, conocida como la “Cueva de Culitrín”, actualmente destruida65, en el sector del Portezuelo de Chada. El fondo de la cuenca, conocida de manera indirecta por estudios gravimétricos 66, corresponde a una superficie irregular donde se reconocen cordones enterrados que limitan subcuencas y de los cuales sobresalen algunos cerros islas. Su basamento consiste en rocas sedimentarias, volcánicas, volcano-sedimentarias e intrusivas de edad Cretácica las cuales se ponen en contacto con rocas volcánicas de la Formación Abanico, de edad oligocena superior – miocena inferior67, hace unos 23 millones de años, por medio de la Falla Infiernillo- Portezuelo de Chada, algunas de las cuales se presentan en forma de cerros islas como el Renca y el Santa Lucía, con cumbres que van entre 650 y 480 m.s.n.m. La alineación de algunos de estos cordones, como por ejemplo el que une los cerros San Cristóbal, Chena y Lonquén, orientado noreste, sugiere que éstos podrían tener un control estructural, y que podrían seguir las líneas de falla. La superficie aproximada de la cuenca de Santiago es de 2.360 km2 68. El relleno, el cual en algunos sectores supera los 500 metros de espesor, ha sido sondeado hasta aproximadamente los 120 metros de profundidad. Estos últimos metros del relleno corresponden principalmente a sedimentos aluviofluviales, provenientes de las hoyas hidrográficas de los ríos Maipo y Mapocho, a sedimentos fluviales aportados por los esteros Lampa, Colina y Angostura y –como mencionamos antes–, a depósitos de cenizas de la explosión de la Caldera Diamante. Como hemos venido señalando, una de las características más singulares de la cuenca son los llamados “Cerros Isla”, es decir, elevaciones montañosas de diversa altura, aisladas de las cadenas principales que rodean el valle, de los que existen más de 2569. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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26. Primo de Rivera - Maipú

