“El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII”, en E. García Hernán y D. Maffi (Eds.), Guerra y sociedad en la Monarquía Hispánica: Política, Estrategia y Cultura en la Europa Moderna (1500-1700), Madrid, Laberinto, V-II, 2006, pp. 395-434

Share Embed


Descripción

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 395

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII Antonio José Rodríguez Hernández Universidad de Valladolid INTRODUCCIÓN La severa derrota de Rocroi (1643) supuso un importante revés para las aspiraciones hispanas en Europa, pero a pesar de la derrota militar la Monarquía Hispánica mantuvo su dominio sobre una buena parte de los Países Bajos hasta el siglo siguiente. La historiografía tradicional ha puesto excesivo énfasis en este hecho al que citan como clave de la decadencia militar. La carencia de estudios, mucho más rigurosos, del Ejército de Flandes a partir de esa fecha ha contribuido en parte a esta idea1. Si bien la derrota de Rocroi causo enormes bajas en los tercios españoles, quedando muchos reducidos a unas pocas compañías, eso no produjo una merma excesiva del Ejército de Flandes, que por aquel entonces contaba con más de 77.000 hombres bajo sus filas2. El mayor problema de la época fue el colapso del sistema militar hispano al cerrarse el llamado “Camino Español”. Mediante esta vía militar terrestre se podían enviar hombres españoles e italianos desde los territorios de la monarquía en Italia. Estos hombres constituían el núcleo del Ejército de Flandes gracias a su preparación y veteranía, fruto de su estancia en los presidios italianos. Durante gran parte de la Guerra de los Treinta Años esta vía militar quedó intransitable y la última gran expedición realizada por este camino será la protagonizada por el Cardenal Infante en 1634. Con la toma de Breisach por los franceses en 1638 la ruta de acceso terrestre a los Países Bajos queda virtualmente cortada por lo que han de plantearse otros métodos para transportar tropas3. La ruta marítima siempre había estado presente pero era la más peligrosa, pese a que era más económica y rápida. El paso de una flota por el Canal de la Mancha era

1

Hasta el momento todos los estudios monográficos sobre el tema apenas tratan la segunda mitad del Siglo XVII. Geoffrey PARKER, El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, Madrid 1991. Francisco Javier GONZÁLEZ DE LEÓN, The Road to Rocroi: the Duke of Alba, the Count Duke of Olivares and the High Command of the Spanish Army of Flanders in the Eighty Years War, 1567-1659, Ph. Tesis, University of Maryland, Baltimore, 1991. 2 Muestra del Ejército de Flandes realizada en noviembre de 1643. Archivo General de Simancas, Estado Legajo 2.060. (en adelante: A.G.S. Estado Leg. 2.060) 3 Geoffrey PARKER, El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, Madrid 1991.

– 395 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 396

Antonio José Rodríguez Hernández

siempre aventurado al quedar a merced de otras Armadas enemigas, muchas veces más numerosas. Desde comienzos del siglo XVII, a pesar del fracaso de la Armada Invencible, se comenzó a enviar refuerzos desde la península por mar con mucha mayor asiduidad gracias a la nueva política naval, aunque siempre a pequeña escala. En la década de 1620 el transporte de tropas parecía estar solucionado gracias a nuevas expediciones marítimas protagonizadas en gran medida por las fragatas de la Armada de Flandes y sus expertos marinos, que exitosamente realizaron sus funciones de corso y transporte de tropas entre la península y los puertos flamencos4. Pero la gran expedición naval de Oquendo de 1639 enviada por la monarquía para intentar no solo transportar tropas a Flandes, sino también, para destruir la Armada holandesa, fue un enorme fracaso que dejó maltrecha la flota hispana, aunque una buena parte de los hombres que transportaba pudieron desembarcarse antes de la perdida de los navíos5. El desastre dejó a la Monarquía con muy pocos barcos y sin una posible vía para socorrer Flandes. A partir de la década de 1640 se debió buscar una solución a este problema, ya que a pesar de contar con el abrigo de los puertos ingleses, cualquier expedición naval a esas latitudes tenía el peligro de ser apresada. Además la situación de la monarquía paso por sus peores momentos ante las sublevaciones de catalanes y portugueses, por lo que se debieron multiplicar los reclutamientos en todas partes quedando el envío de españoles a los Países Bajos seriamente limitado a la vez que se comenzó a reclamar al Ejército de Flandes una parte de sus efectivos extranjeros para formar un ejército profesional y de importancia en la península, ya que hasta ese momento casi no existía. La unión entre la península y los puertos flamencos, a pesar de la precariedad del sistema, siguió realizándose gracias a los navíos de la Armada de Flandes que en pequeñas expediciones se encargaron de transportar tropas de un lado a otro, aunque en esta época fue mucho más importante la llegada a la península de unidades extranjeras6. En las décadas posteriores el sistema empieza a ser mucho más posible tras declararse la paz entre España y Holanda, y su posterior acercamiento7. A partir de esa época el trasporte marítimo es mucho más viable al poder encontrar protección de cualquier flota enemiga en los puertos holandeses, además de la posibilidad de que el transporte se pueda realizar en navíos mercantes de su pabellón. Pero las complicaciones no cesarán y sistema de transporte vuelve a entrar en crisis con la entrada en guerra con la Inglaterra de Cromwell (1654-59) y la definitiva pérdida de la base naval de Dunquerque. Durante este paréntesis se vuelve a intentar resucitar la ruta terrestre aunque con una cierta

4

Robert A. STRADLING, La Armada de Flandes. Política naval española y guerra europea 1568-1668, edición española, Madrid 1992. 5 José ALCALÁ-ZAMORA Y QUEIPO DE LLANO, España, Flandes y el Mar del Norte (1618-1639). La última ofensiva europea de los Austrias madrileños, Barcelona 1975. 6 Robert A. STRADLONG, La Armada de Flandes. Política naval española y guerra europea 1568-1668, Madrid 1992, pp. 165-9. Geoffrey PARKER, El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, Madrid 1991, p. 118. 7 Manuel HERRERO SÁNCHEZ, El Acercamiento hispano-neerlandés (1648-1678), Madrid 2000.

– 396 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 397

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

variante. Los españoles se enviarían a Nápoles desde donde continuarían su ruta por mar, junto con los soldados napolitanos, hasta Trieste, desde allí se transportarían hasta Flandes atravesando toda Alemania. Pero se vio que este sistema era inviable ante el gran número de deserciones que ocurrirían y la poca seguridad, por lo que todos a partir de esa fecha los españoles e italianos se enviaron por ruta marítima, cerrándose cualquier posibilidad de volver a utilizar la ruta terrestre8. Durante el reinado de Carlos II el sistema continuó siendo el mismo y el transporte de tropas españolas hasta los Países Bajos se siguió realizando en pequeños barcos, sobre todo fragatas. Pero a partir de esta época las expediciones a gran escala van a quedar reducidas a una, la expedición del Marqués de Villafiel de 1668, y raramente varios barcos de la Armada realizaran juntos el viaje. Por norma general la mayoría de los navíos que realizaron el transporte eran mercantes contratados para tal efecto. En la década de 1660 una buena parte de ellos eran fletados por mercaderes particulares del puerto de Ostende, pero conforme va pasando el tiempo la mayor parte de los navíos serán extranjeros. Sobre todo holandeses y británicos. Incluso las escasas tropas españolas que llegaron a Flandes durante la Guerra de los Nueve años lo hicieron, ante la incapacidad de la flota hispana, en convoyes de mercantes de estas nacionalidades que iban escoltados por barcos de guerra.

LOS SISTEMAS DE RECLUTAMIENTO: UN MISMO DESTINO, VARIAS GEOGRAFÍAS El reclutamiento de españoles para Flandes estaba marcado por unas peculiaridades geográficas importantes, que tenían mucho que ver con cada uno de los reinos que conformaban la Monarquía Hispánica. Estas diferencias hacían que el reclutamiento fuera muy distinto entre unas partes y otras. Cada reino tenía sus peculiaridades por lo que la corona debía buscar la manera más adecuada para reclutar el mayor número de hombres posibles, adaptándose a cada una de las circunstancias que se experimentaban en ellos. Durante el reinado de Carlos II ningún soldado será reclutado en los reinos de la Corona de Aragón o Navarra para Flandes, a pesar de distintos intentos9. Algo que no quita para que distintos hombres naturales de esos reinos formaran parte de los alistados en las compañías levantadas en Castilla, aunque a título personal, como nos demuestran los pocos listados de las compañías que han llegado hasta nuestros días10. A pesar de que el reclutamiento solo se realizó en los territorios de la corona de Castilla eso no implicó que existiera una uniformidad en sus fórmulas y procedimientos.

8 9

Consejo de Estado, 22 de octubre 1657. Carta del Barón de Bateville, 6 octubre 1657. A.G.S. Estado Leg. 2.091. En 1680 se intentó que en Navarra se formara un tercio de 500 hombres para ser enviado a Flandes, pero no fue posible ante el miedo de una posible invasión francesa por aquella frontera. Consejo de Guerra, 23 de febrero y 18 de marzo 1680. A.G.S. Guerra Antigua (en adelante G.A.) Leg. 2.476. Memoria de los partidos en que se han de levantar los 6.000 hombres que han de pasar a los dominios de Italia y estados de Flandes, s/f. Orden de su Majestad, 7 de febrero 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.497 y 2.498. 10 Traslado de la muestra y marcha de la compañía de infantería española del capitán don Juan de Echandia, Valladolid, 3 de abril 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.190.

– 397 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 398

Antonio José Rodríguez Hernández

En los reinos que conformaban Castilla existían diferentes realidades que marcaban la manera posible de reclutar en cada uno de ellos. Las posibilidades de reclutamiento en lugares tan distantes y diferentes como Galicia o las islas Canarias no eran iguales, por lo que en cada territorio se debieron de aplicar fórmulas distintas que no tenían otro objetivo que alistar el mayor número posible de hombres. Los métodos empleados para ello eran tan diferentes como el voluntariado, el asiento, los repartimientos o los servicios.

EL RECLUTAMIENTO EN LAS CIUDADES DEL REINO DE CASTILLA: COMPAÑÍAS DE VOLUNTARIOS Y ASIENTOS En modelo de reclutamiento realizado para Flandes va evolucionar durante todo este periodo, apareciendo ya tardíamente otras fórmulas distintas a las del reclutamiento tradicional de voluntarios, aunque en estas no encontramos demasiados cambios respecto método original. Desde Castilla solo se intentaban enviar a Flandes voluntarios, a los que ocasionalmente se unía algún condenado. Pero siempre la corona intentó enviar a los Países Bajos los hombres de mejor calidad que pudo encontrar. El reclutamiento de voluntarios en esta época no se diferenciaba demasiado del que ya se había empleado desde tiempos de Felipe II, aunque había sufrido algunos cambios estructurales, pero la esencia seguía siendo el mismo. Este ha sido denominado por los diversos autores como sistema de Comisión11. Todo comenzaba con la emisión de las órdenes reales por parte del Consejo de Guerra, en las que se informaba del número de hombres que se pretendían reclutar, los lugares y las compañías que se formarían. Estos papeles llegaban a las ciudades en donde se debía realizar la leva junto con los capitanes implicados en el reclutamiento, que traían en sus manos las distintas cartas y cédulas reales, tanto para el cabildo como para el corregidor o máxima autoridad de la ciudad en cuestión12. El gran cambio sucede en el segundo cuarto del siglo XVII en el que a raíz de la crisis del sistema, por la falta de reclutas, y la supresión de los comisarios militares, los corregidores se van hacer cargo de una parte de las funciones que tenían estos, siendo los intermediarios en las reclutas entre la corona y las jurisdicciones donde se llevan a cabo13.

11

El tema ha sido estudiado por diversos autores: Geoffrey PARKER, El ejército de Flandes y el Camino Español 15671659, Madrid 1991, pp. 71-3. Irving Anthony A. THOMPSON, Guerra y decadencia. Gobierno y administración en la España de los Austrias, 1560-1620, Madrid 1981, pp. 35 y ss, y El soldado del Imperio: Una aproximación al perfil del recluta español en el Siglo de Oro, en «Manuscrits», 21 (2003), pp. 17-38. José CONTRERAS GAY, El servicio Militar en España durante el Siglo XVII, en «Chonica Nova», 21 (1993-94), pp. 99-122; y El siglo XVII y su importancia en el cambio de los sistemas de reclutamiento, en «Studia Histórica. Historia Moderna», 14 (1996), pp. 141-54. 12 Solía ser el máximo representante de la corona en la ciudad. Dependiendo de las ciudades podía ser también un Alcalde Mayor, Regente de la Audiencia (en el caso de Sevilla) o Presidente de la Chancillería en el caso de Valladolid o Granada. 13 Los Corregidores castellanos también tenían atribuciones de carácter militar que se solapaban y confundían con las de orden público. Benjamín GONZÁLEZ ALONSO, El Corregidor Castellano (1348-1808), Madrid 1970, pp. 224-6. Antonio José RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, El Reclutamiento en Castilla a mediados del Siglo XVII (16481680), Trabajo de Investigación inédito, Valladolid 2002, pp. 71-93.

– 398 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 399

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

A raíz de la llegada de los capitanes y los documentos que traían consigo el cabildo de las ciudades se reunía, por orden de los corregidores, para comenzar las gestiones del reclutamiento y nombrar entre sus capitulares los comisarios de las compañías que se debían alojar en la ciudad. Tras encontrar un lugar apropiado para alojar el cuerpo de guardia de la compañía, los oficiales y soldados se realizaba el acto de arbolar la bandera en un paraje público, a poder ser en un lugar de paso importante y céntrico de la ciudad, tras el cual se daba comienzo a la captación de voluntarios. El lugar elegido para aposentar las compañías y arbolar las banderas dependía mucho de unos lugares a otros. Mientras que el Valladolid, por ejemplo, el cabildo utilizaba una de sus casas situada en el céntrico Corral de la Copera, en Madrid y Burgos las compañías estaban normalmente alojadas en mesones. Este factor normalmente dependía de los propios cabildos y de las posibilidades inmobiliarias para poder alquilar una casa. En Burgos, en concreto, el cabildo tenía un contrato con el gremio de mesoneros de la ciudad que se encargaban, por días, del alojamiento de los soldados. Algo que generaba siempre muchas quejas14. En Madrid este sistema era algo diferente ya que el cabildo solo disponía de una o dos casas que cedía a las compañías, estando la más representativa en la Puerta del Sol, por lo que la mayoría de las compañías se debían alojar en mesones o casas alquiladas. El Alcalde Mayor de la ciudad era el encargado de elegir los lugares y mesones en donde se podían arbolar las banderas, teniendo potestad para cambiar de sitio las compañías, algo que generaba diversos abusos. Así, por ejemplo, en diciembre de 1667 el Comisario de Guerra se quejó de esta práctica, ya que una parte de las banderas que se habían arbolado en la villa estaban situadas en lugares poco frecuentados y angostos donde nadie las veía, por lo que apenas estaban reclutando soldados. La queja tuvo fruto y parte de las banderas se trasladaron a lugares más transitados pudiéndose reclutar un buen número de hombres15. Pero en Madrid otras veces se reclutaba sin contar con la colaboración ni la aprobación de la villa. Las primeras tropas reclutadas en Madrid en 1667 se levantaron por el Comisario General de la infantería “furtivamente”, sin el entero consentimiento de la villa, alistándose por esta vía hasta mediados del mes de diciembre 500 hombres. Posteriormente la leva continuó, pero ya con la aprobación del cabildo, acordándose que se podrían arbolar en la villa seis banderas, en los lugares que se estimasen por la villa, para cumplir con una recluta de los 1.000 hombres pedidos16.

14

Archivo Municipal de Valladolid (en adelante A.M.Va.) Libro de Actas nº 64 f. 56v y 58. Acuerdos de 12 y 29 de abril 1672. Archivo Municipal de Burgos (en adelante A.M.Bu.) Libro de Actas 1683. Acuerdos del 14 de agosto 1683. 15 Carta de don Diego Sarmiento, Madrid 18 de febrero 1668. Consejo de Guerra, 16 de diciembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.184 y 2.132. 16 Consejo de Guerra, 16 de diciembre 1667. Reunión del Consejo de Guerra en el Palacio del Marqués de Aytona, 15 de diciembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.132.

