El rol del Estado Islámico en la difuminación de las fronteras en Medio Oriente

July 5, 2017 | Autor: Fernando Ortiz Sosa | Categoría: Saudi Arabia, Iran, Relaciones Internacionales, al-Qaeda, Isis, Estado Islámico
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Descripción

El rol del Estado Islámico en la difuminación de las fronteras en Oriente Medio
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Fernando Nicolás Ortiz Sosa




INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES
LICENCIATURA EN CIENCIA POLÍTICA


EL ROL DEL ESTADO ISLAMICO EN LA DIFUMINACIÓN DE LAS FRONTERAS EN ORIENTE MEDIO.





Fernando Nicolás Ortiz Sosa



1. Introducción:

Los conflictos que se suscitan en Medio Oriente y que habitualmente nos llegan a través de los medios de comunicación; parecen ser cada vez más una moneda corriente a la que peligrosamente nos habituamos, provocando una naturalización de la situación que evita un análisis más detallado de una realidad que nos es ajena.
Guerras Árabe-Israelíes, la lucha Palestina por tener un Estado propio, el famoso "eje del mal" propuesto por EE.UU, para justificar su intervención, primero en Afganistán y luego en Irak, la Guerra Civil Siria, la tensión permanente con Irán, sumado a todas las luchas intestinas que tienen, siempre y de diversos modos, como protagonistas en un orden primario o secundario a los intereses capitalistas e imperiales de occidente; logra que la atención que se pueda llegar a prestar en la zona por parte de la opinión pública sea siempre parcial, segregacionista y carentes de entendimiento sobre la dimensión real del conflicto y sus posibles consecuencias.
En la actualidad, las acciones que lleva adelante el Estado Islámico de Irak y Siria (EI o ISIS), nos obliga a analizar la situación desde una visión diferente para lograr un entendimiento de cómo décadas de inestabilidad política, crisis económicas, guerras y desplazamientos, pobreza y exclusión; pueden llegar a ocasionar una difuminación de las fronteras artificialmente creadas a través del Pacto de Sykes-Picot del año 1916, que terminaron dividiendo los territorios de oriente medio entre dos potencias ganadoras de la Primera Guerra Mundial.
Bajo esta premisa, en el presente trabajo se esbozará un intento de análisis sobre el surgimiento del ISIS, sus acciones militares, sus objetivos geopolíticos y cómo esto afecta necesariamente esa conformación artificial de países creada por occidente.
Para ello, abordaré brevemente el surgimiento del Islam como motor de unificación regional, los conflictos posteriores entre Sunitas y Shiítas y sus implicancias actuales en el eje Arabia Saudita – Irán, para luego concluir en el objetivo de ver si estos acontecimientos pueden o no derivar en la modificación de fronteras en una región que no encuentra su equilibrio político que le permita desarrollarse según sus propios principios de autodeterminación sin injerencia extranjera.

2. El Islam

2.1 – Origen y ubicación geográfica
A principios del Siglo VII en Arabia, Muhammad Ibn Abdallah (570-632) recibe del Arcángel Gabriel la revelación divina por parte de Al-lah, dando origen a una de las principales doctrinas filosóficas o religiosas que hoy se pueden hallar en el planeta. A diferencia de otras religiones (Cristianismo, Budismo o Judaísmo), ésta no lleva un nombre basado en su fundador u objeto principal de veneración, sino que fue dado por la misma divinidad que se le presento al profeta cuando éste estaba en uno de sus habituales retiros de meditación en una caverna en las afueras de la ciudad de La Meca: "Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado MI gracia sobre vosotros y he dispuesto que el Islam sea vuestra forma de adoración" (Sagrado Corán, 5:3).
Así, la palabra árabe Islam, que proviene del vervo aslama que representa a la acción de entregarse y someterse voluntariamente y pacíficamente, pasó a representar toda una nueva doctrina religiosa que aparecía en el mundo árabe y que se presentaba como continuadora y perfeccionadora de antiguos mensajes divinos y acciones de profetas tales como Abraham y Jesús de Nazareth.
Normalmente, a quienes profesan la fe Islámica y seguidores de Muhammad, se los llama musulmanes, pero vale aclarar que el alcance de dicha palabra es mucho más amplia ya que la misma refiere a toda aquella persona que decide entregarse a la voluntad de Dios Creador y Soberano del Universo (At-Tauhid, 1994); por lo que todas aquellas personas que sigan esas prácticas de fe de cualquier religión, puede tranquilamente se llamado muslim o musulmán.
Sin mayores intenciones de abordar la doctrina religiosa del Islam, ya que me estaría desviando del objeto principal del presente trabajo, valen algunas aclaraciones para la determinación ideológica del mismo. Podemos decir entonces que el Islam propone un número de principios que son capaces de sustentar todo el andamiaje de derivaciones que constituyen la cosmovisión islámica, las cuales se encuentran contenidas en la qara'a (Corán), en forma de prosa rimada y dividida en capítulos o suras, que contienen variablemente entre 3 a 286 versículos o aleyas.
El Tauhid (Doctrina de la Unidad Divina) es el fundamento doctrinario principal del Islam, donde Dios es uno y único, absoluto, autosuficiente y autosubsistente por sí mismo. Junto a este pilar, se pueden citar otros cinco principales: 1) La fe en los Ángeles, 2) La fe en los mensajeros (los profetas), 3) La fe en los mensajes de Dios, 5) La fe en la resurrección y el juicio final, y 5) La fe en el destino.
El Islam entonces, se inscribe en una larga tradición de religiones monoteístas que se desarrollaron en la región desde varios siglos atrás y de la cual tiene dos antecedentes inmediatos: el Judaísmo y el Cristianismo.
Su origen entonces puede encontrarse en el actual Medio Oriente (Máshrek), y consta de cuatro regiones principales:
Shâm: que incluye los actuales Siria, Líbano, Jordania y Palestina.
Irâq: que incluye el actual Irak.
El desierto árabe: que incluye parte del actual Irak, Siria, Jordania, Arabia Saudí y los emiratos del Golfo Pérsico.
El Yemen: que incluye el actual Yemen
Toda esta zona fue habitada principalmente por la raza árabe-semita de la cual descienden naciones como la de los acadios, caldeos, asirios y babilonios en el actual Irak. Sirios, fenicios arameos y cananeos en el Shâm; nabateos, amorreos y demás tribus beduinas en el desierto y los gahataníes en el Yemen. También hubo pueblos de raza blanca que no eran árabes y poblaron la península como los sumerios en Irak, filisteos en la costa palestina o hititas en el norte de Siria.