Cuatro de ellos son aledaños al curso del Río Mapocho, tienen alta importancia histórica y son especialmente relevantes para esta investigación: el cerro Renca, el Navia, el Blanco y particularmente, el cerro Santa Lucía. También mencionaremos provisionalmente aquí al pequeño Cerro Primo de Rivera, en Maipú. Como hemos visto, la mayoría de estos cerros son proyecciones de las cadenas montañosas principales, que han sido rodeadas por el material sedimentario que cubre el valle, quedando de este modo aisladas. Otros, sin embargo, son intrusivos de rocas ígneas, generados por las fallas que corren bajo la cuenca. Este es específicamente el caso del cerro Santa Lucía, cuyas rocas son basaltos columnares volcánicos70, ya que –tal como en su época lo sostenía Benjamín Vicuña Mackenna-, el cerro efectivamente se trata del cono erosionado de una estructura volcánica extinta hace unos 21 millones de años. El basalto es una roca ígnea, de color oscuro, conformada por altos contenidos de hierro y magnesio, y su estructura columnar se produce por el rápido enfriamiento y cristalización del magma expulsado del manto. Estos cuerpos de magma solidificado son llamados “Plutones” en geología. En la fotografía de la página siguiente, pueden apreciarse claramente estas estructuras rocosas, al costado de la escalera de acceso a la cumbre, en el sector poniente del cerro 71. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Del Período Paleoindio (20.000 a.C. al 8.000 a.C.) al Arcaico (8.000 a.C. al 600 a.C.) Los registros más antiguos de ocupación humana de la Cuenca de Santiago se remontan a unos 10.000 años72, coincidiendo con el final del Pleistoceno y el término abrupto de la última glaciación, llamada de Würm en Europa y de Llanquihue en Chile. Esta última glaciación dejó algunos registros geológicos en el valle, como un enorme “bloque errático” que hasta 1920 se encontraba en Las Vizcachas, a la entrada del Cajón del Maipo73, el cual fue arrastrado hasta allí por el masivo glaciar que salía del Cajón, cuya altura en ese sector alcanzaba 300 metros. La ocupación del territorio chileno por poblaciones humanas se remonta al Pleistoceno tardío, hace unos 14.800 años, en el sitio Monte Verde74, cerca del río Maullín en Puerto Montt, el sitio certificado más antiguo de América del Sur. Es el llamado período Paleoindio75 en que surge una nueva industria lítica, la de las puntas de proyectil talladas finamente en piedra, con variedades denominadas clovis, lanceoladas, folsom, inca, fell, cola de pescado, etc., las que dan cuenta de la gran difusión de esta técnica, que llega hasta Tierra del Fuego. La otra gran innovación lo constituyó el atlatl o propulsor, artefacto que aumentaba la eficacia en el lanzamiento de las jabalinas por parte de los cazadores, que en Monte Verde y otros sitios, les permitía cazar mastodontes. En 2008, un grupo de investigadores de la Universidad de Chile, descubrió cerca de Taltal una mina de óxido de hierro en explotación desde hace unos 12.000 años, que se ha establecido como la mina más antigua de américa76. Este sitio prueba una complejidad cultural mayor a la que se suponía para el período hasta ahora. En el sitio de la Laguna de Tagua-Tagua77, a sólo unos 120 km. al sur de Santiago, habitó un grupo de cazadoresrecolectores cazadores de megafauna relictual, con una tecnología especifica (las colas de pescado). El sitio fue datado entre 8.000 y 9.500 años a.C. En una playa de la antigua laguna, los cazadores acecharon y mataron mastodontes, caballos americanos y ciervos que acudían a beber agua, atrapándolos en el borde pantanoso. Los cazadores utilizaban grandes bloques de piedra que arrojaban a los animales y lanzas armadas con filosas puntas de cuarzo cristalino finamente talladas. Posteriormente en esta misma área, posiblemente en la época de la ocupación incásica, se construyó el Pucará del Cerro La Muralla78. Finalmente, a los hallazgos anteriores se suma el Sitio de Quereo79, en Los Vilos, datado en unos 11.000 años. En esa época, el clima habría sido similar al actual, probablemente algo más cálido y seco, configurándose en el sector una especie de oasis donde se concentraron las especies referidas bajo el acecho de estos probables cazadores tempranos, los cuales con técnicas de encierro impactaron a lo menos un cráneo de caballo. Sin embargo, hasta ahora no se han encontrado sitios relevantes del período arcaico específicamente en la cuenca de Santiago. No obstante: “Parece poco probable que esta área haya estado desocupada durante ese extenso período, por lo que creemos que las razones de no haber encontrado vestigios de las ocupaciones de esos cazadores recolectores son de índole metodológico y postdepositacionales”80. Todos estos antecedentes nos permiten sostener que probablemente, e incluso desde antes del 10.000 a.C., grupos de cazadores-recolectores pudieron cruzar la Cuenca de Santiago en su avance hacia el sur. Algunos o varios de estos grupos pudieron establecer campamentos temporales en los faldeos montañosos, aprovechando la época de veranadas para cazar guanacos, y regresando a la zona costera al llegar el otoño. Completaban esta dieta con recolección de semillas, frutos y raíces, y con cultivos ocasionales. La falta de registros consistentes en el área, puede deberse tanto a su nomadismo, como a la falta de estudios más sistemáticos para este período. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Las Piedras Tacitas Un registro cultural no menor en nuestro país y con amplia distribución territorial, son las llamadas “Piedras Tacitas”, que en algunos casos, se remontarían al período arcaico81. Se trata de horadaciones de diverso tamaño realizadas en rocas, con forma circular cónica o elíptica, que se utilizaban principalmente para moler semillas de Algarrobo (Prosopis chilensis). Aunque algunos estudios señalan un uso ritual y asociación con entierros82, así como la posible representación de constelaciones83, la dificultad para su datación estratigráfica, así como la ambigua relación con otros restos superficiales o enterrados, han hecho difícil su ubicación precisa dentro del esquema arqueológico general de nuestro territorio. En la imagen de la derecha se puede apreciar la distribución de los sitios más conocidos, enmarcadas por las áreas geográficas con influencia Diaguita (amarillo) Aconcagua (salmón) y El Vergel (Verde). Para efectos de nuestro trabajo, resulta importante comprobar su distribución territorial en la Cuenca de Santiago, en la imagen inferior, y en particular, mencionar las que se encuentran en el cerro Blanco, así como las que posiblemente se habrían extraído del cerro Santa Lucía en 1872, durante las obras de construcción.