– 399 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 400

Antonio José Rodríguez Hernández

Normalmente dentro del Consejo de Guerra se elegían los capitanes de las compañías que se iban a formar de entre los sujetos pretendientes de estos honores que hubiera disponibles, valorando notablemente su experiencia militar. Pero otras veces simplemente los servicios realizados por sus familias a la corona o su sangre les bastaban para poder alcanzar estos puestos, contradiciendo así las ordenanzas militares. Así ocurrió con uno de los elegidos en la leva que se efectuó en 1671 a cargo de Juan de Miranda, ya que simplemente le bastó con el favor necesario y comprometerse a ayudar en el reclutamiento de la leva. Este era don Joseph Vélez de Guevara y Salamanca que fue a reclutar a la ciudad de Burgos y era hijo del Marqués de Quintana de las Torres, Alcalde Mayor perpetuo de esa ciudad, que intercedió por su hijo mandando una carta al cabildo para que ayudaran en todo lo posible al cumplimiento de la leva17. Por norma general cuando se planteaba una recluta de importancia se decretaba la formación de un nuevo tercio. Pero realmente lo que se solía pedir desde Flandes era, simplemente, la recluta de compañías sueltas para suplir las bajas de los tercios veteranos, para evitar así los excesivos gastos de las primeras planas de nuevas unidades. Pese al mayor gasto que se producía a través de este sistema, la corona era consciente de que la leva mediante esta fórmula se completaba más fácilmente. La nueva unidad daría crédito a la leva, y los oficiales mayores nombrados para el tercio atraerían más gente y la conduciría mejor hasta el lugar de embarque evitando fugas, consiguiéndose así también brevedad y ahorro. Así ocurrió en 1681 con la recluta del tercio del Conde de Grajal, ya que a pesar de lo expresado por el gobernador de los Países Bajos se determinó desde la corte la formación de un tercio, en el que se pensaban reclutar 2.000 hombres en 15 compañías18. Los elegidos por la corona para los mandos de estas unidades de nueva creación fueron siempre nobles. Algo que es pura coincidencia, ya que en los tercios creados por la corona para otros destinos no siempre ocurría esto, aunque un buen número de los elegidos tenían esta elevada procedencia social. Los tres tercios nuevos creados en Castilla de levas voluntarias durante el reinado de Carlos II tuvieron por Maestres de campo al Conde de Monterrey, don Francisco Antonio de Agurto (al que se le concederá años después el título de Marqués de Gastañaga) y el Conde de Grajal. Todos ellos se encargaron y procuraron personalmente de que su unidad se reclutase con prontitud y alcanzase el número previsto. Curiosamente esta fue la

17

Patentes de capitanes para la leva del tercio del Conde de Monterrey. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264. Patentes de capitanes para la leva de don Juan de Miranda a Flandes, 22 de diciembre 1670. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 224 y ss. Relación de servicios del capitán de caballos don Joseph Vélez de Guevara. A.G.S. G.A. Servicios Militares Leg. 34 f. 20. A.M.Bu. Libro de Actas del año 1671. Acuerdos del 13 de enero 1671. Carta del Marqués de Quintana de las Torres, Madrid 5 de enero 1670. 18 Carta de Alejandro Farnese, Gobernador de los Países Bajos, 29 de enero y 21 de mayo 1681. Consejo de Estado, 27 de febrero 1681. A.G.S. Estado Leg. 3.866. Consejo de Guerra, 24 de septiembre 1681. A.G.S. G.A. Leg. 2.511.

– 400 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 401

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

vía de llegada a los Países Bajos de dos de los que posteriormente serán sus gobernadores, después ocupar distintos puestos destacados en el Ejército de Flandes: Monterrey y Gastañaga19. Estos oficiales se ofrecían, en la mayoría de los casos, a colaborar con la recluta de sus unidades. Unas veces lo hacían reclutando algunas compañías a su propia costa, como ocurrió con el tercio formado por Francisco Antonio de Agurto que formó tres compañías de 50 hombres cada una de los hombres que reclutó en la Rioja20. Otra fórmula fue la empleada en la leva de tres compañías en varias ciudades castellanas para el tercio del Conde de Grajal en 1680, pese a que este se formaría mayoritariamente del reclutamiento voluntario efectuado en el reino de Galicia. En este caso el Maestre de Campo propuso, tras su elección, que por el séquito que tenía en las ciudades de Salamanca, Palencia y Ávila se levantara una compañía de 100 hombres en cada una de ellas para agregarlas a su tercio, para lo cual la Real Hacienda le proveyó del dinero necesario. A cambio de esta colaboración se le concedió la elección de los oficiales de las compañías que se formarían. Una de las compañías sería la suya propia, mientras que las restantes recayeron en su propio hermano y en uno de los hijos del Marqués de Navalmoral21. Pero este método de formar nuevos tercios y elegir nuevos capitanes en cada leva que se realizaba cambió en 1683, cuando se tomó conciencia de que este método no hacia más que aumentar los oficiales del ejército, sus sueldos y el número de unidades. En esa fecha se optó porque periódicamente se enviaran capitanes con sus oficiales a la península para reclutar sus compañías, de la misma manera que se hacía para Italia desde hacía ya décadas. Este método ya había sido reclamado tiempo atrás por el Gobernador Castel-Rodrigo, pero siempre se desestimó por el peligroso viaje marítimo. Ahora se veía que el transporte de estos hombres se podía hacer fácilmente en navíos holandeses que transitaban rutas comerciales con la península, por lo que envío sería fácil y menos costoso gracias al apoyo marítimo prestado tanto por Holanda como por Inglaterra22. Gracias a esta fórmula se pudieron enviar en ese año en diferentes embarcaciones holandesas cerca de 550 hombres reclutados en Burgos, Santo Domingo de la Calzada y Galicia. Pero el sistema, aunque ciertamente más económico, encontraba el problema de que la

19

Patente de Maestro de campo a nombre del Conde de Monterrey, 7 de enero 1666. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 149v. Cartas del Consejo de Guerra al Duque de San Germán gobernador de la provincia de Guipúzcoa, 11 de noviembre y 19 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 282 f. 216, y libro 300 f. 6. Carta de la Reina Gobernadora al Marqués de Castel-Rodrigo, Gobernador de los Países Bajos, 11 de agosto 1666. Patente de Maestro de campo para don Juan Domingo de Guzmán y Zúñiga, 11 de agosto 1666. Archivo Histórico Nacional (en adelante A.H.N.) Estado Libro 271 f. 68 y 69. 20 Consejo de Guerra, 18 de abril 1668. Carta del Veedor de San Sebastián, San Sebastián 13 de marzo 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.163 y 2.190. 21 Relación de los sujetos para Maestros de campo de infantería española, s/f. Orden del 5 de febrero 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.496 y 2.498. Consejo de Guerra, 15 de marzo 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.476. Orden del 5 de febrero 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.498. Patentes para los capitanes de la leva del tercio del Conde de Grajal, 5 de abril 1680. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 365 f. 2v y ss. 22 Carta del Marqués de Castel-Rodrigo, Gobernador de los Países Bajos, 11 de marzo 1666. A.G.S. Estado Leg. 2.105. Consejo de Estado, 14 de julio y 10 de octubre 1682. A.G.S. Estado Leg. 3.871. Consejo de Guerra, 11 de enero 1683. A.G.S. G.A. Leg. 2.581.

– 401 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 402

Antonio José Rodríguez Hernández

capacidad reclutadora de voluntarios era escasa en las zonas costeras y sus cercanías. El sistema se mantuvo en años posteriores realizándose reclutamientos por esta vía también en 1684 y 1694, aunque en estas ocasiones se extendieron a zonas del interior y no tan cercanas a la costa como la ciudad de Toledo23. Los métodos para captar voluntarios eran muy diversos. Normalmente el capitán centraba su actividad en la ciudad o villa en donde reclutaba, aunque también en ocasiones alguno de sus oficiales se encargaba de visitar temporalmente otras localidades menores para intentar captar más voluntarios. Por norma general, y salvo contadas ocasiones, los soldados solo recibían dinero en concepto de socorros diarios al alistarse oficialmente en las compañías que consistían en un pago diario de entre 3 y 4 reales de vellón, dependiendo de la época24. Cuando se tenía prisa por completar una leva se solían subir los socorros para intentar captar más hombres, e incluso en ocasiones se daban primas de enganche, pero que no ascendían a más de unos pocos días de socorro. Así en la leva realizada por el Conde de Grajal en Madrid pudieron reclutarse en apenas tres meses (de noviembre de 1681 a enero de 1682) más de 900 hombres, en parte, gracias a que se ofrecieron 6 reales de vellón como prima de enganche. El dinero correspondiente a dos días de socorro25. Generalmente lo que más podía llegar a hacer que una leva se completase mejor que otra era la estación en la que se realizaba. La época del año idónea para realizar cualquier reclutamiento era el invierno, a poder ser a partir del mes de noviembre hasta marzo o abril. A partir de estos meses la captación de voluntarios era siempre difícil, ya que los desocupados de las ciudades castellanas podían encontrar fácilmente trabajo en el campo, por lo que los socorros diarios ofrecidos poco les podían tentar. Uno de los grandes gastos de cualquier leva era siempre la confección de los vestidos de munición que se daban a los soldados. La corona aprendió en la década de 1670 que este factor influía notablemente en los reclutas, ya que estos uniformes eran también un gancho importante para los soldados, sobre todo para los más jóvenes, que se veían vestidos con unas flamantes casacas de vivos colores que no solo servían para abrigarles de las inclemencias del tiempo, sino también para diferenciar unas unidades de otras y para darles un espíritu de cuerpo26.

23

Carta del Consejo de Guerra a los Corregidor de Burgos y Santo Domingo de la Calzada, 20 de septiembre 1683. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 365. Consejo de Guerra, 17 de septiembre y 10 de diciembre 1683. A.G.S. G.A. Leg. 2.580. Carta del Corregidor de Laredo, 23 de noviembre 1683. Consejo de Guerra, 23 de febrero 1684. A.G.S. G.A. Leg. 2.600. Memoria de los parajes que se consideran por más apropósito para la leva de 1.800 hombres para Flandes, 1694. A.G.S. G.A. Leg. 2.913. 24 Carta del Consejo de Guerra para el Presidente de la Audiencia y Chancillería de Valladolid, 24 de mayo 1666. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 154 y ss. Carta del Corregidor de Segovia, 29 de diciembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.160. 25 Consejo de Guerra, 5 y 11 de noviembre 1681. A.G.S. G.A. Leg. 2.512. Cuentas de Melchor de Arce, pagador de la infantería y caballería de España, de la leva de un tercio que se hizo en Madrid y Valladolid para Flandes en el año 1682. A.G.S. Contaduría Mayor de Cuentas (en adelante: C.M.C. ) 3ª época Leg. 2.793 f. 16. 26“…respecto de que en el es mayor la necesidad y desnudez de la gente y el principal cevo el del vestido y socorro diario que preciven lo que sucede al contrario llegando la primavera pues por la mayor parte todos hallan en que trabajar” Consejo de Guerra, 14 de mayo 1681. A.G.S. G.A. Leg. 2.509. Para más información sobre los uniformes de los soldados españoles del ejército de Flandes en la Guerra de los Nueve años: Giancarlo BOERI, José Luis MIRECKI y José PALAU, The Spanish Armies in the War of de League of Augsburg (Nine Years War 1688-1697), Edición digital, 2002, p. 27.

– 402 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 403

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

La elección de las zonas donde se realizaban los reclutamientos para Flandes estaba marcada sobre todo por la cercanía de los puertos cantábricos. La mayor parte del esfuerzo reclutador, por tanto, se condensaba en lo que podíamos denominar el mundo urbano de Castilla la Vieja, la Rioja, Madrid y sus cercanías, y ocasionalmente la provincia de León y la ciudad de Toledo. Concentrándose el reclutamiento voluntario casi exclusivamente en las ciudades correspondientes a esa geografía, en especial en Madrid y Valladolid. Solo encontramos la excepción en el reclutamiento voluntario que se efectuó en 1694, año en el cual se extendió por Andalucía. En esa fecha se reclutaron siete compañías en diversas ciudades andaluzas a cargo de la real hacienda por capitanes llegados del ejército de Flandes. Pero esto responde al hecho de que en ese año fue imposible poder ajustar el reclutamiento de los 1.800 hombres que se pedían para Flandes, ya que muchos de los partidos castellanos y la corte estaban ocupados al haber ofrecido a la corona diversos servicios de hombres para el ejército de Cataluña, por lo que fue necesario extender el reclutamiento27. Pero no todos los lugares de la geografía castellana eran iguales, porque no en todos se podían captar los tan ansiados voluntarios que se requerían para Flandes. El éxito de una leva siempre marcaba las peticiones siguientes. La corona no pretendía desperdiciar su dinero, por lo que solo en contadas ocasiones de apuro o de reclutamientos generalizados abordaba reclutas voluntarias en lugares donde sabía que difícilmente podría obtener voluntarios. Por este motivo siempre los lugares elegidos solían responder a esta pauta y al hecho de estar cerca de algún punto de embarque. Así en la provincia de León solo se produjo ocasionalmente la recluta de cuatro compañías en dos momentos puntuales. El primero de ellos en 1668, año generalizado de reclutamientos, en el que tras el fallido intento de que el Reino de León sirviera a la corona reclutando a su costa 300 hombres en tres compañías, se optó porque se realizara una recluta voluntaria a cargo de la real hacienda por dos capitanes en la zona del Bierzo, en donde parecía que habría más población y posibilidad de reclutar voluntarios28. Pero a las pocas semanas de la llegada de los capitanes enviados desde Madrid a penas se habían reclutado unas decenas de soldados ante la “poca inclinación de los naturales” a servir en el ejército y a la escasa colaboración de los corregidores. Al final solo se pudieron embarcar para Flandes desde los puertos gallegos un total 83 plazas entre soldados y oficiales de estas dos compañías29. Con posterioridad en 1672 se realizó

27

Memoria de los parajes que se consideran por más apropósito para la leva de 1.800 hombres para Flandes, 1694. A.G.S. G.A. Leg. 2.913. A.M.Bu. Libro de Actas 1693. Acuerdos del 22 de junio 1693. Carta del Rey a la ciudad de Burgos, Madrid 12 de junio 1693. 28 Carta del Consejo de Guerra al Corregidor y al Reino de León, 28 de noviembre 1667. Carta del Consejo de Guerra a don Sancho Miranda, 24 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 192v y 199. Cartas de justicia para las villas de Ponferrada y Villafranca del Bierzo, 23 de febrero 1668. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 197 y ss. Cartas del Corregidor de León, 1 de marzo y 8 de mayo 1668. Carta de Juan de Cela escribano del número del ayuntamiento de Villafranca, 24 de mayo 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.190. 29 Carta del Capitán don Luis Montero de Espinosa, Ponferrada 14 de marzo 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.190. Relación y cuenta del licenciado don Pedro Gómez Bretón Corregidor de la ciudad de Ponferrada, 17 de octubre 1668. Carta de don Pedro Vázquez Torrero, Veedor general del ejército de Galicia, 17 de octubre 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.191. Carta del Alcalde Mayor de Villafranca del Bierzo, 21 de marzo 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.186. Consejo de Guerra, 24 de mayo 1669, con la carta inclusa: Relación del dinero remitido y aplicado a las levas que se levantó en el reino de Galicia, Pontevedra, 12 de abril 1669. A.G.S. G.A. Leg. 2.194.