2.2 – Expansión Musulmana y división del Islam
La prédica del nuevo mensaje recibido por Muhammad, lo lleva a la ciudad de Medina, luego de ser rechazado en su localidad natal de La Meca. Poco a poco va consolidando su posición de liderazgo gracias a su intermediación en los conflictos tribales que asolaban la región.
En Medina (662 DC), el profeta redacta una Constitución que reconocía la ciudadanía a los judíos a cambio de un tributo, como así también el rol de la mujer con la concesión de derechos que hasta les permitieron ocupar altos cargos políticos, decisión sobre sus bienes y personería jurídica. Podría decirse que el Estado Islámico de Medina se asemejaba mucho a lo que posteriormente se conocería como un "Estado Moderno" en occidente, donde la Ley constituía un pilar fundamental por encima de los gobernantes y el pueblo y en donde existían poderes ejecutivos, consultivos y hasta judiciales.
Las distintas batallas contra la ciudad de La Meca, llevan a Muhammad a conquistarla poco antes de su muerte y posteriormente unificar toda la península arábiga, con la consecuente expansión del Islam que poco a poco se extendería hasta Palestina y Siria.
Tras la muerte del Profeta, Abu Bakr sería elegido como primer Califa del naciente imperio árabe y donde paralelamente a su labor de conquista territorial y expansión religiosa hacia el occidente de África (Mahgreb) y hacia el Este hasta el Actual Irán, derrotando a los Persas; internamente estallarían las disidencias respecto al derecho de suceder al Muhammad, que culminarían con la división del Islam en las dos corrientes predominantes hasta la actualidad: Sunitas y Shiítas.
La lucha que se desata tras la muerte de Muhammad en el año 632 para determinar quien debería ser su heredero, enfrenta a dos facciones claramente diferenciadas. Una de ellas (los más adelante llamados Shiítas), afirmaba que el líder espiritual debía ser un descendiente directo del profeta, mientras que para los otros (Sunnitas), éste líder debe ser elegido por la comunidad sin que sea necesario pertenecer a la misma descendencia.
Los seguidores de Ali Ibn Abu Talib, primo y yerno de Muhammad, esposo de su hija Fátima, y persona más cercana al profeta, afirmaban que éste debería ser el único y legítimo heredero, negándose a reconocer a los califas que se fueron eligiendo sucesivamente. Mientras tanto, fue Abu Bakr (632-634), quien fue designado para desempeñar el cargo de Califa, seguido por Omar (634-644) y Otmán (644-656).
Así, la apelación "Shiíta", viene de la contracción de Shiat Alí, que significa "partidarios de Alí", mientras que "sunnita" procede de Ahl al-Sunna, "la gente de la tradición".
Alí fue elegido como el cuarto Califa tras la muerte de Otmán, pero luego de la batalla de Siffin contra el Gobernador de Damasco, éste debió retirarse hacia Irak. Poco después, Alí es asesinado por un partidario de otra de las facciones principales del Islam, los jariyiés, quienes lo consideraban un traidor por haber aceptado el arbitraje luego de la batalla de Siffin. A Alí lo sucede Hassan quien renuncia al poder, recayendo la responsabilidad en Hussein, quien instiga una rebelión contra el poder Omeya establecido en damasco. Su tortura y posteriormente en el campo de batalla de Kerbala en el 680, marcará el principio del cisma entre los Shiítas y Sunnitas (Fernández Martín, 2014).

2.2.1 – Características de los Shiítas
El Martirio de Hussein es un hito fundamental en esta corriente del Islam y se lo considera como un símbolo de la lucha contra la injusticia. Se lo conmemora en la fiesta de la Ashura.
Los descendientes de Alí se extinguen en el año 873 tras la muerte del duodécimo Imam Mahdi a la corta edad de cuatro años sin tener familiares directos vivos. Tras ello se creó el mito de que Mahdi se ocultó por medios sobrenaturales y que volvería al final de los tiempos, tras el cual nadie podrá sucederlo.
Esta es una particularidad Shiíta, donde se le imprime una característica mesiánica al duodécimo Imam, y donde su poder queda a resguardo de los Ulemas, un consejo supremo de 12 eruditos estudiosos del Corán en ejercicio de la interpretación de la Ley Islámica.
Justamente por esta característica diferenciadora, la rama Shií del Islam se encuentra mucho más organizada que su contraparte Sunní. El Imam es un intermediario entre los hombres y Al-lah, es el guía y su liderazgo continúa activo aun en su ausencia. Mientras tanto, la responsabilidad del imamato quedará siempre a cargo del maestro religioso de mayor prestigio y rango en la Ummah (Wehbe, 2008).
Aquellos capacitados para la interpretación de los textos sagrados son los llamados Mujtahid, personas que dedicaron su vida al estudio del Islam y generalmente tuvieron su formación en dos de las principales escuelas del Shiísmo: Najaf (Irak) o Mashhad (Iran). Por encima de ellos se encuentran los Ayatollahs, que son Mujtahid expertos en jurisprudencia, ética y filosofía que completó estudios en una de las Hawzas, seminarios dirigidos por Grandes Ayatollahs, que, claro está son los únicos que están por encima de éstos. Actualmente hay 66 con vidas que residen principalmente en Qom (Irán) o Najaf (Irak).
En definitiva, para los Shiíes la diferenciación del Clero con el Poder Político es una característica que fue evolucionando y que podemos ver claramente en la composición gubernamental de la República Islámica de Irán, después de la Revolución del año 1979.
Su composición a lo largo de la historia no fue homogénea, sino que sufrió de divisiones de donde surgieron corrientes como el ismailismo y el zaidismo. En el año 1501 el Shiísmo se convierte en la religión oficial de Persia.

2.2.2 – Características de los Sunníes
A diferencia de la rama Shií, los Sunnitas reconocen la legitimidad del primer Califa Abu Bakr y los sucesivos que fueron eligiéndose con el correr del tiempo. Son la enorme mayoría de la población musulmana en el mundo, componiendo casi el 85% del total y se extienden desde el África Oriental hasta las Islas de Indonesia, Brunei y Malasia.
El nombre Sunní proviene de Sunna (Ahl as-Sunnah ul-Muhammad wa'l- Jamā'ah: "pueblo del ejemplo de Muhammad y de la comunidad"). Entonces, no solo tienen el Corán como basamento de conducta, sino también la Sunna, un código de comportamiento recopilado de las predicaciones de Muhammad.
Esta rama del Islam no sólo rechaza la creencia en un Imam oculto, sino que aceptan el Corán como la palabra explícita de Dios. Luego de Muhammad, no habrá nuevas revelaciones ni progresos en la adquisición de verdades religiosas.
En cuanto a su organización, como se expresó mas arriba, los Sunnitas son mas desestructurados debido a su concepción social del Imamato, en donde esta figura es sólo la de un guía de oración que vela por la comunidad, pero de ninguna manera es un intermediario entre el hombre y Al-lah. Cada uno de ellos puede elegir al Imam que le sucederá. A pesar de ello, dentro de la población Sunní, se considera al Gran Imam de la Mezquita de al-Azahar la más grande autoridad de su rama en lo que se refiere a tradición y Jurisprudencia. Esta escuela es la más prestigiosa de todas, fundada inicialmente como escuela Shií de Teología en el año 975, se encuentra la Ciudad de El Cairo. Actualmente el Gran Imam de al-Azhar es el Gran Sheikh Ahmed Muhammad Ahmed el-Tayeb (Fernández Martín, 2014)
Esta caracterización individual de cada una de las ramas del Islam, es solo para tener una pequeña visión de sus diferencias, sin intención de ser taxativo ni exhaustivo en la misma. Vale recordar que a pesar de estas diferencias al parecer irreconciliables entre ellos, son más los puntos de encuentro que los de desencuentro y en donde la separación intolerante se produce más en los puestos de poder político o religioso, en extremismos o círculos intelectuales, que en la vida del musulmán común y corriente donde la mayoría de las veces conviven en perfecta armonía Shiítas y Sunnitas.