Distribución de las Piedras Tacitas en la Cuenca de Santiago, superpuestas al área de distribución de la Cultura Aconcagua. Llama la atención que estas piedras –tradicionalmente asociadas a la molienda de semillas de Algarrobo–, no se concentran exactamente en las áreas donde este árbol fue históricamente abundante, como por ejemplo el sector de la cuesta de Chacabuco y la Iglesia de los Indios, (foto superior Dr. Vargas y Roberto López), donde aún quedan en pie algunos Algarrobos bicentenarios.

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Arriba: Las Piedras Tacitas del Cerro Blanco, ubicadas en su extremo norte, constituidas por un conjunto de más de 40 horadaciones realizadas sobre una amplia plataforma rocosa en declive. Su origen se ha situado en el Periodo Alfarero Temprano, pero continuaron utilizándose hasta el período hispánico, época en que el área fue cubierta con tierra y permaneció olvidada hasta la década del ’60 en que fue redescubierta por el antropólogo Ruperto Vargas Díaz, hermano del director de la Sección Geografía, Dr. Jorge Vargas Díaz. Actualmente son un Monumento Histórico y se encuentran protegidas.

Arriba: Izquierda, Piedra tacita y derecha, roca finamente labrada, que se encuentran empotradas en el muro de la casa de Benjamín Vicuña Mackenna, actualmente su museo, y que probablemente fueron sacadas del cerro Santa Lucía durante las obras de construcción de 1872. Pese a que este autor recibió informes de personal del Museo Vicuña Mackenna sobre un registro documental que comprobaría que su origen fue el cerro, no fue posible confirmar su existencia a la fecha de esta publicación. Probablemente se requerirá una comprobación geológica de ambas piedras para identificar su procedencia.

Respecto de estas últimas dos, de verificarse su procedencia del Cerro Santa Lucía, vendrían a corroborar su importancia ritual desde el período arcaico –por la Piedra Tacita–, hasta el incásico, ya que la segunda correspondería a una escultura inca tradicionalmente asociada a las wakas más importantes del Tawantinsuyu84, y ha sido interpretada como una maqueta que representaría campos de cultivo y canales. Debemos señalar que a nosotros nos llamó la atención su semejanza con la constelación de las Pléyades, que tanta importancia tenía en el calendario incaico, lo que seguramente es una coincidencia. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Período Alfarero Temprano – 500 a.C. al 650 d.C. En el centro de Santiago, es decir, en las calles circundantes a la Plaza de Armas, se han realizado numerosos hallazgos, cuya documentación data de mediados de mediados del siglo XX. Aquí reseñamos únicamente los correspondientes al período Alfarero Temprano. Durante los años ’60, producto de trabajos de construcción, en la calle Bandera N° 237 se encontró una vasija cerámica de características atribuibles al Período Alfarero Temprano, y osamentas humanas a 0,8 y 2 metros de profundidad, esta última posiblemente vinculada con la cultura El Molle85. Posteriormente, producto de la realización de las excavaciones en la extensión de la Línea 5 del Metro de Santiago, se encontraron tres sectores con posible ocupación temprana: uno de ellos frente al edificio del Museo Histórico Nacional de Chile, otro en el costado poniente de la Plaza de Armas, y por último en la intersección de las calles 21 de Mayo y Monjitas86. Los dos primeros hallazgos parecieran asociarse a áreas domésticas de ocupación, mientras que el tercero se trata del enterratorio de un párvulo asociado a restos cerámicos 87. Dadas las características del material recuperado en estas excavaciones –cerámica con decoración incisa, incisa lineal puntada, hierro oligisto88, mamelones–, los tres sectores se asociaron al Complejo Cultural Bato, definido para la zona central interior89, aunque también hay evidencia de contactos con la Cultura Llolleo. Otro de los sitios que presenta un contexto atribuido al período Alfarero Temprano de Chile Central, es el sitio Cerro Blanco, ubicado en la comuna de Recoleta, ciudad de Santiago, cuyo contexto también podría atribuirse al Complejo Cultural Bato90. Los estudios realizados indican que la subsistencia de estos grupos estaría basada en la caza y también fuertemente en la recolección. La presencia de cultivos es probable hacia el 100 a.C. En tiempos posteriores o incluso parcialmente contemporáneos con el final de las comunidades alfareras iniciales, la cerámica muestra características que evidencian una diversificación del panorama cultural de la región, asociado a un proceso de normalización de la tecnología, formas y decoraciones cerámicas.91 En el marco de este trabajo, nos interesa destacar puntualmente que el área del centro histórico de Santiago, ya era ocupada desde al menos hace 2.000 años, y que –específicamente en torno a la Plaza de Armas–, existían viviendas, cerca de las cuales se enterró al menos a un niño, en la que hoy es la esquina de 21 de Mayo con Monjitas92: el hecho relevante es que se puede sostener que el área en torno a la Plaza de Armas y el centro histórico, ha tenido una ocupación semicontinua desde ese período hasta hoy. 93

