El quechua es un idioma multi-registral

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Descripción

Temas de actualidad 12018 Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas (Cusco) Foro Dilemas de la Gobernabilidad en el Sur Andino al 2021 / Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas. -- Cusco : CBC, 2016. 231 p. : ilus. -- (Temas de actualidad, 12018) Foro Dilemas de la Gobernabilidad en el Sur Andino. – Cusco : 27-29 Ago. 2014. CBC GOBERNABILIDAD/DESCENTRALIZACION/DESARROLLO REGIONAL/LENGUA QUECHUA/AGUA/CULTURA/SEMINARIOS PERU-CUSCO



04.03.02 (OCDE-CBC Biblioteca)



Foro Dilemas de la Gobernabilidad en el Sur Andino al 2021 Todos los Derechos Reservados © Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas (CBC) Pasaje Pampa de la Alianza 164, Cusco, Perú. Telf. (51 84) 245656/ 245415 Correo electrónico: [email protected] www.cbc.org.pe Este volumen corresponde a la Serie Temas de Actualidad 12018 del Fondo Editorial CBC





Fotografía de Portada: Yadira Hermoza / XIV Festival Campesino, Cusco 2011 Transcripción: Ana Román Arenas Sistematización del Foro: Olger Dueñas Cuidado de la Edición: Anael Pilares V. Diseño de Portada y diagramación: Yadira Hermoza Corrección de Estilo: Alejandro H. Villagra ISBN: Hecho del Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N°: 2016-02743 Impresión: Alpha Servicios Gráficos S.R.L. Av. Infancia N° 416 - A Wanchaq - Cusco - Perú Primera Edición Cusco, abril de 2016 Tiraje: 500 ejemplares *Prohibida la reproducción total o parcial de las características gráficas de este documento por cualquier medio sin permiso del Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas.

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LENGUAS Y CULTURA EN EL CONTEXTO DE LA DESCENTRALIZACIÓN

El quechua es un idioma multi-registral

Bruce Mannheim y Margarita Huayhua Vamos a continuar un tema iniciado esta mañana por la doctora Vega Centeno, es decir, enfatizar la importancia de tener datos científicos en la mano en vez de repetir los cuentos chinos al que siempre estamos bastante acostumbrados. Queremos destacar la urgencia de replantear la problemática del multilingüismo en el país, no solamente por cuestiones éticas y políticas sino también económicas. Vamos a dar un dato pequeño que sugiere la gravedad del problema que estamos enfrentando hoy en día, y que en realidad estamos enfrentando todo el tiempo. En los países del primer mundo el porcentaje del Producto Bruto Interno que está destinado al consumo interno es del 75% y el 25% del PBI va al consumo externo, o sea, a la exportación. En el Perú actualmente los números están al revés. El 25% del PBI se va para el consumo interno y 75% para la exportación. Vivimos en una sociedad en que el 45% de la población está excluida de la vida económica del país. Ustedes pueden hacer la aritmética. Sin cambiar la naturaleza de la participación de la población, sin incluir a toda la población, estamos condenándonos y estamos

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condenando a nuestros hijos y a nuestros nietos a vivir en un país del tercer mundo. En este momento en que se está hablando de un “despegue económico”, realmente es un asunto todavía más urgente que nunca replantearnos la problemática del multilingüismo. Urge replantear una manera de incluir a todos los peruanos, o sea, al 45% del país que habla el idioma originario en la vida económica y política. La inclusión social es una cuestión de interés en sí misma, y no solamente una cuestión de ética y política. También interesa hablar de otra estadística. En el Perú no sabemos en realidad cuántos hablan el quechua, ni cuándo, ni dónde, ni en qué circunstancias sociales. En realidad, hemos repetido las mismas estadísticas de siempre, apoyados en censos insensatos, sin haber hecho el trabajo empírico sobre la base del cual se pueda armar una política idiomática más profunda. Les vamos a dar un ejemplo de lo poco que sabemos de eso. Hace unos años hicimos un estudio sobre el desarrollo cognitivo de los niños monolingües quechua hablantes en un pueblo del Valle Sagrado, un pueblo de agricultores que está a unas dos