– 403 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 404

Antonio José Rodríguez Hernández

otra recluta de voluntarios en el reino ante la imposibilidad de lograrlos en el principado de Asturias. Pero la medida no tuvo el efecto deseado y apenas se pudieron alistar 167 soldados en toda la provincia en consecuencia a las mismas razones aludidas en la leva anterior30. Para Flandes no sólo se reclutó infantería sino también en una ocasión durante este periodo encontramos una importante recluta de dos tercios de desmontados españoles, llevada a cabo entre 1671-72. La idea original era mantener en Flandes un nutrido cuerpo de caballería española que se uniera al que había llegado pocos años antes de Galicia y a los que ya estaban formados en el país. Para formar estos cuerpos se reclutaría un buen número de soldados de nuevo, pero sobre todo lo que se pretendía es reclutar a distintos soldados de caballería veteranos retirados del ejército que había luchado en la frontera portuguesa. Junto a estos se aplicarían algunos desmontados y reformados de las tropas de caballería que estaban acuarteladas en Castilla, los cuales estaban generando serios problemas por su gran número. Mediante estas medidas se podrían enviar a Flandes cerca de 1.000 soldados de caballería, muchos de ellos veteranos que habían demostrado su valía en la guerra con Portugal31. La recluta de estos se realizó, por tanto, en zonas muy concretas para captar sobre todo personas que ya habían servido durante la pasada guerra. Así más de la mitad de las compañías se reclutaron en Extremadura, Galicia y la frontera de Ciudad Rodrigo y Puebla de Sanabria, otras en cambio se reclutaron de nueva leva en las ciudades de Madrid, Valladolid, Burgos y las Cuatro Villas de costa. A todos ellos se unieron distintos soldados desmontados y reformados que se incorporaron de los cuarteles de la caballería de Segovia y Toledo32. En total mediante esta fórmula se pudieron enviar a Flandes cerca de 1.100 hombres de caballería en 16 compañías33. También se realizaron reclutamientos de compañías para Flandes a través de intermediarios por modelo de Asiento. Este sistema ha sido estudiado brillantemente para el periodo de entre 1570-1620 por I.A.A. Thompson, y para el siglo XVIII por Francisco Andújar Castillo, pero apenas tenemos algunas referencias sobre este modelo de

30

Carta del Consejo de Guerra al Corregidor de Asturias, 15 de febrero 1672. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 316 f. 83. Carta del Corregidor de Asturias, Oviedo 4 de junio 1672. A.G.S. G.A. Leg. 2.243. 31 Carta del Conde de Monterrey, Gobernador de los Países Bajos, 2 de diciembre 1671. Consejo de Estado, 31 de diciembre 1671. A.G.S. Estado Leg. 2.116. Carta sobre la leva del Comisario don Francisco Marcos de Velasco, Madrid 5 de junio 1671. A.G.S. G.A. Leg. 2.220. 32 Patentes y suplementos para la leva de dos tercios de caballería, 9 de enero 1672 y diferentes fechas. Cartas del Consejo de Guerra, al Arzobispo de Santiago, Gobernador de Galicia, 9 de enero 1672. Cartas para los corregidores de Burgos, las Cuatro Villas de Costa, Ciudad Rodrigo y Puebla de Sanabria, 9 de enero 1672. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 235 y ss. Carta del Consejo de Guerra a don Luis Ferrer, 29 de enero 1672. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 316 f. 81. Consejo de Guerra, 11 de diciembre 1671. A.G.S. G.A. Leg. 2.247. A.M.Bu. Libro de Actas 1672. Acuerdos del 27 de febrero 1672. Carta de la Reina Gobernadora, 27 de enero 1672. 33 Consejo de Estado, 5 de agosto 1672. Carta del Veedor General y el Contado del Ejército de Flandes, Bruselas 18 de mayo 1672. A.G.S. Estado Leg. 2.118. Relación general hecha en 23 de agosto de la gente de guerra, 1672. Relación de los oficiales y soldados que hay en la infantería y caballería del ejército y en los castillos y compañías de las guarniciones de estos estados de Flandes conforme a la muestra que se ha tomado a parte de ella en 4 y 21 de noviembre del año próximo pasado de 1672, Bruselas 5 de febrero 1673. A.G.S. Estado Leg. 2.119 y 2.121.

– 404 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 405

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

reclutamiento para esta época34. Este sistema se fundamentaba en la delegación de la autoridad real sobre el reclutamiento a un empresario privado. El asentista se encargaba de reclutar una cantidad de hombres, estipulada de antemano entre ambas partes, en un plazo determinado, ajustándose todo a unos parámetros fijados en el contrato. A cambio de esto recibía una cierta cantidad de dinero por hombre u otras contraprestaciones. Este sistema era también utilizado frecuentemente por el estado para proveerse de víveres, armamento o municiones, pero también se utilizó para abastecerse de hombres. Este sistema, al contrario de lo que se ha pensado tradicionalmente, no solo se empleaba para el reclutamiento de soldados mercenarios en el extranjero, sino que también evolucionó y se empleó para alistar soldados en lugares donde el rey podía utilizar métodos directos de reclutamiento. Aunque en otros países el único método posible para poder reclutar era el asiento, no lo era así en los reinos de la Monarquía Hispánica, pero este sistema tenía unos beneficios, ya que podía llegar a ser más barato y rápido que los métodos oficiales, a la par que la calidad de los reclutas era muy parecida. La corona no solo delegaba su monopolio para reclutar sino que también concedía al asentista el nombramiento de todos o al menos una parte de los oficiales de las nuevas unidades o compañías creadas por este sistema, gracias a diferentes patentes en blanco. Esta contraprestación de poder nombrar cargos militares era una de las más valoradas y pedidas por los empresarios, ya que cedían las patentes a otros que se comprometían a ayudar a la recluta o a financiar la leva. Muchos de los elegidos para estos cargos eran allegados o familiares del propio asentista, otras veces eran hijos de potentados locales que veían en estas levas una importante posibilidad de comenzar sus servicios en el ejército. Durante el reinado de Carlos II encontramos distintos reclutamientos efectuados mediante esta vía, que conforman algo más de una cuarta parte de los reclutados en Castilla y Andalucía para Flandes. Todos ellos corresponden a tres asientos, muy diferentes todos ellos por responder a diferentes modelos. Todos ellos tienen en común el hecho de que solo se encargaban de reclutar hombres y entregarlos en un puerto elegido por la corona, al correr siempre su transporte hasta Flandes a cargo de la Real Hacienda, que curiosamente muchas veces solía emplear a otros asentistas para ello. La gran diferencia entre los tres asientos realizados durante el reinado de Carlos II para nutrir de hombres los tercios españoles de Flandes se encuentra en el uso y nombramiento de los cargos de los oficiales. Mientras que en el asiento realizado por Juan de Miranda no se ofrecían al asentista ningún tipo de patentes en blanco, ya que los capitanes se nombraron por el Consejo de Guerra, no ocurrió lo mismo con el resto que se beneficiaron de todas las patentes en blanco necesarias para formar todas las compañías

34

Irving Anthony A. THOMPSON, Guerra y decadencia. Gobierno y administración en la España de los Austrias, 15601620, Madrid 1981. Francisco ANDÚJAR CASTILLO, El sonido del dinero. Monarquía, ejército y venalidad en la España del siglo XVIII, Madrid 2004; y La privatización del reclutamiento en el siglo XVIII: El sistema de Asientos, en «Studia Histórica. Historia Moderna», 25 (2003), pp. 123-47. Luis A. RIBOT GARCÍA, La Monarquía de España y la Guerra de Mesina (1674-1678), Madrid 2002, pp. 170-5.

– 405 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 406

Antonio José Rodríguez Hernández

comprometidas. De hecho el caballo de batalla en las negociaciones solía ser la concesión de los suplimentos35, ya que siempre la corona intentaba que la mayor parte de los oficiales tuvieran la experiencia necesaria a la hora de cumplir sus funciones para justificarse así misma y evitar el ascenso rápido a sujetos inexpertos y ajenos aun al ejército.

ASIENTOS REALIZADOS EN ESPAÑA PARA FLANDES DURANTE EL REINADO DE CARLOS II:

Tipo de unidad Número de HomVestidos Número de compañías Patente de Maestro de Campo Patente en blanco de Sargento Mayor Patentes de capitanes en blanco Suplimentos para capitanes Suplimentos para alféreces Suplimentos para sargentos Tiempo de recluta

Compañías reclutadas a costade don Juan de la Cerda Ponce de León Compañías sueltas 400 Si

Tercio reclutado por don Francisco del Castillo Fajardo Tercio 1.000 Si

Compañías sueltas 1.500 Solo con calzado y medias

4

10

15

No

Si (para su persona)

No

No

Si

No

4

9

No

No

6

No

¿

8

No

¿

5

No Madrid y sus cercanías, Valladolid,Burgos, Palencia, Segovia, Logroño y otros lugares

Asiento de don Juan de Miranda (1671-72)

2 meses

Lugares

Reino de Sevilla

Reino de Sevilla

Puerto de entrega

Cádiz

Precio

A su costa

Málaga 30 escudos por hombre

Merced a cambio de la recluta a su

Título de Castilla

San Sebastián 19 escudos por hombre

Fuente: A.G.S. G.A. Leg. 2.220, 2.542, 2.544, 2.580 y 2.614. A.G.S. Libro Registro del Consejo de Guerra 365. 35

El suplimento era un documento que eximía a los poseedores de cumplir con el tiempo de servicio estimado en las ordenanzas militares a la hora de desempeñar un cargo de oficial en el Ejército.

– 406 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 407

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

Encontramos una gran diferencia entre los encargados de realizar los reclutamientos y sus motivaciones. Por un lado Juan de la Cerda pretendía gracias a su asiento comprar, sobre todo, un título nobiliario, y pese a que inicialmente pretendía ser nombrado Maestro de campo de una nueva unidad no logró mayores ascensos militares. Este sujeto lo que realmente pretendía era obtener un título de nobleza por lo que la corona no le pagó en dinero sino que le concedió lo pedido a cambio del reclutar a su costa 400 hombres36. En cambio Francisco del Castillo encontró en su asiento una vía de ascenso social y militar. De hecho este militar había servido brillantemente en distintos frentes durante 18 años y llegando hasta el puesto de Sargento mayor de un tercio de caballería del Ejército de Flandes. Gracias a este asiento obtuvo el grado de Maestre de campo, que incluso pudo mantener al reformarse su unidad a su llegada a Flandes al concederle la corona este mismo puesto en uno de los tercios viejos del ejército que acababa de quedar vacante. Pero su carrera militar y social no terminó ahí. Su ascenso nobiliario se produjo pocos años después al conseguir el título de Marqués de Villadarias y en su carrera militar no dejó de ascender, siendo a comienzos de la Guerra de Sucesión Capitán General de Andalucía37. Algo muy diferente ocurrió con la leva que realizó Juan de Miranda entre los años 1671-72 al que podemos denominar un verdadero empresario militar. Este sujeto era además oficial de la corona y se había encargado en varias ocasiones anteriores de realizar distintas levas por asiento, tanto para Flandes como para otros puntos, además de colaborar repetidas veces en la recluta de otras realizadas directamente por la corona. En su asiento se comprometía a reclutar 1.500 hombres en durante el año 1671 en Madrid y sus cercanías, Valladolid, Segovia, Burgos, Palencia, Medina del Campo, La Rioja y otros lugares cercanos. La ventaja de su propuesta era de dos tipos. Por un lado la puramente económica al pedir a cambio de cada hombre reclutado y conducido a su costa a San Sebastián 19 escudos de vellón, aunque por este precio solo se suministraría a los hombres de calzado y medios para realizar sus marchas, teniendo que encargarse la corona de suministrar los vestidos de munición a su llegada a San Sebastián. Esta cantidad era mucho menor de la que costó cada hombre en levas realizadas anteriormente directamente por la corona, en las que se gastaron entre 33 y 36 escudos por hombre. Además este asiento tenía otro beneficio añadido ya que de

35

El suplimento era un documento que eximía a los poseedores de cumplir con el tiempo de servicio estimado en las ordenanzas militares a la hora de desempeñar un cargo de oficial en el Ejército. 36 Apuntamiento de la leva de don Juan de la Cerda, Madrid 7 de diciembre 1683. A.G.S. G.A. Leg. 2.614. Carta del Consejo de Guerra al Marqués de Santa Cruz, Maestro de Campo General de las costas de Andalucía y Gobernador de la plaza de Cádiz, 4 de marzo 1684. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 365 f. 50v. 37 Consejo de Guerra, 8 de diciembre 1681. A.G.S. G.A. Leg. 2.542. Orden de su Majestad, 24 de octubre 1682. Carta del Marqués de Grana, Gobernador de los Países Bajos, 4 de noviembre 1682. A.G.S. Estado Leg. 3.871. Carta del Marqués de Grana, Gobernador de los Países Bajos, 21 de octubre 1682. Consejo de Estado, 19 de noviembre 1682. A.G.S. Estado Leg. 3.873. Relación de servicios de don Francisco del Castillo Fajardo, caballero de la Orden de Santiago y Maestre de campo, 5 de octubre 1684. A.G.S. G.A. Servicios Militares Leg. 19 f. 147.

– 407 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 408

Antonio José Rodríguez Hernández

la leva solo se formarían 15 compañías sueltas, pudiendo elegir la corona a los oficiales encargados de realizarla debiendo socorrerlos también a su cargo. De esta manera se ahorrarían mayores gastos al no formar una nueva unidad y se lograría reclutar los tercios viejos del Ejército de Flandes. Estos claros beneficios y la capacidad de la corona para poder designar la oficialía hicieron que el Consejo de Guerra aceptase la propuesta38. En estas levas la corona daba al asentista todos los papeles necesarios para poder comenzar con la recluta de los hombres, delegando su autoridad, sin que las ciudades pudieran poner ninguna pega. Con la llegada de los capitanes a las ciudades destinadas se entregaban los diversos papeles aportados por el Consejo de Guerra, idénticos a los utilizados en las reclutas efectuadas directamente por la corona, por lo que a raíz de esto se podía comenzar a alistar hombres sin problemas contando además con la ayuda de los propios corregidores y los cabildos39. La gran diferencia de este sistema con respecto al reclutamiento directo era el ahorro experimentado gracias a que los asentistas y sus colaboradores se encargaban directamente de pagar y conducir los hombres, además de ayudar a los capitanes a reclutar los soldados al conocerse bien todos los entresijos del reclutamiento y la zona donde se efectuaba. Debido a esto no era necesario que distintas personas, relacionadas con las ciudades donde se realizaba el reclutamiento, se encargaran de realizar estas acciones, por lo que se ahorraban importantes sueldos. También por este sistema –en el que primaba el beneficio– se minimizaban las pérdidas por fugas y se cuidaba bien de que los no aptos entraran a formar parte de las compañías, ya que al no ser recibidos por los oficiales reales en el puerto de embarque el empresario perdería todo el dinero gastado en estos. Pero el sistema no estaba nunca exento de infracciones, por lo que los abusos también se cometían y la calidad de los reclutados muchas veces dejaba bastante que desear, aunque siempre los alistados eran voluntarios. La corona, en 1671, tras recibir las primeras compañías de la leva realizada por Juan de Miranda hubo de recordar al asentista que la edad mínima de los soldados admitidos en la leva era de 16 años ante el gran número de hombres que no se recibieron al sueldo por ese motivo. Así de la compañía que llegó de la ciudad de Valladolid con 81 hombres, se hubieron de despedir 11 hombres por ser muchachos de 11 a 12 años. De la compañía reclutada por el capitán Fernando Rocafull se despidieron tres por el mismo motivo y otros 7 por enfermos que padecían “achaques incurables”40. 38

Consejo de Guerra, 22 de diciembre 1670. Consejo de Estado, 26 de agosto 1671. Carta sobre las levas a Flandes, Madrid 8 de agosto 1671. Consulta del Presidente de la Hacienda, 21 de junio 1671. A.G.S. G.A. Leg. 2.220. 39 Cartas de justicia emitidas por el Consejo de Guerra, 30 de diciembre 1670. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 224 y ss. A.M.Bu. Libro de Actas del año 1671. Acuerdos del 13 de enero 1671. A.M.Va. Libro de Actas nº 62. Acuerdos del 23 de enero 1671. 40 Carta de don Baltasar Pantoja, Capitán General de la provincia de Guipúzcoa, 10 de marzo 1671. Carta del capitán don Mateo Montero, San Sebastián. A.G.S. G.A. Leg. 2.244.

