El ocio como factor de emprendimiento entre los jóvenes de 16 a 18 años

October 8, 2017 | Autor: Macarena Cuenca | Categoría: Emprendimiento, Jóvenes, Ocio
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Descripción

El papel del ocio en la construcción social del joven Cristina Ortega Nuere, Fernando Bayón (coords.)

DeustoDigital

El papel del ocio en la construcción social del joven

© Universidad de Deusto - ISBN 978-84-15759-43-0

Cristina Ortega Nuere y Fernando Bayón (coords.)

El papel del ocio en la construcción social del joven Colaboradores: Alex Bunten Rafael Peñafiel

2014 Universidad de Deusto Bilbao

© Universidad de Deusto - ISBN 978-84-15759-43-0

Documentos de Estudios de Ocio, núm. 51 Esta colección es posible gracias al apoyo que el Grupo Santander proporciona al Instituto de Estudios de Ocio y a su Cátedra Ocio y Conocimiento. Estos Documentos contribuyen a paliar la escasez de publicaciones sobre temas de ocio en lengua castellana. Cada libro trata de responder a alguna cuestión relacionada con el fenómeno del ocio, entendido como cultura, deporte, educación, turismo, recreación, desarrollo personal y comunitario. Las y los especialistas, técnicos e investigadores en las áreas señaladas podrán disponer así de investigaciones, instrumentos de trabajo y puntos de vista de personas que colaboran con este Instituto universitario. El contenido de cada uno de los documentos es obra y responsabilidad de su/s autor/es. Dirección María Jesús Monteagudo Sánchez

Comité Editorial Américo Nunes Peres, Universidade de Trás-os-Montes e Alto Douro (Portugal) Ana Ponce de León Elizondo, Universidad de La Rioja José Antonio Caride Gómez, Universidad de Santiago de Compostela José Clerton de Oliveira Martins, Universidade do Fortaleza (Brasil) M.ª Carmen Palmero, Universidad de Burgos María Luisa Amigo Fernández de Arroyabe, Universidad de Deusto María Luisa Setién Santamaría, Universidad de Deusto Roberto San Salvador del Valle Doistua, Universidad de Deusto Este libro está vinculado al Proyecto de Investigación «De los tiempos educativos a los tiempos sociales: la construcción cotidiana de la condición juvenil en una sociedad de redes. Problemáticas específicas y alternativas pedagógico-sociales» (proyecto coordinado EDU2012-39080-C07-00), y al subproyecto «De los tiempos educativos a los tiempos sociales: la participación de los jóvenes en la creación y gobernanza de sus espacios de ocio como factor de desarrollo personal» (EDU201239080-C07-03), cofinanciado en el marco del Plan Nacional I+D+i con cargo a una ayuda del Ministerio de Economía y Competitividad, y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER, 2007-2013).

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. © Publicaciones de la Universidad de Deusto Apartado 1 - 48080 Bilbao e-mail: [email protected] ISBN: 978-84-15759-43-0 Depósito legal: BI - 917-2014

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Índice general

Introducción por Cristina Ortega Nuere y Fernando Bayón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Parte I Encuadres: una aproximación al estado del arte Youth and Leisure in an Age of Austerity Ken Roberts. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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El «framing» del ocio y la dependencia familiar Enrique Gil Calvo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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«When in Rome, do as the Romans do». La construcción de la identidad personal y social y las conformidades en el turismo cultural Giulia Poltronieri y Núria Codina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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El tiempo de ocio para el estilo de vida contemporáneo: significados a lo largo de la vida José Clerton de Oliveira Martins, Francisco Antonio Francileudo y Lorena Ibiapina Gurgel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Juventud y vejez: ocio compartido Maria Eugénia Pereira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Parte II Jóvenes en red: el ocio desde las nuevas tecnologías Ocio como ámbito de socialización juvenil Marta Álvarez Alday, Asunción Fernández-Villarán Ara y Laura Mendoza Bress . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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El ocio usando tecnologías digitales: impacto y transformaciones Laura I. Rojas de Francisco, Jordi López Sintás y Ercilia García-Álvarez . .

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Lectores conectados en un nuevo mercado digital de libros Luis González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Social Network, juegos virtuales y actividad físico-deportiva juvenil: ¿una «conexión» posible? Emanuele Isidori, Rafael Ramos Echezarreta y Claudia Maulini . . . . . . . .

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Jóvenes, redes sociales y nuevas estrategias y expectativas en torno a las relaciones personales y el ocio Ignacio Megías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Parte III Repertorios del ocio juvenil: una mirada desde las prácticas Repensando el deporte escolar desde nuevos parámetros María Jesús Monteagudo, Ruth Ahedo, Fernando Richter, Joseba Doistua y Sheila Romero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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La relación entre la pedagogía del ocio y prácticas educativas en familias con hijos adolescentes Francisco Antonio Francileudo, José Clerton de Oliveira Martins y Fabiana Nieva Veloso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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La experiencia del ocio a través de la música: reflexiones en torno a la formación de identidad en el joven Maria Joana Alves Pereira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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El cultivo de sí. Los huertos de ocio como espacios de identidad en los jóvenes urbanitas Fernando Richter . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Parte IV La dimensión social del ocio juvenil: estudios de caso El ocio como factor de emprendimiento entre los jóvenes de 16 a 18 años Amaia Makua, Macarena Cuenca y June Calvo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Los jóvenes y las relaciones constructivas frente a la crisis en Portugal: una relación con la experiencia de ocio Tatiana Lopes de Vargas, Anabela Simões Carvalho y José Clerton de Oliveira Martins . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Los jóvenes y el ocio: un retrato identitario portugués Natália Alves . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Colección de Documentos de Estudios de Ocio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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El ocio como factor de emprendimiento entre los jóvenes de 16 a 18 años Amaia Makua, Macarena Cuenca y June Calvo

Introducción El dramático incremento del paro en España ha puesto de manifiesto la importancia del emprendimiento como una alternativa al empleo por cuenta ajena y como una fuente de generación de oportunidades para los jóvenes. El estímulo de iniciativas que fomenten el espíritu emprendedor de la población resulta clave para lograr que el emprendimiento sea parte de la solución del actual problema socioeconómico en España. El análisis más reciente del fenómeno emprendedor en España (GEM, 2013b) señala que las oportunidades de negocio en España son buenas, si bien no se aprovechan debidamente y el relevo empresarial es insuficiente. A pesar de ello, existe «una fuerte oleada de efervescente impulso emprendedor» (GEM, 2013b), que «debiera ser objeto de atención preferente por todas aquellas autoridades responsables —directa o indirectamente— de fomentar la actividad emprendedora y la inversión empresarial». Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, este tema cada vez está más presente en los medios de comunicación, se desarrollan más cursos sobre educación emprendedora o se ofrecen más ayudas a emprendedores. El emprendimiento puede materializarse en la creación de una empresa con ánimo de lucro, pero también puede hacerlo en forma de proyectos de creación de valor social. Así, la iniciativa emprendedora, entendida en su sentido más amplio, se centra en la detección de oportunidades y en su aprovechamiento (Shane y Venkataraman, 2000). Este enfoque resulta especial263