3 – El Eje Irán – Arabia Saudí

3.1 – De Shiíes y Sunnies a Iraníes y Árabes
No es mi intención profundizar aún mas en la historia del Islam, sus diferencias y coincidencias entre sus ramas, ni mucho menos desviarme del objetivo principal del presente artículo; pero aún así, considero que al adentrarnos en la historia del surgimiento del Islam con su posterior división, y con la finalidad de poder comprender las consecuencias que pueden llegar a derivar del accionar del Estado Islámico en la actualidad, debemos necesariamente abordar el eje de oposición que conforman dos países dominantes en la región, desde lo político, lo económico y lo religioso como lo son Arabia Saudita y la República Islámica de Irán.
Los dos países musulmanes más grandes, ricos e influyentes de la región se vienen disputando el poder geopolítico de Medio Oriente desde la Revolución Iraní de 1979 que lidero el Ayatollah Sayyid Ruholla Musavi Jomeini. Esta división, este enfrentamiento entre las dos potencias tiene un fundamento tanto ideológico como geopolítico donde cada uno juega sus fichas en búsqueda del predominio de la región.
Esto es así ya que desde la revolución iraní que instauró un Estado Islámico Shiíta, ambos países se arrojan el derecho de hablar por todo el pueblo musulmán, situación que se acentuó desde la caída de Saddam Husein en Irak, que, si bien de origen Sunní, su poder servía de contrapeso en la región y donde su derrocamiento dio pie a un enfrentamiento al mejor estilo "guerra fría", que fortaleció la posición persa produciendo preocupación en los regímenes Sunnitas, que incluso llevó al Rey Abdullah de Jordania a hablar de una medialuna shií, para referirse a la expansión de la influencia iraní.
Para conocer un poco más de estos dos países muy influyentes en la región, abordaré a cada uno de ellos, buceando rápidamente en su historia, conformación y sistemas políticos, hasta convertirse en lo que hoy son en Medio Oriente.

3.2 – Arabia Saudí: Una Monarquía Absoluta
De Arabia Saudí, se sabe que el país mas grande de todo Oriente Medio, con enorme riquezas provenientes del petróleo y el gas. Su régimen de gobierno es una Monarquía Teocrática, dejando claro en su ley básica del año 1992 que la religión de estado es el Islam y su constitución el Corán y la Sunna.
Podemos decir que su historia se remite hasta el nacimiento mismo de la Constitución de Medina, siendo esa organización político-religiosa el puntapié inicial para la expansión árabe-mulsulmana durante varias décadas, llegando incluso hasta la península ibérica para el año 715 de nuestra era y con una extensión de unos 7.000 kilómetros de este a oeste.
Sin embargo, si necesitamos explorar la historia del estado moderno del Reino de Arabia Saudita, debemos abocarnos a conocer el surgimiento de la familia Real que la gobierna en la actualidad en donde vemos tres etapas diferenciadas a lo largo del tiempo, que procederé a exponer brevemente para comprender el contexto en el que surge el Estado Moderno actual.



3.2.1 – Historia de la Casa Real de Sa'ud.
Para el comienzo, debemos remontarnos hacia el Siglo XVIII en donde el primer líder Al-Sa'ud (Casa de Sa'ud) fue Muhammad bin Sa'ud, quien, y bajo la influencia del Imam Muhammad bin Abdul Wahhab, un clérigo que mostraba ideas conservadoras sobre el Islam enfocadas hacia un renacimiento islámico erradicando todo tipo de desviaciones; funda el Emirato de Diriyah en el año 1744.
A partir de ese momento comienza un proceso de avance político y geográfico por parte de la Casa Real, que lo llevará a autoproclamarse guardiana de los dos lugares más sagrados para el Islam: Medina y La Meca. La aplicación estricta de la Ley Islámica o Sharia de los llamados wahhabies (aunque ellos prefieren que se los llamen salafíes), es una característica que mantendrá la concepción teocrática del estado Saudí hasta la actualidad.
El Primer Estado Saudí de Diriyah, llegará a su fin años más tarde provocado por las tensiones con el Sultan Otomano debido a la influencia que iba ganando la casa Saudí en la península, sobre todo al extender sus dominios hacia la zona de Najd, Hasa y Narran, y habiendo ya conquistado para esa época Riad, La Meca y Medina.
Es así que el virrey de Egipto, Muhammad Alí, a instancias del Sultan Otomano comienza a ganar terreno sobre los dominios de la casa Al-Sa'ud, hasta que en el año 1818 toma la ciudad de Riad, siendo asesinado Abdullah bin Sa'ud en Estambul.
A pesar de ello, Turki bin Sa'ud, primo de Sa'ud bin Sa'ud, logró retener la zona de Najd para luego de recuperar Riad, pero más tarde y por cuestiones estratégicas, terminó por reconocer la soberanía del virrey Egipcio Muhammad Alí. Esta situación se mantuvo hasta que Turki fue asesinado en 1834, siendo su hijo Faisal ibn Sa'ud quien tomaría las riendas de la familia real y lo llevaría a desconocer la autoridad de Alí. A pesar de caer preso en manos del virrey egipcio, logro volver a la península arábiga luego de que Egipto se declarara independiente del Imperio Otomano.
Acá podríamos situar el comienzo de la segunda etapa de la historia de esta familia real, donde las tensiones familiares de los hijos de Faisal provocaron un debilitamiento del poder político. La aparición de Muhammad bin Raschid, quien crea una influencia política importante que lo llevará a dominar toda la zona de Najd, tomando como base la ciudad de Riad, obligará a la familia real a exiliarse en lo que hoy es el Estado de Kuwait.
El hijo de Faisal, Abdul Rahman bin Faisal, sería el encargado (al igual que lo supo hacer su abuelo) de intentar recuperar el territorio perdido, algo que logró en 1891 al ser asesinado Raschid en una mezquita por Abdullah ibn Jelawi, primo de Abdul.
Es entonces que comienza la tercer y última etapa, signada por la reafirmación de poder de la Casa Sa'ud y la construcción de las bases del Estado que hoy conocemos. El ocaso del Imperio Otomano le permitió a la monarquía avanzar hacia la zona de Al-Hasa y el golfo arábigo luego de vencerlos durante la Primera Guerra Mundial. En 1916, Gran Bretaña firma un tratado con la Casa Real donde reconocía a Abdul Aziz ibn Abdul Rahman Al Sa'ud como único gobernante de Najd y Al-Hasa. Mas tarde, Aziz tomaría control sobre Ha'il que era la capital de los Raschid, mientras que en 1924 anexaría La Meca y Jiddah; consolidando definitivamente el reino árabe.