horas de distancia del Cusco (Mannheim, Gelman, Escalante, Huayhua y Puma 2011; Mannheim y Gelman 2013). Adivinen el porcentaje de niños que aprenden el quechua como primer idioma y aprenden el quechua de forma monolingüe en este pueblo: 100%. Es decir, en realidad, los pronósticos de la desaparición y la muerte del quechua parecen ser exagerados, ya que en este pueblo se está reproduciendo el quechua de una forma completamente natural y no tan lejos del mismo Cusco. Sin embargo, al mismo tiempo, hay comunidades de pastores en que el quechua está desapareciendo de un día para otro, quizás por la relación estrecha que tienen los pastores con los mercados regionales y globales. Este es un fenómeno social bastante reciente, que quizás empezó en la década de los años 1950. Sin embargo, una vez que uno sale de la burbuja que es la ciudad misma de Cusco, una vez que se cruza la línea imaginaria entre la parte urbana del distrito de Santiago, en donde se habla quechua y castellano, y se entra a las comunidades que existen en el mismo distrito, uno encuentra un país, no un país bilingüe, sino un país monolingüe en quechua, que está administrado desde afuera por gente que a lo mejor habla quechua como segundo idioma, pero que obviamente son castellano hablantes. Pero el quechua que habla la gente que viene a administrar estos sitios es distinto del que habla la gente que vive en estas comunidades. Explicamos. El quechua es multiregistral. Es bastante conocida la variación en el espacio geográfico. Pero la estructura multiregistral del quechua va mucho mas allá de lo geográfico: el espacio social

también es multiregistral, pues existe variación interna que refleja las relaciones de dominación social en el sector rural, sobre la cual ya tenemos informaciones fonéticas instrumentales (hechos por un equipo de la PUCP; Pérez et al. 2009) y trabajo etnográfico (hecho por la Dra. Huayhua 2010). El eje del sistema de registros es la variabilidad en el uso del tracto vocal, los hablantes monolingües del quechua lo usan en una forma más estrecha o cerrada que los hablantes monolingües del castellano. Es decir, en ambos idiomas una parte del hexis corporeal (Bourdieu 1982) ha sido desarrollado y fijado firmemente durante la niñez. Los hablantes nativos del quechua hablan con una cavidad bucal (el aparato vocal encima de la garganta) estrecha por estar habituados a hacerlo así al aprender a hablar; mientras que los hablantes nativos del castellano hablan con cavidad bucal ancha (o abierta), también por cuestión de habituación. El resultado es que los hablantes del quechua usan un espacio fonético mas estrecho que los hablantes del castellano. Eso se percibe en todo el registro fonético, pero de forma más ideologizada en las vocales —las vocales del quechua son más centralizadas que las vocales del castellano por ser producidas por una cavidad bucal estrecha. Si las vocales del castellano son producidas por el tracto estrecho el oyente castellano hablante “percibirá” tal producción como equivocada. Es un fenómeno que se conoce vulgarmente como “motosidad” (aunque cabe decir que el término mismo no es

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descriptivo, sino social y hasta racista). El llamado fenómeno de la “motosidad” en realidad no es un fenómeno lingüístico, sino una interpretación ideológica de la interacción entre el quechua y el castellano, percibido mayormente en el castellano. Es decir, al oír un hablante nativo del quechua hablar castellano con su apertura bucal nativa — es decir, con un “acento” quechua— el hablante del castellano lo atribuye a una inhabilidad física del hablante del quechua. Pero se nota primero, que la llamada “motosidad” existe solamente en hablar castellano; segundo, es una función de la percepción del hablante nativo del castellano, lo mismo que un hablante nativo de francés reconocería un uso distinto de las vocales en un hablante nativo del castellano que habla francés. Este es un tipo de fenómeno que es bien conocido en la lingüística y en la antropología. Hacia fines del siglo XIX el antropólogo Franz Boas (1889; uno de los fundadores de la antropología a nivel mundial) ha descrito justamente ese fenómeno, al hablar de los llamados “sonidos alternantes” en los idiomas americanos. Los anglo parlantes, al oír hablar inglés a los nativos norteamericanos, notaban que la fonética de su habla era distinta de la fonética de los anglo parlantes. Esta diferencia la atribuyeron a una supuesta inhabilidad física de los indígenas norteamericanos para hablar inglés. Esta supuesta inhabilidad la llamaron “ceguera auditiva”, a la par con la supuesta “motosidad” para nosotros hoy en día. Boas mostró que al contrario la gente indígena usaba las convenciones de sus sistemas fonológicos nativos al hablar el inglés al igual que