Izquierda: Catastro de Sitios del Período Alfarero Temprano : de los 36 sitios con ocupación temprana identificados en la prospección realizada en esa investigación, se seleccionaron tres para su excavación: Hospital, Lonquén y La Palma. Se aprecia que para el inicio de nuestra era, la Cuenca de Santiago contaba con una población distribuida ampliamente en el valle y sectores aledaños, que practicaba formas iniciales de agricul tura, producía e intercambiaba utensilios cerámicos, y poseía cementerios bien definidos.

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Arriba: tres vistas del área de la Plaza de Armas durante las excavaciones para la construcción de la Línea 5 del Metro y la Estación Plaza de Armas. En la fotografía de la izquierda, se aprecia la profundidad de la excavación en calle Catedral, entre la Municipalidad y el Museo Histórico Nacional. En este sector 94 se encontraron restos del período Alfarero Temprano que corresponderían a viviendas .

Arriba izquierda: Tumba de la época colonial en el sector noreste de la Catedral Metropolitana. Centro: Excavación del pozo TO13, ubicado en calle 21 de Mayo casi esquina Monjitas. En él se encontraron restos de un entierro indígena perteneciente a un niño menor de 3 años. En l a fosa aparecieron además 95 restos de cerámica, que circunscriben el entierro al período de 300 a.C. a 900 d.C. .

Arriba, izquierda: Tipos de material encontrado en la fosa TO13. En la foto se aprecian fragmentos de cerámica, restos óseos animales y líticos. Centro: Detalle del Material encontrado en TO13. En el extremo izquierdo se ubican dos fragmentos de cerámica con “mamelones” (protuberos de arcilla), típicos de los indígenas que habitaron la zona central del país entre los 300 a.C. y los 900 d.C. En el extremo derecho se aprecia una punta de flecha de obsidiana. Derecha: Detalle de un fragmento de pipa cerámica decorado inciso lineal punteado y de una lasca de extracción primaria encontrada frente al Museo Histórico Nacional (MHN4), entre los niveles 66-86 cm., que señalan la ocupación de grupos indígenas en el sector de Plaza de Armas en algún momento 96 entre el 300 a.C. y el 900 d.C.