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mente sugerente para el análisis del colectivo propuesto, los jóvenes españoles de 16 a 18 años. Este grupo pertenece a la etapa de la adolescencia tardía1 y engloba un intervalo de edad interesante para el estudio del emprendimiento, puesto que en España los 16 es la edad en que la legalidad vigente en España permite dejar los estudios y entrar en el mercado laboral. El objetivo de este artículo es reflexionar sobre la relación ocio-emprendimiento en los jóvenes españoles de 16 a 18 años. El ámbito del ocio es una fuente que inspira el emprendimiento tradicional de emprendedores. No son pocas las personas adultas que han creado empresas a partir de sus actividades de ocio significativas y que han convertido sus hobbies en un negocio. Por ello, en este artículo nos preguntamos si el ocio puede ser un factor de emprendimiento en los jóvenes españoles de 16 a 18 años. Para llevar a cabo la reflexión propuesta, realizaremos una revisión de la literatura científica relacionada con el ocio, el emprendimiento y los jóvenes. Adicionalmente, completaremos dicho análisis teórico con el análisis de un caso real, la iniciativa «Think Big» de la Fundación Telefónica. En primer lugar, comenzaremos delimitando el sentido del término emprendimiento aplicable al segmento de jóvenes entre 16 y 18 años, más ligado a la creación de valor social que a la puesta en marcha de un proyecto empresarial. A continuación, realizaremos una aproximación a la experiencia de ocio valiosa, a partir de la cual nos preguntaremos si este tipo de experiencias pueden ser un estímulo para emprender. Seguidamente, nos centraremos en el segmento de jóvenes elegido y nos acercaremos a sus prácticas de ocio y a los elementos estructurales en los que se encuentran inmersos. Finalmente, estudiaremos el caso Think Big y concluiremos con una serie de reflexiones que permitan la identificación de posibles líneas de investigación en este ámbito, así como la formulación de hipótesis que puedan ser contrastadas en el futuro. El emprendimiento No obstante el extendido uso del término emprendimiento en nuestra sociedad, su definición no es unívoca y su sentido evoluciona para adaptarse a la cambiante realidad social. En el mundo anglosajón se emplea el término entrepreneurship, que no equivale exactamente a emprendimiento en la lengua castellana. Se requieren varios vocablos para completar su sentido literal: emprendimiento, espíritu emprendedor, iniciativa empresa1 Según la Organización Mundial de la Salud la adolescencia es la etapa comprendida entre los 11-18 años. Se consideran dos fases: adolescencia temprana (11-14 años) y adolescencia tardía (15-18 años): www.who.int

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rial y capacidad emprendedora (Rivera, 2011:12). En este artículo utilizamos la noción del emprendimiento en un sentido amplio, como sinónimo del término inglés. El emprendimiento es una realidad que suscita un creciente interés social, especialmente desde el inicio de la actual crisis. Aunque puede que no sea una panacea, seguramente puede ser parte de la solución (GEM, 2012a) a los retos presentes. Se trata de un fenómeno multidimensional y vivo, sobre el que no existe unanimidad en el ámbito científico (Rivera, 2011). El análisis de la literatura permite diferenciar tres enfoques teóricos (Marvez, 2011), reflejados en la tabla 1. Tabla 1 Enfoques teóricos sobre el emprendimiento Énfasis

Enfoque

Asunción

¿Quién es el emprendedor?

Las características del emprendedor

El emprendedor tiene unas características especiales: necesidad de logro, locus de control interno y tolerancia al riesgo

¿Qué hace el emprendedor?

La creación de una organización

El emprendimiento es un rol que los individuos llevan a cabo para crear organizaciones principalmente con la intención de crear riqueza y acumular capital / de general valor. Implica la habilidad o competencia para reconocer oportunidades de creación de riqueza y la capacidad de juzgar cuál oportunidad explotar

¿A qué se debe que algunos individuos exploten esas oportunidades mientras otros no lo hacen?

Cómo las oportunidades, que crean futuros bienes y servicios, son descubiertas, creadas y explotadas y por quién.

Dicho potencial se atribuye a diferencias cognitivas en los individuos, a la capacidad de ver cosas o de procesar la información, a diferencias en los incentivos o en los costos de oportunidad.

Fuente: Adaptado de Marvez (2011).

El enfoque más novedoso es el que se centra en la detección de oportunidades. En realidad esta finalidad ha estado vigente desde las primeras definiciones de emprendimiento del siglo XVII hasta la actualidad. Un ele265

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mento común a muchas de ellas ha sido que todas ponían de manifiesto la relación entre el emprendimiento y el descubrimiento de oportunidades rentables (Vásquez, Dávila; Trujillo, 2008). El emprendimiento evoluciona no únicamente en cuanto al enfoque adoptado para su análisis, también en cuanto al ámbito de actuación o las motivaciones que llevan a emprender. En su origen el emprendimiento se vincula con el ámbito económico, la creación de empresas o la ampliación de posibilidades en el desarrollo económico y empresarial (Rivera, 2011). Esta es la visión que a día de hoy predomina en el estudio del fenómeno, especialmente desde ámbitos institucionales. En esta línea, la Comisión Europea (2003) lo define como la actitud y el proceso para crear y desarrollar una actividad económica. Por su parte, el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) —el observatorio internacional con carácter anual del fenómeno emprendedor desde 1999— identifica el emprendimiento como cualquier intento de nuevo negocio o creación de empresa (GEM, 2012a). Frente a esta posición surgen matices que la amplían, como la idea de que la iniciativa emprendedora no requiere, aunque pueda incluirla, la creación de nuevas organizaciones (Shane y Venkataraman, 2000). A pesar de que la noción económica del emprendimiento está muy extendida, autores como Benz (2009) cuestionan que la búsqueda de un beneficio económico sea la única al emprender. De hecho, este experto subraya la importancia de las actividades que no persiguen un lucro en el emprendimiento y aboga por una redefinición de la visión económica del término. En consonancia con estas ideas surge la acepción del emprendimiento social, orientado a la búsqueda de soluciones a problemas sociales (Guzmán, Trujillo, 2008), al deseo de hacer del mundo un lugar mejor (Katzenstein, Chrispin, 2011). Es un tipo de emprendimiento que no puede separarse del de negocios, es una variación en la que la misión social es explícita y constituye su principal razón de ser (Timmons, 2009). La diferencia más clara entre ellos es que los emprendedores de negocios abordan los problemas desde una óptica puramente económica, en tanto que los sociales se centran en un tema social y no actúan necesariamente motivados por remuneraciones materiales. Otras distinciones estriban en que lo que supone una falla de mercado para el emprendimiento de negocios puede ser una oportunidad para el social (Guzmán, Trujillo, 2008) y que ambos funcionan en entornos diferentes y regidos por distintas reglas (Timmon, 2009). La iniciativa empresarial social se centra en el papel que desempeña una persona que asume riesgos, quien, contra todas las adversidades, crea el cambio social. Por lo que no se refiere tanto al cambio que rompe con los patrones, sino a las personas que rompen con los patrones (Light, 2009). Ese cambio social suele suponer, bien la supresión de barreras a la inclusión, la ayuda a los más débiles o a quienes carecen de voz propia, así como el alivio 266