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lo haría un anglo parlante nativo al hablar uno de los idiomas americanos. La llamada “ceguera auditiva” se basó en las expectativas acústicas de los hablantes nativos del inglés, al igual que la “motosidad” basada en expectativas acústicas de los hablantes nativos del castellano. En ambos casos fue (y es) usado como una excusa para la discriminación racista. Pero sigamos la historia con más detalle enfocándonos en el lado quechua; los hablantes nativos del castellano al aprender quechua lo hablan con la apertura bucal del castellano. Esto quiere decir que hablan un quechua fonéticamente distinto de la mayor parte de los hablantes usando una cavidad bucal ancha, aun cuando hablan quechua con regular fluidez. Esto ha sido una parte del origen de una variedad del quechua que los lingüistas conocen como “quechua general” y es uno de los rasgos del quechua que anteriormente fue hablado en la sierra sur por la clase terrateniente y comercial. Hay rasgos fonéticos claros que distinguen este registro del quechua de aquellos registros hablados por hablantes de cuna, distinciones que se puede percibir sobre todo en las vocales (una tendencia hacia el uso del sistema vocálico del castellano, formación de los sonidos glotalizados con mayor fuerza, ambos rasgos del registro de las élites provinciales). Han pasado menos de quince años desde que se realizaron los estudios empíricos sobre la variación entre registros del quechua a través de mediciones acústicas con ayuda del avance de la informática (Pasquale 2003; Pérez Silva et al. 2009). Aunque

varios investigadores lo han notado de manera mas imprecisa antes (Rowe 1950; Cusihuamán 1976; Mannheim 1991). El marco de referencia en esta línea de estudio es un libro pequeño publicado por Jorge Iván Pérez Silva y sus colegas en la Universidad Católica con el Instituto Riva Agüero, que se llama Contra la Motosidad. Es un trabajo con datos empíricos que desbarata totalmente la imagen que tenemos todos nosotros de lo que es la “motosidad” y lo trata como lo que es: una ideología racista al final. Pérez Silva y sus asociados identificaron tres patrones vocálicos distintos entre sus informantes. El primer patrón es el producido por hablantes monolingües de cuna del quechua, tres vocales centralizados producidos por la cavidad bucal estrecha. Las tres vocales [ɪ, ʊ, æ] (nótense que no corresponden a ninguna vocal del castellano) se mueven hacia más adentro de la boca cuando están cerca a un sonido uvular (q, q’, qh). El primer patrón, es el patrón de los quechua hablantes monolingües. El segundo patrón, es el de los bilingües cuyo idioma materno es el quechua. Sus vocales siguen siendo producidos con la cavidad bucal estrecha, pero tienen la tendencia de bajar las vocales —en vez de moverlos hacia más adentro— cuando están cerca a un sonido uvular. Estos hablantes que hablan castellano con la cavidad bucal estrecha, o sea con un “acento” quechua, son percibidos por los castellano hablantes como “motosos”, es decir, la mal llamada “motosidad.” El tercer patrón —el patrón “criollo” — “mestizo” sobrepone el hexis corporeal del castellano al quechua. Usan la cavidad bucal ancha del castellano para producir las vocales del quechua y el efecto es que producen las cinco

vocales del castellano, no pudiendo escapar del patrón de producción de las vocales de su primera lengua (castellano). Aprenden las vocales cerca a los consonantes uvulares, palabra por palabra, de memoria. Hasta en el habla del quechua se puede distinguir entre un hablante de cuna y un hablante de castellano cuando éste está hablando quechua como segundo idioma. El “acento” que tiene el hablante de castellano al hablar quechua como segundo idioma más o menos se aproxima al quechua que fue hablado en la época antes de la reforma agraria por la clase terrateniente. Es decir, los hablantes de castellano que aprenden quechua y trabajan en salud rural o educación rural o los empleados de las ONGs que aprendieron castellano como primer idioma y hablan quechua como segunda idioma, hablan el quechua más o menos al estilo del quechua de la clase terrateniente del pasado. Y cualquier hablante de cuna del quechua lo puede identificar así. Eso lo podemos ver con una muestra documentada por Margarita Huayhua (2010) en su tesis doctoral a base del trabajo de campo en una de las comunidades del distrito de Santiago, usando una prueba llamada “poses emparejadas” que funciona así: una sola persona graba varias muestras de su habla en distintos registros. Los participantes en la prueba escuchan las muestras sin saber que una muestra corresponde a una “pose”. Se pregunta a los participantes las calidades sociales del hablante de cada muestra, quienes no tienen la información de que un solo hablante ha grabado a todos, produciendo las distintas poses. ¿Es fulano un agricultor o un trabajador urbano? ¿Es fulano una