– 408 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 409

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

Por norma general las levas por este sistema se completaban bastante bien si contaban con la mínima colaboración de la corona41. Esto era debido no solo a la pericia de los asentistas, sino sobre todo a su astucia, ya que siempre reclutaban en zonas donde sabían que encontrarían los voluntarios necesarios, además de los distintos ganchos que utilizaban. Los asientos eran mucho más usuales por esta razón en Andalucía, de ahí que una gran parte de los reclutados por este método para Flandes se levantaran en el Reino de Sevilla, un destino algo inusual para los reclutados en esas latitudes. Todos los asientos realizados en este periodo completaron más o menos el número de hombres pactado con la corona aunque en algún caso suscitaron algún que otro problema. Otro tipo de reclutamiento intermediario a pequeña escala era la formación de compañías a costa de sus propios capitanes. Esta fórmula estaba basada en el ofrecimiento de un particular, muchas veces un alférez reformado, de reclutar una compañía, o al menos una parte de los hombres, a su costa, a cambio de la obtención de la patente de capitán. Esta fórmula encontró su auge sobre todo a partir de la década de 1670 debido al gran número de proposiciones de este tipo y al ahorro que suponían a la Hacienda Real debilitada y en crisis, aunque siempre este reclutamiento fue muy criticado42. Esta nueva vía de ascenso hizo que todos los grados intermedios o particulares sin servicios anteriores con cierto poder económico invirtieran su dinero en este tipo de recluta, ante el claro beneficio económico y la posibilidad de promoción rápida. Durante el reinado de Carlos II hubo distintos particulares que se ofrecieron a levantar alguna de estas compañías a su costa para Flandes, aunque el grueso de las proposiciones siempre se ofrecían para los territorios italianos. La mayoría de las escasas compañías reclutadas para Flandes por esta vía no se llegaron a enviar. Solo una compañía reclutada por esta vía llegó a Flandes. Esta se reclutó en el reino de León durante el invierno de 1675 por don Manuel Rubín de Celis que había ofrecido levantar 100 hombres, de los cuales 30 los alistaría a su costa. A cambio de esto se le concedería la patente de capitán y los suplimentos necesarios para el y el resto de sus oficiales. Estos hombres debían ser voluntarios y fugitivos de los ejércitos, pero sin poder el capitán apremiar a ninguna persona a asentarse en la compañía. La compañía se tardó mucho en reclutar debido a lo poco atractivo que era el servicio voluntario para los naturales del reino, por lo que solo se pudo terminar de formar gracias a la aplicación de vagabundos y malentretenidos que realizó el Corregidor. En total solo se embarcaron desde los puertos gallegos con destino Flandes cuatro oficiales y 77 soldados43.

41 42

Sobre todo si esta no suministraba el dinero pactado con el asentista en el tiempo estimado. Francisco Ventura de la SALA Y ABARCA, Después de Dios la Primera obligación y glosa de ordenes militares, Nápoles 1681, pp. 89-93. 43 Consejo de Guerra, 7 de agosto y 9 de diciembre 1675. A.G.S. G.A. Leg. 2.325. Copia de la Patente del capitán don Manuel Rubín de Celis, 18 de julio 1676. A.G.S. G.A. Leg. 2.371. Cartas de los ministros del sueldo de la Coruña, 18 y 26 de julio 1676. Relación de la infantería que paso a los estados de Flandes el día 22 del corriente de julio en la fragata nombrada San Joseph de Ostende, 26 de julio 1676. A.G.S. G.A. Leg. 2.371.

– 409 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 410

Antonio José Rodríguez Hernández

COMPAÑIAS DE INFANTERÍA RECLUTADAS EN LA CORONA FLANDES DURANTE EL REINADO DE CARLOS II

DE

CASTILLA

PARA

En una ocasión también se enviaron a Flandes tropas veteranas, aunque no era muy normal. Ante la gran crisis acaecida tras la invasión francesa de los Países Bajos de 1667 se intentó mandar a Flandes tropas españolas lo más rápidamente posible, por lo que se ordenó el envió de uno de los tercios de la Armada. Se eligió enviar el tercio veterano de Joseph García de Salcedo, pero estaban muy debilitado por lo que fue necesario agregar otros soldados de la Armada y otros hombres reclutados por los prelados andaluces. Al final se envió a Flandes con 904 plazas, muchas de ellas de oficiales44.

LA APORTACIÓN DE LA NOBLEZA Y EL CLERO CASTELLANO. La nobleza y el clero aportaron ocasionalmente algunos hombres a Flandes, pero su aportación fue escasa y ocasional. A finales de 1667 se pidió a distintos nobles y prelados eclesiásticos que sirviesen a la corona reclutando a su costa algunas compañías. La idea de esta petición a los grandes poseedores de jurisdicciones sobre importantes territorios era el intentó de establecer “una leva universal en todas partes” para poder asistir lo más brevemente posible al gran apuro que había supuesto la invasión francesa de los Países Bajos en mayo de 1667. La guerra había pillado por sorpresa a gran parte del alto mando hispano que aun se lamentaba de la imposibilidad que suponía para la Monarquía Universal su incapacidad de someter al país vecino y el poco fruto que se había tenido con todas las campañas emprendidas para ello. La corona ese año había calculado que necesitaba movilizar para reforzar los ejércitos de

44

Junta de Armadas, 2 de febrero 1668. Relación de los oficiales mayores, oficiales y soldados de los tercios de los Maestros de campo don Joseph García de Salcedo y don Jacinto Suardo y Mendoza, que de orden del Duque de Veraguas se embarcan para Flandes, Cádiz 15 de marzo 1668. A.G.S. G.A. Leg. 3.506.

– 410 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 411

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

Flandes, Milán y Cataluña, alrededor de 20.000 hombres en la península, por lo que las vías normales de reclutamiento apenas podrían llegar a cumplir con una cuarta parte de las necesidades. Ante estas expectativas la corona pretendía intensificar el reclutamiento de todas las formas posibles, creyendo que la nobleza y el clero podrían ayudar a conseguirlo45. No se pedía que los nobles a la cabeza de sus vasallos salieran a combatir a cualquiera de los frentes, sino que ejercieran una función de reclutadores de hombres en sus propios estados para que algunos de sus vasallos se alistasen en los ejércitos convencidos por sus señores. Lo que se buscaba era la intensificación del reclutamiento a través de distintos agentes, para llegar a completar todos los hombres que se querían reclutar. Con estas aportaciones se formarían compañías reclutadas a costa de las haciendas nobles para servir como profesionales en alguno de los frentes de guerra. Para que los nobles realizaran esta función reclutadora se les dieron distintas facilidades y compensaciones, siendo la principal de ellas la concesión de las patentes en blanco para que ellos mismos eligieran los mandos de las compañías. Incluso se llegó a proponer en el Consejo de Guerra que a cada noble que reclutase 100 hombres se le compensase con 4.000 ducados como una ayuda para pagar a sus diferentes acreedores, algo que finalmente no hizo falta llevar a la práctica ante la negativa de casi todos46. Muchos de los nobles ni siquiera llegaron a contestar sobre los servicios pedidos. Otros se excusaron de poder realizar el servicio porque en sus estados ya se había realizado distintas levas en años anteriores, o porque sus vasallos servían en diferentes milicias fronterizas y estaban todos quintados para ellas, como ocurría con los estados del Conde de Benavente que acudían todos los años a la frontera de Puebla de Sanabria o a la de Ciudad Rodrigo47. Solo el Condestable de Castilla aceptó realizar el servicio de reclutar una compañía en sus estados a su costa para el Ejército de Flandes. La leva corrió a cargo de sus criados, ya que por aquel entonces se encontraba en Galicia asistiendo a las funciones de Capitán General. El método seguido para realizar la recluta fue mediante un repartimiento general en sus estados, entre los que se repartieron los 100 hombres que debían formar la compañía. Todos los gastos del reclutamiento, vestido y conducción de los hombres se pagaron por cuenta del Condestable, que entregó los hombres en San Sebastián. Los informes aportados por el Maestre de Campo de la unidad donde se agregó la compañía afirmaban que la tropa

45

Carta del Consejo de Guerra al Duque de San Germán, Virrey de Navarra y Capitán General de la provincia de Guipúzcoa, para el servicio de la gente y embarcaciones para pasar a Flandes, 25 de octubre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 171 y ss. Consejo de Guerra, 16 de diciembre 1667. Carta del Comisario don Diego Sarmiento, 11 de septiembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.132 y 2.136. 46 Carta de don Diego Sarmiento, 11 de septiembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.136Consejo de Guerra, 16 de diciembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.132. 47 Carta del Conde de Benavente, 25 de noviembre 1667. Reunión del Consejo de Guerra en el Palacio del Marqués de Aytona, 15 de diciembre 1667. AG.S. G.A. Leg. 2.132 y 2.160.

– 411 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 412

Antonio José Rodríguez Hernández

era de muy buena calidad, por lo que la corona al ver cumplido el servicio dio formalmente las gracias al Condestable48. El clero respondió de una manera diferente, ya que por lo que sabemos, la mayoría aceptaron servir de alguna manera, en especial el clero y las ordenes religiosas del reino de Galicia. En Andalucía también el obispado de Córdoba y el Arzobispado de Sevilla se encargaron de reclutar cada uno una compañía de 100 hombres, que se enviaron a Flandes con el tercio veterano de la Armada de don Joseph García de Salcedo. Solo se negó a realizar algún servicio el obispado de Málaga49.

EL

RECLUTAMIENTO EN EL REINO DE PILONES, SERVICIOS Y REPARTIMIENTOS

GALICIA: VOLUNTARIOS, SOLDADOS

Factores tan importantes como la demografía y la geografía marcarán el reclutamiento realizado en Galicia y harán que, tras el paréntesis de la guerra con Portugal, tenga mayormente por destino Flandes. Ya con anterioridad durante la primera mitad del siglo XVII desde Galicia habían salido para Flandes gran número de hombres en distintas expediciones. Un memorial enviado por la Junta del reino al rey nos informa que desde 1626 a 1642 el reino había enviado a Flandes 24.000 infantes según las listas de embarque. Una cifra quizá algo exagerada pero que nos informa de su elevada aportación50. Durante el enfrentamiento con Portugal esporádicamente también se realizaron distintas levas a Flandes, aunque su cuantía no fue demasiado elevada al mantenerse en el reino un ejército casi exclusivamente formado por soldados gallegos. El modelo de reclutamiento empleado en el reino de Galicia era diferente al empleado en el resto de Castilla, ya que en el reino la obtención de voluntarios era muy difícil de conseguir. Los naturales del reino por norma general estaban siempre muy poco dispuestos a salir de sus casas como soldados. Aunque la emigración por esas fechas era abundante, eran pocos los que optaba directamente por la vida militar. Esto contrasta con el hecho de que en las levas realizadas en el resto del reino de Castilla, y sobre todo en la meseta norte, un buen número de los reclutados eran emigrantes gallegos. Una parte de estos se alistaban voluntarios intentado encontrar así nuevas opciones para salir de la pobreza y encontrar un futuro más prometedor que

48

Consejo de Guerra, 17 de noviembre 1667. Carta desde Briviesca, 3 de febrero 1667. Carta del Maestre de campo don Francisco Antonio de Agurto, San Sebastián 9 de febrero 1668. AG.S. G.A. Leg. 2.131 y 2.190. Carta del Consejo de Guerra al Condestable de Castilla, 9 de febrero 1668. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 300 f. 11. 49 Patentes en blanco para las compañías del Arzobispado de Sevilla, obispados de Málaga y Córdoba, 25 de noviembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 188v. Carta del Obispo de Córdoba, 23 de diciembre 1667. Consejo de Guerra, 16 de enero 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.160 y 2.161. Carta del Duque de Veraguas, Capitán General de las Costas de Andalucía, Cádiz 2 de febrero 1668. A.G.S. G.A. Leg. 3.506. 50 Memorial impreso del reino de Galicia al Rey en relación de los servicios que ha realizado el reino. Biblioteca Nacional Española, manuscrito (en adelante: B.N.E. Mss) 2.384. Sin fechar, aunque se piensa que fue entre 1653-56.

– 412 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 413

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

el de ser la clase baja de las ciudades castellanas, mientras que otros eran aplicados a las levas por las autoridades locales por ociosos51. Todas las levas voluntarias que se produjeron en el reino durante esta época tuvieron un escaso éxito. De hecho en la primera aportación exterior de hombres realizada en el reinado de Carlos II apenas se pudieron cumplir los objetivos. De las ocho compañías que se mandaron reclutar en las ciudades del reino para Flandes entre 1667-68, solo cuatro realmente estaban compuestas por voluntarios, ya que el resto de los hombres eran forzados y soldados aplicados de los tercios pilones52. El reclutamiento de los tercios del Conde de Amarante y del Marqués de Arcos y Tenorio en la década de 1670, no fueron una excepción a esta norma, y escasamente consiguieron reclutar voluntarios. El primero solo se pudo formar y enviar a Flandes gracias a la consecución de un servicio realizado por el reino, mientras que la leva del Marqués de Arcos Tenorio, tras arbolar 12 banderas en todo el reino durante cerca de 11 meses, apenas pudo conseguir enviar a Flandes 353 plazas en cuatro compañías, ocasionando unos gastos enormes53. Tampoco las cosas cambiaron en la década siguiente y el Conde de Grajal solo logro alistar 350 voluntarios después permanecer reclutando en el reino más de cinco meses54. La excepción la encontramos en 1683, ya que en ese año se pudieron reclutar las dos compañías de voluntarios pretendidas por la corona a cargo dos capitanes que llegaron de Flandes sin necesitar demasiados meses. Aunque hay que tener en cuenta que hacía años que no se realizaban otras reclutas y que apenas salieron del reino 200 hombres55. En anteriores ocasiones la corona se había enfrentado a ese problema de falta de voluntarios. Desde 1664 se había intentado sucesivamente que en el reino se reclutaran hombres para Flandes, pero siempre las indagaciones realizadas informaban que la única vía para ese cumplimiento sería a través del repartimiento. Un método por el que la corona mostraba grandes escrúpulos ante las quejas que ocasionaría forzar a la población a salir de sus casas para servir en Flandes, por lo que no se puso en práctica56. Pero la situación

51

Al menos un 14% de los alistados en una compañía en Valladolid en 1668 eran jóvenes gallegos que no pasaban de los 28 años: Traslado de la muestra y marcha de la compañía de infantería española del capitán don Juan de Echandia, Valladolid, 3 de abril 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.190. 52 Informe del veedor del reino de Galicia, 22 de noviembre 1681. A.G.S. G.A. Leg. 2.581. 53 Informe del veedor del reino de Galicia, 22 de noviembre 1681. A.G.S. G.A. Leg. 2.581. Tanteo y relación con cargo y data del dinero que de orden de su Majestad se ha remitido y entrado en poder a distribución del señor Conde de Aranda para los gastos de las levas de infantería, 13 de septiembre 1676. Carta del conde de Aranda, Gobernador del reino de Galicia, 23 de agosto 1676. A.G.S. G.A. Leg. 2.370 y 2.371. 54 Carta del Consejo de Guerra al Marqués de Villafiel, Gobernador del reino de Galicia, 8 de julio y 26 de agosto 1680. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 365. Carta del Marqués de Villafiel, Gobernador del reino de Galicia, 22 de septiembre 1680. Consejo de Guerra, 7 de octubre 1680. Relación de los oficiales de primera plana mayor del tercio del Maestre de campo Conde de Grajal, Coruña, 17 de septiembre 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.479. Carta del secretario don Crispín Botello, Bruselas 4 de diciembre 1680. A.G.S. Estado Leg. 4.102. 55 Consejo de Guerra, 1 de septiembre y 22 de octubre 1683. A.G.S. G.A. Leg. 2.580 y 2.583. Cartas del Marqués de Grana, Gobernador de los Países Bajos, 8 de septiembre y 3 de noviembre 1683. Relación inclusa de la gente que se ha levantado en Galicia, Burgos y Santo Domingo de la Calzada. A.G.S. Estado Leg. 3.873. 56 Consejo de Guerra, 4 de abril 1664 y 23 de julio 1665. A.G.S. G.A. Leg. 2.053 y 2.085. Consejo de Estado, 8 de agosto y 6 de septiembre 1665. A.G.S. Estado Leg. 2.104. Carta del Consejo de Guerra al Condestable de Castilla, gobernador de Galicia, 25 de marzo 1666. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 294 f. 96.