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de efectos secundarios indeseables generados por la propia actividad económica. Es decir, ayuda a sus beneficiarios a obtener un valor que, debido a diversas causas, habría quedado fuera de su alcance. (Guzmán, Trujillo, 2008). Este cambio conduce a la innovación social, elemento clave para innovar «en, cómo y para» la sociedad (Innobasque, 2011:20). Tal y como establece la European Commission, dicha innovación puede definirse como … el desarrollo y la implementación de nuevas ideas (productos, servicios y modelos) para satisfacer las necesidades sociales y crear nuevas relaciones o colaboraciones… Su objetivo es mejorar el bienestar humano… son innovaciones no únicamente buenas para la sociedad, también potencian la capacidad de actuar de los individuos (European Commission, 2013:6).

Los motivos que conducen a emprender también son objeto de discusión entre los autores. Al igual que ocurre con la naturaleza económica que se presupone al emprendimiento, sus motivaciones han sido reducidas a la necesidad o la oportunidad. Es decir, una persona emprende, bien porque no le queda otra alternativa laboral, bien porque es capaz de detectar una oportunidad en el mercado que le empuja a iniciar su propio proyecto (GEM, 2012). Sin embargo, se oyen algunas voces discrepantes que ponen en tela de juicio dicho criterio dicotómico. Autores como Williams (2011) entienden que los emprendedores pueden responder a motivos diferentes a los de oportunidad o necesidad. Estos demuestran múltiples motivaciones para iniciar un proyecto, que además evolucionan con el tiempo. La motivación que origina el emprendimiento es sobre todo un producto del contexto social, económico y espacial en el que los emprendedores se encuentran, así como un resultado del tipo de emprendimiento que está a su alcance. Una vez aclarada nuestra comprensión del concepto de emprendimiento, realizaremos a continuación una aproximación a la experiencia de ocio valiosa. Solo de esta manera podremos posteriormente reflexionar acerca de las interrelaciones que se pueden producir entre el ocio y el emprendimiento. La experiencia de ocio valiosa El concepto de ocio se sustenta en tres pilares básicos: la libertad, la gratuidad2 y la satisfacción. Dicho de otro modo, «Vivir el ocio es ser consciente de la «no obligatoriedad» y de la finalidad no utilitaria de una 2 Realizar una actividad sin obtener nada a cambio. La motivación es esencialmente intrínseca.

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acción externa o interna, habiendo elegido dicha acción en función de la satisfacción íntima que proporciona» (Cuenca, 2011a:60-61). Estos tres rasgos, determinantes de la calidad subjetiva de la experiencia, definen la idiosincrasia de la experiencia de ocio y no el momento del tiempo o la naturaleza de la actividad. Tal y como indica Cuenca (2011a), las prácticas de ocio son uno de los indicadores que contribuyen a medir la calidad de vida, dados los múltiples beneficios que de ellas se derivan. De hecho, los beneficios del ocio han sido objeto de estudio desde hace varias décadas. Monteagudo (2004) señala que la mejora de la salud es una de las consecuencias más conocidas y en la que los primeros estudios incidían especialmente, de manera que el concepto de beneficio se abordaba al principio con una visión muy reduccionista. Con el paso del tiempo, el concepto fue evolucionando. Así, Tinsley, Tinsley (1986), desde una perspectiva psicológica, defienden que los individuos satisfacen algunas de sus necesidades psicológicas participando en actividades de ocio y que este proceso contribuye a mejorar su salud mental y física. Driver, Bruns (1999), adoptando un enfoque más holístico abordan este tema desde un planteamiento tridimensional: como prevención de dolencias y/o mantenimiento de la condición física y psicológica; como fuente de satisfacción y como cambio o mejora. Tinsley (2004) indica que estos mismos beneficios pueden desencadenar, a su vez, otros beneficios sociales directos (mejora moral de un grupo como consecuencia del incremento de la satisfacción vital de un individuo) o indirectos (reducción del vandalismo). Sin embargo, según este autor, se han llevado a cabo muchas menos investigaciones sobre los beneficios del ocio que reciben los grupos sociales que sobre aquellos que reciben las personas. Desde nuestro punto de vista, el hecho de emprender se encontraría dentro de este grupo, es decir, tendría beneficios directos sobre el emprendedor, pero también un impacto social importante. En las líneas anteriores, nos hemos referido a las prácticas de ocio en general, sin embargo no todas las actividades de ocio requieren la misma implicación y compromiso ni reportan los mismos tipos de beneficios. Son varios los autores que distinguen aquellas actividades puntuales, espontáneas y efímeras de aquellas que implican un interés duradero, una preparación, un compromiso y un proceso de crecimiento personal y de desarrollo de habilidades (Kleiber, 2004; Csikszentmihalyi, 2008; Stebbins, 2008; Cuenca, 2011b). Csikszentmihalyi (2008) analiza la experiencia óptima o flujo, que depende especialmente de cómo se realiza la actividad, es decir, de la calidad de la experiencia. Aunque cualquier actividad sea susceptible de transportarnos al estado de flujo, no todas tienen la suficiente complejidad como para posibilitar un sentimiento de realización y crecimiento psicoló268