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persona educada? ¿Es fulano una persona honrada? ¿Podrías tener amistad con fulano? Etc. En nuestro caso, se pidió a una mujer de más o menos 35 años de edad que solía imitar varios acentos, grabar un mismo contenido en 4 poses, dos poses en castellano y dos poses en quechua. Para las dos poses en castellano una fue hecha con apertura amplia (la apertura amplia de los hablantes de cuna de castellano) y la otra con apertura estrecha (la apertura de los hablantes de cuna de quechua, hablando castellano como segundo idioma). Para las dos poses del quechua, una fue grabada con apertura amplia, como los hablantes de cuna de castellano o como los de la clase terrateniente de antes, y la otra con la apertura estrecha de los hablantes de cuna de quechua. Recuérdese que hablaba una sola persona en todas las cuatro poses, con el mismo contenido. Estas cuatro poses fueron escuchadas por los participantes que eran parte de la investigación, incluyendo participantes quechua hablantes de cuna y participantes castellano hablantes de cuna. Lo que la investigación reveló es que los hablantes de quechua podían distinguir el origen social de los hablantes de las distintas poses en 100% de las instancias. Todos los hablantes de cuna quechuas reconocieren los orígenes sociales del hablante de la pose todo el tiempo, cualquiera que sea el idioma en que hablara. Casi lo mismo se puede decir de los castellano hablantes de cuna —los empleados de las ONGs y de las dependencias estatales. Ellos podían identificar el origen social del hablante de la pose con una agudeza de 93%, cualquiera que sea el idioma en que hablara.

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Podemos decir, entonces, que la apertura vocal, ya sea la estrecha de los hablantes nativos del quechua o la amplia de los hablantes nativos del castellano, es una línea clarísima que distingue los orígenes sociales de los hablantes nativos del quechua de la de los hablantes nativos del castellano, no obstante el idioma en que se esté platicando. Así, la forma de hablar sobresale por encima de cualquier otro rasgo social, por encima del vestido, por encima del color de piel, por encima del apellido. No se puede disfrazar la apertura bucal de manera tan fácil. Podemos decir entonces que en realidad, aunque pensamos que el quechua sur peruano es uno solo, en realidad, hay por lo menos dos registros sumamente distintos y claramente oídos: un registro usado por los hablantes de cuna del castellano y otro registro usado por los hablantes de cuna de quechua. Pero la forma de hablar va mas allá que una línea divisora que funciona como un recurso para la discriminación social. Los dos registros defieren el uno del otro por el trato social, por la semántica —hasta en el vocabulario bastante común, y la sintaxis (Mannheim 2015). Se puede decir también que la diferenciación por registro nos compromete a repensar la tarea de armar materias de enseñanza en el quechua. En desarrollar programas para la enseñanza del quechua en el campo, puesto que es sumamente importante utilizar la variedad que se habla en el campo, pero también lo es para entrenar intérpretes estatales —por ejemplo intérpretes judiciales, para no identificarse o ser identificados con la clase social que para sus padres y para sus abuelos era la clase social dominante, la clase social de los opresores. Caso contrario, nuestras mejores intenciones sobre el respeto se diluyen en la nada.

Bourdieu, Pierre 1982. Ce que parler veut dire: L'économie des échanges linguistiques. Paris : Fayard. Cusihuamán Gutierrez, Antonio 1976. Gramática quechua, Qosqo-Qollaw. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. Huayhua, Margarita 2010 Runama kani icha alquchu. Everyday discrimination in the southern Andes. Tesis doctoral en antropología social, Universidad de Michigan. Mannheim, Bruce 1991. The language of the Inka since the European invasion, Austin: University of Texas Press. 2015. All translation is radical translation. In Translating worlds, The epistemological space of translation, ed. Carlo Severi & William F. Hanks, Chicago: University of Chicago Press. pp. 199-219 Mannheim, Bruce y Susan A. Gelman 2013 El aprendizaje de los conceptos genéricos entre niños quechua hablantes monolingües. Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines 42 (3): 353-368. Mannheim, Bruce; Susan A. Gelman; Carmen Escalante; Margarita Huayhua; Rosalía Puma 2011. A developmental analysis of Quechua generics. Language Learning and Development 7: 1–23. Pasquale, Michael David 2001. Quechua and Spanish language contact. Influence on the Quechua phonological system (Peru), doctoral dissertation in linguistics, Michigan State University. Pérez Silva, Jorge Ivan, Jorge Acurio Palma & Raúl Bendezú Araujo 2009. Contra el prejuicio lingüístico de la motosidad. Un estudio de las vocales del castellano andino desde la fonética acústica, Lima: Instituto Riva Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú. Rowe, John H. 1950. Sound patterns in three Inca dialects. International Journal of American Linguistics 16: 137-148.

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