3.2.2 – Sistema Político Saudí
Hay que comenzar diciendo que el Sistema Político de Arabia Saudí está basado en una Monarquía Absoluta y Teocrática. A decir de Bosemberg (1998), un Estado Islámico parte de la base del vinculo entre religión y poder, con una idea religiosa que inspiró la unión de toda la península y que se logra ver en la implantación de una Teocracia con un monarca absoluto, quien es ante todo, el líder del poder religioso supremo, pero también de todas las tribus, de la familia real, del Estado y comandante de las fuerzas militares. El clero tiene una fuerte influencia en la figura del monarca que muchas veces se ve limitado por la misma Ley Islámica (Sharia).
Otra característica que le podemos encontrar al sistema monárquico es la sucesión del trono de hermano a hermano que se viene dando desde Abdul Aziz bin Abdul Rahman.
El carácter teocrático el gobierno, con el Islam como fundamento último del poder, hace que éste penetre profundamente en la organización social haciendo más difícil los cambios bruscos en la propia política, tanto interna como externa. Si bien esto facilita la aplicación de las leyes por parte del gobierno, la existencia de una corriente conservadora (wahhabismo) propicia que se tenga cuidado con la inclusión de nuevas ideas modernizadoras del Estado, provocando muchas veces tensiones con algunas corrientes que reclaman mayor apertura hacia la modernidad en el reino.
En base a lo expresado, se puede hacer una breve descripción de cómo se encuentra estructurado el Sistema Político Saudí, en el cual tiene fuerte arraigo los cinco pilares del Islam: El Testimonio de Fe (Al-Shahadah), La Oración (Al-Salah), El Ayuno (Al-Siyan), La Limosna (Al-Zakat) y La Peregrinación (Al-Hajj), además de la aplicación estricta de la Sharia (Ley Islámica) que incluso se encuentra por encima del Rey.
El Consejo de Ministros es la primera forma de descentralización que toma el Estado Saudí. Creado en el año 1954 y donde el presidente del mismo es la figura del Rey, por lo que las decisiones que se tomen en su seno están fuertemente influenciadas por el monarca y llega a ser por momentos una delegación de competencias del mismo. Este organismo es el que toma la mayor parte de las decisiones, tanto políticas como económicas.
Los Líderes Religiosos (Ulemas) cumplen un papel fundamental dentro del sistema y cuentan con una importante influencia en muchas de las decisiones que se llevan a cabo en materia de regulación tanto jurídica como política. Controlan el cumplimiento de la Sharia, ejercen funciones judiciales y son los encargados, por supuesto, de todo lo atinente a la predicación del Islam, tanto interna como en el extranjero.
El país esta dividido en 14 divisiones político-administrativas (Emiratos), gobernadas por Emires nombrados por el Rey. Ellos son los encargados de la aplicación de la ley en su jurisdicción. Cada Emir cuenta con un consejo consultivo de diez miembros.
Algunas ciudades, las mas importantes, cuentan con un Consejo Municipal elegido por sufragio del pueblo, algo que sucede desde hace pocos años. Uno de los legados del fallecido Rey Abdullah bin Abdulaziz al Sa'ud, fue levantar la prohibición del voto femenino a partir de este año, donde por primera vez las mujeres estarán habilitadas para sufragar en elecciones municipales. También fue el primer monarca en nombrar mujeres en cargo de gobierno, cuando en 2013 designó a 30 de ellas para el Consejo del Shura, que es un órgano consultivo que solo desempeña un rol asesor presentando recomendaciones al Consejo de Ministros, contando con 150 miembros.
Entre las Instituciones Judiciales que funcionan en Estado Saudí encontramos un Consejo Superior de Justicia, creado en 2007 y una Junta de Quejas, como así también Tribunales de Primera y Segunda Instancias, dependiente del Tribunal Supremo.
Vale aclarar que en el Reino de Arabia Saudita, los partidos políticos se encuentran prohibidos, y los que hoy se pueden encontrar lo hacen desde la clandestinidad.
Es así como vemos que el régimen político del país se encuentra fuertemente centralizado en la figura del Rey y los representantes de la Ley Islámica, continuando con la tradición que comenzara Mohammad bin Sa'ud en su alianza con Muhammad bin Abdul Wahhab a pesar de que el fallecido Rey Abdullah bin Abdulaziz al Sa'ud intentó una apertura lenta y gradual dentro del sistema político. Resta esperar si su medio hermano Salmán bin Abdulaziz, hoy ocupando el trono, podrá continuar con las reformas sin que esto le enfrente con la tradición conservadora por parte del clero.

3.3 – República Islámica de Irán: El legado persa.
En cuanto a la República Islámica de Irán, vemos que es el segundo país más grande en extensión de la zona, con cuantiosas riquezas naturales y casi 80 millones de habitantes. Políticamente es más inestable que Arabia, debido a su constante confrontación con las potencias occidentales que terminaron por dictaminar un embargo feroz en contra de la nación persa, pergeñada por los Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU. Su régimen es la República Islámica dirigida por un líder supremo con poderes que exceden a los del presidente y de enorme mayoría Shiíta.

3.3.1 – La Historia de Persia e Irán
La presencia humana de lo que hoy es Irán, se remonta a unos 80.000 años atrás. Hace cinco mil años, bajo el reinado de Elam, se fundaron las primeras ciudades en el suroeste del país. Luego, con la llegada de tribus indoarias (medos) comenzaría con una larga tradición imperial, en donde encontramos exponentes como Ciro II el Grande o Darío I, quienes le dieron forma y poder a un Imperio que quedaría en la historia.
Alejandro Magno pudo derrotar al poderoso ejército de Dario III en el año 334 a.c., llegando incluso a incendiar Persépolis que era la capital del Imperio Persa. A la muerte de Alejandro, Seluco I funda la dinastía Selúcida que reinó por más de cien años. El Imperio Selúcida cae ante los Partos, de origen nómadas que luego fundan la dinastía Arácida. En el año 224, Ardeshir, príncipe de Persia se levanta contra los Partos y fundó la dinastía Sasánida.
Finalmente, hacia finales del Siglo VII, esta dinastía caería derrotada ante los árabes que traían una nueva creencia transmitida por el Profeta Muhammad. La fe en un solo dios no era algo ajeno a los persas ya que muchos seguían las enseñanzas de Zoroastro, por lo que la islamización no fue muy difícil en la región, llegando incluso a adoptar el idioma árabe. Para el Islam en franca expansión, el aporte de los Persas fue muy importante en tanto que sus científicos y filósofos enriquecieron el orbe musulmán, destacándose en ramas como la historia, la geografía, medicina o literatura.
La llegada de los mongoles con Gengis Khan en 1206, significó el ocaso del fuerte imperio árabe en el oriente de su territorio. Los mongoles siguieron llegando en oleadas, pero finalmente terminaron asimilando la cultura persa, enriqueciendo la cultura y el comercio.
Es en el año 1501 en que el Islam Shií se convierte en la religión oficial de los iraníes, cuando Ismail I fue proclamado jefe de la dinastía Safávida. Comienza una etapa que significó el renacimiento de Irán, con un gobierno central poderoso, y a pesar de las tensiones iniciales con el Imperio Otomano, el Sha Abbas I firma el Tratado de Constantinopla renunciando a la lucha contra los turcos.
La dinastía de Abbas finaliza en el año 1736 cuando Nader Sha toma el poder, fundando la dinastía Afsharida. Tras la caída de éstos, son los Qayars, quienes mantuvieron la unidad persa a pesar de las amenazas y la ocupación de algunas de las partes del país por parte de algunas potencias como la Rusia zarista e Inglaterra.
Los pahlevíes (1925-1979) fueron la última dinastía persa; adoptaron las costumbres occidentales y aunque el país era rico debido a los ingresos del petróleo, el resultado del régimen pahleví fue la pobreza económica por una parte y la dictadura y la represión por otra. Estos factores, junto con la dominación norteamericana sobre el destino del país, llevaron a la Revolución Islámica de 1979 dirigida por el Ayatollah Jomeini.
Después de la victoria de la revolución, el esfuerzo de los dirigentes iraníes iba dirigido al desarrollo y al progreso de Irán, pero la guerra contra Irak condujo el país a un conflicto de ocho años (1980-1988). Tras la muerte de Jomeini se reformó la Constitución.