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gico y conducirnos a la felicidad. Esto es lo que ocurre con las actividades en las que es fácil encontrar placer. Según este autor, las experiencias placenteras sin más son efímeras y no conducen al desarrollo. En su análisis de experiencias óptimas, Csikszentmihalyi ha estudiado a personas muy diferentes entre sí (artistas, atletas, místicos religiosos, científicos, etc.), pero todas han coincidido en una cosa, les encantaba lo que hacían. Lo que les impulsaba a dedicar tiempo a su actividad favorita no era ningún tipo de recompensa extrínseca, sino el propio placer de hacer lo que realmente les gustaba. A lo largo de los años, Csikszentmihalyi (1998) ha detectado nueve elementos repetitivos que suelen estar presentes en las experiencias de flujo y que son los siguientes: Hay metas claras; Hay un feedback inmediato a las propias acciones; Existe un balance entre los desafíos y las habilidades; Existe unidad entre la acción y la conciencia; Las distracciones son excluidas de la conciencia; No hay miedo al fracaso; La autoconciencia disminuye; Se distorsiona el sentido del tiempo; La actividad se vuelve un fin en sí misma. Stebbins (2008) acuña a finales de los setenta el concepto de ocio serio y algo más tarde el de ocio casual3 y defiende que, aunque ambos tipos de ocio son necesarios para un estilo de vida de ocio óptimo (Stebbins, 2000), el ocio serio ofrece beneficios que no se encuentran en el ocio casual (Stebbins, 2004). Para este autor el ocio serio representa la «búsqueda sistemática de una actividad amateur, de voluntariado o un hobby, cuya naturaleza le llene al participante y éste la encuentre suficientemente sustancial e interesante como para encontrar en ella una carrera centrada en adquirir y expresar la combinación de habilidades, conocimientos y experiencia específicas de la actividad» (Stebbins, 2008:12). Mientras que el ocio casual se refiere a aquella «actividad inmediata e intrínsecamente gratificante, de sensaciones placenteras relativamente efímeras y que requiere poca o ninguna formación específica para disfrutar de ella» (Stebbins, 2008:12). Según Stebbins (2008), el ocio serio presenta seis características que le son propias: Necesidad de perseverar; Superación personal; Esfuerzo personal significativo que utiliza los conocimientos, formación, experiencia y/o habilidades especialmente adquiridos para llevar a cabo la actividad; Beneficios duraderos4; Carácter comunitario manifes3 En el año 2005, Stebbins desarrolla un concepto intermedio entre ocio serio y casual, que denomina ocio basado en proyectos. Ver Stebbins (2005) 4 Stebbins señala ocho beneficios duraderos extraídos de sus investigaciones en torno a actividades amateur, fundamentalmente. Los beneficios son: autoactualización; autoenriquecimiento; autoexpresión; regeneración o renovación de la identidad propia; sentimiento de logro; mejora de la imagen personal propia; interacción social y sensación de pertenencia al grupo; y los resultados duraderos propios de la actividad (por ejemplo un cuadro, etc.). (Stebbins, 2008)

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tado en actitudes compartidas, prácticas, valores, creencias, metas, etc.; Tendencia a una fuerte identificación con la actividad elegida. Tanto las experiencias óptimas como las de ocio serio, constituyen experiencias de ocio valiosas. Sin duda, en ambos es imprescindible que el sujeto disfrute de ellas y les atribuya un valor intrínseco (Cuenca Amigo, 2013) y también en ambos casos las experiencias aportan beneficios para el desarrollo personal (Amigo, 2011). Llegados a este punto, nos planteamos si este tipo de experiencias de ocio valiosas pueden ser o no un estímulo para emprender. ¿Puede ser la experiencia de ocio valiosa un estímulo para emprender? Tal y como hemos avanzado en líneas anteriores, no hemos encontrado investigaciones que den una respuesta clara a esta pregunta. Por ello, consideramos necesario reflexionar sobre la posible relación entre ambos aspectos para generar hipótesis que puedan ser contrastadas en un futuro trabajo de campo. Desde nuestro punto de vista, la respuesta a la pregunta es afirmativa y a continuación vamos a ofrecer una serie de argumentos que nos llevan a adoptar este posicionamiento. El primero de ellos es la motivación del emprendedor y la pasión por lo que hace. Para profundizar en esta cuestión, recurrimos a la Fundación Iniciador, una organización creada en Madrid en el año 2007, cuyo objetivo es fomentar y facilitar el emprendimiento. Para ello organizan eventos de emprendedores para emprendedores, los difunden a través de la web y publican online diferentes recursos para los emprendedores. Un recurso de gran interés es el Observatorio de Clima Emprendedor de los años 2011 y 2012. Según estos estudios (Fundación Iniciador y Sage, 2011, 2012), uno de los aspectos más positivos de emprender es la autorrealización personal. En el año 2011, la autorrealización se convertía, además, en el principal factor para emprender, sin embargo, en el año 2012, éste quedó relegado a un segundo puesto, superado por el motivo «falta de oportunidades en el mercado laboral». En la misma línea, Longo, Bilbao y Corcuera (2012), que analizan el emprendimiento juvenil en Euskadi, señalan que la satisfacción personal que supone trabajar haciendo lo que te gusta es la razón principal para preferir el trabajo por cuenta propia para el 27% de los encuestados. Este mismo tipo de investigación se ha llevado a cabo en otros países. Así, por ejemplo, Williams y Williams (2011) estudian las motivaciones clave para emprender en barrios marginales de Gran Bretaña e incluyen expresamente la de «convertir mi hobby en un negocio». Los resultados 270

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de esta investigación hablan de que un 87% de los que piensan en emprender esgrimen este motivo, que resulta el 2.º en importancia. Un 34% de los que ya han emprendido también destacan este motivo, si bien por detrás de la libertad, el reto, ser jefe de uno y hacer más dinero. Las motivaciones vinculadas al ocio también han sido estudiadas por Williams (2009) para el colectivo de emprendedores que funcionan al margen de la economía oficial. Además de las destrezas que pueden desarrollarse a través de un empleo, los intereses personales y las aficiones —que el autor identifica con el ocio serio de Stebbins (2004)— pueden ser un motor claro para la puesta en marcha de un proyecto. Precisamente, tales intereses personales y aficiones parecen tener un especial potencial en la nueva economía digital europea, en la que el valor inmaterial determina cada vez más el valor material, ya que los consumidores desean obtener «experiencias» nuevas y enriquecedoras (Comisión Europea, 2010). Según esta institución, la competitividad de la Unión Europea en un entorno global en transformación pasa por establecer las condiciones adecuadas para que la creatividad y la innovación florezcan en una nueva cultura empresarial. Y se ve en las industrias culturales y creativas un verdadero potencial para responder a tales desafíos. Un documento muy sugerente son los «Consejos de emprendedores a iniciadores», del que destacamos la voz de José Cerdán, piloto y gran aficionado al mundo de la aviación y que ha desarrollado muchos de sus proyectos emprendedores en esta área que tanto le apasiona: Siempre he creído que cuando te embarcas a hacer un proyecto éste debe ilusionarte tanto como si fuera tu propia vida. Comprometerte, vivirlo y disfrutarlo de forma que se te pasen las horas trabajando en él y para él, casi sin darte cuenta de cómo pasa el tiempo (Cerdán, 2011:114).