– 413 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 414

Antonio José Rodríguez Hernández

cambió debido a la invasión francesa de los Países Bajos en mayo de 1667, ahora la necesidad era acuciante. La vía más rápida que se vio para intentar sacar al menos 1.000 hombres era apresar a todos los criados de las personas particulares del reino a través de distintos ministros. Pero este método resultaba violento e incapaz de abarcar todas las jurisdicciones, por lo que se optó por el reclutamiento de voluntarios. Para ello se arbolarían ocho banderas en las siete ciudades del reino y en la villa de Pontevedra para captar al menos 800 hombres57. Pero el Condestable de Castilla, tras su experiencia en el ejército de Galicia, escribió al Consejo de Guerra sobre la dificultad de realizar esta leva voluntaria, afirmando que ni dando 50 reales a cada soldado se conseguiría que saliera algún hombre58. Por este motivo era necesario encontrar otras vías para intentar sacar más hombres del reino. Una de las fórmulas planteadas en esa ocasión era la intervención de la nobleza, la iglesia y comunidades religiosas del reino, para que reclutasen hombres y formasen algunas compañías a su propia costa. Esto era algo que ya se había realizado con éxito anteriormente para hacer otro socorro a Flandes en 1631. En ese año gracias a la intervención de los prelados y títulos del reino, que sirvieron aportando distintas compañías, se embarcaron más de 1.200 hombres para Flandes59. De esta manera se pidió, de nuevo en 1667, la aportación de una compañía de 100 hombres a los grandes nobles con posesiones en Galicia, además de una compañía al arzobispado de Santiago y a las órdenes monásticas de San Benito y San Bernardo. Mediante estos servicios se pretendían enviar un buen número de hombres a Flandes, pero la contestación de la nobleza fue escasa y ninguna casa noble se comprometió a reclutar hombres, alegando la cantidad de esfuerzos que habían soportado en la reciente guerra contra Portugal. La iglesia, en cambio, se mostró más cooperativa y entre sus aportaciones se pudieron componer otras tres compañías, que se formaron al quintar el número de hombres pedidos entre los lugares jurisdiccionales de la iglesia. Todos los gastos del reclutamiento se pagaron también a su cargo, pudiendo esta elegir los oficiales de las compañías que se formarían de sus vasallos, para facilitar así el servicio60. Pero apenas esto bastaba por ese año, ya que con todo a penas se habían podido reclutar algo más de 1.100 hombres en el reino hasta marzo de 1668, por lo que era necesaria una mayor aportación. Así la reina gobernadora instó al Condestable de Castilla, Gobernador del reino, para que sacara del ejército de Galicia todos los

57

Carta de don Diego Sarmiento, 11 de septiembre 1667. Consejo de Guerra, 14 de septiembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.136. Carta del Consejo de Guerra al Condestable de Castilla, Capitán General de Galicia, 29 de septiembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 307 f. 54. 58 Cartas del Condestable de Galicia, Gobernador del Reino de Galicia, 1 y 21 de octubre 1667. A.G.S. Estado Leg. 2.686. 59 Carta de don Diego Sarmiento, 11 de septiembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.136. María del Carmen SAAVEDRA VÁZQUEZ, Galicia en el Camino de Flandes, Coruña 1996, pp. 157-60. José ALCALÁ-ZAMORA Y QUEIPO DE LLANO, España, Flandes y el Mar del Norte (1618-1639). La última ofensiva europea de los Austrias madrileños, Barcelona 1975, pp. 331-4. 60 Cartas del Consejo de Guerra al Condestable de Castilla, Capitán General de Galicia, 20 de octubre y 15 de noviembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 307 f. 65 y 89v. Carta de don Diego Sarmiento, 11 de septiembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.136.

– 414 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 415

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

soldados de infantería de los tercios de pilones y la caballería que fuera posible, atendiendo a su veteranía y a lo bien que en anteriores ocasiones habían servido los gallegos en Flandes. Todos ellos se embarcarían desde el reino y acompañarían al nuevo gobernador de los Países Bajos: Don Juan de Austria61. Toda la caballería española del ejército se pensaba enviar a Flandes. Pero la medida suscitó una enorme reticencia en los soldados y oficiales implicados, que tanto unos como otros abandonaron en gran número sus puestos. De hecho tras darse la orden más de 1.000 hombres faltaron de las 27 compañías de caballería que había en el reino. Se intentó que muchos volvieran a sus puestos al permitir a los casados quedarse en el reino e imponer fuertes penas a los fugitivos, pero esto nada cambió la situación por lo que apenas pudieron enviarse 650 plazas a Flandes62. La infantería del ejército estaba formada por los tercios de pilones que se habían creado años antes a raíz del enfrentamiento con Portugal. En ellos servían algunos soldados voluntarios, pero la mayoría de sus componentes eran hombres que habían sido sorteados por las autoridades locales para formar parte del ejército que defendía la frontera. A cambio de este servicio los soldados cobraban media paga y recibían diariamente pan de munición. Su reemplazo se efectuaba anualmente debido a las deserciones y a la continua falta de soldados. Estos hombres por tanto no eran unos simples milicianos y podrían ser considerados unos semiprofesionales, más que unos soldados profesionales63. A pesar de la condición de forzados que tenían estas unidades, desde la corona se alegó que estos eran hombres pagados por la real hacienda por lo que esta podía disponer de ellos para enviarlos a donde fuera menester. La ejecución de estas órdenes era complicada, pero con mucho acierto y mano izquierda el Condestable de Castilla se las arregló para conseguir que un gran número de estos hombres se enviaran a Flandes en ese año. La vía elegida fue convocar con cierto disimulo a todos los hombres a la frontera con Portugal con el pretexto de que se estaba ajustando la paz. En abril la flota francesa intentó destruir la pequeña escuadra de nueve navíos que había conducido desde Cádiz hasta Vigo el Marqués de Villafiel para hacerse cargo del transporte a Flandes de Don Juan y de todos los hombres posibles. Con motivo de esta acción varios de los tercios pilones fueron convocados para defender Bayona y Vigo ante un posible desembarco, pero tras la retirada

61 Carta del Consejo de Guerra al Condestable de Castilla, Capitán General de Galicia, 28 de febrero 1669. A.G.S. Libro

Reg. del Consejo de Guerra 307 f. 136. Carta de don Diego de la Torre, 24 de febrero 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.161.

62 Carta del Consejo de Guerra al Condestable de Castilla, Capitán General de Galicia, 13 de agosto 1668. A.G.S. Libro

Reg. del Consejo de Guerra 304 f. 22. Consejo de Guerra, 11 de julio 1668. Relación de los oficiales reformados y soldados de las compañías de caballos corazas españolas del ejército de Galicia…, 12 de junio 1668. Relación de los oficiales, vivos y reformados de las tropas del trozo de Galicia que servían en el ejército que no han pasado a Flandes, 15 de junio 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.164. Consejo de Guerra, 24 de mayo 1669, con la carta inclusa: Relación del dinero remitido y aplicado a las levas que se levantó en el reino de Galicia, Pontevedra, 12 de abril 1669. A.G.S. G.A. Leg. 2.194. 63 Resumen de lo resuelto sobre la formación de los diez tercios de Milicias de Galicia, 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.159. También ha tratado el tema Antonio EIRAS ROEL, Las Juntas del Reino de Galicia y la fase final de la Guerra de Portugal, en Actas de las Juntas del Reino de Galicia, Tomo VIII, 1666-1677, Santiago de Compostela 2001, pp. 4-34.

– 415 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 416

Antonio José Rodríguez Hernández

de la flota enemiga se embarcaron para Flandes cerca de 4.000 componentes de estos tercios. En concretó se enviaron tres tercios enteros y 33 compañías de infantería del resto y de algunas guarniciones, formadas en su mayor parte por hombres solteros y jóvenes con ninguna carga familiar. Con la llegada de esta expedición se transplantaron a Flandes dos tercios compuestos exclusivamente por gallegos, los de don Fernando Valladares y don Pedro Aldao, que subsistieron en ese ejército durante la mayor parte de este periodo64. Tras el éxito de la aplicación de soldados pilones a Flandes, pocos años después, se volvió a intentar transplantar este servicio ofrecido por el reino para su propia defensa al Ejército de Flandes. Pero la corona encontró que en 1671 apenas quedaban ya hombres en estos tercios, además de que el reino no veía con buenos ojos este servicio, ya que se le pedía aportar otros 4.000 hombres, por lo que sería necesario volver a repartir esa cantidad en todo el reino. La corona ante la negativa moderó su petición a solo 2.600 hombres que serían sorteados entre las pilas bautismales del reino, intentando además que una parte de los enviados fueran huidos de los ejércitos, ociosos y maleantes de los pueblos, para evitar así la salida de más hombres útiles65. Pero tras el paso de los meses en el reino no se encontraban demasiados fugitivos y se veía improbable poder alcanzar el número de hombres previsto, por lo que se volvió a moderar el servicio pidiendo ya solo 1.000 hombres que serían repartidos entre las parroquias de las siete provincias según su población. Algunas provincias intentaron negarse a participar, aunque finalmente todas colaboraron aportando algunos hombres más de los que incluso las tocaban. En total se pudieron embarcar a Flandes unos 1.100 hombres, haciéndose cargo el propio reino de sus gastos de reclutamiento y conducción hasta el puerto de la Coruña, ofreciendo además un donativo económico a la corona de 40.000 escudos66. Ante la falta de voluntarios en el reino de Galicia se tenían que usar otras fórmulas distintas a las empleadas en el resto de Castilla para poder reclutar hombres. Sin la colaboración del reino la leva siempre era difícil. Esta colaboración se concentraba sobre todo en la concesión de algún servicio a la corona en hombres, algo que siempre exigía quintar a una parte de la población. En los servicios los representantes del reino ofrecían al rey reclutar cierto número de hombres, muchas veces a cambio de algo, como el

64

Carta del Condestable de Castilla, Gobernador del Reino de Galicia, 11 de marzo 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.162. Consejo de Guerra, 24 de mayo 1669, con la carta inclusa: Relación del dinero remitido y aplicado a las levas que se levantó en el reino de Galicia, Pontevedra, 12 de abril 1669. A.G.S. G.A. Leg. 2.194. Carta del Marqués de Villafiel, Vigo 17 de abril 1668. A.G.S. G.A. Leg. 3.506. Consejo de Estado, 26 de julio 1668. A.G.S. Estado Leg. 2.687. 65 Proposición del Conde de Monterrey, 1 de julio 1671. Cartas de don Diego Sarmiento, 18 de agosto, 5 y 25 de septiembre 1671. Consejo de Estado, 26 de agosto 1671. A.G.S. G.A. Leg. 2.220. 66 Carta del Consejo de Guerra al Arzobispo de Santiago, Gobernador en interinidad del Reino de Galicia, 15 de enero 1672. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 316 f. 78. Carta del Arzobispo de Santiago en la que se incluyen las relaciones del gasto que de la leva a Flandes, 4 de septiembre 1672. Informe del veedor del reino de Galicia, 22 de noviembre 1681. A.G.S. G.A. Leg. 2.284 y 2.581. Voto del regidor-procurador de Santiago sobre la prórroga del servicio de millones y otros solicitada por el monarca. Vigo 20 de julio 1679. Documento 116-D. Actas de las Juntas del Reino de Galicia, Tomo IX, 1677-1679, Santiago de Compostela 2001.

– 416 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 417

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

encabezamiento de las rentas reales del reino que pidieron en 1674. Para esto era importante la Junta del reino de Galicia, pero no siempre era esencial ya que en ocasiones el reino aportó hombres sin necesidad que la junta se reuniera como ocurrió en 1672 o 1684, negociando directamente la corona con las diversas provincias. Esto es lo que ocurrió entre 1673-74, ya que tras intentarse la recluta de un tercio de 1.000 voluntarios a cargo del Conde de Amarante solo se pudo completar gracias a la colaboración del reino ante la carencia de voluntarios67. En las juntas del reino celebradas en el mes de octubre de 1673 los distintos representantes del reino y las provincias tomaron cuenta de las aparentes ventajas que tendría la concesión, por parte de la corona, de los encabezamientos de las rentas cobradas en el propio reino. A cambio de la concesión se ofrecía al rey un donativo económico de 80.000 escudos y servicio de 1.000 hombres en un tercio para Flandes. Gracias a esto los habitantes del reino no solo evitarían las extorsiones ejecutadas por los arrendatarios de esas rentas, sino que incluso se evitaría la presión económica, ya que con el cobro directo de estos impuestos habría dinero suficiente para poder pagar el donativo económico ofrecido e incluso sobraría68. Este método en el que el reino ofrecía servir con hombres y dinero a cambio de una concesión real no va a ser una novedad. Algo muy parecido ocurrió años después en 1676 en el que el reino sirvió con un tercio de 1.000 hombres a cambio de conceder los tanteos sobre diversos impuestos reales cobrados por la corona en el reino, como el tanteo de las rentas del reino, las alcabalas, sisas, por cientos de rentas y el fiel medidor, entre otros, por lo que se valdría de estos para el pago de los costes de la leva y el pago de un donativo económico de 100.000 escudos.G De m ycn agrm id s.tabeiaítorsre eln astreolnacrse siveo retirarían todas las banderas que había arboladas en las ciudades del reino, por lo que se cesarían los gastos y molestias a las distintas poblaciones, a la par que se anularían las órdenes dadas en el reino para que se remitieran a Flandes todos los ociosos, malentretenidos y fugitivos de los ejércitos que se encontraran en todas las provincias69. Mediante estas fórmulas el reino conseguía la concesión de algunas pretensiones a la par que la corona obtenía soldados para sus ejércitos. Pero en este sistema la mayor parte de los soldados obtenidos no eran voluntarios sino forzados. Cuando el

67

Carta del Consejo de Guerra al Conde de Aranda, Gobernador y Capitán general de Galicia, 6 de diciembre 1673. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 325 f. 80. Carta del Conde de Aranda, Gobernador y Capitán general de Galicia, 9 de enero 1674. A.G.S. G.A. Leg. 2.242. 68 Junta del Reino de Galicia, 22 de octubre 1673. Documento 57-D. Actas de las Juntas del Reino de Galicia, Tomo VIII, 1666-1677, Santiago de Compostela 2001. 69 Cartas del Consejo de Guerra al Conde de Aranda, Capitán general de Galicia, 18 de julio y 17 de octubre 1676 y carta a la Junta, diputados, caballeros y hombres buenos del reino de Galicia, 8 de diciembre 1676. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 336 f. 87, 145 y 183. Carta del Conde de Aranda, Capitán general del reino de Galicia, 1 de marzo 1676. Consejo de Guerra, 16 de noviembre 1676. Carta del reino de Galicia a la reina gobernadora, 11 de noviembre 1676. Carta de la provincia de Mondoñedo, 4 de agosto 1676. A.G.S. G.A. Leg. 2.347, 2.374 y 2.371. Copia del pliego dado por don Álvaro de Losada Ribadeneira solicitando al Consejo de Hacienda en Sala de Millones la concesión al Reino de Galicia del tanteo de las sisas de los servicios de 24 millones y ocho mil soldados en las mismas condiciones en que las llevaba arrendadas don Diego Caballero, Madrid 6 de abril 1675. Documento 14-D. Actas de las Juntas del Reino de Galicia, Tomo VIII, 1666-1677, Santiago de Compostela 2001.

– 417 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 418

Antonio José Rodríguez Hernández

reino ofrecía algún servicio solo se comprometía a encargarse de repartir el número de hombres estipulado entre las diferentes provincias, para que estas se encargasen de cumplir con el cupo de hombres repartiéndolo en todos los lugares de su jurisdicción según su población. De hecho el propio reino equiparaba el reclutamiento forzoso, a través de los repartimientos, al voluntariado, alegando que este la generaba incluso menos molestias70. En los servicios salían del reino sobre todo hombres jóvenes de procedencia rural solteros, preferiblemente desocupados y con pocos recursos, ya que los más afortunados siempre podían encontrar un sustituto. Algo que no suscitaba demasiadas quejas ante el excedente poblacional del reino del que se hicieron eco siempre los diversos gobernadores. Mediante esta fórmula además la oligarquía consigue imponerse igualmente sobre el conjunto de la población y perdona a sus allegados y deudores castigando a sus enemigos, a la par que se aprovecha de las patentes en blanco que la corona entrega para los puestos de todos los oficiales de las nuevas unidades. Mediante estas concesiones los regidores y representantes de las provincias, los que deben aceptar o denegar los servicios, obtienen sus diversos premios a sus servicios y además benefician a sus allegados con los nombramientos de nuevos cargos de oficiales, que gracias a los suplimentos son nombrados sin necesitar de servicios anteriores, comenzando así su carrera militar. Mediante este sistema en 1689 se pudieron enviar a Flandes algo menos de 3.000 hombres en tres tercios de nueva formación. Desde el primer momento el reino se mostró reticente a la realización del servicio alegando estar falto de población, pero la concesión de la formación de nuevas unidades de las que el reino podría nombrar todos los cargos allanaron el camino, y los notables aceptaron servir a la corona beneficiándose de los nombramientos71. La mayor reticencia del reino en cuanto a la concesión de una leva la vemos poco después, entre los años 1691-92. Desde principios de 1691 se intentó la realización de una recluta de hombres en el reino para reclutar los tercios que habían salido dos años antes. Pero el Conde de Puñoenrostro topó con la negativa de las ciudades del reino de repartir los 500 hombres que se las pidió, excusándose en las Juntas del reino a colaborar con la parte que las tocaba en la recluta. Esta negativa fue contestada enérgicamente desde Madrid alegando que el rey era el único que podía decidir cuando y como se realizaban las levas, además de ser el único que tenía derecho a quintar soldados. De esta manera se barajaron distintas fórmulas para poder realizar el reclutamiento a cargo del gobernador como se

70 71

Consejo de Guerra, 21 de enero 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.476. Consejo de Estado, 27 de marzo 1691. Carta del Conde de Puñoenrostro, Gobernador del reino de Galicia, 12 de diciembre 1691. A.G.S. Estado Leg. 4.171. Junta del reino de Galicia, 31 de marzo y 1 de abril 1689. Documentos 52-A y 53-A. Real cédula convocatoria de Junta de Reino para tratar de la leva de tres mil hombres para Flandes solicitados a Galicia, Buen Retiro 28 de febrero 1689. Documento 9-B. Propuestas del Reino al Gobernador-Capitán General en razón de la leva de tres mil soldados para Flandes que se está llevando a cabo, La Coruña 2 de abril 1689. Documento 282-D. Actas de las Juntas del Reino de Galicia. Tomo X: 1679-1689, Santiago de Compostela, 2002. También ha tratado el tema Antonio EIRAS ROEL, Las Juntas del Reino de Galicia en la década de 1680, en Actas de las Juntas del Reino de Galicia, Tomo X, 1679-1689, Santiago de Compostela 2002, pp. 25-8.