3.3.2 – Sistema Político Iraní
La actual República Islámica se basa en los principios del Corán, recogidos en la Sharia (ley islámica). La organización administrativa se reparte el poder del estado en tres: legislativo, ejecutivo y judicial, todos ellos están bajo la autoridad del líder religioso.
Vale aclarar que la democracia iraní tiene algunas aparentes contradicciones, ya que por un lado combina componentes islámicos legalistas con otros de naturaleza secular. Aún así, mantiene un sistema político donde las instituciones están claramente delimitadas con una apertura mucho mayor a la que pudimos observar en el caso de Arabia Saudita.
Por un lado, la figura más importante del sistema político persa se encuentra en el Líder Supremo, designado por la Asamblea de Expertos de por vida para ser la principal autoridad religiosa y moral de la república. Los miembros de la Asamblea son elegidos por el voto popular. Mientras tanto, el Líder cumple la función política de ser el Jefe de Estado de la República.
El Gran Ayatollah Sayyid Alí Hoseyni Khamenei, actual Líder Supremo de Irán, también tiene atribuciones de sanción y promulgación de las leyes que aprueba el Parlamento, es el Comandante de las Fuerzas Armadas, pude designar funcionarios ejecutivos y judiciales, como así también la capacidad de declarar la guerra o firmar la paz, además de designar a los miembros del Consejo de Guardianes.
El Poder Ejecutivo, esta conformado por un Presidente quien es la segunda figura política en importancia del sistema. Es el Jefe de Gobierno del país elegido por elección directa y general con un mandato de cuatro años, siendo el responsable de la implementación de la Constitución y el ejercicio del Poder Ejecutivo.
El Presidente nombra y supervisa el Consejo de Ministros, coordina las decisiones gubernamentales y selecciona las políticas de gobierno que deben plantearse ante el Poder Legislativo. Si bien no es Comandante en Jefe del Ejército, maneja las relaciones exteriores del país. El sistema político permite la existencia de tres vicepresidentes y un gabinete de 21 ministros que deben ser aprobados por el Parlamento.
El Consejo de Guardianes, puede determinar si un ciudadano es apto para la presidencia estableciendo ciertos requisitos.
En tanto, el Poder Legislativo, está compuesto por un Parlamento conformado por 290 representantes, 285 de ellos elegidos por sufragio universal y 5 más elegidos por el Líder Supremo.
La Constitución Iraní contempla el resguardo de las minorías. Es así que judíos y cristianos tienen derecho a ser representados dentro del Parlamento, donde además son libres de profesar su culto y asistir a sus templos religiosos. Irán es el único país entre los musulmanes y entre todo el mundo cuya Constitución recoge de forma explícita y sin ambages que los judíos tienen derecho a un diputado en el Parlamento, por muy pocos que sean.
En cuanto a los Partidos Políticos, los mismos se encuentran regidos por el mismo principio de libertad de asociación que rige para las minorías religiosas; siempre y cuando esa asociación no ponga en peligro la integridad de la república y sus preceptos islámicos. En la actualidad existen más de 180 partidos u organizaciones políticas en Irán.
Respecto de la situación de la mujer, y siguiendo con una línea comparativa con el sistema Saudí, en el país persa se las reconoce como sujetos de derecho, tanto civiles como políticos. Se le otorga un rol muy importante como madre y dentro del núcleo familiar
Es así como vemos la diferencia que demuestra el Sistema Político Iraní respecto del Saudí, en donde las instituciones se encuentran mas delimitadas y, a pesar de las denuncias en contra de occidente, el sistema goza de una libertad mayor a la que se nos quiere hacer creer. La incomprensión de Occidente respecto de la cultura y la idiosincrasia musulmana en general e iraní en particular, muchas veces logra visiones sesgadas de las organizaciones políticas de estos países, sobre todo en Irán, donde podemos encontrarnos con una Constitución moderna que otorga derecho a las minorías y a las mujeres, y establece una división de poderes clara, con funciones específicas y siempre bajo el amparo de las prescripciones del Corán, que, como dije más arriba es religión y poder a la vez.
 
4 – Influencias externas y roles en las Primaveras Árabes
Ambos países, quienes se disputan el liderazgo de todo Medio Oriente, uno Sunní y el otro Shií, extienden sus áreas de influencias por toda la región de acuerdo a sus intereses geoestratégicos, ideológicos y religiosos.
De esa manera, vemos que tanto Arabia Saudita como Irán tuvieron activas participaciones, de uno u otro bando, en las revueltas llamadas "Primaveras Árabes", como así también la financiación directa o indirecta de distintos grupos armados que actúan en las zonas de conflicto (Dazi-Héni, 2013).
Como lo analiza Fernández Martín (2014), la dinastía Árabe extiende su influencia ideológica a través de 3 herramientas fundamentales: una expansión cultural a través de una gran red de escuelas religiosas, el sostenimiento económico de comunidades sobre las que mantiene interés y la financiación de grupos combatientes afines a su causa. Las madrasas, son escuelas religiosas que se extienden en numerosos países y que incluso fueron objeto de críticas al ser el foco de nacimiento de los talibanes en Pakistán, los que luego resistieron la invasión soviética en Afganistán, apoyados y financiados, entre otros, por la monarquía saudita; extendiendo la doctrina wahhabita a una gran porción de la población musulmana, que en algunos casos dio origen a varias corrientes radicalizadas del Islam.
En cuanto al financiamiento de estos grupos, según uno de los cables de wikileaks dados a conocer en el año 2010 (theguardian.com: 05/12/2010), Arabia Saudita constituye uno de las "más significantes fuentes de financiamiento de los grupos terroristas sunnies en el mundo". De hecho, aunque por supuesto no confirmado de manera oficial, muchas versiones indican que son los acaudalados bolsillos de Arabia Saudita quienes financian con sus petrodólares el sostenimiento y accionar del Estado Islámico, lo que forzó al gobierno Árabe a despegarse de los rumores condenando y persiguiendo a todos aquellos que apoyen o financien a este grupo radical sunní.
Irán, por su parte; se sabe que tiene injerencia directa en la creación del Hizbullah en el Líbano, alguna participación en la financiación del grupo Hamás (a pesar de su origen y conformación sunní) que actúa en territorio Palestino; como así también el apoyo explicito al Gobierno Sirio de Al-Asad. La fuerza iraní Al-Quds, es una de las fuerzas especiales de la guardia revolucionaria encargada de las operaciones en el exterior, con la finalidad de resguardar los intereses del país y son sospechados de ser uno de los principales canales de apoyo y financiamiento a estos grupos combatientes del radicalismo islámico; como así del apoyo a los grupos opositores Shiíes en Bahrein o incluso también los rebeldes Houthis en Yemen.
En medio de estas tensiones que tienen más de 35 años, se producen en algunos países de Medio Oriente, lo que se llamarían posteriormente las "Primaveras Árabes", para referirse a una serie de protestas y alzamientos que se suceden desde el año 2010 y que terminaron con los gobiernos de Ben Alí en Túnez, Mubarak en Egipto y Gadafi en Libia y una Guerra Civil en Siria; y que se suceden también en mayor o menor medida en gran cantidad de países de la región como son Líbano, Jordania, Argelia, Kuwait o Marruecos, para citar solo alguno de ellos. Los papeles que jugarían Arabia Saudita e Irán en estos conflictos, serían significativos.
La rivalidad que surge de la lucha geopolítica entre estos dos estados, lo llevaron a participar con dinero, armamento, ideología e influencia sectarias sobre las distintas facciones en los países en conflictos. Llevando incluso, a decir de Dazi-Héni (2013), que esta situación dejó al conflicto árabe-israelí en un estado de paralización que, si bien sigue siendo un elemento internacional clave, hoy no es prioridad en la agenda de estos países musulmanes. Estos conflictos abrieron nuevos campos de batallas donde se desataría la lucha por la preponderancia de la región entre Arabia Saudí e Irán.
Si bien es interesante analizar como se dieron los procesos de estas revueltas en los países donde se forzó un cambio de régimen como Libia, Egipto o Túnez; a los fines de sintetizar y abocarme exclusivamente al objeto del presente trabajo, no ahondaré demasiado en el tema, más que para decir que en apariencia quienes salieron más beneficiados en estas revueltas fueron los intereses iraníes, sobre todo con la caída de Mubarak en Egipto, la situación desatada en Yemen por el alzamiento del movimiento Houthi e incluso las movilizaciones que piden reformas políticas en Bahrein, donde el gobierno de este país acusa a Teherán de haberlas orquestado y que incluso provocó que Arabia Saudita enviara tropas a ese país en apoyo a la monarquía gobernante.
Dentro de estos roles que cumplen ambos países en los acotencimientos que se suceden a lo largo y ancho de Medio Oriente, y para ir entrando al foco principal del análisis, tomaré brevemente los casos de Irak y Siria como áreas de influencias en disputa entre ambos.