Esta declaración nos recuerda ciertas propiedades de las experiencias de ocio valiosas que estudiábamos en líneas anteriores: la satisfacción y disfrute; el compromiso y la perseverancia y algo que, según Csikszentmihalyi (1998) caracteriza a las experiencias óptimas, la distorsión del sentido del tiempo. Otro elemento común a las experiencias de ocio valiosas y al emprendizaje es la necesidad de innovar y de ser creativo. Hace ya ochenta años, Schumpeter (2012 [1.ª ed. de 1934]), economista austriaco y reconocido científico, se refería a la figura del emprendedor como innovadoremprendedor, diferenciada de la del capitalista. El primero era el creativo y responsable de la idea de negocio, y el segundo, el dueño del dinero. Ambas figuras podían o no coincidir en una misma persona. En la actualidad, si examinamos el libro blanco de la iniciativa emprendedora en Espa271

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ña (Esade Entrepreneurship Institute, 2011), comprobamos que al analizar las características emprendedoras de los jóvenes españoles, queda de manifiesto que una de ellas es la creatividad. En las experiencias de ocio valiosas, la innovación y la creatividad también juegan un papel importante. Stebbins (2008) afirmaba que en las experiencias de ocio serio tiene lugar un afán de superación que conduce a una carrera de largo plazo, en la que se produce un desarrollo. Csikszentmihalyi (1998) explicaba que ese desarrollo tiene lugar como consecuencia del problema del equilibrio entre los retos planteados al individuo y sus propias habilidades. Así, desafíos demasiado grandes para nuestras habilidades pueden llevarnos a la frustración y la situación inversa al aburrimiento. Solo la situación de equilibrio entre el aburrimiento y la ansiedad puede llegar a conducirnos a experiencias óptimas. Pero esta situación de equilibrio es efímera y, para que no aparezca el aburrimiento, cada uno debe innovar, buscando nuevos retos, aumentando para ello la complejidad de la actividad y desarrollando nuevas habilidades. En relación a la capacidad de innovar a través del ocio serio, Aguilar (2011) estudia el caso de Lego, una empresa que innova gracias a las ideas aportadas por su comunidad de aficionados, quienes ostentan un conocimiento profundo de sus productos. Precisamente, el conocimiento profundo de la actividad y el contacto con la comunidad de aficionados es, desde nuestro punto de vista, otro elemento que puede favorecer el emprendimiento. Tal y como defendía Stebbins (2008), una de las características del ocio serio es su carácter comunitario. El aficionado comprometido nunca está solo con su práctica. Las comunidades de aficionados son ámbitos de pasiones compartidas, donde se retroalimenta la satisfacción y se promueve el desarrollo de destrezas. Trasladado a un proyecto empresarial, la actividad de ocio se convertiría en el producto o servicio, mientras que la comunidad de aficionados se convertiría en el público objetivo, en el mercado. Por un lado, creemos que la comprensión intensa del producto o servicio puede conducir de forma natural a la detección de oportunidades de negocio y puede ayudar a innovar, tal y como veíamos en el caso de Lego. Por otro lado, el hecho de estar integrado en una comunidad de aficionados, supondría conocer muy bien el mercado y, por tanto, permitiría orientar la innovación hacia aquellos aspectos apreciados por el cliente. Además, al formar parte de dicho mercado, será más fácil conocer el funcionamiento del mismo y ser consciente de cuáles son los canales de comunicación adecuados. Por último, debemos aludir a una de las propiedades, que, según Csikszentmihalyi (1998), caracterizan a las experiencias óptimas: No hay miedo al fracaso. Según Esade Entrepreneurship Institute (2011) uno de 272

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los principales obstáculos a la iniciativa emprendedora es, precisamente, el miedo al fracaso. Hasta el momento hemos reflexionado sobre el binomio ocio y emprendimiento en general. Sin embargo, nuestro análisis se centra en un grupo de edad específico, los jóvenes de 16 a 18 años. Por ello, las líneas que siguen a continuación las destinaremos a realizar una aproximación a este colectivo, así como a una serie de elementos estructurales en los que están inmersos los jóvenes. El segmento de jóvenes de 16-18 años Uno de los principales cambios que se ha podido apreciar en esta primera década del siglo XXI y que ha impactado plenamente en la vida de las personas es la revolución tecnológica que se ha experimentado en tan poco tiempo. Los adolescentes de 16-18 años han nacido al mismo tiempo que esta revolución tecnológica y por tanto se les considera como nativos digitales (Prensky, 2004): utilizan la tecnología para infinidad de cosas, sobre todo para comunicarse a través de chats, móviles, Messenger, Facebook, Tuenti, Internet en general (Elzo, 2011). Por regla general, antes la televisión era el espacio de entretenimiento de los jóvenes, ahora Internet es el agente de socialización principal. Esto hace que los llamados nativos digitales se desarrollen de manera diferente en múltiples áreas: se comuniquen, compartan, intercambien, aprendan y crezcan de forma distinta (Prensky, 2004). En cuanto a la educación, la adolescencia es una etapa vital donde formarse tiene una importancia clave (Elzo, 2011). El currículo escolar en el que están inmersos los adolescentes actualmente en España deriva de la Ley Orgánica de Educación (BOE, 2006). Esta norma incluye una educación infantil (0-6 años), seguido de una educación primaria (hasta los 12 años) y Educación Secundaria Obligatoria (ESO) que finaliza con 16 años. A partir de los 16 años de edad cumplidos, según el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores (BOE, 1995) un individuo puede acceder al mercado laboral y, si así lo desea, abandonar los estudios. La tabla 2 recoge la situación respecto a la actividad laboral y los estudios del colectivo de jóvenes de 16 a 18 años de edad para todo el período 1999-2010. Hay que destacar que debido a la crisis, en los últimos años se está presenciando la práctica desaparición de los adolescentes que solo trabajan y su sustitución por quienes únicamente estudian. Por otro lado, subrayar que la distancia entre géneros se centra en las situaciones en aquellos que solo están estudiando y en aquellos que solo están trabajando. 273

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Otro fenómeno que se ha presenciado como nuevo y con un gran impacto es la llegada de personas de otros lugares del planeta. España es ya un país de inmigrantes y esto se refleja en los centros escolares donde hay cada vez mayor diversidad geográfica, étnica y racial, lo que conforma una escuela y una educación diferente que plantea nuevos retos (Ver Tabla 2). Tabla 2 Porcentaje medio en cuatro situaciones en relación a la actividad laboral y los estudios según año de observación, edad, sexo y lugar de nacimiento. Residentes en España, población entre 16 y 18 años de edad (1999-2010)