– 418 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 419

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

solían realizar las levas de marinería a cargo de los oficiales de la Armada72. Finalmente se pudo llegar a un acuerdo con las ciudades, que tuvieron que ceder, encargándose estas del reclutamiento a cambio del nombramiento de los capitanes. Incluso la corona decretó distintas penas contra los regidores de las ciudades que más habían luchado para que el servicio no se concediese73. Esto nos demuestra que la corona no necesitaba la aprobación del reino para decretar una leva, pero si su colaboración para que gracias a sus ministros se pudiera lograr quintar equitativamente a la población y conseguir la mayor aportación humana posible. EL RECLUTAMIENTO EN LAS ISLAS CANARIAS En las Islas canarias también se va a realizar por parte de la corona una actividad reclutadora pese a su reciente conquista y poblamiento. Pero el esfuerzo militar de las islas hasta el momento en la bibliografía ha sido definido como escaso74. Esto si bien es cierto es siempre matizable, ya que la lejanía de las islas con respecto a la península y la decadencia militar y naval de España conforme avanza el siglo XVII, harán que los gobernantes teman un descontento generalizado en el archipiélago que pudiera favorecer de alguna manera una invasión enemiga. Por ello las islas van a ser un lugar donde el reclutamiento por parte de la corona sea escaso, a pesar de que se extendió durante la segunda mitad del siglo, pero nunca llegando a números dramáticos de hombres reclutados. La necesidad de que las islas se mantuvieran fieles y bien defendidas ante cualquier invasión o ataque corsario va a ser siempre más importante para los intereses de la corona que la posibilidad de reclutar grandes contingentes de hombres. Pese a este contexto durante el reinado de Carlos II se reclutaron en el archipiélago canario, a pesar de la distancia, más de 2.000 hombres para Flandes. Esto no era novedad de este periodo, ya que a partir de 1635, con el nuevo enfrentamiento con Francia, se había comenzado a extender el reclutamiento en las islas, que en el reinado del último de los Austrias este se intensifica. Ya en 1639 salió de las islas un tercio para Flandes, algo que se volverá a repetir en 165475. A partir de la década de

72

Cartas del Conde de Puñoenrostro, Gobernador del reino de Galicia, 20 de julio, 12 de agosto y 12 de diciembre 1691 y 8 de marzo 1692. Consejo de Estado, 9 de julio 1691 y 29 de febrero 1692. A.G.S. Estado Leg. 4.171. Antonio EIRAS ROEL, Las Juntas del Reino de Galicia en la década de 1680, en Actas de las Juntas del Reino de Galicia, Tomo X, 1679-1689, Santiago de Compostela 2002, p. 27. 73 Carta del Conde de Puñoenrostro, Gobernador del reino de Galicia 12 de diciembre 1691. Consejo de Estado, 29 de febrero 1692. A.G.S. Estado Leg. 4.171. Consejo de Guerra, 16 de enero 1692. A.G.S. G.A. Leg. 2.885. 74 Antonio DOMÍNGUEZ ORTIZ, Prologo, in José Miguel RODRÍGUEZ YANES, Tenerife en el Siglo XVII, Santa Cruz de Tenerife 1992, pp. 16-7. De igual modo el estudio del reclutamiento en las islas ha sido definido como escaso para esta época: Juan Manuel SANTANA PÉREZ y José Antonio SÁNCHEZ SUÁREZ, Emigración por reclutamientos. Canarios en Luisiana, Las Palmas 1992, pp. 29-30. 75 Joseph DE VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia de Canarias, Tomo II, Madrid 1978, p. 102. Juan Manuel SANTANA PÉREZ y José Antonio SÁNCHEZ SUÁREZ, Emigración por reclutamientos. Canarios en Luisiana, Las Palmas 1992, p. 77. Antonio RUMEU DE ARMAS, Piratería y ataques navales contra las Islas Canarias, 3 vols, Madrid 19471950, tomo I, p. 685. Relación de servicios de don Francisco Dávila Orejón y Gastón. A.H.N. Estado Leg. 1.623.

– 419 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 420

Antonio José Rodríguez Hernández

1660 las peticiones de reclutas se intensifican aunque no tanto su cumplimiento. Durante este periodo se pide para Flandes la leva de cuatro tercios diferentes y la recluta de uno de ellos, pero no todos los hombres pedidos por la corona se terminaron enviando ni todas las levas tuvieron éxito. De hecho el primer intentó de este periodo de realizar la leva de un tercio para Flandes, por don Andrés Valcárcel en 1664, se salda con un terrible fracaso motivado porque hacia menos de un año que se había reclutado un tercio para Extremadura. Después de distintos intentos a penas se pudo conseguir la recluta de 20 hombres voluntarios que se aplicaron a la Armada76. En cambio el resto de las peticiones cursadas tuvieron un mayor cumplimiento aunque nunca se alcanzó el número de hombres pedido por la corona. Este reclutamiento insular tenía distintos factores que influyeron notablemente en su realización, siendo sus grandes enemigos la distancia y el tiempo. Una distancia que no solo separaba las islas de la corte o los centros de decisión y planificación del estado, sino también de los centros donde se podían encontrar los materiales necesarios para armar y vestir a los hombres reclutados, y transportarlos a los lugares donde debían luchar. Este alejamiento va a suponer un problema añadido a las levas realizadas en las islas, que se caracterizaran por la larga duración del periodo de recluta. Así, por ejemplo, la recluta que más tardará en realizarse será la efectuada para Flandes en 1685 a cargo del Maestre de campo don Fernando del Castillo, que tardó 21 meses en enviar todos los hombres desde las islas, sin ni siquiera completar el número que se le había pedido por la corona77. El periodo de recluta comenzaba con el envió de una orden por la autoridad real para intentar una recluta en las islas, o el envió de la persona que debía hacerse cargo de ella, ya fuera solo o acompañado por algún subalterno para que le ayudara en ella. Otras veces la nueva leva podía coincidir con la llegada de un nuevo gobernador que ayudaría y promovería su realización, algo que de seguro sería recompensado con gratitud por la corona. Normalmente el reclutamiento en las islas llevaban su tiempo, sobre todo porque el encargado de ellas tuviera que encontrar la fórmula idónea para alistar los hombres, ya fuera por medio de la real hacienda o a través de los potentados locales, aunque siempre teniendo que tener en cuenta a los mediadores locales. Si esto de por si llevaba tiempo, se le unía el hecho de que cualquier decisión debía ser comunicada al Consejo de Guerra mediante carta, lo

76

Consejo de Estado, 13 de diciembre 1664, 8 y 17 de enero 1665. A.G.S. Estado Leg. 2.103 y 2.104. Patentes en blanco con suplementos para el tercio que se ha de levantar en las Islas Canarias, 22 noviembre 1664. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 133v. Carta del Consejo de Guerra sobre la leva que no se logro en Canarias para Flandes, 1 de septiembre 1665. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 281 f. 146. Consejo de Guerra, 5 de mayo 1664 y 13 de febrero 1665. Copia del capítulo que ha escrito don Jerónimo de Quiñones, Gobernador de las Islas Canarias a don Miguel de Salamanca, Tenerife, 15 de diciembre 1664. Certificación del Veedor y Contador de Tenerife, 30 de abril 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.055, 2.084, 2.404 y 2.479. Instrucción al Marqués de Castel-Rodrigo para el gobierno de los Países Bajos, Madrid 2 de junio 1664. A.H.N. Estado Leg. 1.414. José SÁNCHEZ HERRERO, La población de la Islas Canarias en la segunda mitad del siglo XVII (1676-1688), en «Anuario de Estudios Atlánticos», 21 (1975), p. 268. 77 Relación de Servicios del Maestre de campo don Fernando del Castillo, 6 de diciembre de 1689. A.G.S. G.A. Servicios Militares Leg. 18 f. 133.

– 420 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 421

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

cual podía ocasionar graves retrasos en la toma de decisiones, además de hacer que la corona tuviera un control superficial de estos asuntos, que conllevaba a un poder aun mayor de los encargados de realizar la leva, los verdaderos artífices de su éxito. De hecho el tiempo estimado para la llegada de una carta desde las islas hasta la corte era de cerca de tres meses, lo que hacia que desde Madrid fuera imposible un control directo del reclutamiento78. Las reclutas de hombres que pedía la Corona en las islas eran siempre de voluntarios que estarían encuadrados generalmente en tercios de nueva creación, o servirían para reclutar los tercios que habían salido de las islas en años anteriores. Esto conformaba siempre las peticiones de la corona, aunque en un momento puntual como fue la leva para Flandes que tuvo lugar entre 1654-55 se intentó forzar a las justicias locales a que cumplieran un cupo. En esta leva, la única que se podría considerar forzada o semiforzada en las islas, se produjeron diversos desmanes que conocemos gracias a la atenta mirada del cronista Joseph de Viera y Clavijo. Un reclutamiento que motivó fuertes quejas entre la población local centradas en la figura del Capitán General de las islas, ya que este en contra de las ordenes que traía el Maestre de campo que tenía a su cargo esta leva, y pese a la falta de población que padecían las islas en ese año, ordenó el apresamiento de al menos 400 hombres para formar parte de la leva, aunque finalmente se debieron soltar ante la llamada al orden del Consejo de Guerra79. Pero la corona en ningún momento permitió que se usaran esos medios para terminar cualquier recluta, por las posibles quejas de la población, pese a los intentos de muchos de los encargados del reclutamiento80. La distancia va a ser clave en estas levas ya que el gobierno por norma general no obligaba a que se reclutara a los soldados, y aunque en algún momento se haya querido forzar a algún ayuntamiento a cumplir cierto cupo de hombres, siempre estas peticiones serán realizadas por parte del gobernador y no por medio de la corona, la única que legalmente podía realizar esa función. De esta manera se realizarán mayormente levas de voluntarios con ayuda de la nobleza local y el apoyo económico de los municipios de las islas. Esta lejanía será la clave para este servicio, ya que la corona no quería hacer reclutas forzosas en las islas debido a que la oposición a estas podría ocasionar un descontento generalizado, que ayudaría una posible invasión de alguna potencia enemiga. Además a este problema hay que añadir la carencia en las islas de unas defensas y unas fortificaciones lo suficientemente sólidas, lo cual hacía que la principal defensa de las islas estuviera a manos de sus habitantes encuadrados en las milicias. Un alegato siempre defendido por los diversos cabildos de las islas81.

78

Cartas del Consejo de Guerra al Gobernador de las Islas Canarias, 8 de marzo, 5 de mayo y 7 de octubre 1687. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 400 f. 16, 34 y 90. José Miguel RODRÍGUEZ YANES, Tenerife en el Siglo XVII, Santa Cruz de Tenerife 1992, p. 81. Joseph de VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia de Canarias, Tomo II, Madrid 1978, pp. 102-3. 80 Carta del Consejo de Guerra a don Juan de Balvoa Mogrovejo, Gobernador de las Islas Canarias, 22 de abril 1672. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 316 f. 94. 81 Relación del estado de las armas y municiones que hay en las Islas Canarias, 23 de enero de 1654. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 234 f. 306. José Miguel RODRÍGUEZ YANES, Tenerife en el Siglo XVII, Santa Cruz de Tenerife 1992, pp. 80-3. 79

– 421 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 422

Antonio José Rodríguez Hernández

Estas levas dependían en gran manera al apoyo de los grupos de poderosos de las islas denominados también “mediadores locales”, los cuales estaban compuestos por los regidores de los cabildos de las ciudades más importantes de las islas y la nobleza de ellas. Así muchas veces se pedía que los potentados locales participaran levantando alguna compañía de hombres, a cambio de lo cual se les recompensaría con una patente con suplementos en blanco y algún hábito de alguna de las órdenes militares. Este procedimiento empezó con la leva del año 1662-63 que tenía como destino el ejército de Extremadura, en la que se recluto en las islas “un tercio sin costa para la real hacienda” dando a las personas que levantaron gente a su costa y la vistieron, armaron y socorrieron hasta el punto de embarque un hábito de una de las órdenes militares. Sin duda esta leva fue todo un éxito, tanto para los habitantes de las islas como para la corona, pero esta fue fruto de diversos factores que por desgracia para la monarquía no se van a repetir en otras levas posteriores. En esta leva actuaron varias circunstancias que condicionaron su éxito, siendo la más importante la superpoblación de las islas. A este factor se le unió la maña del Capitán General de las islas, que gracias a su actividad hizo que un gran número de notables de las islas se encargasen de reclutar hombres a su costa a cambio de hábitos de las órdenes militares82. La misma fórmula, bastante ventajosa para la corona, se pidió para las levas posteriores como la destinada a Flandes de 1668-69. En ella se ofreció a cada persona que levantara 100 hombres vestidos, armados y socorridos a su costa hasta en Flandes se le daría una merced de hábito. Ante esto hubo proposiciones de personas influyentes y de la nobleza de las islas que se ofrecían a reclutar a cambio de ciertas mercedes, las cuales fueron estudiadas por el Consejo de Guerra83. Al final se aceptó la propuesta del Maestro de campo de la leva, don Pedro de Ponte Llerena, de reclutar y costear 100 hombres, mientras que la mayor parte de los gastos de la leva, 223.793 reales, se pagaron por don Juan de Mesa y Ayala a cambio de que se concediera a su hijo el título de Marqués de Torrehermosa. Mediante este método se pudieron enviar a Flandes 571 hombres en 11 compañías que se embarcaron el día 24 de octubre de 1668 en el puerto de Santa Cruz de Tenerife en dos navíos, uno de ellos de bandera inglesa y el otro holandés84. Los Maestres de campo muchas veces también debían colaborar en la leva reclutando parte de los hombres a su costa. Esto era algo habitual ya que la corona

82

Joseph de VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia de Canarias, Tomo II, Madrid 1978, p. 112. José Miguel RODRÍGUEZ YANES, Tenerife en el Siglo XVII, Santa Cruz de Tenerife 1992, pp. 84-6. Carta del Consejo de Guerra al Conde de Puertollano, Gobernador de las Islas Canarias, 19 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 307 f. 105. 83 Carta del Consejo de Guerra a don Lorenzo Santos de San Pedro, 23 de julio 1668. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 304 f. 9. Joseph de VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia de Canarias, Tomo II, Madrid 1978, p. 112. 84 Carta del licenciado don Lorenzo de Santos de San Pedro, Tenerife, 1 de abril 1668. Consejo de Guerra, 28 de septiembre 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.166. Certificación del Veedor y Contador de Tenerife, 30 de abril 1680. A.G.S. G.A. Leg. 2.479. Relación de los oficiales mayores y soldados de las once compañías de infantería española del tercio del Maestro de Campo don Pedro de Ponte, Puerto de Santa Cruz de Tenerife, 23 de octubre 1668. Relación del costo que se ha hecho por cuenta de su majestad en el tercio de leva voluntaria para Flandes, Tenerife 5 de noviembre 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.258.