4.1– Irak: En camino a la desintegración
Irak, como muchos de los países de Medio Oriente, es una conformación artificial de las potencias ganadoras de la Primera Guerra Mundial los cuales se repartieron los territorios tras la caída del Imperio Otomano. No sólo se dibujaron sus fronteras en un papel en blanco en el año 1922, sino que se dispuso una falsa monarquía y se impuso al Hashemita Faissal como nuevo monarca de Irak. Luego de su independencia, se sucedieron décadas de inestabilidad política hasta que finalmente el partido panarábico Baath de Saddam Hussein se impuso en un golpe de estado y colocó a éste último en la presidencia en el año 1979. Un par de décadas después, éste seria derrocado en el año 2003 por una coalición formada por países pertenecientes a la OTAN. Desde ese momento se pierde la unidad que podría haber tenido en algún momento el país, situación que se acentúa con el retiro de las tropas norteamericanas en el año 2011.
Tras la caída de Saddam, los Shiíes vuelven al poder y son apoyados por Irán en este proceso; pero no por ello gozan de estabilidad, sino que por lo contrario hoy el país se ve dividido en tres frentes claramente diferenciados y con un caos reinante que se cobró varios miles de vidas. El norte Kurdo con su región autónoma, el bastión Shií en el sur y el centro Sunní se encuentran en permanente tensión.
La alarmante debilidad del gobierno central Iraquí, sumado al descontento que se deja sentir en muchas de las regiones, sobre todo las sunnitas, lo transforman en un caldo de cultivo que permitió el surgimiento del Estado Islámico y ser el centro de atención tanto de Irán como de Arabia Saudita para la protección de sus intereses en ese País.

4.2 – Siria: Resistiendo en varios frentes
Siria, cuya rica historia la hace aparecer necesariamente como un actor fundamental a lo largo de la historia de Medio Oriente por ostentar algunas de las ciudades mas antiguas que conoce la civilización y por su posición estratégica, tanto en la antigüedad como en la modernidad; fue, como toda la región, territorio otomano hasta el final de la Primera Guerra mundial, tras lo cual pasó al dominio Frances hasta su independencia en 1946. En 1970, el ministro de defensa Hafez al-Assad, un Alauita líder también del partido panarabista Baath (al igual que Irak), toma el poder mediante un pacífico golpe de estado que lo mantuvo, primero a él y luego a su hijo Bashar al-Assad en el poder hasta la actualidad.
El país también fue escenario de revueltas civiles, en un comienzo pacíficas, pero que poco a poco derivaron en una guerra civil que ha dejado mas de 150.000 muertos desde el 2011, con una clara intervención de las potencias occidentales y Arabia Saudita que financiaron y promovieron estos levantamientos armados con la finalidad de destituir a al-Assad del poder.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en otros países donde sus gobiernos cayeron, en Siria el poder aun se mantiene en manos de su presidente gracias al explicito apoyo de irán; como así también de Rusia y China, inscribiendo a Siria en una pieza mas del juego geopolítico mundial por el control de recursos naturales y zonas geográficas estratégicas.
Esta situación de inestabilidad que padece el país tiene protagonistas que intervienen directa o indirectamente y donde pueden distinguirse dos bloques perfectamente diferenciados, ya que desde el inicio de su "Primavera Árabe", Siria atrajo la atención de varios actores internacionales hacia uno u otro bando.
El Presidente al-Assad, con sus fuerzas gubernamentales obtiene el apoyo no solo de Irán y Rusia, sino también del partido libanés Hizbullah, ligado directamente con el país persa.
Por el lado "rebelde", la situación esta mucho mas fragmentada. El Ejercito Libre Sirio, cada vez menos importante por el desgaste inicial de la guerra civil y el paulatino paso de sus combatiente a las filas del ISIS que aparece en escena para continuar con su finalidad de establecer un Califato Sunní en la región. El frente al-Nutzra (Frente de la victoria para el pueblo de la Gran Siria), que a pesar de jurar lealtad a la organización Al-Qaeda, son habituales aliados del ISIS coordinando muchas veces ataques conjuntos y con la misma finalidad de aquel de conformar un Califato Sunní bajo el imperio de la Shaaria. Y, finalmente, el "Frente Islámico", uno de los últimos grupos en aparecer y ligado directamente a Arabia Saudí y donde también ha sido capaz de captar muchos de los partidarios del Frente de Liberación Sirio.


5 – El Estado Islámico de Irak y Siria

Durante el presente trabajo, y con la finalidad de esbozar el análisis de cómo el accionar del Estado Islámico podría llegar a la difuminación de fronteras entre los países de Medio Oriente y su posible reestructuración basados en la puja de intereses Árabes o Persas, bajo el velo del Sunnismo y Shiísmo; me tomé la libertad de comenzar con un poco de historia sobre el Islam para luego pasar rápidamente a la situación actual con el surgimiento de las Primaveras Árabes y las situaciones actuales en dos países que considero fundamentales para el análisis como lo son Siria e Irak.
Si bien el abordaje del conflicto en medio oriente obliga a considerar múltiples variables de análisis, sólo he considerado las que se plasman en los apartados anteriores, con el fin de no extenderme más de lo necesario y bajo el riesgo de parecer incompleto con lo planteado.
Es así, entonces, que veremos como surge el Estado Islámico como rama desprendida de la red Al-Qaeda y sus finalidades en el establecimiento de un Califato Sunníta bajo las más estrictas disposiciones de la Ley Islámica, y como la polarización Sunní-Shií, puede generar dos bloques en lo político claramente diferenciados en los territorios de Siria e Irak, con los consecuentes riesgos de diseminarse por el resto de los países que conforman la región de Oriente Medio.

5.1– Islamismo y Tradicionalismo. Fundamentalismo e Integrismo.
La construcción estatal es uno de los mayores problemas con los que se ha encontrado el mundo musulmán desde la constitución de los Estados luego de la descolonización post segunda guerra. Las potencias occidentales intentaron imponer modelos de estado moderno a sociedades cuyas tradiciones democráticas europeas les era ajena y se negaron a naturalizarlas como propias, provocando diversas reacciones y con distintos métodos.
A partir de ello comienzan a surgir variadas tendencias ideológicas que van desde los mal llamados fundamentalistas que solo aceptan la Ley Islámica como única verdad eterna, laicistas despegados de toda tradición y costumbre islámica, hasta tradicionalistas que buscan una síntesis entre ambas posturas.
Este conflicto no es menor, ya que a diferencia de la religión predominante de occidente con su tradición devenida en el modernismo de separación entre política y religión; el Islam presenta esa doble vocación: es a la vez religión, cultura y civilización que postula una fusión entre lo espiritual y lo temporal (García García, 1994).
En occidente estamos mal acostumbrados a confundir distintos términos que distinguen algunas de las corrientes ideológicas que componen al Islam, desde su faz espiritual o temporal. Incluso, por nuestra tradición occidental nos cuesta entender esta fusión entre las dos esferas. Islamismo, Tradicionalismo y los mal empleados términos de Integrismo y Fundamentalismo se confunden en una sola idea, algo que rápidamente intentaré distinguir siguiendo el análisis distintivo que realiza García García (1994).
Cuando hablamos de Islamismo, nos referimos a una corriente de pensamiento que intenta una sacralización de los desafíos temporales a los que se enfrenta el Islam, combate mediante la "islamización de la modernidad" el intento de "modernizar el Islam" y abarcan un amplio espectro de organizaciones, desde las misioneras hasta las más combatientes a través de la lucha armada. En definitiva, y con sus matices, si el Islam es una religión, entonces el Islamismo es una ideología política.
A diferencia del primero, el Tradicionalismo, no presenta un proyecto político y es más activo en zonas rurales, caracterizado por su apego a dos tradiciones: el Corán y la Sunna, y por su desconfianza hacia interpretaciones o versiones localistas, por lo que son identificados fundamentalmente con el Sunnismo. Pueden constituir un terreno abonado para la captación de activistas que podrían pasar de la contestación religiosa a la política.
Respecto a las concepciones de Fundamentalistas o Integristas, vale aclarar que ambos conceptos son de origen cristianos. El primero de ellos se utilizaba para aquellas organizaciones protestantes que tenían como fin volver al estilo de vida de los fundadores de la iglesia, apuestan a la inefalibidad de la Biblia; mientras que el segundo, más relacionado movimientos católicos que se negaban a los movimientos laicistas proponiendo integrar la religión a la política. Ambos términos representan un neologismo aplicado a ciertos movimientos islámicos que debemos necesariamente conceptualizarlos, bajo la aclaración que no son términos propios y que son rechazados por los mismos musulmanes.
Así, vemos que cuando se habla de Fundamentalismo Islámico, podemos situarlos en la corriente de reformismo musulmán con origen en el Siglo XIX, donde se predicaba una vuelta a la doctrina de los antepasados para enfrentarse mejor a los desafíos de Occidente. Es un movimiento reformista que intenta adaptar al Islam al embate de la modernidad, por lo que produce generalmente militantes más que adeptos pasivos como lo podría hacer el tradicionalismo. A diferencia del Islamismo, esta corriente no actúa directamente en la esfera política, sino sobre la moral, coincidiendo en estas características con los tradicionalistas.
Respecto del Integrismo, podemos definirlo como una aspiración a resolver por medio de la religión todos los problemas sociales y políticos, restaurando la integridad de los dogmas y los ritos. Utilizan una práctica literal y rígida del Corán, con aplicación estricta de la Sharia y las costumbres con un fuerte rechazo de la modernidad. El Islam es religión y Estado, siendo el Califato la única forma de integrar estos conceptos.
Vale aclarar, para evitar distinciones tajantes, que estas cuatro posiciones se tocan muchas veces en ideas, accionar y preceptos comunes; pero se diferencian a la vez en otros tantos.