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Período Agroalfarero Intermedio Tardío – 900 al 1470 d.C. El período cronológico-cultural que sucede al Período Alfarero Temprano en Chile Central corresponde a lo que se ha denominado como Cultura Aconcagua, o Período Agroalfarero Intermedio Tardío, que se extiende entre los años 900 y 1470 d.C.97. Este período presenta muy pocos factores en común con sus predecesores, la Tradición Bato y la Cultura Llolleo. Recibieron influencias desde el Altiplano y desde lo que luego sería el Noroeste de Argentina, como sugieren sus cerámicas. Las nuevas evidencias arqueológicas que han registrado indican que los grupos asignados al Período Alfarero Temprano tienen su raíz en las poblaciones arcaicas y que luego no conforman sociedades cerradas y aisladas, sino que por el contrario interactúan, se mezclan y traspasan sus experiencias culturales hasta conformar la Cultura Aconcagua98. Se trata de una evolución cultural constante. Mientras los asentamientos de la costa estaban dedicados especialmente a la recolección de mariscos, los de la cordillera se relacionaban con la explotación de minas de cobre, como los asentamientos que explotaban desde el Siglo III la actual mina La Disputada de Las Condes. Todavía se encuentran restos de estas faenas y refugios en zonas cordilleranas de Santiago, como en Farellones donde se encuentra la Casa de Piedra Carvajal, en la imagen a la izquierda, o en el Santuario de la naturaleza Yerba Loca. El año 2004 mientras se realizaban excavaciones en el sector de Algarrobo se encontraron gran cantidad de materiales de la cultura Aconcagua, entre ellas tres vasijas cerámicas completas y distintos utensilios líticos. En Octubre del 2004, en la zona rural de Llolleo donde se efectuaban labores agrícolas se encontraron osamentas, utensilios de piedra y trozos de cerámicas en un sitio funerario y de vivienda, de la cultura Aconcagua. La alfarería es la expresión más conocida de esta cultura, conocida como Aconcagua Salmón. La cerámica era de color salmón, como en la imagen de la derecha99, y estaba dibujada encima con trazos de color negro, en zigzag, de líneas rectas, triángulos con una especie de pestaña y, especialmente, un típico diseño de aspas denominado trinacrio, similar a una suástica, que podía presentar una rotación derecha o izquierda, indicando posibles diferencias culturales entre los grupos que las utilizaban. Actualmente los sitios atribuibles a esta cultura se ubican en las afueras del perímetro urbano de la ciudad de Santiago, con excepción de algunos sitios que se han asignado a un período de ocupación tardía, ya en contacto con los Incas, representados en sitios ubicados en las comunas de Quilicura y La Reina100. Para nuestro estudio, es destacable que este período implicó un nivel avanzado de agricultura, y poblaciones sedentarias permanentes. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Período Tardío Los últimos momentos de la época preincaica en Chile central, se han caracterizado a partir hallazgos atribuibles a un contacto de las poblaciones locales, principalmente de la Cultura Aconcagua, con el mundo incaico. Estos registros han sido debidamente detallados y contextualizados por Stehberg y Sotomayor en un trabajo reciente101, por lo cual aquí sólo los mencionaremos en las notas 102. Tomando en cuenta esos antecedentes, comencemos por indicar que antes de la llegada de los Incas, existían al menos 5 complejos culturales diferenciados, que distribuidos de norte a sur eran: La Cultura Arica: en color lila en el mapa de la izquierda, se ubicaba en lo que se conoce como Valles Occidentales, desde Mollendo en Perú hasta Taltal en Chile, aunque su área de concentración estuvo principalmente en los valles de Azapa y Camarones. Sus asentamientos radicaron desde las nacientes de los valles, en la Sierra de Arica, hasta el litoral del Pacífico, pero su área de concentración estuvo en los cursos medios, que son más aptos para el cultivo de productos templados y subtropicales. Los Aricas vivían en grandes aldeas, algunas con más de un millar de recintos. En general, estos poblados muestran sectores funcionalmente diferenciados, constituidos por habitaciones, corrales y depósitos o bodegas. Los recintos eran de planta rectangular o circular y estaban construidos con materiales disponibles en las cercanías. En la sierra, muchas de estas aldeas eran fortalezas o pukaras, ya que presentan muros defensivos y están emplazados en sectores altos para controlar las tierras de cultivo, las rutas de tráfico de caravanas y las amenazas venidas del exterior. La cultura Arica desciende de los anteriores habitantes de la región, los Cabuza y Maytas, quienes habían estado bajo la hegemonía de la cultura altiplánica de Tiwanaku. Tras el colapso de este Estado, los Aricas mantuvieron intensas relaciones con grupos del altiplano, como lo demuestra la presencia de cerámica de esos grupos en los asentamientos de la sierra, incluso en los de la costa. Posteriormente, estas poblaciones fueron rápidamente anexadas al Imperio Inca. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada Los atacameños: en violeta en el mapa anterior. En su idioma –llamado kunza–: lickan-antay; que se traduce aproximadamente como “los habitantes del territorio”, también llamados atacamas, apatamas, alpatamas, kunzas, likan-antai o likanantaí, son un etnia que habitó en el interior del desierto de Atacama (Norte de Chile y Argentina y Sur de Bolivia), en torno al curso del río Loa hasta Copiapó, ocupando también las quebradas y valles de este desierto y los faldeos de la cordillera de Los Andes incluyendo toda la Puna meridional o Puna de Atacama. Fue un pueblo agricultor y ganadero (ganadería de auquénidos) que tuvo la capacidad de aprovechar la escasa agua existente y obtener cosechas abundantes. Al igual que los quechuas, crearon un sistema de siembras en terrazas, con el fin de que el agua no escurriese y evitar el arrastre de la capa del suelo orgánico y fértil. Sus cultivos fueron variados: calabazas, zapallo, ají, porotos, tabaco (usado principalmente con fines rituales), tunas, maíz y, sobre todo papas y quinua. Los nombres de sus aldeas hoy en día aún subsisten, como los oasis de Quitor, Chiu-Chiu, Lasana, Turi, Topayín, Susques, Calama,Toconao, Antofagasta de la Sierra y uno de los más importantes y centro de su cultura, el oasis de San Pedro de Atacama junto a la antigua ciudad de Tastil. Los Incas lograron dominarlos –aunque no subyugarlos– después de un período de resistencia. A la llegada de los Españoles volvieron a oponer resistencia. Sus descendientes continúan habitando la mayoría de las áreas que ocuparon en el Chile preincaico.