– 422 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 423

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

ofrecía este cargo a quien pudiera contribuir a este reclutamiento, algo que se va a repetir numerosas veces. Así ocurrió en la leva de 1684 en la que el Maestro de campo don Fernando del Castillo debía reclutar 200 hombres a su costa de los 1.000 que tenía que levantar en las islas, lo cual por lo que tenemos entendido realizó85. Estos apoyos locales eran muy importantes ya que muchas veces decidían la suerte de la leva. La mayoría de los Maestros de campo que van a venir a reclutar a las islas van a ser naturales de ellas, de hecho solo uno de ellos no era natural de las islas: Francisco Antonio de Castrejón, responsable de la leva de 1654, la que más problemas causo a las islas. El resto eran todos naturales de las islas y la mayoría habían servido durante cierto tiempo en los ejércitos reales siendo verdaderos profesionales de las armas, como por ejemplo Fernando del Castillo que antes de ser nombrado Maestre de campo del tercio que entre 1684-85 se recluto en las islas, había servido más de quince años en Flandes y otros tres años en el Regimiento de Guardia, además de pertenecer a una de las familias más influyentes de las islas, ya que su abuelo fue Maestro de campo general de una de las islas y su padre corregidor de Tenerife86. Otro de los Maestres de campo fue don Pedro de Ponte Llerena que era regidor de Tenerife cuando salió a servir como capitán en el tercio que se reclutó en las islas en 1662-63 para el ejército de Extremadura. Posteriormente será Maestre de campo del tercio de 1.000 hombres que debía reclutar en las islas para Flandes. Su gran recompensa será ser nombrado posteriormente Primer Conde del Palmar87. Pero no siempre ocurría esto ya que muchos de los capitanes y algunos de los Maestres de campo de estos tercios sólo habían servido en las Islas Canarias dentro de las milicias o en diversas acciones puntuales, pero nunca en los ejércitos del rey. Esto producía problemas y falta de profesionalidad en los mandos de los tercios, además de disputas y rencillas entre estos capitanes y otros peninsulares, al querer los canarios hacer validos sus servicios anteriores en las milicias a la hora de optar a otros puestos. Aunque el Consejo de Guerra nunca dio por valido este tiempo sirviendo en las milicias a la hora de conceder mayores ascensos o honores88. Esto era debido sobre todo a que a pesar de que la corona solía elegir al Maestre de campo de la nueva unidad el resto de los puestos se elegían en las propias islas gracias a las patentes y suplimentos en blanco que se enviaban desde el Consejo de Guerra. Estos nombramientos eran un objeto codiciado que se repartía entre los interesados en servir al rey y que pudieran aportar algo o colaborar económicamente en la recluta.

85

Patentes para la leva en Canarias para Flandes de don Fernando del Castillo, 6 de octubre 1685. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 365 f. 125. Relación de Servicios del Maestre de campo don Fernando del Castillo fechada en 6 de diciembre de 1689. A.G.S. G.A. Servicios Militares Leg. 18 f. 133. 86 Relación de Servicios del Maestre de campo don Fernando del Castillo fechada en 6 de diciembre de 1689. A.G.S. G.A. Servicios Militares Leg. 18 f. 133. 87 Carta del Consejo de Guerra al Conde de Puertollano, Gobernador de las Islas Canarias, 19 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 307 f. 105. Joseph de VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia de Canarias, Tomo II, Madrid 1978, p. 122. 88 Consejo de Estado, 25 de febrero 1687. A.G.S. Estado Leg. 3.879. Relación de Servicios de don Alejandro Moretto Manrique fechada en 23 Julio de 1681. A.G.S. G.A. Servicios Militares Leg. 1 f. 153.

– 423 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 424

Antonio José Rodríguez Hernández

Las levas fueron para muchos, gracias a estas patentes, una de las principales vías de ascenso militar y social, a la par de que muchos consiguieron gracias a estas su tan ansiado ennoblecimiento. Gran parte de los oficiales elegidos para estas levas eran los notables de las islas hijos de los principales conquistadores del archipiélago que ejercían los principales cargos tanto en los cabildos de las islas como en las milicias89. Para estos el reclutamiento era una vía de ascenso para conseguir mejores puestos dentro de la administración o el ejército y una vía para consolidar su ennoblecimiento tras la conquista de las islas por sus antecesores90. De esto se beneficiará la corona, que a un escaso precio consigue hombres para sus objetivos y la colaboración de los mediadores locales de las islas. EL RECLUTAMIENTO EN ASTURIAS, LAS CUATRO VILLAS DE COSTA Y LAS PROVINCIAS VASCAS: EL MUNDO DE LOS SERVICIOS En las provincias castellanas de la cornisa cantábrica perduraba aun en tiempos de los Austrias un sistema tradicional de reclutamiento –con claros tintes medievales– que aportaba hombres al ejército a través de los llamados “servicios”. Estas aportaciones se encuadran en el denominado sistema intermediario de reclutamiento que ha acuñado el profesor Thompson. Todavía a finales del siglo XVI el sistema directo de Comisión apenas había llegado a lugares como las Provincias Vascas, Asturias, Galicia o las Cuatro Villas de costa, en donde se reclutaba a través de intermediarios locales con gran influencia o nobleza local, que llegaban donde el rey no podía llegar91. Estas provincias tenían ciertas peculiaridades forales e inhibiciones constitucionales sobre el reclutamiento, por lo que una recluta era difícil de llevar a la práctica sin el apoyo local. Además estas provincias contribuían activamente aportando marineros a la armada a la par que debían contribuir con la defensa de sus fronteras y puertos, por lo que la mayor parte de sus hombres estaban encuadrados en sus milicias. Con la llegada de las nuevas urgencias bélicas del reinado de Felipe IV las necesidades de hombres aumentaron, por lo que se hubo de extender el reclutamiento en estos lugares que apenas anteriormente habían aportado hombres. Tras la entrada en guerra con Francia en 1635 y sobre todo a partir del sitio de Fuenterrabía y las sublevaciones catalana y portuguesa la corona necesito más hombres en sus ejércitos por lo que comenzó a reclamar a cada una de las provincias un número anual de hombres

89 90

Algo que podemos comprobar gracias a las relaciones de servicio de muchos de ellos. De hecho en las islas no hubo una gran importancia, ni cuantitativa ni cualitativa de la nobleza. Se trataba más bien de militares que tras la conquista del Archipiélago desarrollaron una autocomplacencia de nobles consiguiendo en gran medida sus objetivos. Juan Manuel SANTANA PÉREZ y José Antonio SÁNCHEZ SUÁREZ, Emigración por reclutamientos. Canarios en Luisiana, Las Palmas 1992, p. 39 y nota 37. 91 Para Thompson estos: «No eran oficiales ni empresarios, sino intermediarios, agente que voluntariamente ponían su influencia local al servicio del rey a cambio de la perspectiva de la gracia real». Irving Anthony A. THOMPSON, Guerra y decadencia. Gobierno y administración en la España de los Austrias, 1560-1620, Madrid 1981, p. 146-7.

– 424 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 425

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

para que combatiesen en el Ejército de Cataluña todas las campañas. Con posterioridad estos servicios comenzarán a ser pedidos para otros destinos como la Armada, pero también en alguna ocasión para Flandes92. Tras la invasión de los Países Bajos por el ejército francés en la primavera de 1667 se intentó que distintas provincias, la nobleza, clero y algunas ciudades realizaran un servicio a la corona reclutando algunas compañías a su costa. Entre los lugares indicados estaban el Principado de Asturias al que se le pidió 200 hombres en dos compañías y las Cuatro Villas de costa y las tres provincias vascas que debían aportar una compañía de 100 hombres cada una. Las distintas provincias se debían encargar de reclutar los hombres en sus propias jurisdicciones y encargarse del coste de sus socorros, vestidos de munición y su conducción hasta el puerto de embarque asignado por la corona. Para facilitar el reclutamiento el Consejo de Guerra les entregaría una patente en blanco para todos los oficiales de las compañías con sus suplementos, para que cada provincia se encargase de elegir a los capitanes de entre sus naturales más merecedores de tal honor. Todas las aportaciones se incluirían en el tercio que se estaba formando en Castilla a cargo del noble alavés Francisco Antonio de Agurto93. Pero la realización del servicio siempre debía ser aprobada por las propias diputaciones de los lugares a los que se reclamaba tal aportación. Los debates y su aprobación no distaban mucho de los realizados para cualquier impuesto ya que en esencia era lo mismo. Siempre la aprobación del servicio dependía de las sesiones celebradas en sus diputaciones y de las negociaciones y pactos realizados con la corona. En algunos casos a cambio de estos servicios la corona concedía algo a la provincia, y otras muchas veces a sus representantes a los que agradecía personalmente su colaboración con ayudas de costa, hábitos y otras mercedes. Para las peticiones de 1668 las Cuatro Villas de costa, el señorío de Vizcaya y la Provincia de Álava se comprometieron a servir con los hombres pedidos, pero la provincia de Guipúzcoa se excusó al estar realizando un servicio para la Armada y manteniendo distintas tropas de sus naturales en prevención de cualquier ataque francés por sus fronteras94. El Principado de Asturias, en cambió, se negó, a través de su Diputación, a realizar el servicio alegando la mala calidad y el poco fruto de las levas efectuadas anteriormente, por lo que propuso elidir la recluta pagando a cambio 10.000 escudos de vellón. Una proposición que

92

Antonio José RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, El Reclutamiento en Castilla a mediados del Siglo XVII (1648-1680), Trabajo de Investigación inédito, Valladolid 2002, pp. 159-182. Juan A. SÁNCHEZ BELÉN, La aportación de la Provincia de Álava a la contienda hispano-portuguesa en los años finales del reinado de Felipe IV (1663-1665), en «Espacio, tiempo y forma», Serie IV, Historia Moderna, 12 (1999). 93 Cartas de la Reina Nuestra señora al señorío de Vizcaya y a la provincia de Guipúzcoa, 25 de octubre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 176v y 178. 94 Carta del consejo de guerra a la provincia de Álava, 24 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 300 f. 7. Carta de la provincia de Álava, 10 de enero 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.190. Carta del consejo de guerra al señorío de Vizcaya, 3 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 300 f. 3. Carta del señorío de Vizcaya, 22 de noviembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.160. Carta del consejo de guerra a la provincia de Guipúzcoa, 31 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 300 f. 7.

– 425 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 426

Antonio José Rodríguez Hernández

debió ser aceptada, aunque se exigió que se mantuvieran otras contribuciones económicas pactadas años atrás. Pero la corona era muy consciente de la capacidad humana del principado y ya meses antes había encomendado a un importante noble local y oficial del ejército, Sancho Miranda, el reclutamiento de tres compañías de voluntarios en el reino. Pero la leva no tuvo el éxito deseado y apenas se pudieron enviar en dos compañías algo más de 164 hombres95. De nuevo a finales de 1683 tras la declaración de una nueva guerra con Francia se volvió a pedir un servicio general a estas provincias y a la mayor parte de las ciudades castellanas. Pero la aceptación no fue la misma, ya que todas salvo Asturias se negaron a colaborar alegando tener que acudir a sus fronteras y puertos marítimos ante la posibilidad de una invasión96. En otras ocasiones se volvieron a pedir la concesión de servicios para ser enviados a Flandes pero solo al Principado de Asturias, en donde su demografía permitía unas aportaciones más importantes. Los métodos empleados para la realización de este reclutamiento solían ser diversos, pero por norma general se centraban en la realización de un repartimiento de cierta cantidad de hombres a cada ciudad, concejo o pueblo según su población. Estos debían entregar los hombres correspondientes a su cupo y pagar sus gastos hasta el lugar indicado donde se formaría la plaza de armas y se pasaría revista a todos los hombres97. Otras veces la corona se conformaba con que los servicios no se exigiese ningún repartimiento ni cupo a los concejos y pueblos, para evitar desordenes y quejas en la población por lo que animó a que se realizasen distintas acciones además del reclutamiento de voluntarios. En la década de 1670 la corona quiso encontrar una manera para aumentar la aportación humana del Principado de Asturias, por lo que intentó buscar una fórmula más eficaz para realizar esta labor. Los informes realizados en 1671 dieron como resultado que había dos vías importantes para intentar reclutar hombres. Por un lado se debía intentar juntar a todos los soldados naturales de Asturias huidos o que se hallaban retirados en sus casas sin licencia, para que estos pudieran ser enviados a servir a Flandes, junto con esto se debía otorgar patentes de capitanes a caballeros naturales conocidos, que gracias a su séquito y nobleza pudieran fácilmente captar voluntarios. De esta manera al año siguiente se pidió al principado que por estas vías

95

Carta del Corregidor de Asturias, 19 de noviembre 1667. A.G.S. G.A. Leg. 2.160. Carta del principado de Asturias, Oviedo 31 diciembre 1667. Consejo de Guerra, 7 de diciembre 1667. Cartas de don Sancho Miranda, Oviedo, 31 de diciembre 1667, 3 y 24 de marzo, 14 de abril, 26 de mayo y 11 de junio 1668. A.G.S. G.A. Leg. 2.190 y 2.132. Patentes de infantería en blanco para levantar tres compañías en Asturias y carta al gobernador de Asturias Pedro Gómez de Ribera, 24 de diciembre 1667. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 199. Diputación del 2 de noviembre 1668. Actas de las Juntas y Diputaciones del Principado de Asturias, Tomo VII, 1652-1672, Transcripción e índices por María Dolores ANDUJAR POLO, Oviedo 1964, pp. 177-8. 96 Consejo de Guerra, 24 de diciembre 1683 y 6 de enero 1684. A.G.S. G.A. Leg. 2.581. Consejo de Guerra, 24 de diciembre 1683, 5 y 23 de febrero 1684. A.G.S. G.A. Leg. 2.615. 97 Relación del repartimiento que se hizo en el partido de las Cuatro Villas de costa de la mar para la leva hecha de los 100 infantes que se mandaron sacar para el ejército de Flandes y remitieron a San Sebastián este año de 1668 con distinción de los que se entregaron y de los que se bajaron con las causas que hubo para ello. A.G.S. G.A. Leg. 2.186.

– 426 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 427

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

otorgase un servicio de al menos 400 hombres que aprobó. Pero a pesar de que se dieron cuatro patentes en blanco a distintas personas el reclutamiento de voluntarios dejó unas escasas cifras, mientras que el apresamiento de desertores no dio el resultado previsto a pesar de que se permitió aplicar a la leva a todos los solteros ociosos que hubiera en los pueblos. Los intentos fueron un fracaso y por esta vía solo se pudo conseguir el envío a Flandes de a penas 231 hombres ante el ocultamiento, por parte de los vecinos, de la mayoría de los obligados a servir98. Dos años después la corona intentó emplear a las pujantes milicias del principado, que por aquel entonces estaban encuadradas en al menos 234 compañías y que tendrían cerca de 40.000 hombres entre sus filas, para sacar de ellas más hombres para Flandes. Así se pidió que de cada una de las compañías de milicias se sacaran cinco hombres para enviarlos a Flandes, por lo que en total se podrían enviar 1.170 soldados99. La Junta General del Principado era la que tenía que tratar el tema pero veía esta petición como demasiado elevada por lo que intentó demorar la concesión a la vez de que negoció con la corona un servicio más proclive a sus intereses. Finalmente se resolvió servir con 511 oficiales y soldados encuadrados en un tercio para lo que el Consejo de Guerra facilitaría las patentes necesarias para todos los puestos para que fueran empleadas en personas de las familias más relevantes del reino100. En 1676 se consiguió una aportación similar de unos 507 hombres utilizando los mismos medios que el año anterior. Para la realización del servicio fue necesario repartir el cupo de hombres necesario por todas las poblaciones del reino, aunque se permitió que los distintos lugares entregasen presos, ociosos, voluntarios o desertores para evitar así mayores molestias101. Pero los reclutados por este procedimiento fueron de escasa calidad. Los informes realizados en Flandes llegaban incluso a afirmar que los hombres enviados desde Asturias eran inútiles para servir en la milicia. La mayor parte eran verdaderos niños de 11 a 13 años, a la par que otra gran parte demasiado viejos e imposibilitados, con lo que se decían “es lastima verlos”102.