5.2– Origen y funcionamiento del ISIS
El ISIS es una organización combatiente de origen Sunní que busca establecer un Califato regido por la Ley Islámica. Rechazan el Tratado Sykes-Picot de 1916. Su origen se remonta al año 2000 cuando Osama bin Laden invita a Abu Musab al-Zarqawi a sumarse a las filas de Al-Qaeda, algo que sucede finalmente a finales del año 2002, fundando la organización Al-Qaeda en Irak. La relación con su organización madre comandada por bin Laden fue complicada debido a la política de ataque a Shiíes, siendo que algunos grupos de esta rama habían colaborado con la red Al-Qaeda. En el año 2006 Zarqawi es dado por muerto, ocupando su lugar Abu Ayub al-Masri, quien funda el Estado Islámico de Irak, nombrando a Abdullah Rashid al-Baghdadi como su líder.
La organización comienza a fortalecerse en el territorio iraquí y emprende su campaña llamada "Rompiendo Muros" para combatir al entonces primer ministro de Irak Nuri al-Maliki, de origen Shií. En el año 2013, la organización de al-Baghdadi anuncia la extensión de sus campañas a Siria, sumida en una Guerra Civil, rebautizando su organización bajo el nombre Ejercito Islámico de Irak y el Levante, mientras que en 2014 y luego de lograr el control de importantes ciudades como Raqqa, Faluya o Mosul, cambia nuevamente su denominación a la actual Estado Islámico de Irak y Siria, al declarar el establecimiento de un Califato en los territorios controlados de ambos países, siendo al-Baghdadi nombrado Califa del mismo.
Los ejes ideológicos que conforman al ISIS, según sus propias definiciones son el salafismo, el sunnismo y el yihadismo. El primero representa a la rama mas conservadora de la tradición musulmana, emparentado en la actualidad con el wahhabismo, al que me referí mas arriba, lo que tiene íntima relación con el segundo precepto en tanto que el apego a la Sunna como sistema de coportamiento instituído a raíz de las predicaciones del profeta Muhammad, es un elemento central de la rama Sunní del Islam.
Una consideración especial requiere la tercer característica. El Yihaddismo, se lo castellaniza como "Guerra Santa" y si bien existe un amplio debate dentro del mundo Musulmán sobre su real significación, hay que recurrir a la palabra recogida en el Corán para entenderla cuando Al-lah dice: "Combatid por la causa de Dios a quienes os combaten" (Corán, 2:190). Allí se establece una condición por sobre la incondicionalidad que se suele interpretar de otro mandato surgido del mismo libro en la sura 9:29 que manda a combatir a las gentes del libro hasta que éstas paguen el tributo. Es decir, el Libro Sagrado del Islam permite la lucha (yihadd) en casos que se lo intente atacar, que se ponga obstáculos en la difusión del Islam o cuando su pueblo es oprimido y tiranizado que permite combatir al tirano, aunque sea también éste un musulmán o los oprimidos no lo sean (Mutahhari, 2011).
Volviendo a la yihadd del ISIS, éstos justifican su lucha en el intento de la creación de un estado musulmán sunita en Irak y Siria, para permitir el retorno de un califato islámico que sea un resguardo de la fe en contra de las injerencias occidentales, pero también resguardando del avance Shií o Kurdo.
En cuanto al financiamiento, múltiples vectores convergen en la causa del ISIS. Desde el desembolso de magnates procedentes de Arabia Saudí o Qatar, como se dijo más arriba, hasta la venta en el mercado negro del crudo producido por los pozos petroleros tomados y bajo control del Estado Islámico. Establecieron también un sistema impositivo en las ciudades conquistadas mas la toma de bancos estatales.
En las ciudades bajo su control, el EI se comporta muchas veces como un verdadero Estado bajo la mas estricta implementación de la Sharia; pero también su accionar incluye la prestación de servicios sociales, control del comercio local contando incluso con una Autoridad de Protección al Consumidor, inversión en obras públicas, instalación de infraestructura eléctrica o de agua y hasta una oficina de correos. En cuanto a la educación, lo más ligado a su proyecto ideológico, establecieron varias escuelas religiosas tanto para niños y niñas centrando la enseñanza en el Corán. Su actividad propagandística también es importante utilizando la Internet para difundir sus actos e ideas, hasta incluso editan una revista digital llamada Dabiq.