Los Diaguitas: en amarillo en el mapa anterior. La cultura Diaguita se desarrolló en el Norte Chico de Chile, que abarca desde el río Copiapó en el norte hasta el Choapa en el sur. Este territorio se caracteriza por un ambiente semiárido, atravesado por múltiples valles y cadenas montañosas que unen la Cordillera de los Andes con el Océano Pacífico. La vida diaguita se mantuvo estable hasta la llegada de las tropas del Imperio incaico, en el año 1470, bajo el mando del general Sinchiruca, quien tenía a disposición 10.000 soldados, según lo comentado por el Inca Garcilaso de la Vega. La conquista probablemente no se realizó de norte a sur como fuese lo esperable. La cerámica incaica encontrada en los valles del Elqui y Limarí, es anterior a las encontrada en Copiapó, y hace suponer que el Inca cruzó desde Tucumán hacia esos valles y desde ahí expandió sus conquistas hacia los valles aledaños. La ausencia de estructuras defensivas, pucaras, y el rápido cambio estilístico de las cerámicas locales hacia estilos propios del Cuzco describen una invasión incaica que no tuvo mucha resistencia y más bien, hace suponer una fuerte alianza política entre ambos pueblos. Facebook – Blog – Email - Celular (562) 638 24 89

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Rutas de Nuestra Geografía Sagrada La cultura Aconcagua: en salmón en el mapa anterior. Como hemos mencionado, habitaron la zona central de Chile, extendiéndose entre el río Aconcagua por el norte, hasta el Cachapoal al sur, aunque su área de mayor concentración fue en la cuenca de los río Maipo y Mapocho. Según se ha señalado, constituyen la continuación de grupos del período arcaico, que luego evolucionaron hacia las primeras formas de agricultura durante el período alfarero temprano, y finalmente interactúan, se mezclan y traspasan sus experiencias hasta conformar la Cultura Aconcagua103. Si bien todos los miembros de esta cultura pueden haber reconocido su pertenencia a una misma sociedad, no existieron unidades políticas demasiado extendidas y tampoco hubo marcadas diferencias sociales. El liderazgo estaba basado en el prestigio y, probablemente, no era hereditario, aunque la mayor parte del poder político debió recaer, realmente, en los jefes de familia. No se sabe mucho sobre el origen de esta cultura. Presenta muy pocos elementos de continuidad con sus predecesores, los pueblos Bato y Llolleo, aunque no se ha demostrado que haya llegado de otras latitudes. Todo parece indicar que su desarrollo recibió influencias culturales de otras regiones, quizás desde el noroeste de Argentina o el altiplano de Bolivia, como lo sugieren los diseños de su cerámica. Con la llegada de los inkas en el siglo XV, las poblaciones Aconcagua adoptaron muchos elementos culturales, tanto inkaicas como de los Diaguitas, poblaciones que tuvieron su asiento más al norte y que se expandieron hacia este territorio en conexión con el Tawantinsuyu. El complejo cultural El Vergel: en verde en el mapa anterior. Aparece entre el 1100 d. C. y 1500 d. C., entre Angol y la Zona de Huilío, inmediatamente al sur de Toltén, al parecer como parte de la gran oleada de agroalfareros provenientes del Amazonas y Los Andes Centrales. A esta nueva forma cultural se la reconoce como complejo cultural El Vergel, el cual se establece sobre el complejo Pitrén, lo que se manifiesta claramente en los contextos funerarios de carácter cerámico. Los cementerios no eran muy ocupados, hasta 4 cuerpos aproximadamente, ubicados en la costa o en los valles, lugares donde claramente la agricultura de maíz y probablemente de las Jarro Pato. Ketru Metawe - Complejo Cultural El papas se podían dar mejor, además tenían la oportunidad de ir a la Vergel (700-1500 d.C.)
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