General

Ni estudia ni trabaja (%)

Solo estudia (%)

Solo trabaja (%)

Estudia y trabaja (%)

11,1

76,6

9,4

3,0

10,2 14,0 14,9 12,7

76,1 73,5 78,0 82,3

10,6 8,7 4,4 2,8

3,0 3,8 2,7 2,2

8,6 12,6 17,1

88,2 78,7 66,5

2,3 5,3 9,9

1,3 2,8 4,5

12,8 11,9

75,2 83,4

6,9 2,9

2,8 2,2

10,6 23,8 19,8 35,9 30,9 19,6 6,5 14,4

82,6 62,1 72,2 55,5 61,0 72,9 93,5 76,4

4,3 9,8 5,4 7,4 4,3 4,8 0 4,1

2,4 4,3 2,5 1,2 3,8 2,7 0 5,2

Momento de observación 1999-2007 2008 2009 2010 Edad 16 17 18 Sexo Hombres Mujeres Lugar de nacimiento España UE-27 Resto Europa Magreb Resto África Latinoamérica/Caribe Norte-América Asia/Oceanía

Fuente: Pau Miret, Centro de Estudios Demográficos, UAB (2010).

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En cuanto a su tiempo libre, podemos diferenciar las actividades más practicadas en función de si se trata del tiempo libre en general o, específicamente de las noches de los fines de semana, tal y como aparece en la tabla 3 que sigue a continuación. Tabla 3 Actividades realizadas habitualmente por los jóvenes de 15 a 19 años durante su tiempo libre en general y en las noches de los fines de semana Actividades realizadas habitualmente durante su tiempo libre

Salir a reunirse con amigos Escuchar música, CD, cintas Ver la TV Viajar Ir al cine Estar con mi novio/a, pareja Usar el ordenador Hacer deporte Oír la radio

95,8% 93,2% 91,7% 40,3% 59,5% 51,7% 82,9% 57,7% 59,0%

Actividades realizadas habitualmente durante las noches de los fines de semana

Ir a bares, cafeterías, pubs Ir a bailar, a discotecas Ir a casa de algún amigo/a Ir al cine Ir al restaurante Pasear Ir de botellón Ir a conciertos Practicar algún deporte

61,8% 63,9% 53,6% 32,9% 21,8% 29,6% 37,9% 20,0% 11,4%

Fuente: Elaboración propia a partir de Injuve (2010).

En cuanto al ocio nocivo, en el momento actual se observa un apuntalamiento del modelo festivo del consumo de alcohol al que va asociado, con demasiada frecuencia, al de las drogas jurídicamente ilegales, pero socialmente omnipresentes, de las que el cannabis tiene un protagonismo mayor así como otros productos como la cocaína, y la heroína (Elzo, 2011). De hecho, durante los años 2006-2007 se registraron los máximos históricos de consumo de prácticamente todas las drogas y alcohol y, aunque en España el consumo del alcohol está prohibido hasta 18 años, todas las encuestas apuntan que la inmensa mayoría lo hacen bastante antes de esa edad (Elzo, 2011). Las familias en las que viven estos adolescentes están cada vez más fragilizadas y son cada vez más inestables. Los adolescentes de hoy son los primeros que, en proporciones estadísticamente relevantes —cerca de uno de cada dos en el año 2006— viven la separación o divorcio de sus padres (Flaquer, 2011). Todos estos elementos estructurales son los que rodean a los jóvenes de 16 a 18 años en la actualidad y los que condicionan su vida diaria y 275

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con los que adquieren sus valores. Pero ¿cuáles son estos valores? Y ¿Qué es lo que más valoran en su vida? En el estudio llevado a cabo por la Fundación SM en 2010 sobre los aspectos más valorados por jóvenes españoles, se puede observar que la familia sigue siendo uno de los elementos más importantes para los adolescentes de hoy, considerándolo muy importante por un 71%. Por tanto, a pesar de estar más desestructurada, la familia sigue siendo un pilar importante para los adolescentes de 16-18 años. Le siguen aspectos como la salud (69%) y los amigos (59%) que junto a la familia son los tres únicos aspectos que consiguen superar el 50%. Otro dato que consideramos relevante es que a pesar de la crisis actual el ocio, el trabajo y ganar dinero se valora en la misma medida (47%) y estos se encuentran por encima de valores como el estudio/formación (37%) o la vida moral y digna (43%). Esto explicaría el alto porcentaje de jóvenes que abandonan su carrera educativa en España (1 de cada 5 a los 17 años y 1 de cada 3 a los 18 años) (Miret, Cabré, 2011). Los aspectos menos valorados separados de los anteriores aspectos por más de 25 puntos son la política (7%) y la religión (8%). En el marco de esta reflexión sobre jóvenes, ocio y emprendimiento entendemos que la valoración equivalente que este grupo otorga al ocio, al trabajo y a ganar dinero puede ser un reflejo de su motivación para emprender no se debe en exclusiva a un aspecto económico, sino que puede estar también incentivada por la importancia del ocio en sus vidas. Análisis de la experiencia Big Think Jóvenes de la Fundación Telefónica Para llevar a cabo nuestra reflexión sobre el binomio ocio y emprendimiento en los jóvenes, hemos considerado interesante acudir a la realidad y estudiar un caso concreto. Nos hemos decantado por el programa Think Big Jóvenes, liderado por Fundación Telefónica en colaboración con Movistar. Se trata de un proyecto de emprendimiento social que ofrece a los jóvenes entre 15 y 25 años la oportunidad de transformar una idea propia que busque un cambio positivo en la comunidad en un proyecto de éxito (Fundación Telefónica, 2012). Hemos seleccionado esta iniciativa como marco de referencia precisamente porque su finalidad es fomentar el emprendimiento con un enfoque social, adaptado a las circunstancias vitales y sociales de los jóvenes españoles. El análisis efectuado es exploratorio y sus resultados debieran servir como punto de referencia para futuras investigaciones. El método seguido 276

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para obtener la información ha sido el análisis de contenidos de la página web oficial del proyecto5. Esta iniciativa nace en el año 2012, por lo que los casos observados son los de la primera edición, todavía en curso. En total se seleccionaron 124 ideas, que hemos analizado aplicando una serie de criterios representados en la tabla 4. Tabla 4 Criterios empleados en el análisis de la iniciativa Think Big Criterios Edad Sociodemográficos

Género Comunidad Autónoma de procedencia Categoría del proyecto

Características de los proyectos

Dimensión del ocio (principal y secundarias) Ocio como fin o como instrumento del proyecto Fase de desarrollo del proyecto

Desarrollo y valoración del proyecto

Votos en la web de Think Big «Me gusta» en Facebook Fuente: Elaboración propia.