5.3 – Las consecuencias del accionar del ISIS en Siria e Irak.
Las situaciones caóticas en las que se encuentran estos dos países, uno como consecuencia de una guerra civil que se prolonga en el tiempo y otro tras la fragmentación y desmanejo generalizado que dejaron los norteamericanos al abandonar el país; permite al ISIS programar su estrategia política y militar para así, satisfacer sus finalidades.
La situación de Irak, dividido claramente en tres partes diferenciadas: Kurdos al norte, Sunnitas en el centro y Shiíes al sur, permite al ISIS aprovecharse del descontento generalizado para con el gobierno que se caracteriza por ejecutar políticas diseñadas sobre bases etno-sectarias. Esta desintegración de Irak no es un logro del Estado Islámico, sino que son diversas fuerzas las que actúan en la región, sean de lo que queda de la red Al-Qaeda, activistas del partido Baath, líderes tribales, las fuerzas nacionalistas kurdas o los principales líderes religiosos Shiíes que llamaron a defender sus lugares santos. Salvo los kurdos y Shiíes, muchas de estas facciones colaboraron y colaboran actualmente en acciones concretas conjuntamente con el ISIS.
Este avance sobre Irak, sumado a la desbandada de las tropas del gobierno iraquí, muestra como fracasó el plan original estadounidense de mantener un protectorado en Bagdad. Ese ejercito creado por la OTAN luego del derrocamiento de Saddam Hussein, hoy es inefectivo contra el avanzar del Estado Islámico Muchos soldados del ejercito Iraquí se niegan a combatir al ISIS por pertenecer a la misma rama Sunnita.
Nuevamente se demuestra como los planes occidentales de establecer regímenes y fronteras artificiales en Medio Oriente fracasan ante una realidad que es innegable. Pasó en 1916 con el Tratado Sykes-Picot, donde se ignoraron los criterios culturales, demográficos y geográficos y en donde Irak quedó como una aglomeración de poca consistencia entre tres comunidades asentadas entre distintas partes de su territorio.
Al-Baghdadi es conciente de ello e intenta mostrarse como la única organización capaz de romper con esta herencia colonial y así redibujar el mapa de Medio Oriente. Sin embargo, ese accionar por momentos mostraría un límite bien definido: el área Shií del sur de Irak.
Los intentos de tomar Bagdad pueden tornarse peligrosos si el Estado Islámico intenta extender sus brazos de conquista hacia el sur del país, donde se concentra la mayor cantidad de población Shií y donde muchas de ellas están perfectamente armadas y organizadas. Muchos de los lugares santos del Shiísmo se encuentran al sur del país, además de la existencia de los importantes pozos petroleros de Basora.
La posibilidad de que Irán sienta la necesidad de intervenir directamente en el conflicto si el ISIS comienza su avance hacia el sur, sería algo contra lo que las fuerzas del al-Baghdadi no podría afrontar; por lo que concentra sus esfuerzos en combatir a la otra comunidad, en apariencia más débil: los Kurdos del norte.
En Siria, la desintegración de la frontera de este país con Irak, convierten en todo el territorio del noreste del país en una zona que se encuentra fuera del control del gobierno de al-Assad. La resistencia Kurda del norte que por momentos reciben ayuda de los peshmergas que vienen del Kurdistán iraquí, la asistencia armamentística y logística de las potencias occidentales y la poco clara posición turca en el conflicto; le ponen otro de límites que el ISIS está queriendo romper a cualquier costo. Mientras tanto, presencia de Hizbullah, de ideología Shií, en Siria es otro de los escollos con los que se encuentra el Estado Islámico y sin intención de extender con control territorial hacia el este de Siria y norte del Líbano.
Sin embargo, una de las mayores estrategias del Estado Islámico es la exportación de su ideología radical que esta provocando que muchos miembros de otras redes islamistas como Al-Qaeda por ejemplo, abandonen sus organizaciones, tal como lo demuestra la creación de los autodenominados "Solados del Califato de Argelia" que actúan en el Magreb islámico en África.
La paulatina transformación de "Grupo combatiente" a "Ejercito" que está sufriendo el ISIS con la finalidad de, no sólo conquistar nuevos territorios, sino también de mantener la integridad de los ya obtenidos, puede llegar a ser una de sus mayores debilidades, según lo analiza Berenguer Hernández (2014). La fijación a un terreno para mantener el control, el manejo de armamento blindado y de artillería capturado a las tropas iraquíes que dejan todo abandonado en su huída, entran en una etapa que se asemeja a la primera parte de la guerra de Afganistán donde sus estrategias son muy inferiores a las de los ejércitos nacionales en guerra convencional. Este cambio de reglas de juego puede representar un enorme riesgo para el EI a partir de la movilización de tropas Jordanas, Turcas, Libanesas y Saudíes para resguardar sus fronteras.
En definitiva, parece ser que las victorias del ISIS en Siria e Irak se deben más a la situación de caos que reina en estos países que el resultado de su propia fuerza o talento militar. La poca legitimidad que tiene el gobierno Shiíta en Irak con políticas etno-sectarias y la debilidad de su ejercito poco entrenado e ideologizado, le permitió al ISIS establecer una estrategia de "golpear y replegarse" manteniendo solo una pequeña fuerza de defensa en los territorios en los que alzó su bandera y donde muchas de esas poblaciones de mayoría Sunní los apoyaron debido a los resentimientos hacia el gobierno central iraquí. A su vez, el Estado Islámico demuestra una incapacidad operativa para extenderse hacia el sur y enfrentarse a una eventual implicación de Irán en el conflicto, algo que los persas hasta verían con buenos ojos como excusa para establecerse en los territorios Shiítas del sur iraquí.
En Siria entre tanto, el ISIS se encuentra con un panorama distinto. La resistencia Kurda del norte, mas la vigencia de al-Assad, apoyado económicamente por Irán y operativamente por Hizbullah; ofrecen un foco de resistencia que a duras penas se mantiene hasta el momento.
Finalmente, esta situación encierra un peligro para Jordania debido al acercamiento del ISIS a sus fronteras, y más aún con las dificultades económicas y demográficas causadas por la presencia de más de un millón de refugiados sirios e iraquíes que podrían configurar un foco de expansión del radicalismo sunní y atentarían contra la frágil situación actual. A pesar de las promesas hechas por Arabia Saudita de apoyo y defensa al Rey Jordano, esto puede resultar insuficiente para detener el crecimiento del radicalismo islámico, sobre todo en el seno de la enorme cantidad de refugiados que se encuentran en territorio de Jordania (Ben-Tasgal, 2014).

6 - Conclusión

Este deseo del ISIS de destruir los límites establecidos en el Tratado Skyes-Picot que repartió los territorios de Medio Oriente entre Francia e Inglaterra, representa un nuevo desafío para la región en tanto que se proyecta la desintegración de estos estados nacionales poco cohesionados y con realidades geográficas, étnicas y culturales heterogéneas, e incluso, muchas veces opuestas entre sí.
Por otro lado, la puja por el poder regional que vienen ejecutando Árabes y Persas no es ajena a esta situación en donde la aparición del ISIS puede fomentar aun mas la idea que supo acusar el Rey de Jordania de crear una "medialuna Shií" bajo la protección Iraní. Quizás lo que los persas están esperando, a pesar de su retórica más moderada, es la intromisión de los combatientes sunnitas del Estado Islámico en territorio sagrado de Shiísmo para justificar una intervención directa de preservación territorial y apoyar los esfuerzos del gobierno Iraquí; transformando a la lucha Sunnita-Shiíta en un vector significativo y con ello difuminar la frontera entre Irán y el centro y sur iraquí.
La frontera entre Siria e Irak se ve totalmente borrada por el accionar sunita, que a su vez provocó la intervención de Hizbullah lo que ha llevado a la difuminación de la frontera Sirio Libanesa.
El armamento de origen norteamericano capturado por el ISIS en Irak, le permite sostener la lucha en Siria, operando en territorios que pertenecen a ambos países sin resistencia por parte de los gobiernos centrales de cualquiera de los dos países. Situación que podría repetirse en Jordania si el ISIS logra establecerse como una fuerza de consideración que ponga en jaque la integridad territorial de ese país, creando un corredor libre para las fuerza de al-Baghdadi que comprenda Siria, Irak y Jordania. Restaría saber cual será el papel que efectivamente podría desempeñar Arabia Saudita, más aun con su preocupación y accionar en contra de las milicias Houthis en Yemen.
Israel, aunque no ha sido objeto de análisis en el presente trabajo, también desempeña un papel importante en su afán de ocupación y criminalización de todo lo que suene a Palestino en los territorios que ocupa ilegalmente y donde podrían surgir focos de resistencias afines al Estado Islámico, más aun si Jordania no logra contener los focos de radicalización sunníes que están comenzando a aparecer en sus campos de refugiados.
Párrafo aparte merece el papel que jugarán las potencias occidentales en el conflicto, los que no parecen arrojar resultados esperanzadores ya que históricamente sus intromisiones siempre fueron en detrimento de la estabilidad regional.
Es por ello que resta esperar que sucederá en los próximos meses o años con el Estado Islámico, ver si con el tiempo se debilita o se fortalece aún más para poder tener un panorama más claro de cómo será la futura conformación geográfica de Medio Oriente, donde muchos ven la posibilidad de conformar un Panislamismo fracturado entre Shiítas y Sunnitas.



REFERENCIAS

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