98

Carta de don Diego sarmiento, 25 septiembre 1671. Consejo de Guerra, 7 diciembre 1671. Carta inclusa del Obispo de Asturias, 21 de noviembre 1671. A.G.S. G.A. Leg. 2.220 y 2.247. Carta del Corregidor de Asturias, Oviedo 4 de junio 1672. A.G.S. G.A. Leg. 2.243. Carta al licenciado don Luis de Varona Saravia, gobernador del principado de Asturias, 22 de diciembre 1671. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 264 f. 231. Diputación del 2 de enero, Junta del 20 de enero y Junta del 23 de enero de 1672. Actas de las Juntas y Diputaciones del Principado de Asturias, Tomo VII, 1652-1672, Transcripción e índices por María Dolores ANDUJAR POLO, Oviedo 1964. pp. 217-34. 99 Carta de don Pedro Coloma, secretario del Consejo de Guerra, 19 de julio 1673. Minuta del Consejo de Guerra, enero 1674. A.G.S. G.A. Leg. 2.286 y 2.242. Consejo de Guerra, 20 de septiembre 1662. A.G.S. G.A. Leg. 2.003. 100 Carta del Consejo de Guerra al Principado de Asturias, 27 de enero 1674. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 325 f. 111. Cartas a don Luis de Varona Saravia, Corregidor del Principado de Asturias, 6 de diciembre 1673, 27 de enero, 8 y 12 de febrero 1674. A.G.S. Libro Reg. del Consejo de Guerra 325 f. 82, 109, 119 y 125. 101 Carta de la diputación del Principado de Asturias al Consejo de Guerra, Oviedo 15 de octubre 1676. Cuenta que el gobernador del principado tomó a Tomas Vélez pagador de la leva de 500 infantes que en este Principado se han levantado, 19 octubre 1676. A.G.S. G.A. Leg. 2.370 y 2.372. Diferentes cuentas de la leva reclutada en Asturias, 1676. A.G.S. C.M.C. 3º época Leg. 1.934 f. 9, 2.495 f. 18. y 3.454 f. 22. 102 Copia del capítulo de la carta de don Pedro de Oreytia para don Pedro Coloma, Bruselas 6 de enero 1677. A.G.S. G.A. Leg. 2.397. Consejo de Estado, 5 de octubre 1677. A.G.S. Estado Leg. 4.102.

– 427 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 428

Antonio José Rodríguez Hernández

Las patentes en blanco concedidas gracias a los servicios siempre debían recaer en personas naturales de la provincia donde se formaban, por lo que era un preciado documento que muchos notables deseaban para comenzar o continuar con su carrera militar. Así los elegidos por el Principado de Asturias para capitanes de las dos compañías que ofreció en 1684 fueron dos personas influyentes y bien relacionadas: don Felipe Antonio Bernardo de Quirós, que había sido paje del rey, y don Bartolomé González de Cienfuegos, hermano del Conde de Peñalba103.

EL BALANCE Si analizamos detenidamente la periodicidad de la llegada de los reclutas españoles durante el Reinado de Carlos II y lo comparamos con otras llegadas en periodos anteriores que aporta el profesor Parker, nos damos cuenta que la media de hombres enviados hasta 1684 coincide con la de otros periodos anteriores, en concreto con la del periodo de 1600-1640104. Sin duda estas cifras nos demuestran que la corona no dejó de preocuparse de enviar españoles a Flandes. Unas tropas que junto con las italianas seguían constituyendo la elite del ejército. El gran número de españoles enviados en distintas expediciones desde finales de 1666 hasta finales de 1668 atestiguan hasta que punto la monarquía intentó volver a formar un importante ejército en Flandes para oponerse a los franceses y mantener bajo su dominio lo que quedaba de la herencia de la casa de Borgoña. A partir de 1668 y hasta comienzos de la Guerra de los Nueve años el Ejército de Flandes continuaba siendo el primer ejército de la monarquía en número de hombres, algo que se puede comprobar a través de las muestras de los distintos ejércitos. Incluso hasta la década de 1680 había más españoles en Flandes que en ningún otro ejército. Los primeros atisbos de crisis los encontramos ya en la década de 1670 en la que repetidamente la necesidad del frente catalán hace que tropas que inicialmente estaban destinadas para Flandes terminen desviándose a ese frente. Esto ocurrirá sobre todo a partir de 1674 con la sublevación de Mesina, ya que el territorio de las dos castillas quedará casi exclusivamente destinado a reclutar el Ejército de Cataluña mientras que en Andalucía se reclutará el grueso de las levas para Italia, pudiendo alistarse hombres para Flandes solo en Galicia y Asturias. Esto mismo ocurrió durante la década de 1680, en la que repetidamente diversos reclutamientos que tenían como destino Flandes serán desviados a otras partes. Así ocurrió en 1684 cuando los cerca de 1.000 hombres reclutados a costa de distintas ciudades castellanas tuvieron que quedarse en los presidios de Guipúzcoa ante la falta de guarnición de estos. Lo mismo sucedió en 1685 con el tercio que reclutó en Castilla el Conde de Peñarubia105.

103 104 105

Consejo de Guerra, 20 de marzo y 29 mayo 1684. A.G.S. G.A. Leg. 2.612 y 2.1610. Geoffrey PARKER, El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, Madrid 1991, Apéndice C, pp. 328-9. Consejo de Guerra, 14 de agosto y 30 de septiembre 1686. A.G.S. G.A. Leg. 2.686 y 2.688.

– 428 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 429

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

El colapso final del envío de españoles a Flandes llegará durante la Guerra de los Nueve Años y sobre todo a partir de 1694, ya que con el recrudecimiento del frente catalán y la derrota de la batalla del río Ter no se volverá a mandar un hombre a Flandes ante la imposibilidad de contener al ejército francés que luchaba en Cataluña.

PERIODICIDAD DE LOS ENVÍOS DE ESPAÑOLES A FLANDES Años 1666-1669 1670-1677 1680-1684 1685-1694

Conflicto más destacado Guerra de Devolución (1667-68) Guerra de Holanda (1672-1678) Guerra de Luxemburgo (1683-84) Guerra de los Nueve años (1688-97)

Españoles enviados a Flandes 11.695 8.434 6.791 5.708

Fuente: Tabla I.

En cuanto a la procedencia de los reclutas reclutados en España para Flandes podemos afirmar que prácticamente la mitad se reclutaron en Galicia por los distintos métodos empleados en el reino. El 30% de los reclutados se alistaron en las compañías voluntarias levantadas directamente por la corona en diversas ciudades de Castilla, Madrid y la Rioja. De Andalucía también salieron reclutas para Flandes, pero mayoritariamente por el sistema de asiento y otras fórmulas. Desde Asturias salieron sobre todo hombres, mayormente forzados, gracias a los servicios concedidos por su diputación. También de otras zonas más alejadas como las Islas Canarias se llegó a reclutar, aunque no con tanto éxito como en el resto de la Península. En otras zonas geográficas se reclutaron también hombres para Flandes, pero en números muy reducidos.

– 429 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 430

Antonio José Rodríguez Hernández

Si comparamos la evolución y el número de la infantería española del Ejército de Flandes, a través de las muestras que nos han quedado, nos damos cuenta de que el número de efectivos hispanos descendió durante las décadas de 1650 y 1660, pero que gracias al enorme esfuerzo reclutador ocurrido entre 1666-68 el número de españoles del Ejército de Flandes alcanzó más de 10.000 hombres de infantería entre los tercios del ejército y las guarniciones. Una cifra que se mantendrá a un alto nivel hasta casi el final de la Guerra de Holanda. Hasta entonces los españoles constituyeron la primera nación en efectivos de la infantería del Ejército de Flandes, superando los contingentes alemanes y del país, algo que solo había sucedido anteriormente en los Países Bajos en épocas de desmovilización y paz. A partir de estas fechas los efectivos de origen alemán que se convertirán en los más numerosos hasta mediados de la década de 1680. Con posterioridad los efectivos españoles se recuperan fruto de los refuerzos enviados a comienzos de la Guerra de los Nueve años, y a pesar de sus mermados efectivos se convirtieron la nación más numerosa, ante la imposibilidad de otros reclutamientos de valones y alemanes, y el escaso número de hombres en que queda reducido el Ejército de Flandes durante esa época. Por desgracia, la mayor parte de las muestras del ejército, no nos dejan ver cuantos hombres componían el contingente de caballería española que había en Flandes, aunque sabemos que aumentó notablemente en esta época fruto del reclutamiento. Fácilmente su número en la década de 1670 debió ascender al menos a algo más de 3.000 hombres. Pero estas cifras nunca son del todo fiables por la gran cantidad de gente del país que servía en sus filas, además de que desconocemos el número de españoles que componían diversas compañías particulares como las guardas de los gobernadores y otros altos oficiales del ejército. Ocurre lo mismo con el número de españoles que servían en las guarniciones. Un gran número de estos eran hijos de soldados españoles que se habían naturalizado en los Países Bajos y servían en distintos castillos y fortalezas. En otros casos eran soldados viejos y retirados del ejército que seguían cobrando sus sueldos a cambio de un relajado servicio en estos lugares, y otras veces eran simplemente naturales de la ciudad donde servían. Este gran número de tropas españolas enviadas durante buena parte del reinado de Carlos II atrasa en el tiempo la teoría de que a partir de 1640 ante la dificultad de enviar españoles e italianos a los Países Bajos, el Ejército de Flandes se vio obligado a depender aun más de tropas reclutadas sobre el terreno106. En realidad el proceso terminó ocurriendo pero fue mucho más complicado y tardío. Durante este periodo la Monarquía Hispánica demostró que pese a su decadencia seguía preocupada por el mantenimiento de los Países Bajos y realizó todos los esfuerzos posibles por enviar todos los españoles posibles al Ejército de Flandes, a pesar de la multiplicación de los frentes donde debía luchar a partir de 1640. Pero estos intentos apenas

106 Geoffrey

Parker, El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, Madrid 1991, p. 118.

– 430 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 431

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

pudieron servir ya que el Ejército de Flandes nunca pudo llegar a mantener el mismo número de efectivos que durante la primera mitad del siglo XVII, por lo que con menos hombres que antes apenas podía representar una amenaza a la potencia militar francesa que por aquel entonces había multiplicado sus efectivos y podía mandar a los campos de batalla europeos muchos más hombres que antes.

TABLA I: ENVÍOS DE ESPAÑOLES A FLANDES DURANTE EL REINADO DE CARLOS II Años

Reclutas 17 compañías del tercio del 1666-67 Conde de Monterrey 8 compañías de voluntarios 1668 y forzados

Plazas

Tipo de leva

Lugares

2.040

Voluntarios

Madrid, Valladolid, Segovia, Toro, Palencia y Logroño

842

Voluntarios forzados

Galicia

1668

3 compañías del servicio del Arzobispado de Santiago y las Religiones de San Benito y San Bernardo

320

Servicio de la iglesia

Galicia

1668

2 compañías reclutadas en Asturias

164

Voluntarios

Asturias

1668

7 compañías de leva

588

Voluntarios

Valladolid, Palencia, Medina del Campo, Segovia y el Bierzo

Voluntarios, servicios de provincias

Madrid y cercanías, Compañías reclutadas a cargo del Maestre de campo, servicios de Vizcaya, Álava, Cuatro Villas de Costa y el Condestable de Castilla

1668

Tercio de don Francisco Antonio de Agurto

1.616

1668

Tercio de Infantería de la Armada de Joseph García de Salcedo

904

1668

Tercios y soldados de pilones

4.000

1668

Desmontados del ejército

650

1667-68

Recluta a cargo de don Pedro de Ponte Llerena

571

1671-72

Asiento de don Juan de Miranda

1.500 aprox.

Tercio veterano Andalucía, Obispado de Córy servicio de la iglesia andaluza doba y Arzobispado de Sevilla Ejército de Galicia Ejército de Galicia A costa de particulares a cambio de distintas mercedes Asiento

– 431 –

Galicia Galicia

Canarias Madrid, Valladolid, Segovia, Burgos, Palencia, Medina de Rioseco, Medina del Campo y Logroño

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 432

Antonio José Rodríguez Hernández

Años 1672 1672

1672

1671-74 1674

Reclutas Recluta de 10 compañías Servicio de Asturias y reclutas levantados en León

Plazas 1.100

Tipo de leva Repartimiento

Lugares Galicia

410

Servicio y voluntarios

Asturias y León

1.100 aprox.

Voluntarios

Galicia, Madrid, Extremadura, Valladolid, Burgos, Ciudad Rodrigo y Toledo

Recluta para el tercio cana375 aprox. rio de Flandes

Voluntarios

Canarias

Una compañía (el resto de la leva se envió a Cataluña)

Voluntarios

Valladolid, Medina del Campo, Palencia y Burgos

16 compañías de desmontados en dos tercios: don Juan Antonio Pimentel de Prado y don Francisco Cardona

511

Repartimiento algunos voluntarios Servicio

Asturias

5 compañías del Tercio del Marqués de Arcos Tenorio

450

Voluntarios

Galicia y León

Servicio de Asturias, para el 1675-76 tercio del Marqués de Arcos Tenorio

507

Servicio

Asturias

1674 1674 1675

Tercio del Conde de Amarante Servicio de Asturias

101 1.400

Galicia

1676-77

Tercio de don Manuel Sarmiento

1.003

Repartimiento algunos voluntarios

Galicia

1680

Tercio del Conde de Grajal (6 compañías)

677

Voluntarios

Galicia, Salamanca, Palencia y Ávila

1681-82

Tercio del Conde de Grajal

1.500

Voluntarios

Madrid y Valladolid

1682

Asiento de don Francisco del Castillo Fajardo

1.000

Asiento

Reino de Sevilla

1683

Recluta de 6 compañías por capitanes llegados de Flandes

547

Voluntarios

Galicia, Burgos y Santo Domingo de la Calzada

1684 1684 1684

Tercio de don Antonio Mariño Servicio de Asturias Leva de don Juan de la Cerda Ponce de León

1.983 206 400

Repartimiento servicio de la iglesia Servicio Servicio a cambio de un título de nobleza

1684-85

Leva en castilla por 8 capitanes que llegaron de Flandes

1685-87

Recluta a cargo del Maestre Voluntarios y a costa de campo don Fernando 700 aprox. del Maestro del Castillo de campo

505

– 432 –

Voluntarios

Galicia Asturias Reino de Sevilla Valladolid, Palencia, Ávila, Segovia y Toledo Canarias

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 433

El Reclutamiento de españoles para el Ejército de Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII:

Años

Reclutas

Plazas

Tipo de leva

Lugares

1689

Tres tercios: Marqués de Casasola, don Jacinto Sarmiento Zamudio y don Pedro de Aldao

2.866

Repartimiento

Galicia

1692

Siete compañías para la recluta de sus tercios

691

Repartimiento servicio de la iglesia

Galicia

1693

Recluta de un tercio a cargo del Sargento General de Batalla don Fernando Carrillo

451

Voluntarios

Canarias

Voluntarios

Valladolid, Burgos, la Rioja, Medina del Campo, Medina de Rioseco, Écija, Sevilla, Jaén, Córdoba, Jerez de la Frontera, Úbeda y Baeza

1693-94

Recluta de 15 compañías por capitanes llegados de Flandes

1.000 aprox.

32.678 Fuente: A.G.S. G.A. Leg. 2.130, 2.133, 2.157, 2.161, 2.163, 2.164, 2.165, 2.190, 2.194, 2.220, 2.241, 2.242, 2.243, 2.244, 2.245, 2.247, 2.248, 2.258, 2.259, 2.278, 2.284, 2.301, 2.302, 2.320, 2.321, 2.367, 2.370, 2.371, 2.372, 2.374, 2.375, 2.397, 2.479, 2.546, 2.547, 2.580, 2.581, 2.583, 2.609, 2.610, 2.611, 2.614, 2.615, 2.641, 2.649, 2.651, 2.652, 2.678, 2.680, 2.685, 2.686, 2.687, 2.688, 2.714, 2.793, 2.905, 2.913, 2.916, 2.917, 2.920, 2.948, 2.978 y 3.306. A.G.S. Libro Registro del Consejo de Guerra 325, 365 y 387. A.G.S. G.A. Servicios Militares Leg. 19 y 91. A.G.S. Estado Leg. 2.117, 2.118, 2.121, 3.868, 3.871, 3.873, 3.874, 3.875, 3.879, 3.882, 3.888 y 4.102. A.G.S. C.M.C. 3ª época Leg. 1.934, 2.495, 2.793 y 3.454. A.H.N. Estado Leg. 1.297.

Fuente: A.G.S. Estado Leg. 2.059, 2.060, 2.061, 2.064, 2.072, 2.081, 2.095, 2.098, 2.110, 2.118, 2.119, 2.121. 2.126. 2.128. 2.133. 3.862, 3.865, 3.874, 3.885, 3.887 y 3.891. A.H.N. Estado Libro 978.

– 433 –

VOL. II

20/10/06

11:17

Página 434

Antonio José Rodríguez Hernández

Fuente: A.G.S. Estado Leg. 2.059, 2.060, 2.061, 2.064, 2.072, 2.081, 2.095, 2.098, 2.110, 2.118, 2.119, 2.121. 2.126. 2.128. 2.133. 3.862, 3.865, 3.874, 3.885, 3.887 y 3.891. A.H.N. Estado Libro 978.

– 434 –

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.