Datos sociodemográficos Para analizar los datos sociodemográficos, hemos aplicado en primer lugar el criterio de la edad, diferenciando aquellos proyectos, cuyos equipos estaban compuestos íntegramente por jóvenes pertenecientes a nuestro colectivo objeto de estudio (21% del total de proyectos) del resto (79%), entre los que podía haber equipos de personas más mayores o equipos en los que participaban jóvenes de 16-18 mezclados con otros más mayores. En relación con el género, en el grupo de edad analizado, son más habituales los equipos del mismo sexo (85%), que los equipos mixtos (15%), en contraste con los equipos de mayor edad, en los que el por5

http://thinkbigjovenes.fundaciontelefonica.com/

277

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centaje de equipos mixtos asciende al 52% Por otro lado, las mujeres de 16-18 parecen más emprendedoras que los hombres de ese grupo de edad. En lo tocante a la procedencia geográfica de los participantes, la mayor diferencia se sitúa en Cataluña. El 27% de proyectos del grupo de participantes 16-18 se localiza en esta Comunidad Autónoma, mientras que en el caso del resto de participantes, dicho porcentaje asciende tan solo al 10%. Características de los proyectos Para el estudio de las características de los proyectos, hemos tenido en cuenta las categorías establecidas por el programa Think Big. Adicionalmente, hemos analizado el contenido de los proyectos publicados en la web oficial y, en base a ello, hemos realizado una clasificación de los mismos en función de las dimensiones del ocio autotélico —ambiental-ecológica, creativa, festiva, lúdica y solidaria (Cuenca, 2000)— y del ocio exotélico —terapéutica, consuntiva, preventiva, productiva (San Salvador del Valle, 2000)—. Al tomar como referencia las categorías del programa Think Big, las principales diferencias entre el grupo de 16 a 18 años y el resto se ubican en Arte y Cultura, donde nuestro colectivo se sitúa 6 puntos por delante del resto y en Otros, donde se posiciona 6 puntos por detrás del resto. En lo que respecta a la dimensión del ocio predominante en el proyecto, la más importante para ambos grupos es la solidaria. Otra dimensión con bastante presencia es la creativa, componente principal de un 21% de las propuestas de mayores de 18 años. Entre el colectivo más joven (16-18 años) destaca el mayor protagonismo no solo de la dimensión creativa (un 31% de las ideas tienen que ver con la práctica o el disfrute de las artes, como la danza, la música, la pintura o la literatura), sino también de la lúdica (12% de proyectos, principalmente vinculados al deporte). Además, cabe reseñar que en estas iniciativas de carácter creativo y lúdico protagonizado por los emprendedores de 16 a 18 años el ocio constituye el fin mismo del proyecto; es decir, tales prácticas no se plantean con un carácter instrumental para el logro de otros fines, sino que el proyecto tiene como finalidad última el disfrute de una experiencia de ocio creativa o lúdica. Precisamente, en relación con lo anterior, otro punto a subrayar entre los de 16 a 18 años es que las dimensiones del ocio exotélico (consuntiva, preventiva, productiva y terapéutica) brillan por su ausencia. 278

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Tabla 5 Características de los proyectos Think Big Edad Características de los proyectos 16-18 años

Resto

5% 7% 21% 10% 11% 26% 16% 3%

5% 8% 15% 10% 13% 27% 13% 9%

4% 31% — 12% 54% — — — — 8% 12% 12%

8% 21% 2% 10% 42% 2% 1% 3% 10% 2% 11% 14%

46% 54%

31% 69%

Categorías del programa Think Big Deporte Medio ambiente Arte y cultura Tecnología Comunicación Ayudar a los demás El Barrio Otros Dimensión del ocio dominante en el proyecto Ambiental-ecológica Creativa Festiva Lúdica Solidaria Terapéutica Consuntiva Preventiva Productiva Consuntiva Preventiva Productiva Papel del ocio en el proyecto El ocio es el fin del proyecto El ocio es un instrumento en el proyecto Fuente: Elaboración propia.

En el análisis de contenidos realizado también se ha tenido en cuenta la presencia de otras dimensiones del ocio, aun con un protagonismo menor. El fenómeno del ocio es complejo y suele participar de varias de las dimensiones presentadas anteriormente. Al realizar una lectura conjunta de la dimensión principal y las secundarias del ocio implícitas en los pro279

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yectos de Think Big obtenemos una visión más completa de la vinculación entre el emprendimiento y el fenómeno del ocio. El gráfico 1 expone la suma de los porcentajes de todas las dimensiones del ocio representadas en cada proyecto. Gráfico 1 Presencia global de las dimensiones del ocio en los proyectos Think Big Jóvenes 16% 15%

Ambiental-ecológica

44%

Creativa

59% 10% 9%

Festiva

33%

Lúdica

43% 77%

Solidaria

97% 10% 9%

Terapéutica Consuntiva

9%

Con participantes de otras edades

2%

Exclusivamente entre 16 y 18 años Preventiva Productiva

15% 11% 22% 14%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% 110%

Fuente: Elaboración propia.

Los jóvenes entre 16 y 18 años tienen una vocación claramente solidaria en sus proyectos. Prácticamente la totalidad de ellos (97%) se plantean generar un beneficio a la comunidad, un valor social. De ahí la necesidad de adoptar una definición de emprendimiento amplia, con una vocación social, no meramente económica, y especialmente cuando nos referimos a jóvenes menores de 18 años, edad en la cual el desarrollo profesional puede no ser todavía una prioridad inminente. También resulta interesante para el grupo de 16 a 18 años remarcar la importancia de la cultura y el deporte en sus vidas, puesto que un 59% de los proyectos tienen un componente creativo y un 43% lúdico. Así, para los más jóvenes las artes plásticas, las escénicas, la música, el deporte… son elementos sustanciales que bien se convierten en un fin 280

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en sí mismo, o se entienden como una vía útil para conseguir otros objetivos, tales como la prevención del alcohol y las drogas, las peleas, etc., o la integración de personas diferentes, como los inmigrantes o quienes tienen alguna discapacidad o dificultad económica. El ocio constituye un medio fundamental en su relación con la comunidad y con otras personas. Nos parece llamativo que los porcentajes de las dimensiones creativa y lúdica disminuyen en un 15% y un 10% respectivamente cuando nos referimos al segmento con mayores de 18 años. Estos datos pueden tener alguna relación con las prácticas de ocio de estos jóvenes a partir de los 18 años, momento en el que muchos de ellos inician sus estudios universitarios. Este extremo entendemos podría ser objeto de una ulterior investigación. Por último, una cuestión sugerente para conocer la relación entre ocio valioso y emprendimiento es si el ocio constituye el mismo fin o un medio para lograr otros objetivos. En el segmento entre 16 y 18 años el ocio como fin se sitúa por delante del ocio como instrumento en el proyecto, mientras que en el otro segmento se produce la situación inversa. Nuevamente, nos hallamos ante un hecho de interés para su futura investigación, pues la diferencia entre ambos grupos resulta clara. A partir de los 18 años el ocio parece perder peso específico en el emprendimiento y su presencia en los proyectos es más instrumental que autotélica. A esto se suma el menor impacto que las dimensiones creativa y lúdica tienen en las propuestas. Desarrollo y valoración del proyecto Los datos relativos a la fase de desarrollo muestran cómo el segmento de 16-18 se encuentra predominantemente en las fases iniciales de los proyectos, en comparación con el resto. Por su parte, un análisis de la valoración obtenida a través de la propia web de la iniciativa Think Big muestra el menor peso específico de las propuestas de los jóvenes entre 16 y 18 años, frente a los del resto de edades. Algo similar parece ocurrir con los apoyos recabados a través de la red social Facebook. En términos generales la repercusión en esta red es baja para todos los proyectos (únicamente un 7% de los liderados por mayores de 18 años han logrado entre 75 y 100 «me gusta»), pero especialmente acusada para el colectivo de entre 16 y 18, donde un 38% no tiene ningún «me gusta». Este hecho pudiera deberse al menor grado de utilización de esta red entre los más jóvenes, que prefieren otras como Tuenti. (Aranda, Sánchez-Navarro, Tabernero, 2009). 281

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Conclusiones Tras el repaso teórico y el análisis de caso realizado, estamos en disposición de llegar a una serie de conclusiones en torno al ocio como factor de emprendimiento en los jóvenes. En primer lugar, en lo que se refiere al concepto de emprendimiento, consideramos que es necesario entenderlo en su sentido más amplio, ya que la mayoría de los jóvenes a estas edades no se plantea la creación de un negocio, pero sí pueden emprender a través de otras fórmulas, como por ejemplo, a través de proyectos enfocados a la creación de valor social. En segundo lugar, y por lo que hemos podido detectar a partir del análisis del programa Think Big, parece existir una relación directa entre el ocio y el emprendimiento de los jóvenes. En concreto, observamos que el ocio solidario es un estímulo especialmente importante para emprender. Los proyectos de los jóvenes de 16 a 18 años analizados en el marco del programa Think Big demuestran su marcado carácter solidario, puesto que el 97% de ellos tiene como fin ayudar a otros o mejorar algún aspecto social. En este sentido, podríamos calificar el emprendimiento juvenil como emprendimiento social, más que económico, ya que solo el 12% de estas ideas tienen una finalidad productiva o mercantil. Consideramos relevantes los indicios encontrados de que a medida que aumenta la edad, por una parte, se reduce la presencia en los proyectos del ocio como fin en sí mismo y crece la del ocio como instrumento para conseguir otro fin; y por otra, decrece la presencia de las actividades y lúdicas en sus iniciativas. A la luz de los paralelismos encontrados entre las experiencias de ocio valiosas y las experiencias de emprendizaje, consideramos necesario profundizar en el estudio de esta línea de investigación. Por ello, y para concluir, identificaremos, a continuación, una serie de hipótesis que podrían ser contrastadas en futuros estudios. Hipótesis específicas para el colectivo de jóvenes: 1. El emprendimiento en los jóvenes está especialmente ligado a la creación de valor social 2. El ocio solidario es un estímulo importante para emprender 3. A menor edad, mayor probabilidad de que el ocio sea un fin en sí mismo a la hora de emprender 4. A mayor edad, mayor probabilidad de que el ocio sea un instrumento para conseguir otro fin a la hora de emprender 5. Las actividades de ocio que inspiran los proyectos emprendedores varían con la edad 282

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Hipótesis genéricas relativas a la relación entre ocio y emprendizaje: 6. Emprender a partir de una experiencia de ocio valiosa reduce las barreras al emprendizaje 7. Emprender a partir de una experiencia de ocio valiosa genera un mayor valor social 8. Son más creativos los emprendedores que emprenden a partir de una experiencia de ocio valiosa que aquellos que no 9. Innovan más los emprendedores que emprenden a partir de una experiencia de ocio valiosa que aquellos que no 10. Conocen mejor el mercado los emprendedores que emprenden a partir de una experiencia de ocio valiosa que aquellos que no Bibliografía Aguilar Gutiérrez, E. (2011). Ocio e innovación en las organizaciones. En M. Cuenca Cabeza, E. Aguilar Gutiérrez y C. Ortega (Eds.), Ocio para innovar (pp. 141-195). Bilbao: Universidad de Deusto. Amigo Fernández De Arroyabe, M. L. (2011). Valores de la experiencia creativa y recreadora de ocio estético. En J. Cuenca y A. Madariaga (Eds.), Los valores del ocio: cambio, choque e innovación (pp. 49-70). Bilbao: Universidad de Deusto. Aranda, D.; Sánchez-Navarro, J.; Tabernero, C. (2009). Jóvenes y ocio digital. Informe sobre el uso de herramientas digitales por parte de adolescentes en España. Barcelona: Editorial UOC. Benz, M. (2009). Entrepreneurship as a non-profit-seeking activity en International Entrepeneurship Management Journal, 5: 23-44 Benz, M.; Frey, B. (2008). The value of doing what you like: Evidence from the self-employed in 23 countries. Journal of Economic Behavior & Organization 68 (pp. 445-455). BOE. (2006). LEY ORGÁNICA 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Boletín Oficial del Estado. 4 de mayo de 2006, núm 106, pp. 17158-17207. BOE. (1995). Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores. Boletín Oficial del Estado. 29 de Marzo de 1995, núm 75, pp. 9654-9688. [Vigente hasta el 01 de Enero de 2014] Csikszentmihalyi, M. (2008). Fluir. Una psicología de la felicidad. Barcelona: Kairós. Csikszentmihalyi, M.; Csikszentmihalyi, I. S. (1998). Experiencia óptima: estudios psicológicos del flujo en la conciencia. Bilbao: Desclée de Brouwer. Cuenca Amigo, J. (2013). El valor de la experiencia de ocio en la modernidad tardía. Bilbao: Universidad de Deusto. Cuenca Cabeza, M. (2011a). La fuerza transformadora del ocio. En M. Cuenca Cabeza, E. Aguilar Gutiérrez y C. Ortega (Eds.), Ocio para innovar (pp. 17-82). Bilbao: Universidad de Deusto. 283

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